1 Continencia de David. Conspiración de Adonías. Consagración de Salomón. Y el rey David, anciano, avanzado en días(a); y cubríanle de vestiduras y no se calentaba.
2 Y dijeron sus niños: «Busquen para nuestro señor, el rey, una doncella joven, y asistirá al rey y estará abrigándole y reposará con él; y se calentará mi señor, el rey.»
3 Y buscaron una joven hermosa de todo confín de Israel; y hallaron a Abisag, la sunamita, y trajéronla al rey.
4 Y la joven, hermosa hasta no más; y estábase abrigando al rey, y servíale; y el rey no la conoció.
5 Y Adonías, hijo de Hagit, encumbróse, diciendo: «Yo reinaré.» E hízose carros y jinetes, y cincuenta varones para correr delante de él.
6 Y no le inhibió su padre jamás, diciendo: «¿Por qué tú has hecho?(b) Y también él, hermoso de faz sobremanera, y le pariera después de Absalón.
7 Y fueron sus palabras con Jacob, el hijo de Sarvía, y con Abiatar el sacerdote y ayudaban en pos de Adonías.
8 Y Sadoc, el sacerdote, y Banaías, el hijo de Yoyadá, y Natán, el profeta, y Semeí y Reí e hijos poderosos de David, no eran en pos de Adonías.
9 Y sacrificó Adonías ovejas, y becerros y corderos, junto a la Piedra de Zohelet; que estaba contigua a la Fuente Rogel; y llamó a todos sus hermanos y a todos los robustos de Judá, niños del rey;
10 y a Natán, el profeta, y a Bananías y los poderosos y a Salomón, su hermano, no llamó.
11 Y dijo Natán a Betsabé, madre de Salomón, diciendo: «¿No has oído que está reinando Adonías, hijo de Hagit, y nuestro señor, David, no ha conocido?
12 Y ahora ¡acá! te aconsejaré ahora un consejo, y libra tu alma y el alma de tu hijo, Salomón.
13 Ea, entra al rey David y le dirás diciendo: «¿Acaso tú, mi señor rey, no has jurado a tu sierva, diciendo: «¿que tu hijo Salomón reinará después de mí, y él se sentará en mi trono?» y ¿qué, por qué está reinando Adonías?
14 Y he aquí: aún hablando tú allí con el rey, también yo entraré en pos de ti y completaré tus palabras.»
15 Y entró Betsabé al rey, a la alcoba; y el rey, anciano sobremanera; y Abisag, la sunamita, estaba sirviendo al rey.
16 E inclinóse Betsabé y adoró al rey, y dijo el rey: «¿Qué tienes?»
17 Y ella dijo: «Señor, tú has jurado en Señor, tu Dios, a tu sierva, diciendo: «Que tu hijo Salomón reinará después de mí, y se sentará en mi trono.»
18 Y ahora he aquí Adonías está reinando y tú, mi señor rey, no has conocido.
19 Y ha sacrificado becerros, y corderos y ovejas en muchedumbre, y llamado a todos los hijos del rey; y a Abiatar, el sacerdote; y a Joab, el príncipe de la fuerza; y a Salomón, tu siervo, no le ha llamado.
20 Y tú, mi señor, rey —los ojos de todo Israel, a ti corresponde anunciarles quién se sentará en el trono de mi señor, el rey, después de él.
21 Y será: cuando durmiere mi señor, el rey, con sus padres, seré yo y Salomón, mi hijo, perseguidos como pecadores.»(c).
22 Y he aquí, aún hablando ella con el rey, Natán, el profeta, vino.
23 Y anuncióse al rey, diciendo: «He aquí Natán, el profeta». Y entró a faz del rey, y adoró al rey con su rostro sobre la tierra.
24 Y dijo Natán: «Mi señor rey, tú has dicho: Adonías reinará después de mí, y él se sentará en mi trono»,
25 porque ha bajado hoy y sacrificado becerros, y corderos y ovejas en muchedumbre, y llamado a todos los hijos del rey, y a los príncipes de la fuerza, y a Abiatar, el sacerdote; y he aquí están comiendo y bebiendo a faz de él; y han dicho: «Viva el rey Adonías.»
26 Y a mí mismo, tu siervo, y a Sadoc, el sacerdote y a Banaías, hijo de Yoyadá, y a Salomón, tu siervo, no ha llamado.
27 «¿Si por mi señor, el rey, se ha hecho esta palabra, y no has manifestado a tu siervo quién se sentará en el trono de mi señor, el rey, después de él?»
28 Y respondió el rey David y dijo: «Llamadme a Betsabé.» Y entró a faz del rey, y detúvose a faz de él.
29 Y juró el rey y dijo: «¡Vive el Señor, quien salvó mi alma de toda tribulación!
30 Que así como te juré en Señor Dios de Israel, diciendo que «Salomón, tu hijo, reinará, después de mí y él se sentará en mi trono en lugar mío; que así haré en este día.»
31 E inclinóse Betsabé de rostro sobre la tierra y adoró al rey y dijo: «¡Viva mi señor, el rey David por el siglo!»
32 Y dijo el rey David: «Llamadme a Sadoc, el sacerdote, y Natán el profeta y Banaías, hijo de Yoyadá.» Y entraron a faz del rey.
33 Y díjoles el rey: «Tomad los siervos de vuestro señor, con vosotros, y subid a mi hijo Salomón en la mula, la mía y conducidle a Gihón;
34 y únjale allí Sadoc, el sacerdote, y Natán, el profeta, en rey sobre Israel, y trompetead con corneta, y decid: «¡Viva el rey Salomón!»
35 Y subiréis en pos de él; y entrará y se sentará en mi trono, y reinará en lugar mío; y yo he mandado que sea constituido en príncipe sobre Israel y Judá.»
36 Y respondió Banaías, hijo de Yoyadá, al rey y dijo: «¡Hágase! así confirme(d) el Señor, el Dios de mi señor, el rey.
37 Así como ha sido el Señor con mi señor el rey; así sea con Salomón, y engrandezca su trono sobre el trono de mi señor, el rey David.»
38 Y bajó Sadoc, el sacerdote, y Natán, el profeta, y Banaías hijo de Yoyadá, y el ceretí y el feletí; y sentaron a Salomón sobre la mula del rey David y lleváronle a Gihón.
39 Y tomó Sadoc, el sacerdote el cuerno del óleo, del tabernáculo, y ungió a Salomón y trompeteó con la corneta; y dijo todo el pueblo: «¡Viva el rey Salomón!»
40 Y subió todo el pueblo en pos de él, y danzaban en danzas y regocijándose con regocijo grande, y hendióse la tierra en su voz.
41 Y oyó Adonías y todos los llamados de él; y ellos terminaron de comer; y oyó Joab la voz de la corneta, y dijo: «¿Qué esta voz de la ciudad resonante?»
42 Aún hablando él, he aquí Jonatás, hijo de Abiatar, el sacerdote, entró; y dijo Adonías: «Entra, que varón de fuerza eres tú, y cosas buenas bien anuncias.»
43 Y respondió Jonatás y dijo a Adonías: «Ni con mucho; nuestro señor, el rey David, ha enreyecido a Salomón;
44 y enviado con él el rey a Sadoc, el sacerdote, y a Natán, el profeta, y a Banaías, el hijo de Yoyadá y al ceretí y al feletí; le han sentado en la mula del rey.
45 Y le han ungido Sadoc, el sacerdote y Natán, el profeta, en Gihón; y subido de allí regocijándose, y resonada la ciudad; ésta, la voz que habéis oído.
46 Y se ha sentado Salomón en trono de reino;
47 y han entrado los siervos del rey a bendecir a nuestro señor, el rey David, diciendo: «¡Bien haga Dios al nombre de Salomón sobre el nombre tuyo y engrandezca su trono!» Y adoró el rey sobre su lecho.
48 Y también así dijo el rey: «Bendito el Señor, el Dios de Israel, quien ha dado hoy, de mi simiente, al sentado en mi trono, y mis ojos ven.»
49 Y aterráronse todos los llamados de Adonías, y fueron varón por su camino.
50 Y Adonías temió a la faz de Salomón, y levantóse, y se fue y se asió a los cuernos del altar.
51 Y se anunció a Salomón, diciendo: He aquí Adonías temió al rey Salomón, y se toma de los cuernos del altar, diciendo: «Júreme hoy Salomón, si no ha de matar a su siervo en espada.»
52 Y dijo Salomón: «Si se hiciere hijo de fuerza ¡si caerá de sus cabellos sobre la tierra! Y, si maldad se hallare en él matarásele.»
53 Y envió el rey Salomón, y bajáronle de sobre el altar; y entró y adoró al rey Salomón, y díjole Salomón: «Ve a tu casa.»
1 Muerte de David. Mátase a sus enemigos. Y llegáronse los días de David a que él muriera, e instruyó a su hijo Salomón diciendo:
2 «Yo soy(a) voy en mi camino de todos en la tierra; y te esforzarás y serás un varón;
3 y guardarás guarda del Señor, tu Dios, para andar en todos sus caminos, guardar sus mandamientos; y las justicias, y los juicios y los testimonios de él, los escritos en la ley de Moisés, a fin de que entiendas lo que hagas, según todo cuanto yo te mandare;
4 para que afiance el Señor su palabra, que habló acerca de mí, diciendo: «Si guardaren tus hijos los caminos de ellos, para andar a la faz mía en verdad, en todo su corazón y en toda su alma: No te será exterminado varón de sobre el trono de Israel.»
5 Y tú también sabes cuánto me hizo Joab, hijo de Sarvía, cuánto hizo a los dos príncipes de las fuerzas de Israel: a Abner, hijo de Ner, y a Amasá, hijo de Jeter, y los mató y dispuso sangres de guerra durante la paz, y dio sangre inocente en su ceñidor, el en su lomo, y en su calzado el en su pie.
6 Y harás según tu sabiduría, y no bajarás su canicie en paz, al infierno.
7 Y a los hijos de Berzelaí, el galaadita harás misericordia; y serán entre los que comen tu(b) mesa; porque así se allegaron a mí al correr yo de faz de Absalón, tu hermano.
8 Y he aquí, contigo, Semeí, hijo de Gerá, hijo de Jerminí, de Bahurim; y él me maldijo maldición acerba el día que yo iba a los campamentos; y él bajó a mi encuentro, al Jordán; y juréle en Señor, diciendo: «¡Si te matare yo en espada!»
9 Y no le justificarás; pues varón sabio eres tú, y conocerás lo que le hagas, y bajarás su canicie en sangre, al infierno».
10 Y durmióse David con sus padres y fue sepultado en la ciudad de David.
11 Y los días que reinó David sobre Israel: cuarenta años; en Hebrón reinó siete años, y en Jerusalén treinta y tres años.
12 Y Salomón sentóse en el trono de David, su padre; y se afianzó su reino sobremanera.
13 Y entró Adonías, hijo de Hagit, a Betsabé, madre de Salomón y adoróla; y ella dijo: «¿Paz tu entrada?» Y dijo: «Paz.»
14 Y dijo: «Tengo una palabra para ti.» Y le dijo: «Habla.»
15 Y díjola: «Tú sabes que yo tenía reino, y sobre mí pusiera todo Israel su faz, para rey, y cambióse el reino y fue de mi hermano; pues del Señor fue para él.
16 Y ahora petición una yo te pido; no apartes tu rostro.» Y díjole Betsabé: «Habla.»
17 Y díjole: «Habla ahora a Salomón, el rey, que no apartará su rostro de ti, y me dará a Abisag, la sunamita, por mujer.»
18 Y dijo Betsabé: «Bellamente: yo hablaré por ti al rey.»
19 Y entró Betsabé al rey Salomón, a hablarle por Adonías; y levantóse el rey a su encuentro y besóla tiernamente y sentóse en el trono; y puesto fue trono a la madre del rey, y sentóse a la diestra de él.
20 Y díjole: «Petición una, pequeña yo te pido; no apartes tu rostro.» Y díjole el rey: «Pide, madre mía, y no te apartaré.»
21 Y dijo: «Dése ahora a Abisag, la sunamita, a Adonías, tu hermano por mujer.»
22 Y respondió el rey Salomón y dijo a su madre: «Y ¿por qué tú pides a Abisag, la sunamita para Adonías? También pide para él el reino; porque este hermano mío, es mayor que yo, y, de él, Abiatar, el sacerdote, y de él Joab, el hijo de Sarvía, el arquiestratego(c), son amigos.»(d).
23 Y juró el rey Salomón por el Señor, diciendo: «Esto hágame Dios y esto añada; que contra su alma ha hablado Adonías esta palabra.
24 Y ahora, ¡vive el Señor! que me ha dispuesto y colocádome en el trono de David, mi padre; y él me ha hecho casa, según habló el Señor; que hoy se matará a Adonías.»
25 Y envió el rey Salomón en mano de Banaías, hijo de Yoyadá, y arrebatóle, y murió Adonías en aquel día.
26 Y a Abiatar, el sacerdote, dijo el rey: «Apresúrate tu en ir a Anatot, a tu campo; pues varón de muerte eres tú en este día; y no te mataré, porque has llevado el Arca de la Alianza del Señor, a faz de mi padre; y porque maltratado fuiste en todo lo que fue maltratado mi padre.»
27 Y arrojó fuera Salomón a Abiatar para que no fuese sacerdote del Señor, para que se cumpliese la palabra del Señor que habló sobre la casa de Helí, en Silo.
28 Y la oída vino hasta Joab, hijo de Sarvía, porque Joab habíase inclinado en pos de Adonías, y en pos de Salomón no se inclinara quien huyó al tabernáculo del Señor y aferróse de los cuernos del altar.
29 Y fue anunciado a Salomón, diciendo: «Que ha huido Joab al tabernáculo del Señor, y he aquí se aferra de los cuernos del altar.» Y envió Salomón, el rey, cerca de Joab, diciendo: «¿Qué te ha pasado que has huido al altar?» Y dijo Joab: «Porque temí de tu faz, he huido al Señor.»(e). Y envió Salomón a Banaías, hijo de Yoyadá, diciendo: «Ve y arrebátale y sepúltale.»
30 Y fue Banaías, hijo de Yoyadá, a Joab, al tabernáculo del Señor, y díjole: «Esto dice el rey: «Sal fuera.» Y dijo Joab: «No voy fuera; que aquí moriré.» Y volvió Banaías, hijo de Yoyadá, y dijo al rey, diciendo: «Esto ha hablado Joab y esto respondídome.»
31 Y díjole el rey: «Ve y hazle según ha dicho, y arrebátale; y le sepultarás, y apartarás hoy la sangre que gratuitamente derramó, de mí y de la casa de mi padre.
32 Y ha vuelto el Señor la sangre de su iniquidad a su cabeza, pues acometió a los dos hombres, los justos y buenos sobre él, y les mató en espada; y mi padre David no supo de su sangre: a Abner, hijo de Ner, arquiestratego de Israel, y a Amasá, hijo de Yeter, arquiestratego de Judá.
33 Y se han vuelto las sangres de ellos a la cabeza de él y a la cabeza de su simiente por el siglo; y a David y a la simiente de él y a la casa de él y al trono de él, venga la paz hasta el siglo, del Señor.»
34 Y subió Banaías, hijo de Yoyadá, y acometióle y le mató y le sepultó en la casa de él, en el desierto.
35 Y dio el rey a Banaías, hijo de Yoyadá, en lugar de él sobre el ejército, y el reino se irguió en Jerusalén(f); y a Sadoc, el sacerdote, diole el rey ser el sacerdote primero, en lugar de Abiatar. Y Salomón, hijo de David, reinó sobre Israel y Judá en Jerusalén. Y dio el Señor prudencia a Salomón y sabiduría mucha, y anchura de corazón, como la arena la a par de la mar(g).
36 Y llamó el rey a Semeí y díjole: «Edifícate casa en Jerusalén y asiéntate allí, y no saldrás de allí a ninguna parte;
37 y será el día de tu salida, y pasares el torrente Cedrón, conociendo conocerás que de muerte has de morir: tu sangre será sobre tu cabeza.» Y juróle el rey en aquel día.
38 Y dijo Semeí al rey: «Buena la palabra que has hablado mi señor rey; así hará tu siervo.» Y asentóse Semeí en Jerusalén tres años.
39 Y aconteció, después de los tres años que se fugaron dos siervos de Semeí a Aquís, hijo de Maacá, rey de Get. Y avisóse a Semeí, diciendo: «He aquí tus siervos en Get.»
40 Y levantóse Semeí y aparejó su asno y fue a Get, a Aquís, para requerir sus siervos; y fue Semeí y trajo sus siervos de Get.
41 Y avisóse a Salomón, diciendo: «Que fue Semeí, de Jerusalén, a Get y retornó sus siervos.»
42 Y envió el rey y llamó a Semeí y le dijo: «¿Acaso no te he jurado por el Señor y conjurádote, diciendo: «En el día que salieres de Jerusalén y fueres a derecha o a la izquierda, conociendo conocerás que de muerte has de morir?» Y me dijiste: «Buena la palabra que he escuchado.»
43 Y ¿qué, por qué no has guardado el juramento del Señor, y el mandato que mandé contra ti?»
44 Y dijo el rey a Semeí: «Tú sabes toda la maldad tuya, que sabe tu corazón; la que hiciste a David, mi padre; y ha retribuido el Señor tu maldad a tu cabeza.
45 Y el rey Salomón bendecido y el trono de David estará preparado a la faz del Señor por el siglo.»
46 Y mandó el rey Salomón a Banaías,a hijo de Yoyadá, y salió y arrebatóle; y murió.
1 Sabiduría de Salomón Y acrecentóse la prudencia de Salomón grandemente, sobre la prudencia de todos los hijos de los antiguos, y sobre todos los prudentes de Egipto(a). Y tomó la hija del Faraón, y trájola a la ciudad de David, hasta terminar él de edificar la casa de él, y la casa del Señor, primeramente, y el muro de Jerusalén en contorno(b).
