1

1

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;

2
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.

3
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.

4

No así los malos,
Que son como el tamo que arrebata el viento.

5
Por tanto, no se erguirán los malos en el juicio,
Ni los pecadores en la congregación de los justos.

6
Porque Jehová conoce el camino de los justos;
Mas la senda de los malos conduce a la perdición.

2

1

¿Por qué se amotinan las gentes,
Y los pueblos piensan cosas vanas?

2
Se levantan los reyes de la tierra,
Y los príncipes conspiran juntamente
Contra Jehová y contra su ungido, diciendo:

3
Rompamos sus ligaduras,
Y echemos de nosotros su yugo.

4

El que mora en los cielos se reirá;
El Señor se burlará de ellos.

5
Luego les hablará en su furor,
Y los turbará con su ira:

6
Yo mismo he ungido a mi rey
Sobre Sión, mi santo monte.

7

Yo publicaré el decreto;
Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú;
Yo te he engendrado hoy.

8
Pídeme, y te daré por herencia las naciones,
Y como posesión tuya los confines de la tierra.

9
Los quebrantarás con cetro de hierro;
Como vasija de alfarero los desmenuzarás.

10

Ahora, pues, oh reyes, sed sensatos;
Admitid amonestación, jueces de la tierra.

11
Servid a Jehová con temor,
Y alegraos con temblor.

12
Rendid pleitesía al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino;
Pues se inflama de pronto su ira.

Bienaventurados todos los que en él confían.

3

1

¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios!
Muchos son los que se levantan contra mí.

2
Muchos son los que dicen de mí:
No hay para él salvación en Dios.

Selah

3

Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí;
Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.

4
Con mi voz clamé a Jehová,
Y él me respondió desde su monte santo.

Selah

5

Yo me acosté y dormí,
Y desperté, porque Jehová me sostenía.

6
No temeré a diez millares de gente,
Que pongan sitio contra mí.

7
Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío;
Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla;
Los dientes de los perversos quebrantaste.

8

La salvación es de Jehová;
Sobre tu pueblo sea tu bendición.

Selah

4

1

Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia.
Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar;
Ten misericordia de mí, y oye mi oración.

2

Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia,
Amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira?

Selah

3
Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí;
Jehová oirá cuando yo a él clame.

4
Temblad, y no pequéis;
Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad.

Selah

5
Ofreced sacrificios de justicia,
Y confiad en Jehová.

6

Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien?
Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro.

7
Tú diste alegría a mi corazón
Mayor que la de ellos cuando abundan en grano y en mosto.

8

En paz me acostaré, y asimismo dormiré;
Porque sólo tú, Jehová, me haces vivir confiado.

5

1

Escucha, oh Jehová, mis palabras;
Considera mi lamento.

2
Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío,
Porque a ti oraré.

3
Oh Jehová, de mañana oirás mi voz;
De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.

4

Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad;
El malo no habitará junto a ti.

5
Los insensatos no estarán delante de tus ojos;
Aborreces a todos los que hacen iniquidad.

6
Destruirás a los que hablan mentira;
Al hombre sanguinario y engañador le abominará Jehová.

7

Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa;
En tu santo templo me postraré, lleno de tu temor.

8
Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos;
Allana tu camino delante de mí.

9

Porque en la boca de ellos no hay sinceridad;
Sus entrañas son maldad,
Sepulcro abierto es su garganta,
Con su lengua hablan lisonjas.

10
Castígalos, oh Dios;
Caigan por sus mismos planes;
Por la multitud de sus transgresiones échalos fuera,
Porque se rebelaron contra ti.

11

Pero alégrense todos los que en ti confían;
Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes;
En ti se regocijen los que aman tu nombre.

12

Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo;
Como con un escudo lo rodearás de tu favor.

6

1

Jehová, no me reprendas en tu enojo,
Ni me castigues con tu ira.

2
Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque desfallezco;
Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen.

3
Mi alma también está muy turbada;
Y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?

4

Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma;
Sálvame por tu misericordia.

5
Porque en la muerte no queda recuerdo de ti;
En el Seol, ¿quién te alabará?

6

Me he consumido a fuerza de gemir;
Todas las noches inundo de llanto mi lecho,
Riego mi cama con mis lágrimas.

7
Mis ojos están gastados de sufrir;
Se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.

8

Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad;
Porque Jehová ha oído la voz de mi llanto.

9
Jehová ha escuchado mi ruego;
Ha acogido Jehová mi oración.

10

Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis enemigos;
Retrocederán y serán avergonzados de repente.

7

1

Jehová Dios mío, en ti he confiado;
Sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame,

2
No sea que desgarren mi alma cual león,
Y me destrocen sin que haya quien me libre.

3
Jehová Dios mío, si yo he hecho esto,
Si hay en mis manos iniquidad;

4
Si he dado mal pago al que estaba en paz conmigo
(Antes he libertado al que sin causa era mi enemigo),

5
Persiga el enemigo mi alma, y alcáncela;
Huelle en tierra mi vida,
Y mi honra ponga en el polvo.

Selah

6

Levántate, oh Jehová, en tu ira;
Álzate en contra de la furia de mis angustiadores,
Y apréstate a defenderme en el juicio que has convocado.

7
Te rodeará la congregación de las naciones,
Y sobre ella vuélvete a sentar en lo alto.

8
Jehová juzgará a los pueblos;
Júzgame, oh Jehová, conforme a mi justicia,
Y conforme a mi integridad.

9

Que cese ya la maldad de los inicuos; afianza, en cambio, tú al justo;
Porque el Dios justo prueba la mente y el corazón.

10
Mi escudo está en Dios,
Que salva a los rectos de corazón.

11
Dios es juez justo,
Y Dios está airado contra el impío todos los días.

12

Si no se arrepiente, él afilará su espada;
Armado tiene ya su arco, y lo ha preparado.

13
Asimismo ha preparado armas de muerte,
Y ha templado al fuego sus saetas.

14
He aquí, el impío concibió maldad,
Gestó iniquidad,
Y dio a luz fraude.

15
Pozo ha cavado, y ha ahondado;
Y en el hoyo que hizo caerá.

16
Su iniquidad se volverá sobre su cabeza,
Y su agravio caerá sobre su propia coronilla.

17

Alabaré a Jehová conforme a su justicia,
Y cantaré al nombre de Jehová el Altísimo.

8

1

¡Oh Jehová, Señor nuestro,
Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!
Has puesto tu gloria sobre los cielos;

2
Por boca de los niños y de los que maman, afirmas tu fortaleza frente a tus adversarios,
Para hacer callar al enemigo y al rebelde.

3

Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos,
La luna y las estrellas que tú formaste,

4
Digo: ¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes,
Y el hijo del hombre, para que cuides de él?

5

Le has hecho un poco inferior a los ángeles,
Y lo coronaste de gloria y de honra.

6
Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos;
Todo lo pusiste bajo sus pies:

7
Ovejas y bueyes, todo ello,
Y aun las bestias salvajes,

8
Las aves de los cielos y los peces del mar;
Todo cuanto surca las sendas de las aguas.

9

¡Oh Jehová, Señor nuestro,
Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!

9

1

Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón;
Contaré todas tus maravillas.

2
Me alegraré y me regocijaré en ti;
Cantaré a tu nombre, oh Altísimo.

3

Mis enemigos retrocedieron;
Cayeron y perecieron delante de ti.

4
Porque has mantenido mi derecho y mi causa;
Te has sentado en el trono juzgando con justicia.

5

Reprendiste a las naciones, destruiste al malo,
Borraste el nombre de ellos eternamente y para siempre.

6
Los enemigos han perecido; han quedado desolados para siempre;
Derribaste sus ciudades,
Y su recuerdo pereció con ellas.

7
Pero Jehová permanecerá para siempre;
Ha dispuesto su trono para juicio.

8
Él juzgará al mundo con justicia,
Y a los pueblos con rectitud.

9

Jehová será ciudadela para el oprimido,
Lugar fuerte para el tiempo de angustia.

10
En ti confiarán los que conocen tu nombre,
Por cuanto tú, oh Jehová, no desamparas a los que te buscan.

11

Cantad a Jehová, que habita en Sión;
Publicad entre los pueblos sus hazañas.

12
Porque el que pide cuentas de la sangre se acordó de los afligidos;
No se olvidó del clamor de ellos.

13
Ten misericordia de mí, Jehová;
Mira mi aflicción que padezco a causa de los que me aborrecen,
Levántame de las puertas de la muerte,

14
Para que proclame yo todas tus alabanzas.
En las puertas de la hija de Sión,
Gozoso por tu salvación.

15

Se hundieron las naciones en el hoyo que hicieron;
En la red que escondieron quedó prendido su pie.

16
Jehová se ha dado a conocer en el juicio que ejecutó;
En la obra de sus manos fue enredado el malo.

Higaión. Selah

17

Los malos serán trasladados al Seol,
Todas las gentes que se olvidan de Dios.

18

Porque no estará perpetuamente olvidado el menesteroso,
Ni la esperanza de los pobres perecerá para siempre.

19

Levántate, oh Jehová; no triunfe el hombre;
Sean juzgadas las naciones delante de ti.

20
Oh Jehová, infúndeles temor;
Y aprendan las naciones que no son sino hombres.

Selah

10

1

¿Por qué estás lejos, oh Jehová,
Y te escondes en el tiempo de la tribulación?

2
Con arrogancia el malo persigue al pobre;
Queda atrapado en la trama que le ha urdido.

3

Porque el malo se jacta de los antojos de su alma,
El codicioso maldice, y desprecia a Jehová.

4
El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios;
No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.

5

Sus caminos son torcidos en todo tiempo;
Tus juicios los tiene muy lejos de su vista;
A todos sus adversarios desprecia.

6
Dice en su corazón: No seré inquietado jamás;
Nunca me alcanzará el infortunio.

7

Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude;
Debajo de su lengua hay vejación y maldad.

8
Se sienta en acecho cerca de las aldeas;
Para matar a escondidas al inocente.
Sus ojos están acechando al desvalido;

9
Acecha en oculto, como el león desde su cueva;
Acecha para arrebatar al pobre;
Atrapa al desdichado atrayéndolo a su red.

10

Se encoge, se agacha,
Y caen en sus fuertes garras muchos infelices.

11
Dice en su corazón: Dios se ha olvidado;
Tiene tapado su rostro; nunca lo verá.

12

Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano;
No te olvides de los pobres.

13
¿Por qué desprecia el malo a Dios?
En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás.

14

Tú lo has visto; porque miras los trabajos y la vejación, para dar la recompensa con tu mano;
A ti se acoge el desvalido;
Tú eres el amparo del huérfano.

15

Quebranta tú el brazo del inicuo,
Y persigue la maldad del malo hasta que desaparezca.

16
Jehová es Rey eternamente para siempre;
De su tierra han sido barridos los gentiles.

17

El deseo de los humildes escuchas, oh Jehová;
Tú confortas su corazón, y tienes atento tu oído,

18
Para hacer justicia al huérfano y al oprimido,
A fin de que no vuelva más a infundir terror el hombre hecho de arcilla.

11

1

En Jehová he confiado;
¿Cómo decís a mi alma,
Que escape al monte cual ave?

2
Porque he aquí, los malos tensan el arco,
Disponen sus saetas sobre la cuerda,
Para asaetear desde la sombra a los rectos de corazón.

3
Si se socavan los fundamentos,
¿Qué podrá hacer el justo?

4

Jehová está en su santo templo;
Jehová tiene en el cielo su trono;
Sus ojos ven, sus párpados escudriñan a los hijos de los hombres.

5
Jehová prueba al justo y al impío;
Su alma aborrece al que ama la violencia.

6
Sobre los malos hará llover calamidades;
Fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos.

7
Porque Jehová es justo, y ama la justicia;
Los rectos contemplarán su rostro.

12

1

Salva, oh Jehová, porque se acabaron los compasivos;
Porque han desaparecido los leales de entre los hijos de los hombres.

2
Habla mentira cada uno con su prójimo;
Hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón.

3

Arranque Jehová todos los labios lisonjeros,
Y la lengua que habla jactanciosamente;

4
A los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos;
Nuestros labios por nosotros; ¿quién va a ser amo nuestro?

5

Por la opresión de los humildes; por el gemido de los menesterosos,
Ahora me levantaré, dice Jehová;
Traigo auxilio a quien por él suspira.

6
Las palabras de Jehová son palabras sinceras,
Como plata refinada en horno de tierra,
Purificada siete veces.

7

Tú, Jehová, nos guardarás;
De esta generación nos preservarás para siempre.

8
De los malvados que nos cercan,
Porque la vileza es exaltada entre los hijos de los hombres.

13

1

¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?

2
¿Hasta cuándo tendré congojas en mi alma,
Aflicción en mi corazón cada día?
¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?

3

Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío;
Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte;

4
Para que no diga mi enemigo: Lo vencí.
Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.

5

Mas yo en tu misericordia he confiado;
Mi corazón se alegrará en tu salvación.

6
Cantaré a Jehová
Por el bien que me ha hecho.

14

1

Dice el necio en su corazón:
No hay Dios.
Se han corrompido, hacen obras abominables;
No hay quien haga el bien.

2

Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres,
Para ver si había alguno sensato,
Que buscara a Dios.

3

Todos se desviaron, a una se han corrompido;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

4

¿No comprenderán todos los que hacen iniquidad,
Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan,
Y a Jehová no invocan?

5

Allí temblarán de espanto;
Porque Dios está con la generación de los justos.

6
De los planes del desvalido hacéis burla vosotros.
Pero Jehová es su esperanza.

7

¡Oh, quién nos diese que de Sión saliera la salvación de Israel!
Cuando Jehová haga volver a los cautivos de su pueblo,
Se gozará Jacob, y se alegrará Israel.

15

1

Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo?
¿Quién morará en tu monte santo?

2
El que anda en integridad y hace justicia,
Y habla verdad en su corazón.

3
El que no calumnia con su lengua,
Ni hace mal a su prójimo,
Ni hace agravio alguno a su vecino.

4
Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado,
Pero honra a los que temen a Jehová.
El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia;

5
Quien su dinero no dio a usura,
Ni contra el inocente admitió cohecho.

El que hace estas cosas, no resbalará jamás.

16

1

Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado.

2
Oh alma mía, dijiste a Jehová:
Tú eres mi Señor;
No hay para mí bien fuera de ti.

3

Para los santos que están en la tierra,
Y para los íntegros, es toda mi complacencia.

4

Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otros dioses.
No ofreceré yo sus libaciones de sangre,
Ni en mis labios tomaré sus nombres.

5

Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa;
Tú garantizas mi suerte.

6
Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos,
Y es hermosa la heredad que me ha tocado.

7

Bendeciré a Jehová que me aconseja;
Aun en las noches me enseña mi conciencia.

8
A Jehová he puesto siempre delante de mí;
Porque está a mi diestra, no seré zarandeado.

9
Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma;
Mi carne también reposará confiadamente;

10
Porque no dejarás mi alma en el Seol,
Ni permitirás que tu santo vea corrupción.

11

Me mostrarás la senda de la vida;
En tu presencia hay plenitud de gozo;
Delicias a tu diestra para siempre.

17

1

Oye, oh Jehová, una causa justa; está atento a mi clamor.
Escucha mi oración hecha de labios sin engaño.

2
De tu presencia proceda mi vindicación;
Vean tus ojos la rectitud.

3

Tú has probado mi corazón, me has inspeccionado de noche;
Me has puesto a prueba, y nada inicuo hallaste;
He resuelto que mi boca no ha de propasarse.

4
En cuanto a las obras humanas, por la palabra de tus labios
Yo me he guardado de las sendas de los violentos.

5
Sustenta mis pasos en tus caminos,
Para que mis pies no resbalen.

6

Yo te he invocado, por cuanto tú me oyes, oh Dios;
Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.

7
Muestra tus maravillosas misericordias, tú que salvas a los que se refugian a tu diestra,
De los que se levantan contra ellos.

8

Guárdame como a la niña de tus ojos;
Escóndeme bajo la sombra de tus alas,

9
De la vista de los malos que me oprimen,
De mis enemigos que buscan mi vida.

10

Envueltos están con su grosura;
Con su boca hablan arrogantemente.

11
Han cercado ahora nuestros pasos;
Tienen puestos sus ojos para echarnos por tierra.

12
Son como león que desea hacer presa,
Y como leoncillo que está en su escondite.

13

Levántate, oh Jehová;
Sal a su encuentro, póstrales;
Libra mi alma de los malos con tu espada,

14
De los hombres con tu mano, oh Jehová,
De los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida,
Y cuyo vientre está lleno de bienes que tú les reservas.
Sacian a sus hijos,
Y aun sobra para sus pequeñuelos.

15

En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia;
Al despertar, me saciaré de tu semblante.

18

1

Te amo, oh Jehová, fortaleza mía.

2
Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador;
Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;
Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.

3
Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado,
Y seré salvo de mis enemigos.

4

Las olas de la muerte me envolvían,
Y torrentes de perversidad me atemorizaron.

5
Ligaduras del Seol me rodearon,
Me tendieron lazos de muerte.

6

En mi angustia invoqué a Jehová,
Y clamé a mi Dios.
Él oyó mi voz desde su templo,
Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.

7
La tierra fue sacudida y tembló;
Se conmovieron los cimientos de los montes,
Y se estremecieron, porque se indignó él.

8
Humo subió de su nariz,
Y de su boca fuego consumidor;
Carbones fueron por él encendidos.

9
Inclinó los cielos, y descendió;
Y había densas nubes debajo de sus pies.

10
Cabalgó sobre un querubín, y voló;
Voló sobre las alas del viento.

11
Puso tinieblas por su escondedero, por cortina suya alrededor de sí;
Oscuridad de aguas, espesos nubarrones.

12
Por el resplandor de su presencia, sus nubes se deshicieron
En granizo y centellas.

13
Tronó en los cielos Jehová,
Y el Altísimo dio su voz;
Granizo y centellas de fuego.

14
Envió sus saetas, y los dispersó;
Lanzó relámpagos, y los destruyó.

15

El fondo del mar apareció a la vista,
Y quedaron al descubierto los cimientos del mundo,
Ante tu imprecación, oh Jehová,
Por el resoplido del aliento de tu nariz.

16

Desde el cielo alargó su mano y me agarró,
Me sacó de las profundas aguas.

17
Me libró de mi poderoso enemigo,
Y de los que me aborrecían; pues eran más fuertes que yo.

18
Me asaltaron en el día de mi quebranto,
Mas Jehová fue mi apoyo.

19
Me sacó a lugar espacioso;
Me libró, porque me amaba.

20

Jehová me retribuye conforme a mi justicia;
Conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado.

21
Porque yo he guardado los caminos de Jehová,
Y no me aparté impíamente de mi Dios.

22
Pues todos sus juicios estuvieron delante de mí,
Y no me he apartado de sus estatutos.

23
Fui fiel para con él, y me he guardado de mi maldad,

24
Por lo cual me ha recompensado
Jehová conforme a mi justicia;
Conforme a la pureza de mis manos delante de su vista.

25

Con el misericordioso te mostrarás misericordioso,
Y recto para con el hombre íntegro.

26
Puro te mostrarás para con el puro,
Y con el ladino, sagaz.

27
Porque tú salvas a la gente humilde,
Y humillas los ojos altivos.

28
Tú encenderás mi lámpara;
Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas.

29
Contigo desbarataré ejércitos,
Y con mi Dios asaltaré muros.

30
En cuanto a Dios, perfecto es su camino,
Y acrisolada la palabra de Jehová;
Escudo es a todos los que en él esperan.

31

Porque ¿quién es Dios sino sólo Jehová?
¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?

32
Dios es el que me ciñe de poder,
Y quien hace perfecto mi camino;

33
Quien hace mis pies como de ciervas,
Y en las alturas me sostiene en pie;

34
Quien adiestra mis manos para la batalla,
Para entesar con mis brazos el arco de bronce.

35
Me diste asimismo el escudo de tu salvación;
Tu diestra me sustentó,
Y tu benignidad me ha engrandecido.

36
Ensanchaste el camino debajo de mis pasos,
Y mis pies no han resbalado.

37
Perseguí a mis enemigos, y los alcancé,
Y no volví hasta acabarlos.

38
Los herí de modo que no se levantasen;
Cayeron debajo de mis pies.

39
Pues me ceñiste de fuerzas para la pelea;
Has humillado a mis enemigos debajo de mí.

40
Has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas,
Para que yo destruya a los que me aborrecen.

41
Clamaron, y no hubo quien salvase;
Aun a Jehová, pero no los oyó.

42
Y los molí como polvo delante del viento;
Los desmenucé como lodo de las calles.

43

Me has librado de las contiendas del pueblo;
Me has hecho cabeza de naciones;
Pueblo que yo no conocía me sirve.

44
En cuanto me oyen, me obedecen;
Los hijos de extranjeros se sometieron a mí.

45
Los extranjeros palidecieron
Y salieron temblando de sus encierros.

46
Viva Jehová, y bendita sea mi roca,
Y enaltecido sea el Dios de mi salvación;

47
El Dios que venga mis agravios,
Y somete pueblos debajo de mí;

48
El que me libra de mis enemigos,
Y aun me eleva sobre los que se levantan contra mí;
Me libra del varón violento.

49

Por tanto yo te confesaré entre las naciones, oh Jehová,
Y cantaré a tu nombre.

50
Grandes triunfos da a su rey,
Y hace misericordia a su ungido,
A David y a su descendencia, para siempre.

19

1

Los cielos cuentan la gloria de Dios,
Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.

2
Un día comunica el mensaje a otro día,
Y una noche a otra noche declara la noticia.

3
No es un lenguaje de palabras,
Ni es oída su voz.

4
Pero por toda la tierra salió su pregón,
Y hasta el extremo del mundo su lenguaje.

En ellos puso tabernáculo para el sol;

5
Y éste, como esposo que sale de su tálamo,
Se alegra cual atleta corriendo su carrera.

6
De un extremo de los cielos es su salida,
Y su órbita llega hasta el término de ellos;
Y nada hay que se esconda de su calor.

7

La ley de Jehová es perfecta, que reconforta el alma;
El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.

8
Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón;
El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.

9
El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre;
Los preceptos de Jehová son verdad, todos justos.

10
Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado;
Y dulces más que la miel, y que el destilar de los panales.

11
Tu siervo es además instruido con ellos;
En guardarlos hay gran galardón.

12
¿Quién podrá descubrir sus propios errores?
Absuélveme de los que me son ocultos.

13
Preserva también a tu siervo de la insolencia;
Que no se enseñoree de mí;
Entonces seré irreprochable y quedaré libre de grave delito.

14

Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,
Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.

20

1

Jehová te oiga en el día de la angustia;
El nombre del Dios de Jacob te defienda.

2
Te envíe ayuda desde el santuario,
Y desde Sión te sostenga.

3
Haga memoria de todas tus ofrendas,
Y acepte tu holocausto.

Selah

4
Te dé conforme al deseo de tu corazón,
Y cumpla todos tus planes.

5
Nosotros nos alegraremos de tu victoria,
Y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios;
Conceda Jehová todas tus peticiones.

6

Ahora reconozco que Jehová da la victoria a su ungido;
Le responde desde sus santos cielos
Con la potencia de su diestra victoriosa.

7
Unos confían en carros, y otros en caballos;
Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios nos acordamos.

8
Ellos flaquean y caen,
Mas nosotros nos levantamos, y nos mantenemos en pie.

9

¡Da la victoria al rey, oh Jehová!
Óyenos el día en que te invoquemos.

21

1

El rey se alegra en tu poder, oh Jehová;
Y en tu salvación, ¡cómo se goza!

2
Le has concedido el deseo de su corazón,
Y no le negaste la petición de sus labios.

Selah

3
Porque le has salido al encuentro con bendiciones venturosas;
Corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.

4
Vida te demandó, y se la diste;
Largo curso de días eternamente y para siempre.

5
Gran gloria le da tu salvación;
Honor y majestad has puesto sobre él.

6
Porque le has bendecido para siempre;
Lo llenaste de alegría con tu presencia.

7
Por cuanto el rey confía en Jehová,
Y con la gracia del Altísimo, no ha de vacilar.

8

Alcanzará tu mano a todos tus enemigos;
Tu diestra alcanzará a los que te aborrecen.

9
Los pondrás como horno de fuego en el día de tu ira;
Jehová los deshará en su ira,
Y fuego los consumirá.

10
Su fruto harás desaparecer de la tierra,
Y su descendencia de entre los hijos de los hombres.

11
Si intentan el mal contra ti
Y fraguan maquinaciones, no prevalecerán,

12
Pues tú los pondrás en fuga;
En tus cuerdas dispondrás saetas contra sus rostros.

13

Engrandécete, oh Jehová, en tu poder;
Cantaremos y alabaremos tu poderío.

22

1

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?

2
Dios mío, clamo de día, y no respondes;
Y de noche, y no hay para mí reposo.

3

Pero tú eres santo,
Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.

4
En ti esperaron nuestros padres;
Esperaron, y tú los libraste.

5
Clamaron a ti, y fueron librados;
Confiaron en ti, y no fueron avergonzados.

6

Mas yo soy gusano, y no hombre;
Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo.

7
Todos los que me ven me escarnecen;
Tuercen los labios, menean la cabeza, diciendo:

8
Se encomendó a Jehová; líbrele él;
Sálvele, puesto que en él se complacía.

9

Pero tú eres el que me sacó del vientre;
El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre.

10
Sobre ti fui echado desde el seno;
Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.

11
No te alejes de mí, porque la angustia está cerca;
Porque no hay quien ayude.

12

Me han rodeado muchos toros;
Fuertes toros de Basán me han cercado.

13
Abrieron sobre mí su boca
Como un león rapaz y rugiente.

14

Estoy derramado como agua,
Y todos mis huesos se descoyuntaron;
Mi corazón se torna como cera,
Derritiéndose en medio de mis entrañas.

15
Como un tiesto se secó mi vigor,
Y mi lengua se pegó a mi paladar,
Y me has puesto en el polvo de la muerte.

16

Porque perros me han rodeado;
Me ha cercado una banda de malhechores;
Horadaron mis manos y mis pies.

17
Contar puedo todos mis huesos;
Entretanto, ellos me miran y me observan.

18
Repartieron entre sí mis vestidos,
Y sobre mi túnica echaron suertes.

19

Mas tú, Jehová, no te alejes;
Fortaleza mía, apresúrate a socorrerme.

20
Libra de la espada mi alma,
De las garras del perro mi vida.

21
Sálvame de las fauces del león,
Y líbrame de los cuernos de los búfalos.

22

Anunciaré tu nombre a mis hermanos;
En medio de la congregación te alabaré.

23
Los que teméis a Jehová, alabadle;
Glorificadle, descendencia toda de Jacob,
Y temedle vosotros, descendencia toda de Israel.

24
Porque no menospreció ni desdeñó la aflicción del afligido,
Ni de él escondió su rostro;
Sino que cuando clamó a él, le escuchó.

25
De ti procede mi alabanza en la gran congregación;
Mis votos pagaré delante de los que le temen.

26
Comerán los humildes, y serán saciados;
Alabarán a Jehová los que le buscan;
Vivirá su corazón para siempre.

27

Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra,
Y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti.

28
Porque de Jehová es el reino,
Y él regirá las naciones.

29

Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra;
Se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo,
Puesto que nadie puede conservar la vida a su propia alma.

30
La posteridad le servirá;
Esto será contado de Jehová hasta la postrera generación.

31
Vendrán, y anunciarán su justicia;
A generaciones que no han nacido aún, anunciarán que él hizo esto.

23

1

Jehová es mi pastor; nada me faltará.

2
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.

3
Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

4

Aunque pase por valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

5
Aderezarás mesa delante de mí en presencia de mis adversarios;
Ungiste mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.

6
Ciertamente la bondad y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

24

1

De Jehová es la tierra y cuanto hay en ella.
El mundo, y los que en él habitan.

2
Porque él la fundó sobre los mares,
Y la afianzó sobre los ríos.

3

¿Quién subirá al monte de Jehová?
¿Y quién estará en su lugar santo?

4
El limpio de manos y puro de corazón;
El que no ha llevado su alma a cosas vanas,
Ni jurado con engaño.

5
Él recibirá bendición de Jehová,
Y justicia del Dios de salvación.

6
Tal es la generación de los que le buscan,
De los que van tras tu rostro, oh Dios de Jacob.

Selah

7
Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas eternas,
Y entrará el Rey de la gloria.

8
¿Quién es ese Rey de la gloria?
Jehová el fuerte y valiente,
Jehová el poderoso en batalla.

9
Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas eternas,
Y entrará el Rey de la gloria.

10
¿Quién es ese Rey de la gloria?
Jehová de los ejércitos,
Él es el Rey de la gloria.

