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1 <1> Aconteció después de la muerte de Josué,<2> que los hijos de Israel hicieron esta consulta a Jehová:<3>
—¿Quién de nosotros subirá primero a pelear contra los cananeos?
2 Jehová respondió:
—Judá subirá; porque yo he entregado la tierra en sus manos.
3 Judá dijo a su hermano Simeón:<4> "Sube conmigo al territorio que se me ha adjudicado<5> y peleemos contra el cananeo; y yo también iré contigo al tuyo". Y Simeón fue con él.
4 Judá subió, y Jehová entregó en sus manos al cananeo y al ferezeo, e hirieron de ellos en Bezec<6> a diez mil hombres.
5 Hallaron a Adoni-bezec<7> en Bezec, pelearon contra él y derrotaron al cananeo y al ferezeo.
6 Adoni-bezec huyó, pero ellos lo persiguieron, lo prendieron, y le cortaron los pulgares de las manos<8> y de los pies.
7 Entonces dijo Adoni-bezec: "Setenta<9> reyes, con los pulgares de sus manos y de sus pies cortados, recogían las migajas debajo de mi mesa. Como yo hice, así me ha pagado Dios". Luego lo llevaron a Jerusalén, donde murió.
8 Atacaron los hijos de Judá a Jerusalén y la tomaron, pasaron a sus habitantes a filo de espada y pusieron fuego a la ciudad.<10>
9 Después, los hijos de Judá descendieron para pelear contra el cananeo que habitaba en las montañas, en el Neguev<11> y en los llanos.<12>
10 Judá marchó contra el cananeo que habitaba en Hebrón, la cual se llamaba antes Quiriat-arba;<13> e hirieron a Sesai, a Ahimán y a Talmai.<14>
11 De allí fue contra los que habitaban en Debir,<15> que antes se llamaba Quiriat-sefer.
12 Entonces dijo Caleb: "Al que ataque a Quiriat-sefer y la tome, yo le daré a Acsa, mi hija, por mujer".
13 La tomó Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb, y este le entregó a su hija Acsa por mujer.
14 Cuando ella se iba con él, Otoniel la persuadió<16> para que pidiera a su padre un campo. Acsa se bajó del asno, y Caleb le preguntó:
—¿Qué tienes?
15 Ella le respondió:
—Concédeme un don; puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de aguas.
Entonces Caleb le dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo.<17>
16 Y los hijos del ceneo,<18> suegro de Moisés, subieron de la ciudad de las palmeras<19> con los hijos de Judá al desierto de Judá, que está en el Neguev, cerca de Arad,<20> y habitaron con el pueblo.
17 Salió, pues, Judá con su hermano Simeón, y derrotaron al cananeo que habitaba en Sefat,<21> la asolaron y le pusieron por nombre Horma.<22>
18 Tomó también Judá a Gaza con su territorio, a Ascalón con su territorio y a Ecrón con su territorio.<23>
19 Y Jehová estaba con Judá, quien expulsó a los de las montañas, pero no pudo expulsar a los que habitaban en los llanos, los cuales tenían carros de hierro.<24>
20 Como Moisés había dicho, dieron Hebrón a Caleb. Este expulsó de allí a los tres hijos de Anac,<25>
21 pero al jebuseo, que habitaba en Jerusalén, no lo expulsaron los hijos de Benjamín, y el jebuseo ha habitado con los hijos de Benjamín en Jerusalén hasta hoy.<26>
22 También la casa de José<27> subió contra Bet-el; y Jehová estaba con ellos.
23 Puso la casa de José espías en esa ciudad, que antes se llamaba Luz.<28>
24 Los que espiaban vieron a un hombre que salía de allí y le dijeron: "Muéstranos ahora la entrada de la ciudad y tendremos de ti misericordia".
25 Así lo hizo, y ellos hirieron la ciudad a filo de espada, pero dejaron ir a aquel hombre con toda su familia.
26 Él se fue a la tierra de los heteos<29> y edificó una ciudad a la cual llamó Luz. Y este es su nombre hasta hoy.
27 Tampoco Manasés expulsó a los de Bet-seán ni a los de sus aldeas, ni a los de Taanac y sus aldeas, ni a los de Dor y sus aldeas, ni a los habitantes de Ibleam y sus aldeas, ni a los que vivían en Meguido y en sus aldeas; y el cananeo persistía en habitar en aquella tierra.
28 Cuando Israel se sintió fuerte, hizo tributario al cananeo, pero no lo expulsó.<30>
29 Tampoco Efraín expulsó al cananeo que habitaba en Gezer, sino dejó que el cananeo habitara en medio de ellos.<31>
30 Tampoco Zabulón expulsó a los que habitaban en Quitrón, ni a los que habitaban en Naalal, sino que el cananeo habitó en medio de él y le fue tributario.<32>
31 Tampoco Aser expulsó a los que habitaban en Aco, ni a los que vivían en Sidón, en Ahlab, en Aczib, en Helba, en Afec y en Rehob.
32 Y vivió Aser entre los cananeos que habitaban en la tierra, pues no los expulsó.<33>
33 Tampoco Neftalí expulsó a los que vivían en Bet-semes ni a los de Bet-anat, sino que vivió entre los cananeos que habitaban en la tierra; pero le fueron tributarios los habitantes de Bet-semes y los de Bet-anat.<34>
34 Los amorreos empujaron a los hijos de Dan hasta la montaña, y no los dejaron descender a los llanos.<35>
35 El amorreo persistió en habitar en el monte de Heres, en Ajalón<36> y en Saalbim, pero cuando la casa de José cobró fuerzas, lo hizo tributario.
36 El límite del amorreo<37> fue desde la subida de Acrabim,<38> desde Sela hacia arriba. _______________________=
1 El ángel de Jehová<1> subió de Gilgal a Boquim, y dijo: "Yo os saqué de Egipto y os he traído a la tierra que prometí a vuestros padres, cuando les dije: "No invalidaré jamás mi pacto con vosotros,
2 con tal que no hagáis pacto con los habitantes de esta tierra, cuyos altares debéis derribar; pero vosotros no atendisteis a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto?<2>
3 Por tanto, yo también digo: No los echaré de delante de vosotros, sino que serán azotes para vuestros costados, y sus dioses os serán tropezadero "".
4 Cuando el ángel de Jehová terminó de hablar, todos los hijos de Israel alzaron la voz y lloraron.
5 Por eso llamaron a aquel lugar Boquim,<3> y allí ofrecieron sacrificios a Jehová.
6 <4> Cuando Josué se despidió del pueblo, los hijos de Israel se fueron a tomar posesión cada uno de su heredad.
7 El pueblo había servido a Jehová todo el tiempo que vivió Josué, y también mientras vivieron los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían sido testigos de todas las grandes obras que Jehová había hecho en favor de Israel.
8 Pero murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, a la edad de ciento diez años.
9 Lo sepultaron en su heredad en Timnat-sera,<5> en los montes de Efraín, al norte del monte Gaas.
10 Y murió también toda aquella generación, por lo que la generación que se levantó después no conocía a Jehová ni la obra que él había hecho por Israel.
11 <6> Después, los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová y sirvieron a los baales.
12 Dejaron a Jehová, el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, y los adoraron, provocando la ira de Jehová.
13 Dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a Astarot.<7>
14 Se encendió entonces contra Israel el furor de Jehová, quien los entregó en manos de salteadores que los despojaron, y los vendió en manos de sus enemigos de alrededor, a los cuales no pudieron ya hacerles frente.
15 Por dondequiera que salían, la mano de Jehová estaba contra ellos para mal, como Jehová había dicho y se lo había jurado. Y se vieron en una gran aflicción.
16 Jehová levantó jueces que los libraran de manos de quienes los despojaban;
17 pero tampoco oyeron a sus jueces, sino que fueron tras dioses ajenos, a los cuales adoraron. Se apartaron pronto del camino en que anduvieron sus padres, que obedecían a los mandamientos de Jehová; ellos no hicieron así.
18 Cuando Jehová les levantaba jueces, Jehová estaba con el juez, y los libraba de manos de los enemigos mientras vivía aquel juez; porque Jehová era movido a misericordia al oírlos gemir por causa de quienes los oprimían y afligían.
19 Pero acontecía que, al morir el juez, ellos volvían a corromperse, más aún que sus padres, siguiendo a dioses ajenos para servirlos e inclinándose delante de ellos. No se apartaban de sus obras ni de su obstinado camino.
20 Se encendió, pues, la ira de Jehová contra Israel, y dijo: "Por cuanto este pueblo traspasa mi pacto que ordené a sus padres, y no obedece a mi voz,
21 tampoco yo volveré más a expulsar de delante de ellos a ninguna de las naciones que dejó Josué cuando murió".
22 Así quería probar a Israel, si procurarían o no seguir el camino de Jehová, andando en él, como lo siguieron sus padres.
23 Por esto dejó Jehová a aquellas naciones, sin expulsarlas de una vez, y no las entregó en manos de Josué. _______________________=
1 Estos son los pueblos que dejó Jehová para probar con ellos a todos los que en Israel no habían conocido todas la guerras de Canaán;
2 solamente para que el linaje de los hijos de Israel aprendiera cómo hacer la guerra, y lo enseñara a quienes antes no la habían conocido:
3 los cinco príncipes de los filisteos, todos los cananeos, los sidonios y los heveos que habitaban en el monte Líbano, desde el monte Baal-hermón hasta llegar a Hamat.<1>
4 Con ellos quiso probar a Israel, para saber si obedecería los mandamientos que él había dado a sus padres por mano de Moisés.
5 Así, los hijos de Israel comenzaron a habitar entre los cananeos, heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos.
6 Y tomaron a sus hijas por mujeres, y dieron sus hijas a los hijos de ellos, y sirvieron a sus dioses.
7 Hicieron, pues, los hijos de Israel lo malo ante los ojos de Jehová, su Dios, se olvidaron de él y sirvieron a los baales<2> y a las imágenes de Asera.<3>
8 Por eso la ira de Jehová se encendió contra ellos y los entregó en manos de Cusan-risataim, rey de Mesopotamia,<4> al cual sirvieron durante ocho años.
9 Entonces clamaron los hijos de Israel a Jehová, y Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró; esto es, a Otoniel<5> hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb.
10 El espíritu de Jehová vino sobre<6> Otoniel, quien juzgó a Israel y salió a la batalla. Jehová entregó en sus manos a Cusan-risataim, rey de Siria, y le dio la victoria sobre Cusan-risataim.
11 Y hubo paz en la tierra durante cuarenta años;<7> y murió Otoniel hijo de Cenaz.
12 Volvieron los hijos de Israel a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, por lo cual Jehová fortaleció a Eglón, rey de Moab,<8> contra Israel, porque había hecho lo malo ante los ojos de Jehová.
13 El rey de Moab juntó consigo a los hijos de Amón<9> y de Amalec, vino e hirió a Israel, y tomó la ciudad de las palmeras.<10>
14 Entonces sirvieron dieciocho años los hijos de Israel a Eglón, rey de los moabitas.
15 Clamaron los hijos de Israel a Jehová, y Jehová les levantó un libertador,<11> a Aod hijo de Gera, benjaminita, el cual era zurdo.<12> Un día, los hijos de Israel enviaron con él un presente a Eglón, rey de Moab.
16 Pero Aod se había hecho un puñal de dos filos, de un codo de largo,<13> y se lo ciñó del lado derecho debajo de sus vestidos.
17 Entregó el presente a Eglón, rey de Moab, quien era un hombre muy grueso.
18 Luego que hubo entregado el presente, Aod despidió a la gente que lo había acompañado,
19 pero al llegar a los ídolos que están en Gilgal,<14> regresó y dijo a Eglón:
—Rey, una palabra secreta tengo que decirte.
El rey dijo entonces:
—Calla.
Y mandó que salieran de delante de él todos los que allí se encontraban.
20 Y estando él sentado solo en su sala de verano, se le acercó Aod y le dijo:
—Tengo una palabra de Dios para ti.
Eglón se levantó de la silla.
21 Entonces alargó Aod su mano izquierda, tomó el puñal de su lado derecho y se lo metió por el vientre
22 de tal manera que la empuñadura entró también tras la hoja, y la gordura de Eglón cubrió la hoja, pues Aod no sacó el puñal de su vientre. Y se derramó el excremento.
23 Aod salió al corredor, cerró tras sí las puertas de la sala y las aseguró con el cerrojo.
24 Cuando ya había salido, vinieron los siervos del rey, quienes al ver las puertas de la sala cerradas, dijeron: "Sin duda él cubre sus pies<15> en la sala de verano".
25 Tras mucho esperar, y confusos porque el rey no abría las puertas de la sala, tomaron la llave, abrieron y encontraron a su señor caído en tierra, muerto.
