1 Compendio de los sucesos del desierto Estas, las palabras que habló Moisés a todo Israel, allende el Jordán, en el desierto, en la llanura enfrente del Mar Rojo, entre Farán y Tofel y Laban, y Hazerot y Di-Sahab(a);
2 once jornadas(b), desde Horeb, camino del monte Seír, hasta Cadés-Barné.
3 Y aconteció en el año cuarenta, en el mes once, el primero del mes, habló Moisés a todos los hijos de Israel, según todo cuanto le mandó el Señor para ellos;
4 después de batir a Sehón rey de los amorreos que habitaba en Hesebón, y a Og, rey de Basán que habitaba en Astarot y en Edraí.
5 Allende el Jordán, en tierra de Moab, empezó Moisés a explanar esta ley diciendo:
6 «Señor el Dios nuestro hablónos en Horeb, diciendo: Básteos lo que habéis habitado en este monte;
7 volved y decampad y entrad en el monte de los amorreos, y en todos sus contornos, en la llanura, en el monte y en el llano, al mediodía y la tierra marina de los cananeos y el Líbano, hasta el río el grande, el río Eufrates.
8 Mirad: he entregado a faz de vosotros la tierra; entrando, poseed la tierra que juré a vuestros padres: a Abrahán e Isaac y Jacob, darles y a su simiente, después de ellos.
9 Y díjeos en aquel tiempo diciendo: «No puedo solo llevaros:
10 el Señor, el Dios vuestro, os ha multiplicado, y he aquí sois hoy como las estrellas del cielo en muchedumbre.
11 (Señor, el Dios de vuestros padres, añádaos como sois, mil veces y bendígaos, según os habló).
12 ¿Cómo podré solo llevar el trabajo vuestro, y el peso vuestro y las contiendas vuestras?»
13 Dad de entre vosotros varones sabios y entendidos y expertos, según vuestras tribus, y los pondré sobre vosotros, príncipes de vosotros.»
14 Y me respondisteis y dijisteis: «Bella la palabra que has hablado, de hacer.»
15 Y tomé de vuestros varones sabios, y entendidos y expertos, y los puse sobre vosotros a principar sobre vosotros: caudillos de mil, y caudillos de ciento, y caudillos de cincuenta y caudillos de diez; y escribas para vuestros jueces.
16 Y mandé a vuestros jueces en aquel tiempo, diciendo: «Oíd bien entre(c) vuestros hermanos, y juzgad justamente entre hombre y su hermano, y su peregrino;
17 No mirarás rostro en juicio; cual al pequeño tal al grande juzgarás; no temas, no, rostro de hombre, que el juicio de Dios es; y la palabra que pesada fuere para vosotros traeréismela.
18 Y mandéos en aquel tiempo todas las palabras que hiciereis.
19 Y, decampando de Horeb, atravesamos todo aquel desierto el grande y el medroso que visteis, el camino a la montaña del amorreo, según que nos mandó el Señor, el Dios nuestro, y vinimos hasta Cadés-Barné.
20 Y os dije: «Venido habéis hasta la montaña del amorreo la que el Señor, el Dios nuestro nos da.
21 Mirad: entregádote ha el Señor el Dios, tu Dios, ante tu faz la tierra; asciende, tómala, como ha dicho el Señor, el Dios de tus padres a ti; no temas y no te desalientes.»
22 Y os acercásteis todos a mí y dijisteis: «Enviemos varones delante de nosotros, y explórennos ellos la tierra y tráigannos noticias del camino por donde ascender a ella, y de las ciudades a donde ir.»
23 Y plugo en mis ojos la palabra, y tomé de vosotros varones, varón por tribu,
24 y partiendo, subieron a la montaña, y llegaron hasta el valle del Racimo, y exploráronlo.
25 Y tomaron en sus manos el fruto de la tierra y trajeron y dijéronnos: «Buena la tierra que el Señor nuestro Dios nos da.»
26 Y no quisisteis subir, sino que desobedecisteis a la palabra del Señor nuestro Dios.
27 Y murmurasteis en vuestras tiendas y dijisteis: «Por aborrecernos el Señor, nos sacó de la tierra de Egipto, para entregarnos en manos de los amorreos, para exterminarnos.
28 ¿A dónde subimos? Nuestros hermanos han aterrado nuestro corazón, diciendo: «Un pueblo grande y mucho y más poderoso que nosotros; y ciudades grandes y muradas hasta el cielo; pero también hijos de gigantes hemos visto allí.»
29 Y díjeos: «No os espantéis ni temáis de ellos;
30 el Señor, el Dios vuestro, el que va delante de vuestra faz, él combatirá junto con vosotros, según todo cuanto hizo con vosotros en la tierra de Egipto, a vuestros ojos;
31 y en este desierto que habéis visto, camino de la montaña del amorreo: cómo te ha llevado el Señor tu Dios, cual si un hombre lleva a su hijo, por todo el camino por donde habéis andado, hasta venir a este lugar.
32 Y en esta palabra no habéis creído al Señor vuestro Dios;
33 el que va delante de vosotros en el camino a elegiros lugar; guiándoos en fuego, de noche; mostrándoos el camino por donde habéis de andar; y en nube de día.
34 Y, cuando el Señor oyó la voz de vuestras palabras, irritóse y juró, diciendo:
35 ¡Si verá alguno, esta mala generación, esta tierra buena que he jurado a sus padres!
36 Fuera de Caleb, hijo de Jefoné; éste la verá, y a éste daré la tierra a la que subió; y a sus hijos, por haber él adherido al Señor.
37 También contra mí se airó el Señor, por vosotros, diciendo: «Tampoco tú entrarás allá.
38 Josué hijo de Nun, el que está delante de ti, éste entrará allá; a él fortalece, porque él repartirála a Israel.
39 Y vuestros párvulos de quienes dijisteis que botín serían, y todo pequeñuelo que no sabe hoy bueno y malo, éstos entrarán allá, y a éstos daréis, y éstos la heredarán;
40 y vosotros volveos y acampad en el desierto, camino del Mar Rojo.»
41 Y respondisteis y me dijisteis: «Hemos pecado ante el Señor, nuestro Dios; subiremos y guerrearemos según todo cuanto ha mandado el Señor, nuestro Dios, a nosotros»; y cogiendo cada uno sus instrumentos bélicos y juntándoos, subíais a la montaña.
42 Y díjome el Señor: Diles: «No subáis ni guerréeis, que no estoy con vosotros; para que no seáis deshechos delante de vuestros enemigos.»
43 Y os hablé y no me escuchasteis y quebrantasteis la palabra del Señor, y, prevaricando, subisteis a la montaña.
44 Y salió el amorreo que habita aquella montaña, a vuestro encuentro, y os persiguió cual hacen las abejas; y os dispersaron de Seír hasta Hormá.
45 Y sentándoos, llorabais, llorabais ante el Señor nuestro Dios, y no oyó el Señor nuestro Dios, vuestra voz ni os atendió;
46 y os quedasteis en Cadés días muchos, cuantos días entonces os quedasteis.
1 Son perdonados los hijos de Esaú; vencido Sehón. Y, volviendo, decampamos hacia el desierto, camino del Mar Rojo, al modo que el Señor me habló; y rodeamos la montaña de Seír, días muchos.
2 Y díjome el Señor:
3 «Básteos rodear esta montaña: dirigíos al septentrión.
4 Y al pueblo manda, diciendo: «Atravesáis ahora los términos de vuestros hermanos, los hijos de Esaú; los que habitan en Seír, y os temerán.
5 Guardaos sobremanera; no les mováis a guerra; que no os daré de su tierra ni un pie, pues, en heredad he dado a los hijos de Esaú la montaña de Seír;
6 por dinero víveres compraréis de ellos y comeréis; y agua tomaréis de ellos por dinero y beberéis.»
7 Pues el Señor, el Dios nuestro te ha bendecido en toda obra de tus manos; considera cómo has pasado aquel desierto, el grande, el temeroso; he aquí cuarenta años el Señor, tu Dios, contigo: no te ha faltado palabra(a).
8 Y pasamos de nuestros hermanos, los hijos de Esaú que habitan en Seír, del camino de las llanuras, de Elat y de Asión-Jaber; y apartámonos y fuimos camino del desierto de Moab.
9 Y díjome el Señor: «No hostilicéis a los moabitas, ni les mováis a guerra, pues no os daré de su tierra en posesión; porque a los hijos de Lot he dado Ar a poseer.
10 Los emim(b) primero asentáronse sobre ella, pueblo grande; y mucho, y poderosos como los enacim(c).
11 Gigantes eran reputados también éstos, cual los enacim, y los moabitas llámanles emim.
12 Y en Seír asentóse el hórreo primero; e hijos de Esaú expulsáronles y extermináronles ante la faz de ellos; y habitan en su lugar; cual hizo Israel con la tierra de su heredad, que les ha dado el Señor.
13 Ahora, pues, alzaos y decampad y atravesad el torrente de Zared.» Y atravesamos el torrente de Zared.
14 Y los días que anduvimos, desde Cadés-Barné hasta que atravesamos el torrente de Zared, treinta y ocho años, hasta que hubo caído toda la generación de varones guerreros, del campamento, según les había jurado el Señor.
15 Y la mano de Dios fue sobre ellos, para consumirles de en medio del campamento, hasta que hubieron caído.
16 Y aconteció que, después de caer todos los varones guerreros de en medio del pueblo;
17 hablóme el Señor diciendo:
18 «Tú pasarás hoy los términos de Moab a Ar,
19 y te acercarás a los hijos de Amón; no les hostilicéis ni les mováis a guerra, pues no os daré de la tierra de los hijos de Amón, en posesión; porque a los hijos de Lot la he dado en posesión.
20 Tierra de gigantes será reputada, pues también en ella habitarán los gigantes primero; y los amonitas denomínanles zonzomim(d);
21 un pueblo grande y mucho y más potente que vosotros, tal cual también los enacim; y los exterminó el Señor ante la faz de ellos, y heredaron y habitaron en lugar de ellos hasta el día de hoy;
22 tal como hizo con los hijos de Esaú que habitan en Seír; los que exterminaron el hórreo ante la faz de ellos y heredaron y habitaron en lugar de ellos hasta el día de hoy;
23 también los heveos que habitaban en Haserim, hasta Gaza y los capadocios, que salieron de Capadocia, extermináronlos y habitaron en lugar de ellos.
24 Ahora, pues, alzáos y decampad y pasad el torrente de Arnón; he aquí he entregado en tus manos a Sehón, rey de Hesebón, el amorreo, y su tierra; empieza a posesionarte; muévele a guerra.
25 En este día comenzaré a poner temblor a ti y temor a ti sobre la faz de todas las gentes las bajo todo el cielo; las cuales, oyendo tu nombre, se conturbarán y dolores de parturiente tendrán a tu faz.»
26 Y envié mensajeros del desierto de Cademot a Sehón, rey de Hesebón, con palabras pacíficas, diciendo:
27 «Pasaré por tu tierra; por el camino iré; no me desviaré a diestra ni siniestra;
28 víveres por dinero me darás, y comeré; y agua por dinero me darás, y beberé; sólo que pasaré a pie;
29 como hicieron conmigo los hijos de Esaú que habitan en Seír, y los moabitas que habitan en Ar; hasta que yo pase el Jordán, a la tierra que el Señor, nuestro Dios, nos da.»
30 Y no quiso Sehón, rey de Hesebón, que pasásemos por él, pues había endurecido el Señor, nuestro Dios, el espíritu de él y empedernido el corazón de él, a fin de entregarle en tus manos como(e) en el día de hoy.
31 Y díjome el Señor: «He aquí comenzado he, a entregar ante tu faz a Sehón, rey de Hesebón, el amorreo, y la tierra de él; empieza a posesionarte de su tierra.
32 Y saliónos Sehón, rey de Hesebón al encuentro, él y todo su pueblo, en guerra, a Jasá.
33 Y entrególe el Señor, nuestro Dios, a faz de nosotros, y le batimos y los hijos de él y su pueblo todo.
34 Y nos apoderamos de todas sus ciudades en aquel tiempo, y destruimos toda ciudad, y las mujeres de ellas y los niños de ellas; no dejamos captura de vivo;
35 tan sólo las bestias apresamos, y los despojos de las ciudades tomamos;
36 desde Aroer, que está sobre la ribera del torrente de Arnón y la ciudad que está en el torrente, hasta Galaad, no hubo ciudad que se nos escapara; todas entregó el Señor, nuestro Dios, en nuestras manos.
37 Sólo a la tierra de los hijos de Amón no nos avecinamos: a todo lo que está junto al torrente de Jacob y a las ciudades, las de la montaña y a todo lo que nos vedó el Señor, nuestro Dios.
1 Reparto de la tierra cisjordánica Y, apartándonos, subimos camino de Basán; y saliónos Og, rey de Basán, al encuentro, y todo su pueblo con él, en guerra, a Edraí.
2 Y díjome el Señor: «No le temas, pues en tus manos le he entregado, y todo su pueblo y toda su tierra; y harás con él como hiciste con Sehón, rey de los amorreos; que habitaba en Hesebón.»
3 Y entrególe el Señor, Dios nuestro, en nuestras manos, y a Og, rey de Basán y todo su pueblo; y le batimos hasta no dejar de él simiente.
4 Y nos apoderamos de todas sus ciudades en aquella sazón; no hubo ciudad que no tomáramos de ellos: sesenta ciudades, todas las circunvecindades de Argob del rey Og en Basán;
5 todas ciudades fortificadas, muros altos, puertas y barras, fuera de las muy muchas ciudades abiertas.
6 Y los destruimos como habíamos hecho a Sehón, rey de Hesebón, destruyendo toda ciudad, varones y mujeres y niños.
7 Y todo el ganado y los despojos de las ciudades cogimos para nosotros.
8 Y tomamos en aquella sazón la tierra de manos de dos reyes de los amorreos que estaban allende el Jordán, desde el torrente Arnón hasta el monte Hermón.
9 (Los sidonios llaman el Hermón: Sarión; y el amorreo llámale: Sanir).
10 Todas las ciudades de la llanura, y todo Galaad y todo Basán hasta Selcá y Edraí, ciudades del reino de Og en Basán.
11 Pues sólo Og, rey de Basán, quedaba de los gigantes. He aquí su lecho, lecho férreo; he aquí él en Rabat de los hijos de Amón: nueve codos, su longitud, y cuatro codos de latitud, en codo de varón.
12 Y de aquella tierra nos posesionamos en aquella sazón, desde Aroer que está sobre la ribera del torrente Arnón, hasta la mitad de la montaña de Galaad; y sus ciudades di a Rubén y a Gad.
