1

1

Ezequiel, hijo de Buzí, era un sacerdote que vivía con los exiliados judíos junto al río Quebar, en Babilonia. El recibió de parte de Dios visiones que le mostraban lo que acontecería en los próximos meses y años.

2

Un día, a fines de junio, cuando ya habían pasado cinco años del exilio del rey Jeconías,

3 fue cuando empecé a recibir visiones y mensajes de parte del SEÑOR.

4

Yo vi en una visión una gran tormenta acercándose hacia mí desde el norte, y delante de ella una enorme nube que resplandecía con fuego, desde adentro de la cual continuamente salían llamaradas, y en el fuego mismo había algo que brillaba como el bronce pulido.

5

Luego, desde el centro de la nube aparecieron cuatro seres extraños, aunque su figura era como la de un ser humano.

6 ¡Pero, cada uno tenía cuatro caras y dos pares de alas!

7 Sus piernas eran como las de los hombres, pero sus pies tenían pezuñas como de buey, aunque brillaban como el bronce bruñido.

8 Y debajo de cada una de sus alas yo podía ver manos humanas.

9

Los cuatro seres extraños estaban vivos y unidos ala con ala y volaban hacia delante sin volverse atrás.

10 Cada uno tenía la cara de un ser humano al frente, las caras de los costados eran una de león y una de buey, en tanto que la posterior era de águila.

11 Cada uno tenía, además, dos pares de alas desplegadas que partían del medio de sus espaldas. Un par se extendía hacia arriba y el otro par cubría su cuerpo.

12 A donde les impulsaba el Espíritu iban, pero moviéndose siempre hacia adelante, sin darse vuelta.

13

Subiendo y descendiendo entre ellos había otras formas que resplandecían como brasas ardientes o antorchas brillantes, y desde ellos salían relámpagos.

14 Los seres vivos iban y venían con la velocidad del relámpago.

15

Al estar mirando atentamente todo esto, vi cuatro ruedas sobre el suelo debajo de ellos, correspondiendo una rueda a cada uno de los seres vivientes.

16 Las ruedas parecían como si fueran hechas de ámbar pulido, y cada una estaba construida con una segunda rueda cruzada por adentro.

17 Así podían avanzar en cualquiera de las cuatro direcciones sin tener que darse vuelta.

18 Las cuatro ruedas tenían una enorme circunferencia y despedían brillos intensos.

19

Cuando los cuatro seres vivos volaban hacia adelante, las ruedas se desplazaban con ellos. Cuando volaban hacia arriba, las ruedas también subían con ellos.

20 Cuando los seres vivos se detenían, también se detenían las ruedas.

21 Es que el Espíritu de los cuatro seres vivos estaba en las ruedas de modo que dondequiera su Espíritu iba, las ruedas y los seres vivos iban también.

22

En la parte superior de este extraño ser había una especie de bóveda de cristal purísimo y resplandeciente.

23 Las alas de cada uno de los seres estaban debajo de esta bóveda extendidas para tocar las alas de los otros y cada uno tenía dos alas cubriendo su cuerpo.

24 Al volar, el ruido de sus alas era muy intenso, como las olas estrellándose sobre la costa, o como la voz de Dios, o como el griterío de un poderoso ejército en medio de una feroz batalla. Cuando se detenían, entonces plegaban sus alas.

25 Estaba yo observando cuando se produjo un gran estruendo.

26 Entonces vi sobre la cúpula que estaba encima de ellos. Había algo que se parecía a un trono hecho de zafiros azules, y sentado sobre él, alguien con la apariencia de un ser humano.

27

Desde su cintura hacia arriba parecía como bronce reluciente, deslumbrante como el rayo, y desde su cintura hacia abajo como si todo fuera una llamarada.

28 Había una aureola resplandeciente semejante a un arco iris alrededor de él. Ése era el aspecto que la presencia magnífica del SEÑOR tenía para mí. Y cuando yo lo vi, caí rostro a tierra, y oí la voz de alguien que me hablaba.

2

1

Y me dijo: ¡Ponte de pie, hombre mortala, que hablaré contigo!

2

Y el Espíritu entró en mí mientras me hablaba, y me puso de pie.

3

«Hombre mortal, me dijo, yo te envío a los israelitas, una nación terca, nación que está siempre rebelándose contra mí. Ellos y sus antepasados han vivido siempre desoyendo mis consejos y sin aceptar mi dirección.

4 Ellos son un pueblo terco, de corazón duro. Pero yo te envío para comunicarles a ellos mis mensajes, los mensajes del SEÑOR Dios.

5 Y si ellos escuchan o no (pues acuérdate que son rebeldes), por lo menos sabrán que han tenido un profeta entre ellos.

6 Hombre mortal, no tengas temor de ellos, no te asustes, aun cuando te amenacen con arrojarte a un pozo lleno de escorpiones. No desmayes ante sus semblantes airados, pues acuérdate que son rebeldes.

7 Tú debes entregarles mis mensajes, escuchen ellos o no (pero no lo harán, porque son muy rebeldes).

8 Escucha, hombre mortal, lo que yo te diré. ¡No seas tú también rebelde! ¡Abre la boca y come lo que te daré!»

9

Entonces miré y vi una mano tendida hacia mí con un rollo escrito por ambos lados.

10 Él lo desenrolló, y entonces vi que estaba lleno de advertencias, lamentaciones y condenas.

3

1

Él me dijo: «¡Hombre mortal, come este rollo que te he dado! Luego ve y comunica este mensaje al pueblo de Israel».

2

Entonces abrí la boca para comer el rollo que él me ofreció.

3 «Cómelo todo, me dijo». Y cuando lo comí, supe que tenía el gusto dulce de la miel.

4

Luego él me dijo: «Hombre mortal, yo te envío al pueblo de Israel con mis mensajes.

5 No te envío a alguna tierra extraña y distante, donde no entenderías el idioma.

6 No, no a tribus con lenguas extrañas y difíciles que no entenderían lo que les dices. (¡Aunque si lo hiciera, ellos sí obedecerían mis mandatos!)

7 Yo te envío al pueblo de Israel, y ¡no te van a escuchar a ti, como no me han escuchado a mí! Pues todos ellos son duros y testarudos.

8 Pero mira que yo te he hecho duro y testarudo también, tanto como ellos, para que seas insistente.

9 Yo he hecho tu frente más dura que la roca. Así que no tengas miedo de ellos, ni temas sus miradas amenazantes e iracundas, aunque sean tan rebeldes».

10

Luego él agregó: «Hombre mortal, deja que mis palabras penetren en lo profundo de tu propio corazón primero; medítalas tú mismo, atentamente.

11 Luego ve a tus compatriotas en el exilio y, escuchen o no, diles: “Esto es lo que el SEÑOR Dios dice”».

12

Luego el Espíritu me alzó, y la magnífica presencia del SEÑOR comenzó a alejarse, acompañada por el sonido como de un gran terremoto al escucharse un grito que decía: «Que magnífica es la presencia del SEÑOR cuando está en su templo».

13 También el ruido de las alas de los seres vivos al tocarse entre sí era ensordecedor.

14

El Espíritu me alzó por los aires. Yo iba lleno de amargura e ira, pero la mano del SEÑOR me tenía agarrado con gran fuerza.

15 Llegamos a Tel Aviv, donde estaban los israelitas deportados, junto al río Quebar. Al llegar me senté entre ellos, abrumado y atónito, durante siete días.

16

Al final de los siete días, el SEÑOR me dijo:

17

«Hombre mortal, yo te he designado como un vigía sobre Israel; siempre que le envíe una advertencia a mi pueblo, transmítesela a ellos en seguida.

18 Si rehúsas advertir a los malos cuando yo quiero que les digas: “¡Están bajo sentencia de muerte, por lo tanto arrepiéntanse y salven sus vidas!”, ellos morirán en sus propias culpas, pero yo te culparé a ti por ello.

19 En cambio, si les adviertes y ellos siguen actuando mal, y rehúsan arrepentirse, ellos morirán en sus propias maldades, pero tú estarás sin culpa; hiciste todo lo posible.

20 Y si un hombre bueno se vuelve malo, y tú rehúsas advertirle de las consecuencias, y el SEÑOR lo destruye, sus obras buenas anteriores no le ayudarán; él morirá como culpable. Pero yo te tendré a ti como responsable de su muerte y te castigaré.

21 Y si tú le aconsejas a un justo que se mantenga fiel en su justicia, él será libre de castigo y tú también por haber hecho lo correcto».

22

En eso estaba cuando el SEÑOR me habló de nuevo: «Ve al valle y allí te hablaré».

23 Me levanté y fui al valle, y ¡he aquí que vi la presencia magnífica del SEÑOR allí, tal como la vi en mi primera visión junto al río Quebar! Y caí con el rostro hacia tierra.

24 Luego el Espíritu entró en mí, me fortaleció y me puso de pie. Me dijo: «Ve y enciérrate en tu casa.

25 Te adelanto que te atarán con sogas de manera que no puedas moverte.

26 Yo haré que tu lengua se pegue a tu paladar para que no puedas hablar para reprenderles, pues ellos son rebeldes y tercos.

27 Pero siempre que te dé un mensaje, entonces soltaré tu lengua y te dejaré hablar, y les dirás: “El SEÑOR Dios dice”, y les comunicarás mi mensaje. ¡El que quiera escuchar, que lo haga, y el que quiera rehusar hacerlo, también! Y es que ellos son rebeldes.

4

1

»Y ahora, hombre mortal, toma una tablilla de arcilla y ponla delante de ti y dibuja sobre ella un mapa de la ciudad de Jerusalén.

2 Dibuja allí los terraplenes que se usarán para el sitio, los lugares de donde se lanzarán los asaltos, los campamentos enemigos a su alrededor; y también arrietes en derredor de las murallas.

3 Y coloca una plancha de hierro entre ti y la ciudad, como si fuera un muro de hierro. ¡Demuestra gráficamente cómo un ejército enemigo capturará a Jerusalén! Hay un significado especial en cada detalle de lo que te he dicho que hagas, pues es una advertencia para el pueblo de Israel.

4

[4-5] »Ahora acuéstate sobre tu costado izquierdo durante trescientos noventa días, para mostrar que Israel será castigado por trescientos noventa años mediante cautiverio y opresión. Cada día que estés acostado allí representa un año de castigo que aguarda a Israel.

5

6 Después, date vuelta y acuéstate sobre tu costado derecho durante cuarenta días, para señalar los años del castigo de Judá. Cada día representará un año.

7 Mientras continúa tu demostración del sitio de Jerusalén, acuéstate allí con tu brazo arremangado (para señalar gran fuerza y poder en el ataque contra ella); esto será un gesto simbólico que profetizará su condena.

8 Y yo te ataré con cuerdas para que no puedas darte vuelta de un lado al otro hasta que hayas completado todos los días que simbolizarás el castigo para Israel y Judá.

9

»Durante los primeros trescientos noventa días come pan hecho de harina mezclada de trigo, cebada, habas, lentejas, ajonjolí y espelta. Junta estas varias clases de harina en un jarro.

10 Habrás de sacar de esto una ración de doscientos cuarenta gramos por vez, una comida por día.

11 Y usa dos tercios de un litro de agua por día, no más.

12 Cada día toma harina y prepárala como harías pan de cebada. Mientras todos están observando, lo cocerás sobre un fuego, usando excrementos humanos secos como combustible, y lo comerás».

13

El sentido de este gesto es que el SEÑOR declara que Israel comerá pan contaminado en las tierras de pueblos paganos a las que les enviará en exilio.

14

Luego yo dije: «Oh SEÑOR Dios, ¿por qué debo yo contaminarme empleando excrementos? Yo nunca antes he estado contaminado en toda mi vida. Desde que era niño hasta ahora, jamás he comido ningún animal que haya muerto enfermo o que haya encontrado lastimado o muerto, y nunca he comido de las clases de animales que nuestra ley prohíbe».

15

Entonces el SEÑOR dijo: «Bien, te permito emplear estiércol de vaca, en vez de excrementos humanos».

16

Luego me dijo: «hombre mortal, el pan estará restringido en Jerusalén. Será pesado con gran cuidado y comido con temor. Y el agua será distribuida con medida, y bebida con ansiedad.

17 ¡Yo haré que le falte al pueblo pan y agua, y que se miren el uno al otro con terror, y se llenen de angustia y de remordimientos!

5

1

»Hombre mortal, toma una espada afilada y empléala como navaja de peluquero para afeitar tu cabeza y barba; emplea luego una balanza para pesar el pelo en tres partes iguales.

2 Coloca un tercio en el centro del mapa de Jerusalén. Quémalo allí después del sitio. Esparce otro tercio por tu mapa y da cuchilladas sobre él. Esparce el último tercio al viento, pues yo perseguiré a mi pueblo con los terrores de la guerra.

3 Conserva sólo un poco del pelo atrapándolo con tu manto;

4 luego saca unos pocos pelos y arrójalos al fuego, pues este poco representa un grupo de sobrevivientes del que posteriormente vendrá alguien como un fuego contra Israel».

5

[5-7] El SEÑOR Dios dice: «Todo esto ilustra lo que sucederá a Jerusalén, pues se ha apartado de mis instrucciones y consejos y ha sido aún más perversa que las naciones que la rodean. Este es el motivo por el que será castigada con tanta severidad.

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8 Por eso el SEÑOR Dios dice: Yo mismo estoy contra ustedes y los castigaré públicamente mientras todas las naciones vecinas observan.

9 A causa de las graves maldades que han cometido yo los castigaré en forma más severa de lo que jamás he hecho antes o lo haré después.

10 Los padres y los hijos se devorarán mutuamente, y aquellos que sobrevivan serán esparcidos por todo el mundo.

11

»Pues yo les aseguro: Porque han profanado mi templo llenándolo con ídolos y ofreciendo sacrificios rituales para ellos, entonces yo no los perdonaré ni les tendré piedad.

12 Un tercio de ustedes morirá de hambre y peste, otro tercio será muerto por el enemigo y un tercio esparciré en desbandada, enviando a sus enemigos con espada en mano tras ellos.

13 Luego, por fin, mi cólera será desahogada. ¡Entonces todo Israel sabrá que aquello que advierto, también lo cumplo!

14

»Así haré un ejemplo público de ustedes entre todas las naciones en derredor y ante todos los que pasen por entre las ruinas de su tierra. Quienes los vean se reirán y burlarán de ustedes.

15 Llegarán a ser el hazmerreír del mundo y un terrible ejemplo a todos, para que vean lo que sucede cuando el SEÑOR se la toma contra una nación entera en reprensión furiosa. Yo, el SEÑOR, lo he dicho.

16

»Les castigaré con hambrunas severas para destruirlos. El hambre se acrecentará hasta que no quede ni un pedazo de pan.

17 Y no sólo sobrevendrá hambre, sino que las fieras los atacarán y los matarán a ustedes y a sus familias; la enfermedad y la guerra los cazarán, y las espadas de los enemigos se encargarán de terminar la obra destructiva. Yo, el SEÑOR, lo he dicho.

6

1

De nuevo me vino un mensaje del SEÑOR:

2 «Hombre mortal, voltea hacia las montañas de Israel y profetiza contra ellas.

3 Diles: “¡Oh montañas de Israel, oigan el mensaje que el SEÑOR Dios trae contra ustedes y contra los ríos, valles y montes! Yo, el SEÑOR mismo, traeré guerra que se extenderá sobre ustedes para destruir los lugares donde se rinde homenaje a los ídolos.

4 [4-7] Todas sus ciudades serán derribadas y quemadas, y los altares de los ídolos quedarán abandonados. Sus dioses serán hechos pedazos, las estelas de madera serán quemadas hasta convertirlas en cenizas; los huesos de sus devotos serán esparcidos entre los altares de los ídolos horribles. Entonces por fin sabrán que yo soy el SEÑOR.

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»”Pero dejaré que unos pocos de mi pueblo escapen, para ser esparcidos entre las naciones del mundo.

9 Entonces, cuando estén como exiliados entre las naciones, se acordarán de mí porque yo quitaré su amor por esos ídolos horribles, y evitaré que sus ojos sigan buscando con lujuria esas imágenes idolátricas que son solo basura. Entonces por fin ellos sentirán remordimientos por toda esta maldad que cometieron.

10 Entonces se darán cuenta que sólo yo soy el SEÑOR y que no estaba hablando en broma cuando les advertí que todo esto les sucedería”».

11

El SEÑOR Dios me dijo: «Alza las manos y patalea y menea la cabeza con profundo remordimiento y di: “¡Ay, cuánta maldad ha cometido Israel! ¡Tendrá que perecer por la guerra, el hambre y la peste!”

12 La peste caerá sobre los que estén en exilio; la guerra destruirá a los que vivan en la tierra de Israel; y los que queden perecerán de hambre durante el sitio de la ciudad. Así, por fin, desahogaré mi indignación sobre ustedes.

13 Cuando sus muertos estén esparcidos entre sus ídolos y altares sobre cada colina y montaña y bajo cada árbol verde y cada gran roble donde ellos ofrecían perfumes delicados a sus dioses, esas basuras inmundas, se darán cuenta que sólo yo soy Dios.

14 Los castigaré a ustedes y desolaré sus ciudades desde el desierto en el sur hasta Riblá en el norte. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR».

7

1

Este nuevo mensaje me vino del SEÑOR:

2 Dile a Israel: «En cualquier dirección que mires, este, oeste, norte o sur, tu tierra está acabada.

3 No queda esperanza, pues yo soltaré mi gran cólera sobre ti a causa de tu devoción por los ídolos. ¡Me tendrás que rendir cuentas por tus infidelidades!

4 Me voltearé para no verte y no te mostraré piedad, te daré tu merecido; te pagaré en pleno, y sabrás que yo soy el SEÑOR.

5

[5-6] »Dios el SEÑOR dice: Con un golpe tras otro yo te acabaré. El fin ha llegado, tu juicio final te está esperando. Ya no tienes escapatoria.

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7 ¡Oh Israel, amanece el día de tu condenación, ha llegado el tiempo del castigo! ¡Es un día de gritos de angustia en vez de gritos de alegría!

8 [8-9] Pronto derramaré mi cólera contra ti y permitiré que termine su obra de castigarte por todas tus obras perversas. No te perdonaré ni te tendré piedad, y sabrás que yo, el SEÑOR, soy quien lo está haciendo.

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[10-11] »El día del juicio ha llegado; amanece, pues tu maldad y orgullo han recorrido su ciclo y han llegado a su fin. Ninguno de estos hombres orgullosos, ricos y malvados vivirá. Hasta hoy ha sido la maldad quien reina por todas partes.

11

12 Sí, el tiempo ha llegado, el día se acerca. No habrá nada para comprar o vender, pues la cólera de Dios está sobre la tierra.

13 Y aun si un comerciante vive, su negocio habrá desaparecido, pues Dios ha hablado contra todo el pueblo de Israel; todo será destruido. Ni siquiera uno de aquellos cuyas vidas están llenas de maldad saldrá bien librado.

14 Tocan las trompetas llamando al ejército de Israel a movilizarse, pero nadie escucha porque mi cólera está sobre todos ellos y tienen miedo.

15

»Si sales fuera de las murallas, allí está el enemigo esperando para matarte; si permanecen adentro, el hambre y la peste se encargarán de ti.

16 Cualquiera que logre escapar estará solitario como si fuera una paloma escondida en las montañas, cada uno llorando por sus propias maldades.

17 Todas las manos estarán debilitadas, y todas las rodillas tan endebles como el agua.

18 Estarán vestidos de saco en señal de penitencia, y el horror y la vergüenza estarán marcados en sus rostros; traerán rapada la cabeza en señal de dolor y remordimiento.

19

¡Arroja de ti tu dinero! ¡Tíralo como desperdicios sin valor, porque no valdrá nada en aquel día de destrucción, ni te satisfará ni te alimentará pues tu amor al dinero es el causante de tu lamentable estado!

20

Te di oro y piedras preciosas, ¡y lo empleaste todo para hacerte ídolos! Por lo tanto te lo quitaré todo echaré todos tus ídolos a la basura.

21 O se los daré a extranjeros y a hombres malvados como botín.

22 No miraré cuando los extranjeros entren a mi templo y lo contaminen, ni los detendré cuando anden saqueando esos ídolos de oro. Como ladrones, ellos saquearán los tesoros y dejarán al templo en ruinas.

23

»Prepara cadenas para mi pueblo pues la tierra está llena de crímenes sangrientos. Jerusalén está llena de violencia, así que esclavizaré a su gente.

24 Aplastaré el orgullo de Jerusalén trayendo a las peores naciones para ocupar sus hogares, destruir las fortificaciones de las que estás tan orgulloso los israelitas y contaminar el templo.

25 Porque ha llegado el tiempo del asolamiento de Israel. Pedirás paz, pero no la obtendrás.

26 ¡Calamidad tras calamidad caerán sobre ti; dolor sobre dolor, desastre tras desastre! Anhelarás a algún profeta que pueda guiar a tus habitantes, pero no lo hallarás.

27 Los sacerdotes y sabios consejeros, los reyes y los príncipes, todos estarán impotentes, llorando con desesperación. El pueblo temblará horrorizado, porque yo traeré sobre ellos el mal que ellos han provocado, y les daré su justo merecido. Así aprenderán que yo soy el SEÑOR».

8

1

Luego, a fines de agosto del sexto año del cautiverio del rey Joacín, mientras yo estaba hablando con los sabios consejeros de Judá en mi hogar, llegó a mí la presencia de Dios el SEÑOR.

2 Vi lo que parecía ser un hombre, aunque desde su cintura hacía abajo era de fuego, y de su cintura hacía arriba era resplandeciente como un relámpago.

3 Tendió lo que parecía una mano y me tomó por el pelo. Y el Espíritu me alzó hacia el cielo y pareció transportarme a Jerusalén, a la entrada de la puerta norte de la ciudad, donde se encontraba el ídolo que tanto había provocado la cólera del SEÑOR.

4 Y allí estaba la presencia magnífica del Dios de Israel, tal como la había visto antes en el valle.

5

«Él me dijo: Hombre mortal, mira hacia el norte. Miré y, por cierto, al norte de la puerta del altar, en la misma entrada, estaba el ídolo tan aborrecido.

6 Y Él me dijo: Hombre mortal, ¿te das cuenta del sacrilegio que los israelitas están cometiendo? ¿Ves la infidelidad que el pueblo de Israel está cometiendo aquí, para alejarme de mi templo? Pero ven y te mostraré mayores desviaciones».

7

Luego me llevó a la puerta del atrio del templo, donde pude ver un agujero en la pared.

8 Ahora sigue cavando ese agujero en la pared, me dijo. Lo hice y descubrí una puerta hacia una habitación escondida.

9 «Entra, me dijo, y verás toda la colección idolátrica que tanto veneran».

10

Entré. ¡Las paredes estaban cubiertas de cuadros de toda clase de serpientes, lagartos y bestias espantosas, además de otros muchos ídolos venerados por el pueblo de Israel!

11 Setenta de los sabios consejeros de Israel estaban allí junto con Jazanías, hijo de Safán, rindiendo homenaje a las imágenes y las esculturas. Cada uno de ellos tenía un incensario, así que había una espesa nube de humo sobre sus cabezas.

12

Luego el SEÑOR me dijo: «Hombre mortal, ¿te das cuenta de lo que los sabios consejeros de Israel están haciendo en lo oculto? Ellos dicen: “¡El SEÑOR no nos ve, se ha alejado!”»

13

Luego el SEÑOR agregó: «¡Ven y te mostraré cosas aun peores que éstas!»

14

Me llevó a la puerta norte del templo, y allí había mujeres sentadas llorando y presentando sus necesidades ante su dios Tamuz, al que consideran dios de la fertilidad.

15

«¿Te das cuenta de tanta infidelidad?, me preguntó. ¡Pero te mostraré cosas aun peores que éstas!»

16

Luego me llevó al atrio interior del templo y allí junto a la puerta, entre el vestíbulo y el altar de bronce, había unos veinticinco hombres de espaldas al templo del SEÑOR, mirando hacia el oriente, ¡rindiendo homenaje al sol!

17

«¿Te das cuenta de lo que están haciendo?, me preguntó. ¿No significa nada para los hombres principales del pueblo de Judá cometer estos terribles actos, conduciendo a toda la nación a la idolatría? Además que aumentan su provocación haciéndome gestos de burla.

18 ¡Por todo ello no me apiadaré, ni perdonaré, y aunque clamen por misericordia no les tendré lástima!»

9

1

Luego el SEÑOR gritó con fuerza: «¡Llama a aquellos a quienes yo he entregado la ciudad para que la conquisten! ¡Diles que traigan sus armas consigo!»

2

Ante su llamado aparecieron seis hombres procediendo de la puerta superior del norte, cada uno portando sus armas, listos para castigar. Uno de ellos estaba vestido de lino y llevaba un tintero de escribano ceñido al costado. Todos entraron al templo y se pararon a un lado del altar de bronce.

3 Y la magnífica presencia del Dios de Israel se alzó del querubín donde había estado reposada y se puso sobre la entrada al templo.

Entonces el SEÑOR llamó al hombre con el tintero de escribano,

4 y le dijo: «Camina por las calles de Jerusalén y pon una marca sobre la frente de los hombres que lloran y suspiran a causa de todas las maldades que ven a su alrededor».

5

Luego oí al SEÑOR decir a los otros hombres:

«Síganlo a través de la ciudad y maten a todos aquellos cuya frente no está marcada. No les perdonen ni se apiaden de ellos,

6 mátenlos a todos: viejos y jóvenes, muchachas, mujeres y niños pequeños; pero no toquen a nadie que tenga la marca en la frente. Comiencen aquí mismo en el templo. Y así comenzaron por dar muerte a los sabios consejeros».

7 Y luego el SEÑOR les dijo:

«¡Profanen el templo! ¡Llenen sus atrios con los cuerpos de aquellos que matan! ¡Salgan a matar!

Y ellos salieron por la ciudad e hicieron según les fue ordenado.