Selah

25

1

A ti, oh Jehová, levantaré mi alma.

2
Dios mío, en ti confío;
No sea yo avergonzado,
No se alegren de mí mis enemigos.

3
Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido;
Serán avergonzados los que se rebelan sin causa.

4

Muéstrame, oh Jehová, tus caminos;
Enséñame tus sendas.

5
Encamíname en tu verdad, y enséñame,
Porque tú eres el Dios de mi salvación;
En ti he esperado todo el día.

6

Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias,
Que son perpetuas.

7
De los pecados de mi juventud, y de mis transgresiones, no te acuerdes;
Conforme a tu misericordia acuérdate de mí,
Por tu bondad, oh Jehová.

8

Bueno y recto es Jehová;
Por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.

9
Encaminará a los humildes por el juicio,
Y enseñará a los mansos su camino.

10
Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad,
Para los que guardan su pacto y sus testimonios.

11
Por amor de tu nombre, oh Jehová,
Perdonarás también mi pecado, que es grande.

12
¿Quién es el hombre que teme a Jehová?
Él le enseñará el camino que ha de escoger.

13
Gozará él de bienestar,
Y su descendencia heredará la tierra.

14
El secreto de Jehová es para los que le temen,
Y a ellos hará conocer su pacto.

15
Mis ojos están siempre vueltos hacia Jehová,
Porque él sacará mis pies de la red.

16

Mírame, y ten misericordia de mí,
Porque estoy solo y afligido.

17
Las angustias de mi corazón se han aumentado;
Sácame de mis congojas.

18
Mira mi aflicción y mis trabajos,
Y perdona todos mis pecados.

19
Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado,
Y con odio violento me aborrecen.

20
Guarda mi alma, y líbrame;
No sea yo avergonzado, porque en ti confié.

21
Integridad y rectitud me guarden,
Porque en ti he esperado.

22

Redime, oh Dios, a Israel
De todas sus angustias.

26

1

Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado;
He confiado asimismo en Jehová sin titubear.

2
Escudríñame, oh Jehová, y pruébame;
Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.

3
Porque tu misericordia está delante de mis ojos,
Y ando en tu verdad.

4

No me he sentado con hombres hipócritas,
Ni entré con los que andan simuladamente.

5
Aborrecí la reunión de los malignos,
Y con los impíos nunca me senté.

6

Lavaré en inocencia mis manos,
Y así andaré alrededor de tu altar, oh Jehová,

7
Haciendo resonar mi voz de acción de gracias,
Y proclamando todas tus maravillas.

8

Jehová, la habitación de tu casa he amado,
Y el lugar de la morada de tu gloria.

9
No juntes con los pecadores mi alma,
Ni mi vida con hombres sanguinarios,

10
En cuyas manos está el mal,
Y su diestra está llena de sobornos.

11

Mas yo andaré en mi integridad;
Redímeme, y ten misericordia de mí.

12
Mi pie se ha mantenido en rectitud;
En las congregaciones bendeciré a Jehová.

27

1

Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?
Jehová es el baluarte de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?

2

Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos,
Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.

3
Aunque un ejército acampe contra mí,
No temerá mi corazón;
Aunque contra mí se levante guerra,
Yo estaré confiado.

4

Una sola cosa he pedido a Jehová, y la vengo buscando:
Que repose yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,
Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.

5

Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal;
Me ocultará en lo reservado de su morada;
Sobre una roca me pondrá en alto.

6

Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean,
Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo;
Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.

7

Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo;
Ten misericordia de mí, y respóndeme.

8
Cuando tú dices: Buscad mi rostro, mi corazón responde:
Tu rostro buscaré, oh Jehová;

9
No escondas tu rostro de mí.
No rechaces con ira a tu siervo;
Mi ayuda has sido.
No me dejes ni me desampares,
Dios de mi salvación.

10
Aunque mi padre y mi madre me abandonasen,
Con todo, Jehová me recogerá.

11
Enséñame, oh Jehová, tu camino,
Y guíame por senda de rectitud
A causa de mis enemigos.

12
No me entregues a la voluntad de mis enemigos;
Porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad.

13

Hubiera yo desmayado, si no creyese que he de ver la bondad de Jehová
En la tierra de los vivientes.

14
Espera en Jehová;
Ten valor y afianza tu corazón;
Sí, espera en Jehová.

28

1

A ti clamaré, oh Jehová.
Roca mía, no te desentiendas de mí,
Para que no sea yo, dejándome tú,
Semejante a los que descienden al sepulcro.

2
Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti,
Cuando alzo mis manos hacia tu santo templo.

3

No me arrebates juntamente con los malos,
Y con los que hacen iniquidad,
Los cuales hablan paz con sus prójimos,
Pero la maldad está en su corazón.

4
Dales conforme a sus obras, y conforme a la perversidad de sus hechos;
Dales su merecido conforme a la obra de sus manos.

5
Por cuanto no consideran las acciones de Jehová,
Ni la obra de sus manos,
Él los derribará, y no los edificará.

6

Bendito sea Jehová,
Que oyó la voz de mis ruegos.

7
Jehová es mi fortaleza y mi escudo;
En él confió mi corazón, y fui socorrido,
Por lo que exulta de gozo mi corazón
Y con mi cántico te alabaré.

8

Jehová es la fortaleza de su pueblo,
Y el refugio salvador de su ungido.

9
Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad;
Y pastoréalos y condúcelos para siempre.

29

1

Tributad alabanzas a Jehová, oh hijos de Dios,
Dad a Jehová la gloria y el poder.

2
Rendid a Jehová la gloria debida a su nombre;
Adorad a Jehová en la hermosura de su santuario.

3

Voz de Jehová sobre las aguas;
Truena el Dios de gloria,
Jehová sobre las muchas aguas.

4
Voz de Jehová con potencia;
Voz de Jehová con gloria.

5

Voz de Jehová que quebranta los cedros;
Jehová desgaja los cedros del Líbano.

6
Los hace saltar como becerros;
Al Líbano y al Sirión como crías de búfalos.

7

Voz de Jehová que lanza llamas de fuego;

8
Voz de Jehová que hace temblar el desierto;
Hace temblar Jehová el desierto de Cadés.

9

Voz de Jehová que desgaja las encinas,
Y desnuda los bosques;
En su templo todo proclama su gloria.

10
Jehová está entronizado sobre el diluvio,
Y se sienta Jehová como rey para siempre.
Jehová dará fuerza a su pueblo;
Jehová bendecirá a su pueblo con paz.

30

1

Te ensalzaré, oh Jehová, porque me has puesto a salvo,
Y no permitiste que mis enemigos se alegraran a costa mía.

2
Jehová Dios mío,
A ti clamé, y me sanaste.

3
Oh Jehová, hiciste subir mi alma del Seol;
Me hiciste revivir de entre los que descienden a la sepultura.

4

Cantad a Jehová, vosotros sus santos,
Y celebrad la memoria de su santidad.

5
Porque de un momento es su ira,
Pero su favor dura toda la vida.
Por la noche nos visita el llanto,
Pero a la mañana viene la alegría.

6

En mi prosperidad dije yo:
No seré jamás zarandeado,

7
Porque tú, Jehová, con tu favor me afianzaste como monte fuerte.
Pero escondiste tu rostro y quedé desconcertado.

8

A ti, oh Jehová, clamé,
Y al Señor supliqué.

9
¿Qué provecho sacas de mi muerte cuando descienda a la sepultura?
¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?

10
Escucha, oh Jehová, y ten misericordia de mí;
Jehová, sé tú mi auxilio.

11

Has cambiado mi lamento en una danza;
Desataste mi sayal, y me ceñiste de alegría.

12
A fin de que mi alma te cante y no esté callada.
Jehová Dios mío, te alabaré por siempre.

31

1

En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás;
Líbrame por tu justicia.

2
Inclina a mí tu oído, líbrame pronto;
Sé tú mi roca fuerte, y ciudadela para salvarme.

3

Porque tú eres mi roca y mi castillo;
Por tu nombre me guiarás y me encaminarás.

4
Sácame de la red que me han tendido,
Pues tú eres mi refugio.

5
En tus manos encomiendo mi espíritu;
Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.

6

Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias;
Mas yo en Jehová he esperado.

7
Me gozaré y alegraré en tu misericordia,
Porque has visto mi aflicción;
Has conocido mi alma en angustias.

8
No me entregaste en manos del enemigo;
Pusiste mis pies en lugar espacioso.

9

Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia;
Se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mis entrañas.

10
Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar;
Se agotan mis fuerzas a causa de mi aflicción, y mis huesos se han consumido.

11

De todos mis enemigos soy objeto de oprobio,
Y de mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos;
Los que me ven en la calle huyen de mí.

12
He sido olvidado de su corazón como un muerto;
He venido a ser como un vaso echado a perder.

13
Porque oigo el murmurar de muchos;
El miedo me asalta por todas partes,
Mientras se conjuran contra mí
Y maquinan quitarme la vida.

14
Mas yo en ti confío, oh Jehová;
Digo: Tú eres mi Dios.

15
En tu mano están mis tiempos;
Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores.

16
Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo;
Sálvame por tu misericordia.

17
No sea yo avergonzado, oh Jehová, ya que te he invocado;
Sean avergonzados los impíos, desciendan en silencio al Seol.

18
Enmudezcan los labios mentirosos,
Que profieren insolencias contra el justo,
Con soberbia y menosprecio.

19

¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen,
Que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!

20
En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre;
Los pondrás en un tabernáculo a cubierto de lenguas pendencieras.

21

Bendito sea Jehová,
Porque ha hecho admirable su misericordia para conmigo en ciudad fortificada.

22
Decía yo en mi inquietud: Cortado soy de delante de tus ojos;
Pero tú oías la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba.

23
Amad a Jehová, todos vosotros sus santos;
A los fieles guarda Jehová,
Y paga abundantemente al que procede con soberbia.

24
Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová,
Y tome aliento vuestro corazón.

32

1

Bienaventurado aquel a quien es perdonada su transgresión, y cubierto su pecado.

2
Bienaventurado el hombre a quien Jehová no imputa iniquidad,
Y en cuyo espíritu no hay doblez.

3

Mientras callé, se consumieron mis huesos
En mi gemir de todo el día.

4
Porque de día y de noche pesaba sobre mí tu mano;
Se volvió mi verdor en sequedades de estío.

Selah

5

Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.

Selah

6

Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;
Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.

7
Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia;
Con cánticos de liberación me rodearás.

Selah

8

Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos.

9
No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
Porque si no, no se pueden dominar.

10

Muchos dolores habrá para el impío;
Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.

11
Alegraos en Jehová y gozaos, justos;
Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.

33

1

Alegraos, oh justos, en Jehová;
A los rectos les va bien la alabanza.

2
Aclamad a Jehová con arpa;
Cantadle con salterio y decacordio.

3
Cantadle cántico nuevo;
Hacedlo bien, tañendo con júbilo.

4

Porque recta es la palabra de Jehová,
Y toda su obra es hecha con fidelidad.

5
Él ama la justicia y el derecho;
De la misericordia de Jehová está llena la tierra.

6

Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos,
Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.

7
Él junta como montón las aguas del mar;
Él pone en depósitos los abismos.

8

Tema a Jehová toda la tierra;
Teman delante de él todos los habitantes del mundo.

9
Porque él dijo, y fue hecho;
Él mandó, y así fue.

10

Jehová frustra el plan de las naciones,
Y anula las maquinaciones de los pueblos.

11
Pero el consejo de Jehová permanecerá para siempre;
Los designios de su corazón por todas las generaciones.

12
Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová,
El pueblo que él escogió como heredad para sí.

13

Desde lo alto de los cielos mira Jehová;
Ve a todos los hijos de los hombres;

14
Desde el lugar de su morada observa
A todos los moradores de la tierra.

15
Él modeló el corazón de cada uno,
Y conoce a fondo todas sus acciones.

16
El rey no se salva por la multitud del ejército,
Ni escapa el valiente por la mucha fuerza.

17
Inútil para salvarse es el caballo;
La grandeza de su vigor a nadie podrá librar.

18

He aquí el ojo de Jehová está sobre los que le temen,
Sobre los que esperan en su misericordia,

19
Para librar sus almas de la muerte,
Y para sostenerles la vida en tiempo de hambre.

20

Nuestra alma espera en Jehová;
Nuestra ayuda y nuestro escudo es él.

21
Pues en él se alegrará nuestro corazón,
Porque en su santo nombre hemos confiado.

22
Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros,
Según esperamos en ti.

34

1

Bendeciré a Jehová en todo tiempo;
Su alabanza estará de continuo en mi boca.

2
En Jehová se gloriará mi alma;
Lo oirán los mansos, y se alegrarán.

3
Engrandeced a Jehová conmigo,
Y exaltemos a una su nombre.

4

Busqué a Jehová, y él me escuchó,
Y me libró de todos mis temores.

5
Los que miraron hacia él fueron alumbrados,
Y sus rostros no fueron avergonzados.

6
Este pobre clamó, y le escuchó Jehová,
Y lo libró de todas sus angustias.

7
El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen,
Y los defiende.

8
Gustad, y ved cuán bueno es Jehová;
Dichoso el hombre que confía en él.

9
Temed a Jehová, vosotros sus santos,
Pues nada falta a los que le temen.

10
Los potentados se empobrecen, y tienen hambre;
Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.

11

Venid, hijos, oídme;
En el temor de Jehová os instruiré.

12
¿Quién es el hombre que desea vida,
Que busca muchos días para ver el bien?

13
Guarda tu lengua del mal,
Y tus labios de hablar engaño.

14
Apártate del mal, y haz el bien;
Busca la paz, y corre tras ella.

15

Los ojos de Jehová están sobre los justos,
Y atentos sus oídos al clamor de ellos.

16
La ira de Jehová contra los que hacen mal,
Para cortar de la tierra la memoria de ellos.

17
Claman los justos, y Jehová oye,
Y los libra de todas sus angustias.

18
Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón;
Y salva a los contritos de espíritu.

19

Muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas le librará Jehová.

20
Él guarda todos sus huesos;
Ni uno de ellos será quebrantado.

21
Matará al malo la maldad,
Y los que aborrecen al justo serán condenados.

22
Jehová redime el alma de sus siervos,
Y no serán condenados cuantos en él confían.

35

1

Pleitea, oh Jehová, con los que contra mí contienden;
Pelea contra los que me combaten.

2
Embraza el escudo y la coraza,
Y levántate en mi ayuda.

3
Blande la lanza, cierra contra mis perseguidores;
Di a mi alma: Yo soy tu salvación.

4
Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida;
Retrocedan y sean afrentados los que mi mal intentan.

5

Sean como el tamo delante del viento,
Cuando el ángel de Jehová los acose.

6
Sea su camino tenebroso y resbaladizo,
Y el ángel de Jehová los persiga.

7

Porque sin causa me tendieron una trampa;
Sin causa cavaron hoyo para mi alma.

8
Sobre cada uno de ellos caiga de improviso la ruina,
Lo prenda la misma red que escondió,
Y en su fosa se hunda.

9

Entonces mi alma se alegrará en Jehová;
Se regocijará en su salvación.

10
Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú,
Que libras al afligido del más fuerte que él,
Y al pobre y menesteroso del que le despoja?

11

Se levantan testigos malvados;
De lo que no sé me preguntan;

12
Me devuelven mal por bien,
Para afligir a mi alma.

13
Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de sayal;
Afligí con ayuno mi alma,
Andaba repitiendo en mi pecho mi oración,

14
Como por un amigo o un hermano;
Como el que trae luto por su madre, entristecido me encorvaba.

15

Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron;
Se juntaron contra mí gentes despreciables, y yo no lo sabía;
Me despedazaban sin descanso;

16
Como lisonjeros, escarnecedores y truhanes,
Crujieron contra mí sus dientes.

17

Señor, ¿hasta cuándo verás esto?
Rescata mi alma de sus destrucciones, mi preciada vida de los leones.

18
Te confesaré en gran congregación
Te alabaré entre numeroso pueblo.

19

No se alegren de mí mis pérfidos enemigos,
Ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo.

20
Porque no hablan paz;
Y contra los mansos de la tierra traman engaños.

21
Ensancharon contra mí su boca;
Dijeron: ¡Ja, ja, nuestros ojos lo han visto!

22

Tú lo has visto, oh Jehová; no calles;
Señor, no te alejes de mí.

23
Despierta y levántate para hacerme justicia,
Dios mío y Señor mío, para defender mi causa.

24
Júzgame conforme a tu justicia,
Jehová Dios mío,
Y no se rían de mí.

25
No digan en su corazón: ¡Qué bien! ¡Lo que queríamos!
No digan: ¡Le hemos devorado!

26
Sean avergonzados y confundidos a una los que se alegran de mi mal;
Vístanse de vergüenza y de confusión los que se envalentonan contra mí.

27

Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa,
Y digan siempre: Sea exaltado Jehová,
Que se complace en la paz de su siervo.

28
Y mi lengua hablará de tu justicia
Y de tu alabanza todo el día.

36

1

La iniquidad del impío le dice al corazón:
No hay por qué temer a Dios ni en su presencia.

2
Porque se lisonjea, en sus propios ojos,
De que su iniquidad no será hallada y aborrecida.

3
Las palabras de su boca son iniquidad y fraude;
Ha renunciado a ser cuerdo y hacer el bien.

4
Maquina maldad sobre su cama;
Se obstina en un camino que no es bueno,
Y no aborrece el mal.

5
Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia,
Y tu fidelidad alcanza hasta las nubes.

6
Tu justicia es como los montes de Dios,
Tus juicios, como el gran abismo.
Oh Jehová, a hombres y animales socorres.

7

¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia!
Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.

8
Serán completamente saciados de la abundancia de tu casa,
Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.

9
Porque de ti brota el manantial de la vida;
En tu luz vemos la luz.

10
Prolonga tu misericordia en los que te conocen,
Y tu justicia en los rectos de corazón.

11
Que el pie del orgullo no me alcance,
Ni la mano de los impíos me empuje.

12
Ved cómo caen los hacedores de iniquidad;
Son derribados, y no podrán levantarse.

37

1

No te impacientes a causa de los malvados,
Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.

2
Porque como hierba serán pronto cortados,
Y como el césped verde se secarán.

3
Confía en Jehová, y haz el bien;
Habita tu tierra y cultiva la fidelidad.

4
Pon asimismo tu delicia en Jehová,
Y él te concederá las peticiones de tu corazón.

5

Encomienda a Jehová tu camino,
Y confía en él; y él actuará.

6
Exhibirá tu justicia como la luz,
Y tu derecho como el mediodía.

7

Guarda silencio ante Jehová, y espera en él.
No te alteres con motivo del que prospera en su camino,
Por el hombre que hace maldades.

8

Deja la ira, y depón el enojo;
No te excites en manera alguna a hacer lo malo.

9
Porque los malhechores serán destruidos,
Pero los que esperan en Jehová, heredarán la tierra.

10

Pues de aquí a poco no existirá el malvado;
Observarás su lugar, y ya no estará allí.

11
Pero los mansos heredarán la tierra,
Y se recrearán con abundancia de paz.

12
Maquina el impío contra el justo,
Y rechina contra él sus dientes;

13
El Señor se reirá de él;
Porque ve que le llega su día.

14

Los impíos desenvainan espada y entesan su arco,
Para derribar al pobre y al menesteroso,
Para matar a los de recto proceder.

15
Su espada entrará en su mismo corazón,
Y su arco será quebrado.

16

Más vale lo poco del justo,
Que las muchas riquezas del impío.

17
Porque los brazos de los impíos serán quebrados;
Mas el que sostiene a los justos es Jehová.

18

Conoce Jehová los días de los íntegros,
Y la heredad de ellos será para siempre.

19
No serán avergonzados en tiempo de escasez,
Y en los días de hambre serán saciados.

20

Mas los impíos perecerán,
Y los enemigos de Jehová como la lozanía de los prados
Serán consumidos; se disiparán como el humo.

21

El impío toma prestado, y no devuelve;
Mas el justo tiene misericordia, y da.

22
Los que Dios bendice heredarán la tierra;
Y los que él maldice serán destruidos.

23

Por Jehová son afianzados los pasos del hombre,
Y él aprueba su camino.

24
Cuando cayere, no quedará postrado,
Porque Jehová sostiene su mano.

25

Joven fui, y ya he envejecido,
Y no he visto al justo desamparado,
Ni a su descendencia mendigando el pan.

26
En todo tiempo tiene misericordia y presta;
Y su descendencia es una bendición.

27

Apártate del mal, y haz el bien,
Y tendrás para siempre una morada.

28
Porque Jehová ama la rectitud,
Y no desampara a sus santos.
Para siempre serán guardados;
Mas la descendencia de los impíos será destruida.

29
Los justos heredarán la tierra,
Y vivirán para siempre sobre ella.

30

La boca del justo derrama sabiduría,
Y su lengua habla rectitud.

31
La ley de su Dios está en su corazón;
Por tanto, sus pies no resbalarán.

32

Acecha el impío al justo,
Y procura matarlo.

33
Jehová no lo dejará en sus manos,
Ni permitirá que lo condenen cuando lo lleven a los tribunales.

34

Espera en Jehová, y guarda su camino,
Y él te exaltará para heredar la tierra,
Y verás la destrucción de los malvados.

35

Vi yo al impío sumamente enaltecido,
Y que prosperaba como un cedro frondoso.

36
Pero pasé de nuevo, y he aquí ya no estaba;
Lo busqué, y no fue hallado.

37
Considera al íntegro, y mira al justo;
Porque hay un porvenir dichoso para él y para su posteridad.

38
Mas los transgresores serán todos a una destruidos;
La posteridad de los impíos será extinguida.

39

La salvación de los justos viene de Jehová,
Y él es su refugio en el tiempo de la angustia.

40
Jehová les ayudará y los librará;
Los libertará de los impíos, y los salvará,
Por cuanto en él esperaron.

38

1

Jehová, no me reprendas en tu furor,
Ni me castigues en tu ira.

2
Porque tus saetas se han clavado en mí,
Y sobre mí está pesando tu mano.

3

Nada hay sano en mi carne, a causa de tu indignación;
Ni hay reposo en mis huesos, a causa de mi pecado.

4
Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza;
Como carga pesada gravitan sobre mí.

5

Hieden y supuran mis llagas,
A causa de mi locura.

6
Estoy encorvado, estoy abatido en gran manera,
Ando como enlutado todo el día.

7
Porque mis lomos están ardiendo de fiebre,
Y nada hay sano en mi carne.

8
Estoy debilitado y molido en gran manera;
Gimo a causa de la conmoción de mi corazón.

9

Señor, delante de ti están todos mis deseos,
Y mi suspiro no te es oculto.

10
Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor,
Y aun la luz de mis ojos me falta ya.

11
Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi llaga,
Y mis allegados se han alejado.

12

Los que buscan mi vida tienden lazos,
Y los que procuran mi mal hablan iniquidades,
Y maquinan engaños todo el día.

13

Mas yo, como si fuera sordo, no oigo;
Y soy como mudo que no abre la boca.

14
Soy, pues, como un hombre que no oye,
Y en cuya boca no hay respuestas.

15

Porque en ti, oh Jehová, he esperado;
Tú responderás, Jehová Dios mío.

16
Dije: No se alegren de mí;
Cuando mi pie resbale, no se engrandezcan sobre mí.

17

Porque yo estoy a punto de caer,
Y mi dolor está delante de mí continuamente.

18
Por tanto, confieso mi maldad,
Y me contrista mi pecado.

19
Porque mis enemigos son activos y poderosos,
Y se han aumentado los que me aborrecen sin causa.

20
Los que pagan mal por bien
Me son contrarios, por seguir yo lo bueno.

21

No me desampares, oh Jehová;
Dios mío, no te alejes de mí.

22
Apresúrate a ayudarme.
Oh Señor, salvación mía.

39

1

Yo me dije: Velaré sobre mis pasos,
Para no pecar con mi lengua;
Pondré a mi boca un freno,
En tanto que el impío esté delante de mí.

2
Enmudecí, guardé silencio y me callé;
Con su dicha, se agravó mi dolor.

3
Ardía mi corazón dentro de mí;
En mi meditación se encendió fuego,
Y así proferí con mi lengua:

4

Hazme saber, Jehová, mi fin,
Y cuál es la medida de mis días;
Sepa yo cuán frágil soy.

5
He aquí, diste a mis días la largura de un palmo,
Y el tiempo de mi vida es como nada delante de ti;
Ciertamente es como un soplo todo hombre que vive.

Selah

6
Sí, como una sombra que pasa es el hombre;
Ciertamente, en vano se afana;
Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá.

7

Y ahora, Señor, ¿qué puedo yo esperar?
Mi esperanza está en ti.

8
Líbrame de todas mis transgresiones;
No me pongas por escarnio del insensato.

9
Enmudecí, no abrí mi boca,
Porque tú lo hiciste.

10
Retira de mí tus golpes;
Estoy consumido bajo la dureza de tu mano.

11
Castigando sus pecados, corriges al hombre,
Y deshaces como polilla toda su belleza;
Ciertamente como un soplo es todo hombre.

Selah

12

Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor.
No te hagas sordo a mis lágrimas;
Porque forastero soy junto a ti,
Un huésped, como todos mis padres.

13
Déjame, y tomaré fuerzas,
Antes que me vaya y perezca.

40

1

Pacientemente esperé en Jehová,
Se inclinó hacia mí, y escuchó mi clamor.

2
Me extrajo del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;
Afianzó mis pies sobre una roca, y consolidó mis pasos.

3
Puso luego en mi boca cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios.
Verán esto muchos, y temerán,
Y confiarán en Jehová.

4

Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza,
Y no mira a los rebeldes, ni a los que se desvían tras la mentira.

5
Has multiplicado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas;
Y en tus designios para con nosotros,
No hay nadie comparable a ti.
Yo querría anunciarlos y hablar de ellos,
Pero no pueden ser enumerados.

6

Sacrificios y ofrendas no te agradaron;
Has horadado mis orejas;
No deseabas holocausto ni expiación.

7
Entonces dije: Aquí estoy;
En el rollo del libro está escrito de mí;

8
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,
Y tu ley está en medio de mi corazón.

9

He proclamado tu justicia en la gran congregación;
He aquí, no refrené mis labios,
Jehová, tú lo sabes.

10
No encubrí tu justicia dentro de mi corazón;
He publicado tu fidelidad y tu salvación;
No oculté tu misericordia y tu verdad a la gran asamblea.

11

Jehová, no retengas tus misericordias hacia mí;
Tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.

12
Porque me han rodeado males sinnúmero;
Me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista.
Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi valor me falla.

13

Dígnate, oh Jehová, librarme;
Jehová, apresúrate a socorrerme.

14
Sean avergonzados y confundidos a una
Los que buscan mi vida para destruirla.
Vuelvan las espaldas y avergüéncense
Los que desean mi mal;

15
Queden consternados en pago de su afrenta
Los que me dicen: ¡Ja, ja!

16

Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan,
Y repitan sin cesar los que aman tu salvación:
Jehová sea enaltecido.

17
Aunque yo estoy afligido y necesitado,
Jehová pensará en mí.
Mi ayuda y mi libertador eres tú;
Dios mío, no te tardes.

41

1

Bienaventurado el que se preocupa del pobre;
En el día malo lo librará Jehová.

2
Jehová lo guardará, y le dará vida;
Será bienaventurado en la tierra,
Y no lo entregarás a la voluntad de sus enemigos.

3
Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor;
Tornarás su postración en mejoría.

4

Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí;
Sana mi alma, porque contra ti he pecado.

5
Mis enemigos hablan mal contra mí, preguntando:
¿Cuándo se morirá, y perecerá su nombre?

6
Y si vienen a verme, hablan mentira;
Su corazón, repleto de iniquidad,
Sale a criticar fuera.

7

Reunidos murmuran contra mí todos los que me aborrecen;
Contra mí piensan mal, diciendo de mí:

8
Se ha apoderado de él una enfermedad incurable;
Y el que cayó en cama no volverá a levantarse.

9
Hasta mi amigo íntimo, en quien yo confiaba, el que comía mi pan,
Alzó contra mí su pie.

10
Mas tú, Jehová, ten misericordia de mí, y hazme levantar,
Y les daré su merecido.

11

En esto conoceré que te he agradado,
En que mi enemigo no cante victoria de mí.

12
En cuanto a mí, me sustentas en mi integridad,
Y ante tu faz me admitirás para siempre.

13

Bendito sea Jehová, el Dios de Israel,
Por los siglos de los siglos. Amén y amén.

42

1

Como el ciervo busca jadeante las corrientes de las aguas,
Así te anhela a ti, oh Dios, el alma mía.

2
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?

3
Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche,
Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?

4

Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí;
De cómo yo iba con la multitud, y la conducía hasta la casa de Dios,
Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta.

