1 Ira de Dios contra Israel Visión que vio Isaías, hijo de Amós; que vio contra la Judea y contra Jerusalén; en reinado de Ozías y Joatán; y Acaz y Ezequías; que reinaron sobre la Judea.
2 Oye, cielo, y escucha, tierra, que el Señor ha hablado: «Hijos engendré y enaltecí; ellos, empero, me despreciaron.
3 Conoce un buey al poseedor, y un asno el pesebre de su dueño; Israel, empero, no me conoce, y el pueblo no me comprende».
4 ¡Ay! gente pecadora, pueblo lleno de pecados, simiente mala, hijos inicuos, habéis abandonado al Señor e irritado al Santo de Israel [han retrogradado].
5 ¿Qué aún habéis de ser percutidos, añadiendo iniquidad? toda cabeza en trabajo y todo corazón en pena:
6 [de plantas] de pies a cabeza, [no hay en él integridad], ni herida, ni cardenal, ni llaga entumecida; ni hay(a) emplasto poner encima, ni óleo, ni vendajes.
7 Vuestra tierra, desierta; vuestras ciudades, a fuego quemadas; la región vuestra, a faz de vosotros, extraños la devoran, y desolada está, destruida por pueblos extraños.
8 Abandonada será la hija de Sión, como tienda en viña, y como guarda frutera en pepinar; como ciudad asediada.
9 Y, si Señor de ejércitos no nos hubiera dejado simiente, como Sodoma fuéramos y como Gomorra nos asemejáramos.
10 Oíd palabra del Señor, príncipes de Sodoma; atended a la ley de [nuestro] Dios, pueblo de Gomorra.
11 ¿Qué a mí, muchedumbre de vuestros sacrificios?» —dice el Señor. «Lleno estoy de holocaustos de carneros; y grosura de corderos y sangre de toros y cabrones no quiero;
12 ni vengáis a presentaros a mí; pues ¿quién ha buscado esto de vuestras manos? A pisar mi aula no proseguiréis.
13 Si trajereis harina flor, en vano; timiama, abominación para mí es; vuestras neomenias y los sábados y día grande no sufro; ayuno y ocio,
14 y vuestras neomenias y vuestras fiestas odia mi alma; os habéis hecho para mí en hastío; no perdonaré ya vuestros pecados.
15 Cuando extendiereis las manos, apartaré mis ojos de vosotros; y si multiplicareis la plegaria, no os escucharé; porque vuestras manos de sangre llenas.
16 Lavaos; puros haceos; quitad las maldades de vuestras almas, delante de mis ojos; dejad vuestras maldades;
17 aprended lo hermoso a hacer; indagad juicio; librad al agraviado, juzgad al huérfano, y justificad a la viuda;
18 y venid, discutamos, dice el Señor; y, si fueren vuestros pecados como lo purpúreo, como nieve(b) blanquearé; y, si fueren como escarlata, como lana, blanquearé.
19 Y, si quisiereis y me escuchareis, los bienes de la tierra comeréis.
20 Pero, si no quisiereis ni me escuchareis, cuchilla os devorará; —que la boca del Señor ha hablado esto».
21 ¡Cómo se ha hecho meretriz una ciudad fiel, Sión, llena de juicio! en la cual justicia dormía en ella; y ahora homicidas.
22 Vuestra plata, despreciada; tus taberneros mezclan el vino con agua;
23 tus príncipes desobedecen, socios de ladrones, amando dádivas, persiguiendo remuneración; a huérfanos no juzgando, y a juicio de viudas no atendiendo.
24 Por esto, esto dice el Señor, el soberano de ejércitos: «¡Ay de los fuertes de Israel! pues no cesará mi furor en los adversarios; y juicio de mis enemigos haré.
25 Y subiré mi mano sobre ti y acrisolaré; y a los inobedientes perderé, y quitaré todos los inicuos, de ti.
26 Y pondré tus jueces, como antes, y tus consejeros, como desde el principio; y después de esto serás llamada Ciudad de justicia, metrópoli fiel, Sión.
27 Pues, con juicio, será salvada su cautividad y con misericordia.
28 Y quebrantados serán los inicuos y los pecadores a la vez; y los que dejaron al Señor, serán consumidos;
29 por esto: porque serán avergonzados por sus ídolos, que ellos querían; y han sido avergonzados por causa de los huertos que desearon.
30 Pues serán como terebinto que ha lanzado las hojas, y como jardín agua no teniendo.
31 Y será su fuerza como paja de estopa, y sus obras como centellas; y quemados serán los inicuos y los pecadores a la vez, y no habrá quien apague.
1 Paz universal del reinado del Mesías La palabra la hecha a Isaías, hijo de Amós, acerca de la Judea y acerca de Jerusalén.
2 Que será en los postreros días visible el monte del Señor y la casa de Dios sobre sumidad de los montes; y se exaltará por cima de las colinas; y vendrán a él todas las gentes.
3 E irán gentes muchas y dirán: «Venid y ascendamos al monte del Señor y a la casa del Dios de Jacob, y nos anunciará su camino, y andaremos en él. Que de Sión saldrá ley, y palabra del Señor, de Jerusalén;
4 y juzgará en medio de las gentes, y redargüirá pueblo mucho; y destrozarán sus cuchillas en arados y sus astas en hoces; y no cogerá gente contra gente cuchilla, y no aprenderán, no, ya a guerrear.
5 Y ahora, la casa de Jacob, andemos a la luz del Señor.
6 Porque ha dejado a su pueblo, la casa de Israel; pues se ha llenado, como del principio, su región de augurios, como la de los filisteos, e hijos muchos filisteos hanles nacido.
7 Pues se ha llenado su región de plata y oro, y no había número de sus tesoros;
8 y llenádose la tierra de bridones, y no había número de sus carros; y llenádose la tierra de abominaciones de las obras de sus manos, y adoraron lo que hicieron sus dedos.
9 E inclinóse el hombre y humillóse el varón(a); y no los dejaré, no.
10 Y ahora entrad en las peñas, y ocultaos en la tierra a faz del temor del Señor, y ante la gloria de su fortaleza; cuando se levante a herir la tierra.
11 Pues los ojos del Señor excelsos, y el hombre, humilde; y humillada será la excelsitud de los hombres, y exaltado el Señor solo en aquel día.
12 Pues día del Señor de ejércitos sobre todo ultrajador y soberbio, y sobre todo excelso y sublime; y serán humillados;
13 y sobre todo cedro del Líbano, de los excelsos y sublimes, y sobre todo árbol de bellota de Basán;
14 y sobre todo excelso monte y sobre toda colina excelsa;
15 y sobre toda torre excelsa y sobre todo muro excelso;
16 y sobre todo navío de mar, y sobre toda vista de navíos de hermosura.
17 Y humillado será todo hombre, y caerá la contumelia de los hombres, y exaltado será el Señor sólo en aquel día.
18 Y las manuhechuras(b) todas ocultarán;
19 introduciendo en las cavernas, y en las hendeduras de las peñas, y en los antros de la tierra, a faz del temor del Señor y a la gloria de su fortaleza; cuando se levantare a herir la tierra.
20 Pues en aquel día lanzará fuera el hombre sus abominaciones, las argénteas y las áureas; que hicieron para adorar a los vanos y los murciélagos,
21 para introducirse(c) en los antros de la firme peña y en las hendiduras de las peñas, a faz del temor del Señor y a la gloria de su fortaleza; cuando se levantare a herir la tierra.
22 [Dejaos del hombre cuyo hálito en sus narices; pues ¿en qué ha sido reputado él?].
1 Castigos de Israel por sus pecados He aquí ya el soberano Señor de los ejércitos quitará, de Jerusalén y de la Judea, al fuerte y a la fuerte, fuerza de pan y fuerza de agua;
2 a gigante, y fuerte y hombre guerrero, y juez, y profeta, y adivino, y anciano,
3 y capitán de cincuenta, y admirable consejero, y sabio arquitecto y prudente oidor;
4 y pondrá jovencillos por príncipes de ellos; e impostores los señorearán.
5 Y se precipitará el pueblo: hombre contra hombre, y hombre contra su prójimo; chocará el pequeñuelo contra el anciano, el deshonrado contra el honrado;
6 pues cogerá el hombre a su hermano o al doméstico de su padre, diciendo: «Vestuario tienes; príncipe hazte de nosotros, y el sustento el mío bajo ti esté».
7 Y respondiendo en aquel día, dirá: «No seré tu príncipe; que no hay en mi casa pan, ni vestuario; no seré príncipe de este pueblo.
8 Porque está abandonada Jerusalén, y la Judea se ha derrumbado; y las lenguas de ellos, con iniquidad, en lo para con el Señor, incrédulos.
9 Por lo cual ahora humillada ha sido su gloria, y la confusión de su rostro les ha quedado; y su pecado como de Sodoma han anunciado y manifestado. ¡Ay del alma de ellos! por esto: porque han aconsejado consejo malo contra sí mismo,
10 diciendo: «Atemos al justo, porque mal usable para nosotros es». Por tanto los frutos de las obras de ellos comerán.
11 ¡Ay del inicuo! males, según las obras de sus manos le acaecerán.
12 Pueblo mío, vuestros ejecutores os rastrojean, y los recaudadores(a) se enseñorean de vos; pueblo mío, los que os felicitan, os extravían, y la senda de vuestros pies perturban.
13 Empero ahora se pondrá a juicio Señor; y pondrá a juicio su pueblo;
14 el mismo Señor a juicio vendrá con(b) los ancianos del pueblo y con los príncipes de él. Y vos ¿por qué habéis quemado mi viña; y la rapiña del pobre, en vuestras casas?
15 ¿por qué vos agraviáis a mi pueblo, y el rostro de los pobres avergonzáis?
16 Esto dice el Señor: «Puesto que han sido exaltadas las hijas de Sión, y han andado con erguida cerviz y en revolvimientos de ojos; y con la andanza de los pies a una arrastrando las túnicas, y con los pies a una jugando;
17 humillará Dios a las príncipes hijas de Sión; y el Señor desnudará el hábito de ellas,
18 en aquel día; y quitará el Señor la gloria de la vestimenta de ellas: las redecillas, y las borlas, y las lunetas;
19 y el collar, y el ornato de su semblante;
20 y el aderezo del ornato de la gloria, y los brazaletes, y las pulseras, y la redecilla, y los anillos y los diestros brazaletes y los zarcillos;
21 y las pretextas purpúreas y las medias púrpuras;
22 y los cendales los para la casa y los diáfanos lacónicos(c)
23 y los bisinios(d), y los jacintinos y los escarlatinos, y el biso, de oro y jacinto urdimbres, y velos recostatorios.
24 Y habrá, en vez de olor suave, polvo; y en vez del cinto, de cuerda serás ceñida; y en vez del ornato de la cabeza del oro, calva tendrás por tus obras; y, en vez de la túnica la medio purpúrea serás receñida de saco.
25 Y tu hijo el más bello, a quien amas, a cuchilla caerá; y vuestros fuertes a cuchilla caerán;
26 y serán humillados; y se lamentarán los cofres de vuestro ornato; y dejada serás solitaria, y en la tierra serás postrada.
1 La redención Y cogerán siete mujeres a hombre uno, diciendo: «Nuestro pan comeremos, y nuestros vestidos nos pondremos; sólo que el nombre el tuyo sea llamado sobre nosotras; quita nuestro oprobio(a).
2 Y en aquel día centelleará Dios en consejo, con gloria, sobre la tierra, para exaltar y glorificar lo quedado de Israel.
3 Y será: lo quedado en Sión y lo quedado en Jerusalén; —santos serán llamados todos los escritos, para la vida, en Jerusalén».
4 Pues lavará el Señor la inmundicia de los hijos y de las hijas de Jerusalén; y la sangre purificará de en medio de ellos; en espíritu de juicio y espíritu de combustión.
5 Y vendrá; y será: todo(b) lugar del monte Sión— y sobre todo lo en torno de ella sombreará nube, de día; y, cual de humo y lumbre de fuego ardiente, de noche; y por toda la gloria será protegida.
6 Y será para sombra, del ardor, y, en protección y en ocultamiento de rigor y lluvia.
1 Israel, viña estéril Cantaré ya al amado(a) un cantar del amado mío(b) a la viña mía: «Viña tuvo el amado, en cuerno(c) en sitio pingüe.
2 Y cerca puse en torno y vallé, y planté vid de Sorec(d) y edifiqué torre en medio de ella; y lagar cavé en ella; y aguardé a que hiciera uvas, e hizo espinas.
3 Y ahora, los habitadores de Jerusalén y hombre de Judá, juzgad entre mí y en medio de mi viña.
4 ¿Qué haré ya a mi viña, y no he hecho? Puesto que aguardé a que hiciera uvas, e hizo espinas.
5 Mas ahora os anunciaré qué yo he de hacer a mi viña: quitaré su cerca, y será en despojo; y arrasaré su muro, y será en holladura.
6 Y abandonaré mi viña, y no será, no, podada; y no será, no, cavada; y subirán a ella, como a tierra inculta, espinas; y a las nubes mandaré que no lluevan en ella lluvia.
7 Pues la viña del Señor de los ejércitos, casa de Israel, y hombre de Judá, noval amado, aguardé a que hiciera juicio, y ha hecho iniquidad; y no justicia, sino clamor.
8 ¡Ay de los que juntan casa a casa, y que campo a campo acercan para del vecino quitar algo!: ¿Acaso habitaréis solos sobre la tierra?
9 Porque oídas han sido en las orejas del Señor de ejército estas cosas; pues, si se hicieren casas muchas, en desierto serán, grandes y hermosas, y no habrá quien habite en ellas.
10 Que donde trabajan diez yuntas de bueyes hará(e) escudilla una; y el que siembra celemines seis, hará medidas(f) tres.
11 ¡Ay de los que se levantan al alba y la sidra siguen, los que esperan la tarde; que el vino, los abrasará!
12 Pues, con cítara, y salterio, y tímpanos y flautas, el vino beben; y las obras del Señor no miran; y las obras de sus manos no consideran.
13 Por esto cautivo mi pueblo ha sido hecho, por no ver ellos al Señor, y multitud ha sido hecha de muertos de hambre y sed de agua.
14 Y dilató el infierno su alma; y abrió su boca para no cesar; y descenderán los gloriosos, y los grandes, y los ricos y las pestes de ella(g).
15 y humillado será el hombre, y deshonrado el varón; y los ojos, los sublimes, serán humillados;
16 y exaltado, el Señor de los ejércitos en juicio; y Dios, el santo, glorificado en justicia;
17 y serán apacentados los despojados, como toros; y los yermos de los que han sido llevados, corderos comerán.
18 ¡Ay de los que arrastran los pecados, como con cuerda larga, y, como con de yugo correa de becerra(h), las iniquidades!
19 los que dicen: «En breve aproxímese lo que hará, para que veamos; y venga el consejo del Santo de Israel, para que conozcamos».
20 ¡Ay de los que dicen lo malo, hermoso; y lo hermoso, malo; los que ponen las tinieblas, luz, y la luz, tinieblas; los que ponen amargo, lo dulce, y lo dulce amargo!
21 ¡Ay de los prudentes en(i) sí mismos, y a faz de sí, sabidos!
22 ¡Ay de los fuertes de vosotros, los que beben el vino; y los potentados los que mezclan la sidra;
23 los que justifican al impío merced a dádivas, y lo justo del justo quitan!
24 Por esto, al modo que se quemará paja por carbón de fuego, y se requemará por llama suelta; la raíz de ellos como espuma será, y la flor de ellos, como polvo subirá(j); pues no quisieron la ley del Señor de ejércitos, sino que el dicho del Santo de Israel irritaron.
25 Y enfurecióse con ira el Señor de ejércitos contra su pueblo; y extendió su mano contra ellos y percutiólos; e irritáronse los montes; y fueron hechos sus cadáveres, como lodo, en mitad del camino. Y en todo esto no se apartó su furor, sino que todavía, la mano, alta.
26 Por ende levantará señal(k) en las gentes las en lontananza, y silbaráles, de sumidad de la tierra; y he aquí rápidamente, ligeramente vienen.
27 No hambrearán; ni trabajarán; ni dormitarán; ni dormirán; ni soltarán sus cintos de su lomo; y no se romperán, no, las correas de sus calzados;
28 cuyos dardos agudos son; y los arcos de ellos, tendidos; los pies de sus bridones, por dura piedra han sido reputados; las ruedas de sus carros, como tormentas;
29 enfurécense como leones; se han presentado como cachorros de león; y cogerá y clamará como fiera, y arrojará fuera, y no habrá quien los libre.
30 Y clamará por ellos, aquel día, como voz de mar ondeante; y mirarán a la tierra, y he aquí tinieblas duras, en el desatiento de ellos.
1 Vocación y consagración de Isaías Y aconteció el año que murió Ozías, el rey, vi al Señor, sentado sobre solio excelso y sublime, y llena la casa de su gloria.
2 Y serafines estaban en torno de él; seis alas(a), el uno; y seis alas el uno; y con dos cubrían la faz; y con dos cubrían los pies; y con dos volaban.
3 Y clamaban uno al otro y decían: «Santo, santo, santo, Señor de ejércitos, llena, toda la tierra de su gloria».
4 Y alzóse(b) el dintel a la voz con que clamaban; y la casa se llenó de humo.
5 Y dije: «¡Oh mísero yo, por haberme compungido(c), por ser hombre, e impuros labios teniendo, en medio de un pueblo que impuros labios tiene yo habitar, y al rey, Señor de ejércitos, haber visto con mis ojos!».
6 Y enviado fue a mí uno de los serafines; y en la mano tenía una brasa que con tenaza tomó del altar;
7 y tocó mi boca y dijo: «He aquí ha tocado esto tus labios, y quitará tus iniquidades; y tus pecados en torno purificará».
8 Y oí la voz del Señor, diciendo: «¿a quién enviaré? ¿y quién irá a este pueblo?». Y dije: «He aquí yo soy(d): envíame».
9 Y dijo: «Ve y di a este pueblo: «Con oído oiréis, y no entenderéis, no; y mirando, miraréis, y no veréis, no.
10 Pues ha engrosado el corazón de este pueblo; y con sus orejas pesadamente han oído; y los ojos han cerrado, para que jamás vean con los ojos y con las orejas oigan, y con el corazón entiendan; y se conviertan; —y los sanaré»(e).
11 Y dije: «¿Hasta cuándo, Señor?» y dijo: «Hasta yermarse ciudades, por no habitarse, y casas, por no haber hombres; y la tierra será abandonada yerma».
12 Y, después de esto, alejará Dios a los hombres, y se multiplicarán los abandonados sobre la tierra,
13 y aún sobre ella hay la décima; y de nuevo será en depredación, como terebinto y como bellota, cuando cayere de su depósito(f) [simiente santa, su columnata].
1 Ruina de Efraín y Siria. El Mesías. Y aconteció en los días de Acaz, de Joatán, el hijo de Ozías, rey de Judá, ascendió Rasín, rey de Aram(a), y Faceé, hijo de Romelías, rey de Israel, sobre Jerusalén, a guerrear contra ella, y no pudieron asediarla.
2 Y anuncióse a la casa de David(b), diciendo: «Concertóse Aram con Efraín»(c); y se espantó su alma y el alma de su pueblo, al modo que en la sierra el leño, al viento se habrá balanceado.
3 Y dijo el Señor a Isaías «Sal al encuentro de Acaz tú y el que te ha quedado: Jasub, tu hijo, a la piscina del superior camino del Campo del batanero.
4 y le dirás: «Mira, no te intranquilices, y no temas; y tu alma no flaquee ante estos dos leños de los tizones, los humeantes; pues, cuando ira de mi furor hubiere, de nuevo sanaré.
5 Y al hijo de Aram y el hijo de Romelías, porque han acordado acuerdo malo.
6 «Ascenderemos a la Judea, y hablando con ellos, les apartaremos hacia nosotros; y enreyeceremos sobre ella al hijo de Tabeel»:
7 Esto dice el Señor de los ejércitos: «No permanecerá, no, este acuerdo, ni será;
8 sino que la cabeza de Aram, Damasco(d); y la cabeza de Damasco, Rasín; empero todavía sesenta y cinco años(e) —desfallecerá el reino de Efraín, del pueblo;
9 y la cabeza de Efraín, Samaria; y la cabeza de Samaria, un hijo de Romelías. Y si no creyereis, tampoco entenderéis(f).
10 Y prosiguió el Señor hablando a Acaz, diciendo:
11 «Pídete una señal, del Señor, tu Dios, en hondura o en excelsitud».
12 Y dijo Acaz: «No pediré, no, y no tentaré al Señor, no».
13 Y dijo: «Oíd ahora, casa de David»: ¿Acaso poco(g), para vosotros provocación ofrecer a hombres? y ¿cómo al Señor ofrecéis provocación?
14 Por esto dará el Señor mismo a vosotros una señal: He aquí la(h) virgen en vientre concebirá y parirá hijo, y llamará su nombre Emmanuel(i).
15 Mantequilla y miel comerá, antes de conocer o elegir cosas malas, elegir lo bueno;
16 por esto: porque, antes de conocer el párvulo lo bueno o lo malo, reprueba maldad, para elegir lo bueno; y abandonada será la tierra que tú temes, a faz de los dos reyes(j).
17 Empero traerá Dios sobre ti, y sobre tu pueblo y sobre la casa de tu padre días que aún no han venido desde el día que quitó a Efraín, de Judá: —al rey de los asirios.
18 Y será: en aquel día silbará(k) el Señor a moscas— lo que se enseñoreará de parte del río de Egipto, y a la abeja que está en región de asirios(l);
19 y vendrán todos a las hondonadas de la región, y a las cavernas de las peñas y a las cavidades y a toda hendidura.
20 En aquel día raerá el Señor en la raedera la alquilada, tras el río, del rey de los asirios, la cabeza; y los pelos de los pies y la barba quitará.
21 Y será: en aquel día criará un hombre novilla y dos ovejas—.
22 Y será: del muchísimo hacer leche(m), mantequilla y miel comerá todo el dejado sobre la tierra(n).
23 Y será en aquel día: todo lugar donde hubiere mil vides de mil siclos(o), en desierto serán y en espina;
24 con saeta y arco entrarán allí; que desierto y espina será toda la tierra;
25 y todo monte arándole, arado será; no entrará, no, allí temor; pues será, por la soledad y espina, en pasto de oveja y holladura de buey».
1 Ruina de Israel y Siria. Invasión de los asirios. Confianza en Dios. Y díjome el Señor: «Tómate un corte de cuero, grande(a), y escribe en él con estilo de hombre(b) del: «prontamente reparto hacer de botín; pues ya está(c)»,
2 y testigos hazme fieles hombres: a Urías y Zacarías, hijo de Baraquías».
3 Y me acerqué a la profetisa y en su vientre concibió y parió hijo. Y díjome el Señor: «Llama su nombre: Presto —despoja, velozmente depreda;
4 por esto: porque, antes de saber el párvulo llamar padre o madre, quitará(d) la fuerza de Damasco, y el botín de Samaria delante del rey de asirios».
5 Y prosiguió el Señor hablándome todavía:
6 «Por no querer este pueblo el agua de Siloé que va con sosiego, sino quiere tener a Rasín y al hijo de Romelías, por rey sobre vosotros;
7 por esto he aquí el Señor sube sobre vosotros el agua del río(e) la fuerte y la mucha: al rey de los asirios, y la gloria de él; y ascenderá sobre toda hondonada vuestra; y caminará sobre todo muro vuestro;
8 y quitará de la Judea hombre que pueda cabeza alzar, o potente a consumar algo; y será el campamento de él para llenar la anchura de tu región. Con nosotros Dios:
9 Conoced, gente y sucumbid; escuchad hasta el extremo de la tierra: envalentonados, sucumbid; pues, si de nuevo os envalentonareis, de nuevo sucumbiréis.
10 Y el acuerdo que acordareis, disipará el Señor; y la palabra que hablareis, no permanecerá, no, en vosotros, que con nosotros Dios.