8

Mientras ellos estaban cumpliendo sus órdenes, yo estaba solo. Me postré rostro en tierra y exclamé: «¡Oh SEÑOR Dios!, ¿tu furia contra Jerusalén exterminará a todos los que quedan?»

9

Entonces el SEÑOR me dijo: «Las maldades del pueblo de Israel y Judá son muy graves y toda la tierra está por su culpa llena de muerte e injusticia, pues ellos dicen: “¡El SEÑOR no nos ve! ¡Se ha alejado de este país!”

10 Y por eso no los perdonaré, ni tendré piedad de ellos, y les pagaré en pleno por todo lo que han hecho».

11

Justo en ese momento el hombre vestido de lino que llevaba el tintero de escribano vino a dar su informe diciendo: «He terminado la tarea que me encomendaste».

10

1

Repentinamente un trono hecho de hermosos zafiros azules apareció en el cielo encima de las cabezas de los seres alados, también llamados querubines.

2

Entonces el SEÑOR habló al hombre vestido de lino y le dijo: «Ve entre las ruedas que giran debajo de los querubines y toma un puñado de brasas encendidas y espárcelas sobre la ciudad». Él lo hizo así, mientras yo observaba.

3

Los querubines estaban parados al sur del templo cuando el hombre entró. Y una nube esplendorosa llenó el atrio interior.

4

Luego la magnífica presencia del SEÑOR se alzó desde los querubines, donde estaba asentada, y se trasladó a la puerta del templo. El templo estaba lleno de la magnífica presencia, que se veía como una nube, y el atrio del templo se llenó también del esplendor de la magnífica presencia del SEÑOR.

5 Y el sonido de las alas de los querubines era como la voz del Dios Todopoderoso cuando habla, y podía oírse con claridad hasta en el atrio exterior.

6

Cuando el SEÑOR le mandó al hombre vestido de lino que fuera entre los querubines y tomara algunas brasas encendidas de entre las ruedas, el hombre entró y se paró al lado de una de estas ruedas.

7 [7-8] Entonces uno de los querubines extendió su mano (pues cada querubín tenía, debajo de sus alas, lo que se parecían a manos humanas) y tomó algunas brasas encendidas de las llamas de entre las ruedas y las puso en las manos del hombre vestido de lino, quien las tomó y salió.

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9

[9-13] Cada uno de los cuatro querubines tenía una rueda junto a él, Las Ruedas que Giran, como las oí llamar, pues cada una tenía una segunda rueda cruzada adentro, resplandeciente como el crisolito, con un color verde amarillo. Debido a la construcción de estas ruedas, los querubines podían ir hacia adelante en cada una de las cuatro direcciones; no se volvían atrás cuando cambiaban de dirección puesto que podían desplazarse a cualquiera de las cuatro direcciones a las que sus caras miraban. Cada una de las cuatro ruedas estaba cubierta de ojos, ¡incluyendo las llantas y los rayos!

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14 Cada uno de los cuatro querubines tenía caras diferentes: la primera era la de un buey; la segunda, la de un hombre; la tercera, la de un león; y la cuarta, la de un águila.

15

[15-16] Estos eran los mismos seres que yo había visto al lado del río Quebar, y cuando se alzaban en el aire las ruedas subían con ellos, y permanecían junto a ellos al volar.

16

17 Cuando los querubines se paraban, también lo hacían las ruedas, pues el espíritu de los querubines estaba en las ruedas.

18

Luego la presencia magnífica del SEÑOR se elevó de la puerta principal del templo y se puso encima de los querubines.

19 Y al estar yo observando, los querubines volaron con sus ruedas junto a ellos a la puerta oriental del templo. Y la presencia magnífica del Dios de Israel estaba sobre ellos.

20

Estos eran los seres vivientes que yo había visto debajo del Dios de Israel al lado del río Quebar. Yo sabía que eran los mismos,

21 pues cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas, y con lo que parecían manos humanas debajo de sus alas.

22 Sus caras también eran idénticas a las que yo había visto al lado del río, y viajaban desplazándose hacia adelante, tal como lo hacían los otros.

11

1

Luego el Espíritu me alzó de nuevo y me llevó a la entrada oriental del templo, donde vi a veinticinco de los hombres más prominentes de la ciudad, incluyendo a dos funcionarios, Jazanías, hijo de Azur, y Palatías, hijo de Benaías.

2 El Espíritu me dijo: «Hombre mortal, estos son los hombres responsables de tanta maldad por todo el consejo perverso que se está dando en esta ciudad, pues ellos dicen al pueblo:

3 “Ahora es el tiempo de reconstruir Jerusalén, pues nuestra ciudad es tan segura como un escudo de hierro y nos protegerá de todo mal”.

4 Por lo tanto, hombre mortal, profetiza contra ellos con voz fuerte y clara».

5

Luego el Espíritu del SEÑOR vino sobre mí y me mandó que dijera: «El SEÑOR dice al pueblo de Israel: ¿Es eso lo que ustedes están diciendo? Sí, yo sé que lo están haciendo, pues yo conozco todo lo que piensan, cada pensamiento que viene a sus mentes.

6 Ustedes han asesinado sin parar y han llenado sus calles con los muertos de su violencia.

7

»Por lo tanto el SEÑOR dice: ¿Ustedes piensan que esta ciudad es tan segura como un escudo de hierro? ¡Pues no lo es, no los protegerá! Sus muertos estarán tendidos adentro, pero ustedes serán arrastrados afuera y ahí los matarán.

8 Yo los expondré a la guerra que tanto han temido, dice Dios el SEÑOR,

9 y los tomaré de Jerusalén y los entregaré a extranjeros que ejecutarán mis juicios contra ustedes.

10 Serán muertos por todo el camino hacia las fronteras de Israel, y entonces comprenderán que yo soy el SEÑOR.

11 ¡No, esta ciudad no será como un escudo de hierro para ustedes, y no estarán seguros dentro de ella! ¡Yo los perseguiré aun hasta las fronteras de Israel!

12 Y comprenderán que yo soy el SEÑOR, al que ustedes no han querido obedecer, sino que ustedes han preferido imitar a las naciones a su alrededor».

13

Mientras aún estaba hablando y contándoles esto, Palatías, hijo de Benaías, murió de repente. Luego me eché con el rostro hasta el suelo y clamé: «¡Oh SEÑOR Dios!, ¿has de matar a todos en Israel?»

14

De nuevo me vino un mensaje del SEÑOR:

15

«Hombre mortal, el remanente que queda en Jerusalén está diciendo de tus hermanos que están exiliados: “Ha sido a consecuencia de que eran tan malvados que el SEÑOR los exilió. Ahora el SEÑOR nos ha dado sus tierras a nosotros”.

16 Pero diles a los exiliados que el SEÑOR Dios dice: Aunque los he esparcido entre las naciones del mundo, sin embargo, yo seré un santuario para ustedes por el tiempo que estén allí,

17 y algún día los juntaré de entre las naciones donde están esparcidos y les haré volver de nuevo a la tierra de Israel.

18 Y cuando vuelvan, quitarán todo rastro de toda esta horrible idolatría que está practicándose en la actualidad.

19 Les daré un solo corazón y un espíritu nuevo; quitaré sus corazones duros como si fueran de piedra y les daré corazones tiernos llenos de amor hacia Dios

20 para que puedan seguir con gusto mis instrucciones y ser mi pueblo, y yo seré su Dios.

21 Pero en cuanto a los que están ahora en Jerusalén, esos que anhelan los ídolos, yo les pagaré en pleno por sus malas conductas, dice el SEÑOR Dios».

22

Los querubines desplegaron sus alas y se alzaron en el aire con sus ruedas junto a ellos, y la magnífica presencia del Dios de Israel estaba sobre ellos.

23 Luego la presencia magnífica del SEÑOR se alzó de encima de la ciudad y se puso sobre la montaña al oriente.

24

Después el Espíritu de Dios me llevó de vuelta a Babilonia, a los judíos que estaban exiliados allí. Y así concluyó la visión de mi visita a Jerusalén.

25 Y les conté a los exiliados todo lo que el SEÑOR me había mostrado.

12

1

De nuevo me vino un mensaje del SEÑOR:

2

«Hombre mortal, me dijo, tú vives entre rebeldes que podrían conocer la verdad si quisieran, pero no quieren; ellos podrían oírme si pusieran atención, pero no lo hacen,

3 pues son muy testarudos. Así que ahora haz una demostración para mostrarles cómo será el estar exiliados. Empaqueta todo lo que puedas llevar sobre tus espaldas y deja tu hogar para ir a otra parte. Vete de día para que ellos te vean, pues quizás aún ahora ellos se preguntarán lo que esto significa, aun cuando son tan testaduros.

4 Saca tus bultos fuera de tu casa de día para que ellos puedan observar. Luego deja la casa de noche, tal como lo hacen los cautivos cuando comienzan su larga marcha a tierras distantes.

5 Cava un agujero a través del muro de la ciudad mientras están observando y saca tus posesiones a través de ese agujero.

6 Mientras ellos observan, alza tus bultos sobre tus hombros y aléjate en la noche; cubre tu rostro y no mires a ningún lado. Todo esto es una señal al pueblo de Israel del mal que sobrevendrá sobre Jerusalén».

7

Hice como se me había mandado. Traje mis bultos afuera a la luz del día —todo lo que podía llevar al exilio— y al atardecer cavé a través del muro con mis manos. Salí en la oscuridad con mis bultos sobre mis hombros, mientras la gente observaba.

8 A la mañana siguiente me vino este mensaje del SEÑOR:

9

«Hombre mortal, estos testaduros del pueblo de Israel han preguntado lo que todo esto significa.

10 Diles que el SEÑOR dice que es un mensaje para el rey Sedequías en Jerusalén y para todo el pueblo de Israel.

11 Explica que lo que tú hiciste es una demostración de lo que les va a pasar a ellos, porque serán sacados de sus hogares y enviados al exilio.

12 Aun el rey Sedequías saldrá de noche a través de un agujero en la muralla, llevando sólo lo que puede cargar, con la cara cubierta, porque no podrá ver.

13 Pero yo lo capturaré en mi red y lo traeré a Babilonia, la tierra de los caldeos, pero no la verá, y morirá allí.

14 Yo esparciré a sus sirvientes y guardias a los cuatro vientos y enviaré enemigos armados con espadas en su persecución.

15 Y cuando estén esparcidos entre las naciones, entonces sabrán que yo soy el SEÑOR.

16 Pero salvaré a unos pocos de ellos de la muerte por guerra, hambre y peste. Los salvaré para dejar bien claro entre las naciones cuán perversos ellos han sido, y sabrán que yo soy el SEÑOR».

17

Luego me vino este otro mensaje del SEÑOR:

18

«Hombre mortal, tiembla al comer; toma tu agua como si fuera lo último que te queda,

19 y diles al pueblo de Israel y a Jerusalén que distribuirán su comida con sumo cuidado y tomarán en pequeños sorbos su ración de agua en desesperación debido a sus maldades.

20 Sus ciudades serán destruidas y sus campos arrasados, y entonces sabrán que yo soy el SEÑOR».

21

Nuevamente me vino un mensaje del SEÑOR:

22

«Hombre mortal, ¿cuál es ese proverbio que citan en Israel? “Los días al pasar vuelven mentiroso a cada profeta”.

23 Dios el SEÑOR dice: “Yo pondré fin a este proverbio y pronto dejarán de repetirlo”. Dales este otro en su lugar: “Ha llegado el tiempo para que todas estas profecías se cumplan”.

24

»Luego verán lo que pasará con todas las predicciones falsas de seguridad para Jerusalén.

25 ¡Pues yo soy el SEÑOR! ¡Lo que yo anuncio siempre se cumple! ¡No habrá más demoras, oh testaduros de Israel! ¡Lo haré muy pronto, ustedes lo verán!, dice el SEÑOR Dios».

26

Luego me vino este mensaje:

27

«Hombre mortal, el pueblo de Israel dice: “Sus predicciones no se cumplirán por mucho tiempo”.

28 Por lo tanto diles: Dios el SEÑOR dice: “¡Toda espera se ha acabado! ¡Lo haré ahora!”»

13

1

Entonces me vino este mensaje de parte del SEÑOR:

2

[2-3] «Hombre mortal, profetiza contra los falsos profetas de Israel, quienes están inventado sus propias visiones y pretendiendo tener mensajes de parte mía cuando yo no les he comunicado absolutamente nada. ¡Ay de ellos!

3

4 ¡Oh Israel, estos “profetas” tuyos son tan ineptos como los zorros para reconstruir muros!

5 ¡Oh profetas perversos!, ¿qué han hecho para fortalecer las murallas de Israel contra sus enemigos, fortaleciendo a Israel, comunicándoles con fidelidad las instrucciones del SEÑOR?

6 En vez de ello han mentido cuando dijeron: “Mi mensaje es de Dios”. Dios no los envió y, sin embargo, esperan que él cumpla sus profecías inventadas.

7 ¿Pueden negar que pretendieron haber tenido visiones que nunca vieron, y que han dicho: “Este mensaje es de Dios”, cuando jamás les he comunicado nada a ustedes?

8

»Por lo tanto, el SEÑOR Dios dice: Yo acabaré con ustedes por estas «visiones» y mentiras que han inventado.

9 Mi enojo se dirigirá en contra de ustedes y serán eliminados de entre los jefes de Israel; borraré sus nombres de entre mi pueblo y no verán más su propio país. Y así sabrán que yo soy el SEÑOR.

10 Pues estos hombres perversos engañan a mi pueblo, diciendo: “Dios enviará paz”, cuando ése no es mi plan. ¡Mi pueblo lleno de falsa confianza construye una pared endeble que no lo podrá proteger, y estos profetas le alaban por ello, y la blanquean con cal!

11

»Diles a estos constructores perversos que su pared se caerá: ¡un aguacero la minará, grandes piedras de granizo y poderosos vientos la derribarán!

12 Y cuando la pared caiga, la gente exclamará: “¿Por qué no nos dijeron que no aguantaba? ¿Por qué la blanquearon y solo disimularon sus grietas?”

13 Sí, seguro que caerá. El SEÑOR dice: ¡Yo la derribaré con una tormenta de indignación y un gran aguacero de enojo y con piedras de granizo de cólera!

14 Destruiré su pared blanqueada y caerá sobre ustedes y los aplastará. Hasta los cimientos quedarán a la vista y sabrán entonces que yo soy el SEÑOR.

15 Entonces por fin mi cólera contra la pared y contra los que la blanquearon será desahogada, y diré: Tanto la pared como sus constructores han desaparecido,

16 pues ellos eran profetas mentirosos que pretendían que Jerusalén tendría paz cuando no habría paz, dice el SEÑOR Dios.

17

»Hombre mortal, habla contra las profetisas quienes también pretenden que el SEÑOR les ha dado sus mensajes.

18 Comunícales que el SEÑOR Dios les dice: “¡Ay de estas mujeres que están engañando a mi pueblo, tanto a jóvenes como ancianos, al atar amuletos mágicos a sus muñecas y proporcionarles velos mágicos y venderles salvaguardas! Rehúsan aun ofrecer ayuda si no sacan provecho de ello. Ustedes creen vender protección a mi pueblo, pero ni ustedes se podrán proteger a sí mismas de mi castigo.

19 Por unos pocos puñados de cebada o un pedazo de pan, ¿han de apartar a mi pueblo de mí? ¡Han conducido a la muerte a aquellos que no debían morir! ¡Y han prometido vida a aquellos que no debían vivir, al mentir a mi pueblo, y cuánto lo aprecian ellos!”

20

»Por eso el SEÑOR dice: “Yo las aplastaré porque han cazado las almas de mi pueblo como si fueran pájaros con todos sus amuletos y talismanes mágicos. Yo les arrancaré los amuletos y liberaré a mi pueblo como a pájaros de sus jaulas.

21 Arrancaré los velos mágicos y libraré a mi pueblo del engaño de ustedes; ya no más serán sus víctimas, y sabrán que yo soy el SEÑOR.

22 Sus mentiras han desalentado a los justos, cuando yo no lo quería. Y sus mentiras han alentado a los perversos prometiéndoles vida, aunque continúan viviendo cometiendo toda clase de maldades.

23 No mentirán más, ya no hablarán más de tener visiones inexistentes, ni practicarán su magia ni demás engaños, pues yo libraré a mi pueblo de sus trucos, destruyéndolas a ustedes, y sabrán que yo soy el SEÑOR”».

14

1

Entonces algunos de los sabios consejeros de Israel me visitaron para pedirme un mensaje del SEÑOR,

2 y éste es el mensaje que me vino para entregarles:

3

«Hombre mortal, estos hombres tienen su corazón lleno de idolatría; su único interés es sacar ventaja de sus mentiras. ¿Debiera yo permitirles preguntarme algo?

4 Diles que el SEÑOR Dios dice: Yo, el SEÑOR, me ocuparé en forma personal de castigar a cualquiera en Israel que rinde homenaje a los ídolos y que sólo habla mentiras y luego viene para solicitar mi ayuda.

5 Pues yo castigaré a todos aquellos que se apartan de mí y van tras los ídolos.

6

[6-7] »Por lo tanto adviérteles que Dios el SEÑOR dice: Arrepiéntanse y destruyan sus ídolos y dejen de rendirles homenaje y poniéndolos en todos los rincones de sus casas. Yo, el SEÑOR, personalmente castigaré a todo aquel o aquella, sea del pueblo de Israel o de los extranjeros que viven entre ustedes, que me rechaza por seguir a los ídolos y luego se acerca a un profeta para solicitar mi ayuda y consejo.

7

8 Yo me volveré contra él o ella y le proporcionaré un terrible castigo ejemplar, lo haré el hazmerreír de todo mundo y será expulsado de entre los míos y entonces sabrá que yo soy el SEÑOR.

9

»Y si alguno de los falsos profetas de cualquier modo les da un mensaje, sepan que es una mentira. Su profecía no se cumplirá, y yo me pondré contra ese «profeta» y lo eliminaré de entre mi pueblo Israel.

10 Serán castigados tanto los falsos profetas como quienes les consultan, todos serán castigados por sus extravíos,

11 para que el pueblo de Israel aprenda a no abandonarme y contaminarse con todas sus maldades, sino a ser mi pueblo fiel y yo su Dios. Así dice el SEÑOR».

12

Luego me vino este mensaje del SEÑOR:

13

«Hombre mortal, cuando la gente de esta tierra cometa infracciones contra mis instrucciones, yo los aplastaré con mi puño y suspenderé su sustento y les haré sufrir hambre tanto a las personas como a los animales.

14 Si Noé, Daniel y Job estuvieran hoy aquí, sólo ellos serían salvados debido su forma de vivir justa, pero yo destruiría el resto de Israel, dice el SEÑOR Dios.

15

»Cuando yo envíe una invasión de peligrosos animales salvajes para acabar con la población y dejar la tierra en completa desolación,

16 aun si estos tres hombres justos estuvieran allí, el SEÑOR Dios jura que no cambiaría la situación, pues no salvaría a la gente de la destrucción que ha decidido provocar. Sólo estos tres se salvarían, pero la tierra y sus habitantes serían devastados.

17

»O cuando yo traiga guerra contra la tierra y mande a los ejércitos del enemigo a venir y destruir todo,

18 aunque estos tres hombres estuviesen sobre la tierra, el SEÑOR Dios declara que sólo ellos se salvarían.

19

»Y cuando yo de rienda suelta a mi cólera enviando una epidemia a la tierra y la plaga mate tanto a las personas como a los animales,

20 aunque Noé, Daniel y Job vivieran allí, el SEÑOR Dios dice que sólo ellos se salvarían a causa de su forma justa de vivir.

21

»Y el Señor agrega: Cuatro grandes castigos aguardan a Jerusalén para destruir toda vida: guerra, hambre, fieras y plaga.

22 Y si después hubiera sobrevivientes y vinieran aquí para unirse a ustedes como exiliados en Babilonia, verían con sus propios ojos cuán perversos son ustedes, y sabrían que fue justo que yo destruyera a Jerusalén.

23 Estarán de acuerdo, cuando se encuentren con ellos, de que con toda razón se están haciendo todas estas cosas a Israel».

15

1

Luego me vino este mensaje del SEÑOR:

2

«Hombre mortal, ¿de qué sirven las viñas del bosque? ¿Tienen tanta utilidad como los árboles? ¿Llegan a tener siquiera el valor de una sola rama?

3 ¡No, pues la madera de las viñas ni siquiera puede ser empleada para hacer estacas para colgar ollas y cacerolas o ganchos para colgar ropa!

4 Sólo sirve para hacer leña, y aún así arde en forma muy pobre.

5 Así, pues, ¡es inútil tanto antes como después de ser echada al fuego!

6

«Esto es lo que yo les quiero decir con esta ilustración, dice Dios el SEÑOR: Los habitantes de Jerusalén son como las viñas del bosque, ¡inútiles antes de ser quemados e inútiles después!

7 Y yo me pondré contra ellos para asegurar que si escapan de un fuego, caigan en otro; y entonces sabrán que yo soy el SEÑOR.

8 Y yo desolaré su tierra como castigo por su idolatría, dice el SEÑOR Dios».

16

1

Luego me vino de nuevo un mensaje del SEÑOR:

2

«Hombre mortal, me dijo, recrimina a Jerusalén por sus horribles maldades. Comunícales que el SEÑOR dice:

3 ¡Tú no eres mejor que la gente de Canaán, tu padre debe haber sido un amorreo y tu madre una hitita!

4 Cuando naciste nadie te cuidó como es debido. Cuando primero te vi, tu cordón umbilical no había sido cortado, ni se te había lavado, ni frotado con sal, ni fajado, como es la costumbre en estos casos.

5 Nadie tenía el menor interés en ti; nadie se compadeció de ti ni te cuidó. En aquel día en que naciste fuiste arrojada en el campo y dejada para morir.

6

»Pero yo pasé por allí y te vi cubierta con tu propia sangre y te dije: ¡Vive!

7 ¡Florece como una planta en el campo! ¡Y así fue! Creciste y te hiciste grande, delgada y flexible, ¡una chica realmente hermosa! Y cuando llegaste a la pubertad tus pechos estaban bien formados y tu vello púbico había crecido; pero estabas desnuda.

8

»Más tarde, cuando yo pasé y te vi de nuevo, ya tenías edad como para casarte, y yo tendí sobre ti mi manto como es la costumbre para declarar legalmente mi voto de matrimonio. Firmé un convenio contigo y llegaste a ser mía.

9 [9-10] Luego, cuando el casamiento había tenido lugar, yo te di hermosas ropas de lino y seda, bordadas, y sandalias hechas de fina piel.

10

11 Te di hermosas joyas, brazaletes y primorosos collares,

12 un anillo para tu nariz y dos más para tus orejas, y una espléndida diadema para tu cabeza.

13 Y así fuiste hecha aun más hermosa con oro y plata, y tus vestidos eran de seda y lino finamente bordados. Comías los manjares más exquisitos y llegaste a ser más hermosa aún. Parecías una reina, ¡y lo eras!

14 Tu reputación era grande entre las naciones por tu hermosura; tu hermosura se veía perfecta debido a todo lo que yo te había dado, dice el SEÑOR Dios.

15

»Pero luego pensaste que podías valerte sola, y confiaste en tu hermosura, y te diste como prostituta a cada hombre que pasaba. Tu hermosura era de cualquiera, si te lo pedían.

16 Empleaste las cosas hermosas que yo te había dado para hacer altares a los ídolos y para decorar tu cama de prostitución. ¡Increíble! ¡Jamás ha sucedido algo así antes!

17 Tomaste las mismas joyas y adornos de oro y plata que yo te di e hiciste de ellas estatuas de hombres y les rendiste homenaje como si fueran dioses, lo que es adulterio contra mí.

18 Empleaste la ropa finamente bordada que yo te di ¡para cubrir tus ídolos! ¡Y usaste mi aceite y mi perfume para rendirles homenaje!

19 Colocaste ante ellos —¡increíble!— la harina fina, el aceite y la miel que yo te di, y los usaste como ofrenda para ellos.

20

»También tomaste a mis hijos e hijas, los que habías engendrado para mí, y los sacrificaste ritualmente a tus dioses; y ya no están más. ¿No bastaba con que fueras una prostituta? ¿Tenías que haber llegado a tal extremo de maldad?

21 ¿Debías también sacrificar a mis hijos en el fuego de los altares idolátricos?

22 Y en todos estos años de adulterio y maldad no has pensado en aquellos días de hace tanto tiempo, cuando estabas desnuda y cubierta con sangre.

23

»Y luego, además de todas tus otras perversidades, ¡ay de ti, dice el SEÑOR Dios,

24 construiste un espacioso burdel para tus amantes, y altares para los ídolos en cada calle,

25 y allí ofreciste tu hermosura a cada hombre que pasaba, en una corriente interminable de prostitución!

26 Y agregaste a tu lista de amantes a los egipcios, de grandes penes, con quienes te aliaste en tu prostitución. ¡Mi cólera es grande!

27 Por tanto yo te he aplastado con mi puño, he reducido tus límites y te he entregado en poder de aquellos que te odian, los filisteos, y aun ellos se avergüenzan de tu desenfreno.

28 Has cometido adulterio con los asirios también, haciéndolos tus aliados y rindiendo homenaje a sus dioses; parece como si nunca pudieras encontrar suficientes dioses nuevos. Después de tu adulterio allí, todavía no estabas satisfecha,

29 así que rendiste homenaje también a los dioses de esa tierra de comerciantes, Babilonia, y aún así no estabas satisfecha.

30

»Qué corazón tan ligero tienes, dice el SEÑOR Dios, para hacer semejantes cosas, que ni la prostituta más descarada se atrevería a realizar.

31 Construyendo tus altares a los ídolos, tus burdeles sobre cada calle, has sido peor que una prostituta, ¡tan deseosa de cometer tus maldades que ni siquiera has cobrado por tu entrega!

32

»¡Sí, tú eres una esposa adúltera, que vives con otros hombres en vez de vivir con tu propio marido!

