1 Persigue Ocozías a Elías. Fuego del cielo. Muere el rey. Y rebelóse Moab en Israel, después de morir Acab.
2 Y cayó Ocozías por el enrejado en la terraza de él en Samaria y enfermó. Y envió mensajeros y díjoles: «Id y consultad en el Baal-mosca(a), dios de Acarón, si he de vivir de esta mi enfermedad».
3 Y un ángel del Señor llamó a Elías, el tesbita, diciendo: «Levantándote ¡acá! al encuentro de los mensajeros de Ocozías, rey de Samaria, y les dirás: ¿Si, por no haber, Dios en Israel, vosotros vais a consultar en el Baal-mosca, dios de Acarón? Y no así;
4 pues esto dice el Señor: «El lecho sobre el cual has subido allí —no bajarás de él, porque de muerte morirás». Y fue Elías, y díjoles:
5 Y volvieron los mensajeros a él, y díjoles: «¿Qué, porqué habéis vuelto?».
6 Y dijéronle: «Un varón subió a nuestro encuentro y díjonos: «Id, volved al rey, al que os ha enviado y decidle: «Esto dice el Señor: «¿Si por no haber Dios en Israel, tú vas para consultar en Baal-mosca, dios de Acarón? No así; el lecho sobre el cual has subido allí —no bajarás de él, porque de muerte morirás». Y los vueltos anunciaron al rey según que les habló Elías(b).
7 Y díjoles: «¿Cuál el distintivo del varón el que os subió al encuentro y os habló estas palabras».
8 Y dijéronle: «Varón piloso, y de cinturón pelíceo ceñido en torno del lomo de él». Y dijo: «Elías, el tesbita, este es».
9 Y envió a él a un príncipe cincuentenario y los cincuenta hombres de él; y subió a él. Y he aquí Elías sentado estaba sobre la cima del monte. Y habló el príncipe cincuentenario a él y dijo: «Hombre de Dios, el rey te ha llamado: Desciende».
10 Y respondió Elías y dijo al príncipe cincuentenario: «Y si soy hombre de Dios, yo, bajará fuego desde el cielo y te devorará a ti y a los cincuenta tuyos». Y bajó fuego desde el cielo y devoróle, y a los cincuenta de él.
11 Y prosiguió el rey y envió a él a otro príncipe cincuentenario y los cincuenta de él; y ascendió y habló el príncipe cincuentenario a él y dijo: «Hombre de Dios esto dice el rey: «Presto desciende».
12 Y respondió Elías y hablóle y dijo: «Si soy hombre de Dios, yo, bajará fuego desde el cielo y devorará a ti y los cincuenta tuyos». Y bajó fuego desde el cielo y devoróle y a los cincuenta de él.
13 Y prosiguió el rey todavía enviando a un caudillo y los cincuenta de él; y vino el príncipe cincuentenario el tercero y doblóse sobre sus rodillas delante de Elías y rogóle; y le habló y dijo: «Hombre de Dios, encarezca mi alma y el alma de estos siervos tuyos, los cincuenta en tus ojos;
14 he aquí ha bajado fuego desde el cielo y devorado a los dos príncipes cincuentenarios los primeros y a los cincuenta de ellos; y ahora encarezca ya mi alma en tus ojos».
15 Y habló un ángel del Señor a Elías y dijo: «Desciende con él: no temas a la faz de ellos». Y levantóse Elías y bajó con él al rey;
16 y hablóle y dijo Elías: «Esto dice el Señor: «¿Qué, por qué has enviado mensajeros a consultar en el Baal-mosca, dios de Acarón? ¿Por no haber Dios en Israel para consultar en palabra de él? ¿No es así? El lecho sobre el cual has subido, allí no bajarás de él; porque de muerte morirás».
17 Y murió según la palabra del Señor que habló Elías. Y reinó Joram, su hermano, en lugar de él, en año segundo de Joram, hijo de Josafat, rey de Judá; pues no tenía hijo.
18 Y lo demás de las palabras de Ocozías lo que hizo ¿no está, he aquí, esto escrito en libro de palabras de los días, para reyes de Israel? —Y Joram, hijo de Acab, reina sobre Israel en Samaria, años doce, en año décimo octavo de Josafat, rey de Judá; e hizo lo malo a faz del Señor; empero no como sus hermanos, ni como su madre; y quitó las columnas de Baal que hizo su padre, y destrozólas; empero a los pecados de casa de Jeroboam, quien hizo pecar a Israel, adhirió, ni se apartó de ellos. Y enfurecióse con ira el Señor contra la casa de Acab(c).
1 Asunción de Elías. Eliseo sana aguas. Los niños y los osos. Y aconteció, al asumir el Señor en retembla a Elías como al cielo, iba Elías y Eliseo, de Galgal.
2 Y dijo Elías a Eliseo: «Siéntate ahora aquí; porque Dios me ha enviado hasta Betel». Y dijo Eliseo: «¡Vive Señor y vive tu alma, si te he de abandonar!» Y vino a Betel.
3 Y vinieron los hijos de los profetas, los en Betel, a Eliseo y dijéronle: «¿Si has conocido que el Señor hoy toma a tu señor de sobre tu cabeza?» Y dijo: «También yo he conocido; callad».
4 Y dijo Elías a Eliseo: «Siéntate ahora aquí; porque el Señor me ha enviado a Jericó». Y dijo: «Vive el Señor y vive tu alma, si te he de abandonar!» Y vinieron a Jericó;
5 y acercáronse los hijos de los profetas de Jericó, a Eliseo y dijéronle: «¿Si has conocido que hoy toma el Señor a tu señor de sobre tu cabeza?». Y dijo: «También por cierto yo he conocido; callad».
6 Y díjole Elías: «Siéntate ahora aquí porque el Señor me ha enviado al Jordán». Y dijo Eliseo: «¡Vive Señor y vive tu alma si te he de abandonar!» Y fueron ambos
7 y cincuenta varones, hijos de los profetas, y paráronse frente a frente, en lontananza; y ambos paráronse sobre el Jordán.
8 Y tomó Elías su pellón y enrolló, y golpeó el agua; y hendióse el agua acá y acá; y pasaron ambos en seco.
9 Y aconteció al pasar ellos que Elías dijo a Eliseo: «Pide que te haga yo, antes de ser asumido yo de ti». Y dijo Eliseo: «Hágase ahora lo duplo en tu espíritu sobre mí».
10 Y dijo Elías: «Duro has sido para pedir; si me vieres asumido de ti, te será así; y, si no, no te habrá de ser».
11 Y aconteció, ellos caminando caminaban y hablaban; y he aquí que un carro de fuego y bridones de fuego, les dividieron en medio de entrambos; y asumido fue Elías en retemblor como al cielo.
12 Y Eliseo miraba y gritaba: «¡Padre, padre! carro de Israel y su auriga(a)». y no le vio más; y tomó sus vestiduras y rasgólas en dos rasgones.
13 Y levantó el pellón de Elías, que cayera sobre él; y volvió Eliseo y paróse sobre el labio del Jordán.
14 Y tomó el pellón Eliseo, el que cayó sobre él y golpeó el agua y dijo: «¿dónde está el Dios de Elías el eterno?»(b) Y golpeó las aguas y hendiéronse acá y acá, y pasó Eliseo.
15 Y viéronle los hijos de los profetas los en Jericó, frente a frente y dijeron: «Reposando está el espíritu de Elías sobre Eliseo.» Y vinieron a su encuentro y adoráronle sobre la tierra;
16 y dijéronle: «He aquí ahora, con tus niños, cincuenta varones, hijos de poder; yendo ahora busquen a tu señor, no sea que le haya alzado el espíritu del Señor y lanzádole en el Jordán o sobre uno de los montes o sobre una de las colinas»(c). Y dijo: «No enviéis».
17 Y obligáronle hasta avergonzarle, y dijo: «Enviad». Y enviaron cincuenta varones y buscaron tres días, y no le hallaron.
18 Y volvieron a él; y él sentado estaba en Jericó; y dijo Eliseo: «¿No os dije: «No vayáis»?
19 Y dijeron los varones de la ciudad a Eliseo: «He aquí la habitación de la ciudad, buena, según que el señor ve; y las aguas, malas, y la tierra abortiva(d)».
20 Y dijo Eliseo: «Tomadme una anforita nueva, y poned allí sal». Y tomaron y trajéronle.
21 Y salió Eliseo a la salida del agua y arrojó allá sal, y dijo: «Esto dice el Señor: «He sanado estas aguas; no será ya de allí muerte y abortiva».
22 Y sanaron las aguas desde este día, según la palabra de Eliseo, la que habló.
23 Y subió de allí a Betel; y, subiendo él en el camino, rapazuelos pequeños salieron de la ciudad, e íbanse burlando de él y decíanle: «Sube, calvo; sube, calvo».
24 y volvióse en pos de ellos y los vio y maldíjolos en nombre del Señor; y he aquí salieron dos osos del bosque y destrozaron de ellos, cuarenta y dos rapaces.
25 Y fue de allí, al monte: al Carmelo, y de allí retornó a Samaria.
1 Moab vencido. Agua sin lluvia. Y Joram, hijo de Acab, reinó en Israel, en el año décimoctavo de Josafat, rey de Judá; y reinó doce años.
2 E hizo lo malo en ojos del Señor; empero no como su padre, y no como su madre. Removió las columnas de Baal que hizo su padre;
3 empero al pecado de Jeroboam, hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel, se adhirió y no se apartó de él.
4 Y Mesa, rey de Moab, era pastor, y tributaba al rey de Israel, en(a) la rebelión, cien millares de corderos y cien millares de carneros con sus lanas.
5 Y aconteció, después de morir Acab, rebelarse el rey de Moab contra el rey de Israel.
6 Y salió el rey Joram, en aquel día, de Samaria; y revistó a Israel.
7 Y fue y envió cerca de Josafat, rey de Judá, diciendo: «El rey Moab se ha rebelado contra mí, ¿si irás conmigo contra Moab, en guerra»? Y dijo: «Subiré, el semejante a mí, semejante a ti; como mi pueblo, el pueblo tuyo; como mis bridones, los bridones tuyos».
8 Y dijo: «¿Por qué vía ascenderé»? Y dijo: «Vía desierta de Edom».
9 Y fue el rey de Israel y el rey de Judá y el rey de Edom; y rodearon camino de siete días; y no había agua para el campamento y las bestias las en sus pies(b).
10 Y dijo el rey de Israel: «¡Ay! que ha llamado el Señor a los tres reyes combatientes para entregarlos en mano de Moab».
11 Y dijo Josafat: «¿No hay aquí profeta del Señor, y buscaremos al Señor por él?» Y respondió uno de los niños del rey de Israel y dijo: «Aquí Eliseo, hijo de Safat, que derramaba agua sobre manos de Elías»(c).
12 Y dijo Josafat: «Tiene palabra del Señor». Y descendió a él, el rey de Israel; y Josafat, rey de Judá y rey de Edom.
13 Y dijo Eliseo al rey de Israel: «¿Qué a mí y a ti? Ve a los profetas de tu padre y los profetas de tu madre». Y díjole el rey de Israel: «No; sino que ha llamado el Señor a los tres reyes para entregarlos en manos de Moab».
14 Y dijo Eliseo: «¡Vive el Señor de los ejércitos, ante quien estoy, a faz de él, que, si el rostro de Josafat, rey de Judá, yo no considerase ¡si volviera los ojos a ti y mirárate!
15 Y ahora, tráeme un cantante». Y aconteció, al cantar el cantante, que vino sobre él la mano del Señor.
16 y dijo: «Esto dice el Señor: «Haced este torrente(d), fosos y fosos».
17 Porque esto dice el Señor: «No veréis viento y no veréis lluvia, y este torrente llenaráse de agua y beberéis vosotros y las bestias de vosotros;
18 y leve ésta(e) en ojos del Señor: también entregará a Moab en vuestra mano.
19 Y percutiréis toda ciudad fortificada y toda ciudad elegida; y todo leño bueno derribaréis; y todas fuentes de agua obstruiréis y toda parte buena inutilizaréis en piedras».
20 Y aconteció, al alba, subiendo la hostia, he aquí aguas venían camino de Edom y llenóse la tierra de agua.
21 Y toda Moab oyeron que subieron los tres reyes a guerrear contra ellos, y vociferaron de doquiera ceñidos de ceñidor. Y dijeron: «¡Oh!»; y pusiéronse en el confín(f).
22 Y madrugaron al alba; y el sol salió sobre las aguas; y vio Moab en frente las aguas rojas como sangre.
23 Y dijeron: «Sangre, ésta de espada; y se han combatido los reyes, y percutido, varón a su vecino; y ahora; sobre los despojos, Moab».
24 Y entraron en el campamento de Israel, e Israel levantóse y percutió a Moab, y huyeron a faz de ellos; y entraron llegándose e hirieron a Moab;
25 y las ciudades arrasaron; y a toda parte buena arrojaron varón la piedra y llenáronla; y toda fuente de agua obstruyeron; y todo leño bueno derribaron, hasta dejar las piedras del muro demolidas; y cercaron los honderos y percutiéronla.
26 Y vio el rey Moab que prevaleció sobre él la guerra, y tomó consigo setecientos varones desenvainando espada, para romper al través al rey de Edom, y no pudieron.
27 Y tomó al hijo suyo, al primogénito a quien enreyeciera en su lugar, y ofrecióle por holocausto sobre el muro; y vino arrepentimiento(g) grande contra Israel; y decamparon de él y retornaron a la tierra.
1 El aceite de la viuda. El hijo de la sunamita. Alimento sanado. Multiplicación de panes. Y mujer una de los hijos de los profetas clamaba a Eliseo, diciendo: «Tu siervo, mi marido murió, y tú conoces que tu siervo era temeroso del Señor; y el acreedor ha venido a tomarme los dos hijos míos para siervos».
2 Y díjola Eliseo: «¿Qué te he de hacer»? Cuéntame qué tienes en casa» Y ella dijo: «No tiene tu sierva nada en la casa sino una vasija con que me he de ungir, aceite».
3 Y díjola: «Ve, pídete vasos, de fuera, de todos tus vecinos; vasos vacíos; no te acortes.
4 Y entrarás y cerrarás la puerta tras de ti y tras tus hijos; e irás vertiendo aceite en todos estos vasos y el lleno alzarás».
5 Y retiróse de él. Y cerró la puerta tras sí y tras sus hijos; ellos acercábanse a ella y ella vertía hasta llenarse los vasos.
6 Y dijo a sus hijos: «Traedme todavía el vaso». Y dijéronla: «No hay ya vaso». Y paró el aceite.
7 Y vino y anunció al hombre de Dios, y dijo Eliseo: «Ve y vende el aceite; y pagarás tus deudas; y tú y tus hijos viviréis en el sobrante aceite».
8 Y vino un día, y pasó Eliseo a Samaria, y allí, una mujer grande, y retúvole a comer pan; y aconteció, al pasar él bastante, hospedábase allí a comer.
9 Y dijo la mujer a su marido: «He aquí ahora he conocido que es un hombre de Dios santo, éste que pasa por nosotros a menudo;
10 hagámosle ahora un terrado, lugar pequeño y pongámosle allí lecho, y mesa, y silla, y candelabro; y será, al pasar él a nosotros que se hospedará ahí».
11 Y aconteció un día que entró allí y hospedóse en el terrado y durmió allí.
12 Y dijo a Giezi, niñito suyo: «Llámame a la sunamita ésta». Y llamóla y paróse a faz de él.
13 Y díjole: «Dile ahora: «He aquí has salido de ti, por nosotros con esta salida(a); ¿qué hay que hacer por ti? ¿Si tienes palabra para el rey o para el príncipe de la milicia?» Pero ella dijo: «En medio del pueblo, yo soy, habito(b)».
14 Y dijo a Giezi: «¿Qué hay que hacer»? Y dijo Giezi el niñito de él: «A la verdad, hijo no tiene y su marido, anciano».