26 Mientras ellos esperaban, Aod escapó y, pasando los ídolos, se puso a salvo en Seirat.<16>
27 Cuando entró en Israel, tocó el cuerno en los montes de Efraín y los hijos de Israel descendieron con él del monte. Entonces Aod se puso al frente de ellos.
28 Y les dijo: "Seguidme, porque Jehová ha entregado a vuestros enemigos moabitas en vuestras manos". Ellos descendieron en pos de él, le quitaron a Moab los vados del Jordán y no dejaron pasar a nadie.
29 Mataron en aquel tiempo como a diez mil moabitas, todos valientes y todos hombres de guerra; no escapó ni uno.
30 Así fue subyugado Moab aquel día bajo la mano de Israel. Y hubo paz en la tierra durante ochenta años.<17>
31 Después de él vino Samgar<18> hijo de Anat,<19> el cual mató a seiscientos hombres de los filisteos con una aguijada de bueyes; él también salvó a Israel. _______________________=
1 <1> Después de la muerte de Aod, los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová,
2 así que Jehová los entregó en manos de Jabín, rey de Canaán, quien reinaba en Hazor.<2> El capitán de su ejército se llamaba Sísara y vivía en Haroset-goim.<3>
3 Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová, porque Jabín tenía novecientos carros de hierro y había oprimido con crueldad a los hijos de Israel por veinte años.
4 Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora,<4> profetisa, mujer de Lapidot,
5 la cual acostumbraba sentarse bajo una palmera (conocida como la palmera de Débora), entre Ramá y Bet-el,<5> en los montes de Efraín; y los hijos de Israel acudían a ella en busca de justicia.
6 Un día, Débora envió a llamar a Barac<6> hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí,<7> y le dijo:
—¿No te ha mandado Jehová, Dios de Israel, diciendo: "Ve, junta a tu gente en el monte Tabor<8> y toma contigo diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón.
7 Yo atraeré hacia ti, hasta el arroyo Cisón,<9> a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en tus manos"?
8 Barac le respondió:
—Si tú vas conmigo, yo iré; pero si no vas conmigo, no iré.
9 Ella dijo:
—Iré contigo; pero no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en manos de mujer entregará Jehová a Sísara.
Y levantándose Débora, fue a Cedes con Barac.
10 Allí juntó Barac a las tribus de Zabulón y Neftalí. Subió con diez mil hombres a su mando, y Débora subió con él.
11 Heber, el ceneo, de los hijos de Hobab, suegro de Moisés,<10> se había apartado de los ceneos y había plantado sus tiendas en el valle de Zaanaim, que está junto a Cedes.
12 Llegaron, pues, a Sísara las noticias de que Barac hijo de Abinoam había subido al monte Tabor.
13 Y reunió Sísara todos sus carros, novecientos carros de hierro,<11> y a todo el pueblo que con él estaba, desde Haroset-goim hasta el arroyo Cisón.
14 Entonces Débora dijo a Barac: "Levántate, porque este es el día en que Jehová ha entregado a Sísara en tus manos: ¿Acaso no ha salido Jehová delante de ti?" Barac descendió del monte Tabor, junto a los diez mil hombres que lo seguían,
15 y Jehová quebrantó a Sísara, dispersando delante de Barac, a filo de espada, todos sus carros y a todo su ejército. El mismo Sísara descendió del carro y huyó a pie,
16 pero Barac siguió a los carros y al ejército hasta Haroset-goim. Aquel día, todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada, hasta no quedar ni uno.
17 Sísara huyó a pie a la tienda de Jael, mujer de Heber, el ceneo, porque había paz entre Jabín, rey de Hazor, y la casa de Heber, el ceneo.
18 Cuando Jael salió a recibir a Sísara, le dijo:
—Ven, señor mío, ven a mí, no tengas temor.
Él vino a la tienda y ella lo cubrió con una manta.
19 Sísara le dijo:
—Te ruego que me des de beber un poco de agua, pues tengo sed.
Jael abrió un odre de leche, le dio de beber<12> y lo volvió a cubrir.
20 Entonces él dijo:
—Quédate a la puerta de la tienda; si alguien viene y te pregunta: "¿Hay alguien aquí?", tú responderás que no.
21 Pero Jael, mujer de Heber, tomó una estaca de la tienda, y tomando en su mano un mazo, se le acercó calladamente y le clavó la estaca por las sienes, contra la tierra, pues él estaba cargado de sueño y cansado. Y así murió.<13>
22 Cuando llegó Barac en busca de Sísara, Jael salió a recibirlo y le dijo:
—Ven, te mostraré al hombre que tú buscas.
Entró Barac donde ella estaba y encontró a Sísara, que yacía muerto con la estaca en la sien.
23 Así abatió Dios aquel día a Jabín, rey de Canaán, delante de los hijos de Israel.
24 Y la mano de los hijos de Israel fue endureciéndose más y más contra Jabín, rey de Canaán, hasta que lo destruyeron. _______________________=
1 <1> Aquel día, Débora y Barac hijo de Abinoam cantaron así:
2 "Por haberse puesto al frente los caudillos en Israel,<2> por haberse ofrecido voluntariamente el pueblo, load a Jehová.
3 ¡Oíd, reyes! ¡Escuchad, príncipes! Yo cantaré a Jehová, cantaré salmos a Jehová, el Dios de Israel.
4 "Cuando saliste de Seir,<3> Jehová, cuando te marchaste de los campos de Edom, la tierra tembló, se estremecieron<4> los cielos y las nubes gotearon aguas.
5 Los montes temblaron delante de Jehová, tembló el Sinaí<5> delante de Jehová, Dios de Israel.
6 En los días de Samgar hijo de Anat,<6> en los días de Jael,<7> quedaron abandonados los caminos, y los que andaban por las sendas se apartaron por senderos torcidos.
7 Las aldeas quedaron abandonadas en Israel, habían decaído, hasta que yo, Débora, me levanté, me levanté como madre en Israel.
8 "Cuando escogían nuevos dioses, la guerra estaba a las puertas; ¿se veía escudo o lanza entre cuarenta mil en Israel?
9 "Mi corazón es para vosotros, jefes de Israel, para los que voluntariamente os ofrecisteis entre el pueblo. ¡Load a Jehová!
10 "Vosotros, los que cabalgáis en asnas blancas,<8> los que presidís en juicio, y vosotros, los que viajáis, hablad.
11 Lejos del ruido de los arqueros, en los abrevaderos, allí se contarán los triunfos de Jehová, los triunfos de sus aldeas en Israel; entonces marchará hacia las puertas el pueblo de Jehová.
12 "Despierta, despierta, Débora. Despierta, despierta, entona un cántico. Levántate, Barac, y lleva tus cautivos, hijo de Abinoam.
13 "Entonces marchó el resto de los nobles; el pueblo de Jehová marchó por él en contra de los poderosos.
14 De Efraín<9> vinieron los que habitaban en Amalec,<10> en pos de ti, Benjamín, entre tus pueblos. De Maquir<11> descendieron príncipes, y de Zabulón los que tenían vara de mando.<12>
15 También los caudillos de Isacar fueron con Débora; sí, como Barac, también Isacar se precipitó a pie en el valle. Entre las familias de Rubén se tomaron grandes decisiones.
16 ¿Por qué se quedaron entre los rediles, oyendo los balidos de los rebaños? ¡Entre las familias de Rubén se hicieron grandes propósitos!
17 "Galaad se quedó al otro lado del Jordán, y Dan, ¿por qué se detuvo junto a las naves? Se quedó Aser a la ribera del mar y permaneció en sus puertos.<13>
18 El pueblo de Zabulón expuso su vida a la muerte, como Neftalí en las alturas de los montes.
19 "Vinieron reyes y pelearon; los reyes de Canaán pelearon entonces en Taanac, junto a las aguas de Meguido,<14> mas no obtuvieron ganancia alguna de dinero.
20 Desde los cielos pelearon las estrellas, desde sus órbitas pelearon contra Sísara.
21 Los barrió el torrente Cisón, el antiguo torrente, el torrente Cisón. ¡Marcha, alma mía, con poder!<15>
22 "Entonces resonaron los cascos de los caballos por el galopar, por el galopar de sus valientes.
23 "¡Maldecid a Meroz!",dijo el ángel de Jehová, "maldecid severamente a sus moradores", porque no vinieron en ayuda de Jehová, en ayuda de Jehová contra los fuertes.
24 "Bendita sea entre las mujeres Jael, mujer de Heber, el ceneo; entre las mujeres, bendita sea en la tienda.
25 Él pidió agua y ella le dio leche; en tazón de nobles le presentó crema.
26 Tendió su mano a la estaca, su diestra al mazo de los trabajadores, y golpeó a Sísara: Hirió su cabeza, le horadó y atravesó sus sienes.
27 Cayó encorvado a sus pies, quedó tendido; a sus pies cayó encorvado; donde se encorvó, allí cayó muerto.<16>
28 "La madre de Sísarase asoma a la ventana, y por entre las celosías dice a voces: "¿Por qué tarda su carro en venir? ¿Por qué las ruedas de sus carros se detienen?"
29 Las más avisadas de sus damas le respondían, y aun ella se respondía a sí misma:
30 "¿No será que han hallado botín y lo están repartiendo? A cada uno, una doncella o dos; las vestiduras de colores para Sísara, las vestiduras bordadas de colores; la ropa de color bordada por ambos lados, para los jefes de los que tomaron el botín".
31 Así perezcan todos tus enemigos, Jehová; mas brillen los que te aman, como el sol cuando sale en su esplendor". Y hubo paz en la tierra durante cuarenta años. _______________________=
1 Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y Jehová los entregó en manos de Madián por siete años.<1>
2 Como la mano de Madián los oprimía cada vez más, los hijos de Israel, por temor a los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, cavernas y lugares fortificados.
3 Pues sucedía que cuando Israel tenía algo sembrado, subían los madianitas y amalecitas<2> y los hijos del oriente<3> contra ellos; subían y los atacaban.
4 Acampaban frente a ellos y destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza.<4> No dejaban qué comer en Israel, ni ovejas ni bueyes ni asnos.
5 Con sus tiendas y sus ganados, subían como una inmensa nube de langostas.<5> Ellos y sus camellos eran innumerables, y venían a la tierra para devastarla.
6 De este modo se empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián. Y los hijos de Israel clamaron a Jehová.
7 Cuando los hijos de Israel clamaron a Jehová a causa de los madianitas,<6>
8 Jehová les envió un profeta, el cual les dijo: "Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: "Yo os hice salir de Egipto y os saqué de la casa de servidumbre.
9 Os libré de manos de los egipcios y de manos de todos los que os afligieron, a los cuales eché de delante de vosotros, y os di su tierra.
10 También os dije: Yo soy Jehová, vuestro Dios: No temáis a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis. Sin embargo, no habéis obedecido a mi voz"".<7>
11 Entonces vino el ángel de Jehová<8> y se sentó debajo de la encina que está en Ofra,<9> la cual era de Joás abiezerita. Gedeón,<10> su hijo, estaba sacudiendo el trigo<11> en el lagar, para esconderlo de los madianitas,
12 cuando se le apareció el ángel de Jehová y le dijo:<12>
—Jehová está contigo, hombre esforzado y valiente.<13>
13 Gedeón le respondió:
—Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Dónde están todas esas maravillas que nuestros padres nos han contado, diciendo: "¿No nos sacó Jehová de Egipto?"? Y ahora Jehová nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de los madianitas.
14 Mirándolo Jehová, le dijo:
—Ve con esta tu fuerza y salvarás a Israel de manos de los madianitas. ¿No te envío yo?
15 Gedeón le respondió de nuevo:
—Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo soy el menor en la casa de mi padre.<14>
16 Jehová le dijo:
—Ciertamente yo estaré contigo,<15> y tú derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.
17 Él respondió:
—Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal<16> de que has hablado conmigo.
18 Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a ti y saque mi ofrenda y la ponga delante de ti.
Jehová le contestó:
—Yo esperaré hasta que vuelvas.
19 Gedeón se fue, preparó un cabrito y panes sin levadura de un efa de harina, puso la carne en un canastillo y el caldo en una olla y, sacándolo se lo presentó debajo de aquella encina.
20 Entonces el ángel de Dios le dijo:
—Toma la carne y los panes sin levadura, ponlos sobre esta peña y vierte el caldo.
Él lo hizo así.
21 Extendiendo el ángel de Jehová el cayado que tenía en su mano, tocó con la punta la carne y los panes sin levadura, y subió fuego de la peña, el cual consumió la carne y los panes sin levadura. Luego el ángel de Jehová desapareció de su vista.
22 Al ver Gedeón que era el ángel de Jehová, dijo:
—Ah, Señor Jehová, he visto al ángel de Jehová cara a cara.<17>
23 Pero Jehová le dijo:
—La paz sea contigo. No tengas temor, no morirás.