5
¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.

6

Dios mío, mi alma está abatida en mí;
Me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán,
Y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.

7
Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas;
Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.

8
Pero de día mandará Jehová su misericordia,
Y de noche su cántico estará conmigo,
Y mi oración al Dios de mi vida.

9

Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí?
¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?

10
Hasta romperme los huesos, mis enemigos me afrentan,
Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?

11

¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.

43

1

Júzgame, oh Dios, y defiende mi causa;
Líbrame de gente maligna, y del hombre engañoso e inicuo.

2
Puesto que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado?
¿Por qué andaré como enlutado por la opresión del enemigo?

3

Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán;
Me conducirán a tu santo monte,
Y a tus moradas.

4
Entraré al altar de Dios,
Al Dios de mi alegría y de mi gozo;
Y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío.

5

¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.

44

1

Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado,
La obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos.

2
Tú con tu mano echaste las naciones, y los plantaste a ellos;
Afligiste a los pueblos, y los arrojaste.

3
Porque no se apoderaron de la tierra por su espada,
Ni su brazo los libró;
Sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro,
Porque les amabas.

4

Eres tú, rey mío y Dios mío,
Quien decretabas las victorias de Jacob.

5
Contigo embestíamos a nuestros enemigos;
En tu nombre hollábamos a nuestros adversarios.

6
No estaba mi confianza en mi arco,
Ni mi espada me hizo vencedor;

7
Pues tú mismo nos salvabas de nuestros enemigos,
Y cubrías de vergüenza a los que nos aborrecían.

8
En Dios nos gloriábamos todo el día,
Celebrando para siempre tu nombre.

Selah

9
Pero nos has desechado, y nos has hecho avergonzarnos,
Y no sales con nuestros ejércitos.

10
Nos hiciste retroceder delante del enemigo,
Y nos saquean a su gusto los que nos aborrecen.

11
Nos entregas como ovejas al matadero,
Y nos has esparcido entre las naciones.

12
Has vendido a tu pueblo de balde;
No exigiste ningún precio.

13

Nos pones por afrenta de nuestros vecinos,
Por escarnio y por burla de los que nos rodean.

14
Nos pusiste por proverbio entre las naciones;
Todos al vernos menean la cabeza.

15
Cada día mi vergüenza está delante de mí,
Y la confusión cubre mi rostro,

16
Por la voz del que me vitupera y deshonra,
A la vista del enemigo y del vengativo.

17

Todo esto nos ha sobrevenido, y no nos habíamos olvidado de ti,
Ni habíamos faltado a tu pacto.

18
No se ha vuelto atrás nuestro corazón,
Ni se han apartado de tus caminos nuestros pasos,

19
Para que nos quebrantases en el lugar de chacales,
Y nos cubrieses con sombra de muerte.

20

Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios,
O alzado nuestras manos hacia un dios ajeno,

21
¿No demandaría Dios esto?
Porque él conoce los secretos del corazón.

22
Pero por tu causa nos matan cada día;
Somos contados como ovejas para el matadero.

23

Despierta; ¿por qué duermes, Señor?
Despierta, no nos deseches para siempre.

24
¿Por qué escondes tu rostro,
Y te olvidas de nuestra aflicción, y de la opresión nuestra?

25
Porque nuestra alma está hundida hasta el polvo,
Y nuestro cuerpo está postrado hasta la tierra.

26
Levántate, ven en nuestra ayuda,
Y rescátanos por tu amor.

45

1

Brota de mi corazón un bello canto;
Voy a recitar al rey mi poema;
Mi lengua es como pluma de escribiente muy ligero.

2

Eres el más hermoso de los hijos de los hombres;
La gracia se derramó en tus labios;
Por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.

3
Ciñe tu espada sobre tu costado, caballero victorioso.
En tu gloria marcha, cabalga,

4
Por la causa de la verdad, de la humildad y de la justicia,
Y tu diestra te enseñará a realizar proezas.

5
Agudas son tus saetas,
Con que caerán pueblos debajo de ti,
Haciendo desmayar el corazón de los enemigos del rey.

6

Tu trono es el trono de Dios; es eterno y para siempre;
Cetro de justicia es el cetro de tu reino.

7
Has amado la justicia y aborrecido la maldad;
Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo,
Con óleo de alegría más que a tus compañeros.

8
Mirra, áloe y casia exhalan todos tus vestidos;
Desde palacios de marfil, las arpas te recrean.

9
Hijas de reyes están entre tus ilustres;
Está la reina a tu diestra con oro de Ofir.

10

Oye, hija, y mira, y pon atento oído;
Olvida tu pueblo, y la casa de tu padre;

11
Y se prendará el rey de tu hermosura;
E inclínate ante él, porque él es tu señor.

12
Las hijas de Tiro vendrán con presentes;
Implorarán tu favor los ricos del pueblo.

13

Toda gloriosa entra la hija del rey en su morada;
De brocado de oro es su vestido.

14
Con vestidos bordados es llevada al rey;
Vírgenes van en pos de ella,
Compañeras suyas serán traídas a ti.

15
Entre alborozo y regocijo avanzan,
Al entrar en el palacio del rey.

16

En lugar de tus padres serán tus hijos,
A quienes harás príncipes sobre toda la tierra.

17
Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones,
Por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siempre.

46

1

Dios es nuestro amparo y fortaleza,
Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.

2
Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida,
Y se traspasen los montes al corazón del mar;

3
Aunque bramen y borboteen sus aguas,
Y tiemblen los montes a causa de su ímpetu.

Selah

4

Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios,
El santuario de las moradas del Altísimo.

5
Dios está en medio de ella; no será conmovida.
Dios la ayudará al clarear la mañana.

6
Braman las naciones, se tambalean los reinos;
Lanza él su voz, y se derrite la tierra.

7
Jehová de los ejércitos está con nosotros;
Nuestro refugio es el Dios de Jacob.

Selah

8

Venid, ved las obras de Jehová,
Que ha puesto asolamiento en la tierra.

9
Que hace cesar las guerras hasta los confines de la tierra.
Que quiebra el arco, rompe las lanzas
Y quema los carros en el fuego.

10
Estad quietos, y conoced que yo soy Dios;
Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.

11
Jehová de los ejércitos está con nosotros;
Nuestro refugio es el Dios de Jacob.

Selah

47

1

Pueblos todos, batid palmas;
Aclamad a Dios con gritos de júbilo.

2
Porque Jehová el Altísimo es temible;
Rey grande sobre toda la tierra.

3
Él someterá a los pueblos de bajo de nosotros,
Y a las naciones debajo de nuestros pies.

4
Él nos elegirá nuestras heredades;
La gloria de Jacob, al cual amó.

Selah

5

Sube Dios entre aclamaciones,
Acompañado con el sonido de las trompetas.

6
Cantad a Dios, cantad;
Cantad a nuestro Rey, cantad;

7
Porque Dios es el Rey de toda la tierra;
Cantad con destreza.

8

Reinó Dios sobre las naciones;
Se sentó Dios sobre su santo trono.

9
Los príncipes de los pueblos se reunieron
Como pueblo del Dios de Abraham;

10
Porque de Dios son los escudos de la tierra;
¡Oh, muy excelso es él!

48

1

Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado
En la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.

2
Hermoso por su situación, el gozo de toda la tierra,
Es el monte de Sión, a los lados del norte,
La ciudad del gran Rey.

3
Desde sus palacios Dios se ha revelado como baluarte.

4

Porque he aquí los reyes de la tierra conspiraron;
Pasaron todos delante de ella.

5
Y apenas la vieron, se maravillaron,
Se turbaron, se apresuraron a huir.

6
Les tomó allí el temblor;
Dolor como de mujer que da a luz.

7
Con el viento solano
Quiebras tú las naves de Tarsis.

8
Como lo habíamos oído, así lo hemos visto
En la ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios;
Dios la afianza para siempre.

Selah

9
Nos acordamos de tu misericordia, oh Dios,
En medio de tu templo.

10
Conforme a tu nombre, oh Dios,
Así es tu loor hasta los confines de la tierra;
De justicia está llena tu diestra.

11
Alégrese el monte de Sión;
Exulten las hijas de Judá
Por tus juicios.

12

Andad alrededor de Sión, y rodeadla;
Contad sus torres.

13
Considerad atentamente su antemuro,
Mirad sus palacios;
Para que contéis a la generación venidera,

14
Que así es Dios, nuestro Dios eternamente y para siempre;
Él es nuestro guía perpetuo.

49

1

Oíd esto, pueblos todos;
Escuchad, habitantes todos del mundo,

2
Así los plebeyos como los nobles,
El rico y el pobre juntamente.

3
Mi boca hablará sabiduría,
Y la meditación de mi corazón, inteligencia.

4
Inclinaré al proverbio mi oído;
Declararé con el arpa mi enigma.

5
¿Por qué he de temer en los días de adversidad,
Cuando la iniquidad de mis opresores me rodee?

6
Los que confían en sus bienes,
Y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan,

7
Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano,
Ni dar a Dios su rescate,

8
Porque el rescate de su vida es demasiado caro, y nunca le bastará,

9
Para que viva en adelante para siempre,
Y nunca vea corrupción.

10

Pues verá que aun los sabios mueren;
Que perecen del mismo modo que el insensato y el necio,
Y dejan a extraños sus riquezas.

11
Su íntimo pensamiento es que sus casas serán eternas,
Y sus habitaciones para generación y generación;
Dan sus nombres a sus tierras.

12
Mas el hombre no permanecerá en su opulencia,
Sino que es semejante a las bestias que perecen.

13

Este su camino es locura;
Con todo, sus descendientes aprueban sus dichos.

Selah

14
Como a rebaños que son conducidos al Seol,
La muerte los pastorea,
Y los rectos dominarán sobre ellos.
Por la mañana se consumirá su buen parecer, y el Seol será su morada.

15
Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol,
Porque él me tomará consigo.

Selah

16
No temas cuando se enriquece alguno,
Cuando aumenta la gloria de su casa;

17
Porque cuando muera no se llevará nada,
Ni descenderá tras él su gloria.

18
Aunque mientras viva, llame dichosa a su alma,
Y sea loado cuando prospere,

19
Irá a reunirse con sus antepasados,
Que nunca más verán la luz.

20
El hombre que está en honra y no entiende,
Semejante es a las bestias que perecen.

50

1

El Dios de dioses, Jehová, ha hablado, y convocado la tierra,
Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.

2
Desde Sión, dechado de hermosura,
Dios ha resplandecido.

3

Vendrá nuestro Dios, y no callará;
Fuego consumidor hay delante de él,
Y tempestad poderosa le rodea.

4
Convoca a los cielos desde arriba,
Y a la tierra, para juzgar a su pueblo.

5
Juntadme mis santos,
Los que hicieron conmigo pacto con sacrificio.

6
Y los cielos declararán su justicia,
Porque Dios mismo es el juez.

Selah

7
Oye, pueblo mío, y hablaré;
Escucha, Israel, y testificaré contra ti:
Yo soy Dios, el Dios tuyo.

8
No te reprendo por falta de sacrificios;
Tus holocaustos están continuamente delante de mí.

9
Pero no tomaré de tu casa becerros,
Ni machos cabríos de tus apriscos.

10
Porque mía es toda bestia del bosque,
Y los millares de animales en los collados.

11
Conozco a todas las aves de los montes,
Y todo lo que se mueve en los campos me pertenece.

12

Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti;
Porque mía es la tierra y su plenitud.

13
¿He de comer yo carne de toros,
O he de beber sangre de machos cabríos?

14
Ofrece a Dios sacrificios de alabanza,
Y paga tus votos al Altísimo;

15
E invócame en el día de la angustia;
Te libraré, y tú me honrarás.

16
Pero al malo le dice Dios:
¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes,
Y tomar mi pacto en tu boca?

17
Pues tú aborreces la corrección,
Y echas a tu espalda mis palabras.

18
Si ves a un ladrón, tú te vas en seguida con él,
Y con los adúlteros alternas.

19

Das suelta a tu boca para el mal,
Y tu lengua trama engaños.

20
Tomas asiento, y hablas contra tu hermano;
Contra el hijo de tu madre dices infamias.

21
Estas cosas hacías, y yo he callado;
¿Pensabas que de cierto sería yo como tú?
Pero te redargüiré, y las pondré delante de tus ojos.

22

Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios,
No sea que os despedace, y no haya quien os libre.

23
El que ofrece sacrificios de alabanza me glorifica;
Y al que ordene su camino,
Le mostraré la salvación de Dios.

51

1

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis delitos.

2
Lávame a fondo de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.

3

Porque yo reconozco mis delitos,
Y mi pecado está siempre delante de mí.

4
Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo que es malo delante de tus ojos;
Así que eres justo cuando sentencias,
E irreprochable cuando juzgas.

5
Mira que en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.

6

Pero tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

7
Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y quedaré más blanco que la nieve.

8
Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido.

9
Oculta tu rostro de mis pecados,
Y borra todas mis maldades.

10

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.

11
No me eches de delante de ti,
Y no retires de mí tu santo Espíritu.

12
Devuélveme el gozo de tu salvación,
Y en espíritu de nobleza afiánzame.

13

Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,
Y los pecadores se convertirán a ti.

14
Líbrame de la sangre derramada, oh Dios, Dios de mi salvación;
Y cantará mi lengua tu justicia.

15

Señor, abre mis labios,
Y publicará mi boca tu alabanza.

16
Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
Si te ofrezco holocausto, no lo aceptas.

17
Sacrificio es para Dios un espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no lo desprecias tú, oh Dios.

18

Haz bien con tu benevolencia a Sión;
Reedifica los muros de Jerusalén.

19
Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto y ofrendas enteras;
Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.

52

1

¿Por qué te jactas de maldad, oh tirano?
La misericordia de Dios dura todo el día.

2
Agravios maquina tu lengua;
Como navaja afilada trama engaños.

3
Amas el mal más que el bien,
La mentira más que la rectitud.

Selah

4
Has amado toda suerte de palabras perniciosas,
Engañosa lengua.

5
Por tanto, Dios te destruirá para siempre;
Te asolará y te arrancará de tu morada,
Y te desarraigará de la tierra de los vivientes.

Selah

6
Verán los justos, y temerán;
Se reirán de él, diciendo:

7
He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza,
Sino que confió en la multitud de sus riquezas,
Y se mantuvo en su maldad.

8

Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios;
En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre.

9
Te alabaré eternamente, por lo que has hecho;
Y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos.

53

1

Dice el necio en su corazón: No hay Dios.
Se han corrompido, e hicieron abominable maldad;
No hay quien haga el bien.

2
Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres,
Para ver si había alguno sensato
Que buscara a Dios.

3

Cada uno se había vuelto atrás; se habían corrompido en masa;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

4
¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad,
Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan,
Y a Dios no invocan?

5

Temblarán de pavor donde no hay nada que espante,
Porque Dios ha esparcido los huesos del agresor;
Los cubrirás de ignominia, porque Dios los desechó.

6

¡Oh, si saliera de Sión la salvación de Israel!
Cuando Dios haga cambiar la suerte de su pueblo,
Se gozará Jacob, y se alegrará Israel.

54

1

Oh Dios, sálvame por tu nombre,
Y con tu poder defiéndeme.

2
Oh Dios, escucha mi oración;
Atiende a las razones de mi boca.

3

Porque extranjeros se han levantado contra mí,
Y hombres violentos buscan mi vida;
No han puesto a Dios delante de sí.

Selah

4

He aquí, Dios es el que me ayuda;
El Señor está con los que sostienen mi vida.

5
Él devolverá el mal a los que me acechan;
Destrúyelos por tu verdad.

6

De todo corazón te ofreceré sacrificios;
Alabaré tu nombre, oh Jehová, porque es bueno.

7
Porque me has librado de toda angustia,
Y mis ojos han visto la ruina de mis enemigos.

55

1

Escucha, oh Dios, mi oración,
Y no te retraigas a mi súplica.

2
Atiéndeme, y respóndeme;
Clamo en mi oración, y me desasosiego,

3
A causa de los gritos del enemigo,
Por la opresión del impío;
Porque sobre mí vierten la iniquidad,
Y con furor me persiguen.

4

Mi corazón se estremece dentro de mí,
Y terrores de muerte sobre mí han caído.

5
El temor y el temblor vinieron sobre mí,
Y el espanto me ha cubierto.

6
Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma!
Volaría yo, y descansaría.

7
Ciertamente huiría lejos;
Moraría en el desierto.

Selah

8
Me apresuraría a escapar
Del viento borrascoso, de la tempestad.

9
Destrúyelos, oh Señor; confunde sus lenguas;
Porque he visto violencias y discordias en la ciudad.

10
Día y noche la rodean sobre sus muros,
E iniquidad y malicia hay en medio de ella.

11
Sólo insidias hay en medio de ella,
Y la violencia y el fraude no se apartan de sus plazas.

12
Porque no me afrentó un enemigo,
Lo cual habría soportado;
Ni se alzó contra mí el que me aborrecía,
Porque me hubiera ocultado de él;

13
Sino tú, hombre, al parecer íntimo mío,
Mi amigo, y mi familiar;

14
Que juntos nos comunicábamos dulcemente los secretos,
Y andábamos en amistad en la casa de Dios.

15
Que la muerte les sorprenda;
Desciendan vivos al Seol,
Porque la maldad anida en sus moradas, en el interior de ellos.

16

En cuanto a mí, a Dios clamaré;
Y Jehová me salvará.

17
Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré,
Y él oirá mi voz.

18
Él redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí,
Aunque contra mí haya muchos.

19
Dios oirá, y los humillará luego,
Él, que reina desde siempre;
Por cuanto ellos no se enmiendan,
Ni temen a Dios.

Selah

20

Extendió el inicuo sus manos contra los que estaban en paz con él;
Violó su pacto.

21
Los dichos de su boca son más blandos que la mantequilla,
Pero hay guerra en su corazón;
Suaviza sus palabras más que el aceite,
Pero son espadas desenvainadas.

22

Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará;
No dejará para siempre caído al justo.

23
Mas tú, oh Dios, harás descender aquéllos al pozo de perdición.
Los hombres sanguinarios y engañadores no llegarán a la mitad de sus días,
Pero yo en ti confiaré.

56

1

Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre;
Me oprime hostigándome cada día.

2
Todo el día mis enemigos me pisotean;
Porque muchos son los que pelean contra mí con altivez.

3
En el día en que tengo miedo,
Yo en ti confío.

4
En Dios alabaré su palabra;
En Dios he confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre mortal?

5

Todos los días ellos retuercen mis palabras;
Contra mí son todos sus pensamientos para mal.

6
Se reúnen, se esconden,
Miran atentamente mis pasos,
Como para atrapar mi alma.

7
Según su iniquidad, ¿habrá escape para ellos?
Derriba en tu furor a los pueblos, oh Dios.

8

Mis huidas tú has anotado;
Pon mis lágrimas en tu redoma;
¿No están ellas contadas en tu libro?

9
Retrocederán entonces mis enemigos, el día en que yo clame;
Yo bien sé que Dios está por mí.

10
En Dios alabaré su palabra;
En Jehová su palabra alabaré.

11
En Dios he confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre mortal?

12

Te debo, oh Dios, los votos que te hice;
Te ofreceré sacrificios de acción de gracias,

13
Porque has librado mi alma de la muerte,
Y mis pies de caída,
Para que ande delante de Dios
En la luz de los que viven.

57

1

Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí;
Porque en ti ha confiado mi alma,
Y en la sombra de tus alas me ampararé
Hasta que pasen los quebrantos.

2
Clamaré al Dios Altísimo,
Al Dios que me favorece.

3
Él enviará desde los cielos, y me salvará
De la infamia del que me acosa;

Selah

Dios enviará su misericordia y su verdad.

4

Mi vida está entre leones,
Que ávidamente devoran a los hijos de los hombres;
Sus dientes son lanzas y saetas,
Y su lengua espada aguda.

5

¡Álzate, oh Dios, sobre los cielos!
Sobre toda la tierra sea tu gloria.

6
Red han tendido a mis pasos;
Se ha abatido mi alma;
Cavaron una fosa delante de mí;
En ella han caído ellos mismos.

Selah

7

Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto;
Cantaré, y trovaré salmos.

8
Despierta, alma mía; despierta, salterio y arpa;
Yo despertaré a la aurora.

9
Te alabaré entre los pueblos, oh Señor;
Cantaré de ti entre las gentes.

10
Porque grande es hasta los cielos tu misericordia,
Y hasta las nubes tu verdad.

11

¡Álzate, oh Dios, sobre los cielos!
Sobre toda la tierra sea tu gloria.

58

1

Oh poderosos, ¿pronunciáis en verdad justicia?
¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres?

2
No, que de corazón maquináis iniquidades;
Hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra.

3

Torcidos están los impíos desde la matriz;
Extraviados y mentirosos desde que nacieron.

4

Veneno tienen como veneno de serpiente;
Son como el áspid sordo que cierra su oído,

5
Que no quiere oír la voz de los que encantan,
Por más hábil que sea el encantador.

6

Oh Dios, rompe sus dientes en sus bocas;
Quiebra, oh Jehová, las muelas de los leoncillos.

7
Sean disipados como aguas que se escurren;
Cuando disparen sus saetas, sean hechas pedazos.

8
Pasen ellos como la babosa que se deslíe;
Como el que nace muerto, no vean el sol.

9
Antes que vuestras ollas sientan la llama de los espinos,
Verdes o quemados, que los arrebate la tempestad.

10

Se alegrará el justo cuando vea que se hace justicia;
Sus pies lavará en la sangre del impío.

11
Entonces dirán los hombres:
Ciertamente hay galardón para el justo;
Ciertamente hay un Dios que juzga en la tierra.

59

1

Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío;
Ponme a salvo de los que se levantan contra mí.

2
Líbrame de los que cometen iniquidad,
Y sálvame de hombres sanguinarios.

3

Porque he aquí, están acechando mi vida;
Se han juntado contra mí poderosos.
No por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová;

4
Sin delito mío corren y se apostan.
Despierta para venir a mi encuentro, y mira.

5
Tú, Jehová, Dios de los ejércitos, Dios de Israel,
Levántate para castigar a todos los gentiles;
No tengas misericordia de ninguno de los pérfidos traidores.

Selah

6

Volverán a la tarde, ladrarán como perros,
Y rondarán la ciudad.

7
Míralos desbarrar a boca llena;
Espadas hay en sus labios,
Porque dicen: ¿Quién lo oye?

8

Mas tú, Jehová, te reirás de ellos;
Te burlarás de todos los gentiles.

9
Fortaleza mía, hacia ti me vuelvo,
Porque Dios es mi refugio.

10
Mi Dios me saldrá al encuentro con su misericordia;
Dios hará que vea la derrota de mis enemigos.

11

No los mates de repente, para que mi pueblo no lo olvide;
Dispérsalos con tu poder, y abátelos,
Oh Jehová, escudo nuestro.

12
Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios,
Y por la maldición y mentira que profieren,
Queden prendidos en su insolencia.

13
Acábalos con tu furor, acábalos, para que no existan más;
Y sépase que Dios gobierna en Jacob,
Hasta los confines de la tierra.

Selah

14
Volverán a la tarde, ladrarán como perros,
Y rondarán la ciudad.

15
Andan errantes para hallar qué comer;
Y si no se sacian, pasan la noche gruñendo.

16
Pero yo cantaré tu poder,
Y alabaré de mañana tu misericordia;
Porque has sido mi amparo
Y refugio en el día de mi angustia.

17
Fortaleza mía, a ti cantaré;
Porque eres, oh Dios, mi refugio, el Dios que tiene misericordia de mí.

60

1

Oh Dios, tú nos has desechado, nos quebrantaste;
Te has airado; ¡vuélvete a nosotros!

2
Hiciste temblar la tierra, la has hendido;
Repara sus grietas, porque se desmorona.

3
Has hecho ver a tu pueblo cosas duras;
Nos hiciste beber vino de aturdimiento.

4
Da a los que te temen una bandera
Para que la alcen por la verdad.

Selah

5
Para que se libren tus amados,
Salva con tu diestra, y óyeme.

6

Dios ha hablado en su santuario: ¡Qué alegría!
Repartiré a Siquem, y mediré el valle de Sucot.

7
Mío es Galaad, y mío es Manasés;
Y Efraín es el yelmo de mi cabeza;
Judá es mi cetro.

8
Moab, una jofaina para lavarme;
Sobre Edom echaré mi calzado;
Sobre Filistea cantaré victoria.

9

Pero ¿quién me conducirá a la ciudad fortificada?
¿Quién me guiará hasta Edom?

10
¿Quién sino tú, oh Dios, que nos has desechado,
Y no sales ya, oh Dios, con nuestros ejércitos?

11
Danos socorro contra el enemigo,
Porque vana es la ayuda de los hombres.

12
Con Dios haremos proezas,
Y él hollará a nuestros enemigos.

61

1

Oye, oh Dios, mi clamor;
A mi oración atiende.

2
Desde el confín de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmaye.
Llévame a la roca inaccesible para mí;

3
Porque tú eres mi refugio,
Y torre fuerte delante del enemigo.

4

Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre;
Estaré seguro bajo el amparo de tus alas.

Selah

5
Porque tú, oh Dios, has oído mis votos;
Me has dado la herencia que otorgas a los que temen tu nombre.

6

Añade días a los días del rey,
Que sus años alcancen varias generaciones.

7
Que reine para siempre delante de Dios;
Que la misericordia y la verdad lo guarden.

8

Así cantaré tu nombre para siempre,
Cumpliendo mis votos cada día.

62

1

Solamente en Dios descansa mi alma;
De él viene mi salvación.

2
Solamente él es mi roca y mi salvación;
Es mi refugio, no resbalaré mucho.

3
¿Hasta cuándo maquinaréis contra un hombre,
Tratando todos vosotros de aplastarle
Como pared que se desploma y como cerca que se derrumba?

4
Solamente consultan para arrojarle de su altura.
Aman la mentira;
Con su boca bendicen, pero maldicen en su corazón.

Selah

5
Alma mía, reposa solamente en Dios,
Porque de él procede mi esperanza.

6
Solamente él es mi roca y mi salvación.
Es mi refugio, no resbalaré.

7
En Dios está mi salvación y mi gloria;
En Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.

8

Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos;
Derramad delante de él vuestro corazón;
Dios es nuestro refugio.

Selah

9
Por cierto, como un soplo son los hijos de los hombres, mentira los hijos de los notables;
Pesándolos a todos juntos en la balanza,
Serán más leves que un soplo.

10
No confiéis en la violencia,
Ni en la rapiña; no os envanezcáis:
Si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas.

11

Una cosa ha dicho Dios;
Dos veces la he oído yo:
Que de Dios es el poder,

12
Y tuya, oh Señor, es la misericordia;
Porque tú pagas a cada uno conforme a su obra.

63

1

Oh Dios, mi Dios eres tú;
De madrugada te buscaré;
Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
Cual tierra seca y árida donde no hay aguas,

2
Como te contemplaba en el santuario,
Para ver tu poder y tu gloria.

3
Porque mejor es tu misericordia que la vida;
Mis labios te alabarán.

4
Así te bendeciré durante toda mi vida;
En tu nombre alzaré mis manos.

5

Como de meollo y de enjundia será saciada mi alma,
Y con labios de júbilo te alabará mi boca,

6
Cuando me acuerdo de ti en mi lecho,
Cuando medito en ti en las vigilias de la noche.

7
Porque has sido mi socorro,
Y así en la sombra de tus alas me regocijaré.

8
Está mi alma apegada a ti;
Tu diestra me sostiene.

9

Pero los que buscan mi vida para destruirla,
Caerán en las honduras de la tierra.

10
Los destruirán a filo de espada;
Serán pasto de los chacales.

11
Pero el rey se alegrará en Dios;
Será alabado cualquiera que jura por él;
Porque la boca de los que hablan mentira será cerrada.

64

1

Escucha, oh Dios, la voz de mi lamento;
Guarda mi vida del terror del enemigo.

2
Escóndeme de la conjuración de los malvados,
De la conspiración de los que hacen iniquidad,

3
Que afilan como espada su lengua;
Lanzan cual saetas sus palabras amargas,

4
Para asaetear a escondidas al inocente;
Le tiran de improviso y nada temen.

5
Obstinados en su inicuo designio,
Calculan para tender lazos ocultos,
Y dicen: ¿Quién podrá verlo?

6
Inventan maldades y ocultan sus intenciones,
Pues la mente y el corazón del hombre son un abismo.

7
Mas Dios los herirá con saeta;
De repente serán heridos.

8
Sus propias lenguas los harán caer;
Se asombrarán todos los que los vean.

9
Entonces temerán todos los hombres,
Y anunciarán la obra de Dios,
Y comprenderán sus acciones.

10

Se alegrará el justo en Jehová, y confiará en él;
Y se gloriarán todos los rectos de corazón.