11 Así dice el Señor: Por la fuerte mano se apartan de la andanza del camino de este pueblo(f) diciendo:
12 No sea que digan lo duro; pues todo lo que dijere este pueblo(g) duro es. Pero el temor de él no temáis, no; y no os turbéis, no;
13 al Señor, a él santificad(h); y él será tu temor;
14 y, si en él estuviereis confiado, te será en santificación; y no como de piedra tropiezo, os encontraréis con él, ni como con de peña ruina. Pero las casas de Jacob(i), en lazo, y los en hondonada asentados en Jerusalén;
15 por esto flaquearán en ellos muchos, y caerán y serán quebrantados; y se acercarán y serán prendidos hombres en seguridad.
16 Entonces manifiestos serán los que son sellados, para la ley no aprender.
17 Y dirá(j): «Aguardaré a Dios, al que ha apartado su rostro de la casa de Jacob, y confiado estaré en él».
18 He aquí yo y los pequeñuelos que me ha dado Dios. Y habrá señales y portentos en la casa de Israel, de parte del Señor de ejércitos; que habita en el monte Sión.
19 Y si os dijeren: «Buscad a los ventrílocuos, y a los que, de la tierra, vocean, los vaniparlantes, los que, del vientre vocean— ¿acaso la gente a su dios no preguntará?». —¿Qué preguntarán, acerca de los vivos, a los muertos?
20 Pues ley en auxilio ha dado, para que digan: «No como esta palabra, por la cual no hay dádivas(k) que dar —por ella—».
21 Y vendrá sobre vos dura hambre; y será: cuando hambreareis, os contristaréis y maldeciréis al príncipe y lo patrio; y mirarán al cielo arriba;
22 y a la tierra abajo remirarán; y he aquí indigencia estrecha y tinieblas; tribulación y angustia y tinieblas, hasta no verse; —y no desfallecerá, el que en tribulación estuviere hasta tiempo.
1 El Mesías. Ruina del reino de Israel. Esto primero bebe(a), rápidamente haz, región de Zabulón, la tierra de Neftalí, y los demás, los de la marina; y allende del Jordán, Galilea de las gentes:
2 el pueblo que andaba en tinieblas, ved luz grande; los que habitáis en región, sombra, de muerte, luz resplandecerá sobre vos:
3 la mayor parte del pueblo, la que condujiste en tu alegría; y se alegrarán delante de ti, como los que se alegran en siega, y al modo que los que reparte botín;
4 por esto: porque ha sido quitado el yugo el que sobre ellos yacía, y la vara, la sobre su cerviz; pues la vara de los que estrechaban, dispersó; como el día, el sobre Madián.
5 Porque toda estola reunida con dolo; y vestidura, con permuta, pagarán; y querrán haber sido ellos mismos quemados(b).
6 Porque un pequeñuelo nos ha nacido; un hijo nos ha sido dado, cuyo principado ha sido hecho sobre su hombro(c); y es llamado su nombre: de gran consejo Angel, Admirable, Consejero, Dios fuerte, Poderoso, Príncipe de paz, Padre del futuro siglo. Pues yo traeré paz sobre los príncipes, y paz y sanidad a él.
7 Grande, el principado de él y de su paz no habrá término, sobre el trono de David y su reyecía; para rectificarla y auxiliar en juicio y en justicia, desde ahora y por el siglo; el celo del Señor de los ejércitos hará esto.
8 Muerte ha enviado el Señor sobre Jacob, y ha venido sobre Israel.
9 Y conocerán todo el pueblo de Efraín y los asentados en Samaria, de altanería y altivo corazón diciendo:
10 «Ladrillos han caído; pero venid, piquemos piedras, y cortemos sicomoros y cedros y edifiquémonos torre.
11 Y henderá Dios a los alzados contra el monte Sión, contra ellos; y a los enemigos disipará:
12 a Siria, desde el sol de oriente, y a los helenos, desde el sol de ocaso, a los que devoran a Israel a toda boca. Con todo esto, no se ha apartado el furor, sino que todavía, la mano excelsa.
13 Y el pueblo no se volvió hasta que percutido fue; y al Señor no buscaron.
14 Y quitó el Señor de Israel cabeza y cola, grande y pequeño, en un día;
15 anciano y los que los rostros admiran: éste, el principado(d): y a profeta enseñando lo inicuo; éste la cola.
16 Y habrá quienes feliciten a este pueblo, engañando; y engañan para devorarlos.
17 Por esto en los jovencillos de ellos no se alegrará el Señor; y de sus huérfanos y viudas no se apiadará; pues todos, inicuos y malos; y toda boca habla lo injusto. Con todo esto no se ha apartado el furor, sino que todavía, la mano excelsa.
18 Y quemada será, como fuego, la iniquidad; y como broza seca, devorada será de fuego; y quemada en las espesuras de la sierra; y devorará al par lo en torno de las colinas(e) todo;
19 por furor de ira del Señor abrasada está la tierra toda; y será el pueblo como quemado de fuego; el hombre de su hermano no se apiadará,
20 sino que declinará a la diestra, porque hambreará, y comerá de la siniestra; y no se hartará hombre, no, comiendo las carnes de su brazo.
21 Pues comerá Manasés a Efraín, y Efraín a Manasés(f); pues juntos asediarán a Judá. Con todo esto, no se ha apartado el furor sino que todavía, la mano excelsa.
1 Continuación. Profecía contra Asiria. ¡Ay de los que escriben(a) maldad! porque escribiendo maldad escriben,
2 declinando juicio de pobres, rapiñando causa de indigentes de mi pueblo, para que les sea viuda en despojo, y huérfano en presa.
3 Y ¿qué harán el día de la visitación? pues la tribulación de lejos os vendrá. Y ¿a quién os refugiaréis para que se os ayude? Y ¿dónde dejaréis vuestra gloria,
4 para no caer en transmigración? —Con todo esto, no se ha apartado la ira, sino que todavía, la mano excelsa.
5 ¡Ay de los asirios! la vara de mi furor y la ira está en las manos de ellos.
6 Mi ira contra gente inicua; y a mi pueblo ordenaré hacer despojos y presa, y hollar las ciudades y ponerlas en polvareda.
7 El mismo(b) no así pensó, y con el alma no así ha considerado; empero se mudará su mente, hasta para gentes exterminar no pocas.
8 Y si le dijeren: «Tú sólo eres príncipe»;
9 también dirá: «¿No he tomado la región la sobre Babilonia y Calane, donde la torre se edificó, y he tomado a Arabia, y a Damasco y Samaria?
10 Al modo que éstas he tomado, también todos los principados tomaré. ¡Ululad, las esculturas, en Jerusalén y en Samaria!
11 Pues, al modo que hice a Samaria y a las manuhechuras(c) de ella, así haré también a Jerusalén y a los ídolos de ella».
12 Y será: cuando consumare el Señor, todo(d) haciendo en el monte Sión y Jerusalén; traerá sobre la mente la grande: sobre el príncipe de los asirios y sobre la altura de la gloria de sus ojos.
13 Pues ha dicho: «En la fuerza haré; y en la sabiduría del entendimiento quitaré límites de gentes; y la fuerza de ellas depredaré;
14 y sacudiré ciudades habitadas; y la habitada(e) toda cogeré con la mano, como nido; y como abandonados huevos alzaré; y no hay quien escape de mí ni me contradiga.
15 ¿Acaso glorificada será segur sin el que corta en ella? ¿O se exaltará sierra, sin el que tira de ella? ¡Como si alguno alzase vara o leño(f), y no así!
16 Sino que enviará el Señor de ejércitos contra tu honra deshonra; y contra tu gloria fuego ardiente arderá.
17 Y será la luz de Israel(g) en fuego, y le santificará en fuego ardiente, y comerá, así como hierba la selva.
18 Aquel día se extinguirán los montes, y las colinas y las sierras(h); y devorará de alma(i) a carnes; y será el que huye, como el que huye de llama ardiente;
19 y los residuos de ellos serán un número(j), y un pequeñuelo los escribirá.
20 Y será en aquel día ya no proseguirá(k) lo residuo de Israel; y los salvados de Jacob no estarán ya confiados en los que les agravian, sino que estarán confiados en el Dios; el santo de Israel, por la verdad.
21 Y estará lo residuo de Jacob sobre Dios fuerte.
22 Y, si(l) se hiciera el pueblo de Israel como la arena de la mar, el resto de ellos se salvará.
23 Palabra consumadora y despedazadora en justicia —porque palabra despedazada(m) el Señor hará en la habitada toda.
24 Por esto, esto dice el Señor de ejércitos: «No temas, pueblo mío, los habitantes en Sión, de los asirios, porque en vara te percutirá; pues plaga traeré sobre ti para ver el camino de Egipto(n);
25 pues todavía un poco, y se calmará la ira, y el furor mío sobre el consejo de ellos.
26 Y suscitará Dios sobre ellos, según la plaga de Madián en sitio de tribulación; y el furor de él al camino, el a lo largo del mar, contra el camino, el a lo largo de Egipto.
27 Y será: en aquel día se quitará su yugo, de tu hombro, y su temor de ti; y se pudrirá el yugo, de vuestros hombros.
28 Pues llegará a la ciudad de Aggai, y pasará a Magedó, y en Macmás pondrá su armadura;
29 y pasará la hondonada y llegará al Aggai: temor cogerá a Rama, ciudad de Saúl.
30 Huirá la hija de Galeím, será oída Laísa, escuchada en Anatot;
31 y se aterró Madebená y los habitantes de Gibeir.
32 Consolad hoy de que en el camino quede(o) con la mano consolad al monte, a la hija de Sión; —y las colinas, las de Jerusalén(p):
33 he aquí el dominador Señor de ejércitos conturbará a los gloriosos con fuerza; y los excelsos por la soberbia, quebrantados serán, y los excelsos, humillados;
34 y caerán excelsos a cuchilla; y el Líbano con los excelsos caerá(q).
1 El Mesías y su reino. Conversión de judíos y gentiles. Y saldrá una vara de la raíz de Jesé; y una flor(a) de la raíz ascenderá;
2 y reposará sobre él espíritu de Dios, espíritu de sabiduría y entendimiento, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de conocimiento y piedad;
3 le llenará espíritu de temor de Dios. No según la apariencia juzgará; ni según el habla argüirá;
4 sino que juzgará, al humilde, juicio; y argüirá(b) a los humildes de la tierra; y percutirá la tierra con la palabra de su boca; y, en el aliento a través de los labios, arrebatará al impío;
5 y estará de justicia ceñido su lomo, y en verdad envueltos sus costados;
6 y pacerá junto lobo con cordero; y leopardo reposará con cabrito; y becerrillo y toro, y león juntos pacerán, y niñito pequeño los guiará;
7 y buey y oso juntos pacerán, y juntos los hijuelos de ellos estarán; y león, como buey, comerá pajas;
8 y niñito infante sobre agujeros de áspides, y en cubil de crías de áspides la mano meterá,
9 y no harán mal, no; y no podrán perder, no, a ninguno en el monte, el santo, mío; pues se ha llenado el universo del conocer al Señor; cual si agua mucha cubriese mares.
10 Y se alzará, en aquel día, la raíz de Jesé y el que se levantare, a principar sobre gentes; en él gentes esperarán y será el reposo de él, honra.
11 Y será: aquel día tornará el Señor a manifestar su mano, celando al dejado resto del pueblo: el que fuere dejado por los asirios, y por Egipto, y por Babilonia, y Etiopía, y por elamitas, y por el sol oriente, y de Arabia.
12 Y alzará insignia a las gentes, y congregará los perecidos de Israel; y los dispersos de Judá congregará de las cuatro alas de la tierra.
13 Y se quitará el celo de Efraín; y los enemigos de Judá perecerán; Efraín no celará a Judá; y Judá no atribulará a Efraín.
14 Y volarán en navíos de filisteos; el mar a la vez depredarán, y a los del sol oriente e Idumea; y sobre Moab primero las manos echarán; y los hijos de Amón primero obedecerán.
15 Y yermará el Señor la mar de Egipto, y echará su mano sobre el río, con ráfaga violenta, y percutirá siete hondonadas(c), hasta pasársele en calzado.
16 Y habrá paso para el residuo del pueblo en Egipto; y será para Israel, como el día que salieron de tierra de Egipto.
1 Cántico de gratitud Y dirás en aquel día: «Bendígote, Señor, por esto: porque te airaste conmigo, y apartaste tu furor y apiadástete de mí.
2 He aquí mi Dios, mi salvador; confiado estaré en él, y no temeré; por esto: porque mi gloria y mi loor, Señor; y se me ha convertido en salvación.
3 Y sacad agua, con alegría, de las fontanas de la salud».
4 Y dirás en aquel día: «Celebrad al Señor; vociferad su nombre; anunciad entre las gentes sus glorias; rememorad que se ha enaltecido su nombre.
5 Celebrad el nombre del Señor, pues cosas excelsas ha hecho; pregonad esto en toda la tierra.
6 Alborozaos y alegraos, los habitadores de Sión, pues se ha enaltecido el Santo de Israel, en medio de ella».
1 Visión que vio Isaías, hijo de Amós contra Babilonia.
2 Sobre monte campestre alzad insignia; levantad la voz a ellos; exhortad con la mano: abrid, ¡los príncipes!
3 Yo mando, y yo a ellos!(a). Gigantes vienen, para llenar mi furor, alegres a la vez y ultrajadores.
4 Voz de gentes muchas sobre los montes, símil a la de gentes muchas; voz de reyes y gentes reunidas. Señor de ejércitos mandó a gente armipotente,
5 que venga de tierra en lontananza, de sumo fundamento del cielo(b), Señor y sus armipotentes(c), para perder toda la habitada(d).
6 Ululad, que cerca(e); día del Señor, y quebranto de parte de Dios vendrá.
7 Por esto toda mano se disolverá; y toda alma de hombre acobardará.
8 Turbaránse los ancianos, y congojas les cogerán como de mujer parturiente; y se lamentarán el uno con el otro, y se pasmarán, y su semblante, cual llama, demudarán.
9 Pues he aquí día del Señor viene insanable, de furor e ira, a poner la habitada, desierta, y a los pecadores perder de ella.
10 Pues los astros del cielo, y el Orión y todo el ornato del cielo la luz no darán, y se entenebrecerá al sol naciente; y la luna no dará su luz(f).
11 Y mandaré a la habitada toda males, y a los impíos, sus pecados; y perderé altanería de inicuos; y altanería de soberbios humillaré.
12 Y serán los residuos, preciosos más que el oro no fogueado(g); y un hombre más precioso será que la piedra, la de Ofir.
13 Pues el cielo se enfurecerá, y la tierra se sacudirá de sus cimientos, por el furor de ira del Señor de los ejércitos, en el día que sobreviniere su furor(h).
14 Y serán los residuos como corcilla fugitiva, y como oveja errante, y no habrá quien congregue, para que un hombre a su pueblo vuelva; y un hombre a su región ahuyentado sea.
15 Pues quien fuere cogido, oprimido será; y los que congregados fueren, a cuchilla caerán.
16 Y a sus hijos destrozarán a su vista; y sus casas depredarán; y sus mujeres tendrán.
17 He aquí os suscito los medos, que no aprecian plata, ni de oro necesidad tienen.
18 Arcos de jovencillos quebrantarán, y de vuestros hijos no se lastimarán, no; ni a tus hijos perdonarán sus ojos.
19 Y será Babilonia, la llamada gloriosa por rey de caldeos, del modo que destruyó Dios a Sodoma y Gomorra:
20 no será habitada por el sempiterno tiempo; y no entrarán, no, en ella por muchas generaciones; y no la atravesarán, no, árabes; y pastores no reposarán, no, en ella.
21 Y reposarán allí fieras, y se llenarán las casas de eco; y reposarán allí sirenas(i); y demonios(j) allí danzarán;
22 y onocentauros(k) allí habitarán; y nidificarán erizos en las casas de ellos.
1 Caída de Babilonia. Epinicio. Profecía contra Filistea. Luego viene, y no tardará; y se apiadará el Señor de Jacob y mirará a Israel, y elegirá todavía a Israel; y reposarán sobre la tierra de ellos; y el advenedizo se agregará a ellos, y se agregará a la casa de Jacob;
2 y les tomarán gentes e introducirán en el lugar de ellos; y heredarán, y se multiplicarán sobre la tierra en siervos y siervas; y serán cautivados sus cautivadores(a), y señoreados sus señoreadores.
3 Y será: aquel día te reposará el Señor, de tu dolor y tu furor de tu servidumbre, la dura, con que les serviste.
4 Y alzarás este treno sobre el rey de Babilonia, y dirás: «¿Cómo ha reposado el exactor, y reposado el apremiador?
5 Quebrantó el Señor el yugo de los pecadores, el yugo de los príncipes;
6 percutiendo gente con furor, con plaga insanable; hiriendo gente con plaga de furor, la que no ha perdonado, reposó confiado.
7 Toda la tierra vocifera con alegría;
8 y los leños del Líbano alegráronse sobre ti, y el cedro del Líbano: «desde que tú te has dormido, no ha ascendido quien nos corte».
9 El infierno abajo se exacerbó, saliéndote al encuentro; congregáronsete al par todos los gigantes —que principaron a la tierra, que excitaron de sus tronos, a todos los reyes de las gentes(b).
10 Todos responderán y te dirán: También tú, cautivo, igualmente que nosotros; y entre nosotros has sido contado.
11 Descendió al infierno tu gloria, tu mucha alegría; por debajo de ti tenderán podredumbre, y tu cobertor gusano.
12 ¿Cómo has caído del cielo, el lucero, el al alba naciendo? quebrantado ha sido al suelo el que enviaba cerca de todas las gentes(c).
13 Y tú dijiste en tu pensamiento: «Al cielo ascenderé; sobre las estrellas del cielo pondré mi trono; me sentaré en monte excelso, sobre los montes los excelsos, los al aquilón;
14 ascenderé sobre las nubes; seré semejante al Altísimo».
15 Y ahora al infierno descenderás y a los fundamentos de la tierra.
16 Los que te vieren, maravilláranse de ti y dirán: «Este hombre, el que irritaba la tierra, el que sacudía reyes;
17 el que ponía la habitada entera desierta; y las ciudades de él arrasó; a los en cautiverio no soltó.
18 Todos los reyes de las gentes se durmieron en honor; hombre(d) en su casa;
19 tú, empero, arrojado serás en los montes, como muerto abominado, con muchos muertos traspasados de cuchillas, bajando al infierno.
20 Al modo que un vestido en sangre manchado, no será puro; así ni tú serás puro, por esto: porque la tierra mía perdiste y al pueblo mío mataste; no permanecerás, no, por el sempiterno tiempo, simiente mala.
21 Prepara tus hijos a ser degollados por los pecados de su padre, para que no se levanten y hereden la tierra y llenen la tierra con guerras.
22 «Y me alzaré a la vez sobre ellos, dice el Señor de los ejércitos, y perderé su nombre, y reliquias y simiente»; esto dice el Señor.
23 Y pondré a Babilonia, desierta, hasta habitar erizos; y será para nada; y la pondré de lodo abismo, en perdición».
24 Esto dice el Señor de los ejércitos: «del modo que he dicho, así será; y del modo que he decretado así permanecerá,
25 para perder a los asirios sobre la tierra, la mía, y sobre los montes míos, y serán en holladura, y será quitado de ellos(e) el yugo de ellos; y su fulgor(f) de los hombres será quitado.
26 Este, el decreto que ha decretado el Señor sobre la habitada toda; y ésta, su mano, la excelsa, sobre todas las gentes.
27 Pues lo que Dios, el santo ha decretado, ¿quién disipará? y su mano, la excelsa ¿quién apartará?
28 El año que murió el rey Acaz, hízose esta palabra:
29 «No os alegréis, los filisteos todos, de haberse quebrantado el yugo del que os hería; pues de simiente de sierpe saldrá cría de áspides, y la cría de ellos saldrá sierpes volantes(g);
30 y serán apacentados menesterosos por él; y menesterosos hombres sobre paz descansarán; pues quitará en hambre tu simiente; y los residuos tuyos quitará.
31 Ululad, puertas de ciudades; clamen ciudades turbadas, los filisteos todos; que del aquilón humo viene, y no hay como estar.
32 ¿Y qué responderán reyes de gentes? Porque el Señor ha fundado a Sión, y por él se salvarán los humildes del pueblo.
1 La palabra la contra la Moabítide De noche perecerá la Moabítide; que de noche perecerá el muro de la Moabítide.
2 Contristaos sobre vos mismos; pues ha perecido también Debón, donde, vuestra ara; allí subiréis a llorar sobre Nabau, la moabítide. Ululad; sobre toda cabeza, calvicie(a); todos brazos, destrozados;
3 en las calles de ella ceñíos sacos; y plañid sobre las casas de ella, y en sus calles, y en sus villas; todos ululad con llanto.
4 Porque ha clamado Esebón y Elealé; hasta Yasa se ha oído la voz de ellos, por esto el lomo de la Moabítide clama; el alma de ella conocerá.
5 El corazón de la Moabítide clama en sí, hasta Segor; porque becerra es tresañal; y sobre la subida Luit a ti llorando subirán, el camino de Aronim. Clama quebranto y sacudimiento,
6 el agua de Nemerin desierta estará y la hierba de ella desfallecerá; que hierba verde no habrá.
7 ¿Acaso también así habrá de salvar? Traeré sobre la hondonada a los árabes, y la tomarán.
8 Pues tocó la grita al confín de la Moabítide, la de Agalini; y alarido de ella, hasta el pozo de Ailim.
9 Y el agua de Dimón se llenará de sangre; pues traeré sobre Dimón árabes, y quitaré la simiente de Moab y Ariel, y el residuo de Adamá.
1 Continuación Enviaré como reptiles sobre la tierra(a) ¿Acaso peña desierta es el monte de la hija de Sión?(b).
2 Pues serás, cual de volátil volado cría quitada; serás, hija de Moab; y tras esto, Arnón, mucho.
3 Consulta; y haced amparo de lloro para ella siempre; en meridianas tinieblas huyen; se han espantado; no seas llevado(c).
4 Habitarán contigo los fugitivos de Moab. Serán amparo para vosotros(d), a faz del perseguidor; pues han sido quitados tus aliados, y el príncipe ha perecido, el que conculcaba desde la tierra.
5 Y se levantará, con misericordia, un trono; y se sentará sobre él, con verdad, en tabernáculo de David, uno que juzgue e investigue juicio, y apresure justicia.
6 Hemos oído la altanería de Moab, altanero sobremanera; la altanería he ponderado. No así tu profecía; no así(e).
7 Ululará Moab; pues en la Moabítide todos ulularán; y de los habitantes de Déset cuidarás; y no te confundas.
8 Las llanuras de Esebón llorarán; la vid de Sebamá. Los que devoráis las gentes; conculcad las vides de ella hasta Yaser; no os aferréis, no; vagad por el desierto; los enviados(f), abandonados han sido; pues pasaron hasta el mar.
9 Por esto lloraré como el lloro de Yazer, a la vid de Sebamá. Tus árboles ha derribado Esebón y Elealé; porque sobre tu siega y tu vendimia hollaré, y todo caerá.
10 Y quitada será alegría y alborozo de las viñas; y en tus viñas no se alegrarán, no, y no hollarán, no, vino en los lagares; pues cesaron.
11 Por esto mi seno sobre Moab, como cítara, sonará; y mi interior, como muro, has renovado(g).
12 Y será, para que te confundas, lo que laboró Moab en las aras, y entrarás en las manuhechuras de ella, para orar; y no podrá, no, librarse.
13 Esta, la palabra que habló el Señor sobre Moab, cuando habló.
14 Y ahora digo: «en tres años, de años de jornalero(h), deshonrada será la gloria de Moab, con todas sus riquezas las muchas; y quedará poquísimo(i), y no honrado».
1 La palabra contra Damasco He aquí Damasco será quitada(a) de ciudades, y será en ruina;
2 abandonada por el siglo, en cubil de greyes y reposo; y no habrá quien(b) persiga;
3 y no estará ya fortificada para refugiarse Efraín, y no ya reyecía en Damasco y lo demás de los siros; pues tú no mejor eres que los hijos de Israel y su gloria.