15 Y dijo: «Llámala». Y llamóla; y paróse a la puerta.
16 Y díjola Eliseo: «En este tiempo, al año, viviendo tú(c), abrazarás a un hijo». Mas ella dijo: «No, señor, hombre de Dios: no mientas a tu sierva».
17 Y concibió la mujer, y parió un hijo, en este tiempo, al año, viviendo; como le habló Eliseo.
18 Y creció el niñito; y aconteció, al salir su padre a los segadores,
19 dijo a su padre: «¡Mi cabeza! mi cabeza! «Y dijo al(d) niñito: «Llévale a su madre»,
20 Y llevóle a su madre, y durmió sobre sus rodillas hasta mediodía, y murió.
21 Y subióle y acostóle en el lecho del hombre de Dios y cerró tras él y salió;
22 y llamó a su marido y le dijo: «Envíame ahora uno de los niñitos y una de las asnas, y correré hasta el hombre de Dios, y volveré».
23 Y dijo: «¿Qué por qué tú has de ir a él hoy, no(e) neomenia, ni sábado?» Y ella dijo: «Paz»(f).
24 Y aparejó el asna y dijo a su sirviente: «Anda, camina; no me detengas en el marchar, sino diciéndote yo;
25 ¡Acá! e irás y vendrás al hombre de Dios, al monte, al Carmelo»(g). Y fue y vino hasta el hombre de Dios, al monte, y aconteció, al verla Eliseo venir, dijo a Giezi, su mozo: «He ahí ahora a la sunamita aquella;
26 ya corre a su encuentro, y dirás: «¿La paz a ti? ¿La paz a tu marido? ¿La paz a tu niñito?» Y ella dijo: «Paz».
27 Y vino a Eliseo al monte y estrechóle los pies y acercóse Giezi a quitarla: Y dijo Eliseo: «Déjala, que el alma de ella, muy dolorida en ella, y el Señor ha ocultado de mí, y no anunciádome».
28 Y ella dijo: «¿Acaso he pedido hijo a mi señor? ¿Que no dije: «No me engañes?».
29 Y dijo Eliseo a Giezi: «Ciñe tu lomo, y toma mi báculo en tu mano, y ve, que, si hallares varón, no le bendigas(h) y si te bendijere varón, no le respondas; y pondrás mi báculo sobre el rostro del niñito».
30 Y dijo la madre del niñito: «¡Vive Señor y vive tu alma, si te he de dejar!» Y levantóse Eliseo y fue en pos.
31 Y Giezi pasó delante de ella y puso el báculo sobre el rostro del niñito; y no había voz, y no había oído; y volvió al encuentro de él y anuncióle diciendo: «No ha despertado el niñito».
32 Y entró Eliseo en la casa, y he aquí el niñito muerto recostado en el lecho de él.
33 Y entró Eliseo en la casa y cerró la puerta tras los dos ellos, y oró al Señor.
34 Y subió y acostóse sobre el niñito, y puso su boca sobre la boca de él; y sus ojos sobre los ojos de él, y sus manos sobre las manos de él y encogióse sobre él; y fue calentándose la carne del niñito.
35 Y volvió y anduvo en la casa acá y acá; y subió y encogióse, juntándose, sobre el niñito hasta siete veces(i); y abrió el niñito sus ojos.
36 Y voceó Eliseo a Giezi y dijo: «Llama a esa sunamita». Y llamóla y entró a él, y dijo Eliseo: «Toma tu hijo»
37 Y entró la mujer y cayó sobre los pies de él, y adoró en la tierra; y tomó su hijo y salió.
38 Y Eliseo volvió a Gálgala; y había hambre en la tierra; y los hijos de los profetas asentáronse a faz de él; y dijo Eliseo a su criado: «Pon la olla la grande, y cuece cocimiento a los hijos de los profetas».
39 Y salió al campo a recoger hierbas, y halló una vid en el campo y recogió de ella coloquíntida silvestre, lleno su manto; y viniendo, echó en la olla del cocimiento; pues no conocían.
40 Y toca a los varones comer; y aconteció, al comer ellos del cocimiento, que gritaron y dijeron: «¡Muerte en la olla, hombre de Dios!». Y no pudieron comer.
41 Y dijo: «Tomad harina y echad en la olla». Y dijo Eliseo a Giezi a su criado: «Vacía para el pueblo, y coman». Y no hubo allí ya palabra mala en la olla.
42 Y un varón pasó de Baal-Salisá y trajo al hombre de Dios, de primicias veinte panes cebadeños y masas; y dijo: «Dad al pueblo, y coman».
43 Y dijo su servidor: «¿Qué doy esto delante de cien varones?» Y dijo: «Dad al pueblo, y coman, pues esto dice el Señor: «Comerán y dejarán».
44 Y dio a faz de ellos, y comieron y dejaron; según la palabra del Señor.
1 Naamán sana de la lepra. Enferma de ella Giezi. Y Naamán, el príncipe del ejército de Siria era varón grande a faz de su señor, y muy admirado de rostro, pues en él dio el Señor salud a Siria; y el varón era poderoso en fuerza; pero estaba leproso.
2 Y Siria —salieron sólo ceñidos(a), y cautivaron de tierra de Israel, a una niñita pequeña; y estaba a faz de la mujer de Naamán.
3 Pero ella dijo a su señora: «¡Ojalá mi señor(b), a faz del profeta de Dios, del de Samaria! —entonces le librará de la lepra de él».
4 Y entró(c) y contó a su señor; y dijo: «Así y así ha hablado la niña, la de tierra de Israel».
5 Y dijo el rey de Siria a Naamán: «Ve, entra; y enviaré un librito al rey de Israel». Y fue y tomó en su mano diez talentos de plata y seis mil áureos y diez estolas de mudar.
6 Y llevó el librito al rey de Israel, diciendo: «Y ahora cuando llegue este librito a ti, he aquí yo he enviado cerca de ti a Naamán, tu siervo, y le librarás de su lepra».
7 Y aconteció cuando leyó el rey de Israel el librito que rasgó sus vestiduras, y dijo: «¿Soy Dios yo para matar y vivificar, que éste envía a mí para que yo libre a un varón de su lepra? Pues bien: conoced ahora y ved qué pretexta(d) éste conmigo».
8 Y aconteció, al oír Eliseo, hombre de Dios, que rasgó el rey de Israel sus vestiduras que envió cerca del rey de Israel diciendo: «¿Por qué has rasgado tus vestiduras? Venga ahora a mí Naamán y conozca que hay profeta en Israel».
9 Y vino Naamán en caballo y carro y paró a puerta de casa de Eliseo.
10 Y envióle Eliseo un mensajero, diciendo: «Yendo, báñate siete veces en el Jordán, y mudarásete tu carne y te depurarás».
11 Y airóse Naamán y se retiró y dijo: «He aquí he dicho: «A mí seguramente saldrá, y detendráse e invocará en el nombre de su Dios, y pondrá su mano sobre el sitio y despedirá lo leproso;
12 ¿acaso no son buenos Abaná y Farfar, ríos de Damasco, sobre todas las aguas de Israel? ¿Acaso yendo, no he de bañarme en ellos y me depuraré?» Y apartóse y se fue con ira.
13 Y llegáronse sus siervos y le hablaron: «Padre, gran palabra te ha hablado el profeta: ¿acaso no harás lo que te dijo: «Báñate y te depurarás?».
14 Y descendió Naamán y sumergióse en el Jordán siete veces, según la palabra de Eliseo, y mudóse su carne, como carne de pequeñuelos, y se depuró.
15 Y volvió a Eliseo, él y todo su real y vino y detúvose a faz de él y dijo: «He aquí he conocido que no hay Dios en toda la tierra sino sólo en Israel; y ahora toma la bendición de tu siervo».
16 Y dijo Eliseo: «¡Vive Señor, ante quien estoy, a faz de él, no he de tomar!» Y forzóle mucho para que tomase; y no obedeció.
17 Y dijo Naamán: «Y si no, dése ya a tu siervo una carga(e): un par de(f) mulas; pues no hará ya tu siervo holocausto y hostia a dioses otros, sino al Señor con esta palabra(g).
18 Y se apiadará el Señor de tu siervo al entrar mi señor en casa de Remón, a adorar allí; y él reposará sobre mi mano, y adoraré en casa de Remón, al adorar él en casa de Remón; y se apiadará ya el Señor de tu siervo, en esta palabra».
19 Y dijo Eliseo a Naamán: «Ve a paz». Y retiróse, de él, un trecho de tierra.
20 Y dijo Giezi, el criado de Eliseo: «He aquí ha perdonado mi señor a Naamán, a este siro, no tomando de su mano lo que trajera; ¡vive el Señor! que —si no he de correr tras él y tomar de él algo».
21 Y fue corriendo Giezi tras de Naamán. Y vióle Naamán correr tras sí, y volvió del carro a su encuentro y dijo: «¿Paz?»
22 Y dijo: «Paz ¡mi señor me ha enviado, diciendo: «He aquí ahora han venido a mí dos niñitos de monte Efraín, de los hijos de los profetas, dadles ya un talento de plata y dos estolas de mudar».
23 Y dijo: «Toma un doble talento de plata en dos sacos y dos estolas de mudar. «Y dio sobre dos criados suyos y llevaron delante de él.
24 Y vino a lo tenebroso y tomó de la mano de ellos y guardó en su casa y despidió a los varones; y se fueron.
25 Y él entró y púsose ante su señor, y díjole Eliseo: «¿De dónde Giezi?» Y dijo Giezi: «No ha ido tu siervo acá ni acá».
26 Y díjole Eliseo: «¿Acaso mi corazón no fue contigo, cuando volvió el varón, del carro, a tu encuentro? Y ahora has tomado la plata, y ahora has tomado las vestiduras y olivares y viñas; y ovejas y vacas; y niños y niñas;
27 y la lepra de Naamán se pegará en ti y en tu simiente por el siglo». Y salió de ante la faz de él, leproso como la nieve.
1 Hierro nadando. Siros cegados. Hambre. Y dijeron los hijos de los profetas a Eliseo: «He aquí ahora el lugar en que nosotros habitamos ante ti es angosto para nosotros;
2 vamos ya hasta el Jordán y tomemos de allí varón uno, viga una y hagámonos(a) allí para habitar allí». Y dijo: «Id».
3 Y dijo el uno: «Ahora ven con tus siervos». Y dijo: «Yo iré».
4 Y fue con ellos y vinieron al Jordán y cortaron los leños.
5 Y he aquí el uno derribando la viga, y el hierro se le cayó al agua, y gritó y dijo: «Oh señor, y él ocultado(b)».
6 Y dijo el hombre de Dios: «¿Dónde cayó?» Y mostróle el lugar. Y cortó leño y arrojó allí, y sobrenadó el hierro.
7 Y ha dicho: «Alzatelo». Y extendió la mano y cogiólo.
8 Y el rey de Siria estaba guerreando contra Israel, y consultóse con sus servidores, diciendo: «En tal y tal sitio acamparé».
9 Y envió Eliseo cerca del rey de Israel, diciendo: «Guárdate de pasar por ese sitio, pues allí Siria está oculta».
10 Y envió el rey de Israel al sitio que le dijo Eliseo, y apartóse de él y guardóse de allí, no una vez ni dos(c).
11 Y desasosegóse el alma del rey de Siria por esta palabra; y llamó a sus niños y les dijo: «¿No me anunciaréis quien me traiciona ante el rey de Israel?».
12 Y dijo uno de sus niños: «No, no mi señor rey; que Eliseo, el profeta, el de Israel, anuncia al rey de Israel todas las palabras que hablan en el secreto de tu alcoba».
13 Y dijo: «Id, ved dónde esté, y enviando, tomárele». Y anunciáronle, diciendo: «He aquí, en Dotán».
14 Y envió allá caballo y carro y fuerza pesada; y vinieron de noche y cercaron la ciudad.
15 Y madrugó el servidor de Eliseo a levantarse y salió; y he aquí, vio fuerza rodeando la ciudad, y caballo y carro; y díjole el mozo: «Oh señor ¿cómo haremos?»
16 Y dijo Eliseo: «No temas, porque más son los que están con nosotros que con ellos».
17 Y oró Eliseo y dijo: «Señor, abre ahora los ojos del criado y que vea». Y abrió el Señor los ojos de él, y vio; y he aquí el monte, lleno de bridones y carros de fuego(d), en contorno de Eliseo;
18 y bajaron a él. Y oró Eliseo al Señor y dijo: «Hiere ahora a esta gente con ceguedad». E hiriólos con ceguedad, según la palabra de Eliseo.
19 Y díjoles Eliseo: «No ésta, no es la ciudad, y éste el camino; venid en pos de mí y os llevaré al varón que buscáis». Y desviólos hacia Samaria.
20 Y aconteció, cuando entraron en Samaria, que dijo Eliseo: «Abre ahora, Señor, sus ojos, y vean». Y abrió el Señor sus ojos, y vieron; y he aquí, estaban en medio de Samaria.
21 Y dijo el rey de Israel a Eliseo cuando le vio: «¿Si hiriendo los heriré, padre?».
22 Y dijo: «No herirás, ¿Acaso a los que hubieres prendido en tu espada y tu arco, hieres? Sírveles panes y agua a faz de ellos, y coman y beban; y váyanse a su señor».
23 Y sirvióles servicio grande, y comieron y bebieron; y despidiólos, y fuéronse a su señor. Y no volvieron ya solo-ceñidos de Siria a venir a tierra de Israel.
24 Y aconteció, después de esto, que juntó Benadab, rey de Siria, todo su campamento; y subió y cercó a Samaria.
25 Y hubo hambre grande en Samaria; y he aquí cercáronla hasta que estuvo una cabeza de asno a ochenta(e) de plata, y un cuarto de cabo(f) de estiércol de paloma(g), a cinco de plata.
26 Y estaba el rey de Israel andando sobre el muro; y una mujer gritóle, diciendo: «Sálvame, señor rey».
27 Y díjole el rey: «Acaso te salve el Señor. ¿De dónde te salvaré? ¿acaso de la trilla o del lagar?».
28 Y díjole el rey: «¿Qué tienes?» Y dijo la mujer: «Esta mujer me dijo: «Dame tu hijo, y le comeremos hoy; y a mi hijo le comeremos mañana».
29 Y cocimos mi hijo y lo comimos, y le dije al día el segundo: «Dame tu hijo, y le comeremos; y ocultó su hijo».
30 Y aconteció, al oír el rey de Israel estas palabras, rasgó sus vestiduras (y él andaba sobre el muro) y vio el pueblo el saco sobre su carne adentro.
31 Y dijo: «Esto hágame Dios y esto añádame, si quedare la cabeza de Eliseo sobre él hoy».
32 Y Eliseo sentado estaba en su casa, y los ancianos, sentados con él. Y envió a un varón delante de su rostro antes de venir el mensajero a él, y él dijo a los ancianos: «¿Si sabéis que ha enviado este hijo de homicida a cortar mi cabeza? Ved, cuando llegare el mensajero, de cerrar la puerta y estrechadle en la puerta; ¿qué no se oye la voz de los pies de su señor tras él?»
33 Aún hablando él con ellos he aquí un mensajero bajó a él y dijo: «He aquí este mal, del Señor ¿qué he de esperar ya más en el Señor?».
1 Descerco de Samaria. Derrota de Siria. Y dijo Eliseo: «Oyete(a) la palabra del Señor: «Esto dice el Señor: Tal como esta hora, mañana, estará un celemín de harina flor a un siclo, y un doble celemín de cebada, a un siclo en las puertas de Samaria».
2 Y respondió el asistente sobre el cual el rey se apoyaba sobre la mano de él, a Eliseo, y dijo: «He aquí hará el Señor cuando abra cataratas en el cielo; ¿Acaso será esta palabra?» Y Eliseo dijo: «He aquí tú lo verás con tus ojos; pero no lo comerás».
