1
Este libro registra las palabras que Moisés dirigió al pueblo de Israel cuando estaba acampado en el valle del Arabá en el desierto de Moab, al oriente del río Jordán. Las ciudades que había en la zona eran Parán, Tofel, Labán, Jazerot y Dizahab.2 [2-3] Las palabras fueron pronunciadas el primer día del mes undécimo; habían pasado cuarenta años desde el momento en que el pueblo de Israel dejó el monte Horeb (aunque el viaje a pie desde el monte Horeb hasta Cades Barnea normalmente solo dura once días, siguiendo la vía del monte Seír).
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4 Sijón, rey de los amorreos, había sido ya derrotado en Hesbón y el rey Og de Basán había sido derrotado en Astarot, cerca de Edrey.
5 Éstas, pues, son las palabras que Moisés declaró ante el pueblo de Israel:
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«Hace cuarenta años, junto al monte Horeb, el SEÑOR, nuestro Dios, nos dijo: “Ya han estado aquí largo tiempo.7 Vayan ahora y ocupen la región montañosa de los amorreos, el valle del Arabá, el Néguev, y toda la tierra de Canaán y el Líbano: toda el área desde las costas del mar Mediterráneo hasta el río Éufrates.
8 Yo se la doy a ustedes. Entren y poséanla, porque es la tierra que el SEÑOR prometió a sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob, y a todos sus descendientes”.
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»En aquel tiempo le dije al pueblo: “Ayúdenme. Ustedes son una gran carga para que yo la lleve solo,10 porque el Señor nos ha multiplicado como las estrellas.
11 Quiera él multiplicarnos mil veces más y bendecirnos como ha prometido.
12 Pero ¿qué puede hacer un hombre solo para resolver las dificultades, los pleitos y los problemas que hay entre ustedes?
13 Elijan, pues, hombres de cada tribu que sean sabios, experimentados y entendidos, y yo los pondré como jefes”.
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»Ellos estuvieron de acuerdo con esto.15 Entonces tomé los hombres que eligieron, varios de cada tribu, y los señalé como jefes administrativos a cargo de mil, de cien, de cincuenta y de diez para decidir en sus dificultades y ayudarles en todo.
16 Les di órdenes de que fueran perfectamente justos en todo tiempo con sus hermanos y aun con los extranjeros.
17 “Cuando tomen decisiones”, les dije; “no favorezcan a un hombre porque sea rico; sean justos con el grande y con el pequeño. No teman si a ellos no les agrada el fallo de ustedes, porque ustedes son jueces en el nombre de Dios. Los casos demasiado difíciles tráiganmelos a mí, y yo los resolveré”.
18 Les di además varias otras instrucciones para ustedes.
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[19-21] »Luego nos alejamos del monte Horeb y viajamos a través del desierto grande y terrible, y llegamos finalmente a las montañas de los amorreos a las cuales el SEÑOR nuestro Dios nos había dirigido. Estábamos entonces en Cades Barnea (en el Límite con la Tierra prometida) y le dije al pueblo: “El SEÑOR, el Dios de nuestros antepasados, nos ha dado esta tierra. Vayan y poséanla como él nos ha dicho. No teman, ni duden”.20
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»Pero los israelitas replicaron: “Deja que primero enviemos espías para descubrir el mejor camino de entrada y para decidir qué ciudades debemos capturar en primer lugar”.23
»Esto me pareció bien, por lo que elegí doce espías, uno de cada tribu.24 [24-25] Los espías cruzaron las colinas y llegaron al valle de Escol, y volvieron con muestras de las frutas que allí se producían. Una sola mirada bastó para convencernos de que la tierra que el SEÑOR nos había dado era una tierra buena.
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»Pero el pueblo no quiso entrar y se rebeló contra el mandamiento del SEÑOR.27 Todos a una sola voz murmuraron y se quejaron en sus tiendas y dijeron: “El SEÑOR debe aborrecernos pues nos ha sacado de Egipto para ser asesinados en el desierto por estos amorreos.
28 ¿A dónde vamos a entrar? Nuestros hermanos que han visitado la tierra nos han atemorizado con todo lo que nos contaron. Dicen que la gente de esa tierra es alta y fuerte, y que los muros de sus ciudades llegan hasta el cielo. Por si fuera poco, han visto gigantes allí: los descendientes de Anac”.
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»Pero yo les dije: “No teman.30 El SEÑOR nuestro Dios irá delante, y peleará por ustedes como lo hizo en Egipto.
31 Él nos ha cuidado en nuestra peregrinación por el desierto de la manera que un padre cuida a sus hijos”.
32 Pero nada de lo que les dije los convenció. No quisieron creer al SEÑOR nuestro Dios,
33 quien los había guiado por el camino y había elegido los mejores lugares para que acamparan, y los había guiado con una columna de fuego por la noche y una columna de nubes durante el día.
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»El SEÑOR oyó la queja de los israelitas y se enojó.35 Juró que nadie de esa generación viviría para ver las bondades de la tierra que había prometido a sus antepasados.
36 Caleb (hijo de Jefone) es el único que, por haber confiado completamente en el SEÑOR, recibirá, para él y sus descendientes, como heredad personal parte de la tierra sobre la cual había andado.
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»Y el SEÑOR también se enojó conmigo por causa del pueblo, y me dijo: “Tampoco tú entrarás en la tierra prometida.38 Josué (el hijo de Nun), tu ayudante, guiará a tu pueblo hacia ella. Anímale mientras se prepara para tomar el mando.
39 La tierra se la entregaré a la nueva generación, a aquellos que según sus padres iban a morir en el desierto y todos los pequeños quienes todavía no saben distinguir entre lo bueno y lo malo.
40 Por eso se dirigió a los de la antigua generación y les dijo: Ya que así lo desean, ¡regresen al desierto, camino del Mar Rojo!”.
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»Entonces ellos confesaron: “Hemos pecado; entraremos en la tierra y pelearemos por ella como el SEÑOR nuestro Dios nos ha dicho”. Se armaron, pues, pensando que sería fácil conquistar la región.42 Pero el SEÑOR me dijo: “Ordénales que no lo hagan, porque no iré con ellos; ¡serán derrotados!”.
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»Pero los israelitas no quisieron escuchar. En abierta rebelión contra el mandato del SEÑOR, subieron a los montes a pelear.44 Pero los amorreos que vivían allí salieron a presentarles batalla y, como avispas, los persiguieron desde Seír hasta Jormá y mataron a muchos de ellos.
45 Luego regresaron y lloraron delante del SEÑOR, pero no los escuchó.
46 Tuvieron que permanecer en Cades largo tiempo.
1
»Luego regresamos al desierto camino del Mar Rojo, como me había ordenado el SEÑOR. Durante muchos años vagamos por los alrededores del monte Seír,2 hasta que al fin el SEÑOR dijo:
3 “Ya han permanecido demasiado tiempo en este monte. Vuelvan al norte.
4 Informa al pueblo que pasarán por el territorio de sus hermanos los edomitas, descendientes de Esaú, que viven en Seír; los edomitas sentirán temor, de modo que ¡cuidado!
5 No presenten batalla. Yo les he dado a ellos el monte Seír como posesión permanente, y no les daré a ustedes nada que les pertenezca a ellos.
6 Páguenles el alimento y el agua que consuman.
7 El SEÑOR, el Dios de ustedes, los ha cuidado y bendecido durante los cuarenta años que han peregrinado en este gran desierto, y nada les ha faltado durante todo este tiempo”.
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»Así fue que pasamos a través de Edom, territorio de nuestros hermanos los hijos de Esaú, cruzamos el camino del Arabá que va hacia el sur a Elat y Ezión Guéber, y tomamos rumbo al norte, hacia el desierto de Moab.9 Entonces el SEÑOR me advirtió: “No ataques ni provoques a los moabitas, porque yo no les daré a ustedes la tierra de ellos, la región de Ar; la he dado a los descendientes de Lot”.
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»(Los emitas habían habitado antes aquella zona. Eran una tribu grande y poderosa, de hombres altos como los gigantes de Anac;11 a los emitas y a los anaceos se les suele llamar refaítas, pero los moabitas los llaman emitas.
12 Anteriormente los horeos vivían en Seír, pero fueron desplazados por las edomitas, los descendientes de Esaú, tal como Israel desplazará a los pueblos de Canaán, cuya tierra ha sido asignada a Israel por el SEÑOR.)
13 “Crucen ahora el arroyo de Zered”, dijo el SEÑOR, y así lo hicimos.
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»Habían pasado treinta y ocho años desde que salimos de Cades hasta que cruzamos por fin el arroyo de Zéred, porque el SEÑOR había decretado que no cruzaríamos el arroyo hasta que hubieran muerto todos los hombres que hacía treinta y ocho años tenían edad suficiente para llevar armas.15 [15-16] Sí, la mano del SEÑOR estuvo contra ellos hasta que todos murieron.
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»Finalmente el SEÑOR me dijo:18 “Hoy cruzará Israel los limites de Moab en Ar
19 para entrar a la tierra de Amón. Pero no los ataques ni provoques, porque yo no te daré su tierra. La he dado a los descendientes de Lot”.
20 (Aquella zona también estaba habitada por unos gigantes que los amonitas llamaban zamzumitas.
21 Eran una tribu grande y poderosa, de hombres tan altos como los anaceos. Pero el SEÑOR los destruyó cuando los amonitas entraron en esa tierra y vivieron allí en su lugar.
22 El SEÑOR igualmente había ayudado a los descendientes de Esaú en el monte Seír destruyendo a los horeos que vivían allí antes que ellos.
23 Una situación similar se produjo cuando el pueblo de Caftor invadió y destruyó la tribu de los aveos que vivían en pueblos esparcidos en toda aquella zona hasta Gaza.)
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»Y el SEÑOR dijo: “Pasen el río Arnón y entren en la tierra de Sijón, rey amorreo de Hesbón. Háganle guerra y tomen posesión de su tierra.25 A partir de hoy haré que todos los pueblos de esta tierra tiemblen de temor delante de ustedes y sientan angustia ante su llegada”.
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»No obstante; envié mensajeros desde el desierto de Cademot al rey Sijón en Hesbón, con una propuesta de paz.27 “Pasaremos por tu tierra”, le dijimos. “Nos mantendremos en el camino real y no entraremos a tus campos a ninguno de los dos lados.
28 No robaremos alimento mientras cruzamos, sino que pagaremos por todo lo que comamos y todo lo que bebamos. Lo único que queremos es el permiso para pasar por ella. Los edomitas en Seír nos permitieron pasar por su país; lo mismo hicieron los moabitas, cuya capital es Ar. Queremos cruzar el Jordán para entrar en la tierra que el SEÑOR, nuestro Dios, nos ha dado”.
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»Pero el rey Sijón se negó, porque el SEÑOR nuestro Dios hizo que se endureciera, para poder destruir a Sijón con las manos de Israel como ahora ya lo ha hecho.31
»Y el SEÑOR me dijo: “He comenzado a darles la tierra del rey Sijón. Cuando tomen posesión de ella, pertenecerá para siempre a Israel”.32
»El rey Sijón entonces nos declaró la guerra y movilizó sus fuerzas en Yahaza.33 [33-34] Pero el SEÑOR, nuestro Dios, lo entregó en nuestras manos y conquistamos todas sus ciudades y destruimos completamente todo, incluyendo mujeres y niños.
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35 Nada dejamos con vida salvo el ganado, el que tomamos como botín, juntamente con lo obtenido del saqueo de las ciudades que habíamos tomado.
36 Lo conquistamos todo desde Aroer hasta Galaad, desde la orilla del río Arnón, incluyendo todas las ciudades del valle. Ninguna ciudad tuvo fuerza suficiente para oponérsenos, porque el SEÑOR nuestro Dios las había entregado en nuestras manos.
37 Sin embargo, permanecimos alejados de los amonitas, del río Jaboc y de las ciudades del monte, y de todos los lugares a los que Jehová nuestro Dios nos había prohibido entrar.
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»Luego seguimos hacia la tierra de Basán. Inmediatamente el rey Og movilizó su ejército y nos atacó en Edrey.2 Pero el SEÑOR me dijo que no tuviera temor de él. “Todo este pueblo y sus tierras son tuyos”, me dijo. “Tú harás con él como hiciste con el rey Sijón de los amorreos en Hesbón”.
3 Entonces el SEÑOR nos guió en la batalla contra el rey Og y su pueblo, y les dimos muerte a todos.
4 Conquistamos todas sus ciudades, en total sesenta, toda la región de Argob, del reino de Og en Basán.
5 Estas eran ciudades muy fortificadas, con muros muy altos y puertas con barras. Tomamos también las ciudades no amuralladas.
6 Destruimos completamente el reino de Basán del mismo modo que lo hicimos con el reino de Sijón en Hesbón, dando muerte a toda la población: hombres, mujeres y niños.
7 Pero conservamos el ganado y el botín.
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»Quedamos en posesión del territorio de los dos reyes amorreos, al oriente del río Jordán: toda la tierra del valle de Arnón hasta y el monte Hermón9 (los sidonios lo llaman Sirión y los amorreos lo llaman Senir).
10 Habíamos conquistado las ciudades de la meseta y todo Galaad y Basán hasta las ciudades de Salvá y Edrey.
11
»A propósito, el rey Og de Basán fue el último de los gigantes. Su cama de hierro se conserva en un museo de Rabá, una de las ciudades de los amonitas, y mide unos cuatro metros de largo por uno ochenta de ancho.12
»En aquel tiempo entregué la tierra conquistada a las tribus de Rubén y Gad, y a la media tribu de Manasés. A las tribus de Rubén y Gad les di la región que comenzaba en Aroer sobre el río Arnón, más la mitad del monte Galaad; incluyendo sus ciudades.13 La media tribu de Manasés recibió el resto de Galaad y todo lo que era el reino de Og en la región de Argob. (Basán es llamada a veces tierra de gigantes.)
14 El clan de Yaír, de la tribu de Manasés, tomó toda la región de Argob (Basán) hasta el límite con Gesur y Maaca. Ellos le pusieron su nombre al país y lo llamaron Javot Yaír (Pueblos de Yaír) como se le llama hasta hoy.
15 Entonces le di Galaad a Maquir.
16 Las tribus de Rubén y Gad recibieron la región que se extiende desde el río Jaboc en Galaad (que está en el límite con Amón) hasta el centro del valle del río Arnón.
17 También recibieron el Arabá, con el Jordán como límite al occidente, desde Quineret hasta el pie del monte Pisgá y el Mar Salado (llamado también mar del Arabá).
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»En aquella oportunidad les dije a las tribus de Rubén, Gad y de Manasés que aunque el SEÑOR les había dado la tierra, no debían establecerse en ella hasta que sus hombres armados ayudaran a las otras tribus a establecerse al otro lado del Jordán.19
»“Pero sus mujeres y sus niños”, les dije, “pueden permanecer en las ciudades que Dios les ha dado, cuidando su gran cantidad de ganado,20 hasta que el SEÑOR haya dado la victoria a las otras tribus. Cuando ellos hayan conquistado las tierras que Jehová Dios les ha dado al otro lado del río Jordán, podrán ustedes regresara la tierra que les he dado”.
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»Entonces le dije a Josué: “Tú mismo has sido testigo de lo que el SEÑOR tu Dios ha hecho con estos dos reyes. Ahora tú harás lo mismo con todos los reinos que hay al otro lado del Jordán.22 No temas a los pueblos que allí viven, porque el SEÑOR tu Dios peleará por ti”.
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»En aquel tiempo, oré al SEÑOR así:24 [24-25] “SEÑOR, mi Dios, permíteme entrar en la tierra prometida; la buena tierra que está al otro lado del Jordán con sus montes, y el Líbano. ¡Soy testigo de tu grandeza y de tu poder! Y tengo la certeza de que no hay ningún dios en los cielos o la tierra que puede hacer todo lo que tú has hecho por nosotros?”
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»Pero el SEÑOR estaba disgustado conmigo a causa de ustedes y no me dejó cruzar. Al contrario, me calló y me dijo: “No hablemos más de eso.27 Te ordeno que subas a la cumbre del monte Pisgá, desde donde puedes mirar en todas direcciones, y desde allí verás la tierra. Pero no cruzarás el río Jordán.
28 Comisiona a Josué para que te reemplace. Aliéntalo, porque él hará que este pueblo entre a conquistar el territorio que tú solo verás desde la cumbre del monte”.
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»De modo que permanecimos en el valle cerca de Bet Peor.1
Moisés continuó su discurso y dijo: «Escuchen ahora con atención, israelitas, las leyes que les doy y obedézcanlas, si quieren vivir y entrar a poseer la tierra que les da el SEÑOR, Dios de sus padres.2 No añadan otras leyes ni quiten ninguna de las que ahora les doy. Pónganlas en práctica, porque se las ha dado el SEÑOR su Dios.