4 Esto dice el Señor de ejércitos: Habrá en aquel día desfallecimiento de gloria de Jacob; y las grosuras de su gloria sacudidas serán.
5 Y será del modo que si alguno recogiere mies estante(c); y semilla de espigas segare, y será del modo que si alguno recogiere espiga en hondonada seca,
6 y hubiere quedado en ella paja, o como granos de oliva dos o tres en sumidad excelsa, o cuatro o cinco sobre las ramas de ellas han sido dejados; esto dice el Señor, el Dios de Israel.
7 Aquel día confiado estará el hombre en el que le hizo; y sus ojos al Santo de Israel mirarán;
8 y no estarán, no, confiados en las aras, ni en las hechuras de sus manos, que hicieron sus dedos; y no verán los árboles(d) ni sus abominaciones.
9 Aquel día estarán tus ciudades abandonadas; al modo que abandonaron(e) los amorreos y los heveos, a faz de los hijos de Israel; y estarán desiertas;
10 por esto: porque abandonaste a Dios, tu salvador; y del Señor, tu ayudador, no te acordaste; por esto plantarás plantación infiel(f) y simiente infiel;
11 y el día que plantares, errarás; y si(g) temprano sembrares, florecerá en mies(h) el día que repartieres y, como padre de hombre, repartieres a tus hijos.
12 ¡Ay de la multitud de gentes muchas! Como mar fluctuante, así seréis turbados; y la espalda(i) de gentes muchas; como agua sonará;
13 como agua mucha, gentes muchas; como agua mucha con ímpetu arrastrada. Y le exterminará y lejos le perseguirá como pelusa de paja de aventadores en frente del viento; y como a polvo de rueda una racha llevando,
14 A la tarde —y habrá llanto; antes del alba— y no será. Esta, la parte de los que os han depredado, y herencia a los que os heredaron.
1 Contra Etiopía ¡Ay de la tierra —de barcos alas!(a) más allá de los ríos de Etiopía;
2 el que envía, en mar, rehenes y epístolas papiráceas por sobre el agua(b). Pues irán mensajeros veloces a gente excelsa, y peregrino pueblo y pesado— ¿quién, más allá de él? Gente desesperada y conculcada(c). Ahora los ríos de la tierra
3 todos —como región habitada, será habitada la región de ellos. Así como señal desde un monte será alzada, como de trompeta voz oíble será.
4 Porque así me dijo Señor: «Seguridad habrá en la ciudad mía; como luz de ardor de mediodía, y como nube de rocío en día de siega será.
5 Antes de la mies, cuando se consumare la flor, también el agraz florecerá, flor agraceando; y quitará(d) los racimillos, los pequeños, con las hoces, y los sarmientos quitará y cortará.
6 y abandonará a la vez a los volátiles del cielo y las bestias de la tierra; y se juntarán sobre ellos los volátiles del cielo; y todas las bestias de la tierra sobre él(e) vendrán».
7 En aquel tiempo se ofrecerán dones al Señor de los ejércitos, de pueblo atribulado y arrancado, y de pueblo grande(f), desde ahora y por el sempiterno tiempo; gente esperanzada y conculcada que está en la parte del río de la región, al(g) lugar donde(h) el nombre del Señor de los ejércitos, monte Sión.
1 Visión de Egipto He aquí el Señor sentado está sobre nube ligera, y vendrá a Egipto(a), y sacudiránse las manuhechuras de Egipto a faz de él; y el corazón de ellos se desmayará en ellos.
2 Y se levantarán egipcios contra egipcios; y guerreará hombre contra su hermano, y hombre contra su prójimo, ciudad contra ciudad, y comarca contra comarca.
3 Y se turbará el espíritu de los egipcios en ellos; y su consejo disiparé; y consultarán a sus dioses y sus simulacros y a los que desde el suelo vocean y a los ventrílocuos.
4 Y entregaré a Egipto en manos de hombres(b), señores duros; y reyes duros los señorearán. Esto dice el Señor de los ejércitos.
5 Y beberán los egipcios agua, la junto al mar, y el río(c) desfallecerá y se secará;
6 y desfallecerán los ríos y los canales del río; y se secará toda juntura de agua y en todo pantano de caña y papiro;
7 y el carrizo, el verde, todo, en torno del río y lo sembrado a par del río se secará perdido por el viento.
8 Y gemirán los pescadores, y gemirán todos los que tiran anzuelos al río; y los que tiran redes, y los pescadores de red se lamentarán.
9 Y vergüenza cogerá a los que labran el lino, el partido, y a los que labran el biso;
10 y estarán los que los labran, en dolor; y todos los que hacen la cerveza, se entristecerán y las almas afligirán.
11 Y fatuos estarán los príncipes de Tanis: los sabios consejeros del rey; el consejo de ellos se infatuará. ¿Cómo diréis al rey: «Hijos de entendidos, nosotros, hijos de reyes, de los del principio?».
12 ¿Dónde están ahora tus sabios, y anúnciente y digan qué ha decretado el Señor de los ejércitos sobre Egipto?
13 Desfallecieron los príncipes de Tanis; y exaltados fueron los príncipes de Menfis, y extraviarán a Egipto por tribus.
14 Pues el Señor les ha mezclado espíritu de extravío, y extraviaron a Egipto en todas las obras de ellos; como se extravía el ebrio y el vomitante a la vez.
15 Y no tendrán los egipcios obra que haga cabeza y cola, y principio y fin.
16 Y aquel día serán los egipcios como mujeres en miedo y en temblor, a faz de la mano del Señor de los ejércitos; la que él les lanzará.
17 Y será la región de los judíos, para los egipcios, en espanto: todo el que se la nombrare —temerán por el decreto que ha decretado el Señor sobre ella.
18 Aquel día habrá cinco ciudades en Egipto, hablando la lengua la cananea, y jurando al nombre del Señor de los ejércitos; Ciudad Asedec(d) será llamada la una ciudad.
19 Aquel día habrá altar para el Señor en región de egipcios, y columna al fin de ella para el Señor,
20 y estará en señal por el siglo, al Señor, en región de Egipto; pues clamarán al Señor por los que les atribularen; y les enviará un hombre que les salvará; juzgando salvaráles.
21 Y conocido será el Señor para los egipcios; y conocerán los egipcios al Señor en aquel día, y harán sacrificios, y votarán votos al Señor, y pagarán.
22 Y percutirá(e) el Señor a los egipcios con plaga y los sanará con sanidad, y se volverán al Señor, y los escuchará y los sanará.
23 Aquel día habrá el camino de Egipto a asirios, y entrarán asirios a Egipto; y egipcios irán a asirios, y servirán egipcios a los asirios(f).
24 Aquel día será Israel tercero en los egipcios y asirios, bendito en la tierra,
25 que bendijo el Señor de los ejércitos, diciendo: Bendito, mi pueblo, el en Egipto y el en asirios, y heredad mía, Israel».
1 Próxima cautividad de egipcios y etíopes El año que entró Tartán en Azoto, cuando fue enviado por Sargón, rey de asirios y guerreó contra Azoto y la tomó;
2 entonces habló el Señor a Isaías, hijo de Amós, diciendo: «Ve y quita el saco de tu lomo; y las sandalias desata de tus pies, y haz así, yendo desnudo(a) y descalzo.
3 Y dijo el Señor: Del modo que ha andado mi niño, Isaías, desnudo y descalzo tres años, tres años serán en señales y prodigios a los egipcios y etíopes;
4 pues así traerá rey de asirios la cautividad de Egipto y de etíopes: jovencillos y ancianos, desnudos y descalzos a la vez, que han descubierto la vergüenza de Egipto.
5 Y se avergonzarán superados sobre los etíopes; en los que estaban confiados los egipcios; pues eran, para ellos, gloria.
6 Y dirán los habitadores de esta isla(b) en aquel día: «He aquí nosotros estábamos confiados en huir a ellos, en ayuda, los que no han podido salvar de rey de asirios; y ¿cómo nosotros hemos de salvar?».
1 Ruina de Babel por los persas y medos. Contra Idumea y Arabia. La visión del desierto. Como tormenta a través de desierto irá, de desierto viniendo, de tierra; espantosa.
2 La visión y dura se me ha anunciado. El devastador devasta; el prevaricador prevarica. Sobre mí los elamitas, y los legados de los persas sobre mí vienen. Ahora gemiré y me consolaré a mí mismo.
3 Por esto se ha llenado mi lomo de desmayo; y congojas me han cogido, cual a la parturiente; desatiné por no oír, me apresuré(a) por no ver.
4 Mi corazón vaga(b); y la iniquidad me sumerge; mi alma paró en temor.
5 Prepara la mesa; comed, bebed; alzando, los príncipes, preparad broqueles;
6 pues así me dijo el Señor: «Yendo ponte un atalaya, y lo que vieres, anuncia».
7 Y vi montadores cabalgantes dos, y montador de asno y montador de camello(c). Oyete oída mucha;
8 y llama a Urías(d) a la atalaya». El Señor dijo: «He estado constantemente, de día, y sobre el campamento he estado, toda la noche;
9 y he aquí, él mismo viene montador de biga». Y respondiendo, dijo: «Ha caído Babilonia; y todos sus simulacros y todas sus manuhechuras han sido quebrantadas en la tierra».
10 Oíd, los residuos y los doloridos; oíd lo que he oído al Señor de los ejércitos: el Dios de Israel os ha anunciado.
11 A mí llama(e) desde Seír: Custodiad, antemurales(f).
12 Custodio por la mañana y la noche. «Si buscares, busca y conmigo habita;
13 en la sierra(g) a la tarde, dormirás, en el camino de Dedán.
14 Al encuentro al sediento agua llevad, los habitantes de la región de Temán; con panes encontrad a los fugitivos,
15 por la muchedumbre de los muertos, y por la muchedumbre de los errantes, y por la muchedumbre de la cuchilla, y por la muchedumbre de los arcos, los tendidos; y por la muchedumbre de los caídos en la guerra.
16 Por esto: porque así díjome el Señor: «Aún un año como año de jornalero —desfallecerá la gloria de los hijos de Cedar;
17 y el residuo de los arcos, los poderosos, de hijos de Cedar será poco; —porque el Señor, el Dios de Israel, ha hablado».
1 La palabra del valle de Sión ¿Qué te ha acontecido que habéis ahora, ascendido todos a terrados vanos?(a).
2 Has llenado la ciudad de clamantes; los heridos tuyos, no heridos en cuchillas; ni tus muertos, muertos de guerra(b);
3 todos tus príncipes han huido; y los cautivos duramente atados están; y los fuertes en ti, lejos han huido.
4 Por esto dije: «Dejadme, amargamente lloraré; no os empeñéis en consolarme del quebrantamiento de la hija del linaje mío»;
5 porque día de turbulencia y perdición, y holladura y errabundez, de parte del Señor de los ejércitos; en valle de Sión yerran; de pequeño a grande yerran por los montes.
6 Y los elamitas cogieron aljabas, montadores hombres sobre bridones; y congregación de enfilamiento.
7 Y serán tus electos valles: se llenarán de carros; y los cabalgadores obstruirán tus puertas;
8 y descubrirán las puertas de Judá;
9 y mirarán aquel día, a las electas casas de la ciudad, y descubrirán lo oculto de las casas del alcázar de David. Y vieron que muchos son; y que apartó el agua de la antigua piscina a la ciudad,
10 y que arrasaron las casas de Jerusalén para fortificaciones de muro para la ciudad.
11 Y os habéis hecho agua en medio de los dos muros dentro de la piscina, la antigua; y no habéis mirado al que desde el principio la hizo; y al que la creó no habéis visto.
12 Y llamó el Señor, Señor de ejércitos en aquel día, llanto y plañido, y rasura y ceñidura de sacos;
13 ellos, empero, hicieron alegría y alborozo, degollando becerros y sacrificando ovejas, para comer carnes y beber vino, diciendo: «Comamos y bebamos, que mañana morimos».
14 Y descubierto esto está en las orejas del Señor de ejércitos; pues no os perdonará este pecado, hasta que muráis.
15 Esto dice el Señor de los ejércitos: «Ve al pastoforio, y di a Somnás, el tesorero:
16 «¿Qué, tú aquí? y ¿qué para ti hay aquí; que te cortaste aquí monumento, y te hiciste, en alto, monumento, y te picaste, en piedra, tabernáculo?»
17 He aquí ahora el Señor de los ejércitos lanza y quebranta varón; y quitará tu estola y tu corona, la gloriosa;
18 y te arrojará a región grande y desmesurada, y allí morirás; y pondrá tu carro, el hermoso, en deshonra, y la casa de tu príncipe en holladura;
19 y quitado serás de la administración tuya y del grado tuyo.
20 Y será en aquel día, y llamaré a mi niño, a Eliacim, el de Helcías,
21 y le vestiré tu estola; y tu corona le daré según poder; y tu administración daré en mano de él; y será, como padre, para los habitantes de Jerusalén y para los habitantes de Judá.
22 Y le daré la gloria de David, y principará y no habrá quien contradiga, y daré la llave de casa de David sobre su hombro; y abrirá y no habrá quien cierre; y cerrará y no habrá quien abra.
23 Y lo pondré príncipe en lugar fiel(c), y será para trono de gloria de la casa de su padre;
24 y estará confiado en él todo glorioso en casa de su padre, de pequeño a grande, y estarán pendientes de él,
25 aquel día. Esto dice el Señor de los ejércitos: «Movido será el hombre, el afianzado en lugar fiel; y quitado será, y caerá, y exterminada la gloria, la sobre él; pues el Señor ha hablado».
1 La palabra de Tiro Ululad, naves de Cartago, pues ha perecido y ya no vienen de tierra de Cetim: llevada ha sido cautiva.
2 ¿A quiénes símiles han sido hechos los habitadores de la ínsula negociantes de Fenicia, que atravesaban la mar,
3 en agua mucha, simiente de negociantes? como siega entrándose, los negociantes de las gentes.
4 «Ruborízate, Sidón», dijo la mar; y la fuerza de la mar dijo: «No parturí, ni parí, ni crié jovencillos ni exalté doncellas(a)».
5 Y, cuando oíble se hiciere a Egipto, les cogerá angustia por Tiro.
6 Y dos a Cartago; ululad, los habitadores de esta ínsula.
7 ¿Acaso ésta no era vuestra altanería desde el principio, antes de ser entregada ella?
8 ¿Quién ha decretado esto sobre Tiro? ¿Acaso más flaca es, o no vale? los mercaderes de ella, gloriosos; príncipes de la tierra.
9 Señor de ejércitos ha decretado disolver toda la altanería de los gloriosos; y deshonrar a todo glorioso sobre la tierra.
10 Labra tu tierra; pues que barcos ya no vienen de Cartago.
11 Y tu mano ya no vale por el mar la que irrita reyes, Señor de ejércitos ha mandado acerca de Canaán(b) perder su fuerza,
12 Y dirán: «Ya no proseguiréis ultrajando y agraviando a la hija de Sidón; y si te fueres a Cetim, ni allí reposo habrá para ti;
13 y a tierra de caldeos, también ésta ha sido yermada por los asirios; el muro de ella ha caído.
14 Llorad barcos de Cartago, que pereció vuestro baluarte.
15 Y será en aquel día: abandonada será Tiro setenta años, como tiempo de rey, como tiempo de hombre(c), y será después de setenta años, será Tiro como cantar de ramera.
16 Coge cítara, divaga, ciudad ramera, olvidada; hermosamente citariza, mucho canta, para que de ti memoria se haga.
17 Y será: después de los setenta años, visitación hará Dios de Tiro, y de nuevo será restaurada a lo antiguo; y será emporio a todos los reinos de la habitada sobre la faz de la tierra.
18 Y será su negociación y ganancia cosa sagrada al Señor; no para ellos será congregada, sino para los que habitan delante del Señor: toda negociación de ella: comer y beber y saciarse, y en escote memorial delante del Señor.
1 Sobre Judá y el mundo He aquí el Señor arruinará el orbe, y lo yermará y descubrirá su faz y perderá sus habitantes.
2 Y será(a) el pueblo, como el sacerdote; y el niño, como el amo; y la servidora, como el ama: será el que compra, como el que vende; el que presta como al que se presta; y el que debe, como al que se debe.
3 Con destrucción destruida será la tierra y con saqueo, saqueada la tierra; pues la boca del Señor ha hablado esto.
4 Ha llorado la tierra, y ha sido destruida la habitada; han llorado los excelsos de la tierra;
5 la tierra empero, delinquió, por los habitadores de ella; por esto: porque traspasaron la ley, y mudaron los preceptos, alianza sempiterna.
6 Por esto maldición comerá a la tierra; pues han pecado sus habitadores; por esto indigentes serán los habitantes de la tierra; y dejados serán hombres pocos.
7 Llorará vino; llorará vid; gemirán todos los que alegran al alma.
8 Ha cesado alegría de tímpanos; cesado arrogancia y riquezas de impíos; cesado voz de cítara.
9 Avergonzáronse; no bebieron vino; amarga se tornó la sidra a los bebedores.
10 Yermada ha sido toda ciudad; cerrará casa para no entrar.
11 Ululad por el vino doquiera; ha cesado toda alegría de la tierra; retirádose toda alegría de la tierra.
12 Y serán dejadas ciudades yermas; y casas abandonadas perecerán.
13 Esto todo será en la tierra, en medio de las gentes; del modo que alguien rastrojea oliva, así los rastrojearán; y cuando cesare la vendimia.
14 Estos(b) con clamor vocearán; y los dejados sobre la tierra(c), se alegrarán juntamente de la gloria del Señor; turbárase el agua de la mar(d).
15 Por esto la gloria del Señor en las ínsulas será de la mar; el nombre del Señor glorioso será.
16 Señor, Dios de Israel, desde las alas de la tierra portentos hemos oído: «Esperanza al pío». Y dirán: «Ay de los que desechan, los que desechan la ley:
17 temor y hoyo y lazo sobre vosotros los que habitáis sobre la tierra».
18 Y será: el que huyere del temor, caerá en el hoyo; y el que saliere del hoyo, será prendido por el lazo; pues las ventanas del cielo se han abierto, y sacudiránse los cimientos de la tierra.
19 Con turbación será turbada la tierra; y con pobreza se empobrecerá la tierra;
20 ha vacilado como ebrio y capuloso; y será sacudida, como custodia frutal(e) la tierra; pues ha prevalecido sobre ella la iniquidad; y caerá, y no podrá levantarse, no.
21 Y traerá Dios sobre el ornato del cielo la mano, y sobre los reyes de la tierra.
22 Y congregarán congregación de ella en prisión; y encerrarán en fortificación; por muchas generaciones visitación habrá de ellos.
23 Y se derretirá el ladrillo y caerá el muro(f); porque reinará el Señor, desde Sión y desde Jerusalén y a faz de los ancianos glorificado será.
1 Epinicio al Mesías glorioso Señor Dios, te glorificaré; cantaré tu nombre, porque has hecho admirables cosas: decreto antiguo verdadero; ¡sea!
2 Porque has puesto ciudades en túmulo, ciudades fortificadas para que no cayeran sus cimientos; de los impíos ciudad por el siglo no será edificada, no.
3 Por esto te bendecirá el pueblo el pobre; y ciudades de hombres agraviados te bendecirán.
4 Pues te has hecho a toda ciudad humilde, ayudador, y a los desfallecidos de indigencia, amparo —de hombres malos líbrales— amparo de sedientos y aliento de hombres agraviados,
5 como hombres pusilánimes sedientos en Sión; de hombres impíos(a) a quien nos has entregado.
6 Y hará Señor de ejércitos a todas las gentes(b): sobre este monte beberán alegría; beberán vino;
7 se ungirán con ungüento en este monte. Entrega todo esto a las gentes; porque este consejo, sobre todas las gentes.
8 Ha devorado la muerte prevaleciendo; y de nuevo quitó el Señor Dios toda lágrima de todo semblante; el oprobio del pueblo quitó de toda la tierra; pues la boca del Señor ha hablado.
9 Y dirán aquel día: «He aquí, nuestro Dios, en quien esperábamos, también nos salvará; este Señor; le hemos aguardado y alborozádonos; y nos alegraremos en la salud nuestra».
10 Reposo dará Dios sobre este monte, y conculcada será la Moabítide, al modo que huellan era en carros;
11 y largará sus manos al modo que también él humilló para perder; y humillará(c) su altanería sobre las cosas sobre que las manos lanzó;
12 y la alteza del refugio de tu muro humillará; y bajarán hasta el pavimento.
1 Epinicio por la restauración de Israel Aquel día, cantarán este cantar sobre tierra de la Judea: «He aquí ciudad fuerte; y salvador pondrá el muro y circunmural.
2 Abrir puertas: entre pueblo guardando justicia y guardando verdad,
3 acogiendo verdad y guardando paz. Pues en ti con esperanza
4 esperé, Señor, hasta el siglo, el Dios, el grande, el eterno;
5 quien, humillando, bajas los habitadores de excelsitudes; ciudades fortificadas derribarás y bajarás hasta el pavimento;
6 y los hollarán plantas de mansos y humildes».
7 Camino de píos recto se ha hecho; el camino de los píos también aderezado.
8 Pues el camino del Señor, juicio; hemos esperado en tu nombre y en la memoria
9 que desea nuestra alma. Con noche madruga mi espíritu a ti, Dios; por esto; porque luz tus preceptos sobre la tierra; justicia aprended los que habitáis sobre la tierra.
10 Que ha cesado el impío; todo el que no aprendiere, no, justicia sobre la tierra; verdad no hiciere, no —quitado sea el impío, para que no vea la gloria del Señor.
11 Señor, excelso tu brazo; y no supieron; y, conociendo, confundidos serán; celo cogerá a pueblo indisciplinado; y ahora fuego a los adversarios comerá.
12 Señor, nuestro Dios, paz danos; puesto todos nos has devuelto.
13 Señor, nuestro Dios, poséenos; Señor, fuera de ti, otro no conocemos; tu nombre nombramos.
14 Y los muertos(a) vida no verán, no; ni médicos(b), no suscitarán, no; por esto los has llevado y perdido, y quitado todo lo masculino de ellos(c).
15 Añádeles males, Señor; añade males a los gloriosos de la tierra.
16 Señor, en tribulación, acordéme de ti; en tribulación pequeña, tu disciplina a nosotros.
17 Y, como la parturiente se acerca al parir; en su congoja ha gritado, así hemos sido hechos para el amado tuyo(d).
18 Por tu temor, Señor, en vientre cogimos y parturimos y parimos: espíritu de tu salvación(e) hicimos sobre la tierra; empero caerán todos los que habitan sobre la tierra.
19 Resurgirán los muertos, y resucitarán los en los monumentos, y se alegrarán los en la tierra, pues el rocío, el de ti, sanidad les es; más la tierra de los impíos caerá.
20 Ve, pueblo mío, entra en tus cámaras; cierra tu puerta; ocúltate un poco —tanto cuanto; hasta que pase la ira del Señor—.
21 Pues he aquí Señor, desde el santo, trae su ira sobre los que habitan sobre la tierra; y descubrirá la tierra la sangre de ella, y no ocultará los occisos.
1 Castigo del dragón. La viña. Perdón de Israel. En aquel día traerá Dios la cuchilla, la santa y la grande y la fuerte, sobre el dragón —sierpe fugitivo; sobre el dragón— sierpe sinuoso: arrebatará al dragón—(a).
2 Aquel día, viña hermosa: anhelo(b) de entonar sobre ella:
3 «Yo, ciudad fortificada, ciudad asediada(c)» —En vano la he de abrevar; pues capturada será en la noche, y en el día caerá el muro.
4 No hay ninguna que no la haya cogido; ¿quién me pondrá a guardar rastrojo en campo? Por esta adversaria(d) la he desechado. — De consiguiente por esto ha hecho el Señor todo cuanto ha ordenado. «Quemada estoy»,
5 (gritarán los habitantes de ella) hagamos paz».—
6 Los venideros, hijos de Jacob; germinarán; y florecerá Israel; y se llenará la habitada con el fruto de él.—
7 ¿Acaso no como él(e) ha percutido, también él así percutido será? y, como él ha arrebatado, arrebatado será?