2 Empero, el pueblo estaba incensando en las alturas; pues no estaba edificada la casa del Señor, hasta ahora.
3 Y amó Salomón al Señor, andando en los preceptos de David, su padre; empero en las alturas él sacrificaba e incensaba.
4 Y levantóse y fue a Gabaón, a sacrificar allí; pues ella, la altísima y grande: milenario holocausto ofreció Salomón sobre aquel altar en Gabaón.
5 Y se apareció el Señor a Salomón, en sueño, de noche, y dijo el Señor a Salomón: «Pídete alguna petición.»
6 Y dijo Salomón: «Tú has hecho con tu siervo, David, mi padre, misericordia grande, según que caminó a faz tuya, en verdad, y en justicia y en rectitud de corazón contigo; y le has guardado esta misericordia, la grande, dando que su hijo se siente sobre su trono; como este día(c).
7 Y ahora, Señor, Dios mío, tú has dado a tu siervo en lugar de David, mi padre; y yo soy niñito pequeño, y no sé mi salida y mi entrada.
8 Y tu siervo en medio de tu pueblo, que has elegido(d) pueblo mucho; que no se contará y no se empadronará por su muchedumbre.
9 Y darás a tu siervo corazón de escuchar y juzgar a tu pueblo en justicia y para entender entre lo bueno y lo malo; pues ¿quién podrá juzgar a tu pueblo, el pesado éste?»
10 Y plugo el dicho a la faz del Señor, por haber pedido Salomón esta palabra.
11 Y díjole el Señor: «Por cuanto me has pedido esta palabra, y no pedídote días muchos y no pedido riquezas, ni pedido almas de tus enemigos, sino pedídote el entender de escuchar juicio;
12 he aquí, te he hecho según tu palabra; he aquí te he dado corazón prudente y sabio; cual tú no ha habido antes de ti, y después de ti, no se levantará semejante a ti.
13 Y lo que no has pedido, te he dado, así riquezas como gloria, que no ha habido varón semejante a ti en reyes.
14 Y, si anduvieres en mi camino, guardando mis mandamientos y preceptos como anduvo David, tu padre, también multiplicaré tus días.»
15 Y despertó Salomón de su sueño(e), y levantóse, y fue a Jerusalén, y púsose en frente del altar, el en frente del Arca de la Alianza del Señor, en Sión; y ofreció holocaustos e hizo sacrificios pacíficos; e hizo un festín grande para sí y todos sus niños.
16 Entonces presentáronse dos mujeres, meretrices, al rey, y se pusieron a faz de él.
17 Y dijo la mujer una: «¡Favor, señor! yo y esta mujer vivimos en una casa, y parimos en la casa;
18 y aconteció en el día el tercero de haber parido yo, parió también esta mujer; y nosotras juntas y no hay nadie con nosotras, fuera de entrambas nosotras en la casa.
19 Y murió el hijo de esta mujer en la noche, pues se durmió encima de él.
20 Y levantóse a medianoche y tomó mi hijo de mis brazos; y tu sierva dormía; y recostóle en su seno, y al hijo de ella, al muerto, recostó en el seno mío.
21 Y levantéme al alba a amamantar a mi hijo, y aquél estaba muerto; y he aquí no era el hijo mío que parí.»
22 Y dijo la mujer la otra: «¡Que no! sino que el hijo tuyo es el muerto; pero hijo mío, el vivo». Mas ella habla, la otra dijo: «¡Que no! que mi hijo el vivo; pero el hijo el tuyo, el muerto.» Y hablaron a faz del rey.
23 Y díjole el rey: Tú dices: «Este es el hijo mío, el vivo, y el hijo de ésta, el muerto.» Y tú dices: «¡Que no! sino que el hijo mío, el vivo, y el hijo tuyo, el muerto.»
24 Y dijo el rey: «Traedme cuchilla.» Y trajeron cuchilla a faz del rey.
25 Y dijo el rey: «Partid el niñito, el vivo, el mamante, en dos y dad la mitad de él a ésta, y la mitad de él a ésta.»
26 Y repuso la mujer, cuya era el hijo el vivo, y dijo al rey (pues se conturbó el útero de ella sobre su hijo); —y dijo: «Favor, señor: dadle el niñito el vivo, y de muerte no le matéis.» Y ésta dijo: «Ni de mí ni de ella sea; partid.»
27 Y repuso el rey, y dijo: «Dad el niñito el vivo a la que dijo: «Dádselo y de muerte no le matéis»; ella es la madre de él.»
28 Y oyeron todo Israel este juicio que juzgó el rey y temieron a faz del rey, pues vieron que había prudencia de Dios en él, para hacer justicia.
1 Grandeza y gloria de Salomón. Y estaba el rey Salomón reinando sobre Israel,
2 y éstos los príncipes que tenía: Azarías, hijo de Sadoc, el sacerdote;
3 Elihoref y Ahía, hijos de Sisá, el escriba y Josafat, hijo de Ahilud, rememorador;
4 Banaías, hijo de Yoyadá, sobre el ejército; y Sadoc y Abiatar, sacerdotes;
5 Azarías, hijo de Natán, sobre los asistentes; y Zabud, hijo de Natán, sacerdote, amigo del rey;
6 y Ahisar era ecónomo, y Eliac, el ecónomo; y Eliab, hijo de Saf, sobre la familia(a); y Adoníram, hijo de Abadá, sobre los tributos.
7 Y tenía Salomón doce prefectos sobre todo Israel, para proveer al rey y a su casa; un mes en el año estaba sobre el uno(b) proveer.
8 Y éstos los nombres de ellos Benhur en monte Efraín, una;
9 Ben Decar en Maccés, y en Salebina, y en Betsamés y en Elón y en Betanán, uno;
10 Ben-Hesed, en Arubot (de el Socó y toda la tierra de Efer).
11 Ben-Abinadab (de él toda Nefat-Dor) —a Tafat, hija de Salomón tenía por mujer—: uno(c).
12 Boná, hijo de Ahilud, en Tanac y Magedó y toda Betsán, la que a par de Sartaná, bajo de Yezrael, desde Betaán hasta Abelmehulá, hasta allende de Yecmaán: uno;
13 Ben-Gaber en Ramot-Galaad (de él Avot-Yair, del hijo de Manasés; en Galaad; de éste, la región de Argob, en Basán: sesenta ciudades grandes muradas y cerrojos broncíneos), uno;
14 Abinadab, hijo de Adó, en Manaím;
15 Aquimaás en Neftalí (y éste tomó a Basemat, hija de Salomón por mujer), uno.
16 Baaná, hijo de Husí, en Aser y en Balot, uno;
17 Josafat, hijo de Tarne, en Isacar;
18 Semeí, hijo de Elá, en Benjamín;
19 Gaber, hijo de Urí, en la tierra de Galaad, tierra de Sehón, rey amorreo, y de Og, rey de Basán, y prefecto uno en tierra de Judá.
20 Judá e Israel, eran numerosos, como la arena, la que hay sobre el mar, en muchedumbre; comiendo y bebiendo y regocijándose.
21 Y Salomón era poderoso en todos los reinos, desde el río de tierra de filisteos y hasta el confín de Egipto, los que traían dones, y servían a Salomón todos los días de su vida.
22 Y esto lo necesario a Salomón: en día uno: treinta coros de harina flor, y sesenta coros de harina triturada;
23 y diez becerros escogidos y veinte bueyes sueltos, y cien ovejas, fuera de ciervos y gacelas y aves escogidas: cebados(d);
24 pues era príncipe en todo, allende el río desde Tafá hasta Gaza en todos los reyes allende el río, y tenía paz de todas las partes en contorno.
25 Y habitaba Judá e Israel confiados, cada cual bajo su vid y bajo su higuera, comiendo y bebiendo, de Dan y hasta Bersabé, todos los días de Salomón;
26 y tenía Salomón cuarenta mil paridores de caballos para carros; y doce millares de jinetes.
27 Y suministraban los prefectos así(e) al rey Salomón; y todo lo dispuesto sobre la mesa del rey: cada uno su mes no traspasaban en punto.
28 Y la cebada y la paja para los caballos y los carros llevaran al lugar donde estaba el rey, cada uno según su orden.
29 Y dio el Señor prudencia a Salomón, y sabiduría mucha sobremanera y anchura de corazón como la arena a par de la mar.
30 Y multiplicóse la sabiduría de Salomón muy mucho sobre la prudencia de todos los viejos(f) hombres, y sobre todos los prudentes de Egipto.
31 Y sabía sobre todos los hombres; y sabía sobre Etán, el ezrahita y Hemán y Calcol y Dordá, hijos de Mahol; y era su nombre en todos los pueblos en contorno(g).
32 Y habló Salomón tres mil parábolas; y fueron sus cantares cinco mil(h).
33 Y habló sobre los leños, desde el cedro, el del Líbano, y hasta el hisopo que brota de la pared; y habló sobre las bestias y sobre los volátiles; y sobre los reptiles y sobre los peces.
34 Y venían todos los pueblos a oír, la sabiduría de Salomón, y de todos los reyes de la tierra, cuanto oían su sabiduría(i).
1 Salomón e Hiram Y envió Hiram, rey de Tiro, sus niños a ungir a Salomón, en vez de David, su padre; porque amante fuera Hiram de Salomón todos los días.
2 Y envió Salomón cerca de Hiram, diciendo:
3 «Tú sabes: mi padre David como no pudo edificar casa al nombre del Señor, mi Dios, a faz de las guerras, las que la cercaban, hasta darles el Señor bajo las plantas de sus pies.
4 Y ahora ha pacificado el Señor, mi Dios, para mí, en contorno: no hay adversario, y no hay falta mala.
5 Y he aquí yo digo que edificaré casa al nombre del Señor, mi Dios; según habló el Señor Dios a David, mi padre, diciendo: «El hijo tuyo el que daré, en tu lugar, sobre tu trono, éste edificará la casa al nombre mío.»
6 Y ahora manda, y córtenme leños del Líbano; y he aquí mis siervos estén con tus siervos y la paga de tu servicio te daré, según todo cuanto dijeres; porque tú sabes que no tenemos nosotros entendido en leños cortar como los sidonios.»
7 Y aconteció; así como oyó Hiram las palabras de Salomón se alegró sobremanera y dijo: «Bendito Dios hoy, que ha dado a David un hijo prudente, sobre este pueblo, el mucho.»
8 Y envió Hiram cerca de Salomón, diciendo: «He oído acerca de todo lo que has enviado a mí: yo haré toda tu voluntad: leños cedrinos y abetinos;
9 tus siervos bajaránlos del Líbano al mar; yo pondré balsas en el mar, hasta el lugar que me avisares y los tirarán allí y tú llevarás, y harás mi voluntad de dar panes a mi casa.»
10 Y estuvo Hiram dando a Salomón cedros y abetos a toda su voluntad.
11 Y Salomón dio a Hiram veinte mil coros de trigo y sustento para su casa, y veinte mil bat de aceite molido; según esto daba Salomón a Hiram al año.
12 Y el Señor dio sabiduría a Salomón, según que le habló. Y hubo paz entre Hiram y entre Salomón, y pactaron pacto entre sí.
13 Y levantó el rey Salomón tributo de todo Israel; y era el tributo treinta millares de varones.
14 Y envióles al Líbano: diez millares en el mes, remudándose: un mes estaban en el Líbano, y dos meses en la casa de ellos; y Adoniram, sobre el tributo.
15 Y tenía Salomón setenta mil hombres cargando carga, y ochenta mil picapedreros en la montaña;
16 fuera de los príncipes de los puestos sobre las obras por Salomón: tres mil y trescientos(a) prefectos que hacían las obras.
17 Y mandó el rey y llevan piedras grandes, piedras valiosas para el fundamento de la casa, y piedras labradas;
18 y labraron los artífices de Salomón y los artífices de Hiram, y los giblios; y prepararon las piedras y los leños tres años.
1 Fábrica del templo Y aconteció en el año cuatrocientos ochenta(a) de la salida de los hijos de Israel, de Egipto, el año, el cuarto en el mes, el segundo de reinar el rey Salomón sobre Israel; edificó la casa al Señor. Y edificóle en siete años.
2 Y la casa que edificó el rey Salomón al Señor: sesenta(b), en codos, su longitud; y veinte, en codos, su latitud; y veinticinco, en codos, su altura.
3 Y el pórtico a faz del templo: veinte codos su longitud, según la latitud de la casa por la faz de la casa; y edificó la casa y terminóla(c).
4 E hizo a la casa ventanas oblicuas, ocultas(d).
5 Y dio sobre la pared de la casa moradas en contorno, con la pared de la casa en contorno, al templo y el oráculo.
6 E hizo costados(e) en contorno. El costado el de abajo; de cinco codos su latitud; y el medio: seis codos de latitud; y el tercero, siete, en codos, su latitud; pues distancia dio a la casa en contorno, por fuera de la casa, para que no se pegaran con las paredes de la casa.
7 Y la casa, al edificarse, de piedras labradas, juntas se edificó. Y martillo y hacha y toda herramienta férrea no se oyó en la casa, mientras se edificó.
8 Y la puerta del costado el de abajo, bajo el hombro(f) de la casa el derecho; y de caracol, las subidas al medio, y del medio a las techumbres terceras.
9 Y edificó la casa y terminóla; y abovedó la casa, con artesones y combinaciones, con cedros.
10 Y edificó las amarras(g) por toda la casa; cinco, en codos, su altura, y ligó la ligadura en leños cedrinos.
11 Y fue palabra del Señor a Salomón, diciendo:
12 «Esta casa que tú edificas, si caminares en mis preceptos, y mis juicios hicieres, y guardares todos mis mandamientos andando en ellos, afianzaré contigo la palabra que hablé a David, tu padre.
13 Y me aposentaré en medio de los hijos de Israel y no abandonaré a mi pueblo de Israel.»
14 Y edificó Salomón la casa y terminóla.
15 Y edificó las paredes de la casa por dentro, de leños cedrinos, desde el pavimento de la casa y hasta las paredes y hasta las vigas; abovedó conjuntamente con leños por dentro, y rodeó lo interior de la casa en costillas(h) abetinas.
16 Y edificó los veinte codos, desde la cima de la pared el costado; el costado uno desde el pavimento hasta las vigas; e hizo desde el oráculo al santo de los santos.
17 Y de cuarenta codos era el templo; éste, el templo, el más interior.
18 Y de cedro, a través de la casa por dentro entablada, relieves, y hojas y tablas; todo cedrino: no asomaba piedra.
19 Por el frente del oráculo, en medio de la casa, por dentro preparó dar allí el Arca de la Alianza del Señor.
20 Y al frente del oráculo (veinte codos de longitud y veinte codos de latitud, y veinte codos de altura; y revistiólo de oro macizo) hizo el altar al frente del oráculo y revistiólo de oro(i).
21 Y toda la casa revistió de oro, hasta la conclusión de toda la casa.
22 Y todo el interior del oráculo enlaminó de oro(j).
23 E hizo en el oráculo dos querubines de leños cipresinos; de diez codos magnitud medida.
24 Y de cinco codos el ala de querubín el uno, y de cinco su ala la otra en codos diez de una parte de su ala a una parte de su ala.
25 Y diez, en codos, así tenía el querubín el segundo; en medida una, terminación una a entrambos.
26 Y la altura del querubín el uno diez en codos; y así el querubín el segundo.
27 Y puso entrambos querubines en medio de la casa la más interior, y desplegó las alas de ellos, y tocaba ala una en la pared; y un ala del querubín el segundo tocaba en la pared la segunda; y las alas de ellos, en medio de la casa, tocaban ala con ala.
28 Y revistió los querubines con oro.
29 Todas las paredes de la casa, en contorno, cincelados grabó con grabadura, querubines(k); y palmeras y esculturas rotundas salientes, en lo interior y en lo exterior.
30 Y el pavimento de la casa revistió de oro, en(l) lo más interior y lo más exterior.
31 Y a la portada del oráculo hizo puertas enebrinas(m) y columnas quíntuplas;
32 y dos puertas de leños abetinos y cinceladuras sobre ellas: cincelados querubines y palmeras y hojas(n) entreabiertas, y revistió de oro; y descendía sobre los querubines y sobre las palmeras el oro.
33 Y así hizo con el pórtico de la casa: postes de leños de enebro: columnas cuadruplicadamente;
34 y en ambas puertas, leños abetinos; dos hojas, la puerta la una y los quicios de ellas; y dos hojas, la puerta la segunda, tornadizo(o);
35 cincelados querubines y palmeras, y entreabiertas hojas, y revestidos de oro descendiendo sobre la escultura.
36 Y edificó el atrio el más interior; tres órdenes de pulidas(p) y un orden de labrado de cedro, en contorno.
37 En el año cuarto fundóse la casa del Señor, en el mes de Ziv;
38 y en el año undécimo, en el mes de Bul (éste es el mes octavo) se terminó la casa en toda su obra y en todos sus utensilios; y se edificó en siete años(q).
1 El palacio salomónico Y la casa se edificó Salomón en trece años, y terminó Salomón toda su casa.
2 Y edificó la casa de la «selva del Líbano»: cien codos, en longitud, y cincuenta codos, en latitud; y de treinta codos, en altura; y de tres órdenes de columnas cedrinas; y vegas cedrinas, en las columnas.
3 Y artesonó la casa arriba sobre los costados de las columnas; y el número de las columnas: cuarenta y cinco el orden(a);
4 y estancias tres, y aposento sobre aposento triplicadamente.
5 Y todos los pórticos y los aposentos, cuadrangulares estanciados, y del pórtico a la puerta, triplicadamente.
6 Y el atrio de las columnas hizo de codos cincuenta de longitud; y cincuenta(b) en latitud, ligando el atrio a la faz de ellas. Y columnas y techumbre, sobre su faz en los atrios.
7 Y el atrio de los tronos (donde ha de juzgar, allí); atrio de juicio hizo, y techólo en cedro, de pavimento a pavimento;
8 y la casa de ellos, en que se ha de sentar, allí aula una, desenvolviéndose con esto, según esta obra; y una casa para la hija del Faraón, que tomó Salomón, según este atrio.
