1 Llora David a Saúl y Jonatás Y aconteció, después de morir Saúl que David volvió, hiriendo a Amalec, y se detuvo David en Siceleg días dos.
2 Y aconteció al día el tercero que he aquí un varón vino del campamento, desde el pueblo de Saúl, y sus vestiduras, desgarradas, y tierra sobre su cabeza; y aconteció, al entrar él a David que cayó sobre tierra y le adoró.
3 Y díjole David: «¿De dónde tu llegas?» Y díjole: «Del campamento de Israel yo he salvado.»
4 Y díjole David: «¿Cuál esta palabra? Anúnciame.» Y dijo que «huyó el pueblo de la guerra; y han caído muchos; y Saúl y Jonatás, su hijo, murieron.»
5 Y dijo David al niñito el que le anunciaba: «¿Cómo sabes que han muerto Saúl y Jonatás, su hijo?»
6 Y dijo el mozo el que le anunciaba: «Con rodeo rodé por el monte, el Gelboé, y he aquí que vi a Saúl clavado que estaba sobre su dardo; y he aquí los carros y los hiparcas(a) pegados estaban con él.
7 Y miró detrás de sí y me vio y me llamó, y dije: «Heme aquí.»
8 Y díjome: «¿Quién eres tú?» Y díjele: «Amalecita yo soy.»
9 Y díjome: «Ponte ya sobre mí y mátame; porque me han cogido tinieblas(b) terribles, mientras tengo mi alma, en mí.»
10 Y púseme sobre él y le maté; pues sabía yo que no vivirá, después de caer él; y tomé la diadema sobre su cabeza y el brazalete el sobre su brazo y los he traído a mi señor acá.»
11 Y asió David sus vestiduras y desgarrólas; y todos los varones los con él desgarraron las vestiduras de ellos.
12 Y plañieron y lloraron y ayunaron hasta la tarde sobre Saúl y sobre Jonatás, su hijo, y sobre el pueblo de Judá y sobre la casa de Israel; porque heridos fueron en espada.
13 Y, dijo David al varón, al que le anunciaba: «¿De dónde eres tú?» Y dijo: «Hijo de varón inquilino amalecita yo soy.»
14 Y díjole David: «¿Cómo no has temido extender tu mano para perder al ungido del Señor?»
15 Y llamó David a uno de sus soldados y dijo: «Acercándote afróntale.» Y percutióle y murió.
16 Y díjole David: «Tu sangre sea sobre tu cabeza porque tu boca respondió, contra ti diciendo que «Yo maté al ungido del Señor.»
17 Y plañió David este plañido sobre Saúl y sobre Jonatás, su hijo;
18 y ordenó enseñarlo a los hijos de Judá. Es el canto del arco(c) y escrito está en el «Libro del recto»:
19 «Pásmate, Israel(d), sobre los muertos, sobre tus alturas heridos: ¡cómo cayeron los poderosos!
20 No lo anunciéis en Get, y no lo pregonéis en las plazas de Ascalón; no sea que se regocijen las hijas de los filisteos, no sea que se alborocen las hijas de los incircuncisos.
21 Montes, los de Gelboé, no descienda sobre vosotros el rocío y la lluvia; ¡ni campos de primicias!(e) porque allí ultrajado fue el broquel de poderosos; el escudo de Saúl, cual si ungido no fuese con el óleo.
22 De sangre de heridos y de grosura de poderosos el arco de Jonatás no retrocedió vacío; y la espada de Saúl no se desvió vacía.
23 Saúl y Jonatás, los amados y floridos, no separados entre sí, esbeltos en su vida; y en su muerte separados no fueron entre sí; sobre águilas ligeros; y sobre leones envalentáronse.
24 Hijas de Israel, sobre Saúl llorad, el que os vestía de púrpura con ornato vestro, e que ponía ornato de oro sobre vestras vestiduras.
25 ¡Cómo cayeron poderosos en medio de la guerra! ¡Jonatás sobre tus alturas! —heridos!...
26 Duélome sobre ti hermano mío Jonatás, florecísteme sobremanera; maravillóme tu amor sobre amor de mujeres(f)
27 ¡Como cayeron poderosos y perecieron armas guerreras!»
1 David ungido en Hebrón Y aconteció, después de esto que consultó David al Señor, diciendo: «¿Ascenderé a una de las ciudades de Judá?» Y díjole el Señor: «Asciende.» Y dijo David: «¿A dónde ascenderé?» Y dijo: «A Hebrón.»
2 Y ascendió allá David, a Hebrón, con sus dos mujeres: Aquinoam, la jezraelita y Abigail, la mujer de Nabal, el carmelio;
3 y los varones suyos, los con él, los que trajo David, cada uno y su casa, y habitaban en las ciudades de Hebrón.
4 Y vienen los varones de Judea y ungen a David allí para que reine sobre la casa de Judá, y anunciaron a David, diciendo: «Que los varones de Jabés, la galaadita, han sepultado a Saúl.»
5 Y envió David mensajeros a los príncipes de Jabés, la galaadita, y díjoles David: «Benditos vosotros ante el Señor, pues habéis hecho esta misericordia sobre vuestro señor, sobre Saúl, el ungido del Señor, y sepultádole y a Jonatás, su hijo.
6 Y ahora haga el Señor con vosotros misericordia y verdad; y yo también haré con vosotros este bien, pues habéis hecho esta palabra.
7 Y ahora, envalentónense vuestras manos, y haceos hijos poderosos; pues ha muerto vuestro señor, Saúl, también a mí ha ungido la casa de Judá sobre sí en rey.
8 Y Abner, hijo de Ner, arquiestratego de Saúl tomó a Isboset, hijo de Saúl, y le subió del campamento, a Mahanaím;
9 y enreyecióle sobre Galaad, y sobre Gesurí, y sobre Jezrael, y sobre Efraín, y sobre Benjamín y sobre todo Israel.
10 De cuarenta años era Isboset, hijo de Saúl, cuando reinó sobre Israel, y dos años reinó; menos la casa de Judá, los que eran en pos de David.
11 Y fueron los días que David reinó en Hebrón: siete años y meses seis.
12 Y salió Abner, hijo de Ner, y los niños de Isboset, hijo de Saúl, de Mahanaím, a Gabaón.
13 Y Joab, hijo de Sarvia, y los niños de David salieron de Hebrón, al encuentro de ellos sobre la fuente la de Gabaón, en uno, y asentáronse éstos sobre la fuente, aquende; y éstos sobre la fuente, aquende.
14 Y dijo Abner a Joab: «Levántense ahora los niñitos y jueguen a faz de nosotros.» Y dijo Joab: «Levántense.»
15 Y levantáronse y pasaron en número, de los niños de Benjamín: doce de los de Isboset, hijo de Saúl; y doce de los niños de David.
16 Y cogieron cada uno con la mano la cabeza de su vecino; y su cuchilla(a) en costado de su vecino; y caen en uno. Y fue llamado el nombre de aquel lugar: «Parte de los insidiosos»(b), —la que está en Gabaón—.
17 E hízose la guerra dura sobre manera en aquel día; y sucumbió Abner y los varones de Israel a la faz de los niños de David.
18 Y estaban allí tres hijos de Sarvía: Joab y Abisaí y Asael; y Asael ligero de los pies así como una corza en campo.
19 Y persiguió Asael en pos de Abner, y no declinó, yendo, a derecha ni a izquierda, detrás de Abner.
20 Y miró Abner detrás de sí, y dijo: «¿Si tú eres el mismo Asael?» Y dijo: «Yo soy.»
21 Y díjole Abner: «Declina tú a la derecha o a la izquierda, y cógete uno de los jóvenes y tómate su armadura.»(c). Y no quiso Asael declinar de detrás de él.
22 Y añadió todavía Abner, diciendo a Asael: «Apártate de mí, para no batirte por tierra; y ¿cómo alzaré mi faz a Joab?
23 Y ¿dónde(d) es esto? Vuelve a Joab tu hermano.»(e) Y no quería apartarse; y hiérele Abner, en(f) lo posterior de la lanza, en la ingle; y pasó la lanza hasta por lo posterior de él; y cae allí y muere debajo de sí; y aconteció que todo el que venía hasta el sitio donde cayera allí Asael y muriera, parábase.
24 Y persiguieron Joab y Abisaí tras de Abner; y el sol se ponía; y ellos entraron hasta la colina de Amá; que está sobre la faz de Gai, camino del desierto de Gabaón.
25 Y congregáronse los hijos de Benjamín los detrás de Abner; y convirtiéronse en encuentro uno y se pusieron sobre la cabeza de colina una.
26 Y llamó Abner a Joab y dijo: ¿Acaso hasta la victoria devorará la espada? ¿O no sabes que amarga será al extremo? ¿Y hasta cuándo no dirás al pueblo que se vuelvan de en pos de nuestros hermanos?»
27 Y dijo Joab: «¡Vive el Señor! que si no hubieras hablado(g), por esto mismo, ya desde el alba subiera el pueblo cada cual en pos de su hermano.»
28 Y trompeteó Joab con la trompeta y se retiraron-todo el pueblo; y no persiguieron tras de Israel, y no continuaron ya guerreando.
29 Y Abner y sus varones retiráronse al ocaso toda aquella noche y atravesaron el Jordán, y anduvieron al través de toda la recta(h); y vienen al campamento.
30 Y Joab volvió de en pos de Abner; y juntó todo el pueblo y faltaron de los jóvenes de David diecinueve varones.
31 Y Asael(i) y los niños de David percutieron, de los hijos de Benjamín, de los varones de Abner: trescientos setenta varones cerca de él.
32 Y alzan a Asael y sepúltanle en el sepulcro de su padre en Belén; y anduvo Joab y los varones los con él toda la noche; y amanecióles en Hebrón.
1 Abner pásase a David y es muerto por Joab Y fue la guerra larga en medio de la casa de Saúl y en medio de la casa de David; y la casa de David iba y fortalecíase; y la casa de Saúl iba y debilitábase.
2 Y(a) nacieron a David hijos en Hebrón; y fue su primogénito Amnón, de Aquinoam, la jezraelita,
3 y su segundo, Queleab, de Abigail, la carmelia; y el tercero, Absalón, hijo de Maacá, hija de Tomai, rey de Gesur;
4 y el cuarto, Adonías, hijo de Hagit; y el quinto, Safatía, de Abital;
5 y el sexto, Jetraam, de Eglá, mujer de David. Estos nacieron a David en Hebrón.
6 Y aconteció al haber la guerra en medio de la casa de Saúl y en medio de la casa de David, que Abner estaba gobernando la casa de Saúl.
7 Y tenía Saúl una concubina: Resfá, hija de Ayá; y dijo Isboset, hijo de Saúl a Abner: «¿Qué, por qué has entrado a la concubina de mi padre?»
8 Y se airó sobremodo Abner, por esta palabra, con Isboset; y díjole Abner: «Acaso cabeza de can yo soy?(b) He hecho hoy misericordia con la casa de Saúl, tu padre, y por hermanos y allegados; y no me he pasado a la casa de David, ¿Y me requieres tú por iniquidad de mujer hoy?
9 ¡Esto haga Dios a Abner y esto añádale! que, según que juró el Señor a David, que así le haré en este día:
10 quitar el reino de la casa de Saúl y alzar el trono de David, sobre Israel y sobre Judá, de Dan a Bersabé.»
11 Y no pudo ya Isboset responder a Abner palabra, por temerle.
12 Y envió Abner mensajeros(c) a David a Tailam, donde estaba por el momento, diciendo: «Pacta tu pacto conmigo; y he aquí mi mano contigo para volver a ti toda la casa de Israel».
13 Y dijo David: «¡Bellamente! Yo pactaré contigo pacto, sólo que una palabra yo pediré de ti, diciendo: «No verás mi rostro, si no trajeres a Micol, hija de Saúl, viniendo tú a ver mi rostro.»
14 Y envió David a Isboset, hijo de Saúl, mensajeros, diciendo: «Entrégame mi mujer Micol, que tomé en cien prepucios de filisteos.»
15 Y envió Isboset, y tomóla a su marido, a Faltiel, hijo de Laís.
16 E iba su marido con ella, llorando en su pos; hasta Bahurim. Y díjole Abner: «Anda, vuelve.» Y volvió.
17 Y dijo Abner a los ancianos de Israel, diciendo: «Ayer y anteayer buscabais a David para que reinara sobre vosotros.
18 Y ahora haced, porque el Señor habló de David, diciendo: «En mano de mi siervo David salvaré a Israel de mano de todos los enemigos de ellos.
19 Y habló Abner asimismo en las orejas de Benjamín; y fue Abner a hablar en las orejas de David, a Hebrón, todo cuanto plugo en ojos de Israel y en ojos de toda la casa de Benjamín.
20 Y vino Abner a David a Hebrón y con él veinte varones; e hizo David a Abner y a los varones, los con él, un convite.
21 Y dijo Abner a David: «Levantaréme ahora e iré y congregaré a mi señor, el rey, todo Israel; y pactaré con él un pacto, y reinarás sobre todos los que deseare tu alma.» Y despidió David a Abner, y fue en paz.
22 Y he aquí los jóvenes de David y Joab venían de una correría y botín mucho traían consigo; y Abner no estaba con David en Hebrón, pues le ha despedido; y se ha ido en paz.
23 Y Joab y toda su milicia vinieron; y se anunció a Joab, diciendo: «Ha venido Abner, hijo de Ner, a David; y le ha despedido, y se ha ido en paz.»
24 Y entró Joab al rey y dijo: «¿Qué esto has hecho? He aquí ha venido a ti; y ¿a qué le has despedido, y se ha ido en paz?
25 ¿O no sabes la malicia de Abner, hijo de Ner, porque a engañarte ha venido y a conocer tu salida y tu entrada y conocer todo cuanto tú haces?»
26 Y volvió Joab de David y envió mensajeros a Abner en pos y volviéronle del pozo de Sirá; y David no sabía.
27 Y volvió a Abner a Hebrón y le desvió Joab del todo de la puerta, a hablar con él, asechando; y le percutió allí en la ingle; y murió, en venganza por la sangre de Asael, el hermano de Joab.
28 Y oyó David, después de esto, y dijo: «Inocente soy yo y mi reino ante el Señor y por siglo, de la sangre de Abner, hijo de Ner.
29 Retornen sobre la cabeza de Joab y sobre toda la casa de su padre; y no falte de la casa de Joab, gonorreoso y leproso y quien ande con báculo, y caiga en espada y escasee de panes.»
30 Pero Joab y Abisaí, su hermano, asecharon a Abner, por haber muerto él a Asael, el hermano de ellos, en Gabaón, en la guerra.
31 Y dijo David a Joab, y a todo el pueblo el con él: «Desgarrad vuestras vestiduras y ceñíos los sacos y plañid a faz de Abner.» Y el rey David iba tras del féretro.