3 Y cuatro varones estaban leprosos a la puerta de la ciudad, y dijo varón a su vecino: «¿Qué estamos nosotros sentados aquí hasta morir?
4 Si dijéremos: Entremos en la ciudad, hay hambre en la ciudad y moriremos allí; y si estuviéremos aquí sentados, también moriremos; y ahora vamos y caigamos en el campamento de Siria; si nos prendieren vivos, vivos estamos; y si nos mataren, muertos».
5 Y levantáronse en las tinieblas a entrar en el campamento de Siria; y he aquí que no hay varón allí.
6 Y Señor oíble hiciera a Siria voz de carro, y voz de bridón, voz de ejército grande, y dijo el varón a su hermano: «Ahora asalarió sobre nosotros el rey de Israel a los reyes de los heteos y a los reyes de Egipto a venir sobre nosotros».
7 Y levantáronse y escapáronse en las tinieblas y abandonaron sus tiendas, y sus bridones y sus asnos en el campamento, como está; y huyeron por su alma.
8 Y entraron estos leprosos hasta parte del campamento, y entraron en una tienda y comieron y bebieron, y llevaron de allí plata, y oro y vestuario; y fuéronse y ocultaron, y volvieron de allí,, y entraron en otra tienda, y tomaron de allí y fuéronse y ocultaron bien.
9 Y dijo el varón a su vecino: «No, no. ¿Así nosotros hacemos? Este día, día de buena nueva es ¿y nosotros callaremos y aguardaremos a luz del alba y hallaremos iniquidad?(b). Y ahora, vamos y entremos y anunciemos a la casa del rey».
10 Y entraron y vocearon a la puerta de la ciudad, y anunciáronles diciendo: «Hemos entrado en el campamento de Siria; y he aquí no hay allí varón ni voz de hombre, sino solo caballos atados y asnos atados y las tiendas de ellos, como están»(c).
11 Y vocearon los porteros y anunciaron a la casa del rey adentro.
12 Y levantóse el rey de noche y dijo a sus servidores: «Os anunciaré ahora lo que os ha hecho Siria: han conocido que estábamos hambreados nosotros y han salido del campamento y ocultádose en el campo, diciendo: «Que saldrán de la ciudad, y les cogeremos vivos, y en la ciudad entraremos».
13 Y respondió uno de sus servidores y dijo: «Tomen ahora cinco de los caballos, los abandonados, los que se abandonaron aquí, porque he aquí son al par de toda la multitud de Israel la restante, y enviaremos allí y veremos».
14 Y tomaron a dos aurigas de bridones; y envió el rey de Israel tras el rey de Siria, diciendo: «Id y ved».
15 Y fueron tras ellos hasta el Jordán, y he aquí todo el camino lleno de vestidos y enseres que arrojó Siria, al aterrarse; y tomaron los mensajeros y anunciaron al rey.
16 Y salió el pueblo y despojaron el campamento de Siria, y estuvo el celemín de harina flor a siclo y el doble celemín de cebada a siclo.
17 Y el rey puso al asistente sobre el cual el rey se apoyaba —sobre la mano de él, sobre la puerta y le conculcó el pueblo en la puerta y murió, según lo que habló el hombre de Dios, el que habló al venir el mensajero a él.
18 Y aconteció, según lo que habló Eliseo al rey, diciendo: «Un doble celemín de cebada, a siclo y celemín de harina flor, a siclo; y será como a la hora, mañana en la puerta de Samaria».
19 Y respondiera el asistente a Eliseo y dijera: «¡He aquí Señor que él hace cataratas en el cielo! ¿acaso será esta palabra?». Y dijera Eliseo: «He aquí verás con tus ojos; y de ahí no comerás, no».
20 Y aconteció así; y conculcáronle el pueblo en la puerta y murió.
1 La sunamita. Hazael, Joram, Ocozías. Y Eliseo habló a la mujer cuyo hijo vivificara, diciendo: «Levántate y ve tú y tu casa, y peregrina a donde peregrinares; pues ha llamado Señor hambre sobre la tierra y está ya viniendo sobre la tierra siete años».
2 Y levantóse la mujer, e hizo según la palabra de Eliseo y fuese ella y su casa; y peregrinara en tierra de filisteos siete años.
3 Y aconteció, después del fin de los siete años, que volvió la mujer de tierra de filisteos a la ciudad y vino a clamar al rey por la casa de ella y los campos de ella.
4 Y el rey hablaba a Giezi, el servidor de Eliseo, el hombre de Dios, diciendo: «Cuéntame ahora todas las grandezas que ha hecho Eliseo».
5 Y aconteció, contando él al rey cómo vivificó al hijo muerto, que llegó la mujer, cuyo hijo vivificara Eliseo, clamando al rey por la casa de ella y los campos de ella. Y dijo Giezi: «Señor rey, ésta es la mujer, y éste el hijo de ella, al que vivificó Eliseo».
6 Y preguntó el rey a la mujer, y contóle; y diola el rey un eunuco, diciendo: «Devuelve todo lo de ella y todos los frutos del campo, desde el día que dejó la tierra hasta ahora mismo».
7 Y vino Eliseo a Damasco; y Benadab, rey de Siria estaba enfermo; y anunciáronle, diciendo: «Ha llegado el hombre de Dios hasta aquí».
8 Y dijo el rey a Hazael: Toma en tu mano dádiva y ve al encuentro del hombre de Dios, y busca al Señor por medio de él, diciendo: «¿Si viviré de esta enfermedad mía?».
9 Y fue Hazael a su encuentro y tomó dádiva en su mano y todos los bienes de Damasco, carga de cuarenta camellos, y vino y detúvose delante de él y dijo a Eliseo: «Tu hijo Benadab, rey de Siria, me ha enviado a ti a preguntar, diciendo: «¿Si viviré de esta enfermedad mía?»
10 Y dijo Eliseo: «Ve, di: «¡Con vida vivirás!»— y me ha manifestado el Señor que de muerte morirás(a)».
11 Y detúvose con el rostro y clavó hasta la confusión; y lloró el hombre de Dios.
12 Y dijo Hazael: «¿Qué por qué mi señor llora»? Y dijo: «Porque sé cuantos males harás a los hijos de Israel: sus fortalezas echarás al fuego; y sus elegidos en espada matarás; y sus pequeñuelos estrellarás y sus preñadas desgarrarás».
13 Y dijo Hazael: «¿Quién es tu siervo, el perro, el muerto, para que haga esta palabra?» Y dijo Eliseo: «Me ha manifestado el Señor que reinarás sobre Siria».
14 Y fuese de Eliseo, y entró a su señor; y díjole: «Qué te dijo Eliseo?» Y dijo: «Díjome: «Con vida vivirá»:
15 Y aconteció al siguiente día tomó el cobertor y mojó en agua y puso en torno sobre el rostro de él; y murió. Y reinó Hazael en su lugar.
16 En año quinto para Joram, hijo de Acab, rey de Israel, reinó Joram, hijo de Josafat, rey de Judá.
17 Hijo de treinta y dos años era, al reinar, y ocho años reinó en Jerusalén.
18 Y anduvo en caminos de reyes de Israel, según que lo hizo la casa de Acab; pues hija de Acab era su mujer; e hizo lo malo a faz del Señor.
19 Y no quiso el Señor perder a Judá, por David, su siervo; según que dijo darle lámpara y a sus hijos todos los días.
20 En sus días rebelóse Edom de debajo de mano de Judá, y enreyeció sobre sí rey.
21 Y subió Joram a Seirá y todos los carros los con él; y aconteció, subiendo él de noche, que percutió a los idumeos los que estaban en contorno sobre él y a los príncipes de los carros; y huyó el pueblo(b) a sus tiendas.
22 Y rebelóse Edom de debajo de la mano de Judá hasta este día. Entonces rebelóse Lobná en aquella sazón.
23 Y lo demás de las palabras de Joram, y todo cuanto hizo ¿no está, he aquí, todo escrito en el libro de palabra de los días para los reyes de Judá?
24 Y durmióse Joram con sus padres y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David, su padre; y reinó Ocozías,, su hijo en lugar de él.
25 En año duodécimo, para Joram, hijo de Acab, rey de Israel; reinó Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá.
26 Hijo de veintidós años, Ocozías, al reinar, y año uno reinó en Jerusalén; y nombre de su madre Atalía, hija de Amrí, rey de Israel.
27 Y anduvo en el camino de la casa de Acab e hizo lo malo a faz del Señor, tal como la casa de Acab; pues, yerno de la casa de Acab es;
28 y fue con Joram, hijo de Acab en guerra con Hazael, rey de Siria en Ramot Galaad, e hirieron los siros a Joram.
29 Y volvióse el rey Joram para curarse en Israel de las heridas con que le hirieran en Ramot Galaad; al guerrear él con Hazael, rey de Siria; y Ocozías hijo de Joram, rey de Judá, bajó a ver a Joram, hijo de Acab, en Jezrael, pues enfermo estaba él.
1 Joram y Ocozías muertos. Jezabel devorada de perros. Y Eliseo, el profeta llamó a uno de los hijos de los profetas y díjole: «Ciñe tu lomo y toma la redoma del óleo en tu mano y ve a Ramot Galaad.
2 Y entrarás allí y verás allí a Jehú, hijo de Josafat, hijo de Namsí; y entrarás y le suscitarás de en medio de sus hermanos y le llevarás a la alcoba en alcoba(a).
3 Y tomarás la redoma del óleo y derramarás sobre su cabeza; y di: «Esto dice el Señor: «Ungídote he en rey sobre Israel», y abrirás la puerta y huirás y no quedarás».
4 Y fue el jovencillo, el profeta, a Ramot Galaad;
5 y entró; y he aquí los príncipes del ejército estaban sentados, y dijo: «Palabra tengo para ti, el príncipe». Y dijo Jehú: «¿Para quién de todos nosotros?» Y dijo: «Para ti, el príncipe».
6 Y levantóse y entró en la casa, y derramó el óleo sobre la cabeza de él y dijo: «Esto dice el Señor, el Dios de Israel: «Ungídote he en rey sobre pueblo del Señor, sobre Israel.
7 Y exterminarás la casa de Acab, tu señor, de mi rostro y vindicarás las sangres de todos los siervos del Señor, de mano de Jezabel;
8 y de mano de toda la casa de Acab; y exterminarás, a la casa de Acab, meante en pared, y a pegado y dejado(b) en Israel;
9 y daré(c) la casa de Acab como la casa de Jeroboam, hijo de Nabat, y como la casa de Baasá, hijo de Aquiá;
10 y a Jezabel devorarán los perros en la parte de Jezrael; y no hay quien entierre». Y abrió la puerta y huyó.
11 Y Jehú salió a los niños, del señor de él, y le dijeron: «¿Paz? ¿Qué por qué ha entrado este mentecato a ti?» Y díjoles: «Vosotros conocéis al varón y su charlatanería».
12 Y dijeron: «¡Desatino! cuéntanos ya». Y díjoles Jehú: «Así y así me habló diciendo; y dijo: Esto dice el Señor: «Ungídote he en rey sobre Israel».
13 Y, oyendo, apresuráronse y tomó cada cual su vestimenta y pusieron por debajo de él sobre el cuerpo de las gradas y trompetearon en cuerno y dijeron: «Reinando está Jehú».
14 Y volvióse Jehú, hijo de Josafat, hijo de Namsí, contra Joram; y Joram mismo custodiaba en Ramot Galaad, él y todo Israel, de faz de Hazael, rey de Siria,
15 y volviera Joram, el rey, a curarse en Jezrael, de las heridas con que le hirieran los siros, al guerrear él con Hazael, rey de Siria. Y dijo Jehú: «Si está vuestra alma conmigo, no salga de la ciudad fugitivo a ir y anunciar en Jezrael».
16 Y montó y fue Jehú y bajó a Jezrael; pues Joram, rey de Israel curábase en Jezrael de los saetazos con que le asaetearon los arameos, en Ramot, en la guerra con Hazael rey de Siria, pues él, un poderoso y varón de poder; y Ocozías, rey de Judá, bajara a ver a Joram.
17 Y el atalaya subió a la torre de Jezrael y vio la polvareda de Jehú, al acercarse él, y dijo: «Polvareda yo veo». Y dijo Joram: «Toma auriga y envía delante de ellos, y diga: «La Paz».
18 Y fue un auriga de bridón al encuentro de ellos. Y dijo: «Esto dice el rey: «La paz». Y dijo Jehú: «¿Qué a ti y paz? «Vuélvete en mi pos», y anunció el atalaya, diciendo: «Llegó el mensajero a ellos, y no ha vuelto».
19 Y envió auriga de bridón, segundo, y vino a él y dijo: «Esto dice el rey: «La paz». Y dijo Jehú: «¿Qué a ti y paz? Vuélvete en mi pos».
20 Y anunció el atalaya, diciendo: «Llegó hasta ellos y no ha vuelto; y el que tira, tirando está— a Jehú, hijo de Namsí, que de confundirlo es con él».
21 Y dijo Joram: «Unce». Y unció su carro, y salió Joram rey de Israel, y Ocozías, rey de Judá, varón(d) en su carro y salieron al encuentro de Jehú. Y halláronle en la parte de Nabot el jezrahelita.
22 Y aconteció, como vio Joram a Jehú, dijo: «¿La paz, Jehú?» Y dijo Jehú: «¿Qué? ¿Paz? Todavía las ramerías de Jezabel, tu madre, y los tósigos de ella, los muchos»
23 Y volvió Joram sus manos y huyó. Y dijo a Ocozías: «¡Traición, Ocozías!».
24 Y llenó Jehú su mano(e) en el arco; e hirió a Joram en medio de sus brazos; y salió el dardo de él por su corazón; y doblóse sobre sus rodillas.
25 Y dijo a Badacer, su asistente: «Arrójale a la parte del campo de Nabot, el jezrahelita; pues me acuerdo, yo y tú, subidos en carros en pos de Acab, su padre, que el Señor tomó sobre él esta palabra».
26 «¡Si no las sangres de Nabot y las sangres de los hijos de él, he visto ayer, dice el Señor; y le retribuiré en esta parte! dice el Señor». «¡Y ahora alzando ya arrójale a la parte, según la palabra del Señor».
27 Y Ocozías, rey de Judá, vio y huyó camino de Casa de huerto; y persiguióle en pos Jehú, y dijo: «¡También a ése!» Y le percutió en el carro, al ascender a Gaí, ésta es: Yeblaam; y huyó a Magedó; y murió allí.
28 Y subiéronle sus niños al carro y lleváronle a Jerusalén, y sepultáronle en el sepulcro, con sus padres, en la ciudad de David.
29 Y en año undécimo de Joram, rey de Israel, reinara Ocozías sobre Judá.
30 Y vino Jehú a Jezrahel; y Jezabel oyó y estibió(f) sus ojos, y alindó su cabeza y asomóse por la ventana.
31 Y Jehú entraba por la ciudad; y dijo: «¿La paz a Zambrí, el matador de su señor?».
32 Y alzó el rostro de él a la ventana y la vio, y dijo: «¿Quién eres tú? Baja conmigo»(g). E inclináronse a él dos eunucos.
33 Y dijo: «Precipitadla». Y precipitáronla, y salpicóse de su sangre por la pared y por los caballos; y conculcáronla.
34 Y entró, y comió y bebió; y dijo: «Id a ver ahora a esta maldita, y sepultadla, porque hija del rey es».
35 Y fueron para sepultarla, y no hallaron en ella otra cosa que el cráneo y los pies y las palmas de las manos.
36 Y volvieron y anunciáronle; y dijo: «Palabra del Señor la que habló en manos de Elías; el tesbita, diciendo: En la parte de Jezrahel devorarán los perros las carnes de Jezabel;
37 y serán los restos de Jezabel como estiércol sobre la faz del campo en la parte de Jezrahel, al punto de no decir ellos: ¡Jezabel!(h)».