3
»Ustedes mismos han sido testigos de lo que el SEÑOR hizo en Baal Peor, donde destruyó a los idólatras,4 pero dejó con vida a los que de ustedes permanecieron fieles a él.
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»Estas son las leyes que ustedes deberán obedecer cuando lleguen a la tierra donde vivirán. Han sido dadas por el SEÑOR mi Dios.6 Si las obedecen, obtendrán reputación de sabiduría e inteligencia. Cuando las naciones que los rodeen oigan estas leyes, exclamarán: “¿Qué otra nación es tan sabia y prudente como Israel?
7 Porque ¿qué otra nación, grande o pequeña, tiene a Dios entre ellos como el SEÑOR nuestro Dios está entre nosotros siempre que lo invocamos?
8 ¿Qué nación, no importa cuán grande sea, tiene leyes tan justas como las que les estoy dando hoy?
9 Pero ¡cuidado! No olviden jamás lo que Dios hace por ustedes. Cuenten a sus hijos y a sus nietos los gloriosos milagros que él ha hecho.
10 Cuéntenles especialmente acerca del día en que estuvieron delante del SEÑOR en el monte Horeb, y él me dijo: “Reúne al pueblo delante de mí, y yo les enseñaré, para que aprendan a obedecerme y también para que les enseñen estas leyes a sus hijos”.
11 Ustedes se reunieron al pie del monte y el monte ardía con fuego en medio de la oscuridad,
12 y el SEÑOR les habló desde el fuego. Ustedes oyeron sus palabras y nada más, pero ¡nunca lo vieron!
13 Esa fue la manera con la que Dios proclamó sus leyes que ustedes deben obedecer. Son los Diez Mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra.
14 En aquel tiempo el SEÑOR me ordenó que les entregara las leyes que deben obedecer tan pronto entren en la tierra prometida.
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»Pero ¡cuidado! Ustedes no vieron la figura de Dios el día en que les habló desde el fuego en el monte Horeb,16 [16-17] de modo que no se corrompan tratando de hacer una imagen de Dios, sea en forma de hombre, de mujer, de animal, de ave,
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18 de reptil que se arrastre sobre la tierra, o de pez.
19 No levanten la vista a los cielos para adorar al sol, la luna o las estrellas. El SEÑOR le ha tolerado esto a otras naciones, pero no a ustedes.
20 El SEÑOR los ha rescatado de Egipto (tan destructor como un horno) para que sean su pueblo escogido, su heredad. Esto es lo que ustedes son hoy.
21 El SEÑOR se enojó conmigo a causa de ustedes. Juró que yo no cruzaría el río Jordán para entrar a la buena tierra que él les ha dado a ustedes como heredad.
22 Ustedes la poseerán, pero yo moriré aquí, a este lado del río.
23 Cuídense de no quebrantar el pacto del SEÑOR su Dios. Si se fabrican ídolos, lo estarán quebrantando, porque el SEÑOR, el Dios de ustedes, lo ha prohibido.
24 Él es fuego devorador, Dios celoso.
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»En el futuro, cuando los hijos y nietos de ustedes hayan nacido y hayan vivido en la tierra largo tiempo, si se corrompen haciendo ídolos y el SEÑOR su Dios se enoja con ustedes a causa de su pecado,26 el cielo y la tierra son testigos de que pronto serán ustedes destruidos en la tierra. En poco tiempo cruzarán el río Jordán y conquistarán aquella tierra. Pero sus días en ella serán cortos; serán completamente destruidos.
27 El SEÑOR los esparcirá entre las naciones y serán muy pocos en número.
28 Allí, lejos de su tierra, servirán ídolos de madera y de piedra, hechos por la gente, ídolos que no ven ni oyen, no comen ni huelen.
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»Pero entonces comenzarán a buscar otra vez al SEÑOR su Dios, y lo encontrarán si lo buscan con todo el corazón y toda el alma.30 Cuando esos días amargos vengan sobre ustedes en los últimos tiempos, se volverán al SEÑOR su Dios y oirán lo que les dice.
31 Porque el SEÑOR su Dios es misericordioso; él no los abandonará ni los destruirá ni olvidará el pacto y las promesas hechas a sus antepasados.
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»Analicen la historia desde que Dios creó al ser humano sobre la tierra, y busquen desde un extremo del cielo al otro, para ver si pueden encontrar algo semejante a esto:33 Que toda una nación oyó la voz de Dios hablándoles desde el fuego, como pasó con ustedes, y vivió.
34 ¿Dónde se informa de que algún dios hubiera sacado a una nación de la esclavitud por medio de plagas terribles, milagros poderosos, guerra y terror? Sin embargo, eso es exactamente lo que el SEÑOR su Dios hizo por ustedes en Egipto ante sus mismos ojos.
35 Él hizo estas cosas para que ustedes comprendan que el SEÑOR es Dios; y que no hay ninguno como él.
36 Dios les permitió oír su voz dando órdenes desde el cielo, y les dejó ver la gran columna de fuego sobre la tierra; y oyeron sus palabras desde el centro del fuego.
37
»El SEÑOR los sacó a ustedes de Egipto con gran demostración de poder porque amó a sus antepasados y quiso bendecir a sus descendientes.38 El SEÑOR desechó a otras naciones más poderosas y numerosas que ustedes, y la tierra que era de ellos se la dio a ustedes como heredad.
39 Piensen en esto hoy y reflexionen: El SEÑOR es Dios en el cielo y en la tierra, y no hay otro Dios sino solo el SEÑOR.
40 Deben obedecer las leyes que les doy en este día para que ustedes y sus hijos tengan bienestar y puedan vivir para siempre en la tierra que el SEÑOR su Dios les da».
41
Entonces Moisés instruyó al pueblo de Israel para que apartaran tres ciudades al oriente del río Jordán42 donde pudiera refugiarse cualquier persona que diera muerte a otra por accidente.
43 Estas ciudades eran Béser en la llanura del desierto para la tribu de Rubén; Ramot de Galaad para la tribu de Gad; y Golán de Basán para la de Manasés.
44
[44-46] Éstas son las leyes que Moisés entregó al pueblo de Israel cuando salieron de Egipto y estuvieron acampados al oriente del río Jordán cerca de la ciudad de Bet Peor. (Este había sido parte del territorio de Sijón, rey de los amorreos. Su capital era Hesbón; él y su pueblo fueron destruidos por Moisés y los israelitas.45
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47 Israel conquistó su tierra y la del rey Og de Basán. Ellos eran los dos reyes amorreos que estaban al oriente del Jordán.
48 Israel también conquistó el territorio que se extiende desde Aroer a orillas del río Arnón hasta el monte Sirión o monte Hermón, como se le llama a veces,
49 y todo el Arabá al oriente del Jordán hasta el Mar Salado, al pie de las laderas del Pisgá.)
1
Moisés siguió hablándole al pueblo de Israel y le dijo: «Oigan ahora cuidadosamente estas leyes y normas que Dios les ha dado; apréndanselas, consérvenlas y obedézcanlas.2
[2-3] »El SEÑOR nuestro Dios hizo un pacto con ustedes en el monte Horeb, no con sus antepasados, sino con ustedes que están aquí vivos hoy día.3
4 El SEÑOR habló con ustedes cara a cara desde el centro del fuego en el monte.
5 Yo estaba como mediador entre ustedes y el SEÑOR porque ustedes tenían miedo del fuego y no se quisieron acercar al monte. Él me habló y yo les di sus leyes. Esto es lo que dijo:
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»Yo soy el SEÑOR tu Dios que te liberó de la esclavitud de Egipto.7
»No tendrás dioses ajenos delante de mí.8
»No te harás ídolos, no adorarás imágenes; sean de hombre o mujer, de aves, de animales o de peces.9 [9-10] No te inclinarás delante de imagen alguna para adorarla de ninguna forma, porque yo, el SEÑOR tu Dios; soy un Dios celoso. Yo castigo la maldad que haga un jefe de clan, incluyendo la tercera y cuarta generación de los que me odian; pero muestro misericordia a muchas generaciones de los que me aman y obedecen mis mandamientos.
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»No usarás mi nombre en vano. No daré por inocente al que lo haga. Yo el SEÑOR tu Dios.12
»Guarda el día de reposo como un día santo. Este es mi mandamiento.13 Trabaja seis días,
14 pero el séptimo le pertenece al SEÑOR tu Dios; en ese día nadie en tu casa debe trabajar: tú, tus hijos e hijas, tus esclavos, tus bueyes, tus burros, ni ninguno de tus animales, ni los extranjeros que se han establecido entre ustedes. Todos deben descansar juntamente contigo, especialmente tus esclavos y tus esclavas.
15 Recuerda que tú mismo fuiste esclavo en Egipto, y el SEÑOR tu Dios te sacó de ese país con gran demostración de poder. Esa es la razón para obedecer este mandamiento.
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»Honra a tu padre y a tu madre, tal como el SEÑOR tu Dios te ordenó. Si lo haces, tendrás una vida larga y próspera en la tierra que te da.17
»No matarás,18 ni cometerás adulterio,
19 ni robarás,
20 ni acusarás falsamente a tu prójimo.
21 Tampoco codiciarás la esposa de otro hombre, ni su casa, ni su tierra, ni sus esclavos, ni sus bueyes, ni sus burros ni cosa alguna que él posea.
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»El SEÑOR les dio estas leyes cuando estaban congregados como asamblea ante el monte. Él les habló desde el fuego, las nubes y las tinieblas que cubrían el monte Sinaí. Estos fueron los únicos mandamientos que el SEÑOR les dio entonces, y los escribió en dos tablas de piedra que me entregó.23 Pero cuando ustedes oyeron la voz que salía desde la oscuridad, y vieron el fuego terrible en la cumbre del monte, sus jefes vinieron a mí
24 y me rogaron: “Hoy nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza; hemos oído su voz desde el centro del fuego. Ahora sabemos que una persona puede oír a Dios y no morir;
25 pero si nos habla nuevamente, de seguro moriremos. ¡Ese fuego terrible nos va a destruir totalmente!
26 ¿Qué mortal puede oír, como hemos oído nosotros, la voz del Dios vivo, que habla desde el fuego, y vivir?
27 Vé tú y escucha todo lo que Dios dice, y luego ven y dínoslo y nosotros oiremos y obedeceremos”.
28
»El SEÑOR accedió a la petición y me dijo: “He oído lo que el pueblo te ha dicho y estoy de acuerdo.29 Ojalá siempre estuviera dispuesto a obedecer mis mandamientos. Si así fuera, les iría bien en todo a ellos, a sus hijos y a las generaciones futuras.
30 Vé y diles que regresen a sus tiendas.
31 Luego regresa de nuevo a donde estoy. Te daré todos los mandamientos para que se los enseñes al pueblo con el fin de que los pongan en práctica en la tierra que les voy a dar”».
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Entonces Moisés le dijo al pueblo: «Deben obedecer los mandamientos tal como el SEÑOR su Dios se los ha ordenado. Sigan sus instrucciones al pie de la letra,33 y manténganse en el derrotero que Dios les trazó. Esa es la única forma en la que tendrán vida larga y próspera en la tierra que pronto entrarán a poseer.
1
»El SEÑOR su Dios me ha pedido que les dé estos mandamientos, para que los obedezcan en la tierra a la que pronto entrarán y en la cual vivirán.2 El propósito es que ustedes, sus hijos y nietos, obedezcan al SEÑOR su Dios en todo. ¡Esa es la manera en que ustedes lo honrarán! Como resultado, vivirán muchos años llenos de prosperidad.
3 Por tanto, oh Israel, escucha atentamente cada mandato y ponlo por obra para que te vaya bien a ti y a tus hijos. Si obedeces estos mandamientos llegarás a ser una gran nación en la tierra gloriosa de la que fluye leche y miel, según la promesa de Dios a tus padres.
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»Oye Israel: el SEÑOR nuestro Dios es nuestro único SEÑOR.5 Ámalo con toda tu capacidad mental, con todo lo que eres y con todo lo que vales.
6 Debes pensar constantemente en estos mandamientos que te doy en este día.
7 Debes enseñarlos a tus hijos y hablar de ellos cuando estás en casa o cuando caminas con ellos; al acostarte y al levantarte.
8 Átalos en tu mano y llévalos en la frente,
9 escríbelos en la puerta de tu casa y en los portones de tu ciudad.
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[10-11] »Cuando el SEÑOR tu Dios te haya introducido en la tierra que les prometió a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob; y cuando te haya dado ciudades grandes y hermosas que no edificaste, repletas de todo tipo de bienes con pozos que no cavaste, viñedos y olivares que no plantaste; y cuando hayas comido hasta saciarte;11
12 no olvides jamás que el SEÑOR te sacó de Egipto, tierra de esclavitud.
13 Por esa razón solo al SEÑOR debes rendirle toda honra, servirlo y usar su nombre para respaldar tus juramentos y promesas.
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»No adorarás a los dioses de las naciones que te rodean,15 porque el SEÑOR tu Dios, que permanece contigo, es un Dios celoso, y su ira puede encenderse en contra tuya y borrarte de la faz de la tierra.
16 No debes provocarlo ni probar su paciencia como lo hiciste cuando te quejaste en su contra en Masá.
17 Debes obedecerle en todo lo que te mande.
18 Sólo entonces estarás haciendo lo que es correcto y bueno de acuerdo con el deseo del SEÑOR. Si le obedeces, todo te irá bien, y podrás entrar y poseer la buena tierra que el SEÑOR prometió a tus antepasados.
19 También podrás expulsar a todos los enemigos que viven en tu tierra, como el SEÑOR te dicho.
20
»En el futuro, cuando tus hijos te pregunten cuál es el propósito de todos estos mandamientos que el SEÑOR nuestro Dios nos ha dado,21 les responderás: “Fuimos esclavos del faraón en Egipto, y el SEÑOR nos sacó de Egipto con gran poder
22 y por medio de milagros portentosos. Envió terribles plagas contra Egipto, contra el faraón y contra toda su gente. Lo vimos con nuestros propios ojos.
23 Nos sacó de Egipto para darnos esta tierra que había prometido a nuestros antepasados.
24 Y nos ha mandado que obedezcamos estas leyes y las honremos, para que sigamos con vida como lo ha hecho hasta ahora.
25 Porque cuando obedecemos todas estas leyes del SEÑOR nuestro Dios, somos justos”.
1
»Cuando el SEÑOR te haya introducido en la tierra prometida, como pronto lo hará, destruirá a las siguientes naciones, siete en total, todas naciones numerosas y más poderosas que tú: Los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.2
»Cuando el SEÑOR tu Dios te las entregue, deberás destruirlas completamente. No hagas con ellas pacto, ni les muestres misericordia. Las destruirás completamente.3 No te casarás con ninguna de las mujeres de esas naciones, ni permitirás que tus hijos e hijas casen a sus hijos e hijas con ellos.
4 Si eso sucediera, con seguridad, tus descendientes comenzarían a adorar a los dioses de esas naciones y se apartarían del SEÑOR. Entonces la ira de Jehová se encendería en contra tuya y te destruiría.
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»Debes derribar los altares paganos, quebrar los obeliscos, destruir las imágenes de Aserá y quemar sus ídolos.6 Porque eres una nación santa, consagrada al SEÑOR tu Dios. Él te ha elegido de entre todos los pueblos de la tierra para ser su pueblo escogido.
7 El SEÑOR no te eligió ni te demostró su amor porque fueras una nación más grande que las demás. Al contrario, eras la más insignificante de todas las naciones.
8 Fue porque él te amó y cumplió la promesa hecha a tus antepasados. Por esta razón te liberó de la esclavitud de Egipto con una gran demostración de poder y milagros maravillosos.
9
»Entiende, pues, que el SEÑOR tu Dios es el único Dios fiel, que por mil generaciones es fiel a su alianza y muestra su lealtad a los que le aman y obedecen sus mandamientos.10 Pero los que lo odian, él mismo los castigará y destruirá.
11 Por lo tanto, obedece todos estos mandamientos, estatutos y decretos que te doy en este día.
12 Como resultado de tu obediencia a los mandamientos, el SEÑOR tu Dios mantendrá la parte del pacto que bajo juramento y con tierno amor hizo con tus antepasados.
13 Te amará y te bendecirá y te hará una nación muy numerosa. Los hará fértiles a ti, a tu tierra y a tus animales. Así tendrás abundancia de cereales, de vino y de aceite. Además, tus rebaños de vacas, de ovejas y de cabras aumentarán sobremanera cuando entres a la tierra que prometió a tus antepasados que les daría.
14 Serás bendecido más que todas las naciones de la tierra; ninguno de los tuyos, sea hombre o mujer, será estéril, y tampoco lo será tu ganado.
15 Y el SEÑOR quitará de ti toda enfermedad y no dejará que sufras ninguna de las plagas que tú mismo sabes que azotaron a Egipto. En cambio, tus enemigos sí las sufrirán.