65

1

A ti es debida la alabanza en Sión, oh Dios,
Y a ti se cumplirán los votos.

2
Tú oyes la oración;
A ti vendrá toda carne, a causa de sus culpas.

3
Las iniquidades prevalecen contra mí;
Mas nuestras rebeliones tú las perdonas.

4
Bienaventurado el que tú escoges y atraes a ti,
Para que habite en tus atrios;
Seremos saciados del bien de tu casa,
De la santidad de tu templo.

5

Con portentos de justicia nos respondes,
Oh Dios de nuestra salvación,
Esperanza de todos los términos de la tierra,
Y de los más remotos confines del mar.

6
Tú, el que afianza los montes con su poder,
Ceñido de valentía;

7
El que sosiega el estruendo de los mares, el bramido de sus olas,
Y el tumulto de las naciones.

8
Por tanto, los habitantes de los confines de la tierra se sobrecogen ante sus señales portentosas.
Tú haces alegrar las puertas de la aurora y del ocaso.

9

Cuidas de la tierra, y la riegas;
En gran manera la enriqueces;
Con el río de Dios, lleno de aguas,
Preparas el grano de ellos, cuando así la dispones.

10
Haces que se empapen sus surcos,
Igualas sus terrones;
La ablandas con lluvias,
Bendices sus renuevos.

11
Tú coronas el año con tus bienes,
Y tus nubes destilan abundancia.

12
Destilan sobre los pastos del páramo,
Y los collados se ciñen de alegría.

13
Se cubren de manadas los llanos,
Y los valles se cubren de mieses;
Dan voces de júbilo, y aun cantan.

66

1

Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra.

2
Cantad la gloria de su nombre;
Dadle gloria en la alabanza.

3
Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras!
Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos.

4
Toda la tierra te adorará,
Y cantará a ti;
Salmodiarán a tu nombre.

Selah

5
Venid, y ved las obras de Dios,
Formidable en su obrar entre los hijos de los hombres.

6
Convirtió el mar en tierra seca;
Por el río pasaron a pie seco;
Alegrémonos, pues, en él.

7
Él señorea con su poder para siempre;
Sus ojos atalayan sobre las naciones;
Los rebeldes no levantarán cabeza.

Selah

8

Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
Y haced oír la voz de su alabanza.

9
Él es quien preservó la vida a nuestra alma,
Y no permitió que nuestros pies resbalasen.

10
Porque tú nos probaste, oh Dios;
Nos refinaste como se afina la plata.

11
Nos metiste en la red;
Pusiste sobre nuestros lomos pesada carga.

12
Hiciste cabalgar a hombres vulgares sobre nuestra cabeza;
Pasamos por el fuego y por el agua,
Pero nos sacaste a abundancia.

13

Entraré en tu casa con holocaustos;
Te cumpliré mis votos,

14
Los que pronunciaron mis labios
Y profirió mi boca, cuando estaba angustiado.

15
Holocaustos de animales engordados te ofreceré,
Con sahumerio de carneros;
Te ofreceré en sacrificio bueyes y machos cabríos.

Selah

16
Venid, oíd todos los que teméis a Dios,
Y contaré lo que ha hecho a mi alma.

17
A él clamé con mi boca,
Y fue ensalzado con mi lengua.

18
Si en mi corazón hubiese acariciado yo la iniquidad,
El Señor no me habría escuchado.

19
Mas ciertamente me escuchó Dios;
Atendió a la voz de mi súplica.

20

Bendito sea Dios,
Que no rechazó mi oración, ni me retiró su misericordia.

67

1

Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga;
Haga resplandecer su rostro sobre nosotros;

Selah

2
Para que sea conocido en la tierra tu camino,
En todas las naciones tu salvación.

3
Te alaben los pueblos, oh Dios;
Todos los pueblos te alaben.

4

Alégrense y gócense las naciones,
Porque juzgas los pueblos con equidad,
Y pastoreas las naciones de la tierra.

Selah

5
Te alaben los pueblos, oh Dios;
Todos los pueblos te alaben.

6
La tierra dará su fruto;
Nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.

7
Bendíganos Dios,
Y témanlo todos los confines de la tierra.

68

1

Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos,
Y huyan de su presencia los que le aborrecen.

2
Como se desvanece el humo, los barrerás;
Como se derrite la cera delante del fuego,
Así perecerán los impíos delante de Dios.

3
Mas los justos se alegrarán; se gozarán delante de Dios,
Y saltarán de alegría.

4

Cantad a Dios, cantad salmos a su nombre;
Exaltad al que cabalga sobre los cielos.
JAH es su nombre; alegraos delante de él.

5

Padre de huérfanos y defensor de viudas
Es Dios en su santa morada.

6
Dios hace habitar en familia a los desamparados;
Saca a los cautivos a prosperidad,
Mientras los rebeldes habitan en tierra calcinada.

7
Oh Dios, cuando tú saliste al frente de tu pueblo,
Cuando anduviste por el desierto,

Selah

8
La tierra tembló;
También destilaron los cielos ante la presencia de Dios;
Aquel Sinay tembló delante de Dios, del Dios de Israel.

9
Abundante lluvia esparciste, oh Dios;
A tu heredad exhausta tú la reanimaste.

10
Los que son de tu grey han morado en ella;
Por tu bondad, oh Dios, has provisto para el pobre.

11

El Señor daba palabra;
Había gran multitud de mujeres que transmitían las buenas nuevas.

12
Huyeron, huyeron reyes de ejércitos,
Y las que se quedaban en casa repartían los despojos.

13
Mientras reposabais entre los apriscos,
Eran como alas de paloma cubiertas de plata,
Y sus plumas con amarillez de oro.

14
Cuando esparció el Omnipotente los reyes allí,
Fue como si hubiese nevado en el monte Salmón.

15

Monte de Dios es el monte de Basán;
Monte alto el de Basán.

16
¿Por qué estáis celosos, oh montes altos,
Del monte que deseó Dios para su morada?
Ciertamente Jehová habitará en él para siempre.

17

Los carros de Dios se cuentan por veintenas de millares; millares y millares.
El Señor viene del Sinay a su santuario.

18
Subiste a lo alto, condujiste cautivos,
Tomaste dones para los hombres,
Y también para los que se resistían a que habitara entre ellos JAH Dios.

19

Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios
El Dios de nuestra salvación.

Selah

20
Dios, nuestro Dios ha de salvarnos,
Y de Jehová el Señor es el librar de la muerte.

21

Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos,
La testa cabelluda del que camina en sus pecados.

22
El Señor dijo: De Basán te haré volver;
Te haré volver de las profundidades del mar;

23
Porque tu pie se enrojecerá de sangre de tus enemigos,
Y de ella la lengua de tus perros.

24

Aparece tu cortejo, oh Dios;
El cortejo de mi Dios, de mi Rey, hacia el santuario.

25
Los cantores iban delante, los músicos detrás;
En medio las doncellas con panderos.

26
Bendecid a Dios en las asambleas;
Al Señor, vosotros de la estirpe de Israel.

27
Allí estaba el joven Benjamín, abriendo marcha,
Los príncipes de Judá con sus escuadras,
Los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí.

28

Manda, oh Dios, conforme a tu poder;
Confirma, oh Dios, lo que has hecho en favor nuestro.

29
Por razón de tu templo en Jerusalén
Los reyes te ofrecerán dones.

30
Reprime la reunión de gentes armadas,
A la manada de toros, y a los becerros de los pueblos,
Hasta que todos se sometan trayendo sus tributos en piezas de plata;
Dispersa a los pueblos que se complacen en la guerra,

31
Vendrán príncipes de Egipto;
Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia Dios.

32

Reinos de la tierra, cantad a Dios,
Cantad al Señor;

Selah

33
Al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad;
He aquí dará su voz, poderosa voz.

34
Reconoced el poder de Dios;
Sobre Israel es su magnificencia,
Y su poder está en los cielos.

35
Temible eres, oh Dios, desde tu santuario;
El Dios de Israel, él da fuerza y vigor a su pueblo.

Bendito sea Dios.

69

1

Sálvame, oh Dios,
Porque las aguas me llegan hasta el cuello.

2
Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie;
He venido al fondo de las aguas, y me arrastra la corriente.

3
Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido;
Han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios.

4

Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa;
Se han hecho poderosos mis enemigos, los que me destruyen sin tener por qué.
¿Y he de pagar lo que no robé?

5
Dios, tú conoces mi insensatez,
Y mis pecados no te son ocultos.

6

No sean avergonzados por causa mía los que en ti confían, oh Señor Jehová de los ejércitos;
No sean confundidos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel.

7
Porque por amor de ti he sufrido afrenta;
La vergüenza ha cubierto mi rostro.

8
He venido a ser un forastero para mis hermanos,
Y un desconocido para los hijos de mi madre.

9

Porque me devora el celo de tu casa;
Y los denuestos de los que te insultaban cayeron sobre mí.

10
Lloré afligiendo con ayuno mi alma,
Y esto se me vuelve en pretexto de insulto.

11
Me vestí de saco,
Y les fue un motivo más de burla.

12
Hablaban contra mí los que se sentaban a la puerta,
Y me zaherían en sus canciones los bebedores.

13

Pero yo a ti oraba, oh Jehová, al tiempo de tu buena voluntad;
Oh Dios, por la abundancia de tu misericordia,
Por la verdad de tu salvación, escúchame.

14
Sácame del lodo, y no sea yo sumergido;
Sea yo libertado de los que me aborrecen, y de lo profundo de las aguas.

15
No me anegue la corriente de las aguas,
Ni me trague el abismo,
Ni el pozo cierre sobre mí su boca.

16

Respóndeme, Jehová, porque benigna es tu misericordia;
Mírame conforme a tu gran compasión.

17

No escondas de tu siervo tu rostro,
Porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme.

18
Acércate a mi alma, rescátala;
Líbrame a causa de mis enemigos.

19

Tú sabes mi afrenta, mi confusión y mi oprobio;
Delante de ti están todos mis adversarios.

20
El escarnio ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado.
Esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo;
Y consoladores, y ninguno hallé.

21
Me pusieron veneno por comida,
Y en mi sed me dieron a beber vinagre.

22

Que se convierta su mesa en una trampa,
Y sus banquetes festivos, en tropiezo.

23
Sean oscurecidos sus ojos para que no vean,
Y haz temblar continuamente sus lomos.

24
Derrama sobre ellos tu ira,
Y el furor de tu enojo los alcance.

25
Su morada quede desierta;
En sus tiendas no habite nadie.

26
Porque persiguieron al que tú heriste,
Y comentan el dolor del que tú llagaste.

27
Pon maldad sobre su maldad,
Y no entren en tu justicia.

28
Sean borrados del libro de la vida,
Y no sean inscritos con los justos.

29

Mas en cuanto a mí, afligido y miserable,
Tu salvación, oh Dios, me ponga en alto.

30

Alabaré yo el nombre de Dios con cántico,
Lo ensalzaré con himnos de alabanza.

31
Y agradará a Jehová más que sacrificio de buey,
O becerro con cuernos y pezuñas;

32
Lo verán los oprimidos, y se gozarán.
Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón,

33
Porque Jehová oye a los menesterosos,
Y no menosprecia a sus cautivos.

34

Alábenle los cielos y la tierra,
Los mares, y todo lo que se mueve en ellos.

35
Porque Dios salvará a Sión, y reedificará las ciudades de Judá;
Y habitarán allí, y las poseerán.

36
La descendencia de sus siervos la heredará,
Y los que aman su nombre habitarán en ella.

70

1

Oh Dios, acude a librarme;
Apresúrate, oh Dios, a socorrerme.

2
Sean avergonzados y confundidos
Los que buscan mi vida;
Sean vueltos atrás y avergonzados
Los que mi mal desean.

3
Sean vueltos atrás, en pago de su afrenta hecha,
Los que dicen: ¡Ja, ja!

4

Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan,
Y digan siempre los que aman tu salvación:
Engrandecido sea Dios.

5
Yo estoy afligido y menesteroso;
Apresúrate a mí, oh Dios.
Ayuda mía y mi libertador eres tú;
Oh Jehová, no te detengas.

71

1

En ti, oh Jehová, me he refugiado;
No sea yo avergonzado jamás.

2
Socórreme y líbrame en tu justicia;
Inclina tu oído y sálvame.

3
Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente.
Tú has dado mandamiento para salvarme,
Porque tú eres mi roca y mi fortaleza.

4

Dios mío, líbrame de la mano del impío,
De las garras del perverso y del opresor.

5
Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza.
Seguridad mía desde mi juventud.

6
En ti me he apoyado desde el seno materno;
De las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó;
En ti se inspira siempre mi alabanza.

7

Como prodigio he sido a muchos;
Y tú eres mi refugio fuerte.

8
Sea llena mi boca de tu alabanza,
De tu gloria todo el día.

9
No me deseches en el tiempo de la vejez;
Cuando mi fuerza se acabe, no me desampares.

10
Porque mis enemigos hablan de mí,
Y los que acechan mi alma conspiran juntos,

11
Diciendo: Dios lo ha desamparado;
Perseguidle y prendedle, porque no hay quien le libre.

12

Oh Dios, no te alejes de mí;
Dios mío, acude pronto en mi socorro.

13
Sean avergonzados, perezcan los adversarios de mi alma;
Sean cubiertos de vergüenza y de confusión los que buscan mi mal.

14
Yo, en cambio, esperaré siempre,
Y te alabaré más y más.

15
Mi boca publicará tu justicia
Y tus hechos de salvación todo el día,
Aunque no sé su número.

16
Vendré a los hechos poderosos de Jehová el Señor;
Haré memoria de tu justicia, que es sólo tuya.

17

Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud,
Y hasta ahora he manifestado tus maravillas.

18
Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares,
Hasta que anuncie tu poder a la posteridad,
Y tu potencia a todos los que han de venir,

19
Y tu justicia, oh Dios, hasta lo excelso.
Tú has hecho grandes cosas;
Oh Dios, ¿quién como tú?

20
Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males,
Volverás a darme vida,
Y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra.

21
Aumentarás mi grandeza,
Y volverás a consolarme.

22

Y así yo te alabaré con las cuerdas del salterio,
Oh Dios mío; tu verdad cantaré a ti con el arpa,
Oh Santo de Israel.

23
Mis labios se alegrarán cuando cante a ti,
Y mi alma, la cual redimiste.

24
Mi lengua hablará también de tu justicia todo el día;
Por cuanto han sido avergonzados, porque han sido confundidos los que procuraban mi mal.

72

1

Oh Dios, da tu juicio al rey,
Y tu justicia al hijo del rey.

2
Él juzgará a tu pueblo con justicia,
Y a tus afligidos con juicio.

3
Los montes llevarán paz al pueblo,
Y los collados justicia.

4
Juzgará a los afligidos del pueblo,
Salvará a los hijos del menesteroso,
Y aplastará al opresor.

5

Te temerán mientras duren el sol
Y la luna, de generación en generación.

6
Descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada;
Como el rocío que destila sobre la tierra.

7
Florecerá en sus días la justicia,
Y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna.

8

Dominará de mar a mar,
Y desde el río hasta los confines de la tierra.

9
Ante él se postrarán los moradores del desierto,
Y sus enemigos lamerán el polvo.

10
Los reyes de Tarsis y de las costas traerán presentes;
Los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones.

11
Todos los reyes se postrarán delante de él;
Todas las naciones le servirán.

12

Porque él librará al menesteroso que clame,
Y al afligido que no tenga quien le socorra.

13
Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso,
Y salvará la vida de los pobres.

14

De engaño y de violencia redimirá sus almas,
Y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos.

15
Vivirá, y se le dará del oro de Sabá,
Y se orará por él continuamente;
Todo el día se le bendecirá.

16
Será echado un puñado de grano en la tierra, en las cumbres de los montes;
Su fruto hará ruido como el Líbano,
Y los de la ciudad florecerán como la hierba de la tierra.

17
Será su nombre para siempre,
Se perpetuará su nombre mientras dure el sol.
Benditas serán en él todas las naciones;
Lo llamarán bienaventurado.

18

Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel,
El único que hace maravillas.

19
Bendito su nombre glorioso para siempre,

20

Aquí terminan las oraciones de David, hijo de Isay.

73

1

Ciertamente es bueno Dios para con Israel,
Para con los limpios de corazón.

2
En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies;
Por poco resbalaron mis pasos.

3
Porque tuve envidia de los arrogantes,
Viendo la prosperidad de los impíos.

4

Porque no hay congojas para ellos,
Pues su vigor está entero.

5
No pasan trabajos como los otros mortales,
Ni son azotados como los demás hombres.

6
Por tanto, la soberbia los rodea como un collar;
Se cubren de vestido de violencia.

7
Los ojos se les saltan de gordura;
Logran con creces los antojos del corazón.

8
Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia;
Hablan con altanería.

9
Ponen su boca contra el cielo,
Y su lengua recorre la tierra.

10

Por eso, mi pueblo se vuelve hacia ellos,
Y bebe a grandes sorbos de sus aguas.

11
Y dicen: ¿Cómo sabe Dios?
¿Y hay conocimiento en el Altísimo?

12
He aquí estos impíos,
Sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas.

13
Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón,
Y lavado mis manos en inocencia;

14
Pues he sido azotado todo el día,
Y castigado todas las mañanas.

15

Si dijera yo: Hablaré como ellos,
He aquí, a la generación de tus hijos engañaría.

16
Cuando medité para entender esto,
Fue un duro trabajo para mí,

17
Hasta que, entrando en el santuario de Dios,
Comprendí el fin de ellos.

18
Ciertamente los has puesto en deslizaderos;
Los precipitas en una completa ruina.

19
¡Cómo han sido asolados de repente!
Perecieron, se consumieron de terrores.

20
Como sueño del que despierta,
Así, Señor, cuando te levantes, los menospreciarás como a fantasmas.

21

Se llenó de amargura mi alma,
Y en mi corazón sentía punzadas.

22
Tan torpe era yo, que no entendía;
Era como una bestia delante de ti.

23
Con todo, yo siempre estoy contigo;
Me tomaste de la mano derecha.

24
Me has guiado según tu consejo,
Y después me recibirás en gloria.

25
¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?
Estando contigo, nada me deleita ya en la tierra.

26
Mi carne y mi corazón desfallecen;
Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.

27

Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán;
Tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta.

28
Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien;
He puesto en Jehová el Señor mi esperanza,
Para contar todas tus obras.

74

1

¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre?
¿Por qué se ha encendido tu furor contra las ovejas de tu prado?

2
Acuérdate de tu congregación, la que adquiriste desde tiempos antiguos,
La que redimiste para hacerla la tribu de tu herencia;
Este monte de Sión, donde has habitado.

3
Dirige tus pasos hacia los asolamientos sin fin,
A todo el mal que el enemigo ha hecho en el santuario.

4

Tus enemigos vociferan en medio de tus asambleas;
Han puesto sus banderas bien visibles.

5
Se parecen a los que levantan
El hacha en medio de un tupido bosque.

6
Pues con hachas y martillos
Han quebrado todas sus entalladuras.

7
Han prendido fuego a tu santuario,
Han profanado el tabernáculo de tu nombre, echándolo a tierra.

8
Dijeron en su corazón: Destruyámoslos de una vez;
Han quemado todas las sinagogas de Dios en la tierra.

9

No vemos ya nuestras enseñas;
No existen ya profetas,
Ni entre nosotros hay quien sepa hasta cuándo.

10
¿Hasta cuándo, oh Dios, nos afrentará el angustiador?
¿Ha de blasfemar el enemigo perpetuamente tu nombre?

11
¿Por qué retraes tu mano?
¿Por qué escondes tu diestra en tu seno?

12
Pero Dios es mi rey desde tiempo antiguo;
El que obra salvación en medio de la tierra.

13
Dividiste el mar con tu poder;
Quebrantaste cabezas de monstruos marinos.

14
Magullaste las cabezas del leviatán,
Y lo diste por comida al pueblo y a las bestias.

15
Abriste la fuente y el torrente;
Secaste ríos impetuosos.

16
Tuyo es el día, tuya también es la noche;
Tú estableciste la luna y el sol.

17
Tú trazaste todos los confines de la tierra;
El verano y el invierno tú los formaste.

18

Acuérdate de esto: que el enemigo ha afrentado a Jehová,
Y un pueblo insensato ha blasfemado tu nombre.

19
No entregues a las fieras el alma de tu tórtola,
Y no olvides para siempre la congregación de tus afligidos.

20
Mira al pacto,
Pues los rincones de la tierra están llenos de moradas de violencia.

21
No vuelva avergonzado el abatido;
Que el afligido y el menesteroso puedan alabar tu nombre.

22

Levántate, oh Dios, defiende tu causa;
Acuérdate de cómo el insensato te injuria cada día.

23
No olvides las voces de tus enemigos;
El alboroto de los que se levantan contra ti sube continuamente.

75

1

Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos,
Invocando tu nombre;
Pregonando tus maravillas.

2

Al tiempo que yo señale,
Juzgaré rectamente.

3
Aunque se estremezca la tierra con todos sus moradores,
Yo sostengo sus columnas.

Selah

4
Dije a los insensatos: No os infatuéis;
Y a los impíos: No os enorgullezcáis;

5
No hagáis alarde de vuestro poder;
No habléis con cerviz erguida.

6

Porque ni del oriente ni del occidente,
Ni del desierto viene el enaltecimiento.

7
Sino de Dios que es el juez;
A éste humilla, y a aquél enaltece.

8
Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino está fermentado,
Lleno de drogas; y él lo escancia;
Hasta el fondo lo apurarán, y lo beberán todos los impíos de la tierra.

9

Pero yo siempre anunciaré
Y cantaré alabanzas al Dios de Jacob.

10
Quebrantaré todo el poderío de los pecadores,
Pero el poder del justo será exaltado.

76

1

Dios es conocido en Judá;
En Israel es grande su nombre.

2
En Salem está su tabernáculo,
Y su habitación en Sión.

3
Allí quebró las saetas del arco,
El escudo, la espada y las armas de guerra.

Selah

4
Glorioso eres tú, majestuoso desde los montes de caza.

5
Los fuertes de corazón fueron despojados, duermen su sueño;
No hizo uso de sus manos ninguno de los varones fuertes.

6
Ante tu reprensión, oh Dios de Jacob,
El carro y el caballo fueron entorpecidos.

7

Tú, temible eres tú;
¿Y quién podrá estar en pie delante de ti cuando se encienda tu ira?

8
Desde los cielos hiciste oír juicio
La tierra se espantó y quedó suspensa

9
Cuando te levantaste, oh Dios, para juzgar,
Para salvar a todos los humildes de la tierra.

Selah

10

Ciertamente el furor del hombre te reporta alabanza;
Te ceñirás de él como un ornamento.

11
Haced votos y cumplidlos a Jehová vuestro Dios;
Todos los que están alrededor de él, traigan ofrendas al Temible.

12
Cortará él el aliento de los príncipes;
Temible es a los reyes de la tierra.

77

1

Con mi voz clamé a Dios,
A Dios clamé, y él me escuchará.

2
Al Señor busqué en el día de mi angustia;
Alzaba a él mis manos de noche, sin descanso;
Mi alma rehusaba consuelo.

3

Me acordaba de Dios, y me conmovía;
Me quejaba, y desmayaba mi espíritu.

Selah

4
No me dejabas pegar los ojos;
Estaba yo quebrantado, y no hablaba.

5
Consideraba los días desde el principio,
Los años de los tiempos pasados.

6
Me acordaba de mis cánticos de noche;
Meditaba en mi corazón,
Y mi espíritu inquiría:

7
¿Desechará el Señor para siempre,
Y no volverá más a sernos propicio?

8
¿Ha cesado para siempre su misericordia?
¿Se ha acabado perpetuamente su promesa?

9
¿Ha olvidado Dios el tener misericordia?
¿Ha encerrado en su ira sus entrañas?

Selah

10

Y me dije: Este es mi tormento:
Que la diestra del Altísimo ha cambiado.

11
Me acordaré de las obras de JAH;
Sí, haré memoria de tus antiguos portentos.

12
Meditaré en todas tus obras,
Y hablaré de tus hazañas.

13
Oh Dios, santo es tu camino;
¿Qué dios es grande como nuestro Dios?

14
Tú eres el Dios que hace maravillas;
Hiciste notorio entre los pueblos tu poder.

15
Con tu brazo redimiste a tu pueblo,
A los hijos de Jacob y de José.

Selah

16
Te vieron las aguas, oh Dios;
Las aguas te vieron, y temieron;
Los abismos también se estremecieron.

17
Las nubes echaron inundaciones de aguas;
Tronaron los cielos,
Y discurrieron tus rayos.

18
La voz de tu trueno estaba en el torbellino;
Tus relámpagos alumbraron el mundo;
Se estremeció y tembló la tierra.

19
En el mar te abriste camino,
Y tus sendas en las muchas aguas;
Y tus pisadas no dejaron rastro.

20
Condujiste a tu pueblo como rebaño
Por mano de Moisés y de Aarón.

78

1

Escucha, pueblo mío, mi enseñanza;
Inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.

2
Abriré mi boca en parábolas;
Evocaré los arcanos del pasado,

3
Las cosas que hemos oído y entendido;
Que nuestros padres nos las contaron.

4
No las ocultaremos a sus hijos,
Contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová,
Y su potencia, y las maravillas que hizo.

5

Él estableció un testimonio en Jacob,
Y puso una ley en Israel,
La cual mandó a nuestros padres
Que la comunicasen a sus hijos;

6
Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán;
Y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos,

7
A fin de que pongan en Dios su confianza,
Y no se olviden de las obras de Dios;
Que guarden sus mandamientos,

8
Y no sean como sus padres,
Generación contumaz y rebelde;
Generación que no dispuso su corazón,
Ni fue fiel para con Dios su espíritu.

9

Los hijos de Efraín, arqueros armados,
Volvieron las espaldas en el día de la batalla.

10
No guardaron el pacto de Dios,
Ni quisieron andar en su ley;

11
Sino que se olvidaron de sus obras,
Y de sus maravillas que les había mostrado.

12
A la vista de sus padres hizo portentos
En la tierra de Egipto, en el campo de Zoán.

13
Dividió el mar y los hizo pasar;
Detuvo las aguas como en un montón.

14
Les guió de día con nube,
Y toda la noche con resplandor de fuego.

15
Hendió las peñas en el desierto,
Y les dio a beber raudales de agua,

16
Pues sacó de la peña arroyos,
E hizo correr las aguas como ríos.

17
Pero aún volvieron a pecar contra él,
Rebelándose contra el Altísimo en el desierto;

18
Pues tentaron a Dios en su corazón,
Pidiendo una comida a su gusto.

19
Y hablaron contra Dios,
Diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto?

20
He aquí ha herido la peña, brotaron aguas,
Y torrentes inundaron la tierra;
¿Podrá dar también pan?
¿Proveerá de carne a su pueblo?

21

Por esto, lo oyó Jehová, y se indignó;
Se encendió el fuego contra Jacob,
Y el furor estalló contra Israel,

22
Por cuanto no habían creído a Dios,
Ni habían confiado en su salvación.

23
Sin embargo, mandó a las nubes de arriba,
Y abrió las puertas de los cielos,

24
E hizo llover sobre ellos maná para que comiesen,
Y les dio trigo de los cielos.

25
Pan de los fuertes comió el hombre;
Les envió comida hasta saciarles.

26
Movió el solano en el cielo,
Y trajo con su poder el viento sur,

27
E hizo llover sobre ellos carne como polvo,
Como arena del mar, aves volátiles.

28
Las hizo caer en medio del campamento,
Alrededor de sus tiendas.

29
Comieron, y se saciaron;
Les cumplió, pues, su deseo.

30
Aún no habían quitado de sí su anhelo,
Aún estaba la comida en su boca,

31
Cuando vino sobre ellos el furor de Dios,
Hizo morir a los más robustos de ellos,
Y derribó a los escogidos de Israel.

32

Con todo esto, pecaron aún,
Y no dieron crédito a sus maravillas.

33
Entonces consumió sus días como un soplo,
Y sus años en tribulación.

34
Si los hacía morir, entonces buscaban a Dios;
Entonces se volvían solícitos en busca suya,

35
Y se acordaban de que Dios era su refugio,
Y el Dios Altísimo su redentor.

36
Pero le lisonjeaban con su boca,
Y con su lengua le mentían;

37
Pues sus corazones no eran rectos con él,
Ni se mantuvieron firmes en su pacto.

38
Pero él, misericordioso, perdonaba la maldad, y no los exterminaba;
Sino que apartó muchas veces su ira,
Y no despertó todo su enojo.