1 Muerte de los hijos de Acab y de los hermanos de Ocozías. Jonadab. Fin del culto de Baal. Muerte de Jehú. Y tenía Acab setenta hijos en Samaria; y escribió Jehú carta y envió a Samaria, a los príncipes de Samaria, y a los ancianos, y a los ayos de Acab, diciendo:
2 «Y ahora cuando llegare esta carta a vosotros (y con vosotros(a); los hijos de vuestro señor, y con vosotros, el carro y los caballos, y ciudades fortificadas y las armas);
3 veréis al bueno y al recto entre los hijos de vuestro señor, y ponedle sobre el trono de su padre; y guerread por la casa de vuestro señor».
4 Y temieron sobremanera, y dijeron: «He aquí los dos reyes no subsistieron ante su faz ¿cómo subsistiremos nosotros?»
5 Y enviaron los sobre la casa, y los sobre la ciudad, y los ancianos y los ayos a Jehú, diciendo: «Servidores tuyos somos nosotros, y cuanto nos dijeres, haremos; no enreyeceremos varón; lo bueno en tus ojos haremos».
6 Y escribióles Jehú una segunda carta, diciendo: «Si míos, vosotros; y la voz mía vosotros escucháis, tomad la cabeza de varones de los hijos de vuestro señor y traédmela como a la hora, mañana, a Jezrahel». Y los hijos del rey eran setenta varones; —éstos, magnates de la ciudad criábanles.
7 Y aconteció cuando llegó la carta a ellos, tomaron a los hijos del rey y degolláronles, a setenta varones; y pusieron sus cabezas en cestos y enviáronlas a él, a Jezrahel.
8 Y vino el mensajero y anunció, diciendo: «Han traído las cabezas de los hijos del rey». Y dijo: «Ponedlas a dos montones, a la entrada de la puerta, al alba».
9 Y amaneció, y salió y púsose y dijo a todo el pueblo: «Inocentes vosotros; he aquí —yo soy—(b), me crié con vuestro señor, y le maté; y ¿quién ha percutido a todos estos?
10 Ves, por lo tanto, que no ha caído de la palabra del Señor en la tierra, la que habló el Señor sobre la casa de Acab; y el Señor hizo cuanto halló en mano de su siervo Elías».
11 Y percutió Jehú a todos los dejados en la casa de Acab, en Jezrahel; y a todos los magnates de él, y los conocidos de él, y los sacerdotes de él, hasta no dejar de él reliquia.
12 Y levantóse y fue a Samaria. El(c), en «Casa —junta de pastores»(d), en el camino.
13 Y Jehú habló a los hermanos de Ocozías, rey de Judá, y dijo: «¿Quiénes, vosotros?» Y dijeron: «Hermanos de Ocozías, nosotros y hemos bajado a paz(e) de los hijos del rey y de los hijos de la dominadora».
14 Y dijo: «Cogedles vivos». Y cogiéronles vivos y degolláronles en Casa-junta: cuarenta y dos varones, no dejaron varón de entre ellos.
15 Y fue de allí, y halló a Jonadab, hijo de Recab, que venía a su encuentro, y bendíjole. Y le dijo Jehú: «¿Si es recto tu corazón con mi corazón, como lo es mi corazón con el tuyo?» Y dijo Jonadab: «Es». Y dijo Jehú: «Y si es, dame tu mano». Y diole su mano y subióle a sí, al carro;
16 y díjole: «Ven conmigo, y veme en celar al Señor». Y sentóle en su carro.
17 Y entró en Samaria; y percutió a todos los sobrevivientes de Acab, hasta exterminarle; según la palabra del Señor, la que habló a Elías.
18 Y congregó Jehú todo el pueblo y les dijo: « Acab sirvió a Baal poco; Jehú servirále mucho.
19 Y ahora todos los profetas de Baal, a todos los siervos de él y los sacerdotes de él llamad a mí; varón no se eche menos; pues haré un sacrificio grande, para Baal; todo el que fuere echado menos, no vivirá» Y Jehú hizo con suplantación, para perder a todos los siervos de Baal.
20 Y dijo Jehú: «Santificad una festividad a Baal». Y pregonaron.
21 Y envió Jehú por todo Israel, diciendo: «Y ahora todos los siervos y todos los sacerdotes de él, y todos los profetas de él nadie se quede, pues sacrificio grande hago; el que se quedare, no vivirá». Y vinieron todos los siervos de Baal, y todos los sacerdotes de él y todos los profetas de él; no quedó varón que no llegó; y entraron en la casa de Baal, y llenóse la casa de Baal, boca a boca.
22 Y dijo al cuidador de la casa de vestimentas: «Saca vestuario para todos los siervos de Baal». Y trájoles el vestimentero.
23 Y entró Jehú y Jonadab, hijo de Recab en casa de Baal, y dijo a los siervos de Baal: «Juzgad y ved si hay, con vosotros, de los siervos del Señor; —porque no más que los siervos de Baal solísimos».
24 Y entró a hacer los sacrificios y los holocaustos; y Jehú dispúsose fuera ochenta varones y dijo: «Varón que salvare de los varones que yo subiere sobre vuestra mano, —el alma de él por el alma suya».
25 Y aconteció, cuando se terminó de hacer el holocausto, dijo Jehú a los corredores y asistentes: «Entrando percutidlos; no salga de entre ellos varón». Y percutiéronlos en boca de espada, y arrojaron los corredores y asistentes; y fueron hasta la ciudad de casa de Baal,
26 y sacaron la columna de la casa de Baal, y quemáronla.
27 Y derribaron las columnas de Baal, y derrocaron la casa de Baal, y trocáronla en letrinas, hasta este día.
28 Y disipó Jehú a Baal, de Israel.
29 Empero de los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat los que hizo pecar a Israel —no se desvió Jehú, de en pos de ellos, dejó en pie las becerras áureas en Betel y en Dan.
30 Y dijo el Señor a Jehú: «Por todo cuanto te has gozado en hacer lo recto en mis ojos, según todo cuanto en mi corazón hiciste a la casa de Acab; tus hijos terceros se sentarán sobre el trono de Israel».
31 Y Jehú no guardó ir en ley del Señor Dios de Israel, en todo su corazón: no declinó de sobrepecados de Jeroboam el que hizo pecar a Israel.
32 En aquellos días empezó el Señor a recortar en(f) Israel, y percutióles Hazael en todo límite de Israel;
33 desde el Jordán, hacia oriente del sol, toda la tierra de Galaad, de Gad, y de Rubén y de Manasés, desde Aroer que está sobre el labio de torrente de Arnón, y a Galaad y a Basán.
34 Y lo demás de las palabras de Jehú y todo cuanto hizo, y todo su poder, y las alianzas que alió(g) ¿no está esto escrito en el libro de palabras de los días, para los reyes de Israel?
35 Y durmióse Jehú, con sus padres y sepultáronle en Samaria; y reinó Joacaz, su hijo en lugar de él.
36 Y los días que reinó Jehú sobre Israel, veintiocho años, en Samaria.
1 Atalía. Joas. Atalía, la madre de Ocozías, viendo que murió su hijo, y exterminó toda la simiente del reino.
2 Y tomó Josabá, hija del rey Joram, hermana de Ocozías, a Joás, hijo del hermano de ella; y robóle de en medio de los hijos del rey cuando eran asesinados, a él y la nodriza de él, en el aposento de los lechos y le ocultó del rostro de Atalía; y no se le mató.
3 Y estuvo con ella, oculto en casa del Señor seis años, y Atalía reinando sobre la tierra.
4 Y en el año el séptimo, envió Joyadá y tomó a los centuriones de los soldados y corredores y trájolos a sí, a la casa del Señor, y pactó con ellos un pacto del Señor y juramentóles en el pacto del Señor, y mostróles Yoyadá al hijo del rey,
5 y mandóles, diciendo: «Esta es la palabra que haréis: el tercio de vosotros salga el sábado, y guardad guardia de la casa del rey en el pórtico;
6 y el tercio, en la puerta de los caminos; y el tercio de(a) la puerta, detrás de los corredores(b); y guardad la guardia de la casa(c).
7 Y dos manos de entre vosotros; todo el que sale el sábado, guardarán la guardia de la casa del Señor junto al rey.
8 Y cercad sobre el rey, en cerco, varón(d), y el arma de él en su mano; y el que entrare por las filas, morirá; y estarán con el rey al salir él y al entrar él».
9 E hicieron los centuriones todo cuanto mandó Yoyadá, el prudente; y tomó varón a los varones de él y a los entrantes del sábado con los salientes del sábado, y entraron a Yoyadá el sacerdote.
10 Y dio el sacerdote a los centuriones las lanzas y los broqueles de David, los de la casa del Señor.
11 Y pusiéronse los corredores: varón, y su arma en su mano, desde el costado de la casa el derecho, hasta el costado de la casa, el izquierdo, del altar y de la casa sobre el rey, en contorno.
12 Y sacó fuera al hijo del rey, y puso sobre él diadema y el ornato, y enreyecióle y ungióle; y batieron palmas y dijeron: «¡Viva el rey!».
13 Y oyó Atalía la voz de los que corrían del pueblo, y entró al pueblo en casas del Señor;
14 Y vio, y he aquí el rey estábase sobre el pedestal para el juicio; y los cantores y las trompetas a par del rey; y todo el pueblo de la tierra, alegrándose y trompeteando en trompetas. Y rasgó Atalía sus vestidos y gritó: «¡Conjuración! ¡Conjuración!»
15 Y mandó Yoyadá, el sacerdote, a los centuriones los inspectores del ejército, y díjoles: «Sacadla fuera de las filas; y el que entrare en pos de ella, de muerte será muerto en espada»; porque dijo el sacerdote: «Que no muera en casa del Señor».
16 Y pusieron en ella manos, y entraron, camino de la entrada de los bridones de la casa del rey; y allí murió.
17 Y pactó Yoyadá un pacto en medio del Señor y en medio del rey y en medio del pueblo: obligáronse a ser el pueblo del Señor y en medio del rey y en medio del pueblo.
18 Y entró todo el pueblo de la tierra, en casa de Baal y derribólo; y sus altares y sus imágenes destrozaron bien; y a Matán, el sacerdote de Baal, mataron a faz de los altares; y puso el sacerdote guardianes en la casa del Señor.
19 Y tomó a los centuriones, y los soldados y los corredores y todo el pueblo de la tierra, y bajaron al rey de la casa del Señor y entraron camino de puerta de los corredores de la casa del rey; y sentáronle sobre el trono de los reyes.
20 Y alegróse todo el pueblo de la tierra; y la ciudad reposó; y a Atalía mataron en espada en casa del rey.
21 Hijo de siete años era Joás al reinar.
1 Joás. Restauración del templo. Dones a Siria. En año séptimo de Jehú, reinó Joás; y cuarenta años reinó en Jerusalén; y nombre de su madre, Sebiá de Bersabeé.
2 E hizo Joás lo recto a faz del Señor, todos los días que le iluminó Yoyadá, el sacerdote.
3 Empero las alturas no se removieron; y allí todavía el pueblo sacrificaba e incensaba en las alturas.
4 Y dijo Joás a los sacerdotes: «Toda la plata del santuario, que fuere entrando en la casa del Señor: plata de estimación de(a) varón plata tomando plata de estimación—, toda la plata que subiere al corazón del varón traer a casa del Señor,
5 tómense los sacerdotes: varón de su venta(b); y ellos restaurarán el deterioro de la casa en todo lo que se hallare allí deterioro».
6 Y aconteció en el vigésimo tercio año al rey Joás que no restauraron los sacerdotes el deterioro de la casa.
7 Y llamó Joás, el rey, a Yoyadá el sacerdote y a los sacerdotes, y díjoles: «¿Qué por qué no habéis restaurado el deterioro de la casa? Y ahora no toméis plata, de las ventas vuestras; pues para el deterioro de la casa lo daréis».
8 Y concertáronse los sacerdotes para no tomar plata del pueblo, y para no reparar el deterioro de la casa.
9 Y tomó Yoyadá, el sacerdote un arca y perforó una abertura sobre su tapa y púsola junto al altar a la derecha, en la casa de varón(c); de la casa del Señor, y dieron los sacerdotes los que guardaban la puerta toda la plata hallada en casa del Señor.
10 Y aconteció, como vieron mucha la plata en el arca, que subió el escriba del rey y el sacerdote el grande, y ataron y contaron la plata, la hallada en casa del Señor.
11 Y dieron la plata, la prevenida, en manos de los que hacían las obras de los guardianes de casa del Señor; y entregaron a los carpinteros y a los edificadores los que trabajaban en casa del Señor;
12 y a los albañiles y a los picapedreros, para comprar maderas y piedras labradas, para reparar el deterioro de la casa del Señor, para todo cuanto se gastara en la casa para restaurar.
13 Y no se harán a la casa del Señor puertas argentinas, clavos, tazas(d) y trompetas, todo utensilio áureo y utensilio argentino de la plata, la entrada en casa del Señor;
14 pues a los que hacen las obras la darán—; y repararon en ella la casa del Señor.
15 Y no pedían cuenta a los varones a quien daban la plata en manos de ellos para dar a los que hacían las obras; pues en fe de ellos hacen.
16 Plata por pecado y plata por culpa, la que entrara en casa del Señor, para los sacerdotes era.
17 Entonces subió Hazael, rey de Siria, y guerreó contra Get y arrebatóla; y dirigió Hazael su rostro a subir sobre Jerusalén.
18 Y tomó Joás, rey de Judá, todo lo santo cuanto santificara Josafat y Jorám y Ocozías, los padres de él y reyes de Judá, y lo santo de él y todo el oro, el hallado en tesoros de casa del Señor y casa del rey, y envió a Hazael, rey de Siria; y subió de Jerusalén.
19 Y lo demás de las palabras de Joás y todo cuanto hizo ¿no está, he aquí, esto escrito, en libro de palabras de los días para los reyes de Judá?
20 Y levantáronse sus siervos y tramaron toda trama y percibieron a Joás, en casa de Meló, la de Selá.
21 Yosacar, hijo de Semaat, y Yosabad, hijo de Somer, los siervos de él percutiéronle y murió; y sepultáronle con sus padres en ciudad de David; y reinó Amasías su hijo, en lugar de él.
1 Joacaz. Muerte de Eliseo. En el vigésimo tercer año para Joás, hijo de Ocozías, rey de Judá, reinó Joacaz, hijo de Jehú sobre Israel, en Samaria, diecisiete años.
2 E hizo lo malo en ojos del Señor, y fue en pos de pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel; no se desvió de ellos.
3 Y airóse con furor el Señor contra Israel y les dio en mano de Hazael, rey de Siria, y en mano de Benadab, hijo de Hazad, todos los días.
4 Y rogó Yoacaz el rostro del Señor, y le escuchó el Señor, pues vio la tribulación de Israel, pues les atribuló el rey de Siria.
5 Y dio el Señor salud a Israel y salió de debajo la mano de Siria, y sentáronse los hijos de Israel en sus tiendas como ayer y anteayer.
6 Empero no se apartaron de los pecados de la casa de Jeroboam, que hizo pecar a Israel; en ellos anduvieron; y también la selva se alzaba en Samaria.
7 Porque no quedó a Joacaz pueblo sino cincuenta jinetes y diez carros y diez millares de infantes; pues los aniquiló el rey de Siria; y pusiéronles como polvo en holladora.
8 Y lo demás de las palabras de Joacaz y todo cuanto hizo y los poderíos de él ¿no está esto escrito en libro de palabras de los días, para los reyes de Israel?
9 Y durmióse Joacaz con sus padres y le sepultaron en Samaria; y reinó Joás, su hijo, en su lugar.
10 En año trigésimo séptimo año para Joás, rey de Judá, reinó Joás, hijo de Joacaz, sobre Israel en Samaria, dieciséis años.
