1 Este es el mensaje que el Señor dirigió a Oseas, hijo de Beerí, en tiempos de Ozías, Jotam, Ahaz y Ezequías, reyes de Judá, y de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel.
2 El Señor comenzó así el mensaje que quería comunicar por medio de Oseas: “La tierra de Israel se ha prostituido apartándose de mí. De la misma manera, ve tú y toma por mujer a una prostituta, y ten hijos con ella; así ellos serán hijos de una prostituta.”
3 Oseas tomó entonces por mujer a Gómer, hija de Diblaim, la cual quedó embarazada y le dio un hijo.
4 Entonces el Señor dijo a Oseas: “Llama Jezreel al niño, porque dentro de poco voy a castigar a los descendientes del rey Jehú por los crímenes que cometió en Jezreel, y voy a poner fin al reino de Israel.
5 Ese día destruiré en el valle de Jezreel el poderío militar de Israel.”
6 Gómer volvió a quedar embarazada y tuvo una hija. El Señor dijo a Oseas: “Llama Lo-ruhama a la niña, porque ya no volveré a tener compasión del reino de Israel. No los perdonaré.
7 Tendré, en cambio, compasión del reino de Judá: yo mismo, el Señor su Dios, los salvaré. Pero no los salvaré por medio de la guerra, sino que lo haré sin arco ni espada, sin caballos ni jinetes.”
8 Después de haber destetado a Lo-ruhama, Gómer volvió a quedar embarazada y tuvo un hijo.
9 Entonces el Señor dijo a Oseas: “Llama Lo-amí al niño, porque vosotros ya no sois mi pueblo ni yo soy ya vuestro Dios.”
10 Un día los israelitas serán como la arena del mar, que nadie la puede medir ni contar. Y en vez de decirles: “Vosotros ya no sois mi pueblo”, Dios les dirá: “Vosotros sois hijos del Dios viviente.”
11 Entonces se juntará la gente de Judá y de Israel, y nombrarán un jefe único, y de todas partes volverán a Jerusalén. ¡Grande será el día de Jezreel!
1 Entonces diréis a vuestros hermanos: “Pueblo de Dios”, y a vuestras hermanas: “Compadecidas”.
2 El Señor dice: “¡Acusad a vuestra madre, acusadla, porque ella no es ya mi esposa ni yo soy su marido! ¡Que deje de mostrarse como una prostituta! ¡Que aparte de sus pechos a sus amantes!
3 Si no lo hace, la dejaré del todo desnuda: la pondré como el día en que nació, la convertiré en un desierto, en pura tierra seca, y la haré morir de sed.
4 No me compadeceré de sus hijos, pues son fruto de su prostitución.
5 Su madre se prostituyó; perdió el honor, cuando dijo: ‘Iré en busca de mis amantes, los que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas.’
6 “Por eso cerraré con espinos su camino y pondré una cerca a su alrededor, para que no encuentre sus senderos.
7 Seguirá a sus amantes, pero no los alcanzará; los buscará, pero no los encontrará. Dirá entonces: ‘Volveré a mi primer marido, pues con él me iba mejor que ahora.’
8 “Pero ella no reconoció que era yo quien le daba el trigo, el vino y el aceite; que era yo quien le aumentaba la plata y el oro con que fabricó sus ídolos.
9 Por lo tanto, volveré y tomaré mi trigo y mi vino en el tiempo de su cosecha, y recogeré mi lana y mi lino, que le había dado para cubrirse.
10 A la vista de sus amantes pondré su desnudez al descubierto. ¡Nadie la librará de mi mano!
11 Pondré fin a su alegría, a sus fiestas y lunas nuevas, a sus sábados y a todas sus festividades.
12 Destruiré sus viñas y sus higueras, de las que ella decía: ‘Este es el pago que me dieron mis amantes.’ Las convertiré en un matorral y se las comerán los animales salvajes.
13 Voy a castigarla por el tiempo que pasó ofreciendo incienso a los ídolos, cuando se adornaba con anillos y collares para seguir a sus amantes olvidándose de mí. Yo, el Señor, lo afirmo.
14 “Yo la voy a enamorar: la llevaré al desierto y le hablaré al corazón.
15 Luego le devolveré sus viñas y convertiré el valle de Acor en puerta de esperanza para ella. Allí me responderá como en su juventud, como en el día en que salió de Egipto.