33 Las prostitutas cobran por sus servicios; los hombres pagan con muchos regalos, pero no a ti, al contrario ¡tú les das regalos a ellos, sobornándoles para que vengan a ti!

34 Así eres distinta de las demás prostitutas, pues eres tú la que pagas a los hombres para que vengan a ti.

35

»¡Oh prostituta, oye la palabra del SEÑOR, quien dice:

36 Como yo veo tus actos malvados, tu adulterio con tus amantes, tu devoción a los ídolos y el ofrecimiento de tus hijos como sacrificio ritual a tus dioses,

37 esto es lo que voy a hacer: Juntaré a todos tus aliados, esos amantes tuyos con quienes has fornicado, tanto los que amaste como los que aborreciste, y te desnudaré ante ellos para que te vean humillada y te avergüences.

38 Te castigaré como una asesina es castigada y como se hace con una mujer que atenta contra el matrimonio viviendo con otros hombres.

39 Te entregaré a tus amantes, estas muchas naciones, para que seas destruida, y ellos echarán abajo tus burdeles y altares, y te desnudarán y se llevarán tus hermosas joyas, dejándote avergonzada.

40 Luego te entregarán a la chusma para que te arrojen piedras y te hieran a cuchilladas.

41 Ellos quemarán tus hogares, castigándote ante los ojos de muchas mujeres. Y yo me aseguraré de que detengas tus adulterios con otros dioses, y que termines tu costumbre de pagar a tus aliados para que acepten tu entrega.

42 Entonces, por fin, cesarán mi cólera y mi celo contra ti, y me tranquilizaré y ya no estaré enojado contigo.

43 Pero primero, como no te has acordado de tu juventud sino que has provocado mi cólera con todas estas cosas perversas que haces, yo te pagaré en pleno por todas tus maldades, dice el SEÑOR. Porque además de tus otras faltas, eres desagradecida.

44

»De tal madre, tal hija», eso es lo que todo el mundo dirá de ti.

45 Porque tu madre aborreció a su esposo y a sus hijos, así como tú también lo haces. Y eres exactamente como tus hermanas, pues ellas también despreciaron a sus esposos y a sus hijos. ¡Verdaderamente, tu madre tiene que haber sido una hetea y tu padre un amorreo!

46

Tu hermana mayor es Samaria, y vive con sus hijas hacia el norte tuyo; tu hermana menor es Sodoma, y vive con sus hijas en el sur.

47 ¡No le has ido a la zaga a la hora de cometer maldades, sino que en poco tiempo las sobrepasaste a ellas!

48 ¡Lo digo con pleno convencimiento, dice el SEÑOR Dios, que Sodoma y sus hijas jamás han sido tan perversas como los son tú y tus hijas!

49 El pecado de tu hermana Sodoma fue el orgullo, la ociosidad y el exceso de comida mientras los pobres y necesitados sufrían afuera de sus puertas sin que ella les prestara atención.

50 Ella insolentemente rindió homenaje a muchos ídolos mientras yo observaba. Por eso la aplasté.

51 Ni siquiera Samaria ha cometido la mitad de tus perversidades. Tú has rendido homenaje a los ídolos mucho más y con mayor devoción de lo que lo han hecho tus hermanas; ¡casi parecen blancas palomas comparadas contigo!

52 No te sorprendas pues por el castigo más leve que ellas reciben. ¡Pues tus maldades son tan terribles que en comparación contigo, tus hermanas parecen inocentes!

53

»(Pero algún día restauraré la prosperidad de Sodoma y Samaria, y la de Judá también.)

54 Tu terrible castigo será un consuelo para ellas, porque será mayor que el suyo.

55 ¡Sí, tus hermanas Sodoma y Samaria y toda su gente serán restauradas nuevamente, y Judá también prosperará en aquel día!

56 En los días de tu orgullo tenías un profundo desprecio por Sodoma, y te burlabas de ella.

57 Pero ahora tu perversidad mayor ha quedado expuesta ante todo el mundo, y tú eres objeto de desdén y burla de parte de Edom y sus vecinos y de todos los filisteos.

58 Esto es parte de tu castigo por todas tus maldades, dice el SEÑOR.

59

»El SEÑOR Dios dice: ¡Yo te castigaré por todas tus promesas no cumplidas! Livianamente quebraste tus solemnes votos hacia mí;

60 sin embargo, yo mantendré el compromiso que hice contigo cuando eras joven. Yo estableceré un convenio para siempre contigo,

61 y te acordarás con vergüenza de todo el mal que has hecho. Entonces serás conmovida por mi favor hacia ti cuando tome a tus hermanas Samaria y Sodoma y las haga tus hijas, para que tú reines sobre ellas. Sabrás que no mereces este acto de gracia, porque no fuiste fiel al convenio que hiciste conmigo.

62 Reafirmaré mi convenio contigo, y sabrás que yo soy el SEÑOR.

63 A pesar de todo lo que has hecho, yo seré bondadoso contigo de nuevo. Bajarás tu rostro avergonzada cuando yo te perdone de todo lo malo que has hecho, dice el SEÑOR Dios».

17

1

Luego me vino este mensaje de parte del SEÑOR:

2

»Hombre mortal, propón esta adivinanza al pueblo de Israel:

3

»Una gran águila con alas anchas y de un plumaje de varios colores, muy poderosa, vino del Líbano

4 y arrancó el renuevo de la copa del más alto de los cedros y lo llevó a una ciudad llena de comerciantes.

5 Allí lo plantó en un terreno fértil al lado de un ancho río, donde crecería tan rápido como un sauce.

6 El renuevo echó brotes y creció y llegó a ser una vid baja pero frondosa que se extendió hacia el águila y produjo fuertes ramas y abundantes hojas, y luego dio frutos.

7 Pero cuando llegó otra gran águila, también con alas anchas y abundante plumaje, este árbol dirigió sus raíces y ramas hacia esta segunda águila.

8 Aunque ya estaba en buena tierra con abundancia de agua como para poder llegar a ser una vid espléndida, produciendo hojas y frutos, no estuvo conforme.

9

»El SEÑOR Dios pregunta: ¿Dejará la primera águila que este árbol crezca y prospere, cuando en realidad es tan fácil arrancarla? ¡No, arrancaré hasta sus raíces, cortaré todas sus ramas y dejaré que sus hojas se marchiten y mueran!

10 Aunque la vid empezó tan bien, ¿prosperará? ¡No, se secará completamente cuando el viento caliente del este la toque, secándose en el mismo suelo donde había crecido tan bien!»

11

Luego me vino este mensaje del SEÑOR:

12

«Pregúntales a estos testarudos de Israel: ¿No entienden lo que significa esta adivinanza? Se los diré: Nabucodonosor, rey de Babilonia, el primero de las dos águilas, vino a Jerusalén y se llevó a su rey y a sus príncipes, sus más elevados renuevos y brotes, a Babilonia.

13 Nabucodonosor hizo un pacto con un miembro de la familia real (Sedequías), y le hizo jurar respetar el pacto y serle fiel. Nabucodonosor tomó a este príncipe como si fuera un renuevo y lo llevó a Babilonia donde lo mantuvo exiliado junto a los principales hombres del gobierno de Israel.

14 Con esta estrategia se aseguró de que Israel no fuera fuerte de nuevo y no tuviera ánimo de rebelarse.

15 Sin embargo, Sedequías se rebeló contra Babilonia, enviando embajadores a Egipto para solicitar un gran ejército y muchos caballos para luchar contra Nabucodonosor. Pero, ¿prosperará Israel después de quebrantar así el pacto de lealtad que firmó? ¿Tendrá éxito?

16 ¡No, les aseguro sin ninguna duda, dice el SEÑOR, que el rey de Israel morirá! ¡Nabucodonosor arrancará el árbol junto con sus raíces! Sedequías morirá en Babilonia, donde vive el rey que le dio poder y cuyo pacto él despreció y rompió.

17 El faraón y todo su poderoso ejército no ayudarán a Israel cuando el rey de Babilonia ponga sitio contra Jerusalén de nuevo y mate a muchos de sus habitantes.

18 Y todo esto porque el rey de Israel quebrantó su pacto de fidelidad después de jurar obediencia; por lo tanto no escapará.

19

»El SEÑOR Dios dice: “¡Les aseguro que lo castigaré por despreciar el juramento solemne que él hizo en mi nombre!

20 Lo atraparé dondequiera que pretenda huir y lo traeré de regreso a Babilonia y me ocuparé de él por esta traición contra mí.

21 Y todos los mejores soldados de Israel serán muertos por herida de espada, y los que permanezcan en la ciudad serán esparcidos en todas direcciones. Entonces sabrán que yo, el SEÑOR, he dicho estas cosas”.

22

»Dios el SEÑOR dice: “Yo mismo tomaré la más tierna ramita de la copa del más alto cedro, y la plantaré en la cima de la montaña más elevada de Israel.

23 Llegará a ser un noble cedro, produciendo ramas y frutos. Animales de todo tipo se juntarán debajo de él; sus ramas cobijarán toda clase de aves.

24 Y todo el mundo sabrá que soy yo, el SEÑOR, quien talo los árboles altos y exalto a los bajos, que hago secar al árbol verde y al árbol seco crecer. ¡Yo, el SEÑOR, he dicho que lo haré, y lo haré!”»

18

1

Entonces me vino de nuevo un mensaje del SEÑOR:

2

«¿Por qué emplea la gente este proverbio acerca de la tierra de Israel: «Los padres han comido uvas agrias y los hijos sienten el efecto en sus dientes?»

3 Les aseguro, dice el SEÑOR Dios, que no usarán más este proverbio en Israel.

4 Pues todas las vidas para juzgar son mías, la de padres, madres, hijos e hijas por igual, y mi resolución es ésta: Es por sus propias faltas que cada persona morirá; hijos e hijas no pagarán por las faltas de los padres.

5

»Si una persona es justa y hace lo que es recto,

6 y no ha ido a las montañas para ofrecer homenajes a los ídolos, y no comete adulterio o se acuesta con una mujer durante el período de su menstruación,

7 y es un acreedor misericordioso, no quedándose con las prendas empeñadas por deudores pobres, y no es ladrón, sino que da alimento a los pobres y ropa a los necesitados,

8 y concede préstamos sin interés, y se mantiene alejado de trampas y maldades, y es honesto y justo cuando juzga a otros,

9 y vive de acuerdo con mis instrucciones, esa persona es justa, dice el SEÑOR, y seguramente vivirá, no le daré la pena de muerte.

10

»Pero si esa persona tiene un hijo que es un ladrón o asesino y no cumple con ninguna de sus responsabilidades,

11 rehúsa vivir de acuerdo con las instrucciones de Dios, y ofrece homenajes a los ídolos sobre las montañas y comete adulterio,

12 y oprime a los pobres y necesitados, y roba a sus deudores rehusando permitirles redimir lo que le han dejado en empeño, y ama los ídolos,

13 y presta su dinero con interés, ¿dejaré con vida a esa persona? ¡No, por cierto morirá, y será su propia culpa!

14

»Pero si esta persona mala tiene, a su vez, un hijo que ve toda la maldad de su padre pero respeta a Dios y decide vivir en contra de esa clase de vida malvada,

15 y no sube a la montaña para rendir homenaje a los ídolos, y no comete adulterio,

16 y es justo con aquellos que le piden prestado y no les roba, sino que alimenta a los hambrientos y viste a los necesitados,

17 y ayuda a los pobres, y presta dinero sin interés, y vive de acuerdo con mis instrucciones, él no morirá a causa de las maldades de su padre, sino que le dejaré seguir con vida.

18 Pero su padre morirá por sus propias maldades, porque es cruel y roba y hace el mal.

19

»¡Cómo!, me preguntas, ¿el hijo no paga por las maldades de su padre? ¡No! Pues si el hijo hace lo que es justo y vive de acuerdo con mis instrucciones, seguramente seguirá viviendo.

20 Aquel que comete maldades es el que muere. El hijo no será castigado por las maldades de su padre, ni el padre por las de su hijo. El justo será recompensado por su propia bondad y el perverso castigado por su propia maldad.

21

»Pero si una persona perversa se aparta de todas sus maldades y comienza a conducirse de acuerdo con mis instrucciones y a hacer lo que es justo y recto, sin duda seguirá viviendo y no la haré morir.

22 Todas sus maldades pasadas serán olvidadas, y esta persona seguirá viviendo debido a su justicia.

23 ¿Creen acaso que me agrada ver a los malos morir?, pregunta el SEÑOR. ¡Por supuesto que no! Yo solamente quiero que se arrepientan de sus conductas perversas y puedan seguir viviendo.

24

»Sin embargo, si un justo deja de serlo y comienza a actuar como cualquier otro injusto, ¿debiera permitírsele vivir? ¡No, por supuesto que no! Toda su justicia previa será olvidada y él morirá por las injusticias que cometa.

25

»Sin embargo, ustedes dicen: “¡El SEÑOR no está siendo justo!” ¡Oh pueblo de Israel!, ¿soy yo el que no es justo, o son ustedes?

26 Cuando un hombre bueno se aparta de su justicia y comienza a cometer maldades, entonces muere a consecuencia de su maldad.

27 Y si una persona malvada se aparta de su maldad y comienza a vivir de acuerdo con mis instrucciones y hace lo que es recto, salvará su vida,

28 pues lo ha pensado y ha decidido apartarse de sus maldades y llevar una vida recta. Seguramente seguirá viviendo, no morirá.

29

»No obstante el pueblo de Israel sigue diciendo: “¡El SEÑOR no es justo!” ¡Oh pueblo de Israel, son ustedes los que no son justos, yo sí lo soy!

30 ¡Yo juzgaré a cada uno de ustedes, oh Israel, y castigaré o recompensaré a cada uno de acuerdo con sus propias acciones! ¡Oh israelitas, arrepiéntanse de sus maldades mientras aún hay tiempo!

31 ¡Déjenlos como cosa del pasado y pidan a Dios ayuda para que puedan recibir pensamientos y sentimientos renovados! Pues ¿por qué habrían de morir, israelitas?

32 No me agrada verlos morir, dice Dios el SEÑOR. ¡Cambien su forma de vivir, cambien y sigan con vida!

19

1

»Canta estas estrofas para los jefes de Israel:

2

»¡Qué mujer era su madre, como una leona! ¡Sus hijos eran como cachorros de león!

3 Uno de sus cachorros (el rey Joacaz) llegó a ser un fuerte león joven, y aprendió a cazar la presa ¡y se volvió devorador de seres humanos!

4 Entonces las naciones llamaron a sus cazadores y lo atraparon en un pozo y lo trajeron sujeto en cadenas a Egipto.

5

»Cuando Israel, la leona madre, vio que todas las esperanzas de que él volviera se desvanecían, tomó a otro de sus cachorros (el rey Joacín) y le enseñó a ser rey de los animales.

6 Se convirtió en rey entre los leones y aprendió a cazar la presa, y él también llegó a ser devorador de seres humanos.

7 Demolió los palacios de las naciones vecinas y arruinó sus ciudades; asoló los campos, destruyó sus cosechas; todos en la tierra temblaban de miedo cuando lo oían rugir.

8 Entonces los ejércitos de las naciones vecinas se unieron y lo rodearon, viniendo de todos lados, lo atraparon en una fosa y lo capturaron.

9 Luego lo encerraron en una jaula y lo trajeron ante el rey de Babilonia. Fue mantenido en cautiverio para que su rugido no se oyera más sobre las montañas de Israel.

10

»¡Tu madre fue como una vid plantada al lado de un canal de riego, vigorosa de follaje verde por la abundancia de agua!

11 Su rama más fuerte llegó a ser como el cetro de un rey y era muy grande, alzándose por encima de las otras vides de tal manera que podía ser vista desde muy lejos.

12 Pero la vid fue arrancada con furia y arrojada al suelo. Sus ramas fueron quebradas y secadas por un fuerte viento caliente del este; su fruto fue destruido por el fuego.

13 Ahora la vid está plantada en el desierto donde el suelo es duro y árido.

14 Se está resecando desde adentro, no queda ninguna rama fuerte.

»El cumplimiento de esta triste profecía ya ha comenzado, y aún queda más».

20

1

A fines de julio, seis años después de que el rey Joaquín fuera capturado, algunos de los consejeros de Israel vinieron a mí para solicitar instrucciones del SEÑOR, y se sentaron delante de mí aguardando la respuesta.

2 Entonces el SEÑOR me dio este mensaje:

3

«Hombre mortal, di a los consejeros de Israel: El SEÑOR Dios dice: «¿Cómo se atreven a venir a solicitar mi ayuda? ¡Les aseguro que no les diré nada!

4

»Júzgalos tú, hombre mortal, condénalos, cuéntales todas las maldades que esta nación ha cometido desde los tiempos de sus antepasados hasta ahora.

5 [5-6] Comunícales que el SEÑOR Dios dice: “Cuando yo escogí a Israel y me revelé a él en Egipto, yo les juré a él y a sus descendientes que los sacaba de Egipto y los llevaba a una tierra que yo había preparado para ellos; una buena tierra con tanta abundancia que se decía que de ella fluía leche y miel; la mejor de las tierras en cualquier parte”.

6

7

»Luego yo les dije: “Eliminen todos los ídolos a los que ahí se les rinde homenaje, no se contaminen tampoco con los ídolos de Egipto, pues yo soy el SEÑOR Dios de ustedes”.

8 Pero ellos se pusieron tercos contra mí y no quisieron seguir mis órdenes. No se deshicieron de sus ídolos ni abandonaron los dioses de Egipto. Entonces pensé: “Yo descargaré mi cólera contra ellos mientras aún estén en Egipto”.

9

[9-10] »Pero no lo hice, pues actué para proteger la fama de mi nombre, para que los egipcios no se burlaran del Dios de Israel, diciendo que no podía protegerlos del mal. Así que saqué a mi pueblo fuera de Egipto delante de los propios ojos de los egipcios y los conduje al desierto.

10

11 Allí yo les di mis instrucciones para que vivieran de acuerdo con ellas, teniendo cuidado en seguirlas con fidelidad.

12 Y les determiné el sábado, un día de descanso cada semana, como un señal entre ellos y yo, para recordarles que soy yo el SEÑOR, quien los aparta en exclusividad para mí, y que ellos verdaderamente son mi pueblo elegido.

13

»Pero Israel se rebeló contra mí, allí en el desierto rechazaron mis instrucciones. No quisieron obedecer mis reglas, aunque el obedecerlas significara vivir con seguridad y por largo tiempo. Y tampoco respetaron los días sábados. Entonces pensé: “Descargaré mi cólera sobre ellos y los haré morir en el desierto”.

14

»Pero de nuevo me contuve para poder proteger la fama de mi nombre, para que las naciones que me vieron sacarlos de Egipto no dijeran que los había destruido porque no los podía cuidar.

15 Pero yo les aseguré en el desierto que no los traería a la tierra que yo les había dado, una tierra tan pródiga que parece que de ella fluyen leche y miel, el sitio más próspero del mundo,

16 porque ellos se burlaron de mis instrucciones, ignoraron mis deseos y echaron al olvido el respetar los sábados. ¡Sus corazones estaban embotados con sus ídolos!

17 Sin embargo, los perdoné, los vi con compasión y no los exterminé en el desierto.

18

»Entonces hablé a sus hijos y les dije: No sigan las pisadas de sus padres, no echen a perder su relación conmigo por rendir homenaje a sus ídolos,

19 pues yo soy el SEÑOR, Dios de ustedes. Sigan mis instrucciones, cumplan con nuestro convenio,

20 recuerden que los sábados deben estar dedicados a mí, pues ellos son una señal del convenio entre nosotros, para ayudarlos a recordar que yo soy el SEÑOR su Dios.

21

»Pero sus hijos también se rebelaron contra mí. Ellos rechazaron mis instrucciones, los mandamientos que, de ser obedecidos, aseguran para ustedes una vida larga y próspera. Pero no, se comportaron los sábados como cualquier otro día. Así, pues, dije: ¡Ahora por fin descargaré mi cólera sobre ustedes en el desierto!

22

»Sin embargo, de nuevo yo retuve mi castigo planeado contra ellos para proteger la fama de mi nombre entre las naciones que habían visto mi poder al sacarlos de Egipto.

23 [23-24] Pero hice un solemne juramento contra ellos mientras estaban en el desierto, de que los esparciría, haciéndolos marchar a los lugares más alejados de la tierra porque ellos no obedecieron mis instrucciones sino que las despreciaron y tuvieron en nada los sábados y amaron los ídolos de sus padres.

24

25 Les permití adoptar costumbres y leyes que no tenían valor. Al dejarse guiar por ellas no podrían lograr una vida larga y próspera, como era mi deseo.

26 Esperando que ellos retrocederían con horror, y sabrían que sólo yo soy el SEÑOR, les permití contaminarse con los mismos dones que yo les había dado. ¡Hasta llegaron a quemar a sus primogénitos como ofrendas a sus dioses!

27

[27-28] »Hombre mortal, comunícales que el SEÑOR dice: Sus antepasados continuaron blasfemando y traicionándome cuando yo los traje a la tierra que yo les había prometido, pues ofrecieron a sus ídolos homenajes y perfumes agradable en cada colina alta y debajo de cada árbol. Provocaron mi cólera al ofrecer sus sacrificios rituales a esos «dioses». ¡Trajeron sus perfumes e incienso y derramaron sus bebidas especiales en honor a ellos!

28

29 Yo les dije: «¿Qué es ese lugar de sacrificio a donde van?» Y por eso le llaman «El lugar de sacrificio»; así es como obtuvo su nombre.

30

»El SEÑOR Dios quiere saber si ustedes se van a contaminar tal como lo hicieron sus antepasados, si seguirán ofreciendo homenajes a sus ídolos.

31 Pues cuando ofrecen regalos a ellos y entregan a sus pequeños para ser quemados, como lo hacen aún hoy, ¿creen ustedes que pondré atención a sus oraciones?, ¿creen que los ayudaré, oh israelitas? ¡Tengan por seguro, dice el SEÑOR Dios, que no les daré ningún mensaje, aunque han acudido a mí para preguntar!

32 Lo que tienen en mente no llegará a cumplirse: ser como las naciones a su alrededor, sirviendo a dioses de madera y piedra.

33 ¡Yo reinaré sobre ustedes con gran autoridad y rigidez, así como con gran ira y poder! Con poderío y furia los sacaré de las tierras donde están dispersados,

34

35 [35-36] y los traeré al desierto donde serán juzgados por mí. Los juzgaré allí, y me libraré de los testarudos, tal como lo hice en el desierto después de sacarlos de Egipto.

36

37 Los contaré cuidadosamente y sólo permitiré que regrese un pequeño grupo.

38 Y a los otros, los testarudos y todos aquellos que cometen maldades en contra de mis instrucciones, los expulsaré de entre ustedes. Ellos no entrarán en Israel, pero los recogeré de los países donde están exiliados. Y cuando eso suceda sabrán que yo soy el SEÑOR».

39

»Oh Israel, el SEÑOR Dios dice: “Si ustedes insisten en rendir homenaje a sus ídolos, adelante, ¡pero entonces no me traigan regalos a mí también! ¡Tal falta de respeto y consideración hacia mí debe cesar de inmediato!

40 ¡Porque en Jerusalén, en mi monte escogido, dice el SEÑOR, todo Israel estará consagrado y dedicado a mí solamente! Allí yo los aceptaré, y demandaré sus ofrendas y sus más espléndidos dones.

41 Ustedes serán para mí como una ofrenda de perfume suave cuando los traiga de vuelta del exilio, y las naciones notarán el gran cambio de sus corazones al ver el cambio de sus conductas.

42 Entonces cuando los haya traído de regreso a la tierra que prometí a sus antepasados sabrán que yo soy el SEÑOR.

43 Entonces se acordarán de sus maldades y se avergonzarán y sentirán remordimientos a causa de todo el mal que han hecho.

44 ¡Y cuando yo haya honrado mi nombre haciéndoles toda clase de bien a pesar de su maldad, entonces, oh Israel, ustedes sabrán que yo soy el SEÑOR!”»

45

Luego me vino este mensaje del SEÑOR:

46

«Hombre mortal, mira hacia Jerusalén, y habla contra ella y los bosques del sur.

47 Profetiza y di: Oye el mensaje del SEÑOR. ¡Yo te incendiaré, oh bosque, y todos los árboles perecerán, los verdes y los secos por igual! Las terribles llamas no se apagarán y chamuscarán el mundo entero.

48 Y todo el mundo verá que yo, el SEÑOR, los he encendido. No serán apagadas las voraces llamas».

49

Entonces yo dije: «¡Oh SEÑOR, ellos dicen de mí: “Él sólo habla en enigmas”!».

21

1

Luego me vino este mensaje del SEÑOR:

2

«Hombre mortal, pon tu rostro hacia Jerusalén y profetiza contra Israel y contra sus santuarios.

3 Pues el SEÑOR dice: ¡Yo estoy contra ti, Israel, te atacaré con mucha fuerza y destruiré a tu gente con violentos tajos de espada, buenos y malos por igual serán eliminados!

4 No perdonaré ni a los justos. Limpiaré toda la tierra desde el sur hasta tus fronteras en el norte.

5 Todo el mundo sabrá que soy yo el SEÑOR. ¡Yo estoy decidido a continuar el castigo hasta que logre acabar con tanta perversidad! ¡No pararé hasta haber logrado mi propósito!

6

»Hombre mortal, suspira y gime de dolor en tu amarga angustia, que tu cuerpo se agite por los sollozos; ellos se impactarán por tanto dolor.

7 Cuando te pregunten por qué sufres tanto, diles: «A causa de la espantosa noticia que Dios me ha dado. ¡Cuando se cumpla, aun el corazón del más plantado se derretirá de pavor y perderá toda su fuerza! ¡Todo ánimo se vendrá a los suelos, las rodillas más fuertes temblarán y se volverán endebles como el agua!». Y el SEÑOR Dios dice: ¡Tu condena ya viene, Israel, mi castigo por tu maldad e infidelidad está por llegar!»