24 Gedeón edificó allí altar a Jehová y lo llamó Jehová-salom.<18> Este altar permanece hasta hoy en Ofra de los abiezeritas.
25 Aconteció que esa misma noche le dijo Jehová: "Toma un toro del hato de tu padre, el segundo toro, el de siete años, y derriba el altar de Baal<19> que tiene tu padre; corta también la imagen de Asera que se halla junto a él
26 y edifica altar a Jehová, tu Dios, en la cumbre de este peñasco, en lugar conveniente. Toma después aquel segundo toro y sacrifícalo en holocausto con la madera de la imagen de Asera que habrás cortado".
27 Entonces Gedeón tomó diez hombres de entre sus siervos e hizo como Jehová le dijo. Pero temiendo hacerlo de día, a causa de la familia de su padre y de los hombres de la ciudad, lo hizo de noche.
28 Por la mañana, cuando los de la ciudad se levantaron, el altar de Baal estaba derribado, y había sido cortada la imagen de Asera que se hallaba junto a él, y ofrecido aquel toro segundo en holocausto sobre el altar edificado.
29 Y unos a otros se preguntaban:
—¿Quién ha hecho esto?
Buscando e inquiriendo, les dijeron:
—Gedeón hijo de Joás lo ha hecho.
Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Joás:
30 —Saca a tu hijo, para que muera, porque ha derribado el altar de Baal y ha cortado la imagen de Asera que se hallaba junto a él.
31 Pero Joás respondió a todos los que estaban junto a él:
—¿Lucharéis vosotros por Baal? ¿Defenderéis su causa? Cualquiera que contienda por él, que muera esta mañana. Si es un dios, que luche por sí mismo<20> con quien derribó su altar.
32 Aquel día Gedeón fue llamado Jerobaal,<21> esto es: "Luche Baal contra él", por cuanto derribó su altar.
33 Pero todos los madianitas y amalecitas y los del oriente se juntaron a una, y cruzando el Jordán acamparon en el valle de Jezreel.
34 Entonces el espíritu de Jehová vino sobre<22> Gedeón, y cuando este tocó el cuerno, los abiezeritas se reunieron con él.
35 Envió mensajeros por todo Manasés, y también ellos se le unieron; asimismo envió mensajeros a Aser, a Zabulón y a Neftalí, los cuales salieron a su encuentro.
36 Gedeón dijo a Dios: "Si has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho,
37 he aquí que yo pondré un vellón de lana en la era; si el rocío está sobre el vellón solamente, y queda seca toda la otra tierra, entonces entenderé que salvarás a Israel por mi mano, como lo has dicho".
38 Y así aconteció, pues cuando se levantó de mañana, exprimió el vellón para sacarle el rocío, y llenó con él un tazón de agua.
39 Pero Gedeón dijo a Dios: "No se encienda tu ira contra mí si hablo de nuevo: probaré ahora otra vez con el vellón. Te ruego que solamente el vellón quede seco, y el rocío caiga sobre la tierra".<23>
40 Aquella noche lo hizo Dios así; solo el vellón quedó seco, y en toda la tierra hubo rocío. _______________________=
1 Jerobaal, que es otro nombre de Gedeón, y todos los que estaban con él, se levantaron de mañana y acamparon junto a la fuente Harod.<1> El campamento de los madianitas les quedaba entonces al norte, en el valle, más allá del collado de More.<2>
2 Jehová dijo a Gedeón: "Hay mucha gente contigo para que yo entregue a los madianitas en tus manos, pues Israel puede jactarse contra mí, diciendo: "Mi mano me ha salvado".<3>
3 Ahora, pues, haz pregonar esto a oídos del pueblo: "Quien tema y se estremezca,<4> que madrugue y regrese a su casa<5> desde el monte de Galaad"". Regresaron de los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil.
4 Jehová dijo de nuevo a Gedeón: "Aún son demasiados; llévalos a beber agua y allí los pondré a prueba. Del que yo te diga: "Vaya este contigo", irá contigo; pero de cualquiera que yo te diga: "Que este no vaya contigo", el tal no irá".
5 Entonces Gedeón llevó el pueblo a las aguas, y Jehová le dijo: "A cualquiera que lama las aguas con la lengua como lo hace el perro, lo pondrás aparte; y lo mismo harás con cualquiera que doble sus rodillas para beber".
6 El número de los que lamieron llevándose el agua a la boca con la mano fue de trescientos hombres; el resto del pueblo dobló sus rodillas para beber las aguas.
7 Entonces Jehová dijo a Gedeón: "Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré y entregaré a los madianitas en tus manos; váyase toda la demás gente cada uno a su lugar".
8 Habiendo tomado provisiones para el pueblo, y sus trompetas, envió a todos los israelitas cada uno a su tienda, y retuvo a aquellos trescientos hombres. El campamento de Madián le quedaba abajo, en el valle.
9 Aconteció que aquella noche Jehová le dijo: "Levántate y desciende al campamento, porque yo lo he entregado en tus manos.
10 Si tienes temor de descender, baja al campamento con tu criado Fura,
11 y oirás lo que hablan. Entonces te animarás y descenderás a atacarlos". Gedeón descendió con su criado Fura hasta los puestos avanzados de la gente armada que estaba en el campamento.
12 Los madianitas, los amalecitas y los hijos del oriente se habían esparcido por el valle como una plaga de langostas, y sus camellos eran innumerables como la arena que se acumula a la orilla del mar.
13 En el momento en que llegó Gedeón, un hombre contaba un sueño a su compañero, diciendo:
—He tenido un sueño: Veía un pan de cebada que rodaba hasta el campamento de Madián. Llegó a la tienda y la golpeó de tal manera que cayó; la trastornó de arriba abajo y la tienda cayó.<6>
14 Su compañero respondió:
—Esto no representa otra cosa sino la espada de Gedeón hijo de Joás, varón de Israel. Dios ha entregado en sus manos a los madianitas con todo el campamento.
15 Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, adoró. Después volvió al campamento de Israel y dijo: "Levantaos, porque Jehová ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos".
16 Y repartiendo los trescientos hombres en tres escuadrones,<7> puso trompetas en manos de todos ellos, y cántaros vacíos con antorchas ardiendo dentro de los cántaros,
17 y entonces les dijo: "Miradme a mí y haced como hago yo; cuando yo llegue al extremo del campamento, haréis vosotros como hago yo.
18 Tocaré la trompeta, y también todos los que estarán conmigo; entonces vosotros tocaréis las trompetas alrededor de todo el campamento, gritando: "¡Por Jehová y por Gedeón!""
19 Llegaron, pues, Gedeón y los cien hombres que este llevaba consigo, al extremo del campamento, cuando acababan de renovar los centinelas de la guardia de la medianoche.<8> Tocaron entonces las trompetas y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos.
20 Los tres escuadrones tocaron las trompetas y, quebrando los cántaros, tomaron con la mano izquierda las antorchas y con la derecha las trompetas que tocaban, y gritaron:
—¡Por la espada de Jehová y de Gedeón!
21 Los israelitas se mantuvieron firmes cada uno en su puesto alrededor del campamento, y todo el ejército madianita echó a correr dando gritos y huyendo.<9>
22 Mientras los trescientos tocaban las trompetas, Jehová puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento. Y el ejército huyó hasta Bet-sita, en dirección de Zerera, hasta la frontera de Abel-mehola, en Tabat.<10>
23 Se reunieron entonces los de Israel, de Neftalí, de Aser y de todo Manasés, y persiguieron a los madianitas.
24 Gedeón también envió mensajeros por todo el monte de Efraín, que decían: "Descended al encuentro de los madianitas; tomad los vados de Bet-bara y del Jordán antes que ellos lleguen". Unidos, todos los hombres de Efraín tomaron los vados de Bet-bara y del Jordán.
25 Capturaron a dos príncipes de los madianitas, Oreb y Zeeb;<11> mataron a Oreb en la peña de Oreb, y a Zeeb lo mataron en el lagar de Zeeb. Después que persiguieron a los madianitas, trajeron las cabezas de Oreb y de Zeeb a Gedeón, que estaba al otro lado del Jordán. _______________________=
1 Pero los hombres de Efraín le dijeron:
—¿Qué es esto que has hecho con nosotros? ¿Acaso nos llamaste cuando ibas a la guerra contra Madián?
Y le reconvinieron fuertemente.<1>
2 Gedeón les respondió:
—¿Qué he hecho yo ahora comparado con vosotros? ¿No es lo que queda en los campos de Efraín mejor que la vendimia completa de Abiezer?<2>
3 Dios ha entregado en vuestras manos a Oreb y a Zeeb,<3> príncipes de Madián; ¿qué he podido yo hacer comparado con vosotros? El enojo de ellos contra Gedeón se aplacó después que les habló así.<4>
4 Llegó Gedeón al Jordán y lo pasaron él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados, pero todavía persiguiendo a los de Madián.
5 Luego dijo a los de Sucot:<5>
—Os ruego que deis a la gente que me sigue algunos bocados de pan, porque están cansados y yo persigo a Zeba y a Zalmuna, reyes de Madián.
6 Los principales de Sucot respondieron:
—¿Están ya Zeba y Zalmuna en tus manos, para que demos pan a tu ejército?
7 Gedeón dijo:
—Cuando Jehová haya entregado en mis manos a Zeba y a Zalmuna, desgarraré vuestra carne con espinos y abrojos del desierto.
8 De allí subió a Peniel<6> y les dijo las mismas palabras. Los de Peniel le respondieron como habían respondido los de Sucot.
9 Gedeón habló también a los de Peniel, diciendo: "Cuando yo vuelva en paz, derribaré esta torre".
10 Zeba y Zalmuna estaban en Carcor<7> con un ejército como de quince mil hombres, los que quedaban de todo el ejército de los hijos del oriente, pues habían caído ciento veinte mil hombres que sacaban espada.<8>
11 Subiendo, pues, Gedeón por el camino de los que vivían en tiendas al oriente de Noba y de Jogbeha,<9> atacó el campamento, porque el ejército no estaba en guardia.
12 Zeba y Zalmuna huyeron, pero Gedeón los persiguió, capturó a los dos reyes de Madián, Zeba y Zalmuna, y llenó de espanto a todo el ejército.
13 Cuando Gedeón hijo de Joás regresaba de la batalla, antes que el sol subiera,
14 capturó a un joven de los hombres de Sucot y lo interrogó. Él le dio por escrito<10> los nombres de los principales y de los ancianos de Sucot: setenta y siete hombres.
15 Entonces entró en Sucot y dijo a los del pueblo: "Aquí están Zeba y Zalmuna, por causa de los cuales os burlasteis de mí, diciendo: "¿Están ya en tus manos Zeba y Zalmuna, para que demos nosotros pan a tus hombres cansados?""
16 Tomó Gedeón espinos y abrojos del desierto y con ellos castigó a los ancianos de Sucot.
17 Asimismo derribó la torre de Peniel y mató a los de la ciudad.
18 Luego dijo a Zeba y a Zalmuna:
—¿Qué aspecto tenían aquellos hombres que matasteis en Tabor?
Ellos respondieron:
—Como tú, así eran ellos; cada uno parecía hijo de rey.
19 Entonces Gedeón gritó:
—Mis hermanos eran, hijos de mi madre.<11> ¡Vive Jehová, que si les hubierais conservado la vida, yo no os mataría!
20 Y dijo a Jeter, su primogénito: "Levántate y mátalos". Pero el joven no desenvainó su espada, porque tenía temor, pues aún era muchacho.
21 Entonces dijeron Zeba y Zalmuna: "Levántate y mátanos tú, porque según es el hombre, así es su valentía". Gedeón se levantó, mató a Zeba y a Zalmuna y tomó los adornos de lunetas que sus camellos traían al cuello.
22 Los israelitas dijeron a Gedeón:
—Sé tú nuestro señor, y también tu hijo y tu nieto, pues que nos has librado de manos de Madián.
23 Pero Gedeón respondió:
—No seré señor sobre vosotros, ni lo será mi hijo. Jehová será vuestro Señor.<12>
24 Y añadió:
—Quiero haceros una petición: que cada uno me dé los zarcillos de su botín<13> (pues traían zarcillos de oro, porque eran ismaelitas).<14>
25 Ellos respondieron:
—De buena gana te los daremos.
Y tendiendo un manto, echó allí cada uno los zarcillos de su botín.<15>
26 El peso de los zarcillos de oro que él pidió fue de mil setecientos siclos de oro, sin contar las lunetas, las joyas ni los vestidos de púrpura que traían los reyes de Madián, ni tampoco los collares que traían al cuello sus camellos.
27 Gedeón hizo con todo eso un efod,<16> que mandó guardar en su ciudad de Ofra. Y todo Israel se prostituyó tras ese efod en aquel lugar, el cual se volvió tropezadero para Gedeón y su casa.