39
Se acordó de que eran carne,
Un soplo que se va y no vuelve.

40
¡Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto,
Lo enojaron en el yermo!

41
Y volvían a tentar a Dios,
Y provocaban al Santo de Israel.

42
No se acordaron de su mano,
Del día que los redimió de la angustia;

43
Cuando puso en Egipto sus prodigios,
Y sus maravillas en el campo de Zoán;

44
Y convirtió sus ríos en sangre,
Para que no pudiesen beber en sus canales.

45
Envió entre ellos enjambres de moscas que los devoraban,
Y ranas que los destruían.

46
Dio también a la oruga sus frutos,
Y sus labores a la langosta.

47
Sus viñas destruyó con granizo,
Y sus higuerales con escarcha;

48
Entregó al pedrisco sus bestias,
Y sus ganados a los rayos.

49
Envió sobre ellos el ardor de su ira;
Enojo, indignación y angustia,
Un ejército de ángeles destructores.

50
Dio libre curso a su furor;
No eximió la vida de ellos de la muerte,
Sino que entregó su vida a la mortandad.

51
Hizo morir a todo primogénito en Egipto,
Las primicias de su fuerza en las tiendas de Cam.

52
Hizo salir a su pueblo como ovejas,
Y los llevó por el desierto como un rebaño.

53
Los guió con seguridad, de modo que no tuvieran temor;
Mientras a sus enemigos los cubría el mar.

54
Los trajo después a las fronteras de su tierra santa,
A este monte que ganó su mano derecha.

55
Echó las naciones de delante de ellos;
Con cuerdas repartió sus tierras en heredad,
E hizo habitar en sus moradas a las tribus de Israel.

56

Pero ellos tentaron y enojaron al Dios Altísimo,
Y no guardaron sus testimonios;

57
Sino que volvieron las espaldas y se rebelaron como sus padres;
Se desviaron como arco indócil.

58
Le enojaron con sus lugares altos,
Y le provocaron a celo con sus imágenes de talla.

59
Lo oyó Dios y se enojó,
Y en gran manera aborreció a Israel.

60
Dejó, por tanto, el tabernáculo de Siló,
La tienda en que habitó entre los hombres,

61
Y entregó a cautiverio a sus valientes,
Y su gloria en manos del enemigo.

62
Entregó también su pueblo a la espada,
Y se irritó contra su heredad.

63
El fuego devoró a sus jóvenes,
Y no hubo cantos nupciales para sus doncellas.

64
Sus sacerdotes cayeron a espada,
Y sus viudas no hicieron lamentación.

65
Entonces despertó el Señor como si se hubiese dormido,
Como un guerrero aturdido por el vino,

66
E hirió a sus enemigos en las partes posteriores;
Les dio perpetua afrenta.

67

Desechó la tienda de José,
Y no escogió la tribu de Efraín,

68
Sino que escogió la tribu de Judá,
El monte de Sión, al cual amó.

69
Edificó su santuario como un lugar excelso,
Como la tierra que cimentó para siempre.

70
Eligió a David su siervo,
Lo sacó de los apriscos del rebaño;

71
De detrás de las ovejas lo trajo,
Para que apacentase a Jacob su pueblo,
Y a Israel su heredad.

72
Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón,
Los pastoreó con la pericia de sus manos.

79

1

Oh Dios, los gentiles han invadido tu heredad;
Han profanado tu santo templo;
Redujeron a Jerusalén a escombros.

2
Dieron los cuerpos de tus siervos por comida a las aves de los cielos,
La carne de tus santos a las bestias de la tierra.

3
Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalén,
Y no hubo quien los enterrase.

4
Somos escarnecidos por nuestros vecinos,
Escarnecidos y burlados de los que están en nuestros alrededores.

5

¿Hasta cuándo, oh Jehová?
¿Estarás airado para siempre?
¿Arderá como fuego tu celo?

6
Derrama tu ira sobre las naciones que no te conocen,
Y sobre los reinos que no invocan tu nombre.

7
Porque han consumido a Jacob,
Y su morada han asolado.

8

No recuerdes contra nosotros las iniquidades de nuestros antepasados;
Vengan pronto tus misericordias a encontrarnos,
Porque estamos muy abatidos.

9
Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre;
Y líbranos, y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre.

10
¿Por qué han de decir los gentiles: Dónde está su Dios?
Sea notoria en las gentes, delante de nuestros ojos,
La venganza de la sangre de tus siervos que fue derramada.

11

Llegue delante de ti el gemido de los cautivos;
Conforme a la grandeza de tu brazo preserva a los sentenciados a muerte,

12
Y haz recaer sobre nuestros vecinos en su seno siete veces más
De su infamia, con que te han deshonrado, oh Jehová.

13
Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado,
Te alabaremos para siempre;
De generación en generación cantaremos tus alabanzas.

80

1

Oh Pastor de Israel, escucha;
Tú que pastoreas a José como a un rebaño,
Tú que estás sentado entre querubines, resplandece.

2
Despierta tu poder delante de Efraín, de Benjamín y de Manasés,

3
Oh Dios, restáuranos;
Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.

4

Jehová, Dios de los ejércitos,
¿Hasta cuándo mostrarás tu indignación contra la oración de tu pueblo?

5
Les diste a comer pan de lágrimas,
Y a beber lágrimas en gran abundancia.

6
Nos pusiste por escarnio a nuestros vecinos,
Y nuestros enemigos se burlan de nosotros.

7

Oh Dios de los ejércitos, restáuranos;
Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.

8

Hiciste venir una vid de Egipto;
Echaste las naciones, y la plantaste.

9
Limpiaste el suelo delante de ella,
E hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra.

10
Los montes fueron cubiertos de su sombra,
Y con sus sarmientos los cedros de Dios.

11
Extendió sus vástagos hasta el mar,
Y hasta el río sus renuevos.

12
¿Por qué abriste brecha en sus vallados,
Y la vendimian todos los que pasan por el camino?

13
La destroza el puerco montés,
Y la bestia del campo la devora.

14

Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora;
Mira desde el cielo, y considera, y visita esta viña,

15
Y protégela, es la planta que plantó tu diestra,
Y el renuevo que para ti afirmaste.

16
Le han prendido fuego y la han talado;
Perezcan por la reprensión de tu rostro.

17
Esté tu mano sobre el varón de tu diestra,
Sobre el hijo de hombre que para ti reafirmaste.

18
Así no nos apartaremos más de ti;
Vida nos darás, e invocaremos tu nombre.

19
¡Oh Jehová, Dios de los ejércitos, restáuranos!
Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.

81

1

Cantad con gozo a Dios, fortaleza nuestra;
Al Dios de Jacob aclamad con júbilo.

2
Entonad canción, y tañed el pandero,
La melodiosa cítara y el arpa.

3
Tocad la trompeta en la nueva luna,
En el plenilunio, en el día de nuestra fiesta solemne.

4
Porque estatuto es de Israel,
Ordenanza del Dios de Jacob.

5
Lo constituyó como testimonio en José
Cuando salió contra la tierra de Egipto.

Oían una lengua desconocida;

6
Aparté sus hombros de debajo de la carga;
Sus manos fueron descargadas de los cestos.

7
En la calamidad clamaste, y yo te libré;
Te respondí oculto tras el trueno;
Te probé junto a las aguas de Meribá.

Selah

8
Oye, pueblo mío, y te amonestaré.
¡Oh Israel, si quisieras escucharme!

9
No habrá en medio de ti dios ajeno,
Ni te inclinarás a dios extraño.

10
Yo soy Jehová tu Dios,
Que te hice subir de la tierra de Egipto;
Abre tu boca, y yo la llenaré.

11

Pero mi pueblo no oyó mi voz,
E Israel no me quiso obedecer.

12
Los entregué, por tanto, a la dureza de su corazón;
Caminaron según sus propios consejos.

13
¡Oh, si me hubiera escuchado mi pueblo,
Si en mis caminos hubiera andado Israel!

14
En un momento habría yo derribado a sus enemigos,
Y vuelto mi mano contra sus adversarios.

15
Los que aborrecen a Jehová se le habrían sometido,
Y su suerte quedaría fijada para siempre.

16
Les sustentaría Dios con lo mejor del trigo,
Y con miel de la peña les saciaría.

82

1

Dios se levanta en la reunión de los jueces;
En medio de los jueces juzga.

2
¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente,
Y aceptaréis las personas de los impíos?

Selah

3
Defended al débil y al huérfano;
Haced justicia al afligido y al menesteroso.

4
Librad al pobre y al necesitado;
Libradlo de mano de los impíos.

5

No saben, no entienden,
Andan en tinieblas;
Tiemblan todos los cimientos de la tierra.

6

Yo dije: Vosotros sois dioses,
Y todos vosotros hijos del Altísimo;

7
Pero como los demás hombres moriréis,
Y como cualquiera de los príncipes caeréis.

8

Levántate, oh Dios, juzga la tierra;
Porque tú eres el dueño de todas las naciones.

83

1

Oh Dios, no guardes silencio;
No calles, oh Dios, ni permanezcas inmóvil.

2
Porque he aquí que rugen tus enemigos,
Y los que te aborrecen alzan cabeza.

3
Contra tu pueblo han conspirado astuta y secretamente.
Y se han conjurado contra tus protegidos.

4
Han dicho: Venid, y destruyámoslos para que no sean nación,
Y no haya más memoria del nombre de Israel.

5
Porque se confabulan de corazón a una,
Contra ti han concertado alianza

6
Las tiendas de los edomitas y de los ismaelitas, Moab y los agarenos;

7
Gebal, Amón y Amalec,
Los filisteos y los habitantes de Tiro.

8
También el asirio se ha juntado con ellos;
Sirven de brazo a los hijos de Lot.

Selah

9
Hazles como a Madián,
Como a Sisara, como a Jabín en el arroyo de Cisón;

10
Que perecieron en Endor,
Fueron hechos como estiércol para la tierra.

11
Pon a sus capitanes como a Oreb y a Zeeb;
Como a Zeba y a Zalmuná a todos sus príncipes,

12
Que decían: Apoderémonos de los dominios de Dios.

13

Dios mío, ponlos como remolinos de polvo,
Como hojarasca delante del viento,

14
Como fuego que quema el monte,
Como llama que abrasa el bosque.

15
Persíguelos así con tu tempestad,
Y atérralos con tu torbellino.

16
Llena sus rostros de vergüenza,
Para que busquen tu nombre, oh Jehová.

17
Sean afrentados y turbados para siempre;
Sean confundidos, y perezcan.

18
Y conozcan que tu nombre es Jehová;
El Altísimo sobre toda la tierra.

84

1

¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos!

2
Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová;
Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.

3

Aun el gorrión halla casa,
Y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos,
Cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío.

4
Bienaventurados los que habitan en tu casa;
Perpetuamente te alabarán.

Selah

5

Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas,
En cuyo corazón están tus caminos.

6
Atravesando el valle de lágrimas lo cambiarán en lugar de fuentes,
Cuando la lluvia llene los estanques.

7
Irán de fortaleza en fortaleza;
Verán a Dios en Sión.

8

Jehová Dios de los ejércitos, oye mi oración;
Escucha, oh Dios de Jacob.

Selah

9
Mira, oh Dios, escudo nuestro,
Y pon los ojos en el rostro de tu ungido.

10

Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.
Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios,
Que habitar en las moradas de iniquidad.

11
Porque sol y escudo es Jehová Dios;
Gracia y gloria dará Jehová.
No quitará el bien a los que andan en integridad.

12
Jehová de los ejércitos,
Dichoso el hombre que en ti confía.

85

1

Fuiste propicio a tu tierra, oh Jehová;
Has hecho volver a los cautivos de Jacob.

2
Perdonaste la iniquidad de tu pueblo;
Todos los pecados de ellos cubriste.

Selah

3
Reprimiste todo tu enojo;
Te apartaste del ardor de tu ira.

4

Restáuranos, oh Dios de nuestra salvación,
Y haz cesar tu ira de sobre nosotros.

5
¿Estarás enojado contra nosotros para siempre?
¿Extenderás tu ira de generación en generación?

6
¿No volverás a darnos vida,
Para que tu pueblo se regocije en ti?

7
Muéstranos, oh Jehová, tu misericordia,
Y danos tu salvación.

8
Escucharé lo que hablará Jehová Dios;
Porque hablará paz a su pueblo y a sus santos,
Para que no vuelvan a la locura.

9
Ciertamente cercana está su salvación a los que le temen,
Para que habite la gloria en nuestra tierra.

10

La misericordia y la verdad se encontraron;
La justicia y la paz se besaron.

11
La verdad brotará de la tierra,
Y la justicia mirará desde los cielos.

12
Jehová dará también la dicha,
Y nuestra tierra dará su cosecha.

13
La justicia irá delante de él,
Y la paz seguirá sus pisadas.

86

1

Inclina, oh Jehová, tu oído, y escúchame,
Porque estoy afligido y menesteroso.

2
Guarda mi alma, porque soy piadoso;
Salva tú, oh Dios mío, a tu siervo que en ti confía.

3
Ten misericordia de mí, oh Jehová;
Porque a ti clamo todo el día.

4
Alegra el alma de tu siervo,
Porque a ti, oh Señor, levanto mi alma.

5
Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador,
Y grande en amor para con todos los que te invocan.

6
Escucha, oh Jehová, mi oración,
Y está atento a la voz de mis ruegos.

7
En el día de mi angustia te invoco,
Porque tú me respondes.

8

Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses,
Ni obras que igualen tus obras.

9
Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor,
Y glorificarán tu nombre.

10
Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas;
Sólo tú eres Dios.

11
Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad;
Afianza mi corazón para que tema tu nombre.

12
Te alabaré, oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón,
Y glorificaré tu nombre para siempre.

13
Porque tu misericordia es grande para conmigo,
Y has librado mi alma de las profundidades del Seol.

14

Oh Dios, unos orgullosos se han levantado contra mí,
Y una conspiración de violentos ha buscado mi vida,
Y no te tuvieron presente.

15
Mas tú, Señor, eres un Dios misericordioso y clemente,
Lento para la ira, y grande en misericordia y verdad.

16

Mírame, y ten compasión de mí;
Da tu fuerza a tu siervo,
Y salva al hijo de tu sierva.

17
Dame una señal de benevolencia,
Y véanla los que me aborrecen, y sean avergonzados;
Porque tú, Jehová, me ayudaste y me consolaste.

87

1

Su cimiento está en el monte santo.

2
Ama Jehová las puertas de Sión
Más que todas las moradas de Jacob.

3
Cosas gloriosas se han dicho de ti,
Ciudad de Dios.

Selah

4
Yo mencionaré a Ráhab y a Babilonia entre los que me conocen.
He aquí Filistea y Tiro, con Etiopía;
Éste nació allí.

5
Y de Sión se dirá: Éste y aquél, todos han nacido en ella,
Y el Altísimo mismo la sostiene.

6
Jehová contará al inscribir a los pueblos:
Éste nació allí.

Selah

7
Y cantores y tañedores en ella dirán:
Todas mis fuentes están en ti.

88

1

Oh Jehová, Dios de mi salvación,
Día y noche clamo delante de ti.

2
Llegue mi oración a tu presencia;
Inclina tu oído a mi clamor.

3

Porque mi alma está saturada de males,
Y mi vida está al borde del Seol.

4
Soy contado entre los que descienden al sepulcro;
Soy como hombre sin fuerza,

5
Abandonado entre los muertos,
Como los pasados a espada que yacen en el sepulcro,
De quienes no te acuerdas ya,
Y que fueron arrebatados de tu mano.

6
Me has puesto en el hoyo profundo,
En tinieblas, en los abismos.

7
Sobre mí pesa tu ira,
Y me has afligido con todo tu oleaje.

Selah

8
Has alejado de mí mis conocidos;
Me has puesto por abominación a ellos;
Encerrado estoy, y no puedo salir.

9
Mis ojos enfermaron a causa de mi aflicción;
Te he invocado, oh Jehová, cada día,
Tendiendo hacia ti mis manos.

10
¿Manifestarás tus maravillas a los muertos?
¿Se levantarán los muertos para alabarte?

Selah

11
¿Será contada en el sepulcro tu misericordia,
O tu verdad en el Tártaro?

12
¿Serán reconocidas en las tinieblas tus maravillas,
Y tu justicia en la tierra del olvido?

13

Mas yo a ti he clamado, oh Jehová,
Y de mañana mi oración se presenta delante de ti.

14
¿Por qué, oh Jehová, desechas mi alma?
¿Por qué escondes de mí tu rostro?

15
Yo estoy afligido y enfermizo desde la juventud;
Me han abrumado tus terrores, y estoy amedrentado.

16
Sobre mí han pasado tus iras,
Y tus espantos me aniquilan.

17
Me han rodeado como aguas continuamente;
A una me han cercado.

18
Has alejado de mí amigos compañeros,
Y mis allegados son las tinieblas.

89

1

Las misericordias de Jehová cantaré perpetuamente;
De generación en generación haré notoria con mi boca tu fidelidad,

2
Diciendo: Para siempre será edificada misericordia;
En los cielos mismos establecerás tu verdad.

3
Hice un pacto con mi escogido;
Juré a David mi siervo, diciendo:

4
Para siempre confirmaré tu descendencia,
Y edificaré tu trono por todas las generaciones.

Selah

5
Celebrarán los cielos tus maravillas, oh Jehová,
Y la asamblea de tus santos ángeles, tu verdad.

6
Porque ¿quién en los cielos se igualará a Jehová?
¿Quién será semejante a Jehová entre los hijos de los potentados?

7
Dios es temible en la gran congregación de los santos,
Y formidable sobre todos cuantos están alrededor de él.

8
Oh Jehová, Dios de los ejércitos,
¿Quién como tú? Poderoso eres, Jehová,
Y tu fidelidad te rodea.

9
Tú tienes dominio sobre la braveza del mar;
Cuando se levantan sus olas, tú las sosiegas.

10
Tú quebrantaste a Ráhab como a herido de muerte;
Con tu brazo poderoso dispersaste a tus enemigos.

11
Tuyos son los cielos, tuya también la tierra;
El mundo y cuanto lo llena, tú lo fundaste.

12
El norte y el sur, tú los creaste;
El Tabor y el Hermón saltan de júbilo a tu nombre.

13
Tienes un brazo potente;
Fuerte es tu mano, sublime tu diestra.

14
Justicia y juicio son el cimiento de tu trono;
Misericordia y verdad van delante de tu rostro.

15
Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte;
Andará, oh Jehová, a la luz de tu rostro.

16
En tu nombre se alegrará todo el día,
Y en tu justicia será enaltecido.

17
Porque tú eres el esplendor de su potencia,
Y por tu buena voluntad acrecentarás nuestro poder.

18
Porque Jehová es nuestro escudo,
Y nuestro rey es el Santo de Israel.

19

Entonces hablaste en visión a tus santos,
Y dijiste: He puesto el poder de socorrer sobre uno que es poderoso;
He exaltado a un escogido de mi pueblo.

20
Hallé a David mi siervo;
Lo ungí con mi óleo santo.

21
Mi mano le sostendrá siempre,
Y mi brazo lo fortalecerá.

22
No lo sorprenderá el enemigo,
Ni el malvado lo humillará;

23
Sino que quebrantaré delante de él a sus enemigos,
Y heriré a los que le aborrecen.

24
Mi verdad y mi misericordia estarán con él,
Y en mi nombre será exaltado su poder.

25
Asimismo pondré su izquierda sobre el mar,
Y sobre el gran río su diestra.

26
Él me invocará: Mi padre eres tú,
Mi Dios, y la roca de mi salvación.

27
Yo también le nombraré mi primogénito,
El más excelso de los reyes de la tierra.

28
Para siempre le conservaré mi misericordia,
Y mi pacto con él será estable.

29
Estableceré su descendencia para siempre,
Y su trono como los días de los cielos.

30
Si dejan sus hijos mi ley,
Y no andan en mis juicios,

31
Si profanan mis estatutos,
Y no guardan mis mandamientos,

32
Entonces castigaré con vara sus transgresiones,
Y con azotes sus iniquidades.

33
Mas no retiraré de él mi misericordia,
Ni desmentiré mi verdad.

34
No olvidaré mi pacto,
Ni mudaré lo que ha salido de mis labios.

35
Una vez por todas he jurado por mi santidad,
Y no mentiré a David.

36
Su descendencia durará por siempre,
Y su trono como el sol delante de mí.

37
Como la luna permanecerá para siempre,
Y como un testigo fiel en el cielo.

Selah

38
Mas tú desechaste y menospreciaste a tu ungido,
Y te has airado con él.

39
Rompiste el pacto de tu siervo;
Has profanado su corona hasta la tierra.

40
Abriste brecha en todos sus vallados;
Has destruido sus fortalezas.

41
Lo saquean todos los que pasan por el camino;
Es la burla de sus vecinos.

42
Has exaltado la diestra de sus enemigos;
Has alegrado a todos sus adversarios.

43
Embotaste, en cambio, el filo de su espada,
Y no lo sostuviste en la batalla.

44
Hiciste cesar su gloria,
Y echaste su trono por tierra.

45
Has acortado los días de su juventud;
Le has cubierto de afrenta.

Selah

46
¿Hasta cuándo, oh Jehová?
¿Te esconderás para siempre?
¿Arderá tu ira como el fuego?

47
Recuerda cuán breve es mi tiempo;
¿Habrás creado en vano a todo hijo de hombre?

48
¿Qué hombre vivirá sin ver la muerte?
¿Librará su vida del poder del Seol?

Selah

49

Señor, ¿dónde están tus antiguas misericordias,
Que juraste a David por tu verdad?

50
Señor, acuérdate del oprobio de tus siervos;
Oprobio de muchos pueblos, que llevo en mi seno.

51
Porque tus enemigos, oh Jehová, han deshonrado,
Porque tus enemigos han deshonrado los pasos de tu ungido.

52
Bendito sea Jehová para siempre.
Amén y Amén.

90

1

Señor, tú nos has sido por refugio
De generación en generación.

2
Antes que naciesen los montes
Y formases la tierra y el mundo,
Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.

3

Reduces al hombre hasta convertirlo en polvo,
Y dices: Volved, hijos de los hombres.

4
Porque mil años delante de tus ojos
Son como el día de ayer, que pasó,
Y como una de las vigilias de la noche.

5

Los arrebatas como con torrente de aguas; son como un sueño,
Como la hierba que brota en la mañana.

6
En la mañana florece y crece;
A la tarde es cortada, y se seca.

7

Porque con tu furor somos consumidos,
Y con tu ira somos trastornados.

8
Pusiste nuestras culpas delante de ti,
Nuestras faltas ocultas, a la luz de tu mirada.

9

Porque todos nuestros días marchan a su ocaso a causa de tu ira;
Se acaban nuestros años como un suspiro.

10
Los años de nuestra vida son setenta años;
Y, en los más robustos, hasta ochenta años;
Con todo, su fortaleza es molestia y trabajos,
Porque pronto pasan, y volamos.

11

¿Quién conoce el poder de tu ira,
Y quién conoce tu enojo como los que te temen?

12
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días,
Que entre la sabiduría en nuestro corazón.

13

Vuélvete, oh Jehová; ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos.

14
De mañana sácianos de tu misericordia,
Y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.

15
Alégranos a la medida de los días en que nos afligiste,
Y de los años en que vimos el mal.

16
Manifiéstese a tus siervos tu obra,
Y tu gloria, a sus hijos.

17
Descienda el favor del Señor, nuestro Dios, sobre nosotros,
Y ordena en nosotros la obra de nuestras manos;
Confirma tú la obra de nuestras manos.

91

1

El que habita al abrigo del Altísimo
Y mora bajo la sombra del Omnipotente,

2
Dice a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien confío.

3
Él te librará del lazo del cazador,
De la peste destructora.

4
Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.

5
No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día,

6
Ni pestilencia que ande en oscuridad,
Ni mortandad que en medio del día destruya.

7

Caerán a tu lado mil,
Y diez mil a tu diestra;
Mas a ti no llegará.

8
Ciertamente con tus ojos mirarás
Y verás la retribución de los impíos.

9

Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo, por tu habitación,

10
No te sobrevendrá ningún mal,
Y ninguna plaga tocará tu morada.

11

Pues a sus ángeles dará orden acerca de ti,
De que te guarden en todos tus caminos.

12
En las manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.

13
Sobre el león y el áspid pisarás;
Hollarás al cachorro del león y al dragón.

14
Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.

15
Me invocará, y yo le responderé;
Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré.

16
Lo saciaré de larga vida,
Y le mostraré mi salvación.

92

1

Bueno es alabarte, oh Jehová,
Y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo;

2
Anunciar por la mañana tu misericordia,
Y tu fidelidad cada noche,

3
Al son del decacordio y del salterio,
En tono suave con el arpa.

4
Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con tus obras;
En las obras de tus manos me gozo.

5

¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová!
Muy profundos son tus designios.

6
El hombre necio no los entiende,
Y el insensato no los comprende.

7
Que si brotan los impíos como la hierba,
Y florecen todos los que hacen iniquidad,
Es para ser destruidos eternamente.

8
Mas tú, Jehová, para siempre eres Altísimo.

9
Porque he aquí tus enemigos, oh Jehová,
Porque he aquí, perecerán tus enemigos;
Serán dispersados todos los que hacen maldad.

10

Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo;
Seré ungido con aceite fresco.

11
Y miraré con desprecio sobre mis enemigos;
Oirán mis oídos acerca de los que se levantaron contra mí, de los malignos.

12

El justo florecerá como la palmera;
Crecerá como el cedro en el Líbano.

13
Plantados en la casa de Jehová,
En los atrios de nuestro Dios florecerán.

14
Aun en la vejez fructificarán;
Estarán vigorosos y lozanos,

15
Para anunciar que Jehová es recto,
Es mi roca, y en él no hay injusticia.

93

1

Jehová reina; se vistió de majestad;
Jehová se vistió, se ciñó de poder.
Asentó también el mundo, y no se moverá.

2
Firme está tu trono desde entonces;
Tú eres eterno.

3

Alzaron los ríos, oh Jehová,
Los ríos alzaron su voz;
Alzaron los ríos su fragor.

4
Jehová en las alturas es más poderoso
Que el estruendo de las muchas aguas,
Más que las recias olas del mar.

5

Tus testimonios son muy fidedignos;
La santidad es propia de tu casa,
Oh Jehová, por los siglos y para siempre.

94

1

Jehová, Dios de las venganzas,
Dios de las venganzas, muéstrate.

2
Levántate, oh Juez de la tierra;
Da a los soberbios su merecido.

3
¿Hasta cuándo los impíos,
Hasta cuándo, oh Jehová, se gozarán los impíos?

4

¿Hasta cuándo se jactarán, hablando cosas arrogantes,
Y se vanagloriarán todos los que hacen iniquidad?

5
A tu pueblo, oh Jehová, quebrantan,
Y a tu heredad oprimen.

6
A la viuda y al extranjero matan,
Y a los huérfanos quitan la vida.

7
Y dicen: No lo ve JAH,
No se entera el Dios de Jacob.

8

Comprended, necios del pueblo;
Y vosotros, fatuos, ¿cuándo seréis sabios?

9
El que plantó la oreja, ¿no oirá?
El que formó el ojo, ¿no verá?

10
El que amonesta a las naciones, ¿no castigará?
¿No sabrá el que enseña al hombre la ciencia?

11
Jehová conoce los pensamientos de los hombres,
Que son insustanciales.

12

Bienaventurado el hombre a quien tú, JAH, corriges,
Y en tu ley lo instruyes,

13
Para hacerle descansar en los días de aflicción,
En tanto que para el impío se cava la fosa.

14
Porque no abandonará Jehová a su pueblo,
Ni desamparará su heredad,

15
Sino que el juicio será vuelto a la justicia,
Y en pos de ella irán todos los rectos de corazón.

16

¿Quién se levantará por mí contra los malignos?
¿Quién estará por mí contra los que hacen iniquidad?

17
Si no me ayudara Jehová,
Pronto moraría mi alma en el silencio.

18
Cuando yo digo: Mi pie resbala,
Tu misericordia, oh Jehová, me sustenta.

19
En la multitud de mis preocupaciones dentro de mí,
Tus consolaciones alegran mi alma.

20
¿Se aliará contigo el tribunal inicuo
Que hace agravio bajo forma de ley?

21
Ellos atropellan el alma del justo,
Y condenan la sangre inocente.

22
Mas Jehová me ha sido por baluarte,
Y mi Dios por roca de mi refugio.

23
Y él hará recaer sobre ellos su iniquidad,
Y los destruirá por su propia maldad;
Los exterminará Jehová nuestro Dios.

95

1

Venid, aclamemos alegremente a Jehová;
Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.