16 Entonces me llamará ‘Marido mío’, en vez de llamarme ‘Baal mío’. Yo, el Señor, lo afirmo.
17 Quitaré de sus labios los nombres de los baales, y jamás volverán a mencionarse.
18 “En aquel tiempo haré en favor de Israel un pacto con los animales salvajes, con las aves y con las serpientes; romperé y quitaré de este país el arco, la espada y la guerra, para que mi pueblo descanse tranquilo.
19 Israel, yo te haré mi esposa para siempre, mi esposa legítima, conforme a la ley, porque te amo entrañablemente.
20 Yo te haré mi esposa y te seré fiel, y tú entonces me conocerás como el Señor.
21 Yo, el Señor, lo afirmo: En aquel tiempo yo responderé al cielo, y el cielo responderá a la tierra;
22 la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Jezreel.
23 Plantaré a mi pueblo en la tierra exclusivamente para mí; tendré compasión de Lo-ruhama, y a Lo-amí le diré: ‘Tú eres mi pueblo’, y él me dirá: ‘¡Tú eres mi Dios!’ ”
1 El Señor volvió a decirme: “Ve y ama a una mujer amada de su amigo y adúltera. Así ama el Señor a los israelitas, aunque ellos se vuelven a dioses extraños y comen de las tortas de pasas que les ofrecen.”
2 Entonces adquirí una mujer para mí por quince monedas de plata y trescientos treinta litros de cebada.
3 Le dije: “Por mucho tiempo serás mía. No te prostituyas ni te entregues a otro hombre, y yo también te seré fiel.”
4 Pues por mucho tiempo los israelitas estarán sin rey ni jefe, sin sacrificio ni piedras sagradas, sin ropas sacerdotales ni ídolos familiares.
5 Después de esto se volverán los israelitas y buscarán al Señor su Dios y a David su rey. En los últimos tiempos acudirán con reverencia al Señor y a los bienes que él concede.
1 Israelitas, escuchad lo que dice el Señor. Él ha entablado un pleito contra los que viven en este país, porque aquí ya no hay lealtad entre la gente, ni fidelidad ni conocimiento de Dios.
2 Abundan en cambio el juramento falso y la mentira, el asesinato y el robo, el adulterio y la violencia, y se comete homicidio tras homicidio.
3 Por eso el país está de luto, se quedan sin fuerzas los que viven en él, y mueren los animales salvajes y las aves y también los peces del mar.
4 Dice el Señor: “¡Que nadie acuse ni reprenda a otro! Mi pleito es solo contra ti, sacerdote.
5 Tú caerás en pleno día, y por la noche caerá también contigo el profeta, y a tu madre la destruiré.
6 Mi pueblo no tiene conocimiento; por eso ha sido destruido. Y a ti, sacerdote, que rechazaste el conocimiento, yo te rechazo de mi sacerdocio. Puesto que tú olvidas las enseñanzas de tu Dios, yo me olvidaré de tus descendientes.
7 “Cuantos más eran los sacerdotes, más pecaban contra mí; por tanto, cambiaré su honra en afrenta.
8 Viven del pecado de mi pueblo, y por eso anhelan que mi gente peque.
9 Lo mismo al pueblo que a los sacerdotes, los castigaré por su conducta.
10 Puesto que han dejado de servir al Señor, comerán, pero no quedarán satisfechos; se prostituirán, pero no tendrán hijos.
11 “La prostitución y el vino hacen perder el juicio.
12 Mi pueblo consulta a sus ídolos de madera; por medio de varas, practica la adivinación. Dominado por la prostitución, mi pueblo sigue caminos equivocados: se prostituye apartándose de su Dios.
13 En lo alto de los montes y sobre las colinas queman incienso y ofrecen sacrificios, y también bajo la buena sombra de los robles, los álamos y las encinas. Por eso se han prostituido vuestras hijas, y vuestras nueras cometen adulterio.
14 Pero yo no castigaré a vuestras hijas por su prostitución ni a vuestras nueras por sus adulterios, porque vosotros mismos os vais con prostitutas, y para ofrecer sacrificios os juntáis con mujeres que practican la prostitución como un culto. ¡Así se hunde un pueblo falto de inteligencia!
15 “Si tú, Israel, te prostituyes, que al menos Judá no peque. ¡No vayáis a Guilgal ni subáis a Bet-avén ni juréis por la vida del Señor!