32 Y sepultan a Abner en Hebrón; y alzó el rey su voz, y lloró sobre su tumba, y lloró todo el pueblo sobre Abner.
33 Y endechó el rey sobre Abner y dijo: «¿Si, según muerte de Nabal(d) ha muerto Abner?
34 Tus manos no se ataron; tus pies, no están en cadenados. No se allegó como Nabal a la faz de los hijos de iniquidad caíste. Y congregóse todo el pueblo a llorarle.
35 Y vino todo el pueblo a alimentar a David con panes, aun siendo de día. Y juró David, diciendo: «¡Esto hágame Dios y esto añádame! pues, si no se pusiere el sol, no gustaré, no, pan o toda otra cosa.»
36 Y conoció todo el pueblo y plugo a faz de ellos, todo cuanto hiciera el rey, a faz del pueblo, de bueno.
37 Y conoció todo el pueblo y todo Israel en aquel día, que no vino del rey el matar a Abner, hijo de Ner.
38 Y dijo el rey a sus mozos: «¿No sabéis que un príncipe grande ha caído en este día en Israel,
39 y que yo soy pariente(e) hoy y constituido bajo rey? Y estos varones, hijos de Sarvía más duros que yo son. Retribuya el Señor al maléfico según su maldad.»
1 Es asesinado Isboset, y vengado por David Y oyó Isboset, hijo de Saúl, que ha muerto Abner, hijo de Ner, en Hebrón; y disolviéronse sus manos; y todos los varones de Israel desmayaron.
2 Y dos varones príncipes de turbas tenía Isboset, hijo de Saúl: nombre del uno, Baaná, y nombre del segundo, Recab, hijos de Remón, el berotita, de los hijos de Benjamín; porque Berot se contaba con los hijos de Benjamín.
3 Y se refugiaran los berotitas en Getaím; y eran allí íncolas hasta este día.
4 Y tenía Jonatás, hijo de Saúl, un hijo lisiado de los pies, hijo de años cinco; y éste, cuando vino el anuncio de Saúl y Jonatás su hijo, de Jezrael —alzóse su nodriza y huyó; y aconteció, al apresurarse con él y alejarse, que cayó y se encojó; y su nombre, Mefiboset(a).
5 Y fueron los hijos de Remón, el berotita: Recab y Baaná, y entraron en el ardor del día, en casa de Isboset; y él dormía en el lecho del mediodía.
6 Y he aquí la portera de la casa limpiaba trigo, y dormitara y durmiérase; y Recab y Baaná, los hermanos, ocultáronse,
7 y entraron en la casa. E Isboset dormía sobre su lecho en su dormitorio; y le hieren, y le matan, y quitan su cabeza; y tomaron su cabeza, y fuéronse, camino al poniente, toda la noche.
8 Y trajeron la cabeza de Isboset a David, a Hebrón, y dijeron al rey: «He aquí la cabeza de Isboset, hijo de Saúl, tu enemigo, quien buscaba tu alma; y ha dado el Señor a mi señor rey, venganza de sus enemigos; como este día, de Saúl tu enemigo y de su simiente.»
9 Y respondió David a Recab y a Baaná, su hermano, hijos de Remón, el berotita, y díjole: «¡Vive el Señor, que ha redimido a mi alma de toda angustia!
10 que el que anunció que ha muerto Saúl, y él estábase como mensajero feliz a faz mía, le cogí y le maté en Siceleg; al que debía yo dar albricias.
11 Y ahora hombres malos han asesinado a un varón justo, en la casa de él, sobre el lecho de él; y ahora pediré su sangre de vuestras manos; y os exterminaré de la tierra.»
12 (4:11) Y mandó David a sus jovencillos y matáronles, y cortaron sus manos y pies, y los suspendieron sobre la fuente de Hebrón; y la cabeza de Isboset sepultaron en el sepulcro de Abner, hijo de Ner.
1 David, rey de todo Israel. Vence a los filisteos. Y alléganse todas las tribus de Israel a David en Hebrón; y le dijeron: «He aquí, huesos tuyos y carnes tuyas somos nosotros.
2 Y ayer y anteayer, siendo Saúl rey sobre nosotros, tú eras el que sacaba y entraba a Israel; y te dijo el Señor a ti: «Tú pastorearás a mi pueblo: a Israel.»
3 Y vienen todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón; y pactó con ellos el rey David un pacto en Hebrón, a faz del Señor; y ungen a David en rey sobre todo Israel.
4 Hijo de treinta años era David, cuando reinó, y cuarenta años reinó.
5 Siete años y meses seis reinó en Hebrón sobre Judá; y treinta y tres años reinó sobre todo Israel y Judá en Jerusalén.
6 Y retiróse David y sus varones a Jerusalén, contra el jebuseo, el que habitaba la tierra. Y se dijo a David: «No entrarás acá, porque se han opuesto(a) los ciegos y los cojos, diciendo que «no entrará David acá.»
7 Y tomó David el circuito de Sión; ésta, la ciudad de David.
8 Y dijo David aquel día: «Todo el que hiriere a jebuseo, toque en puñal(b): y a los cojos y a los ciegos, y a los que odiaren el alma de David.» Por esto dirán: «Ciegos y cojos(c) no entrarán en casa del Señor.»
9 Y asentóse David en el circuito(d); y fue llamado éste la ciudad de David; y la edificó ciudad en contorno desde la cumbre, y la casa de él.
10 Y adelantaba David adelantando y engrandeciéndose; y el Señor Dios, el omnipotente, estaba con él.
11 Y envió Hiram, rey de Tiro mensajeros a David y maderas cedrinas y artífices de maderas y artífices de piedras de pared; y edificaron una casa a David.
12 Y conoció David que le dispuso el Señor en rey sobre Israel y que fue exaltado su reino por su pueblo Israel.
13 Y tomó David aún mujeres y concubinas, de Jerusalén, después de venir de Hebrón.
14 Y éstos, los nombres de los hijos que le nacieron en Jerusalén: Samua(e), y Sobab, y Natán, y Salomón;
15 y Jabahar y Elisuá y Nefeg;
16 y Jafiá, y Elisamá, y Eliodá y Elifalet.
17 Y oyeron los filisteos que ha sido ungido David rey sobre Israel; y subieron todos los filisteos a buscar a David; y oyó David y bajó al circuito.
18 Y los filisteos se llegan; y cayeron sobre el valle de los titanes.
19 Y consultó David con el Señor, diciendo: «¿Si subiré contra los filisteos, y los entregarás en mis manos?» Y dijo el Señor a David: «Sube, pues entregando entregaré a los filisteos en tus manos.»
20 Y vino David de los «Superiores destrozos»(f) y trozó a los filisteos allí. Y dijo David: «Destrozó el Señor a los enemigos filisteos, a faz mía, como se destrozan aguas.» Por esto se llamó el nombre de aquel lugar: de Superiores destrozos.
21 Y abandonaron allí a los dioses de ellos, y los tomaron David y los varones con él.
22 Y los filisteos tornaron aún a subir, y precipitáronse sobre el valle de los titanes.
23 Y consultó David con el Señor; y dijo el Señor: «No subirás al encuentro de ellos; vuélvete de ellos y te llegarás a ellos cerca del Lloro.
24 Y será que al oír tu la voz de la agitación(g), desde la selva del Lloro; entonces bajarás a ellos; porque entonces saldrá el Señor delante de ti, a trozar en la guerra de los filisteos.»
25 E hizo David según que le mandó el Señor, y batió a los filisteos desde Gabaón hasta la tierra de Gezer.
1 El arca, de Cariatiarim a Jerusalén Y congregó aún David toda la juventud, de entre Israel: treinta(a) millares.
2 Y levantóse y fue David y todo el pueblo con él, y de los príncipes de Judá, en subida, a conducir de allí el arca de Dios, sobre la cual invocado fue el nombre del Señor de los ejércitos, sentado sobre los Querubines, sobre ella.
3 Y subieron el arca del Señor sobre un carro nuevo, y alzáronle de la casa de Abinadab la que está en la Colina(b); y Oza y sus hermanos(c), hijos de Abinadab guiaban el carro.
4 Y alzáronlo de casa de Abinadab en la Colina, con el arca; y los hermanos de él(d) iban delante del arca.
5 Y David y los hijos de Israel, tañendo en órganos concertados en fuerza, y en cantares, y en cíniras(e), y en arpas, y en tímpanos, y en címbalos y en flautas;
6 y llegan hasta la «era de Nacor»; y extendió Oza su mano al arca de Dios para sostenerla, y cogióla, porque la retorcía el becerro.
7 E inflamóse en ira el Señor contra Oza; e hirióle allí Dios por la temeridad(f); y murió allí junto al arca del Señor, a faz de Dios.
8 Y contristóse David por cuanto trozó el Señor destrozo en Oza. Y llamóse aquel lugar: Destrozo de Oza, hasta este día.
9 Y temió David al Señor en aquel día, diciendo: «¿Cómo entrará a mí el arca del Señor?»
10 Y no quiso David pasar a sí el Arca de la Alianza del Señor, a la ciudad de David; y la desvió David a casa de Obededom, el geteo;
11 y asentóse el arca del Señor en casa de Obededom, el geteo, meses tres; y bendijo el Señor toda la casa de Obededom, y todo lo de él.
12 Y se anunció al rey David, diciendo: «Ha bendecido el Señor la casa de Obededom y todo lo de él por el arca de Dios»; y fue David, y subió el arca del Señor de la casa de Obededom, a la ciudad de David, con alegría.
13 Y estaban con él llevando el arca siete coros, y hostia: becerro, y corderos(g).
14 Y David tañía en órganos concertados, a faz del Señor; y David, vestido estola eximia(h).
15 Y David y toda la casa de Israel subieron el arca del Señor con júbilo y con voz de trompeta.
16 Y aconteció que llegando el arca del Señor hasta la ciudad de David, Micol, la hija de Saúl, inclinóse al través de la ventana y vio al rey David danzar y tañer a faz del Señor, y menosprecióle en su corazón.
17 Y llevan el arca del Señor y la deponen en el sitio de ella en medio del tabernáculo que la armó David; y ofreció David holocaustos a faz del Señor, y pacíficos.
18 Y terminó David de ofrecer al par los holocaustos y los pacíficos; y bendijo al pueblo en nombre del Señor de los ejércitos.
19 Y repartió a todo el pueblo, a toda la muchedumbre de Israel, desde Dan a Bersabé, y desde varón a mujer, a cada uno una hogaza, y un asado y una torta de sartén; y retiróse todo el pueblo, cada cual a su casa.
20 Y volvióse David a bendecir su casa; y salió Micol, la hija de Saúl, al encuentro de David y bendíjole(i) y dijo: «¡Cuánto se ha glorificado hoy el rey de Israel; quien se ha descubierto(j) hoy en ojos de las muchachas de sus siervos, así como se descubre descubriéndose uno de los danzantes!»
21 Y dijo David a Micol: «A faz del Señor danzaré; bendito el Señor que me ha elegido sobre tu padre y sobre toda tu casa, constituyéndome en príncipe sobre su pueblo, sobre Israel; y tañaré y danzaré a faz del Señor;
22 y me descubriré aun así; y seré inútil en tus(k) ojos y con las muchachas con que has dicho que no me he glorificado»;
23 y(l) Micol, hija de Saúl, no tuvo más pequeñuelos hasta el día que murió.
1 Quiere David edificar un templo; prohíbeselo Natán. Y aconteció cuando se asentó el rey en su casa y el Señor le posesionó, en redondo, de todos sus enemigos, en redondo;
2 que habló el rey a Natán el profeta: «He aquí ahora yo habito en casa cedrina, y el arca de Dios está asentada en medio del tabernáculo.»
3 Y dijo Natán al rey: «Todo cuanto, en tu corazón, anda y haz; pues el Señor, contigo.»
4 Y fue aquella noche, y fue palabra del Señor a Natán, diciendo:
5 «Camina y di a mi siervo David: «Esto dice el Señor: «No tú me edificarás(a) casa para habitar yo;
6 porque no he habitado en casa desde el día que subí los hijos de Israel, de Egipto hasta este día, y he estado allí, peregrinado en pabellón, y en tabernáculo
7 en todo lo que he pasado en todo Israel. ¿Si hablando he hablado a una tribu de Israel, a la que he mandado pastorear mi pueblo de Israel, diciendo: «¿Por qué no me habéis edificado casa cedrina?»
8 Y ahora esto dirás a mi siervo David: «Esto dice el Señor omnipotente: «Tomádote he, de la dehesa en pos de las ovejas para que fueras príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel;
9 y he sido contigo en todo lo que has andado, y he exterminado todos tus enemigos, de ante tu faz, y héchote renombrado según el nombre de grandes los sobre la tierra.
10 Y pondré lugar a mi pueblo, a Israel, y plantaréle, y habitará por sí, y no se solicitará más; y no volverá hijo de iniquidad a humillarle, así como del principio,
11 desde los días que dispuse jueces sobre mi pueblo de Israel; y te sosegaré de todos tus enemigos, y te anunciará el Señor que casa le edificarás.
12 Y será cuando se cumplieren tus días y durmieres con tus padres; y suscitaré tu simiente después de ti; el que será de tu vientre y prepararé su reino.
13 Él me edificará casa, a mi nombre y afianzaré su trono hasta por el siglo.
14 Yo le seré su padre, y él me será mi hijo; y si viniere la iniquidad de él, le reconvendré en vara de varones, y en plagas de hijos de hombres.
15 Pero mi misericordia no se retirará de él, así como retiré de los que retiré de mi rostro.
16 Y será asegurada su casa y su reino hasta el siglo, a mi faz; y su trono estará afianzado por el siglo.»
17 Según todas estas palabras y según toda esta visión, así habló Natán a David.
18 Y entró el rey David y sentóse a faz del Señor y dijo: «¿Quién soy yo, Señor mío, Señor, y cuál la casa mía que me has amado hasta esto?
19 Y heme apocado un poco a faz tuya Señor, mi Señor, y has hablado sobre la casa de tu siervo a lo largo; pues ésta, la ley(b) del hombre, Señor mío, Señor.
20 Y ¿qué proseguirá David todavía hablando a ti? Y ahora tú sabes a tu siervo, Señor mío, Señor;
21 y por tu siervo has hecho, y, según tu corazón hiciste toda esta grandeza que manifestar a tu siervo,
22 por esto: para engrandecerte, Señor mío; porque no hay como tú, y no hay Dios, fuera de ti en todo lo que hemos oído en nuestras orejas.
23 Y ¿cuál, como tu pueblo Israel hay gente otra en la tierra? Como le condujo Dios para redimirse un pueblo, para tú poner nombre(c), para hacer grandeza y manifestación, para lanzar tú (de la faz de tu pueblo: a los que te redimiste de Egipto) gentes y pabellones.