8 Riñendo y oprobiando, los despedirá: ¿No tú estabas meditando con el espíritu, el duro, arrebatarlos con espíritu de furor?
9 Por esto quitada será iniquidad de Jacob, y esto es la bendición de él; cuando yo quitare su pecado; cuando pusieren(f) todas las piedras de los altares destrozadas, cual polvo fino; y no quedaren, no, sus árboles y sus ídolos trozados, tal como encinar(g) en lontananza.—
10 La habitadora(h) grey suelta estará; como grey abandonada; y estará mucho tiempo en pasturaje; y allí reposarán(i).—
11 Y, después de un tiempo, no habrá en ella(j) toda verdura por haberse secado. Mujeres venidas al espectáculo, llegaos; porque no es pueblo que tenga entendimiento; por esto no se lastimará, no, quien los hizo; y quien los plasmó, no se apiadará, no.—
12 Y será en aquel día: vallará Dios, desde el foso del río(k) hasta Rinocorura(l), y vosotros congregad uno por uno los hijos de Israel—.
13 Y será en aquel día: trompetearán con la trompeta, la grande, y acudirán los perecidos en la región de los asirios y los perecidos en Egipto, y adorarán al Señor sobre el monte, el santo, en Jerusalén.
1 Contra Israel y Judá Ay de la corona del ultraje, los mercenarios de Efraín, la flor la caída de la gloria sobre la cima del monte, el pingüe(a); los ebrios, sin vino(b).
2 He aquí cosa fuerte y dura, el furor del Señor; como granizo descargando, no teniendo reparo, con violencia descargando; como de agua gran muchedumbre, arrastrando región, a la tierra hará descanso;
3 con las manos y los pies conculcada será la corona del ultraje; los mercenarios de Efraín.
4 Y estará la flor, la caída de la esperanza de la gloria, en sumidad del monte, el excelso; como precursor de higo(c); el que lo ve, antes de que su mano lo coja, lo querrá devorar.—
5 Aquel día será el Señor de los ejércitos la corona de la esperanza la tejida de la gloria, para lo dejado del pueblo;
6 dejados serán en espíritu de juicio, sobre juicio y fuerza estorbando arrebatar.—
7 Pues éstos de vino prevaricando están, hanse extraviado por la sidra; sacerdote y profeta desvariaron por la sidra; han sido absorbidos por el vino; han vacilado de la ebriedad, extraviádose; ésta es la señal.—
8 Maldición comerá a este consejo; que este consejo, por avaricia—
9 ¿A quién hemos anunciado males, y a quién anunciado anunciación?— ¡los destetados de leche, los apartados de pecho(d)!
10 ¡Tribulación sobre tribulación aguarda tú; esperanza tras esperanza; todavía un poco, todavía un poco!(e)...
11 por desprecio de labios, por lengua otra(f), porque hablarán a este pueblo,
12 diciéndoles: «¡Este, el refrigerio al sediento, y éste, el quebranto(g)!» y no han querido oír.—
13 Y será para ellos el dicho del Señor «tribulación sobre tribulación, esperanza tras esperanza; todavía un poco, todavía un poco», para que vayan y caigan de espaldas: y quebrantados serán y peligrarán y serán capturados.—
14 Por esto oíd palabra del Señor, varones atribulados, y príncipes de este pueblo, el en Jerusalén:
15 «Porque habéis dicho: «Hemos hecho pacto con el infierno, y con la muerte conciertos: tormenta descargándose si pasare, no vendrá, no, sobre nosotros, hemos puesto mentira por nuestra esperanza, y de la mentira nos ampararemos».
16 Por esto así dice señor Señor: «He aquí yo echo en los fundamentos de Sión una piedra preciosa, selecta, angular, honorífica— en los fundamentos de ella, y el que creyere, no será confundido, no.
17 Y pondré juicio en esperanza,(h) y la misericordia mía, en balanza; y los que se han fiado en vano de mentira:(i) porque no pasará, de vosotros tormenta;
18 ¿acaso también quitará de vos el pacto de la muerte, y la esperanza vuestra, la en el infierno, no permanecerá, no? tormenta descargándose si sobreviniere, seréis, para ella, en conculcación.—
19 Cuando pasare, os llevará; temprano, temprano, pasará de día; y en noche habrá esperanza mala. Aprended a oír,
20 angustiados(j); no podemos combatir, y nosotros mismos flaqueamos para congregarnos(k).
21 Así como monte(l) de impíos— se levantará el Señor, y será en la hondonada de Gabaón: con furor hará sus obras, de amargura obra; y el furor de él extrañamente procederá; y la podredumbre de él, extraña(m),
22 Y vosotros no os alegréis, ni se robustezcan vuestras ataduras; por esto: porque consumadas y cortadas cosas(n) he oído al Señor de los ejércitos las que hará sobre toda la tierra,
23 Escuchad y oíd la voz mía; atended y oíd las palabras mías(o).
24 ¿Acaso todo el día arará el arador? ¿o la semilla predispondrá antes de labrar la tierra?
25 ¿no, cuando hubiere emparejado la faz de ella, entonces siembra pequeño eneldo o comino; y luego siembra trigo y cebada, y mijo y escanda en sus lindes?
26 Y serás enseñado por el juicio de tu Dios, y te alegrarás.
27 Pues no con dureza se limpia el eneldo; y la rueda del carro no girará sobre el camino; sino que con vara se sacude el eneldo;
28 y el camino con pan(p) se comerá. Pues no por el siglo yo contra vosotros me airaré; ni la voz de amargura mía os hollará.
29 Y éstos, del Señor de los ejércitos han salido portentos: deliberad, ensalzad vana consolación.
1 Asedio y salvación de Jerusalén. Obcecación e iluminación. Ay ciudad de Ariel(a), con la que guerreó David, acumulad frutos, año por año; comed, pues comed con Moab.
2 Pues estrecharé a Ariel, y será la fuerza de ella y las riquezas para mí.
3 Y cercaré, como David, sobre ti; y lanzaré en torno de ti vallado, y pondré, en torno de ti torres;
4 y humilladas serán, en la tierra, tus palabras; y en la tierra tus palabras se hundirán; y serán como los que vocean, de la tierra — la voz tuya(b); y contra el pavimento tu voz desfallecerá.
5 Y serán como polvareda de rueda las riquezas de los impíos; y como pelusa arrastrada, la muchedumbre de los que te señorean; y será como un(c) punto, súbitamente,
6 de parte del Señor de los ejércitos, pues visitación habrá, con trueno, y terremoto y voz grande: tormenta descargándose y llama de fuego devoradora.
7 Y serán como soñador(d) por entre sueños de noche, las riquezas de todas las gentes, cuantos militaron contra Jerusalén, y todos los congregados contra ella y los atribulantes de ella.
8 Y, como los que en el sueño comen y beben, y, levantándose, vano el ensueño; y al modo que sueña el sediento como que bebe, y, levantándose; todavía sed tiene y su alma en vano ha esperado; así serán las riquezas de todas las gentes cuantos han militado contra el monte de Sión—
9 Desmayad y, pasmaos, embriagaos, no de sidra, ni de vino;
10 porque os ha abrevado el Señor con espíritu de compunción; y cerrará los ojos de ellos y de sus profetas, y sus príncipes, los que ven lo oculto.
11 Y os serán todas estas palabras como las voces de este libro, el sellado(e), que, si lo dieren a hombre sabedor de letras, diciendo: «Lee esto»; dirá: «No puedo leer, que sellado está»,
12 Y será dado este libro en manos de hombre no sabedor de letras, y le(f) dirá: «Lee esto»; y dirá: «No sé letras».
13 Y dijo el Señor: Acércaseme este pueblo en su boca, y en los labios de ellos me honran; pero su corazón lejos está de mí; y en vano me veneran, enseñando preceptos de hombres y enseñanzas.
14 Por esto he aquí proseguiré trasladando a este pueblo; y los trasladaré, y perderé la sabiduría de los sabios; y la prudencia de los prudentes ocultaré.
15 Ay de los que de profundidad consejo hacen; y estarán en tinieblas sus obras, y dirán: «¿Quién nos ha visto? Y ¿quién nos conocerá o lo que nosotros hacemos?».
16 ¿No como barro de alfarero seréis reputados? ¿Acaso dirá la figura a su figurador: «No tú me has figurado? o la hechura al hacedor: «¿No prudentemente me has hecho?».
17 Ya no un poco, y trasladado será el Líbano; como el monte, el Quérmel(g), y el Quérmel por encinar será reputado(h).
18 Y oirán en aquel día sordos palabra de libro; y los en la obscuridad y los en la niebla ojos de ciegos verán.
19 Y alborozaránse menesterosos, por el Señor, en alegría; y los desesperados de los hombres llenaránse de alegría.
20 —Ha desfallecido prevaricador y perecido soberbio; y han sido exterminados los que prevarican en maldad,
21 y los que hacen pecar a los hombres en palabra; y a todos los que arguyen en puertas, por tropiezo pondrán(i); pues han desviado, por lo injusto, lo justo.
22 Por esto, esto dice el Señor sobre la casa de Jacob, la que separó, desde Abrahán: «No será ahora avergonzado Jacob; ni ahora la faz mudará;
23 sino que, cuando vieren los hijos de ellos mis obras, por mí santificarán mi nombre; y santificarán al santo de Jacob; y al Dios de Israel temerán.
24 Y conocerán los errantes de espíritu prudencia; y los murmuradores aprenderán a obedecer, y las lenguas las balbucientes aprenderán a hablar paz.
1 Contra la alianza con Egipto. Castigo y perdón. Ay de hijos apóstatas, dice el Señor; habéis hecho consejo, no por mí; y pactos, no por el espíritu mío, para añadir pecados a pecados;
2 Los que van a descender a Egipto; a mí empero, no han consultado— para ser ayudados de Faraón, y amparados de egipcios.
3 Pues seráos amparo de Faraón, en vergüenza, y a los confiados en Egipto, oprobio.
4 Pues hay en Tanis príncipes mensajeros malos;
5 en vano trabajarán para pueblo que no les aprovechará para ayuda, sino para vergüenza y oprobio. La visión de los cuadrúpedos, los en el desierto.
6 En la tribulación y la angustia, león y cachorro de león; después también áspides y engendros de áspides volantes(a); que llevaban(b) sobre asnos y camellos sus riquezas a gente que no les aprovecharán.
7 ¡Egipcios, cosas vanas y vacías os aprovecharán! Anúnciales que «vana, esta vuestra consolación».
8 Ahora, pues, sentándote escribe en boj esto y en libro(c); pues será por días esto, por tiempo y hasta el siglo.
9 Porque pueblo desobediente son, hijos mendaces; los que no querían oír la ley de Dios;
10 los que dicen a los profetas: «No nos anunciéis»; y a los que las visiones ven: «No nos habléis; sino habladnos y anunciadnos otra seducción;
11 y apartadnos de este camino; quitad de nosotros esta senda; y quitad de nosotros el dicho(d) de Israel.»—
12 Por esto, esto dice el Santo de Israel: Porque desobedecisteis estas palabras, y esperasteis en mentira; y porque murmuraste, y confiado te has vuelto en esta palabra;
13 por esto os será este pecado como muro cayendo de súbito de ciudad fortificada tomada, a la que de súbito se presenta la caída;
14 y la caída de ella será como quebrantamiento de vaso barrizo, —desde la alfarería cosas desmenuzadas, hasta no hallar en ellas barro en que fuego lleves, y en que saques agua poca».
15 Así dice el Señor, Señor el santo de Israel: «Cuando, convertido gimieres, entonces salvarás y conocerás dónde estabas; pues confiabas en los vanos(e); vana la fuerza de vosotros se hizo. Y no queríais oír;
16 sino que dijisteis: «Sobre caballos huiremos»; por esto huiréis —y «sobre ligeros aurigas estamos»; por esto ligeros serán, los que os persiguen.
17 Mil, por voz de uno huirán; y, por voz de cinco, huirán muchos; hasta que estéis abandonados como palo sobre monte, y como enseña ondeando sobre collado.
18 Y de nuevo aguardará Dios a lastimarse de vosotros; y por esto se exaltará para apiadarse de vosotros; por esto: porque juez, Señor, vuestro Dios; bienaventurados, los que quedan con él—.
19 Por esto: porque pueblo santo en Sión habitará; y Jerusalén con lloro ha llorado: «Apiádate de mí», se apiadará de ti; la voz de tu clamor, cuando vio, te escuchó.
20 Y os dará el Señor pan de tribulación y agua estrecha; y ya no se acercarán a ti, los que te extravían; pues tus ojos verán a los que te extravían;
21 y tus orejas oirán las palabras de los que, detrás de ti, extraviaban, los que decían: «Este, el camino; andemos en él, sea derecho, sea izquierdo».
22 Y contaminarás los ídolos, los plateados y los dorados; pulverizados harás(f) y aventarás como agua de menstruosa; y como estiércol los lanzarás.
23 Entonces será la lluvia para la semilla de tu tierra; y el pan(g) del fruto de tu tierra será hartura y lozano; y pacerá tu ganado, aquel día, sitio pingüe y anchuroso;
24 vuestros toros y bueyes los que labran la tierra, paja mezclada comerán en cebada aventada;
25 y habrá, sobre todo monte alto y sobre todo collado elevado, agua corriente, en aquel día, cuando hubieren perecido muchos, cuando hubieren caído torres.
26 Y será la luz de la luna como la luz del sol; y la luz del sol será séptupla, en el día que hubiere sanado el Señor el quebranto de su pueblo; y el dolor de tu plaga sanará.
27 He aquí el nombre del Señor viene, tras de tiempo, abrasador furor; con gloria, el dicho de sus labios, el dicho, de ira lleno; y la ira del furor, como fuego comerá;
28 y su hálito, como agua en hondonada arrastrando llegará hasta el cuello, y se dividirá, para turbar gentes, por extravío vano; y los perseguirá extravío, y los cogerá a faz de ellos.
29 «¿Acaso(h) siempre es menester os alegréis, y entréis en lo santo mío, siempre así como festeantes; y así como gozosos entréis con flauta en el monte del Señor, al Dios de Israel?».
30 Y oíble hará el Señor la gloria de su voz; y el furor de su brazo, para manifestar con furor e ira y llama devoradora, fulminará vehementemente, y como el agua y granizo precipitándose con violencia.
31 Que, por la voz del Señor superados serán asirios con la plaga con que los percutirá.
32 Y le(i) estará en contorno, de donde era de ellos la esperanza de ayuda; en que él confiaba; ellos(j) con tímpanos y cítara le debelarán en cambio.
33 Pues tú(k) ante días pedido serás(l); ¿acaso también a ti preparado está el reinar? —hondonada profunda, leña puesta, fuego y leña mucha; el furor del Señor, como hondonada de azufre encendida(m).
1 El Señor, no Egipto, salvará a Israel Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, los en caballos confiados y en carros; pues hay muchos, y en caballos muchedumbre sobremanera; y no han estado confiados en el Santo de Israel; y al Señor no han buscado.
2 Y él sabiamente trajo sobre ellos males; y su palabra no se frustrará, no; y se alzará sobre casas de hombres malos; y sobre la esperanza de ellos, la vana,
3 al egipcio hombre(a), y no a Dios; de caballos carnes; y no hay amparo; y el Señor extenderá su mano sobre ellos; y afanaránse los amparadores; y juntamente todos perecerán.
4 Que así me dijo el Señor: Del modo que gritare el león o el cachorro sobre la caza que ha cogido, y vociferare sobre ella, hasta llenarse los montes de su voz, y vencidos fueren, y la muchedumbre del furor temblaren; así descenderá el Señor de los ejércitos a militar sobre el monte de Sión, sobre los montes de ella.
5 Como aves volantes, así escudará el Señor de los ejércitos sobre Jerusalén; escudará y librará, y conservará y salvará.
6 Convertíos, los que el profundo acuerdo acordasteis e inicuo, hijos de Israel.
7 Pues, aquel día, desecharán los hombres las manuhechuras de ellos, las argénteas, y las manuhechuras, las áureas, que hicieron sus manos;
8 y caerá Asur. No cuchilla de varón ni cuchilla de hombre le devorará; y huirá no ante faz de cuchilla; y los jovencillos serán en derrota;
9 pues de peña serán cercados, como de valladar, y derrotados; y el fugitivo capturado.
1 Ventura del nuevo reino Esto dice el Señor: Bienaventurado el que tiene en Sión simiente y domésticos en Jerusalén. Pues he aquí rey justo reinará; y príncipes, con juicio, principarán.
2 Y estará el hombre ocultando sus palabras; y ocultado será como de agua impetuosa; y aparecerá en Sión, como río impetuoso, glorioso, en tierra sedienta.
3 Y ya no estarán confiados en hombres; sino que las orejas a oír darán.
4 Y el corazón de los débiles atenderá a oír; y las lenguas las balbucientes pronto aprenderán a hablar de paz;
5 y ya no dirán, no, al necio que príncipe; y ya no dirán, no, tus ministros: «¡Calla!».
6 Pues el necio cosas necias hablará; y su corazón cosas vanas entenderá, para consumar inicuas, y hablar al Señor extravío, para disipar almas hambrientas; y las almas, las hambrientas vacías hará.
7 Pues el consejo de los malos cosas inicuas aconsejará, para perder a humildes en palabras injustas, y desparramar palabras de humildes en juicio.
8 Pero los píos cosas cuerdas aconsejaron; y este consejo permanecerá.
9 Mujeres ricas, levantaos y oíd mi voz; hijas en esperanza(a), escuchad mis palabras.
10 De día de año memoria haced, en dolor con esperanza. Consumida ha sido la vendimia; ha cesado, ya no vendrá, no;
11 pasmaos, entristeceos, las confiadas; desvestíos, desnudas haceos; ceñíos los lomos;
12 y sobre los pechos golpeaos, por campo de deseo(b) y vid de germen.
13 La tierra de mi pueblo, espina y heno subirá; y de toda casa alegría será quitada; ciudad rica,
14 casas abandonadas la riqueza de la ciudad dejarán: casas de deseo(c); y serán las villas cavernas hasta el siglo, alegría de asnos salvajes, pasturas de pastores;
15 hasta que venga sobre vosotros espíritu desde el Excelso. Y será yermo el Carmelo; y el Carmelo en sierra será reputado.
16 Y reposará en el yermo juicio; y justicia en el Carmelo habitará.
17 Y serán las obras de la justicia paz; y alcanzará la justicia reposo, los confiados hasta el siglo;
18 y habitará su pueblo en ciudad de paz; e inhabitará confiado; y reposarán con riquezas.
19 Y el granizo si descendiere, no sobre vosotros vendrá. Y serán los habitadores de las sierras confiados, como del llano.
20 Bienaventurados, los que siembran sobre toda agua(d); donde buey y asno huella.
1 Ruina del imperio universal. Triunfo de Israel. Ay de los que os enmiseran; pero a vosotros nadie hace míseros; y el que os reprueba, no reprueba; capturados serán los reprobadores y entregados; y, como polilla en vestido, así serán superados.
2 Señor apiádate de nosotros; pues en ti confiamos. Hecha ha sido la simiente de los inobedientes en perdición; pero nuestra salud(a), en tiempo de tribulación.
3 A voz de temor(b) pasmáronse pueblos, ante tu temor, y dispersáronse las gentes.
4 Y ahora juntados serán vuestros despojos, de pequeño y grande; al modo que alguno juntare langostas, así se mofarán de vosotros.
5 Santo el Dios, el que habita en lo excelso: llenádose ha Sión de juicio y justicia;
6 en ley entregados serán, en tesoros nuestra salud: allí sabiduría, y ciencia y piedad para con el Señor; éstos son tesoros de justicia.
7 He aquí ahora en vuestro temor éstos temerán; a los que temíais, clamarán de ante vosotros; mensajeros serán enviados amargamente llorando, pidiendo paz(c).
8 Pues yermadas serán las de éstos vías; reposará el temor de las gentes(d); y la con éstos alianza es quitada; y no los reputaréis, no, hombres.
9 Lloró la tierra; avergonzóse el Líbano; pantanos ha sido hecho el Sarón; manifiesta será la Galilea, y el Carmelo.
10 «Ahora, alzaréme, dice el Señor; ahora me glorificaré; ahora me exaltaré;
11 ahora veréis; ahora sentiréis: vana será la fuerza de vuestro espíritu; fuego os devorará;
12 y estarán las gentes combustas, como espina(e), en agro, lanzada y quemada.
13 Oirán los de lejos lo que he hecho; conocerán los cercanos mi fuerza.
14 Apartáronse los de Sión inicuos; cogerá temblor a los impíos; ¿quién os anunciará que el fuego arde(f)? ¿quién os anunciará el lugar, el eterno?
15 El que anda en justicia; el que habla recta vía; que odia iniquidad e injusticia, y las manos sacude de dádivas, agrava las orejas para no oír juicio de sangre, cierra los ojos para no ver injusticia;
16 éste habitará en excelsa caverna de peña fuerte: pan se le dará; y su agua, fiel.
17 Rey con gloria veréis; vuestros ojos verán tierra en lontananza;
18 nuestra alma meditará temor: ¿dónde están los letrados? ¿dónde están los consejeros(g)? ¿dónde está el que enumeraba a los que son alimentados:
19 al pequeño y grande pueblo? al que no aconsejaba(h), y no lo sabía de habla profunda(i); de modo que no oyó un pueblo despreciado; y no tiene el que oye, entendimiento.
20 He aquí Sión, la ciudad, la salud nuestra; tus ojos verán a Jerusalén; —ciudad(j) rica; tabernáculos que no serán sacudidos, no; y no se moverán, no, los clavos del tabernáculo de ella por el sempiterno tiempo; y las cuerdas de ella no serán rotas, no,
21 porque el nombre del Señor, grande para vosotros; lugar habrá para vosotros, ríos y canales anchos y espaciosos; no andarás este camino(k), ni andará barca impelida(l).
22 Porque mi Dios grande es: no pasará de mí; Señor, nuestro juez; Señor, nuestro príncipe; Señor, nuestro rey, Señor, éste nos salvará.
23 Rompiéronse tus cuerdas(m); porque no prevalecieron; tu mástil se inclinó; no soltará las velas; no alzará insignia, hasta que fuere entregada en presa; muchos cojos, pues presa harán(n);
24 y no dirán, no: «Trabajaré» el pueblo que habita en ellos(o); pues perdonóseles el pecado.
1 Perdición de los enemigos; sobre todo, de Edom Llegaos, gentes; y oíd, príncipes, oiga la tierra y los en ella, la habitada y el pueblo, el en ella.
2 Por esto: porque furor del Señor sobre todas las gentes; e ira, sobre el número de ellos, para perderlos, y entregarlos a degüello.
3 Y los heridos de ellos arrojados serán; y los muertos; y subirá su olor, y crujirán los montes de la sangre de ellos.
4 Y derretiránse todas las virtudes de los cielos; y arrollado será, como libro, el cielo; y todas las estrellas caerán, como hojas de vid; y, como caen hojas, de higuera.
5 Se ha embriagado en el cielo mi cuchilla; he aquí sobre la Idumea descenderá y sobre el pueblo de la perdición, con juicio.
6 La cuchilla del Señor se ha llenado de sangre, atiesádose de grosura, de sangre de cabrones y corderos, y de grosura de cabrones y carneros. Porque sacrificio al Señor en Bosor, y degüello grande en la Idumea;
7 y caerán los robustos con ellos, y los carneros y los toros; y se embriagará la tierra con la sangre; y de la grosura de ellos se llenará.
8 Pues día de juicio del Señor; y año de retribución de juicio de Sión.
9 Y se convertirán las hondonadas de ella en pez, y la tierra de ella en azufre; y será su tierra, como pez encendida.
10 noche y día; y no se apagará hasta el sempiterno tiempo; y subirá el humo de ella arriba; por generaciones de ella se yermará y por tiempo mucho.