2
Lleguemos ante su presencia con alabanza;
Aclamémosle con cánticos.

3
Porque Jehová es Dios grande,
Y Rey grande sobre todos los dioses.

4
Porque en su mano están las profundidades de la tierra,
Y las alturas de los montes son suyas.

5
Suyo también el mar, pues él lo hizo;
Y sus manos formaron la tierra seca.

6
Venid, adoremos y postrémonos;
Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.

7
Porque él es nuestro Dios;
Nosotros el pueblo de su prado, y el rebaño de su mano.

¡Ojalá oyerais hoy su voz!

8
No endurezcáis vuestro corazón, como en Meribá,
Como en el día de Masá en el desierto,

9
Donde me tentaron vuestros padres,
Me pusieron a prueba, aunque habían visto mis obras.

10
Cuarenta años estuve disgustado con la nación,
Y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
Y no han conocido mis caminos.

11
Por tanto, juré en mi furor
Que no entrarían en mi reposo.

96

1

Cantad a Jehová cántico nuevo;
Cantad a Jehová, toda la tierra.

2
Cantad a Jehová, bendecid su nombre;
Anunciad de día en día su salvación.

3
Proclamad entre las naciones su gloria,
En todos los pueblos sus maravillas.

4
Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza;
Temible sobre todos los dioses.

5
Porque todos los dioses de los pueblos son meras figuras;
Pero Jehová hizo los cielos.

6
Honor y majestad delante de él;
Poder y gloria en su santuario.

7

Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos,
Tributad a Jehová la gloria y el poder.

8
Dad a Jehová la honra debida a su nombre;
Traed ofrendas, y venid a sus atrios.

9
Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad;
Tema delante de él toda la tierra.

10

Decid entre las naciones: Jehová reina.
También afianzó el mundo, y no vacilará;
Juzgará a los pueblos con justicia.

11
Alégrense los cielos, y gócese la tierra;
Retumbe el mar y cuanto lo llena.

12
Regocíjese el campo, y todo lo que en él está;
Todos los árboles del bosque rebosen de contento,

13
Delante de Jehová que ya llega;
Ya viene a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con justicia,
Y a los pueblos con su verdad.

97

1

Jehová reina; regocíjese la tierra,
Alégrense las muchas islas.

2
Nubes y oscuridad alrededor de él;
Justicia y juicio son el cimiento de su trono.

3
Fuego irá delante de él,
Y abrasará a sus enemigos alrededor.

4
Sus relámpagos alumbran el mundo;
La tierra lo ve y se estremece.

5
Los montes se derriten como cera delante de Jehová,
Delante del Señor de toda la tierra.

6

Los cielos anuncian su justicia,
Y todos los pueblos ven su gloria.

7
Avergüéncense todos los que sirven a las imágenes de talla,
Los que se glorían en los ídolos.
Póstrense a él todos los dioses.

8
Lo oye Sión, y se alegra;
Y las hijas de Judá,
Oh Jehová, se regocijan a causa de tus juicios.

9
Porque tú, Jehová, eres excelso sobre toda la tierra;
Estás encumbrado sobre todos los dioses.

10

Jehová ama a los que aborrecen el mal;
Él guarda las almas de sus santos;
De manos de los impíos los libra.

11
La luz está implantada dentro del justo,
Y la alegría en los rectos de corazón.

12
Alegraos, justos, en Jehová,
Y alabad su santo nombre.

98

1

Cantad a Jehová cántico nuevo,
Porque ha hecho maravillas;
Su diestra lo ha salvado, y su santo brazo.

2
Jehová ha hecho notoria su salvación;
A vista de las naciones ha descubierto su justicia.

3
Se ha acordado de su misericordia y de su verdad para con la casa de Israel;
Todos los confines de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios.

4

Cantad alegres a Jehová, toda la tierra;
Levantad la voz, y vitoread, y cantad salmos.

5
Cantad salmos a Jehová con arpa;
Con arpa y al son del salterio.

6
Aclamad con clarines y al son de trompetas,
Delante del rey Jehová.

7

Retumbe el mar y cuanto contiene,
El mundo y los que en él habitan;

8
Los ríos batan las manos,
Los montes todos hagan regocijo

9
Delante de Jehová, porque viene a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con justicia,
Y a los pueblos con rectitud.

99

1

Jehová reina; tiemblen los pueblos.
Él está sentado sobre los querubines, estremézcase la tierra.

2
Jehová es grande en Sión,
Y encumbrado sobre todos los pueblos.

3
Alaben tu nombre grande y temible;
Él es santo.

4
Es el Rey poderoso que ama la justicia.
Tú estableces la rectitud;
Tú has hecho en Jacob justicia y derecho.

5
Exaltad a Jehová nuestro Dios,
Y postraos ante el estrado de sus pies;
Él es santo.

6

Moisés y Aarón entre sus sacerdotes,
Y Samuel entre los que invocaron su nombre;
Invocaban a Jehová, y él les respondía.

7
En columna de nube hablaba con ellos;
Guardaban sus testimonios, y el estatuto que les había dado.

8

Jehová Dios nuestro, tú les respondías;
Fuiste para ellos un Dios perdonador,
Y vengador de sus maldades.

9
Exaltad a Jehová nuestro Dios,
Y postraos ante su sano monte,
Porque Jehová nuestro Dios es santo.

100

1

Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.

2
Servid a Jehová con alegría;
Venid ante su presencia con regocijo.

3

Reconoced que Jehová es Dios;
Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;
Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.

4

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
Por sus atrios con alabanza;
Alabadle, bendecid su nombre.

5
Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia,
Y su verdad por todas las generaciones.

101

1

Misericordia y justicia cantaré;
A ti cantaré yo, oh Jehová.

2
Aprenderé el camino de la perfección.
¿Cuándo vendrás a mí?
En la integridad de mi corazón andaré en el interior de mi casa.

3
No pondré delante de mis ojos ninguna cosa injusta.

Aborrezco la obra de los que se desvían;
Nada de ellos se me pegará.

4
Corazón perverso se apartará de mí;
No conoceré al malvado.

5

Al que solapadamente difama a su prójimo, lo exterminaré;
No soportaré al de ojos altaneros y de corazón vanidoso.

6

Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que moren conmigo;
El que ande en el camino de la perfección, ése será mi servidor.

7

No habitará dentro de mi casa el que comete fraude;
El que habla mentiras no permanecerá en mi presencia.

8

Cada mañana exterminaré a todos los impíos de la nación,
Para extirpar de la ciudad de Jehová a todos los autores de iniquidad.

102

1

Jehová, escucha mi oración,
Y llegue a ti mi clamor.

2
No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia;
Inclina a mí tu oído;
Apresúrate a responderme el día en que te invoque.

3

Porque mis días se desvanecen como humo,
Y mis huesos están quemados cual tizón.

4
Mi corazón está marchito como la hierba cortada,
Y me olvido de comer mi pan.

5
Por la voz de mis gemidos
Mis huesos se han pegado a mi piel.

6
Soy semejante al pelícano del desierto;
Soy como búho entre ruinas;

7
Me desvelo y gimo
Como el pájaro solitario sobre el tejado.

8
Cada día me insultan mis enemigos;
Los que contra mí se enfurecen, se han conjurado para maldecirme.

9
Por lo cual yo como ceniza a manera de pan,
Y mi bebida mezclo con lágrimas,

10
A causa de tu enojo y de tu ira;
Pues me alzaste en vilo y me has arrojado.

11
Mis días son como sombra que se alarga,
Y me he secado como la hierba.

12

Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre,
Y tu memoria de generación en generación.

13
Te levantarás y tendrás misericordia de Sión,
Porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado.

14
Porque tus siervos aman sus piedras,
Y del polvo de ella tienen compasión.

15
Entonces las naciones temerán el nombre de Jehová,
Y todos los reyes de la tierra tu gloria;

16
Por cuanto Jehová habrá edificado a Sión,
Y en su gloria será manifestado;

17
Habrá considerado la oración de los desvalidos,
Y no habrá desechado el ruego de ellos.

18
Se escribirá esto para la generación venidera;
Y el pueblo que está por nacer alabará a JAH,

19
Porque miró desde lo alto de su santuario;
Jehová miró desde los cielos a la tierra,

20
Para escuchar el gemido de los cautivos,
Para librar a los sentenciados a muerte;

21
Para pregonar en Sión el nombre de Jehová,
Y su alabanza en Jerusalén,

22
Cuando los pueblos se congreguen a una,
Y los reyes para dar culto a Jehová.

23

Él debilitó mi fuerza en el camino;
Acortó mis días.

24
Dije: Dios mío, no me cortes en la mitad de mis días;
Por generación de generaciones son tus años.

25

Desde el principio tú fundaste la tierra,
Y los cielos son obra de tus manos.

26
Ellos perecerán, mas tú permanecerás;
Y todos ellos como una vestidura se envejecerán;
Como un vestido los mudarás, y serán mudados;

27
Pero tú eres el mismo,
Y tus años no se acabarán.

28
Los hijos de tus siervos habitarán seguros,
Y su descendencia será establecida delante de ti.

103

1

Bendice, alma mía, a Jehová,
Y bendiga todo mi ser su santo nombre.

2
Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios.

3
Él es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias;

4
El que rescata de la fosa tu vida,
El que te corona de favores y misericordias;

5
El que sacia de bien tu boca
De modo que te rejuvenezcas como el águila.

6
Jehová es el que hace justicia
Y derecho a todos los oprimidos.

7
Sus caminos notificó a Moisés,
Y a los hijos de Israel sus obras.

8
Misericordioso y clemente es Jehová;
Lento para la ira, y grande en misericordia.

9
No recrimina para siempre,
Ni para siempre guarda el enojo.

10
No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades,
Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.

11
Porque como la altura de los cielos sobre la tierra,
Engrandeció su misericordia sobre los que le temen.

12
Cuanto está lejos el oriente del occidente,
Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.

13
Como el padre se compadece de los hijos,
Se compadece Jehová de los que le temen.

14
Porque él conoce nuestra condición;
Se acuerda de que somos polvo.

15

El hombre, como la hierba son sus días;
Florece como la flor del campo,

16
Que pasó el viento por ella, y pereció,
Y su lugar no la conocerá más.

17
Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen.
Y su justicia sobre los hijos de los hijos;

18
Sobre los que guardan su pacto,
Y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.

19

Jehová estableció en los cielos su trono,
Y su soberanía domina sobre todo.

20
Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles,
Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra,
Obedeciendo a la voz de su precepto.

21
Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos,
Ministros suyos, que hacéis su voluntad.

22
Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras,
En todos los lugares de su señorío.
Bendice, alma mía, a Jehová.

104

1

Bendice, alma mía, a Jehová.
Jehová Dios mío, mucho te has engrandecido;
Te has vestido de gloria y de majestad.

2
El que se cubre de luz como de vestidura,
Que extiende los cielos como una cortina,

3
Que construye sus aposentos sobre las aguas,
El que pone las nubes por su carroza,
El que anda sobre las alas del viento;

4
El que hace a los vientos sus mensajeros,
Y a las llamas de fuego sus ministros.

5

Él fundó la tierra sobre sus cimientos;
No será jamás removida.

6
Con el abismo, como con vestido, la cubriste;
Sobre los montes estaban las aguas.

7
A tu reprensión huyeron;
Al sonido de tu trueno se apresuraron;

8
Subieron los montes, descendieron los valles,
Al lugar que tú les señalaste.

9
Les pusiste un límite que no traspasarán,
Ni volverán a cubrir la tierra.

10

Tú eres el que saca de las fuentes los arroyos;
Se deslizan entre los montes;

11
Dan de beber a todas las bestias del campo;
Mitigan la sed de los asnos monteses.

12
A sus orillas habitan las aves de los cielos;
Cantan entre las ramas.

13
Él riega los montes desde las alturas;
Del fruto de sus obras se sacia la tierra.

14

Él hace producir el heno para las bestias,
Y las plantas para el uso del hombre,
Para que saque el pan de la tierra,

15
Y el vino que alegra el corazón del hombre,
El aceite que hace brillar el rostro,
Y el pan que sustenta la vida del hombre.

16
Se llenan de savia los árboles de Jehová,
Los cedros del Líbano que él plantó.

17
Allí anidan las aves;
En su copa hace su casa la cigüeña.

18
Los riscos son para las cabras monteses;
Las peñas, madrigueras para los conejos.

19
Hizo la luna para marcar los tiempos;
El sol conoce su ocaso.

20
Traes las tinieblas, y se hace de noche;
En ella corretean todas las bestias de la selva.

21
Los leoncillos rugen tras la presa,
Reclamando a Dios su comida.

22
Sale el sol, se recogen,
Y se echan en sus guaridas.

23
Sale el hombre a su labor,
Y a su labranza hasta la tarde.

24

¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová!
Hiciste todas ellas con sabiduría;
La tierra está llena de tus criaturas.

25
He allí el grande y anchuroso mar,
En donde se mueven seres innumerables,
Seres pequeños y grandes.

26
Lo surcan las naves,
Y ese leviatán que hiciste para que retozase en él.

27

Todos ellos esperan en ti,
Para que les des su comida a su tiempo.

28
Se la das, y la atrapan;
Abres tu mano, y se sacian de bien.

29
Escondes tu rostro, y se espantan;
Les retiras el aliento, dejan de existir,
Y vuelven al polvo.

30
Envías tu soplo, y son creados,
Y renuevas la faz de la tierra.

31

Sea la gloria de Jehová para siempre;
Alégrese Jehová en sus obras.

32
Él mira a la tierra, y ella tiembla;
Toca los montes, y humean.

33
A Jehová cantaré durante toda mi vida;
A mi Dios cantaré salmos mientras exista.

34
Que le sea agradable mi meditación;
Yo tengo mi gozo en Jehová.

35
Sean barridos de la tierra los pecadores,
Y los impíos dejen de existir.
Bendice, alma mía, a Jehová.
Aleluya.

105

1

Alabad a Jehová, invocad su nombre;
Dad a conocer sus obras en los pueblos.

2
Cantadle, cantadle salmos;
Pregonad todas sus maravillas.

3
Gloriaos en su santo nombre;
Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová.

4
Buscad a Jehová y su poder;
Buscad siempre su rostro.

5
Acordaos de las maravillas que él ha hecho,
De sus prodigios y de los juicios de su boca,

6
Oh vosotros, descendencia de Abraham su siervo,
Hijos de Jacob, sus escogidos.

7

Él es Jehová nuestro Dios;
En toda la tierra están sus juicios.

8
Se acordó para siempre de su pacto;
De la palabra dada por mil generaciones,

9
La cual concertó con Abraham,
Y de su juramento a Isaac.

10
La estableció a Jacob por decreto,
A Israel por pacto sempiterno,

11
Diciendo: A ti te daré la tierra de Canaán
Como porción de vuestra heredad.

12
Cuando ellos eran pocos en número,
Y forasteros en ella,

13
Y andaban de nación en nación,
De un reino a otro pueblo,

14
No consintió que nadie los oprimiera,
Y por causa de ellos castigó a los reyes.

15
No toquéis, dijo, a mis ungidos,
Ni hagáis mal a mis profetas.

16

Trajo hambre sobre la tierra,
Y quebrantó todo sustento de pan,

17
Envió a un varón delante de ellos;
A José, que fue vendido como esclavo.

18
Afligieron sus pies con grillos;
En cárcel fue puesta su persona.

19
Hasta la hora en que se cumplió su predicción,
Y le acreditó la palabra de Jehová.

20
Envió el rey, y le soltó;
El señor de los pueblos le dejó ir libre.

21
Lo puso por señor de su casa,
Y por gobernador de todas sus posesiones,

22
Para que reprimiera a sus grandes como él quisiese,
Y a sus ancianos enseñara sabiduría.

23

Después entró Israel en Egipto,
Y Jacob moró en la tierra de Cam.

24
Y multiplicó su pueblo en gran manera,
Y lo hizo más fuerte que sus enemigos.

25
Cambió el corazón de ellos para que aborreciesen a su pueblo,
Para que contra sus siervos tramasen el mal.

26

Envió a su siervo Moisés,
Y a Aarón, al cual escogió.

27
Por medio de ellos realizó sus señales,
Y sus prodigios en la tierra de Cam.

28
Envió tinieblas que lo oscurecieron todo;
Pero fueron rebeldes a sus palabras.

29
Volvió sus aguas en sangre,
Y mató sus peces.

30
Su tierra produjo ranas
Hasta en las alcobas de sus reyes.

31
Habló, y vinieron enjambres de moscas,
Y mosquitos en todos sus términos.

32
Les dio granizo por lluvia,
Y llamas de fuego en su tierra.

33
Destrozó sus viñas y sus higueras,
Y quebró los árboles de su territorio.

34
Habló, y vinieron langostas,
Y pulgón sinnúmero;

35
Y comieron toda la hierba de su país,
Y devoraron el fruto de su tierra.

36
Hirió de muerte a todos los primogénitos en su tierra,
Todas las primicias de su fuerza.

37

A los suyos los sacó con plata y oro;
Y no hubo en sus tribus ninguno que flaqueara.

38
Egipto se alegró de que salieran,
Porque su terror había caído sobre ellos.

39
Extendió una nube por cubierta,
Y fuego para alumbrar la noche.

40
Pidieron, e hizo venir codornices;
Y los sació de pan del cielo.

41
Abrió la peña, y fluyeron aguas,
Corrieron por los sequedales como un río.

42
Porque se acordó de su santa palabra
Dada a Abraham su siervo.

43

Sacó a su pueblo con gozo;
Con júbilo a sus escogidos.

44
Les dio las tierras de los gentiles,
Y heredaron las labores de los pueblos;

45
Para que guardasen sus estatutos,
Y cumpliesen sus leyes. Aleluya.

106

1

Aleluya.
Alabad a Jehová, porque él es bueno;
Porque para siempre es su misericordia.

2
¿Quién expresará las poderosas obras de Jehová?
¿Quién contará sus alabanzas?

3
Dichosos los que guardan el derecho,
Los que practican la justicia en todo tiempo.

4

Acuérdate de mí, oh Jehová, según tu benevolencia para con tu pueblo;
Visítame con tu salvación,

5
Para que yo vea la dicha de tus escogidos,
Para que me goce en la alegría de tu nación,
Y me felicite con tu heredad.

6

Hemos pecado nosotros, como nuestros padres;
Hicimos iniquidad, hicimos impiedad.

7
Nuestros padres en Egipto no entendieron tus maravillas;
No se acordaron de la muchedumbre de tus misericordias,
Sino que se rebelaron junto al mar, el Mar Rojo.

8
Pero él los salvó por amor de su nombre,
Para hacer notorio su poder.

9
Increpó al Mar Rojo y lo secó,
Y les hizo caminar por el mar como por un desierto.

10
Los salvó de mano del enemigo,
Y los rescató de mano del adversario.

11
Cubrieron las aguas a sus enemigos;
No quedó ni uno de ellos.

12
Entonces creyeron a sus palabras
Y cantaron su alabanza.

13

Pero pronto olvidaron sus obras;
No atendieron a su consejo.

14
Se entregaron a un deseo desordenado en el desierto;
Y tentaron a Dios en la soledad.

15
Y él les dio lo que pidieron;
Mas envió mortandad sobre ellos.

16

Tuvieron envidia de Moisés en el campamento,
Y contra Aarón, el santo de Jehová.

17
Entonces se abrió la tierra y tragó a Datán,
Y cubrió la compañía de Abiram.

18
Y se encendió fuego contra su cuadrilla;
La llama quemó a los impíos.

19

Hicieron un becerro en Horeb,
Se postraron ante una imagen de fundición.

20
Así cambiaron su gloria
Por la imagen de un buey que come hierba.

21
Olvidaron al Dios de su salvación,
Que había hecho grandezas en Egipto,

22
Maravillas en la tierra de Cam,
Cosas portentosas sobre el Mar Rojo.

23
Y trató de exterminarlos,
De no haberse interpuesto Moisés su escogido delante de él,
A fin de apartar su indignación para que no los destruyese.

24

Pero aborrecieron la tierra deseable;
No creyeron a su palabra,

25
Antes murmuraron en sus tiendas,
Y no escucharon la voz de Jehová.

26
Por tanto, alzó su mano contra ellos
Para abatirlos en el desierto,

27
Aventar su estirpe entre las naciones
Y esparcirlos por las tierras.

28

Se unieron asimismo a Baalpeor,
Y comieron los sacrificios de los muertos.

29
Provocaron la ira de Dios con sus obras,
Y se desató la mortandad entre ellos.

30
Entonces se levantó Fineés e hizo justicia,
Y se detuvo la plaga;

31
Y le fue contado por justicia
De generación en generación para siempre.

32
También le irritaron en las aguas de Meribá;
Y le fue mal a Moisés por causa de ellos,

33
Porque le amargaron el espíritu,
Y habló inconsideradamente con sus labios.

34
No exterminaron a los pueblos
Que Jehová les dijo;

35
Antes se mezclaron con los gentiles,
Imitaron sus costumbres,

36
Y sirvieron a sus ídolos,
Los cuales fueron causa de su ruina.

37
Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios,

38
Y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas,
Que ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaán,
Y la tierra fue contaminada con sangre.

39
Se contaminaron así con sus obras,
Y se prostituyeron con sus hechos.

40

Se encendió, por tanto, el furor de Jehová sobre su pueblo,
Y abominó su heredad;

41
Los entregó en poder de las naciones,
Y se enseñorearon de ellos los que les aborrecían.

42
Sus enemigos los oprimieron,
Y fueron quebrantados debajo de su mano.

43
Muchas veces los libró;
Mas ellos se rebelaron contra su consejo,
Y se hundieron en su maldad.

44
Con todo, él miraba cuando estaban en angustia,
Y oía su clamor;

45
Y se acordaba de su pacto con ellos,
Y era movido a compasión conforme a la muchedumbre de sus misericordias.

46
Hizo asimismo que tuviesen de ellos misericordia todos los que los tenían cautivos.

47

Sálvanos, Jehová Dios nuestro,
Y recógenos de entre las naciones,
Para que alabemos tu santo nombre,
Para que nos gloriemos en tus alabanzas.

48

Bendito Jehová Dios de Israel,
Desde la eternidad y hasta la eternidad;
Y diga todo el pueblo, Amén.
Aleluya.

107

1

Alabad a Jehová, porque él es bueno;
Porque para siempre es su misericordia.

2
Díganlo los redimidos de Jehová,
Los que ha redimido del poder del enemigo,

3
Y los ha congregado de las tierras,
Del oriente y del occidente,
Del norte y del sur.

4

Anduvieron errantes por el desierto, por la soledad sin camino,
Sin hallar ciudad en donde vivir.

5
Hambrientos y sedientos,
Su alma desfallecía en ellos.

6
Entonces clamaron a Jehová en su angustia,
Y los libró de sus aflicciones.

7
Los dirigió por camino derecho,
Para que viniesen a ciudad habitable.

8
Alaben la misericordia de Jehová,
Y sus maravillas para con los hijos de los hombres.

9
Porque sacia al alma menesterosa,
Y llena de bien al alma hambrienta.

10

Yacían en tinieblas y sombra de muerte,
Aprisionados en aflicción y en hierros,

11
Por cuanto fueron rebeldes a las palabras de Jehová,
Y despreciaron el plan del Altísimo.

12
Por eso quebrantó con trabajos sus corazones;
Cayeron, y no hubo quien les socorriese.

13
Luego que clamaron a Jehová en su angustia,
Los libró de sus aflicciones;

14
Los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte,
Y rompió sus ataduras.

15
Alaben la misericordia de Jehová,
Y sus maravillas para con los hijos de los hombres.

16
Porque quebrantó las puertas de bronce,
Y desmenuzó los cerrojos de hierro.

17
Fueron afligidos los insensatos, a causa del camino de su rebelión
Y a causa de sus maldades;

18
Su alma abominó todo alimento,
Y llegaron hasta las puertas de la muerte.

19
Pero clamaron a Jehová en su angustia,
Y los libró de sus aflicciones.

20
Envió su palabra, y los sanó,
Y los libró de su ruina.

21
Alaben la misericordia de Jehová,
Y sus maravillas para con los hijos de los hombres;

22
Ofrezcan sacrificios de alabanza,
Y publiquen sus obras con júbilo.

23

Los que descienden al mar en naves,
Y hacen negocio en las muchas aguas,

24
Ellos han visto las obras de Jehová,
Y sus maravillas en las profundidades.

25
Porque habló, e hizo levantar un viento tempestuoso,
Que encrespa sus olas.

26
Suben a los cielos, descienden a los abismos;
Sus almas se desleían bajo el peso del mal.

27
Tiemblan y titubean como ebrios,
Y toda su pericia es inútil.

28
Entonces claman a Jehová en su angustia,
Y los libra de sus aflicciones.

29
Cambia la tempestad en sosiego,
Y se apaciguan sus olas.

30
Luego se alegran, porque se apaciguaron;
Y así los guía al puerto que deseaban.

31
Alaben la misericordia de Jehová,
Y sus maravillas para con los hijos de los hombres.

32
Exáltenlo en la congregación del pueblo,
Y en la reunión de los ancianos lo alaben.

33

Él cambia los ríos en desierto,
Y los manantiales de las aguas en sequedales;

34
La tierra fructífera en estéril,
Por la maldad de los que la habitan.

35
Transforma el desierto en estanques de aguas,
Y la tierra seca en manantiales.

36
Allí establece a los hambrientos,
Y fundan ciudad en donde vivir.

37
Siembran campos, y plantan viñas,
Que producen abundante cosecha.

38
Los bendice, y se multiplican en gran manera;
Y no disminuye su ganado.

39

Si son menoscabados y abatidos
Bajo el peso de infortunios y congojas,

40
Él esparce menosprecio sobre los príncipes,
Y les hace andar errantes, en un desierto sin camino.

41
Mas él levanta de la miseria al pobre,
Y hace multiplicar las familias como rebaños de ovejas.

42
Véanlo los rectos, y alégrense,
Y todos los malos cierren su boca.

43
¿Quién es sabio y guardará estas cosas,
Y entenderá las misericordias de Jehová?

108

1

Mi corazón está dispuesto, oh Dios;
Cantaré y entonaré salmos; ésta es mi gloria.

2
Despiértate, salterio y arpa;
Despertaré al alba.

3
Te alabaré, oh Jehová, entre los pueblos;
A ti cantaré salmos entre las naciones.

4
Porque más grande que los cielos es tu misericordia,
Y hasta los cielos tu verdad.

5

Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios,
Y sobre toda la tierra sea enaltecida tu gloria.

6
Para que sean librados tus amados,
Salva con tu diestra y respóndeme.

7

Dios ha dicho en su santuario:
Yo me regocijaré;
Repartiré a Siquem, y mediré el valle de Sucot.

8
Mío es Galaad, mío es Manasés,
Y Efraín es el yelmo de mi cabeza;
Judá es mi cetro.

9
Moab, la jofaina para lavarme;
Sobre Edom echaré mi calzado;
Me regocijaré sobre Filistea.

10

¿Quién me guiará a la ciudad fortificada?
¿Quién me guiará hasta Edom,

11
Si tú, oh Dios, nos has desechado,
Y no sales ya con nuestras tropas?

12
Danos socorro contra el adversario,
Porque vana es la ayuda del hombre.

13
Con Dios haremos proezas,
Y él aplastará a nuestros enemigos.

109

1

Oh Dios de mi alabanza, no calles;

2
Porque la boca del impío y la boca del engañador se han abierto contra mí;
Han hablado contra mí con lengua mentirosa;

3
Con palabras de odio me han rodeado,
Y pelearon contra mí sin motivo.

4
En pago de mi amor me han sido adversarios;
Mas yo oraba.

5
Me devuelven mal por bien,
Y odio por amor.

6

Pon sobre él a un impío,
Y Satanás esté a su diestra.

7
Cuando fuere juzgado, salga culpable;
Y su oración le sea tenida por pecado.

8
Sean sus días pocos;
Y que ocupe otro su empleo.

9
Queden sus hijos huérfanos,
Y su mujer viuda.

10
Anden sus hijos vagabundos, y mendiguen;
Y procuren su pan lejos de sus desolados hogares.

11
Que el acreedor se apodere de todo lo que tiene,
Y los extranjeros saqueen el fruto de su trabajo.

12
No tenga quien le haga misericordia,
Ni haya quien tenga compasión de sus huérfanos.

13
Su posteridad sea exterminada;
En la segunda generación sea borrado su nombre.

14
Venga en memoria ante Jehová la maldad de sus padres,
Y el pecado de su madre no sea borrado.

15
Estén siempre delante de Jehová,
Y él extirpe de la tierra su memoria,

16
Por cuanto no se acordó de hacer misericordia,
Y persiguió al hombre desdichado y menesteroso,
Al quebrantado de corazón, para darle muerte.