24 Y te has dispuesto tu pueblo Israel en pueblo hasta siglo, y tú, Señor, has sido hecho para ellos en Dios.
25 Y ahora, Señor mío, la palabra que has hablado de tu siervo y la casa de él, afianza hasta el siglo, Señor omnipotente Dios de Israel; y ahora, según has hablado,
26 engrandézcase tu nombre hasta el siglo, diciendo: «Señor omnipotente, Dios sobre Israel; y la casa de tu siervo David será afirmada a faz de ti;
27 Señor omnipotente, Dios de Israel, has revelado la aurícula de tu siervo, diciendo: «Casa te edificaré.» Por esto ha hallado tu siervo su corazón para orar a ti esta oración.
28 Y ahora, Señor mío, Señor, tú eres Dios, y tus palabras serán verdaderas, y has hablado de tu siervo estos bienes.
29 Y ahora comienza y bendice la casa de tu siervo para ser por el siglo ante tu faz; porque tú, Señor mío, Señor, has hablado y, de tu bendición, bendita será la casa de tu siervo, para ser por el siglo.»
1 Victorias de David Y aconteció, después de esto, batió David a los filisteos y ahuyentólos, y tomó David la selecta(a) de mano de los filisteos.
2 Y batió David a Moab, y midiólos en cordeles, adurmiéndolos sobre la tierra; y fueron los dos cordeles para matar; y los dos cordeles cogieron vivos(b); y fue Moab a David en siervos, trayendo dádivas.
3 Y batió David a Adarezer, hijo de Rohob, rey de Sobá, al ir él a poner su mano sobre el río Eufrates.
4 Y capturó David de lo de él mil setecientos jinetes y veinte mil infantes; y deshizo David todos los carros, y dejó para sí cien carros.
5 Y acude Siria-Damasco a ayudar a Adarezer, rey de Sobá; y batió David, en el siro, veintidós millares de varones.
6 Y puso David guarnición en Siria de Damasco, y fue hecho el siro a David en siervos trayendo dádivas; y salvó el Señor a David en todo lo que andaba.
7 Y tomó David las joyas, las de oro, que estaban sobre los niños de Adarezer, rey de Sobá, y las llevó a Jerusalén; (y tomólo Susaquim, rey de Egipto, cuando subió a Jerusalén en días de Roboam, hijo de Salomón)(c).
8 Y de Beté y de las selectas ciudades(d) de Adarezer, cogió el rey David bronce mucho sobremanera; (en(e) él hizo Salomón la mar la broncínea, y las columnas, y los baños y todos los vasos)(f).
9 Y oyó Toú el rey de Emat, que batió David toda la fuerza de Adarezer;
10 y envió Toú a Joram, su hijo al rey David a preguntarle lo de su paz(g), y a bendecirle por cuanto debeló a Adarezer y lo batió; pues enemigo era de Adarezer; y en sus manos había vasos argénteos, y vasos áureos y vasos broncíneos.
11 Y éstos, santificó el rey David al Señor, con la plata y con el oro que santificara de todas las ciudades que subyugó:
12 de Idumea, y de Moab, y de los hijos de Amón, y de los filisteos, y de Amalec, y del botín de Adarezer, hijo de Rohob, rey de Sobá.
13 E hizo(h) David nombre; y, volviendo percutió la Idumea en el Valle salado(i), hasta dieciocho millares.
14 Y puso en la Idumea guarnición; en toda la Idumea guarnición; en toda la Idumea puso guardas; y fueron hechos todos los idumeos siervos del rey; y salvó el Señor a David en todo lo que anduvo.
15 Y reinó David sobre todo Israel; y estaba David haciendo juicio y justicia sobre todo su pueblo.
16 Y Joab, hijo de Sarvia, sobre su ejército; y Josafat, hijo de Ahilud, sobre las memorias(j).
17 Y Sadoc, hijo de Aquitob, y Aquimelec, hijo de Abiatar, sacerdotes; y Saraías el escriba;
18 y Banaías, hijo de Joyadá, consejero; y el ceretí y el feletí y los hijos de David, príncipes del aula, eran.
1 Mefiboset Y dijo David: «¿Si hay todavía sobreviviente en la casa de Saúl, no haré con él misericordia por causa de Jonatás?»
2 Y de la casa de Saúl había un servidor, y su nombre era Sibá; y llámanle a David; y díjole el rey: «¿Tú eres Sibá?» Y dijo: «Yo, siervo tuyo.»
3 Y dijo el rey: «¿No ha sobrevivido de la casa de Saúl todavía un varón; y haré con él misericordia de Dios?» Y dijo Sibá al rey: «Todavía tiene un hijo Jonatás, heridos los pies.»
4 Y dijo el rey: «¿Dónde está?» Y dijo Sibá: «He aquí en casa de Maquir, hijo de Amiel, de Lodábar.»
5 Y envió el rey David y tomóle de la casa de Maquir, hijo de Amiel, de Lodábar.
6 Y llégase Mefiboset, hijo de Jonatás, hijo de Saúl al rey David, y cayó sobre su rostro y adoróle. Y díjole David: «¿Mefiboset?» Y dijo: «He aquí tu siervo.»
7 Y díjole David: «No temas, porque haciendo haré contigo misericordia, por Jonatás, tu padre; y te restituiré todo el campo de Saúl, padre de tu padre; y tu comerás pan sobre mi mesa por siempre.»
8 Y adoró Mefiboset y dijo: «¿Quién soy tu siervo que has mirado sobre el can, el muerto, el semejante a mí?»
9 Y llamó el rey a Sibá, el jovencillo de Saúl y díjole: «Todo cuanto es de Saúl y toda su casa, he dado al hijo de tu señor;
10 y lábrale la tierra tú y tus hijos y tus siervos; y traerás al hijo de tu señor panes, y comerá panes, y Mefiboset, hijo de tu señor, comerá por siempre pan sobre la mesa mía.» Y Sibá tenía quince hijos y veinte siervos.
11 Y dijo Sibá al rey: «Según todo cuanto ha mandado mi señor, el rey, a su siervo, así hará tu siervo.» Y Mefiboset comió sobre la mesa de David así como uno de los hijos del mismo rey.
12 Y Mefiboset un hijo pequeño tenía, y su nombre Micá; y toda la habitación(a) de la casa de Sibá eran siervos de Mefiboset.
13 Y Mefiboset habitaba en Jerusalén; pues sobre la mesa del rey él por siempre comió, y él era cojo de entrambos sus pies.
1 Castiga David a Hanón, rey de Amón Y aconteció, después de esto, morir el rey de los hijos de Amón, y reinó Hanón su hijo, en lugar de él.
2 Y dijo David: «Haré misericordia con Hanón, hijo de Naás, a la manera que hizo su padre conmigo misericordia.» Y envió David a consolarle, en mano de sus siervos, de su padre; y llegaron los representantes de David a la tierra de los hijos de Amón.
3 Y dijeron los príncipes de los hijos de Amón de Hanón, su señor: «¿Acaso a glorificar David a tu padre a faz tuya(a) —que te ha enviado consoladores? Empero ¿acaso para que no(b) escudriñen la ciudad y la exploren, y para remirarla(c) ha enviado David sus representantes a ti?»
4 Y tomó Hanón los enviados de David, y rapó las barbas(d) de ellos y recortó los mantos de ellos en la mitad hasta sus nalgas; y despidiólos.
5 Y anunciaron a David lo sucedido a los varones, y envió al encuentro de ellos, porque estaban los varones ultrajados sobremanera; y dijo el rey: «Asentaos en Jericó hasta que brotaren vuestras barbas, y volved.»
6 Y vieron los hijos de Amón que se avergonzaron —el pueblo de David; y enviaron los hijos de Amón y asalariaron en Siria Betrohob y en Siria Sobá: veinte millares de infantes; y al rey de Moacá, mil varones; y a Isbot, doce millares de varones.
7 Y lo oyó David y envió a Joab y toda su fuerza; los poderosos.
8 Y salieron los hijos de Amón y ordenáronse en guerra junto a la entrada de la puerta(e); y Siria Sobá, y Rohob, e Istob y Maacá solos en campo.
9 Y vio Joab que estaba contra él la contra faz de la guerra, de lo de a su faz en frente, y de lo de atrás, eligió de todos los jóvenes de Israel, y pusiéronse en frente de Siria.
10 Y el resto del pueblo dio en mano de Abisaí, su hermano; y pusiéronse en frente de los hijos de Amón;
11 y dijo: «Si prevaleciere Siria sobre mí, seréisme en salvación; y si prevalecieren hijos de Amón sobre ti, seremos para salvarte.
12 Envalentónate, y prevalezcamos por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios; y Señor hará lo bueno en sus ojos».
13 Y llegóseJoab y su pueblo con él en guerra contra Siria; y huyeron a faz de él.
14 Y los hijos de Amón vieron que huyó Siria, y huyeron a faz de Abisaí y entraron en la ciudad; y volvió Joab de los hijos de Amón, y llegó a Jerusalén.
15 Y vio Siria que ha caído delante de Israel; y juntáronse en uno.
16 Y envió Adarezer y reunió a la Siria la de allende el río Calamac(f) y llegaron a Helam; y Sobac(g), príncipe de la fuerza de Adarezer, delante de ellos.
17 Y se anunció a David y congregó todo Israel y pasó el Jordán y llegóse a Helam; y se ordenó Siria en frente de David; y combatieron con él.
18 Y huyó Siria a la faz de Israel, y percutió David, de la Siria, setecientos carros y cuarenta millares de jinetes; y a Sobac, el príncipe de su fuerza hirió, y murió allí.
19 Y vieron todos los reyes, los siervos de Adarezer, que han caído delante de Israel, y(h) acudieron a Israel y les sirvieron. Y temió Siria salvar ya a los hijos de Amón.
1 Adulterio de David Y aconteció, volviendo el año(a), al tiempo de la salida de los reyes(b), enviar David a Joab y sus niños(c) con él y a todo Israel; y asolaron a los hijos de Amón; y asediaron a Rabá; y David asentóse en Jerusalén.
2 Y aconteció, a la tarde levantarse David de su lecho y pasearse por el terrado de la casa del rey, ver a una mujer bañándose, desde el terrado; y la mujer hermosa de forma sobremanera.
3 Y envió David y buscó a la mujer y dijo: «¿Qué no es ésta Betsabé, hija de Eliab, mujer de Urías, el heteo?»
4 Y envió David mensajeros y tomóla, y entró a ella y durmió con ella; y ella, santificada de su impureza(d) y volvió a su casa.
5 Y en el vientre cogió la mujer; y, enviando, anunció a David, y dijo: «Yo soy(e): en vientre tengo».
6 Y envió David a Joab, diciendo: «Envíame a Urías, el heteo», y envió Joab a Urías a David.
7 Y llegó Urías y entró a él y preguntó David, para paz, a Joab, y, para paz del pueblo y para paz de la guerra.
8 Y dijo David a Urías: «Baja a tu casa y lava tus pies(f). Y salió Urías de casa del rey, y salió tras de él selección(g) del rey.
9 Y durmió Urías a par de la puerta del rey, con los siervos de su señor, y no bajó a su casa.
10 Y anunciaron a David, diciendo: «Que no bajó Urías a su casa». Y dijo David a Urías: «¿Acaso no del camino tú vienes? ¿Qué, porqué no has bajado a tu casa?».
11 Y dijo Urías a David: «El arca, e Israel y Judá habitan en pabellones; y mi señor, Joab, y los siervos de mi señor sobre la faz del campo acampan, y ¿yo entraré en mi casa a comer y beber y dormir con mi mujer? ¿Cómo? ¡Vive mi alma, si haré la palabra ésta!»
12 Y dijo David a Urías; «Siéntate aquí también hoy y mañana te despediré». Y sentóse Urías en Jerusalén en aquel día y el siguiente.
13 Y, llamóle David; y comió a faz de él, y bebió, y embriagóle; y salió a la tarde a dormir en su lecho con los siervos de su señor y a su casa no bajó.
14 Y aconteció al alba, escribir David una carta a Joab y la envió por mano de Urías.
15 Y escribió en la carta diciendo: «Entra a Urías frente en frente de la guerra la recia, y volveos de en pos de él, y percutido será y morirá».
16 Y aconteció, al observar Joab la ciudad, puso a Urías en el lugar que sabía que varones de fuerzas allí.
17 Y salieron los varones de la ciudad, y guerrearon con Joab y cayeron del pueblo, de entre los siervos de David; y murió también Urías el heteo.
18 Y envió Joab y anunció a David todas las palabras de la guerra que hablar al rey.
19 Y mandó al mensajero, diciendo: «Terminando todas las palabras de la guerra que hablar al rey;
20 será: si subiere la ira del rey te dijere: «¿Qué por qué os acercasteis a la ciudad a guerrear? ¿No sabíais que flecharían desde lo alto del muro?
21 ¿Quién percutió a Abimelec, hijo de Jerobaal, hijo de Ner? ¿Acaso una mujer no lanzó fragmento de piedra molar sobre él de lo alto del muro, y murió en Tebés? ¿Por qué os allegasteis al muro?» Y dirás: «También el siervo tuyo Urías el heteo murió».
22 Y fue el mensajero de Joab al rey, a Jerusalén; y llegó y anunció a David todo cuanto le anunciara Joab: todas las palabras de la guerra. Y airóse David contra Joab y dijo al mensajero: «¿Por qué os allegasteis a la ciudad a guerrear? ¿No sabíais que seríais percutidos desde el muro? ¿Quién hirió a Abimelec, hijo de Jerobaal? ¿Acaso una mujer no lanzó sobre él un fragmento de piedra molar, desde el muro, y murió en Tebés? ¿Por qué os allegasteis al muro?»(h).
23 Y dijo el mensajero a David: «Porque prevalecieron sobre nosotros los varones, y salieron sobre nosotros al campo, y fuimos sobre ellos hasta la entrada de la puerta.
24 Y flecharon los flechadores contra tus niños de lo alto del muro, y murieron de los niños del rey; también tu siervo Urías el heteo murió».
25 Y dijo David al mensajero: «Esto dirás a Joab: «No mala sea en tus ojos esta palabra, pues ahora así y ahora así comerá la cuchilla; esfuerza tu guerra contra la ciudad y derríbala, y apodérate de ella».
26 Y oyó la mujer de Urías que murió Urías, su marido y plañó por su marido.
27 Y pasó el luto, y envió David y condújola a su casa y fuele en mujer; y parióle un hijo. Y mala pareció la palabra que hizo David en ojos del Señor.
1 Penitencia y castigo de David Y envió el Señor a Natán, el profeta, a David; y entró a él y díjole: «Dos varones había en una ciudad: uno rico y uno pobre.