13 Y el resto de Galaad y todo Basán, reino de Og, di a la mitad de la tribu de Manasés, y toda la circunvecindad de Argob; todo Basán, tierra de gigantes se reputará.
14 Jaír, hijo de Manasés, tomó toda la circunvecindad de Argob hasta los confines de Jesuri y de Macatí, y llamólas de su nombre: el «Basán villas de Jaír» hasta el día de hoy.
15 Y a Maquir di Galaad.
16 Y a Rubén y a Gad he dado desde Galaad hasta el torrente Arnón; el medio confín del torrente, y hasta el torrente Jabec, el confín de los hijos de Amón;
17 y la llanura y el Jordán y el confín, desde Generet hasta el mar de la llanura: el mar salado, bajo las alturas del Fasgá al oriente.
18 Y os mandé en aquel tiempo, diciendo: "El Señor, vuestro Dios os ha dado esta tierra en posesión: armados id ante la faz de vuestros hermanos, hijos de Israel, todo potente;
19 sólo vuestras mujeres y vuestros hijos y vuestros ganados (sé que es mucho el ganado vuestro) quedaránse en vuestras ciudades que os he dado,
20 hasta que repose el Señor, vuestro Dios, a vuestros hermanos como también a vosotros y heredaren también éstos la tierra que el Señor, vuestro Dios, les da allende el Jordán y volviereis cada cual a su heredad que os he dado.
21 Y a Josué mandé en aquella sazón, diciendo: «Tus ojos han visto todo cuanto hizo el Señor, nuestro Dios, a estos dos reyes; así hará el Señor, nuestro Dios a todos los reinos sobre los cuales tú fueres allí.
22 No les temas; que el Señor, vuestro Dios, él combatirá por vosotros.»
23 Y rogué al Señor en aquella sazón, diciendo:
24 «Señor, Dios, tú has empezado a mostrar a tu siervo tu fuerza y tu poder y tu mano, la poderosa, y tu brazo, el excelso; pues ¿qué Dios hay en el cielo o sobre la tierra que haga según has hecho tú y según tu fortaleza?
25 Pasaré, pues, y veré esta tierra, la buena, la que está allende el Jordán, esta montaña la buena y el Líbano.»
26 Y desentendióse el Señor de mí, por vosotros y desoyóme; y dijo el Señor: «Bástete; no repitas ya esta palabra:
27 asciende a la cima del Fasgá, y alza tus ojos a occidente, y septentrión y mediodía y oriente; y mira con tus ojos, pues no pasarás este Jordán.
28 Y manda, a Josué, y fortalécele y exhórtale; pues éste irá ante la faz de este pueblo, y éste repartiráles toda la tierra que vieres.»
29 Y nos asentamos en el valle, enfrente del templo de Fogor.
1 Exhorta Moisés a cumplir la ley Y ahora, Israel, escucha los preceptos(a) y los juicios(b) cuantos os enseño hoy a hacer, para que viváis y(c) entrando, poseáis la tierra que el Señor, el Dios de vuestros padres os da.
2 No añadáis a la palabra que os mando y no quitéis de ella; guardad los mandamientos del Señor nuestro Dios, que os mando;
3 vuestros ojos han visto todo cuanto ha hecho a Beelfegor; pues todo hombre que fue tras Beelfegor, destruyólo el Señor, nuestro Dios, de entre vosotros.
4 Y vosotros los que adherís al Señor vuestro Dios, vivís todos hoy.
5 Mirad: os he mostrado preceptos y juicios según me mandó el Señor, para que hagáis así en la tierra a que vais para heredarla;
6 y guardad y haced; pues ésta, la sabiduría de vosotros y el entendimiento, a faz de todas las gentes cuantas oyeren todos estos preceptos; y dirán: «He aquí pueblo sabio y entendido esta gente la grande».
7 Pues ¿qué gente grande, que tenga un dios cercano a ellos como el Señor, nuestro Dios, en todo lo que le invocamos?
8 Y ¿qué gente grande que tenga preceptos y juicios justos, según toda esta ley que yo doy a faz de vosotros hoy?
9 Cuídate, y guarda tu alma muy mucho; no te olvides de todas las palabras que han visto tus ojos y no se aparten de tu corazón todos los días de tu vida. Y referirás a tus hijos y los hijos de tus hijos
10 el día que estuvisteis a faz del Señor, en Horeb, cuando me dijo el Señor: «Congrega junto a mí al pueblo, y oigan mis palabras, porque aprendan a temerme todos los días que vivieren sobre la tierra; y a sus hijos enseñen»(d).
11 Y vinisteis y estuvisteis al pie del monte; y el monte ardía en fuego hasta el cielo: tinieblas, nube, tormenta, voz grande.
12 Y os habló el Señor de en medio del fuego voz de palabras, la que vosotros oísteis; pero figura no visteis, fuera de la voz.
13 Y os anunció su alianza que os mandó hacer; las diez palabras y escribiólas en dos tablas de piedra.
14 Y a mí mandó en aquella sazón, enseñaros preceptos y juicios, para hacerlos vosotros sobre la tierra a que vais, para posesionaros de ella.
15 Y guardad muy mucho vuestras almas, pues no visteis toda figura el día que habló el Señor a vosotros en el Horeb, de en medio del fuego;
16 no sea que prevariquéis y os hagais esculpida figura; toda imagen, figura de varón o mujer;
17 figura de toda bestia que hay sobre la tierra; figura de toda ave volátil que vuela bajo el cielo;
18 figura de todo reptil que repta sobre la tierra; figura de todo pez, cuantos hay en las aguas por debajo de la tierra;
19 y, mirando al cielo, y viendo el sol, y la luna, y las estrellas, y todo el ornato del cielo, no te extravíes y los adores y les sirvas, a los que el Señor, tu Dios, ha distribuido a todas las gentes, la de debajo el cielo.
20 Pero a vosotros ha tomado Dios y traídoos de tierra de Egipto, del horno férreo; de Egipto, para serle pueblo escogido, como en el día de hoy.
21 Y el Señor Dios, airóse conmigo por lo dicho por vosotros y juró que no pasaría yo el Jordán y no entraría en la tierra, la buena, que el Señor tu Dios te da en posesión.
22 Pues yo muero en esta tierra y no paso el Jordán; mas vosotros pasáis, y poseeréis esta tierra, la buena.
23 Guardáos; no olvidéis el pacto del Señor, nuestro Dios, lo que ha pactado con vosotros, y no prevariquéis, y os hagáis esculpida figura de todo lo que te ha vedado el Señor, tu Dios;
24 porque el Señor, tu Dios, fuego consumidor es, un Dios celoso.
25 Y, si engendrares hijos e hijos de tus hijos, y tardareis sobre la tierra, y prevaricareis; e hiciereis esculpida figura de todo, e hiciereis lo malo a faz del Señor, vuestro Dios, para irritarle;
26 conjúroos hoy, y por el cielo y por la tierra, que con perdición seréis perdidos pronto de la tierra, para la cual pasáis el Jordán, a posesionaros de ella; no estaréis muchos días en ella, sino que, con exterminio seréis exterminados.
27 Y dispersaráos el Señor entre todas las gentes; y quedaréis pocos en número entre todas las gentes, a las que os llevará el Señor allí;
28 y serviréis allí a otros dioses, obras de manos de hombres: palos y piedras que no verán ni oirán, ni comerán ni olerán.
29 Y buscaréis allí al Señor, vuestro Dios, y le hallaréis, cuando le buscares de todo tu corazón y de toda tu alma en tu tribulación.
30 Y te hallarán todas estas palabras en el postrero de los días; y te volverás al Señor, tu Dios, y oirás su voz.
31 Porque Dios de piedades, el Señor, tu Dios: no te abandonará, ni te destruirá; ni olvidará la alianza de tus padres, que les juró el Señor.
32 Pregunta los días anteriores, los que fueron antes de ti, desde el día que creó Dios al hombre sobre la tierra y desde el confín del cielo; si ha acontecido esta palabra, la grande; si se ha oído cosa semejante;
33 si ha oído una gente la voz de Dios viviente, hablando de en medio del fuego, al modo que has oído tú, y has vivido(e);
34 si ha tentado Dios, viniendo, tomarse una gente, de en medio de una gente, en tentaciones, y en señales, y en prodigios, y en guerra, y en mano fuerte y en brazo excelso, y en visiones grandes, según todo cuanto ha hecho el Señor, Dios nuestro, en Egipto ante tus ojos;
35 para que supieras que el Señor, tu Dios, éste tu Dios es, y no hay más, fuera de él.
36 Del cielo vino su voz a enseñarte, y sobre la tierra te manifestó su fuego, el grande; y sus palabras oíste de en medio del fuego;
37 por haber amado él a tus padres, eligió también su simiente después de ellos: a vosotros; y te sacó él en su fortaleza, la grande, de Egipto;
38 para exterminar gentes grandes y más fuertes que tú, ante tu faz; para sacarte a darte la tierra de ellas, en posesión, según estás hoy.
39 Y conocerás hoy y revolverás en el corazón que el Señor, tu Dios, éste(f), Dios en el cielo arriba y sobre la tierra abajo, y no hay más fuera de él.
40 Y guardaréis sus mandamientos y sus juicios, cuantos yo te mando hoy, para que bien te vaya y a tus hijos después de ti, a fin de que longevos seáis sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te da, todos los días».
41 Entonces delimitó Moisés tres ciudades allende el Jordán, hacia el orto del sol,
42 para refugiarse allí el matador que matase al prójimo no sabiendo; y éste no le odiaba desde ayer y anteayer, y se refugiará en una de estas ciudades y vivirá:
43 a Bosor, en el desierto, en la tierra la llana, para Rubén; y a Ramot, en Galaad, para Gad; y a Golán, en Basán, para Manasés.
44 Esta es la ley que propuso Moisés a la faz de los hijos de Israel.
45 Estos, los testimonios, y los preceptos y los juicios que habló Moisés a los hijos de Israel, cuando hubieron salido de tierra de Egipto.
46 Allende el Jordán, en el valle, enfrente del templo de Fogor, en tierra de Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesebón; a quien batió Moisés y los hijos de Israel, cuando hubieron salido de tierra de Egipto,
47 y se posesionaron de su tierra y de la tierra de Og, rey de Basán, dos reyes de los amorreos, que estaban allende el Jordán hacia el orto del sol;
48 desde Aroer, la que está sobre la ribera del torrente Arnón, hasta el monte de Sión; éste es: Hermón,
49 toda la llanura allende el Jordán hasta el orto del sol, hasta el mar de la llanura, bajo las alturas del Fasgá.
1 Repetición del Decálogo Y llamó Moisés a todo Israel y díjoles: «Oye, Israel, los preceptos y los juicios, que yo hablo en vuestras orejas en este día, y los aprenderéis y guardaréis, para hacerlos.
2 Señor, vuestro Dios, ha pactado con vosotros pacto en Horeb.
3 No con vuestros padres pactó el Señor este pacto, sino con nosotros; nosotros los aquí todos hoy.
4 Faz a faz habló el Señor a nosotros en el monte, de en medio del fuego.
5 (Y yo estaba en medio del Señor y de vosotros en aquella sazón, para anunciaros las palabras del Señor; porque temíais a faz del fuego; y no subisteis al monte) diciendo:
6 «Yo soy el Señor, tu Dios, el que te saqué de tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
7 No tendrás otros dioses ante mi faz;
8 no te harás ídolo, ni imagen de todo cuanto en el cielo arriba, y cuanto en la tierra abajo y cuanto en las aguas debajo de la tierra;
9 no les adorarás ni les servirás; pues yo soy el Señor, tu Dios, Dios celoso, volviendo pecados de padres sobre hijos hasta tercera y cuarta generación, a los que me odian;
10 y haciendo misericordia a millares, a los que me aman y a los que guardan mis preceptos.
11 No tomarás el nombre del Señor, tu Dios, para lo falso; pues no dará por puro el Señor, tu Dios, al que tomare su nombre para lo falso.
12 Guarda el día de los sábados, para santificarlo, cual te ha mandado el Señor, tu Dios.
13 Seis días trabaja, y harás todas tus obras;
14 pero el día el séptimo, reposo, al Señor, tu Dios; no harás en él toda obra, tú y tu hijo y tu hija, tu servidor y tu servidora, tu buey y tu jumento y toda bestia tuya; y el peregrino el que habitare en ti; para que repose tu servidor y tu servidora como tú.
15 Y recordarás que siervo fuiste en tierra de Egipto y te sacó el Señor, tu Dios, de allí en mano fuerte y en brazo excelso; por esto te ha ordenado el Señor, tu Dios, guardar el día de los sábados.
16 Honra a tu padre y a tu madre, como te ha mandado el Señor, tu Dios, porque se prolonguen tus días y porque bien te vaya sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te da.
17 No matarás.
18 No adulterarás.
19 No hurtarás.
20 No testimoniarás contra tu prójimo testimonio falso.
21 No codiciarás la mujer de tu prójimo. No codiciarás la casa de tu prójimo, su tierra, y su servidor y su servidora, su buey y su jumento; no, todo cuanto sea de tu prójimo.»
22 Estas palabras habló el Señor a toda la congregación vuestra, en el monte, de en medio del fuego: tinieblas, nube, tormenta, voz grande; y no añadió y escribiólas en dos tablas de piedra, y me dio.
23 Y aconteció, cuando oísteis la voz de en medio del fuego, y el monte ardía en fuego, vinisteis a mí todos los príncipes de vuestras tribus y vuestros ancianos,
24 y decíais: «He aquí nos ha mostrado el Señor, nuestro Dios, su gloria y su grandeza; y su voz hemos oído de en medio del fuego. En este día hemos visto que hablará(a) al hombre; y vivirá(b).
25 Y ahora, ¡no muramos! pues nos consumirá este fuego el grande, si continuáremos escuchando la voz del Señor, nuestro Dios; y moriremos.
26 Pues ¿qué es toda carne que ha oído voz de Dios viviente que habla de en medio del fuego, como nosotros, para que viva?
27 Llégate tú, y escucha todo cuanto dijere el Señor, nuestro Dios, a ti, y tú nos hablarás todo cuanto te hablare el Señor, nuestro Dios, y oiremos y haremos.»
28 Y oyó el Señor la voz de vuestras palabras cuando me hablasteis, y díjome el Señor: «He oído la voz de las palabras de este pueblo, cuanto te han hablado: bien(c), todo cuanto han hablado.
29 ¡Quién dará que sea tal su corazón en ellos que me teman y guarden todos mis mandamientos todos los días para que bien les vaya y a sus hijos por siempre!
