1
Aconteció en el año treinta, en el mes cuarto, a los cinco días del mes, que estando yo entre los deportados junto al río Quebar, los cielos se abrieron, y vi visiones de Dios.2 En el quinto año de la deportación del rey Joaquín, a los cinco días del mes,
3 vino expresamente palabra de Jehová al sacerdote Ezequiel, hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar; y allí fue sobre él la mano de Jehová.
4 Y miré, y he aquí que venía del norte un viento tempestuoso, y una gran nube, con un fuego fulgurante, y alrededor de él un resplandor, y en el medio como el fulgor del electro, en medio del fuego,
5 y del centro emergía la figura de cuatro seres vivientes. Y éste era su aspecto: había en ellos semejanza de hombre.
6 Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas.
7 Y los pies de ellos eran derechos; y la planta de sus pies, como planta de pie de becerro; y centelleaban a manera de bronce muy bruñido.
8 Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos de hombre; y en cuanto a las caras y a las alas de los cuatro,
9 con las alas se juntaban el uno al otro. No se volvían cuando andaban, sino que cada uno caminaba derecho hacia adelante.
10 Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo había en los cuatro cara de águila.
11 Así eran sus caras. Y tenían sus alas extendidas por encima, cada uno dos, las cuales se juntaban; y las otras dos cubrían sus cuerpos.
12 Y cada uno caminaba derecho hacia adelante; hacia donde el espíritu les movía a que anduviesen, andaban; y cuando andaban, no se volvían.
13 Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos, como visión de hachones encendidos que fulguraba entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos.
14 Y los seres vivientes corrían y volvían a semejanza de relámpagos.
15 Mientras yo miraba los seres vivientes, he aquí una rueda sobre la tierra junto a los seres vivientes, a los cuatro lados.
16 El aspecto de las ruedas y su obra era semejante al color del crisólito. Y las cuatro tenían una misma semejanza; su apariencia y su obra eran como una rueda en medio de otra rueda.
17 Cuando andaban, se movían hacia sus cuatro costados; no se volvían cuando andaban.
18 Y sus aros eran altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor en las cuatro.
19 Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban.
20 Hacia donde el espíritu les movía a que anduviesen, andaban; hacia donde les movía el espíritu que anduviesen, las ruedas también se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.
21 Cuando ellos andaban, andaban ellas, y cuando ellos se paraban, se paraban ellas; asimismo, cuando se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban juntamente con ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.
22 Y sobre las cabezas de los seres vivientes había como una especie de bóveda a manera de cristal maravilloso, extendido encima sobre sus cabezas.
23 Y debajo de la bóveda las alas de ellos estaban rectas, la una al nivel de la otra; y cada uno tenía dos alas que cubrían su cuerpo.
24 Y oí el sonido de sus alas cuando andaban, como sonido de muchas aguas, como la voz del Omnipotente, un ruido de tumulto, como el ruido de un ejército acampado. Cuando se paraban, bajaban sus alas.
25 Pues cuando resonaba una voz por encima de la bóveda que había sobre sus cabezas, conforme estaban parados, plegaban sus alas.
26 Y por encima de la bóveda que había sobre sus cabezas había como la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él.
27 Y vi luego como el fulgor del bronce bruñido, como apariencia de fuego dentro de ella en derredor, desde el aspecto de sus lomos para arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que parecía como fuego, y que tenía resplandor alrededor.
28 Semejante al arco iris que aparece en las nubes el día que llueve, así era el aspecto del resplandor alrededor. Ésta era la apariencia de la imagen de la gloria de Jehová. Y cuando yo la vi, me postré sobre mi rostro, y oí la voz de uno que hablaba.
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Y me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo.2 Y luego que me habló, entró el espíritu en mí y me asentó sobre mis pies, y oí al que me hablaba.
3 Y me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a gentes rebeldes que se rebelaron contra mí; ellos y sus padres han pecado contra mí hasta este mismo día;
4 y los hijos tienen la cara dura y el corazón empedernido; yo te envío a ellos, y les dirás: Así dice el Señor Jehová.
5 Acaso ellos escuchen; pero si no escuchan, porque son una casa rebelde, siempre conocerán que ha habido profeta entre ellos.
6 Y tú, hijo de hombre, no les temas, ni tengas miedo de sus palabras, aunque te hallas entre zarzas y espinos, y moras con escorpiones; no tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa rebelde.
7 Les hablarás, pues, mis palabras, escuchen o dejen de escuchar; porque son muy rebeldes.
8 Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como esa casa rebelde; abre la boca, y come lo que te doy.
9 Y miré, y he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella había un rollo de libro.
10 Y lo extendió delante de mí, y estaba escrito por delante y por detrás; y había escritas en él lamentaciones, endechas y ayes.
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Y me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel.2 Así que abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo.
3 Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que te doy. Lo comí, y fue en mi boca dulce como miel.
4 Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras.
5 Porque no eres enviado a pueblo de habla oscura ni de lengua áspera, sino a la casa de Israel.
6 No a muchos pueblos de habla oscura ni de lengua áspera, cuyas palabras no entiendas. Si a ellos te enviara, de seguro que te escucharían.
7 Mas la casa de Israel no te querrá oír, porque no me quiere escuchar a mí; porque toda la casa de Israel es dura de frente y obstinada de corazón.
8 He aquí que yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes.
9 Como diamante, más fuerte que el pedernal he hecho tu frente; no los temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque son casa rebelde.
10 Me dijo además: Hijo de hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que yo te hablaré, y escucha con tus oídos.
11 Y ve y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y háblales y diles: Así dice el Señor Jehová; escuchen, o dejen de escuchar.
12 Entonces me elevó el espíritu, y oí detrás de mí una voz de gran estruendo, que decía: Bendita sea la gloria de Jehová desde su lugar.
13 Oí también el sonido de las alas de los seres vivientes que se juntaban la una con la otra, y el sonido de las ruedas junto a ellos, y sonido de gran estruendo.
14 Me levantó, pues, el espíritu, y me transportó; y fui en amargura, en la indignación de mi espíritu, mientras la mano de Jehová era fuerte sobre mí.
15 Así llegué a los cautivos en Tel-abib, que moraban junto al río Quebar, y me senté donde ellos estaban sentados, y allí permanecí siete días atónito entre ellos.
16
Y aconteció que al cabo de los siete días, vino a mí palabra de Jehová, diciendo:17 Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.
18 Cuando yo diga al malvado: De cierto morirás; y tú no le amonestes ni le hables, para retraer al malvado de su mal camino a fin de que viva, el malvado morirá por su maldad, pero yo demandaré su sangre de tu mano.
19 Mas si tú amonestas al malvado, y él no se convierte de su maldad ni de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma.
20 Y si el justo se aparta de su justicia y comete iniquidad, yo pondré un tropiezo delante de él, y él morirá; porque tú no le amonestaste, en su pecado morirá, y las obras buenas que había hecho no serán recordadas; pero su sangre demandaré de tu mano.
21 Pero si amonestas al justo para que no peque, y no peca, de cierto vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás librado tu alma.
22
Vino allí la mano de Jehová sobre mí, y me dijo: Levántate, sal al campo, y allí hablaré contigo.23 Y me levanté y salí al campo; y he aquí que allí estaba la gloria de Jehová, como la gloria que había visto junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro.
24 Entonces entró el espíritu en mí y me asentó sobre mis pies, y me habló, y me dijo: Ve, y enciérrate dentro de tu casa.
25 Y tú, oh hijo de hombre, he aquí que pondrán sobre ti cuerdas, y con ellas te ligarán, y no saldrás entre ellos.
26 Y haré que se pegue tu lengua a tu paladar, y estarás mudo, y no serás para ellos un varón que reprende; porque son casa rebelde.
27 Mas cuando yo te hable, abriré tu boca, y les dirás: Así ha dicho el Señor Jehová: El que quiera escuchar, que escuche; y el que no quiera escuchar, que no escuche; porque son casa rebelde.
1
Tú, hijo de hombre, toma un ladrillo y ponlo delante de ti, y diseña sobre él la ciudad, Jerusalén.2 Y pondrás contra ella un simulacro de asedio, y edificarás contra ella fortalezas, y sacarás contra ella baluarte; también pondrás delante de ella campamento, y colocarás contra ella arietes alrededor.
3 Toma también una plancha de hierro, y ponla como un muro de hierro entre ti y la ciudad; volverás luego tu rostro hacia ella, y será puesta en estado de sitio, y tú estrecharás el cerco contra ella. Es señal para la casa de Israel.
4 Y tú te acostarás sobre tu lado izquierdo, y pondrás sobre él la maldad de la casa de Israel. Según el número de los días que duermas sobre él, llevarás sobre ti la maldad de ellos.
5 Pues yo te he fijado los años de su maldad por el número de los días trescientos noventa días; y así llevarás tú la maldad de la casa de Israel.
6 Cumplidos éstos, te acostarás sobre tu lado derecho segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de Judá; cuarenta días, computándote cada día por un año.
7 Después volverás tu rostro hacia el asedio de Jerusalén, con el brazo descubierto, y profetizarás contra ella.
8 Y he aquí que pongo sobre ti ataduras, y no te volverás de un lado a otro, hasta que hayas cumplido los días de tu asedio.
9 Toma también trigo, cebada, habas, lentejas, mijo y avena, y ponlos en una vasija, y hazte pan de ellos; según el número de los días que te acuestes sobre tu lado, trescientos noventa días, comerás de él.
10 La comida que comerás será de un peso de veinte siclos al día; de tiempo en tiempo la comerás.
11 Y beberás el agua por medida, la sexta parte de un hin; de tiempo en tiempo la beberás.
12 Y lo comerás en forma de galletas de cebada, que cocerás a la vista de ellos en el rescoldo de excrementos humanos.
13 Y dijo Jehová: Así comerán los hijos de Israel su pan inmundo, entre las naciones adonde los arrojaré yo.
14 Y dije: ¡Ah, Señor Jehová!, he aquí que mi alma no ha sido manchada, ni nunca desde mi juventud hasta este tiempo comí cosa mortecina ni despedazada, ni nunca en mi boca entró carne inmunda.
15 Y me respondió: He aquí, te permito usar estiércol de bueyes, en lugar de excremento humano, para cocer en él tu pan.
16 Me dijo luego: Hijo de hombre, he aquí, quebrantaré el sustento del pan en Jerusalén; y comerán el pan por peso y con angustia, y beberán el agua por medida y con afán,
17 para que al faltarles el pan y el agua, se miren unos a otros con espanto, y se consuman en su maldad.
1
Y tú, hijo de hombre, toma un cuchillo agudo, que te sirva como navaja de barbero, y hazlo pasar sobre tu cabeza y tu barba; toma después una balanza de pesar y divide los cabellos.2 Una tercera parte quemarás a fuego en medio de la ciudad, cuando se cumplan los días del asedio; y tomarás otra tercera parte y la cortarás con espada alrededor de la ciudad; y la otra tercera parte esparcirás al viento, y yo desenvainaré espada en pos de ellos.
3 Tomarás también de allí unos pocos en número, y los atarás en el vuelo de tu manto.
4 Y tomarás otra vez de ellos, y los echarás en medio del fuego, y los quemarás en el fuego; de allí saldrá el fuego a toda la casa de Israel.
5 Así ha dicho el Señor Jehová: Ésta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las tierras alrededor de ella.
6 Y ella se rebeló contra mis ordenanzas con mayor perversidad que las naciones, y contra mis estatutos más que las tierras que están alrededor de ella; porque desecharon mis ordenanzas y estatutos, y no anduvieron en ellos.
7 Por tanto, así dice Jehová: Por haber sobrepasado en maldad a las naciones que están alrededor de vosotros, al no haber andado en mis mandamientos, ni haber guardado mis leyes, ni aun haber obrado según las leyes de las naciones que están alrededor de vosotros,
8 así, pues, dice el Señor Jehová: He aquí yo estoy contra ti; sí, yo, y haré justicia en medio de ti ante los ojos de las naciones.
9 Y haré en ti lo que nunca hice, ni jamás haré cosa semejante, a causa de todas tus abominaciones.
10 Por eso los padres se comerán a los hijos en medio de ti, y los hijos se comerán a sus padres; y ejecutaré en ti mis castigos, y esparciré a todos los vientos todo lo que quede de ti.
11 Por tanto, vivo yo, dice el Señor Jehová, ciertamente por haber profanado mi santuario con todas tus abominaciones y con todos tus objetos horrendos, yo también te quebrantaré; mi ojo no perdonará, ni tampoco tendré compasión.
12 Una tercera parte de ti morirá de pestilencia y será consumida de hambre en medio de ti; otra tercera parte caerá a espada alrededor de ti; y la otra tercera parte la esparciré a todos los vientos, y tras ellos desenvainaré espada.
13 Así se desfogará mi furor y saciaré en ellos mi enojo, y tomaré satisfacción; y sabrán que yo Jehová he hablado en mi celo, cuando haya desfogado en ellos mi enojo.
14 Y te convertiré en espanto y en oprobio entre las naciones que están alrededor de ti, a los ojos de todo transeúnte.
15 Y serás el oprobio y el escarnio, el espanto y el escarmiento de las naciones que están alrededor de ti, cuando yo ejecute en ti castigos con furor e indignación, y en furiosos escarmientos. Yo Jehová he hablado;
16 cuando arroje yo sobre ellos las perniciosas saetas del hambre, que serán para destrucción, las cuales enviaré para destruiros, y aumente el hambre sobre vosotros, y quebrante entre vosotros el sustento del pan,
17 y envíe contra vosotros hambre, y bestias feroces que te destruyan; y la pestilencia y la sangre pasen por en medio de ti, y envíe contra ti la espada. Yo Jehová he hablado.
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Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los montes de Israel, y profetiza contra ellos.
3 Y dirás: Montes de Israel, oíd palabra del Señor Jehová: Así dice el Señor Jehová a los montes y a los collados, a los torrentes y a los valles: He aquí que yo, sí, yo, haré venir sobre vosotros espada, y destruiré vuestros lugares altos.
4 Vuestros altares serán asolados, y vuestras imágenes del sol serán quebradas; y haré que caigan vuestros muertos delante de vuestros ídolos.
5 Y pondré los cadáveres de los hijos de Israel delante de sus ídolos, y esparciré vuestros huesos en derredor de vuestros altares.
6 Dondequiera que habitéis, serán desiertas las ciudades, y los lugares altos serán asolados, para que sean asolados y se hagan desiertos vuestros altares; y vuestros ídolos serán quebrados y se acabarán, vuestras imágenes del sol serán destrozadas, y vuestras obras serán deshechas.
7 Y los muertos caerán en medio de vosotros; y sabréis que yo soy Jehová.
8 Mas dejaré un resto, de modo que tengáis entre las naciones algunos que escapen de la espada, cuando seáis esparcidos por las tierras.
9 Y los que de vosotros escapen se acordarán de mí entre las naciones a las cuales serán deportados; porque yo me quebranté a causa de su corazón adúltero que se apartó de mí, y a causa de sus ojos que se prostituyeron tras sus ídolos; y tendrán horror de sí mismos, a causa de los males que cometieron en todas sus abominaciones.
10 Y sabrán que yo soy Jehová; no en vano dije que les había de hacer este mal.
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Así dice el Señor Jehová: Palmotea con tus manos, y golpea con tu pie, y di: ¡Ay, por todas las grandes abominaciones de la casa de Israel!, porque caerán con espada, con hambre y con pestilencia.12 El que esté lejos morirá de pestilencia, el que esté cerca caerá a espada, y el que quede y sea asediado morirá de hambre; así desfogaré en ellos mi enojo.
13 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando sus muertos estén en medio de sus ídolos, en derredor de sus altares, sobre todo collado alto, en todas las cumbres de los montes, debajo de todo árbol frondoso y debajo de toda encina espesa, lugares donde ofrecieron perfume grato a todos sus ídolos.
14 Y extenderé mi mano contra ellos, y dondequiera que habiten haré la tierra una soledad más desolada que el desierto de Diblat; y conocerán que yo soy Jehová.
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Vino además a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Y tú, hijo de hombre, así dice el Señor Jehová a la tierra de Israel: El fin, el fin viene sobre los cuatro extremos de la tierra.
3 Ahora llega el fin para ti, y enviaré sobre ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y traeré sobre ti todas tus abominaciones.
4 Y mi ojo no te perdonará, ni tendré compasión; antes pondré sobre ti tus caminos, y en medio de ti quedarán patentes tus prácticas abominables; y sabréis que yo soy Jehová.
5 Así dice Jehová el Señor: Una desdicha, he aquí que viene una calamidad sin igual.
6 Viene el fin, el fin viene; se ha despertado contra ti; he aquí que viene.
7 Te llega el turno a ti, oh morador de la tierra; el tiempo viene, cercano está el día del tumulto, y no de gritos de alegría sobre los montes.
8 Ahora en seguida derramaré mi ira sobre ti, y desfogaré en ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y traeré sobre ti todas tus abominaciones.
9 Y mi ojo no perdonará, ni tendré compasión; según tus caminos pondré sobre ti, y en medio de ti estarán patentes tus abominaciones; y sabréis que yo Jehová soy el que castiga.
10 He aquí el día, he aquí que viene; ha llegado el turno; ha florecido la vara, ha reverdecido la soberbia.
11 Ha surgido la destrucción violenta para el cetro de impiedad; nada quedará de ellos, ni de su multitud, ni uno de los suyos, ni habrá entre ellos quien se lamente.
12 El tiempo llega, se acerca el día; el que compra, no se alegre, y el que vende, no llore, porque la ira está sobre toda la multitud.
13 Porque el que vende no recuperará lo vendido, aunque quede entre los vivos; porque la visión contra toda la multitud no se revocará, y a causa de su iniquidad ninguno podrá amparar su vida.
14 Tocarán trompeta, y todo estará a punto, pero no habrá quien vaya a la batalla; porque mi ira está sobre toda la multitud.
15 Fuera, la espada; dentro, la peste y el hambre; el que esté en el campo morirá a espada, y al que esté en la ciudad lo consumirá el hambre y la peste.
16 Y los que de ellos escapen con vida, huirán y estarán sobre los montes como palomas de los valles, gimiendo todos, cada uno por su iniquidad.
17 Todas las manos se debilitarán, y todas las rodillas se irán en aguas,
18 Se ceñirán también de cilicio, y les cubrirá el terror; en todo rostro habrá vergüenza, y todas sus cabezas estarán rapadas.
19 Arrojarán su plata en las calles, y su oro será tenido como cosa inmunda; ni su plata ni su oro podrán librarlos en el día del furor de Jehová; no saciarán su alma, ni llenarán sus entrañas, porque les han sido tropiezo para su maldad.
20 Por cuanto convirtieron la belleza de su ornamento en soberbia, y fabricaron con ello las imágenes de sus abominaciones y de sus cosas detestables, por eso se lo convertí en cosa repugnante.
21 En mano de extraños lo entregaré como botín, y serán presa de los impíos de la tierra, y lo profanarán.
22 Y apartaré de ellos mi rostro, y será profanado mi lugar secreto; pues entrarán en él invasores y lo profanarán.
23 Haz la cadena, porque la tierra está llena de delitos de sangre, y la ciudad está llena de violencia.
24 Traeré, por tanto, los más perversos de las naciones, los cuales poseerán las casas de ellos; y haré cesar la soberbia de los poderosos, y sus santuarios serán profanados.
25 Viene la ruina; y buscarán la paz, y no la habrá.
26 Vendrá calamidad sobre calamidad, y habrá rumor sobre rumor; y buscarán visión del profeta, mas la ley se alejará del sacerdote, y de los ancianos el consejo.
27 El rey se enlutará, y el príncipe se revestirá de estupor, y las manos del pueblo de la tierra temblarán; según su camino haré con ellos, y según su merecido los juzgaré; y sabrán que yo soy Jehová.
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En el sexto año, en el mes sexto, a los cinco días del mes, aconteció que, estando yo sentado en mi casa, y los ancianos de Judá sentados delante de mí, allí se posó sobre mí la mano de Jehová el Señor.2 Y miré, y he aquí una figura que parecía de fuego; desde sus lomos para abajo, era de fuego; y desde sus lomos para arriba era como el aspecto de un resplandor, como el color del bronce bruñido.
3 Y aquella figura extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta del atrio interior que mira hacia el norte, donde se asienta el ídolo del celo, que provoca a celos.
4 Y he aquí que allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el campo.
5 Y me dijo: Hijo de hombre, alza ahora tus ojos hacia el lado del norte. Y alcé mis ojos hacia el norte, y he aquí, al norte, junto a la puerta del altar, aquella imagen del celo en la entrada.
6 Me dijo entonces: Hijo de hombre, ¿ves lo que éstos hacen?, ¿las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí para alejarme de mi santuario? Pero todavía verás abominaciones mayores.
7 Y me llevó a la entrada del atrio, y miré, y he aquí un agujero en la pared.
8 Y me dijo: Hijo de hombre, horada ahora en la pared. Y horadé en la pared, y he aquí una puerta.
9 Me dijo luego: Entra, y ve las malvadas abominaciones que éstos hacen aquí.
10 Entré, pues, y miré; y he aquí, toda forma abominable de reptiles y bestias, y todos los ídolos de la casa de Israel, que estaban pintados en la pared por todo alrededor.
11 Y delante de ellos estaban setenta varones de los ancianos de la casa de Israel, y Jaazanías hijo de Safán en medio de ellos, cada uno con su incensario en la mano; y subía una nube espesa de incienso.
12 Y me dijo: Hijo de hombre, ¿has visto las cosas que los ancianos de la casa de Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas de imágenes? Porque dicen ellos: No nos ve Jehová; Jehová ha abandonado la tierra.
13 Me dijo después: Todavía verás abominaciones mayores que hacen éstos.
14 Y me llevó a la entrada de la puerta de la casa de Jehová, que está al norte; y he aquí, las mujeres que estaban allí sentadas endechando a Tamuz.
15 Luego me dijo: ¿Has visto esto, hijo de hombre? Todavía verás abominaciones mayores que éstas.
16 Y me llevó al atrio interior de la casa de Jehová; y he aquí junto a la entrada del templo de Jehová, entre el vestíbulo y el altar, había unos veinticinco varones, con las espaldas vueltas al templo de Jehová y los rostros hacia el oriente, y adoraban al sol, postrándose hacia el oriente.
17 Y me dijo: ¿Has visto esto, hijo de hombre? ¿Es cosa liviana para la casa de Judá hacer las abominaciones que hacen aquí, que han llenado de maldad la tierra, y me provocan más todavía, y he aquí que ponen hedor a mis narices?
18 Pues también yo procederé con furor; no perdonará mi ojo, ni tendré compasión; y aunque griten a mis oídos con gran voz, no los oiré.
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Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: Los verdugos de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir.2 Y he aquí que seis varones venían del camino de la puerta de arriba que mira hacia el norte, y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón vestido de lino, el cual traía a la cintura un tintero de escribano; y entrados, se pararon junto al altar de bronce.
3 Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el que estaba, al umbral de la casa; y llamó al varón vestido de lino, que tenía a la cintura el tintero de escribano,
4 y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.
5 Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis compasión.