2 Y el rico tenía greyes y vacadas muchas, sobre manera;
3 y el pobre, nada sino una cordera pequeña que adquiriera y reservara y la criara, y creciera con él y con sus hijos en lo mismo; de su pan comía y de su cáliz bebía, y en su regazo dormía y era para él como una hija;
4 y vino un viajero al varón, el rico, y perdonó tomar de sus greyes y de sus vacadas para hacer al huésped viandante que viniera a él; y tomó la cordera del pobre e hízole al varón al venido a él».
5 Y se enfureció con ira David sobre modo contra ese varón, y dijo David a Natán: «Vive, el Señor, que hijo de muerte es el varón, el que ha hecho esto;
6 y la cordera pagará séptupla(a), por cuanto ha hecho esta palabra y por lo que no perdonó».
7 Y dijo Natán a David: «Tú eres el varón, el que ha hecho esto; esto dice el Señor, el Dios de Israel: «Yo soy el que te ungí en rey sobre Israel, y yo soy el que te libré de manos de Saúl;
8 y te di la casa de tu señor y las mujeres de tu señor en el regazo tuyo; y te di la casa de Israel y a Judá; y si pequeña cosa es, te añadiré conforme a esto.
9 «¿Qué —porque has vilipendiado la palabra del Señor, haciendo lo malo en sus ojos? A Urías el heteo has percutido en espada, y a su mujer te tomaste por mujer, y a él mataste en espada del hijo de Amón.
10 Y ahora no se apartará la espada de tu casa por el siglo, por cuanto me despreciaste y tomaste la mujer de Urías el heteo, para que te fuera en mujer.
11 Esto dice el Señor: «He aquí yo suscitaré contra ti males, de la casa tuya y tomaré las mujeres tuyas en ojos tuyos, y se las daré a tu prójimo; y dormirá con tus mujeres delante de este sol.
12 Porque tú has hecho en oculto; yo haré esta palabra delante de todo Israel y frente a frente de este sol».
13 Y dijo David a Natán: «He pecado contra el Señor». Y dijo Natán a David: «También el Señor ha apartado tu pecado: no morirás, no.
14 Empero, pues, irritando, has irritado a los enemigos del Señor en esta palabra, también tu hijo el que te ha nacido, de muerte morirá».
15 Y se fue Natán a su casa; e hirió el Señor al infante, el que parió la mujer de Urías, el heteo, a David y enfermó.
16 Y buscó David a Dios por el niñito y ayunó David ayuno, y entró y pernoctó al sereno y durmió sobre la tierra.
17 Y levantáronse sobre él los ancianos de su casa a alzarle de la tierra; y no quiso y no comió con ellos pan.
18 Y aconteció en el día el séptimo, morir el niñito; y temieron los siervos de David anunciarle que ha muerto el niñito, pues dijeron: «He aquí cuando el niñito aún vivía, le hablamos y no escuchó nuestra voz ¿cómo le diremos que ha muerto el niñito?; y hará mal»(b).
19 Y advirtió David que sus niños cuchichean, y comprendió David que había muerto el niñito; y dijo David a sus niños: «¿Si ha muerto el niñito?» Y dijeron: «Ha muerto».
20 Y levantóse David de la tierra, y bajóse y ungióse, y mudó sus vestiduras, y entró en la casa de Dios, y le adoró; y entró en su casa y pidió pan que comer, y presentáronle pan y comió.
21 Y dijéronle sus niños: «¿Qué es la palabra ésta que has hecho por causa del niñito? Aun vivo, ayunabas y llorabas y velabas, y cuando ha muerto el niñito, te has levantado y comido pan y bebido?»
22 Y dijo David: «Cuando el niñito aún vivía, ayuné y lloré, porque dije: «¿Quién sabe si se apiadará de mí, el Señor y vivirá el niñito?»
23 Y ahora ha muerto; ¿a qué esto de yo ayunar? ¿Acaso podrá volverle ya? Yo iré a él, y él no tornará a mí».
24 Y consoló David a Betsabé, su mujer, y entró a ella y durmió con ella; y concibió y parió un hijo; y llamó su nombre «Salomón», al que el Señor amó.
25 Y envió en mano de Natán el profeta, y llamó su nombre: Predilecto del Señor(c).
26 Y guerreó Joab en Rabat de hijos de Amón, y tomó la ciudad del reino.
27 Y envió Joab mensajeros a David y dijo: He guerreado en Rabat y tomado la ciudad de las aguas.
28 Y ahora congrega lo restante del pueblo y acampa sobre la ciudad y tómala antes, para que no tome antes yo la ciudad y sea llamado mi nombre sobre ella».
29 Y congregó David todo el pueblo, y fue contra Rabat, y guerreó en ella y la tomó.
30 Y tomó la corona de Melaom, el rey de ellos, de la cabeza de él y el peso de ella un talento de oro(d) y de piedra preciosa, y estuvo sobre la cabeza de David, y despojos de la ciudad sacó muchos sobremanera.
31 Y el pueblo el que había en ella, sacó y puso en la sierra y en los trillos los férreos, y en seguras férreas y los pasó por el horno de ladrillos. Y así hizo a todas las ciudades de hijos de Amón y volvió David y todo el pueblo a Jerusalén.
1 Tamar Y aconteció, después de esto: tenía Absalón, hijo de David, una hermana, hermosa de forma sobremanera, y su nombre: Tamar, y amóla Amnón, hijo de David.
2 Y afligióse Amnón hasta enfermar por Tamar, su hermana; pues virgen era ésta, y demasiado difícil en ojos de Amnón hacer algo a ella.
3 Y tenía Amnón un compañero, y su nombre Yonadab, varón sagaz sobremanera;
4 y díjole: «¿Qué te pasa a ti, que estás demacrado, hijo del rey, de mañana, mañana?(a) ¿no comunicaste conmigo?» Y díjole Amnón: «A Tamar, la hermana de Absalón, mi hermano, yo amo».
5 Y díjole Yonadab: «Acuéstate sobre tu lecho y enférmate, y entrará tu padre a verte y le dirás: «Venga ahora Tamar, mi hermana, y aliménteme y haga a mis ojos, una vianda, para que yo vea y coma de su mano.(b)
6 Y acostóse Amnón y enfermóse; y entró el rey a verle; y dijo Amnón al rey: «Venga ahora Tamar, mi hermana, y fría, en mis ojos, dos frituras, y comeré de su mano».
7 Y envió David por Tamar, a la casa, diciendo: «Ve ahora a la casa de Amnón, tu hermano, y hazle comida».
8 Y fue Tamar a la casa de Amnón, y su hermano; y él, acostado; y tomó la masa y mezcló y frió ante sus ojos y coció las frituras.
9 Y tomó la sartén y vació a la faz de él; pero no quiso comer. Y dijo Amnón: «Sacad fuera a todo varón de encima de mí». Y sacaron fuera a todo varón de encima de él.
10 Y dijo Amnón a Tamar: «Trae la comida a la alcoba, y comeré de tu mano». Y tomó Tamar las frituras que hiciera y trajo a Amnón, su hermano, al dormitorio.
11 Y presentóle a comer, y cogióla y díjole: «¡Acá! duerme conmigo, hermana mía».
12 Y díjole: «No, hermano mío, no me humilles; por cuanto no se hará así en Israel; no hagas esta insensatez;
13 y yo ¿dónde me desprenderé de mi oprobio? Y tú serás como uno de los insensatos en Israel; y ahora habla ya al rey; pues no me negará, no, a ti».
14 Y no quiso Amnón escuchar su voz y prevaleció sobre ella, y humillóla y, durmió con ella.
15 Y odióla Amnón con odio grande sobremanera; porque grande fue el odio con que la odió sobre el amor con que la amara; porque mayor era la maldad, la última, que la primera; y díjole Amnón: «Levántate y vete».
16 Y díjole Tamar: «Por esta maldad, la grande sobre la otra que has hecho conmigo —despidiéndome!» Y no quiso Amnón escuchar su voz.
17 Y llamó a su jovencillo, el sobrestante de la casa y díjole: «Enviad ya a ésta fuera de mí; y cierra la puerta tras ella».
18 Y sobre sí tenía túnica manguilarga(c), pues así se sobrevisten las hijas del rey, las vírgenes, sus sobrevestes(d); y sacóla el servidor fuera, y cerró la puerta tras ella;
19 y tomó Tamar ceniza y puso sobre su cabeza y la túnica, la manguilarga sobre ella, rasgó, y puso sus manos sobre su cabeza, y fue llendo y gritando.
20 Y díjole Absalón, su hermano: «¿Acaso Amnón tu hermano, ha estado contigo? —Y ahora, hermana mía, calla, porque hermano tuyo es, no pongas tu corazón a hablar en esta palabra». Y sentóse Tamar enviudada en casa de Absalón, su hermano.
21 Y oyó el rey David todas estas palabras y airóse sobremanera; y no contristó el espíritu de Amnón, su hijo, porque le amaba, porque su primogénito era.
22 Y no habló Absalón con Amnón, de malo a bueno; pues aborrecía Absalón a Amnón por la palabra que humilló(e) a Tamar, en hermana.
23 Y aconteció al bienio de días(f), estaban trasquilando para Absalón en Baalhasor, cerca de Efraín; y llamó Absalón a todos los hijos del rey.
24 Y vino Absalón al rey y dijo: «He aquí ahora trasquilan para tu siervo: vaya ahora el rey y sus niños con tu siervo».
25 Y dijo el rey a Absalón: «No ahora, hijo mío; no vayamos todos nosotros, y no acabemos, no, de gravarte». Y forzóle; y no quiso ir y bendíjole.
26 Y dijo Absalón a él: «Y si no, vaya ahora con nosotros Amnón mi hermano». Y díjole el rey: «¿Por qué ha de ir contigo?»
27 Y forzóle Absalón, y envió con él a Amnón y todos los hijos del rey; e hizo Absalón festín, según el festín del rey.
28 Y mandó Absalón a sus jovencillos, diciendo: «Ved cuándo se hubiere alegrado el corazón de Amnón en el vino, y yo os dijere: «Herid a Amnón», también matadle. No temáis, pues ¿no yo acaso soy, quien os manda? Envalentonaos y haceos en hijos de fuerza».
29 E hicieron los jovencillos de Absalón a Amnón, según les mandara Absalón; y levantáronse todos los hijos del rey y sentáronse —varón sobre su mula y huyeron.
30 Y aconteció, yendo ellos de camino, la oída vino a David, diciendo: «Ha percutido Absalón a todos los hijos del rey, y no ha quedado de ellos ni uno».
31 Y levantóse el rey, y rasgó sus vestiduras y acostóse sobre la tierra; y todos los niños los circunstantes a él, rasgaron sus vestiduras.
32 Y respondió Yonadab, hijo de Semaa, hermano de David, y dijo: «No diga mi señor, el rey que, a todos los jovencillos los hijos del rey, han muerto; pues sólo Amnón ha muerto, pues sobre la boca de Absalón estaba puesto(g) desde el día que humilló a Tamar, su hermana.
33 Y ahora no ponga mi señor, el rey, sobre su corazón palabra, diciendo: «Todos los hijos del rey han muerto»; puesto que Amnón, solísimo ha muerto».
34 Y huyóse Absalón; y alzó el jovencillo, el atalaya, sus ojos y vio: y he aquí pueblo mucho yendo en el camino en pos de él, del lado del monte, en la bajada; y se vino el atalaya y anunció al rey, y dijo: «Varones he visto del camino, el de Oronén, de parte del monte»(h).
35 Y dijo Yonadab al rey: «He aquí los hijos del rey están aquí; según la palabra de tu siervo, así ha acontecido».
36 Y aconteció: cuando acabó de hablar, he aquí los hijos del rey llegaron, y alzaron su voz y lloraron; y también el rey y todos sus niños lloraron llanto grande sobremanera.
37 Y Absalón huyó y fue a Tolomaí, hijo de Amiud rey de Gesur, a la tierra de Camaacad. Y enlutóse David por su hijo todos los días.
38 Y Absalón huyóse y fue a Gesur y estuvo allí tres años.
39 Y cesó David de salir contra Absalón, por haberse consolado sobre Amnón, por ser muerto.
1 La tecuita Y conoció Joab, hijo de Sarvía, que el corazón del rey, estaba por Absalón.
2 Y envió Joab a Tecué y tomó de allí una mujer sabia y díjole: «Enlútate ahora y vístete vestiduras de luto, y no te unjas con óleo, y serás como mujer llorando sobre un muerto, de esto muchos días;
3 Yvendrás al rey, y le hablarás según esta palabra»: Y puso Joab las palabras en la boca de ella.
4 Y entró la mujer, la tecuita, al rey y cayó sobre su rostro en la tierra y adoróle, y dijo: ¡«Salva, rey, salva»!
5 Y díjole el rey: «¿Qué tienes?» Y ella dijo: «Y mucho: mujer viuda yo soy y ha muerto mi marido;
6 y también tenía tu sierva dos hijos, y altercaron ambos en el campo, y no había quien separara en medio de ellos; y golpeó el uno a su hermano, y le mató.
7 Y he aquí levantóse toda la parentela contra tu sierva; y dijeron: «Entrega al que golpeó a su hermano, y le mataremos en vez del alma de su hermano a quien mató, y arrebataremos también a vuestro heredero»; y apagarán la brasa mía la que me queda, hasta no poner a mi marido reliquia, y nombre sobre la faz de la tierra».
8 Y dijo el rey a la mujer: «¡Adiós! ve a tu casa y yo mandaré acerca de ti».
9 Y dijo la mujer la tecuita al rey: «Sobre mí, mi señor rey, la iniquidad y sobre la casa de mi padre, y al rey y su trono, inocente(a)»
10 Y dijo el rey: «Quienquiera que hablare contra ti, traerásle a mí; y no seguirá ya tocándote».
11 Y dijo: «Rememore ahora el rey al Señor, su Dios, que se ha multiplicado el prójimo de la sangre para perder; y no arrebaten, no, al hijo mío». Y dijo: «¡Vive el Señor! si caerá del cabello tu hijo sobre la tierra».
12 Y dijo la mujer: «Hable ahora tu sierva a mi señor rey una palabra». Y dijo: «Habla».
13 Ydijo la mujer: «¿Por qué no has pensado tal cosa sobre el pueblo de Dios? ¿Acaso de la boca del rey sale esta palabra como culpa por no devolver el rey al repelido suyo?
14 Que de muerte moriremos, y cual el agua la que se desliza sobre la tierra, la que no se recogerá; y ¿tomará Dios el alma también pensando repeler de sí al repelido?(b).
15 Y ahora, cuando ha venido a hablar al rey, mi señor, esta palabra, me intimidó el pueblo(c); mas dijo tu sierva: «Hablaré ahora a mi señor el rey, por si hace el rey la palabra de su sierva.