11 Aves, y erizos, e ibis y cuervos habitarán en ella; y se echará sobre ella cordel de agrimensura del desierto; y onocentauros(a) habitarán en ella.
12 Sus príncipes no serán; pues sus reyes y sus magnates serán en perdición.
13 Y brotarán por las ciudades de ellos espinosos leños, y por las fortificaciones de ella; y serán dehesas en sirenas, y aula de avestruces;
14 y se encontrarán demonios con onocentauros, y bramarán otro contra el otro; allí reposarán onocentauros, hallando, para sí, reposo;
15 allí ha anidado el erizo y ha salvado la tierra los hijuelos de ella, con seguridad; allí se han encontrado ciervos, y mirádose los rostros entre sí;
16 con número han pasado, y uno de ellos(b) no ha perecido; otra a la otra no ha buscado(c); pues el Señor les ha mandado y el espíritu suyo congregádolos.
17 Y él les echará suertes; y su mano les repartió a pacer; por el sempiterno tiempo heredaréis; por generaciones de generaciones reposarán sobre ella(d).
1 Ventura de Israel en la tierra y en el cielo Alégrate, desierto sediento; alborócese el desierto, y florezca como lirio,
2 y florecerán y alborozaránse los desiertos del Jordán; la gloria del Líbano se le ha dado(a), y el decoro del Carmelo; y mi pueblo verá la gloria del Señor, y la excelsitud de Dios.
3 Confortaos, manos remisas y rodillas desfallecidas.
4 Consolaos, los pusilánimes del pensar; confortaos; no temáis. He aquí nuestro Dios juicio retribuye y retribuirá; él vendrá y nos salvará.
5 Entonces se abrirán ojos de ciegos; y orejas de sordos oirán.
6 Entonces saltará, como ciervo, el cojo; y expedita será lengua de mudos; porque rota ha sido en el desierto agua(b), y hondonada en tierra sedienta.
7 Y será la inacuosa en pantanos; y a la sedienta tierra manantial de agua habrá; allí alegría de aves, dehesas de caña y pantanos.
8 Habrá allí camino puro, y, camino santo será llamado; y no pasará, no, allí impuro; ni habrá allí camino impuro, y los dispersos andarán por él, y no errarán, no.
9 Y no habrá allí león, y de las malas bestias no subirá(c), no, a él, y no se hallará, no, allí; sino que andarán en él redimidos,
10 y congregados por el Señor; y volverán y vendrán a Sión, con alegría, y alegría eterna, sobre sus cabezas; pues sobre sus cabezas, loor y alborozo; y alegría los cogerá: huyó dolor, y tristeza y gemido.
1 Expedición de Senaquerib contra Jerusalén Y aconteció en el décimocuarto año de Ezequías reinando, subió Senaquerib, rey de asirios, sobre las ciudades de la Judea, las fortificadas y tomólas.
2 Y envió rey de asirios a Rabsaces, desde Laquis, a Jerusalén contra el rey Ezequías, con fuerza mucha; y se detuvo en el acueducto de la piscina, la superior en el camino del Campo del batanero.
3 Y salió a él Heliaquim, el de Quelquías, el ecónomo, y Somnás, el escriba, y Joac, el de Asaf, el memorialista.
4 Y díjoles Rabsaces: «Decid a Ezequías: «Esto dice el rey, el grande, rey de asirios: «¿Qué confías?
5 ¿Acaso en consejo y palabras de labios batalla se hace? Y ahora ¿en quién confías que me desobedeces?
6 He aquí confiado estás en esta vara, la cañosa, la quebrantada: en Egipto; quien se apoyare en ella, entrará en la mano de él y la perforará; así es Faraón, rey de Egipto, y todos los confiados en él.
7 Pero si decís: «En el Señor nuestro Dios confiamos(a);
8 ahora mezclaos con mi señor, el rey de asirios, y os daré dos mil caballos, si pudiereis dar aurigas sobre ellos.
9 Y ¿cómo podréis rehuir contra la faz de los gobernadores? Siervos son los que han confiado en egipcios, en caballo y auriga.
10 Y ahora ¿acaso, sin Señor, hemos subido sobre esta región a guerrear contra ella? El Señor me ha dicho: «Sube sobre esta tierra y piérdela».
11 Y díjole Heliaquim y Somnás y Joac: «Habla a tus niños en siro; pues oímos(b) nosotros, y no nos hables en judío, y ¿a qué hablas en las orejas de los hombres sobre el muro?»
12 Y díjoles Rabsaces: «¿Acaso a vuestro señor o a vosotros me ha enviado mi señor a hablar estas palabras? ¿Acaso no a los hombres, los sentados sobre el muro, para que coman estiércol y beban orines con vosotros juntamente?».
13 Y púsose Rabsaces y gritó con voz grande en judío y dijo: «Oíd las palabras del rey, el grande, rey de asirios.
14 Esto dice el rey: «No os engañe Ezequías con palabras; no podrá libraros, no;
15 y no os diga Ezequías que os librará Dios, y no será entregada, no, esta ciudad en mano de rey de asirios.
16 No oigáis a Ezequías. Esto dice el rey de asirios: «Si quisiereis se os bendiga, salid a mí, y comeréis cada cual su vid y los higos, y beberéis agua de vuestra cisterna,
17 hasta que yo venga y os tome a tierra, como tierra vuestra: tierra de trigo, y vino, y panes y viñas.
18 No os engañe Ezequías, diciendo: «Dios nos librará». ¿Acaso han librado los dioses de las gentes, cada uno a su región, de mano de rey de asirios?
19 ¿Dónde está el dios de Emat y Arfat? ¿Y dónde el dios de la ciudad de Ecfarvaím? ¿Acaso han podido librar a Samaria de mano mía?
20 ¿Quién de los dioses todos de estas gentes, que haya librado su tierra de mano mía, para que libre Dios a Jerusalén de mano mía?».
21 Y callaron, y nadie respondióle palabra, por haber mandado el rey que nadie respondiera,
22 y entró Heliaquim, el de Quelquías, el ecónomo; y Somnás, el escriba de la fuerza, y Joac, el de Asaf, el memorialista, a Ezequías, desgarradas las túnicas, y anunciáronle las palabras de Rabsaces.
1 Oración de Ezequías. Derrota de Senaquerib. Y aconteció, al oír el rey Ezequías, desgarró sus vestiduras, envolvióse en saco, y ascendió a la casa del Señor;
2 y envió a Heliaquim, el ecónomo y a Somnás, el escriba y a los ancianos de los sacerdotes envueltos en sacos, cerca de Isaías, hijo de Amós, el profeta;
3 y dijéronle: «Esto dice Ezequías: «Día de tribulación, y oprobio, y castigo e ira, el día de hoy; pues ha venido el dolor a la parturienta, y fuerza no tiene de parir.
4 Oiga Señor, tu Dios, las palabras de Rabsaces, las que envió el rey de asirios a oprobiar al Dios viviente, y oprobiar, palabras que oyó el Señor, tu Dios; y orarás a tu Señor por estos residuos(a)».
5 Y vinieron los niños del rey Ezequías a Isaías;
6 y díjoles Isaías: «Así diréis a vuestro señor: «Esto dice el Señor: «No te amedrentes por las palabras que has oído, con que me han oprobiado los legados del rey de asirios.
7 He aquí yo lanzo en él un espíritu, y, oyendo el mensaje, tornará a su región, y caerá a cuchilla en su tierra».
8 Y volvió Rabsaces, y halló al rey de asirios asediando a Lobna; pues oyó que decampó de Laquis.
9 Y salió Taraca, rey de etíopes a asediarle; y habiendo oído(b), volvió y envió mensajeros a Ezequías diciendo:
10 «Así diréis a Ezequías, rey de la Judea: «No te engañe tu Dios en quien has confiado en él, diciendo: «No será entregada, no, Jerusalén en mano del rey de asirios».
11 Tú ¿no has oído lo que han hecho reyes de asirios a toda la tierra, cómo han exterminado? ¿y tú librarás?
12 ¿Acaso los han librado los dioses de las gentes que han exterminado mis padres: a Gozán, y Carrán y Rafed, que están en región de Teemat?
13 ¿Dónde están los reyes de Emat y de Arfad? ¿y dónde de la ciudad de Ecfarvaím, Hanag, Ugavá?».
14 Y recibió Ezequías el libro de los mensajeros, y lo leyó, y ascendió a casa del Señor, abriólo delante del Señor.
15 Y oró Ezequías al Señor; diciendo:
16 «Señor de los ejércitos, Dios de Israel, el sentado sobre los querubines, tú eres el Dios solo de todo reino del orbe; tú has hecho el cielo y la tierra.
17 Inclina, Señor, tu oreja; escucha, Señor; abre, Señor tus ojos; mira Señor, y ve las palabras de Senaquerib, las que ha enviado, para oprobiar al Dios viviente.
18 Pues, en verdad, Señor, han yermado reyes de asirios el orbe entero, y la región de ellos;
19 y arrojado los ídolos de ellos en el fuego; pues dioses no eran, sino obras de manos de hombres, leños y piedras; y los han lanzado lejos.
20 Mas ahora Señor Dios nuestro, sálvanos de mano de él; para que conozca todo reino de la tierra que tú eres el Dios solo».
21 Y envió Isaías, hijo de Amós, cerca de Ezequías y díjole: «Esto dice el Señor, el Dios de Israel: «He oído lo que has orado a mí acerca de Senaquerib, rey de asirios.
22 Esta la palabra que ha hablado acerca de él Dios: «Vilipendiádote ha y escarnecídote, virgen, hija de Sión; sobre ti cabeza ha movido, hija de Jerusalén.
23 ¿A quién has oprobiado e irritado? o ¿contra quién has levantado tu voz? ¿Y no has alzado a altura tus ojos, al Santo de Israel?
24 Pues, por mensajeros, has oprobiado al Señor. Porque tú has dicho: «Con la muchedumbre de los carros, yo he subido a altura de montes y hasta lo postrero del Líbano y cortado la altura de su cedro y la hermosura del ciprés e internádome en la altura de parte del bosque;
25 y puesto puente y yermado aguas y toda congregación de agua».
26 «¿No esto has oído en otros tiempos lo que yo hice? Desde días antiguos dispuse y ahora manifesté yermar gentes en fortificaciones y a los habitadores de ciudades fortificadas;
27 solté las manos y aridecieron y fueron hechos como heno árido sobre terrados y como grama.
28 Y ahora tu reposo y tu salida y tu entrada yo sé;
29 tu furor con que enfureciste y tu amargura ha subido a mí y lanzaré morral a tu nariz y freno a tus labios y te volveré por el camino que viniste — en él.
30 Y esto, para ti la señal: come este año lo que sembraste(c); mas el año, el segundo, los restos; mas el tercero los sembradores segad y plantad vides y comed el fruto de ellas.
31 Y serán los restantes en la Judea: echarán raíz abajo y harán semilla arriba.
32 Porque de Jerusalén serán los restantes, y los salvados, del monte de Sión; el celo del Señor de los ejércitos hará esto.
33 Por esto así dice el Señor sobre rey de asirios: «No entrará, no, en esta ciudad; y no lanzará, no, sobre ella dardo; y no echará, no, sobre ella broquel; y no rodeará, no, sobre ella valladar;
34 sino que el camino que ha venido, en él retornará; y en esta ciudad no entrará, no. Esto dice el Señor:
35 «Sobreescudaré sobre esta ciudad para salvarla por mí y por David, el niño mío».
36 Y salió un ángel del Señor, y arrebató del real de los asirios, ciento ochenta y cinco millares; y levantándose, al alba, hallaron todos los cuerpos muertos.
37 Y partió, volviendo, Senaquerib, rey de asirios, y habitó en Nínive.
38 Y, adorando él en la casa de Nasarac, su patriarca(d), Adramelec y Sarasar, sus hijos, le hirieron con cuchillas, y ellos se salvaron en Armenia; y reinó Asarhaddón, su hijo, en lugar de él.
1 Ezequías enferma, y sana. Su cántico de gratitud. Y aconteció, en aquel tiempo, enfermó Ezequías de muerte; y vino a él Isaías, hijo de Amós, el profeta y le dijo: «Esto dice el Señor: dispón acerca de tu casa; que morirás tú, y no vivirás».
2 Y apartó Ezequías su rostro hacia la pared y oró al Señor
3 diciendo: «Acuérdate Señor, cómo he andado a faz tuya, con verdad, en corazón verdadero, y lo grato a faz tuya he hecho». Y lloró Ezequías con llanto grande.
4 Y vino palabra del Señor a Isaías, diciendo: «Ve y di a Ezequías»: «Esto dice el Señor, el Dios de David, tu padre:
5 «He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí añado a tu tiempo años quince;
6 y de mano de rey de asirios libraré a ti y esta ciudad, y sobreescudaré sobre esta ciudad.
7 Y ésta, para ti, la señal, del Señor, de que hará Dios esta palabra:
8 he aquí yo volveré la sombra de los grados(a) que ha bajado los diez grados de la casa de tu padre, el sol; volveré el sol los diez grados». Y subió el sol los diez grados que había bajado la sombra.
9 Oración de Ezequías, rey de Judea, cuando enfermó, y se levantó de su enfermedad.
10 Yo dije: «En la altura de mis días, en puertas de infierno, dejaré los años los restantes.
11 Dije: «Ya no veré no, la salud de Dios sobre tierra de vivientes; ya no veré, no, la salud de Israel sobre la tierra; ya no veré, no hombre.
12 Ha desfallecido(b) de la parentela mía; he abandonado el resto de mi vida; ha salido y apartádose de mí, tal como el que tienda suelta, después de clavarla; como tela mi espíritu, ante mí, se ha hecho, acercándose la tejedora a cortar.
13 En aquel día he sido entregado hasta el alba, como a león. Quebrantó todos mis huesos; pues, desde el día hasta la noche, entregado he sido.
14 Como golondrina(c), así clamaré; y, como paloma, así me acuito(d); pues han desfallecido mis ojos de mirar a la altura del cielo, al Señor, que me libró y quitó de mí el dolor del alma.
15 [¿Qué diré? cuando me prometió, lo hizo; recorro todos mis años en la amargura de mi alma(e)].
16 Señor, pues acerca de ella(f) se te anunció; y excitaste mi aliento; y, consolado he vivido(g).
17 Pues libraste a mi alma, para que no pereciera, y arrojaste tras mí todos los pecados.
18 Porque no los del infierno te loarán; ni los muertos te bendecirán; ni esperarán los del infierno tu misericordia.
19 Los vivientes te bendecirán al modo que también yo; pues, desde hoy, niñitos haré, que anunciarán tu justicia.
20 Dios de mi salud; y no cesaré de bendecirte, con salterio, todos los días de mi vida, por delante de la casa de Dios».
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1 Vanidad de Ezequías castigada En aquel tiempo envió Marodac Valadán, el hijo de Baladán, el rey de la Babilonia epístolas, y legados y dones a Ezequías; pues oyó que había enfermado de muerte, y levantádose.
2 Y alegróse de ellos Ezequías, y les mostró la casa de los aromas, y de la plata y del oro y del estacte y de los timiamas y del ungüento, y todas las casas de los vasos de la riqueza, y todo cuanto había en sus tesoros, y no hubo nada que no les mostrara Ezequías en su casa [y en todo su haber].
3 Y vino Isaías, el profeta, al rey Ezequías y le dijo: «¿Qué dicen estos hombres y de dónde han venido a ti?». Y dijo Ezequías: «De tierra lejana han venido a mí: de Babilonia».
4 Y dijo Isaías: «¿Qué han visto en tu casa?» Y dijo Ezequías: «Todo lo de mi casa han visto; y no hay en mi casa lo que no hayan visto; empero también lo de mis tesoros».
5 Y díjole Isaías: «Oye la palabra del Señor de los ejércitos:
6 «He aquí días vienen, y se llevarán todo lo de tu casa y cuanto han acumulado tus padres, hasta este día; a Babilón irá, y no dejarán nada, no»; y dice Dios
7 que «hasta de tus hijos que engendrares, tomarán y harán eunucos en la casa del rey de los babilonios».
8 Y dijo Ezequías a Isaías: «Buena, la palabra del Señor la que ha hablado; haya ahora paz y justicia en mis días(a)».
1 Consolación. Vanidad de los ídolos y poder de Dios. «Consolad, consolad a mi pueblo», dice Dios;
2 sacerdotes hablad al corazón de Jerusalén; consoladla, que se ha llenado su humildad; disuelto está su pecado; pues ha recibido de mano del Señor dobles los pecados de ella.
3 Voz del que clama en el desierto: «Preparad el camino del Señor; rectas haced las sendas de nuestro Dios.
4 Toda hondonada se rellenará, y todo monte y colina serán humillados; y será todo lo torcido en rectitud, y la escabrosa(a), en llanuras;
5 y aparecerá la gloria del Señor, y verá toda carne la salud de Dios; porque el Señor ha hablado.
6 Voz del que dice: «Clama». Y dije: «¿Qué clamaré? Toda carne, heno, y toda gloria de hombre, como flor de heno;
7 Secádose ha el heno y la flor caídose;
8 pero la palabra de nuestro Dios permanece por el siglo».
9 Sobre monte excelso asciende el que evangelizas(b) a Sión; levanta con fuerza tu voz, el que evangelizas a Jerusalén; exaltad, no temáis; di a las ciudades de Judá: «He aquí a vuestro Dios;
10 he aquí al Señor. El Señor con fuerza viene; y el brazo con dominación. He aquí su galardón, con él, y su obra delante de él.
11 Como pastor pastoreará su grey; y con su brazo congregará corderos; y preñadas consolará.—
12 ¿Quién ha medido con la mano el agua, y el cielo, con palmo, y toda la tierra con puñado? ¿Quién pesó los montes con balanza y las hondonadas con fiel?
13 ¿Quién ha conocido la mente del Señor? y ¿quién su consejero ha sido que le enseñara?
14 O ¿con quién se ha aconsejado y le ha enseñado? ¿O quién le ha mostrado juicio? O camino de entendimiento ¿quién le mostró?
15 ¡Si todas las gentes, cual gota de cubo, y cual inclinación de balanza, reputadas han sido; cual saliva reputadas serán!(c)
16 Y el Líbano, no bastante para quema, y todos los cuadrúpedos, no bastantes para holocausto;
17 y todas las gentes como nada son; y en nada han sido reputadas.—
18 ¿A quién asemejaste al Señor? ¿y a qué simulacro le asemejasteis?
19 ¿No una imagen ha hecho un artífice, o aurífice, fundiendo oro le ha dorado? ¿simulacro le ha hecho?
20 Pues leño incorruptible se elige el artífice; y sabiamente buscará donde poner su imagen, y para que no vacile.
21 ¿No conoceréis? ¿No oiréis? ¿No se os ha anunciado desde el principio? ¿No habéis conocido los fundamentos(d) de la tierra?
22 El que domina la redondez de la tierra(e) —, y los habitantes de ella, como langostas; el que puso, cual bóveda, el cielo y extendió, como tienda de habitar—;
23 el que da príncipes, como para nada principar; y la tierra, como nada hizo.—
24 Pues no plantarán, no; ni sembrarán, no; ni se radicará, no, en la tierra la raíz de ellos. Sopló sobre ellos, y secáronse; y tormenta, como fajina los cogerá.
25 Ahora, pues, ¿a quién me asemejasteis, y seré exaltado? dice el Santo.
26 Levantad a la excelsitud vuestros ojos, y ved: ¿quién ha manifestado(f) estas cosas todas? El que sacó, según número, su ornato, a todos por nombre llamará con mucha gloria, y en el poder de su fuerza, nada se te ha ocultado—
27 Pues no digas, Jacob, —y ¿qué has hablado, Israel: Escondido está mi camino ante Dios; y Dios mi juicio ha quitado y apartádose?»
28 ¿Y ahora no conoces? ¿si no has oído? Dios eterno, el Dios que ha dispuesto las sumidades de la tierra, no hambreará, ni trabajará; ni hay escudriñamiento de su prudencia;
29 dando a los hambrientos fuerza; y a los no doloridos tristeza.
30 Pues hambrearán jóvenes, y trabajarán adolescentes; y elegidos flacos serán;
31 pero los que aguardan a Dios, mudarán fuerza(g); alas criarán, como águilas; correrán, y no trabajarán; caminarán, y no hambrearán.
1 Redención de Israel Renovaos hacia mí, islas; porque los príncipes mudarán fuerza; acérquense y hablen juntamente; entonces juicio anuncien(a).
2 ¿Quién suscitó, de oriente, justicia(b), llamóla a sus plantas e irá? Dará(c) a faz de gentes; y reyes pasmará; y dará en tierra con sus cuchillas, y, como fajina arrojada, sus arcos;
3 y los perseguirá; pasará en paz la vía de sus pies.
4 ¿Quién obró e hizo esto? Llamóla, el que la llamó, de generación de principio. Yo, Dios primero, y hasta lo venidero yo soy.
5 Vieron gentes y temieron; las sumidades de la tierra acercáronse y vinieron juntamente;
6 juzgando cada uno al prójimo ayudar y al hermano; y dirá;
7 «Ha acertado varón artífice, y herrero, golpeando con martillo y a la par batiendo»; alguna vez empero, dirá: «Soldadura bella es; lo han asegurado en clavos; lo colocarán, y no se moverá».
8 Mas tú, Israel, niño mío de Jacob, a quien elegí; simiente de Abrahán, a quien amé;
9 a quien acogí, de las sumidades de la tierra; y de las atalayas de ella, te llamé, y te dije: «Niño mío eres; te he elegido y no te he abandonado.
10 No temas; que contigo soy; no yerro; pues yo soy tu Dios; que te he fortalecido, y ayudádote y asegurádote con la diestra la justa, mía.
11 He aquí se avergonzarán y ruborizarán todos los adversarios tuyos; serán cual si no fueran; y perecerán todos los contrarios tuyos;
12 los buscarás, y no hallarás, no, a los hombres que crapulearán contra ti; pues serán como si no fuesen; y no serán los que guerrean contra ti.
13 Pues yo, tu Dios, el que cojo tu diestra, el que te digo: No temas,
14 Jacob pequeñuelo Israel; yo te he ayudado, dice Dios, el que te redime, Israel.
15 He aquí que te he hecho como ruedas de carro trilladoras, nuevas, serriformes; y trillarás montes y alisarás colinas, y como pelusa pondrás;
16 y aventarás, y viento les cogerá, y tormenta les dispersará. Pero tú te alegrarás en lo santo de Israel;
17 y alborozaránse los pobres y los menesterosos. Porque buscarán agua, y no habrá; su lengua de la sed se ha secado; yo, Señor Dios yo escucharé a Israel, y no les abandonaré;
18 sino que abriré sobre los montes ríos; y en medio de las llanuras, fontanas; haré el desierto en pantanos de aguas, y la sedienta tierra en acueductos;
19 pondré en la inacuosa tierra cedro y boj, mirto y ciprés y pobo;
20 para que vean y conozcan y entiendan y sepan juntamente que mano del Señor ha hecho esto, y el Santo de Israel manifestádolo.
21 Aproximádose ha vuestro juicio dice el Señor Dios; aproximáronse vuestros consejos, dice el rey de Jacob.—
22 Aproxímense y anúncienos lo que acontecerá, o lo anterior qué era; decid y prestaremos el entendimiento, y conocerá cuál lo último y lo venidero decidnos;
23 anunciadnos lo venidero al último, y conoceremos qué dioses sois. Bien haced y mal haced y nos maravillaremos, y veremos a la vez
24 que ¿de dónde sois vosotros, y de dónde la obra vuestra? de tierra; abominación os han elegido.
25 Yo empero, suscité al del septentrión, y al del sol naciente; llamados serán con mi nombre; vengan príncipes y como barro de alfarero, y, como alfarero hollando barro así serán hollados.
26 Pues ¿quién anunciará lo del principio, para que conozcamos, y lo de adelante, y diremos qué verdadero es? No hay quien prediga ni quien escuche vuestras palabras.