6 Matad a viejos, jóvenes y doncellas, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del templo.
7 Y les dijo: Contaminad la casa, y llenad los atrios de muertos; salid. Y salieron, y mataron en la ciudad.
8 Aconteció que cuando ellos iban matando y quedé yo solo, me postré sobre mi rostro, y clamé y dije: ¡Ah, Señor Jehová!, ¿destruirás a todo el remanente de Israel derramando tu furor sobre Jerusalén?
9 Y me dijo: La maldad de la casa de Israel y de Judá es grande sobremanera, pues la tierra está llena de sangre, y la ciudad está llena de injusticia; porque han dicho: Ha abandonado Jehová la tierra, y Jehová no ve.
10 Así, pues, haré yo; mi ojo no perdonará, ni tendré compasión; haré recaer el camino de ellos sobre sus propias cabezas.
11 Y he aquí que el varón vestido de lino, que tenía el tintero a la cintura, dio su informe, diciendo: He hecho conforme a todo lo que me mandaste.
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Miré, y he aquí, en la bóveda que había sobre la cabeza de los querubines, una como piedra de zafiro apareció sobre ellos, la cual parecía como semejanza de un trono.2 Y habló al varón vestido de lino, y le dijo: Entra en medio de las ruedas debajo de los querubines, y llena tus manos de carbones encendidos de entre los querubines, y espárcelos sobre la ciudad. Y él entró ante mis ojos.
3 Ahora bien, los querubines estaban a la mano derecha de la casa cuando este varón entró; y la nube llenaba el atrio interior.
4 Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín al umbral de la casa; y la casa fue llena de la nube, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria de Jehová.
5 Y el estruendo de las alas de los querubines se oía hasta el atrio exterior, como la voz del Dios Omnipotente cuando habla.
6 Aconteció, pues, que al mandar al varón vestido de lino, diciendo: Toma fuego de entre las ruedas, de entre los querubines, él entró y se detuvo junto a una rueda.
7 Y un querubín extendió su mano de en medio de los querubines al fuego que estaba entre ellos, y tomó de él y lo puso en las manos del que estaba vestido de lino, el cual lo tomó y salió.
8 Y apareció en los querubines la figura de una mano de hombre debajo de sus alas.
9 Y miré, y he aquí cuatro ruedas junto a los querubines, junto a cada querubín una rueda; y el aspecto de las ruedas era como el color del crisólito.
10 En cuanto a su apariencia, las cuatro eran de una misma forma, como si estuvieran una dentro de la otra.
11 Cuando andaban, andaban hacia las cuatro direcciones; no se volvían cuando andaban, sino que al lugar adonde se dirigía la cabeza, en pos de ella iban; ni se volvían cuando andaban.
12 Y todo su cuerpo, sus espaldas, sus manos, sus alas y las ruedas estaban llenos de ojos alrededor incluso en las ruedas que tenían los cuatro.
13 A las ruedas, oyéndolo yo, se les gritaba: ¡La rueda!
14 Y cada uno tenía cuatro caras. La primera era rostro de querubín; la segunda, de hombre; la tercera, cara de león; la cuarta, cara de águila.
15 Y se levantaron los querubines; éste es el ser viviente que vi en el río Quebar.
16 Y cuando andaban los querubines, andaban las ruedas junto con ellos; y cuando los querubines alzaban sus alas para levantarse de la tierra, las ruedas tampoco se apartaban de ellos.
17 Cuando se paraban ellos, se paraban ellas, y cuando ellos se alzaban, se alzaban con ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en ellas.
18 Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del umbral de la casa, y se puso sobre los querubines.
19 Y alzando los querubines sus alas, se levantaron de la tierra delante de mis ojos; cuando ellos salieron, también las ruedas se alzaron al lado de ellos; y se pararon a la entrada de la puerta oriental de la casa de Jehová, y la gloria del Dios de Israel estaba por encima sobre ellos.
20 Éstos eran los mismos seres vivientes que vi debajo del Dios de Israel junto al río Quebar; y conocí que eran querubines.
21 Cada uno tenía cuatro caras y cada uno cuatro alas, y figuras de manos de hombre debajo de sus alas.
22 Y la semejanza de sus rostros era la de los rostros que vi junto al río Quebar, su misma apariencia y modo de ser. Cada uno caminaba derecho hacia adelante.
1
Entonces el espíritu me elevó, y me llevó a la puerta oriental de la casa de Jehová, la cual mira hacia el oriente; y he aquí a la entrada de la puerta veinticinco hombres, entre los cuales vi a Jaazanías, hijo de Azur, y a Pelatías, hijo de Benayá, jefes del pueblo.2 Y me dijo: Hijo de hombre, éstos son los hombres que maquinan perversidad, y dan en esta ciudad perversos consejos;
3 los cuales dicen: No será tan pronto; edifiquemos casas; ésta será la olla, y nosotros la carne.
4 Por tanto, profetiza contra ellos; profetiza, hijo de hombre.
5 Y vino sobre mí el Espíritu de Jehová, y me dijo: Di: Así dice Jehová: Así habéis hablado, oh casa de Israel, y sé muy bien lo que pensáis.
6 Habéis multiplicado vuestras víctimas en esta ciudad, y habéis llenado de muertos sus calles.
7 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Vuestros muertos que habéis dejado tendidos en medio de ella, ellos son la carne y ella es la olla; mas vosotros seréis sacados de en medio de ella.
8 Habéis temido la espada, y espada traeré sobre vosotros, dice el Señor Jehová.
9 Y os sacaré de en medio de ella, y os entregaré en manos de extranjeros, y ejecutaré justicia entre vosotros.
10 A espada caeréis; sobre las fronteras de Israel os juzgaré, y sabréis que yo soy Jehová.
11 Aunque esta ciudad no os será por olla, vosotros seréis en medio de ella la carne; sobre las fronteras de Israel os juzgaré.
12 Y sabréis que yo soy Jehová; porque no habéis andado en mis estatutos, ni habéis obedecido mis ordenanzas, sino que habéis obrado siguiendo las costumbres de las naciones que os rodean.
13 Y aconteció que mientras yo profetizaba, aquel Pelatías, hijo de Benayá, murió. Entonces me postré rostro a tierra y clamé con gran voz, y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Destruirás del todo al remanente de Israel?
14
Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:15 Hijo de hombre, en cuanto a tus hermanos, sí, tus hermanos, los hombres de tu parentela y toda la casa de Israel, todos ellos, respecto a los cuales dijeron los moradores de Jerusalén: Alejaos de Jehová; a nosotros es dada la tierra en posesión,
16 di, por tanto: Así dice el Señor Jehová: Aunque les he arrojado lejos entre las naciones, y les he esparcido por los países extranjeros, con todo eso les he sido por un pequeño santuario en las tierras adonde han llegado.
17 Di, por tanto: Así dice el Señor Jehová: Yo os recogeré de los pueblos, y os congregaré de los países en los cuales estáis esparcidos, y os daré la tierra de Israel.
18 Y volverán allá, y quitarán de ella todas sus idolatrías y todas sus abominaciones.
19 Y les daré un solo corazón, y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,
20 para que anden en mis estatutos y guarden mis ordenanzas y las cumplan, y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios.
21 Mas a aquellos cuyo corazón anda tras el deseo de sus idolatrías y de sus abominaciones, yo les echaré su conducta sobre sus propias cabezas, dice el Señor Jehová.
22 Después alzaron los querubines sus alas, y las ruedas junto a ellos; y la gloria del Dios de Israel estaba encima, sobre ellos.
23 Y la gloria de Jehová se elevó de en medio de la ciudad, y se posó sobre el monte que está al oriente de la ciudad.
24 Luego me levantó un espíritu y me volvió a llevar en visión del Espíritu de Dios a la tierra de los caldeos, a los de la cautividad. Y se fue de mí la visión que había visto.
25 Y hablé a los deportados todas las cosas que Jehová me había mostrado.
1
Vino otra vez a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, tú habitas en medio de casa rebelde, los cuales tienen ojos para ver y no ven, tienen oídos para oír y no oyen, porque son casa rebelde.
3 Por tanto, tú, hijo de hombre, prepárate enseres para el destierro, y sal de día delante de sus ojos como quien marcha al exilio; y te pasarás de tu lugar a otro lugar a vista de ellos, por si tal vez se dan cuenta, porque son casa rebelde.
4 Y sacarás tus enseres de día delante de sus ojos, como enseres de destierro; mas tú saldrás por la tarde a vista de ellos, como quien marcha al exilio.
5 Delante de sus ojos te abrirás paso por entre la pared, y saldrás por ella.
6 Delante de sus ojos los llevarás sobre tus hombros, de noche los sacarás; cubrirás tu rostro, y no mirarás al suelo; porque por señal te he puesto a la casa de Israel.
7 Y yo hice como me fue mandado; saqué mis enseres de día, como enseres de destierro, y a la tarde me abrí paso por entre la pared con mi propia mano; salí de noche, y los llevé sobre los hombros a vista de ellos.
8 Y vino a mí palabra de Jehová por la mañana, diciendo:
9 Hijo de hombre, ¿no te ha dicho la casa de Israel, aquella casa rebelde: Qué haces?
10 Diles: Así dice el Señor Jehová: Esta profecía se refiere al príncipe en Jerusalén, y a toda la casa de Israel que está en medio de ella.
11 Diles: Yo soy vuestra señal; como yo hice, así se hará con ellos; partirán al destierro, en cautividad.
12 Y al príncipe que está en medio de ellos lo llevarán a cuestas y saldrán de noche; horadarán la pared para sacarlo por ella; cubrirá su rostro para no ver con sus ojos el suelo.
13 También extenderé mi red sobre él, y caerá preso en mi trampa, y haré que lo lleven a Babilonia, a tierra de caldeos, pero no la verá, aunque morirá allí.
14 Y a todos los que estén alrededor de él para ayudarle, y a todas sus tropas, los esparciré a todos los vientos, y desenvainaré espada en pos de ellos.
15 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando los esparza entre las naciones, y los disperse por los países.
16 Pero haré que unos pocos de ellos escapen de la espada, del hambre y de la peste, para que cuenten todas sus abominaciones entre las naciones adonde lleguen; y sabrán que yo soy Jehová.
17 Vino de nuevo a mí palabra de Jehová, diciendo:
18 Hijo de hombre, come tu pan con temblor, y bebe tu agua con estremecimiento y con ansiedad.
19 Y di al pueblo de la tierra: Así dice el Señor Jehová sobre los moradores de Jerusalén, en la tierra de Israel: Comerán su pan con temor, y beberán con espanto su agua; porque su tierra será despojada de todo lo que hay en ella, por la maldad de todos los que moran en ella.
20 Y las ciudades habitadas quedarán desiertas, y la tierra será asolada; y sabréis que yo soy Jehová.
21 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
22 Hijo de hombre, ¿qué refrán es este que tenéis vosotros en la tierra de Israel, que dice: Se van prolongando los días, y desaparece toda visión profética?
23 Diles, por tanto: Así dice el Señor Jehová: Haré cesar este refrán, y no lo usarán más como refrán en Israel. Diles, pues: Se han acercado los días, y el cumplimiento de toda visión.
24 Porque no habrá más visión vana, ni habrá adivinación de lisonjeros en medio de la casa de Israel.
25 Porque yo soy Jehová; hablaré, y se cumplirá toda palabra que yo hable; no se diferirá más, sino que en vuestros días, oh casa rebelde, pronunciaré mi palabra y la cumpliré, dice Jehová el Señor.
26 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
27 Hijo de hombre, he aquí que los de la casa de Israel dicen: La visión que éste ve es para de aquí a muchos días, éste profetiza para días muy lejanos.
28 Diles, por tanto: Así dice el Señor Jehová: No se diferirá más ninguna de mis palabras, sino que la palabra que yo hable se cumplirá, dice el Señor Jehová.
1
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan, y di a los que profetizan de su propio corazón: Oíd palabra de Jehová.
3 Así dice el Señor Jehová: ¡Ay de los profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu, y de cosas que no han visto!
4 Como zorras entre las ruinas, son tus profetas, oh Israel.
5 No habéis subido a las brechas, ni habéis edificado un muro alrededor de la casa de Israel, para que resista firme en la batalla en el día de Jehová.
6 Vieron vanidad y adivinación mentirosa. Dicen: Ha dicho Jehová, y Jehová no los envió; con todo, esperan que él confirme la palabra de ellos.
7 ¿No habéis visto visión vana, y no habéis dicho adivinación mentirosa, pues que decís: Dice Jehová, no habiendo yo hablado?
8 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Por cuanto vosotros habéis hablado vanidad, y habéis visto mentiras, por tanto, he aquí yo estoy contra vosotros, dice el Señor Jehová.
9 Y estará mi mano contra los profetas que ven vanidad y adivinan mentiras; no estarán en la congregación de mi pueblo, ni serán inscritos en el libro de la casa de Israel, ni volverán a la tierra de Israel; y sabréis que yo soy el Señor Jehová.
10 Por tanto, por haber extraviado a mi pueblo, diciendo: Paz, no habiendo paz; y porque cuando uno edifica una pared a la ligera, los otros la recubren con lodo suelto,
11 di a los recubridores con lodo suelto, que se caerá; vendrá lluvia torrencial, y enviaré piedras de granizo que la hagan caer, y viento tempestuoso la romperá.
12 Y he aquí que cuando la pared se haya caído, ¿no os dirán: Dónde está la embarradura con que la recubristeis?
13 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Haré que la rompa viento tempestuoso en mi furor, y lluvia torrencial vendrá en mi enojo, y piedras de granizo con furia para consumir.
14 Así desbarataré la pared que vosotros recubristeis con lodo suelto, y la echaré por tierra, y será descubierto su cimiento, y caerá, y seréis consumidos en medio de ella; y sabréis que yo soy Jehová.
15 Desfogaré así mi furor en la pared y en los que la recubrieron con lodo suelto; y os diré: No existe la pared, ni los que la recubrieron,
16 los profetas de Israel que profetizan acerca de Jerusalén, y ven para ella visión de paz, no habiendo paz, dice el Señor Jehová.
17 Y tú, hijo de hombre, pon tu rostro contra las hijas de tu pueblo que profetizan de su propio corazón, y profetiza contra ellas,
18 y di: Así dice el Señor Jehová: ¡Ay de aquellas que cosen cintas mágicas para todos los codos, y hacen velos mágicos para la cabeza de todas las tallas, para cazar las almas! ¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo, para mantener así vuestra propia vida?
19 Vosotros me habéis deshonrado ante mi pueblo por puñados de cebada y por pedazos de pan, matando a las personas que no deben morir, y dando vida a las personas que no deben vivir, mintiendo a mi pueblo que escucha las mentiras.
20 Por tanto, así dice el Señor Jehová: He aquí que yo estoy contra vuestras cintas mágicas, con que cazáis las almas al vuelo; yo las libraré de vuestras manos, y soltaré para que vuelen como aves las almas que vosotros cazáis volando.
21 Romperé asimismo vuestros velos mágicos, y libraré a mi pueblo de vuestra mano, y no estarán más como presa en vuestra mano; y sabréis que yo soy Jehová.
22 Por cuanto acobardasteis con mentiras el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y fortalecisteis las manos del impío, para que no se apartase de su mal camino, pretendiendo hacerle vivir,
23 por tanto, no veréis más visión vana, ni practicaréis más adivinación; y libraré mi pueblo de vuestra mano, y sabréis que yo soy Jehová.
1
Vinieron a mí algunos de los ancianos de Israel, y se sentaron delante de mí.2 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
3 Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón, y han colocado delante de su rostro lo que les hace caer en sus pecados. ¿Acaso he de ser consultado yo en modo alguno por ellos?
4 Háblales, por tanto, y diles: Así dice el Señor Jehová: Todo hombre de la casa de Israel que haya puesto sus ídolos en su corazón, y colocado delante de su rostro lo que le es ocasión de pecado, y venga al profeta, yo Jehová responderé al que venga conforme a la multitud de sus ídolos,
5 para prender a la casa de Israel por su propio corazón, ya que se han apartado de mí todos ellos a causa de sus ídolos.
6 Por tanto, di a la casa de Israel: Así dice el Señor Jehová: Convertíos, y volveos de vuestros ídolos, y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones.
7 Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros que residen en Israel, que se aparte de andar en pos de mí, y ponga sus ídolos en su corazón, y coloque delante de su rostro lo que le hace caer en pecado, y venga al profeta para preguntarle por mí, yo Jehová le responderé por mí mismo;
8 y pondré mi rostro contra aquel hombre, y le pondré por ejemplo y por escarmiento, y lo cortaré de en medio de mi pueblo; y sabréis que yo soy Jehová.
9 Y cuando el profeta se deje seducir y hable palabra, yo Jehová seré quien habrá seducido al tal profeta; y extenderé mi mano contra él, y lo exterminaré de en medio de mi pueblo Israel.
10 Y llevarán ambos el castigo de su maldad; como la maldad del que consulte, así será la maldad del profeta,
11 para que la casa de Israel no se desvíe más de en pos de mí, ni se contamine más con todas sus transgresiones; sino que me sean por pueblo, y yo les sea por Dios, dice el Señor Jehová.
12
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:13 Hijo de hombre, si un país peca contra mí transgrediendo gravemente, y extiendo yo mi mano sobre él, y le quebranto el sustento del pan, y envío sobre él hambre, y extermino en él hombres y bestias,
14 aunque estuviesen en medio de él estos tres varones, Noé, Daniel y Job, ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas, dice el Señor Jehová.
15 Si hago pasar bestias feroces por la tierra y la dejan sin gente, y queda desolada de modo que no haya quien pase a causa de las fieras,
16 aunque estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice el Señor Jehová, ni a sus hijos ni a sus hijas librarían; ellos solos serían librados, y la tierra quedaría desolada.
17 O si yo traigo espada sobre la tierra, y digo: Espada, pasa por la tierra; y hago exterminar de ella hombres y bestias,
18 aunque estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice el Señor Jehová, no librarían a sus hijos ni a sus hijas; ellos solos serían librados.
19 O si envío peste sobre esa tierra y derramo mi ira sobre ella en sangre, para exterminar de ella hombres y bestias,
20 aunque estuviesen en medio de ella Noé, Daniel y Job, vivo yo, dice el Señor Jehová, no librarían a hijo ni a hija; ellos por su justicia librarían solamente sus propias vidas.
21 Pues así dice el Señor Jehová: ¡Cuánto más cuando yo envíe contra Jerusalén mis cuatro juicios terribles, espada, hambre, fieras y peste, para exterminar de ella hombres y bestias!
22 Sin embargo, he aquí que quedará en ella un remanente, hijos e hijas, que serán llevados fuera; he aquí que cuando vengan a vosotros, y veáis su camino y sus hechos, seréis consolados del mal que hice venir sobre Jerusalén, de todas las cosas que traje sobre ella.
23 Y os consolarán cuando veáis su camino y sus hechos, y conoceréis que no sin causa hice todo lo que he hecho en ella, dice el Señor Jehová.
1
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, ¿qué es la madera de la vid más que cualquier otra madera? ¿Qué es el sarmiento entre los árboles del bosque?
3 ¿Sacarán de él madera para hacer alguna obra? ¿Harán de él una estaca para colgar en ella alguna cosa?
4 He aquí, que es echado al fuego para ser consumido; sus dos extremos consumió el fuego, y la parte de en medio se quemó; ¿servirá para obra alguna?
5 He aquí que cuando estaba entero no servía para ninguna obra; ¿cuánto menos después que el fuego lo ha consumido, y está chamuscado, servirá más para obra alguna?
6 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Como la madera de la vid entre los árboles del bosque, la cual di al fuego para que la consumiese, así haré a los moradores de Jerusalén.
7 Y pondré mi rostro contra ellos; del fuego se escaparon, y el fuego los consumirá; y sabréis que yo soy Jehová, cuando ponga mi rostro contra ellos.
8 Y convertiré la tierra en asolamiento, por cuanto cometieron gran prevaricación, dice el Señor Jehová.
1
De nuevo vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, notifica a Jerusalén sus abominaciones,
3 y di: Así dice el Señor Jehová a Jerusalén: Tu origen y tu nacimiento es de la tierra de Canaán; tu padre fue un amorreo, y tu madre, una hetea.
4 Y en cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue cortado tu ombligo, ni fuiste lavada con agua para limpiarte, ni salada con sal, ni fuiste envuelta con fajas.
5 No hubo ojo que se compadeciese de ti para hacerte algo de esto, teniendo compasión de ti; sino que fuiste arrojada al campo, con menosprecio de tu vida, en el día que naciste.
6 Y cuando yo pasé junto a ti, y te vi agitándote en tu sangre, te dije, cuando estabas en tus sangres: ¡Vive! Sí, te dije cuando estabas en tus sangres: ¡Vive!
7 Yo te hago crecer como la hierba del campo. Y creciste y te hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa; tus pechos se habían formado, y tu pelo había crecido; pero estabas desnuda y descubierta.
8 Y cuando pasé otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores, extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice el Señor Jehová, y fuiste mía.
9 Te lavé con agua, te quité de encima la sangre, te ungí con aceite.
10 Te vestí de valioso recamado, te calcé de piel de tejón, te ceñí de lino fino y te cubrí de seda.
11 Te atavié con adornos, y puse brazaletes en tus brazos y collar en tu cuello.
12 Puse un anillo en tu nariz, pendientes en tus orejas, y una hermosa diadema en tu cabeza.
13 Así fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido era de lino fino, seda y recamado; comiste flor de harina de trigo, miel y aceite; y llegaste a ser extraordinariamente hermosa, y prosperaste hasta llegar a reinar.
14 Y adquiriste fama entre las naciones a causa de tu hermosura; porque era perfecta, a causa del esplendor que yo había puesto en ti, dice el Señor Jehová.
15 Pero te envaneciste de tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre, y derramaste tus fornicaciones sobre cuantos pasaron; suya eras.
16 Y tomaste de tus vestidos, y te hiciste lugares altos, decorados con diversos colores, y fornicaste sobre ellos; cosa semejante nunca había sucedido, ni sucederá más.
17 Tomaste asimismo tus hermosas alhajas de oro y de plata que yo te había dado, y te hiciste imágenes de hombres y fornicaste con ellas;
18 y tomaste tus vestidos de valioso recamado y las cubriste; y pusiste delante de ellas mi aceite y mi incienso.
19 Mi pan también, que yo te había dado, la flor de la harina, el aceite y la miel, con que yo te mantuve, los pusiste delante de ellas para olor agradable; y así fue, dice el Señor Jehová.
20 Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que habías dado a luz para mí, y los sacrificaste a ellas para que fuesen consumidos. ¿Eran cosa de poca monta tus fornicaciones,
21 para que degollases también a mis hijos y los ofrecieras a aquellas imágenes, haciéndolos pasar por el fuego?
22 Y en medio de todas tus abominaciones y de tus fornicaciones no te has acordado de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y descubierta, y estabas revolviéndote en tu sangre.
23 Y sucedió que después de toda tu maldad (¡ay, ay de ti!, dice el Señor Jehová),
24 te edificaste lugares altos, y te hiciste un altar idolátrico en todas las plazas.
25 En la cabecera de todo camino edificaste lugar alto, e hiciste abominable tu hermosura, ofreciéndote a cuantos pasaban, y multiplicando tus fornicaciones.
26 Y fornicaste con los hijos de Egipto, tus vecinos, de cuerpos fornidos; y multiplicaste tus fornicaciones para provocarme.