16 Porque oirá el rey y salvará ahora a su sierva de mano del varón el que busca arrebatar a mí y a mi hijo a la vez de la heredad de Dios».
17 Y dijo la mujer: «¿Si ahora la palabra de mi señor, el rey, me sea para hostia pacífica? pues así como un ángel de Dios, así mi señor el rey para oír lo bueno y lo malo; y el Señor, tu Dios, será contigo».
18 Y respondió el rey y dijo a la mujer: «No ya me ocultes palabra que yo te preguntare». Y dijo la mujer: «Hable ya mi señor, el rey».
19 Y dijo el rey «¿Acaso está la mano de Joab en todo esto contigo?» Y dijo la mujer al rey: «¡Vive tu alma, mi señor rey! si está a la diestra o a la siniestra(d) de cuanto ha hablado mi señor, el rey; pues tu siervo Joab, él mismo me mandó y él puso en la boca de tu sierva todas estas palabras;
20 para mudar la faz de esta palabra; para esto hizo tu siervo Joab este razonamiento; y mi señor, sabio así como sabiduría de un ángel de Dios, para conocer todo lo de la tierra».
21 Y dijo el rey a Joab: «He aquí ahora te he hecho según esta palabra: ve, devuelve al jovencillo, a Absalón».
22 Y cayó Joab sobre su rostro sobre la tierra, y adoró; y bendijo él al rey; y dijo Joab: «Hoy ha conocido tu siervo que he hallado gracia en tus ojos, mi señor rey; pues ha hecho mi señor, el rey, la palabra de su siervo».
23 Y levantóse Joab; y fue a Gesur, y trajo a Absalón a Jerusalén.
24 Y dijo el rey «Vuelva a su casa; y mi rostro no vea». Y volvió Absalón a su casa; y el rostro del rey no vio.
25 Y como Absalón no había varón en todo Israel, loable sobremanera: desde la planta de su pie, y hasta su vértice no había en él tacha.
26 Y cuando esquilaba su cabeza (y acontecía de comienzo de días a días(e) cuando se esquilaba, porque llegaba a pesar sobre él(f) el que la esquilaba, pesara la cabellera de su cabeza doscientos siclos en el siclo el real(g).
27 Y nacieron a Absalón tres hijos y una hija, y su nombre Tamar. Esta era una mujer hermosa sobremanera; y fue mujer de Roboam, hijo de Salomón, y parióle a Abías(h).
28 Y asentóse Absalón en Jerusalén dos años de días, y el rostro del rey no vio.
29 Y envió Absalón cerca de Joab para enviarle al rey; y no quiso ir a él; y envió segunda vez cerca de él; y no quiso presentarse.
30 Y dijo Absalón a sus niños: «Veis: la parte en el campo de Joab contigua a mí, y él tiene allí cebadas: id y quemadla en fuego». Y quemaron los niños de Absalón la parte; y llegan los siervos de Joab a él habiendo desgarrado sus vestiduras, y dijeron: «Han quemado los siervos de Absalón la parte en fuego».
31 Y levantóse Joab y vino a Absalón, a la casa, y díjole: «Por qué han quemado tus niños la parte, la mía, en fuego?»
32 Y dijo Absalón a Joab: «He aquí envié a ti diciendo: Ven acá, y te enviaré al rey diciendo: ¿A qué he venido de Gesur? Bueno era para mí estar allí; y ahora he aquí el rostro del rey no he visto, y, si hay en mí iniquidad, mátame».
33 Y entró Joab al rey, y avisóle; y llamó a Absalón; y entró al rey, y adoróle y cayó sobre su rostro, sobre la tierra, y ante el rostro del rey; y tiernamente besó el rey a Absalón.
1 Rebelión de Absalón Y aconteció, después de esto, que se hizo Absalón de carros y caballos, y cincuenta varones que corrieran delante de él.
2 Y madrugara Absalón y se pusiera a la mano del camino de la puerta; y acontecía que todo varón que tenía algún juicio, venía al rey a juicio, y gritárale Absalón, y le decía: «¿De qué ciudad tú eres? Y dijo: «De una de las tribus de Israel, tu siervo».
3 Y díjole Absalón: «He aquí tus palabras, buenas y hacederas; y quien oiga, no tienes ante el rey».
4 Y dijo Absalón «¿Quién me constituirá juez en la tierra; y a mí vendrá todo varón que tenga contradicción y juicio y le juzgaré»?
5 Y acontecía que, al acercarse un varón a adorarle, extendía su mano y cogíale y le besara tiernamente.
6 E hizo Absalón, según esta palabra, a todo Israel: a los que se presentaban a juicio al rey; y ganábase Absalón el corazón de los varones de Israel.
7 Y aconteció desde el fin de cuarenta(a) años, que dijo Absalón a su padre: «Iré ahora y pagaré los votos que voté al Señor en Hebrón;
8 porque voto votó tu siervo, cuando vivía yo en Gesur en Siria, diciendo: «Si volviendo me volviere el Señor a Jerusalén, serviré al Señor».
9 Y díjole el rey: «Anda en paz»; y, levantándose, fue a Hebrón.
10 Y envió Absalón exploradores a todas las tribus de Israel, diciendo: «Al oír vosotros la voz de la trompeta diréis: «Reinando está rey Absalón en Hebrón».
11 Y con Absalón fueron doscientos varones, desde Jerusalén llamados y yendo en la simplicidad de ellos, y no conocieron toda palabra.
12 Y envió Absalón cerca de Aquitofel, el gilonita, consejero de David, de su ciudad; de Giló; cuando él sacrificaba; e hízose el quebranto(b) fuerte, y el pueblo el que iba, también mucho con Absalón.
13 Y llegó uno que anunció, a David, diciendo: «Se ha ido el corazón de los varones de Israel en pos de Absalón».
14 Y dijo David, a todos sus niños, los que con él estaban en Jerusalén: «levantaos, y huyamos; pues no hay para nosotros salvación, de la faz de Absalón; apresuraos a iros, porque no se apresure y nos coja y lance sobre nosotros el mal; y percuta a la ciudad en boca de cuchilla».
15 Y dijeron los niños los del rey, al rey: «Según todo cuanto determine nuestro señor, el rey, —he aquí a tus niños».
16 Y salió el rey y toda su casa por sus pies; y dejó el rey diez mujeres de sus concubinas, a guardar la casa.
17 Y salió el rey y todos sus niños a pie, y detuviéronse en una casa lejana.
18 Y todos sus niños a mano de él caminaban, y todo queletí y todo feletí; y detuviéronse sobre el olivo en el desierto; y todo el pueblo iba junto a él, y todos los en torno de él y todos los robustos y todos los batalladores: seiscientos varones; y caminaron a par de su mano, y todo el queletí y todo el feletí; y todos los geteos, los seiscientos varones, los venidos por sus pies de Get y que iban a faz del rey.
19 Y dijo el rey a Etaí, el geteo: «¿Por qué vas también tú con nosotros? Retorna, y habita con el rey; porque peregrino eres tú y porque transmigraste de tu lugar.
20 Si ayer has llegado ¿también hoy te he de remover con nosotros a ir? Y yo iré a donde yo fuere; vuélvete y vuelve tus hermanos contigo, y el Señor hará contigo misericordia y verdad».
21 Y respondió Etaí al rey y dijo: Vive el Señor y vive mi señor, el rey, que al lugar que fuere mi señor, el rey, sea a la muerte sea a la vida, allí estará tu siervo».
22 Y dijo el rey a Etaí: ¡Acá! y pasa conmigo». Y pasó Etaí, el geteo, y el rey, y todos los niños de él y toda la turba con él.
23 Y toda la tierra lloró con voz grande, y todo el pueblo iba pasando por el torrente de los cedros, y el rey atravesó el torrente de Cedrón; y todo el pueblo y el rey iban pasando sobre la haz de la vía al desierto.
24 Y he aquí también Sadoc y todos los levitas con él llevando el arca de alianza del Señor, de Baitar(c), y depusieron el arca de Dios; y subió Abiatar hasta acabar todo el pueblo de pasar de la ciudad.
25 Y dijo el rey a Sadoc: «Retorna el arca de Dios a la ciudad; si hallare yo gracia en los ojos del Señor, El me volverá y me la mostrará y el decoro(d) de ella».
26 Y si dijere así: «No he querido(e) en ti, «Heme aquí: hágame según lo bueno en sus ojos»,
27 y dijo el rey a Sadoc, el sacerdote: «Ved tú, retorna a la ciudad en paz; y Aquimaás, tu hijo, y Jonatás el hijo de Abiatar, los dos hijos vuestros, con vosotros;
28 ved; yo soy: acampo en las llanuras del desierto, hasta venir palabra de vosotros a anunciarme».
29 Y volvió Sadoc y Abiatar el arca de Dios a Jerusalén, y asentóse allí.
30 Y David subió en la subida de los olivos, subiendo y llorando, y la cabeza cubierta; y él iba descalzo; y todo el pueblo con él cubrió cada varón su cabeza; y subieron subiendo y llorando.
31 Y se anunció a David, diciendo: «También Aquitofel entre los coligados con Absalón». Y dijo David: «Disipa ahora el consejo de Aquitofel, Señor, mi Dios».
32 Y fue David caminando hasta la cumbre; donde adoró allí a Dios; y he aquí, a su encuentro, Cusaí, el príncipe amigo de David, rasgada su túnica, y tierra sobre su cabeza.
33 Y díjole David: «Si acaso pasares conmigo, serás sobre mí para carga.
34 Y, si volvieres a la ciudad, dirás a Absalón: Han pasado tus hermanos, y el rey, en pos de mí ha parado tu padre; y ahora, niño tuyo soy, rey: déjame vivir; niño de tu padre era yo entonces y denantes; y ahora, siervo tuyo(f)»; y disiparás el consejo de Aquitofel.
35 Y ve allí contigo Sadoc y Abiatar, los sacerdotes, y será: —toda palabra que oyeres de casa del rey, anunciarás a Sadoc y a Abiatar, los sacerdotes.
36 Ve allí con ellos, dos hijos de ellos: Aquimaás hijo de Sadoc y Jonatás, hijo de Abiatar; y enviad en manos de ellos, a mí, toda palabra que oyereis».
37 Y entró Cusaí el amigo de David, en la ciudad; y Absalón acababa de irse a Jerusalén.
1 David y Semeí David pasó un poco de la cumbre y he aquí Sibá, el jovencillo de Mefiboset vino a su encuentro; y una pareja de asnos enalbardados, y sobre ellos, doscientos panes, y cien pasas(a) y cien de dátiles, y un odre de vino.
2 Y dijo el rey a Sibá: «¿Qué es esto a ti(b)?» Y dijo Sibá: «La pareja para la familia del rey, a montar; y los panes y los dátiles para comida a los jovencillos; y el vino a beber, para los desfallecidos en el desierto».
3 Y dijo el rey: «¿y dónde, el hijo de tu señor?» Y dijo Sibá al rey: «He aquí asentado está en Jerusalén, porque dijo: «Hoy devolveránme la casa de Israel el reino de mi padre».
4 Y dijo el rey a Sibá: «He aquí para ti, cuanto es de Mefiboset». Y dijo Sibá, adorando: «¡Encuentre yo gracia en tus ojos, mi señor rey!».
5 Y vino el rey David hasta Bahurim; y he aquí, de allí un varón salía, de parentela de casa de Saúl; y su nombre: Semeí, hijo de Gerá; salió avanzando y maldiciendo
6 y apedreando en piedra a David y todos los niños del rey David; y todo el pueblo estaba, y todos los potentes, a derecha y a izquierda del rey.
7 Y así decía Semeí, al maldecirle: «¡Sal, sal, varón de sangres y varón el inicuo!
8 ha vuelto sobre ti el Señor todas las sangres de la casa de Saúl; pues has reinado por él; y ha dado el Señor el reino en mano de Absalón tu hijo; y he aquí tú, en tu mal; porque eres varón de sangre, tú».
9 Y dijo Abisaí, hijo de Sarvía, al rey: «¿Por qué maldice el perro, el muerto éste, a mi señor, al rey? Pasaré ahora, y arrancaré su cabeza».
10 Y dijo el rey: «¿Qué a mí y a vosotros, hijo de Sarvía(c)? Y dejadle, y así maldiga; pues el Señor le ha dicho maldecir a David; y quién dirá: ¿Por qué has hecho así?».
11 Y dijo David a Abisaí y a todos sus niños: «He aquí el hijo, el salido de mi vientre, busca mi alma, y mucho más ahora el hijo de Jeminí(d); dejadle maldecir, pues se lo ha dicho el Señor;
12 por si acaso repara el Señor en mi humillación; y me vuelve el Señor bienes por la maldición de él este día».
13 Y anduvo David y todos sus varones en el camino; y Semeí iba por la falda del monte, junto a él, yendo y maldiciendo y apedreando en piedras por el lado de él y con polvo tirando.
14 Y llegó el rey y todo el pueblo con él, fatigados; y respiraron allí.
15 Y Absalón y todo varón de Israel entraron en Jerusalén y Aquitofel con él.
16 Y aconteció cuando vino Cusaí, el príncipe amigo de David a Absalón, que dijo Cusaí a Absalón: «¡Viva el rey!»
17 Y dijo Absalón a Cusaí: «¿Esta es tu misericordia con tu amigo? ¿Por qué no te has ido con tu amigo?».
18 Y dijo Cusaí a Absalón: «No; sino que en pos del que ha elegido el Señor y este pueblo y todo varón de Israel, de él seré y con él asentaréme;
19 y, lo segundo, ¿a quien yo serviré, acaso no ante la faz de su hijo? Así como serví a la faz de tu padre, así seré a tu faz».
20 Y dijo Absalón a Aquitofel: «Tráenos consejo: ¿qué haremos?»
21 Y dijo Aquitofel a Absalón: «Entra a las concubinas de tu padre, las que ha dejado para guardar su casa; y oirá todo Israel, que has acabado de avergonzar a tu padre; y se envalentonarán las manos de todos los contigo».
22 Y clavaron la tienda para Absalón sobre el terrado; y entró Absalón a las concubinas de su padre a los ojos de todo Israel.
23 Y el consejo de Aquitofel que aconsejó en los días primeros fue al modo que alguno consulta en la palabra de Dios: Así todo el consejo de Aquitofel era de confianza tanto para David como para Absalón.
1 Confunde Dios a Aquitofel Y dijo Aquitofel a Absalón: «Me elegiré ahora doce millares de varones, y me levantaré y perseguiré en pos de David, de noche;
2 y vendré sobre él, y él, trabajado y fatigado de manos, le espantaré; y huirá todo el pueblo el con él; y percutiré al rey muy solo,
3 y volveré todo el pueblo a ti, del modo que vuelve la desposada a su marido(a). Tan solo el alma de un varón tú buscas; y para todo el pueblo habrá paz».