30 Anda, diles: «Volveos a vuestras casas;
31 y tú está conmigo, y te hablaré todos los mandamientos, y los preceptos y los juicios, cuantos les enseñarás, y hagan así en la tierra que yo les doy en posesión.»
32 Y cuidaréis de hacer tal como te ha mandado el Señor; no os desviaréis a diestra ni a siniestra,
33 por todo el camino que te ha mandado el Señor, tu Dios, caminar por él, para que viváis y bien os vaya y se prolonguen vuestros días en la tierra que poseeréis.
1 Amor de Dios Y estos son los mandamientos y los preceptos y los juicios, cuantos ha mandado el Señor, vuestro Dios, enseñaros a hacer así en la tierra a la que vais para posesionaros de ella;
2 a fin de que temáis al Señor, vuestro Dios, guardando todos sus preceptos y sus mandamientos, que te mando hoy, tú y tus hijos, y los hijos de tus hijos, todos los días de tu vida para que se prolonguen vuestros días.
3 Y escucha, Israel, y cuida de hacerlos, para que bien te vaya y para que multipliquéis muy mucho; según habló el Señor, el Dios de tus padres, darte tierra que mana leche y miel.
4 Y éstos los preceptos y los juicios, cuantos ha mandado el Señor a los hijos de Israel en el desierto después que salieron de Egipto: «Oye, Israel: el Señor, nuestro Dios, Señor uno es.
5 Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma y de toda tu fuerza.
6 Y estarán estas palabras que yo te mando hoy, en tu corazón y en tu alma;
7 y las inculcarás a tus hijos; y hablarás en ellas, sentado en tu casa y andando en el camino, y acostándote y levantándote;
8 y las atarás en señal, en tu mano; y estará inamovible ante tus ojos;
9 y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.
10 Y será: cuando te introdujere el Señor, tu Dios, en la tierra que juró a tus padres: a Abrahán, y a Isaac, y a Jacob, para darte ciudades grandes y hermosas, que no has edificado;
11 casas llenas de todos los bienes, las que no has llenado; cisternas cavadas, que no has cavado; viñas y olivares que no has plantado, y comieres y te hartares;
12 guárdate de olvidar al Señor tu Dios que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
13 Al Señor tu Dios temerás y al él servirás; y por su nombre jurarás.
14 No iréis en pos de otros dioses, de los dioses de las gentes de en torno de vosotros;
15 porque es Dios celoso Señor, el Dios en medio de ti; no sea que se inflame en ira el Señor, tu Dios, contra ti y te extermine de la faz de la tierra.
16 No tentarás al Señor tu Dios, como le tentasteis en la Tentación.
17 Guardando, guardaréis los mandamientos del Señor, vuestro Dios, los testimonios y los preceptos, cuantos te ha mandado.
18 Y harás lo agradable y lo bello en ojos del Señor, tu Dios, para que bien te vaya, en entres y poseas la tierra, la buena que juró el Señor a tus padres;
19 que arrojaría todos tus enemigos de delante de tu faz; según habló el Señor.
20 Y será: cuando te preguntare tu hijo mañana, diciendo: «¿A qué los testimonios, y los preceptos y los juicios, cuantos ha mandado el Señor, el Dios nuestro, a nosotros?»
21 Dirás a tu hijo: «Esclavos éramos de Faraón en tierra de Egipto, y sacónos el Señor de allí en mano fuerte y en brazo excelso;
22 y dio el Señor señales y prodigios grandes y malos, en Egipto, al Faraón y a toda su casa, en nuestros ojos;
23 y nos sacó de allí, para llevarnos a darnos esta tierra, que juró dar a nuestros padres.
24 Y mandónos el Señor hacer todos estos preceptos, temer al Señor, nuestro Dios, para que bien nos vaya todos los días; para que vivamos, al modo que hoy.
25 Y piedad habrá para nosotros, si cuidáremos de hacer todos estos mandamientos, a faz del Señor, nuestro Dios, según nos ha mandado.»
1 Exterminio de los idólatras Y, cuando te introdujere el Señor, tu Dios, en la tierra que entrarás para poseerla y arrojares gentes grandes de delante de tu faz: al heteo y gergeseo, y amorreo, y cananeo, y ferezeo, y heveo, y jebuseo: siete gentes mayores y más fuertes que tú;
2 y los entregare el Señor, tu Dios en tus manos y los batieres; con anonadamiento los anonadarás; no pactarás con ellos pacto, ni te apiadarás de ellos;
3 ni te emparentarás con ellos; tu hija no darás al hijo de él, y la hija de él no tomarás para tu hijo;
4 pues apartará a tu hijo de mí, y servirá a dioses ajenos; y se inflamará en ira el Señor contra vosotros, y te exterminará pronto.
5 Sino que así les haréis: sus aras demoleréis, y sus estatuas destrozaréis, y sus selvas cortaréis, y las esculturas de sus dioses quemaréis en fuego;
6 porque pueblo santo eres al Señor, tu Dios; y te ha elegido el Señor, tu Dios, para serle un pueblo especial, entre todas las gentes, cuantas sobre la faz de la tierra.
7 No por más numerosos que todas las gentes, os ha elegido el Señor y segregádoos el Señor; que vosotros sois los menos de todas las gentes;
8 sino, por amaros el Señor, y guardar el juramento que juró a nuestros padres, os sacó el Señor en mano poderosa; y te redimió de casa de servidumbre, de mano del Faraón rey de Egipto.
9 Y conocerás que el Señor, tu Dios, éste es Dios, Dios fiel, el que guarda alianza y misericordia para con los que le aman y los que guardan sus mandamientos, por millares de generaciones;
10 y pagando a los que le odian; en su rostro exterminándolos; y no tarda con los que odian: en su rostro les pagará.
11 Y guardarás estos mandamientos, y preceptos y juicios, cuantos yo te mando hoy hacer.
12 Y será: cuando oyereis estos preceptos y los guardareis e hiciereis, te guardará también el Señor, tu Dios, la alianza y la misericordia, que juró a tus padres;
13 y te amará, y bendecirá y multiplicará; y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra: tu trigo, y tu vino, y tu aceite; las crías de tus vacas y las greyes de tus ovejas en la tierra, que juró el Señor a tus padres darte.
14 Bendito serás entre todos los pueblos: no habrá entre vosotros impotente ni estéril; ni en tus bestias;
15 y quitará el Señor de ti toda dolencia; y todas las enfermedades de Egipto, las malas, que has visto, y cuantas conoces, no pondrá sobre ti, y pondrá sobre todos los que te odiaren.
16 Y consumirás todas las gentes que el Señor tu Dios te da; no se apiadará tu ojo de ellos, y no servirás a sus dioses, pues tropiezo es esto para ti.
17 Y si dijeres en tu corazón: «Más son estas gentes que yo, ¿cómo podré exterminarles?»
18 No los temas: con memoria rememora cuanto hizo el Señor, tu Dios, al Faraón y a todos los egipcios:
19 las tentaciones grandes que vieron tus ojos, aquellas señales y prodigios grandes, la mano la poderosa y el brazo el excelso. Como te sacó el Señor tu Dios, así hará el Señor tu Dios a todas las gentes que tú temieres —a faz de ellos.
20 También la avispa enviará el Señor, tu Dios, contra ellos hasta que perezcan los dejados y ocultados de ti.
21 No te aterres ante su faz porque el Señor, tu Dios, en medio de ti, un Dios grande y poderoso.
22 E irá consumiendo el Señor; tu Dios, estas gentes de delante de tu faz poco a poco: no podrás consumirlas luego, para que no se(a) multipliquen contra ti las bestias del campo.
23 Y los entregará el Señor, tu Dios, en tus manos, y los perderás con perdición grandes, hasta exterminarlos.
24 Y entregará sus reyes en tus manos, y borrarás su nombre de debajo del cielo; no resistirá nadie tu faz, hasta que los extermines.
25 Las esculturas de sus dioses quemaréis con fuego: no codiciarás plata, ni oro de ellas, para tomar para ti, para que no ofendas por ellos, porque abominación para el Señor, tu Dios, es.
26 Y no traerás abominación a tu casa, para que no seas anatema al modo que esto; con indignación te indignarás y con abominación abominarás, porque anatema es.
1 Memoria de los divinos oficios Todo mandamiento que yo te mando hoy, cuidaréis de hacer, para que viváis y os multipliquéis, y entréis y poseáis la tierra que juró el Señor a vuestros padres.
2 Y recordarás todo el camino que te trajo el Señor, tu Dios, estos cuarenta años en el desierto, para afligirte y tentarte, y conocer lo de dentro de tu corazón: si guardarás sus mandamientos, o no.
3 Y te afligió y te hizo hambrear y te sustentó con maná, el que no conocías y no conocieron tus padres; para manifestarte que no de pan sólo vivirá el hombre, sino que de toda palabra(a) salida de boca de Dios vivirá el hombre.
4 Tu vestidura no se gastó sobre ti; tu pie no se encalleció(b); he aquí cuarenta años.
5 Y conocerás en tu corazón que tal como un hombre educa a su hijo, así el Señor, tu Dios, te ha de educar.
6 Y guardarás los mandamientos del Señor, tu Dios, andando en sus caminos, y temiéndole.
7 Que el Señor, tu Dios, te llevará a tierra buena, tierra de torrentes de aguas, y manantiales de los abismos, vertiéndose al través de las llanuras y al través de los montes;
8 tierra de trigo y cebada; vides, higos, granadas; tierra de oliva, aceite y miel;
9 tierra donde no en pobreza comerás tu pan; y no te faltará en ella nada; tierra cuyas piedras, hierro; de sus montes cortarás bronce;
10 y comerás y te hartarás, y bendecirás al Señor, tu Dios, en la tierra, la buena, que te ha dado.
11 Guárdate de no olvidarte del Señor tu Dios, de no observar sus mandamientos, y sus juicios y preceptos, cuantos yo te mando hoy;
12 que, comiendo y hartándote, y casas hermosas edificando y habitándolas,
13 y multiplicándosete tus vacas y tus ovejas, y multiplicándosete plata y oro y multiplicándosete todo cuanto es tuyo;
14 no te levantes en tu corazón y te olvides del Señor, tu Dios, quien te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre;
15 quien te llevó por aquel desierto, el grande y el medroso; donde sierpe mordedora, y escorpión; y aridez donde no había agua; quien saca para ti de peña pedernalina, manantial de agua;
16 quien te sustentó con maná en la soledad, el que no conocieron tus padres, para afligirte y tentarte, y bien hacerte en los postreros de tus días.
17 Y no digas en tu corazón: «Mi fuerza y el poder de mi mano me ha hecho este poderío el grande»;
18 y te acordarás del Señor, tu Dios, pues él te da fuerza de hacer poderío, para confirmar el pacto que juró el Señor a tus padres, cual hoy.
19 Y será: si con olvido olvidares al Señor, tu Dios, y fueres tras dioses ajenos y les sirvieres y los adorares, conjúroos hoy, y por el cielo, y por la tierra, que con perdición pereceréis.
20 Tal cual las demás gentes, cuantas el Señor Dios pierde de delante de vuestra faz, tal pereceréis; por esto: por no haber escuchado la voz del Señor, vuestro Dios.
1 Canaán, don gratuito a Israel; recuérdale Moisés sus infidelidades Oye Israel: tú pasas hoy el Jordán, para entrar a posesionarte de gentes grandes y mucho más fuertes que tú; ciudades grandes y muradas hasta el cielo;
2 un pueblo grande y erguido, hijos de Enac, los que tú sabes y has oído: «¿Quién resistirá a faz de hijos de Enac?»
3 Y conocerás hoy que el Señor, tu Dios, éste caminará ante tu faz; (fuego devorador es); éste los exterminará, y éste los dispersará de delante de tu faz y los perderá en breve; según ha dicho el Señor.
4 No digas en tu corazón, al consumir el Señor, tu Dios, estas gentes, de delante de tu faz, diciendo: «Por mí justicia me ha traído el Señor, a posesionarme de esta tierra, la buena.» Empero por la impiedad de estas gentes; el Señor las exterminará de delante de tu faz.
5 No por tu justicia ni por la rectitud de tu corazón, entrarás a poseer su tierra; sino por la impiedad de estas gentes, el Señor las exterminará de delante de tu faz, y para confirmar la alianza que juró el Señor a nuestros padres: a Abrahán, y a Isaac y a Jacob.
6 Conocerás hoy que, no por tus justicias el Señor, tu Dios, te da esta tierra, la buena, poseer, porque pueblo duro de cerviz eres.
7 Acuérdate, no olvides cuanto has irritado al Señor, tu Dios en el desierto; desde el día que saliste de Egipto, hasta que llegasteis a este lugar, rebeldes habéis pasado para con el Señor.
8 Y en Horeb irritasteis al Señor, y airóse el Señor contra vosotros, para exterminaros;
9 cuando subí al monte a recibir las tablas, las de piedra; tablas del pacto que pactó el Señor con vosotros y estuve en el monte cuarenta días y cuarenta noches; pan no comí y agua no bebí.
10 Y dióme el Señor las tablas, las lapídeas, escritas con el dedo de Dios, y en ellas estaban escritas todas las palabras que habló el Señor a vosotros en el monte, de en medio del fuego, el día de la congregación.
11 Y aconteció, después de cuarenta días y de cuarenta noches darme el Señor las dos tablas, las lapídeas, tablas del pacto.
12 Y díjome el Señor: «Levántate y desciende pronto de aquí, porque prevaricó tu pueblo; los que sacaste de Egipto; hanse desviado luego del camino que le mandaste, y héchose cosa conflátil».
13 Y díjome el Señor, diciendo: «He visto este pueblo, y he aquí pueblo duro de cerviz es.
14 Y ahora déjame exterminarlos, y borraré su nombre de debajo del cielo; y haré a ti en gente grande y fuerte, mucho más que ésta.»
15 Y volviéndome, descendí del monte; y el monte ardía en fuego hasta el cielo; y las dos tablas de los testimonios en mis dos manos.
16 Y miré, y he aquí habíais pecado ante la faz del Señor, nuestro Dios, y héchoos un becerro conflátil y desviádoos pronto del camino que os había mandado el Señor hacer.
17 Y tomando las dos tablas, arrojélas de mis dos manos y quebrélas ante vuestros ojos.
18 Y supliqué ante el Señor, de nuevo, tal como antes, cuarenta días y cuarenta noches; pan no comí y agua no bebí, por todos vuestros pecados, que pecasteis para hacer lo malo a los ojos del Señor, para irritarle.