8

Luego de nuevo me vino otro mensaje de parte del SEÑOR:

9

«Hombre mortal, diles esto: ¡Se está afilando y puliendo una espada para ejecutar una terrible matanza!

10 ¿Ahora se reirán? La espada está lista para ser entregada al verdugo. ¡Su peor falta ha sido haber despreciado en cetro de mi hijo, burlándose de él como si fuera cualquier palo de escoba!

11 Ahora tiemblen porque la espada afilada está ya en manos del verdugo.

12

»Hombre mortal, llora y golpea contra tu muslo en señal de desesperación, pues esa espada matará a mi pueblo y a todos sus jefes. Todos morirán por igual.

13 Los pondrá a todos a prueba, y ¿qué suerte tendrán?, pregunta el SEÑOR. ¡Y es que el verdugo no respetará ni a los miembros de la familia real!

14

»Profetiza de esta manera: Bate las palmas vigorosamente, luego toma una espada y blándela dos y tres veces, para simbolizar la gran matanza que les espera.

15 Que sus corazones palpiten acelerados de terror, pues la amenaza de muerte está presente en cada hogar, a todos lados llega la matanza, la espada sigue afilada como una navaja y todavía dispuesta para degollar.

16 ¡Oh espada, corta a la derecha y corta a la izquierda, adondequiera que te vuelvas!

17 Y yo aplaudiré al ritmo de la matanza, dice el SEÑOR, y así calmaré mi gran cólera».

18

Luego me vino este mensaje. El SEÑOR dijo:

19

[19-20] «Hombre mortal, haz un mapa y sobre él traza dos rutas que simbolizarán los caminos que seguirá el rey de Babilonia; una se dirigirá a Jerusalén y la otra a Rabá de los amonitas. Y coloca una señal en la bifurcación del camino de Babilonia.

20

21 Esta bifurcación se debe a que el rey de Babilonia está detenido en una bifurcación, indeciso en cuanto si atacar a Jerusalén o a Rabá. Él llamará a sus magos para usar adivinación; ellos arrojarán suertes agitando flechas de su aljaba; sacrificarán a los ídolos e inspeccionarán el hígado de su sacrificio, usando todas esas costumbres paganas de adivinación.

22 ¡Y decidirán dirigirse hacia Jerusalén! Con arietes arremeterán contra las puertas y en medio de gritos de guerra construirán torres para sitiarla y terraplenes para escalar la muralla hasta llegar a su parte más alta y luego penetrar al interior de la ciudad y conquistarla.

23 Jerusalén no entenderá esta traición, ¿cómo podían los adivinadores cometer este terrible error? ¡Pues Babilonia es el aliado de Judá y ha jurado defender a Jerusalén! Pero el rey de Babilonia pensará sólo en las veces que ellos se rebelaron contra él. Atacará y los derrotará.

24

»El SEÑOR dice: Una y otra vez su culpabilidad clama contra ustedes, pues sus maldades se cometen abierta y desvergonzadamente en todo tiempo y lugar. Nadie puede olvidarse de ellas aunque quisiera. Dondequiera que ustedes van, todo lo que hacen, todo está lleno de maldad, y por ello ahora ha llegado la hora del castigo.

25

»¡Oh rey Sedequías, malvado príncipe de Israel, ha llegado el día del ajuste de cuentas!

26 Quita la corona de tu cabeza, dice el SEÑOR Dios. El orden antiguo cambia: ¡ahora los pobres son exaltados y los ricos humillados!

27 Yo trastornaré y arruinaré este reino, para que aun el nuevo orden que surja no tenga éxito, hasta que venga el Hombre que tiene derecho a él. Y se lo daré a él.

28

»Hombre mortal, profetiza también contra los amonitas, pues ellos se burlaron de mi pueblo cuando más sufrían. Diles esto: Contra ustedes también se ha desenvainado mi espada reluciente; está afilada y pulida y relampaguea.

29 Sus adivinos y falsos profetas les han dicho mentiras respecto a seguridad y éxito: que sus dioses los salvarán del rey de Babilonia. Así han causado su muerte junto con todos los demás impíos, pues cuando el día final de juicio venga ustedes también serán heridos de muerte.

30

»¿Devolveré mi espada a su vaina antes de ocuparme de ustedes? ¡No, yo los destruiré en su propia tierra donde nacieron!

31 Descargaré mi cólera contra de tal manera que parecerá un fuego avasallador; y los entregaré en manos de hombres crueles, experimentados en la destrucción.

32 Serán como pasto del fuego; su sangre será derramada en su propia tierra y serán absolutamente borrados, de tal manera que en poco tiempo no habrá nadie que se acuerde de que alguna vez existieron. Yo, el SEÑOR, lo digo».

22

1

Otro mensaje me vino de parte del SEÑOR:

2

«Hombre mortal, acusa a Jerusalén como la Ciudad de Homicidios. Denuncia públicamente sus terribles hechos, su derramamiento de sangre inocente.

3 Ciudad de Homicidios, condenada y sentenciada, ciudad de ídolos, contaminada e inmunda,

4 eres culpable tanto de homicidio como de idolatría. Ahora llega tu día de condenación. Has llegado al límite de tus años. Yo te haré el hazmerreír y motivo de burla de todas las naciones del mundo.

5 ¡De cerca y desde lejos se burlarán de ti, tu fama caída hasta el suelo!

6

»Cada jefe en Israel que vive dentro de tus murallas no piensa más que en el homicidio.

7 Los padres y las madres son desdeñosamente ignorados; se obliga a los inmigrantes y a las visitas a pagarles por su «protección»; los huérfanos y las viudas son agraviados y oprimidos;

8 las cosas de Dios son despreciadas; mis sábados ignorados.

9 Se acusa falsamente a los prisioneros y se les envía a la muerte. La cima de cada montaña está llena de altares para los ídolos; la lascivia está en todas partes.

10 Hay hombres que cometen adulterio con las esposas de sus padres y se acuestan con mujeres menstruantes.

11 El adulterio con la esposa de un vecino, una nuera, una hermanastra, incluso el incesto es cosa común.

12 Asesinos a sueldo, usureros y extorsionistas se encuentran en todas partes. Ni siquiera piensan en mí y mis instrucciones, dice el SEÑOR Dios.

13

»Pero ahora yo interrumpo y hago cesar tu ganancia deshonesta y el derramamiento de sangre.

14 ¿Cuán fuerte y valiente serás entonces, cuando yo te llame a rendir cuentas por tu conducta? ¡Pues yo, el SEÑOR, he hablado, y haré todo lo que he dicho!

15 Te esparciré a través de todo el mundo, y acabaré con la maldad dentro de ti.

16 Serás deshonrada entre las naciones, y sabrás que yo soy el SEÑOR».

17

Luego el SEÑOR dijo esto:

18

[18-20] «Hombre mortal, el pueblo de Israel es como la escoria sin valor que queda cuando la plata es fundida. Es como la hez compuesta de bronce, estaño, hierro y plomo. Por lo tanto el SEÑOR Dios dice: Por cuanto ustedes son escoria sin valor, los traeré a mi crisol en Jerusalén, para fundirlos con el fuego de mi cólera.

19

20

21 Soplaré con ese fuego sobre ustedes hasta que sean fundidos,

22 y se fundirán como la plata en el calor intenso, y sabrán que yo, el SEÑOR, he desahogado mi cólera sobre ustedes».

23

Nuevamente me vino un mensaje del SEÑOR diciendo:

24

«Hombre mortal, di al pueblo de Israel: “En el día que explote mi indignación tú serás como el yermo sin limpiar, o el desierto sin lluvia”.

25 Tus “profetas” han conspirado contra ti como leones buscando presa. Ellos acaban muchas vidas, se apoderan de los bienes de la gente humilde por medio de la extorsión y el chantaje, multiplican las viudas en el país.

26 Tus sacerdotes han ignorado mis mandamientos y deshonrado mi templo y mi santidad no les ha merecido ninguna consideración. Para ellos las cosas de Dios no tienen más importancia que cualquier tarea diaria. No han enseñado a mi pueblo la diferencia entre el bien y el mal, y no toman en cuenta mis sábados como días especiales, por lo que mi nombre santo es ofendido constantemente por ellos.

27 Tus jefes son como lobos que desgarran a sus víctimas y destruyen vidas para provecho propio.

28 Tus «profetas» describen falsas visiones y transmiten falsos mensajes pretendiendo que vienen de Dios, cuando él ni siquiera les ha hablado una sola palabra. ¡Así reparan los muros agrietados con cal! ¡Pura apariencia!

29 Aun la gente común oprime y roba a los pobres y necesitados y cometen extorsión contra los extranjeros.

30 Yo busqué en vano alguien que fuera justo y pudiera interceder a favor de la ciudad, que sirviera como su protector, quien pudiera colocarse en la brecha y defenderte de mis justos ataques, pero no encontré a nadie.

31 Por tanto el SEÑOR Dios dice: Yo derramaré mi cólera sobre ti, te destruiré con el poder de mi cólera. Yo he acumulado sobre ti el castigo que ahora recibirás».

23

1

Un mensaje del SEÑOR me vino otra vez, diciendo:

2

«Hombre mortal, hubo dos hermanas quienes aún siendo jóvenes se volvieron prostitutas.

3 En Egipto fue donde desde muy jóvenes se entregaron a su lascivia.

4 La mayor se llamaba Aholá, y su hermana Aholibá (¡Estoy hablando de Samaria y Jerusalén!)

5 Me casé con ellas, y me dieron hijos e hijas. Pero luego Aholá se volvió a otros dioses en vez de mí, y entregó su amor a los asirios, vecinos suyos,

6 pues eran todos jóvenes atractivos, capitanes y comandantes, vestidos de uniforme azul, cabalgando sobre sus caballos de guerra.

7 Y así ella cometió adulterio con ellos —los hombres más escogidos de Asiria— rindiendo homenaje a sus ídolos, degradándose.

8 Pues cuando dejó Egipto, no perdió su gusto por la prostitución, por lo que aún ahora es tan disoluta como en su juventud, cuando los egipcios volcaron sus deseos impuros sobre ella y le robaron su virginidad.

9 Por ello la entregué en las garras de los asirios cuyos dioses ella amaba tanto.

10 Ellos la desnudaron y mataron y se llevaron a sus hijos como esclavos. Su nombre fue conocido por cada mujer de la tierra como el de una pecadora que había recibido lo que merecía.

11

»Pero cuando Aholibá (Jerusalén) vio lo que le había pasado a su hermana, en lugar de aprender de la mala experiencia, siguió adelante por el mismo camino, y fue más desenfrenada aún que su hermana.

12 Se enamoró de sus vecinos asirios, esos apuestos jóvenes montados sobre hermosos caballos, esos oficiales del ejército con sus atractivos uniformes, todos ellos deseables

13 Yo vi el camino que ella seguía, siguiendo los mismos pasos de su hermana mayor.

14 [14-15] En realidad, ella se degradó aun más que Samaria, ¡pues hasta se enamoró de cuadros que ella vio pintados sobre una pared! Eran cuadros de militares babilónicos, vestidos con uniformes de rojo llamativo, con lindos cinturones y turbantes ondeantes sobre sus cabezas.

15

16 Cuando ella vio esos cuadros anheló entregarse a los hombres allí retratados, así que envió mensajeros a Caldea para invitarlos a venir a ella.

17 Y ellos vinieron y cometieron adulterio con ella, contaminándola en su lecho de amor, pero después ella los odió y quebró las relaciones con ellos.

18 Y yo la desprecié, tal como había despreciado a su hermana, pues ella se expuso delante de ellos y se entregó a sus pasiones.

19 Pero eso no la molestó. Se entregó a prostituciones aún mayores, pecando con los hombres sensuales que recordaba de su juventud de prostituta en Egipto.

20 Y vivió enamorada de esos lujuriosos que no piensan más que en orgías y violaciones.

21 ¡Y así celebraste aquellos días pasados cuando como una doncella entregaste tu virginidad a aquellos de Egipto!

22

»¡Y ahora el SEÑOR Dios dice que se pondrá en tu contra, oh Aholibá (Jerusalén), esas mismas naciones de las que te alejaste disgustada!

23 Pues los de Babilonia vendrán, y todos los caldeos de Pecod, Soa y Coa, y todos los asirios con ellos, jóvenes apuestos de alto rango, cabalgando sobre sus caballos de guerra.

24 Vendrán contra ti desde el norte con carros de guerra y carretas llenas de pertrechos y un gran ejército armado hasta los dientes y listos para el ataque. Te rodearán por todos los costados hombres armados, y te dejaré a su merced para que hagan lo que quieran contigo.

25 Y yo también estaré contra ti y te atacaré con furia, cortándote la nariz y las orejas. Los que sobrevivan serán rematados; tus hijos serán llevados como esclavos, y todo lo que quede será quemado.

26 Ellos te despojarán de tus hermosos vestidos y de tus joyas.

27 Y así haré cesar tu lujuria y prostitución que trajiste de la tierra de Egipto, y ya no más anhelarás Egipto y sus dioses.

28

»Pues el SEÑOR Dios dice: ¡Ciertamente te entregaré a tus enemigos, a aquellos que en un tiempo deseaste y ahora aborreces!

29 Ellos procederán contigo con odio, y te robarán todo lo que posees, dejándote desnuda y a la intemperie. ¡La vergüenza de tu prostitución será expuesta ante todo el mundo!

30

¡Acarreaste todo este castigo sobre ti por rendir homenajes a los dioses de otras naciones, contaminándote con todos sus ídolos!

31 Has seguido los pasos de tu hermana, así que te castigaré con los mismos terrores que la destruyeron a ella.

32 ¡Sí, los terrores que cayeron sobre ella caerán sobre ti, y todos los sufrimientos que ella soportó también vendrán sobre ti! Y todo el mundo se burlará de ti por tu dolor.

33

»Caminarás tambaleándote como una borracha, aturdida por los terribles golpes del dolor y la pena, tal como lo hiciera tu hermana Samaria.

34 En gran angustia tomarás sobre ti todo ese sufrimiento como si bebieras de una gran copa llena de un líquido amargo hasta la última gota. Yo he hablado, dice el SEÑOR.

35

»Por cuanto te has olvidado de mí y me has dado la espalda, deberás soportar las consecuencias de toda tu maldad.

36

»Hombre mortal, debes acusar a Jerusalén y Samaria por todos sus terribles hechos.

37 Porque ellas han cometido tanto adulterio como homicidio; han rendido homenaje a ídolos y han matado a los hijos que habían engendrado para mí, quemándolos como sacrificios rituales sobre sus altares.

38 En el mismo día profanaron mi templo e ignoraron mis sábados,

39 porque después de matar a sus hijos frente a sus ídolos, ese mismo día entraron a mi templo para rendirme homenaje a mí. ¡Eso muestra lo poco que se preocupan por mí!

40

»Aun enviaron a tierras distantes por sacerdotes para que vinieran con otros dioses a quienes rendir homenaje también, ¡y ellos han llegado y han sido acogidos! Y ellas se han lavado, pintado sus párpados y puesto sus más finas joyas para agradarles a ellos.

41 Se sentaron juntos sobre una cama hermosamente bordada y colocaron mi perfume suave y mi aceite sobre una mesa tendida delante de ustedes.

42 De su aposento vino el sonido de muchos hombres alborotados, hombres sensuales y ebrios del desierto, que colocaron brazaletes sobre sus muñecas y hermosas coronas sobre sus cabezas.

43 ¿Cometerán adulterio con éstas que se han convertido en viejas prostitutas?

44 ¡Eso es lo que hicieron! Entraron a ellas —Samaria y Jerusalén, estas prostitutas desvergonzadas— con todos los bríos de hombres sensuales que visitan prostitutas.

45 Pero los justos de todas partes las juzgarán por lo que son en realidad: adúlteras y homicidas. Ellos les proporcionarán las sentencias que la ley demanda.

46

»El SEÑOR Dios dice: Traigan un ejército contra ellas y entréguenlas para ser aplastadas y despreciadas.

47 Pues sus enemigos las apedrearán y matarán con espadas; destrozarán a sus hijos e hijas y prenderán fuego a sus hogares.

48 Así haré cesar la lujuria e idolatría del país; mi juicio será un escarmiento contra la idolatría para todos los pueblos.

49 Porque recibirán el castigo que se merecen por todo el adulterio y la devoción de ídolos que realizan. Entonces sabrán que yo solo soy el SEÑOR».

24

1

Un día a fines de diciembre del noveno año del cautiverio del rey Joaquín me vino otro mensaje del SEÑOR.

2

«Hombre mortal, me dijo, escribe esta fecha, pues hoy el rey de Babilonia ha atacado a Jerusalén.

3 Y ahora entrega esta parábola a estos rebeldes de Israel. Diles que el SEÑOR Dios dice: “Coloquen una olla sobre el fuego para hervir.

4 Llénenla con carne de carnero escogida: el cuarto trasero, la espalda y todos los cortes más tiernos.

5 Usen sólo los mejores carneros del rebaño, y apilen la leña sobre el fuego debajo de la olla. Cuezan la carne bien, hasta que se desprenda de los huesos”.

6

»Pues el SEÑOR Dios dice: “¡Ay de Jerusalén, Ciudad de Homicidas, tú eres como una olla herrumbrosa y desportillada! Luego saca la carne trozo a trozo en cualquier orden que venga, pues ninguna parte es mejor que otra.

7 Porque su maldad es evidente a todos, audazmente da muerte a quien le da la gana, dejando sangre de las víctimas sobre las rocas a la vista de todos; ni siquiera procura cubrirla.

8 Y yo la he dejado allí sin cubrir; para que esa sangre sea como una acusación a mí contra ella y despierte mi cólera y deseos de someterla a juicio severo.

9

»”¡Ay de Jerusalén, Ciudad de Homicidas, apilaré la leña debajo de ella!

10 Amontona la leña, deja que el fuego arda y la olla hierva. Que se cueza bien la carne y luego vacía la olla y quema los huesos.

11 Déjala vacía sobre las brasas para que se queme su herrumbre y todas las adherencias de comida.

12 ¡Pero de nada vale, no desaparece sus suciedad e impureza a pesar del fuego ardiente!

13 ¡Es la herrumbre y corrupción de tu lascivia sucia, de la devoción de los ídolos! ¡Y ahora, puesto que quise limpiarte y te rehusaste, permanece sucia hasta que mi cólera haya enviado todos sus castigos sobre ti!

14 ¡Yo, el SEÑOR, lo he dicho, sucederá así, yo lo haré!”»

15

De nuevo me vino un mensaje del SEÑOR, diciendo:

16

«Hombre mortal, voy a quitarte tu hermosa esposa. Repentinamente ella morirá. Sin embargo, no debes mostrar ningún dolor. No llores; no le guardes luto.

17 Puedes suspirar, pero en forma silenciosa. Que no haya duelo ni llanto ante su tumba, no te descubras la cabeza ni los pies como es la costumbre en estos casos, ni tampoco aceptes la comida que te traigan los amigos para consolarte».

18

Yo proclamé esto al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi esposa. A la mañana siguiente hice todo lo que el SEÑOR me había mandado.

19 Luego la gente preguntó:

«¿Qué significa todo esto? ¿Qué pretendes comunicarnos con tu actitud»?

20

[20-21] Yo respondí: «El SEÑOR me mandó decir al pueblo de Israel: “Yo destruiré mi hermoso templo, el cual representa la fuerza de la nación. Y sus hijos e hijas en Judea serán muertos por herida de espada.

21

22 Y harán como he hecho yo; no pueden hacer duelo en público o consolarse comiendo la comida traída por aquellos que se compadecen de ustedes.

23 Sus cabezas y pies no serán descubiertos como es la costumbre, no harán duelo ni llorarán. Pero lamentarán los unos por los otros por sus maldades y harán duelo a solas por todo el mal que han hecho.

24 Ezequiel es un ejemplo para ustedes, dice el SEÑOR Dios. Harán como él ha hecho. Y cuando venga ese momento, entonces sabrán que yo soy el SEÑOR”.

25

»Hombre mortal, en el día en que yo termine de quitarles en Jerusalén el gozo de sus corazones y su orgullo y alegría —me refiero a sus esposas e hijos e hijas—,

26 en ese día un refugiado de Jerusalén comenzará su viaje hasta Babilonia para contarte lo que ha pasado.

27 Y en el día de su llegada, tu voz de pronto retornará a ti para que puedas hablar con él. Y tú serás un símbolo para esta gente y ellos sabrán que yo soy el SEÑOR».

25

1

Luego me llegó un mensaje del SEÑOR otra vez:

2

«Hombre mortal, dirige tu vista hacia la tierra de Amón y profetiza contra su pueblo.

3 Diles: Escuchen lo que el SEÑOR Dios dice: ¡Por cuanto se burlaron cuando mi templo fue destruido, y se burlaron de Israel en su angustia, y se rieron de Judá cuando fue llevada cautiva,

4 yo permitiré que los beduinos del desierto, los que viven al oriente de ustedes, invadan su tierra! Ellos establecerán sus campamentos entre ustedes, se comerán sus frutos y beberán su leche.

5 Y convertiré la ciudad de Rabá en pastizal de camellos y toda la tierra de los amonitas en terreno abandonado que solo servirá para apacentar rebaños de ovejas. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR.

6

»Pues el SEÑOR Dios dice: “¡Por cuanto aplaudieron y bailotearon y vitorearon alegremente ante la destrucción de mi pueblo,

7 yo te castigaré con mucho rigor, entregándolos a muchas naciones para ser maltratados! Los haré desaparecer como nación para siempre, los destruiré, y entonces sabrán que yo soy el SEÑOR”».

8

Y el SEÑOR Dios dice: «¡Puesto que los moabitas han dicho que Judá no está mejor que ninguna otra nación,

9 [9-10] yo atacaré el flanco oriental de Moab, destruyendo sus ciudades fronterizas, que son el gran orgullo de la nación, Bet Yesimot, Baal Megón y Quiriatayin! Y tribus beduinas del desierto al oriente se desparramarán por ellas, tal como lo harán con Amón. Y Moab no existirá más entre las naciones.

10

11 Así haré sentir mi juicio sobre los moabitas, y ellos sabrán que yo soy el SEÑOR».

12

Y el SEÑOR Dios dice: «¡Por cuanto el pueblo de Edom ha causado tanto daño al vengarse sobre el pueblo de Judá,

13 yo le causaré mucho daño a Edom y exterminaré su gente, su ganado y sus rebaños! ¡Habrá mucha destrucción desde Temán hasta Dedán!

14 Y el instrumento de mi venganza será mi pueblo Israel. Ellos ejecutarán mi tremenda venganza».

15

Y el SEÑOR Dios dice: «¡Por haber actuado los filisteos contra Judá con tanta violencia, con un odio añejado,

16 yo causaré ahora mucho daño en sus territorios, y borraré a los cereteos del mapa y destruiré completamente aquellos que habitan al lado de la costa del mar!

17 Llevaré a cabo mi terrible venganza sobre ellos para reprenderlos por lo que han hecho contra mi pueblo. Y cuando todo esto suceda, entonces sabrán que yo soy el SEÑOR».

26

1

Otro mensaje me vino del SEÑOR en el primer día del mes, en el onceavo año después que el rey Joaquín fue llevado al cautiverio:

2

«Hombre mortal, Tiro se ha puesto muy contenta por la caída de Jerusalén, diciendo: «¡Bien! ¡Ella, que controlaba las lucrativas rutas comerciales de norte a sur a lo largo de la costa y a lo largo del curso del río Jordán, ha sido quebrada, y yo soy la heredera! ¡Por cuanto ella ha sido desolada, yo me aprovecharé y llegaré a ser rica!»

3

Por lo tanto el SEÑOR Dios dice: «¡Yo estoy aquí contra ti, Tiro! Traeré naciones en guerra contra ti como si fueran olas del mar.

4 Ellas destruirán las murallas de Tiro y echarán por los suelos sus torres defensivas. ¡Barreré con todo hasta que la ciudad se vea como una roca desnuda!

5 Llegará a ser como una isla deshabitada, un lugar donde los pescadores tiendan sus redes, pues yo he hablado, dice el SEÑOR. Tiro llegará a ser la presa de muchas naciones,

6 y sus pueblos y caseríos de alrededor también serán destruidos con violencia. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR».

7

Pues el SEÑOR Dios dice: «¡Yo traeré a Nabucodonosor, rey de Babilonia —el rey más poderoso de las naciones del norte— contra Tiro con un gran ejército y poderosa caballería y muchos carros de guerra!

8 Primero destruirá tus suburbios, luego atacará la ciudad en tierra firme construyendo un cerco militar y atacando luego de sorpresa con toda su furia contra ella.

9 Él colocará arietes contra tus murallas y con mazos demolerá tus fuertes defensivos.

10 Los cascos de su caballería levantarán una polvareda sofocante y tus murallas temblarán al retumbe de su galope cuando entren a través de las puertas de la ciudad rotas, arrastrando carros de guerra tras ellos.

11 Los jinetes ocuparán cada calle de la ciudad; darán muerte a tu gente con sus filosas espadas y tus famosos y enormes pilares serán demolidos con facilidad.

12 Entonces saquearán todas tus riquezas y mercaderías y derribarán tus murallas. Destruirán tus hermosas casas y botarán tus piedras y maderas, y aun el polvo, en el mar.

13 Haré cesar la música de tus cantos; ya no tendrás más motivos para organizar alegres fiestas.

14 Haré que tu territorio quede como si fuera una roca desnuda, un lugar sólo útil para tendedero de redes de los pescadores. No serás jamás reconstruida, pues yo, el SEÑOR, lo he dicho.

15

»El país entero temblará con tu caída; los heridos gritarán en medio del estruendo de la matanza.

16 Entonces todos los soberanos de los puertos de mar descenderán de sus tronos y se quitarán sus hermosas vestimentas y se sentarán sobre el suelo temblando de miedo por lo que han visto, asombrados y atónitos por lo que te ha sucedido.

17 Y ellos llorarán por ti, cantando esta endecha: “¡Oh poderosa ciudad-isla, con tu poderío naval que infundía terror a las ciudades de la tierra firme, cómo has desaparecido de los mares!