16 Israel es rebelde como una novilla arisca; y así, ¿los cuidará el Señor en hermosos pastizales, lo mismo que si fueran corderitos?
17 Efraín se ha entregado a la idolatría. ¡Todos han caído como pandilla de borrachos! Una y otra vez se prostituyen y prefieren la vergüenza a la honra.
18
19 ¡Un viento se los llevará en sus alas y se avergonzarán de su idolatría!
1 “Sacerdotes, oíd esto; presta atención, pueblo de Israel; escuchad vosotros, los de la casa real: Contra vosotros va a ser el juicio, porque habéis sido una trampa puesta en Mispá, una red tendida sobre el monte Tabor,
2 un pozo ahondado en el valle de Sitim. Por eso voy a castigaros.
3 Yo conozco a Efraín; Israel no me es desconocido. Efraín se ha prostituido; Israel se ha manchado.”
4 Las malas acciones del pueblo no lo dejan volverse a su Dios. Dominado por la prostitución, no reconoce al Señor.
5 El orgullo de Israel clama en contra suya; Efraín tropieza en su propia maldad, ¡y, junto con ellos, hasta Judá tropezará!
6 Con sus ovejas y sus vacas irán en busca del Señor, pero no lo encontrarán porque se apartó de ellos.
7 Han sido infieles al Señor, pues tienen hijos de otro padre. Por su infidelidad, en un solo mes sus tierras serán devoradas.
8 ¡Tocad el cuerno de guerra en Guibeá y la trompeta en Ramá! ¡Dad la alarma en Bet-avén! ¡Sembrad el desconcierto en Benjamín!
9 Yo anuncio entre las tribus de Israel lo que ha de suceder con toda seguridad: Efraín será asolado en el día del castigo.
10 Dice el Señor: “Los jefes de Judá son como esa gente que altera los límites de los campos. ¡Pero yo los inundaré con mi furor!
11 Efraín está oprimido, quebrantados sus derechos, porque se ha empeñado en seguir a los falsos dioses.
12 Pues yo seré como la polilla para Efraín, como la carcoma para el pueblo de Judá.
13 “Cuando Efraín vea lo enfermo que está y Judá se vea sus heridas, Efraín irá a Asiria a pedirle ayuda al gran rey; pero él no podrá sanarlos ni curarles las heridas.
14 Como un león cuando ataca, así atacaré yo a Efraín y a Judá; yo mismo los despedazaré, y luego me iré; los arrebataré, y nadie podrá librarlos.
15 “Volveré luego a mi lugar, hasta que ellos reconozcan su pecado y vengan a buscarme. ¡En medio de su angustia, me buscarán!”
1 Venid todos y volvámonos al Señor. Él nos destrozó, pero también nos sanará; nos hirió, pero también nos curará.
2 En un momento nos devolverá la salud, nos levantará para vivir delante de él.
3 ¡Esforcémonos por conocer al Señor! El Señor vendrá a nosotros, tan cierto como que sale el sol, tan cierto como que la lluvia riega la tierra en otoño y primavera.
4 Dice el Señor: “¿Qué haré contigo, Efraín? ¿Qué haré contigo, Judá? El amor que vosotros me tenéis es como la niebla de la mañana, como el rocío de madrugada, que temprano desaparece.
5 Por eso los he despedazado por medio de los profetas; por medio de mi mensaje los he matado. Mi justicia brota como la luz.
6 Lo que quiero de vosotros es que me améis y no que me hagáis sacrificios, que me reconozcáis como Dios y no que me ofrezcáis holocaustos.
7 “Pero mi pueblo, lo mismo que Adán, ha faltado a mi pacto y me ha sido infiel.
8 Galaad es una ciudad de malhechores, toda llena de huellas de sangre.
9 Los sacerdotes son una pandilla de ladrones puestos al acecho de la gente; asesinan y cometen infamias en el camino de Siquem.
10 En Israel he visto cosas horribles: Efraín se ha prostituido, Israel se ha contaminado.
11 Y aun para ti, Judá, ya he señalado el día de tu castigo. “Cuando quiero cambiar la suerte de mi pueblo Israel,
1 cuando quiero curar a mi pueblo, a Efraín y a Samaria, salta a la vista su pecado y su maldad. Porque todos practican la mentira; como ladrones, entran en las casas, y asaltan a la gente en plena calle.
2 No tienen en cuenta que yo recuerdo todas sus maldades. Ahora los acorralan sus propias acciones, que están siempre delante de mis ojos.
3 “Con su maldad y sus mentiras divierte mi pueblo al rey y a los jefes.
4 Todos ellos son adúlteros; son como el horno que, una vez encendido, deja el hornero de atizarlo mientras fermenta la masa.
5 En el día de la coronación de nuestro rey, los jefes le hicieron enfermar con el calor del vino. ¡Y él tendió la mano a los que se burlaban!
6 Preparan su corazón para la intriga como si preparasen un horno; duerme el hornero toda la noche, pero a la mañana el horno sigue bien encendido.
7 Sí, todos ellos arden como un horno que devoró a sus gobernantes. Todos sus reyes han caído y no hay ni uno solo que me invoque.
8 “Efraín se ha mezclado con otros pueblos. Efraín es como una torta cocida solamente por un lado.
9 Gente extraña ha acabado con sus fuerzas sin que él se diera cuenta. ¡Hasta el pelo se le puso blanco sin que él se diera cuenta!
10 El orgullo de Israel es testigo en contra suya. Con todo, ellos no se volvieron ni buscaron al Señor su Dios.
11 Efraín es como una paloma atolondrada, sin inteligencia: pide ayuda a Egipto, acude luego a Asiria...
12 Pero cuando vayan allá, lanzaré mi red sobre ellos; los haré caer como aves del cielo, los atraparé a causa de su maldad.
13 “¡Ay de ellos,por haberse apartado de mí! La destrucción los alcanzará porque contra mí se han rebelado. Yo quiero salvarlos, pero ellos mienten en contra mía.
14 Aunque gritan cuando están en la cama, no me invocan de corazón. Para pedir trigo y vino se hacen heridas; ¡se han rebelado contra mí!
15 Yo los había enseñado y había dado fuerzas a sus brazos, pero ellos planearon maldades contra mí.
16 Se volvieron a los ídolos. Son como un arco torcido, cuya flecha no da en el blanco. Por hablar con insolencia caerán sus jefes a filo de espada, y en Egipto se burlarán de ellos.
1 “Toca tu trompeta, como centinela que vigila sobre el pueblo del Señor. Porque han faltado a mi pacto y se han rebelado contra mi enseñanza.
2 Mientras tanto, vienen a mí gritando: ‘¡Te reconocemos como el Dios de Israel!’
3 Pero Israel ha rechazado lo bueno y por eso lo perseguirán sus enemigos.
4 “Sin contar conmigo, han establecido reyes; y han nombrado jefes sin saberlo yo. Han tomado su plata y su oro para fabricarse ídolos y destruirse a sí mismos.
5 ¡Me repugna el becerro que tú, Samaria, adoras! Mi enojo se ha encendido en contra suya. ¿Cuánto tardarán en quedar limpios
6 los israelitas? ¡Ese becerro de Samaria no es Dios! Salió de manos de un artesano, y será hecho pedazos.
7 Ellos sembraron vientos y cosecharán tempestades; no tendrán campos que segar ni sacarán harina de sus espigas; y si acaso llegan a sacarla, los extranjeros se la comerán.
8 ¡Israel ha sido tragado! Las otras naciones lo miran como a un objeto sin valor,
9 por haber acudido a Asiria como un terco asno salvaje. ¡Efraín hizo regalos para comprarse amantes!
10 Pero aunque reparta regalos entre las naciones, yo voy ahora a dispersarlos, y durante un tiempo dejarán de surgir reyes y jefes.
11 “Porque Efraín construye multitud de altares, que solo le sirven para pecar.
12 Aunque yo escribí para él mis muchas enseñanzas, él las tuvo por cosa extraña.
13 A ellos les gustan los sacrificios, y sacrifican y comen la carne de los sacrificios; pero yo, el Señor, no estoy contento con ellos: recordaré las maldades que cometieron, y los castigaré por su pecado haciéndolos regresar a Egipto.
14 Israel construye palacios, pero se olvida de su creador. Judá levanta muchas ciudades fortificadas, pero yo las haré arder en un fuego que consumirá sus palacios.”
1 No te alegres, Israel; no saltes de contento como otros pueblos, pues te has prostituido al abandonar a tu Dios. En las eras donde se trilla el grano, te gusta recibir el pago de tus prostituciones.