27 Por tanto, he aquí que yo extendí contra ti mi mano, y disminuí tu provisión ordinaria, y te entregué a la voluntad de las hijas de los filisteos, que te aborrecen, las cuales se avergüenzan de tu camino deshonesto.
28 Fornicaste también con los asirios, por no haberte saciado; y fornicaste con ellos y tampoco te saciaste.
29 Multiplicaste asimismo tu fornicación en la tierra de Canaán y de los caldeos, y tampoco con esto te saciaste.
30 ¡Cuán inconstante es tu corazón, dice el Señor Jehová, habiendo hecho todas estas cosas, obras propias de una ramera desvergonzada,
31 edificando tus lugares altos a la cabecera de cada camino, y haciendo tus altares en todas las plazas! Y no fuiste semejante a la ramera que va buscando la paga,
32 sino como mujer adúltera, que en lugar de su marido recibe a ajenos.
33 A todas las rameras les dan dones; mas tú diste tus dones a todos tus amantes; y les diste presentes, para que de todas partes se llegasen a ti en tus fornicaciones.
34 Y ha sucedido contigo, en tus fornicaciones, lo contrario de las demás mujeres: porque nadie te solicitaba para fornicar; eras tú la que dabas paga, en lugar de recibirla; por esto has sido diferente.
35 Por tanto, ramera, oye palabra de Jehová.
36 Así dice el Señor Jehová: Por cuanto han sido descubiertas tus desnudeces en tus fornicaciones, y tus vergüenzas han sido manifestadas a tus amantes, y a los ídolos de tus abominaciones, y por la sangre de tus hijos, los cuales les diste;
37 por tanto, he aquí que yo reuniré a todos tus amantes con los cuales tomaste placer, y a todos los que amaste, con todos los que aborreciste; y los reuniré contra ti de todas partes y les descubriré tu desnudez, y ellos verán toda tu desnudez.
38 Y yo te aplicaré la sentencia de las adúlteras, y de las que derraman sangre; y traeré sobre ti sangre de ira y de celos.
39 Y te entregaré en manos de ellos; y destruirán tus lugares altos, y derribarán tus altares, y te despojarán de tus ropas, se llevarán tus hermosas alhajas, y te dejarán desnuda y descubierta.
40 Y harán subir contra ti muchedumbre de gente, y te apedrearán, y te atravesarán con sus espadas.
41 Quemarán tus casas a fuego, y ejecutarán justicia en ti en presencia de muchas mujeres; y así haré que dejes de ser ramera, y que ceses de prodigar tus regalos de ramera.
42 Y desahogaré mi ira sobre ti, y se apartará de ti mi celo, y descansaré y no me enojaré más.
43 Por cuanto no te acordaste de los días de tu juventud, y me provocaste a ira en todo esto, por eso, he aquí que yo también traeré tu camino sobre tu cabeza, dice el Señor Jehová; y nunca se te ha ocurrido arrepentirte de tus abominaciones.
44 He aquí, todo el que usa de refranes te aplicará a ti el refrán que dice: Cual la madre, tal la hija.
45 Eres hija digna de tu madre, que aborreció a su marido y a sus hijos; y digna hermana de tus hermanas, que aborrecieron a sus maridos y a sus hijos; vuestra madre era una hetea, y vuestro padre un amorreo.
46 Y tu hermana mayor es Samaria con sus hijas, que habita a tu izquierda; y tu hermana menor es Sodoma con sus hijas, la cual habita a tu derecha.
47 Ni aun anduviste en sus caminos, ni hiciste según sus abominaciones; sino que en muy corto espacio de tiempo, te corrompiste más que ellas en todos tus caminos.
48 Vivo yo, dice el Señor Jehová, que Sodoma tu hermana y sus hijas no han hecho como hiciste tú y tus hijas.
49 He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del pobre, ni del desvalido.
50 Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi las quité de en medio.
51 Y Samaria no cometió ni la mitad de tus pecados; pero tú multiplicaste tus abominaciones más que ellas, y has justificado a tus hermanas con todas las abominaciones que tú has hecho.
52 Tú también, que juzgaste a tus hermanas, lleva tu vergüenza; por los pecados que tú hiciste, más abominables que los de ellas, más justas son que tú; avergüénzate, pues, tú también, y lleva tu confusión, por cuanto has justificado a tus hermanas.
53 Yo, pues, haré volver a sus cautivos, los cautivos de Sodoma y de sus hijas, y los cautivos de Samaria y de sus hijas, y haré volver los cautivos de tus cautiverios en medio de ellas,
54 para que lleves tu confusión, y te avergüences de todo lo que has hecho, siendo tú motivo de consuelo para ellas.
55 Y tus hermanas, Sodoma con sus hijas y Samaria con sus hijas, volverán a su primer estado; tú también y tus hijas volveréis a vuestro primer estado.
56 No era tu hermana Sodoma digna de mención en tu boca en el tiempo de tus soberbias,
57 antes que tu maldad fuese descubierta, como también ahora llevas tú la afrenta de las hijas de Siria y de todas las hijas de los filisteos, las cuales por todos lados te desprecian.
58 Sufre tú el castigo de tu lujuria y de tus abominaciones, dice Jehová.
59 Pues así dice el Señor Jehová: Yo haré contigo como tú hiciste, que menospreciaste el juramento al invalidar el pacto.
60 No obstante, yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto sempiterno.
61 Entonces te acordarás de tus caminos y te avergonzarás, cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y las menores que tú, las cuales yo te daré por hijas, mas no por tu pacto.
62 Yo estableceré mi pacto contigo; y sabrás que yo soy Jehová;
63 para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca, a causa de tu vergüenza; cuando yo te haya perdonado todo lo que hiciste, dice el Señor Jehová.
1
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, propón un enigma, y compón una parábola a la casa de Israel.
3 Y dirás: Así ha dicho el Señor Jehová: Una gran águila, de grandes alas y de largas plumas remeras, llena de plumaje de diversos colores, vino al Líbano y tomó el cogollo del cedro.
4 Arrancó la punta más alta de sus renuevos y la llevó a tierra de mercaderes, y la puso en una ciudad de comerciantes.
5 Tomó también de la simiente de la tierra, y la sembró en un suelo fértil, la puso junto a aguas abundantes, la plantó como un sauce.
6 Y brotó, y se hizo una vid de mucho ramaje, de poca altura, y sus ramas miraban hacia el águila, y sus raíces estaban debajo de ella; así que se hizo una vid, y echó sarmientos y extendió sus ramas.
7 Había también otra gran águila, de grandes alas y de muchas plumas; y he aquí que esta vid dobló hacia ella sus raíces, y extendió hacia ella sus ramas, desde los surcos donde estaba plantada, para ser regada por ella.
8 Había sido plantada en un buen campo, junto a muchas aguas, para que echase ramas y diese fruto, y para que fuese vid robusta.
9 Diles: Así dice el Señor Jehová: ¿Prosperará? ¿No arrancará sus raíces el águila primera, y destruirá su fruto, y se secará? Sí, todas sus hojas lozanas se secarán. Y no hará falta gran poder ni mucha gente para arrancarla de sus raíces.
10 Y he aquí que está plantada; ¿será prosperada? ¿No se secará del todo cuando el viento solano la toque? En los surcos donde creció se secará.
11 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
12 Di ahora a la casa rebelde: ¿No habéis entendido qué significan estas cosas? Diles: He aquí que el rey de Babilonia vino a Jerusalén, y tomó a tu rey y a sus príncipes, y los llevó consigo a Babilonia.
13 Tomó también a uno de la descendencia real e hizo pacto con él, y le hizo prestar juramento; y se llevó consigo a los poderosos de la tierra,
14 para que el reino quedase en baja condición y no se levantase, sino que sólo guardando el pacto pudiese permanecer en pie.
15 Pero se rebeló contra él, enviando embajadores a Egipto para que le diese caballos y mucha gente. ¿Será prosperado, escapará el que estas cosas hizo? El que rompió el pacto, ¿podrá escapar?
16 Vivo yo, dice el Señor Jehová, que en el lugar donde habita el rey que le hizo reinar, cuyo juramento menospreció, y cuyo pacto hecho con él rompió, en medio de Babilonia morirá.
17 Y ni con su poderoso ejército ni con mucha compañía le socorrerá Faraón en la batalla, cuando se levanten vallados y se edifiquen torres para cortar muchas vidas.
18 Por cuanto menospreció el juramento y quebrantó el pacto, cuando he aquí que había dado su mano, y ha hecho todas estas cosas, no escapará.
19 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Vivo yo, que el juramento mío que menospreció, y mi pacto que ha quebrantado, lo haré recaer sobre su misma cabeza.
20 Extenderé sobre él mi red, y será preso en mi lazo, y le haré venir a Babilonia, y allí entraré en juicio con él por la infidelidad que ha cometido contra mí.
21 Y todos sus hombres escogidos, con lo mejor de sus tropas, caerán a espada, y los que queden serán esparcidos a todos los vientos; y sabréis que yo Jehová he hablado.
22 Así dice el Señor Jehová: Tomaré yo, sí, yo, del cogollo de aquel alto cedro, y lo plantaré; de la punta de sus renuevos cortaré un tallo tierno, y lo plantaré yo mismo sobre un monte alto y excelso;
23 en el monte de lo alto de Israel lo plantaré, y echará ramas, y dará fruto, y se hará un cedro magnífico; y habitarán debajo de él todas las aves de toda especie; a la sombra de sus ramas habitarán.
24 Y sabrán todos los árboles del campo que yo Jehová abatí el árbol elevado, levanté el árbol bajo, hice secar el árbol verde, e hice reverdecer el árbol seco. Yo Jehová lo he hablado y lo he cumplido.
1
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 ¿Qué queréis decir vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera?
3 Vivo yo, dice el Señor Jehová, que nunca más tendréis ocasión de usar este refrán en Israel.
4 He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que peque, ésa morirá.
5 Pero el hombre que sea justo, y obre según el derecho y la justicia;
6 que no coma sobre los montes, ni alce sus ojos a los ídolos de la casa de Israel, ni viole la mujer de su prójimo, ni se llegue a una mujer menstruosa,
7 ni oprima a nadie; que devuelva al deudor su prenda, que no cometa robo, y que dé de su pan al hambriento y cubra al desnudo con vestido,
8 que no preste a interés ni exija con usura; que retraiga su mano de la maldad, y haga justicia verdadera entre hombre y hombre,
9 que camine en mis ordenanzas, y guarde mis decretos para obrar rectamente, éste es justo; de seguro vivirá, dice el Señor Jehová.
10 Mas si engendra un hijo ladrón, derramador de sangre, o que haga alguna cosa de éstas,
11 que él mismo no había hecho, un hijo que coma sobre los montes, o viole la mujer de su prójimo,
12 que oprima al pobre y menesteroso, cometa robos, no devuelva la prenda, o alce sus ojos a los ídolos o haga abominación,
13 preste a interés y exija con usura; ¿vivirá éste? No vivirá. Todas estas abominaciones hizo; de cierto morirá, su sangre será sobre él.
14 Pero si éste engendra un hijo, el cual ve todos los pecados que su padre hizo, y, reflexionando, no le imita,
15 no come sobre los montes, ni alza sus ojos a los ídolos de la casa de Israel; no viola la mujer de su prójimo,
16 ni oprime a nadie, no retiene la prenda, ni comete robos; da de su pan al hambriento, y cubre con vestido al desnudo;
17 aparta su mano de oprimir al pobre, no recibe interés ni usura; guarda mis ordenanzas y anda en mis estatutos; éste no morirá por la maldad de su padre; de cierto vivirá.
18 En cuanto a su padre, por cuanto hizo agravio, despojó violentamente al hermano, e hizo en medio de su pueblo lo que no es bueno, he aquí que él morirá por su maldad.
19 Y vosotros decís: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre? Puesto que el hijo ha obrado según el derecho y la justicia, y ha guardado todos mis estatutos y los ha cumplido, de cierto vivirá.
20 El alma que peque, ésa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.
21
Mas si el impío se aparta de todos sus pecados que hizo, y guarda todos mis estatutos y obra según el derecho y la justicia, de cierto vivirá; no morirá.22 Ninguna de las transgresiones que cometió será recordada contra él; vivirá por la justicia que ha practicado.
23 ¿Acaso me complazco yo en la muerte del impío?, dice el Señor Jehová. ¿No me complazco más bien en que se aparte de sus caminos y viva?
24 Mas si el justo se aparta de su justicia y comete maldad, y hace conforme a todas las abominaciones que hace el impío, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo le serán tenidas en cuenta; por su transgresión con que prevaricó, y por el pecado que cometió, por ello morirá.
25 Y vosotros decís: El camino del Señor no es recto. Oíd ahora, casa de Israel: ¿Es mi camino el que no es recto? ¿No son vuestros caminos los que son torcidos?
26 Si el justo se aparta de su justicia, y comete iniquidad, él morirá por ello; por la iniquidad que hizo, morirá.
27 Y si el malvado se aparta de la maldad que cometió, y obra según el derecho y la justicia, hará vivir su alma.
28 Porque ha abierto los ojos y se ha apartado de todas las transgresiones que había cometido, de cierto vivirá; no morirá.
29 Y, sin embargo, la casa de Israel dice: No es recto el camino del Señor. ¿Que no son rectos mis caminos, casa de Israel? Ciertamente, ¿no son vuestros caminos los que no son rectos?
30 Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice el Señor Jehová. Convertíos, y volveos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina.
31 Arrojad lejos de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué habéis de querer morir, casa de Israel?
32 Pues yo no me complazco en la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y vivid.
1
Y tú, levanta endecha sobre los príncipes de Israel.2 Dirás: ¡Qué leona fue tu madre! ¡Se echaba entre los leones, entre los leoncillos crió sus cachorros!
3 E hizo subir a uno de sus cachorros; el cual vino a ser un león joven, y aprendió a arrebatar la presa, y a devorar hombres.
4 Y las naciones se juntaron contra él; fue tomado en la trampa de ellas, y lo llevaron con garfios a la tierra de Egipto.
5 Viendo ella que su espera había resultado fallida, y que se perdía su esperanza, tomó otro de sus cachorros, y lo puso por león joven.
6 Y él subía y bajaba entre los leones; se hizo león joven, aprendió a arrebatar la presa, devoró hombres,
7 saqueó fortalezas, y asoló ciudades; y la tierra fue desolada, y cuanto había en ella, al estruendo de sus rugidos.
8 Arremetieron contra él las gentes de las provincias de alrededor, y tendieron sobre él sus redes y fue apresado en el foso.
9 Y con garfios le encerraron en una jaula y lo llevaron al rey de Babilonia; le metieron en fortalezas, para que su voz no se oyese más sobre los montes de Israel.
10 Tu madre fue como una vid en medio de la viña, plantada junto a las aguas, dando fruto y echando vástagos a causa de las muchas aguas.
11 Y ella echó robustos sarmientos apropiados para cetros de reyes; y se elevó su estatura por encima de los espesos arbustos, y fue vista por causa de su altura con la multitud de sus sarmientos.
12 Pero fue arrancada con ira, derribada en tierra, y el viento solano secó su fruto; sus fuertes sarmientos fueron quebrados y se secaron; los consumió el fuego.
13 Y ahora está plantada en el desierto, en tierra de sequedad y de aridez.
14 Y ha salido fuego de una vara de sus sarmientos, que ha consumido su fruto, y no ha quedado en ella rama fuerte para cetro de rey.
Endecha es ésta, y de endecha servirá.1
Aconteció en el año séptimo, en el mes quinto, a los diez días del mes, que vinieron algunos de los ancianos de Israel a consultar a Jehová, y se sentaron delante de mí.2 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
3 Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel, y diles: Así dice el Señor Jehová: ¿A consultarme venís vosotros? Vivo yo, que no os responderé, dice el Señor Jehová.
4 ¿Quieres tú juzgarlos? ¿Los quieres juzgar tú, hijo de hombre? Hazles conocer las abominaciones de sus padres,
5 y diles: Así dice el Señor Jehová: El día que escogí a Israel, y que alcé mi mano para jurar a la descendencia de la casa de Jacob, y me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto, cuando alcé mi mano y les juré diciendo: Yo soy Jehová, vuestro Dios;
6 aquel día les alcé mi mano, jurando así que los sacaría de la tierra de Egipto a una tierra que les había provisto, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras;
7 entonces les dije: Cada uno arroje lejos de sí las abominaciones de delante de sus ojos, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Jehová, vuestro Dios.
8 Mas ellos se rebelaron contra mí, y no quisieron obedecerme; no echó de sí cada uno las abominaciones de delante de sus ojos, ni dejaron los ídolos de Egipto; entonces dije que derramaría mi ira sobre ellos, para desahogar mi enojo en ellos en medio de la tierra de Egipto.
9 Con todo, por consideración a mi nombre, para que no se infamase ante los ojos de las naciones en medio de las cuales estaban, en cuyos ojos fui conocido, actué para sacarlos de la tierra de Egipto.
10 Los hice salir de la tierra de Egipto, y los traje al desierto,
11 y les di mis estatutos, y les hice conocer mis ordenanzas, por las cuales el hombre que las cumpla vivirá.
12 Y les di también mis sábados, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová, que los santifico.
13 Mas se rebeló contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis estatutos, y desecharon mis ordenanzas, por las cuales el hombre que las cumpla, vivirá; y profanaron en gran manera mis sábados; dije, por tanto, que derramaría sobre ellos mi ira en el desierto para exterminarlos.
14 Pero retraje mi mano por el honor de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado.
15 También les alcé mi mano en el desierto, jurando que no los traería a la tierra que les había dado, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras;
16 porque desecharon mis ordenanzas, y no anduvieron en mis estatutos, y profanaron mis sábados, porque su corazón se iba tras sus ídolos.
17 Con todo, los perdonó mi ojo, pues no los destruí, ni los exterminé del todo en el desierto;
18 y dije en el desierto a sus hijos: No andéis en los estatutos de vuestros padres, ni guardéis sus ordenanzas, ni os contaminéis con sus ídolos.
19 Yo soy Jehová, vuestro Dios; andad en mis estatutos, y guardad mis ordenanzas, y ponedlas por obra;
20 y santificad mis sábados, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová, vuestro Dios.
21 Mas los hijos se rebelaron contra mí; no anduvieron en mis estatutos, ni guardaron mis ordenanzas para ponerlas por obra, por las cuales el hombre que las cumpla, vivirá; profanaron mis sábados. Dije entonces que derramaría mi ira sobre ellos, para desahogar mi enojo en ellos en el desierto.
22 Mas retraje mi mano y actué por el honor de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado.
23 También les alcé yo mi mano en el desierto, jurando que los esparciría entre las naciones, y que los dispersaría por las tierras,
24 porque no pusieron por obra mis ordenanzas, sino que desecharon mis estatutos y profanaron mis sábados, y se les fueron los ojos tras los ídolos de sus padres.
25 Por eso yo les di también estatutos que no eran buenos, y ordenanzas por las cuales no podrían vivir.
26 Y los contaminé en sus ofrendas cuando hacían pasar por el fuego a todo primogénito, para desolarlos y hacerles saber que yo soy Jehová.
27 Por tanto, hijo de hombre, habla a la casa de Israel, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Todavía me añadieron vuestros padres una nueva injuria, al obrar deslealmente contra mí.
28 Porque cuando yo los había traído a la tierra sobre la cual había alzado mi mano jurando que había de dársela, miraron a todo collado alto y a todo árbol frondoso, y allí sacrificaron sus víctimas, y allí presentaron ofrendas que me irritan, allí pusieron también su incienso agradable, y allí derramaron sus libaciones.
29 Y yo les dije: ¿Qué significa ese lugar alto adonde vosotros vais? Y fue llamado su nombre Bamá hasta el día de hoy.
30 Di, pues, a la casa de Israel: Así dice el Señor Jehová: Cuando os contamináis a la manera de vuestros padres, y fornicáis tras sus abominaciones,
31 y cuando, al ofrecer vuestras ofrendas, haciendo pasar vuestros hijos por el fuego, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos hasta hoy; ¿voy yo a dejarme consultar por vosotros, casa de Israel? Vivo yo, dice el Señor Jehová, que no me dejaré consultar por vosotros.
32 Y no ha de ser lo que habéis pensado. Porque vosotros decís: Seremos como las naciones, como las demás familias de la tierra, que sirven al palo y a la piedra.
33 Vivo yo, dice el Señor Jehová, que con mano fuerte y brazo extendido, y furor desencadenado, he de reinar sobre vosotros;
34 y os sacaré de entre los pueblos, y os reuniré de las tierras en que estáis esparcidos, con mano fuerte y brazo extendido, y furor desencadenado;
35 y os traeré al desierto de los pueblos, y allí litigaré con vosotros cara a cara.
36 Como litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice el Señor Jehová.
37 Os haré pasar bajo la vara, y os haré entrar en los vínculos del pacto;
38 y apartaré de entre vosotros a los rebeldes, y a los que prevarican contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré, mas a la tierra de Israel no entrarán; y sabréis que yo soy Jehová.
39 Y a vosotros, oh casa de Israel, así dice el Señor Jehová: Andad cada uno tras sus ídolos, y servidles; después, yo juro que me escucharéis y no profanaréis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y con vuestros ídolos.
40 Porque en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice el Señor Jehová, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra; allí los aceptaré, y allí demandaré vuestras ofrendas, y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas consagradas.
41 Con vuestro incienso agradable os aceptaré, cuando os haya sacado de entre los pueblos, y os haya congregado de entre las tierras en que estáis esparcidos; y seré santificado en vosotros a los ojos de las naciones.
42 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando os haya traído a la tierra de Israel, la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a vuestros padres.
43 Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y tendréis asco de vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que cometisteis.
44 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando actúe con vosotros por amor de mi nombre, no según vuestros caminos malos ni según vuestras perversas obras, oh casa de Israel, dice el Señor Jehová.
45
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:46 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia el sur, derrama tu palabra hacia la parte austral, profetiza contra el bosque del Négueb.
47 Y dirás al bosque del Négueb: Oye la palabra de Jehová: Así dice el Señor Jehová: He aquí que yo voy a encender en ti un fuego, el cual consumirá en ti todo árbol verde y todo árbol seco; no se apagará la llama del fuego; y serán quemados en ella todos los rostros, desde el sur hasta el norte.
48 Y verá toda carne que yo Jehová lo encendí; no se apagará.
49 Entonces dije: ¡Ah, Señor Jehová!, ellos dicen de mí: ¿No es éste un inventor de parábolas?
1
Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, pon tu rostro contra Jerusalén, y derrama palabra sobre los santuarios, y profetiza contra la tierra de Israel.
3 Dirás a la tierra de Israel: Así dice Jehová: He aquí que yo estoy contra ti, y sacaré mi espada de su vaina, y cortaré de ti al justo y al impío.
4 Y por cuanto he de cortar de ti al justo y al impío, por tanto, mi espada saldrá de su vaina contra toda carne, desde el sur hasta el norte.
5 Y sabrá toda carne que yo Jehová saqué mi espada de su vaina; no la envainaré más.
6 Gime, pues, tú, hijo de hombre; con quebrantamiento de tus lomos y con amargura has de gemir delante de los ojos de ellos.
7 Y cuando te digan: ¿Por qué gimes tú?, dirás: Por una noticia que cuando llegue hará que desfallezca todo corazón, y toda mano se debilitará, se consternará todo espíritu, y toda rodilla vacilará como agua; he aquí que viene, y se hará, dice el Señor Jehová.