28 Así fue sometido Madián delante de los hijos de Israel, y nunca más volvió a levantar cabeza. Y hubo paz en la tierra durante cuarenta años en los días de Gedeón.
29 Luego Jerobaal hijo de Joás se fue a vivir a su casa,
30 y tuvo Gedeón setenta hijos que constituyeron su descendencia, porque tenía muchas mujeres.
31 También su concubina, que estaba en Siquem le dio un hijo, al cual llamó Abimelec.
32 Murió Gedeón hijo de Joás en buena vejez y fue sepultado en el sepulcro de su padre Joás, en Ofra de los abiezeritas.
33 Pero aconteció que cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse yendo tras los baales, y escogieron por dios a Baal-berit.<17>
34 No se acordaron los hijos de Israel de Jehová, su Dios, que los había librado de todos los enemigos de su alrededor,
35 ni se mostraron agradecidos con la casa de Jerobaal, o sea, de Gedeón, conforme a todo el bien que él había hecho a Israel. _______________________=
1 Abimelec hijo de Jerobaal<1> fue a Siquem,<2> a los hermanos de su madre, y dijo a ellos y a toda la familia de la casa del padre de su madre:
2 "Yo os ruego que digáis a todos los de Siquem:<3> "¿Qué os parece mejor, que os gobiernen setenta hombres, todos los hijos de Jerobaal,<4> o que os gobierne un solo hombre?" Acordaos que yo soy hueso vuestro y carne vuestra".
3 Hablaron por él los hermanos de su madre a todos los de Siquem todas estas palabras, y el corazón de ellos se inclinó a favor de Abimelec, porque decían: "Nuestro hermano es".
4 Además le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal-berit,<5> con los cuales Abimelec alquiló hombres ociosos y vagabundos que lo siguieran.
5 Y yendo a la casa de su padre en Ofra,<6> mató a sus hermanos, los setenta hijos de Jerobaal, sobre una misma piedra; pero quedó Jotam, el hijo menor de Jerobaal, que se escondió.<7>
6 Entonces se juntaron todos los de Siquem con toda la casa de Milo,<8> y fueron y proclamaron rey a Abimelec<9> cerca de la llanura del pilar que estaba en Siquem.
7 Cuando se lo dijeron a Jotam, este subió a la cumbre del monte Gerizim,<10> y alzando su voz clamó: "Oídme, hombres de Siquem, y así también os oiga Dios:
8 Fueron una vez los árbolesa elegirse un rey y dijeron al olivo: "Reina sobre nosotros".
9 Pero el olivo respondió: "¿He de dejar mi aceite, con el cualse honra a Dios y a los hombres, para reinar sobre los árboles?"
10 "Dijeron, pues, los árboles a la higuera: "Anda tú, reina sobre nosotros".
11 La higuera respondió: "¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto para reinar sobre los árboles?"
12 "Dijeron luego los árboles a la vid: "Pues ven tú, reina sobre nosotros".
13 La vid les respondió: "¿He de dejar mi vino, que alegra a Dios y a los hombres, para reinar sobre los árboles?"
14 "Todos los árboles rogaron entonces a la zarza: "Anda tú, reina sobre nosotros".
15 Pero la zarza respondió a los árboles: "Si en verdad me proclamáis rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano".<11>
16 "Ahora, bien: ¿Habéis procedido con verdad y con integridad al hacer rey a Abimelec? ¿Habéis actuado bien con Jerobaal y con su casa, le habéis pagado conforme a la obra de sus manos?
17 Mi padre peleó por vosotros y expuso su vida al peligro para libraros de manos de Madián,
18 y vosotros os habéis levantado hoy contra la casa de mi padre y habéis matado a sus setenta hijos sobre una misma piedra, y habéis puesto por rey sobre los de Siquem a Abimelec, hijo de su criada, debido a que es vuestro hermano.
19 Si con verdad y con integridad habéis procedido hoy con Jerobaal y con su casa, que gocéis de Abimelec y él goce de vosotros.
20 Y si no, fuego salga de Abimelec y consuma a los de Siquem y a la casa de Milo, y fuego salga de los de Siquem y de la casa de Milo y consuma a Abimelec".
21 Jotam escapó y huyó, se fue a Beer<12> y allí se quedó por miedo de su hermano Abimelec.
22 Después que Abimelec hubo dominado sobre Israel tres años,
23 envió Dios un espíritu de discordia entre Abimelec y los hombres de Siquem, y los de Siquem se rebelaron contra Abimelec,
24 para que la violencia hecha a los setenta hijos de Jerobaal, y su sangre, recayera sobre su hermano Abimelec, que los mató, y sobre los hombres de Siquem que lo ayudaron a matar a sus hermanos.
25 Los de Siquem pusieron en las cumbres de los montes asechadores que robaban a todos los que pasaban junto a ellos por el camino.<13> De esto se dio aviso a Abimelec.
26 Un día, Gaal hijo de Ebed pasó con sus hermanos por Siquem, y los de Siquem pusieron en él su confianza.
27 Salieron al campo, recogieron y pisaron la uva, e hicieron fiesta: entraron en el templo de sus dioses y, comiendo y bebiendo, maldijeron a Abimelec.
28 Entonces Gaal hijo de Ebed dijo: "¿Quién es Abimelec, y qué es Siquem, para que nosotros le sirvamos? ¿No es hijo de Jerobaal? ¿No es Zebul su ayudante? Servid a los hombres de Hamor,<14> padre de Siquem; pero ¿por qué hemos de servir a Abimelec?<15>
29 Ojalá estuviera este pueblo bajo mi mano; enseguida arrojaría yo a Abimelec, y le diría: "Refuerza tus ejércitos, y sal a pelear"".
30 Cuando Zebul,<16> gobernador de la ciudad, oyó las palabras de Gaal hijo de Ebed, se encendió en ira
31 y envió secretamente mensajeros a decir a Abimelec: "Gaal hijo de Ebed y sus hermanos han venido a Siquem y están sublevando la ciudad contra ti.
32 Levántate, pues, ahora de noche, tú y el pueblo que está contigo, y pon emboscadas en el campo.
33 Por la mañana, al salir el sol, madruga y cae sobre la ciudad. Cuando Gaal y el pueblo que está con él salgan contra ti, tú harás con él según se presente la ocasión".
34 Levantándose, pues, de noche Abimelec y todo el pueblo que con él estaba, pusieron emboscada contra Siquem con cuatro compañías.
35 Cuando Gaal hijo de Ebed salió, se puso a la entrada de la puerta de la ciudad. Entonces Abimelec y todo el pueblo que con él estaba salieron de sus escondites.
36 Al verlos, Gaal dijo a Zebul:
—He allí gente que desciende de las cumbres de los montes.
Zebul le respondió:
—Tú ves la sombra de los montes como si fueran hombres.
37 Volvió Gaal a hablar, y dijo:
—He allí gente que desciende de en medio de la tierra,<17> y una tropa que viene por el camino de la encina de los adivinos.
38 Zebul le respondió:
—¿Cómo es que antes decías: "¿Quién es Abimelec para que lo sirvamos?"? ¿No es este el pueblo que tenías en poco? Sal pues, ahora, y pelea con él.
39 Gaal salió al frente de los de Siquem y peleó contra Abimelec.
40 Pero Abimelec lo persiguió; Gaal huyó de él y muchos cayeron heridos hasta la puerta misma de la ciudad.
41 Abimelec se quedó en Aruma, y Zebul echó fuera de Siquem a Gaal y a sus hermanos para que no habitaran en Siquem.
42 Aconteció al siguiente día, que el pueblo salió al campo. Le dieron aviso a Abimelec,
43 el cual tomó a su gente, la repartió en tres compañías y puso emboscadas en el campo. Cuando miró, vio al pueblo que salía de la ciudad. Entonces se levantó contra ellos y los atacó.
44 Abimelec y la compañía que estaba con él acometieron con ímpetu y se detuvieron a la entrada de la puerta de la ciudad; las otras dos compañías acometieron a todos los que estaban en el campo y los mataron.
45 Abimelec peleó contra la ciudad todo aquel día, la tomó y mató al pueblo que en ella estaba; destruyó la ciudad y la sembró de sal.<18>
46 Cuando oyeron esto todos los que estaban en la torre de Siquem, se metieron en la fortaleza del templo del dios Berit.
47 Avisaron a Abimelec que estaban reunidos los hombres de la torre de Siquem,
48 y subió junto con toda la gente que estaba con él al monte Salmón, tomó un hacha en la mano, cortó una rama de los árboles y, levantándola, se la puso sobre sus hombros, diciéndole al pueblo que estaba con él: "Lo que me habéis visto hacer, apresuraos a hacerlo como yo".
49 Todo el pueblo cortó también cada uno su rama y siguieron a Abimelec; pusieron las ramas junto a la fortaleza del templo y le prendieron fuego con ellas, de modo que todos los de la torre de Siquem murieron, unos mil, entre hombres y mujeres.
50 Después Abimelec marchó sobre Tebes,<19> le puso sitio y tomó la ciudad.
51 En medio de Tebes había una torre fortificada, a la cual se retiraron todos los hombres, las mujeres y todos los señores de la ciudad. Cerraron tras sí las puertas y se subieron al techo de la torre.
52 Llegó Abimelec a la torre y la atacó; pero cuando se acercó a la puerta para prenderle fuego,
53 una mujer dejó caer un pedazo de rueda de molino sobre la cabeza de Abimelec y le rompió el cráneo.
54 Abimelec llamó apresuradamente a su escudero y le dijo: "Saca tu espada y mátame, para que no se diga de mí: "Una mujer lo mató"". Entonces su escudero lo atravesó con la espada, y murió.<20>
55 Cuando los israelitas vieron muerto a Abimelec, se fueron cada uno a su casa.
56 Así pagó Dios a Abimelec el mal que había hecho contra su padre al matar a sus setenta hermanos.
57 Y todo el mal de los hombres de Siquem lo hizo Dios volver sobre sus cabezas. Y se cumplió en ellos la maldición de Jotam hijo de Jerobaal. _______________________=
1 <1> Después de Abimelec, se levantó para librar a Israel<2> Tola<3> hijo de Fúa hijo de Dodo, hombre de Isacar, el cual habitaba en Samir,<4> en los montes de Efraín.
2 Tola juzgó a Israel veintitrés años. Murió y fue sepultado en Samir.
3 Tras él se levantó Jair galaadita,<5> el cual juzgó a Israel veintidós años.
4 Tuvo treinta hijos, que cabalgaban sobre treinta asnos; y tenían treinta ciudades, que se llaman las ciudades de Jair<6> hasta hoy, las cuales están en la tierra de Galaad.
5 Murió Jair y fue sepultado en Camón.
6 Pero los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová y sirvieron a los baales y a Astarot, a los dioses de Siria, a los dioses de Sidón, a los dioses de Moab, a los dioses de los hijos de Amón y a los dioses de los filisteos. Abandonaron a Jehová y no lo sirvieron.<7>
7 Se encendió entonces la ira de Jehová contra Israel, y los entregó en manos de los filisteos y de los hijos de Amón,
8 los cuales oprimieron y quebrantaron a los hijos de Israel en aquel tiempo durante dieciocho años, a todos los hijos de Israel que vivían en Galaad, al otro lado del Jordán, en tierra del amorreo.
9 Los hijos de Amón pasaron el Jordán para hacer también guerra contra Judá, contra Benjamín y contra la casa de Efraín, y sufrió Israel gran aflicción.
10 Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová, diciendo:
—Nosotros hemos pecado contra ti, porque hemos dejado a nuestro Dios y servido a los baales.
11 Jehová respondió a los hijos de Israel:
—¿No habéis sido oprimidos de Egipto, de los amorreos,<8> de los amonitas, de los filisteos,
12 de los de Sidón,<9> de Amalec y de Maón? Y cuando clamasteis a mí, ¿no os libré de sus manos?
13 Pero vosotros me habéis dejado y habéis servido a dioses ajenos; por tanto, yo no os libraré más.
14 Andad y clamad a los dioses que habéis elegido; que ellos os libren en el tiempo de vuestra aflicción.<10>
15 Los hijos de Israel respondieron a Jehová:
—Hemos pecado; haz con nosotros como bien te parezca. Solo te rogamos que nos libres en este día.
16 Quitaron, pues, de en medio de ellos los dioses ajenos y sirvieron a Jehová. Y él se angustió a causa de la aflicción de Israel.<11>
17 Entonces se juntaron los hijos de Amón y acamparon en Galaad;<12> se juntaron asimismo los hijos de Israel y acamparon en Mizpa.