11 E hizo lo malo en ojos del Señor; no se desvió de todo el de Jeroboam, hijo de Nabat, pecado; quien hizo pecar a Israel; en él anduvo.
12 Y lo demás de las palabras de Joás y todo cuanto hizo, y los poderíos de él los que hizo contra Amasías, rey de Judá ¿no está esto escrito en libro de palabras de los días, para los reyes de Israel?
13 Y durmióse Joás con sus padres; y Jeroboam sentóse en su trono; y fue sepultado Joás, en Samaria, con los reyes de Israel.
14 Y Eliseo se enfermó de su enfermedad, de la que murió; y bajó a él Joás, rey de Israel; y lloró a su faz, y dijo: «¡Padre, padre: carro(a) de Israel y auriga suyo!»
15 Y le dijo Eliseo: «Coge arco y dardos» y tomóse arco y dardos y dijo al rey de Israel:
16 «Sube tu mano sobre el arco». Y subió Joás su mano. Y puso Eliseo sus manos sobre las manos del rey; «Sube tu mano sobre el arco». Y subió Joás su mano. Y puso Eliseo sus manos sobre las manos del rey;
17 y dijo: «Abre la ventana a oriente». Y abrió y dijo Eliseo: «Dispara». Y disparó. Y dijo: «Dardo de salud para(b) el Señor; y dardo de salud contra Siria; y percutirás a Siria en Afec, hasta la extinción».
18 Y díjole Eliseo: «Coge saetas». Y cogió. Y dijo al rey de Israel: «Percute sobre la tierra». Y percutió el rey tres veces, y paró.
19 Y entristecióse sobre él el hombre de Dios, y dijo: «Si percutieras cinco veces o seis veces, entonces percutirías a Siria, hasta extinción; y ahora tres veces percutirás a Siria».
20 Y murió Eliseo y le sepultaron. Y solo —ceñidos de Moab vinieron a la tierra, viniendo el año.
21 Y aconteció, sepultando ellos al(c) varón, que he aquí que vieron al(d) solo— ceñido y arrojaron al varón en el sepulcro de Eliseo; y llegó y tocó los huesos de Eliseo, y vivió y se levantó sobre sus pies.
22 Y Hazael, rey de Siria, atribuló grandemente a Israel todos los días de Joacaz.
23 Y se apiadó el Señor de ellos, y conmiseróse de ellos y miró a ellos por su alianza con Abrahán e Isaac y Jacob; y no quiso el Señor aniquilarlos y no los arrojó de su rostro.
24 Y murió Hazael, rey de Siria, y reinó Benadab, su hijo, en su lugar.
25 Y volvióse Joás hijo de Joacaz, y tomó las ciudades de mano de Benadab, hijo de Hazael; las que tomó de mano de Joacaz, su padre, en la guerra. Tres veces percutióle Joás y volvió las ciudades de Israel.
1 Amasías es vencido. En año segundo para Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel, reinó Amasías, hijo de Joás, rey de Judá.
2 Hijo de veinticinco años era, al reinar, y veintinueve años reinó en Jerusalén; y el nombre de su madre era Joadán de Jerusalén.
3 E hizo lo recto en ojos del Señor, empero, no como David, su padre; según todo cuanto hizo Joás, su padre, hizo;
4 empero las alturas no quitó; todavía el pueblo sacrificaba e incensaba en las alturas.
5 Y aconteció cuando se robusteció el reino en su mano que percutió a los siervos que percutieron al rey su padre.
6 Y a los hijos de los que percutieron, no mató; según está escrito en libro de leyes de Moisés, como mandó el Señor, diciendo: «No morirán padres por hijos; e hijos no morirán por padres; sino que cada uno en sus pecados morirá».
7 El percutió a Edom en el Valle de la sal: diez millares; y tomó a Piedra en la guerra, y llamó el nombre de ella: Yectehel —hasta este día.
8 Entonces envió Amasías mensajeros a Joás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, diciendo: «Ven: veámonos de rostros»(a).
9 Y envió Joás, rey de Israel, a Amasías, rey de Judá, diciendo: «El cardo, el del Líbano, envió cerca del cedro, el del Líbano, diciendo: «Da tu hija a mi hijo por mujer». Y pasaron las bestias del campo, las del Líbano, y conculcaron el cardo.
10 Hiriendo has percutido a Ydumea y levantádote tu corazón; glorifícate sentado en tu casa. Y ¿por qué porfías en tu mal? Y caerás tú y Judá contigo».
11 Y no oyó Amasías, y subió Joás, rey de Israel, y viéronse de rostros él y Amasías, rey de Judá, en Betsamés, la de Judá.
12 Y cayó Judá, de faz de Israel y huyó —varón a su tienda.
13 Y a Amasías, rey de Judá, hijo de Joás, hijo de Ocozías, tomó Joás, rey de Israel, en Betsamés. Y vino a Jerusalén, y arrasó, en el muro, a Jerusalén, en la puerta de Efraín hasta puerta del ángulo: cuatrocientos codos.
14 Y tomó el oro y la plata, y todos los vasos que se hallaron en casa del Señor y en tesoros de casa del rey; y a los hijos de las mezclas(b), y volvió a Samaria.
15 Y lo demás de las palabras de Joás, cuanto hizo en su poderío, lo que guerreó con Amasías, rey de Judá, ¿no está esto escrito en libro de palabras de los días, para los reyes de Israel?
16 Y durmióse Joás con sus padres y fue sepultado en Samaria, con los reyes de Israel; y reinó Jeroboam, hijo suyo, en su lugar.
17 Y vivió Amasías, hijo de Joás rey de Judá, después de morir Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel, quince años—.
18 Y lo demás de las palabras de Amasías y todo cuanto hizo: ¿no está esto escrito en libro de palabras de los días, para los reyes de Judá?
19 Y se conjuraron contra él una conjuración de Jerusalén, y huyó a Laquís, y enviaron en su pos a Laquís y le mataron allí.
20 Y le alzaron sobre bridones; y fue sepultado en Jerusalén, con sus padres, en ciudad de David.
21 Y tomó todo el pueblo de Judá a Azarías: y él, hijo de dieciséis años, y le enreyecieron, en lugar de su padre Amasías.
22 El edificó Elat y devolvióla a Judá, después de dormirse el rey con sus padres.
23 En el año décimoquinto de Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, reinó Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel, sobre Israel en Samaria cuarenta y un años.
24 E hizo lo malo a la faz del Señor; no se apartó de todos los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat; el que hizo pecar a Israel.
25 El restituyó el límite de Israel, de entrada de Emat hasta la mar la de «la llanura»; según la palabra del Señor, Dios de Israel; la que habló en mano de su siervo Jonás, hijo de Amatí, el profeta, el de Get-Ofer.
26 Pues vio el Señor la humillación de Israel, amarga sobremanera: y pocos, presos, y solitarios y abandonados; y no había quien ayudara a Israel.
27 Y no habló el Señor borrar la simiente de Israel, de debajo del cielo; y salvóles por mano de Jeroboam, hijo de Joás,
28 Y lo demás de las palabras de Jeroboam y todo cuanto hizo y sus poderíos, cuanto guerreó; y cuanto devolvió a Damasco y Emat a Judá en Israel, ¿no está esto escrito en libro de palabras de los días, para los reyes de Israel?
29 Y durmióse Jeroboam con sus padres, con los reyes de Israel; y reinó Zacarías, su hijo, en su lugar.
1 Azarías. Selum. Manahem. Los asirios, Faceé. Oseé. Joatam. En año vigésimo séptimo para Jeroboam, rey de Israel, reinó Azarías(a), hijo de Amasías, rey de Judá.
2 Hijo de dieciséis años era al reinar; y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén; y nombre de su madre: Yequelía, de Jerusalén;
3 E hizo lo recto en ojos del Señor, según todo cuanto hizo Amasías, su padre;
4 empero las alturas no arrasó porque todavía el pueblo sacrificaba e incensaba en las alturas.
5 Y tocó el Señor al rey, y estuvo leproso hasta el día de su muerte; y reinó en casa aparte; y Joatán, hijo del rey, sobre la casa, juzgando al pueblo de la tierra.
6 Y lo demás de las palabras de Azarías, y todo cuanto hizo, ¿no está esto escrito en libro de palabras de los días, para los reyes de Judá?
7 Y durmióse Azarías con sus padres y sepultáronle con sus padres en ciudad de David, y reinó Joatán, su hijo en su lugar.
8 En el año trigésimo octavo para Azarías, rey de Judá, reinó Zacarías, hijo de Jeroboam, sobre Israel, en Samaria, un semestre.
9 E hizo lo malo en ojos del Señor, según hicieron sus padres; no se apartó de todos los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat; el que hizo pecar a Israel.
10 Y conjuráronse contra él —Selum, hijo de Yabís; y percutiéronle a faz del pueblo y le mataron; y reinó en su lugar.
11 Y lo demás de las palabras de Zacarías, he aquí está escrito en libro de palabras de los días, para los reyes de Israel.
12 La palabra del Señor(b), la que habló a Jehú, diciendo: «Hijos cuartos se te sentarán sobre el trono de Israel»(c). Y aconteció así.
13 Y Selum, hijo de Yabís, reinó; en el año trigésimo nono, para Azarías, rey de Judá y reinó Selum un mes de días, en Samaria.
14 Y subió Manahem, hijo de Gadía, de Tirzá, y vino a Samaria, y percutió a Selum, hijo de Yabís, en Samaria, y le mató.
15 Y lo demás de las palabras de Selum y la conjuración de él con que se conjuró, he aquí está escrito en libro de palabras de los días, para los reyes de Israel.
16 Entonces percutió Manahem también a Tafsá y todo lo en ella, y sus confines desde Tafsá, porque no le abrieron; y la percutió y las preñadas desgarró.
17 En año trigésimo nono para Azarías, rey de Judá, reinó Manahem, hijo de Gadí sobre Israel, en Samaria, diez años:
18 E hizo lo malo a los ojos del Señor, no se apartó de todos los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel.
19 En sus días subió Ful, rey de los asirios sobre la tierra; y Manahem dio a Ful mil talentos de plata, para que fuera su mano con él, para afianzar su reino en su mano.
20 Y sacó Manahem la plata de sobre Israel, sobre todo pudiente con poder de dar al rey de los asirios cincuenta siclos de plata; al varón al uno; y volvióse el rey de los asirios y no se detuvo allí en la tierra.
21 Y lo demás de las palabras de Manahem y todo cuanto hizo, ¿no está, he aquí, esto escrito en libro de palabras de los días, para los reyes de Israel?
22 Y durmióse Manahem con sus padres, y reinó Faceya, su hijo en su lugar.
23 En año quincuagésimo de Azarías, rey de Judá, reinó Faceya, hijo de Manahem, sobre Israel, en Samaria, dos años.
24 E hizo lo malo en ojos del Señor; no se apartó de los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel.
25 Y conjuróse contra él Faceé, hijo de Romelía, el príncipe suyo, y percutióle en Samaria, delante de la casa del rey, con Argob y con Arié, y con él cincuenta varones de los hijos de Galaad(d), y le mató; y reinó en su lugar.
26 Y lo demás de las palabras de Faceya, y todo cuanto hizo, he aquí está escrito en libro de palabras de los días, para los reyes de Israel.
27 En año quincuagésimo segundo de Azarías, rey de Judá, reinó Faceé, hijo de Romelía, sobre Israel, en Samaria, veinte años.
28 E hizo lo malo en ojos del Señor; no se apartó de todos los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat; el que hizo pecar a Israel.
29 En los días de Faceé, rey de Israel, vino Teglatfalasar, rey de los asirios, y tomó a Ayón, y a Abel-Beto Maacá, y a Janoé, y a Cedés, y a Asor y a Galaad y a Galilea, toda la tierra de Neftalí, y trasplantólos a los asirios.
30 Y conjuró conjuración Oseé, hijo de Elá, contra Faceé, hijo de Romelía y le percutió y mató; y reinó en su lugar en año vigésimo de Joatam, hijo de Azarías.
31 Y lo demás de las palabras de Faceé y todo cuanto hizo, he aquí esto escrito está en el libro de palabras de los días, para los reyes de Israel.
32 En año segundo de Faceé, hijo de Romelía, rey de Israel, reinó Joatam, hijo de Azarías, del rey de Judá.
33 Hijo de veinticinco años era, cuando reinó y dieciséis años reinó en Jerusalén; y nombre de su madre: Jerusá, hija de Sadoc.
34 E hizo lo recto en ojos del Señor, según todo cuanto hizo Azarías, su padre;
35 empero las alturas no arrasó; todavía el pueblo sacrificaba e incensaba en las alturas. El edificó la puerta de la casa del Señor, la de arriba.
36 Y lo demás de las palabras de Joatam y todo cuanto hizo, ¿no está esto escrito en libro de palabras de los días, para los reyes de Judá?
37 En aquellos días, empezó el Señor a enviar contra Judá a Rasín, rey de Siria, y a Faceé hijo de Romelía.
38 Y durmióse Joatam con sus padres, y fue sepultado con sus padres en ciudad de David, su padre; y reinó Acaz, su hijo, en su lugar.
1 Acaz y sus impiedades. En año diecisiete de Faceé, hijo de Romelía, reinó Acaz, hijo de Joatam, rey de Judá.
2 Hijo de veinte años era Acaz, cuando reinó, y dieciséis los reinó en Jerusalén; y no hizo lo recto en los ojos del Señor su Dios, fielmente como David su padre.
3 Y anduvo en el camino de los reyes de Israel; y también a su hijo pasó por fuego(a), según las abominaciones de las gentes que arrancó el Señor de delante de los hijos de Israel.
4 Y sacrificaba e incensaba en las alturas y sobre las colinas y debajo de todo leño frondoso.
5 Entonces subió Rasín, rey de Siria, y Faceé, hijo de Romelía, rey de Israel, contra Jerusalén en guerra, y cercaron sobre Acaz. Y no pudieron vencer.
6 En aquel tiempo devolvió Rasín, rey de Siria, a Ailam a Siria, y arrojó los judíos de Ailam; e idumeos vinieron y habitaron allí, hasta este día.
7 Y envió diez mensajeros cerca de Teglatfalasar, rey de asirios, diciendo: «Tu siervo y tu hijo, sube y sálvame de las manos de rey de Siria, y de las manos del rey de Israel, los que se han levantado contra mí».
8 Y tomó Acaz plata y oro, lo hallado en tesoro de la casa del Señor y la casa del rey y envió dones al rey de asirios.
9 Y oyóle rey de asirios. Y subió rey de asirios contra Damasco y la tomó, y trasplantóla; y a Rasín, rey mató.
10 Y fue rey Acaz a Damasco, y vio el altar en Damasco; y envió el rey Acaz a Urías, el sacerdote una semejanza del altar y la medida de él y toda la hechura de él.
11 Y edificó Urías el sacerdote, el altar según todo cuanto envió el rey Acaz, desde Damasco. Así hizo Urías el sacerdote, hasta venir el rey Acaz, de Damasco; y vino el rey; de Damasco,
12 y vio el rey el altar, y llegóse el rey al altar y ascendió sobre él.
13 e incensó el holocausto de él y la hostia de él, y libó la libación de él, y derramó la sangre de los pacíficos, los de él, sobre el altar,
14 el broncíneo, el enfrente del Señor; y retiró(b) de la faz de la casa del Señor, de en medio del altar y de en medio de la casa del Señor(c), y lo puso al costado del altar, hacia el septentrión.
15 Y mandó el rey Acaz a Urías, el sacerdote, diciendo: «Sobre el altar, el grande, ofrece el holocausto matutino y la hostia vespertina; y el holocausto del rey y la hostia de él, y el holocausto de todo el pueblo y la hostia de ellos y la libación de ellos; y toda sangre de holocausto y toda sangre de hostia sobre él derramarás; y el altar el broncíneo será para mí, para la mañana».