8 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
9 Hijo de hombre, profetiza, y di: Así dice el Señor Jehová: Di: La espada, la espada está afilada, y también pulida.
10 Para degollar víctimas está afilada, pulida está para que relumbre. ¿Hemos de alegrarnos? Al cetro de mi hijo la espada lo desprecia como a todo otro leño.
11 Y la dio a pulir para tenerla a mano; la espada está afilada, y está pulida para entregarla en mano del matador.
12 Clama y laméntate, oh hijo de hombre; porque ésta pende sobre mi pueblo, ella caerá sobre todos los príncipes de Israel; caerán ellos a espada juntamente con mi pueblo; golpéate, pues, el muslo;
13 porque ha hecho la prueba con ella. ¿Y qué, si la espada desprecia aun al cetro? Él cesará de existir, dice el Señor Jehová.
14 Tú, pues, hijo de hombre, profetiza, y bate palmas, y duplíquese por tercera vez el furor de la espada homicida; ésta es la espada de la gran matanza que los traspasará;
15 para que el corazón se derrita, y los trompicones se multipliquen, en todas las puertas de ellos he puesto la punta de la espada. ¡Ah!, dispuesta está para que relumbre, y preparada para degollar.
16 Corta a la derecha, hiere a la izquierda, ¿adónde vuelves tu faz?
17 Y yo también batiré palmas, y satisfaré mi ira. Yo Jehová he hablado.
18 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
19 Ahora, hijo de hombre, trázate dos caminos por donde venga la espada del rey de Babilonia; de una misma tierra saldrán ambos; y pon una señal al comienzo de cada camino, que indique la ciudad adonde va.
20 Señalarás el camino por donde venga la espada a Rabá de los hijos de Amón, y a Judá contra Jerusalén, la ciudad fortificada.
21 Porque el rey de Babilonia se ha detenido en la encrucijada, al principio de los dos caminos, para usar de adivinación; ha sacudido las saetas, consultó a sus ídolos, examinó el hígado.
22 La adivinación señaló a su mano derecha, sobre Jerusalén, para situar arietes, para abrir la boca con orden de matanza, para levantar la voz en grito de guerra, para poner arietes contra las puertas, levantar terraplén y edificar baluartes.
23 Mas para ellos esto será como adivinación mentirosa, ya que les ha hecho solemnes juramentos; pero él trae a la memoria la maldad de ellos, para apresarlos.
24 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Por cuanto habéis hecho traer a la memoria vuestras maldades, manifestando vuestras traiciones, y descubriendo vuestros pecados en todas vuestras obras; por cuanto habéis venido en memoria, seréis entregados en su mano.
25 Y tú, profano e impío príncipe de Israel, cuyo día ha llegado ya, el tiempo de la consumación de la maldad,
26 así ha dicho el Señor Jehová: La tiara se depondrá, y se quitará la corona; esto no será más así; será exaltado lo bajo, y humillado lo alto.
27 A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y yo se lo entregaré.
28
Y tú, hijo de hombre, profetiza, y di: Así dice el Señor Jehová acerca de los hijos de Amón, y de su oprobio. Dirás, pues: La espada, la espada está desenvainada para degollar. Está pulida con todo esmero para centellear;29 mientras te profetizan vanidad, y te adivinan mentira, para hacerte caer sobre los cuellos de los malvados sentenciados a muerte, cuyo día vino en el tiempo de la consumación de la maldad.
30 ¡Hazla volver a su vaina! En el lugar donde fuiste creada, en la tierra de tu origen, te juzgaré,
31 y derramaré sobre ti mi indignación; haré encender sobre ti el fuego de mi enojo, y te entregaré en mano de hombres brutales, expertos en destruir.
32 Serás pasto del fuego; se empapará la tierra de tu sangre; no habrá más memoria de ti, porque yo, Jehová, he hablado.
1
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Tú, hijo de hombre, ¿quieres juzgar tú, quieres juzgar tú a la ciudad derramadora de sangre? Entonces hazles saber todas sus abominaciones.
3 Dirás, pues: Así dice el Señor Jehová: ¡Ciudad derramadora de sangre en medio de ti, para que venga tu hora, y que te haces ídolos para contaminarte!
4 En tu sangre que derramaste has pecado, y te has contaminado en tus ídolos que hiciste; y has hecho acercarse tu día, y has llegado al término de tus años; por tanto, he hecho de ti un oprobio para las naciones, y un escarnio para todas las tierras.
5 Las que están cerca de ti y las que están lejos se reirán de ti, amancillada de nombre, y llena de desórdenes.
6 He aquí que los príncipes de Israel, cada uno según su poder, han estado en ti para derramar sangre.
7 En ti se ha tenido en poco al padre y a la madre; en medio de ti se ha oprimido al extranjero; en ti se ha maltratado al huérfano y a la viuda.
8 Has menospreciado mis santuarios, y has profanado mis sábados.
9 Hubo en ti calumniadores para derramar sangre; y sobre los montes comieron en ti; en medio de ti cometieron infamias.
10 Descubrieron en ti la desnudez del padre, y en ti hicieron violencia a la que estaba inmunda por su menstruo.
11 Cada uno hizo abominación con la mujer de su prójimo, cada uno contaminó pervertidamente a su nuera, y cada uno violó en ti a su hermana, hija de su padre.
12 En ti recibieron regalos para derramar sangre; interés y usura tomaste, y a tus prójimos explotaste con violencia; te olvidaste de mí, dice el Señor Jehová.
13 Y he aquí que batí mis manos a causa de las ganancias deshonestas que has hecho, y a causa de la sangre que derramaste en medio de ti.
14 ¿Aguantará tu corazón? ¿Serán fuertes tus manos en los días en que yo proceda contra ti? Yo Jehová he hablado, y lo haré.
15 Te dispersaré por las naciones, y te esparciré por las tierras; y haré fenecer de ti tu inmundicia.
16 Y por ti misma serás degradada a la vista de las naciones; y sabrás que yo soy Jehová.
17 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
18 Hijo de hombre, la casa de Israel se me ha convertido en escoria; todos ellos son bronce y estaño y hierro y plomo en medio del horno; y en escorias de plata se convirtieron.
19 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: Por cuanto todos vosotros os habéis convertido en escorias, por tanto, he aquí que yo os reuniré en medio de Jerusalén.
20 Como quien junta plata y bronce y hierro y plomo y estaño en medio del horno, para encender fuego en él para fundirlos, así os juntaré en mi furor y en mi ira, y os pondré allí, y os fundiré.
21 Sí, yo os juntaré y soplaré sobre vosotros con el fuego de mi furor, y en medio de él os pondré y os fundiré.
22 Como se funde la plata en el crisol, así seréis fundidos en medio de él; y sabréis que yo Jehová habré derramado mi enojo sobre vosotros.
23 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
24 Hijo de hombre, di a ella: Tú eres una tierra que no ha sido limpiada, ni rociada con lluvia en el día del furor.
25 Hay conjuración de sus profetas en medio de ella, como león rugiente que arrebata la presa; devoraron almas, tomaron haciendas y objetos preciosos, multiplicaron sus viudas en medio de ella.
26 Sus sacerdotes violaron mi ley, y contaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni enseñaron a distinguir entre inmundo y limpio; y de mis sábados apartaron sus ojos, y yo he sido profanado en medio de ellos.
27 Sus príncipes en medio de ella son como lobos que arrebatan la presa, para derramar sangre, para destruir las almas, para obtener ganancias injustas.
28 Y sus profetas revocaban con lodo suelto, profetizándoles vanidad y adivinándoles mentiras, diciendo: Así ha dicho el Señor Jehová, cuando Jehová no había hablado.
29 El pueblo de la tierra usaba de opresión y cometía robo, hacía violencia al afligido y menesteroso, y oprimía sin derecho al extranjero.
30 Y busqué entre ellos algún hombre que reconstruyera el muro y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé.
31 Por tanto, derramé sobre ellos mi ira; con el ardor de mi ira los consumí; hice recaer el camino de ellos sobre su propia cabeza, dice el Señor Jehová.
1
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, hubo dos mujeres, hijas de una misma madre,
3 las cuales fornicaron en Egipto; fornicaron en su juventud. Allí fueron apretados sus pechos, allí fueron estrujados sus pechos virginales.
4 Y se llamaban, la mayor, Oholá, y su hermana, Oholibá; las cuales llegaron a ser mías, y dieron a luz hijos e hijas. Y se llamaron: Samaria, Oholá; y Jerusalén, Oholibá.
5 Y Oholá cometió fornicación aun cuando me pertenecía a mí; y se enamoró de sus amantes los asirios, vecinos suyos,
6 vestidos de púrpura violeta, gobernadores y capitanes, jóvenes apuestos todos ellos, jinetes expertos.
7 Y se prostituyó con ellos, con todos los más escogidos de los hijos de los asirios; y con todos aquellos de quienes se enamoró, se contaminó con todos los ídolos de ellos.
8 Y no dejó sus fornicaciones comenzadas en Egipto; porque con ella se echaron en su juventud, y ellos comprimieron sus pechos virginales, y derramaron sobre ella su fornicación.
9 Por lo cual la entregué en manos de sus amantes, en manos de los hijos de los asirios, de quienes se había enamorado locamente.
10 Ellos descubrieron su desnudez, tomaron sus hijos y sus hijas, y a ella la mataron a espada; y vino a ser refrán de aviso entre las mujeres, pues en ella se hicieron escarmientos.
11 Y lo vio su hermana Oholibá, y se corrompió en su lujuria más que ella; y sus fornicaciones fueron más que las fornicaciones de su hermana.
12 Se enamoró locamente de los hijos de los asirios sus vecinos, gobernadores y capitanes, vestidos de ropas y armas excelentes, jinetes expertos, todos ellos jóvenes apuestos.
13 Y vi que se había contaminado; un mismo camino era el de ambas.
14 Y aumentó sus fornicaciones; pues cuando vio a hombres pintados en la pared, imágenes de caldeos pintadas de bermellón,
15 ceñidos por sus lomos con talabartes, y con amplios turbantes en sus cabezas, teniendo todos ellos apariencia de capitanes, a la manera de los hombres de Babilonia, de Caldea, tierra de su nacimiento,
16 se enamoró locamente de ellos a primera vista, y les envió mensajeros a la tierra de los caldeos.
17 Así, pues, se llegaron a ella los hombres de Babilonia en su lecho de amores, y la contaminaron con sus inmundicias, y ella también se contaminó con ellos, y su alma se hastió de ellos.
18 Así hizo patentes sus fornicaciones y descubrió sus desnudeces, por lo cual mi alma se hastió de ella, como se había ya hastiado mi alma de su hermana.
19 Mas todavía multiplicó sus fornicaciones, trayendo a su memoria los días de su juventud, en los cuales había fornicado en la tierra de Egipto.
20 Y se enamoró apasionadamente de aquellos disolutos, cuya carne es como la carne de los asnos, y cuyo flujo como flujo de caballos.
21 Así trajiste de nuevo a la memoria la lujuria de tu juventud, cuando los egipcios estrujaban tus pechos, los pechos de tu juventud.
22 Por tanto, Oholibá, así dice el Señor Jehová: He aquí que yo suscitaré contra ti a tus amantes, de los cuales se hastió tu alma, y les haré venir contra ti de todas partes;
23 los de Babilonia, y todos los caldeos, los de Pecod, Soa y Coa, y todos los de Asiria con ellos; jóvenes apuestos, gobernadores y capitanes, nobles y varones de renombre, que montan a caballo todos ellos.
24 Y vendrán contra ti con estrépito de carros y ruedas, y con multitud de pueblos. Escudos, paveses y yelmos pondrán contra ti en derredor; y yo les encomendaré el juicio, y por sus leyes te juzgarán.
25 Y pondré mi celo contra ti, y procederán contigo con furor; te quitarán la nariz y las orejas, y lo que te quede caerá a espada. Ellos tomarán a tus hijos y a tus hijas, y tu remanente será consumido por el fuego.
26 Y te despojarán de tus vestidos, y te arrebatarán todas tus hermosas joyas.
27 Y haré cesar de ti tu lujuria, y tu fornicación traída de la tierra de Egipto; y no levantarás ya más a ellos tus ojos, ni nunca más te acordarás de Egipto.
28 Porque así dice el Señor Jehová: He aquí que yo te entrego en manos de aquellos que aborreciste, en manos de aquellos de los cuales se hastió tu alma;
29 los cuales procederán contigo con odio, y tomarán todo el fruto de tu labor, y te dejarán desnuda y descubierta; y se descubrirá la inmundicia de tus fornicaciones, y tu lujuria y tu prostitución.
30 Estas cosas se harán contigo porque fornicaste en pos de las naciones, y te contaminaste con sus ídolos.
31 En el camino de tu hermana anduviste; yo, pues, pondré su cáliz en tu mano.
32 Así dice el Señor Jehová: Beberás el cáliz de tu hermana, que es hondo y ancho; será por mofa y por irrisión; está lleno hasta los bordes.
33 Serás llena de embriaguez y de aflicción con el cáliz del espanto y del estupor, con el cáliz de tu hermana Samaria.
34 Lo beberás, pues, y lo agotarás; romperás con los dientes sus tiestos, y te rasgarás los pechos, porque yo he hablado, dice el Señor Jehová.
35 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Por cuanto te has olvidado de mí, y me has echado tras tus espaldas, por eso, carga tú también con la culpabilidad de tu lujuria y tus fornicaciones.
36 Y me dijo Jehová: Hijo de hombre, ¿no juzgarás tú a Oholá y a Oholibá, y les echarás en cara sus abominaciones?
37 Porque han adulterado, y hay sangre en sus manos, y han adulterado con sus ídolos; y aun a sus hijos que habían dado a luz para mí, hicieron pasar por el fuego, para que les sirvieran de comida.
38 Incluso me han llegado a hacer esto: contaminaron mi santuario en aquel mismo día, y profanaron mis sábados.
39 Pues cuando habían sacrificado sus hijos a sus ídolos, entraban en mi santuario el mismo día para contaminarlo; he aquí lo que han hecho en mi propia casa.
40 Además, enviasteis a buscar hombres que viniesen de lejos, a los cuales habían sido enviados mensajeros, y he aquí que llegaron aquellos por cuyo amor te lavaste, te pintaste los ojos, y te ataviaste con adornos;
41 y te sentaste sobre suntuoso estrado, y fue preparada mesa delante de él, y sobre ella pusiste mi incienso y mi aceite.
42 Y se oía allí clamor de multitud que se solazaba; y con los varones de la gente común fueron traídos los sabeos del desierto, y pusieron pulseras en sus manos, y bellas coronas sobre sus cabezas.
43 Y dije respecto de la consumida por tantos adulterios: Todavía cometen fornicaciones con ella, y ella con ellos.
44 Porque todos han venido a ella como quien viene a una mujer ramera; así vinieron a Oholá y a Oholibá, mujeres libertinas.
45 Pero los hombres justos las juzgarán por la ley de las adúlteras, y por la ley de las que derraman sangre; porque son adúlteras, y hay sangre en sus manos.
46 Porque así dice el Señor Jehová: Surja contra ellas una reunión de gentes para entregarlas al terror y al pillaje;
47 y las turbas las apedrearán, y las atravesarán con sus espadas; matarán a sus hijos y a sus hijas, y consumirán sus casas con fuego.
48 Así haré cesar la lujuria de la tierra, y escarmentarán todas las mujeres, aprendiendo a no ir en pos de vuestra lujuria.
49 Y harán recaer sobre vosotras vuestras inmoralidades, y pagaréis los pecados de vuestra idolatría; y sabréis que yo soy el Señor Jehová.
1
Vino a mí palabra de Jehová en el año noveno, en el mes décimo, a los diez días del mes, diciendo:2 Hijo de hombre, escribe la fecha de este día, de este día mismo; en este mismo día ha embestido a Jerusalén el rey de Babilonia.
3 Y propón una parábola acerca de la casa rebelde, y diles: Así dice el Señor Jehová: Pon una olla, ponla, y echa también en ella agua;
4 añade sus trozos, todos sus trozos buenos, pierna y espalda; llénala de huesos escogidos.
5 Toma lo mejor del rebaño, y también apila los huesos debajo de ella; haz que hierva bien; que se cuezan también sus huesos dentro de ella.
6 Pues así dice el Señor Jehová: ¡Ay de la ciudad de sangres, de la olla herrumbrosa cuya herrumbre no ha sido quitada! Sácala trozo por trozo, sin echar suerte sobre ella.
7 Porque su sangre está en medio de ella; sobre una piedra desnuda la ha derramado; no la derramó sobre la tierra para que fuese cubierta con el polvo.
8 Para hacer subir la ira, para hacer venganza, yo he puesto su sangre sobre la dura piedra, para que no sea cubierta.
9 Por tanto, así dice el Señor Jehová: ¡Ay de la ciudad de sangres! Pues también yo haré una gran hoguera,
10 apilando la leña, y encendiendo el fuego para consumir la carne, y haciendo la salsa; para que también los huesos sean quemados.
11 Asentando después la olla vacía sobre sus brasas, para que se caldee, y se queme su fondo, y se funda en ella su impureza, y se consuma su herrumbre.
12 En vano me fatigué, pues no salió de ella su mucha herrumbre. Sólo en fuego será su herrumbre consumida.
13 A causa de tu inmunda lujuria, porque he querido purificarte, pero tú no te limpiaste de tu inmundicia, nunca más te limpiarás, hasta que yo haya saciado mi ira sobre ti.
14 Yo Jehová he hablado; vendrá, y yo lo haré. No me volveré atrás, ni tendré compasión, ni me arrepentiré; según tus caminos y tus obras te juzgarán, dice el Señor Jehová.
15
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:16 Hijo de hombre, he aquí que yo te quito de golpe el deleite de tus ojos; no endeches, ni llores, ni corran tus lágrimas.
17 Suspira en silencio sin hacer luto de mortuorios; ata tu turbante sobre ti, y pon tus zapatos en tus pies, y no te cubras con rebozo, ni comas pan de enlutados.
18 Hablé al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi mujer; y a la mañana hice como me fue mandado.
19 Y me dijo el pueblo: ¿No nos explicarás qué significan para nosotros estas cosas que haces?
20 Y yo les dije: La palabra de Jehová vino a mí, diciendo:
21 Di a la casa de Israel: Así dice el Señor Jehová: He aquí yo profanaré mi santuario, la gloria de vuestro poderío, el deseo de vuestros ojos y la pasión de vuestra alma; y vuestros hijos y vuestras hijas que dejasteis caerán a espada.
22 Y haréis de la manera que yo hice; no os cubriréis con rebozo, ni comeréis pan de hombres en luto.
23 Vuestros turbantes estarán sobre vuestras cabezas, y vuestros zapatos en vuestros pies; no endecharéis ni lloraréis, sino que os consumiréis a causa de vuestras maldades, y gemiréis unos con otros.
24 Ezequiel, pues, os será por señal; según todas las cosas que él ha hecho, haréis; cuando esto ocurra, entonces sabréis que yo soy el Señor Jehová.
25 Y tú, hijo de hombre, ¿no sucederá, el día que yo les arrebate su fortaleza, el gozo de su gloria, el deleite de sus ojos y el anhelo de sus almas, y también sus hijos y sus hijas,
26 que ese día vendrá a ti uno que haya escapado para hacértelo oír con tus propios oídos?
27 En aquel día se abrirá tu boca para hablar con el fugitivo, y hablarás, y no estarás más mudo; y así les serás por señal, y sabrán que yo soy Jehová.
1
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los hijos de Amón, y profetiza contra ellos.
3 Y dirás a los hijos de Amón: Oíd palabra del Señor Jehová. Así dice el Señor Jehová: Por cuanto dijiste: ¡Ea, bien!, contra mi santuario cuando era profanado, y contra la tierra de Israel cuando era asolada, y contra la casa de Judá, cuando era llevada en cautiverio;
4 por tanto, he aquí que yo te entrego por heredad a los orientales, y pondrán en ti sus campamentos y plantarán en ti sus tiendas; ellos comerán tus sementeras, y beberán tu leche.
5 Y pondré a Rabá por pastizal de camellos, y a las ciudades de Amón por majada de ovejas; y sabréis que yo soy Jehová.
6 Porque así dice el Señor Jehová: Por cuanto batiste palmas, y pateaste con los pies, y te regocijaste con todo el menosprecio de tu alma contra la tierra de Israel;
7 por tanto, he aquí que yo extenderé mi mano contra ti, y te entregaré a las naciones para ser saqueada; te cortaré de entre los pueblos, y te destruiré de entre las tierras; te exterminaré, y sabrás que yo soy Jehová.
8
Así dice el Señor Jehová: Por cuanto Moab y Seír dicen: He aquí que la casa de Judá es como todas las naciones;9 por tanto, he aquí que yo abriré el flanco de Moab desde las ciudades, desde sus ciudades fronterizas, las tierras espléndidas de Bet-jesimot, Baal-meón y Quiryatáyim,
10 juntamente con los hijos de Amón, a los hijos del oriente; y se la entregaré por heredad, para que no haya más memoria de los hijos de Amón entre las naciones;
11 y haré justicia en Moab, y sabrán que yo soy Jehová.
12
Así dice el Señor Jehová: Por el comportamiento de Edom contra la casa de Judá, pues tomó venganza y se ha hecho culpable en extremo, al vengarse de ellos;13 por tanto, así dice el Señor Jehová: Yo también extenderé mi mano sobre Edom, y cortaré de ella hombres y bestias, y la asolaré; desde Temán hasta Dedán caerán a espada.
14 Y pondré mi venganza contra Edom en manos de mi pueblo Israel, y harán en Edom según mi enojo y conforme a mi ira; y conocerán mi venganza, dice el Señor Jehová.
15
Así dice el Señor Jehová: Porque los filisteos obraron vengativamente, cuando se vengaron con despecho de ánimo, destruyendo por antiguas enemistades;16 por tanto, así dice el Señor Jehová: He aquí que yo extiendo mi mano contra los filisteos, y cortaré a los cereteos, y destruiré el resto que queda en la costa del mar.
17 Y haré en ellos grandes venganzas con furiosos escarmientos; entonces sabrán que yo soy Jehová, cuando haga mi venganza en ellos.
1
Aconteció en el undécimo año, en el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, por cuanto ha dicho Tiro contra Jerusalén: Ea, bien; quebrantada está la que era puerta de las naciones; hacia mí está vuelta; yo seré llena a costa de ella que está desierta;
3 por tanto, así dice el Señor Jehová: He aquí que yo estoy contra ti, oh Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones, como el mar hace subir sus olas.
4 Y demolerán los muros de Tiro, y derribarán sus torres; y barreré de ella hasta su polvo, y la dejaré como una roca pelada.
5 Tendedero de redes será en medio del mar, porque yo he hablado, dice el Señor Jehová; y será saqueada por las naciones.
6 Y sus hijas que están en el campo serán muertas a espada; y sabrán que yo soy Jehová.
7 Porque así dice el Señor Jehová: He aquí que del norte traigo yo contra Tiro a Nabucodonosor, rey de Babilonia, rey de reyes, con caballos y carros y jinetes, y tropas y mucho pueblo.
8 Matará a espada a tus hijas que están en el campo, y pondrá contra ti torres de sitio, y levantará contra ti un terraplén, y alzará baluartes contra ti.