16
»Deberás destruir a todas las naciones que el SEÑOR tu Dios entrega en tus manos. No te apiadarás de ellas ni adorarás sus dioses. El día que lo hagas habrás caído en una trampa.17 Quizás pienses: “¿Cómo podemos vencer a estas naciones que son mucho más poderosas que nosotros?”
18 No les tengas miedo. Recuerda lo que el SEÑOR tu Dios le hizo al faraón y a toda la tierra de Egipto.
19 ¿Recuerdas las plagas que el SEÑOR envió sobre ellos (tus padres las vieron con sus propios ojos) y los milagros portentosos, y las maravillas, y el poder y fortaleza que Dios todopoderoso usó para sacarte de Egipto? Pues el SEÑOR tu Dios usará ese mismo poder contra el pueblo que tú temas.
20 Más aún, Dios enviará avispas para destruir a los que queden y se escondan de ti.
21
»No tengas miedo de esas naciones porque el SEÑOR tu Dios está contigo y es un Dios poderoso y terrible.22 Él las expulsará en forma paulatina. No lo hará de una vez, porque si lo hiciera, los animales salvajes se multiplicarían con demasiada rapidez y esto sería peligroso.
23 Lo hará gradualmente para que puedas actuar contra ellas y destruirlas.
24 Dios entregará los reyes de esas naciones en tus manos, y tú borrarás sus nombres de la faz de la tierra. Ninguno podrá prevalecer en contra tuya.
25
»Quema sus ídolos y no toques la plata o el oro con que estén hechos. No los tomes porque te servirán de tropiezo: el SEÑOR los detesta. No traigas ídolos a tu casa ni los adores, porque entonces sellarás tu condenación. Aborrécelos porque son malditos.1
»Obedece los mandamientos que te doy en este día. Si así lo haces, no solamente vivirás sino que te multiplicarás y entrarás, y poseerás la tierra que el SEÑOR prometió a tus antepasados.2 ¿Recuerdas cómo te condujo el SEÑOR a través del desierto durante estos cuarenta años, humillándote y probándote para saber dónde estaban tus prioridades y si realmente obedecerías o no sus mandamientos?
3 Sí, el SEÑOR te humilló dejándote pasar hambre y luego te dio a comer maná, alimento que no conocían tú ni tus antepasados. Él lo hizo para que comprendieras que no sólo de pan vive el ser humano, sino de la Palabra de Dios.
4 En estos cuarenta años tus vestiduras no se han envejecido ni se te han hinchado los pies.
5 Así podrás comprender que como un padre disciplina a sus hijos, el SEÑOR te disciplina para ayudarte.
6
»Obedece los mandamientos del SEÑOR tu Dios, vive de acuerdo con su voluntad y dale la honra que se merece.7 Porque el SEÑOR tu Dios te está llevando a una buena tierra, tierra de arroyos, de pozos; de manantiales, de valles y de montes;
8 tierra de trigo y cebada y viñedos, de higueras y granados, de olivares, de aceite y de miel;
9 tierra donde el alimento es abundante y nada falta; tierra donde el hierro es tan común como las piedras, y el cobre abunda en las montañas.
10 Tendrás de todo hasta saciarte, y bendecirás al SEÑOR tu Dios por la buena tierra que te ha dado.
11
»¡No olvides al SEÑOR tu Dios, y no dejes de obedecer todos sus mandamientos.12 Siempre existe el peligro de que cuando te hayas saciado y hayas prosperado, y hayas edificado casas hermosas,
13 y cuando tu ganado y rebaños se hayan engrandecido y tu oro y tu plata se hayan multiplicado,
14 caigas en el orgullo y te olvides del SEÑOR tu Dios que te sacó de la esclavitud en la tierra de Egipto. Por eso, tengan mucho cuidado, ¡no te olvides del SEÑOR tu Dios,
15 pues te condujo a través del desierto grande y terrible habitado por víboras y escorpiones peligrosos, donde todo es árido y seco. No olvides que te dio de beber agua de la roca;
16 que te dio de comer maná en el desierto (una especie de pan que antes te era desconocido). A lo largo del camino te probó y te humilló con el fin de hacerte bien.
17 No pienses jamás que por tu poder y tu fuerza has obtenido esa riqueza.
18 Recuerda siempre que el SEÑOR tu Dios es el que te da el poder para obtener las riquezas, y él lo hace para cumplir la promesa hecha a tus antepasados.
19
»Ten por cierto que si te olvidas del SEÑOR tu Dios y adoras en su lugar a otros dioses, si te desvías por malos caminos, ciertamente perecerás20 como las naciones que el SEÑOR destruyó delante de ti. Tu destino será el mismo si no obedeces al SEÑOR tu Dios.
1
»Escucha, Israel: hoy mismo vas a cruzar el río Jordán e iniciarás la conquista de las naciones que viven al otro lado del río.2 Estas naciones son más numerosas y poderosas que tú. Sus habitantes viven en ciudades grandes y amuralladas. Entre ellos están los famosos gigantes, descendientes de Anac, a quienes nadie ha podido vencer.
3 Pero el SEÑOR tu Dios irá delante de ti como un fuego consumidor para destruirlos de modo que puedas vencerlos con rapidez y expulsarlos de la tierra.
4
»Cuando el SEÑOR haya realizado todo esto, no te atrevas a decir que todo esto lo hizo por tu rectitud. La realidad es otra. El SEÑOR lo hará por la impiedad de las otras naciones.5 El SEÑOR los expulsará de la tierra no por tu bondad o rectitud, sino debido a la impiedad de las otras naciones, y para cumplir la promesa que hizo a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob.
6 Te lo digo una vez más: El SEÑOR tu Dios no te da esta buena tierra porque tú seas justo, porque no lo eres: Al contrario, eres un pueblo soberbio y rebelde.
7
»No lo olvides, más bien recuerda las muchas veces que hiciste enojar al SEÑOR tu Dios en el desierto. Esto lo hiciste, una y otra vez, desde el día que te sacó de Egipto hasta ahora. Todo este tiempo te has rebelado continuamente contra Dios.8
»Recuerda también que lo hiciste enojar cuando estabas esperando al pie del monte Horeb. El SEÑOR estaba dispuesto a destruirte.9 Yo estaba en el monte en ese momento recibiendo las tablas de piedra, las tablas de la alianza que el SEÑOR había hecho contigo. Estuve allí cuarenta días y cuarenta noches, y en todo ese tiempo nada comí. Ni siquiera tomé agua.
10 [10-11] Al finalizar esos cuarenta días y cuarenta noches, el SEÑOR me dio las tablas de la alianza en las que Dios mismo había escrito las palabras que promulgó desde la cumbre de la montaña cubierta de fuego mientras el pueblo miraba desde abajo,
11
12 y me dijo que bajara rápidamente porque el pueblo que había librado de Egipto se había corrompido apartándose de la voluntad del SEÑOR y había hecho un ídolo de metal fundido.
13
[13-14] »El SEÑOR me dijo entonces: “Déjame que destruya a este pueblo terco. Borraré su nombre de debajo del cielo y de ti haré una nación más numerosa y más poderosa de lo que ellos son ahora”.14
15
»De inmediato descendí de la montaña que ardía en fuego, llevando en mis manos las dos tablas de la alianza.16 Cuando bajé con horror descubrí que ustedes habían pecado contra el SEÑOR su Dios. ¡Hicieron un ídolo en forma de becerro y lo adoraron! ¡No les tomó nada de tiempo apartarse de la voluntad de Dios!
17 Tomé las dos tablas de piedra y las estrellé contra el piso; ¡frente a ustedes se hicieron añicos!
18 Tras esto, y durante otros cuarenta días y cuarenta noches, estuve delante del SEÑOR sin probar un solo bocado ni un trago de agua, porque ustedes habían pecado grandemente ante el SEÑOR, e hicieron que se enojara grandemente. Yo temía por ustedes, porque el SEÑOR estaba dispuesto a destruirlos. Pero en aquella oportunidad, nuevamente respondió positivamente a mi oración.
19
20 Aarón estaba en gran peligro de perder la vida también, porque el SEÑOR estaba sumamente airado con él. Pero también intercedí por él.
21 Sin perder tiempo, tomé el objeto del pecado de todos ustedes, el ídolo, y lo quemé, lo reduje a polvo y lo lancé al arroyo que descendía de la montaña.
22
»Nuevamente en Taberá, y luego en Masá y en Quibrot Hatavá, ustedes hicieron que se encendiera la ira del SEÑOR.23 En Cades Barnea, cuando el SEÑOR les dijo que entraran a poseer la tierra que les había dado, se rebelaron y no quisieron creer que Dios los ayudaría; no quisieron obedecerle.
24 Ustedes han sido rebeldes contra el SEÑOR su Dios desde el primer día que los conocí.
25 Cuarenta días y cuarenta noches estuve postrado delante del SEÑOR, porque iba a destruirlos.
26
»Le supliqué al SEÑOR, y le dije: SEÑOR y Dios mío, no destruyas a tu pueblo. Es tu propia herencia que rescataste de Egipto con tu maravilloso poder y gloriosa fuerza.27 No tomes en cuenta las rebeliones y la soberbia de este pueblo. Recuerda las promesas que les hiciste a tus siervos Abraham, Isaac y Jacob. No tomes en cuenta la maldad y el pecado de este pueblo,
28 porque si lo destruyes, los egipcios dirán que no pudiste introducirlos en la tierra que les prometiste, o que los destruiste porque los odiabas, que los llevaste al desierto para darles muerte allí.
29 Ellos son tu pueblo, y la herencia que tú trajiste de Egipto con tu gran poder y con tu brazo poderoso”.
1
»En aquel tiempo, el SEÑOR me dijo que preparara dos tablas de piedra como las primeras, y que hiciera un cofre de madera para guardarlas dentro, y que volviera a subir a su presencia en el monte.2 Dijo que volvería a escribir las mismas palabras que estaban en las tablas que yo destruí, y me ordenó que colocara las nuevas tablas en el cofre.
3 Entonces hice un cofre de madera de acacia y preparé dos piedras lisas como las primeras, y subí con ellas a la montaña.
4 El SEÑOR nuevamente escribió los Diez Mandamientos sobre ellas y me las dio.
5 Cuando descendí, coloqué las tablas en el cofre que había hecho, donde están hasta este día como el SEÑOR me lo ordenó».
6
El pueblo de Israel luego avanzó desde los pozos de Bené Yacán hasta Moserá, donde murió Aarón y fue sepultado. Eleazar, su hijo, fue nombrado sumo sacerdote.7 De allí partieron hacia Gudgoda y de Gudgoda a Jotbata, tierra donde hay arroyos.
8 Allí fue donde el SEÑOR apartó a la tribu de Leví para que llevara el cofre de la alianza del SEÑOR. Esa tribu debía estar en la presencia del SEÑOR, para estar a su servicio y para bendecir al pueblo en nombre de Dios, hasta el presente.
9 Esa es la razón por la cual la tribu de Leví no tiene reservada ninguna porción de la tierra entre las tribus hermanas. El SEÑOR es su heredad, como el mismo SEÑOR afirmó.
10
»Como ocurrió en la primera ocasión, yo permanecí en el monte por espacio de cuarenta días y cuarenta noches. Y en esta ocasión el SEÑOR respondió a mi oración, y no te destruyó.11
»Y me dijo el SEÑOR: “Levántate y lleva a este pueblo a la tierra que prometí a sus antepasados. Es tiempo de que entren y la posean”.12
[12-13] »Ahora pues, Israel, ¿qué es lo que el SEÑOR tu Dios quiere de ti sino que escuches cuidadosamente todo lo que te dice y obedezcas por tu bien los mandamientos que te doy en este día, y que lo ames y le sirvas con toda tu mente y todo tu ser?13
14 La tierra y los altos cielos pertenecen al SEÑOR tu Dios.
15 Sin embargo, el SEÑOR se agradó de tus padres y los amó tanto que te escogió para ponerte por encima de todas las naciones como es evidente hoy día.
16 Por tanto, limpia tu corazón pecaminoso y deja de lado tu soberbia.
17
»El SEÑOR tu Dios es Dios de dioses y SEÑOR de señores. Él es el grande y poderoso Dios, temible; que no es parcial y no acepta soborno,18 que hace justicia a los huérfanos y a las viudas; que ama al exiliado y le da alimento y vestido.
19 Recuerda que debes amar a los exiliados porque fuiste exiliado en Egipto.)
20 Temerás, pues, al SEÑOR tu Dios; y lo servirás, lo seguirás, y jurarás solamente por su nombre.
21 Él es el objeto de tu alabanza, y él es tu Dios, el que ha hecho los milagros grandiosos que has visto.
22 Cuando tus antepasados descendieron a Egipto eran sólo setenta personas; pero ahora tu número ha aumentado hasta ser tan numeroso como las estrellas del cielo.
1
»Amen al SEÑOR su Dios y obedezcan todos los días cada uno de sus mandamientos.2 No les estoy hablando ahora a los hijos de ustedes, que jamás han experimentado la disciplina del SEÑOR su Dios ni han visto su grandeza ni su glorioso poder,
3 ni los milagros y actos portentosos en Egipto contra el faraón y contra su tierra;
4 ni tampoco han visto lo que el SEÑOR hizo con el ejército egipcio, con sus caballos y sus carros, hundiéndolos en el Mar Rojo y aniquilándolos hasta este mismo día.
5
»Los hijos de ustedes tampoco vieron cómo el SEÑOR los cuidó a ustedes durante todos los años en que anduvieron por el desierto hasta llegar a este lugar.6 Ellos no estaban presentes cuando Datán y Abirán (los hijos de Eliab, descendientes de Rubén) pecaron y la tierra se abrió y los tragó, juntamente con sus familias y tiendas y con todas sus pertenencias, cosa que todo Israel vio.
7 Tú, en cambio, sí viste esos milagros.
8
»¡Obedezcan todos los mandamientos que les doy en este día, para que tengan la fuerza de ir y poseer la tierra a la que están por entrar!9 Si ustedes obedecen los mandamientos, tendrán una vida larga y buena en la tierra que el SEÑOR les prometió a sus antepasados y a sus descendientes, tierra maravillosa de la que fluye leche y miel.
10 Porque la tierra a la que estás por entrar y poseer no es como la tierra de Egipto, de la cual saliste, donde es necesario el riego.
11 Esta es una tierra de colinas y valles con lluvia suficiente.
12 Una tierra que el SEÑOR tu Dios personalmente cuida. Sus ojos están sobre ella día a día, durante todo el año.
13
»Si ustedes obedecen cuidadosamente todos los mandamientos que les voy a entregar en este día, y si aman al SEÑOR su Dios con toda su mente y con toda su vida, y lo adoran,14 él les enviará lluvia que caiga a su tiempo, tanto la de otoño como la de primavera, que haga producir ricas cosechas de grano, de uvas en sus viñedos y de aceite de sus olivares.
15 El SEÑOR les dará hierba verde para su ganado, y tendrán abundante comida, y se saciarán.
16
»Pero no dejen ustedes que su corazón se aparte de SEÑOR para adorar a otros dioses.17 Porque si lo hacen, la ira de SEÑOR se encenderá en su contra y cerrará los cielos de modo que no haya lluvia ni cosechas, y todos ustedes perecerán en la buena tierra que el SEÑOR les ha dado.
18 Guarden estos mandamientos cuidadosamente en su memoria y en todo su ser. Átenlos en su mano para que se acuerden de obedecerlos, átenlos en su frente entre sus dos ojos.
19 Enséñenselos a sus hijos. Hablen de ellos cuando estén sentados en su casa, cuando estén afuera caminando, a la hora de acostarse, y al levantarse.
20 Escríbelos en los postes de la casa y sobre las puertas de la ciudad,
21 de tal modo que mientras haya cielo sobre la tierra, tú y tus hijos disfruten de la buena vida que te espera en la tierra que SEÑOR te ha prometido.
22
»Si ustedes obedecen cuidadosamente todos los mandamientos que les doy, y aman al SEÑOR su Dios, andan en todos sus caminos, y lo siguen,23 el SEÑOR echará de delante de ustedes a todas las naciones de esta tierra, no importa cuán grandes y fuertes sean.
24 Dondequiera que ustedes vayan, esa porción de tierra es suya. Sus fronteras se extenderán desde el Néguev por el sur hasta el Líbano, y desde el río Éufrates hasta el mar Mediterráneo.
25 Nadie podrá hacerles frente porque el SEÑOR su Dios hará que todos les tengan miedo a ustedes cualquiera sea el lugar que pasen, tal como te lo ha prometido.
26
»Ahora ustedes deben elegir entre la bendición de Dios y la maldición de Dios.27 Tendrán bendición si obedecen los mandamientos del SEÑOR su Dios que les estoy dando en este día,
28 y maldición si lo desobedecen y adoran los dioses de estas otras naciones.
29 Cuando el SEÑOR su Dios los introduzca en esa tierra para poseerla, una bendición se proclamará desde el monte Gerizín y una maldición desde el monte Ebal.
30 (Gerizín y Ebal son montes que están al occidente del río Jordán, donde viven los cananeos en el desierto Arabá frente a Gilgal, junto a las encinas de Moré.)
31 Porque ustedes cruzarán el Jordán y vivirán en la tierra que el SEÑOR les da.
32 Pero ustedes deben siempre estar dispuestos en vivir de acuerdo con todas las leyes que hoy les estoy dando.
1
»Estas son las leyes que debes obedecer cuando llegues a la tierra que el SEÑOR, el Dios de tus padres, te ha dado para siempre:2
»Destruirás todos los altares paganos dondequiera que los encuentres: en los montes altos, en los collados o debajo de los árboles frondosos.3 Derribarás los altares, destruirás las estatuas, quemarás las imágenes de Aserá, destruirás los ídolos de metal y no dejarás nada que te los recuerde.
4
[4-5] »No harás sacrificios a tu Dios en cualquier lugar como los paganos lo hacen con sus dioses. Por el contrario, deberás construir un santuario para Dios en un lugar que él mismo te señalará como su morada.5
6 Allí llevarás al SEÑOR tus holocaustos y los demás sacrificios: los diezmos, las ofrendas presentadas con devoción delante del altar, el pago de tus votos, las ofrendas voluntarias y las primicias de tus rebaños y del ganado.
7 Tú y tu familia harán fiesta allí delante del SEÑOR tu Dios y te regocijarás en todo lo que él ha hecho por ti.
8
»Nadie hará lo que bien le pareciere, como hasta ahora.9 Porque estas leyes no entran en vigor hasta que no hayas entrado al lugar de gozo que el SEÑOR tu Dios te ha dado.
10 Pero cuando hayas cruzado el río y vivas en la tierra prometida, y el SEÑOR te dé reposo y te libere de todos tus enemigos,
11 llevarás todos tus sacrificios y ofrendas al santuario, al lugar que Dios elegirá como su morada.
12 Allí te regocijarás delante del SEÑOR con tus hijos e hijas y siervos. Además, recuerda siempre de invitar a los levitas para que hagan fiesta contigo, porque ellos no tienen tierra propia.
13
»No presentarás tus holocaustos en cualquier lugar;14 podrás hacerlo solamente en el lugar que el SEÑOR escogerá. Él elegirá un lugar en el territorio designado para una de las tribus. Solamente allí podrás hacer tus sacrificios y llevar tus ofrendas.
15 Sin embargo, la carne que comas podrás obtenerla matando a tus animales en cualquier lugar, de la manera como lo haces ahora con la gacela o el ciervo. Come toda la carne que desees y con la frecuencia que puedas, conforme a la prosperidad que el SEÑOR te haya dado. Los que estén ceremonialmente impuros también pueden comer.
16 La única restricción es que no podrás comer sangre, derrámala sobre la tierra.
17
»Sin embargo, no podrás comer en tu casa las ofrendas ni el diezmo de tus cosechas de grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus rebaños o de tus vacas, ni ninguna cosa que hayas dedicado al SEÑOR; ni tus ofrendas voluntarias, ni las ofrendas que haya de presentarse al SEÑOR meciéndolas delante de su altar.18 Todas deberán ser llevadas delante el altar donde tú, tus hijos y los levitas comerán de ellas delante del SEÑOR tu Dios. Él te dirá dónde quedará establecido este altar. Regocíjate delante del SEÑOR tu Dios en todo lo que haces.
19 No te olvides jamás de los levitas; comparte con ellos tu comida.
20
[20-22] »Cuando el SEÑOR ensanche tu territorio, si el altar está demasiado lejos de ti, podrás matar tus ovejas y vacas en tu propia tierra, como lo haces actualmente con las gacelas y los ciervos. Aun las personas que estén ceremonialmente impuras podrán comer de ellos.21
22
23 La única restricción es que nunca coman sangre, porque la sangre es la vida, y no comerás la vida con la carne.
24 [24-25] Derramarás la sangre sobre la tierra, de este modo, a tus hijos y a ti les irá bien.
25
26 [26-27] Pero lo que hayas consagrado al SEÑOR, las ofrendas que hayas prometido en tus votos y los holocaustos deben ser llevados al altar. Esto sólo puede ser ofrecido sobre el altar del SEÑOR, tu Dios. La sangre será derramada sobre el altar, y comerás la carne.
27
28
»Obedece cuidadosamente todos estos mandamientos. Si haces lo que al SEÑOR tu Dios le agrada, te irá bien a ti y a tus hijos para siempre.29 Cuando Dios destruya las naciones que habitan en la tierra donde tú vivirás, y las hayas expulsado,
30 procura no seguir su ejemplo ni adores a sus dioses. Tampoco te dejes llevar por la curiosidad y preguntes cómo adoran a sus dioses estas naciones, para luego ir y adorarlos de la manera que ellos lo hacen.
31 No debes insultar a tu Dios de esa manera. Estas naciones han hecho cosas abominables que él aborrece, todo en nombre de su religión. Hasta han llegado a quemar a sus hijos y a sus hijas delante de sus dioses.
32 Obedece todos los mandamientos que yo te doy; no les añadas ni les quites nada.
1
»Si hay en medio tuyo un profeta o alguien que asegure ver el futuro por medio de sueños,2 si su predicción se cumple pero dice: “Vamos, adoremos a los dioses de las otras naciones”,
3 no le escuches. Porque el SEÑOR te está probando para saber si lo amas realmente con toda tu mente y corazón y con todo tu ser.
4 No debes jamás adorar a dios alguno sino al SEÑOR; obedece sus mandamientos y síguelo a él nada más.
5
»El profeta que trate de desviarte debe morir, porque ha tratado de fomentar rebelión contra el SEÑOR tu Dios que te sacó de la esclavitud en Egipto. Con su ejecución habrás quitado el mal de en medio de ti.6 [6-7] Si un pariente cercano, o un amigo muy íntimo, o aun un hermano, hermana, hija o hijo, te sugiere que vayas y adores a dioses extraños,
7
8 no consientas ni les escuches, ni tengas misericordia de ellos. No perdonarás a tal persona; no encubrirás su horrible sugerencia.
9 Deberá morir. Tu propia mano será la primera que se levante en su contra para darle muerte, y luego la mano de todo el resto del pueblo.
10 Será apedreado hasta la muerte porque trató de alejarte del SEÑOR tu Dios que te sacó de la tierra de Egipto, de la tierra de esclavitud.
11 Entonces todo Israel oirá de lo ocurrido y sentirá temor de permitir ese tipo de maldad en medio de ti.
12
[12-14] »Si oyes decir que en alguna ciudad de Israel gente impía ha hecho que tus hermanos se aparten de Dios con la sugerencia de adorar a dioses extraños, primero investiga si el rumor es verdadero. Si lo confirmas y es cierto que algo tan abominable ha ocurrido en una de las ciudades que el SEÑOR te ha dado,13
14
15 deberás declarar la guerra a esa ciudad y destruir completamente a todos sus habitantes, y aun el ganado.
16 Después, juntarás todo el botín en el centro de la plaza y lo quemarás e incendiarás la ciudad completamente como holocausto al SEÑOR tu Dios. Tal ciudad deberá permanecer para siempre como un montón de ruinas y nunca más será reedificada.
17 No conservarás nada del botín. Entonces el Señor aplacará su furor y tendrá misericordia de ti; tendrá compasión de ti y te hará una gran nación, como prometió a tus antepasados.
18 Desde luego, el SEÑOR tu Dios será misericordioso solamente si le has obedecido, si has guardado los mandamientos que hoy te estoy dando, y si has estado haciendo lo que le agrada al SEÑOR.
1
»Puesto que ustedes son el pueblo de Dios, no se harán heridas en el cuerpo, ni se raparán las cabezas para asistir a funerales.2 Ustedes pertenecen exclusivamente al SEÑOR su Dios, y él los ha elegido para que sean su posesión única entre las demás naciones de la tierra.
3
»No comerás ningún animal que yo haya declarado ceremonialmente inmundo.4 [4-5] Estos son los animales que puedes comer:
El buey, la oveja, la cabra, el ciervo, la gacela, el corzo, la cabra montés, el íbice, el antílope y el carnero montés.5
6
»Podrás comer cualquier animal que tenga pezuña hendida y que rumie.7 Si el animal no cumple con ambos requisitos, no puedes comerlo. Por lo tanto no podrás comer camello, liebre ni conejo. Son rumiantes pero no tienen pezuña hendida.
8 No podrás comer cerdo porque, aunque tiene pezuña hendida, no es rumiante. No debes comer la carne de ninguno de esos animales ni tocar sus cadáveres.
9
»Podrás comer solamente los animales marinos que tienen escamas y aletas;10 todos los demás son ceremonialmente inmundos.
11
[11-18] »Podrás comer cualquier ave, salvo las siguientes: El águila, el quebrantahuesos, el azor, el gallinazo, el milano de cualquier variedad, el cuervo de cualquier especie, el avestruz, la lechuza, la gaviota, y el gavilán de cualquiera de sus especies, el búho, el ibis, el calamón, el pelícano, el buitre, el somormujo, la cigüeña, la garza en cualquiera de sus especies, la abubilla y el murciélago.12
13
14
15
16
17
18
19
»No comerás insectos alados porque son inmundos.20 Pero las langostas, saltamontes y grillos sí podrás comer.
21
»No comerás lo que ha muerto de muerte natural. Sin embargo el extranjero puede hacerlo. Puedes dárselo y vendérselo; pero no comas tú de ello, porque tú eres santo delante del SEÑOR tu Dios. »No cocerás el cabrito en la leche de su madre.22
»Todos los años deberás apartar la décima parte de todas tus cosechas.23 En presencia del SEÑOR tu Dios en el lugar que él escogerá como santuario, allí comerás el diezmo de tus cereales, de tu vino, de tu aceite y de las primicias de tus ovejas y vacas. El propósito de los diezmos es que aprendas a poner a Dios siempre en el primer lugar de tu vida.
24 Si el lugar que Dios elige como santuario te queda tan lejos que no resulta conveniente llevar los diezmos hasta allí,
25 venderás la ración correspondiente al diezmo de tus cosechas y ganados, y llevarás el dinero al santuario del SEÑOR.
26 Cuando llegues, compra con el dinero un buey, una oveja, vino, sidra o cualquier cosa que desees, para festejar y para regocijarte con toda tu casa delante del SEÑOR tu Dios.
27
»No olvides compartir tus ingresos con los levitas de tu comunidad, porque ellos no tienen propiedades ni cosechas como tú.28
»Cada tercer año usarás todo tu diezmo para necesidades de la comunidad donde vives.29 Entrégaselo a los levitas, que no tienen heredad en medio tuyo, a los exiliados, a las viudas, o a los huérfanos dentro de tu ciudad, a fin de que puedan comer y quedar saciados; entonces el SEÑOR te bendecirá a ti y a tu obra.
1
»Al final de cada séptimo año, perdonarán todas las deudas.2 Todo acreedor dará por pagada toda promesa de pago que tenga contra otro israelita, porque el SEÑOR ha liberado a todos de su obligación.
3 (Esta prescripción no se aplica a los extranjeros.)
4 [4-5] Nadie empobrecerá a causa de esto, porque si obedeces este mandamiento el SEÑOR te bendecirá grandemente en la tierra que te da. El único requisito para esta bendición es que atiendas cuidadosamente todos los mandamientos del SEÑOR tu Dios que hoy te estoy dando.
5
6 Él te bendecirá de la manera que ha prometido. Tú prestarás dinero a muchas naciones, pero jamás necesitarás pedir prestado. Tú gobernarás a muchas naciones, pero ellas jamás te gobernarán a ti.
7
»Cuando llegues a la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, si hay pobres en medio tuyo, no cerrarás tu corazón o tu mano en su contra.8 Deberás ser generoso y prestarles cuanto necesitan.
9 No te niegues a prestarles porque el año de la remisión se encuentre cerca. Si te niegas a hacerle el préstamo y la persona necesitada clama al SEÑOR, te será contado como pecado.
10 Debes prestarle lo que necesita y no ser mezquino en nada; porque a causa de esto el SEÑOR te prosperará en todo lo que haces.
11 Siempre habrá pobres en esta tierra, por eso te ordeno que seas muy generoso con los pobres y los necesitados.
12
»Si alguno de tus hermanos hebreos, hombre o mujer, se vende a ti como esclavo, deberás darle la libertad al sexto año de haber estado en tu propiedad13 y no deberás despedirlo con las manos vacías.
14 Dale un buen regalo de despedida que consista en parte de tus ganados, aceite y vino. Dale en proporción a lo que el SEÑOR tu Dios te haya bendecido.
15 Recuerda que fuiste esclavo en la tierra de Egipto, y que el SEÑOR tu Dios te rescató; por eso es que te estoy dando este mandamiento.
16
»Pero si tu esclavo no quiere dejarte y dice que te ama y que le gusta estar contigo y que se lleva muy bien contigo,17 toma una lezna y horádale la oreja contra la puerta, y después de eso será esclavo tuyo para siempre. También harás esto con las esclavas.
18 Cuando le des la libertad a un esclavo, no te pese hacerlo; porque la verdad es que durante seis años él te ha costado menos de la mitad de lo que cuesta un empleado, y el SEÑOR tu Dios te prosperará en todo porque tú le has dado la libertad.
19
»Dedicarás al SEÑOR todos los primogénitos machos de tus vacas y de tus ovejas. No usarás los primogénitos de tus vacas para trabajar en los campos, y no trasquilarás a los primogénitos de tus ovejas.20 En vez de hacer eso, tú y tu familia se reunirán cada año a comer estos animales delante del SEÑOR tu Dios, en su santuario.
21 Sin embargo, si el primogénito tiene algún defecto, si es cojo o ciego, por ejemplo, o tiene cualquiera otra imperfección, no lo sacrificarás.
22 Lo usarás para la alimentación de tu familia en casa. Cualquiera, aun el que esté ceremonialmente impuro en ese tiempo se podrá comer de la misma manera como se come una gacela o un ciervo.
23 Pero no comas la sangre; derrámala en la tierra como si fuera agua.
1
»Acuérdate siempre de celebrar la Pascua en honor del SEÑOR tu Dios en el mes de Aviv, porque fue en ese mes que el SEÑOR tu Dios te sacó de Egipto durante la noche.2 El sacrificio pascual lo tomarás de las ovejas o de las vacas, y lo ofrecerás al SEÑOR tu Dios en su santuario.
3 Lo comerás con pan sin levadura. Deberás comer pan sin levadura durante siete días, en memoria del pan que comiste cuando escapaste de Egipto. Esto es para que te acuerdes que saliste de Egipto con tal prisa que no hubo tiempo de leudar el pan. Conmemorarás ese día todo el resto de tu vida.
4 Durante siete días no habrá levadura en los hogares de ustedes, y ningún resto del cordero pascual será dejado para el día siguiente.
5
»La Pascua no será comida en ninguna de las ciudades que el SEÑOR tu Dios te da.6 La comerán en el lugar que el SEÑOR ha escogido para su santuario. Sacrifícala en la tarde del aniversario, a la puesta del sol, que es la hora en que saliste de Egipto.
7 Asarás el cordero y lo comerás, y regresarás a tu hogar a la mañana siguiente.
8 Durante los seis días siguientes no comerás pan leudado. El séptimo día habrá una fiesta solemne del pueblo de cada ciudad delante del SEÑOR tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo.
9
»Siete semanas después del comienzo de la siega10 habrá otra fiesta delante del SEÑOR tu Dios, llamada fiesta de las Semanas. Con este motivo le presentarás una ofrenda voluntaria en proporción a la bendición que el SEÑOR tu Dios haya derramado sobre tu cosecha.
11 Este es un tiempo de gozo delante del SEÑOR y lo celebrarás con tu familia y toda tu casa. No te olvides de invitar a los levitas que viven en tu ciudad, a los exiliados, a las viudas y a los huérfanos. Invítalos y haz que te acompañen en la celebración en el santuario.
12 Recuerda que fuiste esclavo en Egipto, así que cumple cuidadosamente con este mandamiento.
13
[13-15] »Al final del tiempo de la cosecha, cuando el grano haya sido trillado, y las uvas hayan sido pisadas en el lagar, celebrarás otra fiesta, la fiesta de las Enramadas. Su celebración durará siete días. Serán días de alegría de los que participarán tu familia y tus siervos. Y no te olvides de invitar a los levitas, a los exiliados, a los huérfanos y a las viudas de tu pueblo. »La fiesta se celebrará en el santuario, que estará en el lugar que el SEÑOR haya designado. Será tiempo de acción de gracias al SEÑOR por la bendición que te ha dado de una buena cosecha y porque ha bendecido tu trabajo. Será un tiempo de gran gozo.14
15
16
»Todo varón de Israel se presentará delante del SEÑOR tu Dios tres veces al año en el santuario en ocasión de las siguientes fiestas: La Fiesta de los Panes sin Levadura, la Fiesta de las Semanas y la Fiesta de las Enramadas. En cada una de estas ocasiones presentarán una ofrenda al SEÑOR.17 Cada uno dará conforme a su posibilidad, según la bendición que el SEÑOR le haya dado.