16 E hizo Urías, el sacerdote, según todo cuanto le mandó el rey Acaz.
17 Y destrozó el rey Acaz los engastes de las basas, y quitó de ellos los baños; y el mar derribó de los bueyes los broncíneos los debajo de él, y púsolo sobre base lapídea.
18 Y el fundamento de la cátedra trasladó a la casa del Señor, y la entrada(d) del rey la de fuera traspuso a casa del Señor —ante rostro del rey de asirios.
19 Y lo demás de las palabras de Acaz, cuanto hizo, ¿no está esto escrito en libro de palabras de los días para los reyes de Judá?
20 Y durmióse Acaz con sus padres y fue sepultado con ellos, en ciudad de David; y reinó Ezequías, su hijo en su lugar.
1 Israel cautivo en Asiria. Culto samaritano En año doce para Acaz, rey de Judá, reinó Oseé, hijo de Elá, en Samaria, sobre Israel nueve años.
2 E hizo lo malo en ojos del Señor; empero, no como los reyes de Israel, que fueron antes de él.
3 Sobre él ascendió Salmanasar, rey de Asiria; y fuele Oseé siervo, y le pagó tributo.
4 Y halló el rey de los asirios en Oseé, iniquidad; pues envió mensajeros a Suá, rey de Egipto; y no pagó tributo al rey de Asiria, en aquel año; y le cercó el rey de Asiria, y le ató en casa de custodia.
5 Y ascendió el rey de Asiria a toda la tierra, y ascendió a Samaria y cercó sobre ella tres años.
6 En el año nueve de Oseé tomó rey de Asiria a Samaria y transportó a Israel a Asiria y transportólos a Halá y a Habor, ríos de Gozán y confines de los medos.
7 Y aconteció(a) porque pecaron los hijos de Israel al Señor, su Dios, el que los sacó de Egipto de debajo de mano de Faraón rey de Egipto; y temieron a dioses otros;
8 y anduvieron por justificaciones(b) de las gentes que arrancó el Señor, de faz de los hijos de Israel; y los reyes de Israel cuantos hicieron(c);
9 y cuantas se revistieron los hijos de Israel palabras, no así según el Señor, su Dios: y edificaron para sí alturas en todas sus ciudades de atalaya hasta la ciudad fortificada.
10 Y estatuyeron para sí estatuas, y selvas sobre toda colina elevada y debajo de todo leño frondoso.
11 E incensaron allí en toda altura; así como las gentes, que desterró el Señor a faz de ellos, e hicieron compañeros(d) y se cortaron(e), irritando al Señor.
12 Y sirvieron a los ídolos que les dijo Señor: «No haréis esta palabra al Señor».
13 Y testificó el Señor en Israel y en Judá, y en mano de todos sus profetas, de todo vidente, diciendo: «Volveos de vuestros caminos los malos, y guardad mis mandamientos y mis justificaciones(f) y toda la ley que he mandado a vuestros padres, cuanto les envié en mano de mis siervos, los profetas».
14 Y no oyeron, y endurecieron su cerviz sobre la cerviz de sus padres; los que no creyeron al Señor, su Dios; y arrojaron de sí sus instituciones y su alianza que pactó con los padres de ellos;
15 y sus testimonios cuantos les testificó, no guardaron y anduvieron en pos de las vanidades, y envaneciéronse en pos de las gentes las en torno de ellos; a quienes mandara el Señor, no hacer según ellas.
16 Abandonaron los mandamientos del Señor, su Dios, e hiciéronse conflátil: dos becerras, e hicieron selvas y adoraron a toda potencia del cielo; y sirvieron a Baal.
17 Y consumaron a sus hijos y a sus hijas en fuego; y vaticinaron vaticinios y agoraron; y se vendieron a hacer lo malo en ojos del Señor, para irritarle.
18 Y enfurecióse el Señor sobremanera con Israel; y desterróles de su rostro; y no quedó sino la tribu de Judá solísima.
19 Y tampoco Judá guardó los mandamientos del Señor, su Dios, y anduvieron en los estatutos de Israel que hicieron;
20 y lanzaron al Señor; y enfurecióse el Señor con toda la simiente de Israel, y los removió y los dio en mano de los que los despojaran, hasta arrojarlos de su rostro;
21 porque, además, Israel, por sobre(g) la casa de David y enreyecieron a Jeroboam, hijo de Nabat, y lanzó Jeroboam a Israel de en pos del Señor y los hizo pecar pecado grande.
22 Y anduvieron los hijos de Israel en todo pecado de Jeroboam que hizo; no se desvió de él,
23 hasta que quitó el Señor a Israel de su rostro; según habló el Señor en mano de todos sus siervos, los profetas; y trasladó a Israel de sobre la tierra de él a Asiria; hasta este día.
24 Y llevó el rey de Asiria desde Babilonia, al de Catá, desde Avá y desde Emat y Sefarvaím, y habitaron en ciudades de Samaria, en lugar de los hijos de Israel; y heredaron a Samaria y habitaron en sus ciudades.
25 Y aconteció al principio de su asentamiento que allí no temieron al Señor y envió el Señor a ellos los leones, y estuvieron matando en ellos.
26 Y dijeron al rey de Asiria, diciendo: «Las gentes que trasladaste y asentaste en ciudades de Samaria, no conocen el juicio del Dios de la tierra; y ha enviado el Señor contra ellos los leones, y he aquí, están matándoles, puesto que no saben el juicio del Dios de la tierra».
27 Y mandó el rey de Asiria, diciendo: «Llevad de allá, y vayan y habiten allí, e ilústrenles el juicio del Dios de la tierra».
28 Y llevaron uno de los sacerdotes que trasladaran de Samaria; y se asentó en Betel y estúvoles ilustrando cómo temieran al Señor.
29 Y estuvieron haciendo gentes, gentes(h) a sus dioses; y pusieron en casa de las alturas que hicieron los samaritas, gentes, gentes en sus ciudades en que habitaban en ellas.
30 Y los varones de Babilonia hicieron la Socotbenot; y los varones de Cutá, hicieron la Nergel; y los varones de Emat hicieron la Asimá;
31 y los heveos hicieron la Nebahaz y la Tartac(i); y el Sefarvaím, entonces quemaban a sus hijos en fuego a Adramelec y Anamelec, dioses de Sefarvaím.
32 Y estaban temiendo(j) al Señor; y colocaron sus abominaciones en las casas de las alturas que hicieron en Samaria, gente, gente, en ciudad en que habitaban en ella, y estaban temiendo al Señor; e hicieron para sí sacerdotes de las alturas.
33 Y al Señor temían; y a sus dioses servían según el juicio de las gentes; de donde los trasladaron de allí.
34 Hasta este día ellos hacían según el juicio de ellos; ellos temen, y ellos hacen según las justificaciones de ellos, y según el juicio de ellos; y según la ley y según el mandamiento que mandó el Señor a los hijos Jacob, de quien puso el nombre —de él— Israel.
35 Y pactó el Señor con ellos un pacto y mandóles diciendo: «No temeréis a otros dioses, y no los adoraréis, y no les serviréis, y no les incensaréis;
36 sino sólo al Señor que os sacó de tierra de Egipto en fuerza grande y en brazo excelso; a él temeréis, y a él adoraréis; a él incensaréis.
37 Las justificaciones, y los juicios, y la ley y los mandamientos que os escribió para hacer, guardaréis todos los días y no temeréis a dioses otros.
38 Y el pacto que pactó con vosotros no olvidaréis; y no temeréis a dioses otros;
39 sino que al Señor, vuestro Dios, temeréis y él os librará de todos vuestros enemigos;
40 y no escucharéis su juicio que ellos hacen»(k).
41 Y estuvieron estas gentes temiendo al Señor; y a sus esculturas estuvieron sirviendo; y también los hijos e hijos de los hijos de ellos, según hicieron sus padres, hacen hasta este día.
1 Ezequías. Salmanasar. Y aconteció en año tercero para Oseé, hijo de Elá, rey de Israel, que empezó a reinar Ezequías, hijo de Acaz, el rey de Judá.
2 Hijo de veinticinco años, al reinar; y veintinueve años reinó en Jerusalén y nombre de su madre: Abí, hija de Zacarías.
3 E hizo lo recto en ojos del Señor, según todo cuanto hizo David, su padre.
4 El arrasó las alturas; y quebrantó las estatuas; y exterminó las selvas, y la serpiente, la broncínea, que hizo Moisés; pues hasta aquellos días estábanle los hijos de Israel incensando; y llamóla Nohestán(a).
5 En el Señor Dios de Israel confió, y después de él, no hubo semejante a él en todos los reyes de Judá, y en los que fueron antes de él.
6 Y adhirió al Señor; no se separó de en pos de él y guardó los mandamientos de él, cuantos mandó a Moisés.
7 Y era el Señor con él; y en todo cuanto hizo, acertó; y se rebeló contra el rey de Asiria, y no le sirvió.
8 El percutió a los filisteos hasta Gaza y hasta los confines de ella, desde Torre de los guardianes, y hasta la ciudad fuerte.
9 Y aconteció en el año que el cuarto para rey Ezequías —el mismo, año el séptimo para Oseé, hizo de Elá, rey de Israel—; que subió Salmanasar, rey de Asiria sobre Samaria y la cercó;
10 y tomóla al fin de tres años, en año sexto para Ezequías, —el mismo, año nono para Oseé, rey de Israel—; fue capturada Samaria.
11 y trasladó el rey de Asiria a Samaria, a Asiria y los puso en Halá en Habor, río de Gozán, y confines de medios;
12 por cuanto no oyeron la voz del Señor, su Dios, y traspasaron el pacto de él, todo cuanto mandó Moisés, el siervo del Señor, y no oyeron y no hicieron.
13 Y el décimo cuarto año del rey Ezequías, subió Senaquerib, rey de asirios, sobre las ciudades de Judá, las fortificadas y capturólas.
14 Y envió Ezequías, rey de Judá, mensajeros al rey de Asiria, a Laquís diciendo: «He pecado; vuélvete de mí, lo que pusieres sobre mí llevaré». E impuso el rey de Asiria, a Ezequías, rey de Judá, trescientos talentos de plata y treinta talentos de oro.
15 Y dio Ezequías toda la plata hallada en casa del Señor, y en tesoros de la casa del rey.
16 En aquel tiempo recortó Ezequías las puertas del templo y los postes que dorara Ezequías, rey de Judá, y diole a rey de Asiria.
17 Y envió rey de Asiria a Tartán, y a Rabsarís y a Rabsaces, desde Laquís, cerca del rey Ezequías en ejército pesado sobre Jerusalén; y subieron y vinieron a Jerusalén, y detuviéronse en el acueducto de la piscina la de arriba; que está en el camino del campo del batanero.
18 Y clamaron a Ezequías. Y vinieron a él Eliacim, hijo de Helcías, el ecónomo; y Sobán, el escriba; y Joahé el canciller.
19 Y díjoles Rabsaces: «Decid ahora a Ezequías: Esto dice el rey, el gran rey de Asiria: «¿Qué, esta confianza con que confías?»
20 Has dicho: «¡No más que palabras de los labios para crear consejo y fuerza para la guerra! Ahora, pues ¿en qué estás confiado, rebelándote contra mí?
21 Ahora, he aquí te has confiado a esta vara, la caña, la quebrada a Egipto? Quien se apoyare varón en ella, entrará en la mano de él y la perforará: así Faraón, rey de Egipto para todos los que confían en él.
22 Y porque me dijiste: «En el Señor Dios confiamos»; ¿acaso este mismo no quitó —Ezequías, las alturas de él y los altares de él, y dijo a Judá y Jerusalén: «Delante de este altar adoraréis en Jerusalén?».
23 Y ahora mezclaos ya con mi señor el rey de Asiria; y te daré dos mil caballos, si pudieres darte jinetes sobre ellos.
24 Y ¿cómo apartarás el rostro de mandatario uno de los siervos de mi señora, los más pequeños? ¡Y has confiado en Egipto por carros y jinetes!
25 Y ahora ¿acaso, sin Señor, hemos subido sobre este lugar para perderlo? El Señor me dijo: «Sube sobre esta tierra y piérdela».
26 Y dijo Elicacim, hijo de Helcías, y Sobná y Yoahé a Rabsaces: «Habla ya a tus niños en siro, pues oímos nosotros; y no hablarás con nosotros en judío; y ¿por qué hablas en las orejas de este pueblo sobre el muro?».
27 Y les dijo Rabsaces: «¿Acaso por tu señor y cerca de ti me ha enviado mi señor a hablar estas palabras? acaso ¿no por los varones, los asentados en el muro para comer su estiércol y beber sus orines con vosotros juntamente?».
28 Y púsose Rabsaces y vociferó con voz grande en judío, y habló y dijo: «Oíd las palabras del gran rey de Asiria.
29 Esto dice el rey: «No os engañe Ezequías con palabras; pues no podrá, no, libraros de mano de él;
30 y no os esperance Ezequías en el Señor, diciendo: «Librando libertará(b) el Señor: no será entregada, no, esta ciudad en mano del rey de Asiria».
31 No oigáis a Ezequías, pues esto dice el rey de Asiria: «Haced conmigo bendición, y salid a mí y beberá varón su vid; y varón su higuera comerá, y beberá agua de su cisterna;
32 hasta venir yo y llevaros a tierra como tierra vuestra; tierra de trigo, y vino, y pan y vides; tierra de olivo de óleo y miel; y viviréis y no moriréis, no; y no oigáis a Ezequías, pues os engaña, diciendo: «Señor os librará».
33 ¿Acaso librando han librado, los dioses de las gentes cada uno a su lugar de mano del rey de Asiria?
34 ¿Dónde está el dios de Emat; y Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaím, Aná y Avá? ¿Que han arrebatado a Samaria de mi mano?
35 ¿Quién en todos los dioses de las tierras —que han librado las tierras de ellos de mi mano, que ha de librar el Señor a Jerusalén de mi mano?».
36 Y enmudecieron y no le respondieron palabra, pues existía un mandamiento del rey, diciendo: «No le respondáis».
37 Y llegaron Eliacim, hijo de Helcías, el ecónomo; y Sobná, el escriba; y Yohé, hijo de Safat, el canciller, a Ezequías, rasgadas sus vestiduras y le anunciaron las palabras de Rabsaces.
1 Profecía de Isaías. Oración de Ezequías. El ángel extermina a los asirios. Y aconteció, como oyó el rey Ezequías que rasgó sus vestiduras, y revistióse de saco y entró en la casa del Señor.
2 Y envió a Eliacim, el ecónomo y a Sobná, el escriba y a los ancianos de los sacerdotes revestidos de sacos, cerca de Isaías, el profeta, hijo de Amós.
3 y díjole: «Esto dice Ezequías: «Día de tribulación y prueba e irritación, este día; pues han venido hijos a dolores de parto y fuerza no tiene la parturienta.
4 Por si oye el Señor, tu Dios, todas las palabras de Rabsaces; que le ha enviado el rey de Asiria, el señor de él, a improperar al Dios viviente y a blasfemar en palabras que ha oído el Señor, tu Dios; y alzas tu ruego por el resto que se halla(a)».
5 Y vinieron los niños del rey Ezequías a Isaías:
6 «Esto diréis a vuestro señor: «Esto dice el Señor: «No temas por las palabras que has oído que blasfemaron los jovencillos del rey de Asiria contra mí.
7 He aquí yo doy en él un espíritu; y oirá un mensaje y se volverá a su tierra y le derribaré en espada en su tierra».
8 Y volvió Rabsaces y halló al rey de Asiria guerreando sobre Lobná; pues oyó que decampó de Laquís.
9 Y oyó acerca de Tarasá, rey de Etiopía, diciendo: «He aquí ha salido a guerrear contigo». Y volvió y envió mensajeros a Ezequías, rey de Judá, a decir:
10 «No te ensoberbezca tu Dios en quien confías, en él, diciendo: «No será entregada, no, Jerusalén en manos de rey de Asiria;
11 he aquí ¿tú has oído todo cuanto han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, anatematizándolas, y tú salvarás?