2 El pueblo de Israel no tendrá trigo ni vino; su vino nuevo no será suficiente.
3 Efraín regresará a Egipto, y en Asiria comerá alimentos impuros. No vivirán más en el país del Señor:
4 no beberán vino en honor del Señor ni le ofrecerán allí sus sacrificios. El pan que coman será como pan de duelo, y quienes lo coman quedarán impuros. Ellos se comerán ese pan, pero no podrán llevarlo al templo del Señor.
5 ¿Qué haréis vosotros en el día de la fiesta, de la solemne fiesta del Señor?
6 Ellos han huido de la destrucción; Egipto los recogerá, y en Menfis serán enterrados. Sus tesoros de plata se llenarán de ortigas y en su campamento crecerán los espinos.
7 ¡Ya han llegado los días del castigo! ¡Ya han llegado los días del pago merecido! ¡Israel va a saber que ya han llegado! Vosotros decís: “El profeta es un necio. El hombre inspirado es un loco.” Pero lo decís porque estáis llenos de maldad, porque vuestro odio es grande.
8 Dios ha puesto a su profeta por centinela de Efraín, pero vosotros tendéis trampas a su paso; ¡hasta en el templo de Dios le odiáis!
9 Se corrompieron completamente, como en los tiempos de Guibeá. Pero el Señor se acordará de su maldad y castigará sus pecados.
10 Dice el Señor: “Cuando encontré a Israel, me alegré como el que encuentra uvas en el desierto. Vuestros antepasados fueron a mis ojos como los higos tempranos. Pero cuando llegaron a Baal-peor se consagraron a los dioses falsos y se hicieron tan despreciables como los ídolos que ellos amaban.
11 La grandeza de Efraín volará como un ave. No nacerán más niños ni habrá más mujeres embarazadas ni se concebirán más hijos.
12 Y aun si lograran criar a sus hijos, yo se los quitaría sin dejarles ninguno. ¡Ay de esa gente cuando me aparte de ella!
13 Veo que Efraín trata a sus hijos como si fueran presa de cazadores: los saca para entregarlos a la matanza.”
14 ¡Dales, Señor, lo que hayas de darles! ¡Dales vientres estériles y pechos sin leche!
15 Dice el Señor: “En Guilgal hicieron todo lo malo y allí comencé a odiarlos. Por la maldad de sus acciones los echaré de mi casa; no seguiré amándolos, pues todos sus jefes son rebeldes.
16 Efraín está herido; es como un árbol de raíces secas que ha dejado de dar fruto. Aunque tenga hijos, yo los haré morir.”
17 Este pueblo no ha querido hacer caso a mi Dios; por eso mi Dios lo rechazará y andarán errantes entre las naciones.
1 Israel es como una vid llena de uvas; pero cuanto más abundante era su fruto, más altares se construía; cuanto más hermosa era su tierra, más hermosas eran sus piedras sagradas.
2 Israel tiene el corazón dividido y ahora va a pagar por su pecado. El Señor destruirá sus altares y derribará sus piedras sagradas.
3 Ahora este pueblo dirá: “No tenemos rey porque no tenemos reverencia al Señor. Pero ¿qué podría hacer un rey por nosotros?
4 Tan solo hablar y hablar, prometer en falso y firmar pactos; su justicia sería como una planta venenosa que crece entre los surcos del campo.”
5 La gente de Samaria tiembla; llora la pérdida del becerro de Bet-avén. Por él se están lamentando el pueblo y los sacerdotes, porque su gloria ha desaparecido.
6 Aun el propio becerro será llevado a Asiria para ofrecérselo al gran rey. Así Efraín quedará avergonzado: Israel se avergonzará de su ídolo.
7 Desaparecerá el rey de Samaria como una astilla que flota sobre el agua.
8 Serán destruidos los santuarios paganos, donde el pueblo de Israel pecaba. Sobre sus altares crecerán cardos y espinos, y la gente dirá a los montes: “¡Cubridnos!”, y a los cerros: “¡Caed sobre nosotros!”
9 Dice el Señor: “Israel no ha dejado de pecar desde que comenzó a hacerlo en Guibeá. ¡En su pecado persisten! Por eso, la guerra alcanzará a esos malvados en Guibeá.
10 Castigaré a este pueblo cuando yo quiera. Contra él se juntarán naciones cuando yo lo castigue por su gran maldad.
11 “Efraín era como una novilla domada que gustaba de trillar el grano. Yo he puesto yugo ahora sobre su hermoso cuello, para que tire del carro. Judá tirará del arado y Jacob tirará del rastrillo.