18
»Designa jueces y funcionarios administrativos en todas las ciudades que el SEÑOR tu Dios te da. Ellos administrarán la justicia en todo el país.19 No torcerás las leyes para beneficiar al rico, ni aceptarás soborno. El soborno cierra los ojos de los sabios y corrompe las decisiones de los jueces.
20 La justicia debe prevalecer. Esta es la única manera en que serás prosperado en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.
21
»No erigirás ninguna imagen de la diosa Aserá junto al altar del SEÑOR tu Dios,22 y nunca levantarás piedras sagradas, porque el SEÑOR lo aborrece.
1
»Cuando le ofrezcas sacrificios al SEÑOR tu Dios, no le sacrifiques ovejas o toros con defectos. Son un insulto para Dios tales sacrificios.2
[2-3] »Si alguien, hombre o mujer, en cualquier ciudad de la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, viola el pacto con Dios y adora a otros dioses, al sol, a la luna o a las estrellas, lo cual he prohibido estrictamente,3
4 primero averigua bien si el rumor es cierto. Si lo confirmas,
5 ese hombre o mujer será llevado fuera de la ciudad y lo apedrearán hasta darle muerte.
6 Pero no lleves a la muerte a nadie por el testimonio de una sola persona. Es necesario tener por lo menos el testimonio de dos o tres personas.
7 Los testigos serán los primeros en arrojar las piedras, y luego lo hará el resto del pueblo. De esta manera, se purgará el mal que haya entre ustedes.
8
»Si surge un caso difícil (por ejemplo, si alguno es culpado de asesinato pero no hay suficiente evidencia, o si los derechos de alguno han sido violados), llevarás el caso al santuario del SEÑOR tu Dios,9 a los sacerdotes y levitas, y al juez que esté de turno en esos días, para que lleguen a una decisión.
10 La sentencia de ellos será inapelable y deberá seguirse al pie de la letra.
11 La sentencia que impongan deberá ser ejecutada.
12 Si alguien se niega a aceptar la decisión del juez señalado por el SEÑOR para este propósito, su castigo será la muerte. Este tipo de pecadores deberá ser desarraigado de Israel.
13 Entonces todos oirán lo que ocurrió con el hombre que no quiso aceptar el veredicto de Dios, y tendrán temor y no se atreverán a desafiar otra vez los juicios de la corte.
14
»Cuando llegues a la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, y la hayas conquistado, y comiences a pensar: “Debiéramos tener un rey como todas las naciones que nos rodean”,15 pondrás por rey al hombre que el SEÑOR tu Dios elegirá. Será un israelita, no un extranjero.
16 No usará el cargo para aumentar sus posesiones de caballos, ni enviará sus hombres a Egipto para aumentar sus caballerizas porque el SEÑOR te ha dicho: “No vuelvas a Egipto otra vez”.
17 No deberá tomar para sí muchas esposas porque su corazón podría apartarse del SEÑOR, ni amontonará riquezas excesivas.
18
»Cuando haya sido coronado y se siente en el trono como rey, deberá copiar estas libro de la ley que llevan los sacerdotes y levitas.19 Esa copia de la ley deberá estar continuamente cerca de su mano. Deberá leer en ella todos los días de su vida para que aprenda a respetar al SEÑOR su Dios y a guardar sus mandamientos.
20 La lectura regular de los mandamientos de Dios impedirá que se sienta superior a sus conciudadanos. También impedirá que se aparte de las leyes de Dios en lo más mínimo y le asegurará un reino bueno y duradero. Y sus hijos heredarán el trono.
1
»Los sacerdotes y los miembros de la tribu de los levitas no tendrán propiedad como las demás tribus. Por lo tanto, los sacerdotes y los levitas deberán vivir de los sacrificios que se llevan al altar del SEÑOR y de las demás ofrendas del pueblo.2 Ellos no necesitan tener propiedades porque el SEÑOR es su heredad. Eso es lo que él les ha prometido.
3 De cada toro u oveja que se lleve para ser ofrecido en sacrificio se deberá dar a los sacerdotes la espaldilla, las quijadas y los intestinos.
4 Además, los sacerdotes recibirán las primicias de las cosechas de cereales, de vino, de aceite y de lana.
5 Porque el SEÑOR tu Dios ha escogido a la tribu de Leví para que le sirva de generación en generación.
6
»Si algún levita desea de todo corazón ir al santuario, y deja su lugar de residencia, no se lo impidan.7 Ese levita tiene el derecho de ministrar en el nombre del SEÑOR en esa ciudad, de la misma manera que sus hermanos levitas que trabajan allí regularmente.
8 Tendrá participación de los sacrificios y ofrendas por derecho propio, no como ayuda en caso de necesidad.
9
»Cuando hayas entrado en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, tendrás especial cuidado de no dejarte llevar por las costumbres corrompidas de las naciones que ahora viven allí.10 Nadie debe presentar a su hijo o hija como ofrenda para ser quemada. Tampoco se debe practicar la adivinación, la brujería, la hechicería,
11 la magia, el encantamiento, el ser médium espiritista o el consultar los espíritus de los muertos.
12 Cualquiera que haga estas cosas será abominable delante del SEÑOR, pues es por esta causa que el SEÑOR echa de esta tierra a los pueblos que la habitan.
13 Deberás comportarte de manera irreprensible delante del SEÑOR tu Dios.
14
Las naciones de cuyo territorio tú te adueñarás practican todas estas maldades; pero el SEÑOR tu Dios no permitirá que tú las practiques también.15
»El SEÑOR tu Dios hará surgir en medio de todo el pueblo a un profeta como yo; a un hombre a quien deberán oír y obedecer.16 Esto fue lo que pediste a Dios en el monte Horeb. Allí, al pie de la montaña, le rogaste que no te hiciera oír su voz majestuosa nuevamente ni ver el fuego aterrador que estaba sobre el monte, porque tenías miedo de morir.
17
»“Bien”, me dijo el SEÑOR, “haré lo que me han pedido.18 Levantaré de en medio de ellos un profeta como tú. Yo le diré lo que tiene que decir y él les dirá todo lo que yo ordene.
19 A cualquiera que no escuche los mensajes que él presente de parte mía, yo le pediré cuentas personalmente.
20 Pero si un profeta dice traer un mensaje mío sin ser cierto, ese profeta morirá. Y cualquier profeta que afirme tener un mensaje de otros dioses deberá morir”.
21 Quizá te preguntes: “¿Cómo sabré si una profecía es de Dios o no?”
22 Si lo que ese hombre ha profetizado no ocurre, no es el SEÑOR quien ha dado el mensaje. Lo ha fraguado él mismo, no le tendrás temor.
1
»Cuando el SEÑOR tu Dios haya destruido a las naciones cuya tierra vas a ocupar, y las hayas expulsado; cuando estés viviendo en las ciudades y casas que ellos dejen,2 [2-3] designarás tres ciudades en donde pueda refugiarse cualquiera que haya dado muerte accidentalmente a otra persona. Dividirás el país en tres distritos, y cada distrito contará con una de estas ciudades de refugio. Los caminos de acceso a estas ciudades se conservarán en buen estado.
3
4
»Un homicida podrá refugiarse allí, si comprueba que lo hizo sin premeditación y que no había enemistad previa con la otra persona.5 Si un hombre va al bosque con un vecino para cortar leña y el hacha se sale del mango y mata al vecino, deberá huir a una de estas ciudades.
6 [6-7] Cualquiera que trate de vengarse de él, no podrá hacerlo. Estas ciudades deberán estar situadas de tal manera que estén razonablemente cerca de todo lugar. De otro modo, el vengador de sangre podría dar alcance al homicida casual, que no debe morir por cuanto no mató deliberadamente.
7
8
»Si el SEÑOR tu Dios ensancha tu territorio de la manera que prometió a tus antepasados, y te da toda la tierra que te prometió9 (esto depende de la obediencia que demuestres a los mandamientos que te estoy dando en este día de amar al SEÑOR tu Dios y andar en todos sus caminos), designarás tres ciudades de refugio adicionales.
10 De esta manera evitarás que muera gente inocente, y no serás responsable de injustificados derramamientos de sangre.
11
»Pero si alguien odia a su vecino y en una emboscada le da muerte, y luego huye a una de las ciudades de refugio,12 los ancianos de su pueblo irán a buscarle y lo traerán de regreso para entregarlo en manos del vengador de sangre a fin de que le dé muerte.
13 No tengas misericordia de él. ¡Eliminarás a todos los asesinos de Israel! Solamente entonces te irá bien en todas las cosas.
14
»Cuando entres en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, no cambies los límites de la propiedad de tu prójimo. Esos límites se establecieron desde hace mucho tiempo.15
»No condenarás a nadie basado en la palabra de un solo testigo. Debe haber por lo menos dos o tres.16
»Si alguno da falso testimonio, alegando que ha visto a otro hacer un mal no siendo así,17 ambas personas se presentarán ante los sacerdotes y jueces delante de SEÑOR.
18 Serán interrogados detalladamente, y si se prueba que el testigo está mintiendo,
19 recibirá el castigo que intentaba hacer caer sobre el otro hombre. De esta manera desarraigarás el mal de en medio de tu pueblo.
20 Así los que se enteren sentirán temor de decir mentiras cuando están declarando ante una corte.
21 No tendrás compasión de un testigo falso. Vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, será tu regla en tales casos.
1
»Cuando salgas a la guerra y veas delante de ti un gran número de caballos y carros, y un ejército mucho mayor que el tuyo, no tengas miedo. El SEÑOR tu Dios, el mismo Dios que te sacó de Egipto, está contigo.2 Antes de comenzar la batalla, el sacerdote se pondrá de pie delante del ejército de Israel y dirá:
3 “Oye, Israel, ahora que sales a la batalla no tengas miedo.
4 El SEÑOR tu Dios va contigo. él peleará en favor tuyo contra tus enemigos, y te dará la victoria”.
5
»Enseguida los oficiales del ejército se dirigirán a sus hombres de esta manera: “¿Ha edificado alguno una casa nueva y no la ha estrenado? Si hay alguno en esta situación, váyase a su casa, no sea que muera en la batalla y otro la estrene.6 ¿Acaba alguno de plantar una viña y aún no ha comido de su fruto? Si este es el caso, váyase a su casa, podría morir en la batalla y otro podría disfrutar de lo que no plantó.
7 ¿Se ha comprometido alguien en matrimonio? Bien, váyase a su casa y cásese, porque podría morir en la batalla y otro podría casarse con su novia.
8 ¿Hay alguno que tiene miedo? Si tiene miedo, que se vaya a su casa, antes que contagie con su miedo al resto del ejército”.
9 Cuando los oficiales hayan terminado de decir esto a sus hombres, anunciarán los nombres de los comandantes de los batallones.
10
»Cuando te acerques a una ciudad para pelear contra ella, primero ofrécele la paz.11 Si acepta las condiciones de paz y te abre sus puertas, todo su pueblo pasará a ser tributario de ustedes.
12 Pero si rechaza las condiciones de paz, deberás sitiarla.
13 Cuando el SEÑOR tu Dios te la haya dado, matarás a todo varón de la ciudad,
14 pero conservarás para ti las mujeres, los niños, el ganado y el botín. Y podrás comer del botín de tus enemigos, que el SEÑOR tu Dios te entregó.
15 Estas instrucciones se aplican sólo a ciudades que están distantes y no pertenecen a las naciones vecinas.
16
»En las ciudades que están dentro de los límites de la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, no perdonarás a nadie; destruirás a todo ser viviente.17 Destruirás completamente a los hititas, a los amorreos, a los cananeos, a los ferezeos, a los heveos, y a los jebuseos. Este es el mandamiento del SEÑOR tu Dios.
18 El propósito de este mandamiento es evitar que el pueblo de la tierra te induzca a adorar sus ídolos y a participar en sus costumbres abominables, haciéndote pecar gravemente contra el SEÑOR tu Dios.
19
»Cuando pongas sitio a una ciudad, no destruirás sus árboles frutales. Podrás comer toda la fruta que quieras, pero no cortes los árboles. Ellos no son enemigos, por lo tanto no hay que cortarlos:20 Pero puedes talar los árboles que no den fruta. Úsalos en el sitio de ciudades enemigas para hacer escaleras, baluartes y arietes.
1
»Cuando hayas entrado en el territorio que el SEÑOR tu Dios te da, si se encuentra en el campo un cadáver y no se sabe quién ha sido el homicida,2 los ancianos determinarán cuál es la ciudad que está más cerca del cadáver.
3 En seguida los ancianos de aquella ciudad tomarán una ternera que no haya trabajado
4 y la llevarán a un arroyo en un valle que no haya sido arado ni sembrado, y allí le quebrarán el cuello.
5
»Entonces vendrán los sacerdotes (porque el SEÑOR tu Dios los ha escogido para que sirvan delante de él, pronuncien su bendición, decidan en los juicios y dicten sentencia)6 y los ancianos de la ciudad más cercana se lavarán las manos sobre la ternera
7 y dirán: “Nuestras manos no han derramado esta sangre ni nuestros ojos lo han visto.
8 Oh SEÑOR, perdona a tu pueblo Israel, al que has reunido, y no lo culpes de la muerte de un hombre inocente.
9 Quedarás libre de culpa al seguir las instrucciones del SEÑOR”.
10
»Cuando salgas a la guerra, y el SEÑOR tu Dios te entregue a tus enemigos en tus manos,11 y veas entre los cautivos a una muchacha hermosa a la que deseas por esposa,
12 llévala a tu casa contigo. Deberá afeitarse la cabeza, cortarse las uñas
13 y cambiarse de ropa, poniendo a un lado la que estaba usando cuando fue capturada. A continuación permanecerá en tu casa llorando a su padre y a su madre por todo un mes. Hecho esto, podrás casarte con ella.
14 Sin embargo, si después de casarte con ella te das cuenta de que no te gusta, deberás dejarla libre. No podrás venderla ni tratarla como esclava, por cuanto la has humillado.
15
»Si un hombre tiene dos esposas pero sólo ama a una de ellas, y las dos le han dado hijos, y la madre de su primogénito es la que no ama,16 no debe darle una herencia mayor al hijo de la esposa que él ama.
17 Debe darle la doble porción acostumbrada al hijo mayor porque es el principio de su vigor, y tiene los derechos de primogenitura aun cuando es el hijo de la esposa que su padre no ama.
18
»Si un hombre tiene un hijo soberbio y rebelde que no obedece a su padre ni a su madre aun cuando ellos lo hayan castigado,19 el padre y la madre lo llevarán delante de los ancianos de la ciudad
20 y declararán: “Este hijo nuestro es soberbio y rebelde, y no obedece, es glotón y borracho”.
21 Entonces los hombres de la ciudad lo apedrearán hasta darle muerte. De esta manera desarraigarás el mal de en medio de ti, y todos los jóvenes de Israel oirán lo ocurrido y tendrán temor.
22
»Si un hombre ha cometido un crimen digno de muerte, y se le ejecuta colgándolo de un madero,23 su cuerpo no pasará la noche en el madero. Deberás sepultarlo el mismo día, porque es una maldición de Dios el que es colgado en un madero. No contaminarás la tierra que el SEÑOR tu Dios te ha dado.
1
»Si ves un buey o una oveja extraviada, no hagas como que no lo has visto. Tómalo y llévalo a su propietario.2 Si no sabes quién es el propietario, llévalo a tu casa y retenlo allí hasta que venga su propietario preguntando por él, y entrégaselo.
3 Lo mismo harás con burros, ropas o cualquier cosa que encuentres. Consérvalo para entregárselo a su propietario.
4
»Si ves que alguien está tratando de poner en pie a un buey o a un burro que se ha caído debajo de su carga, no mires en otra dirección haciéndote el desentendido, anda y ayuda.5
»La mujer no debe usar ropa de hombre, y el hombre no debe usar ropa de mujer. Es abominación delante del SEÑOR tu Dios.6
»Si ves un nido en el suelo o en un árbol, y hay polluelos o huevos en el nido, no tomes la madre juntamente con los polluelos.7 Déjala ir y toma solamente los polluelos. El SEÑOR te bendecirá por ello, y tendrás una larga vida.
8
»Cuando edifiques casa nueva, harás una barandilla alrededor de la azotea para evitar que alguien se caiga, y la culpa de su sangre recaiga sobre la casa y sobre el propietario.9
»No sembrarás semillas diversas entre las hileras de tu viña. Si lo haces, los sembrados y las viñas deberán entregarse como ofrenda a Dios.10
»No ararás con un buey y un burro en el mismo yugo.11
»No uses ropa tejida con dos tipos de hebra (por ejemplo, lana y lino).12
»Harás flecos en las cuatro puntas del manto con que te cubras.13
»Si un hombre se casa con una muchacha, y después de haber dormido con ella14 la acusa de haber tenido antes relaciones con otro hombre,
15 su padre y su madre traerán las pruebas de su virginidad a los jueces de la ciudad.