18 Y los príncipes y el pueblo de Galaad se dijeron unos a otros: "¿Quién comenzará la batalla contra los hijos de Amón? El que lo haga será el caudillo de todos los que habitan en Galaad". _______________________=
1 Jefté,<1> el galaadita, era esforzado y valeroso. Era hijo de una ramera y de un hombre llamado Galaad.<2>
2 Pero también la mujer de Galaad le dio hijos, los cuales, cuando crecieron, echaron fuera a Jefté, diciéndole: "No heredarás en la casa de nuestro padre, porque eres hijo de otra mujer".
3 Huyó, pues, Jefté de sus hermanos, y se fue a vivir en tierra de Tob,<3> donde reunió una banda de hombres ociosos que salían con él.
4 Aconteció andando el tiempo, que los hijos de Amón<4> hicieron guerra contra Israel.
5 Cuando ello sucedió, los ancianos de Galaad fueron a traer a Jefté de la tierra de Tob,
6 y le dijeron:
—Ven, para que seas nuestro jefe en la guerra contra los hijos de Amón.
7 Jefté respondió a los ancianos de Galaad:
—¿No me aborrecisteis vosotros y me echasteis de la casa de mi padre? ¿Por qué, pues, venís ahora a mí cuando estáis en aflicción?
8 Los ancianos de Galaad respondieron a Jefté:
—Por esta misma causa volvemos ahora a ti, para que vengas con nosotros a pelear contra los hijos de Amón y a ser el caudillo de todos los que vivimos en Galaad.
9 Jefté dijo entonces a los ancianos de Galaad:
—Si me hacéis volver para que pelee contra los hijos de Amón, y Jehová los entrega delante de mí, ¿seré yo vuestro caudillo?
10 Los ancianos de Galaad respondieron a Jefté:
—Jehová sea testigo entre nosotros si no hacemos como tú dices.
11 Fue, pues, Jefté con los ancianos de Galaad y el pueblo lo eligió como su caudillo y jefe. En Mizpa, Jefté repitió todas sus palabras delante de Jehová,<5>
12 y envió mensajeros al rey de los amonitas, diciendo:
—¿Qué tienes tú conmigo, para venir a hacer guerra contra mi tierra?
13 El rey de los amonitas respondió a los mensajeros de Jefté:
—Por cuanto Israel, cuando subió de Egipto, tomó mi tierra, desde el Arnón hasta el Jaboc y el Jordán, devuélvela tú ahora en paz.
14 Jefté envió otros mensajeros al rey de los amonitas,
15 con el siguiente mensaje:
—Jefté ha dicho esto: "Israel no tomó tierra de Moab ni tierra de los hijos de Amón.
16 Porque cuando Israel subió de Egipto y anduvo por el desierto hasta el Mar Rojo, llegó a Cades.
17 Entonces Israel envió mensajeros al rey de Edom, diciendo: Yo te ruego que me dejes pasar por tu tierra, pero el rey de Edom no los escuchó. También envió mensajeros al rey de Moab, el cual tampoco quiso. Israel, por tanto, se quedó en Cades.<6>
18 Después, yendo por el desierto, rodeó la tierra de Edom<7> y la tierra de Moab y, viniendo por el lado oriental de la tierra de Moab, acampó al otro lado de Arnón, pero no entró en territorio de Moab, porque Arnón es territorio de Moab.
19 Asimismo envió Israel mensajeros a Sehón, rey de los amorreos, rey de Hesbón, diciéndole: Te ruego que me dejes pasar por tu tierra hasta mi lugar.
20 Pero Sehón no se fió de Israel para darle paso por su territorio, sino que reuniendo toda su gente acampó en Jahaza<8> y peleó contra Israel.
21 Pero Jehová, Dios de Israel, entregó a Sehón y a todo su pueblo en manos de Israel, y los derrotó. De esta manera se apoderó Israel de toda la tierra de los amorreos que habitaban en aquel país.
22 También se apoderó de todo el territorio del amorreo desde el Arnón hasta el Jaboc, y desde el desierto hasta el Jordán.<9>
23 Así que, ¿pretendes tú apoderarte de lo que Jehová, Dios de Israel, le quitó al amorreo en favor de su pueblo Israel?
24 Lo que te haga poseer Quemos,<10> tu dios, ¿no lo poseerías tú? Así, todo lo que Jehová, nuestro Dios, nos ha dado, nosotros lo poseeremos.
25 ¿Eres tú ahora mejor en algo que Balac hijo de Zipor, rey de Moab? ¿Tuvo él alguna reclamación contra Israel o hizo guerra contra nosotros?<11>
26 Ya hace trescientos años que Israel habita en Hesbón y sus aldeas, en Aroer y sus aldeas, y en todas las ciudades que están en el territorio del Arnón, ¿por qué no las habéis recobrado en todo ese tiempo?
27 Así que, yo en nada he pecado contra ti, pero tú haces mal peleando contra mí. Jehová, que es el juez, juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de Amón".
28 Pero el rey de los hijos de Amón no atendió a estas razones que Jefté le había enviado.
29 Entonces el espíritu de Jehová vino sobre<12> Jefté, y este recorrió Galaad y Manasés.<13> De allí pasó a Mizpa de Galaad, y de Mizpa de Galaad pasó a los hijos de Amón.
30 Entonces Jefté hizo voto a Jehová, diciendo:<14> "Si entregas a los amonitas en mis manos,
31 cualquiera que salga de las puertas de mi casa a recibirme cuando yo regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová y lo ofreceré en holocausto".<15>
32 Jefté fue a pelear contra los hijos de Amón, y Jehová los entregó en sus manos.
33 Desde Aroer y hasta llegar a Minit conquistó veinte ciudades, y hasta la Vega de las viñas los derrotó con gran estrago. Así fueron sometidos los amonitas por los hijos de Israel.
34 Cuando volvió Jefté a Mizpa, a su casa, su hija salió a recibirlo con panderos y danzas.<16> Ella era sola, su hija única; fuera de ella no tenía hijo ni hija.
35 Cuando él la vio, rasgó sus vestidos, diciendo:
—¡Ay, hija mía!, en verdad que me has afligido, y tú misma has venido a ser causa de mi dolor, porque le he dado mi palabra a Jehová y no podré retractarme.<17>
36 Ella entonces le respondió:
—Padre mío, si le has dado tu palabra a Jehová, haz conmigo conforme a lo que prometiste, ya que Jehová te ha permitido vengarte de tus enemigos, los hijos de Amón.
37 Y añadió:
—Concédeme esto: déjame que por dos meses vaya y descienda por los montes a llorar mi virginidad junto con mis compañeras.<18>
38 Jefté le respondió:
—Ve.
La dejó por dos meses. Fue con sus compañeras y lloró su virginidad por los montes.
39 Pasados los dos meses volvió a su padre, quien cumplió el voto que había hecho. La hija de Jefté nunca conoció varón.<19>
40 Por eso es costumbre en Israel que todos los años vayan las doncellas de Israel a llorar a la hija de Jefté, el galaadita, durante cuatro días. _______________________=
1 Los hombres de la tribu de Efraín se reunieron, pasaron hacia el norte<1> y dijeron a Jefté:
—¿Por qué fuiste a hacer guerra contra los hijos de Amón, y no nos llamaste para que fuéramos contigo? ¡Quemaremos ahora tu casa contigo dentro!<2>
2 Jefté les respondió:
—Yo y mi pueblo teníamos una gran contienda con los hijos de Amón; os llamé, pero no me defendisteis de ellos.
3 Viendo, pues, que no me defendíais, arriesgué mi vida,<3> ataqué a los hijos de Amón, y Jehová me los entregó. ¿Por qué, pues, habéis subido hoy para pelear conmigo?
4 Entonces reunió Jefté<4> a todos los hombres de Galaad y peleó contra Efraín.<5> Y los de Galaad derrotaron a Efraín, porque habían dicho: "Vosotros sois fugitivos de Efraín, vosotros los galaaditas, que habitáis entre Efraín y Manasés".
5 Los galaaditas tomaron los vados del Jordán a los de Efraín, y cuando los fugitivos de Efraín llegaban y decían:
—Quiero pasar, los de Galaad les preguntaban:
—¿Eres tú efrateo?
Si él respondía que no,
6 entonces le decían:
—Ahora, pues, di "Shibolet".
Si decía "Sibolet",<6> porque no podía pronunciarlo correctamente, le echaban mano y lo degollaban junto a los vados del Jordán. Así murieron cuarenta y dos mil de los de Efraín.
7 Jefté juzgó a Israel seis años. Murió Jefté, el galaadita, y fue sepultado en una de las ciudades de Galaad.
8 <7> Después de él juzgó a Israel Ibzán, de Belén,<8>
9 quien tuvo treinta hijos y treinta hijas, las cuales casó con gente de fuera, y tomó de fuera treinta hijas para sus hijos. Juzgó a Israel siete años.
10 Murió Ibzán y fue sepultado en Belén.
11 Después de él juzgó a Israel Elón, el zabulonita,<9> quien juzgó a Israel diez años.
12 Murió Elón, el zabulonita, y fue sepultado en Ajalón,<10> en la tierra de Zabulón.
13 Después de él juzgó a Israel Abdón hijo de Hilel, el piratonita.<11>
14 Este tuvo cuarenta hijos y treinta nietos que cabalgaban sobre setenta asnos. Juzgó a Israel ocho años.
15 Murió Abdón hijo de Hilel piratonita y fue sepultado en Piratón, en la tierra de Efraín, en el monte de Amalec.<12> _______________________=
1 <1> Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová,<2> y Jehová los entregó en manos de los filisteos<3> por cuarenta años.<4>
2 En Zora,<5> de la tribu de Dan,<6> había un hombre que se llamaba Manoa. Su mujer nunca había tenido hijos, porque era estéril.<7>
3 A esta mujer se le apareció el ángel de Jehová<8> y le dijo: "Tú eres estéril y nunca has tenido hijos, pero concebirás y darás a luz un hijo.<9>
4 Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda,
5 pues concebirás y darás a luz un hijo. No pasará navaja sobre su cabeza, porque el niño será nazareo<10> para Dios desde su nacimiento,<11> y comenzará a salvar a Israel de manos de los filisteos".<12>
6 La mujer fue y se lo contó a su marido, diciendo: "Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era muy temible como el de un ángel de Dios. No le pregunté de dónde venía ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre.
7 Pero sí me dijo: "He aquí que tú concebirás y darás a luz un hijo; por tanto, desde ahora no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda, porque este niño será nazareo para Dios desde su nacimiento hasta el día de su muerte"".
8 Entonces oró Manoa a Jehová, y dijo: "Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel hombre de Dios que enviaste regrese ahora a nosotros y nos enseñe lo que debemos hacer con el niño que ha de nacer".
9 Dios oyó la voz de Manoa. Hallándose la mujer en el campo, el ángel de Dios vino otra vez a ella; pero Manoa, su marido, no estaba presente.
10 La mujer corrió prontamente a avisar a su marido, diciéndole: "Mira que se me ha aparecido aquel hombre que vino a mí el otro día".
11 Se levantó Manoa y fue con ella a donde estaba el hombre, y le dijo:
—¿Eres tú el hombre que habló con mi mujer?
Él respondió:
—Yo soy.
12 Entonces Manoa le preguntó:
—Cuando tus palabras se cumplan, ¿cuál debe ser la manera de vivir del niño y qué debemos hacer con él?
13 El ángel de Jehová contestó a Manoa:
—La mujer se guardará de todas las cosas que yo le dije:
14 No tomará nada que proceda de la vid, no beberá vino ni sidra, ni comerá cosa inmunda. Guardará todo lo que le mandé.<13>
15 Entonces Manoa dijo al ángel de Jehová:
—Te ruego que nos permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito.
16 El ángel de Jehová respondió a Manoa:
—Aunque me detengas, no comeré de tu pan; pero si quieres hacer un holocausto, ofrécelo a Jehová.
(Manoa no sabía aún que aquel hombre era el ángel de Jehová.)
17 Entonces preguntó Manoa al ángel de Jehová:
—¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te honremos?
18 El ángel de Jehová respondió:
—¿Por qué preguntas por mi nombre, que es un nombre admirable?<14>
19 Tomó, pues, Manoa un cabrito y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová. Entonces el ángel hizo un milagro ante los ojos de Manoa y de su mujer.<15>
20 Porque aconteció que cuando la llama subió del altar hacia el cielo, Manoa y su mujer vieron al ángel de Jehová subir en la llama del altar. Entonces se postraron en tierra.
21 Manoa supo entonces que era el ángel de Jehová, pues no se les volvió a aparecer ni a él ni a su mujer.
22 Y dijo Manoa a su mujer:
—Ciertamente moriremos, porque hemos visto a Dios.<16>
23 Su mujer le respondió:
—Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto.