12 Les dije: Sembrad justicia y recoged cosecha de amor. Preparad la tierra para un nuevo cultivo, porque es tiempo de buscar al Señor, hasta que él venga y traiga lluvia de salvación sobre vosotros.
13 Pero vosotros habéis cultivado la maldad, habéis cosechado la injusticia y habéis comido los frutos de la mentira. “Por haber confiado en tus carros de guerra y en tus muchos guerreros,
14 habrá alboroto entre tu gente y todas tus fortalezas serán asoladas, como asoló a Bet-arbel el rey Salmán el día de la batalla, cuando aplastaron a la madre con los hijos.
15 Eso mismo os pasará a vosotros, habitantes de Betel, por causa de vuestra gran maldad. ¡El rey de Israel morirá al nacer el día!
1 “Cuando el pueblo de Israel era niño, yo lo amaba; a él, que era mi hijo, lo llamé de Egipto.
2 Pero cuanto más lo llamaba, más se apartaba de mí. Mi pueblo ofrecía sacrificios a los dioses falsos y quemaba incienso a los ídolos.
3 Con todo, yo guié al pueblo de Efraín y lo enseñé a caminar; pero ellos no comprendieron que era yo quien los cuidaba.
4 Con lazos de ternura, con cuerdas de amor, los atraje hacia mí; los acerqué a mis mejillas como si fueran niños de pecho; me incliné a ellos para darles de comer,
5 pero no quisieron volverse a mí. Por eso tendrán que regresar a Egipto, y Asiria reinará sobre ellos.
6 La espada caerá sobre sus ciudades y acabará con sus fortalezas, destruyéndolos a causa de los planes que hacen.
7 Mi pueblo persiste en estar alejado de mí; gritan hacia lo alto, pero nadie los ayuda.
8 “¿Cómo podré dejarte, Efraín? ¿Cómo podré abandonarte, Israel? ¿Podré destruirte como destruí la ciudad de Admá o hacer contigo lo mismo que hice con Seboím? ¡Mi corazón está conmovido, lleno de compasión por ti!
9 No actuaré según el ardor de mi ira: no volveré a destruir a Efraín, porque yo soy Dios, no hombre. Yo soy el Santo, que estoy en medio de ti, y no he venido a destruirte.”
10 Ellos seguirán al Señor, y él rugirá como un león. Rugirá, y los suyos vendrán temblando de occidente.
11 “Como aves, vendrán temblando de Egipto; vendrán de Asiria, como palomas, y haré que habiten de nuevo en sus casas. Yo, el Señor, lo afirmo.
12 “Efraín me ha rodeado de mentiras; me ha rodeado de engaños el pueblo de Israel. Judá se ha apartado de Dios y ahora es fiel a los ídolos.
1 Efraín se alimenta de aire: todo el día va tras el viento del este. Aumenta sus mentiras y violencias, hace pactos con Asiria y manda regalos de aceite a Egipto.”
2 El Señor ha puesto pleito a Israel. Va a castigar al pueblo de Jacob por su conducta; le va a pagar como merecen sus acciones.
3 Aun antes de nacer, Jacob suplantó a su hermano; y cuando ya fue hombre luchó con Dios.
4 Luchó con un ángel, y lo venció; lloró y pidió que tuviera compasión de él. Dios lo encontró en Betel y habló con él allí.
5 El Señor, el Dios todopoderoso: ¡el Señor es su nombre!
6 Así pues, Israel, vuélvete a tu Dios, actúa con lealtad y rectitud y confía siempre en tu Dios.
7 Dice el Señor: “Canaán tiene en su mano pesas falsas, porque le gusta estafar.
8 Efraín dice: ‘¡Sí, me he hecho rico, me he encontrado una fortuna; pero nadie podrá acusarme de haber obtenido mis ganancias por medios deshonestos!’
9 Yo, el Señor, que soy tu Dios desde que estabas en Egipto, haré que vivas de nuevo en tiendas de campaña, como en los días de nuestro encuentro en el desierto.
10 “Yo hablé a los profetas y aumenté el número de sus visiones, y por medio de ellos hablé en parábolas.
11 En Galaad hay dioses paganos, pero solo son falsos dioses. En Guilgal se ofrecen sacrificios de toros; sus altares son como montones de piedras entre los surcos del campo.”