17
Amó la maldición; recaiga sobre él;
Y no quiso la bendición; retírese, pues, de él.

18
Se vistió de maldición como de su vestido,
Y entró como agua en sus entrañas,
Y como aceite en sus huesos.

19
Séale como vestido con que se cubra,
Y en lugar de cinto con que se ciña siempre.

20

Sea éste el pago de parte de Jehová a los que me calumnian,
Y a los que hablan mal contra mi alma.

21
Y tú, Jehová, Señor mío, favoréceme por amor de tu nombre;
Líbrame, porque tu misericordia es buena.

22
Porque yo estoy atribulado y necesitado,
Y mi corazón está herido dentro de mí.

23
Me voy como la sombra cuando declina;
Soy sacudido como langosta.

24
Mis rodillas están debilitadas a causa del ayuno,
Y mi carne desfallece por falta de grasa.

25
Yo he sido para ellos objeto de escarnio;
Me miraban, y, burlándose, meneaban la cabeza.

26

Ayúdame, Jehová Dios mío;
Sálvame conforme a tu misericordia.

27
Y entiendan que ésta es tu mano;
Que tú, Jehová, has hecho esto.

28
Maldigan ellos, pero bendice tú;
Levántense, mas sean avergonzados, y regocíjese tu siervo.

29
Sean vestidos de ignominia los que me calumnian;
Sean cubiertos de confusión como con un manto.

30

Yo alabaré a Jehová en gran manera con mi boca,
Y en medio de la muchedumbre le alabaré.

31
Porque él se pondrá a la diestra del pobre,
Para librar su alma de los que le juzgan injustamente.

110

1

Jehová dijo a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

2
Jehová extenderá desde Sión el cetro de tu poder;
Domina en medio de tus enemigos.

3
Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente el día en que guíes tus tropas vestidas de santos arreos desde el despuntar del alba.
Has resplandecido con el rocío de tu juventud.

4
Juró Jehová, y no se arrepentirá:
Tú eres sacerdote para siempre
Según el orden de Melquisedec.

5

El Señor está a tu diestra;
Quebrantará a los reyes en el día de su ira.

6
Juzgará entre las naciones,
Las llenará de cadáveres;
Quebrantará las cabezas sobre un inmenso campo.

7
Del arroyo beberá en su camino,
Por lo cual levantará la cabeza.

111

1

Alabaré a Jehová con todo el corazón
En la compañía de los rectos, en la asamblea.

2
Grandes son las obras de Jehová,
Dignas de meditarse por cuantos en ellas se complacen.

3
Esplendor y majestad es su obra,
Y su justicia permanece para siempre.

4
Ha hecho memorables sus maravillas;
Clemente y misericordioso es Jehová.

5
Ha dado alimento a los que le temen;
Para siempre se acordará de su pacto.

6
El poder de sus obras manifestó a su pueblo,
Dándole la heredad a las naciones.

7
Las obras de sus manos son verdad y justicia;
Fieles son todos sus mandamientos,

8
Afirmados eternamente y para siempre,
Ejecutados con verdad y rectitud.

9
Redención ha enviado a su pueblo;
Para siempre ha ratificado su pacto;
Santo y temible es su nombre.

10
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
Buen discernimiento tienen todos los que practican sus mandamientos;
Su alabanza permanece para siempre.

112

1

Bienaventurado el hombre que teme a Jehová,
Y en sus mandamientos se deleita en gran manera.

2
Su descendencia será poderosa en la tierra;
La generación de los rectos será bendita.

3
Bienes y riquezas hay en su casa,
Y su justicia permanece para siempre.

4
Resplandeció en las tinieblas una luz para los rectos;
Es clemente, misericordioso y justo.

5
El hombre de bien tiene misericordia, y presta;
Gobierna sus asuntos con juicio,

6
Por lo cual no será zarandeado jamás;
En memoria eterna será el justo.

7
No tendrá temor de malas noticias;
Su corazón está firme, confiado en Jehová.

8
Seguro está su corazón; no temerá,
Al fin confundirá a sus adversarios.

9
Reparte, da a los pobres;
Su justicia permanece para siempre;
Su poder será exaltado en gloria.

10
Lo verá el impío y se irritará;
Crujirá los dientes, y se consumirá.
El deseo de los impíos perecerá.

113

1

Alabad, siervos de Jehová,
Alabad el nombre de Jehová.

2

Sea el nombre de Jehová bendito
Desde ahora y para siempre.

3
Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone,
Sea alabado el nombre de Jehová.

4
Excelso sobre todas las naciones es Jehová,
Sobre los cielos su gloria.

5

¿Quién como Jehová nuestro Dios,
Que se sienta en las alturas,

6
Que se humilla a mirar
En el cielo y en la tierra?

7
Él levanta del polvo al pobre,
Y al menesteroso alza del muladar,

8
Para hacerlos sentar con los príncipes,
Con los príncipes de su pueblo.

9
Él hace habitar en una casa a la estéril,
Gozosa ya en ser madre de hijos.
Aleluya.

114

1

Cuando salió Israel de Egipto,
La casa de Jacob de un pueblo bárbaro,

2
Judá vino a ser su santuario,
E Israel su dominio,

3
El mar lo vio, y huyó;
El Jordán se volvió atrás.

4
Los montes saltaron como carneros,
Los collados como corderitos.

5

¿Qué te pasó, oh mar, que huiste?
¿Y a ti, oh Jordán, que te volviste atrás?

6
Oh montes, ¿por qué saltasteis como corderos,
Y vosotros, collados, como corderitos?

7

A la presencia de Jehová tiembla la tierra,
A la presencia del Dios de Jacob,

8
El cual cambió la peña en estanque de aguas,
Y en manantial de aguas la roca.

115

1

No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros,
Sino a tu nombre da gloria,
Por tu misericordia, por tu verdad.

2
¿Por qué han de decir las gentes:
Dónde está ahora su Dios?

3

Nuestro Dios está en los cielos;
Todo lo que quiso ha hecho.

4
Los ídolos de ellos son plata y oro,
Obra de manos de hombres.

5
Tienen boca, mas no hablan;
Tienen ojos, mas no ven;

6
Orejas tienen, mas no oyen;
Tienen narices, mas no huelen;

7
Manos tienen, mas no palpan;
Tienen pies, mas no andan;
No tiene voz su garganta.

8
Semejantes a ellos serán los que los hacen,
Y cualquiera que confía en ellos.

9

Oh Israel, confía en Jehová;
Él es tu ayuda y tu escudo.

10
Casa de Aarón, confiad en Jehová;
Él es vuestra ayuda y vuestro escudo.

11
Los que teméis a Jehová, confiad en Jehová;
Él es vuestra ayuda y vuestro escudo.

12

Jehová se acordó de nosotros; nos bendecirá;
Bendecirá a la casa de Israel;
Bendecirá a la casa de Aarón.

13
Bendecirá a los que temen a Jehová,
A pequeños y a grandes.

14

Aumentará Jehová bendición sobre vosotros;
Sobre vosotros y sobre vuestros hijos.

15
Benditos vosotros de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.

16

Los cielos son los cielos de Jehová;
Y ha dado la tierra a los hijos de los hombres.

17
No alabarán los muertos a JAH,
Ni cuantos descienden al silencio;

18
Pero nosotros bendeciremos a JAH
Desde ahora y para siempre.
Aleluya.

116

1

Amo a Jehová, pues ha escuchado
La voz de mis súplicas;

2
Porque ha inclinado a mí su oído
Cuantas veces le he invocado en mi vida.

3
Me rodearon ligaduras de muerte,
Me alcanzaron las angustias del Seol;
En angustia y dolor me encontraba yo.

4
Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo:
Oh Jehová, te ruego que salves mi vida.

5

Clemente es Jehová, y justo;
Sí, misericordioso es nuestro Dios.

6
Jehová guarda a los sencillos;
Estaba yo postrado, y me salvó.

7
Recobra, oh alma mía, tu calma,
Porque Jehová te ha procurado bienes.

8

Pues tú has librado mi alma de la muerte,
Mis ojos de las lágrimas,
Y mis pies de resbalar.

9
Andaré delante de Jehová
En la tierra de los vivientes.

10
Mantuve mi fe, aun cuando decía:
Estoy afligido en gran manera.

11
Y dije en mi apresuramiento:
Todo hombre es mentiroso.

12

¿Qué pagaré a Jehová
Por todos sus beneficios para conmigo?

13
Levantaré la copa de la salvación,
E invocaré el nombre de Jehová.

14
Ahora cumpliré mis votos a Jehová
Delante de todo su pueblo.

15
Estimada es a los ojos de Jehová
La muerte de sus santos.

16
Oh Jehová, ciertamente yo soy tu siervo,
Siervo tuyo soy, hijo de tu sierva;
Tú sueltas mis ligaduras.

17
Te ofreceré sacrificio de alabanza,
E invocaré el nombre de Jehová.

18
A Jehová cumpliré ahora mis votos
Delante de todo su pueblo,

19
En los atrios de la casa de Jehová,
En medio de ti, oh Jerusalén.
Aleluya.

117

1

Alabad a Jehová, naciones todas;
Pueblos todos, alabadle.

2
Porque ha prevalecido su misericordia sobre nosotros,
Y la fidelidad de Jehová es para siempre.
Aleluya.

118

1

Alabad a Jehová, porque él es bueno;
Porque para siempre es su misericordia.

2

Diga ahora Israel,
Que para siempre es su misericordia.

3
Diga ahora la casa de Aarón,
Que para siempre es su misericordia.

4
Digan ahora los que temen a Jehová,
Que para siempre es su misericordia.

5

En mi angustia invoqué a JAH,
Y me respondió JAH, poniéndome en lugar espacioso.

6
Jehová está conmigo; no temeré
Lo que me pueda hacer el hombre.

7
Jehová está conmigo entre los que me ayudan;
Por tanto, yo desdeño a los que me aborrecen.

8
Mejor es confiar en Jehová
Que confiar en el hombre.

9
Mejor es confiar en Jehová
Que confiar en príncipes.

10

Todas las naciones me rodearon;
Mas en el nombre de Jehová yo las rechacé.

11
Me rodearon y me asediaron;
Mas en el nombre de Jehová yo las rechacé.

12
Me rodearon como abejas; se enardecieron como fuego de espinos;
Mas en el nombre de Jehová yo las rechacé.

13
Me empujaste con violencia para que cayese,
Pero me ayudó Jehová.

14
Mi fortaleza y mi cántico es JAH
Y él me ha sido por salvación.

15

Voz de júbilo y de salvación hay en las tiendas de los justos;
La diestra de Jehová hace proezas.

16
La diestra de Jehová es sublime;
La diestra de Jehová hace valentías.

17
No moriré, sino que viviré.
Y contaré las obras de JAH.

18
Me castigó gravemente JAH,
Mas no me entregó a la muerte.

19

Abridme las puertas de justicia;
Entraré por ellas, alabaré a JAH.

20
Ésta es la puerta de Jehová;
Por ella entrarán los justos.

21

Te alabaré porque me has escuchado,
Y me fuiste por salvación.

22
La piedra que desecharon los edificadores
Ha venido a ser la piedra principal del ángulo.

23
Esto ha sido obra de Jehová,
Y es algo maravilloso a nuestros ojos.

24
Este día se lo debemos a Jehová;
Nos gozaremos y alegraremos en él.

25
Oh Jehová, sálvanos ahora, te ruego;
Te ruego, oh Jehová, que nos hagas prosperar ahora.

26
Bendito el que viene en el nombre de Jehová;
Desde la casa de Jehová os bendecimos.

27
Jehová es Dios, y nos ha dado luz;
Atad víctimas con cuerdas a los cuernos del altar.

28

Mi Dios eres tú, y te alabaré;
Dios mío, te ensalzaré.

29

Alabad a Jehová, porque él es bueno;
Porque para siempre es su misericordia.

119

1

Bienaventurados los perfectos de camino,
Los que andan en la ley de Jehová.

2
Bienaventurados los que guardan sus testimonios,
Y con todo el corazón le buscan;

3
Pues no hacen iniquidad
Los que andan en sus caminos.

4
Tú encargaste
Que sean muy guardados tus mandamientos.

5
¡Ojalá fuesen firmes mis caminos
Para guardar tus estatutos!

6
Entonces no sería yo avergonzado,
Cuando considerase todos tus mandamientos.

7
Te alabaré con rectitud de corazón
Cuando aprenda tus justos juicios.

8
Tus estatutos guardaré;
No me abandones del todo.

9

¿Con qué limpiará el joven su camino?
Con guardar tu palabra.

10
Con todo mi corazón te he buscado;
No me dejes desviarme de tus mandamientos.

11
En mi corazón he guardado tus dichos,
Para no pecar contra ti.

12
Bendito tú, oh Jehová;
Enséñame tus estatutos.

13
Con mis labios he contado
Todos los juicios de tu boca.

14
Me complazco en el camino de tus testimonios
Más que en todas las riquezas.

15
En tus mandamientos meditaré;
Consideraré tus caminos.

16
Me regocijaré en tus estatutos;
No me olvidaré de tus palabras.

17

Haz esta merced a tu siervo: que viva,
Y guarde tu palabra.

18
Abre mis ojos, y miraré
Las maravillas de tu ley.

19
Forastero soy yo en la tierra;
No me encubras tus mandamientos.

20
Consumida está mi alma de desear
Tus juicios en todo tiempo.

21
Reprendiste a los soberbios, los malditos,
Que se desvían de tus mandamientos.

22
Aparta de mí el oprobio y el menosprecio,
Porque tus testimonios he guardado.

23
Aunque los magnates se sentaron y hablaron contra mí,
Tu siervo meditaba en tus estatutos,

24
Pues tus testimonios son mis delicias
Y mis consejeros.

25

Abatida hasta el polvo está mi alma;
Reanímame según tu palabra.

26
Te he manifestado mis caminos, y me has respondido;
Enséñame tus estatutos.

27
Hazme entender el camino de tus mandamientos,
Para que medite en tus maravillas.

28
Se deshace mi alma de ansiedad;
Susténtame según tu palabra.

29
Aparta de mí el camino de la mentira,
Y en tu misericordia concédeme tu ley.

30
Escogí el camino de la verdad;
He puesto tus juicios delante de mí.

31
Me he apegado a tus testimonios;
Oh Jehová, no me avergüences.

32
Por el camino de tus mandamientos correré,
Cuando ensanches mi corazón.

33

Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos,
Y lo guardaré hasta el fin.

34
Dame entendimiento, y guardaré tu ley,
Y la cumpliré de todo corazón.

35
Guíame por la senda de tus mandamientos,
Porque en ella tengo mi complacencia.

36
Inclina mi corazón a tus testimonios,
Y no a la avaricia.

37
Aparta mis ojos de ver vanidades;
Avívame en tu camino.

38
Confirma tu palabra a tu siervo,
Dirigida a los que te temen.

39
Quita de mí el oprobio que he temido,
Pues tus juicios son buenos.

40
He aquí yo he anhelado tus mandamientos;
Vivifícame por tu justicia.

41

Venga a mí tu misericordia, oh Jehová;
Tu salvación, conforme a tu dicho.

42
Y daré por respuesta a mi avergonzador,
Que en tu palabra he confiado.

43
No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad,
Porque en tus juicios espero.

44
Guardaré tu ley siempre,
Para siempre y eternamente.

45
Y andaré en libertad,
Porque busqué tus mandamientos.

46
Hablaré de tus testimonios delante de los reyes,
Y no me avergonzaré;

47
Y me regocijaré en tus mandamientos,
Que tanto amo.

48
Alzaré asimismo mis manos a tus mandamientos que amé,
Y meditaré en tus estatutos.

49

Acuérdate de la palabra dada a tu siervo,
En la cual me has enseñado a poner la esperanza.

50
Ella es mi consuelo en mi aflicción,
Porque tu dicho me ha vivificado.

51
Los soberbios se burlaron mucho de mí,
Mas no me he apartado de tu ley.

52
Me acuerdo, oh Jehová, de tus juicios de otro tiempo,
Y me consuelo.

53
El furor se apoderó de mí a causa de los inicuos
Que dejan tu ley.

54
Tus estatutos son cantares para mí
En mi habitación de forastero.

55
Me acuerdo por la noche de tu nombre, oh Jehová,
Y guardo tu ley.

56
Esta es la gran bendición que he tenido:
Que he guardado tus mandamientos.

57

Mi porción es Jehová;
He prometido guardar tus palabras.

58
Tu presencia he buscado de todo corazón;
Ten misericordia de mí según tu palabra.

59
He investigado mis caminos,
Y dirijo mis pies a tus testimonios.

60
Me apresuré y no me retardé
En guardar tus mandamientos.

61
Las redes de los impíos me han envuelto,
Mas no me he olvidado de tu ley.

62
A medianoche me levanto para alabarte
Por tus justos juicios.

63
Me asocio con todos los que te temen
Y guardan tus mandamientos.

64
De tu misericordia, oh Jehová, está llena la tierra;
Enséñame tus estatutos.

65

Has tratado bien a tu siervo,
Oh Jehová, conforme a tu palabra.

66
Enséñame buen sentido y sabiduría,
Porque he creído tus mandamientos.

67
Antes que fuera yo humillado, andaba descarriado;
Mas ahora guardo tu palabra.

68
Bueno eres tú, y bienhechor;
Enséñame tus estatutos.

69
Contra mí forjaron mentira los soberbios,
Mas yo guardaré de todo corazón tus mandamientos.

70
Se engrosó el corazón de ellos como sebo,
Mas yo me he regocijado en tu ley.

71
Ha sido un bien para mí el haber sido humillado,
Para que aprendiera tus estatutos.

72
Mejor me es la ley de tu boca
Que millares de monedas de oro y plata.

73

Tus manos me hicieron y me formaron;
Hazme entender, y aprenderé tus mandamientos.

74
Los que te temen me verán, y se alegrarán,
Porque en tu palabra he esperado.

75
Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos,
Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.

76
Sea ahora tu misericordia para consolarme,
Conforme a lo que has dicho a tu siervo.

77
Vengan a mí tus misericordias, para que viva,
Porque tu ley es mi delicia.

78
Sean avergonzados los soberbios, porque sin causa me han calumniado;
Pero yo meditaré en tus mandamientos.

79
Vuélvanse a mí los que te temen
Y conocen tus testimonios.

80
Sea mi corazón íntegro en tus estatutos,
Para que no sea yo avergonzado.

81

Desfallece mi alma por tu salvación,
Y espero en tu palabra.

82
Desfallecen mis ojos por tu palabra,
Mientras digo: ¿Cuándo me consolarás?

83
Aun cuando estoy como un odre ahumado,
No he olvidado tus estatutos.

84
¿Cuántos son los días de tu siervo?
¿Cuándo harás juicio contra los que me persiguen?

85
Los soberbios me han cavado fosas
Y no proceden según tu ley.

86
Todos tus mandamientos son verdad;
Sin causa me persiguen; ayúdame.

87
Por poco me extirpan de la tierra,
Pero no he dejado tus mandamientos.

88
Vivifícame conforme a tu misericordia,
Y guardaré los testimonios de tu boca.

89

Para siempre, oh Jehová,
Permanece tu palabra en los cielos.

90
De generación en generación es tu fidelidad;
Como tú has fijado la tierra, y está firme.

91
Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy,
Pues todas ellas son siervas tuyas.

92
Si tu ley no hubiese sido mi delicia,
Ya habría perecido en mi desdicha.

93
Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos,
Porque con ellos me das la vida.

94
Tuyo soy yo, sálvame,
Porque voy buscando tus mandamientos.

95
Los impíos me han aguardado para destruirme;
Mas yo consideraré tus testimonios.

96
De todo lo perfecto he visto un límite;
Pero ¡cuán inmenso es tu mandamiento!

97

¡Oh, cuánto amo yo tu ley!
Todo el día es ella mi meditación.

98
Más sabio que mis enemigos me has hecho con tus mandamientos,
Porque siempre están conmigo.

99
He llegado a tener mayor discernimiento que todos mis maestros,
Porque tus testimonios son mi meditación.

100
Poseo más cordura que los viejos,
Porque he guardado tus mandamientos;

101
De todo mal camino retraigo mis pies,
Para guardar tu palabra.

102
No me aparto de tus juicios,
Porque tú me instruyes.

103
¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!
Más que la miel a mi boca.

104
Por tus mandamientos he adquirido inteligencia;
Por eso, odio todo camino de mentira.

105

Lámpara es para mis pies tu palabra,
Y luz para mi camino.

106
Juré y lo confirmo
Que guardaré tus justos juicios.

107
Afligido estoy en gran manera;
Hazme vivir, oh Jehová, con forme a tu palabra.

108
Te ruego, oh Jehová, que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca,
Y me enseñes tus juicios.

109
Mi vida está de continuo en peligro,
Mas no me he olvidado de tu ley.

110
Me han tendido un lazo los impíos,
Pero yo no me desvié de tus mandamientos.

111
Por heredad he tomado tus testimonios para siempre,
Porque son el gozo de mi corazón.

112
Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos
De continuo, hasta el fin.

113

Aborrezco a los hombres hipócritas;
Y amo tu ley.

114
Mi refugio y mi escudo eres tú;
En tu palabra espero.

115
Apartaos de mí, malvados,
Pues yo quiero guardar los mandamientos de mi Dios.

116
Sostenme conforme a tu palabra, y viviré;
Y no quede yo avergonzado de mi esperanza.

117
Apóyame, y seré salvo,
Y me deleitaré siempre en tus estatutos.

118
Deshaces a todos los que se desvían de tus estatutos,
Porque su astucia es falsedad.

119
Como escorias hiciste consumir a todos los impíos de la tierra;
Por eso amo tus testimonios.

120
Mi carne se estremece por temor de ti,
Y de tus juicios tengo miedo.

121

Juicio y justicia he practicado;
No me abandones a mis opresores.

122
Sal fiador de tu siervo para bien;
No permitas que los soberbios me opriman.

123
Mis ojos languidecen en pos de tu salvación,
Y de la palabra de tu justicia.

124
Haz con tu siervo según tu misericordia,
Y enséñame tus estatutos.

125
Tu siervo soy yo, dame entendimiento
Para conocer tus testimonios.

126
Es hora de actuar, oh Jehová,
Porque han violado tu ley.

127
Por eso amo yo tus mandamientos
Más que el oro; más que el oro muy fino.

128
Por eso me dejo guiar por todos tus mandamientos sobre todas las cosas.
Y aborrezco todo camino de mentira.

129

Maravillosos son tus testimonios;
Por eso los guarda mi alma.

130
Al abrirse, iluminan tus palabras;
Hacen entender a los sencillos.

131
Mi boca abrí y aspiré con afán,
Porque anhelaba tus mandamientos.

132
Mírame, y ten misericordia de mí,
Como acostumbras con los que aman tu nombre.

133
Afianza mis pasos con tu palabra,
Y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.

134
Líbrame de la violencia de los hombres,
Y guardaré tus mandamientos.

135
Haz que tu rostro resplandezca sobre tu siervo,
Y enséñame tus estatutos.

136
Ríos de agua descendieron de mis ojos,
Por los que no guardan tu ley.

137

Justo eres tú, oh Jehová,
Y rectos tus juicios.

138
Tus testimonios, que has recomendado,
Son rectos y muy fieles.

139
Mi celo me ha consumido,
Porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras.

140
Sumamente acrisolada es tu palabra,
Y la ama tu siervo.

141
Pequeño soy yo, y despreciable,
Mas no me olvido de tus mandamientos.

142
Tu justicia es justicia eterna,
Y tu ley es verdad.

143
Aflicción y angustia se han apoderado de mí,
Mas tus mandamientos son mis delicias.

144
Justicia eterna son tus testimonios;
Hazme entender y tendré vida.

145

Clamo con todo mi corazón; respóndeme, Jehová,
Y guardaré tus estatutos.

146
A ti clamo; sálvame,
Y guardaré tus testimonios.

147
Me anticipo a la aurora, y clamo;
Espero en tu palabra.

148
Se anticipan mis ojos a las vigilias de la noche,
Para meditar en tus mandatos.

149
Escucha mi voz conforme a tu misericordia;
Oh Jehová, vivifícame conforme a tu juicio.

150
Se acercan los malvados que me persiguen;
Están alejados de tu ley.

151
Cercano estás tú, oh Jehová,
Y todos tus mandamientos son verdad.

152
Hace ya mucho que comprendí
Que has establecido tus testimonios para siempre.

153

Mira mi aflicción, y líbrame,
Porque de tu ley no me he olvidado.

154
Defiende mi causa, y redímeme;
Vivifícame con tu palabra.

155
Lejos está de los impíos la salvación,
Porque no buscan tus estatutos.

156
Muchas son tus misericordias, oh Jehová;
Vivifícame conforme a tus juicios.

157
Muchos son mis perseguidores y mis enemigos,
Mas de tus testimonios no me he apartado.

158
Veo a los prevaricadores, y me disgustan,
Porque no guardan tus palabras.

159
Mira, oh Jehová, cómo amo tus mandamientos;
Vivifícame conforme a tu misericordia.

160
El conjunto de tu palabra es verdad,
Y eterno es todo juicio de tu justicia.

161

Los magnates me han perseguido sin causa,
Pero mi corazón tuvo temor de tus palabras.

162
Me regocijo en tu palabra
Como el que halla un gran botín.

163
La mentira aborrezco y abomino;
Amo tu ley.

164
Siete veces al día te alabo
Por tus justos juicios.

165
Mucha paz tienen los que aman tu ley,
Y no hay para ellos tropiezo.

166
Tu salvación espero, oh Jehová,
Y tus mandamientos pongo por obra.

167
Mi alma observa tus testimonios,
Y los amo sobremanera.

168
Guardo tus mandamientos y tus testimonios,
Porque todos mis caminos están delante de ti.

169

Llegue mi clamor delante de ti, oh Jehová;
Dame entendimiento conforme a tu palabra.

170
Llegue mi oración delante de ti;
Líbrame conforme a tu dicho.

171
Mis labios prorrumpen en alabanza
Porque me enseñas tus estatutos.

172
Canta mi lengua tus dichos,
Pues todos tus mandamientos son justicia.

173
Esté tu mano pronta para socorrerme,
Porque he escogido practicar tus mandamientos.

174
Anhelo tu salvación, oh Jehová,
Y tu ley es mi delicia.

175
Viva mi alma para alabarte,
Y tus juicios me ayuden.

176
Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo,
Porque no me he olvidado de tus mandamientos.

120

1

A Jehová clamé en angustia,
Y él me respondió.

2
Libra mi alma, oh Jehová, de los labios mentirosos,
Y de la lengua engañosa.

3

¿Qué te dará, o qué te añadirá,
Oh lengua engañosa?

4
Agudas saetas de valiente,
Afiladas con brasas de retama.

5

¡Qué desgracia es para mí vivir en Mesec,
Y habitar entre las tiendas de Cedar!

6
Demasiado tiempo ha morado mi alma
Con los que aborrecen la paz.

7
Yo soy hombre de paz;
Pero cuando hablo,
Ellos buscan la guerra.

121

1

Alzo mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro?

2
Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.

3

No dejará que tu pie titubee,
Ni se dormirá el que te guarda.

4
He aquí, no dormirá ni se adormecerá
El que guarda a Israel.

5

Jehová es tu guardián;
Jehová es tu sombra a tu mano derecha.

6
El sol no te hará daño de día,
Ni la luna, de noche.

7

Jehová te guardará de todo mal;
Él guardará tu alma.

8
Jehová guardará tu salida y tu entrada
Desde ahora y para siempre.

122

1

Yo me alegré cuando dijeron:
A la casa de Jehová iremos.

2
Y ahora ya se posan nuestros pies
Dentro de tus puertas, oh Jerusalén.

3
Jerusalén, que está edificada
Como una ciudad de un conjunto perfecto,

4
Y allá suben las tribus, las tribus de JAH,
Conforme al testimonio dado a Israel,
Para alabar el nombre de Jehová.

5
Porque allí están las sillas del juicio,
Los tronos de la casa de David.

6

Pedid por la paz de Jerusalén;
Sean prosperados los que te aman.

7
Sea la paz dentro de tus muros,
Y el descanso dentro de tus palacios.

8
Por amor de mis hermanos y mis compañeros,
Yo te saludo: La paz sea contigo.

9
Por amor a la casa de Jehová nuestro Dios,
Te deseo todo bien.

123

1

Levanto mis ojos hacia ti;
A ti que habitas en los cielos.

2
He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores,
Y como los ojos de la sierva, a la mano de su señora,
Así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios,
Hasta que tenga misericordia de nosotros.