24 A su tiempo, la mujer dio a luz un hijo y le puso por nombre Sansón.<17> El niño creció<18> y Jehová lo bendijo.
25 En los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol,<19> el espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él.<20> _______________________=
1 <1> Descendió Sansón a Timnat<2> y vio allí a una mujer de las hijas de los filisteos.
2 Regresó entonces y lo contó a su padre y a su madre, diciendo:
—He visto en Timnat una mujer de las hijas de los filisteos; os ruego que me la toméis por mujer.
3 Su padre y su madre le dijeron:
—¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo,<3> para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos?<4>
Sansón respondió a su padre:
—Tómame esta por mujer, porque ella me agrada.<5>
4 Su padre y su madre no sabían que esto venía de Jehová, porque él buscaba ocasión contra los filisteos, pues en aquel tiempo los filisteos dominaban sobre Israel.<6>
5 Sansón descendió con su padre y con su madre a Timnat. Cuando llegaron a las viñas de Timnat, un león joven vino rugiendo hacia él.
6 Entonces el espíritu de Jehová vino sobre Sansón, quien despedazó al león como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en sus manos. Él no contó ni a su padre ni a su madre lo que había hecho.
7 Descendió, pues, y habló con la mujer; y ella agradó a Sansón.
8 Al volver después de algunos días para tomarla, se apartó del camino para ver el cuerpo muerto del león; y vio que en el cuerpo del león había un enjambre de abejas y un panal de miel.
9 Tomándolo en sus manos, fue comiéndose la miel por el camino. Cuando alcanzó a su padre y a su madre, les dio también a ellos para que comieran, pero no les reveló que aquella miel la había tomado del cuerpo del león.<7>
10 Fue, pues, su padre adonde estaba la mujer, y Sansón hizo allí un banquete, porque así solían hacer los jóvenes.
11 Aconteció que cuando los filisteos lo vieron, tomaron treinta compañeros<8> para que estuvieran con él.
12 A estos treinta dijo Sansón:
—Yo os propondré ahora un enigma; si en los siete días del banquete me lo explicáis y descifráis, yo os daré treinta vestidos de lino y treinta vestidos de fiesta.
13 Pero si no me lo podéis descifrar, entonces vosotros me daréis a mí los treinta vestidos de lino y los vestidos de fiesta.
Ellos respondieron:
—Propón tu enigma y lo oiremos.
14 Él les dijo:
—Del devorador salió comida,
y del fuerte salió dulzura.
Ellos no pudieron descifrar el enigma en tres días.
15 Al séptimo día dijeron a la mujer de Sansón: "Induce a tu marido a que nos explique este enigma, para que no te quememos a ti y a la casa de tu padre. ¿Acaso nos habéis llamado aquí para despojarnos?"
16 Lloró la mujer de Sansón en presencia de él, y dijo:
—Solamente me aborreces, no me amas, pues no me explicas el enigma que propusiste a los hijos de mi pueblo.
Él respondió:
—Ni a mi padre ni a mi madre lo he explicado, ¿y te lo había de explicar a ti?
17 Aquella mujer lloró en presencia de Sansón los siete días que duró el banquete, pero al séptimo día él se lo declaró, porque ella lo presionaba, y la mujer se lo contó a los hijos de su pueblo.
18 Al séptimo día, antes que el sol se pusiera, los de la ciudad le dijeron:
—¿Qué cosa es más dulce que la miel?
¿Y qué cosa es más fuerte que el león?
Sansón les respondió:
—Si no araseis con mi novilla,
nunca habríais descubierto mi enigma.
19 El espíritu de Jehová vino sobre él; descendió Sansón a Ascalón<9> y mató a treinta hombres de ellos y, tomando sus despojos, pagó con las vestiduras a los que habían explicado el enigma. Después, encendido de enojo, regresó a la casa de su padre.
20 Su mujer fue dada a un compañero al que Sansón había tratado como amigo. _______________________=
1 Aconteció después de algún tiempo, en los días de la siega del trigo,<1> que Sansón visitó a su mujer con un cabrito. Al llegar dijo:
—Entraré para ver a mi mujer en la alcoba.
Pero el padre de ella no lo dejó entrar,<2>
2 sino que le dijo:
—Pensé que la aborrecías, y la di a tu compañero. Pero su hermana menor, ¿no es más hermosa que ella? Tómala, pues, en lugar de la mayor.<3>
3 Entonces le dijo Sansón:
—Sin culpa seré esta vez respecto de los filisteos, si les hago mal.
4 Fue Sansón y cazó trescientas zorras,<4> tomó antorchas, juntó cola con cola y puso una antorcha entre cada dos colas.
5 Después, encendiendo las antorchas, soltó las zorras en los sembrados de los filisteos y quemó las mieses amontonadas y en pie, y las viñas y olivares.
6 Los filisteos preguntaron:
—¿Quién hizo esto?
Les contestaron:
—Sansón, el yerno del timnateo, porque le quitó su mujer y la dio a su compañero.
Vinieron luego los filisteos y los quemaron a ella y a su padre.
7 Entonces Sansón les dijo:
—Ya que esto habéis hecho, juro que no descansaré hasta que me haya vengado de vosotros.
8 Y los hirió de tal manera que hizo estragos entre ellos. Después se fue a vivir a la cueva de la peña de Etam.<5>
9 Los filisteos subieron, acamparon en Judá y se extendieron por Lehi.<6>
10 Los de Judá les preguntaron:
—¿Por qué habéis subido contra nosotros?
Ellos respondieron:
—A apresar a Sansón hemos subido, para hacerle como él nos ha hecho.<7>
11 Al oir esto, vinieron tres mil hombres de Judá a la cueva de la peña de Etam y dijeron a Sansón:
—¿No sabes que los filisteos dominan sobre nosotros? ¿Por qué nos has hecho esto?
Él les respondió:
—Yo les he hecho como ellos me hicieron.
12 Entonces los de Judá le dijeron:
—Nosotros hemos venido a prenderte y entregarte en manos de los filisteos.
Sansón les respondió:
—Juradme que vosotros no me mataréis.
13 Ellos le respondieron:
—No; solamente te prenderemos y te entregaremos en sus manos, pero no te mataremos.
Lo ataron luego con dos cuerdas nuevas y lo hicieron salir de la peña.
14 Cuando llegaron a Lehi, los filisteos salieron gritando a su encuentro; pero el espíritu de Jehová vino sobre él y las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como lino quemado con fuego y las ataduras se cayeron de sus manos.
15 Al ver una quijada de asno, fresca aún, extendió la mano, la tomó y mató con ella a mil hombres.
16 Entonces Sansón dijo: "Con la quijada de un asno, un montón, dos montones; con la quijada de un asno maté a mil hombres".
17 Al terminar de decir esto, arrojó la quijada y llamó a aquel lugar Ramat-lehi.<8>
18 Como tenía mucha sed, clamó a Jehová: "Tú has dado esta grande salvación por mano de tu siervo, ¿cómo dejarás que muera yo ahora de sed y caiga en manos de estos incircuncisos?"
19 Entonces abrió Dios la cuenca que hay en Lehi, y salió de allí agua. Sansón bebió, recobró su espíritu y se reanimó. Por esto llamó a aquel lugar (que está en Lehi hasta el día de hoy) En-hacore.<9>
20 Y juzgó Sansón a Israel veinte años, en los días en que dominaban los filisteos. _______________________=
1 Fue Sansón a Gaza<1> y vio allí a una prostituta y se llegó a ella.
2 Cuando les dijeron a los de Gaza: "Sansón ha venido acá", lo rodearon y acecharon durante toda la noche a la puerta de la ciudad. Se mantuvieron callados toda aquella noche, diciéndose: "Cuando aclare el día, entonces lo mataremos".
3 Pero Sansón durmió hasta la medianoche; y a la medianoche se levantó y, tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro y las subió a la cumbre del monte que está delante de Hebrón.<2>
4 Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer llamada Dalila, que vivía en el valle de Sorec.<3>
5 Fueron a visitarla los príncipes de los filisteos y le dijeron:
—Engáñalo y descubre en qué consiste su gran fuerza y cómo podríamos vencerlo. Así podremos atarlo y dominarlo, y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata.
6 Entonces Dalila dijo a Sansón:
—Yo te ruego que me digas en qué consiste tu gran fuerza y cómo hay que atarte para que seas dominado.
7 Sansón le respondió:
—Si me atan con siete mimbres verdes que aún no estén secos, entonces me debilitaré y seré como cualquiera de los hombres.
8 Los príncipes de los filisteos le trajeron siete mimbres verdes que aún no estaban secos, y ella lo ató con ellos.
9 Como ya había situado hombres al acecho en el aposento, Dalila le gritó: "¡Sansón, los filisteos sobre ti!" Él rompió los mimbres como se rompe una cuerda de estopa cuando toca el fuego; y no se supo el secreto de su fuerza.
10 Entonces Dalila dijo a Sansón:
—Tú me has engañado, me has dicho mentiras. Descúbreme, ahora, te ruego, cómo hay que atarte.
11 Él le respondió:
—Si me atan fuertemente con cuerdas nuevas que no se hayan usado, yo me debilitaré y seré como cualquiera de los hombres.
12 Dalila tomó cuerdas nuevas, lo ató con ellas y gritó: "¡Sansón, los filisteos sobre ti!" Otra vez los espías estaban en el aposento, pero él las rompió con sus brazos como un hilo.
13 Dalila dijo a Sansón:
—Hasta ahora me has engañado, y me has mentido. Descúbreme, pues, ahora, cómo hay que atarte.
Él entonces le indicó:
—Entretejiendo siete guedejas de mi cabeza con hilo de tejer y asegurándolas con la estaca.
14 Ella las aseguró con la estaca, y luego gritó: "¡Sansón, los filisteos sobre ti!" Despertando él de su sueño, arrancó la estaca del telar junto con la tela.
15 Dalila se lamentó:
—¿Cómo dices: "Yo te amo", cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza.
16 Y aconteció que, presionándolo ella cada día con sus palabras e importunándolo, el alma de Sansón fue reducida a mortal angustia.
17 Le descubrió, pues, todo su corazón y le dijo:
—Nunca a mi cabeza llegó navaja, porque soy nazareo para Dios desde el vientre de mi madre. Si soy rapado, mi fuerza se apartará de mí, me debilitaré y seré como todos los hombres.
18 Viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los principales de los filisteos, diciendo: "Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón". Los principales de los filisteos vinieron a ella trayendo en sus manos el dinero.
19 Hizo ella que Sansón se durmiera sobre sus rodillas y llamó a un hombre, quien le rapó las siete guedejas de su cabeza. Entonces comenzó ella a afligirlo, pues su fuerza se había apartado de él.
20 Y gritó de nuevo: "¡Sansón, los filisteos sobre ti!" Sansón despertó de su sueño y pensó: "Esta vez me escaparé como las otras". Pero no sabía que Jehová ya se había apartado de él.
21 Enseguida los filisteos le echaron mano, le sacaron los ojos, lo llevaron a Gaza y lo ataron con cadenas para que trabajara en el molino de la cárcel.
22 Pero el cabello de su cabeza comenzó a crecer después que fue rapado.
23 Entonces los principales de los filisteos se juntaron para ofrecer sacrificio a Dagón, su dios,<4> y para alegrarse. Y decían: "Nuestro dios entregó en nuestras manos a Sansón, nuestro enemigo".
24 Y viéndolo el pueblo, alabaron a su dios, diciendo: "Nuestro dios entregó en nuestras manosa nuestro enemigo, al destructor de nuestra tierra, el cual ha dado muerte a muchos de entre nosotros".
25 Y aconteció que cuando sintieron alegría en su corazón, dijeron: "Traed a Sansón para que nos divierta". Trajeron de la cárcel a Sansón y les sirvió de juguete. Luego lo pusieron entre las columnas.
26 Entonces Sansón dijo al joven que lo guiaba de la mano: "Acércame y hazme palpar las columnas sobre las que descansa la casa, para que me apoye sobre ellas".
27 La casa estaba llena de hombres y mujeres, y todos los principales de los filisteos estaban allí. En el piso alto había como tres mil hombres y mujeres que estaban mirando el escarnio de Sansón.
28 Entonces clamó Sansón a Jehová, y dijo: "Señor Jehová, acuérdate ahora de mí y fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos".
29 Asió luego Sansón las dos columnas de en medio, sobre las que descansaba la casa, y echó todo su peso sobre ellas, su mano derecha sobre una y su mano izquierda sobre la otra.
30 Y gritó Sansón: "¡Muera yo con los filisteos!" Después se inclinó con toda su fuerza, y cayó la casa sobre los principales y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Los que mató al morir fueron muchos más que los que había matado durante su vida.