18 ¡Cómo temblarán las islas ante tu caída!» ¡Todos observan espantados lo que te ha sucedido!”»

19

El SEÑOR Dios dice: «¡Yo arrasaré a Tiro hasta el suelo! ¡Te hundiré bajo las olas terribles del ataque enemigo! ¡Grandes mares te tragarán!

20 Te enviaré al fondo del abismo del infierno para permanecer allí con aquellos que están ahí desde mucho tiempo antes. Tu ciudad quedará en ruinas, muerta, como los cadáveres de aquellos que entraron en el mundo del más allá de los muertos. Nunca más serás poblada o tendrás hermosura aquí en la tierra de los vivientes.

21 Te conduciré hacia un fin terrible; por más esfuerzos que se hagan, nadie podrá encontrarte, dice el SEÑOR».

27

1

Luego me vino este mensaje de parte del SEÑOR:

2

«Hombre mortal, canta esta triste canción por Tiro:

3

¡Oh poderosa ciudad porteña, centro comercial de toda la costa, el SEÑOR Dios habla! Tú dices: “Yo soy la ciudad más hermosa de todo el mundo”.

4 Tú has extendido tus límites aun sobre el mar; tus arquitectos te han hecho construcciones maravillosas.

5 Eres como un barco construido de la madera más fina del SEÑOR. Tomaron un cedro del Líbano para hacerte el mástil.

6 Tus remos están hechos de robles de Basán. Las paredes de tu cabina son de ciprés de la costa sur de Chipre.

7 Tus velas están hechas del lino más fino de Egipto. Estás parada debajo de cubiertas de lienzo con colores brillantes, con anilinas púrpuras y escarlatas traídas de la parte oriental de Chipre. ¡Todo lo mejor de lo mejor!

8

Tus marineros vinieron de Sidón y de Arvad; tus timoneles son hombres hábiles de Zemer.

9 Sabios y experimentados artesanos de Guebal calafatean tus junturas. Naves vienen de todas las naciones con mercaderías para intercambiar y negociar contigo.

10 Tu ejército incluye mercenarios de la lejana Persia, Lidia y Fut. Ellos te sirven; es un orgullo para ti que sus escudos estén colgados sobre tus paredes; es la mayor de tus honras.

11

»De Arvad y Jelec son los centinelas que vigilan sobre tus murallas; tus torres defensivas están guarnecidas con hombres gamadeos. Sus escudos cuelgan fila tras fila sobre las murallas de tu ciudad coronando tu gloria, mostrando tu gran poderío.

12 De Tarsis proceden toda clase de riquezas para tus mercados: plata, hierro, estaño y plomo.

13 Comerciantes de Javán, Tubal y Mesec traen esclavos y utensilios de bronce para comerciar en tus mercados y bazares,

14 en tanto que de Bet Targama proceden caballos para los carros de guerra, corceles y mulas.

15

Comerciantes vienen a ti desde Rodas, y muchas tierras costeras son tus mercados seguros, quienes te pagan con ébano y marfil.

16 Edom envía a sus mercaderes para comprar tus muchas mercaderías. Ellos traen para negociar esmeraldas, anilinas púrpuras, bordados, lino fino y joyas de coral y ágata.

17 Judá y las ciudades en lo que era una vez el reino de Israel envían mercaderes con trigo de Minit y Panag, y con miel, aceite y bálsamo.

18 Damasco viene también. Ella trae vinos de Jelbón y lana blanca siria para negociar por la rica variedad de mercaderías que tú produces.

19 Dan y Javán traen hilo árabe, hierro labrado, casia y caña aromática,

20 mientras Dedán trae caros paños para las monturas de caballos.

21

»Los árabes y los ricos príncipes mercaderes de Cedar te traen corderos, carneros y cabras. Los mercaderes de Sabá y de Ragama vienen con toda clase de especias, joyas y oro.

22

23 Jarán, Cané, Edén, Asiria y Quilmad también envían sus mercaderías.

24 Ellos traen para negociar escogidas telas, telas azules, bordados y alfombras de muchos colores, enlazados con cordones y asegurados.

25 Las naves de Tarsis son como tus caravanas de mar; ¡tus depósitos en la isla están llenos hasta el tope!

26

»¡Pero ahora tus estadistas conducen tu barco, es decir, los negocios del reino, hacia un desastroso huracán! ¡Tu poderosa nave peligra ante la fuerte tormenta que viene del este, y sufres el naufragio en medio de los mares!

27 ¡Todo está perdido! ¡Tus riquezas y mercaderías, tus marineros y pilotos, tus constructores de barcos y mercaderes, soldados y toda la gente se hunden en el mar en el día de tu ruina inmensa!

28 ¡Las ciudades vecinas tiemblan ante el sonido de tus pilotos que gritan de miedo! ¡Todos tus marineros que estaban en alta mar vienen a tierra y observan desde la costa,

29

30 llorando amargamente, echando polvo sobre sus cabezas y revolcándose en cenizas!

31 ¡Se rapan las cabezas en señal de duelo y se visten de saco y lloran por ti con profunda amargura y desesperación!

32

»Y este es su canto triste que te dedican: “¿Dónde en todo el mundo hubo jamás una ciudad tan maravillosa como Tiro, la que fue destruida en medio del mar?

33 Tus mercaderías satisfacían las necesidades de muchas naciones. Reyes de los reinos más lejanos de la tierra se regocijaban en las riquezas que tú les enviabas.

34 Ahora yaces quebrantada bajo el mar; toda tu mercadería y tu tripulación han perecido contigo.

35 Todos los que viven sobre las costas observan, incrédulos. Sus reyes están espantados y miran con caras demudadas.

36 Los mercaderes de las naciones menean sus cabezas, pues tu destino es terrible, has perecido para siempre”».

28

1

Aquí hay otro mensaje que me fue dado por el SEÑOR:

2

«Hombre mortal, di al príncipe de Tiro: Dios el SEÑOR dice: ¡Eres tan orgulloso que te crees dios, sentado sobre el trono de un dios en tu hogar en la isla en medio de los mares! Pero sólo eres un hombre, y no un dios, aunque te jactas de ser como dios.

3 Te crees más sabio que Daniel, y piensas que ningún secreto está escondido de ti.

4 Has empleado tu sabiduría y entendimiento para obtener gran riqueza, oro, plata y muchos otros tesoros.

5 Sí, tu sabiduría te ha hecho muy rico y muy orgulloso».

6

Por tanto el SEÑOR Dios dice: «Por cuanto pretendes que eres tan sabio como Dios,

7 ¡un poderoso ejército enemigo, el terror de las naciones, repentinamente desenvainará sus espadas contra tu maravillosa sabiduría y echará por tierra tu esplendor!

8 Ellos te llevarán al sepulcro sufriendo la muerte de los náufragos.

9 En aquel entonces ¿te jactarás como si fueras un dios? ¡Por lo menos para esos invasores no serás ningún dios, sino meramente un hombre! ¡Las heridas que te hagan las espadas te lo mostrarán con toda claridad!

10 Morirás como cualquier criminal a manos de extranjeros, porque yo lo he decidido, dice el SEÑOR Dios».

11

Entonces este mensaje adicional me vino del SEÑOR:

12

«Hombre mortal, entona una canción triste por el rey de Tiro. Dile que el SEÑOR Dios dice: ¡Tú eras la perfección de sabiduría y hermosura!

13 Estabas en el Edén, el jardín de Dios, tu vestidura estaba adornada con toda piedra preciosa: rubí, topacio, diamante, crisolito, ónice, jaspe, zafiro, carbunclo y esmeralda, todas engastadas en el oro más fino. Ello te fue dado en el día que fuiste creado.

14 Te designé como el querubín, un ser celestial de gran dignidad, protector, personaje de gran alcurnia. Tenías acceso al santo monte de Dios. Caminabas en medio de las piedras de fuego, ningún lugar estaba restringido para ti.

15

»Eras perfecto en todo lo que hacías desde el día que fuiste creado, hasta aquel momento en que se halló maldad en ti.

16 Tu gran riqueza te llenó de inquietud interior y empezaste a cometer falta tras falta. Por lo tanto yo te eché del monte de Dios como a un infractor cualquiera. ¡Yo te desalojé, oh querubín protector, de ese lugar privilegiado donde habitabas!

17

»Se te subieron los humos a causa de toda tu hermosura; tu sabiduría te volvió engreído y perdiste tu esplendor. Por ello te he echado por los suelos y expuesto tu miserable situación ante la mirada curiosa de los reyes.

18 No fuiste consecuente con tu estatus privilegiado y codiciaste ganancias injustas, por lo que saqué fuego de tus propias acciones y dejé que te consumiera hasta las cenizas sobre la tierra, a la vista de todos aquellos que te observaban.

19 ¡Todos los que te conocen están asombrados ante tu triste destino, eres un escarmiento para ellos, estás destruido para siempre!»

20

Luego me vino otro mensaje del SEÑOR:

21

«Hombre mortal, mira hacia la ciudad de Sidón y profetiza contra ella. Dile:

22 El SEÑOR Dios dice: “¡Yo soy tu enemigo, oh Sidón, y haré una demostración de mi poder contra ti! Cuando yo te destruya y muestre mi furia sobre ti, entonces todos los que lo vean sabrán que yo soy el SEÑOR.

23

»”Enviaré una epidemia y un ejército para destruirte. Los heridos serán rematados en tus calles por las tropas enemigas por todos lados. Entonces sabrás que yo soy el SEÑOR.

24 Ya no más tú y las otras naciones vecinas de Israel serán una amenaza permanente, como un aguijón punzante y un espino desgarrador para ella, aunque antes la despreciaban y trataban con gran desdén”.

25

»El pueblo de Israel de nuevo vivirá en su propia tierra, la tierra que yo di a su antepasado Jacob. Porque yo los recogeré de vuelta de las tierras distantes donde los he esparcido y mostraré a las naciones del mundo mi santidad, manifiesta a través de mi pueblo, cuando tendremos una relación de exclusividad.

26 Y habitarán seguros en Israel, y construirán sus hogares y plantarán sus viñas, y disfrutarán de todo en seguridad. Cuando yo castigue a las naciones en torno a ella que la trataron con tal desdén, entonces ellas sabrán que yo soy el SEÑOR su Dios».

29

1

A fines de diciembre del décimo año del encarcelamiento del rey Joaquín, me vino este mensaje del SEÑOR:

2

«Hombre mortal, dirige tu mirada hacia Egipto y profetiza contra el faraón su rey y todo su pueblo.

3 Comunícales que el SEÑOR Dios dice: “¡Yo soy tu enemigo, faraón, rey de Egipto, quien te crees poderoso dragón echado en medio de tus ríos! Pues tú has dicho: ‘¡El Nilo es mío, yo lo he hecho para mí mismo!’

4 Yo pondré garfios en tus quijadas y te sacaré hacia tierra con peces adheridos a tus escamas.

5 Luego te dejaré a ti y a todos los peces desamparados en el desierto para morir, y no serás sepultado, pues yo te he dado como alimento para las fieras y las aves.

6 Este castigo es debido a que te doblaste cuando Israel solicitó tu ayuda (en vez de confiar en mí), entonces todos sabrán que yo soy el SEÑOR.

7 Israel se apoyó sobre ti, pero tú te quebrantaste como cayado resquebrajado y así descoyuntaste su hombro, haciéndolo doblarse por el dolor”.

8

»Por lo tanto el SEÑOR Dios dice: “¡Yo traeré un ejército poderoso contra ti, oh Egipto, y destruiré tanto a las personas como a los animales!

9 La tierra de Egipto llegará a ser un yermo desolado, por tu arrogancia de pensar que tú hiciste el río Nilo y que era de tu pertenencia exclusiva, y entonces los egipcios sabrán que yo, el SEÑOR, lo he hecho.

10 He aquí que yo estoy contra ti y tu río, y destruiré completamente la tierra de Egipto desde Migdol hasta Sevene, y tan al sur como la frontera con Etiopía.

11 Por cuarenta años ni un ser viviente pasará por allí, ni personas ni animales; estará completamente despoblado.

12 Yo haré de Egipto tierra desolada, rodeada por naciones desoladas, sus ciudades yacerán desiertas también durante cuarenta años. Y yo enviaré a los egipcios al exilio en otras tierras”».

13

Pero el SEÑOR Dios dice que al final de los cuarenta años él traerá a los egipcios de regreso de las naciones a las cuales ellos serán desterrados.

14 Y dice también: «Restauraré las fortunas de Egipto y traeré a su pueblo de vuelta a la tierra de Patros en el sur de Egipto donde nacieron, pero será un reino menor, poco importante.

15 Será la más humilde de todas las naciones; nunca más le declarará la guerra a otras naciones, pues nunca más tendrá Egipto suficiente poder para ello.

16

»De esta manera Israel no volverá a poner su esperanza en Egipto. Siempre que piense solicitarle ayuda, recordará su error al haberla buscado antes. Entonces Israel sabrá que sólo yo soy el SEÑOR».

17

En el vigésimo séptimo año del cautiverio del rey Joaquín, a mediados de marzo, me vino este otro mensaje del SEÑOR:

18

«Hombre mortal, el ejército del rey Nabucodonosor de Babilonia peleó fuertemente contra Tiro. Las cabezas de los soldados se volvieron calvas de llevar pesados cestos de tierra sobre ellas; sus hombros estaban pelados y ampollados por el peso de las piedras acarreadas para poner el sitio. Y Nabucodonosor no recibió ninguna compensación y no pudo pagar al ejército por todo este trabajo.

19 Por lo tanto, el SEÑOR Dios dice: Yo le daré la tierra de Egipto a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él tomará sus riquezas, apropiándose de todo lo que ella tiene, para su ejército.

20 Sí, yo le he dado la tierra de Egipto como su salario, pues él estuvo trabajando para mí durante estos trece años en Tiro, dice el SEÑOR.

21

»En ese tiempo también haré que resurja el antiguo poderío de Israel, y entonces por fin sus palabras serán respetadas, y Egipto sabrá que yo soy el SEÑOR.

30

1

Otro mensaje del SEÑOR:

2

«Hombre mortal, profetiza: El Señor Dios dice: ¡Lloren porque el terrible día, el día del juicio del SEÑOR ya casi ha llegado!

3 Será un día de nubarrones y oscuridad, día de desesperación para las naciones.

4 Un ejército terrible caerá sobre Egipto, y la matanza que hará será tan grande que los muertos cubrirán las calles. Sus riquezas le serán quitadas a Egipto, sus cimientos destruidos.

5 También Etiopía, Fut, Lud, Arabia, Libia y todos los países en liga con ellos serán destruidos en esa guerra».

6

Pues el SEÑOR Dios dice: «¡Todos los aliados de Egipto también caerán, y así será doblada su arrogancia de considerarse invencible! Desde Migdol hasta Sevene caerán abatidos por los ejércitos enemigos.

7 Ella será desolada, rodeada por naciones desoladas, y sus ciudades estarán en ruinas, rodeadas por otras ciudades en ruinas.

8 Y ellos sabrán que yo soy el SEÑOR cuando haya prendido fuego a Egipto y destruido a sus aliados.

9

»En ese tiempo enviaré mensajeros veloces con esta terrible noticia para difundir pánico entre los etíopes; ellos se llenarán de miedo cuando sepan del castigo aplicado contra Egipto. Todo esto sucederá».

10

Pues el SEÑOR Dios dice: «¡Nabucodonosor, rey de Babilonia, destruirá personas y bienes de Egipto!

11 Él y sus ejércitos —el terror de las naciones— son enviados para demoler las naciones de la tierra. Ellos lucharán contra Egipto y cubrirán la tierra con los muertos en combate.

12

»Yo secaré el río Nilo y venderé la tierra entera de Egipto a hombres perversos. Yo destruiré a Egipto y todo lo que hay allí, utilizando a los extranjeros para hacerlo. Yo, el SEÑOR, lo he dicho.

13

»¡Haré pedazos los ídolos de Egipto y las imágenes de Menfis, y no habrá faraón en Egipto! ¡Reinará sólo la anarquía, sin quien tome las riendas del gobierno!

14

»Las ciudades de Patros (en la parte superior del Nilo), Zoán y Tebas yacerán en ruinas después de mi castigo.

15 Y también derramaré mi furia sobre Sin, la más fuerte fortaleza de Egipto, y exterminaré a la gente de Tebas.

16

¡Sí, pondré fuego a Egipto! Sin estará atormentada de dolor, Tebas será destrozada, Menfis temblará de terror diariamente.

17 Los jóvenes de On y de Busbatis morirán a causa de la guerra y las mujeres serán llevadas como esclavas; serán tiempos de desgracia.

18 Cuando yo venga para quebrar el poder de Egipto será un día tenebroso en Tafnes también; una nube oscura la cubrirá y sus hijas serán llevadas cautivas.

19 Y así castigaré de manera ejemplar a Egipto y ellos sabrán que yo soy el SEÑOR».

20

Un año más tarde, a mediados de marzo del año décimoprimero del cautiverio del rey Joacín, me vino este mensaje del SEÑOR:

21

«Hombre mortal, yo he quebrado el brazo del faraón, rey de Egipto, esto es, a su poderoso ejército, y no ha sido vendado ni entablillado ni enyesado para que no tenga suficiente fuerza para sostener de nuevo una espada. Pues el SEÑOR Dios dice: Yo estoy contra el faraón, rey de Egipto, y quebraré sus dos brazos, el fuerte y el que había quebrado antes, y haré que su espada, su poderoso ejército, caiga ruidosamente en tierra.

22

23 Y desterraré a los egipcios en muchas naciones.

24 Y entonces fortaleceré los brazos del rey de Babilonia y colocaré mi espada en su mano. Pero quebraré los brazos del faraón, rey de Egipto, y él gemirá delante del rey de Babilonia como uno que ha sido herido de muerte.

25

»Yo fortaleceré las manos del rey de Babilonia, mientras los brazos del faraón caerán inútiles a sus costados. ¡Sí, cuando yo coloque mi espada en la mano del rey de Babilonia, y él la esgrima sobre la tierra de Egipto, Egipto sabrá que yo soy el SEÑOR!

26 Esparciré a los egipcios desterrados entre las naciones; entonces ellos sabrán que yo soy el SEÑOR».

31

1

A mediados de mayo del año undécimo del cautiverio del rey Joacín, me vino este mensaje del SEÑOR:

2

«Hombre mortal, pregúntale al faraón, rey de Egipto, y a todo su pueblo: “¿Con quién les gustaba compararse cuando estaban en el punto más alto de su poderío?

3 ¡Tú eres como Asiria lo fue, una nación grande y poderosa, como un cedro del Líbano, llena de frondosas ramas, con su copa tan alta que llegaba hasta las nubes!

4 Sus raíces penetraban profundamente en la tierra húmeda, crecía en forma exuberante y mandaba sus acequias de agua a todos los árboles en derredor.

5 Sobrepasaba a todos los demás árboles, se multiplicaron sus ramas y su fronda se extendió gracias a toda el agua que tenían sus raíces.

6 Las aves hacían sus nidos en sus ramas, y a su sombra los rebaños y el ganado se reproducían. Todas las grandes naciones del mundo vivían bajo su sombra protectora.

7 Era fuerte y hermoso, pues sus raíces penetraban hondo hasta el agua.

8 Este árbol era más alto que cualquier otro en el jardín de Dios; ningún ciprés tenía ramas iguales, ni su fronda podía compararse; ninguno lo igualaba en hermosura.

9 Por la magnificencia que yo le había dado, él era la envidia de todos los demás árboles del Edén, el jardín de Dios.

10

»”Pero Egipto se ha vuelto orgulloso y arrogante, dice el SEÑOR Dios. Entonces, ya que se ha puesto tan por encima de los demás, alcanzando las nubes,

11 yo lo entregaré en poder de una poderosa nación para destruirlo como merece su arrogancia. ¡Yo mismo lo talaré!

12 Un ejército extranjero, el de Babilonia —el terror de las naciones—, invadirá su tierra y lo talará, dejándola caído sobre la tierra. Sus ramas serán esparcidas por las montañas, valles y ríos de su tierra. Todos aquellos que viven bajo su sombra se alejarán y lo dejarán secándose allí donde cayó.

13 En lo que quede por los suelos sólo podrán poner sus nidos algunas aves y su refugio algunas fieras.

14 ¡Que ninguna otra nación se regocije con orgullo por su propia prosperidad, aunque sea más alta que las nubes, pues todas están sentenciadas y caerán estrepitosamente junto con todos los hombres orgullosos del mundo!”»

15

El SEÑOR Dios dice: «¡Cuando Egipto cayó, hasta la naturaleza sufrió por ello, hice que los océanos hicieran duelo por él y restringieran sus mareas! Vestí al Líbano de negro e hice llorar a sus árboles.

16 Hice temblar a las naciones con temor ante lo estrepitoso de su caída, porque lo arrojé al abismo de la muerte junto con todas aquellas naciones que eran como él. Y todos los otros árboles orgullosos del Edén, los más escogidos y mejores del Líbano, aquellos cuyas raíces penetraban profundamente hasta las corrientes subterráneas, se consuelan al encontrarlo allí junto a ellas en el abismo de la muerte.

17 Sus aliados también están todos destruidos y perecen con él. Ellos descendieron con ella al mundo inferior, aquellas naciones que habían vivido bajo su sombra protectora.

18

»¡Oh Egipto, tú eres grande y glorioso entre los árboles del Edén, las naciones del mundo! ¡Pero serás abatido hasta el abismo de la muerte junto con todas estas otras naciones! Estarás entre las naciones que desprecias, liquidadas en la guerra. Éste es el destino que le espera al faraón y a toda su innumerable gente, dice el SEÑOR».

32

1

A mediados de febrero del año décimosegundo del cautiverio del rey Joaquín, me vino este mensaje del SEÑOR:

2

«Hombre mortal, haz duelo por el faraón, rey de Egipto, y dile: “¡Te consideras como un joven y poderoso león entre las naciones, como un cocodrilo a orillas del Nilo, haciendo burbujas y enturbiando la corriente con tus violentos coletazos!”»

3

El SEÑOR Dios dice: «¡Yo enviaré un gran ejército de muchas naciones aliadas para atraparte con mi red!

4 Te sacaré y te dejaré varado en tierra para morir. Y todas las aves de los cielos se posarán sobre ti y las fieras de toda la tierra te devorarán hasta saciarse.

5 Y cubriré los montes con tu carne y llenaré los valles con tus huesos.

6 Y regaré la tierra con tu sangre, llenando los torrentes hasta las cimas de las montañas.

7 Y cuando haya acabado contigo se nublarán los cielos y dejará de verse el brillo de las estrellas. Cubriré el sol con una nube, y la luna no dará su luz; ¡todo el mundo dará señales de tu caída!

8 ¡Sí, habrá oscuridad en toda la tierra, aun los astros brillantes serán entenebrecidos sobre ti!

9

»Y cuando yo te destruya habrá dolor en muchos corazones entre las naciones distantes que tú jamás has visto, donde irán llegando a refugiarse tus sobrevivientes.

10 ¡Sí, el terror se apoderará de muchas tierras, y sus reyes tendrán miedo a causa de todo lo que yo te hago! ¡Temblarán de terror cuando yo vuelva mi atención y juicio contra ellos! ¡Ellos temblarán por sus vidas en el día de tu caída!»

11

Pues el SEÑOR Dios dice: «¡El poderoso ejército del rey de Babilonia vendrá sobre ti!

12 Te destruiré con el poderoso ejército de Babilonia, mi instrumento, el terror de las naciones. Haré pedazos el orgullo de Egipto y acabaré con su pueblo; todos perecerán.

13 Destruiré todos tus rebaños y el ganado que se apacientan al lado de los arroyos, y ni ser humano ni animal enturbiarán más esas aguas.

14 Por lo tanto, después las aguas de Egipto serán tan cristalinas y fluirán tan plácidamente como si fueran aceite de oliva, dice el SEÑOR Dios.

15

»Y cuando yo destruya a Egipto y elimine todo lo que tiene, entonces sabrá que yo, el SEÑOR, lo he hecho.

16 ¡Sí, llora por las penas de Egipto! ¡Todas las naciones lloren por Egipto y su pueblo!, dice el SEÑOR».

17

Dos semanas más tarde me vino otro mensaje del SEÑOR. Me decía:

18

«Hombre mortal, llora por el pueblo de Egipto y por las otras naciones poderosas. Envíalas al mundo inferior, entre los habitantes del mundo de la muerte.

19 ¿Qué nación es tan bella como tú, oh Egipto? Sin embargo, tu destino es el abismo; yacerás al lado de gente que desprecias.

20 ¡Los egipcios morirán entre las multitudes muertas por herida de espada, porque el ejército enemigo está listo como espada desenvainada contra la tierra de Egipto! ¡Egipto será traído a juicio!

21 ¡Los que eran poderosos guerreros que se encuentran en el mundo inferior lo acogerán al llegar junto con todos sus amigos, para yacer allí al lado de las naciones que despreció, todas víctimas de heridas de espada!

22

»Los príncipes de Asiria yacen allí rodeados por los sepulcros de su gente, aquellos que las heridas de espada han matado.

23 Sus sepulcros están en las profundidades del mundo de la muerte, rodeados por sus antiguos aliados. Todos estos hombres poderosos, quienes una vez sembraron el terror por todos lados, están ahora muertos.

24

»Grandes reyes de Elam yacen allí con su gente. Mientras vivían azotaron a las naciones, y ahora yacen deshechos en sus sepulcros; su destino es el mismo que aquél de la gente común y corriente.

25 Ellos tienen un lugar de descanso entre los muertos, rodeados de los sepulcros de toda su gente. ¡Sí, ellos aterrorizaron las naciones mientras vivían, pero ahora yacen en vergüenza, en el reino de la muerte! ¡Ahora están en las mismas condiciones de aquellos que ellos mismos mataron!

26

»Los príncipes de Mesec y Tubal están también allí, rodeados de los sepulcros de todos sus ejércitos —todos ellos idólatras— quienes una vez sembraron el terror por todas partes; ahora yacen muertos.