12 ¿Acaso librando los han librado los dioses de las gentes, a las que perdieron mis padres: a Gozán, y a Harán, y a Resef, y a los hijos de Edén, los de Telasar?
13 ¿Dónde está el rey de Emat y el rey de Arfad? ¿Y dónde está el rey de la ciudad de Sefarvaím, Aná y Abá?».
14 Y tomó Ezequías las cartas de mano de los mensajeros y las leyó, y subió a casa del Señor y las desplegó Ezequías delante del Señor;
15 y oró Ezequías a faz del Señor y dijo: «Señor, el Dios de Israel, el sentado sobre los querubines, tú eres el Dios solo en todas las reyecías de la tierra; tú hiciste el cielo y la tierra;
16 inclina, Señor, tu oreja y escucha; abre, Señor, tus ojos, y mira y escucha las palabras de Senaquerib las que ha enviado a improperar al Dios viviente.
17 Pues en verdad, Señor, han devastado los reyes de Asiria a las gentes y la tierra de ellas;
18 y han dado a los dioses de ellas al fuego, pues no dioses son, sino que obra de manos de hombres, leños y piedra; y los han perdido.
19 Y ahora, Señor, el Dios nuestro, sálvanos de mano de él y conocerán todas las reyecías de la tierra que tú eres el Señor, el Dios sólo».
20 Y envió Isaías, hijo de Amós, cerca de Ezequías, diciendo: «Esto dice el Señor, el Dios de los ejércitos, Dios de Israel: «Lo que has orado a mí acerca de Senaquerib, rey de Asiria, he oído».
21 Esta, la palabra que ha hablado el Señor sobre él: «desdeñádote ha y mofádose ha de ti la virgen hija de Sión; sobre ti su cabeza ha movido la hija de Jerusalén;
22 ¿a quién has improperado y a quién has blasfemado? ¿y sobre quién has alzado voz, y levantado a lo alto tus ojos? Al santo de Israel.
23 En mano de tus mensajeros has improperado al Señor y dicho: «En la muchedumbre de mis carros yo subiré a la altura de los montes: muslos del Líbano; y he cortado la grandeza de su cedro, lo selecto de sus cipreses, y venido a medio de selva y Carmelo.
24 Yo he secado y bebido aguas ajenas y yermado con la planta de mi pie todos los ríos del contorno».
25 ¿Acaso no has oído? de lejos la(b) he hecho, hasta desde los días de antiguo formádola, congregádola. Y se han convertido en escombros de emigraciones guerreras, ciudades fortificadas.
26 Y los habitantes de ellas se han debilitado de la mano, temblado y avergonzádose; han sido hechos heno del campo o verde hierba, pasto de tejados y holladura del que en frente se ha parado(c).
27 Y tu sentarse y tu entrada y tu salida sé, y tu furia sobre mí;
28 por haberte airado sobre mí; y tu altanería ha subido a mis orejas; y pondré mis argollas en tus narices y freno en tus labios y te volveré por el camino que has venido por él.
29 Y ésta, para ti la señal: come este año lo espontáneo, y el año, el segundo, lo que germinare, y año tercero, siembra, y siega y plantación de viñas, y comeréis el fruto de ellas.
30 Y echará(d) al salvo de casa de Judá: el resto, raíz abajo, y hará fruto arriba.
31 Porque de Jerusalén saldrá reliquia, y salvado, de monte de Sión: el celo del Señor de los ejércitos hará esto.
32 ¿No es así? Esto dice el Señor al rey de Asiria: «No entrará en esta ciudad; y no flechará allá dardo; y no se llegará a ella escudo; y no derramará, no, contra ella valladar.
33 Por el camino que vino, por él volverá, y en esta ciudad no entrará», dice el Señor.
34 «Y escudaré esta ciudad para salvarla, por mí y por David, mi siervo».
35 Y aconteció de noche salir un ángel del Señor y percutió en el campamento de los asirios ciento ochenta y cinco millares. Y madrugaron al alba, y he aquí todos los cuerpos muertos.
36 Y decampó y partió y volvió Senaquerib, rey de Asiria; y habitó en Nínive.
37 Y aconteció, adorando él en casa de Nesroc, su dios, Adramelec y Sarazar, sus hijos, percutiéronle en cuchilla; y ellos se salvaron a tierra de Ararat; y reinó Asarhaddón, su hijo, en su lugar.
1 Enferma Ezequías. La sombra. Fin de Ezequías. En aquellos días enfermóse Ezequías de muerte, y entró a él Isaías, hijo de Amós, el profeta y díjole: «Esto dice el Señor: «Manda a tu casa, pues mueres tú y no vivirás».
2 Y se volvió Ezequías a la pared y oró al Señor, diciendo:
3 «¡Ay de mí, Señor, acuérdate ahora cuanto he andado ante tu faz, en verdad y corazón lleno; y lo bueno en tus ojos he hecho». Y lloró Ezequías con llanto grande.
4 Y estaba Isaías en el atrio el medio, y palabra del Señor vino a él, diciendo:
5 «Vuelve, y dirás a Ezequías, príncipe de mi pueblo: «Esto dice el Señor, el Dios de David tu padre: «He oído tu súplica, visto tus lágrimas: He aquí yo te sanaré; el día tercero ascenderás a casa del Señor;
6 y añadiré a tus días quince años; y de mano de rey de Asiria te salvaré y esta ciudad, y escudaré sobre esta ciudad por mí y por David, mi siervo».
7 Y dijo Isaías: «Tomen una torta de higos y pongan sobre la llaga, y sanará».
8 Y dijo Ezequías a Isaías: «¿Cuál la señal de que me sanará el Señor, y ascenderé a casa del Señor el día el tercero?».
9 Y dijo Isaías: «Esta la señal del Señor de que hará Señor la palabra que ha hablado: ¿andará la sombra diez grados? ¿si volverá diez grados?»
10 Y dijo Ezequías: «Fácil, que la sombra declina diez grados; no; sino vuelva la sombra, en los ascensos, diez grados hacia atrás».
11 Y clamó Isaías, el profeta al Señor; y volvió la sombra, en los ascensos que descendiera, en los ascensos(a) de Acaz; hacia atrás diez grados.
12 En aquel tiempo envió Berodac Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, cartas y dádivas a Ezequías, pues oyó que estuvo enfermo Ezequías.
13 Y se alegró de ellos Ezequías; y mostróles toda la casa del tesoro: la plata, y el oro, los aromas y el aceite el bueno; y la casa de su vajilla, y cuanto se halló en sus tesoros; no hubo palabra(b) que no les mostró Ezequías en su casa y toda su hacienda(c).
14 Y entró Isaías el profeta al rey Ezequías y díjole: «¿Qué te han hablado estos varones y de dónde han venido a ti»? Y dijo Ezequías: «De tierra lejana han venido a mí: de Babilonia».
15 Y dijo: «¿Qué han visto en tu casa?» Y dijo: «Todo cuanto, en mi casa han visto; no había en mi casa qué no les mostré; sino también lo de mis tesoros».
16 Y dijo Isaías a Ezequías: «Escucha la palabra del Señor:
17 «He aquí días que vienen días en que será llevado todo lo de tu casa y cuanto han atesorado tus padres hasta este día a Babilonia; y no quedará palabra que ha dicho el Señor(d).
18 Y los hijos tuyos los que saldrán de ti, que engendrarás —tomado será, y serán eunucos en la casa del rey de Babilonia».
19 Y dijo Ezequías a Isaías: «Buena la palabra del Señor que ha hablado; haya paz y verdad(e) en mis días».
20 Y lo demás de las palabras de Ezequías, y todo su poder, y cuanto hizo: la fuente y el acueducto —y trajo el agua a la ciudad— ¿no está esto escrito en libro de palabras de los días, para los reyes de Judá?
21 Y durmióse Ezequías con sus padres; y reinó Manasés, su hijo, en su lugar.
1 Impiedad de Manasés. Amenazas de Dios. Hijo de doce años, Manasés, al reinar, y cincuenta y cinco años reinó en Jerusalén; y nombre de su madre: Hafsibá.
2 E hizo lo malo en ojos del Señor, según las abominaciones de las gentes que desarraigó el Señor a la faz de los hijos de Israel.
3 Y volvió y edificó las alturas que derribó Ezequías, su padre, y levantó altar a Baal, e hizo las selvas, así como hizo Acab, rey de Israel; y adoró a todo el ejército del cielo y les sirvió.
4 Y edificó altar en casa del Señor, según dijo(a): «En Jerusalén pondré mi nombre».
5 Y edificó altar a todo el ejército del cielo en los dos atrios de casa del Señor.
6 Y pasó sus hijos en fuego; y vaticinaba y agoraba; e hizo recintos(b) y arúspices multiplicó, haciendo lo malo en ojos del Señor, irritándole.
7 Y puso la escultura de la selva(c) en la casa que dijo el Señor a David y a Salomón, su hijo: «En esta casa, en Jerusalén que he elegido de todas las tribus de Israel —y pondré mi nombre por el siglo;
8 y no volveré a conmover el pie de Israel de la tierra que di a sus padres; los cuales cuidarán de hacer todo cuanto he mandado, según todo el mandamiento que les mandó mi siervo Moisés».
9 Y no oyeron; y extraviólos Manasés a hacer lo malo en ojos del Señor, sobre(d) las gentes que borró el Señor de faz de hijos de Israel.
10 Y habló el Señor en mano de sus siervos, los profetas, diciendo:
11 «Por todo esto que ha hecho Manasés, el rey de Judá, con estas abominaciones las malas, sobre todo lo que hizo el amorreo el de antes; y hecho también pecar a Judá en los ídolos de ellos».
12 ¡No así!... esto dice el Señor, el Dios de Israel: «He aquí yo traigo mal sobre Jerusalén y Judá, de modo que de todo el que oyere, zumbarán entrambas orejas de él;
13 Y extenderé sobre Jerusalén la medida de Samaria y la balanza de la casa de Acab, y enjugaré a Jerusalén así como se enjuaga el alabastro(e) que se enjuga y vuelve su boca.
14 Y lanzaré el resto de mi heredad y los entregaré en manos de sus enemigos, y serán en despojo y botín a todos sus enemigos;
15 por todo lo que han hecho —lo malo en mis ojos y han estado irritándome desde el día que saqué a sus padres de Egipto, y hasta este día».
16 Y también sangre inocente derramó Manasés mucha, sobre manera, hasta llenar a Jerusalén, boca a boca; fuera de sus pecados con que hizo pecar a Judá para hacer lo malo en ojos del Señor.
17 Y lo demás de las palabras de Manasés y todo cuanto hizo y su pecado que pecó ¿no está esto escrito en libro de palabras de los días, para los reyes de Judá?
18 Y durmióse Manasés con sus padres y fue sepultado, en el huerto de su casa, en huerto de Oza; y reinó Amón, su hijo, en su lugar.
19 Hijo de veintidós años, Amón, al reinar; y dos años reinó en Jerusalén; y nombre de su madre: Mesalemet, hija de Harús, de Yeteba.
20 E hizo lo malo en ojos del Señor, según que hizo Manasés, su padre.
21 Y anduvo en todo camino que anduvo su padre; y sirvió a los ídolos que sirvió su padre y los adoró.
22 Y abandonó al Señor, Dios de sus padres; y no anduvo en camino del Señor.
23 Y conjuráronse los niños de Amón contra él y mataron al rey en su casa.
24 Y percutió el pueblo de la tierra a todos los conjurados contra el rey Amón; y enreyeció el pueblo de la tierra a Josías, su hijo, en su lugar.
25 Y lo demás de las palabras de Amón y cuanto hizo ¿no está, he aquí, esto escrito en libro de palabras de los días, para los reyes de Judá?
26 Y le sepultaron en su tumba en el huerto de Oza; y reinó Josías, su hijo, en su lugar.
1 Josías. Reparación del templo. Hállase la ley de Moisés. Holda. Hijo de ocho años, Josías, al reinar, y treinta y un años reinó en Jerusalén, y el nombre de su madre era Idida, hija de Hadaya, de Besecat.
2 E hizo lo recto en ojos del Señor, y anduvo en todo camino de David, su padre; no declinó a diestra y a siniestra.
3 Y aconteció en el décimo octavo año para el rey Josías, en el mes el octavo que envió el rey a Safán, hijo de Aslía, hijo de Mesulam, el escriba de casa del Señor, diciendo:
4 «Asciende a Helcías, el sacerdote, el grande y sella la plata, la entrada en casa del Señor, la que han juntado los que guardan el umbral del pueblo;
5 y denla en mano de los que hacen las obras, los sobrestantes en casa del Señor»; y diola a los que hacen las obras, a los que trabajan en la casa del Señor para reparar lo ruinoso de la casa.
6 a los carpinteros, a los constructores, a los albañiles, y para comprar madera y piedras labradas, para restaurar lo ruinoso de la casa.
7 Empero no les tomaron cuenta de la plata la entregada a ellos; pues en fe ellos hacen.
8 Y dijo Helcías, el sacerdote, el grande a Safán el escriba: «Un libro de la ley he hallado en casa del Señor». Y dio Helcías el libro a Safán; y lo leyó.
9 Y entró, en casa del Señor, al rey, y refirió al rey una palabra y dijo: «Fundieron tus siervos la plata hallada en casa del Señor, y diéronla en mano de los que hacen las obras, los sobrestantes, en casa del Señor».
10 Y dijo Safán, el escriba, al rey diciendo: «Un libro me ha dado Helcías el sacerdote»; y lo leyó Safán ante el rey.
11 Y aconteció cuando oyó el rey las palabras del libro de la ley, desgarró sus vestiduras.
12 Y mandó el rey a Helcías, el sacerdote; y a Ahicam, hijo de Safán; y a Acobor, hijo de Micá; y a Safán el escriba; y a Asaías, siervo del rey, diciendo:
13 «Id, consultad al Señor acerca de mí, y acerca de todo el pueblo, y acerca de todo Judá, y acerca de todas las palabras de este libro, el hallado; porque es grande la ira del Señor, inflamada contra nosotros; puesto que no han oído nuestros padres las palabras de este libro, para hacer según todo lo escrito para nosotros».
14 Y fue Helcías el sacerdote y Ahicam y Acohor, y Safán y Asaías a Holda, la profetisa, mujer(a) de Selum, hijo de Tecna, hijo de Araás, del guardarropas; y ella habitaba en Jerusalén, en el suburbio; y la hablaron.
15 Y díjoles: «Esto dice el Señor, el Dios de Israel: «Decid al varón, al que os ha enviado a mí:
16 Esto dice el Señor: «He aquí yo traigo mal sobre este lugar y sobre los que lo habitan: todas las palabras del libro las que leyó rey de Judá;
17 por cuanto me han abandonado, e incensado a dioses otros, para irritarme en las obras de sus manos; y se inflamará mi furor en este lugar y no se apagará.
18 Y al rey de Judá, al que os ha enviado a consultar al Señor; esto le diréis: «Esto dice el Señor, el Dios de Israel: «Las palabras que has oído —
19 por cuanto se ha ablandado tu corazón y te has confundido a la faz del Señor, al oír cuanto hablé sobre este lugar y sobre los habitantes de él para ser en desaparecimiento y en maldición —y desgarraste tus vestiduras y lloraste a faz mía; yo también he oído, dice el Señor.
20 ¡No así! he aquí yo te reúno a tus padres y serás congregado en tu sepulcro en paz; y no será visto en tus ojos —en todos los males que ¡yo soy! traigo sobre este lugar».
1 Renovación de la alianza. Destrucción de los ídolos. Y refirieron al rey la palabra; y envió el rey y congregó consigo a todos los ancianos de Judá y Jerusalén.