9 Y pondrá contra ti arietes, contra tus muros, y destruirá tus torres con sus máquinas.
10 Por la multitud de sus caballos te cubrirá el polvo de ellos; con el estruendo de su caballería y de las ruedas y de los carros, temblarán tus muros, cuando entre por tus puertas como se entra en una ciudad en la que se ha abierto una brecha.
11 Con los cascos de sus caballos hollará todas tus calles; matará a tu pueblo a filo de espada, y tus fuertes columnas caerán a tierra.
12 Se llevarán como botín tus riquezas y saquearán tus mercancías; demolerán tus muros, y destruirán tus casas suntuosas; y pondrán tus piedras, tus maderas y tus escombros en medio de las aguas.
13 Y haré cesar el estrépito de tus canciones, y no se oirá más el son de tus cítaras.
14 Y te pondré como una roca pelada; tendedero de redes serás, y nunca más serás edificada; porque yo Jehová he hablado, dice el Señor Jehová.
15 Así dice el Señor Jehová a Tiro: ¿No se estremecerán las islas al estruendo de tu caída, cuando griten los heridos, cuando se haga la matanza en medio de ti?
16 Entonces todos los príncipes del mar descenderán de sus tronos, y se quitarán sus mantos, y se despojarán de sus ropas bordadas; de espanto se vestirán, se sentarán sobre la tierra, y temblarán a cada momento, y estarán atónitos sobre ti.
17 Y levantarán sobre ti endechas, y te dirán: ¿Cómo pereciste tú, poblada por gente de mar, la ciudad renombrada, que eras fuerte en el mar, tú y tus habitantes, que infundías terror a todos los habitantes de la tierra?
18 Ahora se estremecerán las regiones costeras en el día de tu caída; sí, las islas que están en el mar se espantarán a causa de tu fin.
19 Porque así dice el Señor Jehová: Yo te convertiré en ciudad asolada, como las ciudades que no se habitan, haré subir sobre ti el abismo, y las inmensas aguas te cubrirán.
20 Y te haré descender con los que descienden a la fosa, con los pueblos de otros siglos, y te pondré en las profundidades de la tierra, como las ruinas antiguas, con los que descienden al sepulcro, para que nunca más seas poblada; y daré gloria en la tierra de los vivientes.
21 Te convertiré en espanto, y dejarás de ser; aunque te busquen, nunca más serás hallada, dice el Señor Jehová.
1
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Tú, hijo de hombre, levanta endechas sobre Tiro.
3 Dirás a Tiro, que está asentada a las orillas del mar, la que trafica con los pueblos de muchas islas: Así dice el Señor Jehová: Tiro, tú has dicho: Yo soy de perfecta hermosura.
4 En el corazón de los mares están tus confines; los que te edificaron completaron tu belleza.
5 De cipreses del monte Senir te fabricaron todo el maderaje; tomaron cedros del Líbano para hacerte mástiles.
6 De encinas de Basán hicieron tus remos; tus bancos, de boj incrustado de marfil, importado de las islas de Quitim.
7 De lino fino bordado de Egipto era tu vela, para que te sirviese de enseña; de azul y púrpura de las costas de Elisá eran tus pabellones.
8 Los moradores de Sidón y de Arvad fueron tus remeros; tus sabios, oh Tiro, estaban en ti; ellos fueron tus timoneles.
9 Los ancianos de Gebal y sus más hábiles obreros calafateaban tus junturas; todas las naves del mar con sus tripulantes fueron a ti para intercambiar sus mercancías.
10 De Persia, de Lud y Fut fueron en tu ejército tus hombres de guerra; escudos y yelmos colgaron en ti; ellos te daban esplendor.
11 Y los hijos de Arvad y de Helec estuvieron sobre tus muros alrededor, y los gamadeos en tus torres; colgaban sus escudos sobre tus muros alrededor; ellos completaron tu hermosura.
12 Tarsis comerciaba contigo por razón de la abundancia de toda clase de riquezas; en plata, hierro, estaño y plomo te pagaban tus mercancías.
13 Javán, Tubal y Mesec comerciaban también contigo; con hombres y con utensilios de bronce comerciaban en tus ferias.
14 Los de la casa de Togarmá comerciaban en tu mercado con caballos y corceles de guerra y mulos.
15 Los hijos de Dedán traficaban contigo; muchas islas estaban a tu servicio; colmillos de marfil y ébano te daban por tributo.
16 Edom traficaba contigo por la multitud de tus productos; con perlas, púrpura, vestidos bordados, linos finos, corales y rubíes venía a tus ferias.
17 Judá y la tierra de Israel comerciaban contigo; con trigos de Minit y Panag, miel, aceite y resina negociaban en tus mercados.
18 Damasco comerciaba contigo por tus muchos productos, por la abundancia de toda riqueza, con vino de Helbón y lana blanca.
19 Asimismo Vedán y el errante Jayán vinieron a tus ferias, para negociar en tu mercado con hierro forjado, mirra destilada y caña aromática.
20 Dedán comerciaba contigo en paños preciosos para carros.
21 Arabia y todos los príncipes de Cedar traficaban contigo en corderos y carneros y machos cabríos; en estas cosas fueron tus mercaderes.
22 Los mercaderes de Sebá y de Ramá fueron también tus mercaderes; con especiería de la mejor calidad, y con toda piedra preciosa, y oro, vinieron a tus ferias.
23 Harán, Cané, Edén, y los mercaderes de Sebá y de Asur-Quilmad, contrataban contigo.
24 Estos mercaderes negociaban contigo en artículos de lujo; en mantos de azul y bordados, y en cajas de ropas preciosas, enlazadas con cordones, y en madera de cedro.
25 Las naves de Tarsis eran como tus caravanas que traían tus mercancías; así llegaste a ser opulenta, te engrandeciste en gran manera en medio de los mares.
26 A alta mar te condujeron tus remeros; el viento solano te quebrantó en medio de los mares.
27 Tus riquezas, tus mercancías, tu tráfico, tus remeros, tus pilotos, tus calafateadores y los agentes de tus negocios, y todos tus hombres de guerra que hay en medio de ti, con toda tu compañía que en medio de ti se halla, caerán en medio de los mares el día de tu ruina.
28 Al estrépito de las voces de tus marineros temblarán las costas.
29 Descenderán de sus naves todos los que toman remo; remeros y todos los pilotos del mar se quedarán en tierra,
30 y harán oír su voz sobre ti, y gritarán amargamente, y echarán polvo sobre sus cabezas, y se revolcarán en ceniza.
31 Se raparán por ti los cabellos, se ceñirán de cilicio, y endecharán por ti en la amargura de su alma, con amarga lamentación.
32 Y levantarán sobre ti endechas en sus lamentaciones, y endecharán sobre ti, diciendo: ¿Quién como Tiro, la silenciosa en medio del mar?
33 Cuando tus mercancías se desembarcaban, saciabas a muchos pueblos; enriqueciste a los reyes de la tierra con la multitud de tus riquezas y de tu comercio.
34 Ahora que estás quebrantada por los mares en lo profundo de las aguas, tu comercio y toda tu compañía han caído en medio de ti.
35 Todos los moradores de las islas están atónitos por causa tuya, y sus reyes tiemblan de espanto, demudado el rostro.
36 Los mercaderes en los pueblos silban sobre ti; has venido a ser objeto de espanto, y para siempre dejarás de ser.
1
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así dice el Señor Jehová: Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios, aunque has puesto tu corazón como corazón de Dios);
3 ¡he aquí que tú eres más sabio que Daniel; no hay secreto que te sea oculto!
4 Con tu sabiduría y con tu prudencia has acumulado riquezas, y has adquirido oro y plata en tus tesoros.
5 Con la grandeza de tu sabiduría en tus contrataciones has multiplicado tus riquezas; y a causa de tus riquezas se ha enaltecido tu corazón.
6 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios,
7 por tanto, he aquí que yo traigo sobre ti extranjeros, los más feroces de las naciones, que desenvainarán sus espadas contra la hermosura de tu sabiduría, y mancharán tu esplendor.
8 Al sepulcro te harán descender, y morirás con la muerte de los que mueren en medio de los mares.
9 ¿Hablarás delante del que te mate, diciendo: Yo soy Dios? Pero tú eres un hombre, y no Dios, en las manos de tu matador.
10 De muerte de incircuncisos morirás a manos de extranjeros; porque yo he hablado, dice el Señor Jehová.
11
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:12 Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así dice el Señor Jehová: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado en hermosura.
13 En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día en que fuiste creado.
14 Tú eras el querubín protector, de alas desplegadas; yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas.
15 Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad.
16 A causa de la multitud de tus contratos se llenó tu interior de violencia, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios como cosa impura, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector.
17 Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te he arrojado por tierra; delante de los reyes te he puesto por espectáculo.
18 Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contratos profanaste tus santuarios; yo, pues, saqué un fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te he convertido en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran.
19 Todos los que te conocieron de entre los pueblos se asombrarán de ti; serás objeto de terror, y para siempre dejarás de ser.
20
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:21 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia Sidón, y profetiza contra ella,
22 y dirás: Así dice el Señor Jehová: He aquí que yo estoy contra ti, oh Sidón, y seré glorificado en medio de ti; y sabrán que yo soy Jehová, cuando haya ejecutado en ella juicios, y en ella me santifique.
23 Enviaré a ella peste y sangre en sus calles, y las víctimas caerán en medio de ella, con espada contra ella por todos lados; y sabrán que yo soy Jehová.
24 Y nunca más habrá para la casa de Israel zarza que punce ni espina que lacere, en medio de cuantos la rodean y la menosprecian; y sabrán que yo soy Jehová.
25 Así dice el Señor Jehová: Cuando recoja a la casa de Israel de los pueblos entre los cuales está esparcida, entonces me santificaré en ellos ante los ojos de las naciones, y habitarán en su tierra, la cual di a mi siervo Jacob.
26 Y habitarán en ella seguros, y edificarán casas, y plantarán viñas, y vivirán confiadamente, cuando yo haya ejecutado juicios sobre todos los que los desprecian en sus alrededores; y sabrán que yo soy Jehová su Dios.
1
En el año décimo, en el mes décimo, a los doce días del mes, vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, pon tu rostro contra Faraón rey de Egipto, y profetiza contra él y contra todo Egipto.
3 Habla, y di: Así dice el Señor Jehová: He aquí que yo estoy contra ti, Faraón, rey de Egipto, el gran dragón que yace en medio de sus ríos, el cual dijo: Mío es el Nilo, pues yo lo hice para mí.
4 Yo, pues, pondré garfios en tus quijadas, y haré que los peces de tus ríos se peguen a tus escamas, y te sacaré de en medio de tus ríos, y todos los peces de tus ríos saldrán pegados a tus escamas.
5 Y te arrojaré al desierto, a ti y a todos los peces de tus ríos; caerás en campo abierto; no serás recogido, ni enterrado; a las fieras de la tierra y a las aves del cielo te he dado por comida.
6 Y sabrán todos los moradores de Egipto que yo soy Jehová, por cuanto fueron báculo de caña para la casa de Israel.
7 Cuando te tomaron con la mano, te quebraste, y les desgarraste todo el hombro; y cuando se apoyaron en ti, te quebraste, y hacías vacilar sus lomos.
8 Por tanto, así dice el Señor Jehová: He aquí que yo traigo contra ti espada, y cortaré de ti hombres y bestias.
9 Y la tierra de Egipto será asolada y desierta, y sabrán que yo soy Jehová; por cuanto dijo: El Nilo es mío, y yo lo hice.
10 Por tanto, he aquí que yo estoy contra ti, y contra tus ríos; y pondré la tierra de Egipto en desolación, en soledad de desierto, desde Migdol hasta Sevené, hasta el límite de Etiopía.
11 No pasará por ella pie de hombre, ni pie de animal pasará por ella, ni será habitada por cuarenta años.
12 Y pondré a la tierra de Egipto en soledad entre las tierras asoladas, y sus ciudades entre las ciudades destruidas estarán desoladas por cuarenta años; y esparciré a Egipto entre las naciones, y lo dispersaré por las tierras.
13 Porque así dice el Señor Jehová: Al fin de cuarenta años recogeré a Egipto de entre los pueblos entre los cuales fueron esparcidos;
14 y volveré a traer los cautivos de Egipto, y los haré volver a la tierra de Patrós, a la tierra de su origen; y allí serán un reino de baja condición.
15 En comparación con los otros reinos será el más humilde; nunca más se alzará sobre las naciones; porque yo los disminuiré, para que no vuelvan a tener dominio sobre las naciones.
16 Y no será ya más para la casa de Israel apoyo de confianza, que les haga recordar el pecado de irse en pos de ellos; y sabrán que yo soy el Señor Jehová.
17 Aconteció en el año veintisiete, en el mes primero, el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
18 Hijo de hombre, Nabucodonosor rey de Babilonia hizo a su ejército prestar un gran servicio contra Tiro. Toda cabeza ha quedado calva, y todo hombro pelado; y ni para él ni para su ejército hubo paga de Tiro, por el servicio que prestó contra ella.
19 Por tanto, así dice el Señor Jehová: He aquí que yo doy a Nabucodonosor, rey de Babilonia, la tierra de Egipto; y él se llevará sus riquezas, recogerá sus despojos y arrebatará su botín, y esto será la paga para su ejército.
20 Le he dado la tierra de Egipto en pago por el servicio que prestó contra ella; porque trabajaron para mí, dice el Señor Jehová.
21 En aquel tiempo haré retoñar el poder de la casa de Israel. Y abriré tu boca en medio de ellos, y sabrán que yo soy Jehová.
1
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, profetiza, y di: Así dice el Señor Jehová: Lamentad: ¡Ay de aquel día!
3 Porque cerca está el día, cerca está el día de Jehová; día de nublado será el día de las naciones.
4 Y vendrá espada sobre Egipto, y habrá alarma en Etiopía, cuando caigan las víctimas en Egipto; y tomarán sus riquezas, y serán destruidos sus fundamentos.
5 Etiopía, Fut, Lud, los extranjeros de toda raza, los de Cub, y los hijos de las tierras aliadas, caerán con ellos a filo de espada.
6 Así dice Jehová: También caerán los que sostienen a Egipto, y la altivez de su poderío caerá; desde Migdol hasta Sevené caerán en él a filo de espada, dice el Señor Jehová.
7 Y serán asolados en medio de las tierras asoladas, y sus ciudades estarán en medio de las ciudades desiertas.
8 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando ponga fuego a Egipto, y sean destruidos todos sus ayudadores.
9 En aquel tiempo saldrán mensajeros de delante de mí en naves, para espantar a Etiopía la confiada, y serán presa de la confusión en el día de Egipto; porque he aquí que viene.
10 Así dice el Señor Jehová: Haré desaparecer la multitud de Egipto por mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia.
11 Él, y su pueblo con él, los más feroces de las naciones, serán traídos para destruir la tierra; y desenvainarán sus espadas contra Egipto, y llenarán de muertos la tierra.
12 Y secaré los ríos, y entregaré la tierra en manos de hombres malvados, y por mano de extranjeros destruiré la tierra y cuanto en ella hay. Yo Jehová he hablado.
13 Así dice el Señor Jehová: Destruiré también las imágenes, y destruiré los ídolos de Menfis; y no habrá más príncipe de la tierra de Egipto, y en la tierra de Egipto sembraré el terror.
14 Asolaré a Patrós, y pondré fuego a Zoán, y haré justicia en Tebas.
15 Y derramaré mi ira sobre Sin, fortaleza de Egipto, y exterminaré a la multitud de Tebas.
16 Y pondré fuego a Egipto; Sin tendrá gran dolor, y Tebas será destrozada, y Menfis será atacada en pleno día.
17 Los jóvenes de Aven y de Pibéset caerán a filo de espada, y sus viudas irán al cautiverio.
18 Y en Tafnes se oscurecerá el día, cuando quebrante yo allí los yugos de Egipto, y cesará en ella la soberbia de su poderío; una densa nube la cubrirá, y los moradores de sus aldeas irán al cautiverio.
19 Así, pues, ejecutaré juicios en Egipto, y sabrán que yo soy Jehová.
20 Aconteció en el año undécimo, en el mes primero, a los siete días del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
21 Hijo de hombre, he quebrado el brazo de Faraón, rey de Egipto; y he aquí que no ha sido vendado para curarlo, ni entablillado para ligarlo, a fin de fortalecerlo para que pueda sostener la espada.
22 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Heme aquí contra Faraón, rey de Egipto, y quebraré sus brazos, el fuerte y el fracturado, y haré que la espada se le caiga de la mano.
23 Y esparciré a los egipcios entre las naciones, y los dispersaré por las tierras.
24 Y fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, y pondré mi espada en su mano; pero quebraré los brazos de Faraón, y delante de aquél gemirá con gemidos de herido de muerte.
25 Sostendré, pues, los brazos del rey de Babilonia, y los brazos de Faraón caerán; y sabrán que yo soy Jehová, cuando yo ponga mi espada en la mano del rey de Babilonia, y él la extienda sobre la tierra de Egipto.
26 Y esparciré a los egipcios entre las naciones, y los dispersaré por las tierras; y sabrán que yo soy Jehová.
1
Aconteció en el año undécimo, en el mes tercero, el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, di a Faraón rey de Egipto, y a su pueblo: ¿A quién te comparaste en tu grandeza?
3 He aquí que el asirio era cedro en el Líbano, de hermosas ramas, de frondoso ramaje y de gran altura, y su copa estaba entre densas ramas.
4 Las aguas lo hicieron crecer, lo encumbró el abismo; sus ríos corrían alrededor del lugar en que estaba plantado, y a todos los árboles del campo enviaba sus corrientes.
5 Por tanto, se encumbró su altura sobre todos los árboles del campo, y se multiplicaron sus ramas, y a causa de las muchas aguas se alargó su ramaje que había echado.
6 En sus ramas hacían nido todas las aves del cielo, y debajo de su ramaje parían todas las bestias del campo, y a su sombra habitaban todas las grandes naciones.
7 Se hizo, pues, hermoso en su grandeza con la extensión de sus ramas; porque su raíz estaba junto a muchas aguas.
8 Los cedros del jardín de Dios no lo oscurecían; los cipreses no fueron semejantes a sus ramas, ni las plataneras fueron semejantes a su ramaje; ningún árbol en el jardín de Dios fue semejante a él en su hermosura.
9 Lo hice hermoso con la multitud de sus ramas; y todos los árboles del Edén, que estaban en el jardín de Dios, tuvieron envidia de él.
10 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Ya que por ser encumbrado en altura, y haber levantado su cumbre entre densas ramas, su corazón se elevó con su altura,
11 yo lo entregaré en manos del poderoso de las naciones, que de cierto le tratará según su maldad. Yo lo he desechado.
12 Y lo cortan extranjeros, los más feroces de las naciones, y lo derriban; sus ramas caen sobre los montes y por todos los valles, y en todos los barrancos de la tierra yace quebrado su ramaje; y se marchan de su sombra todos los pueblos de la tierra, y lo dejan.
13 Sobre sus restos habitan todas las aves del cielo, y sobre sus ramas están todas las bestias del campo,
14 para que no se exalte en su altura ninguno de los árboles que crecen junto a las aguas, ni levante su copa entre la espesura, ni confíe en su altura ninguno de los que beben aguas; porque todos están destinados a la muerte, a lo profundo de la tierra, entre los hijos de los hombres, con los que descienden a la fosa.
15 Así dice el Señor Jehová: El día que descendió al Seol, hice al abismo guardar luto y cubrirse por él, y detuve sus ríos, y las muchas aguas quedaron estancadas; ensombrecí al Líbano por él, y todos los árboles del campo se desmayaron.
16 Al estruendo de su caída hice temblar a las naciones, cuando le hice descender al Seol con todos los que descienden a la sepultura; y todos los árboles del Edén, y los escogidos entre los mejores del Líbano, todos los que beben aguas, fueron consolados en lo profundo de la tierra.
17 También ellos descendieron con él al Seol, con los muertos a espada, los que fueron su brazo, los que estuvieron a su sombra en medio de las naciones.
18 ¿A quién te has comparado así en gloria y en grandeza entre los árboles del Edén? Pues derribado serás con los árboles del Edén en lo profundo de la tierra; entre los incircuncisos yacerás, con los muertos a espada. Este es Faraón y todo su pueblo, dice el Señor Jehová.
1
Aconteció en el año duodécimo, en el mes duodécimo, el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, levanta endechas sobre Faraón rey de Egipto, y dile: A leoncillo de las naciones te hiciste semejante, cuando eras como el dragón en los mares; pues hacías hervir las aguas con tus narices, y enturbiabas las aguas con tus pies, y hollabas sus riberas.
3 Así dice el Señor Jehová: Yo extenderé sobre ti mi red con reunión de muchos pueblos, y te harán subir con mi red.
4 Y te echaré por tierra, te arrojaré sobre la faz del campo, y haré posar sobre ti todas las aves del cielo, y saciaré de ti a las fieras de toda la tierra.
5 Pondré tus carnes sobre los montes, y llenaré de tus cadáveres los valles.
6 Y regaré de tu sangre la tierra donde nadas, hasta los montes; y los barrancos se llenarán de ti.
7 Y cuando te haya extinguido, cubriré los cielos, y haré entenebrecer sus estrellas; cubriré el sol con nublado, y la luna no hará resplandecer su luz.
8 Haré entenebrecer todos los astros brillantes del cielo por ti, y pondré tinieblas sobre tu tierra, dice el Señor Jehová.
9 Y llenaré de terror el corazón de muchos pueblos, cuando haga llegar la noticia de tu ruina entre las naciones, por las tierras que no conociste.
10 Y dejaré atónitos por ti a muchos pueblos, y sus reyes tendrán horror grande a causa de ti, cuando yo blanda mi espada delante de sus rostros; y temblarán en cada momento, cada uno por su vida, en el día de tu caída.
11 Porque así dice el Señor Jehová: La espada del rey de Babilonia vendrá sobre ti.
12 Con las espadas de los fuertes haré caer a tu pueblo; todos ellos son los más feroces de las naciones; y destruirán la soberbia de Egipto, y toda su multitud será deshecha.
13 Destruiré todo su ganado de junto a las muchas aguas; ni las enturbiará más pie de hombre; ni las enturbiará pezuña de bestia.
14 Entonces haré que se asienten sus aguas, y haré correr sus ríos como aceite, dice el Señor Jehová.
15 Cuando asuele la tierra de Egipto, y la tierra quede despojada de todo cuanto en ella había, cuando hiera a todos los que en ella moran, sabrán que yo soy Jehová.
16 Esta es la lamentación con que la endecharán; las hijas de las naciones la cantarán; endecharán sobre Egipto y sobre toda su multitud, dice el Señor Jehová.
17 Aconteció en el año duodécimo, a los quince días del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
18 Hijo de hombre, endecha sobre la multitud de Egipto, y despéñalo a él, y a las hijas de las naciones poderosas, a lo profundo de la tierra, con los que descienden a la sepultura.
19 ¿A quién superas en hermosura? Desciende, y yace con los incircuncisos.
20 Caerán entre los muertos a espada; a la espada es entregado; hacedle bajar a él y a todo su pueblo.
21 De en medio del Seol hablarán de él los más fuertes entre los fuertes, con los que le ayudaron; descendieron y yacen inmóviles los incircuncisos, muertos a espada.