9 Todo esto, de piedras preciosas, a medida cortadas, labradas por dentro y por fuera, y desde el fundamento hasta las cornisas; y por fuera hasta el aula, la grande;
10 la fundamentada en preciosas piedras grandes, piedras de diez codos y de ocho codos;
11 y por encima, con preciosas, a medida cortadas; y de cedros.
12 Del aula, la grande tres órdenes, de labrados; y un orden de cincelado cedro.
13 Y envió el rey Salomón y tomó a Hiram, de Tiro,
14 hijo de mujer viuda; y éste de la tribu de Neftalí: y su padre, varón tirio, artífice de bronce y lleno de arte e inteligencia y conocimiento para hacer toda obra en bronce; y fue introducido al rey Salomón, e hizo todas las obras.
15 Y fundió las dos columnas para el atrio de la casa: dieciocho codos la altura de la columna; y perímetro (catorce(c) codos) rodeábala el grueso de la columna; de cuatro dedos las canales(d); y así, la columna la segunda.
16 Y dos capiteles hizo dar sobre las cabezas de las columnas, fundidos, broncíneos; cinco codos la altura del capitel, el uno, y cinco codos la altura del capitel, el segundo.
17 E hizo dos redes(e) para cubrir en torno el capitel de las columnas, y red para el capitel el uno, y red para el capitel segundo;
18 Y obra colgadiza: dos órdenes de granadas broncíneas, enredadas, obra colgadiza, orden sobre orden; y así hizo con el capitel el segundo.
19 Y capiteles sobre las cabezas de las columnas, labor de azucena, al través del atrio, de cuatro codos.
20 Y arquitrabe, sobre ambas columnas, y por sobre los costados, capitel, el arquitrabe(f) en lo grueso, y de granadas, cinco(g) órdenes en contorno del capitel el segundo(h).
21 Y erigió las columnas, del(i) atrio del templo; y erigió la columna la una, y llamó su nombre: Jaquín(j); y erigió la columna la segunda y llamó su nombre: Boás(k).
22 Y sobre las cabezas, labor de azucena y terminó la obra de las columnas.
23 E hizo la mar: diez, en codos, del labio de ella al labio de ella, redonda en contorno; cinco, en codos, su altura, y cordón, treinta y tres, en codos, cercábala en cerco.
24 Y sostenes(l) por debajo del labio de ella, en cerco cercábanla: diez en(m) codos, en cerco; y el labio de ella como labor de labio de cáliz brote de azucena, el grueso de él un palmo(n).
25 Y doce bueyes por debajo de la mar: los tres mirando al aquilón, y los tres mirando al occidente, y los tres mirando al mediodía y los tres mirando al oriente; y todo lo posterior, a la casa, y la mar sobre ellos por encima.
26 Y el grueso de ella, un palmo, y el labio de ella como labor de labio de cáliz: brote de azucena, dos mil bat cogiendo.
27 E hizo diez basas broncíneas(o); cuatro codos, la longitud de la basa, la una, y cuatro codos, la latitud de ella y seis, en codos, su altura.
28 Y ésta obra de las basas amarrada entre sí y amarrada en medio de las esquinas.
29 Y sobre las amarras de ellas, en medio de las esquinas: leones y bueyes y querubines; y sobre las esquinas así también por encima; y por debajo para los leones y los bueyes, lugares para labor de descenso(p).
30 Y cuatro ruedas broncíneas en la basa la una, y los ejes broncíneos y los cuatro ángulos de ellas; hombros por debajo de los baños; los hombros fundidos, uno enfrente del otro, fijos.
31 Y la basa de él(q), dentro del capitel(r), por encima en un codo, redonda; hechura así de un codo y medio, y también sobre la boca de él, esculturas y las amarras de ellos, cuadrangulares, no redondas.
32 Y las cuatro ruedas por debajo de las amarras. Y los ejes de las ruedas debajo de la basa; y el alto de la rueda la una de un codo y medio.
33 Y la obra de las ruedas, obra de ruedas de carro; sus ejes, y sus llantas, y sus rayos y sus cubos, y la fábrica de ellas toda fundida.
34 Los cuatro hombros sobre los cuatro ángulos de la basa la una, de entre la basa los hombros de ella.
35 Y sobre la cabeza de la basa: mitad de un codo una elevación de ella, en contorno de la cabeza de la basa; y principio de las manos(s) de ella, y las amarras de ella; y abríase sobre los principios de las manos de ella(t).
36 Y las amarras de ella: querubines, y leones y palmeras, rectos fijo cada uno de faz por dentro y alrededor(u).
37 Según ella hizo todas las diez basas: disposición una, y medida y hechura una para todas.
38 E hizo diez baños broncíneos, de cuarenta bat capaz el un baño, de medida de cuatro codos; baño el uno, sobre la basa la una, sobre las diez basas.
39 Y puso las cinco basas al costado de la casa, a la derecha, y cinco, al costado de la casa, el izquierdo; y la mar, al costado de la casa, a derecha hacia oriente desde el lado del austro.
40 E hizo Hiram las calderas y los braseros y las tazas. Y acabó Hiram de hacer todas las obras que hizo al rey Salomón en casa del Señor.
41 Columnas dos y las espirales de las columnas sobre capiteles de las columnas dos; y las redes dos de cubrir entrambas las espirales de lo esculpido las que estaban sobre las columnas;
42 las granadas cuatrocientas para entrambas las redes —dos órdenes de granadas para la red la una; de cubrir entrambas las que había: las espirales del capitel, sobre entrambas las columnas;
43 y las basas diez y los baños diez sobre las basas;
44 y la mar una y los bueyes doce por debajo de la mar;
45 y las calderas, y los braseros y las tazas y todos los vasos; los que hizo Hiram al rey Salomón, para la casa del Señor; y las columnas cuarenta y ocho de la casa del rey y de la casa del Señor(v). Todas las obras del rey que hizo Hiram, broncíneas totalmente.
46 En los alrededores del Jordán fundiólas el rey, en la grosura de la tierra en medio de Socot y en medio de Sartán.
47 No hubo balanza del bronce que hizo todas estas obras, por la abundancia sobre todo. No hubo límite de las balanzas del bronce.
48 Y tomó(w) el rey Salomón los vasos que hizo en casa del Señor: el altar el áureo, y la mesa sobre la que los panes de la proposición, áurea;
49 y los candelabros cinco a izquierda, y cinco a derecha, a faz del oráculo, áureos acrisolados; y las lamparillas y los candeleros y las aceiteras(x), áureos;
50 y los vestíbulos, y los clavos(y), y las tazas, y las escudillas y los incensarios, áureos acrisolados; y las portadas de la puerta de la casa más interior del santo de los santos, y las puertas del templo, áureas.
51 Y completóse la obra que hizo Salomón, de la casa del Señor; e introdujo Salomón lo sacro de David, su padre y todo lo sacro de Salomón, la plata y el oro, y los vasos dio para los tesoros de la casa del Señor.
1 Dedicación del templo Y aconteció, cuando hubo terminado Salomón de edificar la casa del Señor y la casa suya, después de veinte años; entonces congregó el rey Salomón a todos los ancianos de Israel, y a los príncipes de las tribus y a los jefes de las familias de los hijos de Israel, cerca del rey Salomón, en Sión, para llevar el Arca de la Alianza del Señor, desde la ciudad de David;
2 y congregáronse cerca del rey Salomón todo varón de Israel en el mes de Etanim, en la fiesta; él, el mes séptimo.
3 Y vinieron todos los ancianos de Israel, y llevaron los sacerdotes el arca,
4 y subieron el Arca del Señor y el tabernáculo del testimonio, y subiéronlos los sacerdotes y los levitas.
5 Y el rey y todo Israel, delante del arca, sacrificando ovejas y bueyes innumerables, que no se contarán por su muchedumbre.
6 E introducen los sacerdotes el Arca de la Alianza del Señor en el lugar de ella: en el oráculo de la casa, en el santo de los santos, bajo las alas de los querubines.
7 Porque los querubines desplegados estaban de las alas sobre el lugar del arca; y cubrían los querubines en torno sobre el arca y sobre las cosas sacras de ella por encima,
8 y sobresalían las varas; y veíanse las cabezas de las varas, desde el santo a la faz del oráculo y no se veían desde afuera; y quedaron allí hasta este día.
9 No había en el arca sino dos tablas petrinas, las tablas del pacto, las que puso Moisés en Horeb, las que pactó Moisés con los hijos de Israel, cuando salieron de tierra de Egipto.
10 Y aconteció, cuando salieron los sacerdotes del santo que la nube llenó la casa del Señor.
11 Y no podían los sacerdotes detenerse a ministrar, a faz de la nube; pues llenaba la casa la gloria del Señor.
12 Entonces dijo Salomón: «Señor, has dicho habitar en tinieblas.»
13 He edificado casa de habitación para ti, afianzamiento de tu sede por los siglos.»
14 Y volvió el rey su faz, y bendijo el rey a todo Israel; y toda la congregación de Israel estaba de pie.
15 Y dijo: «Bendito el Señor, el Dios de Israel hoy, quien habló en su boca, de David mi padre, y en sus manos cumplió, diciendo:
16 «Desde el día que saqué a mi pueblo, a Israel de Egipto, no he elegido, en ciudad, en un cetro(a) de Israel, para edificar casa, para estar mi nombre allí, y elegí a David para estar sobre mi pueblo de Israel.
17 Y vino sobre el corazón de David, mi padre, edificar la casa al nombre del Señor, Dios de Israel.»
18 Y dijo el Señor a David, mi padre: «Por cuanto ha venido sobre tu corazón edificar casa a mi nombre; bellamente has hecho por haber venido sobre tu corazón.
19 Empero tú no edificarás la casa, sino que el hijo tuyo, el salido de tus costados, éste edificará la casa a mi nombre.»
20 Y suscitó(b) el Señor su palabra que habló, y me levanté, por David, mi padre y sentéme sobre el trono de Israel, según habló el Señor, y edifiqué la casa al nombre del Señor, Dios de Israel.
21 Y he puesto allí lugar para el arca en que está, allí, el pacto del Señor que pactó el Señor con nuestros padres, al sacarlos él, de tierra de Egipto.»
22 Y púsose Salomón a faz del altar del Señor, delante de toda la congregación de Israel; y extendió sus manos al cielo,
23 y dijo: «Señor, Dios de Israel, no hay como tú, Dios en el cielo arriba y sobre la tierra abajo, guardando alianza y misericordia para con tu siervo que camina delante de ti en todo su corazón;
24 como guardaste para con tu siervo David, mi padre; pues que hablaste en tu boca y en tus manos ampliaste, como este día(c).
25 Y ahora, Señor, Dios de Israel, guarda para con tu siervo David, mi padre, lo que le hablaste, diciendo: «No te será quitado varón de delante de mi faz, sentado sobre el trono de Israel, como guarden tus hijos sus caminos para andar a faz mía, así como has andado a faz de mí.»
26 Y ahora Señor, Dios de Israel, confírmese ya tu palabra que hablaste a tu siervo, a David mi padre.
27 «¿Qué si verdaderamente habitará Dios con los hombres sobre la tierra? Si el cielo y cielo del cielo no han de bastarte —¿empero también esta casa que he edificado a tu nombre?
28 Y mirarás a la oración de tu siervo y a mi súplica, Señor, Dios de Israel, para escuchar la oración que tu siervo ora, delante de ti, a ti hoy,
29 para que estén tus ojos abiertos a esta casa, día y noche, al lugar que dijiste: «Estará mi nombre allí para escuchar la oración que ora tu siervo a este lugar, día y noche.
30 Y escucharás la súplica de tu siervo, y de tu pueblo, Israel, lo que oraren a este lugar; y tú escucharás en el lugar de tu habitación, en el cielo, y harás y propicio serás.
31 Cuanto hubiere pecado cada uno contra su prójimo, y si tomare sobre él maldición, maldiciéndole, y viniere y confesare a faz de tu altar en esta casa;
32 tu escucharás desde el cielo y harás; y juzgarás a tu pueblo de Israel, para que sea culpado el culpable, dando su camino sobre su cabeza; y para justificar al justo, dándole según su justicia.
33 Cuando caiga tu pueblo de Israel delante de enemigos (pues pecarán contra ti, y se convertirán y confesarán tu nombre y orarán y suplicarán en esta casa);
34 tú escucharás desde el cielo y propicio serás a los pecados de tu pueblo de Israel, y los volverás a la tierra que diste a sus padres.
35 Cuando cerrado fuere el cielo y no hubiere lluvia (pues pecarán contra ti, y orarán en este lugar y confesarán tu nombre, y de sus pecados se convertirán, cuando los humillares);
36 escucharás desde el cielo y propicio serás a sus pecados de tu siervo y de tu pueblo de Israel; pues les mostrarás el camino bueno para andar en él; y darás lluvia sobre la tierra que has dado a tu pueblo en herencia.
37 Hambre si sobreviniere, muerte si sobreviniere (pues habrá inflamación); langosta, tizón si sobreviniere, y si le atribulare su enemigo en una de sus ciudades; toda calamidad, todo trabajo,
38 toda oración, toda súplica si se hiciere por todo hombre de todo el pueblo de Israel, cuando conociere cada cual una llaga de su corazón y extendiere sus manos a esta casa;
39 tú escucharás del cielo, de tu preparada mansión, y propicio serás, y harás y darás al varón según todos sus caminos, según que conocieres su corazón; pues tú solísimo conoces el corazón de todos los hijos de los hombres;
40 a fin de que te teman todos los días cuantos ellos vivieren sobre la tierra que diste a nuestros padres.
41 También al extranjero, que no es de tu pueblo de Israel, éste, y viniere de tierra lejana por causa de tu nombre, pues oirán tu nombre el grande, y tu mano la fuerte y tu brazo el extendido;
42 y vendrán en este lugar;
43 tú escucharás del cielo, de tu preparada mansión, y harás según todo cuanto te invocare el extranjero; a fin de que conozcan todos los pueblos de la tierra tu nombre y te teman, según te teme el pueblo de Israel, y conozcan que tu nombre está invocado sobre esta casa que edifiqué.
44 Que saldrá tu pueblo a guerra sobre sus enemigos en el camino que los volverás; y orarán en nombre del Señor camino(d) de la ciudad que has elegido, en ella, y de la casa que he edificado a tu nombre;
45 y tú escucharás, del cielo su plegaria y su oración, y harás justicia a ellos;
46 porque pecarán, que no hay hombre que no peque; y les precipitarás y les entregarás a faz de enemigos, y cautivarán los cautivadores a tierra del enemigo, lejos o cerca;
47 y convertirán sus corazones en la tierra a que hubieren sido transportados, y convertiránse en tierra de su transmigración y te suplicarán diciendo: «Hemos pecado, prevaricado, delinquido.»
48 Y convertiránse a ti en todo su corazón y toda su alma, en la tierra de sus enemigos a donde los habrás trasladado, y orarán a ti camino de su tierra que diste a sus padres, y de la ciudad que has elegido y de la casa que edifiqué a tu nombre;
49 y escucharás, del cielo, de tu preparada mansión, su oración y su plegaria y harás juicio de ellos;
50 y propicio serás a sus iniquidades que han pecado contra ti, y según todas las prevaricaciones que han prevaricado contra ti; y les darás en lástimas a faz de los que les cautivan y se lastimarán de ellos;
51 porque pueblo tuyo y heredad tuya, los que sacaste de Egipto de en medio de horno férreo.
52 Y estén tus ojos y tus orejas abiertos a la plegaria de tu siervo, y a la plegaria de tu pueblo de Israel para escucharles en todo lo que invocaren;
53 pues tú te los segregaste en heredad de entre todos los pueblos de la tierra, según que hablaste en mano de tu siervo Moisés, al sacar tú a nuestros padres de tierra de Egipto, Señor, Señor!» Entonces habló Salomón acerca de la casa, cuando acabó de edificarla: «Al sol ha manifestado en cielo: El Señor dijo habitar en tinieblas: Edifica tú mi casa; casa decorosa a ti mismo, para habitar sobre novedad.» —¿Acaso, he aquí no está ésta(e) escrita en el libro del Cantar?»—(f).
54 Y aconteció, como terminó Salomón de orar al Señor toda esta oración y plegaria, levantóse de faz del altar del Señor, habiendo estado de hinojos, y sus manos extendidas al cielo.
55 Y paróse y bendijo a toda congregación de Israel con voz grande, diciendo:
56 «Bendito Señor hoy quien ha dado reposo a su pueblo Israel, según todo cuanto habló; no ha disonado palabra una en todas sus palabras las buenas que habló en mano de su siervo Moisés.
57 Sea el Señor, nuestro Dios, con nosotros, según que fue con nuestros padres; no nos abandone ni nos aparte,
58 a declinar nuestro corazón de él, para andar en todos sus caminos y guardar todos sus mandamientos y preceptos(g) que mandó a nuestros padres.
59 Y sean estas mis palabras (cual ha suplicado a faz del Señor, nuestro Dios) allegándose al Señor, nuestro Dios, día y noche, para hacer la justificación de tu siervo y la justificación de tu pueblo Israel, palabra(h) de día en día del año.
60 Para que conozcan todos los pueblos de la tierra que el Señor Dios, él,(i) Dios y no más.
61 Y sean nuestros corazones perfectos ante el Señor, nuestro Dios; y para santamente andar en sus preceptos y guardar sus mandamientos, como este día.»
62 Y el rey y todos los hijos de Israel con él sacrificaron sacrificio a faz del Señor.
63 Y sacrificó el rey Salomón los sacrificios de los pacíficos que sacrificó al Señor: de bueyes veintidós millares, de ovejas ciento veinte millares; y dedicó la casa del Señor el rey y todos los hijos de Israel.
64 Aquel día santificó el rey en medio del aula, el en enfrente de la casa del Señor; porque hizo allí el holocausto y las hostias y las grosuras de los pacíficos; pues el altar, el broncíneo, el que está enfrente del Señor era pequeño(j), para poder contener el holocausto y las hostias de los pacíficos(k).
65 E hizo Salomón la fiesta en aquel día, y todo Israel con él: hubo una congregación grande, desde la entrada de Emat hasta el río de Egipto, delante del Señor, nuestro Dios, durante siete días y siete días: catorce días.