31 Y descendieron sus hermanos y toda la casa de su padre, lo tomaron, se lo llevaron y lo sepultaron entre Zora y Estaol, en el sepulcro de su padre Manoa. Y él juzgó a Israel veinte años. _______________________=
1 <1> En los montes de Efraín vivía un hombre que se llamaba Micaía,<2>
2 el cual dijo a su madre:
—Los mil cien siclos de plata que te robaron, por los cuales maldijiste y de los cuales me hablaste, están en mi poder; yo tomé ese dinero.
Entonces la madre dijo:
—¡Bendito seas de Jehová, hijo mío!
3 Cuando él devolvió los mil cien siclos de plata a su madre, esta dijo:
—En verdad, por mi hijo he dedicado el dinero a Jehová, para hacer una imagen de talla y una de fundición; pero ahora te lo devuelvo.<3>
4 Cuando él devolvió el dinero a su madre, ella tomó doscientos siclos de plata y los dio al fundidor, quien hizo con ellos una imagen de talla y una de fundición,<4> la cual fue puesta en la casa de Micaía.
5 Este hombre Micaía tuvo así un lugar donde adorar a sus dioses. Hizo un efod<5> y unos terafines,<6> y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote.
6 En aquellos días no había rey en Israel y cada cual hacía lo que bien le parecía.<7>
7 Había un joven de Belén de Judá, el cual era levita y forastero allí.<8>
8 Este hombre partió de la ciudad de Belén de Judá para ir a vivir donde pudiera encontrar un lugar. En su viaje llegó a los montes de Efraín, a la casa de Micaía.
9 Micaía le preguntó:
—¿De dónde vienes?
El levita le respondió:
—Soy de Belén de Judá y voy a vivir donde pueda encontrar lugar.<9>
10 Micaía le propuso:
—Quédate en mi casa, y para mí serás padre<10> y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, vestidos y comida.
Y el levita se quedó.
11 Le agradó, pues, al levita quedarse con aquel hombre, y fue para él como uno de sus hijos.
12 Micaía consagró al levita; aquel joven le sirvió de sacerdote y permaneció en casa de Micaía.
13 Entonces Micaía pensó: "Ahora sé que Jehová me prosperará, porque tengo a un levita por sacerdote". _______________________=
1 En aquellos días no había rey en Israel.<1> La tribu de Dan buscaba un territorio propio donde habitar, porque hasta entonces no había obtenido su heredad entre las tribus de Israel.<2>
2 Por eso los hijos de Dan enviaron desde Zora<3> y Estaol<4> cinco hombres de su tribu, hombres valientes, para que reconocieran y exploraran bien la tierra. Y les dijeron: "Id y reconoced la tierra". Estos vinieron al monte de Efraín, hasta la casa de Micaía, y allí posaron.<5>
3 Cuando estaban cerca de la casa de Micaía, reconocieron la voz del joven levita y, llegándose allá, le preguntaron:
—¿Quién te ha traído acá? ¿Qué haces aquí? ¿Qué buscas tú por aquí?
4 Él les respondió:
—De esta y de esta manera ha hecho conmigo Micaía, y me ha tomado para que sea su sacerdote.
5 Ellos le pidieron entonces:
—Pregunta, pues, ahora a Dios, para que sepamos si ha de irnos bien en este viaje que hacemos.
6 El sacerdote les respondió:
—Id en paz: delante de Jehová está el camino en que andáis.
7 Salieron luego aquellos cinco hombres y llegaron a Lais.<6> Vieron que el pueblo que habitaba en esa ciudad estaba seguro, ocioso y confiado, conforme a la costumbre de los de Sidón,<7> sin que nadie en aquella región los perturbara en cosa alguna, ni nadie se enseñoreara sobre ellos. Estaban lejos de los sidonios y no tenían negocios con nadie.
8 Cuando los cinco hombres regresaron a sus hermanos de Zora y Estaol, estos les preguntaron:
—¿Qué hay?
Ellos respondieron:
9 —Levantaos, subamos contra ellos, porque hemos explorado la región y hemos visto que es muy buena. ¿No haréis vosotros nada? No seáis perezosos en poneros en marcha para ir a tomar posesión de la tierra.
10 Cuando vayáis, llegaréis a un pueblo confiado y a una tierra muy espaciosa, pues Dios la ha entregado en vuestras manos; es un lugar donde no falta cosa alguna que haya en la tierra.
11 Entonces salieron de Zora y de Estaol seiscientos hombres de la familia de Dan provistos de armas de guerra.
12 Fueron y acamparon en Quiriat-jearim, en Judá, por lo cual aquel lugar, que está al occidente de Quiriat-jearim,<8> se llama hasta hoy el campamento de Dan.
13 De allí pasaron al monte de Efraín y llegaron hasta la casa de Micaía.
14 Aquellos cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra de Lais dijeron entonces a sus hermanos: "¿No sabéis que en estas casas hay un efod y terafines, una imagen de talla y una de fundición? Mirad, por tanto, lo que habéis de hacer".
15 Cuando llegaron allá, entraron a donde vivía el joven levita, en casa de Micaía, y le preguntaron cómo estaba.
16 Los seiscientos hombres, que eran de los hijos de Dan, estaban armados con sus armas de guerra a la entrada de la puerta.
17 Subiendo luego los cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra, entraron allá y tomaron la imagen de talla, el efod, los terafines y la imagen de fundición, mientras se quedaba el sacerdote a la entrada de la puerta con los seiscientos hombres armados con armas de guerra.
18 Entraron, pues, aquellos hombres en la casa de Micaía y tomaron la imagen de talla, el efod, los terafines y la imagen de fundición. El sacerdote les dijo:
—¿Qué hacéis vosotros?
19 Ellos le respondieron:
—Calla, pon la mano sobre tu boca y ven con nosotros, para que seas nuestro padre y sacerdote. ¿Es acaso mejor ser sacerdote en la casa de un solo hombre que serlo de una tribu y de una familia de Israel?
20 Se alegró el corazón del sacerdote, quien tomó el efod, los terafines y la imagen, y se fue con el pueblo.
21 Ellos iniciaron la marcha y partieron llevando delante a los niños, el ganado y el bagaje.
22 Cuando ya se habían alejado de la casa de Micaía, los hombres que habitaban en las casas cercanas a la de él se juntaron y siguieron a los hijos de Dan.
23 Les gritaron, y los de Dan, volviendo sus rostros, dijeron a Micaía:
—¿Qué tienes, que has juntado gente?
24 Él respondió:
—Os apoderasteis de los dioses que yo hice y de mi sacerdote. Vosotros os vais, y a mí ¿qué más me queda? ¿Por qué, pues, me preguntáis: "¿Qué tienes?"?
25 Los hijos de Dan contestaron:
—No des voces tras nosotros, no sea que los de ánimo colérico os acometan y pierdas también tu vida y la vida de los tuyos.
26 Prosiguieron los hijos de Dan su camino, y Micaía, viendo que eran más fuertes que él, se volvió y regresó a su casa.
27 Y ellos, llevando las cosas que había hecho Micaía, juntamente con el sacerdote que tenía, llegaron a Lais, un pueblo tranquilo y confiado, hirieron a sus habitantes a filo de espada y quemaron la ciudad.
28 No hubo quien los defendiera, porque se hallaban lejos de Sidón y no tenían negocios con nadie. Lais estaba situada en el valle que hay junto a Bet-rehob.<9> Luego reedificaron la ciudad y habitaron en ella.
29 Y pusieron a aquella ciudad el nombre de Dan, conforme al nombre de Dan su padre, hijo de Israel, aunque antes la ciudad se llamaba Lais.
30 Allí los hijos de Dan levantaron, para adorarla, la imagen de talla. Y Jonatán<10> hijo de Gersón hijo de Moisés,<11> y sus hijos, fueron los sacerdotes en la tribu de Dan hasta el día del cautiverio de la tierra.<12>
31 Así, todo el tiempo que la casa de Dios estuvo en Silo,<13> tuvieron levantada entre ellos la imagen de talla que Micaía había hecho. _______________________=
1 <1> En aquellos días, cuando no había rey en Israel,<2> hubo un levita que vivía como forastero en la parte más remota de los montes de Efraín. Había tomado para sí, como concubina,<3> a una mujer de Belén de Judá;<4>
2 pero su concubina le fue infiel,<5> lo abandonó y se fue a casa de su padre, en Belén de Judá, y estuvo allá durante cuatro meses.
3 Se levantó su marido y fue tras ella para hablarle amorosamente y hacerla volver. Llevaba consigo un criado y un par de asnos. La mujer lo hizo entrar en la casa de su padre.
4 Al verlo, el padre de la joven salió a recibirlo gozoso. Lo detuvo su suegro, el padre de la joven, y se quedó en su casa tres días, comiendo, bebiendo y alojándose allí.
5 Al cuarto día, cuando se levantaron de mañana, se levantó también el levita para irse, pero el padre de la joven dijo a su yerno:
—Conforta tu corazón con un bocado de pan y después os iréis.
6 Se sentaron ellos dos juntos, comieron y bebieron.
El padre de la joven pidió al hombre:
—Te ruego que pases aquí la noche, y de seguro se alegrará tu corazón.
7 Se levantó el hombre para irse, pero insistió su suegro y volvió a pasar la noche allí.
8 Al quinto día, levantándose de mañana para irse, le dijo el padre de la joven:
—Conforta ahora tu corazón y aguarda hasta que decline el día.
Y ambos comieron juntos.
9 Luego el hombre se levantó para irse con su concubina y su criado. Entonces su suegro, el padre de la joven, le dijo:
—Ya el día declina y va a anochecer; te ruego que paséis aquí la noche. Puesto que el día se acaba, duerme aquí, para que se alegre tu corazón. Mañana os levantaréis temprano y os pondréis en camino, y te irás a tu casa.
10 Pero el hombre no quiso pasar allí la noche, sino que se levantó y se fue. Llegó frente a Jebús, que es Jerusalén,<6> con su par de asnos ensillados y su concubina.
11 Estando ya junto a Jebús, el día había declinado mucho; y dijo el criado a su señor:
—Ven ahora, vámonos a esta ciudad de los jebuseos, para que pasemos en ella la noche.
12 Su señor le respondió:
—No iremos a ninguna ciudad de extranjeros, que no sea de los hijos de Israel, sino que seguiremos hasta Gabaa.<7>
Y añadió:
13 —Ven, sigamos hasta uno de esos lugares, para pasar la noche en Gabaa o en Ramá.
14 Así, pues, siguieron adelante, y cuando se les puso el sol estaban junto a Gabaa, ciudad de la tribu de Benjamín.
15 Entonces se apartaron del camino y entraron en Gabaa para pasar allí la noche, pero se sentaron en la plaza de la ciudad, porque no hubo quien los acogiera en su casa para pasar la noche.
16 Llegó entonces un hombre viejo que venía de su trabajo del campo al anochecer, el cual era de los montes de Efraín y vivía como forastero en Gabaa, pues los habitantes de aquel lugar eran hijos de Benjamín.<8>
17 Alzando el viejo los ojos vio a aquel caminante en la plaza de la ciudad, y le dijo:
—¿A dónde vas y de dónde vienes?
18 Él respondió:
—Venimos de Belén de Judá y vamos a la parte más remota de los montes de Efraín, de donde soy. Estuve en Belén de Judá, pero ahora voy a la casa de Jehová y no hay quien me reciba en su casa.
19 Tenemos paja y forraje para nuestros asnos; también tenemos pan y vino para mí y para tu sierva, y para el criado que está con tu siervo. No nos falta nada.
20 El hombre anciano le dijo entonces:
—La paz sea contigo. Tu necesidad toda quede solamente a mi cargo, con tal que no pases la noche en la plaza.
21 Los trajo a su casa y dio de comer a sus asnos; se lavaron los pies, y comieron y bebieron.
22 Pero cuando estaban gozosos, los hombres de aquella ciudad, hombres perversos, rodearon la casa, golpearon a la puerta y le dijeron al anciano dueño de la casa:
—Saca al hombre que ha entrado en tu casa, para que lo conozcamos.<9>
23 Salió a su encuentro el dueño de la casa y les dijo:
—No, hermanos míos, os ruego que no cometáis este mal. Puesto que este hombre es mi huésped, no hagáis esta maldad.
24 Aquí está mi hija virgen y la concubina de él; yo os las sacaré ahora: humilladlas y haced con ellas como os parezca, pero no hagáis a este hombre cosa tan infame.<10>
25 Pero ellos no lo quisieron oir. Así que el levita tomó a su concubina y la sacó. Aquellos hombres entraron a ella, abusaron de ella toda la noche hasta la mañana y la dejaron cuando apuntaba el alba.
26 Cuando ya amanecía, vino la mujer y cayó delante de la puerta de la casa de aquel hombre donde su señor estaba, hasta que fue de día.
27 Se levantó por la mañana su señor, abrió las puertas de la casa y salió para seguir su camino, pero allí estaba su concubina tendida delante de la puerta de la casa, con las manos sobre el umbral.