22 Allí está Asiria con toda su multitud; en derredor de ellos están sus sepulcros; todos ellos muertos, caídos a espada.
23 Sus sepulcros están situados en lo más profundo de la fosa, y su gente está por los alrededores de su sepulcro; todos ellos muertos, caídos a espada, los cuales sembraban el terror en la tierra de los vivientes.
24 Allí está Elam, y toda su multitud por los alrededores de su sepulcro; todos ellos muertos, caídos a espada, los cuales descendieron incircuncisos a lo más profundo de la tierra, los que sembraban el terror en la tierra de los vivientes, mas llevaron su confusión con los que descienden al sepulcro.
25 En medio de los muertos le pusieron un lecho con toda su multitud; a sus alrededores están sus sepulcros; todos ellos incircuncisos, muertos a espada, porque fue puesto su espanto en la tierra de los vivientes, mas llevaron su ignominia con los que descienden al sepulcro; están puestos en medio de los muertos.
26 Allí están Mésec, Tubal y toda su multitud; sus sepulcros están a su alrededor; todos ellos incircuncisos, muertos a espada, porque habían sembrado su terror en la tierra de los vivientes.
27 Y los que son inferiores a los otros incircuncisos no yacerán con los fuertes que descendieron al Seol con sus armas de guerra, cuyas espadas están puestas debajo de sus cabezas y cuyos pecados están sobre sus huesos, por cuanto el terror de los fuertes fue en la tierra de los vivientes.
28 Pero tú serás quebrantado entre los incircuncisos, y yacerás con los muertos a espada.
29 Allí está Edom, sus reyes y todos sus príncipes, los cuales, a pesar de todo su vigor, yacen con los muertos a espada; ellos yacerán con los incircuncisos, y con los que descienden al sepulcro.
30 Allí están los príncipes del norte, todos ellos, y todos los sidonios, que descendieron con los muertos, avergonzados por todo el terror que causaron con su poderío, y yacen también incircuncisos con los muertos a espada, y comparten su vergüenza con los que descienden al sepulcro.
31 A éstos verá Faraón, y se consolará sobre toda su multitud; Faraón muerto a espada, y todo su ejército, dice el Señor Jehová.
32 Porque yo puse mi terror en la tierra de los vivientes; y ahora Faraón y toda su multitud yacerán entre los incircuncisos con los muertos a espada, dice el Señor Jehová.
1
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando traiga yo la espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tome un hombre de entre ellos y lo ponga por atalaya,
3 si, cuando él vea venir la espada sobre la tierra, toca trompeta y avisa al pueblo,
4 entonces cualquiera que oiga el sonido de la trompeta y no se aperciba, si la espada llega y lo quita de en medio, su sangre será sobre su propia cabeza.
5 Oyó el sonido de la trompeta, y no se apercibió; su sangre será sobre él; mientras que si se hubiese apercibido, habría librado su vida.
6 Pero si el atalaya ve venir la espada y no toca la trompeta, y el pueblo no se apercibe, y viniendo la espada, quita a alguien de en medio de ellos, éste es quitado de en medio por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya.
7 A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel; cuando oigas la palabra de mi boca, los amonestarás de mi parte.
8 Cuando yo diga al malvado: Oh malvado, de cierto morirás, si tú no hablas para apercibir al malvado de su mal camino, el malvado morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano.
9 Pero si tú avisas al malvado de su camino para que se aparte de él, y él no se aparta de su camino, él morirá por su pecado, pero tú habrás librado tu vida.
10
Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habláis así, diciendo: Nuestras transgresiones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues, viviremos?11 Diles: Vivo yo, dice el Señor Jehová, que no me complazco en la muerte del malvado, sino en que se vuelva el malvado de su camino, y viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué queréis morir, oh casa de Israel?
12 Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día de su transgresión; y la impiedad del impío no le causará tropiezo el día que se vuelva de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que peque.
13 Cuando yo diga al justo: De cierto vivirás; si él, confiado en su justicia, comete iniquidad, ninguna de sus justicias será recordada, sino que morirá por la iniquidad que cometió.
14 Y cuando yo diga al impío: De cierto morirás; si él se convierte de su pecado, y practica el derecho y la justicia,
15 si el impío restituye la prenda, devuelve lo que haya robado, y camina en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá.
16 No se le recordará ninguno de los pecados que había cometido; ha practicado el derecho y la justicia; vivirá ciertamente.
17 Y aún dicen los hijos de tu pueblo: No es recto el camino del Señor; el camino de ellos es el que no es recto.
18 Cuando el justo se aparte de su justicia y cometa iniquidad, morirá por ello.
19 Y cuando el impío se aparte de su impiedad y practique el derecho y la justicia, vivirá por ello.
20 Y aún decís: No es recto el camino del Señor. Yo os juzgaré, oh casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos.
21
Aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes décimo, a los cinco días del mes, que vino a mí un fugitivo de Jerusalén, diciendo: La ciudad ha sido tomada.22 Y la mano de Jehová había sido sobre mí la tarde antes de llegar el fugitivo, y había abierto mi boca, antes de que él llegase a mí por la mañana; y abrió mi boca, y ya no estuve mudo por más tiempo.
23 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
24 Hijo de hombre, los que habitan aquellos lugares asolados en la tierra de Israel hablan diciendo: Abraham era uno, y poseyó la tierra; pues nosotros somos muchos; a nosotros nos es dada la tierra en posesión.
25 Por tanto, diles: Así dice el Señor Jehová: Coméis con sangre, y alzáis vuestros ojos a vuestros ídolos, y derramáis sangre. ¿Y poseeréis vosotros la tierra?
26 Estáis sobre vuestras espadas, hacéis abominación y contamináis cada cual a la mujer de su prójimo. ¿Y habréis de poseer la tierra?
27 Les dirás así: Así dice el Señor Jehová: Vivo yo, que los que están entre las ruinas, de cierto caerán a espada, y al que está sobre la faz del campo lo entregaré a las fieras para que lo devoren; y los que están en las fortalezas y en las cuevas, morirán de peste.
28 Y convertiré la tierra en la mayor soledad, y cesará la soberbia de su poderío; y los montes de Israel serán asolados hasta que no haya quien pase por ellos.
29 Entonces sabrán que yo soy Jehová, cuando yo haya convertido la tierra en la mayor soledad, por todas las abominaciones que han cometido.
30 Y en cuanto a ti, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo que hablan de ti junto a las paredes y a las puertas de las casas, y habla el uno con el otro, cada uno con su hermano, diciendo: Venid, os ruego, y oíd qué palabra viene de Jehová,
31 y vienen a ti como viene el pueblo, y se sientan delante de ti como pueblo mío, y oyen tus palabras pero no las ponen por obra; antes hacen halagos con sus bocas, pero el corazón de ellos anda en pos de su avaricia,
32 y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, de alguien que tiene voz agradable y toca bien un instrumento; así que oyen tus palabras, pero no las ponen por obra;
33 cuando esto venga (y está viniendo ya), sabrán que ha habido un profeta entre ellos.
1
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: Así dice el Señor Jehová: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar el rebaño?
3 Coméis la grosura, y os vestís de la lana, degolláis la engordada; mas no apacentáis a las ovejas.
4 No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, ni volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con violencia y con dureza.
5 Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado.
6 Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas.
7 Por tanto, pastores, oíd palabra de Jehová:
8 Vivo yo, dice el Señor Jehová, que por cuanto mi rebaño fue expuesto al pillaje y a ser presa de todas las fieras del campo, sin pastor; y mis pastores no buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos, y no apacentaron mis ovejas;
9 por tanto, oh pastores, oíd palabra de Jehová.
10 Así dice el Señor Jehová: He aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano, y les haré dejar de apacentar las ovejas; y los pastores ya no se apacentarán más a sí mismos, pues yo libraré mis ovejas de sus bocas, para que no les sirvan más por comida.
11 Porque así dice el Señor Jehová: Aquí estoy yo; yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las recogeré.
12 Como recoge su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así recogeré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la densa oscuridad.
13 Y yo las sacaré de los pueblos, y las juntaré de las tierras; las traeré a su propia tierra, y las apacentaré en los montes de Israel, junto a los arroyos, y en todos los lugares habitables del país.
14 Las apacentaré en buenos pastos, y en los altos montes de Israel estará su aprisco; allí dormirán en un buen redil, y serán apacentadas con pastos suculentos sobre los montes de Israel.
15 Yo apacentaré mis ovejas, y yo las haré reposar, dice el Señor Jehová.
16 Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada, vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil; mas destruiré a la engordada y a la fuerte; las apacentaré con justicia.
17 Y en cuanto a vosotras, ovejas mías, así dice el Señor Jehová: He aquí yo juzgo entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos.
18 ¿Os parece poco el haberos alimentado con lo mejor de los pastos, para que también pisoteéis con vuestros pies lo que queda de vuestros pastos; y que habiéndoos bebido las aguas claras, enturbiéis además con vuestros pies las que quedan?
19 Así que mis ovejas comen lo hollado de vuestros pies, y beben lo que con vuestros pies habéis enturbiado.
20 Por eso, así les dice el Señor Jehová: He aquí que yo, sí, yo juzgaré entre la oveja engordada y la oveja flaca,
21 por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y acorneasteis con vuestros cuernos a todas las débiles, hasta que las echasteis y las dispersasteis.
22 Por tanto, yo salvaré a mis ovejas, y nunca más servirán para el pillaje; y juzgaré entre oveja y oveja.
23 Y suscitaré para ponerlo al frente de ellas a un solo pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor.
24 Y yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado.
25 Y estableceré con ellos pacto de paz, y quitaré de la tierra las fieras; y habitarán en el desierto con seguridad, y dormirán en los bosques.
26 Y haré de ellas y de los alrededores de mi collado una bendición, y haré descender la lluvia en su tiempo; lluvias de bendición serán.
27 Y el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará sus productos, y estarán sobre su tierra con seguridad; y sabrán que yo soy Jehová, cuando haya roto las coyundas de su yugo, y los libre de manos de los que los han tenido esclavizados.
28 No volverán a ser presa de las naciones, ni las devorarán las fieras de la tierra; sino que habitarán con seguridad, y no habrá quien las espante.
29 Y levantaré para ellos un plantío de renombre, y nunca más serán consumidos de hambre en la tierra, ni serán jamás avergonzados por las naciones.
30 Y sabrán que yo Jehová su Dios estoy con ellos, y ellos, la casa de Israel, son mi pueblo, dice el Señor Jehová.
31 Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, sois hombres, y yo soy vuestro Dios, dice el Señor Jehová.
1
Vino además a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia el monte de Seír, y profetiza contra él,
3 y dile: Así dice el Señor Jehová: He aquí que yo estoy contra ti, oh monte de Seír, y extenderé mi mano contra ti, y te convertiré en la mayor soledad.
4 A tus ciudades convertiré en ruinas, y tú serás asolado, y sabrás que yo soy Jehová.
5 Por cuanto tuviste un odio perpetuo, y entregaste a los hijos de Israel al poder de la espada en el tiempo de su aflicción, en el tiempo de la consumación de la maldad;
6 por tanto, vivo yo, dice el Señor Jehová, que te destinaré a la sangre, y la sangre te perseguirá; de cierto aborreciste tu propia sangre; por eso, te perseguirá la sangre.
7 Y convertiré al monte de Seír en completa soledad, y cortaré de él al que vaya y al que venga.
8 Y llenaré sus montes de sus muertos; en tus collados, en tus valles y en todos tus arroyos, caerán los muertos a espada.
9 Yo te pondré en asolamiento perpetuo, y tus ciudades nunca más se restaurarán; y sabréis que yo soy Jehová.
10 Por cuanto dijiste: Las dos naciones y las dos tierras serán mías, y tomaré posesión de ellas; siendo así que Jehová estaba allí;
11 por tanto, vivo yo, dice el Señor Jehová, yo haré conforme a tu ira, y conforme a tu envidia con que procediste, a causa del odio que les tenías; y seré conocido en ellos, cuando te castigue.
12 Y sabrás que yo Jehová he oído todas tus injurias que proferiste contra los montes de Israel, diciendo: Están devastados; nos han sido dados para que los devoremos.
13 Y os engrandecisteis contra mí con vuestra boca, y multiplicasteis contra mí vuestras palabras. Yo lo oí.
14 Así dice el Señor Jehová: Cuando toda la tierra se regocije, yo te haré una desolación.
15 Como tú te alegraste sobre la heredad de la casa de Israel, porque fue asolada, así te haré a ti; asolado serás tú, oh monte de Seír, y todo Edom, todo él; y sabrán que yo soy Jehová.
1
Tú, hijo de hombre, profetiza a los montes de Israel, y di: Montes de Israel, oíd palabra de Jehová.2 Así dice el Señor Jehová: Por cuanto el enemigo dijo contra vosotros: ¡Ea!, también las alturas eternas nos han sido dadas por heredad;
3 profetiza, por tanto, y di: Así dice el Señor Jehová: Por cuanto habéis sido asolados y os han codiciado de todas partes para que vinierais a ser posesión de las otras naciones, y andáis en boca de habladores y en la difamación de la gente,
4 por tanto, montes de Israel, oíd palabra del Señor Jehová: Así dice el Señor Jehová a los montes y a los collados, a los arroyos y a los valles, a las ruinas asoladas y a las ciudades desamparadas, que fueron entregadas al pillaje y al escarnio de las otras naciones alrededor;
5 por eso, así dice el Señor Jehová: He hablado por cierto en el fuego de mi celo contra las demás naciones, y contra todo Edom, que se apropiaron entre ellos mi tierra por heredad con la alegría de todo su corazón y con el desprecio en el alma, para despoblarla y saquearla.
6 Por tanto, profetiza sobre la tierra de Israel, y di a los montes y a los collados, y a los arroyos y a los valles: Así dice el Señor Jehová: He aquí, en mi celo y en mi furor he hablado, por cuanto habéis llevado el oprobio de las naciones.
7 Por lo cual así dice el Señor Jehová: Yo he alzado mi mano, y he jurado que las naciones que están a vuestro alrededor han de llevar su afrenta.
8 Mas vosotros, oh montes de Israel, daréis vuestras ramas, y llevaréis vuestro fruto para mi pueblo Israel; porque están a punto de volver.
9 Porque he aquí que yo estoy por vosotros, y a vosotros me volveré, y seréis labrados y sembrados.
10 Y haré multiplicar hombres sobre vosotros, a toda la casa de Israel, toda ella; y las ciudades serán habitadas, y edificadas las ruinas.
11 Multiplicaré sobre vosotros hombres y ganado, y serán multiplicados y crecerán; y os haré morar como solíais antiguamente, y os haré mayor bien que en vuestros principios; y sabréis que yo soy Jehová.
12 Y haré andar hombres sobre vosotros, a mi pueblo Israel; y tomarán posesión de ti, y les serás por heredad, y nunca más volverás a privarles de sus hijos.
13 Así dice el Señor Jehová: Por cuanto dicen de vosotros: Eres una tierra que devora a sus hombres, y has privado de hijos a tu nación;
14 por tanto, no devorarás más hombres, y nunca más matarás a los hijos de tu nación, dice el Señor Jehová.
15 Y nunca más consentiré que se oiga contra ti el ultraje de las naciones, ni cargarás por más tiempo con los denuestos de los pueblos, ni volverás a privar de hijos a tu nación, dice el Señor Jehová.
16 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
17 Hijo de hombre, mientras la casa de Israel moraba en su tierra, la contaminó con sus caminos y con sus obras; como inmundicia de menstruosa fue su camino delante de mí.
18 Por lo cual derramé mi ira sobre ellos por la sangre que habían derramado sobre la tierra; porque la contaminaron con sus ídolos.
19 Les esparcí entre las naciones, y fueron dispersados por las tierras; conforme a sus caminos y conforme a sus obras les castigué.
20 Y cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron mi santo nombre, diciéndose de ellos: Éstos son pueblo de Jehová, y han salido de la tierra de él.
21 Pero he tenido lástima de mi santo nombre, profanado por la casa de Israel entre las naciones adonde fueron.
22 Por tanto, di a la casa de Israel: Así dice el Señor Jehová: No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado.
23 Y santificaré mi gran nombre, profanado entre las naciones, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, dice el Señor Jehová, cuando yo sea santificado en vosotros delante de sus ojos.
24 Pues yo os tomaré de entre las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país.
25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y quedaréis limpios; de todas vuestras inmundicias y de todos vuestros ídolos os limpiaré.
26 Os daré también un corazón nuevo, y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis ordenanzas, y las pongáis por obra.
28 Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.
29 Y os libraré de todas vuestras inmundicias; y llamaré al trigo, y lo multiplicaré, y no os haré pasar hambre.
30 Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles, y el producto de los campos, para que nunca más recibáis oprobio de hambre entre las naciones.
31 Y os acordaréis de vuestros malos caminos, y de vuestras obras que no fueron buenas; y sentiréis asco de vosotros mismos por vuestras iniquidades y por vuestras abominaciones.
32 No lo hago por vosotros, dice Jehová el Señor, sabedlo bien; avergonzaos y cubríos de confusión por vuestras iniquidades, casa de Israel.
33 Así dice el Señor Jehová: El día que os limpie de todas vuestras iniquidades, haré también que sean habitadas las ciudades, y las ruinas serán reedificadas.
34 Y la tierra que estuvo asolada, será labrada, después de haber permanecido asolada a ojos de todos los que pasaron.
35 Y dirán: Esta tierra que estaba asolada ha venido a ser como el jardín del Edén; y estas ciudades que eran desiertas y asoladas y arruinadas, están fortificadas y habitadas.
36 Y las naciones que queden en vuestros alrededores sabrán que yo Jehová reedifiqué lo que estaba derribado, y planté lo que estaba desolado; yo Jehová he hablado, y lo haré.
37 Así dice el Señor Jehová: Aún seré solicitado por la casa de Israel, para hacerles esto; multiplicaré los hombres como se multiplican los rebaños.
38 Como las ovejas consagradas, como las ovejas de Jerusalén en sus fiestas solemnes, así las ciudades desiertas serán llenas de rebaños de hombres; y sabrán que yo soy Jehová.
1
La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó Jehová en espíritu y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos.2 Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera.
3 Y me dijo: Hijo de hombre, ¿pueden revivir estos huesos? Y respondí: Señor Jehová, tú lo sabes.
4 Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová.
5 Así dice el Señor Jehová a estos huesos: He aquí que yo haré entrar espíritu en vosotros, y viviréis.
6 Y pondré tendones sobre vosotros, haré crecer sobre vosotros la carne, os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová.
7 Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, e inmediatamente una conmoción; y los huesos se juntaron, cada hueso en su sitio.
8 Y miré, y he aquí que había tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu.
9 Entonces me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así dice el Señor Jehová: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.
10 Así que profeticé como me había mandado, y entró el espíritu en ellos, y vivieron, y se pusieron en pie; un ejército grande en extremo.
11 Me dijo luego: Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. He aquí que ellos dicen: Nuestros huesos están secos, y se ha perdido nuestra esperanza; y estamos cortados del todo.
12 Por tanto, profetiza, y diles: Así dice el Señor Jehová: He aquí que yo voy a abrir vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel.
13 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando haya abierto vuestros sepulcros, y os haga salir de vuestras sepulturas, pueblo mío.
14 Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os instalaré en vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.
15
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:16 Hijo de hombre, toma ahora un palo, y escribe en él: Para Judá, y para los hijos de Israel sus compañeros. Toma después otro palo, y escribe en él: Para José, palo de Efraín, y de toda la casa de Israel sus compañeros.
17 Júntalos luego el uno con el otro, para que sean uno solo, y se hagan uno solo en tu mano.
18 Y cuando te pregunten los hijos de tu pueblo, diciendo: ¿No nos explicarás lo que significa eso?,
19 diles: Así dice el Señor Jehová: He aquí que yo tomo el palo de José que está en la mano de Efraín, y a las tribus de Israel sus compañeros, y los pondré juntamente con el palo de Judá, y los haré un solo palo, y se harán uno en mi mano.
20 Y los palos sobre los que escribas estarán en tu mano delante de sus ojos,
21 y les dirás: Así dice el Señor Jehová: He aquí, yo voy a tomar a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra;
22 y los haré una sola nación en la tierra, en los montes de Israel, y un solo rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más estarán divididos en dos reinos.
23 Ni se contaminarán ya más con sus ídolos, ni con sus abominaciones, ni con ninguna de sus transgresiones; y los sacaré de todas las habitaciones en las cuales pecaron, y los limpiaré; y me serán por pueblo, y yo a ellos por Dios.
24 Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; y andarán en mis ordenanzas, y guardarán mis estatutos, y los pondrán por obra.
25 Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres; en ella habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David será príncipe de ellos para siempre.
26 Y haré con ellos pacto de paz, será un pacto perpetuo con ellos; y los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre.
27 Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
28 Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a Israel, cuando mi santuario esté en medio de ellos para siempre.
1
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:2 Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia Gog en tierra de Magog, príncipe soberano de Mésec y Tubal, y profetiza contra él,
3 y di: Así dice el Señor Jehová: He aquí que yo estoy contra ti, oh Gog, príncipe soberano de Mésec y Tubal.
4 Y te haré dar media vuelta, y pondré garfios en tus quijadas, y te sacaré a ti y a todo tu ejército, caballos y jinetes, todos perfectamente equipados, gran multitud con paveses y escudos, blandiendo todos ellos espada;
5 Persia, Cus y Fut con ellos; todos ellos con escudo y yelmo;
6 Gomer, y todas sus tropas; la casa de Togarmá, de los confines del norte, y todas sus tropas; muchos pueblos contigo.
7 Prepárate y apercíbete, tú y toda tu multitud que se ha reunido a ti, y sé tú su comandante en jefe.
8 De aquí a muchos días recibirás la orden; al cabo de muchos años vendrás a la tierra salvada de la espada, recogida de muchos pueblos, contra los montes de Israel, que siempre fueron una desolación; mas fue sacada de las naciones, y todos ellos moran confiadamente.
9 Subirás tú, y vendrás como una tempestad; como un nublado para cubrir la tierra serás tú y todas tus tropas, y muchos pueblos contigo.
10 Así dice el Señor Jehová: En aquel día subirán pensamientos a tu corazón y concebirás malvados designios,
11 y dirás: Subiré contra una tierra indefensa, iré contra gentes tranquilas que habitan confiadamente; todas ellas habitan sin muros, y no tienen cerrojos ni puertas;
12 para arrebatar despojos y para tomar botín, para extender tus manos sobre las tierras desiertas ya pobladas, y sobre el pueblo recogido de entre las naciones, que ha repuesto su ganado y su hacienda, y que habita en el centro de la tierra.
13 Sebá y Dedán, y los mercaderes de Tarsis con todos sus magnates, te dirán: ¿Has venido a arrebatar despojos? ¿Has reunido tu multitud para tomar botín, para llevarte la plata y el oro, para tomar ganados y posesiones, para hacer un gran botín?
14 Por tanto, profetiza hijo de hombre, y di a Gog: Así dice el Señor Jehová: En aquel tiempo, cuando mi pueblo Israel habite con seguridad, ¿no lo sabrás tú?
15 Vendrás de tu lugar, de las más remotas regiones del norte, tú y muchos pueblos contigo, todos ellos a caballo, una gran multitud y un poderoso ejército,
16 y subirás contra mi pueblo Israel como un nublado para cubrir la tierra; esto será al final de los días; y te traeré contra mi tierra, para que las naciones me conozcan, cuando sea santificado a costa tuya, oh Gog, delante de sus ojos.