66 Y en el día el octavo despidió al pueblo; y bendijeron al rey, y retiróse cada cual a sus tiendas alegrándose, lleno de gozo el corazón por todos los bienes que hizo el Señor a David, su siervo, y a Israel, su pueblo.
1 Segunda aparición de Dios a Salomón. Ciudades de Hiram. Oro de Ofir. Y aconteció: cuando terminó Salomón de edificar la casa del Señor y la casa del rey, y toda la obra de cuanto quiso hacer,
2 que se apareció el Señor a Salomón segunda vez, según que se le apareció en Gabaán;
3 y díjole el Señor: «He escuchado la voz de tu oración y de tu súplica que has suplicado delante de mí: te he hecho según toda tu oración. He santificado esta casa que has edificado para poner mi nombre allí por el siglo, y estarán mis ojos allí y mi corazón todos los días.
4 Y tú, si anduvieres delante de mí, según que anduvo David, tu padre, en santidad de corazón y en rectitud, y haciendo conforme a todo lo que le mandé, y mis preceptos y mis mandamientos guardares;
5 que levantaré el trono de tu reino en Israel por el siglo; según que hablé a David, tu padre, diciendo: «No se te quitará varón príncipe en Israel.»
6 Pero, si apartando os apartareis vosotros y vuestros hijos de mí, y no guardareis mis mandamientos y mis preceptos que dio Moisés a faz de vosotros y anduviereis y sirviereis a dioses otros y les adorareis;
7 arrancaré a Israel de la tierra que les di, y esta casa que he santificado a mi nombre, arrojaré de mi rostro; y será Israel en anonadamiento y en fábula para todos los pueblos.
8 Y esta casa será, la excelsa todo el que pasare por ella, se espantará y silbará; y dirán: «¿Por qué causa ha hecho el Señor así a esta tierra y a esta casa?»
9 Y dirán: «Por cuanto abandonaron al Señor, su Dios, que sacó a sus padres de Egipto, de casa de servidumbre, y adhirieron a dioses ajenos y adoráronles y sirviéronles; por esto trajo el Señor sobre ellos todo este mal.» Entonces subió Salomón la hija del Faraón, de ciudad de David, a casa de él, que edificó para sí en aquellos días(a).
10 Veinte años en que edificó Salomón las dos casas: la casa del Señor y la casa del rey;
11 Hiram, rey de Tiro, acudió a Salomón en leños cedrinos y en leños abetinos, y en oro, y en toda voluntad de él. Entonces dio el rey Salomón a Hiram veinte ciudades en la tierra de Galilea.
12 Y salió Hiram de Tiro y fue a la Galilea a ver las ciudades que le dio Salomón. Y no le pluguieron;
13 y dijo: «¿Qué, éstas las ciudades que me has dado, hermano?» Y llamólas: Fin(b) —hasta este día.
14 Y trajo Hiram a Salomón ciento veinte talentos de oro.
15 Y ésta la suma del tributo que levantó el rey Salomón para edificar la casa del Señor y la casa del rey; e igualmente a Meló y el alcázar, para cercar el cerco de la ciudad de David, y a Asur e igualmente a Medán y el muro de Jerusalén(c), y a Heser, y a Magedó y a Gazer.
16 (Faraón, rey de Egipto subiera y expugnara a Gazer, y quemárala en fuego; y al cananeo, al asentado en la ciudad matara; y dióla en dote a su hija, mujer de Salomón.
17 Y edificó Salomón a Gazer) y la Betorón, la inferior;
18 y a Baalat y a Palmira en el desierto;
19 y en la tierra todas las ciudades de las tiendas, que eran de Salomón, y las ciudades de los carros y todas las ciudades de los jinetes; y toda empresa de Salomón que emprendió a edificar en Jerusalén, y en el Líbano y toda la tierra para que no le oprimiera(d).
20 Y todo el pueblo que quedó del amorreo, y del heteo, y del ferezeo, y del heveo y del jebuseo, del que no era de los hijos de Israel;
21 los hijos de ellos, los que quedaron con ellos en la tierra; a los que no supieron los hijos de Israel exterminarlos; redújolos Salomón a tributo de servidumbre; —hasta este día.
22 Y de los hijos de Israel no dio Salomón al trabajo; pues ellos eran varones guerreros, y niños de él, y príncipes de él, y jefes de él, y príncipes de sus carros, y jinetes suyos.
23 Estos los príncipes los puestos, los sobre la obra de Salomón: quinientos cincuenta, dominantes en pueblo, los que hacían en la obra.
24 Empero la hija del Faraón subió de la ciudad de David a casa de ella, que edificó con la(e) de Maló.
25 Y ofreciera Salomón, tres veces en el año, holocausto y pacíficos sobre el altar que edificó al Señor, e incensaba él mismo a faz del Señor; y terminó la casa.
26 Y una nave para esto(f) hizo el rey Salomón en Asiongaber, la que está contigua a Ailat sobre el labio de la postrera mar(g) en tierra de Edom.
27 Y envió Hiram en la nave, de entre sus niños, varones nautas de surcar sabedores la mar, con los niños de Salomón.
28 Y vinieron a Ofir y tomaron de allí de oro ciento veinte(h) talentos y trajeron al rey Salomón.
1 La reina de Sabá. Magnificencia de Salomón. Y la reina de Sabá oyó el nombre de Salomón y el nombre del Señor, y vino a tentarle en enigmas.
2 Y vino a Jerusalén, en poder grave(a) sobremanera; y camellos cargando aromas y oro mucho sobremanera y piedra preciosa; y vino a Salomón, y hablóle todo cuanto estaba en su corazón.
3 Y respondióle Salomón todas sus palabras; no hubo palabra oculta para el rey la que no anunciase.
4 Y vio la reina de Sabá toda la prudencia de Salomón, y la casa que edificó;
5 y las viandas de Salomón, y la mansión de sus niños, y el estado de sus ministros, y la vestidura de él, y los coperos de él y el holocausto de él, que ofrecía en casa del Señor; y fuera de sí salió,
6 y dijo al rey Salomón: «Verdadera es la palabra que oí de ti en mi tierra
7 acerca de tu palabra y acerca de tu prudencia. Y no creí a los que me hablaban hasta que vine, y han visto mis ojos; y he aquí que no es la mitad lo que me anunciaron; has sobreañadido sabiduría y bienes a ello, sobre toda la oída que oí en mi tierra.
8 Felices, las gentes(b) tuyas, felices, los niños tuyos, éstos que están delante de ti siempre, los que escuchan toda tu prudencia.
9 Sea el Señor, tu Dios, bendito, quien se ha complacido en ti, dándote sobre el trono de Israel por amar el Señor a Israel afianzar por el siglo. Y te ha puesto rey sobre ellos para hacer juicio en justicia y en los juicios de ellos.»
10 Y dio a Salomón ciento veinte talentos de oro y aromas muchos sobremanera y piedra preciosa; no ha venido según aquellos aromas ya, en abundancia, los que dio la reina de Sabá al rey Salomón.
11 (Y la nave de Hiram la que cargaba el oro, de Ofir, trajo leños dolados(c) muchos sobremanera y piedra preciosa.
12 E hizo el rey los leños los dolados barandillas de la casa del Señor y de la casa del rey, y cítaras y liras para los cantares; no han venido tales leños dolados ya sobre la tierra, ni vuéltose a ver hasta este día).
13 Y el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo cuanto quiso, cuanto pidió; fuera de todo lo que la había dado por mano del rey Salomón(d). Y retornó y vino a su tierra, ella y todos sus niños.
14 Y era el peso del oro el venido a Salomón en año uno: seiscientos sesenta y seis talentos de oro;
15 fuera de los tributos de los subyugados y de los mercaderes y todos los reyes de allende(e), y de los sátrapas de la tierra.
16 E hizo el rey Salomón trescientas lanzas(f) áureas batidas; trescientos áureos(g) había sobre la lanza la una;
17 y trescientos escudos áureos batidos; y tres minas había de oro sobre el escudo el uno; y diolos el rey a la casa de la Selva del Líbano.
18 E hizo el rey un trono marfileño grande, y cubriólo en torno con oro acrisolado;
19 seis gradas tenía el trono, y prominencias de becerros, el trono de la parte posterior de él(h), y manos(i) de acá y de acá del sitio del asiento y dos leones puestos junto a par de las manos;
20 y doce leones puestos allí sobre las seis gradas del trono, de acá y de acá; no ha habido tal en todo reino.
21 Y todos los vasos, los por Salomón hechos, áureos, y los baños, áureos, y todos los vasos de la casa de la Selva del Líbano, de oro macizo; no había plata, pues no era apreciada en los días de Salomón.
22 Pues nave de Tarsis tenía el rey Salomón, en el mar, con las naves de Hiram; una cada tres años, venía al rey nave, de Tarsis, de oro y plata y piedras torneadas y doladas(j). Y edificó el muro de Jerusalén y el alcázar (para cercar en torno el cerco de la ciudad de David) y a Asur y a Megadad, y a Gazer, y a Betorán la superior y a Jetermat(k).
23 Y engrandecido fue Salomón sobre todos los reyes de la tierra, en riquezas y prudencia.
24 Y todos los reyes de la tierra buscaban el rostro de Salomón para oír su prudencia que dio el Señor a su corazón.
25 Y ellos traían cada uno los dones: vasos áureos y vestimenta; estacte y aromas y caballos y mulas, de año en año.
26 Y juntó Salomón carros y caballos; y tenía Salomón cuatro millares de yeguas para carros(l), y doce millares de jinetes; y púsolos en las ciudades de los carros y, con el rey, en Jerusalén; y era príncipe de todos los reyes, desde el río y hasta la tierra de filisteos, y hasta los confines de Egipto.
27 Y dio el rey el oro y la plata en Jerusalén como piedras; y los cedros dio como sicomoro los en la llanura, en muchedumbre.
28 Y la salida, para Salomón, de los jinetes(m); de Egipto y de Coá mercaderes(n) del rey; y tomaban de Coá, en compra;
29 y subía la salida de Egipto(o): un carro por ciento(p) de plata, y un caballo por cincuenta de plata,(q) y así para todos los reyes de los heteos y reyes de Siria por mar salían.
1 Depravación y castigo de Salomón Y el rey Salomón era mujeriego, y tomó mujeres extranjeras, y la hija del Faraón, moabitas, amonitas, idumeas y sidonias y heteas;
2 de las gentes que vedó el Señor a los hijos de Israel: «No entraréis a ellas, y ellos no entrarán a vosotros, para que no desvíen vuestros corazones en pos de sus ídolos», a ellos conglutinóse Salomón, amando.
3 Y tuvo las mujeres princesas, setecientas, y concubinas, trescientas; y desviaron las mujeres las extranjeras el corazón de él en pos de los dioses de ellas.
4 Y, aconteció en tiempo de vejez de Salomón, no ser su corazón perfecto con el Señor, su Dios, según que el corazón de David, su padre.
5 Entonces edificó Salomón altura a Camós, ídolo de Moab(a), y al rey(b) de ellos: el ídolo de los hijos de Amón;
6 y a Astarte, abominación de los sidonios(c).
7 E hizo Salomón lo malo a faz del Señor; no fue en pos del Señor, como David, su padre.
8 Y así hizo con todas sus mujeres, las extranjeras, las que incensaban y sacrificaban a sus ídolos.
9 Y airóse el Señor contra Salomón, por haber desviado su corazón, del Señor, Dios de Israel; quien se le apareciera dos veces;
10 y le mandara sobre esta palabra, de en modo alguno, andar tras dioses otros, y de guardar a hacer lo que le mandara el Señor Dios. No fue su corazón perfecto con el Señor, según el corazón de David, su padre.
11 Y dijo el Señor a Salomón: «Por cuanto ha acontecido esto contigo, y no has guardado mis mandamientos y los preceptos míos que te mandé, rasgando rasgaré tu reino de tu mano, y darélo a tu siervo.
12 Empero en tus días no haré estas cosas, por David tu padre; de mano de tu hijo lo tomaré.
13 Empero entero tu reino no tomaré, no: cetro uno daré a tu hijo, por David, mi siervo y por Jerusalén la ciudad que me elegí.»
14 Y suscitó el Señor un satán(d) a Salomón: a Adad, el idumeo; 23. y a Razón, hijo de Eliadá, al que huyera de Adarezer, rey de Sobá, su señor. 24. Y juntáronse con él varones; y era príncipe de sedición, cuando David los percutió, y apresuróse a apoderarse de Damasco. Y fueran satán para Israel todos los días; y Adad el idumeo, de la simiente del reino de Idumea.
15 Y aconteciera al exterminar David a Edom, al ir Joab, príncipe del ejército a sepultar los occisos, que mataron todo lo masculino de Idumea;
16 porque seis meses asentóse allí Joab y todo Israel en la Idumea; hasta que hubieron exterminado todo lo masculino en la Idumea.
17 Y huyó Adad él y todos los varones idumeos de los niños de su padre con él; y salieron de Egipto; y Adad, niñito pequeño.
18 Y levantáronse varones de la ciudad de Madián, y vienen a Farán y toman varones consigo, de Farán, y vienen a Faraón rey de Egipto. Y entró Adad al Faraón; y diole casa, y panes le dispuso y tierras diole.
19 Y halló Adad gracia a faz del Faraón sobremanera, y diole por mujer una hermana de su mujer, hermana de Tafne, mayor.
20 Y parióle la hermana de Tafne, a Adad, a Genubad, hijo de ella; y crióle Tafne en medio de los hijos del Faraón; y era Genubad en medio de los hijos del Faraón.
21 Y Adad oyó en Egipto que David se ha dormido con sus padres y que ha muerto Joab, el príncipe del ejército, y dijo Adad al Faraón: «Despídeme y volveré a mi tierra.»
22 Y dijo el Faraón a Adad: «¿Qué te ha faltado conmigo? y he aquí tú buscas irte a tu tierra.» Y díjole Adad: «Que despidiendo me despedirás.» Y volvió Adad a su tierra(e).
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25 (f) E hízose adversario de Israel todos los días de Salomón. Esta la maldad que hizo Adad. Y apesaró a Israel, y reinó en tierra de Edom.
26 Y Jeroboam, hijo de Nabat, el efrateo de tierra de Saredá, hijo de Sarvá, mujer viuda, siervo de Salomón, también alzó mano contra el rey.
27 Y éste, el hecho por qué levantó manos contra el rey Salomón: y(g) el rey Salomón edificó el alcázar y cerró el cerco de la ciudad de David, su padre.
28 Y el hombre Jeroboam, fuerte en poder; y vio Salomón al jovencillo que varón de obras es, y púsole sobre los tributos de la casa de José.
29 Y aconteció en aquella sazón que Jeroboam saliera de Jerusalén, y le hallara Ahías, el silonita, el profeta, en el camino; y Ahías, envuelto en vestidura nueva; y ambos, solos en la llanura.
30 Y asió Ahías de su vestidura la nueva, la sobre el y rasgóla: doce rasgaduras;
31 y dijo a Jeroboam: «Cógete diez rasgaduras, pues esto dice el Señor, el Dios de Israel: «He aquí yo rasgo el reino de mano de Salomón; y te daré diez cetros(h).
32 Y dos(i) cetros serán para él, por mi siervo David, y por Jerusalén, la ciudad que he elegido en ella(j) de todas las tribus de Israel;
33 por cuanto me ha abandonado y héchose para Astarte, abominación de sidonios y para Camós y los ídolos de Moab y para el rey de ellos, horror de hijos de Amón; y no ha andado en mis caminos para hacer lo recto a faz mía y mis justificaciones y mis juicios, como David, su padre.
34 Y no tomaré no, el reino entero de su mano; sino que oponiendo opondréme a favor de él todos los días de su vida, por David mi siervo a quien elegí —a él, quien guardó mis mandamientos y justificación.
35 Y tomaré el reino de mano de su hijo, y te daré los diez cetros,
36 y al hijo de él daré los dos(k) cetros; para que asiento(l) tenga mi siervo todos los días a faz mía, en Jerusalén, la ciudad que me he elegido para poner mi nombre allí.
37 Y a ti tomaré, y reinarás en lo que deseare tu alma, y tú serás rey sobre Israel.
38 Y será: si guardares todo cuanto te mandare y anduvieres en mis caminos e hicieres lo recto a faz mía, para guardar los preceptos míos y los mandamientos míos, según que hizo David, mi siervo, también seré contigo y edificaré tu casa fiel, según que edifiqué para David, y te daré Israel.
39 Y afligiré la simiente de David por ésta(m), empero no todos los días.»
40 Y buscó Salomón matar a Jeroboam; y levantóse y huyó a Egipto, cerca de Sesac, rey de Egipto, y estuvo en Egipto hasta que murió Salomón.
41 Y lo restante de las palabras de Salomón y todo cuanto hizo y toda su prudencia, ¿no está, he aquí, esto escrito en el libro de las palabras de Salomón?
42 Y los días que reinara Salomón en Jerusalén, sobre todo Israel: cuarenta años.
43 Y durmióse Salomón con sus padres y le sepultaron en ciudad de David, su padre. Y reinó Roboam, su hijo, en lugar de él.
1 Roboam. Escisión del reino. Jeroboam y su impiedad. Y va el rey Roboam a Siquem; porque a Siquem venían todo Israel a enreyecerle.
2 Y aconteció cuando oyó Jeroboam, hijo de Nabat, y estando aún él en Egipto, cuando huyó de faz de Salomón, y se asentó en Egipto, endereza y va a la ciudad de él, a la tierra de Sarirá, la situada en el monte de Efraín. Y el rey Salomón durmióse con sus padres(a).
3 Y enviaron y llamaron y vino Jeroboam y toda la congregación de Israel, y habló el pueblo al rey Roboam, diciendo:
4 «Tu padre agravó nuestro yugo, y tú ahora aligera de(b) la servidumbre de tu padre, la dura, y del yugo suyo, el pesado, que dio sobre nosotros, y te serviremos.»