27 Principado a Sión daré; y a Jerusalén consolaré para el camino.
28 Pues, de las gentes, he aquí nadie, y de los ídolos de ellas no había quien anunciara, y si les preguntare yo: «¿de dónde sois?» no me responderán, no;
29 pues son los que os hacen y vanamente los que os extravían.
1 Redención de Israel Jacob, el niño mío, le acogeré; Israel, el elegido mío(a), le ha recibido mi alma; he dado mi espíritu sobre él: juicio a las gentes publicará(b);
2 no clamará ni descuidará; ni se oirá fuera su voz.
3 Caña quebrada no quebrantará, y lino(c) humeante no apagará; sino que a verdad publicará juicio.
4 Esplenderá, y no será herido, hasta que pusiere sobre la tierra juicio; y en su nombre gentes esperarán.
5 Así dice el Señor Dios, el que ha hecho el cielo y compaginádolo; el que ha afianzado la tierra y lo en ella, y da aliento al pueblo el sobre ella y espíritu a los que la huellan:
6 «Yo, Señor Dios, te he llamado en justicia; y cogeré tu mano, y te confortaré; y te he dado en alianza de linaje en luz de gentes;
7 para abrir ojos de ciegos, sacar de prisiones aherrojados, y, de casa de cárcel, sentados en tinieblas.
8 Yo, Señor Dios —éste es mi nombre; la gloria mía a otro no daré, ni mis virtudes a esculturas.
9 Lo del principio he aquí ha venido; y lo nuevo que yo anuncio, aún antes de anunciar(d), se os ha manifestado.
10 Cantad al Señor cantar nuevo: el principado de él— glorificad su nombre, desde sumidad de la tierra, los que descendéis a la mar y la navegáis; las islas y los habitantes de ellas.
11 Alégrate, desierto y sus villas, alquerías y los habitantes de Cedar; alegraránse los habitantes de peña: de sumidad de los montes clamarán;
12 darán a Dios gloria; sus virtudes en las islas anunciarán.
13 Señor, el Dios de los ejércitos saldrá, y quebrantará guerra; excitará celo y clamará sobre sus enemigos con fuerza.
14 «He callado; ¿acaso también siempre callaré y soportaré? Como parturienta he sufrido; saldré de mí, y secaré a la vez;
15 yermaré montes y collados; y toda grama de ellos secaré; y trocaré ríos en islas, y pantanos secaré.
16 Y llevaré ciegos por vía que no conocían; y sendas que no sabían, hollar les haré; les haré las tinieblas en luz, y lo torcido, en recto.
17 Estas palabras haré; y no les abandonaré; pero ellos se han vuelto hacia atrás. Avergonzaos con vergüenza, los confiados en las esculturas; los que dicen a los conflátiles(e): «Vosotros sois nuestros dioses».
18 Los sordos, oíd; y los ciegos, mirad para ver.
19 Y ¿quién ciego sino mis niños; y sordos sino los que los señorean? Y cegáronse los siervos de Dios.
20 Habéis visto muchas veces, y no guardado(f); abiertos las orejas, y no oído.
21 El Señor Dios ha determinado que se justifique(g), y magnifique loor.
22 Y vi, y estaba el pueblo saqueado y despojado; pues el lazo, en las alcobas doquier y en las casas a la vez, donde los ocultaron, se trocaron en botín, y no había quién arrebatara presa; y no había quién dijera: «Devuelve».
23 ¿Quién de entre vosotros, el que escuchará esto? Oídlo para lo venidero.
24 ¿Quién ha dado a rapiña a Jacob, y a Israel a los que lo saquean? ¿Acaso no el Dios a quien pecaron— a él; y no quisieron en los caminos de él andar, ni oír su ley?
25 Y trajo sobre ellos ira de su furor; y prevaleció contra ellos guerra, y los incendiadores de ellos en contorno; y no conocieron cada uno de ellos, ni pusieron en el alma.
1 Redención gratuita Y ahora así dice el Señor, el Dios que te ha hecho, Jacob; y el que te ha plasmado, Israel: «No temas; que te he redimido; llamádote por tu nombre; mío eres tú.
2 Aun cuando anduvieres por agua, contigo soy, y ríos no te anegarán; aun cuando anduvieres por fuego no te abrasarás, no; llama no te abrasará;
3 porque yo, el Señor, tu Dios, el Santo de Israel; el que te salva; he hecho permuta tuya(a) a Egipto y Etiopía y Siene, por ti.
4 Desde que precioso has sido hecho delante de mí, has sido glorificado y yo te he amado, daré hombres por ti y príncipes por tu cabeza.
5 No temas; que contigo soy; desde oriente traeré tu simiente, y, desde occidente te congregaré.
6 Diré al aquilón: «Trae»; y al ábrego: «No estorbes; trae mis hijos desde tierra en lontananza; y mis hijas desde sumidades de la tierra;
7 a todos cuantos han sido llamados con mi nombre. Pues, en mi gloria, le dispuse, y le plasmé y le hice»;
8 y saqué pueblo ciego, y ojos son igualmente ciegos, y sordos que las orejas tienen.
9 Todas las gentes juntáronse a la vez; y se juntarán príncipes de entre ellos; ¿quién anunciará esto? O lo del principio ¿quién os lo anunciará? Traigan sus testigos, y sean justificados, y oigan y hablen verdad.
10 Sedme testigos, y yo testigo (dice el Señor Dios) y el niño mío a quien elegí; para que conozcáis, y creáis y entendáis que yo soy; antes de mí, no hubo otro Dios, y, después de mí, no habrá.
11 Yo, Dios, y no hay, fuera de mí, quien salve.
12 He anunciado y salvado, improperado; y no hay, en vosotros, extraño; vosotros, mis testigos; y yo, el Señor Dios
13 ya desde el principio, y no hay quien de mis manos libre; haré, y ¿quién lo apartará?».
14 Así dice el Señor, el Dios que os redime, el Santo de Israel: «Por causa de vosotros enviaré contra Babilonia, y suscitaré fugitivos todos, y caldeos en navíos serán atados.
15 Yo, el Señor, el Dios, el santo vuestro, el que manifesté a Israel vuestro rey.
16 Así dice el Señor, el que da en mar camino, y en agua violenta sendero;
17 el que saca carros y bridón y muchedumbre fuerte; empero dormirán; y no resurgirán; se han apagado, como lino apagado.
18 No rememoréis lo anterior; y lo antiguo no reflexionéis;
19 he aquí yo hago cosas nuevas que ahora nacerán; y las conoceréis. Y haré en el desierto vía; y en lo inacuoso, ríos.
20 Me bendecirán las bestias del campo, sirenas(b) e hijas de avestruces pues he dado en el desierto, agua, y ríos en lo inacuoso, para abrevar todo mi linaje, el elegido;
21 a mi pueblo que he adquirido para que mis virtudes narre.
22 No ahora te he llamado, Jacob; ni trabajar te he hecho, Israel;
23 no a mí tus ovejas del holocausto tuyo; ni en tus sacrificios me has glorificado; ni trabajado te hice en incienso;
24 ni adquiriste para mí, por dinero, víctima; ni la grosura de tus sacrificios anhelé; sino que en tus pecados pusístete delante de mí, y en tus injusticias.
25 Yo soy, yo soy el que borró tus iniquidades, por causa mía, y tus pecados; y no recordaré.
26 Pero tú recuerda, y júzguesenos. Di tú los pecados tuyos primero, para que seas justificado.
27 Vuestros padres, primeros, y vuestros príncipes prevaricaron contra mí;
28 y mancillaron los príncipes lo santo mío y di a destruir a Jacob, y a Israel a oprobio.
1 Redención de Israel. Vanidad de los ídolos. Ciro. Y ahora oye, Jacob, niño mío; e Israel a quien elegí:
2 así dice el Señor, el Dios que te ha hecho, y el que te ha plasmado desde el vientre: «Todavía serás ayudado: no temas, niño mío, Jacob, y el amado Israel, a quien elegí.
3 Que yo daré agua, en sed, a los que andan en lo inacuoso; pondré mi espíritu sobre tu simiente, y mis bendiciones sobre tus hijos;
4 y brotarán, como, en medio de agua, heno; y como sauce sobre corriente agua.
5 Este dirá: «De Dios soy»; y éste clamará en el nombre de Jacob; y otro escribirá en su mano: «De Dios soy»; en el nombre de Israel también clamará».
6 Así dice Dios, el rey de Israel y el que le ha salvado, Dios de los ejércitos: «Yo primero, y yo después de esto; fuera de mí, no hay dios.
7 ¿Quién como yo? Alcese, y llame(a) y anuncie, y disponga, para mí, desde que hice al hombre para el siglo; y lo venidero antes que venga, anuncien a vosotros.
8 No os ocultéis(b) ni erréis. ¿No habéis, desde el principio, escuchado; y os anuncié? Testigos vosotros sois de si hay Dios fuera de mí; y no oyeron entonces.
9 Los plasmadores y los escultores, todos cosas vanas, haciendo sus concupiscencias que no les aprovecharán; sino que serán avergonzados.
10 Los plasmadores de dios y escultores, todos cosas inútiles;
11 y todos, de donde fueron hechos, marchitáronse, y sordos para con hombres; congréguense todos y esténse juntos; y confúndanse y avergüéncese juntos.
12 Porque afiló un carpintero un hierro; con segur doble lo(c) elaboró y en barreno lo colocó, y lo elaboró en el brazo de su fuerza y hambreará y se debilitará, y no beberé, no, agua(d).
13 Eligiendo un carpintero un leño, lo colocó en medida, y en cola lo compuso, y lo hizo como figura de varón, y como belleza de hombre, para colocarlo en su casa.—
14 Cortó un leño de la sierra el que plantó el Señor, y lluvia desarrolló;
15 para que sea a los hombres en fuego; y, tomando de él se calentó; y quemando, cocieron panes sobre ello; y lo demás fabricaron dioses; y los adoran(e).
16 Cuya mitad de él, quemó en fuego; y sobre la mitad de él coció en las brasas, panes, y sobre ello carne asando, comió, y se hartó; y habiéndose calentado, dijo: «Dulce para mí que me calenté y vi fuego».
17 Y lo demás hizo en dios esculpido; y adora y ora, diciendo: «Sálvame, que mi dios eres tú».—
18 No han sabido pensar; pues se han entenebrecido para no ver con sus ojos y entender con su corazón.
19 Y no reflexionó en su alma ni conoció por la prudencia que la mitad de él quemó en fuego, y coció sobre sus brasas panes; y, asando carnes, comió; y el resto de él en abominación hizo; y lo adoran.
20 Sábete que ceniza, el corazón de ellos, y yerran y nadie puede librar el alma de él; ved; no diréis que: «Mentira, en mi diestra»—
21 Rememora esto, Jacob e Israel: que niño mío eres tú: te he plasmado, niño mío; y tú, Israel, no te olvides de mí.
22 Pues he aquí he borrado como nube, tus iniquidades, y como tinieblas, tus pecados; vuélvete a mí, y te redimiré.
23 Alegraos, cielos, porque se ha apiadado Dios de Israel; trompetead, los fundamentos de la tierra; clamad montes, alegría, las colinas y todos los leños de ellas; pues redimió Dios a Jacob; e Israel glorificado será.
24 Así dice el Señor, el que te redime y te plasma desde el vientre: «Yo, el Señor, el que consuma todo, he extendido el cielo, solo y afianzado la tierra.
25 ¿Quién otro disipará señales de ventrílocuos, y adivinaciones de corazón? volviendo prudentes hacia atrás; y el consejo de ellos entonteciendo;
26 y afianzando palabra de su niño, y el consejo de sus ángeles verificando; el que dice a Jerusalén: «Habitada serás»; y a las ciudades de la Idumea: «Edificadas seréis; y lo yermo de ella germinará».
27 El que dice al abismo: «Yermado serás; y tus ríos secaré»;
28 el que dice a Ciro que sea prudente, y «Todas mis voluntades hará»; el que dice a Jerusalén: «Serás edificada, y la casa, la santa mía fundaré».
1 Reinado de Ciro Así dice el Señor Dios: «A mi ungido Ciro, cuya diestra he cogido, para que obedezcan, delante de él, gentes; y fuerza de reyes destrozaré; abriré, delante de él, puertas; y ciudades no se cerrarán.
2 Yo delante de ti iré, y montes allanaré; puertas broncíneas quebrantaré, y cerrojos férreos destrozaré;
3 y te daré tesoros tenebrosos escondidos; invisibles te abriré, para que conozcas que el Señor Dios, el que llamo tu nombre, Dios de Israel.
4 Por causa de mi niño Jacob, e Israel, mi elegido, yo te llamaré por mi nombre y te acogeré; pero tú no me has conocido.
5 Porque yo, Señor Dios y no hay ya, fuera de mí, Dios; te he fortalecido y no me conocías;
6 para que conozcan los del oriente del sol, y los del ocaso que no hay fuera de mí. Yo Señor Dios; y no hay ya,
7 yo quien he fabricado luz y hecho tinieblas; quien hace paz y crea males; yo el Señor Dios, quien hace todo esto.
8 Alégrese el cielo arriba; y las nubes rocíen justicia; brote la tierra y germine misericordia; y justicia brote a la vez; yo soy el Señor, que te crié.
9 ¿Qué mejor he preparado que lodo de alfarero? ¿Acaso el arador arará la tierra todo el día?(a) ¿Acaso dirá el lodo al alfarero: «Qué haces que no trabajas, ni tienes manos? ¿Acaso responderá el plasma al que lo plasmó?
10 El que dice a su padre «¿Qué engendrarás?»; y a la madre: «¿Qué partures?»
11 Porque así dice el Señor el Dios, el Santo de Israel, el que ha hecho lo venidero: «Preguntadme acerca de mis hijos; y acerca de las obras de mis manos no me mandéis(b).
12 Yo he hecho tierra y hombre sobre ella, yo con mi mano he afianzado el cielo; yo a todas las estrellas mandado.—
13 Yo le(c) he suscitado, con justicia, rey, y todas sus vías, rectas; éste edificará mi ciudad, y el cautiverio de mi pueblo cambiará, no con rescates, no con dádivas», dice el Señor de los ejércitos.
14 Así dice el Señor de los ejércitos: «Trabajos de Egipto, y emporios de etíopes, y los sabeos varones excelsos a ti pasarán; y te serán siervos; y en pos de ti seguirán atados con grillos; y pasarán hacia ti y te adorarán y en ti orarán(d);
15 «Sí; en ti Dios está, y no hay Dios fuera de ti. Que tú eres Dios(e) (y no sabíamos), el Dios de Israel salvador».
16 Se avergonzarán y confundirán todos los contrarios de él; y andarán en vergüenza. Renovaos hacia mí, islas(f)—.
17 Israel es salvado por el Señor con salvación eterna: no serán avergonzados, ni confundidos, no, hasta el siglo.
18 Así dice el Señor, el que ha hecho el cielo, éste, el Dios, el que ha manifestado la tierra y héchola; él, delimitádola; no en vano la ha hecho, sino para habitada la ha plasmado: yo soy, y no hay más(g).
19 No en oculto he hablado, ni en lugar de tierra tenebroso; no he dicho a la simiente de Jacob: «En vano habéis buscado: yo soy, yo soy el Señor, el que hablo justicia y anuncio verdad.
20 Congregaos y llegaos; aconsejaos juntamente, los que os salváis de las gentes. No conocieron, los que alzan leño, escultura de ellos, y oran a dioses que no salvan.
21 Si anuncian, acérquense, para que conozcan juntamente quién oíbles ha hecho estas cosas desde el principio: entonces anuncióseos. Yo, Dios, y no hay otro fuera de mí; justo y salvador no hay fuera de mí.
22 Convertíos a mí y salvaréis, los de las extremidades de la tierra. Yo soy Dios, y no hay otro.
23 Por mí mismo juro, si no saldrá de mi boca justicia; mis palabras no se apartarán(h), porque a mí se doblará toda rodilla; y jurará toda lengua a Dios,
24 diciendo: Justicia y gloria a él acudirán; y serán avergonzados todos los que se apartan;
25 por el Señor se justificarán; y en Dios será glorificada toda la simiente de los hijos de Israel».
1 Perdición de los ídolos. Contra la idolatría. Cayó Bel; destrozado fue Nabo; se han hecho las esculturas de ellos, a bestias y al ganado: las lleváis atadas como carga al que trabaja,
2 está fatigado, y hambrea, que no puede ya(a); que no podrán ser salvadas de la guerra; y ellos cautivos fueron llevados—.
3 Oídme, casa de Jacob y todo el resto de Israel, los acogidos desde el vientre(b) y criados desde párvulos.
4 Hasta la vejez, yo soy, y hasta que envejezcáis, yo soy; yo os sustento, yo he hecho, y yo llevaré; yo acogeré y os salvaré.
5 ¿A quién me habéis asemejado? Ved trazad, los errantes;
6 los que juntáis oro, de la bolsa, y plata en balanza: pesarán en peso; y contratando al aurífice, hicieron manuhechuras; y, postrándose, adoráronlas;
7 llévanla sobre el hombro y se marchan; y, si la hubieren colocado, en su sitio queda: no se moverá, no; y el que clamare a ella —no oirá, no; de males no le salvará, no.
8 Rememorad esto y gemid; arrepentíos, los errantes, convertíos de corazón;
9 y rememorad lo primero del siglo; porque yo soy Dios, y no hay más, fuera de mí,
10 el que anuncio primero lo postrero, antes que se haga; —y a la vez se cumplió; y dije: «Todo mi consejo permanecerá; y todo cuanto he determinado, haré.
11 El que llamo, del oriente, el volátil(c), y de tierra lejana lo que he determinado; he hablado, y traído; creado y hecho, traídole y bien encaminado su camino.
12 Oídme, los perdidos de corazón, los alejados de la justicia.
13 He acercado mi justicia, y la salud, la de mí, no retardaré. He dado, en Sión, salud a Israel en gloria.
1 Caída de Babel Desciende, siéntate sobre la tierra, virgen, hija de Babilón; siéntate sobre la tierra, hija de caldeos; pues ya no proseguirás llamándote blanda y voluptuosa.
2 Coge molino, muele harina(a), descubre tus cubriduras; desnuda tus canas, arremanga tus pantorrillas; pasa ríos;
3 descubierta será tu vergüenza; parecerán tus ignominias; lo justo de ti quitaré; no ya entregaré, no, a hombres(b).
4 El que te salva, el Señor de los ejércitos; su nombre: Santo de Israel.
5 Siéntate quebrantada, entra en las tinieblas, hija de caldeos; no serás ya llamada: «Fuerza de reino».
6 Me irrité contra mi pueblo; mancillaste mi heredad; yo les di en tu mano; y tú no les diste misericordia; del anciano agravaste el yugo sobremodo;
7 y dijiste: «Hasta el siglo seré dominadora». No entendiste esto en tu corazón; ni te acordaste de las postrimerías.
8 Y ahora oye esto, voluptuosa, la sentada, la confiada, la diciente en su corazón: «Yo soy, y no hay otra; no me sentaré viuda, ni conoceré orfandad».
9 Y ahora vendrán de súbito sobre ti(c), en tu maleficio, en la fuerza de tus hechiceros sobremodo;
10 con la esperanza de tu maldad. Pues tú dijiste: «Yo soy, y no hay otra», sábete: inteligencia de esto habrá, y tu prostitución para ti, vergüenza, y dijiste en tu corazón: «Yo soy, y no hay otra».
11 Y vendrá sobre ti perdición, y no conocerás, no; hoyo y caerás en él, y vendrá sobre ti miseria, y no podrás, no, pura hacerte; y vendrá sobre ti de súbito perdición, y no conocerás.
12 Alzate ahora en tus hechicerías y en tu mucho maleficio, que has aprendido desde tu juventud, si podrás medrar.
13 Has trabajado en tus consejos: pónganse y sálvense los astrólogos del cielo; los que miran las estrellas, anúnciente, lo que debe sobre ti venir.
14 He aquí todos como fajina en fuego, serán quemados; y no librarán, no, su alma de la llama; porque tienes brasas de fuego para asentar sobre ellos;
15 éstos seránte ayuda; has trabajado en el cambio(d) desde la juventud; el hombre en sí mismo ha errado(e); pero para ti no habrá salvación.
1 Hipocresía judaica. Confusión de los idólatras. Salida de Babel. Oíd esto, casa de Jacob, los llamados con el nombre de Israel, y de Judá salidos; los que juráis en el nombre del Señor Dios de Israel que os acordáis no con verdad ni con justicia;
2 y que adherís al nombre de la ciudad, la santa, y en el Dios de Israel os apoyáis; —Señor de los ejércitos, es su nombre.
3 Lo primero ya anuncié, y de mi boca salió, y oíble se hizo; súbitamente hice, y sobrevino(a).
4 Sé que duro eres, y nervio férreo, tu cerviz, y tu frente, broncínea.
5 Y te anuncié lo antiguo antes de venir sobre ti: oíble te lo hice; para que un día no dijeras que «Los ídolos me lo hicieron»; y dijeras que «Las esculturas y los conflátiles me lo mandaron».
6 Oísteis todo, y vosotros no conocisteis. Empero oíbles te hice las cosas nuevas(b), desde ahora, las que han de ser,
7 y no dijiste: «Ahora sucede, y no anteriormente»; y no en anteriores días lo oíste(c); para que no digas «Sí; lo conozco».
8 Ni conociste ni creíste; ni desde el principio abriste tus orejas; pues conozco que, prevaricando, prevaricarás, e inicuo aún, desde el vientre, serás llamado.
9 Por causa de mi nombre, te manifestaré mi furor; y mis glorias traeré sobre ti, para no exterminarte.
10 He aquí te vendí, no por plata; y te saqué del horno de la pobreza(d);
11 por mí te haré; que mi nombre profanado está; y mi gloria a otro no daré.
12 Oyeme Jacob e Israel a quien llamo: yo soy primero, y yo soy por el siglo;
13 y mi mano ha fundamentado la tierra, y mi diestra afianzado el cielo; los llamaré, y se detendrán al punto;
14 y congregaránse todos y escucharán. ¿Quién les ha mandado esto? Amándote(e), he hecho tu voluntad sobre Babilón, de quitar simiente de caldeos;
15 yo he hablado, yo llamado, traídole(f) y prosperado su camino.
16 Llegaos a mí, y escuchad esto: no, desde el principio, en secreto he hablado; cuando sucedía, yo allí estaba; y ahora Señor, Señor me ha enviado y el espíritu de él.
17 Así dice el Señor, el que te libra, el santo de Israel: «Yo soy tu Dios, te he enseñado a hallar el camino en que andarás, en él.
18 Y si hubieras escuchado mis mandamientos, se hiciera así como un río tu paz; y tu justicia, como ola de mar.
19 y se hiciera como arena tu simiente y los fetos de tu vientre como el polvo de la tierra; ni ahora exterminado serás, no; ni perecerá tu nombre delante de mí—.
20 Sal de Babilón, huyendo de los caldeos; voz de alegría anunciad; y oíble hágase esto; anunciad hasta el extremo de la tierra. Decid: «Ha libertado el Señor a su siervo Jacob»;
21 y si sed tuvieren, por desierto les conducirá agua; de peña les sacará; hendiráse la peña y brotará agua, y beberá mi pueblo.
22 Porque no hay alegrarse, dice el Señor, para los impíos.
1 El Mesías redime y glorifica a Israel Oídme, islas, y atended, gentes: por tiempo mucho permanecerá(a), dice el Señor. De vientre de mi madre llamó mi nombre;
2 y puso mi boca como cuchilla aguda y bajo el amparo de su mano me ocultó; púsome como saeta escogida y en su aljaba me ocultó;
3 y díjome: «Siervo mío eres tú, Israel; y en ti me glorificaré».
4 Y yo dije: «En balde he trabajado; en vano y en nada he dado mi fuerza; por esto, mi juicio ante el Señor; y mi trabajo delante de mi Dios».
5 Y ahora así dice el Señor, el que me ha plasmado, desde el vientre, siervo para sí, para congregar a Jacob a él y a Israel. Congregado seré y glorificado delante del Señor; y mi Dios seráme fuerza.