19 Y temeroso estaba yo del furor y de la ira, por estar irritado el Señor contra vosotros, para exterminaros, y oyóme el Señor también en este tiempo.
20 También contra Aarón airóse muy mucho; para exterminarle; y rogué también por Aarón en aquel tiempo.
21 Y el pecado vuestro que habíais hecho: el becerro, tomélo y quemélo en fuego y destrocélo, desmenuzándolo muy mucho, hasta que se molió; y volvióse como polvo, y lancé su polvo en el torrente que baja del monte.
22 También en el Incendio, y en la tentación y en los Sepulcros de la concupiscencia irritando estuvisteis al Señor.
23 Y, cuando os envió el Señor de Cadés-Barné, diciendo: «Ascended y poseed la tierra que os doy», y desobedecisteis la palabra del Señor, vuestro Dios, y no le creisteis, y desoísteis su voz;
24 desobedientes habéis estado para con el Señor, desde el día que os fue conocido(a).
25 Y supliqué ante el Señor cuarenta días y cuarenta noches cuantos suplicando estuve, porque dijo el Señor que os exterminaría;
26 y rogué a Dios y dije: «Señor, Dios, no extermines a tu pueblo y tu herencia que redimiste en tu grandeza; que sacaste de Egipto en mano fuerte.
27 Acuérdate de Abrahán, e Isaac y Jacob, tus servidores; no mires a la dureza este pueblo y sus impiedades y a sus pecados,
28 para que no digan los que habitan la tierra; de donde nos sacaste: «Por esto: porque no pudo el Señor introducirlos a la tierra, que les dijo; y por esto: por aborrecerlos, sacóles para en el desierto matarles.
29 Y, éstos tu pueblo y tu heredad, los que sacaste en tu fuerza, la grande y en tu brazo, el excelso.»
1 Segundas tablas de la ley. Exhortación. En aquella sazón, díjome el Señor: «Lábrate dos tablas de piedra como las primeras, y sube a mí, al monte; te harás un arca de madera,
2 y escribiré en ellas las palabras que estaban en las primeras que quebraste, y las pondrás en el arca».
3 E hice un arca de madera de sitim; y labré las dos tablas lapídeas como las primeras, y subí al monte, y las dos tablas en mis manos;
4 y escribió en las tablas, conforme a la escritura, la primera, las diez palabras que habló el Señor a vosotros en el monte, de en medio del fuego, en el día de la congregación, y diómelas el Señor.
5 Y, volviéndome, bajé el monte, y puse las tablas en el arca que hice; y quedaron allí, según me mandó el Señor.
6 Y los hijos de Israel decamparon de Berot de los hijos de Jacán, en Moserá; allí murió Aarón, y fue sepultado allí; y sacerdote fue Eleazar su hijo en lugar de él.
7 De allí decamparon a Gadgad, y de Gadgad a Jetebatá; tierra de torrentes de agua.
8 En aquel tiempo separó el Señor la tribu la de Leví a llevar el Arca de la Alianza del Señor, a estar delante del Señor, a ministrar y bendecir en su nombre hasta este día.
9 Por esto no tuvo Leví parte y heredad con sus hermanos; el Señor mismo es su heredad; según le dijo el Señor, tu Dios.
10 Y yo estuve en el monte, como los días, los primeros, cuarenta días y cuarenta noches, y me escuchó el Señor en este tiempo; y no quiso el Señor exterminarte.
11 Y díjome el Señor: «Levántate, anda delante de este pueblo; y vayan y posean la tierra que he jurado a sus padres darles».
12 Y ahora, Israel ¿qué te pide el Señor, sino que temas al Señor, tu Dios y andes en todos sus caminos, y le ames y sirvas al Señor, tu Dios, de todo tu corazón y de toda tu alma;
13 que guardes los mandamientos del Señor, y los preceptos, cuantos te mando hoy, para que bien te vaya?
14 He aquí del Señor, tu Dios, el cielo y el cielo del cielo, y la tierra y cuanto hay en ella;
15 empero a tus padres eligió Dios para amarles; y escogió su simiente después de ellos; a vosotros de entre todas las gentes, como hoy(a).
16 Y circuncidad vuestra dureza de corazón; y vuestra cerviz no endurezcáis ya.
17 Pues el Señor, vuestro Dios, este, Dios de los dioses y Señor de los señores; el Dios, el grande, y fuerte, y temible; quien no admira rostro, ni aceptará dádiva;
18 haciendo justicia a huérfano y viuda, y ama al peregrino, dándole pan y vestido;
19 amaréis al peregrino; que peregrinos fuisteis en tierra de Egipto.
20 Al Señor, tu Dios, temerás; a él servirás; a él adherirás; y en su nombre jurarás.
21 Este, tu gloria; y éste, tu Dios; que ha hecho en ti estas cosas grandes y estas cosas gloriosas que han visto tus ojos.
22 En setenta almas bajaron tus padres a Egipto; y ahora te ha hecho el Señor, tu Dios, cual los astros del cielo en muchedumbre.
1 Premio. Castigo. Y amarás al Señor, tu Dios, y guardarás sus guardas, y sus preceptos, y sus mandamientos y sus juicios todos los días.
2 Y conoceréis hoy; porque no con vuestros niñitos(a), cuantos no saben ni han visto la corrección del Señor, vuestro Dios, y sus grandezas, y la mano, la fuerte y el brazo, el excelso;
3 y sus señales y sus prodigios, cuantos hizo en medio de Egipto a Faraón y toda su tierra;
4 y cuanto hizo al ejército de los egipcios y sus caballos y sus carros: cómo soltó el agua del mar el Rojo sobre la faz de ellos, que se precipitaban en pos de vosotros; y los destruyó; hasta el día de hoy;
5 y cuanto hizo con vosotros en el desierto hasta que llegasteis a este lugar;
6 y cuanto hizo a Datán y Abirón, hijos de Eliab, hijo de Rubén; a los cuales, abriendo la tierra su boca, tragó y sus casas y sus tiendas y toda su hacienda la con ellos, en medio de todo Israel,
7 porque vuestros ojos han visto todas las obras del Señor, las grandes, cuantas ha hecho.
8 Y guardad todos sus mandamientos, cuantos te mando hoy; para que viváis y os multipliquéis y, entrando, poseáis la tierra, a que vais para poseerla;
9 para que se prolonguen vuestros días sobre la tierra, que juró el Señor a vuestros padres darles y a su simiente, después de ellos; tierra manando leche y miel.
10 Porque es la tierra, a la que vais para poseerla, no como la tierra de Egipto es, de donde habéis salido; donde sembrabas tu simiente y regabas con tu pie, como huerto de hortaliza;
11 pero la tierra a la que vais para poseerla, tierra montañosa y llana, de la lluvia del cielo bebe agua;
12 tierra que el Señor, tu Dios, visita de continuo; los ojos del Señor, tu Dios, sobre ella, desde el principio del año hasta el fin del año.
13 Y si, con oído oyereis todos los mandamientos que yo os mando hoy de amar al Señor, vuestro Dios, y servirle de todo vuestro corazón y de toda vuestra alma;
14 dará la lluvia a vuestra tierra a sus horas, la temprana y la tardía, y juntarás tu trigo y tu vino y tu aceite.
15 Y dará hierbas en tus campos para tus bestias.
16 Y, comiendo y hartándoos, guardaos de que no se infatúe vuestro corazón, y prevariquéis y sirváis a dioses ajenos y los adoréis;
17 e, inflamado en ira el Señor contra vosotros, cierre el cielo, y no haya lluvia y la tierra no dé su fruto, y perezcáis en breve de la tierra la buena, que os ha dado el Señor.
18 Y poned estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma y ligadlas en señal, sobre vuestra mano, y estarán inamovibles ante vuestros ojos;
19 y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando en ellas, sentado tú en casa, y yendo tú de camino; y acostándote tú y levantándote tú.
20 Y las escribiréis en los postes de tu casa y en tus puertas;
21 para que se prolonguen vuestros días y los días de vuestros hijos en la tierra que juró el Señor a vuestros padres darles, como los días del cielo sobre la tierra(b).
22 Y será: si con oído oyereis todos estos mandamientos que os mando hoy hacer: amar al Señor, vuestro Dios, y andar en todos sus caminos y adherirás a él;
23 arrojará el Señor todas estas gentes de delante de vuestra faz y heredaréis gentes grandes y fuertes más que vosotros.
24 Todo lugar que hollare la planta de vuestros pies, vuestro será, desde el desierto y el Líbano, desde el río grande, el río Eufrates, hasta el mar el de occidente, serán vuestros confines.
25 No resistirá nadie ante vuestra faz; y vuestro temor y vuestro temor, pondrá el Señor, vuestro Dios sobre la faz de toda la tierra que pisareis; del modo que os ha hablado.
26 He aquí yo pongo ante la faz de vosotros hoy la bendición y la maldición:
27 la bendición, si escuchareis los mandamientos del Señor, vuestro Dios, cuantos yo os mando hoy;
28 y la maldición, si no escuchareis los mandamientos del Señor, vuestro Dios, cuantos yo os mando hoy, y os apartareis del camino que os he mandado, yendo a servir a dioses ajenos, que no habéis conocido.
29 Y será: cuando te introdujere el Señor, tu Dios, en la tierra, a que vas para poseerla; pondrás la bendición sobre el monte Garizim, y la maldición sobre el monte Hebal(c).
30 He aquí, estos allende el Jordán, detrás del camino del ocaso del sol, en tierra del cananeo que habita en la llanura, en frente de Galgal, junto a los terebintos de Moré.
31 Pues vosotros pasáis el Jordán, entrando a poseer la tierra que el Señor, vuestro Dios, os da en posesión, y habitaréis en ella.
32 Y cuidaréis de hacer todos sus mandamientos, y estos juicios, cuantos yo doy a faz de vosotros hoy.
1 Oblaciones y sacrificios. Santuario único. Manjares inmundos. Y éstos, los mandatos y los juicios, que cuidaréis de hacer en la tierra que el Señor, el Dios de vuestros padres, os da en posesión todos los días que vosotros vivieseis sobre la tierra.
2 Con perdición perderéis todos los lugares en que las gentes han servido a sus dioses; las que vosotros habéis heredado, sobre los montes, los altos y las colinas y por debajo de todo árbol frondoso;
3 y demoleréis sus altares y destrozaréis sus columnas; y sus selvas cortad, y las esculturas de sus dioses quemad en fuego, y borrad el nombre de ellos de aquel lugar.
4 No haréis así al Señor, vuestro Dios;
5 sino que al lugar que eligiere el Señor, vuestro Dios, en una de vuestras tribus(a), para denominar su nombre allí, para ser invocado; buscaréis y vendréis allí;
6 y traeréis allí vuestros holocaustos y vuestras hostias, y vuestros diezmos y las primicias de vuestras manos, y vuestros votos y lo voluntario vuestro y los primerizos de vuestras vacas y de vuestras ovejas;
7 y comeréis allí delante de vuestro Dios y os regocijaréis en todo lo que pusiereis mano, vosotros y vuestras casas, según te hubiere bendecido el Señor, tu Dios.
8 No haréis todo cuanto nosotros aquí hoy: cada cual lo agradable en sus ojos.
9 Porque no habéis llegado hasta hoy al reposo y a la heredad que el Señor, tu Dios, te da.
10 Y pasaréis el Jordán y habitaréis en la tierra que el Señor, vuestro Dios, os da en posesión, y os reposará de todos vuestros enemigos en contorno, y habitaréis con seguridad;
11 y será: el lugar que hubiere elegido el Señor, vuestro Dios, para que en él sea invocado su nombre; allí llevaréis todo cuanto yo os mando hoy: vuestros holocaustos, y vuestras hostias y vuestros diezmos y las primicias de vuestras manos, y todo lo escogido de vuestros dones, cuanto votareis al Señor, vuestro Dios.
12 Y os regocijaréis delante del Señor, vuestro Dios, vosotros y vuestros hijos y vuestras hijas, los niños vuestros y las niñas vuestras; y el levita, el a vuestras puertas; pues no tiene parte ni heredad con vosotros.
13 Guárdate de no ofrecer tus holocaustos en todo lugar que vieres;
14 sino que al lugar que eligiere el Señor, tu Dios, en una de tus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos; y allí harás todo cuanto yo te mando hoy.
15 Empero, en todo tu deseo, matarás y comerás carne, según la bendición del Señor, tu Dios, la que te diere en toda ciudad(b) tuya; el impuro, en ti, y el puro igualmente lo comerá, como corza y ciervo.
16 Empero la sangre no comeréis: sobre la tierra derramadla como agua.
17 No podrás comer en tus ciudades el diezmo de tu trigo y de tu vino, y los primerizos de tus vacas y de tus ovejas, y todos los votos cuantos votares y lo voluntario tuyo y las primicias de tus manos;
18 sino que delante del Señor, tu Dios, lo comerás en el lugar que se eligiere el Señor, tu Dios, tú y tu hijo y tu hija, tu niño y tu niña; y el levita el a tus puertas; y te regocijarás delante del Señor, tu Dios, en todo lo que pusieres mano.
19 Guárdate de no desamparar al levita todo el tiempo que vivieres sobre la tierra.
20 Y, cuando dilatare el Señor, tu Dios, tus confines, según te ha hablado, y dijeres: «Comeré carne», si deseare tu alma comer carne, en todo deseo de tu alma comerás carne.
21 Y, si lejos estuviere de ti el lugar que hubiere elegido el Señor, tu Dios, para ser su nombre invocado allí, matarás de tus vacas y de tus ovejas que te diere Dios, del modo que te he mandado(c); y comerás en tus ciudades, según el deseo de tu alma.
22 Cual se come la corza y el ciervo, así se comerá; el impuro en ti y el puro igualmente comerá.
23 Guárdate firme de no comer sangre, que sangre es vida; no se comerá vida con la carne.
24 No la comerás; sobre la tierra la derramarás como agua;
25 no la comerás, para que bien te vaya y a tus hijos después de ti, si hicieres lo agradable a los ojos del Señor, tu Dios.
26 Sólo que lo santificado tuyo que tuvieres y tus votos tomarás y vendrás al lugar que eligiere el Señor, tu Dios, para ser invocado su nombre allí;
27 y harás tus holocaustos; la carne ofrecerás sobre el altar del Señor, tu Dios, y la sangre de tus hostias derramarás en el altar del Señor, tu Dios y la carne comerás.
28 Guarda y escucha todas las palabras que yo te mando, para que bien te vaya y a tus hijos, después de ti, por el siglo, si hicieres lo agradable a los ojos del Señor, tu Dios.