5 Y díjoles: «Idos hasta dentro de tres días, y volved a mí.» Y se fueron.
6 Y avisó el rey Roboam a los ancianos, los que estaban puestos a faz de Salomón, su padre, aún viviendo él, diciendo: «¿Cómo vosotros aconsejáis, y responderé, a este pueblo, palabra?»
7 Y habláronle diciendo: «Si en este día fueres siervo a este pueblo, y les sirvieres y les cedieres y les hablares palabras buenas, te serán siervos todos los días.»
8 Y dejó el consejo de los ancianos: lo que le aconsejaran; y aconsejóse con los jovencillos, los criados con él, los puestos ante su faz.
9 Y díjoles: «¿Qué vosotros aconsejáis? y ¿qué responderé a este pueblo, a los que me dicen, diciendo: «Aligera del yugo que dio tu padre sobre nosotros?»
10 Y habláronle los jovencillos, los criados con él, los puestos ante su faz, diciendo: «Esto dirás a este pueblo, a los que te han hablado, diciendo: «Tu padre agravó nuestro yugo, y tú ahora aligera de nosotros.» Esto les dirás: «La pequeñez mía(c), más gruesa que el lomo de mi padre,
11 y ahora mi padre os aparejó con yugo pesado; y yo añadiré sobre el yugo vuestro; mi padre os castigó en azotes, pero yo os castigaré en escorpiones.»
12 Y llegaron todo Israel al rey Roboam en el día el tercero, conforme les hablara el rey, diciendo: «Volved a mí el día el tercero.»
13 Y respondió el rey al pueblo cosas duras. Y dejó Roboam el consejo de los ancianos: lo que le aconsejaran;
14 Y hablóles según el consejo de los jovencillos, diciendo: «Mi padre agravó vuestro yugo, y yo añadiré sobre vuestro yugo, mi padre os castigó en azotes, y yo os castigaré en escorpiones.»
15 Y no oyó el rey al pueblo porque había aversión ante el Señor, para confirmar su palabra que habló en mano de Ahías el silonita, acerca de Jeroboam, hijo de Nabat.
16 Y vio todo Israel que no oyó el rey a ellos; y respondió el pueblo al rey, diciendo: «¿Cuál a nosotros tiene parte en David? No hay para nosotros herencia en el hijo de Jesé. Huye, Israel, a tus tiendas; ahora apacienta tu casa, David.» Y retiróse Israel a sus tiendas.
17 Y sobre los hijos de Israel los asentados en ciudades de Judá, reinó sobre ellos Roboam.
18 Y envió el rey Roboam a Aduram el sobre el tributo y apedreáronle todo Israel en piedras y murió; y el rey Roboam apresuróse a subir en el carro para huir a Jerusalén;
19 y se rebeló Israel contra la casa de David hasta este día.
20 Y aconteció: cuando oyó todo Israel que había vuelto Jeroboam, de Egipto, enviaron y llamáronle a la congregación, e hiciéronle rey sobre Israel; y no fue en pos de la casa de David sino el cetro de Judá y Benjamín, solos.
21 Y Roboam entró en Jerusalén y convocó la congregación de Judá y el cetro de Benjamín: ciento ochenta(d) millares de jóvenes haciendo guerra, para guerrear contra la casa de Israel a devolver el reino a Roboam, hijo de Salomón.
22 Y vino palabra del Señor a Semeías, hombre de Dios, diciendo:
23 «Di a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá y a toda la casa de Judá y Benjamín y al restante pueblo, diciendo:
24 «Esto dice el Señor: «No subiréis ni guerrearéis con vuestros hermanos los hijos de Israel, vuelva cada cual a su casa; pues de mí ha sido esta palabra.» Y oyeron el verbo del Señor, y cesaron de ir, conforme a la palabra del Señor(e). (Y el rey Salomón durmiendo está con sus padres y sepultado con sus padres en la ciudad de David. Y reinó Roboam, su hijo, en su lugar en Jerusalén; hijo siendo de dieciséis años, al empezar a reinar; y doce años reinó en Jerusalén. Y nombre de su madre: Naanán, hija de Ana, hijo de Naás, rey de los hijos de Amón. E hizo lo malo a faz del Señor, y no anduvo en el camino de David, su padre. Y hubo un hombre del monte de Efraín, siervo de Salomón, y su nombre, Jeroboam, y nombre de su madre: Sarirá, mujer meretriz. Y diole Salomón en príncipe de báculo sobre los tributos de la casa de José. Y edificó a Salomón la Sarirá en el monte de Efraín. Y tenía trescientos carros de caballos. Este edificó el alcázar en los tributos de la casa de Efraín; éste, cercó la ciudad de David; y estábase alzando sobre el reino. Y buscaba Salomón matarle. Y temió y huyó el mismo a Susakim, rey de Egipto. Y estuvo con él hasta que murió Salomón. Y oyó Jeroboam en Egipto, que ha muerto Salomón; y habló en las orejas de Susakim, rey de Egipto, diciendo: «Despídeme, e iré yo a mi tierra.» Y díjole Susakim: «Pide alguna petición y te daré.» Y Susakim diole a Jeroboam a Anó, hermana de Tekemina, la mayor de su mujer, por mujer. Esta era grande en medio de las hijas del rey; y parióle a Jeroboam a Abiá, hijo de él. Y dijo Jeroboam a Susakim: «De una vez despídeme, y partiré.» Y salió Jeroboam de Egipto, y vino a tierra de Sarirá, la del monte Efraín. Y júntase allí todo el cetro de Efraín. Y edificó allí Jeroboam un valladar. Y enfermó el niñito de él de enfermedad fuerte sobremanera. Y fue Jeroboam a consultar acerca del niñito. Y dijo a Anó, su mujer: «Levántate, ve, pregunta a Dios acerca del niñito: si vivirá de su enfermedad.» Y un hombre había en Selom, y su nombre Aquiá(f); y éste era hijo de sesenta años y verbo del Señor con él. Y dijo Jeroboam a su mujer: «Levántate y toma en tu mano, para el hombre de Dios, panes y tortas para los hijos y uva y ánfora de miel.» Y levantóse la mujer y tomó en su mano, para el hombre de Dios, panes y dos tortas para sus hijos, y uva y ánfora de vino para Aquiá. Y el hombre anciano, y sus ojos desmayaban para ver. Y levantóse de Sarirá, y va. Y aconteció: viniendo ella a la ciudad, a Aquiá el selonita, dijo Aquiá al niñito de él: «Sal ahora al encuentro a Anó, la mujer de Jeroboam, y la dirás: «Entra y no te detengas; pues esto dice el Señor: «Duras cosas envío sobre ti.» Y entró Anó al hombre de Dios y díjola Aquiá: «¿Por qué me has traído panes, y uva, y tortas y ánfora de miel? Esto dice el Señor: «He aquí tú te irás de mí, y será entrando tú en la ciudad, en Sarirá, tus jovencillas te saldrán al encuentro y te dirán: «El pequeñuelo ha muerto.» Porque esto dice el Señor: He aquí yo exterminaré de Jeroboam a meante en pared; y serán los muertos de Jeroboam en la ciudad devorarán(g) los perros; y al muerto en el campo devorarán los volátiles del cielo; y el pequeñuelo plañirá: «¡Ay, Señor!» por haberse hallado en él palabra bella acerca del Señor.» Y fuese la mujer como oyó. Y aconteció: como entró en Sarirá, el pequeñuelo murió. Y vínole el clamor al encuentro. Y fue Jeroboam a Síkira, la en el monte Efraín, y congregó allí las tribus de Israel; y subió allí Roboam, hijo de Salomón. Y palabra del Señor vino a Samaías, el elamita, diciendo: «Tómate vestidura nueva, la no ida al agua, y rasgándola diez rasgaduras, darás a Jeroboam y le dirás: «Esto dice el Señor: «Tómate diez rasgaduras para envolverte.» Y tomó Jeroboam; y dijo Samaías: «Esto dice el Señor sobre las diez tribus de Israel.» Y dijo el pueblo a Roboam, hijo de Salomón: «Tu padre ha agravado su yugo sobre nosotros; y agravado las viandas de su mesa; y ahora aligerarás sobre nosotros, y te serviremos.» Y dijo Roboam al pueblo: «Aún tres días, y os responderé palabra.» Y dijo Roboam: «Traedme los ancianos, y me aconsejaré con ellos qué he de responder al pueblo, palabra en el día el tercero.» Y habló Roboam en las orejas de ellos, según que enviara el pueblo a él. Y le dijeron los ancianos del pueblo: «Así te ha hablado el pueblo.» Y disipó Roboam el consejo de ellos y no plugo a faz de él. Y envió y trajo a los colactáneos de él y díjoles: «Esto y esto ha enviado el pueblo a mí, diciendo.» Y dijéronle sus colactáneos: «Así hablarás al pueblo: «La pequeñez mía, más gruesa sobre el lomo de mi padre: mi padre os azotaba con azotes; pero yo os señorearé en escorpiones.» Y plugo la palabra a faz de Roboam; y respondió al pueblo según que le aconsejaran sus colactáneos, los jovencillos. Y dijo todo el pueblo como varón uno, cada cual a su vecino y vociferaron todos, diciendo: «No hay parte para nosotros en David, ni herencia en hijo de Jesé: cada cual a tus tiendas, Israel; pues este hombre ni para príncipe ni para jefe.» Y dispersóse todo el pueblo, de Síkira. Y se fue cada uno a su tienda, y sobrepúsose Roboam, y se fue y subió en su carro y entró en Jerusalén. Y van tras él todo el cetro de Judá y todo el cetro de Benjamín. Y aconteció empezado el año, congregar Roboam a todo varón de Judá y Benjamín; y subió a guerrear contra Jeroboam a Síkira. Y vino palabra del Señor a Samaías, hombre de Dios, diciendo. «Di a Roboam, rey de Judá y a toda la casa de Judá y Benjamín, y a lo restante del pueblo: «Esto dice el Señor: «No subiréis ni guerrearéis contra vuestros hermanos hijos de Israel; volved cada cual a su casa; porque de mí ha venido esta palabra.» Y oyeron el verbo del Señor y detuviéronse para no ir; según la palabra del Señor).
25 Y edificó Jeroboam a Siquem la en el monte de Efraín y habitaba en ella; y salió de allí y edificó a Fanuel.
26 Y dijo Jeroboam en su corazón: «He aquí ahora volveré el reino a la casa de David.
27 Si subiere este pueblo a ofrecer hostia en la casa del Señor a Jerusalén, volverá el corazón de este pueblo al Señor(h), y al señor de ellos, Roboam, rey de Judá, y me matará.»
28 Y aconsejóse el rey, y fue e hizo dos becerras áureas, y dijo al pueblo: «Sóbreos ascender a Jerusalén: he aquí tus dioses; Israel, los que te subieron de tierra de Egipto».
29 Y puso la una en Betel, y la una dio en Dan.
30 Y fue esta palabra para pecado: e iba el pueblo ante la faz de la una hasta Dan; y abandonaron la casa del Señor.
31 E hizo casas sobre alturas, e hizo sacerdotes parte alguna entre el pueblo; los que no eran de los hijos de Leví.
32 E hizo Jeroboam fiesta en el mes el octavo, en el quincenio día del mes, según la fiesta, la en tierra de Judá; y subió sobre el ara que hizo en Betel, a sacrificar a las becerras que hizo, y constituyó en Betel a los sacerdotes de las alturas que hizo.
33 Y subió sobre el ara que hizo en Betel el quinceno día, en el mes el octavo, en la fiesta que inventó en su corazón; e hizo fiesta a los hijos de Israel y subió sobre el ara a sacrificar.
1 Castigo de Jeroboam. Un profeta desobediente es destrozado por un león. Y he aquí, un hombre de Dios, de Judá, presentóse por mandato de Dios en Betel; y Jeroboam estaba sobre el ara para incensar.
2 Y clamó contra el ara en verbo del Señor, y dijo: «Altar, altar esto dice el Señor: «He aquí que un hijo nace a la casa de David: Josías, su nombre, y sacrificará sobre ti los sacerdotes de las alturas, los que inciensan sobre ti, y huesos de hombres quemará sobre ti;
3 y dará, en aquel día, prodigio, diciendo: «Esta, la palabra que habló el Señor, diciendo: «He aquí el ara hiéndese, y se derramará la grosura, la sobre ella.»
4 Y aconteció, al oír el rey Jeroboam las palabras del hombre de Dios, del que clamaba contra el ara, en Betel, que extendió el rey la mano desde el ara, diciendo: «Prendedle.» Y he aquí que se le secó la mano que extendió sobre él, y no pudo retirarla hacia sí.
5 Y el ara se hendió y se derramó la grosura del ara, según el prodigio que dio el hombre de Dios, en verbo del Señor.
6 Y dijo el rey Jeroboam al hombre de Dios: «Ruega a la faz del Señor tu Dios y ora por mí y vuelva mi mano a mí.» Y rogó el hombre de Dios a la faz del Señor, y volvió la mano del rey a él y se hizo así como antes.
7 Y habló el rey al hombre de Dios: «Entra conmigo en casa, y come y te daré una dádiva.»
8 Y dijo el hombre de Dios al rey: «Si me dieres la mitad de tu casa, no entraré contigo ni jamás comeré pan, ni jamás beberé agua en este lugar.
9 Porque así me ha mandado el Señor, en palabra diciendo: «No comas pan y no bebas agua, y no vuelvas en el camino que has andado, en él.»
10 Y se fue en camino otro y no volvió en el camino que vino, en él a Betel.
11 Y profeta uno, anciano, habitaba en Betel; y vienen sus hijos, y contáronle todas las obras que hizo el hombre de Dios, en aquel día, en Betel, y las palabras que habló el rey, y apartaron(a) la faz de su padre.
12 Y hablóles su padre, diciendo: «¿Por qué camino se ha ido?» Y muéstranle sus hijos el camino en que subió el hombre de Dios, el venido de Judá.
13 Y dijo a sus hijos: «Aparejadme el asno.» Y aparejáronle el asno, y subió en él.
14 Y fue tras el hombre de Dios, y hallóle sentado bajo una encina, y díjole: «¿Si tú eres el hombre de Dios el que ha venido de Judá?» Y díjole: «Yo.»
15 Y díjole: «¡Acá, conmigo a mi casa, y come pan.»
16 Y dijo: «No podré, no, volver contigo ni comeré jamás pan, ni beberé agua en este lugar;
17 pues así me ha mandado, en verbo, el Señor, diciendo: «No comas pan allí ni bebas agua, y no vuelvas allí en el camino que has ido, en él.»
18 Y díjole: «También yo profeta soy, así como tú, y un ángel me ha hablado en verbo del Señor, diciendo: «Vuélvete a ti, a tu casa, y coma pan y beba agua»; y mintióle.
19 Y le volvió consigo, y comió pan y bebió agua en su casa.
20 Y aconteció, sentados ellos a la mesa que vino la palabra del Señor al profeta, al que le volviera,
21 y dijo al hombre de Dios, al venido de Judá, diciendo: «Esto dice el Señor: «Por cuanto has exacerbado la palabra del Señor, y no guardado el mandato que te mandó el Señor, tu Dios;
22 y retornado y comido pan y bebido agua en este lugar que te hablé diciendo: «No comerás, no, pan ni beberás agua, no entre tu cuerpo, no, en el sepulcro de tus padres.»
23 Y aconteció, después que comió pan y bebió agua, le aparejó el asno al profeta; y volvióse y se fue.
24 Y hallóle un león en el camino y le mató. Y estaba su cuerpo arrojado en el camino, y el asno se estaba a par de él, y el león estábase a par del cuerpo.
25 Y he aquí varones iban pasando y vieron el cadáver arrojado en el camino, y el león estábase junto al cadáver. Y entraron y hablaron en la ciudad que el profeta el anciano habitaba en ella.
26 Y oyó el que le volvió de camino y dijo: «El hombre de Dios éste es el que exacerbó la palabra del Señor; y diole el Señor al león, y desmenuzóle y matóle, según la palabra del Señor, que le habló.»
27 Y habló a sus hijos diciendo: «Aparejadme el asno», y lo aparejaron.
28 Y fue y halló el cuerpo de él arrojado en el camino; y el asno y el león estábanse a par del cuerpo; y no comió el león el cuerpo del hombre de Dios, y no desmenuzó el asno.
29 Y alzó el profeta el cuerpo del hombre de Dios, y púsolo sobre el asno y volvióle a la ciudad del profeta, del anciano, para plañir y sepultarlo.
30 Y terminó sus funerales el profeta, de sepultarle en el sepulcro de él; y plañéronle: «¡Ay, hermano!»
31 Y aconteció, después de plañirle, dijo a sus hijos diciendo: «Si hubiere yo muerto, sepultadme en este sepulcro, que el hombre de Dios está sepultado —en él. A par de mis huesos con sus huesos.
32 Pues cumplida será la palabra que habló en verbo del Señor, sobre el ara en Betel y sobre las casas las excelsas, las en Samaria.»
33 Y después de esta palabra no volvió Jeroboam de su maldad, y volvió e hizo, de una parte del pueblo, sacerdotes de las alturas; el que quería llenaba su mano(b) y hacíase sacerdote para las alturas.
34 E hízose esta palabra para pecado a la casa de Jeroboam y para ruina y desaparecimiento de sobre la faz de la tierra.
1 Consulta la mujer de Jeroboam a Ahías. Muere Jeroboam. Impiedad de Roboam. Sesac despoja el templo. En aquel tiempo enfermóse Abia, hijo de Jeroboam.
2 Y dijo Jeroboam a su mujer: «Levántate y disfrázate, y no conocerán que tú, mujer de Jeroboam; e irás a Silo. Y he aquí allí, Ahías el profeta; él hablóme de reinar sobre este pueblo.
3 Y toma en tu mano para el hombre de Dios panes, y torta para sus hijos y uvas y un ánfora de miel; e irás a él y él te anunciará que será del niño.»
4 E hizo así la mujer de Jeroboam, y levantóse y fue a Silo, y entró en casa de Ahías. Y el hombre, anciano para ver, y debilitábanse sus ojos, de su vejez.