4 Y recta la palabra en ojos de Absalón y en ojos de todos los ancianos de Israel.
5 Y dijo Absalón: «Llamad ahora también a Cusaí, el de Arac, y oigamos lo que en su boca, también de él».
6 Y entró Cusaí a Absalón, y díjole Absalón, diciendo: «Según esta palabra ha hablado Aquitofel: ¿haremos según su palabra? Y, si no, tú habla».
7 Y dijo Cusaí a Absalón: «No es bueno, este consejo que ha aconsejado Aquitofel, esta vez».
8 Y dijo Cusaí: «Tú sabes que a tu padre y sus varones como potentes son sobremanera, y muy amargos en su alma; cual osa deshijada en campo y como jabalina áspera en la llanura(b); y tu padre, varón guerrero, y no disolverá al pueblo.
9 Pues he aquí él ahora escondido está en alguna de las colinas o en alguno de los lugares; y será al caer sobre ellos, al principio, oirá oyendo y dirá: «Ha sido hecha plaga en el pueblo tras de Absalón»;
10 también él mismo, hijo de fuerza, cuyo corazón así como el corazón del león, deshaciéndose desharáse; pues sobre todo Israel que potente tu padre e hijos de potencia los con él.
11 Pues así aconsejando he aconsejado: juntando juntárase contigo todo Israel, desde Dan y hasta Bersabé, como la arena sobre el mar en muchedumbre, y tu rostro caminando en medio de ellos.
12 Y llegaremos a él a alguno de los lugares donde le hallemos allí, y acamparemos sobre él, como cae el rocío sobre la tierra, y no dejaremos en él y sus varones, con él, ni siquiera uno.
13 Y, si en la ciudad se juntare, tomárase todo Israel contra aquella ciudad cuerda y la arrastraremos hasta el torrente, para que no quede allí ni una piedra».
14 Y dijo Absalón y todo varón de Israel: «Bueno es el consejo de Cusaí el de Arac, sobre el consejo de Aquitofel». Y el Señor mandó disipar el consejo de Aquitofel, el bueno, para traer el Señor sobre Absalón los males todos.
15 Cusaí, el de Arac, a Sadoc y Abiatar, los sacerdotes: «Así y así ha aconsejado Aquitofel a Absalón y los ancianos de Israel y así y así he aconsejado yo.
16 Y ahorá enviado presto y anunciad a David, diciendo: «No pernoctes la noche en las llanuras del desierto, sino que pasando, apresúrate, no sea que se trague el rey y todo el pueblo con él.
17 Y Jonatás y Aquimaás se estaban en la fuente Rogel; y fue la niña y anuncióles y ellos van y anuncian al rey David, porque no podían manifestarse para entrar en la ciudad.
18 Y vióles un jovencillo, y anunció a Absalón y fueron los dos rápidamente, y entraron en la casa de un varón en Barurím, y él tenía una cisterna en el atrio, y bajaron allá.
19 Y tomó la mujer y extendió el velo sobre la faz de la cisterna, y secó sobre él perlada; y no se conoció palabra.
20 Y vinieron los niños de Absalón a la mujer, a la casa, y dijeron: «¿Dónde Aquimaás y Jonatás?» Y díjoles la mujer: «Pasaron un poco del agua, y buscaron, y no hallaron y volvieron a Jerusalén».
21 Y aconteció, después de retirarse ellos, que subieron de la cisterna, y fueron y anunciaron al rey David, y dijeron a David: «Levantaos y pasad presto el agua; pues así aconsejó acerca de vosotros Aquitofel».
22 Y levantóse David y todo el pueblo con él, y pasaron el Jordán, hasta la luz del alba, hasta uno no faltó que no pasara el Jordán.
23 Y Aquitofel vio que no se hizo el consejo de él, y ensilló su asna, y levantóse y se fue a su casa, a su ciudad; y mandó a su casa, y se estranguló y murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre.
24 Y David pasó a Manaím; y Absalón atravesó el Jordán, él con todo varón de Israel con él.
25 Y a Amasá puso Absalón en lugar de Joab sobre la fuerza; y Amasá, hijo de un varón y su nombre Jetrá, el jezraelita; éste entró a Abigaíl, hija de Naás, hermano de Sarvía, madre de Joab.
26 Y acampó todo Israel y Absalón en la tierra de Galaad.
27 Y aconteció: cuando vino David a Manaím, que Sabí, hijo de Naás, de Rabat de hijos de Amón, y Maquir, hijo de Amiel, de Ladabar y Berzelaí, el galaadita, de Roquelin(c).
28 Diez lechos de dobles mantas, y calderos diez(d), y vasos barrizos, y trigo y cebada, y harina y perlada y alubias y lentejas;
29 y miel y manteca, y abejas y queso de vaca, trajeron a David y el pueblo con él, a comer, porque dijeron: «El pueblo está hambriento y desfallecido y sediento en el desierto».
1 Derrota y muerte de Absalón Y revistó David el pueblo con él, y puso sobre ellos príncipes de mil y príncipes de ciento.
2 Y envió David el pueblo, el tercio, en mano de Joab, y el tercio en mano de Abisaí, hijo de Sarvia, hermano de Joab; y el tercio en mano de Etaí, el teteo; y dijo David al pueblo: «Saliendo saldré también yo con vosotros».
3 Y dijeron: «No saldrás porque, si con huida huimos, no pondrán sobre nosotros corazón(a); aunque muriésemos la mitad de nosotros no es bueno que estés, para nosotros en la ciudad: auxilio para auxiliar».
4 Y díjole el rey: «Lo que pluguiere en vuestros ojos, haré». Y púsose el rey a la mano de la puerta; todo el pueblo salía por centenares y por millares.
5 Y mandó el rey a Joab, y a Abisaí y a Etaí, diciendo: «Perdonadme al jovencillo, a Absalón». Y todo el pueblo oyó al rey mandando a todos los príncipes acerca de Absalón.
6 Y salió todo el pueblo a la selva en frente de Israel; y fue la guerra en la selva de Efraín.
7 Y derribóse allí el pueblo de Israel a la faz de los niños de David; y fue la plaga grande en aquel día: veinte millares de varones.
8 Y fue allí la guerra dispersa sobre la faz de toda la tierra; y se multiplicó la selva el devorar del pueblo(b), sobre los que devoró en el pueblo la cuchilla aquél día.
9 Y encontróse Absalón a faz de los niños de David, y Absalón estaba sentado sobre su mula; y paró la mula bajo lo tupido de la encina la grande; y enredóse en torno su cabeza en la encina y colgó en medio del cielo y en medio de la tierra, y la mula por debajo de él pasó.
10 Y lo vio un varón y lo anunció a Joab y dijo: «He visto a Absalón colgado en la encina».
11 Y dijo Joab al varón al que anunciaba: «Y he aquí has visto: ¿qué, por qué no le percutiste allí en tierra? Y yo te hubiera dado diez(c) de plata y un cinturón?».
12 Y dijo el varón a Joab: «Y. yo soy ¡peso en mis manos mil siclos de plata! y no pondré, no, la mano mía sobre el hijo del rey, pues en nuestras orejas te mandó el rey y a Abisaí y a Etaí, diciendo: «Guardadme al jovencillo, a Absalón»;
13 para no hacer en su alma cosa injusta, y toda palabra no se ocultará al rey, y tú estarías en contra».
14 Y dijo Joab: «Esto yo emprenderé: no así me quedaré a faz de ti». Y cogió Joab tres dardos en su mano, y clavólos en el corazón de Absalón, aún vivo él, en el corazón(d) de la encina.
15 Y cercaron diez jovencillos, llevando las armas de Joab, y percutieron a Absalón y le mataron.
16 Y trompeteó Joab en cuerno y volvió el pueblo para no perseguir en pos de Israel; pues perdonaba Joab al pueblo.
17 Y tomó a Absalón y arrojóle a hendedura grande en la selva, al hoyo grande y levantó sobre él un acervo de piedras grandes sobremanera; y todo Israel huyó —varón a su tienda.
18 Y Absalón aún vivo, tomara y pusiérase el monumento en que fue recibido(e), y monumentáralo para coger(f) el monumento el del valle del rey; porque dijo que no tiene(g) hijo para que rememorara su nombre». Y llamó el monumento, de su nombre y llamó el monumento: «Mano(h) de Absalón», hasta este día.
19 Y Aquimaás, hijo de Sadoc dijo: «Correré ahora y bien anunciaré al rey que ha juzgado Señor de la mano de sus enemigos».
20 Y díjole Joab: «No serás varón de buena nueva, tú en este día, y bien anunciarás en día otro, y en este día no bien anunciarás; por cuanto el hijo del rey ha muerto.
21 Y dijo Joab a Cusaí: «Yendo anuncia al rey cuanto has visto». Y adoró Cusaí a Joab y salió.
22 Y añadió aún Aquimaás, hijo de Sadoc, y dijo a Joab: «También será que correré asimismo yo en pos de Cusaí». Y dijo Joab: «¿A qué tú esto corres, hijo mío? ¡Acá! no hay para ti buena nueva, de provecho, si vas».
23 Y dijo: «¿Pues qué, si corro?» Y díjole Joab: «Corre». Y corrió Aquimaás el camino el del centro, y se adelantó a Cusaí.
24 Y David estaba sentado en medio de las dos puertas; y fue el atalaya al terrado de la puerta, junto al muro, y levantó sus ojos, y vio y he aquí un varón corriendo solo, a faz de él.
25 Y exclamó el atalaya y avisó al rey, y dijo el rey: «Si está solo, es buena nueva en boca de él». Y venía viniendo y acercándose.
26 Y vio el atalaya a varón otro corriendo, y clamó el atalaya junto a la puerta, y dijo: «Y he ahí varón otro, corriendo solo». Y dijo el rey: «También ese, bien anunciando».
27 Y dijo el atalaya: «Yo veo la corrida del primero como corrida de Aquimaás, hijo de Sadoc». Y dijo el rey: «Varón bueno, éste; también a nueva buena vendrá».
28 Y clamó Aquimaás y dijó al rey: ¡«Paz»! Y adoró al rey sobre su rostro, sobre la tierra y dijo: «Bendito Señor, tu Dios quien encerró a los varones los que alzaron su mano contra mi señor el rey».
29 Y dijo el rey: «¿Paz al jovencillo, a Absalón?» Y dijo Aquimaás: «He visto la muchedumbre la grande, cuando ha enviado al siervo del rey Joab y al siervo tuyo; y no supe qué ocurrió allí».
30 Y dijo el rey: «Vuélvete y estáte ahí». Y se volvió y paró.
31 Y he aquí Cusaí llegaba, y dijo al rey: «Bien anunciado esté mi señor, el rey, porque ha juzgado para ti Señor hoy, de mano de todos los que se levantaron contra ti».
32 Y dijo el rey: «¿Si paz al jovencillo, a Absalón?» Y dijo Cusaí: «Háganse como el jovencillo todos los enemigos de mi señor, el rey; y todos cuantos se han alzado sobre él para mal».
33 (19:1) Y conturbóse el rey, y subió al terrado de la puerta, y lloró; y así dijo, mientras iba él: «Hijo mío Absalón, hijo mío, hijo mío, Absalón, ¿quién diera la muerte mía por la tuya? ¡Yo por ti... Absalón, hijo mío, hijo mío!».
1 Luto del rey, vuelve a Jerusalén y perdona. (19:2) Y se anunció a Joab, diciendo: «He aquí el rey llora y plañe sobre Absalón.»
2 Y fue hecha la salvación, en aquel día, luto para todo el pueblo; pues oyó el pueblo, en aquel día, decir: «Que se aflige el rey por su hijo.»
3 Y escabullíase el pueblo, en aquel día, entrando en la ciudad; así como se escabulle el pueblo: los avergonzados, por haber ellos huido en la guerra.
4 Y el rey cubrió su rostro, y vociferó con voz grande, diciendo: «¡Hijo mío, Absalón! ¡Absalón, hijo mío!»
5 Y entró Joab al rey, a la casa, y dijo: «Has afrentado hoy los rostros de todos tus siervos, que te han salvado hoy, y al alma de tus hijos y de tus hijas, y al alma de tus mujeres y al alma de tus concubinas;
6 amando a los que aborrecen y aborreciendo a los que te aman. Y has anunciado hoy que no son tus príncipes ni niños; pues he conocido hoy que, si Absalón viviere, y todos nosotros hoy estuviéramos muertos, entonces eso sería lo recto en tus ojos.»
7 Y ahora, levantándote, sal y habla al corazón de tus siervos; pues en el Señor he jurado que, si no salieres hoy ¡no pernoctará varón contigo esta noche!... Y sábete que también este mal será para ti(a), sobre todo el mal que te ha venido desde tu juventud hasta ahora.»
8 Y se levantó el rey y sentóse en la puerta y todo el pueblo —avisaron diciendo: «He aquí el rey sentado está en la puerta.» Y entró todo el pueblo a rostro del rey, a la puerta; e Israel huyó —varón a sus tiendas.
9 Y estaba todo el pueblo riñendo en todas las tribus de Israel, diciendo: «El rey David nos ha librado de todos nuestros enemigos; y él nos ha sacado de mano de los filisteos; y ahora ha huido de la tierra y de su reino, y de Absalón.
10 Y Absalón, a quien ungiéramos sobre nosotros, ha muerto en la guerra; y ahora ¿por qué vosotros sordomudos estáis para reducir al rey?» Y la palabra de todo Israel vino al rey.
11 Y el rey David envió cerca de Sadoc y de Abiatar, los sacerdotes, diciendo: «Hablad a los ancianos de Judá, diciendo: «¿Por qué os hacéis último para reducir al rey a su casa? Y palabra de todo Israel ha venido al rey, a su casa.
12 Hermanos míos, vosotros, huesos míos y carne mía, vosotros, ¿por qué os hacéis últimos para devolver al rey a su casa?»
13 Y a Amasá diréis: «¿Acaso tú no eres hueso mío y carne mía? Y ahora esto háganse Dios y esto añada, si no príncipes de ejército fueres a faz mía todos los días en lugar de Joab.»
14 E inclinó el corazón de todo varón de Judá como de un solo varón. Y enviaron cerca del rey diciendo: «Vuelve tú y todos los siervos tuyos.»
15 Y volvió el rey y vino hasta el Jordán; y los varones de Judá vinieron a Galgal al encuentro del rey, para pasar al rey por el Jordán.