17 Así dice el Señor Jehová: ¿Eres tú aquel de quien hablé yo en tiempos pasados por mis siervos los profetas de Israel, los cuales profetizaron en aquellos tiempos, durante muchos años, que yo te había de traer contra ellos?
18 Ocurrirá en aquel tiempo, cuando venga Gog contra la tierra de Israel, dice Jehová el Señor, que subirá mi ira en mi enojo.
19 Porque he hablado en mi celo, y en el fuego de mi ira: De cierto en aquel tiempo habrá un gran terremoto en la tierra de Israel;
20 tanto, que los peces del mar, las aves del cielo, las bestias del campo y todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todos los hombres que están sobre la faz de la tierra, temblarán ante mi presencia; y se desmoronarán los montes, y las rocas caerán, y todo muro caerá por tierra.
21 Y en todos mis montes llamaré contra él la espada, dice el Señor Jehová; la espada de cada cual se volverá contra su hermano.
22 Y yo litigaré contra él con peste y con sangre; y haré llover sobre él, sobre sus tropas y sobre los muchos pueblos que están con él, impetuosa lluvia, y piedras de granizo, fuego y azufre.
23 Así manifestaré mi grandeza y mi santidad, y me daré a conocer ante los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy Jehová.
1
Tú, pues, hijo de hombre, profetiza contra Gog, y di: Así dice el Señor Jehová: He aquí que yo estoy contra ti, oh Gog, príncipe soberano de Mésec y Tubal.2 Y te haré dar media vuelta, y te conduciré y te haré subir de las más remotas partes del norte, y te traeré sobre los montes de Israel;
3 y romperé tu arco en tu mano izquierda, y haré caer tus saetas de tu mano derecha.
4 Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus tropas, y los pueblos que estén contigo; a las aves de rapiña de toda especie, y a las fieras del campo, te daré por comida.
5 Sobre la faz del campo caerás; porque yo he hablado, dice el Señor Jehová.
6 Y enviaré fuego sobre Magog, y sobre los que moran con seguridad en las islas; y sabrán que yo soy Jehová.
7 Y haré notorio mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel, y nunca más consentiré que sea profanado mi santo nombre; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, el Santo en Israel.
8 He aquí que esto llega y se va a cumplir, dice el Señor Jehová; éste es el día del cual he hablado.
9 Y los moradores de las ciudades de Israel saldrán a prender fuego y a entregar a las llamas las armas; escudos y paveses, arcos y saetas, mazas y lanzas; y los quemarán en el fuego por siete años.
10 No traerán leña del campo, ni cortarán de los bosques, sino que quemarán las armas en el fuego; y despojarán a sus despojadores, y robarán a los que les robaron, dice el Señor Jehová.
11 En aquel tiempo yo daré a Gog lugar para sepultura allí en Israel, el valle de los que pasan al oriente del mar; y obstruirá el paso a los transeúntes, pues allí enterrarán a Gog y a toda su multitud; y lo llamarán el Valle de Hamón-gog.
12 Y la casa de Israel los estará enterrando por siete meses, para limpiar la tierra.
13 Los enterrará todo el pueblo de la tierra, y será para ellos un motivo de renombre; el día en que yo seré glorificado, dice el Señor Jehová.
14 Y tomarán hombres a jornal que vayan continuamente por el país para enterrar, con ayuda de los que viajen, a los que queden sobre la faz de la tierra, a fin de limpiarla; al cabo de siete meses harán el reconocimiento.
15 Y cuando pasen los que viajen por el país, y alguien vea los huesos de algún hombre, pondrá junto a ellos una señal, hasta que los entierren los sepultureros en el valle de Hamón-gog.
16 Y también el nombre de la ciudad será Hamoná; así limpiarán la tierra.
17 Y tú, hijo de hombre, así dice el Señor Jehová: Di a las aves de toda especie, y a toda fiera del campo: Juntaos, y venid; reuníos de todas partes al banquete que preparo para vosotros, un gran banquete sobre los montes de Israel; y comeréis carne y beberéis sangre.
18 Comeréis carne de fuertes, y beberéis sangre de príncipes de la tierra; carneros, corderos, machos cabríos, bueyes y toros engordados de Basán son todos ellos.
19 Comeréis la gordura hasta saciaros, y beberéis hasta embriagaros de sangre de las víctimas que para vosotros he preparado.
20 Y os saciaréis sobre mi mesa, de caballos y de jinetes, de hombres fuertes y de todos los hombres de guerra, dice el Señor Jehová.
21 Y pondré en alto mi gloria entre las naciones, y todas las naciones verán mi juicio que habré hecho, y mi mano con que los habré herido.
22 Y de aquel día en adelante sabrá la casa de Israel que yo soy Jehová su Dios.
23 Y sabrán las naciones que la casa de Israel fue llevada cautiva por su pecado, por cuanto me fueron infieles, y yo escondí de ellos mi rostro, y los entregué en manos de sus enemigos, y cayeron todos a espada.
24 Conforme a su inmundicia y conforme a sus transgresiones hice con ellos, y escondí de ellos mi rostro.
25 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Ahora voy a hacer volver a los cautivos de Jacob, y tendré compasión de toda la casa de Israel, y me mostraré celoso por mi santo nombre.
26 Y ellos llevarán sobre sí su vergüenza, y toda su infidelidad con que prevaricaron contra mí, cuando habiten en su tierra con seguridad y no haya quien los espante;
27 cuando yo los haya traído de entre los pueblos, y los haya recogido de la tierra de sus enemigos, y sea santificado en ellos ante los ojos de muchas naciones.
28 Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando, después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos.
29 Y no esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi Espíritu sobre la casa de Israel, dice el Señor Jehová.
1
En el año veinticinco de nuestro cautiverio, al principio del año, a los diez días del mes, a los catorce años después que la ciudad fue tomada, en aquel mismo día vino sobre mí la mano de Jehová, y me llevó allá.2 En visiones de Dios me llevó a la tierra de Israel, y me puso sobre un monte muy alto, sobre el cual había un edificio parecido a una ciudad, hacia la parte sur.
3 Me llevó allá, y he aquí que había allí un varón cuyo aspecto era como aspecto de bronce; y tenía un cordel de lino en su mano, y una caña de medir; y él estaba de pie a la puerta.
4 Y me habló aquel varón, diciendo: Hijo de hombre, mira con tus ojos, y oye con tus oídos, y pon tu corazón a todas las cosas que te voy a mostrar; porque has sido traído aquí para que yo te las mostrase. Informa a la casa de Israel de todo lo que vayas viendo.
5 Y he aquí, por el exterior de la casa había un muro alrededor; y la caña de medir que aquel varón tenía en la mano era de seis codos de largura, de a codo y palmo cada codo; y midió el espesor del muro, de una caña, y la altura, de otra caña.
6 Después vino a la puerta que mira hacia el oriente, y subió por sus gradas, y midió un poste de la puerta, de una caña de ancho, y el otro poste, de otra caña de ancho.
7 Y cada cámara tenía una caña de largo, y una caña de ancho; y entre las cámaras había un espacio de cinco codos de ancho; y cada poste de la puerta junto a la entrada de la puerta por dentro, una caña de ancho.
8 Midió asimismo el vestíbulo del pórtico por dentro, una caña de ancho.
9 Midió luego la entrada del portal, de ocho codos de largo, y sus postes de dos codos; y la puerta del pórtico estaba por el lado de adentro.
10 Y la puerta oriental tenía tres cámaras a cada lado, las tres de una medida; también de una medida los portales a cada lado.
11 Midió el ancho de la entrada de la puerta, de diez codos, y la longitud del portal, de trece codos.
12 El espacio delante de las cámaras era de un codo a un lado, y de otro codo al otro lado; y cada cámara tenía seis codos por un lado, y seis codos por el otro.
13 Midió la puerta desde el techo de una cámara hasta el techo de la otra, veinticinco codos de ancho, puerta contra puerta.
14 Y midió los postes, de sesenta codos, cada poste del atrio y del portal todo en derredor.
15 Y desde el frente de la puerta de la entrada hasta el frente de la entrada de la puerta interior, cincuenta codos.
16 Y había ventanas estrechas en las cámaras, y en sus portales por dentro de la puerta alrededor, y asimismo en los corredores; y las ventanas estaban alrededor por dentro; y sobre cada poste había palmeras.
17
Me llevó luego al atrio exterior, y he aquí había cámaras, y estaba enlosado todo en derredor; treinta cámaras había alrededor en aquel atrio.18 El enlosado estaba a los lados de las puertas, en proporción a la longitud de los portales, esto es el enlosado inferior.
19 Y midió la anchura desde el frente de la puerta de abajo hasta el frente del atrio interior por fuera, de cien codos hacia el oriente, como también al norte.
20 Y de la puerta que estaba hacia el norte en el atrio exterior, midió su longitud y su anchura.
21 Sus cámaras eran tres de un lado, y tres del otro; y sus postes y sus arcos eran como la medida de la puerta primera: cincuenta codos de longitud, y veinticinco de ancho.
22 Y sus ventanas y sus arcos y sus palmeras eran conforme a la medida de la puerta que estaba hacia el oriente; y se subía a ella por siete gradas, y delante de ellas estaban sus arcos.
23 Enfrente de la puerta que daba hacia el norte, había en el atrio interior una puerta que estaba también enfrente de la puerta oriental; y midió de puerta a puerta, cien codos.
24
Me llevó después hacia el sur, y he aquí que había una puerta hacia el sur; y midió sus portales y sus arcos conforme a las mismas medidas.25 Y había ventanas en torno de ella y de su vestíbulo, como las otras ventanas; su longitud era de cincuenta codos, y el ancho de veinticinco codos.
26 Sus gradas eran de siete peldaños, con sus arcos delante de ellas; y tenía palmeras, una de un lado, y otra del otro lado, en sus postes.
27 Había también una puerta hacia el sur del atrio interior; y midió de puerta a puerta hacia el sur cien codos.
28 Me llevó después al atrio de adentro por la puerta del sur, y midió la puerta del sur conforme a estas medidas.
29 Sus cámaras y sus postes y sus arcos eran conforme a estas medidas, y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor; la longitud era de cincuenta codos, y de veinticinco codos el ancho.
30 Los arcos alrededor eran de veinticinco codos de largo, y cinco codos de ancho.
31 Y sus arcos daban al atrio exterior, con palmeras en sus postes; y sus gradas eran de ocho peldaños.
32 Y me llevó al atrio interior hacia el oriente, y midió la puerta conforme a estas medidas.
33 Eran sus cámaras y sus postes y sus arcos conforme a estas medidas, y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor; la longitud era de cincuenta codos, y la anchura de veinticinco codos.
34 Y sus arcos daban al atrio exterior, con palmeras en sus postes de un lado y de otro; y sus gradas eran de ocho peldaños.
35 Me llevó luego a la puerta del norte, y midió conforme a estas medidas;
36 sus cámaras, sus postes, sus arcos y sus ventanas alrededor; la longitud era de cincuenta codos, y de veinticinco codos el ancho.
37 Sus postes daban al atrio exterior, con palmeras a cada uno de sus postes de un lado y de otro; y sus gradas eran de ocho peldaños.
38 Y había allí una cámara con su puerta junto a los postes de los portales; allí se había de lavar el holocausto.
39 Y en la entrada de la puerta había dos mesas a un lado, y otras dos al otro, para degollar sobre ellas el holocausto, la expiación y el sacrificio por el pecado.
40 A un lado, por fuera de las gradas, a la entrada de la puerta del norte, había dos mesas; y al otro lado que estaba a la entrada de la puerta, otras dos mesas.
41 Cuatro mesas a un lado, y cuatro mesas al otro lado, junto a la puerta; ocho mesas, sobre las cuales se habían de inmolar las víctimas.
42 Había además otras cuatro mesas para el holocausto, de piedra labrada, de un codo y medio de longitud, y codo y medio de ancho, y de un codo de altura, sobre las cuales habrían de colocar los utensilios con que se degüellan el holocausto y el sacrificio.
43 Y adentro, ganchos, de un palmo menor, dispuestos en derredor; y sobre las mesas había de estar la carne de las víctimas.
44 Y fuera de la puerta interior, en el atrio de adentro que estaba al lado de la puerta del norte, estaban las cámaras de los cantores, las cuales miraban hacia el sur; una estaba al lado de la puerta del oriente que miraba hacia el norte.
45 Y me dijo: Esta cámara que mira hacia el sur es de los sacerdotes que hacen la guardia del templo.
46 Y la cámara que mira hacia el norte es de los sacerdotes que hacen la guardia del altar; éstos son los hijos de Sadoc, los cuales, de entre los hijos de Leví, se acercan a Jehová, para servirle.
47 Y midió el atrio, cien codos de longitud, y cien codos de anchura; era cuadrado; y el altar estaba delante de la casa.
48 Y me llevó al pórtico del templo, y midió cada poste del pórtico, cinco codos de un lado, y cinco codos de otro; y la anchura de la puerta, tres codos de un lado, y tres codos de otro.
49 La longitud del pórtico, veinte codos, y el ancho once codos; y se subía a él por gradas; y había columnas junto a los postes, una de un lado, y otra de otro.
1
Me introdujo luego en el templo, y midió los postes, siendo el ancho de seis codos de un lado, y de seis codos del otro, que era el ancho del tabernáculo.2 El ancho de la puerta era de diez codos, y los lados de la puerta, de cinco codos de un lado, y de cinco del otro. Y midió su longitud, de cuarenta codos, y la anchura de veinte codos.
3 Y pasó al interior, y midió cada poste de la puerta, de dos codos; y la puerta, de seis codos; y la anchura de la entrada, de siete codos.
4 Midió también su longitud, de veinte codos, y la anchura de veinte codos, delante del templo; y me dijo: Éste es el lugar santísimo.
5 Después midió el muro de la casa, de seis codos; y de cuatro codos la anchura de las cámaras laterales, en torno de la casa alrededor.
6 Las cámaras laterales estaban sobrepuestas unas a otras, treinta en cada uno de los tres pisos; y había salientes en la pared de la casa alrededor, sobre los que estribasen las cámaras, para que no estribasen en la pared de la casa.
7 Y había mayor anchura en las cámaras laterales, según se subía de piso en piso; porque la escalera de caracol de la casa subía más y más alrededor por dentro de la casa; por tanto, la casa tenía más anchura arriba. Del piso inferior se podía subir al de en medio, y de éste al superior.
8 Y vi que la casa estaba asentada sobre una elevación, todo alrededor; los cimientos de las cámaras eran de una caña entera de seis codos hacia el ángulo.
9 El ancho de la pared de afuera que pertenecía a las cámaras laterales era de cinco codos, igual al espacio de las cámaras de la casa por dentro.
10 Y entre las cámaras había una anchura de veinte codos por todos lados alrededor de la casa.
11 La puerta de cada cámara lateral daba al espacio que quedaba, una puerta hacia el norte, y otra puerta hacia el sur; y el ancho del espacio que quedaba era de cinco codos por todo alrededor.
12 Y el edificio que estaba delante del espacio abierto al lado del occidente era de setenta codos de ancho; y la pared del edificio, de cinco codos de grueso alrededor, y de noventa codos de largo.
13 Luego midió la casa, cien codos de largo; y el espacio abierto y el edificio y sus paredes, de cien codos de longitud.
14 Y el ancho del frente de la casa y del espacio abierto al oriente era de cien codos.
15 Y midió la longitud del edificio que estaba delante del espacio abierto que había detrás de él, y las galerías de uno y otro lado, cien codos; y el templo, el lugar interior y los portales del atrio,
16 los umbrales y las ventanas estrechas y las galerías alrededor de los tres pisos estaba todo cubierto de madera desde el suelo hasta las ventanas; y las ventanas también cubiertas
17 hasta el espacio de encima de la puerta, y hasta la casa de adentro, y afuera de ella, y por toda la pared en derredor por dentro y por fuera, por medida.
18 Y estaba labrada con querubines y palmeras, y había entre querubín y querubín una palmera; y cada querubín tenía dos rostros;
19 un rostro de hombre hacia la palmera de un lado, y un rostro de león hacia la palmera del otro lado, por toda la casa alrededor.
20 Desde el suelo hasta encima de la puerta había querubines labrados y palmeras, así como por toda la pared del templo.
21 Cada poste del templo era cuadrado, y el frente del lugar santísimo tenía el mismo aspecto que el frente del templo.
22 El altar, de tres codos de alto y de dos codos de largo, era de madera, así como sus esquinas; su superficie y sus paredes eran también de madera. Y me dijo: Ésta es la mesa que está delante de Jehová.
23 El templo y el santuario tenían dos puertas dobles.
24 Y en cada puerta había dos hojas, dos hojas que giraban; dos hojas en una puerta, y otras dos en la otra.
25 En las puertas del templo había esculpidos querubines y palmeras, así como los que había en las paredes; y había gruesas vigas de madera sobre la fachada del atrio al exterior.
26 Y había ventanas estrechas, y palmeras de uno y otro lado a los lados del pórtico; había también los soportes de la casa y los arquitrabes.
1
Me trajo luego al atrio exterior hacia el norte, y me llevó a la cámara que estaba delante del espacio abierto que quedaba enfrente del edificio, hacia el norte.2 Por delante de la puerta del norte su longitud era de cien codos, y el ancho de cincuenta codos.
3 Frente a los veinte codos que había en el atrio interior, y enfrente del enlosado que había en el atrio exterior, estaban las galerías, las unas enfrente de las otras en tres pisos.
4 Y delante de las cámaras había un corredor de diez codos de ancho hacia adentro, con una vía de entrada de un codo; y sus puertas daban al norte.
5 Y las cámaras más altas eran más estrechas; porque las galerías quitaban de ellas más espacio que de las bajas y de las de en medio del edificio.
6 Porque estaban en tres pisos, y no tenían columnas como las columnas de los atrios; por tanto, eran más estrechas que las de abajo y las de en medio, comparando desde el suelo.
7 Y el muro que estaba afuera enfrente de las cámaras, hacia el atrio exterior delante de las cámaras, tenía cincuenta codos de largo.
8 Porque la longitud de las cámaras del atrio de afuera era de cincuenta codos; y delante de la fachada del templo había cien codos.
9 Y debajo de las cámaras estaba la entrada al lado oriental, si uno entraba en él desde el atrio exterior.
10 A lo ancho del muro del atrio, hacia el oriente, enfrente del espacio abierto, y delante del edificio, había cámaras,
11 con un corredor delante de ellas, semejante al de las cámaras que estaban hacia el norte; tanto su longitud como su ancho eran los mismos, así como todas sus salidas y toda su disposición. Como sus puertas,
12 así también eran las puertas de las cámaras que estaban hacia el sur; había una puerta al comienzo del corredor que había enfrente del muro al lado oriental, para quien entraba en las cámaras.
13 Y me dijo: Las cámaras del norte y las del sur, que están delante del espacio abierto, son cámaras santas en las cuales los sacerdotes que se acercan a Jehová comerán las santas ofrendas; allí pondrán las ofrendas santas, la ofrenda y la expiación y el sacrificio por el pecado, porque el lugar es santo.
14 Cuando los sacerdotes entren, no saldrán del lugar santo al atrio exterior, sino que allí dejarán sus vestiduras con que ministran, porque son santas, la ofrenda y la expiación y así se acercarán a lo que pertenece al pueblo.
15 Y luego que acabó las medidas de la casa de adentro, me sacó por el camino de la puerta que miraba hacia el oriente, y lo midió todo alrededor.
16 Midió el lado oriental con la caña de medir, quinientas cañas de la caña de medir alrededor.
17 Midió al lado del norte, quinientas cañas de la caña de medir alrededor.
18 Midió al lado del sur, quinientas cañas de la caña de medir.
19 Rodeó al lado del occidente, y midió quinientas cañas de la caña de medir.
20 Lo midió a los cuatro lados; tenía un muro todo alrededor, de quinientas cañas de longitud y quinientas cañas de ancho, para hacer separación entre el santuario y el lugar profano.
1
Me llevó luego a la puerta, a la puerta que mira hacia el oriente;2 y he aquí que la gloria del Dios de Israel venía del oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria.
3 Y el aspecto de la visión que vi era como aquella visión que vi cuando vine para destruir la ciudad; y las visiones eran como la visión que vi junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro.
4 Y la gloria de Jehová entró en la casa por la vía de la puerta que daba al oriente.
5 Y me alzó un espíritu y me llevó al atrio interior; y he aquí que la gloria de Jehová llenaba la casa.
6
Y oí a alguien que me hablaba desde la casa; y se puso un varón junto a mí,7 y me dijo: Hijo de hombre, éste es el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré en medio de los hijos de Israel para siempre; y nunca más profanará la casa de Israel mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones, y con los cadáveres de sus reyes en sus lugares altos;
8 poniendo ellos su umbral junto a mi umbral, y su contrafuerte junto a mi contrafuerte, mediando sólo una pared entre mí y ellos, y han contaminado mi santo nombre con las abominaciones que cometieron; por lo cual los consumí en mi furor.
9 Ahora arrojarán lejos de mí sus fornicaciones, y los cadáveres de sus reyes, y habitaré en medio de ellos para siempre.
10 Tú, hijo de hombre, muestra a la casa de Israel esta casa, para que se avergüencen de sus pecados; y que midan con esmero.
11 Y si se avergüenzan de todo lo que han hecho, hazles entender el diseño de la casa, su disposición, sus salidas y sus entradas, y todas sus formas, y todas sus ordenanzas, y todas sus configuraciones, y todas sus leyes; y ponlo dibujado delante de sus ojos, para que guarden toda su forma y todas sus ordenanzas, y las pongan por obra.
12 Esta es la ley de la casa: Sobre la cumbre del monte, el recinto entero, todo en derredor, será santísimo. He aquí que ésta es la ley de la casa.
13 Estas son las medidas del altar por codos (el codo de a codo y un palmo). La base, de un codo, y de un codo el ancho; y su remate por su borde alrededor, de un palmo. Éste será el borde del altar.
14 Y desde la base, sobre el suelo, hasta el zócalo inferior, dos codos, y la anchura de un codo; y desde el zócalo pequeño hasta el zócalo grande, cuatro codos, y el ancho de un codo.
15 El fogón del altar será de cuatro codos, y saliendo del fogón hacia arriba habrá cuatro cuernos.
16 Y el altar tendrá doce codos de largo, y doce de ancho, cuadrado a sus cuatro lados.
17 El zócalo será de catorce codos de longitud y catorce de anchura en sus cuatro lados, y de medio codo el borde alrededor; y la base, de un codo por todos lados; y sus gradas estarán mirando al oriente.
18 Y me dijo: Hijo de hombre, así dice el Señor Jehová: Estas son las ordenanzas del altar el día en que sea hecho, para ofrecer holocausto sobre él y para esparcir sobre él sangre.
19 A los sacerdotes levitas que son del linaje de Sadoc, que se acercan a mí para ministrar ante mí, dice el Señor Jehová, les darás un becerro de la vacada para expiación.
20 Y tomarás de su sangre, y la pondrás en los cuatro cuernos del altar, y en las cuatro esquinas del zócalo, y en el borde alrededor; así lo purificarás y harás expiación por él.