28 El levita le dijo:
—Levántate y vámonos.
Pero ella no respondió. Entonces aquel hombre la levantó y, echándola sobre su asno, se fue a su lugar.
29 Al llegar a su casa, tomó un cuchillo, echó mano de su concubina, la partió por sus huesos en doce partes y la envió por todo el territorio de Israel.<11>
30 Y todo el que veía aquello decía: "Jamás se ha hecho ni visto tal cosa desde el tiempo en que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Considerad esto, tomad consejo y hablad". _______________________=
1 Entonces salieron todos los hijos de Israel, y delante de Jehová, en Mizpa,<1> se reunió la congregación como un solo hombre, desde Dan hasta Beerseba<2> y la tierra de Galaad.
2 Los jefes de todo el pueblo, de todas las tribus de Israel, se hallaban presentes en la reunión del pueblo de Dios, cuatrocientos mil hombres de a pie que sacaban espada.
3 Los hijos de Benjamín supieron entonces que los hijos de Israel habían subido a Mizpa.
Preguntaron los hijos de Israel:
—Decid cómo fue esta maldad.
4 El levita, marido de la mujer muerta, respondió:
—Yo llegué a Gabaa de Benjamín con mi concubina para pasar allí la noche,
5 pero se levantaron contra mí los de Gabaa, rodearon la casa donde pasaba la noche, con la idea de matarme, y a mi concubina la humillaron de tal manera que murió.
6 Luego la tomé, la corté en pedazos y la envié por todo el territorio de la posesión de Israel, por cuanto han hecho maldad y crimen en Israel.
7 Puesto que todos vosotros sois hijos de Israel, dad ahora vuestro parecer y consejo.
8 Como un solo hombre, todo el pueblo se levantó y dijo:
—Ninguno de nosotros irá a su tienda, ni volverá ninguno de nosotros a su casa.
9 Esto es ahora lo que haremos con Gabaa: contra ella subiremos por sorteo.
10 Tomaremos diez hombres de cada ciento de todas las tribus de Israel, y ciento de cada mil, y mil de cada diez mil, que lleven víveres para el pueblo, para que, yendo este a Gabaa de Benjamín, le hagan conforme a toda la abominación que ha cometido en Israel.
11 Se juntaron, pues, todos los hombres de Israel contra la ciudad, ligados como un solo hombre.
12 Y las tribus de Israel enviaron hombres por toda la tribu de Benjamín, diciendo: "¿Qué maldad es esta que ha sido hecha entre vosotros?
13 Entregad, pues, ahora a aquellos hombres perversos que están en Gabaa, para que los matemos y quitemos el mal de Israel". Pero los de Benjamín no quisieron oir la voz de sus hermanos los hijos de Israel,<3>
14 sino que los de Benjamín, de todas las ciudades, se juntaron en Gabaa para salir a pelear contra los hijos de Israel.
15 Fueron contados en aquel tiempo los hijos de Benjamín, de las ciudades, y eran veintiséis mil hombres que sacaban espada, sin contar los setecientos hombres escogidos que vivían en Gabaa.
16 Entre toda aquella gente había setecientos hombres escogidos que eran zurdos, todos los cuales tiraban una piedra con la honda a un cabello y no erraban.
17 También se contaron los hombres de Israel, fuera de Benjamín, y sumaban cuatrocientos mil hombres que sacaban espada, todos ellos hombres de guerra.
18 Luego se levantaron los hijos de Israel, subieron a la casa de Dios<4> y consultaron a Dios, diciendo:
—¿Quién subirá de nosotros el primero en la guerra contra los hijos de Benjamín?
Jehová respondió:
—Judá será el primero.
19 Se levantaron, pues, los hijos de Israel por la mañana, contra Gabaa.
20 Salieron los hijos de Israel a combatir contra Benjamín, y los hombres de Israel le presentaron batalla junto a Gabaa.
21 Pero los hijos de Benjamín salieron de la ciudad y derribaron por tierra aquel día veintidós mil hombres de los hijos de Israel.
22 Reanimándose el pueblo, los hombres de Israel volvieron a darles batalla en el mismo lugar donde la habían presentado el primer día,
23 pues los hijos de Israel habían subido y llorado delante de Jehová hasta la noche, y habían consultado a Jehová diciendo:
—¿Volveremos a pelear con los hijos de Benjamín, nuestros hermanos?
Jehová les respondió:
—Subid contra ellos.
24 Por lo cual se acercaron por segunda vez los hijos de Israel contra los hijos de Benjamín.
25 Pero aquel segundo día salieron los de Benjamín de Gabaa contra ellos y derribaron por tierra otros dieciocho mil hombres de los hijos de Israel, todos los cuales sacaban espada.
26 Entonces subieron todos los hijos de Israel, todo el pueblo, y fueron a la casa de Dios. Lloraron, se sentaron allí en presencia de Jehová, ayunaron aquel día hasta la noche y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová.
27 Los hijos de Israel preguntaron a Jehová (pues el Arca del pacto de Dios estaba allí en aquellos días,
28 y Finees hijo de Eleazar hijo de Aarón<5> ministraba delante de ella en aquellos días):
—¿Saldremos de nuevo contra los hijos de Benjamín, nuestros hermanos, para pelear, o desistiremos?
Jehová dijo:
—Subid, porque mañana yo os los entregaré.
29 Entonces puso Israel emboscadas alrededor de Gabaa.
30 Al tercer día subieron entonces los hijos de Israel contra los hijos de Benjamín y presentaron batalla delante de Gabaa, como las otras veces.
31 Salieron a su encuentro los hijos de Benjamín, alejándose de la ciudad, y comenzaron a herir a algunos del pueblo, matándolos como las otras veces por los caminos, uno de los cuales sube a Bet-el y el otro a Gabaa. Así mataron en el campo a unos treinta hombres de Israel.
32 Los hijos de Benjamín decían: "Están vencidos ante nosotros, como la vez anterior". Pero los hijos de Israel decían: "Huiremos y los alejaremos de la ciudad hasta los caminos".
33 Entonces se levantaron todos los de Israel de su lugar y se pusieron en orden de batalla en Baal-tamar. También los emboscados de Israel salieron de sus escondites en la pradera de Gabaa.
34 Y vinieron contra Gabaa diez mil hombres escogidos de todo Israel, lo cual hizo que la batalla arreciara; pero los de Benjamín no sabían que ya el desastre se cernía sobre ellos.
35 Jehová derrotó a Benjamín delante de Israel: aquel día mataron los hijos de Israel a veinticinco mil cien hombres de Benjamín, todos los cuales sacaban espada.
36 Los hijos de Benjamín vieron entonces que estaban siendo derrotados, y los hijos de Israel cedieron terreno a Benjamín, porque estaban confiados en las emboscadas que habían puesto detrás de Gabaa.
37 Los hombres de las emboscadas acometieron prontamente a Gabaa, avanzaron y pasaron a filo de espada a toda la ciudad.
38 La señal concertada entre los hombres de Israel y las emboscadas era que hicieran subir una gran humareda de la ciudad.
39 Luego que los de Israel retrocedieron en la batalla, los de Benjamín comenzaron a herir, y mataron como a treinta hombres de Israel, por lo que decían: "Ciertamente ellos han caído delante de nosotros, como en la primera batalla".
40 Pero cuando la columna de humo comenzó a subir de la ciudad, los de Benjamín miraron hacia atrás, y vieron que el humo de la ciudad subía al cielo.
41 Entonces se volvieron los hombres de Israel, y los de Benjamín se llenaron de temor, porque vieron que el desastre había caído sobre ellos.
42 Volvieron, por tanto, la espalda delante de Israel y huyeron hacia el camino del desierto; pero la batalla los alcanzó y los que salían de las ciudades les cortaban el paso y los mataban.
43 Así cercaron a los de Benjamín, los acosaron y atropellaron desde Menúha hasta frente a Gabaa, hacia donde nace el sol.
44 Cayeron dieciocho mil hombres de Benjamín, todos ellos hombres de guerra.
45 Los demás se volvieron y huyeron hacia el desierto, a la peña de Rimón;<6> pero de ellos cayeron abatidos cinco mil hombres en los caminos; después los persiguieron aun hasta Gidom y mataron de ellos a dos mil hombres.
46 Todos los que de Benjamín murieron aquel día fueron veinticinco mil hombres que sacaban espada, todos ellos hombres de guerra.
47 Pero seiscientos hombres se volvieron y huyeron al desierto, a la peña de Rimón, y se quedaron cuatro meses en la peña de Rimón.
48 Los hombres de Israel volvieron a atacar a los otros hijos de Benjamín y pasaron a filo de espada tanto a los hombres de cada ciudad como a las bestias y todo lo que hallaban a su paso. Asimismo pusieron fuego a todas las ciudades que encontraron. _______________________=
1 Los hombres de Israel habían hecho este juramento en Mizpa: "Ninguno de nosotros dará su hija a los de Benjamín por mujer".
2 Pero luego fue el pueblo a la casa de Dios, y se estuvieron allí hasta la noche en presencia de Dios. Alzando su voz, lloraron mucho:
3 "Jehová, Dios de Israel, ¿por qué ha sucedido esto en Israel, que falte hoy de Israel una tribu?"
4 Al día siguiente, el pueblo se levantó de mañana; edificaron allí un altar y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz.
5 Y se preguntaban: "¿Quién de todas las tribus de Israel no subió a la reunión delante de Jehová?" Porque se había hecho un gran juramento contra el que no subiera a Jehová en Mizpa, diciendo: "Sufrirá la muerte".
6 Los hijos de Israel se arrepintieron a causa de Benjamín, su hermano, y decían: "Eliminada es hoy de Israel una tribu.
7 ¿Cómo daremos mujeres a los que han quedado? Nosotros hemos jurado por Jehová que no les daremos nuestras hijas por mujeres".
8 Y preguntaban: "¿Hay alguno de las tribus de Israel que no haya subido a Jehová en Mizpa?" Entonces se acordaron de que ninguno de Jabes-galaad<1> había venido al campamento, para la reunión.
9 Porque fue contado el pueblo y ninguno de los habitantes de Jabes-galaad respondió.
10 Así que la congregación envió allá a doce mil hombres de los más valientes, y los mandaron, diciendo: "Id y pasad a filo de espada a los que viven en Jabes-galaad, con las mujeres y los niños.
11 Pero haréis de esta manera: mataréis a todo hombre y a toda mujer que haya conocido ayuntamiento de varón".
12 Entre los que habitaban en Jabes-galaad hallaron cuatrocientas doncellas que no habían conocido varón, y las trajeron al campamento en Silo, que está en la tierra de Canaán.
13 Toda la congregación envió luego un mensaje a los hijos de Benjamín que estaban en la peña de Rimón, y los llamaron en paz.
14 Volvieron entonces los de Benjamín, y ellos les dieron por mujeres las que habían traído vivas de Jabes-galaad; pero no les bastaron.
15 El pueblo tuvo compasión de Benjamín, porque Jehová había abierto una brecha entre las tribus de Israel.
16 Entonces los ancianos de la congregación se preguntaron: "¿Qué haremos para dar mujeres a los que han quedado?" Porque habían sido exterminadas las mujeres de Benjamín.
17 Dijeron, pues: "Tenga Benjamín herencia en los que han escapado, para que no sea exterminada una tribu de Israel.
18 Pero nosotros no les podemos dar mujeres de nuestras hijas, porque los hijos de Israel han jurado diciendo: "Maldito el que dé mujer a los benjaminitas"".
19 Y añadieron: "Ahora bien: Cada año hay una fiesta solemne de Jehová en Silo,<2> que está al norte de Bet-el y al lado oriental del camino que sube de Bet-el a Siquem, y al sur de Lebona".
20 Mandaron, pues, a los hijos de Benjamín, diciendo: "Id, poned emboscadas en las viñas
21 y estad atentos. Cuando veáis salir a las hijas de Silo a bailar en corros, salid de las viñas, arrebatad cada uno mujer para sí de las hijas de Silo y luego id a tierra de Benjamín.
22 Si vienen los padres o los hermanos de ellas a demandárnoslas, nosotros les diremos: "Hacednos la merced de concedérnoslas, ya que en la guerra nosotros no tomamos mujeres para todos. Además, no sois vosotros los que se las disteis, para que ahora seáis culpados"".
23 Los hijos de Benjamín lo hicieron así y tomaron mujeres conforme a su número, robándolas de entre las que danzaban. Luego se fueron, volvieron a su heredad, reedificaron las ciudades y habitaron en ellas.<3>
24 Entonces los hijos de Israel se fueron también de allí, cada uno a su tribu y a su familia, y cada uno salió hacia su heredad.
25 En aquellos días no había rey en Israel y cada cual hacía lo que bien le parecía.<4>