27 Están sepultados en una fosa común, y no como los señores caídos quienes son sepultados con gran honor con sus armas de guerra a su lado y sus escudos cubriéndolos y sus espadas debajo de sus cabezas. Eran un terror para todos mientras vivían, pero ahora son solo polvo, como todos los muertos.

28

»¡Ahora yacen aplastados y rotos entre los idólatras, entre aquéllos muertos por herida de espada!

29

»Edom está allí con sus reyes y sus príncipes; por más poderosos que fueron, ellos también yacen entre los otros que la espada ha matado, con los idólatras que han descendido al sepulcro.

30

»Todos los príncipes del norte están allí, y todos los sidonios, todos muertos. En un tiempo fueron un terror, ahora yacen en vergüenza, yacen en ignominia con todos los demás muertos que descienden al sepulcro.

31

»Cuando llegue el faraón será confortado al encontrar que no está solo pues se encontrará con todo su ejército de muertos, dice el SEÑOR Dios.

32

»Pues yo he puesto mi terror sobre todos los vivientes. Y el faraón y su ejército yacerán entre los idólatras que han sido muertos por heridas de espada, dice el SEÑOR».

33

1

Nuevamente me vino un mensaje del SEÑOR, diciendo:

2

«Hombre mortal, di a tu pueblo: “Cuando yo traigo un ejército contra un país, y la gente de ese país escoge un vigía,

3 y cuando él ve venir el ejército y suena la alarma para advertirles,

4 entonces cualquiera que oyendo la alarma rehúsa prestar atención, bien, si él muere la culpa es suya,

5 pues oyó la alarma pero no quiso escuchar; la culpa es suya. Si él hubiera prestado atención a la advertencia, habría salvado su vida.

6

»”Pero si el vigía ve venir al enemigo y no suena la alarma para advertir a la gente, él es responsable por sus muertes. Ellos morirán en castigo por sus maldades, pero yo acusaré al vigía por sus muertes”.

7

»Así es contigo, hombre mortal. Yo te he designado como vigía para el pueblo de Israel, por lo tanto escucha lo que te digo y adviérteles de parte mía.

8 Si yo digo al impío: ¡Oh hombre impío, morirás!, y tú no le cuentas lo que yo dije, así que no tiene oportunidad de arrepentirse, esa persona impía morirá en castigo por sus maldades, pero yo te tendré a ti como responsable de su muerte.

9 Pero si tú le adviertes para que tenga oportunidad de arrepentirse, y no lo hace, él morirá en castigo por sus maldades, y tú no serás responsable.

10

»¡Oh pueblo de Israel!, ustedes están diciendo: “Nuestras acciones perversas pesan sobre nosotros; nos estamos consumiendo por nuestro sentimiento de culpa. ¿Cómo podemos seguir viviendo?”

11 Diles: “¡Se los aseguro, dice el SEÑOR Dios, que no me complazco para nada en la muerte del impío, sino que deseo que el impío se arrepienta de sus maldades y viva! ¡Dejen de cometer maldades!, pues ¿por qué habrían de morir, oh israelitas?”

12

»Porque las buenas obras de una persona justa no la salvarán si regresa a sus prácticas malvadas, y las obras malvadas de una persona impía no la destruirán si se arrepiente de ellas.

13 Yo he dicho que la persona justa vivirá largamente. Pero si comete maldades, esperando que su piedad y justicia previas la salvarán del castigo, se equivoca, pues en realidad ninguna de sus buenas obras pasadas será recordada. Yo la castigaré por sus maldades.

14 Y cuando yo le digo a la persona impía que morirá, pero se arrepiente de sus maldades y hace lo que es justo y cabal,

15 si restituye la prenda del que pide prestado y devuelve lo que ha robado y vive practicando la justicia, no haciendo mal, seguramente vivirá largamente. No haré que muera como castigo.

16 Ninguna de sus maldades pasadas se recordarán contra esta persona, pues se ha vuelto hacia el bien y seguramente vivirá largamente.

17

»Y sin embargo, tu pueblo está diciendo que el SEÑOR no es cabal. ¡El problema es que ellos no son cabales!

18 Pues de nuevo lo digo: ¡cuando la persona buena se vuelve al mal, morirá,

19 pero si la persona impía se vuelve de su maldad y hace lo que es cabal y justo, vivirá!

20 ¡Y aún están diciendo que el SEÑOR no es cabal! Pero yo juzgaré a cada uno de ustedes conforme a sus hechos».

21

En el decimosegundo año de nuestro exilio, a fines de diciembre, uno de aquellos que escapó de Jerusalén llegó para decirme: «¡La ciudad ha sido conquistada!»

22

La presencia del SEÑOR había estado conmigo la tarde anterior y me había sanado para que pudiera hablar de nuevo para cuando el hombre llegara.

23 Entonces me vino este mensaje de parte del SEÑOR:

24

«Hombre mortal, los pocos sobrevivientes esparcidos de Judá que viven entre las ciudades arruinadas insisten en decir: “¡Abraham era un hombre solo y sin embargo, obtuvo la posesión de todo el país! ¡Nosotros somos muchos, así que sin duda podremos obtenerla de vuelta!”»

25

Pero el SEÑOR Dios dice: «¡No tienen poder, porque viven pendientes sólo de hacer el mal! Comen carne con su sangre, rinden homenaje a ídolos y asesinan. ¿Suponen que les dejaré la tierra cuando viven de esta manera?

26 ¡Asesinos! ¡Idólatras! ¡Adúlteros! ¿Debieran en estas condiciones poseer la tierra?

27

»Diles: El SEÑOR Dios dice: “¡Ténganlo por cierto, les aseguro que morirán todos, hasta aquellos que viven en las ruinas y en los lugares más recónditos! Aquellos que viven en los campos serán comidos por las fieras, y los que están en fuertes y cuevas morirán por enfermedad.

28 Yo desolaré la tierra y su orgullo, y su poder cesará. Y los pueblos de las montañas de Israel estarán tan arruinados que nadie podrá siquiera caminar por ellos.

29 Cuando yo haya arruinado la tierra a causa de sus maldades, entonces ellos sabrán que yo soy el SEÑOR”.

30

»Hombre mortal, tu pueblo está murmurando detrás de tu espalda. Ellos hablan mal de ti en sus casas y murmuran en las puertas diciendo: «¡Vengan, tengamos un poco de diversión! ¡Vayamos para que él nos cuente lo que según el SEÑOR está diciendo!»

31 Así que vienen como si fueran sinceros y se sientan ante ti a escucharte. ¡Pero ellos no tienen ninguna intención de hacer lo que yo les diga! Hablan dulcemente de amar al SEÑOR, pero con sus cabezas están pensando sólo en el robo.

32 Eres para ellos un entretenimiento, como alguien que canta lindas canciones con una hermosa voz o toca bien un instrumento. ¡Ellos oyen lo que dices pero no prestan atención a ello!

33 Pero cuando todas estas cosas terribles les sucedan —¡porque se cumplirán!— entonces sabrán que un profeta ha estado entre ellos».

34

1

Entonces me vino este mensaje del SEÑOR:

2

«Hombre mortal, profetiza contra los pastores, los jefes de Israel, y diles: Dios el SEÑOR les dice: “¡Ay de los pastores que se alimentan a sí mismos en vez de alimentar a sus rebaños! ¿No debieran los pastores alimentar a sus ovejas?

3 Los pastores de Israel comen la mejor comida y llevan la ropa más fina, pero dejan que sus rebaños pasen hambre y frío.

4 No han cuidado de los débiles ni atendido a los enfermos ni vendaron los huesos rotos de los heridos ni fueron a buscar las ovejas que se han descarriado y están perdidas. En vez de eso las han dominado con fuerza y violenta crueldad.

5 Y así es como ellas fueron esparcidas, sin pastor. Han quedado a la intemperie y sin protección y por ello han sido presa fácil de las fieras del campo.

6 ¡Mis ovejas andaban errantes por los montes y desfiladeros y valles de la tierra, y no había ningún pastor que procurase buscarlas o cuidarlas!

7

»”Por tanto, oh pastores de Israel, oigan este mensaje del SEÑOR:

8

¡Se los aseguro!, dice el SEÑOR Dios, ¡que por cuanto ustedes han abandonado mi rebaño, dejándolo desprotegido y a la intemperie, y no fueron verdaderos pastores, pues no tuvieron cuidado de mis ovejas, sino que se alimentaron ustedes y las dejaron a ellas pasar hambre,

9 [9-10] por ello yo estoy enojado contra ustedes los malos pastores y los hago responsables de lo malo que ha pasado a mi rebaño! ¡Yo les quitaré su derecho a pastorear el rebaño, y les quitaré su derecho a comer de él! ¡Yo salvaré a mi rebaño de que sea empleado para su comida!

10

11

»”Pues el SEÑOR Dios dice: ¡Yo personalmente buscaré y encontraré a mis ovejas! ¡A cada una le daré mi atención!

12 Yo seré como un pastor en medio de su rebaño. Yo encontraré a mis ovejas y las rescataré y reuniré de todos los lugares donde fueron esparcidas en aquel día oscuro y nublado.

13 Yo traeré mis ovejas, los israelitas, de vuelta de entre los pueblos y naciones donde estaban de regreso a su hogar en su propia tierra de Israel, y las alimentaré sobre las montañas de Israel y al lado de los ríos donde la tierra es fértil y buena.

14 Sí, les daré buenos pastos sobre los altos montes de Israel. Allí se recostarán en paz y apacentarán en ricos pastos en seguridad.

15 Yo mismo seré el Pastor de mis ovejas, y las haré recostarse a descansar, dice el SEÑOR Dios.

16 Buscaré a las perdidas, las que se han descarriado, y las traeré de vuelta al redil con seguridad. Yo entablillaré y vendaré a las perniquebradas y sanaré a las enfermas. No dedicaré mi atención sólo a las robustas y bien engordadas.

17

»”Y en cuanto a ustedes, oh mi rebaño, mi pueblo, el SEÑOR Dios dice: ¡Yo distinguiré entre corderos y cabritos, y entre carneros y cabras!

18 ¿Es poca cosa para ustedes, oh malos pastores, que no sólo han guardado los mejores pastos para ustedes, sino que han hollado también el resto? ¿Les parece justo que después de beber el agua clara hayan enturbiado el resto con sus pies para que el rebaño débil beba sólo agua sucia?

19 ¡Todo lo que queda para mi rebaño es lo que ustedes han hollado; lo único que tienen para beber es el agua que ustedes han enturbiado!

20

»”Por tanto Dios el SEÑOR dice: ¡Por supuesto que discerniré entre los carneros corpulentos y las ovejas flacas!

21 Pues estos carneros empujan y acornean mi rebaño enfermo y hambriento hasta que están desparramados y alejados.

22 Así que yo mismo salvaré a mi rebaño; ya no más serán para rapiña, fácil presa de las fieras. Y yo notaré cuáles están engordadas y cuáles enjutas, y por qué.

23 Y pondré un gran pastor sobre todo mi pueblo, ¡a mi servidor David! ¡Él apacentará a mi pueblo y será su pastor!

24 ¡Y yo, el SEÑOR, seré su Dios, y mi siervo David será un príncipe entre mi pueblo! Yo, el SEÑOR, lo he dicho.

25

»”Haré un convenio de paz con ellos, y alejaré los animales peligrosos de la tierra para que mi pueblo pueda acampar en los lugares despoblados y dormir en los bosques, y donde quiera que lo deseen, con toda seguridad.

26 Haré de mi pueblo y sus hogares lugares seguros donde reina la alegría y la prosperidad. Y enviaré las lluvias siempre en el tiempo oportuno para que sus cosechas sean abundantes.

27 Entonces sus árboles frutales y sus campos de cultivo producirán cosechas abundantes, y todos vivirán en seguridad. ¡Cuando yo haya roto sus cadenas de esclavitud y les haya liberado de aquellos que se aprovecharon de ellos, sabrán que yo soy el SEÑOR!

28 Ya no más serán conquistados por otras naciones ni atacados por animales salvajes. Vivirán en seguridad y nadie los atemorizará.

29 Entonces levantaré una Vid notable (¡el Mesías!) en Israel, para que mi pueblo nunca más pase hambre ni sea avergonzado por conquistadores paganos.

30 De esta manera sabrán que yo, el SEÑOR su Dios, estoy con ellos, y que ellos, el pueblo de Israel, son mi pueblo, dice el SEÑOR Dios.

31 ¡Ustedes son mi rebaño, las ovejas de mi pradera! ¡Ustedes son mi pueblo y yo soy su Dios!, dice el SEÑOR”».

35

1

Nuevamente me vino un mensaje del SEÑOR:

2

«Hombre mortal, dirige la vista hacia el monte Seír y profetiza contra el pueblo que ahí habita:

3 El SEÑOR Dios dice: “¡Yo estoy contra ti y te haré pedazos con mi puño y te dejaré convertido en lugar desértico y deshabitado!

4 [4-5] Puesto que tú odias a mi pueblo Israel, yo demoleré tus ciudades y te dejaré desolada, y entonces sabrás que yo soy el SEÑOR. Atacaste a mi pueblo cuando ellos estaban desamparados, cuando yo los había castigado por todas sus maldades.

5

6 ¡Te lo aseguro!, dice el SEÑOR Dios, ¡ya que pareces disfrutar tanto de la sangre, te daré tu propio baño de sangre! ¡Tu turno ha llegado!

7 Yo arruinaré completamente al pueblo del monte Seír, eliminando a todos los que tratan de escapar y a aquellos que vuelven para esconderse.

8 Yo llenaré tus montañas con los muertos. Tus colinas, tus valles y tus ríos estarán llenos de aquellos que la espada haya eliminado.

9 Nunca más te recuperarás, serás abandonada para siempre, tus ciudades jamás volverán a ser reconstruidas. Entonces sabrás que yo soy el SEÑOR.

10

»”Pues tú dijiste: ¡Tanto Israel como Judá serán mías! Tomaré posesión de ellas, ¡qué me importa que Dios esté allí!

11 ¡Te lo aseguro!, dice el SEÑOR Dios, ¡yo te pagaré por tus hechos airados con los míos, te castigaré por todos tus actos de envidia y odio! Y yo aumentaré mi fama en Israel por lo que yo te haré a ti.

12 Y tú te darás cuenta de que yo he oído cada palabra perversa que hablaste contra el SEÑOR, diciendo:‘¡Su pueblo está desamparado; será presa fácil para nosotros, en un dos por tres lo doblaré!’

13 Diciendo esto, te vanagloriaste con grandes palabras presuntuosas contra el Señor. ¡Y yo las he oído todas!

14

»”El mundo entero se regocijará cuando yo te deje desolada.

15 Te regocijabas ante el destino terrible de Israel. ¡Ahora yo me regocijaré ante el tuyo! ¡Serás eliminado, oh pueblo del monte Seír y todos los que viven en Edom! ¡Y entonces sabrás que yo soy el SEÑOR!”

36

1

»Hombre mortal, profetiza a los habitantes de las montañas de Israel. Diles: “Escuchen este mensaje del SEÑOR:

2 Sus enemigos han hablado con desprecio de ustedes y han reclamado sus regiones altas antiguas como suyas,

3 y las han atacado por todas partes y enviado como esclavos a sus habitantes a muchas tierras. Se burlan de ustedes y los calumnian.

4 Por lo tanto, oh habitantes de las montañas de Israel, oigan la palabra del SEÑOR Dios. Él dice a los habitantes de las colinas y montañas, las cañadas y los valles, y a los de los campos arruinados y ciudades desiertas desde hace tiempo, destruidos y mofados por las naciones paganas de los alrededores:

5 ¡Estoy que reviento de cólera contra estas naciones, especialmente contra Edom, por haberse apoderado de mi tierra con gusto, en absoluto desprecio por mí, para tomarla para sí mismos!”

6

»Por lo tanto profetiza y di a los habitantes de los montes y montañas, las cañadas y los valles de Israel: El SEÑOR Dios dice: “¡Estoy que reviento de cólera porque fueron avergonzados por las naciones que los rodean!

7 Por tanto yo he jurado con la mano en alto, que a aquellas naciones a su vez les tocará ser avergonzadas.

8

»”Pero para Israel volverán tiempos de bonanza, habrá abundantes cosechas de fruta para preparar para el retorno de mi pueblo, ¡y volverán pronto!

9 He aquí, yo estoy con ustedes, y vendré y los ayudaré a ustedes a preparar el suelo y sembrar sus cosechas.

10 En gran manera aumentaré la población en todo Israel, y las ciudades arruinadas serán reconstruidas y repobladas.

11 No sólo multiplicaré a la gente, sino también sus rebaños y ganado en forma asombrosa. ¡Oh montañas de Israel, otra vez estarán llenas de hogares! Haré aún más por ustedes de lo que hice antes. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR.

12 Mi pueblo caminará sobre ustedes nuevamente; pertenecerán a ellos de nuevo y ya no serán más lugar donde se hace guerra contra mi pueblo.

13

»”El SEÑOR Dios dice: Ahora las demás naciones se mofan de ustedes, diciendo: ¡Israel es una tierra que devora a su propia gente!

14 Pero ya no dirán eso más. Ya no habrá en ti más muertos por la guerra y tampoco se sacrificarán más niños a los ídolos, dice el SEÑOR.

15 Nunca más te despreciarán aquellas naciones, pues no serás más una nación de malvados, dice el SEÑOR Dios”».

16

Luego me vino este otro mensaje del SEÑOR:

17

«Hombre mortal, cuando el pueblo de Israel estaba viviendo en su propia tierra, la contaminaron con sus malas obras. Para mí su devoción era tan repugnante como si fueran trapos manchados de sangre de menstruación.

18 Ellos contaminaron la tierra con homicidios y sus homenajes a los ídolos, así que lancé mi cólera sobre ellos.

19 Los envié al exilio en muchas tierras; así es como los castigué por la forma perversa en que habían vivido.

20 Pero cuando estaban esparcidos entre las naciones, entonces ellos fueron una mancha sobre mi intachable fama porque las naciones decían: “¡Estos son el pueblo de Dios, y él no pudo protegerlos de la desgracia!”

21 Yo estoy preocupado por mi reputación, la que fue dañada por mi pueblo en todo el mundo.

22

»Por tanto di al pueblo de Israel: El SEÑOR dice: “Los traeré de vuelta a su tierra nuevamente, pero no porque lo merecen; lo estoy haciendo para proteger mi buena reputación que ustedes han puesto en entredicho en las naciones.

23 Yo limpiaré mi gran fama que ustedes han dañado, y la gente del mundo sabrá que yo soy el SEÑOR. Yo seré honrado ante sus ojos al liberarlos del exilio entre ellos.

24 ¡Porque los traeré de vuelta a la tierra de Israel!

25 Entonces será como si yo hubiera esparcido agua limpia sobre ustedes, porque serán limpios; su inmundicia será lavada, y sus homenajes a los ídolos será cosa del pasado.

26 ¡Y les daré un corazón nuevo, les daré intenciones nuevas y rectas, y pondré un espíritu nuevo en ustedes! ¡Les quitaré sus corazones de piedra, tercos e insensibles, y les daré nuevos corazones, llenos de amor y buenas intenciones!

27 Y pondré mi Espíritu dentro de ustedes para que sigan mis instrucciones y hagan todo cuanto es justo y agradable para mí.

28 Y vivirán en Israel, la tierra que yo di a sus antepasados hace tanto tiempo. Y serán mi pueblo y yo seré su Dios.

29

»”Yo haré que su historial de maldades sea cosa del pasado. Les daré abundantes cosechas de sus árboles frutales y sus campos, y nunca más pasarán hambre ni ninguna necesidad.

30

31 Entonces se acordarán de sus maldades pasadas y sentirán remordimientos por todos los males que hicieron.

32 Pero acuérdense siempre de esto: No hago esto por ustedes, sino por mí. ¡Oh pueblo de Israel, sientan mucha vergüenza por todo lo que han hecho!

33

»”El SEÑOR Dios dice: Cuando yo los limpie de su pasado delictivo los traeré de nuevo a Israel, y reconstruiré las ruinas y vivirán en ciudades reconstruidas.

34 Los campos que durante los años de exilio estuvieron vacíos como el desierto, serán cultivados de nuevo. Todos los que pasaban por allí se asombraban al ver la desolación en su tierra,

35 pero cuando yo los traiga a ustedes de vuelta ellos dirán: «¡Esta tierra que estaba tan desértica ha llegado a ser como el jardín de Edén! ¡Las ciudades arruinadas han sido reconstruidas y amuralladas y repobladas!»

36 Entonces las naciones en torno de ustedes, todas aquellas que aún queden, sabrán que yo, el SEÑOR, reconstruí las ruinas y les di cosechas abundantes en el desierto. ¡Pues yo, el SEÑOR, lo que prometo, cumplo!”

37

»El SEÑOR Dios dice: ¡Yo estoy listo para oír las oraciones de Israel por estas bendiciones y estoy presto concederles sus peticiones!

38 Tan sólo que pidan y yo los multiplicaré como los rebaños que llenan las calles de Jerusalén en el tiempo del sacrificio. Las ciudades arruinadas serán reconstruidas y repobladas, y todos sabrán que yo soy el SEÑOR».

37

1

La fuerza del SEÑOR vino sobre mí y fui llevado por el Espíritu del SEÑOR a un valle lleno de huesos viejos y secos que estaban esparcidos por todas partes sobre el suelo.

2 Él me hizo pasar entre ellos, y luego me dijo:

o Hombre mortal, ¿pueden estos huesos llegar a ser gente viva de nuevo?

Yo respondí:

3

SEÑOR, solo tú sabes la respuesta a eso.

4

Luego me dijo que hablara a los huesos y les dijera: Oh huesos secos, escuchen las palabras del SEÑOR,

5 quien dice: «¡He aquí yo los haré revivir y respirar de nuevo!

6 ¡Volveré a colocar músculos y tendones sobre ustedes y los cubriré con piel! ¡Pondré aliento en ustedes y volverán a respirar y a vivir y sabrán que yo soy el SEÑOR!»

7

Así pues, dije estas palabras de Dios, tal como él me mandó a hacerlo, y repentinamente hubo un ruido de agitación por todo el valle y los huesos de cada cuerpo se juntaron y se unieron tal como antes.

8 Luego, mientras observaba, los músculos y la carne se formaron sobre los huesos y la piel los cubrió, pero los cuerpos no tenían aliento, que es la vida.

9 Entonces me dijo el SEÑOR que llamara al aliento de vida, el Espíritu, y le dijera: El SEÑOR Dios dice: «¡Ven de los cuatro vientos, oh Espíritu, y sopla sobre estos cuerpos muertos, para que puedan volver a respirar y vivir!

10 Y hablé al aliento de vida tal como el SEÑOR me había mandado, y los cuerpos comenzaron a respirar, volvieron a la vida y se pusieron de pie, como si fueran un poderoso ejército».

11

Luego el SEÑOR me explicó lo que la visión significaba: «Estos huesos, me dijo, representan a todo el pueblo de Israel. Ellos dicen: “¡Hemos llegado a ser como un montón de huesos secos; toda esperanza se ha ido de nosotros!”

12 Pero diles que el SEÑOR Dios dice: ¡Pueblo mío, yo abriré los sepulcros del exilio y los haré subir de nuevo y volver a la tierra de Israel!

13 ¡Y entonces por fin, oh pueblo mío, sabrán que yo soy el SEÑOR!

14

»¡Yo pondré mi aliento de vida, el Espíritu, en ustedes y vivirán y volverán a su hogar en su tierra! Entonces sabrán que yo, el SEÑOR, he hecho exactamente lo que prometí hacer».

15

De nuevo me vino un mensaje del SEÑOR, diciendo:

16

«Toma un palo y graba sobre él estas palabras: “Este palo representa a Judá y sus tribus aliadas”. Luego toma otro palo y graba estas palabras sobre él: “Este palo representa a todas las otras tribus de Israel”.

17 Ahora sosténlos juntos en tu mano como si fueran un solo palo.

18

[18-20] »Dile luego a esta gente (sosteniendo los palos para que ellos puedan ver lo que estás haciendo): El SEÑOR Dios dice: “¡Yo tomaré las tribus de Israel y las juntaré a Judá y las convertiré en un solo pueblo, como si fueran este palo en mi mano!”

19

20

21 Pues el SEÑOR Dios dice: “¡Yo estoy juntando al pueblo de Israel de entre las naciones y trayéndolo de vuelta, de alrededor de todo el mundo, a su propia tierra, para reunirlo como una sola nación! Un rey reinará sobre todos ellos y ya no estarán más tiempo divididos en dos naciones.

22

23 Ellos dejarán de pervertirse con sus idolatrías y demás maldades, pues yo los salvaré de toda esta inmundicia. Entonces, verdaderamente ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.

24 Y entonces mi servidor David será su Rey, su único Pastor; y ellos seguirán mis instrucciones y todos mis deseos.

25 Ellos vivirán en la tierra de Israel donde sus antepasados vivieron, la tierra que yo di a mi siervo Jacob. Ellos, sus hijos e hijas, y sus nietos y nietas, por todas las generaciones futuras. Y mi servidor David será su Príncipe para siempre.

26 Y yo haré un convenio de paz con ellos, un convenio eterno. Yo los llenaré con toda clase de bienes y los multiplicaré y pondré mi templo entre ellos para siempre.

27 Y viviré para siempre entre ellos. Sí, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.

28 ¡Y cuando mi templo permanezca entre ellos, entonces las naciones sabrán que yo, el SEÑOR, he elegido a Israel para llenarlo de toda clase de bienes especiales!”»

38

1

Aquí hay otro mensaje que me dio el SEÑOR:

2

«Hombre mortal, dirige tu mirada hacia el norte, hacia la tierra de Magog, y profetiza contra Gog, rey de Mesec y Tubal.

3 Dile que el SEÑOR Dios dice: “Yo estoy contra ti, Gog.

4 Pondré garfios en tus quijadas y te arrastraré junto tu ejército hasta el lugar de tu castigo. Lo haré a pesar del poder de tu ejército tus tropas de infantería y su caballería, todos armados hasta los dientes.