29 Y, cuando exterminare el Señor, tu Dios, las gentes a que vas para heredar la tierra de ellas, a faz tuya, y habitares en su tierra;
30 guárdate de no seguirlas, después de exterminadas ante tu faz. No buscarás a sus dioses, diciendo: «Como han hecho estas gentes a sus dioses, haré así también yo.»
31 No harás así a tu Dios; pues toda abominación del Señor, la que aborrece, han hecho a sus dioses; que también a sus hijos y sus hijas queman en fuego a sus dioses.
32 Toda palabra que yo os mando hoy, ésta cuidarás de hacer; no añadirás a ella, ni quitarás de ella.
1 De los pseudo profetas y seductores. Si se levantare en ti un profeta o soñador de sueños, y te diere una señal o prodigio,
2 y sobreviniere la señal o el prodigio que te ha hablado; y dijere: «Vamos y sirvamos a dioses ajenos que no conoces»;
3 no escucharás las palabras de aquel profeta o soñador, pues os tienta el Señor, vuestro Dios, para ver si amáis a vuestro Dios de todo vuestro corazón y de toda vuestra alma.
4 En pos del Señor, vuestro Dios, iréis y a éste temeréis, y sus mandamientos guardaréis y su voz escucharéis, y a él serviréis y a él adheriréis.
5 Y aquel profeta o aquel soñador muera: pues ha hablado para apartaros del Señor, vuestro Dios, el que os sacó de tierra de Egipto, el que os redimió de la servidumbre —para lanzarte del camino que te ha mandado el Señor, tu Dios, andar en él; y quitarás el mal de en medio de ti mismo.
6 Y si te incitare tu hermano, hijo de tu madre, o tu hijo, o hija o mujer la de tu regazo, o un amigo, igual a tu alma, secretamente diciendo: «Vamos y sirvamos a dioses ajenos»; que no has conocido tú y tus padres,
7 de entre los dioses de las gentes de las en torno tuyo, las cercanas a ti o de las lejos de ti, de extremo de la tierra a extremo de la tierra;
8 no consentirás con él; no le atenderás, ni tu ojo le perdonará para apiadarte y ocultarle;
9 sino que, denunciando le denunciarás: tus manos serán sobre él en primer lugar, para matarle, y las manos de todo el pueblo después.
10 Y le lapidarás, que muera: pues buscó apartarte del Señor, tu Dios, el que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
11 Y todo Israel, oyendo, temerá y no seguirá ya haciendo según esta palabra la mala en medio de ti.
12 Y, si oyeres que en una de las ciudades que el Señor, tu Dios, te da para habitar allí, dicen:
13 «Han salido hombres prevaricadores de ti y apartado a todos los que habitan en su tierra, diciendo: «Vamos y sirvamos a dioses ajenos», que no conocéis;
14 inquirirás y preguntarás y escudriñarás muy mucho; y he aquí cierta claramente se ha hecho la palabra: esta abominación en ti;
15 arrebatando arrebatarás a los habitadores de aquella ciudad en matanza de cuchilla; con anatema la anatematizarás y todo lo en ella y todo el ganado de ella;
16 y todos sus despojos juntarás en sus calles, y quemarás la ciudad en fuego, y todos sus despojos en público, ante el Señor, tu Dios; y será inhabitable por el siglo; no se reedificará más.
17 Y no se adherirá nada del anatema a tu mano; para que vuelva el Señor del furor de su ira, y te dé piedad, y se apiade de ti y te multiplique, del modo que juró a tus padres;
18 si escuchares la voz del Señor, tu Dios, para guardar todos sus mandamientos, cuantos yo te mando hoy, para hacer lo agradable a los ojos del Señor, tu Dios.
1 Del luto; y de animales puros e impuros. Diezmos. Hijos sois del Señor, vuestro Dios: no os haréis cortes ni rasuras(a) en medio de vuestros ojos, por un muerto.
2 Porque pueblo santo eres al Señor, tu Dios, y te ha elegido el Señor, para serle pueblo especial entre todos los pueblos, los sobre la haz de la tierra.
3 No comeréis toda abominación.
4 Estas, las bestias que comeréis: becerro de vacas(b), y cordero de ovejas, y cabrito de cabras;
5 ciervo, y corzo y búfalo, y gamuza, y cabra montés, y antílope, y gacela y jirafa;
6 toda bestia de pezuñas, que hiende del todo las dos uñas y que rumia entre las bestias; esto comeréis.
7 Y esto no comeréis: de los que rumian, y de los que hienden las uñas: el camello, la liebre, el erizo, porque rumian, y no hienden las uñas: impuros éstos son.
8 Y el puerco, porque hiende las uñas éste, y no rumia: impuro éste para vosotros es; de su carne no comeréis y su carroña no tocaréis.
9 Y esto comeréis, de todo lo que hay en el agua; todo cuanto tiene aletas y escamas, comeréis;
10 y todo cuanto no tiene aletas y escamas no comeréis: impuros os son.
11 Toda ave pura comeréis.
12 Y éstos, no comeréis de ellas: el águila, y el quebrantahuesos y el águila marina;
13 y el alción y el buitre y el milano, y lo semejante a él;
14 y todo cuervo y lo semejante a él;
15 y avestruz, y lechuza y gaviota; y gavilán y lo semejante a él;
16 y garza y cisne e ibis;
17 y somorgujo, y calamón y cigüeña;
18 alcatraz y caradrio, y lo semejante a él; y abubilla y murciélago;
19 todo reptil volátil impuro es; no lo comeréis.
20 Todo volátil puro comeréis.
21 Todo mortecino no comeréis; al peregrino al de tus ciudades se le dará, y comerá, o se venderá al extranjero; que pueblo santo eres al Señor, tu Dios; no cocerás cordero en leche de su madre(c).
22 Diezmos diez tomarás de todo fruto de tu simiente, el fruto de tu campo año por año;
23 y lo comerás delante del Señor, tu Dios, en el lugar que eligiere, para ser invocado su nombre allí: y traerás el diezmo de tu trigo y de tu vino y de tu aceite; y los primerizos de tus vacas y de tus ovejas, para que aprendas a temer al Señor, tu Dios, todos los días.
24 Y, si lejos fuere el camino de ti, y no pudieres llevarlo, porque lejos de ti el lugar hubiere elegido el Señor, tu Dios, para ser invocado su nombre allí porque te bendecirá el Señor, tu Dios;
25 lo venderás por dinero, y, tomarás el dinero en tus manos(d) e irás al lugar que hubiere elegido el Señor, tu Dios;
26 y darás el dinero por todo lo que deseare tu alma: por vacas o por ovejas o por vino o por sidra; o por todo lo que deseare tu alma; y comerás allí delante del Señor, tu Dios, y te alegrarás tú y tu casa;
27 y el levita en tus ciudades —no le olvidarás, pues no tiene parte ni heredad contigo.
28 Después de tres años, sacarás todo el diezmo de tus frutos; en aquel año lo pondrás en tus ciudades;
29 y vendrá el levita, pues no tiene parte ni heredad contigo, y el peregrino y el huérfano y la viuda la de tus ciudades, y comerán y se hartarán, para que te bendiga el Señor, tu Dios, en todas las obras de tus manos que hicieres.
1 Año sabático Después de siete años, harás perdón;
2 y así es la orden del perdón: perdonarás toda deuda que te debiere el prójimo; y a tu hermano no exigirás; pues pregonado ha sido perdón al Señor, tu Dios.
3 Del extranjero exigirás cuanto tuviere tuyo; pero a tu hermano harás perdón de tu deuda;
4 porque no ha de haber en ti menesteroso; pues, bendiciéndote bendecirá el Señor, tu Dios, en la tierra que el Señor, tu Dios, te da en posesión para que la poseas;
5 si con oído oyeres la voz del Señor, tu Dios, para guardar y hacer todos estos mandamientos que yo te mando hoy;
6 pues el Señor, tu Dios, te bendecirá del modo que te ha hablado, y prestarás a muchas gentes tú, empero, no pedirás prestado; y dominarás a gentes muchas, y a ti no te dominarán.
7 Y si hubiere en ti un menesteroso de tus hermanos en una de tus ciudades en la tierra que el Señor, tu Dios te da, no endurecerás tu corazón ni cerrarás tu mano ante tu hermano el menesteroso.
8 Abriendo abrirás tus manos para él y prestando le prestarás, cuanto pidiere, según necesitare.
9 Guárdate de que no haya palabra oculta en tu corazón; impiedad, diciendo: «Acércase el año el séptimo: año del perdón», y se malee tu ojo para con tu hermano el menesteroso y no le des, y clamará contra ti al Señor y habrá en ti pecado grande.
10 Dando le darás y prestando le prestarás cuanto pidiere, según necesitare, y no te entristecerás en tu corazón por haberle dado, pues por esta palabra te bendecirá el Señor, tu Dios, en todas las obras y en todo lo que pusieres tu mano.
11 Pues no faltará menesteroso en tu tierra; por esto yo te mando, diciendo: «Abriendo abrirás tu mano a tu hermano; al pobre y al menesteroso en tu tierra.
12 Y si se te vendiere tu hermano: hebreo o hebrea, te servirá seis años y el año el séptimo le despedirás libre de ti;
13 y, cuando le despidieres libre de ti, no le despedirás vacío.
14 Dones donarásle de tus ovejas, y de tu trigo y de tu vino; según te hubiere bendecido el Señor, tu Dios, le darás;
15 y te acordarás de que fuiste siervo en tierra de Egipto, y te redimió el Señor, tu Dios, de allí, por esto yo te mando hacer esta palabra hoy.
16 Y, si te dijere: «No saldré de contigo», pues ama a ti y tu casa, que bien le va contigo;
17 tomarás una lezna y perforarás su lóbulo a la puerta, y será siervo tuyo para siempre; y a tu servidora así mismo harás.
18 No duro parezca en tus ojos, el despedirle libre de ti; que por anual jornal de jornalero te ha servido y te bendecirá el Señor, tu Dios, en todo cuanto hicieres.
19 Todo primerizo que naciere en tus vacas y en tus ovejas, lo masculino santificarás al Señor, tu Dios; no trabajarás con el primerizo de tus vacas, ni trasquiles los primerizos de tus ovejas.
20 Delante del Señor, tu Dios, lo comerás año por año en el lugar que hubiere elegido el Señor, tu Dios, tú y tu casa.
21 Y si hubiere en él tacha: cojo o ciego, tacha mala, no lo sacrificarás al Señor, tu Dios;
22 en tus ciudades lo comerás; el impuro en ti y el puro igualmente comerá como corzo o ciervo.
23 Sólo que sangre no comerás; sobre la tierra la derramarás como agua.
1 Fiestas. Juicios. Guarda el mes de las espigas; y harás la pascua al Señor, tu Dios; porque, en el mes de las espigas, te sacó el Señor, tu Dios, de Egipto de noche.
2 Y sacrificarás la pascua al Señor, tu Dios: ovejas y vacas en el lugar que eligiere el Señor, tu Dios, para ser invocado su nombre allí.
3 No comerás en ella, leudo: siete días comerás en ella, ázimos, pan de aflicción, pues a prisa saliste de Egipto, para que recuerdes el día de tu salida de tierra de Egipto, todos los días de tu vida.
4 No se te verá levadura en todos tus confines siete días, y no quedará de la carne que sacrificares a la tarde, el primer día, hasta la mañana.
5 No podrás sacrificar la pascua en ninguna de las ciudades que el Señor, tu Dios, te da;
6 sino que, en lugar que eligiere el Señor, tu Dios, para ser invocado su nombre allí; sacrificarás la pascua, a la tarde, a puesta del sol, al tiempo que saliste de Egipto.
7 Y cocerás y asarás y comerás en el lugar que eligiere el Señor, tu Dios; y te devolverás por la mañana y vendrás a tu casa.
8 Seis días comerás ázimos y el día séptimo, conclusión, fiesta al Señor tu Dios: no harás en ella toda obra(a).
9 Siete semanas te contarás; empezando tu hoz bajo la mies, empezarás a contar siete semanas;
10 y harás fiesta de semanas(b) al Señor, tu Dios; según tu mano pudiere, cuanto te hubiere dado en lo que te hubiere bendecido el Señor, tu Dios;
11 y te regocijarás delante del Señor, tú, y tu hijo, y tu hija; tu niño y tu niña; y el levita el de tus ciudades y el advenedizo y el huérfano y la viuda la entre vosotros, en el lugar que eligiere el Señor, tu Dios, para ser invocado su nombre allí.
12 Y recordarás que siervo fuiste en tierra de Egipto, y guardarás y harás estos mandamientos.
13 Fiesta de tabernáculos te harás siete días, cuando recolectares de tu era y de tu lagar;
14 y te regocijarás tú, y tu hijo, y tu hija, tu niño y tu niña; y el levita, y el advenedizo, y el huérfano y la viuda la en tus ciudades.
15 Siete días festearás al Señor, tu Dios, en el lugar que eligiere el Señor, tu Dios, para sí; pues te bendecirá el Señor, tu Dios, en todos tus frutos y en toda obra de tus manos; y estarás gozoso.
16 Tres veces en el año parecerá todo lo masculino tuyo ante el Señor, tu Dios, en el lugar que eligiere el Señor: en la fiesta de los ázimos, y en la fiesta de las semanas y en la fiesta de los tabernáculos; no parecerás delante del Señor, tu Dios, vacío;
17 cada cual según el poder de tus manos, según la bendición del Señor, tu Dios, que te diere.
18 Jueces y prepósitos te crearás en tus ciudades, que el Señor, tu Dios, te da, según tus tribus, y juzgarán al pueblo juicio justo;
19 no torcerán juicio ni aceptarán persona ni recibirán dádivas; que las dádivas ciegan ojos de sabios y pervierten palabra de justos.
20 Justamente lo justo seguirás, para que vivas, y, entrando poseas la tierra que el Señor, tu Dios, te da.
21 No te plantarás selva: todo árbol junto al altar del Señor, tu Dios, que hicieres.
22 No te levantarás estatua: lo que aborrece el Señor, tu Dios.
1 De sacrificios, y jueces. No sacrificarás al Señor, tu Dios, becerro u oveja en que haya tacha: toda palabra mala(a); porque abominación al Señor, tu Dios, es.
2 Y, si se hallare, en ti, en algunas de tus ciudades que el Señor, tu Dios, te da, hombre o mujer que hiciere lo malo ante el Señor, tu Dios, traspasando su pacto,
3 y fuérense a servir a dioses ajenos y los adoraren: al sol o a la luna o cualquiera de los de la milicia del cielo; lo que no te he mandado(b);
4 y se te anunciare y oyeres y hubieres indagado muy mucho, y he aquí verdadera se ha hecho la palabra: hanse hecho esta abominación en Israel;
5 sacarás a aquel hombre o aquella mujer, los que hubieren hecho esta palabra la mala, a tus puertas y los apedrearás con piedras y morirán.