16
»El padre dirá: “Yo di mi hija a este hombre para que fuera su esposa, y ahora él la repudia17 y la calumnia diciendo que no era virgen cuando se casó. Pero aquí está la prueba de su virginidad”. Entonces extenderá la sábana delante de los jueces,
18 y éstos sentenciarán al hombre a que sea azotado,
19 y lo multarán con cien monedas de plata que serán entregadas al padre de la muchacha. Ha acusado falsamente a una virgen de Israel. Ella seguirá siendo su esposa y él no podrá divorciarse de ella.
20 Pero si las acusaciones del hombre son ciertas y ella no era virgen,
21 los jueces la llevarán hasta la puerta de la casa de sus padres donde los hombres de la ciudad la apedrearán hasta darle muerte. Ha contaminado a Israel con el delito de andar como prostituta mientras vivía en la casa de sus padres; el mal debe ser quitado de en medio de tu pueblo.
22
»Si se sorprende a un hombre cometiendo adulterio con la esposa de otro, él y la mujer deberán morir. De esa manera será purgado el pecado de Israel.23 Si una muchacha que está comprometida es seducida dentro de las murallas de una ciudad,
24 ella y el hombre que la sedujo serán llevados fuera de las puertas y serán apedreados hasta que mueran: la muchacha porque no gritó pidiendo socorro, y el hombre porque ha violado la dignidad de la novia de otro hombre. De esta manera combatirás el delito en tu pueblo.
25 Pero si este hecho ocurre en el campo, solamente el hombre morirá.
26 La muchacha es tan inocente como la víctima de un asesinato.
27 Se da por sentado que ella gritó pero no hubo nadie cerca para oírla y librarla. Si un hombre viola a una muchacha que no está comprometida, y es sorprendido en el acto,
28 [28-29] debe pagar una multa de cincuenta monedas de plata y casarse con ella. No podrá divorciarse de ella.
29
30 Un hombre no dormirá con la viuda de su padre, puesto que perteneció a su padre.
1
»No entrará en la asamblea del SEÑOR ningún hombre cuyos testículos estén magullados o le haya sido amputado el pene.2 Tampoco formará parte de la asamblea del SEÑOR el bastardo ni ninguno de sus descendientes por diez generaciones.
3
»Ni el amonita ni el moabita serán admitidos en la asamblea del SEÑOR, ni aun después de la décima generación.4 Esta ley se establece porque estas naciones no te ayudaron con alimento y agua cuando saliste de Egipto. Al contrario, trataron de maldecirte, para lo cual contrataron a Balán el hijo de Beor, de Petor en Mesopotamia.
5 Pero el SEÑOR tu Dios no oyó a Balán, sino que convirtió en bendición la maldición concebida contra ti porque el SEÑOR tu Dios te ama.
6 Mientras vivas no debes ayudar jamás al amonita o al moabita de ninguna manera.
7 Sin embargo, no tendrás en mala estima al edomita ni al egipcio, porque el edomita es tu hermano y entre los egipcios viviste.
8 Los nietos de los egipcios que vinieron contigo desde Egipto pueden entrar en la asamblea del SEÑOR.
9
»Cuando estés en campaña contra el enemigo, los soldados del campamento deben apartarse de todo mal.10 Cualquiera que quede ceremonialmente impuro por causa de una emisión seminal nocturna, debe abandonar el campamento
11 y permanecer fuera hasta la noche. Después, se bañará y regresará a la puesta de sol.
12
»Habrá un área fuera del campamento para las necesidades físicas.13 Cada hombre debe tener una pala como parte de su equipo. Cada vez que tenga necesidad de evacuar los excrementos, cavará un hoyo con la pala, y después de haber terminado los cubrirá con tierra.
14 El campamento debe mantenerse limpio y santo porque el SEÑOR lo recorre para protegerte y para hacer que tus enemigos caigan delante de ti. No debe haber en él ninguna cosa indecente para que no se aparte el SEÑOR de ti.
15
»Si un esclavo huye de su amo, no debes forzarlo a regresar;16 déjalo vivir entre el resto de la nación, en el pueblo que él escoja, y no lo oprimas.
17
»En Israel no ha de haber prostitución de mujeres ni de hombres.18
»No debes traer a la casa del SEÑOR ninguna ofrenda procedente de las ganancias de ese tipo de prácticas, porque son detestables delante del SEÑOR tu Dios.19
»No exigirás interés sobre los préstamos que le hagas a un hermano israelita, ya sea de dinero, alimentos o cualquier otra especie.20 Puedes exigir intereses a un extranjero, pero no a un israelita. Porque si cobras interés a un hermano israelita, el SEÑOR tu Dios no te bendecirá cuando entres en la tierra donde van a vivir.
21
»Cuando hayas hecho un voto al SEÑOR apresúrate a cumplirlo, cualquiera que sea la cosa que le has prometido, porque el SEÑOR exige que cumplas con prontitud tus votos; es pecado si no lo haces.22 Pero si evitas hacer un voto, entonces no existe pecado.
23 Una vez que hayas hecho el voto, debes cumplir exactamente lo que hayas dicho porque lo hiciste voluntariamente y te has comprometido con voto delante del SEÑOR tu Dios.
24
»Podrás comer uvas hasta saciarte en el viñedo de otro hombre, pero no podrás sacar nada de él en ningún tipo de recipiente.25 Lo mismo te digo acerca de la mies de otra persona. Puedes comer cereales de ella pero no uses en ella la hoz.
1
»Si un hombre se casa y halla en su esposa algo indecoroso que no le agrada, puede escribir una carta en que declara que se ha divorciado de ella. Le dará a ella la carta y la despedirá.2 En caso de que ella se case otra vez
3 y el nuevo marido también se divorcie de ella, o muera,
4 el primer marido no podrá tomarla nuevamente porque ella está contaminada. Esto pervertiría la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.
5
»El recién casado no irá a la guerra ni se le ocupará en responsabilidades especiales. Estará libre durante un año para estar en casa gozando con su esposa.6
»Es ilegal tomar una piedra de molino como prenda porque es la herramienta con que su propietario se gana la vida.7 Si alguien rapta a un israelita y lo trata como esclavo o lo vende, el secuestrador deberá morir a fin de purgar el mal de entre ustedes.
8
»Observa muy cuidadosamente las instrucciones del sacerdote en caso de lepra, porque yo le he dado las normas y las instrucciones que debes obedecer a la letra.9 Recuerda lo que el SEÑOR tu Dios le hizo a María cuando venían de Egipto.
10
»Si le prestas algo a otro hombre, no debes entrar a su casa para tomarle prenda;11 espera afuera a que él mismo te la traiga.
12
»Si el hombre es pobre y en prenda te da su manto, no debes dormir en él.13 Devuélveselo en la tarde para que pueda usarlo en la noche y para que te bendiga. El SEÑOR tu Dios te lo contará por justicia.
14
»No oprimas al pobre asalariado, sea israelita o extranjero que viva en tu pueblo.15 Págale su salario cada día, antes de la puesta del sol, porque es pobre y lo necesita diariamente. De otro modo él podría clamar al SEÑOR en contra tuya y se te tendrá por pecado.
16
»Los padres no morirán por los pecados de sus hijos, ni los hijos por los pecados de sus padres. Cada persona que merece la pena de muerte será ejecutada por su propio delito.17
»Debes juzgar con justicia a los exiliados y a los huérfanos; y jamás tomes como prenda la ropa de una viuda.18 Recuerda que fuiste esclavo en Egipto y que el SEÑOR tu Dios te rescató. Por esto es que te doy este mandamiento.
19 Cuando cortes el trigo y se te quede en el campo una gavilla; no regreses a buscarla. Déjala para los exiliados, los huérfanos y las viudas. Entonces el SEÑOR tu Dios te bendecirá y prosperará en todo lo que hagas.
20 Cuando estés recogiendo las aceitunas de tus olivares, no repases las ramas dos veces recogiendo los restos. Deja las que queden para los exiliados, los huérfanos y las viudas.
21 Esto mismo te digo acerca de las uvas de tus viñedos: No rebusques las viñas después de la vendimia, deja el resto para los que tienen necesidad.
22 Recuerda que fuiste esclavo en Egipto. Por esta razón te doy este mandamiento.
1
»Si un hombre es declarado culpable de un delito2 y se le condena a ser azotado, el juez ordenará que se acueste en tierra y sea azotado en su presencia en proporción a la gravedad de su delito.
3 Pero no debe dársele más de cuarenta azotes, porque el castigo podría ser demasiado severo y tu hermano podría verse degradado ante ti.
4
»No le pondrás bozal al buey que trilla.5
»Si el hermano de un hombre muere sin tener hijos, la viuda no podrá casarse fuera de la familia. El hermano del marido deberá casarse con ella y darle descendencia.6 El primer hijo que ella le dé será considerado hijo del hermano muerto, a fin de que su nombre no sea olvidado.
7 Pero si el hermano del muerto no quiere cumplir su deber en este asunto y se niega a casarse con la viuda, ella irá a la ciudad donde deliberan los ancianos de la ciudad y les dirá: “Mi cuñado no quiere hacer que continúe el nombre de su hermano. No quiere casarse conmigo”.
8 Los ancianos de la ciudad lo llamarán y tratarán de convencerlo, y si aún se niega,
9 la viuda se acercará a él en presencia de los ancianos, le sacará la sandalia del pie y le escupirá en el rostro. Entonces ella dirá: “Esto es lo que le ocurre a un hombre que se niega a dejar descendencia a su hermano”.
10 De allí en adelante, el nombre de la casa de ese hombre será “casa del descalzo”.
11
»Si dos hombres riñen y la esposa de uno de ellos interviene para ayudar a su marido y toma al otro por los testículos,12 se le cortará la mano a la mujer inmediatamente y sin misericordia:
13
[13-15] »En todos tus negocios debes usar balanza y medida exactas para que tengas una vida larga y buena en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.14
15
16 Todo aquel que engaña con pesas y medidas injustas es detestable delante del SEÑOR tu Dios.
17
»No debes olvidar lo que el pueblo de Amalec te hizo cuando saliste de Egipto.18 Recuerda que ellos pelearon contra ti y atacaron a los que estaban agotados y cansados en la retaguardia, sin respeto ni temor del SEÑOR.
19 Por lo tanto, cuando el SEÑOR tu Dios te haya dado reposo de todos tus enemigos en la tierra prometida, deberás destruir completamente al nombre de Amalec de debajo del cielo. Jamás olvides esto.
1
»Cuando hayas entrado en la tierra que el SEÑOR tu Dios te ha dado, y la hayas conquistado y estés viviendo en ella,2 deberás ofrecer al SEÑOR en su santuario las primicias de cada cosecha. Llévalas en un canasto
3 y entrégalas al sacerdote que esté de turno y dile: “Este presente es mi ofrenda de gratitud por cuanto SEÑOR mi Dios me ha traído a la tierra que él prometió a nuestros antepasados”.
4 El sacerdote tomará el canasto de tu mano y lo pondrá sobre el altar,
5 y tú dirás delante del SEÑOR tu Dios: “Mis antepasados fueron emigrantes arameos que fueron a Egipto en busca de refugio. Eran pocos en número pero en Egipto se convirtieron en una nación poderosa.
6 [6-7] Los egipcios nos maltrataron y nosotros clamamos al SEÑOR Dios de nuestros antepasados. Él nos oyó y vio nuestros trabajos, sufrimientos y opresiones,
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8 y nos sacó de Egipto con milagros poderosos y con su brazo extendido. Hizo milagros grandes y terribles delante de los egipcios,
9 y nos ha traído a este lugar y nos ha dado esta tierra de la que fluye leche y miel.
10 Y ahora, oh SEÑOR, he traído a tu altar las primicias de la tierra que me has dado”. Entonces colocarás las primicias delante del SEÑOR tu Dios y lo adorarás.
11 Después anda y festeja con todas las buenas cosas que Dios te ha dado. Celebra juntamente con tu familia y con los levitas y exiliados que vivan en tu comunidad.
12
»Cada tercer año es un año de diezmos especiales. Ese año darás todo el diezmo y además darás de tus bienes a los levitas, a los exiliados, a las viudas y a los huérfanos, para que todos sean saciados.13 Entonces declararás delante del SEÑOR tu Dios: “He dado todos mis diezmos regulares, y además he dado de mis bienes a los levitas, a los exiliados, a los huérfanos y a las viudas, de la manera que tú me lo ordenaste. No he violado ni olvidado ninguna de tus reglas.
14 No he tocado el diezmo estando yo ceremonialmente impuro (por ejemplo estando de duelo), ni lo he ofrecido a los muertos. He obedecido al SEÑOR mi Dios y he hecho cuanto me has mandado.
15 Mira desde tu santa morada en el cielo y bendice a tu pueblo y la tierra que nos has dado tal como prometiste a nuestros antepasados, una tierra de la que fluye leche y miel”.
16
»Obedecerás de todo corazón todos estos mandamientos y ordenanzas que el SEÑOR tu Dios te está dando hoy.17 Tú has declarado en este día que él es tu Dios y has prometido obedecerle y guardar sus mandamientos y ordenanzas y atender cuanto él te diga que hagas.
18 El SEÑOR ha declarado en este día que tú eres su pueblo de la manera que él lo prometió y que debes obedecer sus leyes,
19 y que si lo haces, él te exaltará sobre todas las demás naciones, haciendo que recibas el honor, el elogio y la fama. Pero para alcanzar ese honor y fama debes ser un pueblo santo consagrado al SEÑOR tu Dios, de la manera que él lo pide».
1
Entonces Moisés y los ancianos de Israel le dieron al pueblo estas otras instrucciones:2 [2-4] «Cuando cruces el Jordán y llegues a la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, tierra de la que fluye leche y miel, sacarás piedras del fondo del río e inmediatamente harás con ellas un monumento en la otra orilla, junto al monte Ebal. Blanquearás las piedras con cal y luego escribirás en ellas las leyes del SEÑOR.
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5 [5-6] Y levantarás allí un altar al SEÑOR tu Dios. Usa piedras que no hayan sido cortadas, y presenta sobre el altar las ofrendas al SEÑOR tu Dios.
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7 También presenta sobre el altar los sacrificios de paz, y alégrate allí, con gran gozo, delante del SEÑOR tu Dios.
8 Escribe todas estas leyes claramente sobre el monumento».
9
Entonces Moisés y los levitas se dirigieron a todo el pueblo de Israel diciéndole: «Oye Israel, hoy has llegado a ser el pueblo de Dios,10 de modo que hoy debes comenzar a obedecer todo estos mandamientos que te he dado».
11
Ese mismo día, Moisés dio estos encargos al pueblo:12
«Cuando cruces el Jordán, las tribus de Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín se pondrán en el monte Gerizín a proclamar una bendición,13 y las tribus de Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí estarán sobre el monte Ebal para proclamar una maldición.
14 Entonces los levitas que estarán entre ellos gritarán delante de todo Israel:
15
“Maldito sea cualquiera que adore ídolos, aun si lo hace en secreto; sea de madera tallada o de metal fundido, porque el Señor aborrece estos ídolos hechos por la gente”. Y el pueblo responderá: “Amén”.16
“Maldito es cualquiera que desprecia a su padre o a su madre”. Y todo el pueblo responderá: “Amén”.17
“Maldito es el que mueve las marcas de los límites de su propiedad y la de su vecino”. Y todo el pueblo responderá: «Amén».18
“Maldito es el que pone tropiezo delante de un ciego». Y todo el pueblo responderá: “Amén”.19
“Maldito es el que hace injusticia con el exiliado, el huérfano y la viuda”. Y todo el pueblo responderá: “Amén”.20
“Maldito es el que comete adulterio con una de las esposas de su padre, porque ella pertenece a su padre”. Y todo el pueblo responderá: “Amén”.21
“Maldito es el que tiene relación sexual con un animal». Y el pueblo responderá: “Amén”.22
“Maldito es el que tiene relación sexual con su hermana o medio hermana”. Y todo el pueblo responderá: “Amén”.23
“Maldito es el que tiene relación sexual con su suegra”: Y todo el pueblo responderá: “Amén”.24
“Maldito es el que secretamente mata a otro”. Y todo el pueblo responderá: “Amén”.25
“Maldito es el que acepta soborno para matar a un inocente”. Y todo el pueblo responderá: “Amén”.26
“Maldito es el que no obedece estas leyes”. Y todo el pueblo responderá: “Amén”.1
»Si obedeces completamente todas estas ordenanzas del SEÑOR tu Dios, las leyes que te estoy dando en este día, el SEÑOR te convertirá en la nación más grande del mundo.2 [2-6] Estas son las bendiciones que vendrán sobre ti:
»Bendito serás en la ciudad; bendito serás en el campo. »Tendrás muchos niños; abundantes cosechas; grandes rebaños de ovejas y vacas. »Bendiciones de fruta y pan. »Bendiciones cuando entres; bendiciones cuando salgas.3
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»El SEÑOR derrotará a tus enemigos. Ellos vendrán juntos en tu contra, pero delante de ti huirán en siete direcciones.8 El SEÑOR te bendecirá con grandes cosechas, y te prosperará en todo lo que hagas cuando entres en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.