16 Y se apresuró Semeí, hijo de Gerá, hijo de Jeminí, de Bahurim, y bajó con varón de Judá al encuentro del rey David,
17 y mil varones con él, de Benjamín, y Sibá, el jovencillo de la casa de Saúl y quince hijos suyos con él y veinte siervos suyos con él. Y lanzáronse por elJordán antes que el rey;
18 y ministraron el ministerio de pasar al rey; y pasó la pasada para alzar la casa del rey, y hacer lo recto en ojos de él; y Semeí, hijo de Gerá cayó sobre su rostro a faz del rey, pasando él el Jordán;
19 y dijo al rey: «No ya considere mi señor la iniquidad, y no recuerde cuánto delinquió tu niño en el día que mi señor salía de Jerusalén, para ponerlo el rey en su corazón.
20 Porque ha conocido tu siervo que yo pequé, y he aquí yo he venido hoy primero que todo Israel y casa de José para bajarme al encuentro de mi señor, el rey.»
21 Y respondió Abisaí, hijo de Sarvía y dijo. «¿Acaso por esto no será muerto Semeí porque maldijo al ungido del Señor?»
22 Y dijo David: «¿Qué a mí y a vosotros hijos de Sarvía, porque os hacéis para mí hoy adversario? Hoy no será muerto varón alguno de Israel; porque no sé si hoy reino yo sobre Israel.»
23 Y dijo el rey a Semeí: «No morirás, no»; y juróle el rey.
24 Y Mefiboset, hijo del hijo de Saúl, bajó al encuentro del rey; y no curara sus pies, ni cortara sus uñas, ni hiciera su barba; y sus vestidos no lavara desde el día que se fue el rey hasta el día que él llegó en paz.
25 Y aconteció, cuando entró en Jerusalén, al encuentro del rey, que díjole el rey: «¿Qué, por qué no fuiste conmigo, Mefiboset?»
26 Y díjole Mefiboset: «Mi señor rey, mi siervo me engañó, pues díjole tu niño: «Aparéjame el asno, y subiré en él e iré con el rey, porque cojo, tu siervo;
27 y se descarrió en tu siervo para con mi señor, el rey; y mi señor el rey, como un ángel de Dios; y haz lo bueno en tus ojos.
28 Pues no era toda la casa de mi padre sino varones de muerte para mi señor, el rey; y pusiste a tu siervo entre los que comen tu mesa; y ¿a qué hay para mí ya derecho? ¡Y para haber voceado yo ya al rey!»
29 Y le dijo el rey: «¿Por qué hablas ya tus palabras?. He dicho: Tú y Sibá dividíos el campo.»
30 Y dijo Mefiboset al rey: «También él todo llévese después de volver mi señor, el rey en paz, a su casa.»
31 Y Berzelaí, el galaadita bajó de Rogelim y pasó, con el rey el Jordán, para acompañarle por el Jordán.
32 Y Berzelaí, varón anciano sobremanera, hijo de ochenta años, y él sustentara al rey cuando habitaba en Mahanaún, pues varón grande era sobremodo.
33 Y dijo el rey a Berzelai: «Tú para conmigo y yo sustentaré tu vejez en Jerusalén.»
34 Y dijo Berzelaí al rey: «¿Cuántos los días de años de mi vida, para subir con el rey a Jerusalén?
35 Hijo de ochenta años yo soy hoy; ¡si ya conoceré en medio de bueno y malo, por desgracia!(b) ¡Si gozará tu siervo todavía con lo que como y bebo! ¿O escucharé todavía voz de cantores y cantatrices? Y ¿a qué será todavía tu siervo para carga sobre mi señor el rey?
36 Apenas pasará tu siervo el Jordán con el rey; ¿y por qué me retribuirá el rey esta retribución?
37 Siéntese ya tu siervo; y moriré en mi ciudad a par de la tumba de mi padre y de mi madre; y he aquí tu siervo Camaam, pasará con mi señor el rey; y haz lo bueno en tus ojos.»
38 Y dijo el rey: «Conmigo pase Camaam, y yo le haré lo bueno en mis ojos; y todo cuanto me pidieres te haré.»
39 Y pasó todo el pueblo el Jordán; y el rey pasó, y besó tiernamente el rey a Berzelaí, y le bendijo; y volvió a su lugar.
40 Y pasó el rey a Galgal, y Camaam pasó con él; y todo el pueblo de Judá, pasando con el rey, y también la mitad del pueblo de Israel.
41 Y he aquí todo varón de Israel —llegáronse al rey; y dijo al rey: «¿Por qué, que te han robado nuestros hermanos —varón de Judá y pasado al rey y su casa por el Jordán, y todos los varones de David con él?»(c).
42 Y respondió todo varón de Judá a varón de Israel; y dijeron: «Por cuanto se acerca a mí el rey; y ¿por qué te has airado así por esta palabra?(d) ¿Acaso con sustento hemos comido del rey, o dádiva ha dado o selección ha alzado para nosotros?»
43 Y respondió el varón de Israel al varón de Judá y dijo: «Diez manos(e) tengo en el rey; y primogénito yo, que no tu y también en David soy sobre ti; y ¿por qué esto(f) me has agraviado, y no se me consideró mi palabra primero que la de Judá de reducir yo al rey?» Y endurecióse(g) la palabra del varón de Judá sobre la palabra del varón de Israel.
1 Rebelión y muerte de Sebá. Mata Joab a Amasá. Y hubo allí un nombrado hijo inicuo y su nombre: Sebá, hijo de Bocri, varón benjaminita; y trompeteó con el cuerno y dijo: «No tenemos parte en David; ni heredad tenemos en el hijo de Isaí; varón a tus tiendas Israel.»
2 Y subió todo varón de Israel de en pos de David, en pos de Sebá, hijo de Bocrí; y varón de Judá adhirió al rey de ellos desde el Jordán y hasta Jerusalén.
3 Y entró David a su casa, a Jerusalén; y tomó el rey las diez mujeres, sus concubinas que dejara a cuidar la casa; y diolas en casa de guarda y sustentólas y a ellas no entró y fueron detenidas hasta el día de su muerte como viudas vivientes.
4 Y dijo el rey a Amasá: «Convócame al varón de Judá tres(a) días; y tú aquí estáte.»(b)
5 Y fue Amasá a convocar a Judá desde el tiempo que le ordenara David.
6 Y dijo David a Abisaí: «Ahora nos hará mal Sebá, hijo de Bocrí sobre Absalón; y ahora tú toma contigo los niños de tu señor y persigue en pos de él; no sea que se halle ciudades fortificadas; y sombreará(c) nuestros ojos.»
7 Y salieron en pos de él Abisaí y los varones de Joab y el ceretí, y el feletí y todos los potentes; y salieron de Jerusalén a perseguir en pos de Sebá; hijo de Bocrí.
8 Y ellos junto a la piedra la grande, la en Gabaón; y Amasá vino delante de ellos; yJoab, circunceñido de túnica, su vestidura, y sobre ella, ceñido de cuchilla, pegada a su muslo, en su vaina; y la cuchilla salió y ella salió y cayó(d).
9 Y dijo Joab a Amasá: «¿Si estás bien tú, hermano? Y cogió la mano derecha de Joab la barba de Amasá para tiernamente besarle.
10 Y Amasá no se guardó de la cuchilla, la en la mano de Joab, e hirióle en ella Joab por el lomo, y derramóse su vientre por la tierra, y no se volvió contra él, y murió; y Joab y Abisaí, su hermano, persiguieron en pos de Sebá, hijo de Bocrí.
11 Y un varón detúvose sobre él de los jovencillos de Joab y dijo: «¿Quién es el que quiere a Joab? ¿Y quién de David va en pos de Joab?»
12 Y Amasá, salpicado en la sangre, en medio de la senda; y vio el varón que se paraba todo el pueblo; y retiró a Amasá, de la senda al campo; y tiró sobre él una vestidura, como viere a todo caminante, sobre él parado.
13 Pero, después de sacado de la senda, pasó todo varón de Israel en pos de Joab, a perseguir en pos de Sebá, hijo de Bocrí.
14 Y pasó(e), en todas las tribus de Israel, a Abelá y a Bet-Maacá; y todos en Carrí(f) también se congregaron y fueron detrás de él.
15 Y llegaron y sitiaron sobre él en Abelá y Bet-Maacá y derramaron un vallado contra la ciudad y se levantó a par de las fortificaciones; y todo el pueblo con Joab pensaron derribar el muro.
16 Y gritó una mujer sabia desde el muro y dijo: «Oíd, oíd; decid ahora a Joab: «Allégate hasta aquí, y hablaré contigo.»
17 Y se fue allegando a ella; y dijo la mujer: «¿Si tú eres Joab?» Y él dijo: «Yo.» Y díjole: «Oye las palabras de tu sierva.» Y dijo Joab: «Oigo —yo soy.»
18 Y dijo hablando: «Palabra hablarán entre primeros(g), diciendo: «Al interrogado interrogóse en Abelá, y en Dan, si ha faltado lo que pusieron los fieles de Israel.» Preguntando, preguntarán en Abelá, y así si ha faltado(h).
19 Yo soy pacifico de las fortalezas de Israel; tú empero, buscas matar ciudad y metrópoli en Israel. ¿Por qué abismas la heredad del Señor?»
20 Y, respondió Joab y dijo: «¡Lejos de mí!, lejos de mí, si abismare yo y si pendiere;
21 no así la palabra; porque un varón del monte Efraín (Sebá, hijo de Bocrí, su nombre) ha levantado su mano contra el rey David; dádmele sólo, y partiré de sobre la ciudad.» Y dijo la mujer a Joab: «He aquí la cabeza de él se lanzará a ti por el muro.»
22 Y entró la mujer a todo el pueblo y habló a toda la ciudad en su sabiduría; y quitó la cabeza de Sebá, hijo de Bocrí; y quitó y lanzó hacia Joab; y trompeteó en cuerno, y dispersáronse, de la ciudad, por él —varón a sus tiendas; y Joab retornó a Jerusalén, al rey.
23 Y Joab, sobre todas las fuerzas de Israel; y Banaías, hijo de Yoyadá, sobre el ceretí y sobre el feletí;
24 y Aduram sobre el tributo; y Josafat, hijo de Ahilud, rememorador;
25 y Sibá, escriba, y Sadoc y Abiatar, sacerdotes;
26 y también Irá, el de Jarín, era príncipe cerca de David(i).
1 Hambre. Muerte de hijos de Saúl. Triunfos de David. Y hubo hambre en los días de David, por tres años contiguos: Y buscó David el rostro del Señor; y dijo el Señor: «Es por Saúl y sobre su casa, la iniquidad, en muertes de sangres de él, por cuanto mató a los gabaonitas.»
2 Y llamó el rey David a los gabaonitas, y díjoles. Y los gabaonitas no son hijos de Israel, sino tan sólo reliquias del amorreo; y los hijos de Israel les juraran un pacto; y buscó Saúl percutirlos, celando él a los hijos de Israel y Judá.
3 Y dijo David a los gabaonitas: «¿Qué os haré y en qué desagraviaros, y bendeciréis la heredad del Señor?»
4 Y dijéronle los gabaonitas: «No tenemos plata u oro para con Saúl y para con su casa; y no tenemos varón a quien matar en Israel.» Y dijo: «¿Qué vosotros decís, y os haré?»
5 Y dijeron al rey: «El varón que ha acabado con nosotros y perseguídonos, el que maquinó exterminarnos; borrémosle para que no esté en todo confín de Israel.
6 Danos siete varones de los hijos de él, y asoleémoslos(a) al Señor en Gabaón de Saúl elegidos(b) del Señor.» Y dijo el rey: «Yo daré.»
7 Y perdonó el rey respecto a Mefiboset, hijo de Jonatás, hijo de Saúl, por el juramento del Señor, el en medio de ellos, y en medio de David y en medio de Jonatás, hijo de Saúl.
8 Y tomó el rey los dos hijos de Resfá, hija de Ayá, los que parió a Saúl: a Armoní y a Mefiboset; y los cinco hijos de Micol, hija de Saúl, los que parió a Hadriel, hijo de Berzelaí, el de Molatí.
9 Y dioles en mano de los gabaonitas, y los asolearon en el monte delante del Señor(c); y cayeron los siete ellos juntos; y ellos fueron muertos en días de siega, en los primeros, a principios de la siega de cebada.
10 Y tomó Resfá, hija de Ayá el(d) saco y se lo clavó sobre la peña, a principios de la siega de cebada; hasta que destiló sobre ellos agua desde el cielo; y no dio que los volátiles del cielo reposaran sobre ellos, de día, y las fieras del campo, de noche.
11 Y anuncióse a David cuanto hizo Resfá, hija de Ayá, concubina de Saúl; y deshiciéronse y recogiólos Dan, hijo de Joás de los descendientes de los gigantes(e).
12 Y fue David y tomó los huesos de Saúl y los huesos de Jonatás, su hijo, de los varones de Jabés-Galaad; los que los robaran de la plaza de Betsán; pues los pusieron allí los filisteos en el día que percutieron los filisteos a Saúl en Gelboé.
13 Y transportó de allí los huesos de Saúl y los huesos de Jonatás, su hijo; y trajo al par los huesos de los asoleados.
14 Y sepultaron los huesos de Saúl y los huesos de Jonatás, su hijo, y los huesos de los asoleados, en tierra de Benjamín, en la ladera, en el sepulcro de Cis, su padre; e hicieron todo cuanto mandara el rey; y escuchó Dios a la tierra, después de esto.
15 Y tuvieron aún guerra los filisteos con Israel; y bajó David y sus niños con él, y guerrearon con los filisteos; y se fue(f) David;
16 y Jesbí, de Nob, que era entre los descendientes de Rafá(g); —y el peso de su lanza(h); trescientos siclos en peso de bronce; y él, ceñido de clava; y pensó percutir a David.
17 Y le socorrió Abisaí, hijo de Sarvía, y percutió el filisteo y le mató. Entonces juraron los varones de David, diciendo: «No saldrás ya con nosotros a guerra; y no apagarás, no, la lámpara de Israel.»
18 Y hubo, después de esto, aún guerra, en Gob, con los filisteos; entonces percutió Sobocaí, el husatí, a Saf, el entre los descendientes de Rafá.
19 Y hubo la guerra, en Gob, con los filisteos; y percutió Elhanam, hijo de Ariorgim(i), el betlemita, a Goliat(j), el geteo; y el astil de su lanza como madero de tejedores—.
20 Y hubo aún guerra en Get, y había un varón guerrero, y los dedos de sus manos y los dedos de sus pies: seis y seis; veinticuatro en número; y también él naciera a Rafá.
21 E improperó a Israel y percutióle Jonatás, hijo de Semaá, hermano de David.
22 Estos cuatro nacieron descendientes de los gigantes, en Get, a Rafá(k), casa; y cayeron en mano de David y en mano de sus siervos.