6 Con dos testigos o con tres testigos se matará, el que hubiere de morir, no morirá con un testigo.
7 Y la mano de los testigos estará sobre él, en los primeros, para matarle; y la mano del pueblo entre los últimos; y arrancarás lo malo de entre vosotros.
8 Y, si imposible te fuera una palabra en juicio: entre sangre y sangre(c), y entre juicio y juicio, y entre lepra y lepra, y entre contradicción y contradicción; palabras(d) de juicios en tus ciudades; levantándote, subirás al lugar que hubiere elegido el Señor, tu Dios, allí;
9 e irás a los sacerdotes, los levitas y al juez que hubiere en aquellos días, e, investigando, te anunciarán el juicio.
10 Y harás según la sentencia que te anunciaren desde el lugar(e) que hubiere elegido el Señor, tu Dios, y cuidarás de hacer todo cuanto se te preceptuare:
11 según el precepto y según el juicio que te dijeren, harás: no te desviarás de la palabra que te anunciaren, a diestra ni a siniestra.
12 Y el hombre que obrase en soberbia, no obedeciendo al sacerdote(f) que estuviere allí para ministrar en el monte en el nombre del Señor, tu Dios, o al juez(g) que hubiere en aquellos días; morirá aquel hombre, y arrancarás lo malo de entre Israel;
13 y todo el pueblo, oyendo, temerá y no se ensoberbecerá ya.
14 Y, cuando entrares en la tierra que el Señor, tu Dios, te da, y la poseyeres y habitares en ella, y dijeres: «Pondré sobre mí un rey, como todas las gentes en torno mío»;
15 poniendo pondrás sobre ti un rey, el que eligiere el Señor, tu Dios: de tus hermanos pondrás sobre ti un rey; no podrás poner sobre ti un hombre extranjero, porque hermano tuyo no es.
16 Empero no se multiplicará caballos(h), ni volverá al pueblo a Egipto, para aumentar sus caballos; y el Señor os ha dicho: «No trataréis de volver ya por este camino.»
17 Y no se multiplicarán mujeres, para que no se pervierta su corazón; y plata y oro no se multiplicará sobremanera.
18 Y, sentándose en el trono de su reino, se escribirá este Deuteronomio en libro, ante los sacerdotes, los levitas;
19 y lo tendrá consigo y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer al Señor, su Dios y a guardar todos estos mandamientos, y estos preceptos a hacer;
20 para que no se levante su corazón sobre sus hermanos, para que no se desvíe de los mandamientos a diestra o siniestra, a fin de que mucho viva en su reino, él y sus hijos, en los hijos de Israel.
1 Obvenciones sacerdotales. Promesa del Mesías. Falsos profetas. No tendrán los sacerdotes, los levitas, toda la tribu de Leví, parte ni heredad con Israel: sacrificios del Señor, su heredad: comeránlos.
2 Y heredad no tendrán entre sus hermanos: el Señor mismo, su heredad, como les ha dicho.
3 Y éste será el juicio de los sacerdotes en lo del pueblo, de los que sacrificaren los sacrificios sea becerro, sea oveja: darás al sacerdote la espalda, y las quijadas y el estómago,
4 y las primicias de tu trigo, y de tu vino y de tu aceite, y las primicias de las trasquilas de tus ovejas le darás;
5 pues le ha elegido el Señor, tu Dios, de todas tus tribus para presentarse ante el Señor, tu Dios, a ministrar y bendecir en su nombre, él y sus hijos en los hijos de Israel;
6 y, si viniere el levita, de una de las ciudades vuestras, de todos los hijos de Israel, donde habitare, según lo que deseare su alma, en el lugar que eligiere el Señor,
7 ministrará en el nombre del Señor, su Dios, así como todos sus hermanos los levitas, los presentes allí delante del Señor;
8 parte partida comerá, fuera de los bienes patrimoniales.
9 Y, cuando entrares en la tierra que el Señor, tu Dios, te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas gentes.
10 No se hallará en ti quien purifique, a su hijo o a su hija en fuego, quien adivine adivinación, y présagos, y agorero y maléfico;
11 quien cante en canto, y consulte conjuro, hechicero y nigromante;
12 que es abominación para el Señor, todo el que hace esto: pues, por estas abominaciones el Señor los borrará de delante de tu faz.
13 Perfecto serás ante el Señor, tu Dios.
14 Porque estas gentes que tú poseerás ahora; éstos agoreros y adivinos oyen; tú, empero, no, así te ha dado el Señor, tu Dios.
15 Profeta de en medio de ti, de entre tus hermanos, como a mí, te levantará el Señor, tu Dios; a él oiréis,
16 según todo cuanto pediste al Señor, tu Dios, en Horeb el día de la congregación, diciendo: «No he de seguir oyendo la voz del Señor, tu Dios, y este fuego, el grande no he de ver ya, porque no muera yo.»
17 Y dijo el Señor a mí: «Bien han dicho todo.
18 Profeta suscitaréles de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en boca de él, y les hablará, según lo que yo le mandare.
19 Y el hombre que no escuchare las palabras de él, cuantas hablare aquel profeta en mi nombre; yo me vengaré de él.
20 Empero el profeta que prevaricare hablando en mi nombre palabra que no le he mandado hablar y que hablare en nombre de dioses ajenos, morirá aquel profeta».
21 Y si dijeres en tu corazón: «¿Cómo conoceré la palabra que no ha hablado el Señor?»
22 Cuando hablare aquel profeta en el nombre del Señor y no fuere, y no aconteciere, ésta, palabra que no ha hablado el Señor: en impiedad ha hablado aquel profeta: no le temerás.
1 Asilos. Testigos. Y cuando disipare el Señor, tu Dios, las gentes que(a) tu Dios te da, la tierra, y te posesionares de ella y habitares en sus ciudades y en sus casas;
2 tres ciudades te separarás en medio de tu tierra, que el Señor, tu Dios, te da para que te posesiones de ella;
3 te dispondrás el camino y tripartirás los confines de tu tierra que te reparte el Señor, tu Dios; y habrá allí refugio para todo homicida.
4 Y ésta será la ley del homicida que se refugiare allí, y vivirá: Quien hiriere a su prójimo sin saber, y éste no le(b) aborrecía desde ayer y anteayer;
5 y quien entrare con su prójimo en la selva a cortar leña(c), y se ha desviado la mano del que con el hacha corta el leño, y escapándose el hierro, del leño, diere en el prójimo, y muriere; éste se refugiará en una de estas ciudades y vivirá;
6 para que el consanguíneo no corra tras el matador, por estar inflamado de corazón, y le coja si fuere más(d) largo el camino y percuta su alma; y éste no es juicio de muerte, por no haberle aborrecido desde ayer ni desde anteayer.
7 Por esto yo te mando esta palabra, diciendo: «Tres ciudades te separarás.»
8 Y, si dilatare el Señor, tu Dios, tus confines del modo que juró a tus padres y te diere el Señor toda la tierra que dijo daría a tus padres;
9 si escuchares a hacer todos estos mandamientos que yo te mando hoy: amar al Señor, tu Dios, andar en todos sus caminos todos los días; te añadirás aún tres ciudades a estas tres ciudades;
10 y no se derramará sangre inocente en la tierra que el Señor, tu Dios, te da en posesión; y no habrá en ti de sangre reo.
11 Y, si hubiere en ti hombre que aborreciere a su prójimo y le asechare y le asaltare y percutiere su alma; y muriere, y huyere a una de estas ciudades;
12 enviarán los ancianos de la ciudad de él y le cogerán de allí y le entregarán en manos de los consanguíneos, y morirá.
13 No se apiadará tu ojo de él, y purificarás de sangre inocente a Israel, y bien te irá.
14 No removerás las lindes de tu prójimo las que pusieron tus padres en tu posesión que poseyeres en la tierra que el Señor, tu Dios, te da en posesión.
15 No se levantará testigo uno para atestiguar contra un hombre según toda injusticia, y según todo yerro y según todo pecado que pecare: en la boca de dos testigos y en la boca de tres testigos se establecerá toda palabra.
16 Y si se levantare testigo injusto contra un hombre, acusándole de iniquidad;
17 pondránse los dos hombres que tienen la contradicción, delante del Señor y ante los sacerdotes y ante los jueces que hubiere en aquellos días,
18 e inquirirán los jueces exactamente; y he aquí testigo injusto ha atestiguado cosa injusta, se ha alzado contra su hermano;
19 y le haréis de la manera que prevaricó para hacer contra su hermano; y arrancarás lo malo de en medio de ti;
20 y los demás, oyendo temerán y no se atreverán ya a hacer según esta palabra mala en medio de ti.
21 No se apiadará tu ojo de él: alma por alma, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie(e).
1 Leyes bélicas Y, si salieres a guerra contra tus enemigos y vieres bridón y auriga y pueblo mayor que tú, no les temerás, porque el Señor, tu Dios, está contigo, el que te sacó de tierra de Egipto.
2 Y será, cuando os acercaseis a la guerra, llegándose el sacerdote hablará al pueblo,
3 y les dirá: «Oye, Israel: vosotros vais hoy a la guerra contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón; ni temáis, ni os abatáis, ni cedáis ante su faz;
4 que el Señor, vuestro Dios, el que va con nosotros, a guerrear con vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros».
5 Y hablarán los escribas al pueblo, diciendo: «¿Quién es el hombre que ha edificado casa nueva y no la ha estrenado? —Vaya y vuelva a su casa, para que no muera en la guerra y otro hombre la estrene.
6 Y ¿quién es el hombre que ha plantado viña, y no ha gozado de ella? —Vaya y vuelva a su casa, para que no muera en la guerra, y otro hombre goce de ella.
7 Y ¿quién el hombre que ha desposado con mujer y no la ha tomado? —Vaya y vuelva a su casa para que no muera en la guerra y otro hombre la tome.»
8 Y seguirán los escribas hablando al pueblo y dirán: «Quién es el hombre, el tímido y desmayado de corazón? —Vaya y vuelva a su casa, para que no se desaliente el corazón de su hermano, cual su corazón.»
9 Y será: cuando terminaren los escribas de hablar, pondrán a los príncipes del ejército a ir delante del pueblo.
10 Y, si te acercares a una ciudad a atacarla, le ofrecerás la paz;
11 y será: si pacífica te responde y se te abre, todo el pueblo el que se hallare en ella, te será tributario y sumiso;
12 mas, si no te escuchare e hiciere contra ti guerra la cercarás;
13 y, cuando la entregare el Señor, tu Dios, en tus manos, percutirás todo lo masculino de ella en matanza de cuchilla,
14 salvo las mujeres y los niños, y el ganado; y todo cuanto hubiere en la ciudad y todo su botín te repartirás, y comerás el botín de tus enemigos, que el Señor, tu Dios, te da.
15 Así harás a todas las ciudades las que estuvieren muy lejos de ti; no de las ciudades de estas gentes;
16 y he aquí que de estas ciudades que el Señor, tu Dios, te da, a poseer su tierra, no cogerás vivo todo lo que alienta;
17 sino que, con anatema, los anatematizarás: al heteo, y al amorreo, y al cananeo, y al ferezeo, y al heveo y al jebuseo, del modo que te ha mandado el Señor, tu Dios;
18 a fin de que no os enseñen a hacer todas sus abominaciones, cuantas hacen a sus dioses, y pequéis delante del Señor, vuestro Dios.
19 Y si cercares una ciudad muchos días, debelándola para tomarla, no destruirás sus árboles, poniendo en ellos hierro, sino que de él comerás, y no le cortarás: ¿acaso hombre, el leño, el del campo, para venir a faz tuya, a empalizada?
20 Empero el leño que sabes que no es frutal, éste destruirás y cortarás, y construirás estacada contra la ciudad que te hiciere guerra, hasta que se rinda.
1 Leyes sobre cadáveres; cautivos; primogénitos; hijos incorregibles. Y, si se hallare un occiso en la tierra que el Señor, tu Dios, te da a poseer, caído en el campo; y no saben quien le hirió;
2 saldrán tus ancianos y tus jueces, y medirán hasta las ciudades las en contorno del occiso;
3 y será: la ciudad la próxima al occiso —tomarán los ancianos de aquella ciudad una becerra de las vacas, que no ha trabajado, y que no ha arrastrado yugo;
4 y bajarán los ancianos de aquella ciudad la becerra a quebrada áspera, que no ha sido trabajada ni sembrada, y desnucarán la becerra en la quebrada.
5 Y se llegarán los sacerdotes, los levitas, pues los ha elegido el Señor, tu Dios, para servirle y bendecir en su nombre; y en boca de ellos estará toda contradicción y toda llaga.
6 Y todos los ancianos de aquella ciudad, los cercanos al occiso, lavarán sus manos sobre la cabeza de la becerra la desnucada en la quebrada;
7 y, respondiendo, dirán: «Nuestras manos no han derramado esta sangre y nuestros ojos no han visto.
8 Propicio sé a tu pueblo Israel que has redimido, Señor; para que no haya sangre inocente en tu pueblo Israel»; y perdonaráseles la sangre.
9 Pero tú quitarás la sangre inocente de en medio de ti, si hicieres lo bello y lo grato ante el Señor, tu Dios.
10 Y, si, saliendo a guerra contra tus enemigos y los entregare el Señor, tu Dios, en tus manos, y repartieres su botín;
11 y vieres en el botín una mujer hermosa de figura y la deseares, te la tomarás por mujer;
12 y la traerás a tu casa; y raerá su cabeza y cortará sus uñas(a);
13 y se quitará las vestiduras del cautiverio, y sentaráse en su casa y llorará a su padre y su madre de un mes días, y después de esto, entrarás a ella y habitarás con ella, y será tu mujer.
14 Y será: si no la quisieres, la despedirás libre, y en venta no la venderás por dinero; no la envilecerás, por cuanto la has humillado.
15 Y, si un hombre tuviere dos mujeres; una de ellas amada, y una de ellas aborrecida; y le parieren hijos la amada y la aborrecida, y fuere hijo primogénito el de la aborrecida,
16 será: el día que repartiere a sus hijos sus bienes, no podrá primogenitar al hijo de la amada, desentendiéndose del hijo de la aborrecida al primogénito;
17 sino que al primogénito hijo de la aborrecida reconocerá, dándole el doble(b) de todo lo que se le hallare; porque éste es el principio de sus hijos, y a él corresponde la primogenitura.