5 Y el Señor dijo a Ahías: «He aquí la mujer de Jeroboam entra a preguntar palabra, de ti, acerca del hijo de ella; pues enfermo está; según esto y según esto le hablarás.» Y aconteció, al entrar ella, ella extranjereaba.
6 Y aconteció, como oyó Ahías la voz de sus pies, entrando ella en la abertura, dijo: «Entra mujer de Jeroboam, ¿por qué tú esto extranjereas? Y yo soy mensajero para ti duro.
7 Yendo, di a Jeroboam: «Esto dice el Señor, el Dios de Israel: «Por cuanto tanto te he exaltado de en medio del pueblo y te he dado por príncipe sobre mi pueblo de Israel;
8 y he rasgado a la vez el reino desde la casa de David, y te lo he dado; y no has sido como mi siervo David que guardó mis mandamientos y que anduvo en pos de mí en todo su corazón, haciendo cada cosa recta en mis ojos;
9 y has hecho mal, haciendo más que todos cuantos fueron delante de ti, y has andado y héchote dioses otros: cosa conflátil, para irritarme, y me has arrojado detrás de tu cuerpo;
10 por esto yo traigo mal sobre ti, a casa de Jeroboam; exterminaré de Jeroboam a meante en pared, a pegado y dejado en(a) Israel, y sacaré de la casa de Jeroboam, así como se saca el estiércol, hasta acabarle.
11 Los muertos de Jeroboam en la ciudad —devorarán los perros; y al muerto en el campo, devorarán los volátiles del cielo; pues el Señor ha hablado.
12 Y tú, levantándote vete a tu casa; al entrar tu pie en la ciudad, morirá el niñito.
13 Y le plañirán todo Israel, y le sepultarán, porque éste sólo entrará a Jeroboam en el sepulcro; porque hallada ha sido en él palabra bella acerca del Señor Dios de Israel, en casa de Jeroboam.
14 Y suscitará el Señor para sí un rey sobre Israel, quien percutirá la casa de Jeroboam este día; y ¿qué? ya ahora.
15 El Señor percutirá a Israel, tal como se mueve(b) la caña en el agua; y arrancará a Israel de sobre esta tierra la buena que dio a sus padres y aventarálos de allende el río, por cuando hicieron las selvas de ellos, irritando al Señor.
16 Y entregará el Señor a Israel por causa de los pecados de Jeroboam, quien pecó y quien hizo pecar a Israel.»
17 Y levantóse la mujer de Jeroboam y fue a tierra de Tersá. Y aconteció, como entró en el vestíbulo de la casa, el niñito murió.
18 Y sepultáronle y plañiéronle todo Israel, según la palabra del Señor, que habló en mano de Ahías el profeta.
19 Y lo restante de las palabras de Jeroboam: cuanto guerreó y cuanto reinó; he aquí esto escrito sobre el libro de palabras de los días de los reyes de Israel.
20 Y los días que reinó Jeroboam: veintidós años; y durmióse con sus padres; y reinó Nabat, su hijo, en lugar de él.
21 Y Roboam, hijo de Salomón, reinó sobre Judá; hijo de cuarenta y un años, Roboam, al reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalén, la ciudad que eligió el Señor para poner su nombre allí, de entre todas las tribus de Israel; y el nombre de su madre: Naamá, la amonita.
22 E hizo Roboam(c) lo malo a faz del Señor, y encelóle en todo lo que hicieron los padres de ellos, en sus pecados que pecaron.
23 Y edificáronse también ellos alturas, y columnas, y selvas sobre toda colina excelsa y debajo de todo leño sombroso.
24 Y ayuntamiento(d) hubo en la tierra; e hicieron de todas las abominaciones de las gentes que lanzó el Señor de la faz de los hijos de Israel.
25 Y aconteció en el año el quinto que reinó Roboam, ascendió Sesac, rey de Egipto sobre Jerusalén.
26 Y tomó todos los tesoros de la casa del Señor, y los tesoros de la casa del rey, y las lanzas(e) las áureas que tomó David de mano de los niños de Adarezer, rey de Sobá(f); y trájolo a Jerusalén todo lo que tomara: los escudos áureos cuantos hizo Salomón, y llevólo a Egipto.
27 E hizo Roboam, el rey, escudos broncíneos en lugar de ellos; y poníanlos sobre él(g) los príncipes de los precursores los que guardaban el atrio de la casa del rey;
28 y acontecía, cuando entraba el rey en casa del Señor, alzábanlos los precursores, y reclinábanlos en el aposento de los precursores.
29 Y lo restante de las palabras de Roboam, y todo lo que hizo ¿no está, he aquí, esto escrito en el libro de las palabras de los días(h), para los reyes de Judá?
30 Y guerra hubo en medio de Roboam y en medio de Jeroboam todos los días.
31 Y durmióse Roboam con sus padres, y sepultósele con sus padres en la ciudad de David, y el nombre de su madre: Naamá, la amonita. Y reinó Abiam, su hijo, en su lugar.
1 Abiam y Asa, reyes de Judá. Nadab y Baasá, reyes de Israel. Y en el décimo octavo año que reinaba Jeroboam, hijo de Nabat, reina Abiam, hijo de Roboam sobre Judá.
2 Y tres años reinó sobre Jerusalén; y el nombre de su madre: Maacá, hijas de Absalóm.
3 Y anduvo en todos los pecados de su padre que hizo delante de él, y no fue su corazón perfecto con el Señor, como el corazón de David, su padre.
4 Que, por David diole el Señor reliquias en Israel, para afianzar sus hijos, después de él y para afianzar a Jerusalén;
5 como hizo David lo recto a faz del Señor: no declinó de todo lo que le mandara todos los días de su vida; tan sólo en palabra de Urías el heteo.
6 Y guerra hubo entre Roboam y entre Jeroboam todos los días de la vida de ellos.
7 Y lo demás de las palabras de Abiam y todo cuanto hizo ¿no está he aquí, esto escrito en el libro de las palabras de los días, para los reyes de Judá? Y guerra hubo en medio de Abiam y en medio de Jeroboam.
8 Y durmióse Abiam con sus padres(a) y es sepultado con sus padres en la ciudad de David; y reina Asa, su hijo, en lugar de él.
9 En el año el vigésimo(b) de Jeroboam, rey de Israel, reina Asa sobre Judá.
10 Y cuarenta y un años reinó en Jerusalén; y el nombre de su madre: Aná(c), hija de Absalón.
11 E hizo Asa lo recto, a faz del Señor, como David su padre.
12 Y quitó los afeminados de la tierra, y desterró todas las idolatrías que hicieron sus padres.
13 Y a Aná, su madre, quitó para que no fuese princesa; puesto que hiciera reunión(d) en la selva de ella; y destrozó Asa los escondites(e) de ella, y quemó en fuego en el torrente de Cedrón.
14 Pero las alturas no destruyó; sin embargo el corazón de Asa era perfecto con el Señor, todos sus días.
15 E introdujo las columnas de su padre, y sus columnas(f) introdujo en la casa del Señor, argénteas y áureas y vasos.
16 Y guerra hubo en medio de Asa y en medio de Baasá, rey de Israel, todos los días de ellos.
17 Y subió Baasá, rey de Israel sobre Judá, y edificó a Ramá, porque no hubiese saliente y entrante para Asa, rey de Judá.
18 Y tomó Asa toda la plata y el oro el que se halló en los tesoros de la casa del Señor y en los tesoros de la casa del rey, y diolos en manos de niños de él y enviólos el rey Asa a Benadad, hijo de Talbremón, hijo de Hezión, rey de Siria, el que habitaba en Damasco, diciendo:
19 «Pacta pacto en medio de mi y en medio de ti, y en medio de mi padre y tu padre: he aquí te he enviado dones: plata y oro. ¡Acá! deshaz tu pacto el con Baasá, rey de Israel, y subirás de mí.»
20 Y oyó Benadad al rey Asa, y envió los príncipes de sus fuerzas a las ciudades de Israel y percutió Ahión, y Dan y a Abil de casa de Maacá, y toda Quenerot, hasta toda la tierra de Neftalí.
21 Y aconteció, como oyó Baasá, dejó de edificar a Ramá y volvió a Tersá.
22 Y el rey Asa citó a todo Judá a Enakim(g); y llevan las piedras de Ramá y los leños de ella, lo que edificara Baasá, y edificó en ellos el rey Asa toda la Colina de Benjamín y Masfá(h).
23 Y lo demás de las palabras de Asa y todo el poderío suyo que hizo y las ciudades que edificó ¿no está, he aquí, esto escrito en libro de palabras de los días para los reyes de Judá? —Sólo en el tiempo de su ancianidad, se enfermó de los pies(i).
24 Y durmióse Asa con sus padres, y es sepultado con sus padres, en la ciudad de David, su padre, y reina Josafat, su hijo, en lugar de él.
25 Y Nadab, hijo de Jeroboam, reina sobre Israel en el año segundo de Asa, rey de Judá, y reinó en Israel en el año segundo de Asa, rey de Judá, y reinó en Israel años dos.
26 E hizo lo malo a faz del Señor, y anduvo en el camino de su padre, y en los pecados de él los que hizo pecar a Israel.
27 Y asechóle Baasá, hijo de Ahías(j), sobre la casa de Balaán, hijo de Ahías, y destrozóle en Gebetón la de los filisteos; y Nadab y todo Israel, sitiaban a Gebetón.
28 Y matóle Baasá en el año tercero de Asa(k), rey de Judá y reinó en lugar de él.
29 Y aconteció, cuando reinó, percutió toda la casa de Jeroboam, y no dejó todo aliento de Jeroboam, hasta exterminarle, según la palabra del Señor, la que habló, en mano de su siervo Ahías, el silonita,
30 acerca de los pecados de Jeroboam; que hizo pecar a Israel; y en su exacerbación que exacerbó al Señor, Dios de Israel.
31 Y lo demás de las palabras de Nadab y todo lo que hizo ¿no está, he aquí, esto escrito en el libro de las palabras de los días, para los reyes de Israel?
32 Y guerra hubo entre Asa y entre Baasá, rey de Israel, todos los días de ellos.
33 Y en el año el tercero de Asa, rey de Judá, reina Baasá, hijo de Ahías, sobre Israel, en Tersá, veinticuatro años.
34 E hizo lo malo a faz del Señor, y anduvo en camino de Jeroboam, hijo de Nabat, y en los pecados de él como hizo pecar a Israel.
1 Exterminio de la casa de Baasá. Los reyes impíos: Elá, Zambú, Ambú y Acab. Y vino palabra del Señor en mano de Jehú, hijo de Ananí, sobre Baasá:
2 «Por cuanto te enaltecí de la tierra y te di príncipe sobre mi pueblo de Israel; y has andado en el camino de Jeroboam y hecho pecar a mi pueblo, a Israel, irritándome en las vanidades(a) de ellos;
3 he aquí que yo barro en pos de Baasá y en pos de su casa: y daré tu casa, como la casa de Jeroboam, hijo de Nabat
4 al muerto de Baasá en la ciudad, devoraránle los perros, y al muerto de él, en el campo, devoraránles los volátiles del cielo.»
5 Y lo demás de las palabras de Baasá, y todo lo que hizo y el poderío de él ¿no está, he aquí, esto escrito en libro de palabras de los días de los reyes de Israel?
6 Y durmióse Baasá con sus padres y es sepultado en Tersá; y reina Elá, su hijo, en lugar de él.
7 Y en mano de Hehú, hijo de Ananí, del profeta, habló el Señor sobre Baasá y sobre la casa de él; toda la maldad que hizo a faz del Señor, exacerbándole en las obras de sus manos, siendo según la casa de Jeroboam; y sobre él percutirle.
8 Y Elá, hijo de Baasá reinó, en año vigésimo sexto de Asa, rey de Judá, sobre Israel dos años en Tersá.
9 Y rebelóse contra él un niño de él: Zambrí, el príncipe de la mitad de la caballería; y él estaba en Tersá bebiendo, ebrio en la casa de Asa(b), el ecónomo, en Tersá.
10 Y entró Zambrí y percutióle y matóle, en año vigésimo séptimo de Asa, rey de Judá, y reinó en lugar de él.
11 Y aconteció, reinando él, sentándose en su trono, percutió toda la casa de Baasá; no le dejó meante en pared y parientes de él y amigos de él.
12 Según la palabra que habló el Señor sobre la casa de Baasá y a Jehú el profeta,
13 acerca de todos los pecados de Baasá y Elá, su hijo, que pecaron y como hicieron pecar a Israel, irritando al Señor, el Dios de Israel, en las vanidades de ellos.
14 Y lo demás de las palabras de Elá y todo lo que hizo ¿no está, he aquí, esto escrito en libro de palabras de los días de los reyes de Israel?
15 Y Zambrí reinó en el año vigésimo séptimo de Asa, rey de Judá, en Tersá días siete; y el campamento de Israel sobre Gebetón de los filisteos.
16 Y oyó el pueblo en el campamento a los que decían: «Rebelóse Zambrí y mató al rey». E hicieron rey, en Israel, a Amrí, el príncipe del ejército, sobre Israel en aquel día, en el campamento.
17 Y subió Amrí y todo Israel con él, de Gebetón, y cercaron a Tersá.
18 Y aconteció, como vio Zambrí que está tomada su ciudad, va al antro de la casa del rey, y quemó sobre sí la casa del rey, y murió,
19 por sus pecados que hizo, haciendo lo malo a faz del Señor, andando en camino de Jeroboam, hijo de Nabat; y en los pecados que hizo pecar a Israel.
20 Y lo demás de las palabras de Zambrí y sus conspiraciones que conspiró ¿no está, he aquí, esto escrito en libro de palabras de los días de los reyes de Israel?
21 Entonces divídese el pueblo de Israel: mitad del pueblo va en pos de Tební, hijo de Ginet, a hacerle rey; y la mitad del pueblo va en pos de Amrí.
22 El pueblo que estaba en pos de Amrí prevaleció sobre el pueblo el en pos de Tební, hijo de Ginet; y murió Tební, y Joram, su hermano, en aquel tiempo, y reinó Amrí, después de Tební(c).
23 En el año el trigésimo primero del rey Asa, reina Amrí sobre Israel doce años; en Tersá reina seis años.
24 Y adquirió Amrí el monte de Samaria, de Somer, el dueño del monte, en dos talentos de plata; y edificó el monte y llamaron el nombre del monte, que edificó, del nombre de Somer, el dueño del monte(d): Samaria.
25 E hizo Amrí lo malo a faz del Señor, y males sobre todos los que fueron antes de él.
26 Y anduvo en todo camino de Jeroboam, hijo de Nabat, y en sus pecados que hizo pecar a Israel en las vanidades de ellos.
27 Y lo demás de las palabras de Amrí y todo lo que hizo el poderío de él ¿no está, he aquí, esto escrito en libro de palabras de los días de los reyes de Israel?
28 Y durmióse Amrí con sus padres, y es sepultado en Samaria; y reina Acab, su hijo, en lugar de él. (Y en el año, el undécimo de Amrí, reina Josafat, hijo de Asa, de años treinta y cinco, en su reino, y veinticinco años reinó en Jerusalén; y el nombre de su madre, Gazubá, hija de Selí. Y anduvo en el camino de Asa, su padre, y no declinó de él, haciendo lo recto a faz del Señor; sólo que las alturas no se quitaron y sacrificaban en las alturas e incensaban. Y lo que ajustó Josafat con el rey de Israel, y todo su poderío que hizo y los que debeló ¿no está, he aquí, esto escrito en libro de palabras de los días de los reyes de Judá? Y lo restante de los ayuntamientos(e) que impusieran en los días de Asa, su padre quitó de la tierra. Y rey no había en Siria-Nasib; y el rey Josafat hizo nave(f), a Tarsis a ir: a Sofir, al oro; y no fue, porque fue deshecha la nave en Gasión-Gaber. Entonces dijo el rey de Israel a Josafat: «Enviaré tus niños y los jovencillos míos en la nave»; y no quiso Josafat y durmióse Josafat con sus padres, y es sepultado con sus padres en la ciudad de David; y reinó Joram, su hijo en lugar de él.
29 En el año segundo de Josafat, rey de Judá)(g), Acab hijo de Amrí reinó sobre Israel, en el año treinta y ocho de Asa, rey de Judá; habiendo reinado en Samaria, veintidós años.
30 E hizo Acab lo malo a faz del Señor e hizo mal sobre todos los antes de él.
31 Y no le fue bastante andar en los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, y tomó por mujer a Jezabel, hija de Etbaal, rey de los sidonios; y fue y sirvió a Baal y adoróle.
32 Y puso altar a Baal en la casa de las abominaciones, la que edificó en Samaria.
33 E hizo Acab selva; y añadió Acab hacer irritaciones, irritando al Señor, Dios de Israel y a su alma exterminando(h): mal hizo sobre todos los reyes de Israel los que fueron antes de él.
34 Y en sus días edificó Hiel, el betelita, a Jericó, en(i) Abirón, su primogénito fundamentóla y a Segub, su menor, puso las puertas de ella; según la palabra del Señor la que habló en mano de Josué hijo de Nun.
1 Elías ante Acab. La viuda de Sarefta. Y dijo Elías el profeta tesbita, el de Tesbe de Galaad, a Acab: «Vive el Señor, el Dios de los ejércitos, el Dios de Israel, de quien estuve a la faz de él que ni habrá estos años rocío y lluvia, sino por boca de palabra mía.»
2 Y vino palabra del Señor a Elías:
3 «Ve de aquí hacia el oriente y ocúltate en el torrente de Garit, el que está sobre la faz del Jordán.
4 Y será así: del torrente beberás agua, y a los cuervos mandaré alimentarte allí.»
5 E hizo Elías según la palabra del Señor; y asentóse en el torrente de Garit sobre la faz del Jordán.
6 Y los cuervos traíanle panes y carne al alba, y panes y carne a la tarde, y del torrente bebía agua.
7 Y aconteció, después de algunos días que se secó el torrente; que no venía lluvia sobre la tierra.
8 Y vino la palabra del Señor a Elías, diciendo:
9 «Levántate y ve a Sarefta de la Sidonia y asiéntate allí, he aquí he mandado allí a una mujer viuda alimentarte.»