1 Epinicio de David Y habló David al Señor las palabras de este cantar, en el día que le salvó el Señor de mano de todos sus enemigos y de mano de Saúl;
2 y dijo: «Señor, mi peña y mi fortaleza y mi salvador;
3 mi Dios, mi guarda me será; confiado estaré en él. Escudador mío y cuerno de mi salud, acogedor mío y refugio mío de mi salud, del mismo me salvarás.
4 Al Loable invocaré, al Señor; y de mis enemigos me salvaré.
5 Que me han cercado quebrantos de muerte; torrentes de iniquidad me aterraron.
6 Dolores puerperales de muerte(a) circundáronme; preocupáronme asperezas de muerte,
7 Atribulándome invocaré al Señor; y a mi Dios clamaré. Y escuchará, desde su templo, mi voz y mi clamor, en sus orejas.
8 Y turbóse y estremecióse la tierra; y los fundamentos del cielo conturbáronse y sacudiéronse, pues se airó el Señor con ellos.
9 Subió humo, en su ira; y fuego de su boca, devorará: brasas inflamáronse por él.
10 E inclinó cielos y descendió; y tinieblas por debajo de sus pies.
11 Y asentóse sobre los querubines, y voló; y pareció sobre alas de viento;
12 y puso tinieblas como escondite suyo; en torno de él, su pabellón: tinieblas de agua condensó en nubes de aire;
13 del fulgor delante de él inflamáronse brasas de fuego.
14 Tronó del cielo el Señor; y el Altísimo dio su voz.
15 Y despidió dardos; y disipóles; y relampagueó relámpago y aterróles.
16 Y aparecieron hendeduras de mar; y descubriéronse fundamentos del orbe en la increpación del Señor, por ráfaga de hálito de su furor.
17 Envió de lo excelso, y cogióme; y extrájome de aguas muchas.
18 Me libró de mis enemigos de poder, de los que me odiaban, pues prevalecieran sobre mí
19 Asaltáronme días de mi tribulación; e hízome el Señor, afianzamiento mío;
20 y sacóme a la anchura y me libró; pues complacióse en mí.
21 Y me retribuyó el Señor según mi justicia; y según la pureza de mis manos, me retribuyó(b).
22 Porque guardé los caminos del Señor, y no delinquí contra mi Dios.
23 Porque todos sus juicios, por delante de mí, y sus justificaciones (c) —no me desvié de ellos.
24 Y seré intachable para con él; y me guardaré de mi iniquidad.
25 Y me retribuirá el Señor según mi justicia y según la pureza de mis manos por delante de sus ojos.
26 Con santo te santificarás; y con varón perfecto te perfeccionarás.
27 Y con elegido serás; y con perverso te pervertirás.
28 Y al pueblo el indigente salvarás; y ojos en encumbrados humillarás.
29 Porque tú, mi lámpara, Señor; y Señor me esplendorará mis tinieblas.
30 Porque, en ti, correré sólo ceñido(d) y, en mi Dios, salvaré muro.
31 El Fuerte-intachable, su camino; la palabra del Señor, poderosa, acrisolada; escudador es a todos los confiados en él.
32 ¿Quién, fuerte, sino el Señor? y ¿quién creador será sino nuestro Dios?
33 El Fuerte, quien me robustece con poder; y sacudió(e) inmaculada mi vía.
34 Poniendo mis pies cual de ciervos; y sobre lo excelso colocándome.
35 Enseñando mis manos a la guerra, y quebrantando arco broncineo en mi brazo.
36 Y dísteme escudamiento de mi salud, y tu vida multiplicóme.
37 Y anchura, a mis pisadas bajo de mí, y no zozobrarán mis muslos.
38 Perseguiré a mis enemigos, y desvanecerélos y no retornaré hasta consumirlos.
39 Y acabarélos y quebrantarélos, y no resurgirán, y caerán debajo de mis pies.
40 Y me fortalecerás con poder a la guerra; doblegarás a mis adversarios debajo de mí.
41 Y mis enemigos me diste de espalda, los que me odiaban, y los mataste.
42 Clamarán —y no hay amparador— al Señor, y no les ha oído.
43 Y los he triturado como polvo de tierra, como lodo de vías deshécholes.
44 Y me salvarás de batalla de pueblos; me guardarás para cabeza de gentes; pueblo que no he conocido, me sirven,
45 hijos ajenos me han halagado: a oída de aurícula oídome.
46 Hijos ajenos se postrarán y estremecerán desde sus alcázares.
47 ¡Vive el Señor y bendito mi Dios, el guarda mi salud!
48 Fuerte Señor, el que me da venganzas, sometiendo pueblo debajo de mí,
49 y sacándome de entre mis enemigos; y de entre los que se alzan contra mí, me enaltecerás, de varón de iniquidades me salvarás.
50 Por esto, te confesaré, Señor, en las gentes, y en tu nombre cantaré,
51 engrandeciendo las salvaciones de su rey, y haciendo misericordia a su ungido: a David y su simiente por siempre.
1 Últimas palabras de David. Censo de los campeones. Y estas las palabras de David, las postreras: «Fiel(a) David, hijo de Isaí, y fiel varón a quien levantó el Señor en ungido del Dios de Jacob; y autor de apacibles salmos de Israel.
2 Dice el Dios de Israel, me habló el guarda de Israel parábola; dije en hombre: «¿Cómo confirmaremos temor de ungido,
3 ha hablado el Dios de Jacob, la roca de Israel me ha dicho: un justo dominador de los hombres, dominador en el temor de Dios,
4 como la luz de Dios de la mañana.?» Cuando salga el sol en una mañana sin nubes. A sus rayos, después de la lluvia, se yergue la hierba en la tierra.
5 ¿Qué no es así mi casa para con el Fuerte?; pues pacto eterno me ha pactado, dispuesto en todo tiempo guardado; pues toda mi salud y toda mi voluntad(b), y no germinará el inicuo.
6 Así como espina arrojada, todos estos, pues no con mano serán tomados;
7 y varón no trabajará en ellos; y llenos de fierro; y leño de lanza(c), y en fuego arderá, y quemaránse en su ignominia.»
8 Estos, los nombres de los poderosos de David: Joseb, el cananeo, príncipe de los tres(d) es; Adimón, el asoneo, —éste desenvainó su cuchilla sobre ochocientos soldados, de una vez.
9 Y, después de él, Eleazar, hijo de hermano paterno de él, hijo de Dudí, hijo de Ahohí: el entre los tres poderosos con David; y al provocar él entre los filisteos, juntáronse allí en guerra; y subió varón de Israel;
10 él se levantó y percutió en los filisteos; hasta que se fatigó su mano, y se pegó su mano a la cuchilla; e hizo el Señor salud grande en aquel día, y el pueblo asentóse en pos de él, sólo para saquear(e).
11 Y, después de él, Samá, hijo de Agé, del ararita. Y se juntaron los filisteos en Fieras(f); y había allí una parte del campo llena de lenteja; y el pueblo huyera del rostro de los filisteos.
12 Y cuadróse en medio de la parte y libróla y percutió a los filisteos, e hizo el Señor salud grande.
13 Y bajaron tres de los treinta, y bajaron a Casón(g) a David, a la caverna Adolam, y un escuadrón de filisteos acamparon en el Valle de Rataím(h).
14 Y David entonces en la circunvalación; y una estación de los filisteos, entonces en Belén.
15 Y deseó David y dijo: «¿Quién me dará a beber agua de la cisterna, la en Belén, la en la puerta?» Y la estación de los filisteos, entonces en Belén.
16 Y rompieron los tres poderosos al través del campamento de los filisteos, y aguaron agua de la cisterna, la en Belén, la en la puerta y tomaron y llegaron a David; y no quiso beberla, y libóla al Señor;
17 y dijo: «Lejos de mí, Señor, hacer esto, su(i) sangre de los varones de los que fueron, en las almas de ellos(j), yo bebiere.» Y no quiso beberla. Esto hicieron los tres poderosos.
18 Y Abisaí el hermano de Joab, hijo de Sarvía, él, príncipe en los tres, y él suscitó su lanza sobre trescientos occisos; y a él nombre en los tres;
19 entre aquellos tres, glorioso, y fueles en príncipe; y a los tres(k) no llegó,
20 y Banaías, hijo de Yoyadá, varón él, mucho en obras, de Cabseel, él percutió a los dos hijos de Ariel(l), de Moab; y él bajó y percutió el león, en medio de la cisterna en el día de la nieve.
21 E1 percutió al varón, al egipcio, varón expectable; y en la mano del egipcio lanza, como madero de escala; y bajó a él en vara y arrebató la lanza de la mano del egipcio, y matóle en la lanza de él.
22 Esto hizo Banaías, hijo de Yoyadá, y a él, nombre en los tres, los poderosos,
23 entre los tres(m) glorioso; y a los tres no llegó(n); y constituyóle David para sus oídas(o). Y estos los nombres de los poderosos de David el rey:
24 Asael, hermano de Joab; éste, entre los treinta; Elenán, hijo de Dudí, hermano paterno de él, en Belén,
25 Semá, el arodita; Elicá, el arodita;
26 Helés, el faltita; Hirá, hijo de Accés, el tecuita;
27 Abiezer, el anatotita; Mobonai, el husatita.
28 Selmón, el ahodita; Hamarai el netofatita;
29 Heled, hijo de Baaná, el netofatita; Itaí, hijo de Ribai, de Gabaat de hijos de Benjamín;
30 Banaía, faratonita; Hedaí, del torrente Gaás;
31 Abialbón el arbatita; Azmavet, el beronita;
32 Eliabá, el salabonita; de los hijos de Jasén: Jonatás,
33 Semá, el ororita; Ayam, hijo de Sarar, el aronita;
34 Elifelet, hijo de Aasbai, hijo del macatita; Eliam, hijo de Aquitofel, el gebonita;
35 Hesraí, el carmelita; Farai, el arbita;
36 Ygaal, hijo de Natán de Sobá; Boní, el gadita,
37 Selec, el amonita; Naharí, el berotita, los armígeros de Joab, hijo de Sarvía;
38 Irá, el yetrita, Yareb, el yetrita;
39 Urías, el heteo; todos ellos treinta y siete.
1 Censo militar, y su castigo. Y prosiguió la ira del Señor inflamándose en Israel; y excitó a David entre ellos diciendo: «Anda cuenta a Israel y a Judá.»
2 Ydijo el rey de Joab, príncipe de la fuerza(a), con él: «Recorre ahora todas las tribus de Israel y Judá desde Dan y hasta Bersabé; y cuenta el pueblo, y conoceré el número del pueblo.»
3 Y dijo Joab al rey: «Y añada el Señor, tu Dios, al pueblo, y así como ellos(b) el céntuplo, y ojos de mi señor el rey, viendo(c) y ¿mi señor, el rey, por qué quiere en esta palabra?»
4 Y prevaleció la palabra del rey a Joab y a todos los príncipes de la fuerza; y salió Joab y los príncipes de la fuerza a faz del rey a revistar al pueblo, a Israel.
5 Y pasaron el Jordán, y acamparon en Aroer, a la diestra de la ciudad la en medio del valle Gad y Yazer.
6 Y vinieron a Galaad y a la tierra baja Hodsí, y llegaron a Dan Yaán y rodearon a Sidón.
7 Y vinieron al fuerte de Tiro y a todas las ciudades del heveo y del cananeo; y vinieron, por el mediodía de Judá y Bersabé;
8 y recorrieron toda la tierra; y llegaron al fin de nueve meses y veinte días a Jerusalén.
9 Y dio Joab el número de la cuenta del pueblo al rey; y fue Israel ochocientos millares de varones de fuerza, tirando espada; y varón de Judá quinientos millares de varones batalladores.
10 E hirió el corazón de David a él(d), después de contar al pueblo; y dijo David al Señor: «He pecado sobremanera por lo(e) que he hecho ahora, Señor; quita ya la iniquidad de tu siervo; pues he desvariado sobremanera.»
11 Y levantóse David al alba; y palabra de Dios vino a Gad, el profeta, el vidente, diciendo:
12 «Anda y habla a David, diciendo: Esto dice el Señor: Tres cosas: ¡Yo soy!, alzo sobre ti, y elígete una de ellas y te haré.»
13 Y entró Gad a David, y anuncióle y díjole: «Elige qué se te haga; si ha de venirte, tres años, hambre en tu tierra; o tres meses huir tú a faz de tus enemigos, y estarán persiguiéndote; o haber tres días muerte en tu tierra; y ahora, pues, conoce y ve cuál he de contestar al que envió, palabra.»
14 Y dijo David a Gad: «Estrechas cosas para mí, de todas partes sobremanera hay: caeré yo en manos del Señor; pues muchas sus conmiseraciones sobremanera; pero en manos de hombre no caiga, no.»
15 Y eligióse David la muerte. Y los días de siega de trigo; y dio Dios muerte en Israel, desde el alba hasta hora de comer; y murieron del pueblo, desde Dan a Bersabé, setenta millares de varones.
16 Y extendió el ángel de Dios su mano sobre Jerusalén para perderla; y se arrepintió el Señor sobre el mal y dijo al ángel, al que perdía en el pueblo: «¡Mucho ya! Retira tu mano.» Y el ángel del Señor estaba a la par de la era de Arevná, el jebuseo.
17 Y dijo David al Señor, cuando vio al ángel herir en el pueblo, y dijo: «He aquí ¡yo soy!, he delinquido y yo he hecho mal; y éstos, las ovejas ¿qué han hecho? Sea ya tu mano contra mí y contra la casa de mi padre.»
18 Yvino Gad a David en aquel día y le dijo: «Asciende y pon al Señor un altar en la era de Arevná, el jebuseo.»
19 Y ascendió David, según la palabra de Gad, según lo que le mandó el Señor.
20 Y atisbó Arevná y vio al rey y sus niños, arribando hacia él y salió Arevná y adoró al rey sobre su rostro, sobre la tierra.
21 Y dijo Arevná: «¿Qué, por qué ha venido mi señor, el rey, a su siervo?» Y dijo David: «A adquirir de ti la era, para edificar un altar al Señor, y se detendrá el herimiento encima del pueblo.»
22 Y dijo Arevná a David: «Tome y ofrende mi señor, el rey, al Señor lo bueno en sus ojos; he aquí los bueyes para holocausto, y las ruedas y los aparejos de los bueyes para leña.»
23 Todo lo dio Arevná al rey; y dijo Arevná al rey: «Señor, tu Dios, bendígate.»
24 Y dijo el rey a Arevná: «No, no; sino que adquiriendo adquiriré de ti, en trueque; y no ofrendaré al Señor, mi Dios, holocausto de balde.» Y adquirió David la era y los bueyes en plata de siclos cincuenta.
25 Y edificó allí David un altar al Señor, y ofrendó holocaustos y pacíficos. (Y añadió Salomón al altar, al último; pues pequeño era, al principio). Y escuchó el Señor a la tierra y detúvose el herimiento encima de Israel.