6 Y díjome: «Grande para ti es haber sido llamado niño mío para levantar las tribus de Jacob, y la dispersión de Israel convertir; he aquí te he dado en testamento del linaje, en luz de gentes, para que seas en salud, hasta lo extremo de la tierra»—.
7 Así dice el Señor, el que te ha librado Dios de Israel: «Santificad al que envilece su alma, al que es abominado de las gentes de los siervos de los príncipes; reyes veránle, y se alzarán príncipes y le adorarán por causa del Señor; que fiel es el Santo de Israel; y te he elegido».
8 Así dice el Señor: «En tiempo acepto te escuché y en día de salud auxiliádote y plasmádote y dádote en testamento de gentes, para disponer la tierra y heredar heredades desiertas;
9 diciendo a los en cadenas: «Salid», y a los en las tinieblas: que sean descubiertos. En todos los caminos serán apacentados, y en todas sendas el pasto de ellos;
10 no hambrearán ni sedearán; ni los herirá ardor ni el sol; sino que el que se apiada de ellos, consolará; y por fuentes de aguas los llevará;
11 y pondré todo monte en camino y toda senda en pasto para ellos.
12 He aquí éstos de lejos vendrán; éstos, del septentrión y mar; y otros de tierra de persas.
13 Alegraos, cielos; y alborócese la tierra; hiéndanse los montes en alegría; pues se ha apiadado Dios de su pueblo; y a los humildes de su pueblo ha consolado.
14 Dijo Sión: «Me ha abandonado el Señor, y que el Señor me ha olvidado»—.
15 ¿Acaso se olvidará una mujer de su pequeñuelo, para no apiadarse de los frutos de su vientre? pero, si también éstos olvidare la mujer, yo empero, no me olvidaré de ti, dijo el Señor—.
16 He aquí sobre mis manos he retratado tus muros, y delante de mí estás siempre,
17 y pronto edificada serás por los que arrasada fuiste; y los que te yermaron, saldrán de ti—.
18 Alza en torno los ojos; y ve a todos; he aquí se han congregado y venido a ti; vivo yo, dice el Señor, que de todos éstos, como ornato, te vestirás, y te los pondrás como ornato, como esposa;
19 porque lo yermo tuyo y lo arrasado y lo caído, ahora se estrechará de habitantes; y alejados serán de ti, los que te devoraban.
20 pues dirán en tus orejas los hijos tuyos, que has perdido: «Estrecho para mí el lugar, hazme lugar para que habite».
21 Y dirás en tu corazón: «¿Quién me ha engendrado éstos? y yo, sin hijos y viuda, ¿éstos quién me ha criado? Y yo fui abandonada sola, y ¿éstos donde me estaban?».
22 Esto dice el Señor: «He aquí alzo a las gentes mi mano; y a las islas alzaré mi pendón, y traerán a tus hijos en regazo; y a tus hijas sobre hombros alzarán;
23 y serán reyes tus nutricios, y las princesas de ellos nodrizas tuyas; sobre faz de la tierra te adorarán; y el polvo de tus pies lamerán; y conocerás que yo, Señor; y no serán avergonzados los que me aguardan.
24 ¿Acaso cogerá alguien de gigante despojo? ¿Y si cautivare alguien injustamente, salvará?
25 Así dice el Señor: «Si alguien cautivare un gigante, cogerá despojos, y, cogiendo de fuerte, salvará, y yo tu juicio juzgaré, y yo tus hijos libraré;
26 y comerán los que te atribulaban las carnes de ellos; y beberán como vino nuevo, la sangre de ellos; y se embriagarán; y sentirá toda carne que yo el Señor, el que acudo a la fuerza de Jacob.
1 Israel desobediente; obediente el Mesías. Así dice el Señor: «¿Cuál, el libelo de repudio de vuestra madre por el cual la despedí? ¿O a qué acreedor os he vendido? He aquí por vuestros pecados habéis sido vendidos; y por vuestras iniquidades despedí a vuestra madre.
2 ¿Qué porque vine y no había hombre? ¿llamé y no había quien obedeciera? ¿Acaso no puede mi mano librar, o no puedo quitar? He aquí por mi increpación yermaré la mar, y pondré los ríos, yermos, y aridecerán los peces de ellos por no haber agua y morirán en sed.
3 Vestiré el cielo de tinieblas, y como saco pondré su manto.
4 El Señor me da lengua de enseñanza para conocer cuándo es necesario decir palabra; púsome al alba; dispúsome orejilla(a) de escuchar,
5 y la disciplina del Señor, Señor ábreme las orejas, y yo no desobedezco ni contradigo.
6 Mi espalda he dado a flagelos, y mi rostro no he apartado de vergüenza de esputos;
7 y Señor, el Señor, mi ayudador se ha hecho; por esto no he sido confundido, sino que he puesto mi rostro como dura piedra, y conocí que no seré avergonzado, no;
8 pues se llega, quien me justifica: ¿quién, el que contiende conmigo? afrónteme al par. Y ¿quién, el que contiende conmigo? lléguese a mí.
9 He aquí el Señor me ayudará: ¿quién me maltratará? He aquí todos vosotros como vestidos envejeceréis, y polilla devoraráos.
10 ¿Quién entre vosotros, el que teme al Señor? escuche la voz de su niño; los que andan en tinieblas, y no tienen luz— confiad en el nombre del Señor, y apoyaos en Dios.
11 He aquí todos vosotros fuego(b) encendéis y esforzáis llama; andáis a la luz de vuestro fuego y a la llama que habéis enardecido; por mí ha sucedido esto a vosotros, en tristeza dormiréis.
1 Salvación de Israel. Confianza en Dios. Castigo de sus adversarios. Oídme, los que perseguís lo justo y buscáis al Señor; mirad la sólida piedra que habéis cortado, y el hoyo de la cisterna que habéis cavado.
2 Mirad a Abrahán, vuestro padre y a Sara la que os ha parido; pues uno era, y le llamé, bendíjele y améle—
3 Y a ti ahora consolaré, Sión; y consolaré todos sus desiertos; y pondré sus desiertos, como un paraíso, y lo del ocaso, como un paraíso del Señor: alegría y alborozo hallarán en ella, confesión y voz de loor.
4 Oídme, oídme, pueblo mío, y los reyes a mí escuchad; pues ley de mí saldrá; y mi juicio, para luz de gentes.
5 Se acerca presto mi justicia, y saldrá, como luz, también mi salud; y en mi brazo, gentes esperarán; y a mí islas aguardarán, y en mi brazo esperarán—.
6 Alzad al cielo vuestros ojos, y mirad a la tierra abajo; pues el cielo, como humo, se ha afianzado; y la tierra, como vestido, envejecerá; y sus habitantes, como estas cosas, morirán; pero mi salud por el siglo será; y mi justicia no fallecerá, no.
7 Oídme, los que sabéis juicio, pueblo, cuya ley mía en vuestro corazón, no temáis oprobio de hombres; y por el desprecio de ellos no os aniquiléis.
8 Pues, como un vestido comido será del tiempo, y, como vellocinos comidos serán de polilla; pero mi justicia por el siglo será; y mi salud por generaciones de generaciones.
9 Alzate, álzate, Jerusalén y vístete la fuerza de tu brazo; álzate, como en principio de día, como generación de siglo.
10 ¿No eres tú la que yermas la mar, agua de abismo muchedumbre? ¿la que pusiste las profundidades de la mar camino de pasada a librados
11 y redimidos? Pues del Señor serán repatriados y llegarán a Sión con alegría y alborozo eterno; pues sobre su cabeza loor; y alegría les cogerá; huyó dolor y tristeza y gemido.
12 Yo soy, yo soy, el que te consuelo; conoce, quién siendo; temías de hombre mortal y de hijo de hombre, que, como pasto, secáronse.
13 Y te olvidaste de Dios, el que te hizo, el que hizo el cielo y fundamentó la tierra; y temías siempre todos los días el semblante del furor del que te atribulaba, del modo que trazó quitarte, y ahora ¿dónde el furor del que te atribulaba?
14 Pues, cuando te salvares, no permanecerá, ni durará;
15 pues yo, tu Dios, el que turbo la mar y retumbo sus olas, Señor de los ejércitos, mi nombre.
16 Pondré mis palabras en tu boca; y bajo la sombra de mi mano te cobijaré, en la que afiancé el cielo y fundamenté la tierra; y dirá a Sión: «Pueblo mío eres tú».
17 Alzate, álzate, levántate, Jerusalén, la que bebiste, de mano del Señor, el cáliz de su furor; pues el cáliz de la ruina, la tasa del furor apuraste y agotaste;
18 y no había quien te consolara de todos tus hijos que pariste; y no había quien te cogiera de la mano, ni de todos los hijos que exaltaste.
19 Estas dos cosas, contrarias a ti —¿quién se contristará(a) contigo?—: ruina y quebranto, hambre y cuchilla;— ¿quién te consolará?—
20 Tus hijos, los menesterosos, los durmientes en el extremo de toda pasada, como acelga medio cocida; los llenos de furor del Señor, desfallecidos por el Señor Dios.
21 Por esto oye, la humillada y ebria, no de vino.
22 Así dice el Señor Dios, el que juzga su pueblo: «He aquí he quitado de tu mano el cáliz de la ruina, la taza de mi furor, y no le volverás ya a beber,
23 y le daré en las manos de los que te han oprimido y humillado; los que dijeron a tu alma: «Inclínate, para que pasemos»; y pusiste a par de la tierra la mitad tuya(b), fuera, a los que transitaban.
1 Liberación de Israel Alzate, álzate, Sión; vístete tu fuerza, Sión; y tú vístete tu gloria, Jerusalén, ciudad la santa; ya no volverá a pasar por ti incircunciso e impuro.
2 Sacude el polvo, y levántate; siéntate, Jerusalén; desata la ligadura de tu cuello, la cautiva hija de Sión,
3 porque esto dice el Señor: «Gratis fuisteis vendidos, y no con plata rescatados seréis».
4 Así dice el Señor, Señor: «A Egipto descendió mi pueblo antes para peregrinar allí; y a asirios por fuerza fueron llevados;
5 y ahora ¿qué ahí estáis?». Esto dice el Señor: «Porque llevado fue mi pueblo gratis, admiraos y ululad». Esto dice el Señor: «Por vosotros a la continua mi nombre es blasfemado en las gentes.
6 Por esto conocerá mi pueblo mi nombre, en aquel día, porque yo soy el mismo, que hablo;
7 estoy presente como floridez sobre los montes; como plantas del que anuncia oída de paz; como el que anuncia bienes; pues oíble haré tu salud, diciendo a Sión: «Reinará tu Dios».
8 Porque voz de los que te custodian, se ha alzado, y, con la voz a la vez se alegrarán; pues ojos a ojos mirarán, cuando se apiadare el Señor de Sión.
9 Rompan en alegría a la vez los yermos de Jerusalén; que se ha apiadado el Señor de ella, y librado a Jerusalén—.
10 Y revelará el Señor su brazo, el santo, delante de todas las gentes; y verán todas las sumidades de la tierra la salud, la de nuestro Dios.
11 Retiraos, retiraos, salid de allí y lo impuro no toquéis; salid de en medio de ella; apartaos, los que lleváis los vasos del Señor;
12 pues no con tumulto saldréis; ni con fuga andaréis; que andará delante de vosotros el Señor y el que os congrega Dios de Israel.
13 He aquí entenderá mi niño, y ensalzado será y glorificado sobremanera.
14 Del modo que se extasiarán sobre ti muchos, así se desglorificará por hombres su figura, y tu gloria por los hombres.
15 Así se maravillarán muchas gentes de él; y cerrarán reyes la boca de ellos; porque a los que no fue anunciado acerca de él, verán, y los que no han oído, entenderán.
1 Humillación y gloria del Mesías Señor ¿quién ha creído a nuestra oída?(a) y el brazo del Señor ¿a quién reveládose?
2 Hemos(b) anunciado cual pequeñuelo delante de él(c), cual raíz en tierra sedienta; no tiene figura ni gloria. Y le vimos, y no tenía figura ni belleza;
3 sino que su figura, deshonrosa, y desfallecida ante los hijos de los hombres; hombre en plaga estando y sabiendo llevar enfermedad; pues ha sido apartado(d) su rostro, deshonrado y desestimado.
4 Este nuestros pecados lleva, y de nosotros duélese; y nosotros pensamos que él estaba en trabajo, y en plaga, y en maltratamiento.
5 Pero él fue herido por nuestros pecados, y enfermo está por nuestras iniquidades; enseñanza(e) de paz nuestra sobre él; con el cardenal de él nosotros fuimos sanos.
6 Todos, como ovejas, hemos errado; el hombre en su camino erró; y el Señor le entregó a nuestros pecados.
7 Y él, con estar maltratado, no abre la boca; como oveja a matanza, es llevado; y como cordero ante el que trasquila, mudo, así no abre su boca.
8 En la humillación su juicio fue quitado:— la generación de él ¿quién contará(f)?— porque es quitada de la tierra su vida; por las iniquidades de mi pueblo fue llevado a la muerte.
9 Y daré los malos por la tumba de él, y los ricos por la muerte de él(g); pues iniquidad no hizo, ni dolo en su boca.
10 Y el Señor quiere purificarle de la plaga; si diereis por pecado, vuestra alma verá simiente longeva; y quiere el Señor quitar del trabajo de su alma;
11 mostrarle luz y plasmar con inteligencia, justificar a justo bien sirviendo a muchos; y los pecados de ellos él llevará.
12 Por esto él heredará a muchos, y de los fuertes repartirá despojos; por cuanto fue entregada a muerte su alma, y entre los inicuos fue contado; y él pecados de muchos sobrellevó, y por las iniquidades de ellos entregado fue.
1 Fecundidad y gloria de Sión Alégrate, estéril que no pares; prorrumpe y clama, la que no partures; pues muchos, los hijos de la solitaria, más que de la que tiene varón;
2 pues dijo el Señor: «Dilata el lugar de tu tienda y de tus atrios; clava —no perdones—, alarga tus cuerdas, y tus estacas afianza;
3 aún a la diestra y a la izquierda extiende; y tu simiente gentes heredará; y ciudades desiertas habitarás.
4 No temas, porque has sido avergonzada, ni te confundas, porque has sido oprobiada; porque vergüenza eterna olvidarás; y oprobio de tu viudez no rememorarás, no.
5 Porque el Señor, el que te hace, Señor de los ejércitos, su nombre; y el que te libra, el mismo Dios de Israel, por toda la tierra será nombrado.
6 No, como a mujer abandonada y pusilánime te ha llamado el Señor; ni como a mujer, desde juventud odiada; dice tu Dios.
7 Tiempo poco te abandoné; y, con misericordia grande, me apiadaré de ti;
8 en furor pequeño aparté mi rostro de ti; y, en misericordia sempiterna me apiadaré de ti; dice el que libra, el Señor.
9 Desde el agua, la con Noé, esto tengo(a); según le juré, en aquel tiempo, a la tierra, no enfurecerme ya contigo;
10 ni, en conminación tuya, los montes trastrocar; ni tus colinas serán removidas; así ni la de mí para contigo misericordia desfallecerá; ni la alianza de tu paz no será quitada, no; porque dijo «Propicio(b) a ti, Señor(c)».
11 Humilde e inestable, no fuiste consolada; he aquí yo te prepararé carbúnculo la piedra tuya, y tus cimientos, zafiro;
12 y pondré tus almenas jaspe; y tus puertas, piedras de cristal; y tu circuito, piedras selectas;
13 y todos tus hijos, enseñados de Dios; y en mucha paz tu prole.
14 Y en justicia serás edificada; abstente de lo inicuo, y no temerás, y temblor no se acercará a ti.
15 He aquí prosélitos se llegarán a ti por mí, y habitarán contigo; y en ti se refugiarán.
16 He aquí yo te he creado, no como broncífice, soplando ascuas y sacando vaso a obra; yo te he creado, no para, en perdición, destruir.
17 Toda disposición dispuesta contra ti no prosperaré; y toda voz se alzará contra ti en juicio— a todos ellos superarás; y los culpables para contigo estarán en él. Hay heredad para los que sirven al Señor; y vosotros seréis para mí justos, dice el Señor.
1 Exhortación a convertirse a Dios, fidelísimo y glorificador. Los sedientos, venid por agua; y cuantos no tenéis dinero, yendo comprad; y comed, sin dinero y precio, vino y grosura.
2 ¿Por qué compráis por dinero, y vuestro trabajo(a) no para hartura? y comed bienes; y se regalará en bienes vuestra alma.
3 Atended con vuestras orejas, y seguid mis caminos, escuchadme y vivirá en bienes vuestra alma, y pactaré con vosotros pacto eterno: lo santo de David, lo fiel.
4 He aquí testimonio en gentes le he dado, príncipe y preceptuante de gentes.
5 Gentes que no te conocían, te invocarán, y pueblos que te ignoraban, en ti se refugiarán, por causa del Señor, tu Dios, el santo, de Israel; pues te glorificó.
6 Buscad al Señor; y, hallando, invocadle; y, cuando se aproximare a vos,
7 abandone el impío sus caminos y varón inicuo sus consejos, y vuélvase al Señor; y se le compadecerá; pues mucho perdonará vuestros pecados.
8 Pues no son mis consejos así como vuestros consejos, ni así como vuestros caminos mis caminos; dice el Señor;
9 sino que, como dista el cielo de la tierra, así dista mi camino de vuestros caminos; y vuestros pensamientos, de mis pensamientos.
10 Pues, como desciende la lluvia o nieve del cielo, y no retorna, no, hasta embriagar la tierra y genere y brote y dé simiente al sembrador y pan en comida;
11 así será la palabra mía; la cual, si saliere de mi boca, no retornará, no, hasta cumplir cuanto he querido; y prosperaré los caminos tuyos y los mandatos míos.
12 Que en alegría saldréis; y en gozo seréis enseñados; que los montes y los collados saltarán, aguardándoos en gozo; y todos los leños del campo aplaudirán con las ramas;
13 y, en lugar de la escobera, ascenderá ciprés; y en lugar de la coniza, ascenderá mirto; y será el Señor en nombre y en señal eterna, y no desfallecerá.
1 Exhortación a la justicia. Solaz para los gentiles. Los malos pastores. Esto dice el Señor: «Guardad juicio y haced justicia; pues cerca está mi salud para llegar y mi misericordia para revelarse.
2 Bienaventurado varón el que hace esto; y hombre el que lo retiene y guarda los sábados para no profanar, y custodia sus manos para no hacer cosa injusta.
3 No diga el alienígena el allegado al Señor: «Me separará pues, el Señor de su pueblo»; y no diga el eunuco que: «Yo soy leño seco».
4 Esto dice el Señor a los eunucos cuantos guardaren mis sábados y eligieren lo que yo quiero y retuvieren mi testamento:
5 daréles, en mi casa y en mi muro, sitio nombrado, mejor que de hijos e hijas; nombre eterno daréles, y no desfallecerá.
6 Y a los alienígenas los allegados al Señor para servirle y amar el nombre del Señor; para serle en siervos y siervas; y a todos los que guardan los sábados para no profanar, y a todos los que retienen mi testamento;
7 llevaréles al monte mío, el santo, y alegraréles en la casa de mi oración; sus holocaustos y sus hostias serán aceptos sobre mi altar. Pues mi casa, casa de oración será llamada de todas las gentes,
8 dijo el Señor, el que congrega los dispersos de Israel; pues congregaré a él congregación.
9 Todas las bestias las salvajes, venid, comed, todas las bestias del bosque.
10 Ved que han cegado todos; no han conocido; canes mudos; no podrán ladrar, durmiendo en lecho, amando el dormitar.
11 Y los canes impudentes de alma, no conociendo hartura; y son malos, no conociendo inteligencia; todos sus vías siguieron, cada cual hacia lo propio(a).
12 --
1 Continúa la increpación contra los malos pastores. Salvación de los buenos. Ved cómo el justo ha perecido; y nadie considera con el corazón; y varones justos son quitados; y nadie advierte. Pues de ante el rostro de la injusticia ha sido quitado el justo;
2 será en paz su tumba; ha sido quitado de en medio.
3 Y vos llegaos acá, hijos inicuos, simiente de adúlteros y prostituta.
4 ¿En qué os habéis engolosinado? y ¿sobre quién abierto la boca vuestra? y ¿sobre quién soltado la lengua vuestra? ¿no sois vosotros hijos de perdición, simiente inicua,
5 los que llamáis a los ídolos bajo los árboles frondosos, degolláis vuestros hijos en los valles en medio de las piedras?
6 Esa es tu parte; ésta, tu herencia; y esas derramaste libaciones, y a éstos ofreciste hostias. ¿Por esto, pues, no me airaré?
7 Sobre monte excelso y encumbrado, allí, tu lecho; y allí subiste hostias;
8 y tras los postes de tu puerta pusiste tus memoriales(a); creías tú que, si de mí apartándote, algo más tendrías; amaste a los que dormían contigo;
9 y multiplicaste tu prostitución con ellos; y muchos hiciste a los lejos de ti, y enviaste legados más allá de tus confines, y fuiste humillada hasta el infierno.
10 Con tus correrías te fatigaste, y no dijiste: «Cesaré»; fortalecida porque hiciste esto, por esto no me suplicaste.
11 ¿A quién temiendo, te amedrentaste, y mentísteme, y no rememoraste, ni me tomaste en tu mente, ni en tu corazón? Y yo viéndote, desprecio; y ante mí no te amedrentaste.
12 Y yo anunciaré tu justicia y tus males, que no te aprovecharán;
13 cuando vociferares, sálvente en tu tribulación; que a estos todos llevará viento y arrebatará tormenta. Pero los que se apoyaren en mí, poseerán tierra, y heredarán el monte, el santo mío;
14 y dirán: «Limpiad ante su faz caminos, y quitad tropiezos del camino de mi pueblo».
15 Esto dice el Altísimo en alturas, habitando el siglo, Santo en santo(b), su nombre; Altísimo, en santos reposando; y a pusilánimes dando longanimidad, y dando vida a los del corazón quebrantados.
16 No hasta el siglo me vengaré de vosotros, ni por siempre me airaré con vosotros; que espíritu de mí saldrá; y la ráfaga toda yo he hecho.
17 Por pecado un poco le(c) contristé, y le percutí y aparté mi rostro de él; y se contristó, y anduvo afligido en sus caminos.
18 Sus caminos he visto; y sanádole, y consoládole y dádole consolación verdadera,
19 paz sobre paz a los que lejos y a los que cerca están. Y dijo el Señor: «Sanáreles»;
20 (57:19) pero los injustos fluctuarán, y reposar no podrán.
21 (57:19) «No hay gozar para los impíos», dijo Dios.
1 (Continuación) Clama en fuerza, y no perdones; cual con trompeta alza tu voz y anuncia a mi pueblo sus pecados y a la casa de Jacob, sus iniquidades.
2 A mí de día en día buscan, y conocer mis caminos desean; como pueblo que justicia ha hecho, y juicio de su Dios no ha abandonado; pídenme ahora juicio justo y llegarse a Dios desean, diciendo:
3 «¿Qué, porque hemos ayunado, y no viste; humillado nuestras almas y no conociste?». Pues en los días de los ayunos vuestros buscáis las voluntades vuestras y a todos vuestros subordinados afligís.
4 Si para juicios y contiendas ayunáis, y herís a puñetazos al humilde ¿a qué me ayunáis como hoy, para que se oiga, en clamoreo, vuestra voz?
5 No este ayuno yo he elegido, y día de humillar el hombre su alma; ni, si encorvares, cual círculo tu cuello, y saco y ceniza tendieres debajo; ni así llamaréis el ayuno, acepto.
6 No semejante ayuno yo he elegido, dice el Señor; sino suelta todo lazo de injusticia; disuelve ligaduras de violentos contratos; envía heridos en perdón; y toda escritura injusta desgarra.
7 Parte al hambriento tu pan; y menesterosos vagos introduce en tu casa; si vieres un desnudo, cubre; y a los domésticos de tu simiente no menosprecies.