9 Él te transformará en un pueblo santo, consagrado a él. Esto es lo que ha prometido hacer contigo si le obedeces y andas en sus caminos.
10 Todas las naciones del mundo verán que perteneces al SEÑOR, y tendrán temor.
11
»El SEÑOR te dará abundancia de cosas buenas en la tierra, como lo ha prometido: Muchos hijos, mucho ganado, y cosechas abundantes.12 Él te abrirá el maravilloso tesoro de las lluvias de los cielos para que tengas ricas cosechas en cada estación. Él te bendecirá en todo lo que hagas; y tú prestarás a muchas naciones, y no tendrás necesidad de pedir prestado de ellas.
13 Si escuchas y obedeces los mandamientos del SEÑOR tu Dios que te estoy dando en este día, él hará que tú seas cabeza y no cola, y que estés siempre encima y nunca debajo.
14 Pero cada una de estas bendiciones depende de que no te apartes de ninguna de las leyes que te he dado; y no debes jamás adorar a otros dioses.
15
[15-19] »Si no escuchas al SEÑOR tu Dios y no obedeces estas leyes que te doy en este día, todas estas maldiciones vendrán sobre ti: »Maldito es en la ciudad; maldito es en el campo. »Maldiciones en las frutas y en el pan. »Maldición de matrices estériles. »Maldición sobre tus cosechas. »Maldiciones sobre la fertilidad de tus ovejas y vacas. »Maldiciones cuando entres; maldiciones cuando salgas.16
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»Porque el SEÑOR mismo enviará su maldición sobre ti. Estarás confuso y fracasarás en todo lo que hagas, hasta que seas destruido por el pecado de haber abandonado a tu Dios.21
»Te mandará enfermedades hasta que hayas desaparecido de la tierra a la que estás por entrar y poseer.22 Te enviará enfermedades mortales, fiebres e infecciones. Arruinará tus cosechas con plaga, sequía y con hongos. Y todos sus azotes te perseguirán hasta que mueras.
23
»Los cielos sobre ti serán como bronce, la tierra debajo de ti será como el acero.24 La tierra estará tan seca por la falta de lluvia que las tormentas de polvo te destruirán.
25
»El SEÑOR hará que seas derrotado por tus enemigos. Marcharás gloriosamente a la batalla, pero huirás delante de tu enemigo en completa confusión y serás causa de espanto entre todas las naciones de la tierra.26 Tu cadáver servirá de comida a las aves y a los animales salvajes, y nadie estará allí para espantarlos.
27
»El Señor enviará sobre ti las úlceras y las plagas de Egipto: tumores, sarna y tiña para las que no hallarás remedio.28 Te enviará locura, ceguera, temor y pánico.
29 Andarás a tientas al mediodía, de la manera que un ciego anda en la oscuridad. No prosperarás en nada de lo que hagas, serás oprimido y despojado continuamente, y nada podrá salvarte.
30
»Tomarás mujer y otro dormirá con ella; edificarás casa y otro la habitará; plantarás viñas y otro comerá su fruto.31 Tus bueyes serán degollados delante de tus propios ojos, pero no podrás comer un bocado de su carne. Tus burros te serán arrebatados mientras miras y nadie te los devolverá. Tus ovejas serán entregadas a tus enemigos. ¡No habrá quien te proteja!
32 Ante tu vista tus hijos e hijas serán llevados en esclavitud. Tu corazón se quebrantará de angustia al verlos, pero no podrás ayudarlos.
33 Una nación extranjera de la cual ni siquiera has oído se comerá las cosechas que con tanto trabajo cultivaste. Estarás siempre oprimido y explotado.
34 Te volverás loco por toda la tragedia que verás a tu alrededor.
35 El SEÑOR te cubrirá de llagas incurables de la cabeza hasta los pies.
36
»Cautivo te enviará el Señor juntamente con el rey que elegiste, a una nación que ni tú ni tus antepasados tuvieron en cuenta, y mientras estés en el destierro, adorarás dioses de piedra y de madera.37 Serás motivo de horror y objeto de burla entre todas las naciones, porque el SEÑOR te desechará.
38
»Sembrarás mucho pero cosecharás poco, porque las langostas se comerán tus cultivos.39 Plantarás viñedos y los cuidarás, pero no comerás las uvas ni beberás el vino porque el gusano destruirá las viñas.
40 Los olivos crecerán por doquier, pero no habrá suficiente aceite para ungirte, porque los árboles dejarán caer el fruto antes de que haya madurado.
41 Tus hijos e hijas serán raptados para ser vendidos como esclavos.
42 La langosta destruirá tus árboles y tus viñas.
43 Los extranjeros que vivan en medio del pueblo se enriquecerán cada vez más, mientras tú te haces cada vez mas pobre.
44 Ellos te prestarán a ti, y tú no podrás prestarles a ellos ni un centavo. Ellos estarán a la cabeza y tú, en la cola.
45
»Todas estas maldiciones te perseguirán hasta que seas destruido por haber rechazado la palabra del SEÑOR tu Dios.46 Todos estos horrores caerán sobre ti y tus descendientes como una advertencia.
47 Serás esclavo de tus enemigos por no haber alabado a Dios con gozo y alegría por todo lo que él ha hecho por ti.
48 El SEÑOR enviará a tus enemigos en tu contra, y tendrás hambre y sed; y estarás desnudo y tendrás necesidad de todas las cosas. Sobre tu cuello será colocado un yugo de hierro, hasta que seas destruido.
49
»El SEÑOR traerá contra ti una nación distante que vuela con la rapidez del águila y cuyo idioma no entiendes,50 una nación de hombres fieros e iracundos que no tendrán misericordia de jóvenes ni de viejos.
51 Comerán de lo que haya en tu casa hasta que se hayan agotado el ganado y las cosechas. Desaparecerá el grano, el vino nuevo, los cabritos y los corderos.
52 Esa nación pondrá sitio a tus ciudades y derribará tus murallas altas, en las cuales confiaste creyendo que serían tu protección.
53 Llegarás aun a comer la carne de tus hijos e hijas en los terribles días del sitio que está por delante.
54 Los hombres más sensibles que moran contigo se endurecerán contra sus propios hermanos, contra sus padres, y contra sus esposas y contra los hijos que aún estén vivos.
55 Se negarán a darles parte de la carne que están devorando —carne de sus propios hijos— porque estarán muertos de hambre en medio del sitio de tus ciudades.
56 [56-57] La mujer más tierna y delicada de tu pueblo, que no se habría atrevido a posar su pie desnudo en tierra, no querrá compartir su comida con el esposo que ama, ni con su hijo, ni con su hija. Esconderá de ellos la placenta y el bebé que acaba de nacer a fin de comérselo ella sola. Tan terrible será el hambre que habrá en el sitio y la terrible angustia causada por tus enemigos en tus puertas.
57
58
»Si te niegas a obedecer todas las leyes escritas en este libro, rechazando la reverencia y la gloria que merece el nombre del SEÑOR tu Dios.59 El SEÑOR enviará plagas perpetuas sobre ti y tus hijos.
60 Traerá sobre ti todas las enfermedades de Egipto que tanto temes, y asolarán la tierra,
61 y eso no será todo: El SEÑOR traerá también sobre ti toda enfermedad y plaga existente, aun aquellas que no están mencionadas en este libro, hasta que hayas sido destruido.
62 En lugar de llegar a ser numerosos como las estrellas, quedarán pocos de ustedes. Todo esto ocurrirá si no obedeces al SEÑOR tu Dios.
63
»Así como el SEÑOR se ha agradado de ti y ha hecho tantas cosas maravillosas por ti y te ha multiplicado, se gozará entonces en destruirte, y desaparecerás de la tierra.64 Porque el SEÑOR te esparcirá en medio de todas las naciones, de uno a otro extremo de la tierra. Allí adorarás dioses paganos que ni tú ni tus antepasados han conocido, dioses hechos de madera y de piedra.
65 No tendrás reposo entre esas naciones, sino que el SEÑOR pondrá cobardía en tu corazón, y quedarás en tinieblas con el cuerpo gastado por la tristeza y el temor.
66 Tu vida penderá de un hilo. Vivirás noche y día lleno de temor, y no tendrás motivo para pensar que verás la luz del día siguiente:
67 En la mañana dirás: “Ojalá pueda vivir hasta la noche”. Y en la noche dirás: “Ojalá pueda vivir hasta mañana”. Dirás esto porque estarás rodeado de temor, y el miedo se adueñará de tu corazón.
68 Entonces el SEÑOR te enviará de regreso a Egipto en barcos, viaje que yo prometí que jamás volverías a hacer. Allí te pondrás en venta delante de tus enemigos para ser esclavo de ellos, pero nadie querrá comprarte».
1
Fue en las llanuras de Moab donde Moisés confirmó el pacto que el SEÑOR había hecho con el pueblo de Israel en el monte Horeb.2 [2-3] Convocó a todo Israel ante su presencia y les dijo:
«Ustedes vieron con sus propios ojos las grandes plagas y los milagros portentosos que el SEÑOR hizo caer sobre el faraón y su pueblo en Egipto.3
4 Sin embargo, el SEÑOR no les ha dado corazones que entiendan ni ojos que vean ni oídos que oigan.
5 Durante cuarenta años el SEÑOR los condujo a través del desierto, y sus vestiduras no se envejecieron, ni se les gastó el calzado.
6 Él no les ha permitido establecerse en ningún lugar ni cultivar la tierra para que les produzca trigo para el pan y uva para el vino, porque desea que comprendan que él es el SEÑOR el Dios de ustedes, y que los ha estado cuidando y alimentando.
7
»Cuando llegamos a este lugar, el rey Sijón de Hesbón y el rey Og de Basán salieron a ofrecernos batalla, y los derrotamos.8 Tomamos posesión de sus tierras y se las dimos a las tribus de Rubén, Gad y a la media tribu de Manasés, para que fuera heredad de ellos.
9 Por lo tanto, obedezcan las condiciones de este pacto para que sean prosperados en todo lo que hagan.
10 Todos ustedes, sus dirigentes, el pueblo, sus jueces y funcionarios administrativos, están hoy delante del SEÑOR su Dios,
11 junto con sus pequeños, sus viudas y los exiliados que viven entre ustedes, los que cortan la leña y los aguadores.
12 Están aquí esperando establecer un pacto con el SEÑOR su Dios, pacto que él hace con ustedes hoy, bajo juramento.
13 Él desea confirmarlos hoy como su pueblo y confirmar que él es su Dios como prometió a sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob.
14 Este pacto no lo hace sólo con ustedes los que están aquí delante de él en este día,
15 sino también con todas las generaciones futuras de Israel.
16
»Ciertamente recuerdan cómo vivimos en la tierra de Egipto y cómo salimos de ella, cómo cruzamos a salvo el territorio de las naciones enemigas.17 Y ustedes han visto todos sus ídolos paganos hechos de piedra, de madera, de plata y de oro.
18 El día en que cualquiera de ustedes, hombre o mujer, familia o tribu de Israel, comience a apartarse del SEÑOR nuestro Dios y desee adorar los dioses de esas naciones, ese día saldrá de entre ustedes una raíz que producirá fruto amargo y venenoso.
19
»Que ninguno de ustedes, al oír las advertencias de esta maldición, piense livianamente y se diga: “Prosperaré aun cuando me conduzca de acuerdo con mi propio capricho”. Porque será la ruina de todos.20 El Señor no lo perdonará. Su ira se encenderá contra aquella persona. Todas las maldiciones escritas en este libro caerán sobre ella y el SEÑOR borrará su nombre de debajo del cielo.
21 El SEÑOR cortará a ese hombre de entre todas las tribus de Israel y derramará sobre él todas las maldiciones que están escritas en este libro, y que caerán sobre los que rompan este pacto.
22 Y los hijos de ustedes, las generaciones venideras y los extranjeros de tierras distantes que pasen verán la destrucción de la tierra y las enfermedades que el SEÑOR ha enviado sobre ella.
23 Verán que toda la tierra es azufre y sal, desierta y calcinada, sin cultivar, tierra que no produce, ni siquiera hierba, como las de Sodoma y Gomorra, Admá y Zeboyín, que el Señor destruyó en medio de su ira.
24
»“¿Por qué el SEÑOR trató así a esta tierra?” preguntarán las naciones. “¿Por qué se encendió de tal modo su ira?”25
»Y se les dirá: “Porque el pueblo de esta tierra quebrantó el pacto que hicieron con el SEÑOR, Dios de sus antepasados, quien los sacó de la tierra de Egipto.26 Ellos adoraron a otros dioses que no conocían ni habían hecho nada por ellos.
27 Por esta razón la ira del SEÑOR se encendió contra esta tierra, y todas las maldiciones, escritas en este libro, cayeron sobre ellos.
28 Con gran ira el SEÑOR los desarraigó de su tierra y los lanzó a otra tierra, donde viven todavía”.
29
»Hay secretos que el SEÑOR nuestro Dios no nos ha revelado, pero estas palabras que ha revelado son para que nosotros y nuestros hijos las obedezcamos para siempre.1
»Cuando te hayan ocurrido todas estas cosas —las bendiciones y las maldiciones que te he enumerado—, meditarás acerca de ellas en las naciones a donde el SEÑOR tu Dios te habrá desterrado.2 Si entonces quisieras volverte al SEÑOR tu Dios, y tú y tus hijos comenzaran de todo corazón a obedecer los mandamientos que te he dado en este día,
3 el SEÑOR tu Dios te rescatará del cautiverio. Él tendrá misericordia de ti y te recogerá de todas las naciones donde te haya esparcido.
4 Aun cuando estés en el extremo de la tierra, él irá y te buscará para traerte de regreso
5 a la tierra de tus antepasados. Poseerás nuevamente la tierra y él te hará bien y te multiplicará aun más que a tus antepasados.
6 Dios limpiará tu corazón y el de los hijos de tus hijos, para que ames al SEÑOR tu Dios con toda tu mente y con todo tu ser, e Israel vivirá nuevamente.
7
[7-8] »Si te vuelves al SEÑOR y obedeces todos los mandamientos que te he dado hoy, el SEÑOR tu Dios retirará sus maldiciones y las lanzará contra tus enemigos, y contra los que te odian y persiguen.8
9 El SEÑOR tu Dios prosperará todo cuanto emprendas y te dará muchos hijos, mucho ganado, y abundantes cosechas, pues el SEÑOR se gozará nuevamente en ti como lo hizo en tus padres.
10 Él se alegrará con tu obediencia si sigues los mandamientos escritos en este libro de la ley y si te vuelves al SEÑOR tu Dios con toda tu mente y con todo tu ser.
11
Estos mandamientos no están fuera de tu alcance ni son superiores a tus fuerzas como para que no los obedezcas;12 porque estas leyes no están en los lejanos cielos, tan distantes que no puedas oírlas y obedecerlas y no haya nadie que pueda traerlas a ti en la tierra;
13 ni están más allá del océano, tan lejos que nadie pueda hacerte oír su mensaje.
14 Están muy cerca de ti, en tu memoria y en tus labios, para que puedas obedecerlas.
15
»Mira, yo he puesto en este día delante de ti la vida y la muerte; todo depende de tu obediencia o de tu desobediencia.16 Hoy te he dado el mandamiento de que ames al SEÑOR tu Dios y andes en todos sus caminos, y guardes todas sus leyes, para que puedas vivir y llegar a ser una nación grande. Así, el SEÑOR tu Dios te bendecirá a ti y a la tierra que vas a poseer.
17 Pero si tu corazón se aparta y no quieres oír, y te dejas arrastrar a la idolatría,
18 declaro en este día que ciertamente perecerás. No tendrás una vida larga y buena en la tierra que entras a poseer.
19
»Invoco a los cielos y a la tierra por testigos de que he puesto delante de ti la vida o la muerte, la bendición o la maldición. ¡Ojalá optases por la vida para que tú y tus hijos puedan vivir!20 Ama al SEÑOR tu Dios, obedécele y aférrate a él, porque él es vida para ti y prolongación de tus días. Así podrás vivir con seguridad en la tierra que el SEÑOR prometió a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob».
1
Después que Moisés terminó de decir estas advertencias y consejos al pueblo,2 añadió: «Ahora tengo ciento veinte años. No podré continuar dirigiéndote porque el SEÑOR me ha dicho que no cruzaré el río Jordán.