2 Y subió el rey a la casa del Señor, y todo varón de Judá y todos los habitantes de Jerusalén con él. Y los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo, de pequeño y hasta grande; y leyó en sus orejas todas las palabras del libro de la alianza, el hallado en casa del Señor.
3 Y estaba el rey a par de la columna, y pactó pacto a la faz del Señor: de andar en pos del Señor y guardar sus mandamientos, y sus testimonios(a) y sus justificaciones(b) en todo corazón y en toda alma, para suscitar las palabras de este pacto: lo escrito en este libro; y entró todo el pueblo en el pacto.
4 Y mandó el rey a Helcías el sacerdote, el grande, y a los sacerdotes del orden segundo y a los guardianes del umbral, sacar fuera del templo del Señor todos los vasos hechos a Baal, y a la selva(c) y a todo el ejército del cielo; y los quemó fuera de Jerusalén, en las campiñas de Cedrón y lanzó sus cenizas a Betel.
5 Y borró(d) a los arúspices que dieron reyes de Judá, e incensaban en las alturas y en las ciudades de Judá y los alrededores de Jerusalén; y a los incensadores de Baal, y del sol, y de la luna, y de las constelaciones de todo el ejército del cielo.
6 Y llevó la selva de la casa del Señor, fuera de Jerusalén, al torrente de Cedrón y quemóla en el torrente de Cedrón y la redujo a ceniza. Y arrojó la ceniza de ella al sepulcro de los hijos del pueblo(e).
7 Y arrasó la casa de los sodomitas, y los que estaban en la casa del Señor; donde las mujeres tejían, allí, tiendas para la selva.
8 Y trajo a todos los sacerdotes, de ciudades de Judá, y contaminó las alturas, donde incensaran allí, los sacerdotes, desde Gabaá y hasta Bersabé; y arrasó la casa de las puertas, la junto a la entrada de la puerta de Josué, príncipe de la ciudad, de las a siniestra de varón(f), en la puerta de la ciudad.
9 Empero no subieron los sacerdotes de las alturas al altar del Señor en Jerusalén; porque sólo comían ázimos en medio de sus hermanos.
10 contaminó a Tofet(g), el de la hondonada de hijo de Enom, para(h) pasar por varón a su hijo y varón a su hija a Moloc, en fuego.
11 Y quemó los bridones que dieron los reyes de Judá al sol, en la entrada de la casa del Señor al gazofilacio de Natanmélec, el eunuco, en Farurim; y el carro del sol quemó en fuego;
12 y los altares sobre el terrado del cenáculo de Acaz, los que hicieron reyes de Judá; y los altares que hizo Manasés en los dos atrios de casa del Señor, derribó el rey y arrasó de allí; y lanzó su polvo al torrente de Cedrón.
13 Y la casa situada al frente de Jerusalén, a diestra del «monte de la perdición», la que edificó Salomón, rey de Israel, a Astarte, horror de sidonios; y a Camós, horror de Moab, y a Moloc, abominación de hijos de Amón, contaminó el rey.
14 Y destrozó las columnas y extirpó las selvas; y llenó sus sitios de huesos de hombres.
15 También el altar, el de Betel, el alto, que hizo Jeroboam, hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel; —también aquel altar y la altura arrasó; y destrozó las piedras de él y redujo a polvo; y quemó la selva.
16 Y volvióse Josías, y vio los sepulcros, allí, en la ciudad; y envió, y tomó los huesos de los sepulcros; y quemó sobre el altar, y lo contaminó, según la palabra del Señor que habló el hombre de Dios, al estar Jeroboam en la fiesta junto al altar; y volviéndose, alzó los ojos al sepulcro del hombre de Dios, el que habló estas palabras;
17 y dijo: «¿Qué aquel montículo que yo veo?» Y dijéronle: «El hombre de Dios, el que vino de Judá y anunció estas palabras que anunció acerca del altar de Betel».
18 Y dijo: «Dejadlo; el varón —no se muevan los huesos de él». Y salváronse sus huesos con los huesos del profeta del venido de Samaria.
19 También todas las casas de las alturas, las de las ciudades de Samaria, que hicieron reyes de Israel para irritar al Señor, quitó Josías, e hizo en ellas todas las obras que hizo en Betel.
20 E inmoló todos los sacerdotes de las alturas, los que había allí sobre los altares, y quemó los huesos de los hombres sobre ellos; y volvió a Jerusalén.
21 Y mandó el rey a todo el pueblo, diciendo: «Haced pascua al Señor, nuestro Dios, según que está escrito en libro de esta alianza».
22 Porque no se había hecho tal pascua, desde días de los jueces que juzgaron a Israel, y todos los días de reyes de Judá.
23 Empero el décimo octavo año del rey Josías se hizo esta pascua al Señor en Jerusalén.
24 También los pitones, y los adivinos, y los terafines, y los ídolos y todas las abominaciones las hechas en la tierra de Judá y en Jerusalén desarraigó Josías para cumplir las palabras de la ley, las escritas en el libro que halló Helcías, el sacerdote en casa del Señor.
25 Semejante a él no hubo antes de él, rey que volviera al Señor en todo su corazón, y en toda su alma, y en toda su fuerza, según toda la ley de Moisés; y después de él, no se levantó semejante a él.
26 Empero no desistió el Señor del furor de su ira, la grande, con que se enfureció en su ira, en Judá sobre(i) las irritaciones que le irritó Manasés.
27 Y dijo el Señor: «También a Judá apartaré de mi faz; así como he apartado a Israel; y lanzaré esta ciudad que yo elegí: Jerusalén, y la casa de que dije: «Será mi nombre allí».
28 Y lo demás de las palabras de Josías y todo cuanto hizo ¿no está esto escrito en el libro de palabras de días, para los reyes de Judá?
29 En sus días subió Faraón Necao, rey de Egipto contra el rey de Asiria sobre río Eufrates; y fue Josías en su contra, y le mató Necao en Magedo, al verle(j).
30 Y condujéronle sus niños muerto de Magedo y lleváronle a Jerusalén y le sepultaron en su sepulcro; y tomó el pueblo de la tierra a Joacaz, hijo de Josías, y le ungieron y le enreyecieron en lugar de su padre.
31 Hijo de veintitrés años era Joacaz al reinar y tres meses reinó en Jerusalén, y nombre de su madre: Amital, hija de Jeremías, de Lobná.
32 E hizo lo malo en ojos del Señor; según todo cuanto hicieron sus padres.
33 Y le trasladó(k) Faraón Necao a Eblá, en tierra de Emat para que no reinase en Jerusalén; y dio multa sobre la tierra: cien talentos de plata y cien(l) talentos de oro;
34 y enreyeció el Faraón Necao sobre ellos a Eliacim, hijo de Josías, rey de Judá, en lugar de Josías, su padre; y mudó su nombre en Yoacim; y a Joacaz tomó y llevó a Egipto; y murió allí.
35 Y la plata y el oro dio Yoacim a Faraón. Empero apreció la tierra para dar la plata por boca(m) de Faraón: varón(n) según su apreciación, dio la plata y el oro, con el pueblo de la tierra, para dar a Faraón Necao.
36 Hijo de veinticinco años, Yoacim, al reinar; y once años reinó en Jerusalén; y nombre de su madre: Zebidá, hija de Fadaía, de Rumá.
37 E hizo lo malo en ojos del Señor, según todo cuanto hicieron sus padres.
1 Nabucodonosor. Joaquín en Babilonia. En los días de él subió Nabucodonosor, rey de Babilonia; y le fue hecho Yoacim siervo tres años; y se volvió y rebeló contra él.
2 Y envióle el Señor a los sólo-ceñidos(a) de los caldeos; y a los sólo-ceñidos de Siria, y los sólo —ceñidos de Moab y los sólo —ceñidos de hijos de Amón, y envióles a la tierra de Judá, para dominarle, según la palabra del Señor, que habló en mano de sus siervos, los profetas.
3 Empero, por el furor del Señor, aconteció en Judá, el apartarle de su rostro, por los pecados de Manasés, según todo cuanto hizo.
4 También la sangre inocente derramó, y llenó a Jerusalén de sangre inocente; y no quiso el Señor apiadarse.
5 Y lo demás de las palabras de Yoacim y todo lo que hizo ¿no está, he aquí, esto escrito en libro de palabras de los días, para los reyes de Judá?
6 Y durmióse Yoacim con sus padres, y reinó Joaquín, su hijo en su lugar;
7 y no volvió ya el rey de Egipto a salir de su tierra; pues conquistó el rey de Babilonia desde el torrente de Egipto hasta el río Eufrates, todo cuanto era del rey de Egipto.
8 Hijo de dieciocho años, Joaquín, al reinar; y tres meses reinó en Jerusalén; y el nombre de su madre era Nohetán; hija de Elnatán, de Jerusalén.
9 E hizo lo malo en ojos del Señor, según todo cuanto hizo su padre.
10 En aquel tiempo subió Nabucodonosor, rey de Babilonia, a Jerusalén; y vino la ciudad a cerco.
11 Y llegó Nabucodonosor, rey de Babilonia a la ciudad; y sus niños asediáronla.
12 Y salió Joaquín, rey de Judá, contra rey de Babilonia él y sus niños, y su madre y sus príncipes y sus eunucos; y cogióle el rey de Babilonia, en el octavo año de su reinado.
13 Y sacó de allá todos los tesoros de casa del Señor, y los tesoros de casa del rey, y destrozó todos los vasos, los áureos que hizo Salomón, el rey de Israel en el templo del Señor; según la palabra del Señor.
14 Y trasladó a toda Jerusalén, y todos los príncipes y los poderosos en fuerza llevó cautivos a diez millares; y a todo carpintero y cerrajero; y no quedaron sino los pobres de la tierra.
15 Y trasladó a Joaquín a Babilonia, y a la madre del rey, y las mujeres del rey y sus eunucos; y los fuertes de la tierra llevó a trasmigración, de Jerusalén a Babilonia.
16 Y a todos los varones de la fuerza diecisiete mil; y al carpintero y al cerrajero, mil. Todos potentes haciendo la guerra llevólos el rey de Babilonia de trasmigración a Babilonia.
17 Enreyeció el rey de Babilonia a Matanías, tío de él, en su lugar y puso el nombre de él: Sedecías.
18 Hijo de veintiún años Sedecías, al reinar; y once años reinó en Jerusalén; y nombre de su madre: Amital, hija de Jeremías, de Lobná.
19 E hizo lo malo a faz del Señor; según todo cuanto hizo Joaquín.
20 Pues por el furor del Señor aconteció sobre Jerusalén y en Judá, hasta que los arrojó de su rostro; y se rebeló Sedecías contra el rey de Babilonia.
1 Sedecías. Destrucción de Jerusalén. Y aconteció en el año nono de su reinado, en el mes décimo, a décimo de mes, que vino Nabucodonosor, el rey de Babilonia, y todo su ejército sobre Jerusalén; y acamparon sobre ella y edificaron sobre ella una circunvalación en torno.
2 Y vino la ciudad a cerco hasta el undécimo año del rey Sedecías, el noveno del mes.
3 Y prevaleció el hambre en la ciudad; y no había panes para el pueblo de la tierra.
4 Y rota fue la ciudad, y todos los varones de la guerra salieron de noche, camino de la puerta, en medio de los muros; esta es del huerto del rey; y los caldeos(a), sobre la ciudad en contorno; y anduvo(b) el camino de la llanura;
5 y persiguió el ejército de los caldeos en pos del rey, y le cogieron en la llanura de Jericó; y todo su ejército se dispersó de sobre él.
6 Y aprehendieron al rey y lleváronle ante rey de Babilonia, a Reblatá; y habló, con él, sentencia.
7 Y a los hijos de Sedecías degolló ante sus ojos; y los ojos de Sedecías cegó, y le ató en grillos, y llevóle a Babilonia.
8 Y en el mes el quinto, a siete del mes; él(c) el año diecinueve, para Nabucodonosor, rey de Babilonia; vino Nabuzardán, el príncipe de los satélites, el puesto ante el rey de Babilonia, a Jerusalén.
9 Y quemó la casa del Señor y la casa del rey y todas las casas de Jerusalén; y toda casa quemó el príncipe de los satélites, en fuego.
10 Y el muro de Jerusalén en contorno demolió todo el ejército de los caldeos, los que estaban con el príncipe de los satélites.
11 Y el resto del pueblo, el dejado en la ciudad y los tránsfugas, los fugados al rey de Babilonia, y al resto del vulgo deportó Nabuzardán, el príncipe de los satélites.
12 Y de los pobres dejó el príncipe de los satélites para viñadores y para aradores.
13 Y las columnas, las broncíneas, las en casa del Señor y las basas y la mar la broncínea, la en casa del Señor, destrozaron los caldeos y llevaron el bronce de ellas a Babilonia.
14 Y las calderas, y los tridentes, y las tazas, y los braceros, y todos los vasos, los broncíneos en que ministran, en ellos, tomó.
15 Y los incensarios y las tazas las áureas y las argentinas tomó el príncipe de los satélites.
16 Columnas dos y la mar una y las basas que hizo Salomón para la casa del Señor —no había peso(d) del bronce de todos los vasos.
17 De dieciocho codos de altura de la columna la una, y el capitel sobre ella, el broncíneo; con altura de tres codos, labor de red; y granadas sobre el capitel en contorno: todo broncíneo; y, conforme a esto, la columna la segunda, a más de la red.
18 Y tomó el príncipe de los satélites a Saraías, sacerdote el primero, y a Sofonías, hijo de la segundía(e), y a los tres guardas del umbral.
19 Y de la ciudad tomó un eunuco, el que era sobrestante de los varones los guerreros; y a cinco varones de los que veían el rostro del rey, los hallados en la ciudad; y al escriba del príncipe del ejército, el que conscribía al pueblo de la tierra; y a sesenta varones del pueblo de la tierra, los hallados, en la ciudad.
20 Y tomólos Nabuzardán, el príncipe de los satélites y llevólos al rey de Babilonia, a Reblatá.
21 Y percutiólos el rey de Babilonia, y los mató en Reblatá, en tierra de Emat; y fue deportado Judá sobre la tierra de él.
22 Y el pueblo, el dejado en la tierra de Judá, los que dejó Nabucodonosor, rey de Babilonia —constituyó sobre ellos a Godolías, hijo de Ahicas, hijo de Safán.
23 Y oyeron todos los príncipes del ejército, ellos y sus varones, que constituyó rey de Babilonia a Godolías, y vinieron a Godolías, a Masfá: Ismael, hijo de Natanías, y Joanan hijo de Garsé, y Saraías, hijo de Tencumet, el netofotita y Yezonías, hijo de Maacamí, ellos y sus varones.
24 Y juró Godolías a ellos y sus varones, y díjoles: «No temáis la aparición de los caldeos: asentaos en la tierra, y servid al rey de Babilonia, y bellamente os estará».
25 Y aconteció en el séptimo mes venir Ismael, hijo de Natanías, hijo de Elisamá, de la simiente de los reyes, y diez varones con él, y percutió a Godolías, y murió; y a los judíos y a los caldeos que estaban con él en Masfá.
26 Y levantóse todo el pueblo, de pequeño a grande, y los príncipes de los ejércitos, y entraron en Egipto, pues temieron a faz de los caldeos.
27 Y aconteció en el trigésimo séptimo año de la trasmigración de Joaquín, rey de Judá, en el duodécimo mes, el vigésimo séptimo día del mes, que enalteció Evilmerodac, rey de Babilonia, al año de su reinado, la cabeza de Joaquín, el rey de Judá; y le sacó de casa de su prisión;
28 y habló con él cosas buenas; y dio su trono por sobre los tronos de los reyes, los con él, en Babilonia.
29 Y mudó las vestiduras de la prisión de él; y comió pan siempre a faz de él todos los días de su vida.
30 Y el sustento suyo, sustento siempre se le dio de casa del rey, ración de día, en su día, todos los días de su vida.