8 Entonces romperá auroral tu luz; y tus sanidades de pronto brotarán; y andará delante de ti tu justicia; y la gloria de Dios te envolverá;
9 entonces clamarás y Dios te escuchará; aun hablando tú, dirá: «Heme aquí». Si quitares de ti la atadura(a) y estiramiento de mano(b) y palabra de murmuración;
10 y dieres al hambriento el pan con tu alma; y alma humillada hartares; entonces nacerá en las tinieblas tu luz; y tus tinieblas, como mediodía;
11 y será Dios contigo por siempre; y te llenarás según que desea tu alma; y tus huesos se empingüecerán, y serán como huerto embriagado, y como fuente a que no ha faltado agua;
12 y serán edificados tus desiertos eternos; y serán tus fundamentos eternos de generaciones a generaciones, y serás llamado Edificador de cercados, y tus sendas en medio reposarás.
13 Si apartares tu pie de los sábados, para no hacer tu voluntad en el día, el santo, y llamares los sábados deliciosos, santos a Dios, no alzarás tu pie a labor, ni hablarás palabra de ira en tu boca;
14 y estarás confiado en el Señor, y te subirá sobre los bienes de la tierra, y te nutrirá con la heredad de Jacob, tu padre; pues la boca del Señor ha hablado esto.
1 La maldad de Israel impide la misericordia de Dios. El salvador. ¿Acaso no vale la mano del Señor, para salvar? ¿o se ha agravado su oreja, para no escuchar?
2 Empero vuestros pecados separan en medio de vosotros y en medio de Dios; y por vuestros pecados apartó el rostro de vosotros, para no apiadarse.
3 Que vuestras manos, manchadas de sangre, y vuestros dedos, en pecados; y vuestros labios han hablado iniquidad; y vuestra lengua injusticia medita.
4 Nadie habla lo justo; ni hay juicio veraz; confían en lo vano y hablan lo vacío; pues parturen trabajo y paren iniquidad.
5 Huevos de áspides han quebrado(a) y tela de araña tejen; y el que quisiere de sus huevos comer, quebrando uno vano, halló, hasta en él, un basilisco.
6 La tela de ellos no será para vestidura, y no se cubrirán, no, con las obras de ellos; que las obras de ellos, obras de iniquidad;
7 y sus pies a maldad corren, veloces para derramar sangre, y sus pensamientos, pensamientos de homicidios; quebrantamiento y miseria, en sus caminos,
8 y camino de paz no han conocido; y no hay juicio(b) en sus caminos; pues sus sendas, torcidas por las que pasan; y no han conocido paz.
9 Por esto se apartó el juicio de ellos; y no les cogió, no, justicia(c) aguardando luz, viniéronles tinieblas; esperando esplendor, en noche anduvieron.
10 Palparán, como ciegos, pared, y como no teniendo ojos, palparán; caerán al mediodía como a medianoche; como muriendo gemirán;
11 como oso y como paloma juntamente caminarán(d); esperábamos juicio, y no hay; salud lejos se ha retirado de nos.
12 Pues mucha nuestra iniquidad ante ti; y nuestros pecados nos han afrontado; pues nuestras iniquidades en nos; y nuestras injusticias hemos conocido;
13 nos hemos desapiadado y mentido, y apartádonos de en pos de nuestro Dios; hemos hablado lo injusto y desobedecido; parturido y meditado, de nuestros corazones, palabras injustas,
14 y apartádonos de en pos del juicio; y la justicia lejos se ha retirado; porque consumido ha sido en las sendas de ellos la verdad; y por recta no podían pasar.
15 Y la verdad quitada ha sido; y transfirieron su mente del entender; y vio el Señor, y no le plugo; que no había juicio.
16 Y vio, y no había varón; y miró y no había acogedor; y amparóles con su brazo con la misericordia afianzó.
17 Y vistióse justicia como coraza, y púsose morrión de salud en la cabeza; y envolvióse en vestidura de venganza; y su manto
18 como retribuyendo retribución: oprobio a los adversarios.
19 Y temerán los de occidente el nombre del Señor, y los del oriente del sol el nombre, el glorioso; pues llegará, como río violento la ira desde el Señor; llegará con furor.
20 Y llegará por causa de Sión, el que liberta, y apartará impiedades de Jacob.
21 Y éste para ellos el de parte mía testamento, dijo el Señor: el espíritu, el mío, que está en ti, y las palabras que he dado en tu boca, no desfallecerán, no, de tu boca y de la boca de tu simiente; pues dijo el Señor desde ahora y por el siglo.
1 La gloria de la nueva Jerusalén Ilumínate, ilumínate Jerusalén; que ha llegado tu luz, y la gloria del Señor sobre ti ha nacido.
2 He aquí tinieblas cubrirán la tierra; y calígine, sobre gentes; sobre ti, empero, parecerá el Señor, y su gloria sobre ti se verá;
3 y andarán reyes a tu luz, y gentes a tu fulgor.
4 Alza en torno tus ojos y ve congregada tu prole; han llegado todos tus hijos de lejos; y tus hijas en hombros serán llevadas.
5 Entonces verás, y temerás y te extasiarás de corazón, cuando se transfirieren a ti riquezas de mar, y gentes y pueblos. Y te llegarán
6 hatos de camellos, y te cubrirán camellos de Madián y Efá; todos de Sabá llegarán, trayendo oro; y olíbano traerán; y la salud del Señor anunciarán;
7 y todas las ovejas de Cedar serán congregadas; y carneros de Nabayot llegarán y serán ofrecidos aceptos sobre mi altar; y la casa de mi oración será glorificada.
8 ¿Quiénes ésos, como nubes, vuelan, y, como palomas con pollos a mí?
9 A mí las islas aguardaron, y navíos de Tarsis primeramente, a traer tus hijos de lejos y la plata y el oro de ellos con ellos, y por el nombre del Señor, el santo, y porque el santo de Israel glorioso es.
10 Y edificarán alienígenas tus muros, y los reyes de ellos te asistirán; pues, por mi ira, te percutí, y, por misericordia te amé.
11 Y se abrirán tus puertas por siempre; día y noche no se cerrarán, para introducir en ti potencia de gentes y reyes de ellas traídos.
12 Pues las gentes y los reyes los que no te sirvieren perecerán; y las gentes con yermo yermadas serán.
13 Y la gloria del Líbano a ti llegará en ciprés y abeto y cedro juntamente a glorificar el lugar, el santo mío.
14 E irán a ti temerosos hijos de los que te humillaron y te irritaron; y serás llamada Ciudad del Señor, Sión del Santo de Israel;
15 por haber estado tú abandonada y aborrecida; y no había quien auxiliara. Y te pondré por alborozo eterno, alegría de generaciones para generaciones.
16 Y mamarás leche de gentes; y riquezas de reyes comerás; y conocerás que yo, el Señor el que te salva y te libra Dios de Israel.
17 Y, por bronce, te traeré oro; y, por hierro, te traeré plata; y, por leños, te traeré bronce; y, por piedras, hierro. Y daré tus príncipes en paz, y tus inspectores en justicia.
18 Y no se oirá ya agravio en tu tierra, ni quebranto ni miseria en tus confines; sino que serán llamadas Salud(a) tus muros, y tus puertas Escultura(b).
19 Y no será para ti ya el sol para luz de día ni salida de luna, te iluminará la noche; sino será para ti el Señor luz eterna, y Dios, tu gloria.
20 Pues no se pondrá tu sol; y tu luna no desfallecerá; porque será para ti el Señor lumbre sempiterna, y cumpliránse los días de tu luto.
21 Y tu pueblo todo justo, por siglo heredarán la tierra, el que(c) guarda la plantación, obras de sus manos para gloria.
22 El más pequeño será en millares, y el ínfimo, en gente grande; yo, el Señor, a su tiempo los congregaré.
1 El Mesías Espíritu del Señor sobre mí; por lo cual me ha ungido; a evangelizar pobres enviádome, a sanar quebrantados de corazón, a predicar a cautivos perdón, y a ciegos, vista;
2 a proclamar el año del Señor acepto y día de retribución, a consolar todos los llorosos;
3 para que se dé a los llorosos de Sión— a ellos gloria en vez de ceniza, ungüento de alegría a los llorosos, manto de gloria en vez de espíritu de abandono; y serán llamados generaciones de justicia, plantación del Señor en gloria.
4 Y edificarán yermos eternos; yermadas antes suscitarán; y renovarán ciudades yermas, yermadas para generaciones.
5 Y llegarán alienígenas pastoreando tus ovejas, y extraños, aradores y viñadores;
6 y vosotros sacerdotes del Señor seréis llamados, ministros de Dios: fuerza de gentes comeréis; y en las riquezas de ellas se os admirará.
7 Así la tierra segunda vez poseerán, y alegría eterna sobre su cabeza.
8 Que soy el Señor el que amo justicia y aborrece rapiñas de injusticia; y daré el trabajo de ellos a los justos; y pacto eterno pactaré con ellos.
9 Y se conocerá en las gentes la simiente de ellos, y la progenie de ellos en medio de los pueblos, todo el que los viere, los conocerá que éstos son simiente bendecida de Dios,
10 y con alegría se alegrarán en el Señor. Alborócese mi alma en el Señor; pues me vistió ropa de salud y túnica de alegría; como a esposo ciñóme mitra; y como a esposa atavióme con atavío.
11 Y como tierra acreciendo su flor, y como huerto, sus simientes, así brotará el Señor, Señor, justicia y alborozo delante de todas las gentes.
1 La nueva Sión Por Sión no callaré, y por Jerusalén no cesaré, hasta que salga, cual luz, la justicia de ella; y mi salud, cual lámpara, arderá.
2 Y verán las gentes tu justicia; y reyes, tu gloria; y te llamará el nombre, el nuevo que el Señor lo nombrará.
3 Y serás corona de hermosura en mano del Señor, y diadema de reino en mano de tu Dios.
4 Y ya no serás llamada «Abandonada»; y tu tierra no será llamada ya «Desierto»; pues a ti será llamada «Voluntad mía» y a tu tierra «Habitada»; que se ha complacido el Señor en ti, y tu tierra será cohabitada.
5 Y como cohabita jovencillo con doncella, así cohabitarán tus hijos; y será del modo que se alegrará esposo en esposa, así alegraráse el Señor en ti.
6 Y sobre tus muros, Jerusalén, he constituido guardas todo el día y toda la noche, que a la continua no callarán, acordándose del Señor.
7 Pues no hay a vosotros semejante, si(a) se enderezare e hiciere Jerusalén ufanía sobre la tierra.
8 Juró el Señor por su gloria y por la fuerza de su brazo: «¡Si aún daré tu trigo y tus viandas a tus enemigos, y si aún beberán hijos extraños el vino tuyo en que trabajaste!—
9 sino que los que recogieren, lo comerán, y loarán al Señor; y los que recogieren, lo beberán en los atrios, los santos, míos.
10 Id por mis puertas, y vía haced a mi pueblo, y las piedras, de la vía, lanzad; alzad pendón hacia las gentes».
11 Pues he aquí el Señor hizo oíble(b) hasta los confines de la tierra; decid a la hija de Sión: «He aquí tu Salvador ha venido, teniendo el galardón suyo; y la obra de él, ante su faz».
12 Y le llamará Pueblo santo, redimido por el Señor; y no te llamarás Buscada ciudad; y no abandonada.
1 Triunfo del Mesías ¿Quién es ése que ha venido de Edom, rojez de vestiduras, de Bosrá?(a) ¿así hermoso en estola, en fuerza con poder?— «Yo hablo justicia y juicio de salud».
2 ¿Por qué rojas, tus sobrevestes, y tus vestiduras, como de hollado lagar?
3 Lleno de rehollado(b), y de las gentes no hay varón conmigo, y los he rehollado en mi furor, y conculcádolos como tierra y bajado su sangre en tierra.
4 Pues día de retribución llególes, y año de redención se presenta.
5 Y miré, y no había ayudador; y consideré, y nadie acogía; y libróles mi brazo; y mi furor se presentó.
6 Y los conculqué en mi ira, y bajé su sangre en tierra.
7 La misericordia del Señor rememoré, las virtudes del Señor en todo lo que nos retribuye el Señor, juez bueno para con la casa de Israel, tráenos,(c) según su misericordia y según la muchedumbre de su justicia.
8 Y dijo: «¿No, pueblo mío? Hijos, no prevaricarán, no»; e hízose para ellos en salud
9 de toda su tribulación. No legado ni mensajero, sino él mismo les salvó por amarles y perdonarles; él mismo los redimió, y los acogió y los ensalzó todos los días del siglo;
10 ellos, empero, desobedecieron, e irritaron el espíritu, el santo, de él; y convirtióse para ellos en enemistad; él mismo guerreó contra ellos.
11 Y se acordó(d) de los días eternos(e): ¿dónde, el que sacó de la mar al pastor de las ovejas? ¿Dónde está el que puso en ellos el espíritu, el santo?
12 ¿el que sacó con su diestra a Moisés, el brazo de su gloria? —Dominó al agua a faz de él, para hacerse nombre eterno.
13 Llevóles por abismo; cual bridón por desierto; y no se fatigaron;
14 y como ganado por llanura; descendió espíritu de ante el Señor y guióles; así llevaste tu pueblo, para hacerte nombre de gloria.
15 Vuélvete(f), del cielo, y mira, de tu casa, la santa tuya y de tu gloria: ¿dónde está tu celo y tu fuerza? ¿dónde está la muchedumbre de tu misericordia y tus conmiseraciones, porque nos has sufrido?
16 Pues tú eres nuestro padre, porque Abrahán no nos ha conocido(g), e Israel no reconocídonos; sino tú, el Señor, padre de nosotros; líbranos; desde el principio, tu nombre sobre nosotros está.
17 ¿Qué nos extraviaste, Señor, de tu camino? ¿Endureciste nuestros corazones, para que no te temamos? Vuélvete por tus siervos, por las tribus de tu heredad;
18 porque un poco heredemos de tu monte, el santo(h).
19 Hemos sido hechos como lo del principio: cuando no principabas sobre nos ni se invocaba tu nombre sobre nos.
1 Continúa la plegaria del arrepentimiento Si abrieres el cielo, temblor cogerá, de ti, montes; y se derretirán,
2 como cera por fuego se derrite; y abrasará fuego los contrarios, y manifiesto será tu nombre en los contrarios; ante tu faz gentes se turbarán;
3 cuando hicieres lo glorioso; temblor cogerá, de ti, montes.
4 Desde el siglo no hemos oído ni nuestros ojos visto Dios, fuera de ti; y tus obras que harás a los que aguardaren misericordia.
5 Encontrará a los que hacen lo justo, y de tus caminos se acordarán. He aquí tú te has airado, y nosotros pecado; por esto nos hemos extraviado,
6 y héchonos como impuros todos nosotros; como paño de sentada(a), toda nuestra justicia, y nos hemos derribado, cual hojas, por nuestras iniquidades; así el viento nos llevará.
7 Y no hay quien invoque tu nombre, y quien, acordándose, se acoja a ti; pues has apartado tu rostro de nosotros, y entregádonos por nuestros pecados.
8 Y ahora, Señor, padre nuestro, tú; y nosotros, lodo; obras de tus manos todos nosotros.
9 No te encolerices con nos sobremanera; y no, en tiempo(b), recuerdes nuestros pecados; y ahora míranos; que pueblo tuyo, todos nosotros.
10 La ciudad de tu santo ha sido hecha desierta, Sión, como desierto ha sido hecha Jerusalén, en maldición,
11 la casa, el santuario nuestro; y la gloria que bendijeron nuestros padres se ha trocado en quemada; y todo lo glorioso nuestro ha caído a la vez.
12 Y a todo esto te contuviste, Señor, y callaste, y humillástenos sobremanera.
1 Respuesta divina. Vocación de las gentes. Reprobación de Israel; se salvan sus reliquias. Nuevo cielo y nueva tierra. Manifiesto híceme a los que no me interrogaban; hallado fui de los que no me buscaban; dije: «Heme aquí» a la gente que no llamaron mi nombre.
2 Extendí mis manos todo el día a pueblo inobediente y contradiciente, a los que andaban por camino no hermoso, sino tras sus pecados;
3 este pueblo el que me irrita delante de mí por siempre: ellos sacrifican en los huertos; e inciensan sobre los ladrillos a los demonios, que no son;
4 en los monumentos y en las cavernas duermen por los ensueños; los que comen carne porcina y caldo de hostias, mancillados todos los vasos de ellos;
5 los que dicen: «¡Lejos de mí! no te acerques a mí; porque puro soy». Este, humo de mi furor; fuego arde en él todos los días.
6 He aquí escrito está delante de mí: «No callaré, mientras no diere en el seno de ellos,
7 los pecados de ellos y de sus padres», dice el Señor; los que han incensado sobre los montes; y sobre las colinas oprobiádome— retribuiré sus obras en su seno.
8 Así dice el Señor: Al modo que se hallará el grano en el racimo; y dirán: «No le pierdas; pues bendición hay en él», así haré por causa del que me sirve; por causa de éste no destruiré, no, a todos.
9 Y sacaré la, de Jacob, simiente y, de Judá, y heredará el monte, el santo mío; y heredarán mis elegidos y mis siervos, y habitarán allí.
10 Y habrá en la sierra dehesas de greyes, y hondonada de Acor en reposo de vacadas, para mi pueblo que me han buscado.
11 Y vosotros los que me abandonasteis; y olvidáis el monte, el santo, mío, y preparáis al demonio mesa, y llenáis a la Fortuna mixtura;
12 yo os entregaré a cuchilla; todos en degüello caeréis; porque os he llamado y no habéis obedecido; he hablado y habéis desoído, y hecho lo malo delante de mí; y lo que yo no quería, elegido.
13 Por esto, esto dice el Señor: «He aquí los que me sirven, comerán; vos, empero, hambrearéis; he aquí los que me sirven, beberán; vos, empero; sed habréis: he aquí los que me sirven, se alegrarán; vos, empero, seréis avergonzados.
14 he aquí los que me sirven, se alborozarán en alegría, vos, empero, gritaréis por el trabajo del corazón; y, por quebranto de vuestro espíritu, ulularéis.
15 Pues habéis dejado vuestro nombre, para hartura(a), a mis elegidos; pero a vosotros quitará el Señor. Y a los que me sirven llamado será nombre nuevo;
16 que bendecido será sobre la tierra; pues bendecirán al Dios el verdadero; y los que juran sobre la tierra, jurarán al Dios, el vivo. Porque olvidarán la tribulación la primera; y no ascenderá a su corazón.
17 Pues será el cielo nuevo y la tierra nueva; y no recordarán, no, lo primero; ni vendrá, no, a su corazón, no;
18 sino alegría y alborozo hallarán en él; pues he aquí yo hago a Jerusalén alborozo, y a mi pueblo, alegría.
19 Y me alborozaré por Jerusalén, y me alegraré por mi pueblo; y ya no se oirá, no, en ella voz de llanto y voz de clamor;
20 ni se hará, no, allí, no prematuro y anciano que no llene su tiempo; pues será el joven de cien años(b); y el que muere pecador de cien años maldito también será(c).
21 Y edificarán casas, y ellos las habitarán; y plantarán viñas, y ellos comerán los frutos de ellas;
22 y no edificarán, no, y otros habitarán; y no plantarán, no, y otros comerán. Pues, según los días del leño, de la vida serán los días de mi pueblo; pues las labores de sus trabajos envejecerán.
23 Mis elegidos no trabajarán en vano; ni engendrarán para maldición; pues simiente bendita por Dios es, y la prole de ellos con ellos.
24 Y será: antes de clamar ellos, yo les escucharé; aún hablando ellos, diré: «¿Qué es?».
25 Entonces lobos y corderos pacerán juntos; y el león, como buey, comerá pajas; y la serpiente tierra, como pan; no dañarán ni maltratarán sobre el monte, el santo, mío, dice el Señor.
1 (Continuación) Así dice el Señor: «El cielo, mi trono; y la tierra escabel de mis pies; ¿qué casa me edificaréis? ¿y cuál, lugar de mi reposo?
2 Pues todo esto ha hecho mi mano, y es mío todo esto, dice el Señor; ¿y a quién miraré sino al humilde y tranquilo y tembloroso de mis palabras?
3 Pero el inicuo el que inmola becerro, como(a) quien mata can; y el que ofrece harina flor, como sangre porcina; el que da incienso en memorial, como blasfemo. Y ellos eligieron los caminos de ellos; y sus abominaciones su alma quiso;
4 y yo recibiré sus burlas; y los pecados les retribuiré; pues los he llamado, y no me han obedecido; hablado, y no han escuchado, y hecho lo malo delante de mí, y lo que yo no quería, elegido.
5 Oíd palabras del Señor, los temblorosos del habla de él; decid, hermanos nuestros, a los que os odian y abominan; porque el nombre del Señor sea glorificado y se revele en la alegría de ellos; y aquéllos confundidos serán.
6 Voz de clamor de ciudad; voz de templo; voz del Señor retribuyendo retribución a los adversarios.
7 Antes que la parturienta para, antes que venga el trabajo de los dolores puerperales, escapó y parió varón(b).
8 ¿Quién ha oído tal? ¿y quién visto así? ¿si parturió la tierra en día uno, o también nació gente de una vez, porque parió Sión sus párvulos?
9 Pero yo di esta expectación(c); y no te has acordado de mí, dijo el Señor. ¿No yo, he aquí, engendradora y estéril he hecho? dijo tu Dios.
10 Alégrate, Jerusalén, y celebrad en ella todos los que la amáis; gozaos, junto con ella, con gozo, todos, cuantos lloráis sobre ella;
11 para que maméis y os llenéis del pecho de su consolación; para que, después de mamar, os deleitéis en la entrada de su gloria.
12 Porque esto dice el Señor: «He aquí yo me inclino a ellos, como río de paz, y, como torrente, inundando gloria de gentes; los párvulos de ellos sobre hombros serán llevados, y sobre rodillas consolados.
13 Como si a alguno la madre consolare, así también yo os consolaré; y en Jerusalén seréis consolados.
14 Y veréis, y gozará vuestro corazón y vuestros huesos, como hierba, brotarán; y se conocerá la mano del Señor de los que le temen; y amenazará a los desobedientes.
15 Pues he aquí el Señor, como fuego llegará, y, como turbión sus carros, a devolver, en furor, su vindicta y su execración, en llama de fuego.
16 Que en el fuego del Señor juzgada será toda la tierra, y, en su espada, toda carne; muchos heridos habrá por el Señor.
17 Los que se limpian y purifican en los huertos, y en los umbrales comen carne porcina y las abominaciones y la rata, a una consumidos serán, dijo el Señor.
18 Y yo las obras de ellos y el pensamiento de ellos(d) —vengo a congregar todas las gentes y las lenguas, —y llegarán y verán mi gloria.
19 Y dejaré sobre ellos señal; y enviaré de entre ellos salvados a las gentes; a Tarsis(e), y Fud(f), y Lud(g), y Mosoc(h), y a Tobel(i), y a la Hélada y las islas las lejanas; los que no han oído mi nombre, ni visto mi gloria; y anunciarán mi gloria en las gentes.
20 Y llevarán a vuestros hermanos, de entre todas las gentes, dádiva al Señor, con bridones y carros, en vehículos de mulas con sombreadores, a la santa ciudad de Jerusalén, dijo el Señor; como si llevaran los hijos de Israel sus hostias a mí con cantares a la casa del Señor.
21 Y de ellos tomaré sacerdotes y levitas, dijo el Señor.
22 Pues, del modo que el cielo nuevo y la tierra nueva, los que yo hago permanecen a faz mía, en Jerusalén, dice el Señor: así quedará vuestra simiente y vuestro nombre.
23 Y será: mes a mes, y sábado a sábado, vendrá toda carne a adorar a faz mía en Jerusalén, dijo el Señor.
24 Y saldrán y verán los cadáveres de los hombres los que han prevaricado contra mí; pues el gusano de ellos no morirá y el fuego de ellos no se apagará(j), y serán, para vista a toda carne.