21 Tomarás luego el becerro de la expiación, y será quemado en la dependencia de la casa, designada fuera del santuario.
22 Al segundo día ofrecerás un macho cabrío sin defecto, para expiación; y purificarán el altar como lo purificaron con el becerro.
23 Cuando acabes de expiar, ofrecerás un becerro de la vacada sin defecto, y un carnero de la manada sin tacha;
24 y los ofrecerás delante de Jehová, y los sacerdotes echarán sal sobre ellos, y los ofrecerán en holocausto a Jehová.
25 Durante siete días prepararás un macho cabrío cada día para ofrecerlo en expiación por el pecado; asimismo prepararán para el sacrificio el becerro de la vacada y un carnero sin tacha del rebaño.
26 Durante siete días harán expiación por el altar, y lo purificarán, y así lo consagrarán.
27 Y acabados estos días, del octavo día en adelante, los sacerdotes sacrificarán sobre el altar vuestros holocaustos y vuestras ofrendas de paz; y me seréis aceptos, dice el Señor Jehová.
1
Después me hizo volver hacia la puerta exterior del santuario, la cual mira hacia el oriente; y estaba cerrada.2 Y me dijo Jehová: Esta puerta estará cerrada; no se abrirá, ni entrará por ella ningún hombre, porque Jehová Dios de Israel entró por ella; estará, por tanto, cerrada.
3 En cuanto al príncipe, por ser el príncipe, él se sentará allí para comer pan delante de Jehová; entrará por el vestíbulo de la puerta, y saldrá por ese mismo camino.
4 Luego me llevó hacia la puerta del norte por delante de la casa; y miré, y he aquí que la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová; y me postré sobre mi rostro.
5 Y me dijo Jehová: Hijo de hombre, pon atención, y mira con tus ojos, y oye con tus oídos todo lo que yo voy a hablar contigo sobre todas las ordenanzas de la casa de Jehová, y todas sus leyes; y pon atención a las entradas de la casa, y a todas las salidas del santuario.
6 Y dirás a los rebeldes, a la casa de Israel: Así dice el Señor Jehová: Basta ya de todas vuestras abominaciones, oh casa de Israel;
7 de traer extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos de carne, para estar en mi santuario y para contaminar mi casa, cuando me ofrecéis mi pan, la gordura y la sangre; y de que invalidaron mi pacto para añadir a todas vuestras abominaciones.
8 Y no habéis guardado lo que se os encargó acerca de mis cosas santas, sino que habéis puesto extranjeros como guardas de las ordenanzas en mi santuario, conforme a vuestro capricho.
9 Así dice el Señor Jehová: Ningún hijo de extranjero, incircunciso de corazón e incircunciso de carne, entrará en mi santuario, de todos los hijos de extranjeros que están entre los hijos de Israel.
10 Y los levitas que se apartaron de mí cuando Israel se descarrió de mí, yéndose tras sus ídolos, llevarán su iniquidad.
11 Y servirán en mi santuario como porteros a las puertas de la casa y sirvientes en la casa; ellos matarán el holocausto y el sacrificio por el pueblo, y estarán ante él para servirle.
12 Por cuanto les sirvieron delante de sus ídolos, y fueron a la casa de Israel por tropezadero de maldad; por tanto, he alzado mi mano contra ellos, dice el Señor Jehová, y ellos llevarán sobre sí su iniquidad.
13 No se acercarán a mí para servirme como sacerdotes, ni se acercarán a ninguna de mis cosas santas, a mis cosas santísimas, sino que llevarán sobre sí su vergüenza y las abominaciones que han cometido.
14 Les pondré, pues, por guardas encargados de la custodia de la casa, para todo el servicio de ella, y para todo lo que en ella haya de hacerse.
15 Mas los sacerdotes levitas, hijos de Sadoc, que cumplieron mi ministerio en el santuario cuando los hijos de Israel se apartaron de mí, ellos se acercarán para ministrar ante mí, y estarán delante de mí para ofrecerme la gordura y la sangre, dice el Señor Jehová.
16 Ellos entrarán en mi santuario, y se acercarán a mi mesa para servirme, y se encargarán de mi ministerio.
17 Y cuando entren por las puertas del atrio interior, se vestirán vestiduras de lino; no llevarán sobre ellos cosa de lana, cuando ministren en las puertas del atrio interior y dentro de la casa.
18 Llevarán sobre sus cabezas turbantes de lino, y calzones de lino sobre sus lomos; no se ceñirán cosa que les haga sudar.
19 Cuando salgan al atrio exterior, al atrio de afuera, al pueblo, se quitarán las vestiduras con que ministraron, y las dejarán en las cámaras del santuario, y se vestirán de otros vestidos, para no santificar al pueblo con sus vestiduras.
20 Y no se raparán la cabeza, ni se dejarán crecer el cabello, sino que lo recortarán solamente.
21 Ninguno de los sacerdotes beberá vino cuando haya de entrar en el atrio interior.
22 No tomará por mujer a viuda ni repudiada, sino que tomará virgen del linaje de la casa de Israel, o viuda que sea viuda de sacerdote.
23 Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y a que sepan discernir entre lo limpio y lo no limpio.
24 En los casos de pleito, ellos estarán para juzgar; juzgarán conforme a mis ordenanzas; y guardarán mis leyes y mis estatutos en todas mis fiestas solemnes, y santificarán mis sábados.
25 No se acercarán a ningún muerto para contaminarse; pero por padre o madre, hijo o hija, hermano, o hermana que no haya tenido marido, sí podrán contaminarse.
26 Y después de su purificación, le contarán siete días.
27 Y el día que entre al santuario, al atrio interior, para ministrar en el santuario, ofrecerá su expiación por el pecado, dice el Señor Jehová.
28 Y eso les será por heredad; yo seré su heredad; no les daréis posesión en Israel; yo soy su posesión.
29 Comerán la ofrenda, la expiación y el sacrificio por el pecado; y toda cosa consagrada en Israel será de ellos.
30 Y las primicias de todos los primeros frutos de todo, y toda ofrenda reservada de toda cosa, de todas vuestras ofrendas, será de los sacerdotes; asimismo daréis al sacerdote las primicias de todas vuestras moliendas, para que repose la bendición en vuestras casas.
31 Los sacerdotes no comerán ninguna cosa mortecina ni desgarrada, así de aves como de animales.
1
Cuando repartáis por suertes la tierra en heredad, apartaréis una porción para Jehová, que le consagraréis en la tierra, de longitud de veinticinco mil cañas y diez mil de ancho; esto será santificado en todo su territorio alrededor.2 De esto será para el santuario quinientas cañas de longitud y quinientas de ancho, en cuadro alrededor; y cincuenta codos en derredor para sus ejidos.
3 Y de esta medida medirás en longitud veinticinco mil cañas, y en ancho diez mil, y en este espacio estará el santuario, que es un lugar santísimo.
4 Es una porción santa de la tierra; será para los sacerdotes, ministros del santuario, que se acercan para ministrar a Jehová; y servirá de lugar para sus casas, y como recinto sagrado para el santuario.
5 Asimismo veinticinco mil cañas de longitud y diez mil de ancho, lo cual será para los levitas, ministros de la casa, como posesión para sí, con veinte cámaras.
6 Para propiedad de la ciudad señalaréis cinco mil de anchura y veinticinco mil de longitud, al lado y paralelamente a lo que se apartó para el santuario; será para toda la casa de Israel.
7
Y la parte del príncipe estará junto a lo que se apartó para el santuario, de uno y otro lado, y junto a la posesión de la ciudad, delante de lo que se apartó para el santuario, y delante de la posesión de la ciudad, desde el extremo occidental hasta el extremo oriental, y la longitud será la correspondiente a una de las porciones desde el límite occidental hasta el límite oriental de la tierra.8 Esto será su posesión en Israel, y nunca más mis príncipes oprimirán a mi pueblo, sino que darán la tierra a la casa de Israel conforme a sus tribus.
9 Así dice el Señor Jehová: ¡Basta ya, oh príncipes de Israel! Dejad la violencia y la rapiña. Haced juicio y justicia; quitad vuestras exacciones sobre mi pueblo, dice el Señor Jehová.
10 Tendréis balanzas justas, efa justo, y bato justo.
11 El efa y el bato serán de una misma medida: que el bato tenga la décima parte del homer, y el efa la décima parte del homer; la medida de ellos será según el homer.
12 Y el siclo será de veinte geras. Veinte siclos, veinticinco siclos, diez, y cinco siclos, será vuestra mina.
13 Esta será la ofrenda que apartaréis: la sexta parte de un efa por cada homer de trigo, y la sexta parte de un efa por cada homer de cebada.
14 La porción fijada para el aceite, un bato de aceite, será la décima parte de un bato por cada coro, el cual equivale a diez batos; o sea, un homer; porque diez batos son un homer.
15 Y una cordera del rebaño, una por cada doscientas, de las engordadas de Israel, para sacrificio, y para holocausto y para ofrendas de paz, para expiación por ellos, dice el Señor Jehová.
16 Todo el pueblo de la tierra estará obligado a dar esta ofrenda para el príncipe de Israel.
17 Mas al príncipe corresponderá el dar el holocausto y el sacrificio y la libación en las fiestas, en las lunas nuevas, en los sábados y en todas las solemnidades de la casa de Israel; él dispondrá la expiación, la ofrenda, el holocausto y las ofrendas de paz, para hacer expiación por la casa de Israel.
18 Así dice el Señor Jehová: El mes primero, el día primero del mes, tomarás de la vacada un becerro sin defecto, y purificarás el santuario.
19 Y el sacerdote tomará de la sangre de la expiación, y pondrá sobre los postes de la casa, y sobre los cuatro ángulos del zócalo del altar, y sobre los postes de las puertas del atrio interior,
20 Así harás el séptimo día del mes para los que pecaron por error o por ignorancia, y harás expiación por la casa.
21 El mes primero, a los catorce días del mes, tendréis la pascua, fiesta de siete días; se comerá pan sin levadura.
22 Aquel día el príncipe ofrecerá por sí mismo y por todo el pueblo de la tierra, un becerro por el pecado.
23 Y en los siete días de la fiesta solemne ofrecerá en holocausto a Jehová siete becerros y siete carneros sin defecto, cada uno de los siete días; y por el pecado, un macho cabrío cada día.
24 Y con cada becerro ofrecerá la ofrenda de un efa, y asimismo con cada carnero, un efa; y por cada efa, un hin de aceite.
25 En el mes séptimo, a los quince días del mes, en la fiesta, hará como en estos siete días; en cuanto a la expiación, así como en cuanto al holocausto; en cuanto al presente, así como en cuanto al aceite.
1
Así dice el Señor Jehová: La puerta del atrio interior que mira al oriente estará cerrada los seis días de trabajo, pero el sábado se abrirá; se abrirá también el día de la luna nueva.2 Y el príncipe entrará por el camino del portal de la puerta exterior, y estará en pie junto al umbral de la puerta, mientras los sacerdotes ofrezcan su holocausto y sus ofrendas de paz, y adorará junto al umbral de la puerta; después saldrá; pero no se cerrará la puerta hasta la tarde.
3 Asimismo adorará el pueblo de la tierra delante de Jehová, a la entrada de la puerta, en los sábados y en las lunas nuevas.
4 El holocausto que el príncipe ofrecerá a Jehová en el día de sábado será seis corderos sin defecto, y un carnero sin tacha;
5 y la ofrenda será un efa con cada carnero; y con cada cordero una ofrenda conforme a sus posibilidades, y un hin de aceite con el efa.
6 Mas el día de la luna nueva, un becerro sin tacha de la vacada, seis corderos y un carnero; deberán ser sin defecto.
7 Y hará ofrenda de un efa con el becerro, y un efa asimismo con cada carnero; pero con los corderos, conforme a sus posibilidades; y un hin de aceite por cada efa.
8 Y cuando el príncipe entre, entrará por el camino del portal de la puerta, y por el mismo camino saldrá.
9 Mas cuando el pueblo de la tierra entre delante de Jehová en las solemnidades, el que entre por la puerta del norte para postrarse, saldrá por la puerta del sur; y el que entre por la puerta del sur, saldrá por la puerta del norte; no volverá por la puerta por donde entró, sino que saldrá por la de enfrente de ella.
10 Y el príncipe, cuando ellos entren, entrará en medio de ellos; y cuando ellos salgan, saldrán juntos.
11 Y en las fiestas y en las solemnidades será la ofrenda un efa con cada becerro, y asimismo un efa con cada carnero; y con los corderos, conforme a sus posibilidades; y un hin de aceite con cada efa.
12 Mas cuando el príncipe ofrezca a Jehová un holocausto voluntario u ofrendas de paz, le abrirán la puerta que mira al oriente, y ofrecerá su holocausto y sus ofrendas de paz, como hace en el día de sábado; después saldrá, y cerrarán la puerta después que salga.
13 Y ofrecerás en sacrificio a Jehová cada día en holocausto un cordero de un año sin defecto; cada mañana lo sacrificarás.
14 Y con él harás todas las mañanas ofrenda de la sexta parte de un efa, y la tercera parte de un hin de aceite para humedecer la flor de harina; ofrenda para Jehová continuamente, por ordenanza perpetua.
15 Ofrecerán, pues, el cordero y la ofrenda y el aceite, todas las mañanas en holocausto continuo.
16 Así dice el Señor Jehová: Si el príncipe hace un regalo a alguno de sus hijos, tomándolo de su propio patrimonio, pasará a pertenecer a ellos; será posesión de ellos por herencia.
17 Mas si de su heredad regala una parte a alguno de sus siervos, será de éste hasta el año del jubileo, y volverá al príncipe; mas lo que es de su herencia, será de sus hijos.
18 Y el príncipe no tomará nada de la herencia del pueblo, despojándolos de su posesión; de lo suyo propio dará herencia a sus hijos, a fin de que ninguno de mi pueblo sea echado de su posesión.
19 Me trajo después por la entrada que estaba al lado de la puerta, a las cámaras santas de los sacerdotes, las cuales miraban al norte, y vi que había allí un lugar en el fondo del lado de occidente.
20 Y me dijo: Éste es el lugar donde los sacerdotes cocerán la ofrenda por el pecado y la expiación; allí cocerán la ofrenda, para no sacarla al atrio exterior, santificando así al pueblo.
21 Y luego me sacó al atrio exterior, y me hizo pasar por los cuatro rincones del atrio; y en cada rincón del atrio había un patio.
22 En los cuatro rincones del atrio había patios cercados, de cuarenta codos de longitud y treinta de ancho; una misma medida tenían los cuatro.
23 Y había una pared alrededor de ellos, alrededor de los cuatro, y abajo fogones alrededor de las paredes.
24 Y me dijo: Éstas son las cocinas, donde los servidores de la casa cocerán los sacrificios del pueblo.
1
Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí que salían aguas de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, del lado derecho de la casa, al sur del altar.2 Luego me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta por el camino exterior, a la puerta de afuera, por el camino de la puerta que mira al oriente; y vi que las aguas fluían del lado derecho.
3 Cuando el varón salió hacia el oriente, llevando un cordel en su mano, midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas, aguas que llegaban hasta los tobillos.
4 Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas que llegaban hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas que llegaban hasta los lomos.
5 Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado.
6 Y me dijo: ¿Has visto esto, hijo de hombre? Después me condujo, y me hizo volver por la ribera del río.
7 Al volver, vi que en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y otro lado.
8 Entonces me dijo: Estas aguas brotan hacia la región del oriente, y descenderán al Arabá, y entrarán en el mar; y cuando hayan entrado en el mar, en las aguas saladas, las aguas quedarán saneadas.
9 Y toda alma viviente que nade por dondequiera que entren estos dos ríos, vivirá; y habrá allí muchísimos peces; porque estas aguas habrán entrado allá para que reciba sanidad y viva todo lo que se encuentre en el lugar adonde llegue este río.
10 Y junto a él estarán los pescadores, desde En-gadí hasta En-egláyim; allí habrá un tendedero de redes; y por sus especies serán los peces tan numerosos como los peces del Mar Grande.
11 Pero sus pantanos y sus lagunas no se sanearán; quedarán para salinas.
12 Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. Producirán todos los meses frutos nuevos, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para alimento, y sus hojas para medicina.
13
Así dice el Señor Jehová: Estos son los límites en que repartiréis la tierra por heredad entre las doce tribus de Israel. José tendrá dos partes.14 Y la heredaréis así los unos como los otros; ya que por ella alcé mi mano jurando que la había de dar a vuestros padres; por tanto, esta será la tierra que os pertenecerá por herencia.
15 Y este será el límite de la tierra: hacia el lado del norte, desde el Mar Grande, camino de Hetlón, hasta la entrada de Zedad;
16 Hamat, Berotá, Sibráyim, que está entre el límite de Damasco y el límite de Hamat; Hazer-haticón, que es el límite de Haurán.
17 Y el límite desde el mar será Hazar-enón en el límite de Damasco, y el límite de Hamat está al norte en dirección septentrional. Éste es el lado norte.
18 Del lado del oriente, en medio de Haurán y de Damasco, y de Galaad y de la tierra de Israel, junto al Jordán, mediréis desde el límite hasta el mar oriental. Éste es el lado oriental.
19 El lado meridional, hacia el sur, desde Tamar hasta las aguas de las rencillas de Cadés hacia el torrente, hasta el Mar Grande; y esto será el lado meridional, al sur.
20 Y el lado del occidente será el Mar Grande, desde el límite hasta enfrente de la entrada de Hamat; éste es el lado occidental.
21 Repartiréis, pues, esta tierra entre vosotros según las tribus de Israel.
22 Y echaréis sobre ella suertes por heredad para vosotros, y para los extranjeros que moran entre vosotros, y que hayan engendrado hijos entre vosotros; y los tendréis como nativos entre los hijos de Israel; con vosotros tendrán heredad entre las tribus de Israel.
23 En la tribu en que more el extranjero, allí le daréis su heredad, dice el Señor Jehová.
1
Estos son los nombres de las tribus: Desde el extremo norte por la vía de Hetlón viniendo a Hamat, Hazar-enán, en los confines de Damasco, al norte, a lo largo de Hamat, desde el lado oriental hasta el occidental, tendrá Dan una parte.2 Junto a la frontera de Dan, desde el lado del oriente hasta el lado del occidente, tendrá Aser una parte.
3 Junto al límite de Aser, desde el lado del oriente hasta el lado del occidente, Neftalí, otra.
4 Junto al límite de Neftalí, desde el lado del oriente hasta el lado del occidente, Manasés, otra.
5 Junto al límite de Manasés, desde el lado del oriente hasta el lado del occidente, Efraín, otra.
6 Junto al límite de Efraín, desde el lado del oriente hasta el lado del occidente, Rubén, otra.
7 Junto al límite de Rubén, desde el lado del oriente hasta el lado del occidente, Judá, otra.
8 Junto al límite de Judá, desde el lado del oriente hasta el lado del occidente, estará la ofrenda sagrada que reservaréis, de veinticinco mil cañas de anchura, y de longitud como cualquiera de las otras partes, esto es, desde el lado del oriente hasta el lado del occidente; y el santuario estará en medio de ella.
9 La porción sagrada que reservaréis para Jehová tendrá de longitud veinticinco mil cañas, y diez mil de ancho.
10 A ellos, a los sacerdotes, pertenecerá la ofrenda reservada: veinticinco mil cañas al norte, y diez mil de anchura al occidente, y diez mil de ancho al oriente, y veinticinco mil de longitud al sur; y el santuario de Jehová estará en medio de ella.
11 La porción santificada será para los sacerdotes de los hijos de Sadoc que guardaron fielmente mi ministerio, que no se descarriaron cuando se descarriaron los hijos de Israel, como hicieron los levitas;
12 para ellos será como parte santísima la porción de la tierra reservada, junto al límite de la de los levitas.
13 Y la de los levitas, colindante con la de los sacerdotes, será de veinticinco mil cañas de longitud, y de diez mil de anchura; toda la longitud será de veinticinco mil, y la anchura de diez mil.
14 No venderán nada de ello, ni lo permutarán, ni enajenarán las primicias de la tierra; porque es cosa consagrada a Jehová.
15 Y las cinco mil cañas de anchura que quedan enfrente de las veinticinco mil, serán de uso común, para la ciudad, para habitación y para ejido; y la ciudad estará en medio.
16 Estas serán sus medidas: al lado del norte cuatro mil quinientas cañas, al lado del sur cuatro mil quinientas, al lado del oriente cuatro mil quinientas, y al lado del occidente cuatro mil quinientas.
17 Y el ejido de la ciudad será al norte de doscientas cincuenta cañas, al sur de doscientas cincuenta, al oriente de doscientas cincuenta, y de doscientas cincuenta al occidente.
18 Y lo que quede de longitud delante de la porción santa tendrá diez mil cañas al oriente y diez mil al occidente, y será paralela a lo largo de la porción santa; sus productos servirán para la alimentación de los que presten sus servicios a la ciudad.
19 Y los que sirvan a la ciudad, de todas las tribus de Israel, lo labrarán.
20 Toda la porción reservada será de veinticinco mil cañas por veinticinco mil; en cuadro la reservaréis como porción para el santuario, con la posesión de la ciudad.
21 Y del príncipe será lo que quede a uno y otro lado de la porción santa y de la posesión de la ciudad, delante de las veinticinco mil cañas de la porción reservada hasta el límite oriental, y al occidente delante de las veinticinco mil hasta el límite occidental, paralelamente a las partes dichas, será del príncipe; y la porción santa y el santuario de la casa estarán en medio de ella.
22 De este modo la porción de los levitas y la porción de la ciudad estarán en medio de la parte del príncipe; entre el límite de Judá y el límite de Benjamín, estará la del príncipe.
23 En cuanto a las demás tribus, desde el lado del oriente hasta el lado del occidente, tendrá Benjamín una porción.
24 Junto al límite de Benjamín, desde el lado del oriente hasta el lado del occidente, Simeón, otra.
25 Junto al límite de Simeón, desde el lado del oriente hasta el lado del occidente, Isacar, otra.
26 Junto al límite de Isacar, desde el lado del oriente hasta el lado del occidente, Zabulón, otra.
27 Junto al límite de Zabulón, desde el lado del oriente hasta el lado del occidente, Gad, otra.
28 Junto al límite de Gad, al lado meridional al sur, será el límite desde Tamar hasta las aguas de las rencillas de Cadés hacia el torrente, hasta el Mar Grande.
29 Ésta es la tierra que repartiréis por suertes en heredad a las tribus de Israel, y éstas son sus porciones, dice el Señor Jehová.
30 Y estas son las salidas de la ciudad: al lado del norte, cuatro mil quinientas cañas por medida.
31 Y las puertas de la ciudad serán según los nombres de las tribus de Israel: tres puertas al norte: la puerta de Rubén, una; la puerta de Judá, otra; la puerta de Leví, otra.
32 Al lado oriental cuatro mil quinientas cañas, y tres puertas: la puerta de José, una; la puerta de Benjamín, otra; la puerta de Dan, otra.
33 Al lado del sur, cuatro mil quinientas cañas por medida, y tres puertas: la puerta de Simeón, una; la puerta de Isacar, otra; la puerta de Zabulón, otra.
34 Y al lado occidental cuatro mil quinientas cañas, y sus tres puertas: la puerta de Gad, una; la puerta de Aser, otra; la puerta de Neftalí, otra.
35 En derredor tendrá dieciocho mil cañas. Y el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama.