1 Nace Samuel y es consagrado a Dios Un hombre hubo de Ramataím Sofim, del monte Efraín; y su nombre era Elcana, hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohú, hijo de Suf, efrateo.
2 Y éste tenía dos mujeres: el nombre de la una, Ana; y el nombre de la segunda, Fenena. Y tenía Fenena hijos; y Ana no tenía hijos.
3 Y subía el hombre, de días en días, de su ciudad, de Ramataím, a adorar y sacrificar al Señor Dios de los ejércitos, a Silo. Y allí estaban Helí y sus dos hijos, Ofní y Fineés, sacerdotes del Señor.
4 Y vino el día, y sacrificó Elcana, y dio a Fenena, su mujer y a todos los hijos de ella, partes.
5 Y a Ana dio solo una parte, pues no tenía ella hijos; empero a Ana amaba Elcana sobre esta; y el Señor cerró lo cerca de su matriz.
6 Porque no le dio el Señor hijo, según la tribulación de ella, y según el desaliento de su tribulación, y desalentábase por esto, porque cerró el Señor lo cerca de su matriz para no darle hijo(a).
7 Así hacía año por año, al subir ella a casa del Señor; y desalentábase, y lloraba y no comía.
8 Y díjole Elcana, su marido: «¿Ana?» Y díjole: «Heme aquí, señor.» Y díjola: «¿Qué tienes que lloras? ¿Y por qué no comes? ¿Y por qué te azota el corazón? ¿No soy bueno yo para ti más que diez hijos?»
9 Y levantóse Ana, después de comer y beber ellos en Silo, y púsose ante la faz del Señor, y Helí, el sacerdote, sobre la silla sobre los umbrales de la casa del Señor.
10 Y ella, muy dolorida de alma y suplicó al Señor y llorando lloró.
11 Y votó voto al Señor, diciendo: «Mi Señor, Señor, Dios de los ejércitos, si mirando mirares a la humildad de tu sierva, y te acordares de mí; y dieres a tu sierva simiente de varones lo daré a tu faz, hasta el día de su muerte; y vino y cosa embriagante no beberá y hierro no subirá sobre su cabeza.»
12 Y aconteció que cuando se multiplicaba suplicando ante la faz del Señor, que, Helí, el sacerdote, observó su boca,
13 y ella hablaba en su corazón, y sus labios se movían pero la voz de ella no se oía; y túvola Helí por ebria.
14 Y díjola el niñito de Helí: «¿Hasta cuándo estarás ebria? Quita tu vino de ti, y vete de la faz del Señor.»
15 Y respondió Ana y dijo: «No, señor, no: mujer la dura de día(b) yo soy; y vino y cosa embriagante no he bebido; y derramo mi alma ante la faz del Señor.
16 No des tu sierva a hija pestilente, porque de la plenitud de mi locuacidad y desaliento me he extendido hasta ahora.»
17 Y respondió Helí y díjole: «Ve en paz, el Dios de Israel te dé toda tu petición que le has pedido.»
18 Y dijo: «Ha hallado tu sierva gracia en tus ojos.» Y fue la mujer por su camino y entró en su vivienda, y comió con su marido y bebió; y su rostro no volvió a decaer.
19 Y madrugan al alba y adoran al Señor y van su camino; y entró Elcana en su casa de Ramataím, y conoció a Ana su mujer, y acordóse de ella el Señor,
20 y concibió; y aconteció, a la sazón(c) de los días que parió un hijo y nombró su nombre: Samuel(d); y dijo: «Porque al Señor, Dios de los ejércitos le he pedido.»
21 Y subió el hombre Elcana y toda su casa a sacrificar en Silo el sacrificio de los días, y los votos de él y todos los diezmos de su tierra.
22 Y Ana no subió con él, porque dijo a su marido: «Hasta subir el niñito, si le hubiere destetado; y se presentará al rostro del Señor, y sentaráse por el siglo allí.»
23 Y díjola Elcana su marido: «Haz lo bueno en tus ojos: siéntate hasta que le destetes; empero afiance el Señor lo que ha salido de tu boca.» Y sentóse la mujer y amamantó a su hijo, hasta destetarle.
24 Y subió con él a Silo, cuando le hubo destetado, llevando un becerro(e) trienal y panes y un efá(f) de harina flor y un nebel(g) de vino; y entró en la casa del Señor en Silo, y el niñito con ellos; y lo trajeron ante la faz del Señor; y degolló el padre de él la hostia que hacía, de días en días, al Señor, y trajo al niñito.
25 Y degolló el becerro. Y trajo Ana, la madre del niñito(h) a Helí.
26 Y dijo: «¡Ea, Señor! ¡Vive tu alma, Señor mío! yo, la mujer, la puesta a faz tuya, contigo, al suplicar al Señor.
27 Por este niñito supliqué, y diome el Señor mi petición que le pedí;
28 y yo ofrézcole al Señor todos los días que viviere como ofrenda al Señor.» Y adoró allí al Señor. Y oró Ana y dijo:
1 Cántico de Ana. Impiedad de los hijos de Helí. «Confirmádose ha mi corazón en el Señor; exaltádose mi cuerno en mi Dios; ha dilatádose sobre mis enemigos mi boca; regocijéme en tu salud.
2 Que no hay santo como el Señor; y no hay justo como nuestro Dios; no hay santo fuera de ti.
3 No os gloriéis, y no habléis lo excelso por soberbia; no salga grandilocuencia de vuestra boca, que Dios de ciencias es el Señor; y Dios previniendo sus designios.
4 Arco de potentes desfalleció; y desfallecientes ciñéronse con fuerza.
5 Hartos de panes desmedraron; y los hambrientos descuidaron tierra(a), porque la estéril parió siete; y la que muchos hijos tenía desmayó.
6 El Señor mata y vivifica; hunde en el infierno y sube.
7 El Señor empobrece y enriquece; humilla y exalta.
8 Exalta de la tierra al pobre, y del lodo suscita al mendigo, para sentarse con los potentados del pueblo y trono de gloria dales a heredar. Porque del Señor son las columnas de la tierra y sobre ellas puso el orbe.
9 Dando voto al votante; y bendijo los años del justo; pues no en su fuerza poderoso el varón.
10 El Señor, débil hará a su adversario; el Señor es santo. No se gloríe el prudente en su prudencia; y no se gloríe el poderoso en su poder; y no se gloríe el rico en su riqueza; sino que en esto gloríese, quien se gloriare: en saber y conocer al Señor, y hacer juicio y justicia en medio de la tierra. El Señor ascendió a los cielos y tronó; él juzgará los confines de la tierra; y dará fuerza a nuestros reyes, y sublimará el cuerno de su ungido(b).
11 Y dejóle(c) allí ante la faz del Señor y se fue a Ramataím. Y el niñito estaba ministrando al rostro del Señor a faz de Helí el sacerdote.
12 Y los hijos de Helí, el sacerdote eran hijos pestilentes, que no conocían al Señor, y la justificación(d) del sacerdote, para con todo el pueblo, el sacrificante.
13 Y venía el jovencillo del sacerdote, cuando se cocía la carne, y un tenedor tridente en su mano;
14 y metíalo en el baño o en el caldero el grande o en la caldera o en la olla, y todo lo que subía en el tenedor tomaba para sí el sacerdote. Según esto hacían a todo Israel, a los que venían a sacrificar al Señor en Silo.
15 Y antes de encender la grosura, venía el jovencillo del sacerdote y decía al varón, al sacrificante: «Da carne a asar para el sacerdote, y no recibiré de ti carne cocida del caldero».
16 Y decía el varón, el sacrificante: «Enciéndase primero, cual conviene, la grosura; y toma para ti de todo lo que apeteciere tu alma.» Y decía: «De ningún modo; pues ahora darás, y, si no, tomaré por fuerza.»
17 Y era el pecado ante la faz del Señor, de los jovencillos grande sobremanera; porque despreciaban el sacrificio del Señor.
18 Y Samuel estaba ministrando ante la faz del Señor, niñito, ceñido de efod líneo.
19 Y túnica pequeña hízole su madre, y llevábasela de días en días, al subir ella con su marido a sacrificar el sacrificio de los días.
20 Y bendijo Helí a Elcana y a su mujer diciendo: «Retribúyate el Señor simiente, de esta mujer, por la prenda que has prestado al Señor.» Y fuese el hombre a su lugar.
21 Y visitó el Señor a Ana, y concibió y parió aún tres hijos y dos hijas. Y engrandecido fue el niñito Samuel a la faz del Señor.
22 Y Helí, anciano muy mucho, oyó todo lo que hacían sus hijos a los hijos de Israel; y cómo dormían con las mujeres que se llegaban a la puerta del tabernáculo del testimonio.
23 Y díjoles: «¿Por qué hacéis según esta palabra que yo oigo de boca de todo el pueblo del Señor?
24 No, hijos; que no es buena la oída que yo oigo, para que no sirva el pueblo a Dios.
25 Si pecando pecare varón contra varón, también rogarán por él al Señor; y si al Señor pecare, ¿quién rogará por él?» Pero no escuchaban la voz de su padre; pues queriendo, quería el Señor perderles.
26 Y el niñito Samuel iba, y era bueno con el Señor y con los hombres.
27 Y vino un hombre de Dios a Helí y dijo: «Esto dice el Señor: «Revelando, reveléme a la casa de tu padre, estando ellos en tierra de Egipto sirviendo a la casa de Faraón;
28 y he elegido la casa de tu padre, de entre todos los cetros de Israel, para mi sacerdocio, para ascender a mi altar y sacrificar sacrificio, y llevar el efod ante mi faz; y he dado a la casa de tu padre todo lo del fuego de los hijos de Israel, para alimento.
29 Y ¿por qué has mirado mi timiama y mi hostia con impudente ojo? ¿Y has glorificado a tus hijos sobre mí, para bendecirse con la primicia de toda hostia de Israel delante de mí?
30 Por eso, esto dice el Señor, el Dios de Israel: «He dicho: tu casa y la casa de tu padre pasará a la faz mía hasta los siglos. Y ahora dice el Señor: «De ninguna manera yo, porque sólo a los que me glorificaren, glorificaré, y el que me menospreciare, deshonrado será.»
31 He aquí vienen días que exterminaré tu simiente y la simiente de la casa de tu padre, y no habrá para ti anciano en mi casa todos los días.
32 Y verás al rival en el tabernáculo en todo lo bueno que hará a Israel; y no habrá anciano en tu casa todos los días.
33 Y varón no te exterminaré, de mi altar —para que desfallezcan tus ojos y se derrame tu alma; y todo sobreviviente de tu casa— caerán en espada de varones.
34 Y esta, será para ti la señal que vendrá sobre tus dos hijos Ofní y Fineés, que en un día morirán ambos.
35 Y me suscitaré un sacerdote fiel, que hará todo lo que mi corazón y mi alma digan; y le edificaré una casa fiel y pasará ante la faz de mi ungido todos los días.
36 Y será: el sobreviviente en tu casa vendrá a adorarle por un óbolo de plata y de pan, diciendo: «Deséchame entre uno de tus sacerdocios para comer pan.»
1 Revela Dios a Samuel el castigo de Helí Y el niñito Samuel estaba ministrando al Señor a la faz de Helí el sacerdote; y palabra del Señor era rara en aquellos días; no había visión distinguible.
2 Y aconteció en aquel día que Helí dormía en su lugar y sus ojos empezaban a apesadumbrarse y no podían ver.
3 Y la lámpara de Dios, antes de apagarse, Samuel dormía en el templo, donde estaba el arca de Dios.
4 Y llamó el Señor: «¡Samuel, Samuel!» Y dijo: «Heme aquí.»
5 Y corrió a Helí y dijo: «Heme aquí, que me has llamado.» Y dijo: «No te he llamado: vuélvete; duerme.» Y volvióse y durmió.
6 Y prosiguió el Señor y aún llamó: «¡Samuel, Samuel!» Y fue a Helí segunda vez y dijo: «Heme aquí, que me has llamado.» Y dijo: «No te he llamado, hijo mío; vuélvete; duerme.»
7 Y Samuel aún no conocía a Dios y no se le había revelado la palabra del Señor.
8 Y prosiguió el Señor llamando a Samuel, en tercera vez. Y levantóse y fue a Helí y dijo: «Heme aquí que me has llamado.» Y entendió Helí que el Señor había llamado al niñito;
9 y dijo: «Vuélvete, duerme, hijo; y será que si te llamare, dirás: «Habla, Señor, que escucha tu siervo.» Y fue Samuel y durmióse en su lugar.
10 Y vino el Señor y detúvose y llamóle como una vez y una vez: «¡Samuel, Samuel!» Y dijo Samuel: «Habla, que escucha tu siervo.»
11 Y dijo el Señor a Samuel: «Heme aquí: yo hago mis palabras en Israel, de modo que de todo el que las oyere, retiñirán ambas orejas de él.
12 En aquel día suscitaré sobre Helí todo cuanto he hablado a su casa; comenzaré y terminaré.
13 Y le he anunciado que vindicaré yo su casa hasta los siglos, por las iniquidades de sus hijos, porque maldiciendo, sus hijos a Dios, y no los amonestaba, y ni así.
14 Juré a la casa de Helí: ¡Si será propiciada la iniquidad de la casa de Helí, en timiama y en hostia hasta los siglos!»
15 Y durmió Samuel hasta el alba, y madrugó al alba, y abrió las puertas de la casa del Señor; y Samuel temió anunciar la visión.
16 Y dijo Helí a Samuel: «¡Samuel, hijo!» Y dijo: «Heme aquí.»
17 Y dijo: «¿Cuál la palabra la hablada a ti? No ocultes ahora de mí: esto te haga Dios y esto añada(a), si ocultares de mí una palabra de todas las razones las habladas en las orejas tuyas.»
18 Y refirióle Samuel todas las razones y no le ocultó. Y dijo Helí: «El Señor, lo bueno en sus ojos hará.»
19 Y engrandecido fue Samuel, y era el Señor con él, y no cayó de todas sus razones sobre la tierra.
20 Y conocieron todo Israel, desde Dan y hasta Bersabé que el fiel Samuel era un profeta del Señor.
21 Y continuó el Señor manifestándose en Silo; porque se reveló el Señor a Samuel. Y fue creído Samuel que profeta se hacía al Señor, para todo Israel(b), de confín de la tierra y a confín. Y Helí, anciano sobremanera; y sus hijos andando andaban; y malo su camino era a la faz del Señor.
1 Guerra con los filisteos. Muerte de Helí y de sus hijos. Y aconteció en aquellos días que se congregaron los filisteos contra Israel en guerra; y salió Israel a su encuentro en guerra, y acamparon sobre «Piedra de ayuda»(a), y los filisteos acamparon en Afec.
2 Y ordénanse los filisteos en guerra sobre Israel; e inclinóse la guerra y resbaló el varón de Israel a la faz de los filisteos; y batidos fueron en las filas en el campo cuatro millares de hombres.
3 Y vino el pueblo al campamento, y dijeron los ancianos de Israel: «¿Por qué nos ha resbalado el Señor hoy a faz de filisteos? Tomemos el arca de nuestro Dios, de Silo, y salga al medio de nosotros, y nos salvará de mano de nuestros enemigos.»
4 Y envió el pueblo a Silo, y tomaron de allí el arca del Señor de los ejércitos, sentado sobre querubines; y entrambos hijos de Helí, con el Arca de la Alianza de Dios, Ofní y Fineés.
5 Y aconteció, como vino el arca del Señor al campamento, que vociferó todo Israel con voz grande, y resonó la tierra.
6 Y oyeron los filisteos la voz de la grita, y dijeron los filisteos: «¿Por qué la grita del alarido grande esta en el campamento de los hebreos?» Y conocieron que el arca del Señor había llegado al campamento.
7 Y amedrentáronse los filisteos, y dijeron: «Estos los dioses han llegado a ellos, al campamento. ¡Ay de nosotros! ¡Sálvanos, Señor!, hoy, pues no se ha hecho cosa semejante ayer y anteayer.
8 ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos salvará de mano de estos dioses los firmes? Estos son los dioses que hirieron al Egipto en toda plaga y en el desierto.
9 Confortáos y hacéos varones, filisteos, para que no sirváis a los hebreos, así como han servido a nosotros; y seréis varones y guerrearéis contra ellos.»
10 Y guerrearon contra ellos; y resbaló el varón de Israel, y huyó cada cual a su tienda. Y fue hecha plaga grande sobremanera; y cayeron de Israel treinta millares de infantes.
11 Y el arca de Dios fue tomada, y entrambos hijos de Helí murieron; Ofní y Fineés.
12 Y corrió un varón benjaminita, de la batalla, y vino a Silo, en aquel día; y sus vestiduras desgarradas y tierra, sobre su cabeza.
13 Y vio he aquí Helí estaba sentado sobre una silla, a par de la puerta, observando el camino; porque estaba su corazón fuera de sí por el arca de Dios; y el hombre entró en la ciudad a anunciar y voceó la ciudad.
14 Y oyó Helí la voz de la grita, y dijo: «¿Cuál es la voz de esta grita?» Y el hombre, apresurándose, entró y anunció a Helí.
15 Y Helí, hijo de noventa y ocho años, y sus ojos estaban rígidos y no veía. Y dijo Helí a los varones los que estaban en su torno: «¿Cuál es la voz de este estruendo?»
16 Y el varón apresurándose, entró a Helí y díjole: «Yo soy el que vengo del campamento, y yo he escapado de la batalla hoy.» Y dijo Helí: «¿Cuál la acontecida palabra, hijo?»
17 Y respondió el jovencillo y dijo: «Ha huido el varón de Israel de faz de los filisteos, y héchose plaga grande en el pueblo, y entrambos hijos tuyos han sido muertos, y el arca de Dios tomada.»
18 Y aconteció, como mencionara el arca de Dios, que cayó de la silla de espaldas, junto a la puerta, y quebrantóse su cerviz, y murió, pues anciano era el hombre y pesado; y él juzgó a Israel cuarenta(b) años.
19 Y su nuera mujer de Fineés, preñada, para parir y oyó la nueva de que fue tomada el arca de Dios y que murió su suegro y su marido, y lloró y parió, porque sobreviniéronle sus dolores;
20 y en su tiempo muere. Y dijéronla las mujeres las asistentes a ella: «No temas; pues un hijo has parido.» Y no respondió, y no conoció su corazón.
21 Y llamó al niñito: Icabod(c) diciendo: por el arca de Dios, y por su suegro y por su marido.
22 Y dijeron: «Ha transmigrado la gloria de Israel, en haber sido tomada el arca del Señor.»
1 Castigo de los filisteos por el arca Y los filisteos tomaron el arca de Dios, y lleváronla, de «Piedra de ayuda», a Azoto.
2 Y tomaron los filisteos el arca del Señor y lleváronla a casa de Dagón, y pusiéronla junto a Dagón.
3 Y madrugaron los azotios al siguiente día, y entraron en casa de Dagón; y vieron a Dagón caído sobre su rostro, sobre la tierra, a la faz del arca de Dios. Y repusiéronle en su lugar; y(a) agravóse la mano del Señor sobre los azotios, y atormentóles y percutióles en las asentaderas a Azoto y sus confines.
4 Y aconteció cuando madrugaron al siguiente día, al alba, he aquí a Dagón caído sobre su rostro, sobre la tierra, a la faz del arca del Señor; y la cabeza de Dagón y entrambas palmas de sus manos cortadas, sobre lo de adelante, cada una, y entrambas articulaciones de sus manos caídas(b) sobre el umbral; sólo el tronco de Dagón quedaba.
5 Por esto no pisan los sacerdotes de Dagón y todo el que entra en casa de Dagón, sobre el umbral de casa de Dagón en Azoto hasta este día, porque pasando pasan.
6 Y agravóse la mano del Señor sobre Azoto y trájola sobre ellos, y les hirvió(c) en las naves; y en medio de la región misma pulularon ratas; y hubo amontonamiento de muerte magno en la ciudad.
7 Y vieron los varones de Azoto que así, y dicen que: «No se asentará el arca del Dios de Israel con nosotros; porque dura su mano sobre nosotros y sobre Dagón nuestro dios.»
8 Y envían y congregan todos los sátrapas de los filisteos a sí, y dicen: «¿Qué haremos al arca del Dios de Israel?» Y dicen los geteos: «Pase el arca de Dios a nosotros.» Y pasó el arca del Dios de Israel a Get(d).
9 Y aconteció, después de pasar ella, que vino la mano del Señor a la ciudad: tumulto grande sobremanera; y percutió a los varones de la ciudad, del pequeño al grande; y percutióles en las asentaderas de ellos. E hiciéronse los geteos asentaderas(e).
10 Y enviaron el arca de Dios a Acarón; y aconteció, que como entró el arca de Dios en Acarón, vocearon los acaronitas diciendo: «¿Qué habéis vuelto el arca del Dios de Israel a nosotros para matarnos a nosotros y nuestro pueblo?»
11 Y convocaron y congregaron a todos los sátrapas de los filisteos; y dijeron: «Despedid el arca del Dios de Israel que se asiente en su lugar; y no nos matará a nosotros y a nuestro pueblo.» Pues hízose un terror de muerte en toda la ciudad, pesado sobremanera, cuando entró el arca del Dios de Israel allí.
12 Y los que vivían y no morían, eran heridos en la asentaderas; y subió el ululato de la ciudad al cielo.
1 El arca en Betsamés Y estuvo el arca del Señor, en campo de los filisteos siete meses, e hirvió la tierra de ellos en ratas.
2 Y llamaron los filisteos a los sacerdotes, y a los adivinos y a los hechiceros de ellos, diciendo: «¿Qué haremos con el arca del Señor? Manifestádnos a qué lugar la enviemos.»
3 Y dijeron: «Si despedís vosotros el Arca de la Alianza del Señor Dios de Israel, ya no la despidáis vacía, sino que devolviendo devolvedle por el castigo; y entonces sanaréis, y se apiadará de vosotros; ¿acaso no se retirará su mano de vosotros?»
4 Y dicen: «¿Qué por el castigo le volveremos?» Y dijeron: «Según número de los sátrapas de los filisteos: cinco asentaderas áureas y cinco ratas áureas; porque delito en vosotros y vuestros príncipes y vuestro pueblo;
5 y ratas áureas, semejanza de vuestras ratas: las que devastan la tierra; y daréis al Señor gloria, para que aligere su mano sobre vosotros y sobre vuestros dioses y sobre vuestra tierra;
6 y ¿por qué agraváis vuestros corazones como agravó Egipto y Faraón su corazón? ¿Acaso, cuando se burló de ellos no les despidieron y partieron?
7 Y ahora tomad y haced carro nuevo uno, y dos vacas primerizas sin los hijos; sobre las cuales no se ha puesto yugo; y uncid las vacas al carro y retirad los hijos de detrás de ellas a casa;
8 y tomaréis el arca del Señor y pondréisla sobre el carro; y los objetos los de oro devolveréis por el castigo y pondréis en caja al lado de ella; y la despediréis y la echaréis, y os retiraréis;
9 y miraréis; si el camino de los confines de ella anduviere, hacia Betsamés, él nos ha hecho este mal el grande; y, sino, conoceremos que no la mano de él está fija en nosotros, sino que casualidad esto nos ha acontecido.»
10 E hicieron los filisteos así y tomaron dos vacas primerizas y unciéronlas al carro; y sus hijos recluyeron en casa;
11 y pusieron el arca del Señor sobre el carro y la caja y las ratas las áureas y las imágenes de sus asentaderas.
12 Y enderezaron las vacas, en el camino, al camino de Betsamés; en senda una iban y esforzábanse(a) y no se desviaron a diestra, ni a siniestra. Y los sátrapas de los filisteos iban detrás de ella hasta las lindes de Betsamés.
13 Y los betsamitas segaban siega de trigo en el valle, y levantaron sus ojos y vieron el arca del Señor y regocijáronse a su encuentro.
14 Y el carro entró en el campo de Josué el de Betsamés, y pusieron allí junto a ella una piedra grande; y parten la madera del carro; y las vacas ofrecieron en holocausto al Señor.
15 Y los levitas bajaron el arca del Señor y la caja con ella y los sobre ella objetos, los de oro, y pusieron sobre la piedra la grande. Y los varones de Betsamés ofrecieron holocaustos y hostias en aquel día al Señor;
16 y los cinco sátrapas de los filisteos miraban; y volvieron a Acarón en aquel día.
17 Y estas, las asentaderas las áureas que devolvieron los filisteos por el castigo al Señor: por Azoto, una; por Gaza, una; por Ascalón, una; por Get, una; por Acarón, una;
18 y ratas, las áureas, según número de todas las ciudades de los filisteos, de los cinco sátrapas, desde la ciudad fortificada y hasta aldea del ferezeo, y hasta piedra la grande, donde pusieron, sobre ella, el Arca de la Alianza del Señor, hasta este día, la en el campo de Josué el betsamita.
19 Y no se regocijaron los hijos de Jeconías entre los varones de Betsamés(b), porque vieron el arca del Señor; e hirió en ellos a setenta varones, y a cincuenta millares de varones y enlutóse el pueblo, por haber el Señor herido, en el pueblo, plaga grande sobremanera.
20 Y dijeron los varones, los de Betsamés: «¿Quién podrá pasar a la faz del Señor, de este Dios el santo? ¿Y a quién subirá el arca del Señor, de nosotros?»
21 Y enviaron mensajeros a los habitantes de Cariatiarim, diciendo: «Han devuelto los filisteos el arca del Señor: bajad y subidla a vosotros.»
1 En arca en Cariatiarim. Penitencia y triunfo de Israel. Y vienen los varones de Cariatiarim y suben el Arca de la Alianza del Señor, y éntranla en casa de Abinadab, el en la colina(a); y a Eleazar, su hijo, santificaron para custodiar el Arca de la Alianza del Señor.
2 Y aconteció desde el día que estuvo el arca en Cariatiarim, llenáronse(b) los días; y fueron veinte años y miró toda la casa de Israel tras el Señor.
3 Y dijo(c) Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: «Si en todo vuestro corazón vosotros os volvéis al Señor, quitad los dioses ajenos de en medio de vosotros y las selvas; y preparad vuestros corazones para el Señor, y servid a él sólo; y os salvará de mano de los filisteos.»
4 Y quitaron en torno los hijos de Israel a las baales y las selvas de Astarot, y sirvieron al Señor sólo.
5 Y dijo Samuel: «Congregad todo Israel en Masfá, y rogaré por vosotros al Señor.»
6 Y juntáronse en Masfá, y aguaron agua y derramaron a la faz del Señor sobre la tierra, y ayunaron en aquel día y dijeron: «Hemos pecado ante la faz del Señor.» Y juzgaba Samuel a los hijos de Israel en Masfá.
7 Y oyeron los filisteos que se congregaron todos los hijos de Israel en Masfá, y subieron los sátrapas de los filisteos sobre Israel; y oyeron los hijos de Israel, y amedrentáronse a la faz de los filisteos.»
8 Y dijeron los hijos de Israel a Samuel: «No enmudezcas por nosotros, para no clamar(d) al Señor tu Dios, y nos salvará de mano de filisteos.»
9 Y tomó Samuel un cordero mamante y ofreciólo en holocausto, con todo el pueblo, al Señor; y clamó Samuel al Señor por Israel, y escuchóle el Señor.
10 Y estaba Samuel ofreciendo el holocausto y(e) los filisteos aproximáronse en guerra sobre Israel; y tronó el Señor, en voz grande, en aquel día sobre los filisteos y revolviéronse y resbalaron ante la faz de Israel.
11 Y salieron los varones de Israel, de Masfá, y persiguieron a los filisteos y percutiéronles hasta por debajo de Betcar.
12 Y tomó Samuel una piedra y púsola en medio de Masfá y en medio de Sen, y llamó su nombre: «Piedra de ayuno», y dijo: Hasta ahora nos ha ayudado el Señor.»
13 Y humilló el Señor a los filisteos y no pretendieron ya venir sobre el confín de Israel; y fue la mano del Señor sobre los filisteos todos los días de Samuel.
14 Y fueron devueltas las ciudades que tomaron los filisteos a los hijos de Israel, y devolviéronlas a Israel, desde Acarón hasta Get; y el confín de Israel quitaron de mano de los filisteos; y hubo paz en medio de Israel y en medio del amorreo.
15 Y juzgaba Samuel a Israel todos los días de su vida.
16 E iba por año a año(f) y rodeaba a Betel y a Galgal y a Masfá, y juzgaba a Israel en todos estos santificados(g).
17 Y su retorno a Ramatá, porque allí estaba su casa; y juzgaba allí a Israel; y edificó allí un altar al Señor.
1 El pueblo pide rey Y aconteció, como hubiere envejecido Samuel, que constituyó a sus hijos jueces a Israel.
2 Y éstos los nombres de sus hijos: el primogénito Joel y nombre del segundo, Abiá, jueces en Bersabé.
3 Y no anduvieron sus hijos en el camino de él; y desviáronse tras la ganancia, y recibían dádivas, y desviaban juicios.
4 Y júntanse todos los varones de Israel, y lléganse en Ramatá a Samuel;
5 y dijéronle: «He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tu camino; y ahora constituye sobre nosotros rey que nos juzgue; al modo que también las demás gentes.»
6 Y mala, la palabra en los ojos de Samuel como dijeron: «Danos rey que nos juzgue». Y oró Samuel al Señor.
7 Y dijo el Señor a Samuel: «Oye la voz del pueblo, según te hablaron, pues, no es a ti a quien han desechado; sino que a mí han desechado para no reinar sobre ellos.
8 Según todos los hechos que me hicieron desde el día que les saqué de Egipto hasta este día; —y me abandonaron, y servían a dioses otros—; así ellos hacen también a ti.
9 Y ahora oye la voz de ellos; empero testificando, testificarásles, y anunciarásle el derecho del rey que reinará sobre ellos.»
10 Y dijo Samuel toda la palabra del Señor al pueblo: a los que le pedían rey;
11 y dijo: «Este será el derecho del rey que reinará sobre vosotros: vuestros hijos tomará y pondráles en sus carros y en sus jinetes, precursores de sus carros;
12 y para ponérselos centuriones y quiliarcas(a), y para segar su siega y vendimiar su vendimia; y hacer sus armas bélicas y las armas de sus carros;
13 y vuestras hijas tomará para perfumadoras y para cocineras y para panaderas.
14 Y vuestros campos, y vuestras viñas y vuestros olivares los buenos tomará, y dará a sus siervos;
15 y vuestras sementeras y vuestras viñas diezmará, y dará a sus eunucos y a sus siervos;
16 y vuestros siervos y vuestras siervas y vuestras vacadas(b) y vuestros bienes y vuestros asnos tomará y diezmará para sus obras;
17 y vuestras greyes diezmará, y vosotros seréis para él siervos.
18 Y clamaréis en aquel día de ante el rostro de vuestro rey que os habréis elegido, y no os escuchará el Señor en aquellos días, porque vosotros os habréis elegido rey.»
19 Y no quería el pueblo oír a Samuel; y dijéronle: «De ninguna manera, sino que un rey habrá sobre nosotros;
20 y seremos también nosotros, según todas las gentes; y juzgarános nuestro rey, y saldrá delante de nosotros y guerreará nuestra guerra.»
21 Y oyó Samuel todas las palabras del pueblo, y hablólas en las orejas del Señor.
22 Y dijo el Señor a Samuel: «Oye la voz de ellos, y reine sobre ellos rey.» Y dijo Samuel a los varones de Israel: «Corra de aquí cada cual a su ciudad.»
1 Saúl Y un varón, de hijos de Benjamín, y su nombre Cis, hijo de Abiel, hijo de Seror, hijo de Becorat, hijo de Afiá, hijo de un varón benjaminita; varón poderoso.
2 Y éste tenía un hijo, y su nombre Saúl, bellamente grande, varón bueno; y no había, entre los hijos de Israel, bueno sobre él; desde el hombro y más arriba, excelso sobre toda la tierra.
3 Y perdiéronse las asnas de Cis, padre de Saúl; y dijo Cis a Saúl, su hijo: «Toma contigo uno de los jovencillos, y levantaos, e id y buscad las asnas.»
4 Y pasaron por el monte Efraín, y pasaron por la tierra de Salisá, y no hallaron; y pasaron por la tierra de Salim, y no estaban; y pasaron por la tierra de Benjamín, y no hallaron.
5 Y, viniendo ellos a Suf, Saúl dijo a su jovencito, al con él: «¡Acá! y volvamos; no sea que, desentendiéndose mi padre de las asnas se solicite por nosotros.»
6 Y díjole el jovencillo: «He aquí que ahora hay un hombre de Dios en esta ciudad, y el hombre, renombrado; todo lo que hablare que sucederá, acontecerá; y ahora vamos allá, para que nos avise el camino nuestro por el cual hemos venido, por él.»
7 Y dijo Saúl a su jovencillo, al con él: «Y he aquí iremos; y ¿qué llevaremos al hombre de Dios; porque los panes agotados están de nuestras alforjas; y más no tenemos con nosotros para llevar al hombre de Dios, que sea nuestro?»
8 Y prosiguió el jovencillo respondiendo a Saúl, y dijo: «He aquí se ha hallado en mi mano un cuarto de siclo argénteo, y darás al hombre de Dios, y nos avisará nuestro camino.»
9 (Y antes en Israel esto decía cada uno, al ir a consultar a Dios: «¡Acá! y vamos al vidente»; pues al profeta llamaba el pueblo antes: el vidente).
10 Y dijo Saúl a su jovencillo: «Buena tu palabra: acá y vamos.» Y fueron a la ciudad donde estaba allí, el hombre el de Dios.
11 Subiendo ellos la subida de la ciudad, ellos hallan a las niñas venidas a aguar agua, y dícenlas: «¿Si está aquí el vidente?»
12 Y respondiéronles las niñas, y dícenles: «Está, he aquí delante de vuestra faz; y apresúrate ahora: por el día ha llegado a la ciudad, pues hostia hoy al pueblo en la altura.
13 Como entrareis en la ciudad le hallaréis en la ciudad, antes de subir él a la altura a comer; pues no comerá el pueblo hasta entrar él; porque éste bendice la hostia; y, después de esto, comen los huéspedes; y ahora subid, pues por el día le hallaréis.»
14 Y suben a la ciudad, entrando ellos en medio de la ciudad, he aquí Samuel salió al encuentro de ellos para subir a la altura.
15 Y el Señor había revelado la aurícula de Samuel, día uno, antes de venir a él Saúl, diciendo:
16 «Como a la(a) sazón, mañana enviaré a ti un varón de tierra de Benjamín, y le ungirás en príncipe sobre mi pueblo de Israel; y salvará a mi pueblo de mano de filisteos; porque he mirado sobre la humillación de mi pueblo, pues ha venido su clamor a mí.»
17 Y Samuel vio a Saúl, y el Señor le respondió: «He ahí al hombre que te dije; éste principará en mi pueblo.»
18 Y acercóse Saúl a Samuel en medio de la ciudad, y dijo: «Indícame ahora, cual la casa del vidente.»
19 Y respondió Samuel a Saúl, y dijo: «Yo mismo soy; sube delante de mí a la altura y come conmigo hoy, y te despediré al alba; y todo lo en tu corazón te anunciaré;
20 y acerca de tus asnas las perdidas hoy tres días, no pongas tu corazón en ellas; pues se han hallado; y ¿de quién será lo hermoso de Israel? ¿No tuyo y de toda la casa de tu padre?»
21 Y respondió Saúl y dijo: «¿No de varón hijo: de un benjaminita, yo soy, de pequeño cetro de tribu de Israel y de la tribu la más pequeña de todo el cetro de Benjamín? ¿Y por qué me has hablado según esta palabra?»
22 Y tomó Samuel a Saúl y a su jovencillo y entróles en la sala. Y púsoles allí lugar en los primeros de los convidados: como treinta(b) varones.
23 Y dijo Samuel al cocinero: «Dame la parte que te he dado, que te dije ponerla cerca de ti.»
24 Y coció el cocinero el muslo y lo en él, y púsole delante de Saúl. Y dijo Samuel a Saúl: «He aquí el resto; póntelo delante y come; pues, en testimonio, se te ha puesto, ante los otros: corta.» Y comió Saúl con Samuel en aquel día.
25 Y bajó de la altura a la ciudad(c); y tendió lecho a Saúl en el terrado; y durmió.
26 Y aconteció, al despuntar el alba, llamar Samuel a Saúl sobre el terrado, diciendo: «Levántate, y te despediré.» Y levantóse Saúl y salió él y Samuel hasta fuera.
27 Y bajando ellos a una parte de la ciudad, Samuel dijo a Saúl: «Di al jovencillo, y pase delante de nosotros —y pasó— y tú párate como hoy(d) y escucha una palabra de Dios.»
1 Saúl rey Y tomó Samuel la ampolla del aceite y derramó sobre su cabeza; y besóle, y díjole: «¿No te ha ungido el Señor en príncipe sobre su pueblo de Israel? Y tú principarás en el pueblo del Señor, y tú le salvarás de mano de sus enemigos en contorno.
2 Y esto será para ti la señal de que te ha ungido el Señor sobre su heredad en príncipe: cuando te fueres hoy de mí, hallarás a dos varones por los sepulcros de Raquel en el monte Benjamín saltando grandemente y te dirán: «Se han hallado las asnas que habéis ido a buscar; y he aquí tu padre se ha dejado de la palabra de las asnas, y desatentádose por vosotros, diciendo: «¿Qué haré por mi hijo?»
3 Y partirás de allí, y más allá vendrás hasta la encina Tabor, y hallarás allí tres varones subiendo a Dios, a Betel: uno llevando tres cabritos, y uno llevando tres vasos de panes, y uno llevando un odre de vino;
4 y te preguntarán lo para paz(a), y te darán dos primicias de panes, y tomarás de la mano de ellos.
5 Y después de esto, entrarás en la colina de Dios, donde está, allí, la estación(b) de los filisteos; allí el «Centinela filisteo»(c). Y será: cuando entrareis allí en la ciudad, te encontrarás con un coro de profetas bajando de la altura; y delante de ellos, nabla(d) y tímpano, y flauta y cínira(e), y los mismos profetizantes.
6 Y saltará sobre ti el espíritu del Señor; y profetizarás con ellos, y te mudarás en varón otro.
7 Y será: cuando vinieren estas señales sobre ti, has todo cuanto hallare tu mano, porque Dios está contigo.
8 Y descenderás delante de Galgal; y he aquí desciendo a ti para ofrecer holocausto y sacrificar sacrificios pacíficos: siete días aguardarás hasta venir yo a ti; y te manifestaré lo que hagas.»
9 Y aconteció: luego que se volvió con su hombro, de Samuel, le mudó Dios el corazón; y vinieron todas las señales en aquel día
10 Y va de allí a la colina; y he aquí coro de profetas en frente de él; y saltó sobre él el espíritu de Dios, y profetizó en medio de ellos.
11 Y aconteció: todos los que conocían ayer y anteayer, y vieron; y he aquí él, en medio de los profetas, profetizando; y dijo el pueblo, cada cual a su vecino: «¿Qué es esto, lo acontecido al hijo de Cis? ¿Acaso también está Saúl entre profetas?»
12 Y respondió alguno de ellos y dijo: «¿Y quién el padre de él?» Y por esto volvióse parábola: «¿Acaso también Saúl está entre los profetas?»
13 Y acabó de profetizar; y va a la colina.
14 Y dijo su pariente a él y a su jovencillo: «¿A dónde habéis ido?» Y dijeron: «A buscar las asnas, y vimos que no están, y entramos a Samuel.»
15 Y dijo el pariente de Saúl: «Anúnciame ahora qué te dijo Samuel.»
16 Y dijo Saúl a su pariente: «Anuncióme anunciando que se han hallado las asnas.» Pero la palabra del reino no le anunció la que dijo Samuel.
17 Y convocó Samuel todo el pueblo, al Señor, a Masfá.
18 Y dijo a los hijos de Israel: «Esto dice el Señor, el Dios de Israel diciendo: «Yo saqué los hijos de Israel, de Egipto; y os libré de mano de Faraón, rey de Egipto y de todos los reinos que os afligían.
19 Pero vosotros hoy habéis desechado a Dios, que el mismo es vuestro salvador de todos los males vuestros y aflicciones vuestras y habéis dicho: «De ninguna manera; sino que un rey constituirás sobre nosotros»; y ahora constituíos ante la faz del Señor, según los cetros vuestros y según las tribus vuestras.»
20 Y llegó a Samuel todos los cetros de Israel; y fue sorteado el cetro de Benjamín;
21 y llega el cetro de Benjamín por tribus, y fue sorteada la tribu de Metrí; y llegan la tribu de Metrí por varones y fue sorteado Saúl hijo de Cis; y buscábalo y no se hallaba.
22 Y preguntó Samuel aún al Señor: «¿Si viene el varón aquí?» Y dijo el Señor: «He aquí oculto está en el bagaje.»
23 Y corrió y sacóle de allí y púsole en medio del pueblo, y elevóse sobre todo el pueblo desde el hombro arriba.
24 Y dijo Samuel a todo el pueblo: «¿Si habéis visto al que se ha elegido el Señor, pues no hay semejante a él en todos vosotros?» Y conocieron todo el pueblo y dijeron: «Viva el rey.»
25 Y dijo Samuel al pueblo el derecho del rey, y lo escribió en un libro y púsolo a la faz del Señor; y despidió Samuel a todo el pueblo; y se fue cada uno a su lugar.
26 Y Saúl fuese a su casa a Gabaá; y fueron hijos de virtudes cuyos corazones, de ellos, tocó el Señor, con Saúl.
27 E hijos pestilentes dijeron: «¿Quién nos salvará: éste?» Y despreciáronle, y no le trajeron dones(f).
1 Vence Saúl a los Amonitas Y aconteció, como después de un mes, subir Naas el amonita y acampar sobre Jabés Galaad. Y dijeron todos los varones de Jabés a Naas el amonita: «Pacta con nosotros pacto, y te serviremos.»
2 Y díjoles Naas el amonita: «En esta(a) pactaré pacto con vosotros: en sacar todo ojo vuestro derecho; y pondréle oprobio sobre todo Israel.»
3 Y dícenle los varones de Jabés: «Concédenos siete días, y enviaremos mensajeros a todo confín de Israel; si no hay quién nos salve, saldremos a vosotros».
4 Y van los mensajeros a Gabaá, a Saúl y hablan las palabras a las orejas del pueblo; y alzaron —todo el pueblo su voz y lloraron.
5 Y he aquí Saúl venía, después del alba(b), del campo, y dijo Saúl: «¿Qué? ¿Por qué llora el pueblo?» Y refiérenle todas las palabras de los varones de Jabés.
6 Y saltó el espíritu del Señor sobre Saúl, como oyó estas palabras, y enfurecióse sobre ellos su ira muy mucho.
7 Y tomó dos vacas y destrozólas y envió a todo confin de Israel en mano de mensajeros, diciendo: «El que no está yendo en pos de Saúl y en pos de Samuel, según esto harán a sus bueyes.» Y vino éxtasis del Señor sobre el pueblo de Israel, y vocearon como varón uno.
8 Y revistólos en Besec, en la altura—todo varón de Israel: trescientos millares, y varones de Judá: treinta millares(c).
9 Y dijo a los mensajeros, los venidos: «Esto decid a los varones de Jabés Galaad: «Mañana a vosotros salvación, en calentando ya el sol.» Y vinieron los mensajeros a la ciudad y anunciaron a los varones de Jabés, y regocijáronse.
10 Y dijeron los varones de Jabés a Naas el amonita: «Mañana saldremos a vosotros, y hacednos lo bueno a faz de vosotros.»
11 Y aconteció al otro día, puso Saúl al pueblo en tres escuadrones; y entran en medio del campamento en la vigilia la matutina; y batían a todos los hijos de Amón hasta que calentó el día; y aconteció que también los sobrevivientes se dispersaron, y no quedaron, en ellos, dos en lo mismo(d).
12 Y dijo el pueblo a Samuel: «¿Quién fue el que dijo que «Saúl no reinará sobre nosotros?» Entrega los varones y los mataremos.»
13 Y dijo Saúl: «No morirá nadie en este día, porque hoy ha hecho el Señor la salvación en Israel.»
14 Y dijo Samuel al pueblo, diciendo: «Vamos a Galgal y estrenemos allí el reino.»
15 Y fue todo el pueblo a Galgal, y ungió Samuel allí a Saúl por rey a faz del Señor en Galgal, y sacrificó allí sacrificios y pacíficos ante la faz del Señor; y regocijóse Samuel allí y todo Israel muy sobremanera.
1 Protesta y exhortación de Samuel al pueblo Y dijo Samuel a todo Israel: «He aquí, he escuchado vuestra voz en todo cuanto me habéis dicho; y enreyecido sobre vosotros rey;
2 y ahora aquí el rey anda ante la faz de vosotros; y yo he envejecido, y me sentaré, y mis hijos he aquí en vosotros; y yo he aquí he pasado a la faz de vosotros, desde mi adolescencia y hasta este día.
3 Heme aquí: responded contra mí ante la faz del Señor y a faz de su ungido: cuyo becerro he tomado; o cuyo asno tomado; o a quién he oprimido de vosotros; o a quién he concusionado; o de cuya mano tomado propiación y cohecho? Responded contra mí, y devolveréos.»
4 Y dijeron a Samuel: «No nos has agraviado, y no nos has oprimido; y no nos has afligido; y no has tomado de la mano de nadie nada.»
5 Y dijo Samuel al pueblo: «¡Testigo es el Señor en vosotros, y testigo su ungido hoy, en este día, que no habéis hallado en mi mano nada!» Y dijeron: «¡Testigo!».
6 Y dijo Samuel al pueblo, diciendo: «Testigo es el Señor quien hizo a Moisés y a Aarón; quien sacó a vuestros padres de Egipto.
7 Y ahora llegaos y os juzgaré ante la faz del Señor, y os anunciaré toda la justicia del Señor: lo que hizo en vosotros y en vuestros padres;
8 cuando entró Jacob y sus hijos en Egipto y les humilló Egipto; y clamaron vuestros padres al Señor, y envió el Señor a Moisés y a Aarón y sacó a nuestros padres a Egipto y establecióles en este lugar.
9 Y olvidáronse de su Dios, y entrególes en manos de Sisara, arquiestratego de Jabín, rey de Hasor, y en manos de filisteos, y en manos de Moab; y guerrearon en ellos.
10 Y clamaron al Señor, y dijeron: «Hemos pecado, por haber abandonado al Señor y servido a los baales y a las selvas; y ahora líbranos de mano de nuestros enemigos, y te serviremos.»
11 Y envió el Señor a Jerobaal, y a Badán y a Jefté y a Samuel, y os libró de mano de vuestros enemigos, los en contorno; y habitasteis confiados.
12 Y visteis que Naas, rey de hijos de Amón vino sobre vosotros, y dijisteis: «De ninguna manera; sino que un rey reinará sobre nosotros»; y el Señor, el Dios vuestro, vuestro rey.
13 Y ahora he aquí el rey que habéis elegido, que habéis pedido; y he aquí ha dado el Señor sobre vosotros rey.
14 Si temiereis al Señor y oyereis su voz, y no irritareis la boca del Señor; estaréis y vosotros y el rey que reina sobre vosotros en pos del Señor caminando.
15 Pero, si no oyereis la voz del Señor e irritareis la boca del Señor, estará la mano del Señor sobre vosotros y sobre vuestro rey.
16 Y ahora llegaos y ved esta palabra la grande, que el Señor hará en vuestros ojos.
17 ¿No por ventura la siega del trigo hoy? Invocaré al Señor, y dará voces y lluvia, y conoced y ved que la maldad vuestra, grande, la que habéis hecho ante la faz del Señor, pidiéndoos rey.»
18 E invocó Samuel al Señor, y dio el Señor voces y lluvia en aquel día; y temió todo el pueblo al Señor sobremanera, y a Samuel.
19 Y dijo todo el pueblo a Samuel: «Ruega por tus siervos al Señor, tu Dios, y no muramos, pues hemos añadido a todos nuestros pecados maldad, pidiendo para nosotros rey.»
20 Y dijo Samuel al pueblo: «No temáis; vosotros habéis hecho toda esta maldad; empero no os desviéis de en pos del Señor; y servid al Señor en todo vuestro corazón.
21 Y no os descarriéis en pos de los que nada son; los que nada pueden; y los que no salvarán, porque nada son;
22 pues no desechará el Señor a su pueblo, por su nombre, el grande; pues de grado os preeligió el Señor para sí en pueblo.
23 Y a mí de ninguna manera; el pecar al Señor, dejando de orar por vosotros; y serviré al Señor y mostraréos el camino el bueno y el recto.
24 Empero temed al Señor y servidle en verdad y en todo vuestro corazón; pues habéis visto lo que ha engrandecido con vosotros;
25 y si con maldad mal hacéis, así vosotros como vuestro rey, agregados seréis.»(a)
1 Hazaña de Jonatás Hijo de año era Saúl, al reinar(a); y dos años reinó sobre Israel;
2 y elígese Saúl tres millares de varones de los varones de Israel; y estaban con Saúl dos mil; los en Macmás y en el monte Betel, y mil estaban con Jonatás en Gabaá de Benjamín; y lo restante del pueblo despidió a cada uno a su tienda.
3 Y batió Jonatás al Centinela(b), al filisteo, el de la colina; y oyen los filisteos y Saúl con trompeta trompetea por toda la tierra diciendo: «Han desdeñado los siervos.»(c)
4 Y todo Israel oyó que decían: «Ha batido Saúl al Centinela, al filisteo»; y avergonzáronse—Israel en los filisteos, y subieron los hijos de Israel, en pos de Saúl en Galgal.
5 Y los filisteos júntanse en guerra sobre Israel, y suben sobre Israel treinta millares de carros, y seis millares de jinetes; y pueblo, como la arena la junto al mar, por la muchedumbre; y suben y acampan en Macmás, en frente de Betavén al oriente.
6 Y el varón de Israel vio que estrechamente para él, para no avanzar(d); y se ocultó el pueblo en las cavernas, y en los establos, y en las peñas, y en los hoyos y en las cisternas.
7 Y los pasantes pasaron el Jordán a tierra de Gad y de Galaad; y Saúl aún estaba en Galgal; y todo el pueblo aterróse en pos de él.
8 Y dejó pasar siete días, por el testimonio(e) como dijo Samuel; y no llegó Samuel a Galgal; y dispersóse su pueblo, de él.
9 Y dijo Saúl: «Traed para hacer yo holocausto y pacíficos.» Y ofreció holocausto.
10 Y aconteció: como acabó de ofrecer el holocausto, Samuel llega; y salió Saúl a su encuentro para bendecirle(f).
11 Y dijo Samuel: «¿Qué has hecho?» Y dijo Saúl: «Porque vi como se dispersó el pueblo de mí, y tú no llegabas, como ordenaras en el testimonio de los días, y los filisteos congregáronse en Macmás;
12 dije: «Ahora bajarán los filisteos a mí a Galgal, y el rostro del Señor no he suplicado; y violentéme y ofrecí el holocausto.»
13 Y dijo Samuel a Saúl: «Necio has sido, que no has guardado mi precepto que te preceptuó el Señor; porque ahora había dispuesto el Señor tu reino sobre Israel por los siglos.
14 Y ahora tu reino no permanecerá para ti; y se buscará el Señor un hombre según su corazón; y le mandará el Señor para príncipe sobre su pueblo; porque no has guardado cuanto te mandó el Señor.»
15 Y levantóse Samuel y se fue de Galgal; y el resto del pueblo subió en pos de Saúl al encuentro, en pos del pueblo el guerrero. Llegando ellos de Galgal a Gabaá Benjamín, revistó Saúl al pueblo el que se hallaba con él: como seiscientos varones.
16 Y Saúl y Jonatás, su hijo y el pueblo, los que se hallaban con ellos, sentáronse en Gabaá de Benjamín y lloraban(g) y los filisteos acampados estaban en Macmás.
17 Y salió exterminador(h) del campo de los filisteos con tres escuadrones: el escuadrón el uno, mirando al camino de Efrá sobre tierra de Sual;
18 y el escuadrón el uno, mirando al camino de Betorón; y el escuadrón el uno, mirando al camino de la linde, el inclinado sobre el valle de Seboim, al desierto.
19 Y herrero no se hallaba en toda tierra de Israel; porque decían los filisteos: «No sea que hagan los hebreos espada y lanza.»
20 Y bajaban —todo Israel a tierra de filisteos a fabricar cada uno su segadora y su herramienta; y cada uno, su segur y su hoz.
21 Y estaba la vendimia pronta a cosechar; pero las herramientas estaban a tres siclos por diente; y para la segur y para la hoz el valor era el mismo(i).
22 Y aconteció, en los días de la guerra de Macmás, no hallarse espada y lanza en mano de todo el pueblo el con Saúl y el con Jonatás; y hallársele a Saúl y a Jonatás, su hijo.
23 Y salió(j) de la estación de los filisteos a la de allende Macmás.
1 Jonatas victorioso Y aconteció el día de decir Jonatás, hijo de Saúl, al jovencillo, al que llevaba sus armas: «¡Acá! y pasemos a la estación de los filisteos, la que está tras de aquel lugar.» Y a su padre no avisó.
2 Y Saúl sentado estaba en lo alto de la colina, bajo el granado el en Magrón; y estaban con él como seiscientos varones.
3 Y Aquías hijo de Aquitob, hermano de Icabod, hijo de Fineés, hijo de Helí, el sacerdote de Dios en Silo, llevando el efod; y el pueblo no sabía haberse ido Jonatás.
4 Y, en medio del paso donde buscaba Jonatás pasar a la estación de los filisteos, diente de peña de acá, y diente de peña acá; nombre del uno: Bosés, y nombre del otro: Sené.
5 Y el camino, el uno, de septentrión, al que viene a Macmás; y el camino, el otro, de mediodía, al que viene a Gabaá.
6 Y dijo Jonatás al jovencillo, al que llevaba sus armas: «¡Acá! pasemos a la estación de estos incircuncisos: si algo hace el Señor para nosotros; porque no es al Señor estrecho salvar en muchos o en pocos.»
7 Y díjole el que llevaba sus armas: «Haz todo a lo que tu corazón se inclinare; heme aquí contigo; como tu corazón, mi corazón.»
8 Y dijo Jonatás: «He aquí nosotros pasamos a los varones, y no rodaremos(a) a ellos;
9 si esto nos dijeren: «Retiraos allá, hasta que os avisemos»; nos pararemos sobre ellos, y no subiremos a ellos.»
10 Y si esto nos dijeren: «Subid a nosotros», subiremos; pues les ha entregado el Señor en nuestras manos: esta será para nosotros la señal.»
11 Y salieron ambos a la estación de los filisteos y dicen los filisteos: «He aquí los hebreos salen de sus cuevas donde estaban ocultos, allí.»
12 Y respondieron los varones de la estación a Jonatás y al que llevaba sus armas; y dicen: «Subid a nosotros, y os manifestaremos una palabra.» Y dijo Jonatás al que llevaba sus armas: «Sube tras mí, pues los ha entregado el Señor en mano de Israel.»
13 Y subió Jonatás sobre sus manos y sobre sus pies, y el que llevaba sus armas, tras él; y miraron al rostro de Jonatás(b); y percutióles y el que llevaba sus armas, ultimaba tras él.
14 E hízose la plaga la primera que percutió Jonatás y el que llevaba sus armas, como veinte varones en tiros y en pedradas y en guijarros de la llanura(c).
15 E hízose terror en el campamento y en el campo; y todo el pueblo el en la estación, y los devastantes, aterráronse y ellos no quisieron hacer; y asombróse la tierra y hubo terror del Señor.
16 Y vieron los centinelas de Saúl en Gabaá Benjamín, y he aquí el campamento revuelto de acá y de acá.
17 Y dijo Saúl al pueblo al con él: «Explorad ahora y ved quién ha ido de vosotros.» Y exploraron, y he aquí no se halló a Jonatás y al que llevaba sus armas.
18 Y dijo Saúl a Aquías: «Traed el efod»; porque él llevaba el efod, en aquel día, a la faz de Israel(d).
19 Y aconteció: como habla Saúl al sacerdote, el estruendo en el campamento de los filisteos venía viniendo y llenábase; y dijo Saúl al sacerdote: «Junta tus manos.»(e).
20 Y subió Saúl y todo el pueblo el con él, y vienen hasta la guerra; y he aquí era espada de varón contra su prójimo; hacinamiento grande sobremanera.
21 Y los siervos los estantes ayer y anteayer con los filisteos, los subidos al campamento, volvieron también ellos a estar con Israel: los con Saúl y Jonatás.
22 Y todo Israel: los ocultos en el monte Efraín, oyeron que han huido los filisteos y juntáronse también ellos en su pos en guerra.
23 Y salvó el Señor en aquel día a Israel; y la guerra pasó a Betavén; y todo el pueblo era con Saúl; como diez millares de varones; y estaba la guerra esparcida a toda la ciudad en el monte Efraín.
24 Y Saúl ignoró ignorancia grande en aquel día, y conjuró al pueblo, diciendo: «Maldito el hombre que comiere pan hasta la tarde. Y me vengaré de mi enemigo.» Y no gustó todo el pueblo pan, y toda la tierra comía.
25 Y Yaal selva era de colmena por la faz del campo.
26 Y entró el pueblo a la colmena, y he aquí iba hablando; y he aquí no había quien volviera su mano a su boca, pues temía el pueblo el juramento del Señor.
27 Y Jonatás no había oído, al conjurar su padre al pueblo, y alargó la punta de la vara la en su mano y untóla en el panal de miel, y volvió su mano a su boca, y sus ojos(f) vieron.
28 Y respondió uno del pueblo y dijo: «Jurando juró al pueblo tu padre, diciendo: «¡Maldito el hombre que comiere pan hoy!» y desfalleció el pueblo.
29 Y conoció Jonatás y dijo: «Ha demudado mi padre la tierra; mira por esto han visto mis ojos porque gusté un poco de esta miel;
30 ojalá comiese comiendo hoy el pueblo del botín de sus enemigos que ha hallado; pues ahora mayor fuera la plaga la en los filisteos.»
31 Y batió en aquel día de entre los filisteos de Macmás; y fatigóse el pueblo sobremanera.
32 Y desvióse el pueblo al botín, y tomó el pueblo greyes y vacadas e hijos de vacas, y degolló sobre la tierra, y comió el pueblo con la sangre.
33 Y anuncióse a Saúl, diciendo: «Ha pecado el pueblo al Señor, comiendo con la sangre.» Y dijo Saúl: «Prevaricáis(g); rodadme piedra acá grande.»
34 Y dijo Saúl: «Dispersaos en el pueblo y decidles traer aquí a cada uno su becerro y cada uno su oveja; y deguelle sobre ella y comedlos; y no pequéis al Señor, comiendo con la sangre.» Y trajo el pueblo—cada uno en su mano, y degollaban allí.
35 Y edificó allí Saúl altar al Señor; este empezó Saúl a edificar altar al Señor.
36 Y dijo Saúl: «Bajemos tras los filisteos de noche, y saqueemos en ellos hasta que despunte el día y no dejemos en ellos varón.» Y dijeron: «Todo lo bueno en tus ojos, haz.» Y dijo el sacerdote: «Acerquémonos aquí a Dios.»
37 Y consultó Saúl a Dios: «¿Si bajaré tras los filisteos? ¿Si los entregarás en manos de Israel?» Y no le respondió en aquel día.
38 Y dijo Saúl: «Traed acá todos los ángulos(h) de Israel, y conoced y ved en qué ha sido este pecado hoy.»
39 «Porque ¡vive el Señor el que ha salvado a Israel! que si respondiere contra Jonatás, mi hijo, de muerte morirá.» Y no hubo quien respondiera de todo el pueblo;
40 y dijo a todo varón de Israel: «Vosotros seréis en servidumbre(i), y yo y Jonatás mi hijo seremos en servidumbre.» Y dijo el pueblo a Saúl: «Lo bueno en tus ojos, haz.»
41 Y dijo Saúl: «Señor, Dios de Israel, ¿qué? ¿por qué no has respondido a tu siervo hoy? Si en mí o en Jonatás, mi hijo, hay injusticia, Señor, Dios de Israel, da manifestaciones(j), y si esto dijere(k); da ahora a tu pueblo de Israel, da ahora santidad.»(l). Y fue sorteado Jonatás y Saúl; y el pueblo salió.
42 Y dijo Saúl: «Echad en medio de mí y en medio de Jonatás, mi hijo: a quien sorteare el Señor muera.» Y dijo el pueblo a Saúl: «No es(m) esta palabra.» Y dominó Saúl al pueblo; y echan en medio de él y en medio de Jonatás, su hijo(n); y sorteado fue Jonatás.
43 Y dijo Saúl a Jonatás: «Anúnciame: ¿qué has hecho?» Y anuncióle Jonatás y dijo: «Gustando gusté en la extrema vara la en mi mano un poco de miel; y he aquí yo muero.»
44 Y díjole Saúl: «Esto hágame Dios y esto añádame, que de muerte morirás hoy.»
45 Y dijo el pueblo a Saúl. «¿Si hoy ha de morir el que ha hecho la salvación, esta grande, en Israel? ¡No sea! ¡Vive el Señor! No caerá ni un cabello de su cabeza sobre la tierra; porque el pueblo de Dios ha hecho este día.» Y suplicó el pueblo por Jonatás en aquel día, y no murió.
46 Y subió Saúl de en pos de los filisteos, y los filisteos retiráronse a su lugar.
47 Y Saúl llegó a reinar: ha sorteado obra sobre Israel(o); y debelaba en contorno a todos sus enemigos: en Moab, y en los hijos de Armón, y en los de Edom, y en Beteor(p), y en los reyes de Sobá y en los filisteos; a donde se volvía, salvábase.
48 E hizo poder y batió a Amalec, y libró a Israel de mano de los que le conculcaban.
49 Y eran los hijos de Saúl: Jonatás, y Yesuí y Melquisuá; y nombre de sus dos hijas: nombre de la primogénita: Merob; y nombre de la segunda: Micol.
50 Y nombre de su mujer: Aquinoam, hija de Aquimaás; y nombre de su arquiestratego: Abner, hijo de Ner, hijo de un pariente(q) de Saul.
51 Y Cis, padre de Saúl; y Ner, padre de Abner, hijo(r) de Abiel.
52 Y fue la guerra fuerte sobre los filisteos todos los días de Saúl; y, viendo Saúl todo varón poderoso y todo varón, hijo de poder, juntábales consigo.
1 Triunfo sobre Amalec Y dijo Samuel a Saúl: «A mí ha enviado el Señor a ungirte en rey sobre su pueblo de Israel; y ahora oye la voz de las palabras del Señor.
2 Esto dice el Señor de los ejércitos: «Ahora vengaré lo que hizo Amalec a Israel: cómo le salió al encuentro en el camino, al subir él de Egipto.
3 Y ahora ve, y batirás a Amalec y Hierim(a) y todo lo de él, y no reservarás de él y le exterminarás; y anatematizarás a él y todo lo suyo; y no perdonarás de él, y matarás, de varón y hasta mujer; y de pequeñuelo hasta mamante; y de becerro hasta oveja; y de camello a asno.»
4 Y comunicó Saúl al pueblo, y revístelos en Galgal(b): doscientos(c) millares de infantes; y a Judá: diez(d) millares de infantes.
5 Y vino Saúl hasta las ciudades de Amalec y emboscóse en el torrente.
6 Y dijo Saúl al cineo: «Retírate y desvíate de en medio del amalecita, para no juntarte yo con él; y tú hiciste misericordia con todos los hijos de Israel, al subir ellos de Egipto.» Y desvióse el cineo de en medio de Amalec.
7 Y batió Saúl a Amalec, desde Hevilá hasta Sur sobre la faz de Egipto.
8 Y cogió a Agag, rey de Amalec, vivo; y a todo el pueblo y a Hierim mató en boca de espada.
9 Y reservó Saúl y todo el pueblo a Agag vivo y lo bueno de las greyes, y de las vacadas y de los víveres, y de las viñas, y de todos los bienes; y no querían exterminarlo; y toda obra despreciable y de nada exterminaron.
10 Y se hizo palabra del Señor a Samuel, diciendo:
11 «Arrepentido estoy de haber enreyecido a Saúl en rey, pues se ha vuelto de en pos de mí, y mis palabras no ha guardado.» Y entristecióse Samuel, y clamó al Señor toda la noche.
12 (e) Y madrugó Samuel y fue al encuentro de Israel, al alba. Y se le anunció a Saúl, diciendo: «Ha llegado Samuel a Karmel, y constituídose mano.»(f). Y volvió el carro y descendió a Galgal,
13 a Saúl; y he aquí él ofrecía holocausto al Señor: lo primero del botín que llevó de Amalec; y acercóse Samuel a Saúl y díjole Saúl: «¡Bendito tú al Señor! He cumplido todo cuanto ha hablado el Señor.»
14 Y dijo Samuel: «¿Y cuál la voz de esta grey en mis orejas, y la voz de las vacas que escucho?»
15 Y dijo Saúl: «De Amalec los he traído, los que reservó el pueblo: lo mejor de la grey y de las vacas para ser sacrificado al Señor, tu Dios; y lo demás he exterminado.»
16 Y dijo Samuel a Saúl: «Deja y te anunciaré lo que habló el Señor a mí anoche.» Y díjole: «Habla.»
17 Y dijo Samuel a Saúl: «Por ventura, siendo pequeño tú en tus ojos ¿no has sido hecho príncipe de las tribus de Israel, y te ha ungido el Señor en rey sobre Israel?
18 Y te envió el Señor en camino, y te dijo: «Ve, y extermina: arrebatarás a los que pecan contra mí: a Amalec, y les debelarás hasta acabarlos.»
19 Y ¿por qué no has escuchado la voz del Señor, sino que, agitando, te echaste sobre el botín e hiciste lo malo en los ojos del Señor?»
20 Y dijo Saúl a Samuel: «Por escuchar yo la voz del pueblo, y anduve por el camino que me envió el Señor, y traje a Agag, rey de Amalec, y a Amalec exterminé.
21 Y tomó el pueblo del botín greyes y vacadas: lo primero del exterminio, para sacrificar a la faz del Señor, Dios nuestro, en Galgal.»
22 Y dijo Samuel: «¿Si de querer para el Señor holocaustos y hostias como el oír la voz del Señor? ¡He aquí oída, sobre hostia buena; y la obediencia, sobre grosura de carneros.
23 Porque pecado de adivinación es el resistir; e iniquidad de los ídolos, el desobedecer; porque has desechado la palabra del Señor, también te desechará el Señor, para que no seas rey sobre Israel.»
24 Y dijo Saúl a Samuel: «He pecado porque trasgredí el verbo del Señor y la palabra tuya; porque temí al pueblo, y escuché la voz de ellos;
25 y ahora quita ya mi pecado y vuélvete conmigo, y adoraré al Señor, tu Dios.»
26 Y dijo Samuel a Saúl: «No me volveré contigo; porque has desechado la palabra del Señor, también te desechará el Señor, para que no seas rey sobre Israel.»
27 Y volvió Samuel su rostro para irse; y cogió Saúl la orla de su manto, y la rasgó.
28 Y díjole Samuel: «Rasgó el Señor tu reino, de Israel, de tu mano hoy; y lo dará a tu prójimo, al bueno sobre ti.
29 Y será desgarrado Israel en dos; y no se volverá(g) ni se arrepentirá; pues no como hombre es, para arrepentirse él.»
30 Y dijo Saúl: «He pecado; empero glorifícame ahora a faz de los ancianos de Israel y a faz de mi pueblo, y vuélvete conmigo, y adoraré al Señor, tu Dios.»
31 Y volvióse Samuel en pos de Saúl y adoró al Señor.
32 Y dijo Samuel: «Traedme a Agag, rey de Amalec.» Y llegóse a él Agag temblando. Y dijo Agag: «Si así amarga, la muerte.»(h).
33 Y dijo Samuel a Agag: «Según que ha deshijado mujeres tu espada, así deshijada será de entre mujeres tu madre.» Y degolló Samuel a Agag a la faz del Señor en Galgal.
34 Y fuese Samuel a Ramatá; y Saúl subió a su casa, a Gabaá.
35 Y no volvió Samuel a ver a Saúl, hasta el día de su muerte; porque lloraba Samuel sobre Saúl: y el Señor arrepentídose había de haber enreyecido a Saúl sobre Israel.
1 Es ungido David Y dijo el Señor a Samuel: «¿Hasta cuándo tú lloras sobre Saúl; y yo le he desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ¡acá! te enviaré a Jesé hasta Belén, porque me he visto entre sus hijos un rey.»
2 Y dijo Samuel: «¿Cómo iré? y oirá Saúl, y me matará.» Y dijo el Señor: «Becerra de vacas(a) toma en tu mano, y dirás: «A inmolar al Señor vengo»;
3 y llamarás a Jesé a la hostia, y te manifestaré lo que hagas; y ungirás a quien yo te dijere.»
4 E hizo Samuel todo lo que le habló el Señor, y vino a Belén; y espantáronse los ancianos de la ciudad a su encuentro y dijeron: «¿Acaso es de paz tu venida, vidente?»
5 Y dijo: «De paz: a inmolar al Señor vengo; santificaos y regocijaos conmigo hoy.» Y santificó a Isaí y sus hijos y llamóles a la hostia.
6 Y aconteció, al entrar ellos, que vio a Eliab y dijo: «¡Pero también ante la faz del Señor, ungido será él!»
7 Y dijo el Señor a Samuel: «No mires a su figura ni al porte de su magnitud; pues desechado le tengo; porque, no como contemplará el hombre, mirará Dios; porque el hombre mirará el rostro, pero Dios mirará el corazón.»
8 Y llamó Isaí a Abinadab; y pasó ante el rostro de Samuel; y dijo: «Ni a éste ha elegido Dios.»
9 Y trajo Isaí a Samá. Y dijo: «Tampoco en éste ha elegido el Señor.»
10 Y trajo Isaí los siete hijos suyos a faz de Samuel. Y dijo Samuel a Isaí: «No ha elegido el Señor en éstos.»
11 Y dijo Samuel a Isaí: «¿Se han acabado los niñitos?» Y dijo: «Todavía el pequeño, he aquí pastorea en lo pastante.» Y dijo Samuel a Isaí: «Envía y tómale; pues no nos hemos de recostar, hasta que viniere él.»
12 Y envió e introdújole; y él, rosado con hermosura de ojos; y bueno de ver al Señor(b). Y dijo el Señor a Samuel: «Levántate y unge a David, porque éste es bueno.»
13 Y tomó Samuel el cuerno del aceite y ungióle en medio de sus hermanos; y saltó el espíritu del Señor sobre David, desde aquel día, y en adelante; y levantóse Samuel y se fue a Ramatá.
14 Y el espíritu del Señor retiróse de Saúl; y le sofocaba el espíritu malo, del(c) Señor.
15 Y dijeron los niños de Saúl a él: «He aquí ahora el espíritu del Señor, malo sofócate.
16 Hablen ahora tus siervos a faz tuya, y busquen a nuestro Señor un varón que sepa tañer en cínira; y será que estando el espíritu malo sobre ti, tañerá en su cínira, y bueno te será, y te calmará.»
17 Y dijo Saúl a sus niños: «Vedme ya un varón buen tañedor, y traédmele.»
18 Y respondió uno de sus jovencillos y dijo: «He aquí he visto un hijo de Isaí, al betlehemita y entendido él en cántico; y es varón, prudente y guerrero, y sabio en palabra; y es varón, bueno de figura, y el Señor está con él.»
19 Y envió Saúl mensajeros a Isaí, diciendo: «Envíame tu hijo David, al en tu grey.»
20 Y tomó Isaí un gomor(d) de panes y un odre de vino y cabrito de cabras uno, y envió en manos de David, su hijo, a Saúl.
21 Y entró David ante Saúl y púsose ante la faz de él, y le amó sobremanera, y fuele hecho armígero suyo.
22 Y envió Saúl a Isaí, diciendo: «Quédese ahora David ante la faz mía, porque ha hallado gracia en mis ojos.»
23 Y aconteció que al estar el espíritu malo sobre Saúl, cogía David la cínira y tañía en su mano: y respiraba Saúl, y era bueno para él, y se retiraba de él el espíritu malo.
1 David y Goliat Y juntan los filisteos sus reales en guerra, y júntanse en Socó de Judá, y acampan en medio de Socó y en medio de Azecá, en Domim.
2 Y Saúl y los varones de Israel se juntan y acampan en el valle ellos y se ordenan en guerra en frente de los filisteos.
3 Y los filisteos están sobre el monte de acá e Israel está sobre el monte de allá, y el valle en medio de ellos.
4 Y salió un varón poderoso(a) de la fila de los filisteos —Goliat, su nombre, de Get; su altura seis codos y palmo.
5 Y morrión sobre su cabeza; y de coraza escamada, él revestido. Y el peso de su coraza, de cinco millares de siclos de bronce y hierro.
6 Y grebas broncíneas, sobre sus muslos, y escudo broncíneo en medio de sus hombros.
7 Y el astil de su lanza como rodillo de telar, y su lanza, de seiscientos siclos de hierro; y su escudero precedíale.
8 Y paróse y vociferó a la fila de Israel, y díjoles: «¿Qué salís a batallar con guerra en contra de nosotros? ¿No soy filisteo, y vosotros, los siervos de Saúl? Elegíos un varón, y baje a mí.
9 Y, si pudiere guerrear contra mí y si me percutir, os seremos en siervos. Pero, si yo pudiere y le percutiere, seréis nuestros siervos y nos serviréis.»
10 Y dijo el filisteo: «He aquí yo he improperado la fila de Israel hoy, en este día: «Dadme un varón y nos batiremos ambos.»
11 Y oyó Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo y se pasmaron y amedrentaron sobremanera.
12 Y era David, hijo de varón efrateo, de Belén de Judá; y su nombre Isaí, y tenía ocho hijos; y el varón en los días de Saúl, era anciano venido entre varones.
13 Y fueron los tres hijos de Isaí, los mayores, en pos de Saúl en guerra; y nombre de sus hijos, los venidos a la guerra: Eliab, su primogénito; y el segundo: Abinadab; y el tercero: Samá.
14 Y David mismo es el menor; y los tres, los mayores, fueron en pos de Saúl.
15 Y David se fue, y volvió, de Saúl, a pastorear las ovejas de su padre en Belén.
16 Y adelantábase el filisteo, amaneciendo y tardeciendo y enhestóse cuarenta días.
17 Y dijo Isaí a David: «Toma ahora para tus hermanos un efá de cebada y estos diez panes y ve corriendo al campamento y da a tus hermanos.
18 Y los diez quesos de la leche llevarás al quiliarco, y a tus hermanos visitarás para la paz(b), y cuanto necesitaren, conocerás.»
19 Y Saúl mismo y todo varón de Israel estaban en el valle del terebinto, guerreando con los filisteos.
20 Y madrugó David al alba y dejó las ovejas a un guarda; y tomó y partió, según lo que le mandara Isaí; y vino al bagaje y fuerza, la que salía a la batalla; y vociferaron en la guerra.
21 Y ordenáronse Israel y los filisteos, fila contra fila.
22 Y quitó David sus efectos de sí en mano de un guarda, y corrió a la fila, y llegó y preguntó por sus hermanos por la paz.
23 Y hablando él con ellos, he aquí un varón: el monómaco, subió: Goliat el filisteo, su nombre, de Get, de entre las filas de los filisteos, y habló según esas palabras, y oyó David.
24 Y todo varón de Israel, al ver ellos al varón —huyeron de su rostro y temieron sobremanera.
25 Y dijo el varón de Israel: «¿Si habéis visto al varón, a éste que sube, porque, para afrentar a Israel, ha subido? Y será el varón que le batiere que le enriquecerá el rey con riqueza grande, y su hija le dará, y la casa de su padre sea libre en Israel.»
26 Y dijo David a los varones, los circunstantes, diciendo: «¿Qué se hará el varón que batiere a aquel filisteo y quitare la afrenta de Israel? Pues ¿quién un filisteo, el incircunciso mismo, ha afrentado al ejército del Dios vivo?»
27 Y díjole el pueblo, según esta palabra, diciendo: «Así se hará al varón que le batiere.»
28 Y oyó Eliab; su hermano, el mayor, al hablar él a los varones, y se airó con furor Eliab contra David, y dijo: «¿A qué acá has bajado? ¿Y a quién has dejado aquellas pequeñas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la maldad de tu corazón, porque, para ver la guerra, has bajado.»
29 Y dijo David: «¿Qué he hecho ahora? Sólo hablar una palabra, ¿no es(c) así?»
30 Y volvióse de él al de enfrente del otro, y dijo según esta palabra, y respondióle el pueblo según la palabra primera.
31 Y oyéronse las palabras que habló David y se anunciaron ante Saúl; y tomóle.
32 Y dijo David a Saúl: «No decaiga el corazón de mi señor(d) sobre él; tu siervo irá y guerreará con este filisteo.»
33 Y dijo Saúl a David: «No podrás ir contra el filisteo a guerrear con él; porque jovencillo eres tú y él, un varón guerrero desde su juventud.»
34 Y dijo David a Saúl: «Gregando estaba tu siervo a mi padre en la grey, y, cuando venía el león o el oso, y cogía oveja del rebaño;
35 iba yo tras él y batíalo y arrebataba de su boca; y, si se alzaba sobre mí —cogí sus fauces y batí y lo maté.
36 Y al león y al oso hería tu siervo—; y será el filisteo, el incircunciso, como uno de éstos. ¿Acaso no iré y le batiré, y quitaré hoy afrenta de Israel? Porque ¿quién es el incircunciso éste que ha afrentado al ejército del Dios vivo?»
37 Y dijo David: «El Señor que me ha librado de la mano del león y de la mano del oso, él me librará de manos del filisteo, del incircunciso éste.» Y dijo Saúl a David: «Ve, y será el Señor contigo.»
38 Y vistió Saúl a David armadura(e) y el morrión broncíneo en torno de su cabeza;
39 y ciñó a David su espada sobre su armadura; y fatigóse, andando una y dos veces. Y dijo David a Saúl: «No podré andar en éstos; pues no estoy acostumbrado.» Y se los quitó.
40 Y tomó su cayado en su mano y escogió cinco piedras lisas, del torrente, y púsolas en el saco el pastoril el que tenía para guardar; y con su honda, en la mano; y adelantóse hacia el varón filisteo.
41 Y vino el filisteo viniendo y acercándose a David; y un varón el que llevaba su escudo delante de él; y miróle el filisteo.
42 Y vio Goliat a David, y menosprecióle, porque él era un jovencillo, y él, rosado con hermosura de ojos.
43 Y dijo el filisteo a David: «¿Así que como perro soy yo, que tú vienes sobre mí con palo y piedras?» Y dijo David: «No por cierto, sino que peor que perro.»(f) Y maldijo el filisteo a David en sus dioses.
44 Y dijo el filisteo a David: «¡Acá! Ven a mí, y daré tus carnes a los volátiles del cielo y a las bestias de la tierra.»
45 Y dijo David al filisteo: «Tú vienes a mí en espada y en lanza y en escudo; y yo voy a ti en nombre del Señor Dios de los ejércitos; del ejército de Israel, a quien has afrentado hoy.
46 Y te encerrará el Señor hoy en mi mano; y te mataré y quitaré tu cabeza de ti, y daré tus restos y los restos del campamento de los filisteos en este día a los volátiles del cielo y a los brutos de la tierra; y conocerá toda la tierra que hay Dios en Israel;
47 y conocerá toda esta congregación que no en espada y lanza salva el Señor; pues del Señor es la guerra; y entregará el Señor a vosotros en nuestras manos.»
48 Y levantóse el filisteo, fue y llegóse al encuentro de David. Y apresuróse David y corrió hacia la fila del filisteo.
49 Y extendió David su mano a la bolsa y sacó de allí piedra una y hondeó y percutió al filisteo en la frente; y traspasó la piedra, por el morrión, la frente de él; y cayó sobre su rostro en la tierra.
50 Y prevaleció David sobre el filisteo, en la honda y en la piedra, y batió al filisteo y le mató; y espada no había en mano de David.
51 Y corrió David, y púsose sobre él, y tomó la espada de él, y matóle y quitó su cabeza; y vieron los filisteos que ha muerto el poderoso de ellos, y huyeron.
52 Y alzáronse los varones de Israel y Judá, y vociferaron, y persiguieron tras ellos hasta la entrada de Get y hasta la puerta de Acarón; y cayeron heridos de los filisteos en el camino de Saraím y hasta Get, y hasta Acarón.
53 Y volvieron los varones de Israel apartándose de en pos de los filisteos y conculcaron sus campamentos.
54 Y tomó David la cabeza del filisteo y trájola a Jerusalén, y las armas de él puso en su tienda.
55 Y viendo Saúl a David ir al encuentro del filisteo, dijo a Abner, el príncipe del ejército: «¿Hijo de quién ese jovencillo?» Y dijo Abner: «¡Vive tu alma, rey, si sé!»
56 Y dijo el rey: «Pregunta tú, hijo de quién ese jovencillo.»
57 Y, como volvió David de batir al filisteo, cogióle Abner y llevóle a presencia de Saúl, con la cabeza del filisteo en su mano.
58 Y díjole Saúl: «¿Hijo de quién eres, hijo?» Y dijo David: «Hijo de tu siervo Isaí, el betlehemita.»
1 Envidia de Saúl Y aconteció que cuando acabó de hablar a Saúl, el alma de Jonatás se ligó con el alma de David; y amóle Jonatás como a su alma.
2 Y tomóle Saúl en aquel día, y no le dio volver a casa de su padre.
3 Y se alió Jonatás con David, al amarle como a su alma.
4 Y desvistióse Jonatás su sobreveste la de encima; y diola a David, y su coraza, y hasta su espada, y hasta su arco y hasta su cinturón.
5 Y salía David; en todo lo que le envió Saúl, acertó; y púsole Saúl sobre los varones de la guerra; y plugo en ojos de todo el pueblo y también en ojos de los siervos de Saúl.
6 Y aconteció, al entrar ellos, al volver David de batir al filisteo, que salieron las danzantes al encuentro de David, de todas las ciudades de Israel, al encuentro de Saúl, el rey, en tímpanos, y en gozo y en címbalos.
7 Y entonaban las mujeres, las tañedoras, y decían: «Batió Saúl en millares de él, y David, en miríadas(a) de él.»
8 Y mala pareció la palabra en ojos de Saúl, acerca de este decir, y dijo: «A David han dado las miríadas, y a mí han dado los millares. Y ¿qué le falta a él, sino el reino?»
9 Y estaba Saúl envidiando a David, desde aquel día y en adelante.
10 Y aconteció, desde el siguiente día que cayó el espíritu de Dios, malo sobre Saúl y profetizaba(b) en medio de su casa, y David tañía en su mano, como cada día; y la lanza, en mano de Saúl.
11 Y alzó Saúl la lanza y dijo(c): «Heriré en David y en la pared.» Y desvióse David del rostro de él dos veces.
12 Y temió Saúl el rostro de David; pues estaba el Señor con él, y de Saúl se había retirado.
13 Y retiróle de sí y constituyóle para sí quiliarca, y salía y entraba(d) delante del pueblo.
14 Y era David en todos sus caminos acertado; y el Señor era con él.
15 Y vio Saúl como él acierta sobremanera; y recelaba delante de su rostro.
16 Y todo Israel y Judá amaba a David, pues él entraba y salía delante del rostro del pueblo.
17 Y dijo Saúl a David: «He aquí mi hija, la mayor, Merob; a ella te daré por mujer; sólo házteme hijo de fuerza, y guerrea las guerras del Señor.» Y Saúl decía: «No sea mi mano sobre él; y será sobre él la mano de filisteos.»
18 Y dijo David a Saúl: «¿Quién yo soy, y cuál, la vida de la parentela de mi padre en Israel, para ser yerno yo del rey?»
19 Y aconteció en el tiempo de ser dada Merob, hija de Saúl, a David; ella fue dada a Hadriel, el molatita, por mujer.
20 Y amó Micol, la otra hija de Saúl, a David; y fue anunciado a Saúl y pareció bien en los ojos de él.
21 Y dijo Saúl: «Se la daré y le será en escándalo.» Y era sobre Saúl la mano de los filisteos(e). Y dijo Saúl a David: «En las dos te harás mi yerno hoy.»
22 Y mandó Saúl a sus niños diciendo: «Hablad vosotros secretamente a David, diciendo: «He aquí te quiere el rey, y todos sus niños te aman, y tú sé yerno del rey.»
23 Y hablaron los niños de Saúl en las orejas de David estas palabras, y dijo David: «¡En vuestros ojos es fácil ser yerno del rey! Y yo, varón humilde y no renombrado.»
24 Y anunciaron los niños de Saúl a él según estas palabras que habló David.
25 Y dijo Saúl: «Esto diréis a David: «No se mira el rey en don(f), sino en cien prepucios de filisteos, para vengarse de los enemigos del rey»; y Saúl pensaba lanzarle en manos de los filisteos.
26 Y anunciaron los niños de Saúl a David estas palabras; y pareció bien el dicho en los ojos de David, de ser yerno del rey.
27 Y no se cumplieron los días(g), y levantóse David y partió, él y sus varones, y percutió en los filisteos cien(h) varones; y trajo los prepucios de ellos y entrególos al rey; y es hecho yerno del rey, y diole Saúl a Micol, su hija, por mujer.
28 Y vio Saúl que el Señor estaba con David; y todo Israel(i) amábale.
29 Y prosiguió precaviéndose de David aún. E hízose Saúl enemigo de David todos los días.
30 Y salieron los príncipes de los filisteos, y aconteció que en toda salida de ellos, acertó David más que todos los siervos de Saúl; y ensalzado fue su nombre sobremanera.
1 Persigue Saúl a David Y habló Saúl a Jonatás, su hijo, y a todos sus servidores, pidiéndoles que mataran a David.
2 Y Jonatás, el hijo de Saúl, que amaba a David sobremanera lo anunció a David, diciendo: «Saúl busca matarte; guárdate, pues, mañana temprano, y ocúltate y permanece oculto;
3 y yo saldré y me pondré junto a mi padre en el campo adonde fueres, allí; y yo hablaré por ti a mi padre, y veré lo que fuere y te avisaré.»
4 Y habló Jonatás por David bien a Saúl, su padre, y díjole: «No peque el rey contra tu siervo David; pues no ha pecado contra ti y los hechos de él, buenos para ti sobremanera;
5 y ha puesto su alma en mano suya y batido al filisteo; y ha hecho el Señor salvación grande, y todo Israel vio, y alegráronse; y ¿por qué pecas contra sangre inocente, matando a David de balde?»
6 Y escuchó Saúl la voz de Jonatás, y juró Saúl, diciendo: «¡Vive el Señor, no morirá!»
7 Y llamó Jonatás a David y anuncióle todas estas palabras e introdujo Jonatás a David ante Saúl; y estaba delante de él como ayer y anteayer.
8 Y prosiguió la guerra haciéndose contra Saúl; y prevaleció David, y guerreó con los filisteos y percutió en ellos plaga grande sobremanera; y huyeron a su faz.
9 Y vino el espíritu de Dios, malo sobre Saúl; y él, en casa, sentado, y lanza en su mano; y David tañía con sus manos.
10 Y buscaba Saúl clavar la lanza en David y en la pared; y desvióse David de faz de Saúl, y clavó la lanza en la pared, y David retiróse y se salvó.
11 Y aconteció que aquella noche que Saúl envió mensajeros a casa la de David, a guardarle, para matarlo al alba; y anunció a David Micol, su mujer, diciendo: «Si no salvares tu alma esta noche, mañana morirás.»
12 Y bajó Micol a David por la ventana, y se fue, y huyó, y se salvó.
13 Y tomó Micol una estatua y la puso en el lecho y envoltorio de pelo de cabra puso a su cabeza y cubrióla con vestimenta.
14 Y envió Saúl mensajero a coger a David, y dicen que está enfermo.
15 Y envía a ver acerca de David, diciendo: «Traédmele sobre el lecho para matarle.»
16 Y vienen los mensajeros y he aquí la estatua sobre el lecho y envoltorio de pelo de cabra a su cabeza.
17 Y dijo Saúl a Micol: «¿A qué así me has engañado, y soltado a mi enemigo; y se ha salvado?» Y dijo Micol a Saúl: «El me dijo: Suéltame, si no, te he de matar.»
18 Y David huyó y salvóse; y llega a Samuel en Ramatá, y refiérele todo cuanto le ha hecho Saúl. Y fue Samuel y David, y quedáronse en Nayot.
19 Y anunciósele a Saúl diciendo: «He aquí David en Nayot en Ramatá.»
20 Y envió Saúl mensajero a coger a David, y vieron una reunión de profetas, de los profetizantes, y Samuel estaba presidiéndoles; y vino sobre los mensajeros de Saúl el espíritu de Dios; y profetizan también ellos.
21 Y anuncióse a Saúl y envió otros mensajeros, y profetizaron también ellos. Y prosiguió Saúl enviando mensajeros por tercera vez, y profetizaron también ellos.
22 Y se indignó con iras Saúl, y fue también él a Ramatá; y viene hasta el pozo de la era la en Socó, y preguntó y dijo: «¿Dónde Samuel y David?» Y dijeron: «He aquí en Nayot, en Ramatá.»
23 Y fue de allí a Nayot en Ramatá, y vino también sobre él el espíritu de Dios y andaba profetizando hasta venir él a Nayot en Ramatá.
24 Y quitóse también él sus vestiduras, y profetizó también él, a faz de ellos, y cayó desnudo todo aquel día y toda la noche. Por esto decían: «¿Si también Saúl entre profetas?»
1 Amor de Jonatás a David Y huyó David de Nayot en Ramatá; y viene delante de Jonatás; y le dijo: «¿Qué he hecho; y cuál es la iniquidad mía; y qué he pecado delante de tu padre que busca mi alma?»
2 Y díjole Jonatás: «De ninguna manera para ti(a); no morirás, no; he aquí, no hará, no, mi padre cosa grande o pequeña, y no revelará a mi aurícula; y ¿qué ha de ocultar mi padre a mí esta palabra? No es esto.»
3 Y respondió David a Jonatás y dijo: «Conociendo sabe tu padre que he hallado gracia en tus ojos; y dice: «Que no sepa esto Jonatás; no sea que no quiera»; empero ¡vive el Señor y vive tu alma! que, según he dicho, lleno se está(b) en medio de mí y de la muerte.»
4 Y dijo Jonatás a David: «¿Qué desea tu alma, y qué te he de hacer?»
5 Y dijo David a Jonatás: «He aquí ahora neomenia mañana; y yo, que debía sentarme, no me sentaré con el rey a comer, y me despedirás y me ocultaré en el llano, hasta la tarde del día tercero.
6 Y, si reparando reparare en mí tu padre, dirás: «Pidiendo me pidió permiso David para correr hasta Belén, su ciudad; pues hay hostia de los días allí para toda la tribu.»
7 Si a esto dijere: «Bien»; paz a tu siervo. Y si duramente te respondiere, sábete que consumado(c) está el mal por él.
8 Y harás misericordia con tu siervo, porque has introducido en alianza del Señor a tu siervo contigo; y si hay iniquidad en tu siervo, mátame tú; y hasta tu padre ¿a qué así me introduces?»
9 Y dijo Jonatás: «De ninguna manera para ti; pues, si conociendo conociere yo que consumado está el mal por mi padre para venir sobre ti, aún cuando no fuere en tus ciudades, yo te avisaré.»
10 Y dijo David a Jonatás: «¿Quién me avisará, si respondiere tu padre duramente?»
11 Y dijo Jonatás a David: «Ve y quédate en el campo.» Y salen ambos al campo.
12 Y dijo Jonatás a David: «El Señor, el Dios de Israel sabe que escudriñaré a mi padre, conforme a oportunidad, tres veces; y he aquí, bien es acerca de David, no enviaré a ti al campo.
13 Esto haga Dios a Jonatás y esto añada, que transmitiré el mal sobre ti y revelaré tu aurícula; y te despediré e irás en paz; y será el Señor contigo, como ha sido con mi padre.
14 Y si ciertamente todavía yo viviere, harás misericordia conmigo; y si de muerte muriere,
15 no quitarás tu misericordia de mi casa por los siglos; ni cuando quitare el Señor los enemigos de David, cada uno de la faz de la tierra, sea hallado el nombre de Jonatás lejos de la casa de David; y requiera el Señor a los enemigos de David.»
16 Y pactó Jonatás un pacto con la casa de David: «¡Así requiéralo el Señor de la mano de los enemigos de David(d)!»
17 Y continuó aún Jonatás jurando a David lo que le amaba; pues amó al alma del que le amaba.
18 Y díjole Jonatás: «Mañana, neomenia, y se reparará en ti, porque se reparará en tu silla.
19 Y pasarás tres días y te ocultarás y llegarás a tu lugar donde te esconderás en el día de trabajo; y te quedarás junto a aquella Piedra del camino.
20 Y yo terciaré con las flechas, a fieras(e) tirando, disparando hacia el lado de ella.
21 Y he aquí envío al niñito, diciendo: «¡Acá! búscame la flecha»; si dijere yo, diciendo al niñito: «Ahí la flecha: de ti para acá; cógela»; vente, porque hay paz para ti, y no hay palabra(f); ¡vive el Señor!
22 Si dijere yo al niñito: «Ahí la flecha: de ti para allá»; vete, pues te ha despedido el Señor.
23 Y la palabra que hemos hablado, yo y tú, he aquí el Señor, testigo en medio de mí y de ti por los siglos.»
24 Y escóndese David en el campo; y llega el mes, y viene el rey a la mesa a comer.
25 Y sentóse el rey en su silla como una vez y una vez(g) en la silla contra la pared y adelantóse a Jonatás(h) y sentóse Abner al lado de Saúl; y reparóse en el lugar de David.
26 Y no habló Saúl nada en aquel día; pues ha dicho: «Casualidad; parece él no pudo estar, por no haberse purificado.»
27 Y aconteció el día siguiente de la luna, al día el segundo; y reparóse en el lugar de David; y dijo Saúl a Jonatás, su hijo: «¿Y por qué no ha venido aquí el hijo de Isaí, y ayer y hoy, a la mesa?»
28 Y respondió Jonatás a Saúl, y díjole: «Me ha pedido David permiso para ir hasta Belén, su ciudad.
29 Y dijo: «Despídeme ahora, porque hay hostia de la tribu para nosotros, en la ciudad; y han mandado a mí mis hermanos; y ahora, si he hallado gracia en tus ojos, pasaré ya a ver a mis hermanos»; por esto no ha venido a la mesa del rey.»
30 E indignóse con ira Saúl sobre Jonatás muy mucho, y díjole: «¡Hijo de muchachas vagabundas! ¿Que sé, qué partícipe eres tú del hijo de Isaí, para vergüenza tuya y para vergüenza de la desnudez de tu madre?
31 Porque todos los días que el hijo de Isaí viviere sobre la tierra, no será preparado tu reino; ahora, pues, enviando, coge al mozo, pues hijo de muerte es ése.»
32 Y respondió Jonatás a Saúl, su padre y díjole: «¿Por qué muere? ¿Qué ha hecho?»
33 Y alzó Saúl la lanza para matarle; y conoció Jonatás que consumado está este mal por su padre, de matar a David.
34 Y saltó Jonatás de la mesa en ira de furor, y no comió, en el segundo de la luna pan, porque herido fue sobre David; porque consumó sobre él su padre.
35 Y amaneció, y salió Jonatás al campo, según había constituido, en testimonio a David, y un niñito pequeño, con él;
36 y dijo al niñito: «Corre, búscame las flechas en que yo tiro.» Y el niñito corrió, y él tiró con la flecha, y pasóla por alto.
37 Y vino el niñito hasta el lugar de la flecha, al que tiró Jonatás.
38 Y clamó Jonatás detrás del joven y dijo: «Allá la flecha, de ti para allá.» Y clamó Jonatás detrás de su niñito, diciendo: «Apresurándote apura, y no te detengas.» Y recogió el niñito de Jonatás las flechas, y trajo las flechas a su señor.
39 Y el niñito no conoció nada; sólo Jonatás y David.
40 Y Jonatás dio sus armas sobre su niñito, y dijo a su niñito: «Ve y entra en la ciudad.»
41 Y, como entró el niñito, David se alzó de la Piedra del camino y cayó sobre su rostro sobre la tierra, y adoróle(i) tres veces. Y besáronse mucho el uno al otro, y lloró el uno sobre el otro, hasta consumación grande.
42 Y dijo Jonatás a David: «Vete en paz; y como nos hemos jurado nosotros ambos en nombre del Señor, diciendo que el Señor será testigo en medio de mí y de ti, y en medio de mi simiente y en medio de tu simiente(j); por los siglos.» Y alzóse David y se fue, y Jonatás entró en la ciudad.
1 David fugitivo en Get Y viene David a Nobé, a Aquimelec, el sacerdote; y asombróse Aquimelec de su encuentro y díjole: «¿Y por qué tú vienes sólo y nadie contigo?»
2 Y dijo David a Aquimelec, el sacerdote: «El rey me ha mandado palabra hoy; y me dijo: «Que nadie sepa la palabra por la cual yo te envío y por la cual yo te he mandado»; y a los jovencillos he convenido en reunirlos en el lugar, el llamado de Dios «Felaní Maemoní»(a).
3 Y ahora si hay bajo tu mano cinco panes, da en mi mano lo hallado.»
4 Y respondió el sacerdote a David y dijo: «No hay panes profanos bajo mi mano; pues no más que panes sacros hay; si se han guardado los jovencillos solamente de mujeres, comerán.»
5 Y respondió David al sacerdote, y díjole: «Pero de mujer nos hemos abstenido ayer y anteayer; poniéndome yo en camino, se han hecho, todos los jovencillos, purificados; y este camino(b), profano; por esto santificado será hoy por los vasos míos»(c).
6 Y diole Aquimelec, el sacerdote, los panes de la proposición; pues allí no había panes, sino los panes del rostro, los quitados del rostro del Señor, para sustituir el pan cálido el día que los tomó.
7 Y allí estaba uno de los jovencillos de Saúl, en aquel día, detenido(d) ante la faz del Señor, y su nombre: Doeg, el edomita, pastoreando las mulas de Saúl.
8 Y dijo David a Aquimelec: «Ve si hay aquí bajo tu mano lanza o espada, pues mi espada y mis armas no he traído en mi mano, pues era la palabra del rey, según la prisa.»
9 Y dijo el sacerdote: «He aquí la espada de Goliat, el filisteo, a quien batiste en el valle del terebinto; y esta envuelta ha estado en vestidura, detrás del efod si esta hubieres de tomar, tómala, pues no hay otra, fuera de ella, aquí.» Y dijo David: «He aquí no hay como ella; dámela.»
10 Y diósela y levantóse David y huyó en aquel día del rostro de Saúl. Y vino David a Aquís, rey de Get.
11 Y dijeron los niños de Aquís a él: «¿Que no es éste David, el rey de la tierra? ¿Que no a éste salían las danzantes, diciendo: «Ha batido Saúl en millares suyos, y David, en miríadas suyas»?»
12 Y puso David las palabras en su corazón, y temió sobremanera a faz de Aquís, rey de Get.
13 Y demudó su rostro a faz de él, y fingióse(e) en aquel día; y timpanizaba sobre las puertas de la ciudad; y desplomábase en sus manos; y caía sobre las puertas de la ciudad; y sus salivas deslizábanse sobre su barba.
14 Y dijo Aquís a sus niños: «¡He ahí, habéis visto a un varón loco! ¿Por qué le habéis traído a mí?
15 ¿Acaso me faltan locos que le habéis traído a loquear, a mí? Este no entrará en mi casa.»
1 David en Moab. Saúl mata a los sacerdotes de Nobé. Y se alejó de allí David, y se salvó; y vino a la caverna de Odolam y le oyen sus hermanos y toda la casa de su padre, y descienden a él allí.
2 Y congregáronse con él —todo el que en necesidad, y todo deudor y todo exacerbado de alma—; y era sobre ellos príncipe y estaban con él como cuatrocientos varones.
3 Y retiróse David de allí a Masfá de Moab; y dijo al rey de Moab: «Estén ahora mi padre y mi madre contigo, hasta que yo conociere qué me ha de hacer Dios.»
4 Y rogó ante la faz del rey de Moab; y habitaban con él todos los días que estuvo David en la fortaleza.
5 Y, dijo Gad, el profeta, a David: «No estés sentado en la fortaleza; ve, y llegarás a la tierra de Judá.» Y partió David, y vino y detúvose en sierra Haret.
6 Y oyó Saúl que se ha reconocido a David, y a los varones los que estaban con él; y Saúl estaba sentado en la colina bajo la campiña la en Ramá; y la lanza, en su mano; y todos sus niños estaban puestos junto a él.
7 Y dijo Saúl a los niños, los puestos junto a él: «¿Habéis oído ahora, hijos de Benjamín, si verdaderamente a todos vosotros dará el hijo de Isaí campos y viñas y a todos vosotros pondrá centuriones y quiliarcas?
8 Que os habéis concertado todos vosotros sobre mí; y no hay quien revele mi aurícula, por haber pactado mi pacto con el hijo de Isaí y no hay quien trabaje por mí, de entre vosotros y revele mi aurícula; porque ha levantado el hijo mío a mi siervo sobre mí en enemigo, como este día.»(a)
9 Y respondió Doeg, el edomita, el constituido sobre las mulas de Saúl y dijo: «He visto al hijo de Isaí, en Nobé, con Aquimelec, hijo de Aquitob, del sacerdote;
10 y consultó, por él, a Dios; y víveres diole, y la espada de Goliat, el filisteo, diole.»
11 Y envió el rey a llamar a Aquimelec, hijo de Aquitob, al sacerdote, y a todos los hijos de su padre, los sacerdotes, los en Nobé; y vinieron todos ante el rey.
12 Y dijo Saúl: «Oye ahora, hijo de Aquitob.» Y dijo: «Heme aquí: habla, señor.»
13 Y díjole Saúl: «¿Por qué te has concertado contra mí, tú y el hijo de Isaí, para darle pan y espada, y consultar, por él, a Dios y ponerle sobre mí por enemigo, como este día?»
14 Y respondió Aquimelec al rey y dijo: «¿Y quién en todos tus siervos, como David, fiel; y yerno del rey y príncipe de todo mandato tuyo, y glorioso en la casa tuya?
15 ¿Acaso hoy he comenzado a consultar, por él, a Dios? De ningún modo; no dé el rey contra su siervo palabra y sobre toda la casa de mi padre; porque no sabía tu siervo, en todo esto, palabra pequeña o grande».
16 Y dijo el rey Saúl: «De muerte morirás, Aquimelec, tú y toda la casa de tu padre.»
17 Y dijo el rey a los satélites los circunstantes suyos: «Traed y matad a los sacerdotes del Señor; porque la mano de ellos con David, y porque conocieron que huye él, y no revelaron mi aurícula.» Y no quisieron los niños del rey inferir sus manos a afrontar a los sacerdotes del Señor.
18 Y dijo el rey a Doeg: «Vuélvete tú y afronta a los sacerdotes.» Y volvióse Doeg, el edomita, y mató a los sacerdotes en aquel día: ochenta y cinco(b) varones, todos llevando efod líneo.
19 Ya Nobé, la ciudad de los sacerdotes, percutió en boca de espada, de varón a mujer, de párvulo a mamante, y becerro y asno y oveja.
20 Y sálvase un hijo a Aquimelec, hijo de Aquitob; y su nombre: Abiatar; y huyó en pos de David.
21 Y anunció Abiatar a David que mató Saúl a todos los sacerdotes del Señor.
22 Y dijo David a Abiatar: «Yo sabía que en aquel día, que Doeg el edomita —que, anunciando, anunciará a Saúl; yo soy culpable de las almas de la casa de tu padre.
23 Quédate conmigo; no temas; porque, donde yo buscare, para mi alma, un lugar, buscaré también para tu alma; pues guardado estás conmigo.
1 David fugitivo Y se anunció a David, diciendo: «He aquí los filisteos guerrean en Ceilá y ellos saquean, conculcan las eras.»
2 Y consultó David al Señor, diciendo: «¿Si iré y percutiré en estos filisteos?» Y dijo el Señor: «Ve y percutirás en estos filisteos, y salvarás a Ceilá.»
3 Y dijeron los varones de David a él: «He aquí nosotros aquí en la Judea, tememos; y ¿cómo será si fuéremos a Ceilá? ¿A los despojos de los filisteos entraremos?»
4 Y prosiguió David aún consultando al Señor; y respondióle el Señor y le dijo: «Levántate y baja a Ceilá, pues yo entrego los filisteos en tus manos.»
5 Y partió David y los varones, los con él, a Ceilá y guerreó con los filisteos; y huyeron de la faz de él, y llevóse su ganado, y percutió en ellos plaga grande; y salvó David a los habitantes de Ceilá.
6 Y aconteció, al refugiarse Abiatar, hijo de Aquimelec, cerca de David, el mismo con David a Ceilá bajó, teniendo el efod en su mano.
7 Y avisóse a Saúl que llega David a Ceilá y dijo Saúl: «Le ha vendido Dios en mis manos; pues encerrado está, habiendo entrado en ciudad de puertas y cerrojos.»
8 Y mandó Saúl a todo el pueblo bajar en guerra a Ceilá, aprehender a David y sus varones.
9 Y conoció David que no acalla Saúl, acerca de él, el mal; y dijo David a Abiatar, el sacerdote: Trae el efod del Señor.»
10 Y dijo David: «Señor, Dios de Israel, oyendo ha oído tu siervo que busca Saúl venir a Ceilá a perder la ciudad por mí;
11 ¿si será cerrada? Y ahora ¿si bajará Saúl, según ha oído tu siervo? Señor, Dios de Israel, anúncialo a tu siervo.» Y dijo el Señor «Cerraráse.»
12 Y dijo David: «¿Si entregarán los de Ceilá a mí y a los varones míos en manos de Saúl?» Y dijo el Señor: «Entregarán.»
13 Y levantóse David y los varones los con él, como seiscientos, y salieron de Ceilá, e iban adonde iban(a). Y a Saúl anuncióse que se ha salvado David de Ceilá, y dejó de ir.
14 Y quedóse en Maserem, en el desierto, en angostura; y se estuvo en el desierto; en el monte Zif, en la tierra, la árida, y buscábale Saúl todos los días y no le entregó el Señor en sus manos.
15 Y vio David que sale Saúl a buscar a David; y David estaba en el monte, el árido, en la Selva de Zif.
16 Y se levantó Jonatás, hijo de Saúl, y fue a David a la Selva, y confortó las manos de él en el Señor;
17 y díjole: «No temas, pues no te hallará la mano de Saúl, mi padre; y tú reinarás sobre Israel, y yo te seré en segundo; y Saúl, mi padre, lo sabe así.»
18 Y pactaron ambos un pacto ante la faz del Señor; y se estuvo David en la Selva, y Jonatás se fue a su casa.
19 Y subieron los zifitas, desde la árida, a Saúl sobre Gabaá, diciendo: «¿No está, he aquí, David oculto cerca de nosotros, en Mesará, en las angosturas, en la Selva, en el collado de Haquilá, la a la derecha del Páramo?
20 Y ahora, todo conforme al alma del rey, a bajada baja a nosotros: encerrado le tienen en las manos del rey.»
21 Y díjoles Saúl: «Benditos vosotros ante el Señor, pues habéis trabajado por mí.
22 Ved ahora y prevenid ya, y conoced el lugar de él, donde estará su pie en breve, allí, donde habéis dicho; no sea que artere.
23 Y ved y conoced acerca de todos los sitios donde se ocultare, allí, y volved a mí, al prevenido; e iré con vosotros; y si está sobre la tierra, le escudriñaré en todos los millares de Judá.»
24 Y levantáronse los zifitas, y partieron delante de Saúl; y David y sus varones, en el desierto Maón, al occidente, a derecha de Yesimón.
25 Y fue Saúl y sus varones a buscarle; y anuncióse a David, y bajó a la peña, la que está en el desierto de Maón y lo oyó Saúl, y persiguió a David al desierto Maón.
26 Y van Saúl y sus varones de una parte del monte, de esta; y estaba David y sus varones a la parte opuesta del monte, y estaba David encubriéndose para ir de faz de Saúl; y Saúl y sus varones acamparon sobre David y sus varones, para cogerlos.
27 Y a Saúl vino un mensajero, diciendo: «Apresúrate y ¡acá! porque filisteos se han echado sobre la tierra.»
28 Y volvió Saúl, no persiguiendo tras de David; y fue al encuentro de los filisteos; por esto fue llamado aquel lugar: Peña la partida(b).
29 (24:1) Y se levantó David de allí y se detuvo en las angosturas de Engadí.
1 (24:1) David corta la punta de la clámide de Saúl (24:2) Y aconteció, cuando volvió Saúl de en pos de los filisteos, que se le anuncia diciendo: «He aquí David, en el desierto de Engadí.»
2 (24:3) Y tomó consigo tres millares de varones elegidos de todo Israel y fue a buscar a David y sus varones sobre la faz de la Peña de las cabras.
3 (24:4) Y vino a las majadas de las greyes, las que hay sobre el camino; y había allí una caverna; y entró Saúl a prevenirse(a); David y sus varones estaban dentro de la caverna.
4 (24:5) Y dijeron los varones de David a él: «He aquí, éste es el día que te dijo el Señor de entregar a tu enemigo en tus manos; y le harás como bueno en tus ojos.» Y levantóse David y quitó la punta de la clámide de Saúl, ocultamente.
5 (24:6) Y aconteció, después de esto, golpear el corazón de David a él por haber quitado la punta de su clámide.
6 (24:7) Y dijo David a sus varones: «De ninguna manera a mí, de mi señor, se ha de hacer(b) esta palabra a mi señor, al ungido del Señor: inferir mi mano sobre él; pues ungido del Señor es éste.»
7 (24:8) Y persuadió David a sus varones con sus palabras, y no les dio oportunidad de levantarse para matar a Saúl. Y levantóse Saúl de la caverna y descendió el camino.
8 (24:9) Y levantóse David tras de él, de la caverna; y clamó David tras de Saúl, diciendo: «Señor mío, rey.» Y miró Saúl atrás de sí; e inclinóse David sobre su rostro, sobre la tierra, y adoróle.
9 (24:10) Y dijo David a Saúl: «¿Por qué escuchas las palabras del pueblo, de los que dicen: He aquí David busca tu alma?»
10 (24:11) He aquí en este día han visto tus ojos cómo te ha entregado el Señor hoy en mis manos, en la caverna, y no he querido matarte y te he perdonado y dicho:» No pondrá mi mano en mi señor, pues ungido de Dios éste es.
11 (24:12) Y padre mío, he aquí la punta de tu clámide en mi mano; yo he quitado la punta de tu manto y no te he muerto; y conoce y ve hoy que no hay maldad en mi mano ni impiedad, ni menosprecio, y no he pecado contra ti; y tú aherrojas a mi alma para cogerla.
12 (24:13) Juzgue el Señor en medio de mí y de ti, y véngueme el Señor de ti;
13 (24:14) según que se dice la parábola la antigua: «De inicuos saldrá iniquidad»; y mi mano no será sobre ti.
14 (24:15) Y ahora ¿tras de quién tú sales, rey de Israel? ¿Tras de quién persigues tú? ¿Tras de un can muerto y tras de una pulga?
15 (24:16) Hágase el Señor juez y vengador en medio de mí y de ti, vea el Señor y juzgue mi juicio y véngueme de tu mano.»
16 (24:17) Y aconteció, como terminó David estas palabras, hablando a Saúl, decir Saúl: «¿Tu voz esta, hijo David? Y alzó Saúl su voz y lloró.
17 (24:18) Y dijo Saúl a David: «Justo, tú sobre mí, pues tú me has retribuido bien, y yo retribuidote mal.
18 (24:19) Y tú me has avisado hoy lo que me has hecho de bueno: como me encerró el Señor en tus manos hoy, y no me mataste.
19 (24:20) Y por cierto, si hallare alguno a su enemigo y le encaminare en vía buena; también el Señor le retribuirá bienes; según que has hecho hoy.
20 (24:21) Y ahora, he aquí yo conozco que reinando reinarás y se afirmará en tu mano el reino de Israel.
21 (24:22) Y ahora júrame por el Señor que no exterminarás mi simiente después de mí y no borrarás mi nombre de la casa de mi padre.»
22 (24:23) Y juró David a Saúl y se retiró Saúl a su lugar; y David y sus varones subieron a la Fortaleza angosta.
1 Abigail Y murió Samuel y congregáronse todo Israel y le lloraron y sepultaron en su casa en Ramatá. Y levantóse David y bajó al desierto de Maón(a).
2 Y había un hombre en Maón, y sus greyes en el Carmelo; y el hombre, grande sobremanera; y éste tenía greyes: tres mil(b), y cabras mil; y aconteció, al trasquilar su grey en el Carmelo;
3 y el nombre del hombre: Nabal; y el nombre de su mujer Abigail; y su mujer, buena de discreción, y buena de forma sobremanera; y el hombre duro y malo en designios, y el hombre, cínico.
4 Y oyó David en el desierto que trasquilaba Nabal el carmelita su grey;
5 y envió David diez mozos, y les dijo: «Subid al Carmelo e id hasta Nabal, y preguntadle en mi nombre, para paz;
6 y decid esto: «Por horas(c) y salvo(d) tú, y tu casa; y todo lo tuyo, salvo.
7 Y ahora he aquí he oído que trasquilan, para ti, ahora tus pastores, los que estaban con nosotros en el desierto; y no los hemos estorbado y no les hemos mandado nada todos los días que han estado en el Carmelo.
8 Pregunta a tus mozos y te anunciarán; y hallen tus mozos gracia en tus ojos, pues sobre día bueno(e) hemos venido; da ahora lo que hallare tu mano, a tu hijo David.»
9 Y vienen los mozos y hablan estas razones a Nabal según todas estas palabras en el nombre de David. Y saltó(f);
10 y respondió Nabal a los niños de David, y dijo: «¿Quién, David? ¿Y quién el hijo de Isaí? Hoy multiplicádose han los siervos, separándose cada cual de la faz de su señor.
11 Y ¿tomaré mis panes y mi vino y los sacrificios que he sacrificado a los trasquiladores de mis ovejas y los daré a varones que no sé de dónde son?»
12 Y volvieron los mozos de David a su camino y retornaron, y vinieron y anunciaron a David, según todas estas palabras.
13 Y dijo David a sus varones: «Ceñíos cada cual su espada» Y ciñéronse en torno —varón su cuchilla y ciñóse en torno también David su cuchilla; y subieron en pos de David, como cuatrocientos varones; y los doscientos sentáronse con las armas.
14 Y a Abigail, mujer de Nabal, anunció uno de los mozos, diciendo: «He aquí que David ha enviado mensajeros, desde el desierto, a bendecir(g) a nuestro señor; y desvióse de ellos.
15 Y los varones, buenos con nosotros sobremanera; no nos han estorbado ni mandádonos todos los días que hemos estado con ellos.
16 Y, cuando estábamos en el campo, como muro eran en torno de nosotros y de noche y de día, todos los días que hemos estado con ellos pastoreando lo pastante.
17 Y ahora conoce y ve tú qué has de hacer; porque consumado está el mal contra nuestro señor y contra su casa; y éste, hijo pestilente; y no hay cómo hablarle.»
18 Y apresuróse Abigail y tomó doscientos panes, y dos odres de vino y cinco ovejas preparadas, y cinco medidas de cebada y cien atados de pasas y doscientos panes de higos, y puso sobre los asnos.
19 Y dijo a sus mozos: «Id delante de mí y he aquí yo tras de vosotros llego»; y a su marido Nabal no avisó.
20 Y aconteció, habiendo ella subido sobre el asna y bajando en lo encubierto del monte; he aquí David y sus varones bajaban al encuentro de ella, y encontróse con ellos.
21 Y David dijo: «¡Tal vez en agravio he guardado todo lo de él en el desierto, y no he mandado tomar de todo lo de él nada! Y me ha retribuido mal por bien.
22 Esto haga Dios a David y esto añada, si dejare yo de todo lo de Nabal, hasta el alba, lo meante a la pared(h).
23 Y vio Abigail a David, y apresuróse y saltó del asna y cayó a faz de David sobre su rostro y adoróle sobre la tierra;
24 y cayó sobre los pies de él y dijo: «En mí, señor mío, la injusticia mía; hable ahora tu sierva en tus orejas; y oye las palabras de tu sierva.
25 No ya ponga mi señor su corazón sobre este hombre el pestilente: sobre Nabal, porque, según su nombre, éste es; Nabal(i) su nombre y necedad con él; y yo, tu sierva no vi los mozos que enviaste, mi señor.
26 Y ahora, señor mío, ¡vive el Señor y vive tu alma! que te ha estorbado el Señor, para que no vinieras a sangre inocente, y salvaras tu mano para ti(j); y ahora háganse, como Nabal, tus enemigos y los que buscan, para mi señor, mal.
27 Y ahora toma esta bendición que ha traído tu sierva a mi señor; y darás a los mozos los que asisten a mi señor;
28 quita ahora la iniquidad de tu sierva; pues haciendo hará el Señor a mi señor, casa fiel; pues guerra de mi señor el Señor guerrea, y mal no se hallará en ti jamás.
29 Y se levantará un hombre, persiguiéndote y buscando tu alma, y estará el alma de mi señor en ligadura de la vida ante el Señor Dios; y el alma de tus enemigos hondearás en medio de la honda.
30 Y será cuando hiciere el Señor a mi señor todos cuantos habló bienes sobre ti y te mandare para príncipe sobre Israel;
31 no te será esto abominación y tropiezo de corazón, a mi señor: haber derramado sangre inocente de balde y salvado la mano a mi señor para sí; y bien haga el Señor a mi señor; y acuérdese de su sierva para bien hacerle.»
32 Y dijo David: «¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, que te ha enviado hoy en día al encuentro mío!
33 Y bendita tu manera, y bendita tú que me has estorbado hoy en día para no venir a sangres y salvar mi mano para mí.
34 Empero a fe ¡vive el Señor el Dios de Israel, que me ha estorbado hoy hacerte mal! que, si no te apresuraras y llegaras a mi encuentro; entonces yo había dicho: ¡Si quedará a Nabal hasta la luz del alba un meante a la pared!»
35 Y tomó David de la mano de ella todo lo que le traía, y díjola: «Sube en paz a tu casa; mira: he escuchado tu voz y aceptado tu rostro.»
36 Y llegó Abigail a Nabal; y he aquí tenía un beber en su casa como beber de rey. Y el corazón de Nabal, bien en él, y él, ebrio hasta no más; y no le anunció palabra pequeña o grande, hasta la luz del alba.
37 Y aconteció de alba, como se recobró del vino Nabal; anuncióle su mujer todas estas palabras, y amortecióse su corazón en él, y él se quedó como piedra.
38 Y hacía como diez días e hirió el Señor a Nabal y murió.
39 Y oyó David que murió Nabal y dijo: «Bendito el Señor que ha juzgado el juicio de mi oprobio de mano de Nabal; y la maldad de Nabal ha vuelto el Señor a la cabeza de él.» Y envió David y habló acerca de Abigail, para tomársela por mujer.
40 Y vinieron los niños de David a Abigail al Carmelo, y habláronla diciendo: «David nos ha enviado a ti a tomarte para sí por mujer.»
41 Y levantóse y adoró sobre la tierra de rostro, y dijo: «He aquí tu sierva para esclava, para lavar las plantas de tus mozos.»
42 Y apresuróse y levantóse Abigail y subió en el asna, y cinco doncellas la acompañaban; y fue en pos de los mozos de David; y fue hecha su mujer.
43 También a Aquinoam tomó David, de Jezrael; y ambas fuéronle mujeres.
44 Y Saúl dio a Micol, su hija, la mujer de David, a Faltí, hijo de Lais, al de Galim.
1 Saúl de nuevo en manos de David Y vienen los zifitas, desde la seca(a), a Saúl, a la Colina(b), diciendo: «He aquí que David se esconde en la Colina-Haquilá, contra la faz del desierto.
2 Y se levantó Saúl y descendió al desierto de Zif, y con él tres millares de varones, elegidos de Israel, a buscar a David en el desierto de Zif.
3 Y acampó Saúl en la Colina-Haquilá, la contra la faz del desierto, sobre el camino; y David asentóse en el desierto y vio David que llega Saúl, tras de él, al desierto.
4 Y envió David exploradores y conoció que llega Saúl preparado de Ceilá.
5 Y se levantó David ocultamente; e introdúcese en el sitio donde dormía, allí, Saúl, y allí Abner, hijo de Ner, arquiestratego de él; y Saúl dormía en lampene(c) y el pueblo acampado en contorno de él.
6 Y respondió(d) David y dijo a Aquimelec, el heteo, y a Abisaí, hijo de Sarvía, hermano de Joab, diciendo: «¿Quién ha de entrar conmigo a Saúl al campamento?» Y dijo Abisaí: «Yo entraré contigo.»
7 Y entróse David y Abisaí por el pueblo de noche; y he aquí Saúl durmiendo sueño en lampene, y su lanza clavada en la tierra a su cabeza; y Abner y el pueblo de él dormía en contorno de él.
8 Y dijo Abisaí a David: «Ha encerrado el Señor hoy a tu enemigo en tus manos; y ahora le percutiré con la lanza contra la tierra de una vez y no le reiteraré.
9 Y dijo David a Abisaí: «No le humilles, pues ¿quién pondrá su mano en ungido del Señor y será inocente?»
10 Y dijo David: «¡Vive el Señor! Si el Señor no le hiriere, o su día llegare y muriere; o a guerra descendiere y fuere puesto en ella;
11 de ningún modo, a mí, del Señor me está permitido poner mi mano sobre el ungido del Señor; y ahora toma ya la lanza de su cabecera y la redoma del agua; y vámonos nosotros solos.»
12 Y tomó David la lanza y la redoma del agua, de la cabecera de él y fuéronse solos; y no había quien mirara, y no había quien conociera; y no había quién despertara; todos dormidos; pues el letargo del Señor había caído sobre ellos.
13 Y pasó David hasta allende; y paróse sobre la cumbre del monte lejos; y mucho, el camino en medio de ellos.
14 Y llamó David a sí al pueblo, y a Abner habló diciendo: «¿No responderá Abner?» Y Abner respondió y dijo: «¿Quién eres tú que clamas al rey?»
15 Y dijo David a Abner: «¿No, varón tú? Y, ¿quién como tú en Israel? Y, ¿por qué no guardas a tu señor, al rey? Que ha entrado uno del pueblo a perder a tu señor: al rey.
16 Y no es buena esta palabra que has hecho: ¡Vive el Señor! que hijos de matanza vosotros que no guardáis al rey, a vuestro señor, al ungido del Señor; y ahora ve ya la lanza del rey y la redoma del agua, ¿dónde están las a la cabeza de él?»
17 Y conoció Saúl la voz de David dijo: «¿Tu voz, esta, hijo David?» Y dijo David: «Siervo tuyo, señor rey.»
18 Y dijo: «¿Por qué esto: persigue el señor a su siervo? Pues, ¿qué he pecado? Y, ¿cuál se ha hallado, en mí, iniquidad?
19 Y ahora, escuche ya mi señor el rey la palabra de su siervo: si Dios te lanza sobre mí, trascienda tu hostia; y, si hijos de hombres, malditos éstos ante la faz del Señor, pues me han arrojado hoy para que no me afiance en heredad del Señor, diciendo: «Vete, sirve a dioses otros(e).
20 Y ahora, no caiga mi sangre sobre la tierra frente a frente de la faz del Señor; pues ha salido el rey de Israel a buscar mi alma(f) como persigue el búho en los montes.»
21 Y dijo Saúl: «He pecado, vuelve, hijo David; pues mal no te haré ya por esto: por ser preciosa mi alma en tus ojos; y en este día he desatinado, y desconocido cosas muchas sobre modo.»
22 Y respondió David, y dijo: «He aquí la lanza del rey; pase uno de sus soldados y tómela.
23 Y el Señor vuelva a cada uno según las justicias de él y la fe de él; como te ha entregado el Señor hoy en mis manos; y no he querido poner mi mano sobre el ungido del Señor.
24 Y he aquí, según que se ha engrandecido(g) tu alma hoy en día en mis ojos; así sea engrandecida mi alma a faz del Señor, y cúbrame y sálveme de toda tribulación.»
25 Y dijo Saúl a David: «Bendito tú, hijo, y haciendo harás y poderoso podrás.» Y retiróse David a su camino; y Saúl volvió a su lugar.
1 David en Get Y dijo David en su corazón, diciendo: «Ahora añadido seré(a) en día uno en manos de Saúl; y no hay para mí bueno si no me salvare en tierra de filisteos y se deje de mí Saúl de buscarme en todo confín de Israel; y salvaré de mano de él.»
2 Y levantóse David, y pasó él y los seiscientos varones con él, y fue a Aquís, hijo de Maoc, rey de Get.
3 Y asentóse David con Aquís, en Get él y los varones de él, cada uno y su casa; y David con sus dos mujeres: Aquinoam, la jezraelita; y Abigail, la mujer de Nabal, el carmelio.
4 Y anuncióse a Saúl que ha huido David a Get, y no continuó ya buscándole.
5 Y dijo David a Aquís: «Si ahora ha hallado tu siervo gracia en tus ojos, deme ahora lugar en una de las ciudades, las por el campo, y me asentaré allí; y ¿por qué está asentado tu siervo en ciudad real contigo?»
6 Y diole Aquís, en aquel día, Siceleg; por esto fue Siceleg para el rey de la Judea, hasta este día.
7 Y fue el número de los días que permaneció David en campo de filisteos, un año y cuatro meses.
8 Y subió David y sus varones, y depredaban por toda Jesurí y por el amalecita; y he aquí la tierra era habitada por ellos, desde la murada Sur hasta la tierra de Egipto;
9 y hería David la tierra, y no vivificaba(b) varón o mujer; y cogían greyes y vacadas, y asnos y camellos, y vestuario, y volvieron, y venían a Aquís.
10 Y dijo Aquís a David: «¿Por dónde habéis depredado hoy?» Y dijo David a Aquís: «Al austro de la Judea, y al austro de Jerameel y al austro de Cení;
11 y varón y mujer no he vivificado para traer a Get, diciendo: «Para que no avisen en Get contra nosotros diciendo: «Esto hace David.» Y ésta, la justificación(c) de él todos los días que permaneció David en campo de los filisteos.
12 Y fiose de David Aquís sobremanera diciendo: «Se le ha avergonzado en su pueblo, en Israel; y me será siervo por los siglos.»
1 Saúl con la pitonisa de Endor Y aconteció en aquellos días que se congregan los filisteos en sus campamentos para salir a guerrear en Israel; y dijo Aquís a David: «Conociendo conocerás que conmigo a guerra, tú y los varones tuyos.»
2 Y dijo David a Aquís: «Así ahora conocerás lo que hará tu siervo.» Y, dijo Aquís a David: «Así arquicustodio de cuerpo(a) te pondré todos los días.»
3 Samuel había muerto. Plañiérale todo Israel y sepultáranle en Ramatá, en su ciudad; y Saúl quitara de en torno los magos y los adivinos de la tierra.
4 Y congréganse los filisteos, y vienen y acampan en Sunam; y congrega Saúl todo varón de Israel; y acampan en Gelboé.
5 Y vio Saúl el campamento de los filisteos, y temió y espantose su corazón sobremanera.
6 Y consultó Saúl por medio del Señor, y no le respondió el Señor en los sueños y en el racional y en los profetas.
7 Y dijo Saúl a sus niños: «Buscadme mujer pitonisa(b) e iré a ella y buscaré en ella.» Y dijeron sus niños a él: «He aquí mujer pitonisa en Endor.»
8 Y encubrióse Saúl y se envolvió en otras vestiduras; y van él y dos varones con él, y vienen a la mujer de noche; y le dijo: «Adivíname ahora en el pitón y evócame a quien yo te dijere.»
9 Y díjole la mujer: «He aquí ahora tú sabes cuanto ha hecho Saúl: cómo ha exterminado los pitones y los adivinos de la tierra; y ¿por qué tú enlazas mi alma para matarla?»
10 Y juróle Saúl en Señor, diciendo: «¡Vive el Señor! si se te devolverá injuria en esta palabra.»
11 Y dijo la mujer: «¿A quién te evoco?» Y dijo Saúl: «A Samuel evócame».
12 Y vio la mujer a Samuel y vociferó con voz grande; y dijo la mujer a Saúl: «¿Por qué me has engañado? y tú eres Saúl.»
13 Y díjole el rey: «No temas; di ¿a quién has visto?» Y díjole la mujer: «Dioses he visto subir de la tierra.»
14 Y díjola: «¿Qué has conocido?» Y díjole: «A un varón recto(c) subiendo de la tierra; y éste, clámide vestido.» Y conoció Saúl que éste era Samuel, e inclinóse su rostro sobre la tierra, y adoróle.
15 Y, dijo Samuel: a ¿Por qué me has perturbado, subiéndome?» Y dijo Saúl: «Atribulado estoy sobremanera, y los filisteos guerrean en mí, y Dios se ha separado de mí, y no me ha escuchado ya, y en mano de los profetas, y en los sueños; y ahora te he llamado, para que me manifiestes qué he de hacer.»
16 Y dijo Samuel: «¿Por qué me preguntas; si el Señor se ha separado de ti y está con tu prójimo?
17 Y ha hecho el Señor a ti, según ha hablado el Señor en mano mía; y rasgará el Señor tu reino, de mano tuya y la dará a tu prójimo, a David.
18 Por esto: porque no oíste voz del Señor, y no hiciste furor de su ira en Amalec; por esto la palabra ha hecho el Señor a ti en este día.
19 Y entregará el Señor a Israel contigo en manos de filisteos; y mañana tú y tus hijos contigo caerán(d) y el campamento de Israel dará el Señor en manos de filisteos.»
20 Y espantóse Saúl y cayó puesto sobre la tierra, y temió sobremanera por las palabras de Samuel; y en él no hubo fuerza ya; pues no comió pan todo el día y toda aquella noche.
21 Y entró la mujer a Saúl y vio que se había espantado sobre modo; y díjole: «He aquí ahora ha oído tu sierva tu voz, y he puesto mi alma en mi mano y oído las palabras que me hablaste;
22 y ahora oye ya la voz de tu sierva y pondré delante de ti un bocado de pan y come, y tendrás fuerza, cuando anduvieres de camino.»
23 Y no quiso comer; y obligábanle sus niños y la mujer, y oyó la voz de ellos y se levantó de la tierra, y sentóse en la silla.
24 Y la mujer tenía una becerra suelta(e) en la casa y apresuróse y la sacrificó; y tomó harina, y amasó, y coció ázimos;
25 y puso delante de Saúl y delante de sus niños; y comieron y se levantaron y partieron aquella noche.
1 David con los filisteos Y reúnen los filisteos todos sus campamentos en Afec; e Israel acampó en la Fuente, la en Israel.
2 Y los sátrapas de los filisteos pasaban con centenares y millares; y David y sus varones pasaban entre los postreros con Aquís.
3 Y dijeron los sátrapas de los filisteos: «¿Quiénes, los pasantes éstos?» Y dijo Aquís a los estrategos de los filisteos: «¿No, éste es David, el siervo de Saúl, rey de Israel? Ha estado con nosotros muchos días: éste, el segundo año, y no he hallado en él nada, desde el día que dio conmigo hasta este día.»
4 Y entristeciéronse sobre él los estrategos de los filisteos; y dícenle: «Vuelve el varón, y vuelva a su lugar donde le has puesto allí, y no venga con nosotros a la guerra y no se haga asechador del real; y ¿en qué se reconciliará éste con su señor? ¿No acaso en las cabezas de esos varones?
5 ¿No éste David a quien cantaban en coros diciendo: «Batió Saúl en millares de él, y David en miríadas de él?»
6 Y llamó Aquís a David y díjole: «¡Vive el Señor! que recto tú y bueno en mis ojos, y tu salida y tu entrada, conmigo en el campamento; y que no he hallado contra ti maldad, desde el día que llegaste a mí hasta el día de hoy; y en ojos de los sátrapas, no bueno tú.
7 Y ahora vuélvete y ve en paz, y no me hagas mal en ojos de los sátrapas de los filisteos.»
8 Y dijo David a Aquís: «¿Qué te he hecho y qué has hallado en tu siervo desde el día que he estado a faz tuya y hasta este día, para no venir yo a guerrear con los enemigos de mi señor, el rey?»
9 Y respondió Aquís y dijo a David: «Sé, que bueno eres tú en mis ojos; pero los sátrapas de los filisteos dicen: «No vendrá con nosotros a la guerra.»
10 Y ahora madruga al alba, tu y los niños de tu rey los que vienen contigo, e id al lugar que os puse, allí; y palabra pestilente no pongas en tu corazón; porque bueno eres tú ante mi faz, y madrugad para el camino, y amanézcaos y partid.»
11 Y madrugó David, él y sus varones para retirarse al alba y guardar(a) la tierra de los filisteos; y los filisteos subieron a guerrear contra Israel.
1 Vence David a los amalecitas Y aconteció, entrando David y sus varones a Siceleg el día tercero, que Amalec invadió sobre el austro y sobre Siceleg; y percutió a Siceleg y quemóla en fuego.
2 Y cautivó a las mujeres, y todo lo en ella, desde pequeño a grande no mataron, hombre ni mujer, sino cautivaron y fuéronse a su camino.
3 Y vino David y sus varones a la ciudad; y he aquí encendida está en fuego, y sus mujeres, y sus hijos e hijas cautivos.
4 Y alzó David y sus varones su voz y lloraron hasta no haber en ellos fuerza ya de llorar.
5 Y las dos mujeres de David estaban cautivas: Aquinoam, la jezraelita y Abigail, la mujer de Nabal, el carmelio.
6 Y atribulóse David sobremanera; pues dijo el pueblo lapidarle pues muy adolorida el alma de todo el pueblo, de cada uno sobre sus hijos y sobre sus hijas; y confortóse David en el Señor su Dios.
7 Y dijo David a Abiatar, el sacerdote, hijo de Aquimelec: «Tráeme el efod», y Abiatar trajo el efod a David.
8 Y consultó David por el Señor, diciendo: «¿Si perseguiré tras de esta turba? ¿Si les tomaré?» Y díjole: «Persigue; pues tomando los tomarás, y librando librarás.»
9 Y partió David, él y los seiscientos varones con él, y vienen hasta el torrente Besor; y los demás se detuvieron;
10 y persiguió en cuatrocientos varones; pero detuviéronse doscientos varones, los que se quedaron allende el torrente de Besor.
11 Y hallan un varón egipcio en el campo y le toman y llevan a David; y danle pan, y comió; y le dieron a beber agua.
12 Y le dan un pedazo de pan de higos, y comió: y recobróse su espíritu; pues no había comido pan y no había bebido agua tres días y tres noches.
13 Y díjole David: «¿De quién tú eres? Y, ¿de dónde eres?» Y dijo el varón egipcio: «Yo soy siervo del varón amalecita, y me ha abandonado mi señor, porque enfermé yo hoy el tercero(a);
14 y nosotros hemos invadido sobre el austro del Ceretí, y sobre las de la Judea partes, y sobre el austro de Caleb y a Siceleg, quemamos en fuego.»
15 Y díjole David: «¿Si me bajarás sobre esta turba?» Y díjole: «Júrame ahora por Dios no matarme y no entregarme en manos de mi amo, y te bajaré sobre esta turba.»(b)
16 Y bajóle allá; y he aquí ésos derramados sobre la faz de toda la tierra, comiendo y bebiendo y festeando en todos los despojos los grandes que tomaran de tierra de filisteos y de tierra de Judá.
17 Y vino sobre ellos David y batióles, de lucero a tarde, y al siguiente día; y no salvó de ellos varón, sino que sólo cuatrocientos niñitos que habían subido sobre sus camellos, y huyeron.
18 Y quitó David todo lo que tomaran los amalecitas; y sus dos mujeres libró.
19 Y no les faltó, de pequeño a grande, y de despojos y a hijos e hijas, y a todo lo que tomaran de ellos, y todo volvió David,
20 y tomó todas las greyes y las vacadas y llevó delante de los despojos; y por aquellos despojos se decía: «Estos los despojos de David.»
21 Y llega David a los doscientos varones, los reservados de ir en pos de David, y los asentara en el torrente de Besor; y vinieron al encuentro de David y al encuentro del pueblo, el con él; y se adelantó David hasta el pueblo; y preguntóles(c) lo de paz(d).
22 Y respondió todo varón pestilente y malo de los varones los guerreros los idos con David, y dijeron: «Porque no persiguieron con nosotros, no les daremos de los despojos(e) que arrebatamos; sino que sólo cada uno su mujer y sus hijos, llévense y tornen.»
23 Y dijo David: «No haréis así, hermanos míos, después de entregar el Señor a nosotros y guardarnos; y nos ha entregado el Señor la turba la venida sobre nosotros en nuestras manos.
24 Y ¿quién os escuchará estas palabras? Porque no menos que nosotros son; por esto: porque, según la parte del que baja a la guerra, así será la parte del sentado sobre el bagaje; al igual repartirán.»
25 E hízose desde aquel día en adelante, hízose precepto y derecho para Israel, hasta el día de hoy.
26 Y vino David a Siceleg, y remitió a los ancianos de los despojos de Judá, y a sus allegados, diciendo: «He aquí, a vosotros bendición, de los despojos de los enemigos del Señor:
27 a los en Betel y a los en Ramot, al austro; y a los en Jeter;
28 y a los en Aroer, y a los en Sefamot, y a los en Estamó,
29 y a los en Racal, y a los en las ciudades de Jerameel; y a los en las ciudades de Cení,
30 y a los en Aramá; y a los en el lago de Asán; y a los en Atac;
31 y a los en Hebrón, y a todos los lugares por donde pasara David; allí, él y sus varones.
1 Desastre en Gelboé Y los filisteos guerreaban contra Israel; y huyeron los varones de Israel de la faz de los filisteos; y caen heridos en el monte de Gelboé.
2 Y cierran los filisteos con Saúl y sus hijos; y hieren los filisteos a Jonatás, y a Abinadab y a Melquisná, hijos de Saúl.
3 Y agrávase la guerra contra Saúl y le hallan los tiradores varones arqueros; y fue herido en los hipocondrios(a).
4 Y dijo Saúl a su armígero: «Tira de tu espada y mátame en ella; para que no vengan estos incircuncisos y me maten y se mofen de mí.» Y no quería el armígero pues temía sobremanera; y tomó Saúl la espada, y cayó sobre ella.
5 Y vio el armígero que está muerto Saúl; y cayó también él sobre su espada; y murió con él.
6 Y murió Saúl y sus tres hijos, y el armígero y todos sus varones en aquel día juntamente.
7 Y vieron los varones de Israel, los de allende el valle y los de allende el Jordán, que huyeron los varones de Israel y que está muerto Saúl y sus hijos; y abandonan sus ciudades y huyen; y vienen los filisteos y habitan en ellas.
8 Y aconteció al siguiente día, vienen los filisteos a desvestir a los muertos, y hallan a Saúl y sus tres hijos caídos sobre los montes de Gelboé.
9 Y le decapitan y desvisten sus armas, y las envían a tierra de filisteos en contorno, anunciando a sus ídolos(b) y al pueblo.
10 Y depositaron sus armas en la casa de Astarot; y su cuerpo clavaron en la muralla de Betsán.
11 Y oyen los habitantes de Jabés-Galaad lo que han hecho los filisteos a Saúl.
12 Y levantáronse, todo varón de fuerza, y caminaron toda la noche y tomaron el cuerpo de Saúl y el cuerpo de Jonatás su hijo,(c) de la muralla de Betsán; y llévanles a Jabés y les queman allí.
13 Y toman sus huesos y sepultan bajo la campiña, la en Jabés; y ayunan siete días.