10 Y levantóse y fue a Sarefta y vino a la puerta de la ciudad; y he aquí, allí una mujer viuda recogía leña; y clamó en pos de ella Elías, y díjola: «Cógeme ahora un poco de agua en vaso, y beberé.»
11 Y fue a coger, y clamó en pos de ella Elías, y dijo: «¿Me cogerías ahora un bocado de pan, del que está en tu mano?»
12 Y dijo la mujer: «Vive el Señor, tu Dios, si tengo torta, sino sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la ampolla; y he aquí que yo recogeré dos astillas y entraré y harélo para mí misma y mis hijos(a), y lo comeremos y moriremos.»
13 Y díjola Elías: «Confía, entra y haz según tu palabra; y me traerás primero a mí, mas para ti misma y tus hijos harás al último.
14 Que esto dice el Señor, el Dios de Israel: «El cántaro de la harina no desfallecerá, y la ampolla del aceite no minorará hasta el día de dar el Señor la lluvia sobre la faz de la tierra.»
15 Y fue la mujer, e hizo según la palabra de Elías, y comió ella y él y los hijos de ella, desde este día.
16 Y el cántaro de la harina no desfalleció y la ampolla del aceite no minoró, según la palabra del Señor la que habló en mano de Elías.
17 Y aconteció después de esto que enfermó el hijo de la mujer, la dueña de la casa; y era la enfermedad fuerte sobre todo, hasta no quedar en él aliento.
18 Y dijo a Elías: «¿Qué a mí y a ti(b), hombre de Dios? ¿Has entrado a mí para rememorar mi iniquidad y matar a mi hijo?»
19 Y dijo Elías a la mujer: «Dame tu hijo.» Y tomóle del seno de ella y subióle al terrado, en que él se hospedaba, allí, y recostóle en el lecho de él.
20 Y clamó Elías y dijo: «¡Ay, Señor, soy el testigo(c) de la viuda con quien yo habito con ella, y tú has maltratado hasta matar a su hijo.»
21 Y alentó(d) sobre el pequeñuelo tres veces e invocó al Señor y dijo: «Señor, Dios mío, vuelva ya el alma de este pequeñuelo a él.»
22 E hízose así, y clamó, y oyó el Señor en la voz de Elías; y volvió el alma del pequeñuelo a sus entrañas y vivió. Y tomó Elías
23 al pequeñuelo y bajóle del terrado a la casa y diole a su madre; y dijo Elías: «Mira: vive tu hijo.»
24 Y dijo la mujer a Elías: «He aquí, he conocido que tú eres un hombre de Dios, y que es verdad que el verbo del Señor está en tu boca.»
1 Elías y Acab y Baal. Lluvia. Y aconteció, después de días muchos que la palabra del Señor vino a Elías en el año el tercero diciendo: «Ve, y manifiéstate a Acab, y daré lluvia sobre la haz de la tierra.»
2 Y fue Elías a manifestarse a Acab; y el hambre; fuerte en Samaria.
3 Y llamó Acab a Abdías, el ecónomo; y Abdías era temeroso del Señor sobremanera.
4 Y aconteció, al herir Jezabel a los profetas del Señor, que tomó Abdías a cien varones profetas y ocultóles, de a cincuenta, en una caverna y alimentóles con pan y agua.
5 Y dijo Acab a Abdías: «¡Acá! y pasemos por la tierra y por las fuentes de las aguas y por todos los torrentes, por si hallamos hierba y conservamos caballos y mulas, y no sean exterminados de las tiendas(a).
6 Y dividiéronse el camino para atravesarla: Acab fue en camino uno, y Abdías fue en camino otro, solo.
7 Y estaba Abdías en el camino, solo, y vino Elías a su encuentro, solo: Y Abdías apresuróse y cayó sobre su rostro y dijo: «¿Si tú eres el mismo, señor mío, Elías?»
8 Y díjole Elías: «Yo. Ve y di a tu señor: «He aquí a Elías.»
9 Y dijo Abdías: «¿Qué he pecado que das tu siervo en mano de Acab para que me mate?
10 Vive el Señor tu Dios, si hay gente o reino a donde no haya enviado mi señor a buscarte; y si han dicho: «No está», ha encendido el reino y sus lugares, porque no te ha hallado.
11 Y ahora tú dices: Ve, anuncia a tu señor: «He aquí a Elías.»
12 Y será que si yo me retirare de ti el espíritu del Señor te llevará a la tierra que no sé, y entraré a anunciar a Acab y no te hallará, y me matará; y tu siervo está temiendo al Señor, desde su adolescencia.
13 ¿Acaso no se ha anunciado a ti, mi señor, cuanto he hecho al matar Jezabel a los profetas del Señor que oculté, de los profetas del Señor cien varones, de a cincuenta en una caverna, y alimenté en panes y agua?
14 Y ahora tú me dices: «Ve, di a tu señor: «He aquí a Elías»; y me matará.»
15 Y dijo Elías: «¡Vive el Señor de los ejércitos, ante quien estoy ante su faz, que hoy manifestaréme a él.»
16 Y fue Abdías al encuentro a Acab y anuncióle, y corrió Acab y fue al encuentro de Elías.
17 Y aconteció, como vio Acab a Elías, que dijo Acab a Elías: «¿Si tú eres el mismo que perturbas a Israel?»
18 Y dijo Elías: «No perturbo a Israel, sino que tú y la casa de tu padre, con abandonar vosotros al Señor Dios vuestro; y has ido en pos de los baales.
19 Y ahora entra, congrega a todo Israel en el monte el Carmelo y los profetas de la ignominia, cuatrocientos cincuenta a los profetas de las selvas y cuatrocientos que comen a la mesa de Jezabel».
20 Y envió Acab cerca de todo Israel y congregó a todos los profetas en el monte el Carmelo.
21 Y llegóse Elías a todos y díjoles Elías: «¿Hasta cuándo vosotros cojearéis de ambas rodillas? Si es el Señor Dios, id en pos de él, pero si Baal, id en pos de él.» Y no respondió el pueblo palabra.
22 Y dijo Elías al pueblo: «Yo he quedado profeta del Señor, solísimo; y los sacerdotes de Baal, cuatrocientos cincuenta varones, y los profetas de la selva cuatrocientos.
23 Dennos dos bueyes, y escójanse ellos el uno y desmiembre y pongan sobre los leños, y fuego no pongan; y yo haré el buey, el otro y daré sobre los leños, y fuego no pondré.
24 Y vocead en nombre de vuestros dioses; y yo invocaré en el nombre del Señor, mi Dios; y será el dios que escuchare en fuego, éste, Dios.» Y contestó, todo el pueblo: «Bella la palabra que has hablado.»
25 Y dijo Elías a los profetas de la ignominia: «Escogeos el becerro el uno, y haced primero, pues muchos, vosotros; e invocad en nombre de vuestro dios; y fuego no pongáis».
26 Y tomaron el becerro que les dio, e hicieron, e invocaban en nombre de Baal, de alba a mediodía; y decían: «Oyenos, el Baal, óyenos.» Y no había oída; y saltaban por sobre el altar que hicieran.
27 E hízose mediodía, y escarneciólos Elías el tesbita, y dijo: Invocad en voz grande, porque dios es, porque locuacidad tiene; y también no sea que esté negociando él o no sea que duerma él, y despertará.»
28 E invocaban en voz grande; y cortábanse, al uso de ellos, en cuchillos y lancetas hasta efusión de sangre sobre sí;
29 y profetizaban(b) hasta que fue pasando el atardecer; y se hizo como el tiempo de ofrendar la hostia —y no había voz, y no había oída— habló Elías el tesbita a los profetas de las provocaciones, diciendo: «Apartaos desde ahora, y yo haré mi holocausto.» Y apartáronse y retiráronse(c).
30 Y dijo Elías al pueblo: «Llegaos a mí», y llegóse todo el pueblo a él.
31 Y tomó Elías doce piedras, según el número de las tribus de Israel, como habló el Señor a él(d), diciendo: «Israel será tu nombre.»
32 Y edificó las piedras en nombre del Señor, y sanó el altar del Señor, al derruido; e hizo un mar que cogía dos medidas de semilla, en contorno del altar.
33 Y amontonó las astillas sobre el altar que hizo; y desmembró el holocausto y puso sobre las astillas y amontonó sobre el altar;
34 y dijo: «Cogedme cuatro cántaros de agua y derramad sobre el holocausto y sobre las astillas; e hicieron así.» Y dijo: «Asegundad»; y asegundaron. Y dijo: «Atercerad»; y aterceraron.
35 Y atravesaba el agua en contorno del altar, y el mar llenaron de agua.
36 Y aconteció alrededor de la oblación de la hostia, que exclamó Elías al cielo y dijo: «Señor, el Dios de Abrahán e Isaac e Israel, escúchame, Señor; escúchame hoy en fuego, y conozcan todo este pueblo que tú eres el Señor, el Dios de Israel, y yo, tu siervo, y por ti he hecho estas obras.
37 Escúchame, Señor, escúchame y sepa este pueblo que tú eres Señor Dios —y(e) tú has vuelto el corazón de este pueblo atrás.»
38 Y cayó fuego de ante el Señor, desde el cielo, y devoró los holocaustos y las astillas y el agua en el mar; y las piedras y el polvo lamió el fuego.
39 Y vieron y cayó todo el pueblo sobre su rostro, y dijeron: «Verdaderamente, Señor, el Dios, él es el Dios.»
40 Y dijo Elías al pueblo: «Coged juntos a los profetas de Baal; nadie salve de ellos.» Y cogiólos juntos, y bajólos Elías al torrente de Cisón, y degollólos allí.
41 Y dijo Elías a Acab: «Asciende, y come y bebe; que es la voz de los pies de la lluvia.»
42 Y ascendió Acab a comer y beber, y Elías ascendió sobre el Carmelo y postróse sobre la tierra, y puso su rostro en medio de sus rodillas;
43 y dijo a su niñito: «Asciende y mira camino de la mar.» Y ascendió y miró el niñito y dijo: «No hay nada.» Y dijo Elías: «Y tú vuelve siete veces.»
44 Y volvió el niñito siete veces; y aconteció en la séptima he ahí una nube, pequeña como huella de varón, subiendo agua y dijo: «Asciende y di a Acab: «Unce tu carro y baja porque no te coja la lluvia.»
45 Y aconteció, de acá a allá, que el cielo se ennegreció de nubes y viento, y vino lluvia grande; y lloraba(f) e íbase Acab a Jezabel.
46 Y mano del Señor vino sobre Elías; y ciñó su lomo y corrió delante de Acab, para ir a Jezabel.
1 Elías en Horeb. Unge a Eliseo. Y anunció Acab a Jezabel, su mujer, todo lo que hizo Elías y cómo mató a todos los profetas en espada.
2 Y envió Jezabel un mensajero a Elías y dijo: «Si tú eres Elías, también yo soy Jezabel. Esto hágame Dios y esto añádame, que a esta hora, mañana, he de poner tu alma así como el alma de uno de entre ellos.»
3 Y temió Elías y levantóse y fue tras su alma; y va a Bersabé, tierra de Judá, y dejó a su siervo allí.
4 Y él fue por el desierto camino de un día y vino y sentóse bajo un enebro y rogó que su alma muriera y dijo: «Baste ya; toma ahora mi alma, de mí, Señor, pues no soy mejor yo sobre mis padres.»
5 Y durmióse y durmió allí bajo una planta; y he aquí alguien(a) le tocó, y díjole: «Levántate y come.»
6 Y miró Elías y he aquí a su cabeza, una torta escandeña y una jarra de agua; y levantóse y comió y bebió, y volvióse a dormir.
7 Y volvió el ángel del Señor segunda vez, y tocóle y díjole: «Levántate y come, que es mucha, para ti, la vía.»
8 Y levantóse y comió y bebió, y caminó en fuerza de aquel alimento cuarenta días y cuarenta noches, hasta el monte de Dios Horeb.
9 Y entró allí en la caverna, y hospedóse allí, y he aquí palabra del Señor a él y dijo: «¿Qué, tú aquí Elías?»
10 Y dijo Elías: «Celando he celado por el Señor omnipotente, porque te han dejado los hijos de Israel: tus alturas han demolido y tus profetas han matado en espada; y he quedado yo solísimo; y buscan mi alma para quitarla.»
11 Y dijo: «Saldrás mañana, y te pondrás a la faz del Señor en el monte; he aquí que pasará el Señor, y he aquí que una ráfaga grande y poderosa, deshaciendo montes y quebrantando peñas a faz del Señor; pero en la ráfaga no estaba el Señor; y, después de la ráfaga un temblor; y en el temblor no estaba el Señor;
12 y, después del temblor, fuego; pero en el fuego no estaba el Señor; y, después del fuego, voz de aura suave.»
13 Y aconteció, que cuando la oyó Elías, cubrió su semblante en su pellón, y salió y púsose bajo la caverna, y he aquí, a él, una voz y dijo: «¿Qué tú, aquí, Elías?»
14 Y dijo Elías: «Celando he celado por el Señor omnipotente, porque te han dejado los hijos de Israel, y tus altares han demolido y a tus profetas han matado en espada, y he quedado yo solísimo, y buscan mi alma para quitarla.»
15 Y díjole el Señor: «Ve, toma a tu camino y tomarás y ungirás a Hazael por rey de Suria;
16 y a Jehú, hijo de Namsí ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo, hijo de Safat, de Abelmulá, ungirás por profeta, en lugar tuyo.
17 Y será al salvo de la espada de Hazael que matará Jehú; y al salvo de la espada de Jehú que matará Eliseo.
18 Y dejarás(b) en Israel siete millares de varones: todas las rodillas que no hincaron rodillas a Baal, y toda boca que no le adoró.»(c).
19 Y fuese de allí; y encuentra a Eliseo, hijo de Safat, y él araba en vacas: doce yuntas delante de él, y él en las doce; y fuese a él y arrojó su pellón sobre él.
20 Y dejó Eliseo las vacas y corrió en pos de Elías, y dijo: «Acabaré de besar a mi padre y seguiré en pos de ti.» Y dijo Elías: «Ve, vuelve, que he hecho para ti.»(d).
21 Y volvió de en pos de él y tomó yuntas de vacas; y sacrificó y cociólas en los aparejos de las vacas, y dio al pueblo, y comieron; y levantóse y fue en pos de Elías y le sirvió.
1 Derrota del rey de Siria Y juntó Benadad, rey de Siria, toda su fuerza y subió y sitió a Samaria; y treinta y dos reyes con él, y todo caballo y carro; y subieron y sitiaron a Samaria y combatieron contra ella.
2 Y envió mensajeros a Acab, rey de Israel a la ciudad y le dijo: «Esto dice Benadad:
3 «Tu plata y tu oro es mío; y tus mujeres y tus hijos, los hermosos, míos son.»
4 Y respondió el rey de Israel y dijo: «Según que has hablado, señor mío, rey: tuyo yo soy, y todo lo mío.»
5 Y volvieron los mensajeros y dijeron: «Esto dice Benadad: Yo he enviado a ti, diciendo: «Tu plata y tu oro, y tus mujeres y tus hijos me darás;
6 a esta hora, pues, mañana enviaré mis niños a ti, y escudriñarán tu casa y las casas de tus niños; y será: todos los deseos de sus ojos, sobre lo que pusieren sus manos, cogerán.»
7 Y llamó el rey de Israel todos los ancianos de la tierra, y dijo: «Conocéis ahora y veis qué maldad éste busca; pues ha enviado a mí acerca de mis mujeres, y acerca de mis hijos y acerca de mis hijas, la plata mía y el oro mío; no le he negado».
8 Y dijéronle los ancianos y todo el pueblo: «No oigas y no quieras.»
9 Y respondió a los mensajeros de Benadad: «Decid a vuestro señor, al rey: todo cuanto has enviado a tu siervo primeramente, hará; pero esta palabra no podré hacer.» Y partieron los varones y lleváronle la palabra.»
10 Y envió a él Benadad, diciendo: «Esto hágame Dios y esto añada, si ha de bastar el polvo de Samaria a las zorras(a), a todo el pueblo, a los infantes míos.»
11 Y respondió el rey de Israel y dijo: «¡Baste! ¡No se gloríe el gacho como el recto!»(b).
12 Y aconteció, cuando le respondió esta palabra bebiendo estaba él y todos los reyes con él, en tiendas; y dijo a sus niños: «Edificad un vallado.» Y pusieron vallado sobre la ciudad.
13 Y he aquí que un profeta se acercó a Acab, rey de Israel, y dijo: «Esto dice el Señor: «¿Si has visto lo grande de esta muchedumbre? He aquí yo la doy hoy en tus manos, y conocerás que yo, soy el Señor.»
14 Y dijo Acab: «¿En(c) quién?» Y dijo: «Esto dice el Señor: «En los jovencillos de los príncipes de las regiones.» Y dijo Acab: «¿Quién empezará la guerra?» Y dijo: «Tú.»
15 Y revistó Acab a los príncipes, a los jovencillos, de las regiones; y eran doscientos treinta; y, después de esto, revistó a todo el pueblo entero: siete millares.
16 Y salió al mediodía; y Benadad, bebiendo ebrio «en las tiendas», él y los reyes: treinta y dos reyes, auxiliares de él.
17 Y salieron los príncipes jovencillos de las regiones, entre los primeros. Y envían y anuncian al rey de Siria, diciendo: «Varones han salido de Samaria.»
18 Y díjoles: «¡Si a paz salen, cogerlos vivos a todos! y si a guerra han salido, vivos, cogerlos a todos;
19 y no salgan de la ciudad princesa(d) la chiquillería de las regiones.»(e). Y el ejército, en pos de ellos.
20 Y percutió cada uno al junto a él, y asegundó cada uno al junto a él(f); y huyó Siria, y persiguióles Israel; y sálvase Benadad sobre caballo de caballero.