12 Jacob huyó a los campos de Aram, y allí, para conseguir esposa, trabajó cuidando ovejas.
13 Por medio de un profeta, el Señor sacó de Egipto al pueblo de Israel; ¡por medio de un profeta, cuidó de él!
14 La gente de Efraín ha irritado al Señor, le ha causado un amargo disgusto. Por eso el Señor les hará pagar los crímenes cometidos y hará caer sobre ellos sus propias maldades.
1 Cuando la gente de Efraín hablaba, las otras tribus de Israel mostraban respeto; pero Efraín murió cuando se hizo culpable por haber adorado a Baal.
2 ¡Y todavía siguen pecando! Funden su plata y se hacen ídolos según se les ocurre y a gusto de los artesanos. Luego dicen: “¡Ofrecedles sacrificios!”, y la gente besa ídolos que tienen forma de becerro.
3 Por eso serán como la niebla de la mañana, como el rocío de madrugada, que temprano desaparece, como la paja que se lleva el viento, como el humo que sale por la chimenea.
4 Dice el Señor: “Yo, el Señor, soy tu Dios desde que estabas en Egipto: No reconozcas como Dios a nadie sino a mí, pues tan solo yo soy tu salvador.
5 Yo te cuidé en las tierras ardientes del desierto.
6 “Pero cuando tuvisteis comida de sobra, vuestro corazón se llenó de orgullo y os olvidasteis de mí.
7 Por lo tanto, yo seré para ellos como un león, como un leopardo que los aceche en el camino.
8 Saldré a su encuentro como una osa que ha perdido sus cachorros, y les despedazaré el corazón. Como un león, los devoraré allí mismo; como una fiera, los destrozaré.
9 Te destruiré, Israel, y nadie podrá evitarlo.
10 Pues ¿dónde está ahora tu rey, que te salve en todas tus ciudades? ¿Dónde están tus caudillos, a quienes pediste rey y jefes?
11 En mi furor te di reyes, y en mi ira te los quité.
12 “La maldad de Efraín está anotada; su pecado ha quedado registrado.
13 A Israel le ha llegado el momento de nacer, pero es un hijo tan torpe que ni siquiera acierta a colocarse en la debida posición para el parto.
14 ¿Y habré de librarlos del poder del sepulcro? ¿Habré de rescatarlos de la muerte?... ¿Dónde está, muerte, tu poder destructor? ¿Dónde están, sepulcro, tus males? ¡Ya no tendré compasión de esta gente!”
15 Aunque Israel florezca como la hierba, vendrá el viento del este, el fuerte viento que sopla del desierto, y secará y agotará sus fuentes y manantiales. El enemigo le arrebatará el tesoro de sus ricas joyas.
16 El pueblo de Samaria llevará su castigo por haberse rebelado contra su Dios. Morirán a filo de espada, sus niños serán estrellados contra el suelo y las mujeres embarazadas serán abiertas en canal.
1 ¡Vuélvete, Israel, al Señor tu Dios, tú que caíste a causa de tu pecado!
2 Volveos al Señor llevando con vosotros esta oración: “Perdona toda nuestra maldad y recibe con benevolencia las alabanzas que te ofrecemos.
3 Asiria no puede salvarnos ni tampoco escaparemos a caballo. Ya no llamaremos ‘Dios nuestro’ a nada fabricado por nosotros mismos, porque solamente en ti, Señor, encuentra el huérfano compasión.”
4 Dice el Señor: “Voy a curarlos de su rebeldía; voy a amarlos, aunque no lo merezcan, pues ya se ha apartado de ellos mi ira.
5 Voy a ser para Israel como el rocío, y dará flores como los lirios. Sus raíces serán tan firmes como el monte Líbano;
6 sus ramas se extenderán hermosas como las ramas del olivo, y será su aroma como el de los cedros del Líbano.
7 Israel vivirá de nuevo bajo mi protección; entonces crecerán como el trigo, florecerán como la vid y serán famosos como el vino del Líbano.
8 Efraín dirá: ‘¿Qué me importan ya los ídolos?’ ¡Yo soy quien atiendo y cuido a mi pueblo! Yo soy como un pino siempre verde, y en mí encontrará mi pueblo su fruto.”
9 Que los sabios y prudentes entiendan este mensaje: Los caminos del Señor son rectos y los justos los siguen, pero los malvados tropiezan en ellos.