5 Tu misma suerte correrán Persia, Cus y Fut, quienes se unirán a ti con todas sus armas,

6 así como Gómer y todas sus huestes, y también los ejércitos de Bet Togarma del norte distante, además de muchos otros.

7

»”¡Prepárate! ¡Permanece movilizado! ¡Tú eres su jefe, Gog!

8 Más adelante serás llamado a la acción. Al cabo de años distantes te lanzarás sobre la tierra de Israel, que estará en paz luego del retorno de su pueblo desde muchas tierras.

9 Tú y todos tus aliados —un vasto y temible ejército— descenderán sobre ellos como una tormenta y ocuparán la tierra como si fueran una nube.

10

»”Pues en ese tiempo un malvado pensamiento se habrá introducido en tu mente, y tendrás intensiones destructivas contra mi pueblo.

11 Tú habrás dicho: ‘¡Israel es una tierra indefensa de pueblos sin murallas! ¡Marcharé contra ella y destruiré a esta gente que vive tan confiada!

12 Yo iré a aquellas ciudades que en un tiempo estuvieron desoladas pero que ahora están otra vez llenas de gente —las que han retornado desde todas las naciones donde estuvieron exiliadas— y capturaré mucho botín y muchos esclavos. Pues la gente ahora es rica en ganado y su tierra es muy productiva’.

13 Pero Sabá y Dedán y los príncipes mercaderes de Tarsis con quienes ella comercia preguntarán: ‘¿Quién eres tú para robarles su plata y oro y llevarte su ganado y tomar sus mercaderías, dejándolos pobres?’”

14

»Por esto el SEÑOR Dios dice a Gog: “Cuando mi pueblo esté viviendo en paz en su tierra, tú te darás cuenta de ello.

15 Entonces tú vendrás del norte con tu poderoso ejército, con tu enorme y disciplinada caballería y ocuparás su tierra como si fueras una nube.

16 Esto sucederá en el futuro distante. Yo te traeré contra mi tierra, y mi celo quemante será reconocido a través de la destrucción que provocaré por medio de ti.

17

»”El SEÑOR Dios dice: Tú eres aquél de quien hablé hace mucho tiempo a través de los profetas de Israel, diciendo que después de muchos años yo te traería para hacer guerra contra mi pueblo.

18 ¡Pero cuando tú vengas para destruir la tierra de Israel, se despertará mi furia!

19 Porque en mi celo y mi gran cólera yo prometo un gran temblor en la tierra de Israel para aquel día.

20 Entonces todo lo que vive temblará de terror ante mi presencia; las montañas se desmoronarán; las rocas escarpadas se caerán; las murallas se vendrán al suelo.

21 Y lanzaré contra ti toda clase de terror, dice el SEÑOR Dios, ¡y pelearán todos ofuscados incluso contra sus propios hermanos!

22 ¡Yo pelearé contra ti y todos tus aliados con espada, peste, lluvias torrenciales, grandes piedras de granizo, fuego y azufre!

23 Así te mostraré mi grandeza y traeré mayor fama sobre mi nombre, y todas las naciones del mundo oirán lo que he hecho, y sabrán que yo soy el SEÑOR”.

39

1

»Hombre mortal, profetiza esto también contra Gog. Dile: “Yo estoy contra ti, Gog, jefe de Mésec y Tubal.

2 Yo te lanzaré y te conduciré contra la población de las montañas de Israel, trayéndote desde el distante norte.

3 Yo arrancaré de tus manos las armas, los arcos y las flechas, y te dejaré desvalido.

4 Tú y tus enormes ejércitos morirán sobre las montañas. Yo te daré a los buitres y fieras para que te devoren.

5 Nunca llegarás a las ciudades; caerás derrotado en los campos abiertos, pues yo lo he decidido, dice el SEÑOR Dios.

6 También haré descender lluvia de fuego sobre Magog y sobre todos tus aliados que viven confiadamente sobre las costas, y ellos sabrán que yo soy el SEÑOR.

7

»”Así se volverá aun más famoso mi gran nombre entre mi pueblo Israel; no permitiré que sea mofado más. Y las naciones también sabrán que yo soy el SEÑOR, el Santo de Israel.

8 El día de juicio vendrá; todo sucederá tal como yo lo he declarado.

9

»”La gente de las ciudades de Israel saldrá y levantará todas las armas que ustedes perdieron en las batallas, los escudos, paveses, arcos, flechas, jabalinas y lanzas para usar como combustible, y será tanto que alcanzará para siete años.

10 Durante siete años no necesitarán nada más para sus fuegos. No cortarán leña de los campos o bosques, pues estas armas les suplirán todo lo que necesiten. Los israelitas usarán las posesiones de aquellos que abusaron de ellos.

11

»”Yo haré una enorme sepultura para Gog y sus ejércitos en el valle de los Viajeros, al oriente del Mar Muerto. Bloquearé el sendero de los viajeros. Allí Gog y todos sus ejércitos serán sepultados. Y cambiarán el nombre del lugar a «el valle del ejército de Gog».

12 Se necesitarán siete meses para que la gente de Israel les dé sepultura a los cuerpos.

13 Todos en Israel ayudarán, porque será una victoria gloriosa para Israel en aquel día cuando yo demuestre mi poder, dice el SEÑOR.

14

»”Al final de los siete meses, ellos designarán hombres que busquen por toda la tierra sistemáticamente por cualquier esqueleto para sepultarlo, para que la tierra sea limpiada.

15 Cuando vean algunos huesos, colocarán un marcador a su lado para que los enterradores los vean y se los lleven al Valle del Ejército de Gog para sepultar.

16 Una ciudad nombrada ‘Multitud’ se encuentra allí. ¡Así la tierra por fin será limpiada!”

17

»Y ahora, hombre mortal, llama a todas las aves y animales y diles: Reúnanse para una gran fiesta de sacrificio. Vengan de lejos y de cerca a las montañas de Israel. ¡Vengan, coman la carne y beban la sangre de los enemigos de Israel!

18 ¡Coman la carne de hombres poderosos y beban la sangre de príncipes, ellos son los carneros, los corderos, las cabras y los toros engordados de Basán para mi fiesta!

19 Coman carne hasta que estén saciados, beban sangre hasta que estén ebrios; ésta es la fiesta de sacrificios que les he preparado.

20 Atráquense ante mi mesa de banquete; atráquense con caballos, jinetes y valientes guerreros, dice el Señor Dios.

21

»Así yo demostraré mi poder entre las naciones; todos verán el castigo de Gog y sabrán que yo lo he hecho, dice el SEÑOR.

22 Y desde aquel tiempo en adelante, el pueblo de Israel sabrá que yo soy el SEÑOR su Dios.

23 Y las naciones entenderán por qué Israel fue enviada al exilio: ¡fue en castigo por sus maldades, pues los israelitas actuaron traicioneramente contra su Dios! Por ello yo les retiré mi protección y permití que sus enemigos los destruyeran.

24 Dejé que pagaran las consecuencias de sus actos y yo no metí las manos por ellos.

25

»Pero ahora el SEÑOR Dios dice: Yo terminaré el cautiverio de mi pueblo y tendré misericordia de ellos y restauraré sus fortunas, ¡pues yo estoy preocupado acerca de mi reputación!

26 Su tiempo de traición y vergüenza estará totalmente en el pasado; estarán de vuelta en paz y seguridad en su propia tierra, sin que nadie los moleste ni los atemorice.

27 Yo los traeré de vuelta de las tierras de sus enemigos, y mi majestad será evidente a todas las naciones cuando lo haga. A través de ellos vindicaré mi majestad ante las naciones.

28 Entonces mi pueblo sabrá que yo soy el SEÑOR su Dios, responsable de haberlos enviado al exilio, y responsable también de traerlos de regreso. No dejaré a ninguno de ellos entre las naciones.

29 Y jamás me volveré a alejar de ellos de ellos de nuevo, sino que derramaré mi Espíritu sobre ellos, dice el SEÑOR Dios».

40

1

A principios de abril del vigésimo quinto año de nuestro exilio, el decimocuarto año después de que Jerusalén fue capturada, la mano del SEÑOR vino sobre mí,

2 y en una visión me llevó a la tierra de Israel y me colocó sobre una montaña alta donde vi delante de mí lo que parecía una ciudad.

3 Acercándome, vi a un hombre cuyo rostro brillaba como el bronce, parado al lado de la puerta del templo, sosteniendo en su mano una cinta métrica y una vara de medir.

4 Me dijo: «Hombre mortal, observa y escucha, presta atención a todo lo que yo te mostraré, porque has sido traído aquí para que yo pueda mostrarte muchas cosas; y luego has de volver al pueblo de Israel para contarles todo lo que has visto».

5

El hombre comenzó a medir el muro que rodea el exterior de la zona del templo con su vara de medir, el cual tenía un largo de tres metros con quince centímetros. Él me dijo: «Este muro tiene una altura de tres metros con quince centímetros y un espesor de tres metros con quince centímetros».

6 Luego me llevó a la puerta que atraviesa el muro del oriente. Subimos los siete escalones a la entrada y él midió el vestíbulo de la puerta; tenía un ancho de tres metros con quince centímetros.

7

Siguiendo a través del pasillo yo vi que había tres habitaciones destinadas para los guardias a ambos lados.

8 Cada una de estas habitaciones era cuadrada, de tres metros con quince centímetros de lado con una distancia de dos metros con sesenta y dos centímetros entre cada una de ellas.

9 Frente a estas habitaciones había una barrera baja de cincuenta y dos centímetros y medio de altura y cincuenta y dos centímetros y medio de espesor.

10 Más allá de las habitaciones de la guardia había una puerta de tres metros con quince centímetros

11 que conducía a una sala de cuatro metros con veinte centímetros con columnas de un metro con cinco centímetros.

12 Pasando esta sala, en la punta interior de la entrada había un vestíbulo con un ancho de seis metros con ochenta y dos centímetros y un largo de cinco metros con cuarto centímetros.

13

Entonces él midió el ancho total exterior de la entrada, midiendo a lo largo del techo desde las puertas exteriores de las habitaciones de la guardia. Esta distancia era de trece metros con doce centímetros.

14 Luego él estimó que los pilares de ambos lados del pórtico tendrían una altura de treinta y un metros y medio.

15 El largo total del pasillo de entrada era de veintiséis metros y cuarto de un extremo al otro.

16 Había ventanas que se volvían más angostas hacia adentro, las que atravesaban las paredes de ambos lados del pasillo y las habitaciones de la guardia. Las ventanas también estaban en las salas de entrada y salida. Los pilares estaban decorados con motivos de palmeras.

17

Y así pasamos a través del pasillo de entrada al atrio. Un enlosado de piedra lo rodeaba del lado interior de las paredes, y había treinta habitaciones construidas contra las paredes, con apertura hacia este enlosado.

18 A éste se le llamaba el «enlosado inferior». Se extendía fuera de las paredes y hacia el atrio la misma distancia que el pasillo.

19

Luego midió hasta la pared del otro costado del atrio, que se llamaba el «atrio exterior» del templo, y encontró que la distancia era de cincuenta y dos metros y medio.

20

Mientras yo lo seguía, dejó el pasillo de entrada del este y se fue al pasillo de entrada a través del muro del norte y lo midió.

21 Aquí también había tres habitaciones para la guardia de cada lado, y todas las medidas eran las mismas que para el pasillo de la entrada del este —veintiséis metros y cuarto de largo y trece metros con doce centímetros de lado a lado por la parte de arriba de las habitaciones de guardia—.

22 Había ventanas, una sala de entrada y las decoraciones de palmeras al igual que en el este. Y había siete escalones que conducían a la sala de entrada.

23

Aquí en la entrada del norte, tal como en la del este, había un pasillo que conducía al patio exterior que llegaba hasta la pared interior. Ésta tenía otro pasillo que conducía al patio interior. La distancia entre los dos pasillos era de cincuenta y dos metros y medio.

24

Luego me llevó a la puerta del sur y midió las varias sesiones de su pasillo y encontró que eran iguales a las de las otras.

25 Tenía ventanas a lo largo de las paredes, como las otras, y una sala de entrada. Y como las otras, tenía también un largo de veintiséis metros y cuarto y un ancho de trece metros con doce centímetros.

26 Ésta también tenía siete escalones de acceso y había decoraciones de palmeras a lo largo de las paredes.

27 Y aquí, de nuevo, si uno caminaba a través del pasillo hasta el patio y lo cruzaba, llegaba a una pared interior y un pasillo a través de ella que conducía a un patio interior. La distancia entre los dos pasillos era de cincuenta y dos metros y medio.

28

Luego me llevó al muro interior y su pasillo sur. Midió este pasillo y encontró que tenía las mismas medidas que los pasillos del muro exterior.

29 Sus habitaciones para la guardia, pilares y salas de entrada y salida eran idénticas a todas las otras, así como las ventanas a lo largo de sus paredes y entrada.

30 Y como las otras, tenía un largo de veintiséis metros y cuarto y un ancho de trece metros con doce centímetros.

31 La única diferencia era que tenía ocho escalones de acceso en vez de siete. Tenía decoraciones de palmeras sobre los pilares, tal como las otras.

32

Luego me llevó por el atrio hasta la entrada oriental del muro interior, y la midió. Ésta también tenía las mismas medidas que las otras.

33 Sus habitaciones para la guardia, los pilares y la sala de entrada eran de la misma medida que las de los otros pasillos, y había ventanas en las paredes y en la sala de entrada; y tenía un largo de veintiséis metros y cuarto y un ancho de trece metros con doce centímetros.

34 Su sala de entrada miraba hacia el patio exterior y había decoraciones de palmeras sobre sus columnas; pero había ocho escalones de acceso a la entrada en vez de siete.

35

Luego me llevó a la puerta norte del muro interior, y las medidas allí eran idénticas a las otras.

36 Las habitaciones para la guardia, pilares y sala de entrada de este pasillo eran iguales a los otros, con un largo de veintiséis metros y cuarto y un ancho de trece metros con doce centímetros.

37 Su sala de entrada miraba hacia el patio exterior y había decoraciones de palmeras a cada lado del pasillo, y había ocho escalones de acceso a la entrada.

38

Pero una puerta conducía de su sala de entrada a una habitación al costado donde la carne de los sacrificios era lavada antes de ser llevada al altar.

39 De cada lado de la sala de entrada había dos mesas donde mataban a los animales para los diferentes tipos de ofrendas, las quemadas, las que se hacen para el perdón de los actos malos y las generales, las que debían ser presentadas en el templo.

40 Afuera de la sala de entrada, de cada lado de los escalones que ascendían a la entrada del norte, había dos mesas más.

41 Así había un total de ocho mesas, cuatro adentro y cuatro afuera, donde los sacrificios eran cortados y preparados.

42 Había también cuatro mesas de piedra sobre las que se colocaban los cuchillos y otros utensilios utilizados para los sacrificios. Estas mesas medían setenta y nueve centímetros por los cuatro costados, y tenían una altura de cincuenta y dos centímetros y medio.

43 Había ganchos, de siete centímetros y medio de largo, sobre las paredes de la sala de entrada y sobre las mesas donde la carne de las ofrendas se colocaba.

44

En el patio interior había dos edificios de una sola habitación, uno al lado de la entrada norte, mirando hacia el sur, y el otro al lado de la entrada sur, mirando hacia el norte.

45

Y él me dijo: «El edificio al lado de la entrada norte interior es para los sacerdotes que supervisan el mantenimiento.

46 El edificio al lado de la entrada interior del sur es para los sacerdotes que están a cargo del altar —los descendientes de Sadoc— pues sólo ellos, de entre todos los levitas, pueden acercarse para ministrar para el SEÑOR ».

47

Luego midió el patio interior (que está frente al templo) y encontró que medía cincuenta y dos metros y medio por los cuatro costados, y había un altar en el patio delante del templo.

48 Luego me trajo al vestíbulo del templo. Diez escalones conducían desde el patio interior al vestíbulo, cuyas paredes formaban dos pilares, cada uno de los cuales tenía un espesor de dos metros con sesenta y dos centímetros.

49 La entrada tenía un ancho de siete metros con treinta y cinco centímetros con paredes de un metro con cincuenta y siete centímetros. El vestíbulo mismo era de diez metros y medio de largo y cinco metros con setenta y siete centímetros de ancho.

41

1

Después me introdujo en la nave, la gran habitación principal del templo, y midió los pilares que formaban su portal. Formaban un cuadrado de tres metros con quince centímetros por lado.

2 El vestíbulo tenía una anchura de cinco metros y cuarto y un largo de dos metros con sesenta y dos centímetros. La nave misma tenía diez metros y medio de ancho y veintiún metros de largo.

3

Luego entró en la habitación interior, al final de la nave, y midió las columnas de la entrada. Éstas tenían un espesor de un metro con cinco centímetros; el portal tenía un ancho de tres metros con quince centímetros, con un zaguán de tres metros con sesenta y siete centímetros de largo detrás de él.

4 La habitación interior formaba una sala de diez metros y medio. «Éste», me dijo, «es el Lugar Exclusivo».

5

Luego midió el muro del templo y encontró que tenía un espesor de tres metros con quince centímetros con una hilera de habitaciones por el lado exterior. Cada habitación tenía un ancho de dos metros con diez centímetros.

6 Estas habitaciones estaban en tres pisos sobrepuestos, con treinta habitaciones en cada piso. Toda la estructura estaba sostenida por vigas, pero no estaba unida al muro del templo.

7 Cada piso era más ancho que aquel que estaba debajo, en correspondencia con el muro del templo que se iba haciendo más angosto a medida que subía. Una escalera al costado del templo llevaba de un piso al otro.

8

Noté que el templo estaba construido sobre una plataforma y que la hilera de habitaciones de más abajo se extendía tres metros con quince centímetros sobre ésta.

9 La pared exterior de estas habitaciones tenía un espesor de dos metros con sesenta y dos centímetros, dejando un espacio libre de dos metros con sesenta y dos centímetros hasta el borde de la plataforma, igual en ambos lados.

10

A diez metros y medio de distancia de la plataforma, en ambos lados del templo, había otra hilera de habitaciones en el patio interior.

11 Dos puertas conducían de los pisos de habitaciones al patio de la plataforma, que tenía un ancho de dos metros con sesenta y dos centímetros; una puerta miraba hacia el norte y la otra hacia el sur.

12

Un edificio grande estaba sobre el oeste, mirando hacia el patio del templo que tenía treinta y seis metros de ancho y cuarenta y siete de largo. Sus paredes tenían dos metros con sesenta y dos centímetros de espesor.

13 Luego midió el templo y los patios que lo rodeaban. La zona formaba un cuadrado de cincuenta y dos metros y medio.

14 El patio interior al este del templo también tenía cincuenta y dos metros y medio de ancho,

15 como también el edificio al oeste del templo, incluyendo sus dos paredes.

La nave del templo, el Lugar Exclusivo y el vestíbulo estaban cubiertos de madera, y los tres lugares tenían ventanas empotradas.

16 Las paredes interiores del templo estaban cubiertas de madera arriba y abajo de las ventanas.

17 El espacio arriba de la puerta que conducía al Lugar Exclusivo también estaba cubierto de madera.

18 Las paredes estaban decoradas con tallados de querubines, cada uno con dos caras, y de palmeras alternando con los querubines.

19 Una cara —la de un hombre— miraba hacia la palmera a un costado, y la otra cara —la de un león— miraba hacia la palmera del otro lado.

20 Y así seguía en toda la pared interior del templo.

21

Había postes cuadrados en las puertas de la nave, y frente al Lugar Exclusivo había lo que parecía ser un altar, que estaba hecho de madera.

22 Este altar tenía una forma cuadrada de un metro con cinco centímetros, y una altura de un metro con cincuenta y siete centímetros; sus esquinas, base y costado eran todos de madera. «Ésta», me dijo, «es la mesa del SEÑOR».

23

Tanto la nave como el Lugar Exclusivo tenían puertas dobles,

24 cada una con dos secciones y hojas que giraban.

25 Las puertas que conducían a la nave estaban decoradas con querubines y palmeras, tal como las paredes. Y había un portal de madera a la entrada del vestíbulo.

26 Había ventanas empotradas y palmeras talladas a ambos lados del vestíbulo, en las salas laterales del templo y en el portal de la entrada.

42

1

Luego me condujo fuera del templo, a través del patio interior, a las habitaciones al norte del patio del templo y a otro edificio.

2 Este grupo de estructuras tenía un largo de cincuenta y dos metros y medio con un ancho de veintiséis metros y cuarto.

3 Las hileras de habitaciones detrás de este edificio formaban el muro interior del patio. Las habitaciones estaban en tres pisos, y desde allí se veía el patio exterior por un lado, y una franja de diez metros y medio del patio interior del otro.

4 Había un corredor de cinco metros y cuarto entre el edificio y los pisos de las habitaciones, que se extendía a todo lo largo con las puertas del edificio mirando hacia el norte.

5 Los dos pisos de habitaciones de arriba no eran tan anchos como el de abajo, porque los pisos superiores tenían corredores más anchos a su lado.

6 Y ya que el edificio no estaba construido con vigas como en el patio exterior, los pisos de más arriba eran más angostos que la planta baja.

7

Los pisos del norte, próximos al patio exterior, tenían un largo de veintiséis metros y cuarto, sólo la mitad del largo del ala interior que miraba hacia el patio del templo, el cual tenía un largo de cincuenta y dos metros y medio.

8 Pero una pared se extendía desde el final del ala más corta, paralela al ala más larga.

9 Y había una entrada del patio exterior a estas habitaciones desde el este. Del lado opuesto del templo había un edificio similar compuesto de dos unidades de pisos sobre el costado sur del patio interior,

10 entre el templo y el patio exterior, arreglado de la misma manera que el otro.

11 Había un corredor entre las dos alas del edificio, de la misma manera que en el otro edificio del otro lado del patio, con el mismo largo y ancho y las mismas salidas y puertas. Eran unidades idénticas.

12 Y había una puerta desde el patio exterior en el lado este.

13

Luego él me dijo: «Estos pisos de habitaciones del norte y del sur que dan hacia el patio del templo son exclusivos; allí los sacerdotes que ofrecen los sacrificios al SEÑOR comerán de las ofrendas más exclusivas y las almacenarán, las ofrendas de cereales, las ofrendas por el perdón de las maldades y las ofrendas por la culpabilidad general, pues estas habitaciones son exclusivas.

14 Cuando los sacerdotes salgan del Lugar Exclusivo, la nave del templo, deben cambiar sus vestiduras antes de salir al patio exterior. Primero deben quitarse las vestiduras especiales con las que han estado ministrando, pues son exclusivas. Deben colocarse otras vestimentas antes de entrar en las partes del edifico que están abiertas al pueblo».

15

Cuando terminó de tomar estas medidas, me llevó afuera a través del pasillo del este para medir toda la zona del templo.

16 [16-20] Encontró que tenía la forma de un cuadrado, de doscientos sesenta y dos metros de largo sobre cada costado, con un muro alrededor para separar la zona restringida de los lugares públicos.

43

1

Después me trajo de nuevo al pasillo a través del muro exterior hacia el este.

2 Y de repente la presencia majestuosa del Dios de Israel apareció del lado oriente. El sonido de su venida era como el estrépito de caudalosas aguas y todo el horizonte resplandeció con su presencia majestuosa.

3 Era tal como la había visto en las otras visiones, primero al lado del río Quebar, y luego más tarde en Jerusalén cuando vino para destruir la ciudad. Caí, rostro en tierra.

4 Y la presencia majestuosa del SEÑOR entró en el templo por la puerta que daba al oriente.

5 Luego el Espíritu me alzó y me trajo al patio interior; y la presencia majestuosa del SEÑOR llenó el templo.

6

Y oí al SEÑOR hablándome desde adentro del templo (el hombre que había estado midiendo aún estaba parado al lado mío).

7 El SEÑOR me dijo: «Hombre mortal, éste es el lugar de mi trono y el lugar donde se posa la planta de mis pies, donde yo permaneceré, viviendo en medio del pueblo de Israel para siempre. Ellos y sus reyes ya no más pondrán en entredicho mi intachable reputación por la traicionera devoción de otros dioses, o inclinándose ante los emblemas de sus reyes.

8 Ellos construyeron sus templos idólatras al lado del mío, con sólo un muro de por medio, y allí rindieron homenaje a sus ídolos. Como dañaron la reputación de mi fama con semejante maldad, yo los destruí en mi ira.

9 Ahora que arrojen lejos sus ídolos y emblemas levantados por sus reyes, y yo viviré en medio de ellos para siempre.

10

»Hombre mortal, describe el templo que yo te he mostrado al pueblo de Israel. Cuéntales su apariencia y su plan, para que ellos sientan vergüenza por todas sus maldades.

11 Y si ellos están realmente avergonzados de lo que han hecho, luego explícales los detalles de su construcción —sus puertas y entradas— y todo lo concerniente a él. Escribe todas las indicaciones y reglas que ellos deben guardar.

12 Y ésta es la ley básica del templo: ¡Exclusividad! ¡Toda la parte superior de la colina donde está construido el templo es exclusiva! ¡Sí, esta es la ley principal!»

13

[13-17] Y éstas son las medidas del altar: La base del altar es cuadrada, de nueve metros con cuarenta y cinco centímetros de lado, con un borde en todo el derredor de veintidós centímetros y medio de alto. Esta base se eleva del patio cincuenta y dos centímetros y medio. Encima de la base hay una plataforma de piedra de un metro con cinco centímetros de alto, y ocho metros con cuarenta centímetros de lado. (Esto deja cincuenta y dos centímetros y medio de borde entre la base y la plataforma de piedra.) Ésta, a su vez, sostiene la próxima plataforma cuadrada de siete metros con treinta y cinco centímetros por lado y dos metros con diez centímetros de alto, dejando una repisa de cincuenta y dos centímetros y medio en cada lado. La plataforma cuadrada de siete metros con treinta y cinco centímetros tiene un reborde de veintidós centímetros y medio de alto, y lleva a la plataforma más alta, de seis metros con treinta centímetros por lado, y dos metros con diez centímetros de alto. De las esquinas de esta última plataforma se extienden cuatro cuernos de cincuenta y dos centímetros y medio cada uno. Los escalones para subir el altar estaban en el lado este.