18 Y, si alguno tuviere hijo desobediente y rebelde, que no oyere voz de padre y voz de madre, y le corrigieren, y no le escuchare;
19 le cogerán su padre y su madre y le llevarán a los ancianos de su ciudad, y a la puerta del lugar;
20 y dirá a los varones de su ciudad: «Este hijo nuestro desobedece y se rebela; no escucha nuestra voz; glotoneando borrachea»;
21 y le apedrearán los varones de su ciudad con piedras, y morirá; y arrancarán lo malo de entre vosotros, y los demás, oyendo temerán.
22 Y, si hubiere en alguno pecado: juicio de muerte, y muriere y le colgares en leño;
23 no pernoctará su cuerpo en el leño, sino que, con sepultura, le sepultarás en aquel día, porque maldito de Dios todo colgado en leño; y no mancillarás la tierra que el Señor, tu Dios, te da en posesión.
1 Caridad y humanidad. Respeto del hogar. No verás el becerro de tu hermano o la oveja de él errantes por el camino y te desentenderás de ellos; con vuelta volveráslos a tu hermano;
2 y, si no estuviere cerca tu hermano de ti y no le conocieres, lo traerás a tu casa y estarán contigo hasta que los buscare tu hermano; y se los entregarás.
3 Así harás con su asno, y así harás con su vestido, y así harás con toda pérdida de tu hermano; cuanto se le perdiere y hallares —no te podrás desentender.
4 No verás el asno de tu hermano o su becerro caídos en el camino y te desentenderás de ellos: levantando levantarás con él.
5 No habrá prenda de varón en mujer; ni vestirá varón vestido de mujer(a) que abominación al Señor, tu Dios, es todo el que hace esto.
6 Si encontrares nido de ave ante tu faz en el camino o en todo árbol o sobre la tierra: pollos o huevo y la madre calentare sobre los pollos o sobre los huevos; no tomarás la madre con los hijos;
7 con despedida despedirás la madre, y tomarás para ti los hijuelos; para que bien te vaya y de muchos días seas.
8 Si edificares casa nueva, harás pretil a tu terrado, y no harás muerte en tu casa, si cayere el que hubiere caído de ella.
9 No sembrarás tu viña diferentemente(b), para que no se santifique(c) el fruto y la simiente que hubieres sembrado, con el fruto de tu viña.
10 No ararás en becerro, y asno a la vez(d).
11 No vestirás falsificado: lana y lino juntamente(e).
12 Flecos te harás en las cuatro puntas del manto con que te cubrieres(f).
13 Y, si alguno tomare mujer y habitare con ella; y la aborreciere;
14 y la impusiere palabras de pretexto y trajere sobre ella nombre malo, y dijere: «Esta mujer he tomado, y, entrando a ella, no he hallado su virginidad»;
15 el padre de la niña y la madre sacarán fuera las señales de virginidad, ante los ancianos de la ciudad a la puerta;
16 y dirá el padre de la niña a los ancianos: «Esta mi hija he dado a este hombre por mujer, y, aborreciéndola,
17 ahora éste pone sobre ella palabras de pretexto, diciendo: «No he hallado a tu hija virginidad»; y éstas, las señales de virginidad de mi hija», y extenderán el vestido delante de los ancianos de la ciudad;
18 y tomarán los ancianos de aquella ciudad a aquel hombre y le castigarán,
19 y le penarán en mil siclos y darán al padre de la niña, porque trajo nombre malo sobre virgen de Israel; y será su mujer; no la podrá despedir todo el tiempo de él.
20 Pero, si en verdad fue esta palabra, y no se hallare virginidad en la niña;
21 sacarán la niña a la puerta de su padre, y la apedrearán los varones de su ciudad con piedras, y morirá; porque hizo ignominia entre hijos de Israel, ramereado en la casa de su padre; y arrancarás lo malo de en medio de ti.
22 Y, si fuere hallado hombre durmiendo con mujer que habitare con varón, morirán ambos: el varón que durmiere con la mujer, y la mujer; y arrancarás lo malo de Israel.
23 Y, si estuviere una niña virgen desposada con varón, y la hallare un hombre en la ciudad y durmiere con ella;
24 sacaréis a entrambos a la puerta de la ciudad de ellos, y apedreados serán con piedras, y morirán: la niña, por no haber gritado en la ciudad y el hombre, por haber humillado a la mujer de su prójimo; y arrancarás lo malo de en medio de ti.
25 Pero, si en campo hallare un hombre a la niña desposada y, forzando, durmiere con ella; morirá el que durmió con ella, sólo;
26 y a la niña nada harás, y no hay culpa de muerte: como si se levantare un hombre contra su prójimo, y matare su alma; tal, este hecho;
27 pues en el campo la halló; gritó la niña la desposada y no hubo quien la favoreciese.
28 Y, si alguno hallare a una niña, una virgen, la que no estuviere desposada, y, forzando, durmiere con ella, y fuere hallado(g);
29 dará el que durmió con ella, al padre de la niña cincuenta siclos de plata, y será su mujer, por haberla humillado; no la podrá despedir en todos sus días.
30 No tomará hombre la mujer de su padre y no descubrirá el cobertor de su padre.
1 Entredichos. Usura. Votos. No entrará eunuco ni castrado en la congregación del Señor;
2 No entrará bastardo en la congregación del Señor; y hasta la décima generación no entrará en la congregación del Señor(a);
3 no entrará amonita ni moabita en congregación del Señor; y hasta la décima generación no entrará en congregación del Señor para siempre,
4 por no haberos encontrado con pan y agua, en el camino, cuando salisteis de Egipto; y porque asalariaron contra ti a Balaam, hijo de Beor; de Mesopotamia de Siria, para maldecirte.
5 Y no quiso tu Dios escuchar a Balaam; y convirtió el Señor, tu Dios, las maldiciones en bendición; pues el Señor,tu Dios, te amaba.
6 No hablarás cosas pacíficas a ellos ni provechosas a ellos, todos tus días para siempre.
7 No abominarás al idumeo, porque es tu hermano; no abominarás al egipcio, porque advenedizo fuiste en tierra de él.
8 Hijos, si les nacieren, en la tercera generación entrarán en la congregación del Señor.
9 Y, si salieres a acampar, a guerra contra tus enemigos; te guardarás de toda palabra mala.
10 Si hubiere en ti hombre que no estuviere puro por su derrame de noche, saldrá del campamento, y no entrará en el campamento;
11 y será: a la tarde lavará su cuerpo con agua, y, puesto el sol, entrará al campamento.
12 Y sitio tendrás fuera del campamento y saldrás allá fuera.
13 Y estaca tendrás en tu ceñidor, y será: cuando te sentares fuera, cavarás con él y, levantando, cubrirás tu fealdad.
14 Porque el Señor, tu Dios, paséase en medio de tu real, para salvarte y entregarte tu enemigo ante tu faz; será tu real santo, y no se ha de ver en ti fealdad de cosa alguna, y apartarse él de ti.
15 No entregarás siervo a su amo, quien se hubiere refugiado cerca de ti, de su amo;
16 contigo habitará, entre vosotros habitará en el lugar que eligiere en una de tus puertas, donde le pluguiere; no le atribularás.
17 No habrá meretriz entre hijas de Israel; y no habrá afeminado entre hijos de Israel; no habrá iniciado(b) entre hijos de Israel.
18 No traerás ganancia de meretriz ni lucro de can(c) a la casa del Señor, tu Dios, para todo voto; pues abominación para el Señor, tu Dios, son entrambas cosas.
19 No cobrarás a tu hermano interés de dinero, interés de víveres, e interés de cuanto se da a interés;
20 al extranjero cobrarás, mas a tu hermano no cobrarás, para que te bendiga el Señor, tu Dios, en todas tus obras sobre la tierra, a la que entras para poseerla.
21 Y, si votares voto al Señor, tu Dios, no tardes en cumplirlo; porque pidiendo lo pedirá el Señor, tu Dios, de ti, y habrá en ti pecado.
22 Y, si no quisieres votar, no hay en ti pecado.
23 Lo salido de tus labios guardarás y harás del modo que has votado al Señor, tu Dios, una dádiva que has hablado con tu boca.
24 Y, si entrares en la viña de tu prójimo, comerás uvas, hasta que tu alma se harte; pero en vaso no echarás.
25 Y, si entrares en mies de tu prójimo, recogerás en tus manos espigas; pero hoz no echarás a mies de tu prójimo.
1 Repudio. Misericordia. Si alguno tomare mujer y habitare con ella, será: si no hallare gracia en los ojos de él, porque halló en ella una fealdad, le escribirá libelo de repudio y dará en las manos de ella, y la despedirá de su casa.
2 Y saldrá de su casa, y saliendo será de otro varón;
3 y la aborrecerá el varón el último y le escribirá libelo de repudio y dará en las manos de ella, y la despedirá de su casa, y morirá el varón el último que se la tomó por mujer;
4 no podrá el varón el primero, el que la despidió, volvérsela a tomar por mujer, después de haber sido mancillada; porque abominación es a los ojos del Señor, tu Dios; y no mancillarás la tierra que el Señor, tu Dios, te da en posesión.
5 Si alguno hubiere tomado mujer recientemente, no saldrá a guerra, ni se le impondrá ningún negocio. Impune estará en su casa; un año regocijará a la mujer que tomó.
6 No prenderás piedra de moler, ni cosa de la piedra, pues el alma éste prenda.
7 Si hallado fuere un hombre robando alma(a) de sus hermanos, los hijos de Israel, y le esclavizare y vendiere, muera aquel ladrón; y arrancarás lo malo de en medio de ti.
8 Guárdate de la plaga de la lepra; cuidarás sobremanera de hacer según toda la ley que os anunciaren los sacerdotes los levitas; del modo que les he mandado cuidaréis de hacer.
9 Acuérdate de cuanto el Señor, tu Dios, a María, en el camino, saliendo vosotros de Egipto.
10 Si deuda hay en tu prójimo, cualquiera deuda, no entrarás en la casa de él a prendar prenda de él;
11 fuera te estarás, y el hombre a quien prestaste, te sacará la prenda afuera.
12 Y, si el hombre fuere pobre, no te dormirás en su prenda:
13 devolviendo devolverás su prenda a la puesta del sol y dormirá en su vestidura y te bendecirá y habrá para ti misericordia delante del Señor, tu Dios.
14 No defraudarás el jornal del pobre y menesteroso de tus hermanos o de los advenedizos, los de tu tierra, en tus ciudades:
15 el mismo día pagarás su jornal; no se pondrá el sol sobre él, porque es y en él(b) tiene la esperanza; y clamará contra ti el Señor, y habrá en ti pecado.
16 No morirán padres por hijos, y los hijos no morirán por padres: cada cual en su propio pecado morirá.
17 No torcerás el juicio del advenedizo, y huérfano y viuda; y no prendas vestido de viuda.
18 Y recuerda que siervo fuiste en tierra de Egipto y te libró el Señor, tu Dios, de allí; por esto yo te mando hacer esta palabra.
19 Y, cuando segares siega en tu campo y se te olvidare una gavilla, no tornarás a tomarla: para el advenedizo, y el huérfano y la viuda será, a fin de que te bendiga el Señor, tu Dios, en todas las obras de tus manos.
20 Y cuando recogieres olivas, no tornarás a rastrojear lo detrás de ti: para el advenedizo, y el huérfano y la viuda será, y recordarás que siervo fuiste en tierra de Egipto; por esto te mando hacer esta palabra.
21 Y cuando vendimiares tu viña no la rastrojearás lo detrás de ti: para el advenedizo, y el huérfano y la viuda será;
22 y recordarás que siervo fuiste en tierra de Egipto; por esto yo te mando hacer esta palabra.
1 Leyes judiciales. Matrimonio levirático. Peso y medida juntos. Exterminio de Amalec. Y, si hubiera contradicción en medio de hombres y vinieren a juicio y se les juzgare; justificarán lo justo y condenarán lo impío;
2 y será: si mereciere azote el impío, le sentarás delante de los jueces y le azotarán delante de sí, según la impiedad de él;
3 y en número, cuarenta le azotarán; no se excederán. Y, si te propasares a azotarle sobre estos azotes, se afeará tu hermano delante de ti.
4 No bozalearás al buey trillador.
5 Y, si cohabitaren hermanos y muriere uno de ellos y simiente no tuviere; no será la mujer del muerto, fuera, de varón no pariente: el hermano del marido de ella entrará a ella, y se la tomará por mujer y habitará con ella;
6 y será: el niñito que pariere, se levantará con el nombre del muerto, y no se borrará su nombre de Israel.
7 Mas, si no quisiere el hombre tomar la mujer de su hermano, subirá la mujer a la puerta, a los ancianos y dirá: «No quiere el hermano de mi marido suscitar el nombre de su hermano en Israel; no quiere el hermano de mi marido.»
8 Y le llamarán los ancianos de su ciudad y le dirán; y levántese y diga: «No quiero tomarla».
9 Y, acercándose la mujer de su hermano a él, delante de los ancianos, desatará un zapato del pie de él y le escupirá al rostro, y respondiendo, dirá: «Así harán al hombre que no edificare la casa de su hermano en Israel»,
10 y será llamado su nombre en Israel: Casa del descalzado.
11 Y, si se batieren hombres dos, un hombre con su hermano, y acudiere la mujer de uno de ellos a arrebatar a su marido de mano del que le hiere, y, extendiendo la mano, cogiere su genital;
12 cortarás la mano de ella; no se apiadará tu ojo de ella.
13 No habrá en tu bolsa pesa y pesa: grande y pequeña.
14 No habrá en tu casa medida y medida: grande y pequeña.
15 Pesa exacta y justa tendrás; y medida exacta y justa tendrás; para que muchos días seas sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te da en posesión;
16 pues abominación al Señor, tu Dios, todo el que hace esto, todo el que hace cosa injusta.
17 Acuérdate de cuanto te hizo Amalec en el camino, cuando salíais de tierra de Egipto;
18 cómo se te atravesó por el camino, y cortó tu retaguardia, a los fatigados detrás de ti; y tu hambreabas y te fatigabas; y no temió a Dios.
19 Y será: cuando te reposare el Señor, tu Dios, de todos tus enemigos, los en tu contorno, en la tierra que el Señor, tu Dios, te da a poseer; borrarás el nombre de Amalec de la(a) de debajo el cielo; y no lo olvidarás.
1 Diezmos y primicias. Y será cuando entrares en la tierra que el Señor, tu Dios, te da a poseer, y la poseyeres y habitares en ella;
2 tomarás de la primicia de todos los frutos de tu tierra que el Señor, tu Dios, te da, y pondrás en canastillo e irás al lugar que eligiere el Señor, tu Dios, para ser invocado su nombre allí.