3 Sin embargo, él mismo te guiará y destruirá a las naciones que viven allí, y tú las heredarás. Josué es tu nuevo comandante según las órdenes del SEÑOR.
4 El SEÑOR destruirá a las naciones que viven en la tierra, así como destruyó a Sijón y a Og, reyes amorreos.
5 El SEÑOR entregará en tus manos a la nación que vive allí, y tú la destruirás conforme a lo que te he ordenado.
6 Sé fuerte. Sé valiente. No temas delante de ellos porque el SEÑOR tu Dios estará contigo, no te dejará ni te abandonará».
7
Luego llamó Moisés a Josué delante de todo Israel y le dijo: «Esfuérzate y ten valor, porque tú guiarás a este pueblo a la tierra que el SEÑOR prometió a sus antepasados, y estarás a cargo de dirigir la conquista.8 No tengas miedo porque el SEÑOR irá delante de ti y estará contigo. Él no te desamparará. No temas ni te desanimes».
9
Moisés, entonces, escribió las leyes que ya había expresado al pueblo y se las entregó a los sacerdotes, los hijos de Leví. Los que tenían a cargo el transporte del cofre que contenía los Diez Mandamientos del SEÑOR. Moisés también se las dio a los ancianos de Israel.10 [10-11] El SEÑOR ordenó que estas leyes fueran leídas al pueblo cada siete años, en el año de la remisión, en la fiesta de las Enramadas; cuando todo Israel se reúna delante del SEÑOR en el santuario.
11
12
«Harán congregar al pueblo —dijo el SEÑOR—, hombres, mujeres y niños, y extranjeros que viven entre ustedes, para que oigan las leyes de Dios y aprendan a hacer su voluntad, a fin de que reverencien al SEÑOR tu Dios y obedezcan sus leyes.13 Hagan esto para que los hijos de ustedes que no conocen estas leyes las oigan y aprendan a temer al SEÑOR su Dios mientras vivan en la tierra prometida».
14
Luego el SEÑOR dijo a Moisés: «Ha llegado el momento en que debes morir. Llama a Josué y entra en el santuario para que pueda darle las instrucciones». Moisés y Josué entraron y estuvieron de pie delante del SEÑOR.15 Él se les apareció en la forma de una gran nube a la entrada del santuario,
16 y le dijo a Moisés: «Tú morirás y te reunirás con tus antepasados. Después de tu partida, este pueblo comenzará a adorar dioses extraños en la tierra en la que van a entrar. Ellos se olvidarán de mí y quebrantarán el pacto que he hecho con ellos.
17 Entonces se inflamará mi ira contra ellos y los abandonaré, esconderé mi rostro de ellos, y serán destruidos. Tendrán gran tribulación, de modo que ellos dirán un día: “El SEÑOR ya no está entre nosotros”.
18 Me apartaré de ellos porque habrán pecado adorando a otros dioses.
19
»Escribe, pues, las palabras de este cántico y enséñaselo al pueblo de Israel como advertencia mía.20 Cuando yo los haya introducido en la tierra que prometí a sus antepasados, tierra que fluye leche y miel, y cuando ellos se hayan saciado y engordado, y comiencen a adorar a otros dioses y me desprecien y quebranten mi pacto
21 y caigan sobre ellos grandes calamidades, este cántico les recordará las razones de su dolor. (Porque este cántico vivirá de generación en generación.) Yo los conozco bien ya, aun antes de que entren en la tierra que prometí darles».
22
Ese mismo día Moisés escribió las palabras del cántico y se las enseñó a los israelitas.23
Luego, el SEÑOR encargó a Josué hijo de Nun que fuera valiente y se esforzara, y le dijo: «Tú harás entrar al pueblo de Israel en la tierra que yo juré que les daría; yo estaré contigo».24
Cuando Moisés hubo terminado de escribir todas las leyes de este libro,25 ordenó a los levitas que conducían el cofre con los Diez Mandamientos
26 que pusieran este libro de la Ley junto al cofre del pacto como solemne advertencia al pueblo de Israel.
27 «Porque sé que ustedes son un pueblo rebelde y obstinado —dijo Moisés—. Si aun hoy, mientras todavía estoy con ustedes, se rebelan contra el SEÑOR, cuánto más rebeldes serán después de mi muerte.
28 Hagan venir ahora a los ancianos y a los jefes de las tribus para que pueda hablarles, y pueda invocar a los cielos y a la tierra como testigos contra ellos.
29 Yo sé que después de mi muerte, ustedes se corromperán y se apartarán del SEÑOR y de sus mandamientos, y en los días venideros el mal los aplastará porque harán lo que el SEÑOR dijo que era malo, y la ira del SEÑOR se encenderá».
30
Entonces Moisés recitó el siguiente cántico ante todo el pueblo de Israel:1
«Escuchen, cielos y tierra. Escuchen lo que tengo que decir.2
Mis palabras caerán sobre ustedes como suave lluvia y rocío, como lluvia sobre el pasto tierno, como lluvia sobre las laderas.3
Yo proclamaré la grandeza del SEÑOR. ¡Cuán glorioso es él!4
Dios es la Roca. Perfecta es su obra. Todo lo que hace es justo y bueno. Dios es fiel, no practica la injusticia.5
Pero Israel se ha corrompido, se ha contaminado con pecado. Ya no es hijo digno. Es una generación perversa y depravada.6
»¿Así tratas al SEÑOR, oh pueblo insensato y necio? ¿No es Dios tu Padre? ¿No es él tu creador? ¿No es él quien te formó y te dio fortaleza?7
Recuerda los días del pasado. Pregúntale a tu padre y al anciano; ellos te contarán.8
Cuando Dios dividió el mundo entre las naciones, según el número de los hijos de Israel.9
Pero no designó uno para Israel: Porque Israel era la posesión especial de Dios.10
Dios los protegió en la soledad amenazadora como si fuera la niña de sus ojos.11
Extendió sus alas sobre ellos, como un águila protege a sus polluelos, y los lleva sobre sus alas.12
»Cuando el SEÑOR solo los conducía, y ellos vivían sin dioses ajenos,13 Dios les entregó fértiles colinas, y campos fértiles y productivos, les dio miel de la peña, y aceite de oliva de los pedregales.
14
Les dio leche y carne; carneros de Basán y cabritos, lo mejor del trigo, y el vino por bebida.15
»Pronto Israel estuvo saciado, engordó y dio coces; entonces, en la abundancia se olvidaron de su Dios y despreciaron a la Roca de su salvación.16
Israel comenzó a seguir a dioses ajenos, y el SEÑOR se airó; sintió celos por su pueblo.17
Sacrificaron a dioses paganos, a nuevos dioses que nunca antes habían adorado.18
Se olvidaron de la Roca que los había hecho, olvidando que era Dios quien les había dado el ser.19
»Dios vio lo que estaban haciendo, y los aborreció. Sus hijos e hijas lo insultaban.20
Dijo: “Los abandonaré; veré entonces qué les ocurrirá, porque son una generación perversa e incrédula.21
Me han dado celos con sus ídolos, los cuales no son dioses. Ahora yo haré que sientan celos dando mi amor a las insensatas naciones gentiles que lo rodean.22
Porque mi ira se ha encendido como un fuego que quema los abismos profundos, consume la tierra y todos sus productos, y enciende las montañas con fuego.23
»”Yo amontonaré males sobre los israelitas y arrojaré contra ellos mis saetas.24
Los consumiré con hambre, con fiebre y enfermedades fatales. Yo los devoraré; enviaré contra ellos bestias salvajes, para que los destrocen con sus dientes y serpientes venenosas que se arrastran por el polvo.25
Por fuera los atacará la espada del enemigo; por dentro la plaga mortal aterrorizará a jóvenes y a muchachas por igual al niño de pecho y al hombre de avanzada edad.26
Había decidido esparcirlos por tierras lejanas, para que la memoria de ellos desapareciera.27
Pero luego pensé: Mis enemigos se jactarán diciendo: `Israel ha sido destruida por nuestro poder. No fue el SEÑOR quien lo hizo sino nosotros'”.28
»Israel es una nación insensata, necia, que no tiene entendimiento.29
¡Oh, si tuvieran sabiduría! ¡Oh, si tuvieran entendimiento! ¡Oh, si supieran el fin que les espera!30
¿Cómo podría un solo enemigo perseguir a mil, y dos poner en fuga a diez mil; a menos que la Roca los haya abandonado, a menos que el SEÑOR los haya destruido?31
Pero la roca de otras naciones no es como nuestra Roca. Aun sus enemigos lo reconocen.32
Actúan como los hombres de Sodoma y Gomorra. Sus obras son amargas y venenosas;33 su vino es veneno de serpientes.
34
»“Pero Israel es mi pueblo especial, sellado como joya de mis tesoros.35
Mía es la venganza y la retribución, porque a su tiempo su pie resbalará. El día de la condenación de sus enemigos está cerca; es segura e inminente”.36
»Porque el SEÑOR verá que su pueblo tenga justicia y tendrá compasión de ellos cuando se desvíen. Verá cuando su fuerza se agote, tanto en el esclavo como en el libre,37 y dirá: “¿Dónde están sus dioses, las rocas que decían les sirvieron de refugio?
38
¿Dónde están sus dioses ahora, a quienes ellos sacrificaron su gordura y su vino? Que se levanten esos dioses y los ayuden.39
»”¿No ven que sólo yo soy Dios? Yo hago morir y hago vivir. Yo haga la herida y yo la sano: nadie se escapa de mi poder.40
He levantado mis manos al cielo y he jurado por mi propia existencia,41 que sacaré filo al rayo de mi espada, y derramaré mi castigo sobre mis enemigos.
42
Mis saetas se embriagarán con sangre y mi espada devorará la carne y la sangre de todos los muertos y cautivos. Las cabezas del enemigo estarán ensangrentadas”.43
»Alaben a su pueblo, naciones gentiles, porque él vengará a los suyos; tomará venganza contra sus enemigos y purificará su tierra y su pueblo».44
[44-45] Cuando Moisés y Josué terminaron de recitar este cántico delante del pueblo,45
46 Moisés hizo estos comentarios:
«Mediten sobre las leyes que les he dado en este día, y háganlas conocer a sus hijos.47 Estas leyes no son sólo palabras, son tu vida. Si las obedecen podrán vivir una vida larga y próspera en la tierra que entrarán a poseer al otro lado del Jordán.
48
Ese mismo día el SEÑOR le dijo a Moisés:49 «Sube al monte Nebo en los montes Abarín, en la tierra de Moab a este lado de Jericó. Sube hasta su cumbre, y observa la tierra que está al otro lado del río en Canaán, la tierra que le doy al pueblo de Israel.
50 Después que hayas visto la tierra morirás y te unirás a tus antepasados, de la misma manera que Aarón tu hermano murió en el monte Hor y fue reunido con ellos.
51 Porque tú me deshonraste delante del pueblo de Israel en las aguas de Meriba en Cades en el desierto de Zin.
52 Verás delante de ti extendida toda la tierra que le doy al pueblo de Israel, pero no podrás entrar en ella».
1
Esta es la bendición que Moisés, varón de Dios, dio al pueblo de Israel antes de morir:2
«El SEÑOR vino a nosotros en el monte de Sinaí, apareció desde el monte de Seír; resplandeció desde el monte Parán, rodeado por diez millares de ángeles, y con fuego flameante en su mano derecha.3
¡Cuánto ama a su pueblo! Sus santos están en sus manos. Ellos siguieron tus pasos, oh SEÑOR; recibieron sus instrucciones de ti.4
Las leyes que les he dado les son posesión muy preciosa.5
Señor es rey en Jesurún, elegido por una congregación de jefes de las tribus.6
»¡Que Rubén viva para siempre y sea su tribu numerosa!»7
Y Moisés dijo de Judá: «Oh, SEÑOR, escucha el lamento de Judá y únelo con Israel; pelea en favor de ellos contra sus enemigos».8
Y entonces dijo Moisés de Leví: «Da al piadoso Leví tu urim y tu tumim. Probaste a Leví en Masá y en Meribá,9 y él obedeció tus mandamientos y destruyó a muchos pecadores, aun a sus propios hijos, hermanos, padres y madres.
10
Los levitas enseñarán las leyes de Dios a Israel y trabajarán delante de ti en el altar del incienso, y en el altar del holocausto.11
Oh, SEÑOR, haz prosperar a los levitas y acepta la obra que ellos hacen para ti. Aplasta a los que son sus enemigos; y no dejes que se levanten nuevamente».12
Acerca de Benjamín dijo Moisés: «Es el amado del SEÑOR y vive con seguridad cerca de él. El SEÑOR lo rodea con sus cuidados de amor y lo preserva de todo mal».13
De José, dijo: «Bendiga el SEÑOR su tierra con los dones más altos del cielo y de la tierra que pisan sus pies.14
Sea bendecido con los mejores frutos que maduran al sol; enriquézcase cada mes15 con las mejores cosechas de las montañas y de las laderas de las colinas.
16
Sea bendecido con los mejores dones de la tierra y su plenitud, y con el favor de Dios que se le apareció en la zarza ardiente. Que todas estas bendiciones vengan sobre José, príncipe entre sus hermanos.17
Es como un toro joven con toda su fortaleza y esplendor, con los cuernos fuertes de un búfalo para pelear contra las naciones de la tierra. Esta es mi bendición para las multitudes de Efraín y para los millares de Manasés».18
De Zabulón dijo Moisés: «Regocíjate, oh Zabulón, que amas el aire libre; e Isacar, que amas tus tiendas.19
Llamarán al pueblo a que celebre sacrificios con ellos. Gustarán las riquezas del mar y los tesoros de la avena».20
Acerca de la tribu de Gad, Moisés dijo: «Benditos los que ayudaron a Gad. Está agazapado como un león; desgarra el brazo, el rostro y la cabeza.21
Escogió la mejor de las tierras para sí, porque estaba reservada para un caudillo. Él condujo al pueblo y ejecutó los mandatos y decretos de Dios para Israel».22
De Dan, Moisés dijo: «Dan es como un cachorro de león que salta desde Basán».23
De Neftalí dijo: «Oh Neftalí, estás satisfecho con todas las bendiciones del SEÑOR. Las costas del Mediterráneo y el Néguev son tu hogar».24
Dijo de Aser: «Aser es hijo favorito, estimado más que sus hermanos; lava sus pies en aceite de oliva suavizante.25
Seas protegido con fuertes cerrojos de hierro y bronce, y tu fortaleza sea como el largo de tus días».26
«No hay como el Dios de Jesurún, desciende de los cielos con majestuoso esplendor para ayudarte.27
El Dios eterno es tu refugio, y abajo están los brazos eternos. Arroja a tus enemigos delante de ti y grita: «¡Destrúyelos!»28
Por esta razón, Israel habita confiada, prosperando en tierra de grano y de vino, mientras las lluvias suaves descienden de los cielos.29
¡Qué bendiciones tienes, oh Israel! ¿Quién más ha sido salvado por el SEÑOR? Él es tu escudo y tu ayudador, él es tu espada triunfal. Tus enemigos se inclinarán delante de ti; y tú pisarás sus espaldas».1
Entonces Moisés subió desde las llanuras de Moab a la cumbre del Pisgá en el monte Nebo, al otro lado de Jericó. Y el SEÑOR le mostró la tierra entera mientras recorría con la vista todo el territorio de Galaad hasta llegar a alcanzar al de Dan:2
«Allí está Neftalí; y allí están Efraín y Manasés, al otro lado tienes a Judá, que se extiende hasta el mar Mediterráneo;3 allí está el Néguev y el valle del Jordán; y Jericó, la ciudad de las palmeras; y Zoar —le dijo el SEÑOR—.
4 Es la tierra prometida. Yo prometí a Abraham, Isaac y Jacob que la daría por heredad a sus descendientes. Te he permitido verla, pero no entrarás en ella».
5
Entonces Moisés, el siervo del SEÑOR, murió en la tierra de Moab, como el SEÑOR había dicho.6 El SEÑOR lo sepultó en un valle, cerca de Bet Peor, en Moab; pero nadie conoce el lugar exacto.
7
Moisés tenía ciento veinte años cuando murió; sin embargo, su vista era perfecta, y era tan fuerte como un hombre joven;8 El pueblo de Israel lo lloró durante treinta días, cumpliendo así el tiempo del luto, en las llanuras del Moab.
9
Josué (hijo de Nun) estaba lleno del espíritu de sabiduría porque Moisés había impuesto sus manos sobre él; el pueblo de Israel le obedeció y siguió los mandamientos que el SEÑOR le había dado a Moisés.10
Jamás hubo otro profeta como Moisés, porque el SEÑOR habló con él cara a cara.11 [11-12] Y, bajo el mandato de Dios, realizó milagros y prodigios que no han podido ser igualados.
Hizo grandes y terribles prodigios delante del faraón y de toda su corte en Egipto, y delante del pueblo de Israel.