21 Y salió el rey de Israel y cogió todos los caballos y los carros; y percutió plaga grande en Siria.
22 Y acercóse el profeta al rey de Israel y díjole: «Esfuérzate y conoce y ve qué has de hacer; pues volviendo el año, Benadad, rey de Siria, sube contra ti.»
23 Y los niños del rey de Siria dijéronle: «Dios de montes, Dios de Israel, y no dios de valles(g); por esto ha prevalecido sobre nosotros; pero si guerreáremos con ellos por llano, de fijo prevaleceremos sobre ellos.
24 Y esta palabra haz: despide a los reyes, a cada uno a su lugar, y pon en vez de ellos sátrapas.
25 Y te llevaremos un ejército según el ejército caído de ti, y caballo por caballo y carros por carros; y guerrearemos contra ellos por el llano, y prevaleceremos sobre ellos.» Y oyó su voz, y se hizo así.
26 Y aconteció, volviendo el año que revistó Benadad la Siria, y subió a Afer, en guerra contra Israel.
27 Y los hijos de Israel fueron revistados y aprovisionados, llegáronse al encuentro de ellos; y acampó Israel en frente de ellos, tal como dos hatillos de cabras; y Siria llenó la tierra.
28 Y acercóse el hombre de Dios y dijo al rey de Israel: «Esto dice el Señor: «Por cuanto ha dicho Siria: «Dios de montes, el Dios de Israel, y no dios de valles él, daré este ejército el grande en tu mano, y conocerás que yo soy el Señor.»
29 Y acampan éstos en frente de éstos siete días; y aconteció que en el día séptimo sobrevino la guerra; y percutió Israel a la Siria cien millares de infantes en un(h) día.
30 Y huyeron los sobrevivientes, a Afer, a la ciudad; y cayó el muro sobre veintisiete millares de varones de los sobrevivientes; y Benadad huyó y entró en la casa del dormitorio, en el tálamo.
31 Y dijo a sus niños: «Sé que los reyes de la casa de Israel, reyes de misericordia son. Pongámonos ya sacos sobre nuestros lomos y cuerdas sobre nuestras cabezas, y salgamos al encuentro del rey de Israel, por si vivifica nuestras almas.»
32 Y ciñéronse sacos sobre sus lomos, y pusieron cuerdas sobre sus cabezas, y dijeron al rey de Israel: «Tu siervo Benadad dice: «Viva ahora nuestra alma.» Y dijo: «Si todavía vive, hermano mío es.»
33 Y los varones auguraron(i) y libaron; y recogieron la palabra de su boca y dijeron: «Hermano tuyo es Benadad.» Y dijo: «Entrad y tomadle.» Y salió a él Benadad; y súbenle a él, en el carro.
34 Y díjole: «Las ciudades que tomó mi padre a tu padre, te devolveré; y salidas(j) te pondrás en Damasco así como puso mi padre en Samaria; y yo en alianza te despediré.» E hizo con él alianza, y despidióle.
35 Y hombre uno de los hijos de los profetas dijo a su compañero, en verbo del Señor: «Percúteme ahora.» Y no quiso el hombre percutirle.
36 Y díjole: «Por cuanto no has oído la voz del Señor, he aquí tú corres de mí, y te percutirá un león.» Y retiróse de él; y hállale un león, y percutióle.
37 Y halla hombre otro, y dijo: «Percúteme ahora.» Y percutióle el hombre; percutiendo también quebrantóle.
38 Y fue el profeta y presentóse al rey de Israel sobre el camino, y ató en venda sus ojos.
39 Y aconteció, cuando pasaba el rey, éste clamaba al rey, y dijo: «Tu siervo salió a la milicia de la guerra; y he aquí un varón trájome un varón y díjome: «Guarda a este varón; pero si, escapando escapare, tu alma, por su alma; o un talento de plata pesarás.»
40 Y aconteció: miró en torno tu siervo acá y acá, y ése no estaba.» Y díjole el rey de Israel: «He aquí, hasta los efugios ante mí has matado.»(k).
41 Y apresuróse y quitó la venda de sus ojos, y conocióle el rey de Israel: que de los profetas era éste.
42 Y díjole: «Esto dice el Señor: «Por esto: porque soltaste tú a un varón digno de muerte, de tu mano, será tu alma por el alma de él, y tu pueblo por el pueblo de él.»
43 Y fuese el rey de Israel a su casa confuso y desfallecido; y viene a Samaria.
1 La viña de Nabot. Y aconteció, después de estas palabras que tenía Nabot, el jezraelita, una viña junto a la era(a) de Acab, rey de Samaria.
2 Y habló Acab a Nabot, diciendo: «Dame tu viña, y seráme en huerto de hortalizas; pues cercana está de mi casa; y te daré viña otra, buena sobre ella; pero si place delante de ti, te daré dinero precio de esta tu viña, y seráme en huerto de hortalizas.»
3 Y dijo Nabot a Acab: «No me venga de mi Dios darte la heredad de mis padres.»
4 Y púsose el espíritu de Acab turbado y recostóse en su lecho; y cubrió su semblante, y no comió pan.
5 Y entró Jezabel, su mujer, a él y hablóle: «¿Por qué está tu espíritu turbado y no estás tú comiendo pan?»
6 Y díjola: «Porque he hablado a Nabot, el jezraelita, diciendo: «Dame tu viña por dinero; mas si quieres, te daré otra por ella.» Y dijo: «No te daré la heredad de mis padres.»
7 Y díjole Jezabel, su mujer: «¿Tú ahora así haces de rey sobre Israel? Levántate y come pan y estáte en ti; yo te daré la viña de Nabot el jezraelita.»
8 Y escribió carta en el nombre de Acab y selló con el sello de él; y envió la carta a los ancianos y a los libres los de la ciudad de él, los habitantes con Nabot.
9 Y escrito estaba en las cartas, diciendo: «Ayunad ayuno y sentad a Nabot al principio del pueblo.
10 Y colocad a dos varones hijos de inicuos enfrente de él, y testimonien contra él, diciendo: «Bendijo(b) a Dios y al rey» y sáquenle fuera y apedréenle y muera.»
11 E hicieron los varones de la ciudad de él los ancianos y los libres, los habitantes en la ciudad de él, así como envió a ellos Jezabel, y según lo que había escrito en las cartas que les envió.
12 Y pregonaron ayuno, y colocaron a Nabot al principio del pueblo.
13 Y entraron dos varones, hijos de inicuos y sentáronse enfrente de él y testimoniaron contra él, varones de la apostasía, frente a frente del pueblo, diciendo: «Has bendecido a Dios y al rey.» Y le sacaron fuera de la ciudad y apedrearon en piedras y murió.
14 Y enviaron cerca de Jezabel, diciendo: «Apedreado está Nabot y muerto.»
15 Y aconteció, cuando oyó Jezabel que estaba Nabot apedreado y muerto, dijo a Acab: «Levántate y posee la viña de Nabot el jezsraelita, que no dio por dinero; pues no está Nabot vivo, porque ha muerto.»
16 Y aconteció, como oyó Acab que estaba muerto Nabot el jezraelita, rasgó sus vestiduras y revistióse de saco; y aconteció, después de esto, levantóse Acab y descendió a la viña de Nabot, el jezraelita, a poseerla.
17 Y dijo el Señor a Elías, el tesbita, diciendo:
18 «Levántate y desciende al encuentro de Acab, rey de Israel, el de Samaria; pues éste está en viña de Nabot porque ha descendido allí a poseerla;
19 Y le hablarás diciendo: Esto dice el Señor: «Como tú has matado y poseído, por eso esto dice el Señor: «En todo lugar donde han lamido los puercos y los perros la sangre de Nabot, allí lamerán los perros tu sangre, y las rameras lavarán en tu sangre.»(c).
20 Y dijo Acab a Elías: «¿Si me has hallado enemigo mío?» Y dijo: «Te he hallado; por esto: porque en vano te has vendido a hacer lo malo a faz del Señor, para irritarle.
21 He aquí yo traigo sobre ti males; y quemaré en pos de ti y exterminaré, de Acab a todo meante en pared y a guardado y abandonado en Israel;
22 y daré tu casa como la casa de Jeroboam, hijo de Nabat, y como la casa de Baasá, hijo de Ahías, por las exacerbaciones con que exacerbaste e hiciste pecar a Israel.»
23 Y a Jezabel ha hablado el Señor, diciendo: «Los perros devoraránla en el antemural de Jezrahel.
24 Al muerto de Acab en la ciudad comerán los perros; y al muerto suyo en el campo comerán los volátiles del cielo.
25 Por cierto, en vano Acab; quien se vendió a hacer lo malo a faz del Señor, cual le mudó Jezabel, su mujer,
26 e hízose abominable sobremanera, andando tras de las abominaciones; según todo lo que hizo el amorreo; a quien exterminó el Señor de la faz de hijos de Israel.»
27 Y por la palabra, ¡cómo se compungió Acab ante la faz del Señor! y caminaba llorando; y rasgó su túnica, y ciñóse saco sobre su cuerpo y ayunó; y se revistió de saco en el día que percutió a Nabot, el jezraelita(d); y anduvo inclinado.
28 Y vino palabra del Señor en mano de su siervo Elías acerca de Acab y dijo el Señor:
29 (21:28) «¿Has visto cómo se ha compungido Acab ante mi faz? No traeré el mal en los días de él; sino en los días de su hijo traeré el mal sobre la casa de él».
1 Acab y Josafat. Miqueas y los pseudoprofetas. Y reposaron tres años y no hubo guerra en medio de Siria y en medio de Israel.
2 Y aconteció en el año tercero descender Josafat, rey de Judá, al rey de Israel.
3 Y dijo el rey de Israel a los suyos: «¿No sabéis que Ramat Galaad es nuestra, y nosotros callamos(a) tomarla de manos del rey de Siria?»
4 Y dijo el rey de Israel a Josafat: «¿Subirás con nosotros a Ramat Galaad, a guerra?» y dijo Josafat al rey de Israel: «Así como yo, también tú así; así como mi pueblo, tu pueblo; como mis caballos, tus caballos.»
5 Y dijo Josafat rey de Judá al rey de Israel: «Consultad ahora hoy al Señor.»
6 Y juntó el rey de Israel todos los profetas, como cuatrocientos varones, y díjoles el rey: «¿Si iré a Ramat Galaad a guerra o desistiré?» Y dijeron: «Sube», y dando dará el Señor en manos del rey.»
7 Y dijo Josafat al rey de Israel: «¿No hay aquí un profeta del Señor, y consultaremos al Señor por medio de él?»
8 Y dijo el rey de Israel a Josafat: «Uno hay para consultar por medio de él al Señor; y le odio, pues no habla acerca de mí cosas bellas, sino malas: Miqueas, hijo de Yemlá.» Y dijo Josafat, rey de Judá: «No diga el rey así.»
9 Y llamó el rey de Israel a un eunuco, y le dijo: «Presto traed a Miqueas, hijo de Yemlá.»
10 Y el rey de Israel y Josafat, rey de Judá estaban sentados, sobre sus tronos armados(b) en las puertas de Samaria; y todos los profetas profetizaban a faz de ellos.
11 E hízose Sedecías, hijo de Canaaná cuernos férreos y dijo: «Esto dice el Señor: «En éstos cornearás a la Siria, hasta acabarle.»
12 Y todos los profetas profetizaban así, diciendo: «Sube a Ramat Galaad, y bien te encaminará y dará el Señor en tus manos también al rey de Siria».
13 Y el mensajero, el ido a llamar a Miqueas, hablóle, diciendo: «He aquí ahora hablan todos los profetas, en boca una, cosas bellas acerca del rey; hazte ahora también tú, en tus palabras, según las palabras de uno de éstos y habla cosas bellas.»
14 Y dijo Miqueas: «Vive el Señor que lo que me hablare el Señor, esto hablaré.»
15 Y vino al rey; y díjole el rey: «Miqueas, ¿si subiré a Ramat Galaad a guerra, o desistiré?» Y díjole: «Sube, y bien encaminará el Señor en mano del rey.»(c).
16 Y díjole el rey: «¿Cuántas veces yo te conjuro que me hables la verdad en nombre del Señor?»
17 Y dijo: «No es así: he visto a todo Israel disperso en los montes como rebaño que no tiene pastor; y dijo el Señor: «¿No, señor de éstos Dios?(d). Cada uno a su casa en paz se vuelva.»
18 Y dijo el rey de Israel a Josafat, rey de Judá: «¿No te dije que no me profetiza éste cosas bellas, sino que malas?»
19 Y dijo Miqueas: «No así; no yo; oye palabra del Señor, no así: vi al Dios de Israel sentado sobre su trono; y toda la milicia del cielo estaba en torno de él, a su diestra y a su siniestra.
20 Y dijo el Señor: «¿Quién engañará a Acab, rey de Israel; y subirá y caerá en Ramat Galaad?» Y dijo éste así, y éste así.
21 Y salió un espíritu y púsose a faz del Señor y dijo: «Yo le engañaré.»
22 Y díjole el Señor: «¿En qué?» Y dijo: «Saldré y seré espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas.» Y dijo: «Engañarás; que también podrás; sal y haz así.»
23 Y ahora he aquí ha dado el Señor un espíritu mentido en la boca de todos tus profetas éstos; y el Señor ha hablado sobre ti cosas malas.»
24 Y acercóse Sedecías, hijo de Canaaná y percutió a Miqueas en la mejilla, y dijo: «¿Qué espíritu del Señor éste ha pasado de mí, el que ha hablado en ti?»
25 Y dijo Miqueas: «He aquí tú verás en aquel día cuando entrares en alcoba de la alcoba, a ocultarte allí.»
26 Y dijo el rey de Israel: «Coged a Miqueas, y volvedle a Amón, el rey de la ciudad. Y a Joás, hijo del rey
27 di: «Dice el rey y poner a éste en prisión, y que él coma pan de tribulación y agua de tribulación, hasta volver yo en paz.»
28 Y dijo Miqueas: «Si volviendo volvieres en paz, no ha hablado el Señor en mí.» Y dijo: «Escuchad pueblos todos.»
29 Y subió el rey de Israel y Josafat, rey de Judá con él a Ramat Galaad.
30 Y dijo el rey de Israel a Josafat, rey de Judá: «Encubriréme y entraré en la guerra; y tú ponte la vestidura mía.» Y encubrióse el rey de Israel, y entró en la guerra.
31 Y el rey de Siria mandó a los príncipes de sus carros: treinta y dos, diciendo: «No guerrearéis contra pequeño y grande, sino que contra el rey de Israel solísimo.»
32 Y aconteció, cuando vieron los príncipes de los carros a Josafat, rey de Judá, ellos dijeron: «Parece rey de Israel éste.» Y acercáronle a guerrear, y gritó Josafat.
33 Y aconteció, como vieron los príncipes de los carros que no es el rey de Israel éste, volviéronse de él.
34 Y tendió uno el arco certeramente, y percutió al rey de Israel en medio del pulmón y en medio de la coraza; y dijo a su auriga: «Vuelve tus manos y sácame de la guerra que herido estoy.»
35 Y fluctuó la guerra en aquel día, y el rey estúvose sobre el carro en frente de Siria, desde el alba hasta la tarde y destilaba la sangre, desde la herida al seno del carro; y murió al atardecer; y corría la sangre de la mudanza hasta el seno del carro(e).
36 Y púsose el heraldo del ejército en el campamento, poniéndose el sol, diciendo: «Cada cual a su ciudad y a su tierra corra;
37 que ha muerto el rey.»(f). Y vinieron a Samaria, y sepultaron al rey en Samaria.
38 Y lavaron la sangre sobre la fuente de Samaria, y lamiéronse los puercos y los perros la sangre; y las rameras laváronse en la sangre(g); según la palabra del Señor la que habló.
39 Y lo demás de las palabras de Acab y todo lo que hizo y una casa marfileña que edificó, y todas las ciudades que hizo ¿no está, he aquí, esto escrito en libro de palabras de los reyes de Israel?
40 Y durmióse Acab con sus padres, y reinó Ocozías, su hijo, en lugar de él.
41 Y Josafat, hijo de Asa, reinó sobre Judá; en año cuarto de Acab, rey de Israel, reinó
42 Josafat; hijo de treinta y cinco años, al reinar; y veinticinco años reinó en Jerusalén, y nombre de su madre Azubá, hija de Salaí.
43 Y anduvo en toda vía de Asa, su padre; no declinó de ella; haciendo lo recto en ojos del Señor. (22:44) Empero las alturas no quitó; todavía el pueblo sacrificaba e incensaba en las alturas.
44 (22:45) Y paz tuvo Josafat con el rey de Israel.
45 (22:46) Y lo demás de las palabras de Josafat y los poderíos de él, cuanto hizo y cuanto guerreó, ¿no está, he aquí, esto escrito en libro de palabras de los días de reyes de Judá?
46 (22:47) Y el resto de la inmutación(h) que quedó en días de Asa, su padre, recogió de la tierra.
47 (22:48) Y rey no había en Edom(i), constituido.
48 (22:49) Y el rey Josafat hizo naves társicas(j) que fueran a Ofir por oro; y no fueron, porque destrozadas fueron naves en Asión-Gaber.
49 (22:50) Entonces dijo Ocozías, hijo de Acab, a Josafat: «Vayan mis siervos con tus siervos en las naves.» Y no quiso Josafat.
50 (22:51) Y durmióse Josafat con sus padres, y fue sepultado junto a sus padres en la ciudad de David, su padre; y reinó Joram, su hijo, en lugar de él.
51 (22:52) Y Ocozías, hijo de Acab, reinó sobre Israel en Samaria; en año décimo séptimo de Josafat, rey de Judá, Ocozías, hijo de Acab, reinó en Israel, en Samaria, dos años.
52 (22:53) E hizo lo malo a faz del Señor, y anduvo en camino de Acab, su padre, y en camino de Jezabel, su madre, y en los pecados de casa de Jeroboam, hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel.
53 (22:54) Y sirvió a los baalim, y adorólos, e irritó al Señor, Dios de Israel, según todo lo hecho antes de él(k).