3

Ten misericordia de nosotros, oh Jehová, ten misericordia de nosotros,
Porque estamos muy hartos de menosprecio.

4
Saturada está nuestra alma
Del escarnio de los que no carecen de nada,
Y del menosprecio de los soberbios.

124

1

Si Jehová no hubiera estado de nuestra parte,
Que lo diga Israel;

2
Si Jehová no hubiera estado de nuestra parte,
Cuando se levantaron contra nosotros los hombres,

3
Nos habrían tragado vivos entonces,
Cuando se encendió su furor contra nosotros.

4
Entonces nos habrían inundado las aguas;
Sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente;

5
Hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las aguas impetuosas.

6

Bendito sea Jehová,
Que no nos dio por presa a los dientes de ellos.

7
Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores;
Se rompió el lazo, y escapamos nosotros.

8

Nuestro socorro está en el nombre de Jehová,
Que hizo el cielo y la tierra.

125

1

Los que confían en Jehová son como el monte de Sión,
Que es inconmovible, que permanece para siempre.

2
Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella,
Así Jehová está alrededor de su pueblo
Desde ahora y para siempre.

3
Porque no dejará caer cetro de impíos sobre la heredad de los justos;
Para que no extiendan los justos sus manos a la iniquidad.

4
Da bienes, oh Jehová, a los buenos,
Y a los que son rectos en su corazón.

5
Mas a los que se desvían por sendas tortuosas,
Jehová los hará ir con los que hacen iniquidad;
¡Paz sobre Israel!

126

1

Cuando Jehová hizo volver la cautividad de Sión,
Estábamos como los que sueñan.

2
Entonces nuestra boca se llenó de risa,
Y nuestra lengua de alabanza;
Entonces se decía entre las naciones:
Grandes cosas ha hecho Jehová con éstos.

3
Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros;
Estamos alegres.

4

Haz volver el resto de nuestra cautividad, oh Jehová,
Como los torrentes del Négueb.

5
Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.

6
Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla;
Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.

127

1

Si Jehová no edifica la casa,
En vano trabajan los que la edifican;
Si Jehová no guarda la ciudad,
En vano vela la guardia.

2
Por demás es que os levantéis de madrugada, y que retraséis el descanso,
Y que comáis pan de fatigas;
Pues que a sus amados lo da Dios mientras duermen.

3
He aquí, herencia de parte de Jehová son los hijos;
Recompensa de Dios, el fruto del vientre.

4
Como saetas en mano del guerrero,
Así son los hijos habidos en la juventud.

5
Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos;
No será avergonzado
Cuando tenga litigio con los enemigos en la puerta.

128

1

Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová,
Y anda en sus caminos.

2
Comerás del trabajo de tus manos,
Dichoso serás, y te irá bien.

3

Tu mujer será como vid que lleva fruto en la intimidad de tu casa;
Tus hijos como renuevos de olivo alrededor de tu mesa.

4
He aquí que así será bendecido el hombre
Que teme a Jehová.

5

Bendígate Jehová desde Sión,
Que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida,

6
Y veas a los hijos de tus hijos. ¡Paz sobre Israel!

129

1

Mucho me han angustiado desde mi juventud,
Diga ahora Israel;

2
Mucho me han angustiado desde mi juventud;
Mas no prevalecieron contra mí.

3
Sobre mis espaldas araron los aradores;
Hicieron largos surcos.

4
Jehová es justo;
Cortó las coyundas de los impíos.

5
Serán avergonzados y retrocederán
Todos los que aborrecen a Sión.

6
Serán como la hierba de los tejados,
Que se seca antes que crezca;

7
De la cual no llena el segador su mano,
Ni su brazada el que hace gavillas.

8
Ni dicen los que pasan:
La bendición de Jehová sea sobre vosotros;
Os bendecimos en el nombre de Jehová.

130

1

Desde lo profundo, oh Jehová, a ti clamo.

2
Señor, escucha mi voz;
Estén atentos tus oídos
A la voz de mi súplica.

3

JAH, si miras a los pecados,
¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse en pie?

4
Pero en ti hay perdón,
Para que seas reverenciado.

5

Espero yo en Jehová, espera mi alma;
Pendiente estoy de su palabra.

6
Mi alma aguarda al Señor
Más que los centinelas a la mañana,
Más que los vigilantes a la aurora.

7

Espere Israel a Jehová,
Porque con Jehová está la misericordia,
Y abundante redención con él;

8
Y él redimirá a Israel
De todos sus pecados.

131

1

Jehová, no está envanecido mi corazón, ni mis ojos son altivos;
No ando tras grandezas,
Ni tras cosas demasiado sublimes para mí.

2
Sino que me he calmado y he acallado mi alma
Como un niño destetado de su madre;
Como un niño destetado está mi alma.

3

Espera, oh Israel, en Jehová,
Desde ahora y para siempre.

132

1

Tenle en cuenta, oh Jehová, a David,
Todos sus desvelos;

2
De cómo juró a Jehová,
Y prometió al Fuerte de Jacob:

3
No entraré en la morada de mi casa,
Ni subiré sobre el lecho de mi descanso;

4
No daré sueño a mis ojos,
Ni a mis párpados adormecimiento,

5
Hasta que halle lugar para Jehová,
Una morada para el Fuerte de Jacob.

6

He aquí oímos que está en Efrata;
La hallamos en los Campos del Bosque.

7
Entremos en su tabernáculo;
Postrémonos ante el estrado de sus pies.

8

Levántate, oh Jehová, hacia el lugar de tu reposo,
Tú y el arca de tu poder.

9
Tus sacerdotes se vistan de justicia,
Y se regocijen tus santos.

10
Por amor de David tu siervo
No rechaces el rostro de tu ungido.

11

Juró Jehová a David
Una verdad de la que no se retractará:
De tu descendencia pondré sobre tu trono.

12
Si tus hijos guardan mi pacto,
Y mi testimonio que yo les enseñaré,
Sus hijos también se sentarán sobre tu trono para siempre.

13

Porque Jehová ha elegido a Sión;
La quiso por habitación para sí.

14
Éste es para siempre el lugar de mi reposo;
Aquí habitaré, porque la he preferido.

15
Bendeciré abundantemente su provisión;
A sus pobres saciaré de pan.

16
Asimismo vestiré de salvación a sus sacerdotes,
Y sus santos darán voces de júbilo.

17
Allí haré retoñar el poder de David;
He dispuesto lámpara a mi ungido.

18
A sus enemigos vestiré de confusión,
Mas sobre él florecerá su corona.

133

1

¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
Habitar los hermanos juntos en armonía!

2
Es como el buen óleo sobre la cabeza,
El cual desciende sobre la barba,
La barba de Aarón,
Y baja hasta el borde de sus vestiduras;

3
Como el rocío de Hermón,
Que desciende sobre las alturas de Sión;
Porque allí envía Jehová bendición,
Y vida para siempre.

134

1

Mirad, bendecid a Jehová,
Vosotros todos los siervos de Jehová,
Los que en la casa de Jehová estáis por las noches.

2
Alzad vuestras manos al santuario,
Y bendecid a Jehová.

3

Desde Sión te bendiga Jehová,
El cual ha hecho los cielos y la tierra.

135

1

Alabad el nombre de Jehová;
Alabadle, siervos de Jehová;

2
Los que estáis en la casa de Jehová,
En los atrios de la casa de nuestro Dios.

3
Alabad a JAH, porque él es bueno;
Cantad salmos a su nombre, porque él es benigno.

4
Porque JAH ha escogido a Jacob para sí,
A Israel por posesión suya.

5

Porque yo sé que Jehová es grande,
Y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses.

6
Todo lo que Jehová quiere, lo hace,
En los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.

7
Hace subir las nubes de los extremos de la tierra;
Hace los relámpagos para la lluvia;
Saca de sus depósitos los vientos.

8

Él es quien hizo morir a los primogénitos de Egipto,
Desde el hombre hasta la bestia.

9
Envió señales y prodigios en medio de ti, oh Egipto,
Contra Faraón, y contra todos sus siervos.

10
Destruyó a muchas naciones,
Y mató a reyes poderosos;

11
A Sehón rey de los amorreos,
A Og rey de Basán,
Y a todos los reyes de Canaán.

12
Y dio la tierra de ellos en heredad,
En heredad a Israel su pueblo.

13

Oh Jehová, eterno es tu nombre;
Tu recuerdo, oh Jehová, de generación en generación.

14
Porque Jehová juzga a su pueblo,
Y se compadece de sus siervos.

15
Los ídolos de los gentiles son plata y oro,
Obra de manos de hombres.

16
Tienen boca, y no hablan;
Tienen ojos, y no ven;

17
Tienen orejas, y no oyen;
Tampoco hay aliento en sus bocas.

18
Semejantes a ellos serán los que los hacen,
Y todos los que en ellos confían.

19

Casa de Israel, bendecid a Jehová;
Casa de Aarón, bendecid a Jehová;

20
Casa de Leví, bendecid a Jehová;
Los que teméis a Jehová, bendecid a Jehová.

21
Desde Sión sea bendecido Jehová,
El que habita en Jerusalén.
Aleluya.

136

1

Alabad a Jehová, porque él es bueno,
Porque para siempre es su misericordia.

2
Alabad al Dios de los dioses,
Porque para siempre es su misericordia.

3
Alabad al Señor de los señores,
Porque para siempre es su misericordia.

4

Al único que hace grandes maravillas,
Porque para siempre es su misericordia.

5
Al que hizo los cielos con maestría,
Porque para siempre es su misericordia.

6
Al que extendió la tierra sobre las aguas,
Porque para siempre es su misericordia.

7
Al que hizo las grandes lumbreras,
Porque para siempre es su misericordia.

8
El sol para que señorease en el día,
Porque para siempre es su misericordia.

9
La luna y las estrellas para que señoreasen en la noche,
Porque para siempre es su misericordia.

10

Al que hirió a Egipto en sus primogénitos,
Porque para siempre es su misericordia.

11
Al que sacó a Israel de en medio de ellos,
Porque para siempre es su misericordia.

12
Con mano fuerte, y brazo extendido,
Porque para siempre es su misericordia.

13
Al que dividió el Mar Rojo en dos partes,
Porque para siempre es su misericordia;

14
E hizo pasar a Israel por en medio de él,
Porque para siempre es su misericordia;

15
Y arrojó a Faraón y a su ejército en el Mar Rojo,
Porque para siempre es su misericordia.

16
Al que pastoreó a su pueblo por el desierto,
Porque para siempre es su misericordia.

17
Al que hirió a grandes reyes,
Porque para siempre es su misericordia;

18
Y mató a reyes poderosos,
Porque para siempre es su misericordia;

19
A Sehón rey de los amorreos,
Porque para siempre es su misericordia;

20
Y a Og rey de Basán,
Porque para siempre es su misericordia;

21
Y dio la tierra de ellos en heredad,
Porque para siempre es su misericordia;

22
En heredad a Israel su siervo,
Porque para siempre es su misericordia.

23

Él es el que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros,
Porque para siempre es su misericordia;

24
Y nos rescató de nuestros enemigos,
Porque para siempre es su misericordia.

25
El que da alimento a todo ser viviente,
Porque para siempre es su misericordia.

26

Alabad al Dios de los cielos,
Porque para siempre es su misericordia.

137

1

Junto a los ríos de Babilonia,
Allí nos sentábamos, y aun llorábamos,
Acordándonos de Sión.

2
En los sauces que hay en medio de ella
Colgamos nuestras arpas.

3
Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos,
Y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo:
Cantadnos algunos de los cánticos de Sión.

4

¿Cómo habíamos de cantar el cántico de Jehová
En tierra extranjera?

5
Si me olvido de ti, oh Jerusalén,
Que mi diestra sea dada al olvido.

6
Mi lengua se pegue a mi paladar,
Si de ti no me acordare;
Si no enaltezco a Jerusalén
Como preferente asunto de mi alegría.

7

Oh Jehová, recuerda contra los hijos de Edom el día de Jerusalén,
Cuando decían: Arrasadla, arrasadla
Hasta los cimientos.

8
¡Hija de Babilonia, la devastadora!
¡Bienaventurado el que te dé el pago
De lo que tú nos hiciste!

9
¡Dichoso el que agarre y estrelle a tus niños
Contra las rocas!

138

1

Te alabaré con todo mi corazón;
Delante de los dioses te cantaré salmos.

2
Me postraré hacia tu santo templo,
Y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu verdad;
Porque has engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas.

3
El día en que te invoqué, me respondiste;
Fortaleciste el vigor en mi alma.

4

Te alabarán, oh Jehová, todos los reyes de la tierra,
Cuando hayan oído los oráculos de tu boca.

5
Y cantarán acerca de los caminos de Jehová,
Porque la gloria de Jehová es grande.

6
Porque Jehová es excelso, atiende al humilde,
Mas al altivo lo trata a distancia.

7

Cuando camino yo en medio de la angustia, tú me vivificas;
Contra el furor de mis enemigos extiendes tu mano,
Y me salva tu diestra.

8
Jehová completará sus designios sobre mí;
Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre;
No desampares la obra de tus manos.

139

1

Oh Jehová, tú me has escrutado y me conoces.

2
Tú conoces mi sentarme y mi levantarme;
Percibes desde lejos mis pensamientos.

3
Escudriñas mi andar y mi reposo,
Y todos mis caminos te son conocidos.

4
Pues aún no está la palabra en mi lengua,
Y he aquí, oh Jehová, te la sabes toda.

5
Por detrás y por delante me rodeas,
Y sobre mí tienes puesta tu mano.

6
Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
Demasiado alto es, no lo puedo alcanzar.

7

¿Adónde me iré lejos de tu espíritu?
¿Y adónde huiré de tu presencia?

8
Si subo a los cielos, allí estás tú;
Y si en el Seol trato de acostarme, he aquí, allí tú estás.

9
Si tomara las alas del alba
Y emigrara hasta el confín del mar,

10
Aun allí me alcanzaría tu mano,
Y me agarraría tu diestra.

11
Si dijese: Al menos las tinieblas me cubrirán,
Y el día se tornará noche alrededor de mí,

12
Ni aun las tinieblas encubren de ti;
Y la noche es tan luminosa como el día;
Lo mismo te son las tinieblas que la luz.

13

Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me tejiste en el vientre de mi madre.

14
Te alabo, porque formidables, prodigiosas son tus obras;
Prodigio soy yo mismo,
Y mi alma lo sabe muy bien.

15
No fueron encubiertos de ti mis huesos,
Aun cuando en oculto fui formado,
Y entretejido en lo más profundo de la tierra.

16
Mi embrión lo veían tus ojos,
Mis días estaban previstos, escritos todos en tu libro,
Sin faltar uno.

17
¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!
¡Cuán grande es la suma de ellos!

18
Si los enumero, se multiplican más que la arena;
Si llego al fin, estoy aún contigo.

19

¡Ah, si matases al malvado!
¡Si los hombres sanguinarios se apartaran de mí!

20
Porque ellos hablan de ti engañosamente;
Tus enemigos se rebelan en vano contra ti.

21
¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen,
Y me enardezco contra tus enemigos?

22
Los aborrezco por completo;
Los tengo por enemigos míos.

23
Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos;

24
Y ve si hay en mí camino de perversidad,
Y guíame en el camino eterno.

140

1

Líbrame, oh Jehová, del hombre malo;
Guárdame de hombres violentos,

2
Los cuales maquinan males en su corazón,
Cada día provocan contiendas.

3
Aguzaron su lengua como la serpiente;
Veneno de áspid hay debajo de sus labios.

Selah

4
Guárdame, oh Jehová, de manos del impío;
Líbrame de hombres violentos,
Que proyectan trastornar mis pasos.

5
Me han escondido lazo y cuerdas los soberbios;
Han tendido red junto a la senda;
Me han puesto lazos.

Selah

6
He dicho a Jehová: Tú eres mi Dios;
Escucha, oh Jehová, la voz de mis ruegos.

7
Jehová Señor, potente salvador mío,
Tú pusiste a cubierto mi cabeza en el día de batalla.

8
No satisfagas, oh Jehová, los deseos del impío;
No dejes que su plan se realice, para que no se ensoberbezca.

Selah

9

En cuanto a los que por todas partes me asedian,
Ahóguelos la malicia de sus propios labios.

10
Caerán sobre ellos ascuas encendidas,
En abismos profundos de donde no salgan.

11
El hombre deslenguado no se afianzará en la tierra;
El mal cazará al hombre violento para derribarle.

12

Yo sé que Jehová tomará a su cargo la causa del afligido,
Y el derecho de los necesitados.

13
Ciertamente los justos alabarán tu nombre;
Los rectos morarán en tu presencia.

141

1

Jehová, a ti he clamado; apresúrate a venir a mí;
Escucha mi voz cuando te invoco.

2
Suba mi oración delante de ti como el incienso,
El alzar de mis manos como la ofrenda de la tarde.

3

Pon guarda en mi boca, oh Jehová;
Guarda la puerta de mis labios.

4
No dejes que se incline mi corazón a cosa mala,
A hacer obras impías
Con los que hacen iniquidad;
Y no coma yo de sus manjares deliciosos.

5

Que el justo me castigue, será un favor; y que me corrija el recto,
Será óleo excelente que no rehusará mi cabeza;
Pero mi oración testificará continuamente contra las maldades de los impíos.

6
Serán despeñados sus jueces,
Y comprenderán que mis palabras eran verdaderas.

7
Como astillas o pedruscos por el suelo,
Son esparcidos sus huesos a la boca del Seol.

8

Hacia ti, oh Jehová, Señor, miran mis ojos;
En ti he confiado; no desampares mi alma.

9
Guárdame de los lazos que me han tendido,
Y de las trampas de los que hacen iniquidad.

10
Caigan los impíos a una en sus propias redes,
Mientras yo sigo adelante.

142

1

Con mi voz clamo a Jehová;
Con mi voz suplico a Jehová misericordia.

2
Delante de él expongo mi queja;
Delante de él manifiesto mi angustia.

3
Cuando mi espíritu desfallece dentro de mí, tú conoces mi senda.

En el camino por donde voy, me han tendido un lazo.

4
Mira a mi diestra y observa:
No hay quien me quiera conocer;
No tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida.

5

Clamo a ti, oh Jehová;
Digo: Tú eres mi refugio,
Y mi porción en la tierra de los vivientes.

6
Escucha mi clamor, porque estoy muy afligido.
Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo.

7
Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre;
Me rodearán los justos,
Porque tú me habrás favorecido.

143

1

Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos;
Respóndeme por tu verdad y por tu justicia.

2
Y no entres en juicio con tu siervo;
Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.

3

Porque persigue el enemigo mi alma;
Ha postrado en tierra mi vida;
Me ha hecho habitar en tinieblas como los muertos para siempre.

4
Y mi espíritu se angustia dentro de mí;
Está desolado mi corazón.

5

Recuerdo los días de antaño;
Medito en todas tus obras;
Reflexiono sobre las obras de tus manos.

6
Extiendo mis manos hacia ti,
Mi alma hacia ti como la tierra sedienta.

Selah

7

Respóndeme pronto, oh Jehová, porque ya me falta el aliento;
No escondas de mí tu rostro,
Pues sería yo semejante a los que descienden a la sepultura.

8
Hazme sentir por la mañana tu misericordia,
Porque en ti he confiado;
Hazme saber el camino por donde debo andar,
Porque hacia ti elevo mi alma.

9

Líbrame de mis enemigos, oh Jehová;
En ti me refugio.

10
Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios;
Tu buen espíritu me guíe por terreno llano.

11

Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás;
Por tu justicia sacarás mi alma de la angustia.

12
Y por tu misericordia exterminarás a mis enemigos,
Y destruirás a todos los adversarios de mi alma,
Porque yo soy tu siervo.

144

1

Bendito sea Jehová, mi roca,
Quien adiestra mis manos para la batalla,
Y mis dedos para la guerra;

2
Misericordia mía y mi castillo,
Alcázar mío y mi libertador,
Escudo mío, en quien he confiado;
El que somete a los pueblos debajo de mí.

3

Oh Jehová, ¿qué es el hombre, para que lo tengas en cuenta,
O el hijo de hombre, para que te preocupes de él?

4
El hombre es semejante a un soplo,
Sus días son como la sombra que pasa.

5

Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende;
Toca los montes, y humearán.

6
Fulmina tus rayos y dispérsalos,
Dispara tus saetas y desbarátalos.

7
Extiende tu mano desde lo alto;
Redímeme, y sácame de las muchas aguas,
De las manos de hombres extranjeros,

8
Cuya boca habla falsedades,
Y cuya diestra es diestra de perjurio.

9

Oh Dios, te cantaré un cántico nuevo;
Con el arpa de diez cuerdas te salmodiaré.

10
Tú, que das la victoria a los reyes,
Que rescatas de maligna espada a David tu siervo.

11
Rescátame, y líbrame de las manos de hombres extranjeros,
Cuya boca habla falsedades,
Y cuya diestra es diestra de perjurio.

12

Sean nuestros hijos como plantas crecidas en lozana juventud,
Nuestras hijas cual columnas de ángulo, esculpidas como las de un palacio;

13
Nuestros graneros llenos, provistos de toda suerte de grano;
Nuestros ganados, que se multipliquen a millares y decenas de millares en nuestros ejidos;

14
Nuestros bueyes vengan bien cargados del trabajo;
No tengamos asalto, ni que hacer salida,
Ni grito de alarma en nuestras plazas.

15
Bienaventurado el pueblo que tiene estas bendiciones;
Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová.

145

1

Te ensalzaré, mi Dios, mi Rey,
Y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.

2
Cada día te bendeciré,
Y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.

3
Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza;
Y su grandeza es inescrutable.

4
Una generación encomiará tus obras a la siguiente generación,
Y anunciará tus portentosos hechos.

5
Hablarán del esplendor de la gloria de tu majestad,
Y yo relataré tus maravillas.

6
El poder de tus hechos estupendos referirán los hombres,
Y yo publicaré tu grandeza.

7
Proclamarán el recuerdo de tu inmensa bondad,
Y cantarán tu justicia.

8

Clemente y misericordioso es Jehová,
Lento para la ira, y grande en misericordia.

9
Bueno es Jehová para con todos,
Y la ternura de su amor sobre todas sus obras.

10

Te alaben, oh Jehová, todas tus obras,
Y tus santos te bendigan.

11
La gloria de tu reino divulguen,
Y hablen de tu poder.

12
Para hacer saber a los hijos de los hombres tus poderosos hechos,
Y la gloria de la magnificencia de tu reino.

13
Tu reino es un reino de todos los siglos,
Y tu señorío, por todas las generaciones.

14

Sostiene Jehová a todos los que caen,
Y endereza a todos los que ya se encorvan.

15
Los ojos de todos esperan en ti,
Y tú les das su comida a su tiempo.

16
Abres tu mano,
Y colmas de bendición a todo ser viviente.

17
Justo es Jehová en todos sus caminos,
Y misericordioso en todas sus obras.

18
Cercano está Jehová a todos los que le invocan,
A todos los que le invocan de veras.

19
Cumplirá el deseo de los que le temen;
Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.

20
Jehová guarda a todos los que le aman,
Mas exterminará a todos los impíos.

21

Proclame mi boca la alabanza de Jehová;
Y todo hombre bendiga su santo nombre eternamente y para siempre.

146

1

Alaba, oh alma mía, a Jehová.

2
Alabaré a Jehová en mi vida;
Cantaré salmos a mi Dios mientras viva.

3

No confiéis en los príncipes,
Ni en hijo de hombre, porque no hay en él poder para salvar.

4
Pues expira, y vuelve a la tierra;
En ese mismo día perecen sus proyectos.

5

Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob,
Cuya esperanza está en Jehová su Dios,

6
El cual hizo los cielos y la tierra,
El mar, y todo lo que en ellos hay;
Que guarda verdad para siempre,

7
Que hace justicia a los agraviados,
Que da pan a los hambrientos.
Jehová liberta a los cautivos;

8
Jehová abre los ojos a los ciegos;
Jehová endereza a los encorvados;
Jehová ama a los justos.

9
Jehová protege a los extranjeros;
Al huérfano y a la viuda sostiene,
Y trastorna el camino de los impíos.

10

Reinará Jehová para siempre;
Tu Dios, oh Sión, de generación en generación.
Aleluya.

147

1

Alabad a JAH,
Porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios;
Porque él es benigno, y conviene tributarle una alabanza armoniosa.

2
Jehová reedifica a Jerusalén;
A los desterrados de Israel recoge.

3
Él sana a los quebrantados de corazón,
Y venda sus heridas.

4
Él cuenta el número de las estrellas;
Las llama a todas por sus nombres.

5
Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder;
Y su entendimiento es infinito.

6
Jehová levanta a los humildes,
Y humilla a los impíos hasta la tierra.

7
Cantad a Jehová con alabanza,
Salmodiad con el arpa a nuestro Dios.

8
Él es quien cubre de nubes los cielos,
El que prepara la lluvia para la tierra,
El que hace a los montes producir hierba.

9
Él da a la bestia su mantenimiento,
Y a los hijos de los cuervos cuando graznan.

10
No se deleita en la fuerza del caballo,
Ni se complace en la agilidad del hombre.

11
Se complace Jehová en los que le temen,
Y en los que esperan en su misericordia.

12

Alaba a Jehová, Jerusalén;
Alaba a tu Dios, oh Sión.

13
Porque reforzó los cerrojos de tus puertas;
Bendijo a tus hijos dentro de tu recinto.

14
Él da en tu territorio la paz;
Te hace saciar con lo mejor del trigo.

15
Él envía su palabra a la tierra;
Velozmente corre su palabra.

16
Da la nieve como lana,
Y derrama la escarcha como ceniza.

17
Echa su hielo como migas de pan;
Ante su frío, ¿quién resistirá?

18
Envía su palabra, y los derrite;
Sopla su viento, y fluyen las aguas.

19
Ha manifestado sus palabras a Jacob,
Sus estatutos y sus juicios a Israel.

20
No ha hecho cosa igual con ninguna otra de las naciones;
Ni les ha dado a conocer sus juicios.
Aleluya.

148

1

Alabad a Jehová desde los cielos;
Alabadle en las alturas.

2
Alabadle, vosotros todos sus ángeles;
Alabadle, vosotras todas sus huestes.

3

Alabadle, sol y luna;
Alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas.

4
Alabadle, cielos de los cielos,
Y las aguas que están sobre los cielos.

5

Alaben el nombre de Jehová;
Porque él lo mandó, y fueron creados.

6
Los estableció eternamente y para siempre;
Les puso ley que no será quebrantada.

7

Alabad a Jehová desde la tierra,
Los monstruos marinos y todos los abismos;

8
El fuego y el granizo, la nieve y la niebla,
El viento de tempestad que ejecuta su palabra;

9

Los montes y todos los collados,
El árbol de fruto y todos los cedros;

10
Los animales salvajes y los domésticos,
Reptiles y volátiles;

11

Los reyes de la tierra y todos los pueblos,
Los príncipes y todos los jueces de la tierra;

12
Los jóvenes y también las doncellas,
Los ancianos y los niños.

13

Alaben el nombre de Jehová,
Porque sólo su nombre es sublime.
Su gloria es sobre tierra y cielos.

14
Él ha exaltado el poderío de su pueblo;
Alábenle todos sus santos, los hijos de Israel,
El pueblo a él cercano.
Aleluya.

149

1

Cantad a Jehová un cántico nuevo;
Su alabanza resuene en la congregación de los santos.

2
Alégrese Israel en su Hacedor;
Los hijos de Sión se gocen en su Rey.

3
Alaben su nombre con danzas;
Con pandero y arpa le canten.

4
Porque Jehová se complace en su pueblo;
Hermosea a los humildes con la salvación.

5
Regocíjense los santos por su gloria,
Y canten aun sobre sus camas.

6
Haya alabanzas a Dios en sus gargantas,
Y espadas de dos filos en sus manos,

7
Para ejecutar venganza entre las naciones,
Y castigo entre los pueblos paganos;

8
Para aprisionar a sus reyes con argollas,
Y a sus nobles con cadenas de hierro;

9
Para ejecutar en ellos el juicio decretado;
Un honor será esto para todos sus santos.
Aleluya.

150

1

Alabad a Dios en su santuario;
Alabadle en el firmamento de su poder.

2
Alabadle por sus proezas;
Alabadle conforme a la inmensidad de su grandeza.

3

Alabadle al son de trompeta;
Alabadle con salterio y arpa.

4
Alabadle con pandero y danza;
Alabadle con instrumentos de cuerda y con flautas.

5
Alabadle con címbalos retumbantes;
Alabadle con címbalos de júbilo.

6
Todo lo que respira alabe a JAH.
Aleluya.