14

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17

18

Y él me dijo: «Hombre mortal, el SEÑOR Dios dice: Éstas son las medidas del altar que habrá de ser hecho en el futuro, cuando sea levantado para quemar ofrendas y rociar sangre allí.

19 En aquel tiempo, los de la familia de Sadoc, de la tribu de Leví, quienes son mis ministros, han de recibir un becerro para la ofrenda por el perdón de las maldades.

20 Tomarás un poco de su sangre y la aplicarás en los cuatro cuernos del altar y en las cuatro esquinas de la plataforma de arriba y en el reborde que lleva en torno. Esto limpiará y hará expiación por el altar.

21 Luego toma el becerro para la ofrenda por el perdón de las maldades y quémalo en el lugar indicado afuera de la zona del templo.

22

»El segundo día, sacrifica un carnero sin ningún defecto —sin enfermedad, deformidades, heridas o costras— como ofrenda por el perdón de las maldades. Así el altar será limpiado, como lo fue previamente por el becerro.

23 Cuando hayas concluido esta ceremonia de purificación, ofrece otro becerro perfecto y un carnero perfecto del rebaño.

24 Preséntalos delante del SEÑOR, y los sacerdotes esparcirán sal sobre ellos como una ofrenda quemada.

25 Cada día durante siete días un cordero, un becerro y un carnero del rebaño serán sacrificados como ofrenda por el perdón de la maldad. Ninguno de ellos debe tener defecto alguno.

26 Esto será hecho cada día, durante siete días, para purificar y hacer expiación por el altar, para consagrarlo.

27 En el octavo día, y cada día después, los sacerdotes sacrificarán sobre el altar las ofrendas quemadas y las ofrendas de gratitud del pueblo, y yo las aceptaré, dice el SEÑOR Dios».

44

1

Luego el SEÑOR me trajo de vuelta a la entrada oriental del muro exterior, pero estaba cerrada.

2 Y él me dijo: «Esta puerta permanecerá cerrada; jamás será abierta. Ningún hombre pasará a través de ella, pues el SEÑOR, el Dios de Israel, entró por allí y, por tanto, permanecerá cerrada.

3 Sólo el príncipe —por ser él el príncipe— se sentará allí para comer delante del SEÑOR. Pero entrará y saldrá solamente por la sala de entrada.

4

»Luego me condujo a través del pasillo de entrada del norte hasta el frente del templo. Miré y vi la presencia majestuosa del SEÑOR que llenaba el templo, y caí rostro en tierra».

5

Y el SEÑOR me dijo: «Hombre mortal, presta atención, abre bien tus ojos y oídos. Escucha todo lo que yo digo respecto a las leyes y ordenanzas relativas al templo del SEÑOR. Presta atención en cuanto a quiénes pueden ser admitidos al templo, y quiénes han de estar excluidos de él.

6

»Y di a estos tercos, los pueblo de Israel: El SEÑOR Dios dice: “¡Oh israelitas, han hecho maldades en gran manera,

7 permitiendo que los paganos entraran en mi santuario —aquellos cuyo corazón no se interesa en Dios— cuando me ofrecen mi comida, la grasa y la sangre! Así han roto mi convenio, además de todas las demás maldades que han cometido.

8 No han observado las leyes que yo les di respecto a estas cosas exclusivas, pues han empleado extranjeros para que se hagan cargo de mi santuario”.

9

»El SEÑOR Dios dice: “¡Ningún extranjero de los muchos entre ustedes entrará en mi santuario si no ha sido circuncidado y no ama al SEÑOR!

10 Y los hombres de la tribu de Leví, quienes me abandonaron cuando Israel se alejó de Dios para irse hacia los ídolos, deben ser castigados por su falta de fidelidad.

11 Ellos podrán ser guardias y porteros, podrán matar los animales traídos para las ofrendas quemadas y estar presentes para ayudar a la gente.

12 Pero como ellos incitaron a la gente a rendir homenajes a otros dioses, causando que Israel cayera en maldad profunda, he alzado mi mano y jurado, dice el SEÑOR Dios, que ellos deben ser castigados.

13 Ellos no se acercarán a mí para oficiar como sacerdotes; ellos no pueden tocar ninguna de mis cosas exclusivas, pues deben llevar su vergüenza por todas las maldades que han cometido.

14 Ellos son sólo los cuidadores del templo, para hacer el trabajo de mantenimiento y ayudar a la gente en una forma general.

15

»”Sin embargo, los hijos de Sadoc, de la tribu de Leví, continuaron como mis sacerdotes en el templo cuando Israel me cambió por los ídolos. Estos hombres serán mis ministros; ellos estarán delante de mí para ofrecer la grasa y la sangre de los sacrificios, dice el SEÑOR Dios.

16 Los hijos de Sadoc entrarán a mi santuario y vendrán a mi mesa para oficiar ante mí; ellos cumplirán mis requisitos.

17 Ellos deben vestir solamente vestiduras de lino cuando entren al patio interior, pues no deben llevar nada con lana mientras estén en servicio en el patio interior o en el templo.

18 Deberán llevar turbantes de lino y pantalones de lino; no deben llevar nada que los haga sudar.

19 Cuando vuelvan al patio exterior, deben quitarse las vestiduras que emplearon mientras estaban oficiando delante de mí, dejándolos en las habitaciones exclusivas, y ponerse otras vestiduras para que no consagren a la gente por descuido si las tocan con las vestiduras de lino.

20

»”No deben dejar que su cabello crezca demasiado, ni raparse. Se permiten cortes de cabello regulares y moderados solamente.

21

»”Ningún sacerdote puede beber vino antes de entrar al patio interior.

22

»”Pueden casarse solamente con una muchacha virgen judía, o con la viuda de uno que haya sido sacerdote; no pueden casarse con una mujer divorciada.

23

»”Enseñarán a mi pueblo la diferencia entre lo que es exclusivo y lo que es ordinario, entre lo que está bien y lo que está mal.

24

»”Servirán como jueces para resolver cualquier desacuerdo entre mi pueblo. Sus decisiones deben estar basadas sobre mis leyes. Y los mismos sacerdotes obedecerán mis mandamientos y reglamentos en todas las fiestas sagradas, y se asegurarán de que el sábado sea respetado.

25

»”Un sacerdote no debe contaminarse estando en la presencia de un cadáver, salvo que sea su padre, madre, hijo, hermano o hermana soltera. En tales casos está permitido.

26 Pero después debe esperar siete días para quedar purificado y poder llevar a cabo de nuevo sus deberes en el templo.

27 El primer día que vuelva a trabajar y entrar al patio interior y el santuario, debe presentar una ofrenda por su situación especial, dice el SEÑOR Dios.

28

»”En cuando a propiedades, no tendrán ninguna, ¡pues yo soy su herencia! ¡Eso es suficiente!

29 Se alimentarán de las ofrendas y sacrificios traídos al templo por el pueblo, las ofrendas de cereales, las ofrendas por el perdón de las maldades y las ofrendas generales. Lo que sea que se da al SEÑOR será también para los sacerdotes.

30 Las primicias de los primeros frutos y de todas las ofrendas para el SEÑOR irán también a los sacerdotes. Las primeras muestras de cada cosecha de granos también serán donadas a los sacerdotes, para que el SEÑOR bendiga sus hogares.

31 Los sacerdotes nunca podrán comer de cualquier ave o animal que muera de muerte natural o después de ser atacado por otros animales.

45

1

»”Cuando dividas por la suerte la tierra entre las tribus de Israel, primero dejarás una sección de la misma para el SEÑOR como su porción exclusiva. Esta porción será de trece kilómetros con ciento veinticinco metros de largo, y diez kilómetros con quinientos metros de ancho. Todo este terreno será exclusivo.

2

Una sección de esta tierra, un cuadrado de doscientos sesenta y dos metros y medio por lado, será designado para el templo. Un margen adicional de veintiséis metros y cuarto alrededor del mismo se ha de dejar libre.

3 El templo será construido dentro de la zona de trece kilómetros con ciento veinticinco metros de largo por cinco kilómetros con doscientos cincuenta metros de ancho.

4 Toda esta sección será tierra exclusiva; será utilizada por los sacerdotes, quienes ofician en el santuario, para sus hogares y para mi templo.

5 La franja próxima a ella, de trece kilómetros con ciento veinticinco metros de largo por cinco kilómetros con doscientos cincuenta metros de ancho, será la zona habitacional de los levitas que trabajan en el templo.

6 Junto a los terrenos exclusivos habrá una franja de trece kilómetros con ciento veinticinco metros de largo y dos kilómetros con seiscientos veinticinco metros de ancho, donde se construirá una ciudad en la que cualquiera de Israel pueda vivir.

7

»”Dos secciones especiales de tierra serán apartadas para el príncipe —una a cada lado de los terrenos exclusivos y los de la ciudad, contiguas a éstos a lo largo—, y sus límites al este y al oeste serán iguales a los de las secciones tribales.

8 Ésta será su parte. Mis príncipes ya no más oprimirán y robarán a mi pueblo, sino que le asignarán el resto de la tierra, dando una porción a cada tribu.

9 »”Pues el SEÑOR Dios dice a los que gobiernan: ¡Dejen de robar y estafar a mi pueblo en su tierra y de expulsarlos de sus hogares! ¡Sean siempre justos y honestos!

10 ¡Deben emplear balanzas justas y medidas cabales!

11 Un jómer (doscientos cuarenta litros) será su unidad de medida reguladora tanto para medidas líquidas como sólidas. Las unidades más pequeñas serán el efa (veinticuatro litros) para sólidos y el bato (veinticuatro litros) para líquidos.

12 La unidad de peso será la moneda de plata, de doce gramos; siempre debe ser cambiada por veinte gerás, nunca por menos. Cinco monedas serán valuadas a cinco monedas, no menos; y diez monedas a diez monedas. Cincuenta monedas siempre igualarán una mina.

13

»”Éste es el impuesto que deben dar al príncipe: cuatro litros de trigo o cebada por cada doscientos cuarenta que cosechen;

14 y un litro por cada cien de su aceite de oliva;

15 y una oveja por cada doscientas en todos sus rebaños en Israel. Estas son las ofrendas de harina, las ofrendas quemadas y las ofrendas de gratitud para el arreglo de cuentas con Dios de aquellos que los traen, dice el SEÑOR Dios.

16 Todo el pueblo de Israel traerá sus ofrendas al príncipe.

17 El príncipe deberá proveer al pueblo con sacrificios para los homenajes públicos, ofrendas por las infracciones cometidas, ofrendas quemadas, ofrendas de harina, ofrendas de libación y ofrendas de gratitud, para la reconciliación del pueblo de Israel con Dios. Esto será hecho en el tiempo de las fiestas religiosas, las ceremonias de luna nueva, los sábados y todas las otras ocasiones especiales.

18

»”El SEÑOR Dios dice: Cada víspera de Año Nuevo sacrifiquen un becerro sin defecto alguno, para purificar el templo.

19 El sacerdote tomará parte de la sangre de esta ofrenda por las infracciones cometidas y la pondrá sobre los postes del templo y sobre las cuatro esquinas de la base del altar y sobre las paredes a la entrada del patio interior.

20 Hagan esto también en el séptimo día de ese mes por cualquiera que haya cometido una infracción por error o ignorancia, y así el templo será purificado.

21

»”En el décimocuarto día de ese mismo mes celebrarán la Pascua. Será una fiesta de siete días. Sólo pan sin levadura será comido durante esos días.

22 En el día de la Pascua el príncipe proveerá un becerro como ofrenda por sus propias infracciones y por las de todo el pueblo de Israel.

23 En cada uno de los siete días de la fiesta él preparará una ofrenda quemada para el SEÑOR. Esta ofrenda diaria consistirá en siete becerros y siete carneros sin defecto. Un cabrito también será dado cada día como ofrenda por las infracciones públicas.

24 Y el príncipe proveerá trescientos treinta y seis litros de grano para la ofrenda de harina, veinticuatro litros por cada becerro y carnero; y cincuenta y seis litros de aceite de oliva, cuatro litros por cada veinticuatro litros de grano.

25

»”A principios de octubre, durante cada uno de los siete días de la fiesta anual, él proveerá estos mismos sacrificios para la ofrenda por las infracciones generales, la ofrenda quemada, la ofrenda de harina y la ofrenda de aceite.

46

1

»”El SEÑOR Dios dice: La entrada del muro interior por el lado este estará cerrada durante los seis días de trabajo, pero abierta durante el sábado y los días de celebración de la luna nueva.

2 El príncipe entrará por el pasillo de entrada de la puerta exterior y avanzará hasta el muro interior del otro lado mientras el sacerdote presenta sus ofrendas quemadas y ofrendas de paz. Rendirá homenaje dentro de ese pasillo de entrada y luego volverá a la puerta, que no será cerrada hasta la tarde.

3

»”El pueblo rendirá homenaje al SEÑOR frente a este pasillo de entrada los sábados y los días de celebración de luna nueva.

4 La ofrenda quemada que el príncipe presente como sacrificio al SEÑOR los sábados será de seis corderos y un carnero, todos sin defecto.

5 El príncipe presentará una ofrenda de veinticuatro litros de grano con el carnero; y con los corderos, toda la cantidad que esté dispuesto a dar; y con cada ofrenda de grano traerá cuatro litros de aceite de oliva.

6 En la celebración de la luna nueva traerá un becerro en perfectas condiciones, seis corderos y un carnero, todos sin defecto.

7 Con el becerro traerá veinticuatro litros de harina como ofrenda. Con el carnero traerá veinticuatro litros de harina. Con el cordero, traerá lo que esté dispuesto a ofrecer. Con cada una de estas ofrendas traerá cuatro litros de aceite de oliva.

8

»”El príncipe entrará por el pasillo de acceso de la puerta y saldrá por el mismo lugar;

9 pero cuando el pueblo entre a través del pasillo de la entrada del norte para sacrificar durante las fiestas religiosas, deberá salir por el pasillo de la entrada del sur, en el lado opuesto. Aquellos que entren desde el sur deben salir por el norte. Jamás deberán salir por el mismo pasillo que entraron, sino que siempre deberán usar la entrada del lado opuesto.

10 El príncipe entrará y saldrá con la gente común en esas ocasiones.

11 Para resumir: En las fiestas especiales y los festivales sagrados la ofrenda de harina será de veinticuatro litros con el becerro y la misma cantidad con el carnero, tanto como el príncipe esté dispuesto a dar con cada cordero; y cuatro litros de aceite de oliva por cada ofrenda de grano.

12

»”Cuando el príncipe presente una ofrenda quemada extra o una ofrenda de paz para ser declarada como exclusiva para el SEÑOR, la puerta del este será abierta para que entre, y ofrecerá sus sacrificios tal como los sábados. Luego se dará vuelta, y la puerta será cerrada detrás de él.

13

»”Cada mañana un cordero de un año debe ser sacrificado como ofrenda quemada al SEÑOR.

14 [14-15] Y debe haber una ofrenda de harina cada mañana; cuatro litros de harina y un litro y tercio de aceite de oliva con que mezclarla. Ésta es una ordenanza permanente; nunca deben dejar de hacerlo. El cordero, la ofrenda de harina y de aceite de oliva serán provistos cada mañana para el sacrificio diario.

15

16

»”El SEÑOR Dios dice: Si el príncipe da tierra como regalo a uno de sus hijos, le pertenecerá a él para siempre.

17 Pero si da tierra como regalo a uno de sus servidores, el servidor podrá conservarlo sólo hasta el año de liberación, cada séptimo año, cuando se le liberará; entonces la tierra vuelve a ser propiedad del príncipe. Sólo los regalos a sus hijos son permanentes.

18 Y el príncipe jamás puede tomar la propiedad de alguno por la fuerza. Si da propiedades a sus hijos, debe ser de su propia tierra, porque yo no quiero que mi pueblo pierda su propiedad y tenga que emigrar por esa causa”».

19

[19-20] Después de eso, empleando la puerta a través del muro al lado del pasillo principal, me condujo a través de la entrada al bloque de habitaciones que miraban hacia el norte. Allí, en el extremo oeste de estas habitaciones, vi un lugar donde, según me dijo mi guía celestial, los sacerdotes han de cocer la carne de la ofrenda por las infracciones y la ofrenda para declarar libre de culpa al pueblo y la ofrenda de harina para hacer pan. Lo harán allí para evitar la necesidad de llevar los sacrificios a través del patio exterior, para no declarar de forma involuntaria como intachable de esa manera al pueblo.

20

21

[21-22] Luego mi guía celestial me trajo afuera nuevamente, al patio exterior, y me llevó a cada una de las cuatro esquinas del patio. Vi que en cada esquina había una habitación de veintiún metros de largo y quince metros y tres cuartos de ancho, encerrada con paredes.

22

23 En torno al interior de estas paredes había tinas de ladrillo que se usaban para hervir, con hornos por debajo.

24 Me dijo que estas habitaciones era donde los servidores del templo, los levitas, cuecen los sacrificios que la gente ofrece.

47

1

Luego mi guía celestial me trajo de vuelta a la puerta del templo. Vi una corriente de agua fluyendo hacia el este, desde debajo del templo y pasando a la derecha del altar, o sea, sobre su lado sur.

2 Luego me trajo fuera del muro a través del pasillo de la entrada del norteb y me hizo dar la vuelta hasta la entrada del este donde vi la corriente fluyendo por el lado sur (del pasillo de la entrada este).

3

Midiendo a medida que avanzaba, el guía celestial me llevó cuatrocientos cincuenta metros al este por la corriente y me hizo cruzarla. En este punto el agua me llegaba hasta los tobillos.

4 Él midió otros cuatrocientos cincuenta metros y me indicó que lo cruzara de nuevo. Esta vez el agua me llegaba hasta las rodillas.

5 Otros cuatrocientos cincuenta metros después me llegaba a la cintura. Pero cuatrocientos cincuenta metros más adelante había llegado a ser un río tan profundo que no podía cruzarlo salvo que nadara. Era demasiado profundo para cruzarlo a pie.

6 El guía celestial me dijo que tuviera en cuenta lo que había visto, luego me llevó de vuelta por la ribera.

7

Y ahora, ante mi sorpresa, ¡muchos árboles estaban creciendo a ambos lados del río!

8 Me dijo: «Este río fluye hasta el este a través del desierto y el valle del Jordán hasta el Mar Muerto, donde transformará las aguas saladas y las hará frescas y potables.

9 Todo lo que toque el agua de este río vivirá. Abundarán los peces en el Mar Muerto, pues sus aguas tendrán propiedades medicinales. Dondequiera fluyan estas aguas, todo vivirá.

10 Los pescadores estarán parados sobre las costas del Mar Muerto, pescando desde Engadi hasta Eneglayin. Las costas estarán llenas de redes secándose al sol. ¡Peces de toda especie llenarán el Mar Muerto tal como en el Mediterráneo!

11 Pero los esteros y pantanos no serán sanados; seguirán siendo salinas.

12 Toda clase de árboles frutales crecerán en las riberas del río. Las hojas nunca se marchitarán y ni caerán, sino que siempre habrá fruto. Habrá una nueva cosecha de fruta cada mes, ¡sin falta! ¡Es que están regados por el río que fluye del templo! ¡Sus frutos servirán de alimento y sus hojas de medicina!

13

»El SEÑOR Dios dice: Aquí están las indicaciones para dividir la tierra entre las doce tribus de Israel: la tribu de José (Efraín y Manasés) recibirá dos secciones.

14 En cambio cada una de las otras tribus tendrá una porción igual. Yo prometí con mano alzada, en señal de juramento, dar la tierra a sus antepasados, y ahora la heredarán ustedes.

15

»El límite del norte va desde el Mediterráneo hasta Hetlón, y luego a través de Zedad y Jamat

16 hasta Berotá y Sibrayin, que están en el límite entre Damasco y Jamat, y finalmente hasta Jazar Haticón, en el límite de Jaurán.

17 Así que el límite del norte será desde el Mediterráneo hasta Jazas Enán, en el límite con Jamat para el norte y Damasco para el sur.

18

»La frontera del este correrá desde Hazas Enán hacia el sur al monte Haurán, donde dobla hacia el oeste al Jordán en la punta del mar de Galilea, y bajando por el río Jordán separando a Israel de Galaad, pasando por el Mar Muerto hasta Tatuar.

19

»La frontera del sur partirá desde Tatuar hacia el oeste hasta los manantiales de Meriba de Cadés y luego seguirá el curso del arroyo de Egipto (llamado Wadi el Arish) hasta el Mediterráneo.

20

»Del lado occidental, el Mediterráneo mismo será la frontera, desde el límite sur hasta el punto donde comienza el límite del norte.

21

»Dividan la tierra dentro de estos límites entre las tribus de Israel.

22 Distribuyan la tierra como una heredad para ustedes y para los extranjeros que viven entre ustedes con sus familias. Todos los que nazcan en esta tierra —sean sus padres extranjeros o no— han de ser considerados ciudadanos y tienen los mismos derechos que sus propios hijos.

23 Todos estos inmigrantes han de recibir tierra de acuerdo con la tribu donde ahora viven.

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1

»Aquí está la lista de tribus y el territorio que cada una de ellas ha de recibir. Para Dan: Desde el límite norte en el Mediterráneo, a través de Hetlón, luego a Jamat y hasta Jazas Enán en la frontera entre Damasco hacia el sur y Jamat hacia el norte. Estos son los límites orientales y occidentales de la tierra.

2 El territorio de Ases queda al sur del territorio de Dan y tiene los mismos límites al este y al oeste.

3 La tierra de Neftalí queda al sur de Aser con los mismos límites al este y al oeste.

4 Luego viene Manasés, al sur de Neftalí, con los mismos límites al este y al oeste.

5 [5-7] Después, hacia el sur están Efraín, Rubén y luego Judá, todos con los mismos límites al este y al oeste.

6

7

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»Al sur de Judá está la tierra apartada para el templo. Tiene los mismos límites al este y al oeste como las secciones de las tribus, con el templo en el centro.

9 Esta zona del templo será de trece kilómetros y ciento veinticinco metros de largo y diez kilómetros y medio de ancho.

10 Una franja de tierra que mide trece kilómetros y ciento veinticinco metros de este a oeste, y cinco kilómetros y cuarto de norte a sur rodea el templo.

11 Esta franja es para los sacerdotes, o sea los hijos de Sadoc, quienes me obedecieron y no se lanzaron a cometer maldades cuando sí lo hicieron el pueblo de Israel y el resto de su propia tribu de Leví.

12 Es su porción especial cuando la tierra sea distribuida, la tierra más exclusiva. Al lado queda la zona donde vivirán los otros levitas.

13 Será de la misma medida y forma que la primera. Juntas medirán trece kilómetros y ciento veinticinco metros de largo y diez kilómetros y medio de ancho.

14 No podrán vender ni cambiar ni ceder nada de esta tierra especial, porque pertenece al SEÑOR, es exclusiva.

15

»La franja de tierra que queda de trece kilómetros y ciento veinticinco metros de largo por dos kilómetros y seiscientos veinticinco de ancho, al sur de la sección del templo, es para uso público, para viviendas, pastizales y parques, con una ciudad en el centro.

16 La ciudad será cuadrada, de dos kilómetros y trescientos sesenta metros por lado.

17 Una franja de ciento treinta y un metros rodeará la ciudad y será tierra de pastoreo.

18 Afuera de la ciudad, extendiéndose hacia el este y oeste por cinco kilómetros y cuarto al lado de los terrenos exclusivos, habrá una zona de huertas de la ciudad para uso público.

19 Estará abierta para cualquiera que trabaje en la ciudad, no importa de qué parte de Israel proceda.

20 La zona entera —incluyendo las tierras exclusivas y tierras de la ciudad— forma un cuadrado de trece kilómetros y ciento veinticinco metros por lado.

21

[21-22] »La tierra de ambos lados de las porciones exclusivas y de la ciudad pertenecerán al príncipe. Se extenderán desde el cuadrado de trece kilómetros y ciento veinticinco metros de éstas hasta el límite occidental, y desde el otro lado hasta el límite oriental. Esta porción del príncipe tendrá como límites el territorio de Judá al norte y el de Benjamín al sur.

22

23

»Las secciones dadas a las restantes tribus son las siguientes: la sección de Benjamín se extiende a lo ancho de Israel desde la frontera oriental hasta la occidental.

24

»Al sur de la zona de Benjamín queda la de Simeón, también extendiéndose entre los mismos límites orientales y occidentales.

25

»Después viene Isacar, con los mismos límites.

26 Luego viene Zabulón, también extendiéndose a lo ancho de Israel.

27

[27-28] »Finalmente viene Gad, que cuenta con los mismos límites sobre el este y el oeste, mientras su límite sur corre desde Tamar a los manantiales de Meribá de Cades, y luego sigue Wadi el Arish (Arroyo de Egipto) hasta el Mediterráneo.

28

29 »Estas son las asignaciones que han de ser hechas a cada tribu, dice el SEÑOR Dios.

30

[30-31] »Cada puerta de la ciudad será nombrada en honor de una de las tribus de Israel. Sobre el lado norte, con su muro de dos kilómetros y trescientos sesenta metros de largo habrá tres puertas, una nombrada Rubén, otra Judá y otra Leví.

31

32 »En el lado este, con su muro de dos kilómetros y trescientos sesenta metros de largo, serán nombradas José, Benjamín y Dan.

33 El muro sur, con la misma extensión, tendrá las puertas de Simeón, Isacar y Zabulón;

34 sobre los dos kilómetros y trescientos sesenta metros del lado oeste, las puertas serán nombradas Gad, Aser y Neftalí.

35

»La circunferencia total de la ciudad es de nueve kilómetros y cuatrocientos cincuenta metros. ¡Y el nombre de la ciudad será Dios Sama (Dios está allí)!