3 Y vendrás al sacerdote que hubiere en aquellos días, y le dirás: «Confieso hoy al Señor, mi Dios, que he venido a la tierra que juró el Señor a nuestros padres darnos.»
4 Y tomará el sacerdote el canastillo de tus manos y lo pondrá delante del altar del Señor, tu Dios;
5 Y, respondiendo, dirás delante del Señor, tu Dios: «A Siria abandonó mi padre y descendió a Egipto, y habitó allí en número corto e hízose allí gente grande y gentío mucho.
6 Y maltratáronnos los egipcios, y humilláronnos y nos impusieron obras duras;
7 y clamamos al Señor, Dios de nuestros padres; y oyó el Señor nuestra voz y vio nuestra humillación y el trabajo nuestro y la angustia nuestra;
8 y sacónos el Señor de Egipto, él mismo en su poder el grande, y en mano fuerte y brazo excelso, y ambiciones grandes y en señales y en prodigios;
9 y trájonos a este lugar y dionos esta tierra, tierra que mana leche y miel.
10 Y ahora he aquí he traído las primicias de los frutos de la tierra que me has dado, Señor, tierra que mana leche y miel»; y lo dejarás delante del Señor, tu Dios, y adorarás ante el Señor, tu Dios;
11 y te regocijarás en todos los bienes que te ha dado el Señor, tu Dios, y tu casa y el levita y el advenedizo, el en ti.
12 Y, si terminares de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año el tercero, el segundo diezmo darás al levita, y al advenedizo, y al huérfano y a la viuda; y comerán en tus ciudades y se regocijarán.
13 Y dirás delante del Señor, tu Dios: «He sacado lo santo de mi casa y dádolo al levita, y al advenedizo, y al huérfano y a la viuda, según todos los mandamientos que me has mandado; no he preterido tu mandamiento ni olvidado;
14 y no he comido en mi luto de ello; no he sacado de ello en impureza, no he dado de ello para un muerto, he obedecido la voz del Señor, nuestro Dios; he hecho todo según me has mandado.
15 Mira desde tu casa la santa, desde el cielo y bendice a tu pueblo Israel, y la tierra que le has dado, según juraste a nuestros padres darnos tierra manando leche y miel.
16 En este día el Señor, tu Dios, te ha mandado hacer todos los preceptos y los juicios; y los guardaréis y los haréis de todo vuestro corazón y de toda vuestra alma.
17 A Dios has elegido hoy para ser tu Dios, y andar en todos sus caminos, y guardar sus preceptos, y sus mandamientos y sus juicios, y oir su voz;
18 y el Señor te ha elegido hoy para serle pueblo peculiar, según, dijo, guardes sus mandamientos;
19 y para que seas sobre todas las gentes, como te ha hecho renombrado, y gloria y esplendoroso, para que seas pueblo santo al Señor, tu Dios, según ha hablado.
1 Un altar, con la ley en él inscrita. Y mandó Moisés y los ancianos de Israel al pueblo, diciendo: «Guardad todos estos mandamientos, cuantos yo os mando hoy.
2 Y será: el día que pasareis el Jordán a la tierra que el Señor, tu Dios, te da, te levantarás piedras grandes y las empolvarás con polvo(a);
3 y escribirás sobre estas piedras todas las palabras de esta ley; como pasares el Jordán; cuando entrares en la tierra que el Señor, el Dios de tus padres te da; tierra manando leche y miel; del modo que te ha dicho el Señor, el Dios de tus padres.
4 Y será: cuando hubiereis pasado el Jordán levantaréis estas piedras que yo te mando hoy, en el monte Hebal, y las empolvarás con polvo;
5 y edificarás allí ara al Señor, tu Dios, ara de piedra; no descargarás sobre ella fierro.
6 Piedras enteras edificarás ara(b) al Señor, tu Dios, y pondrás sobre ella holocausto al Señor, tu Dios;
7 y sacrificarás allí hostia pacífica; y comerás allí y te hartarás y regocijarás ante el Señor, tu Dios.
8 Y escribirás sobre las piedras toda esta ley, claramente sobremanera.»
9 Y habló Moisés y los sacerdotes, los levitas a todo Israel diciendo: «Calla y escucha, Israel: en este día has sido hecho pueblo al Señor, tu Dios;
10 y oirás la voz del Señor, tu Dios, y harás todos sus mandamientos y sus preceptos, cuantos yo te mando hoy.»
11 Y mandó Moisés al pueblo en aquel día, diciendo:
12 «Estos estarán para bendecir al pueblo en el monte Garizim, después de pasar el Jordán: Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín.
13 Y éstos estarán para maldición en el monte Hebal: Rubén, Gad, y Aser, Zabulón, Dan y Neftalí.
14 Y respondiendo, dirán los levitas a todo Israel con voz grande:
15 «Maldito el hombre que hiciere esculpido o conflátil, abominación al Señor, obra de mano de artífice, y lo pusiere en oculto.» Y respondiendo todo el pueblo dirá: «Amén.»
16 «Maldito el que deshonrare a su padre y a su madre»; y dirá todo el pueblo: «Amén.»
17 «Maldito el que cambiare términos del prójimo.» y, dirá todo el pueblo: «Amén.»
18 «Maldito el que extraviare a ciego en el camino», y dirá todo el pueblo: «Amén.»
19 «Maldito el que torciere el derecho del advenedizo, y huérfano y viuda»; y dirá, todo el pueblo: «Amén.»
20 «Maldito el que durmiere con mujer de su padre, porque ha descubierto la cobertura de su padre»; y dirá, todo el pueblo: «Amén.»
21 «Maldito el que durmiere con un bruto»; y dirá, todo el pueblo: «Amén.»
22 «Maldito, el que durmiere con hermana, de parte de padre o de parte de madre»; y dirá, todo el pueblo: «Amén.»
23 «Maldito el que durmiere con su nuera.» Y dirá todo el pueblo: «Amén.» «Maldito el que durmiere con la hermana de su mujer»; y dirá todo el pueblo: «Amén.»(c).
24 «Maldito el que golpeare a su prójimo traidoramente»; y dirá, todo el pueblo: «Amén.»
25 «Maldito el que recibiere dádivas para herir alma de sangre inocente»; y dirá, todo el pueblo: «Amén.»
26 «Maldito todo hombre que no permaneciere en todas las palabras de esta ley(d) para hacerlas»; y dirá, todo el pueblo: «Amén.»
1 Bendiciones. Maldiciones. Y será: si con oído oyeres la voz del Señor, tu Dios, para guardar y hacer todos estos mandamientos que yo te mando hoy; te pondrá el Señor, tu Dios, por cima de todas las gentes de la tierra;
2 y vendrán sobre ti todas estas bendiciones y te alcanzarán; si con oído oyeres la voz del Señor, tu Dios,
3 bendito tú en la ciudad y bendito tú en el campo.
4 Bendito lo nacido de tu vientre, y los frutos de tu tierra, y lo nacido de tu ganado, y las vacadas de tus vacas y las greyes de tus ovejas.
5 Benditos tus graneros y tus sobras.
6 Bendito tú en tu entrar, y bendito tú en tu salir.
7 Entregará el Señor, tu Dios, tus enemigos, los que se hubieren levantado contra ti, destrozados ante tu faz; por vía una vendrán contra ti, y en siete vías huirán ante tu faz.
8 Enviará el Señor sobre ti la bendición en tus arcas y sobre todas las cosas en que pusieres tu mano; y te bendecirá sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te da.
9 Te levantará el Señor para sí pueblo santo; del modo que juró a tus padres, si oyeres la voz del Señor, tu Dios, y anduvieres en todos sus caminos;
10 y te verán los pueblos de la tierra que el nombre del Señor ha sido invocado sobre ti y temeránte.
11 Y te multiplicará el Señor, tu Dios, en bienes, en lo nacido de tu vientre y con lo nacido de tu ganado, y con los gérmenes de tu tierra, sobre la tierra que juró el Señor a tus padres darte.
12 Te abrirá el Señor su tesoro el bueno: el cielo, dando la lluvia a tu tierra, a tiempo: bendecirás todas las obras de sus manos; y prestarás a gentes muchas; tú empero no pedirás prestado; y dominarás tú a gentes muchas; a ti, empero, no dominarán.
13 Te pondrá el Señor, tu Dios, por cabeza y no por cola; y estarás entonces arriba y no estarás debajo, si oyeres la voz del Señor, tu Dios, cuanto yo te mando hoy guardar y hacer;
14 no te apartarás de todos los mandamientos que te mando hoy, a derecha ni a izquierda, para ir tras otros dioses a servirles.
15 Y será: si no oyeres la voz del Señor, tu Dios, para guardar y hacer todos sus mandamientos y ceremonias cuantos yo te mando hoy; pondrán sobre ti todas estas maldiciones y te cogerán.
16 Maldito tú en ciudad, y maldito tú en campo.
17 Malditos tus graneros y tus sobras.
18 Maldito lo nacido de tu vientre, y los gérmenes de tu tierra, las vacadas de tus vacas y las greyes de tus ovejas.
19 Maldito tú en tu entrar, y maldito tú en tu salir.
20 Enviará el Señor sobre ti la indigencia y el hambre rabiosa, y la consunción sobre todas las cosas en que pusieres tu mano, cuanto hicieres, hasta destruirte y hasta perderte en breve, por tus malas obras, por esto: por haberme abandonado.
21 Adhiérate el Señor la muerte, hasta borrarte de la tierra a que irás a poseerla.
22 Percútate el Señor en miseria, y fiebre, y frío, e inflamación, y matanza, y tormenta y en la palidez; y te perseguirán hasta exterminarte.
23 Y será para ti el cielo el sobre tu cabeza broncíneo, y la tierra debajo de ti, férrea.
24 Dé el Señor, tu Dios, la lluvia de tu tierra, polvo; y ceniza desde el cielo descenderá sobre ti, hasta consumirte y hasta perderte en breve.
25 Déte el Señor, tu Dios, en matanza delante de tus enemigos: en un camino vendrás a ellos y en siete caminos huirás a faz de ellos y serás dispersión en todos los reinos de la tierra;
26 y serán vuestros muertos pasto a todos los volátiles del cielo y a las fieras de la tierra; y no habrá quien espante.
27 Percútate el Señor con llaga de Egipto en las asentaderas, con sarna furiosa y picazón, a punto de no podérsete sanar.
28 Percútate el Señor con frenesí y ceguera y trastorno de espíritu.
29 Y andarás palpando al mediodía como cuando palpa un ciego en las tinieblas; y no encaminará(a) bien tus caminos; y serás agraviado y despojado todos los días, y no habrá quien te ampare.
30 Mujer tomarás y otro varón la tendrá; casa edificarás, y no habitarás en ella; viña plantarás, y no la vendimiarás.
31 Tu becerro degollado a tus ojos, y no comerás de él; tu asno, arrebatado de ti, y no se te devolverá; tus ovejas, dadas a tus enemigos; y no habrá quien ampare.
32 Tus hijos y tus hijas entregados a otra gente, y tus ojos mirarán, inflamándose, hacia ellos todo el día; no valdrá tu mano(b).
33 Los frutos de tu tierra y todas tus labores comerá gente que no conoces y serás vejado y herido todos los días;
34 y te pondrás frenético por las vistas de tus ojos que verás.
35 Percútate el Señor en llaga mala sobre las rodillas y sobre las piernas, sin que puedas sanar; de las plantas de tus pies hasta tu vértice.
36 Lleve el Señor a ti y tus príncipes los que hubiere puesto sobre ti, a gente que no conoces tú y tus padres; y servirás allí a otros dioses: palos y piedras.
37 Y estarás allí en proverbio y parábola y fábula en todas las gentes, a las que te hubiere llevado el Señor allí.
38 Simiente, mucha sacarás al campo, y poca recogerás, que la devorará la langosta.
39 Viña plantarás y labrarás, y vino no beberás ni te regocijarás con él; que lo devorará el gusano.
40 Olivos tendrás en todos tus términos, y con óleo no te ungirás; que se caerá tu oliva.
41 Hijos e hijas engendrarás, y no serán; que partirán en cautiverio.
42 Todos tus árboles y los frutos de tu tierra consumirá el grillo.
43 El advenedizo que hay en ti ascenderá sobre ti arriba, arriba, y tu descenderás abajo, abajo.
44 Este te prestará, y tú a éste no prestarás; éste será cabeza, y tú serás cola.
45 Y vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te perseguirán y te cogerán hasta exterminarte y hasta perderte, por no haber escuchado tú la voz del Señor, tu Dios, guardando sus mandamientos y los preceptos cuantos te mandó.
46 Y habrá en ti señales y prodigios y en la simiente tuya hasta el siglo;
47 por cuanto no has servido al Señor, tu Dios, en alegría y buenamente por la abundancia de todo.
48 Y servirás a tus enemigos que enviará el Señor contra ti en hambre y en sed, y en desnudez y falta de todo; y pondrá yugo férreo sobre tu cerviz hasta exterminarte.
49 Traerá sobre ti el Señor una gente, de lejos, del confín de la tierra, cual dispararse de águila; gente que no habrá oído la voz de ella;
50 gente descarada; el que no respetará rostro de anciano, y de niño no se apiadará;
51 y devorará la cría de tu ganado, y los frutos de tu tierra, hasta borrarte, hasta no dejarte trigo, vino, aceite, las vacadas de tus vacas y las greyes de tus ovejas, hasta perderte,
52 y borrarte en todas tus ciudades, hasta destruirte los muros, los encumbrados y los fuertes, en que confiabas, en toda tu tierra; y te atribulará en toda tu tierra, en tus ciudades que te dio el Señor, tu Dios;
53 y comerás lo nacido de tu vientre: carne de tus hijos y tus hijas, cuanto te ha dado el Señor, tu Dios, en tu angustia y en tu aflicción conque te afligirá tu enemigo.
54 El varón, el delicado que hay en ti y el regalado sobremanera envidiará con su ojo a su hermano y a su mujer en su regazo y a los restantes hijos que le restaren,
55 para dar a uno de ellos, de la carne de sus hijos que hubiere devorado por no quedarle nada, en su angustia y en su aflicción con que te afligirán tus enemigos en todas tus ciudades.
56 Y la delicada en ti y la regalada cuyo pie no ha hecho la prueba de andar sobre la tierra por el regalo y por la delicadeza, envidiará con su ojo a su marido, al en su regazo, y a su hijo y a su hija;
57 aun sus secundinas, las salidas de entre sus muslos y el hijo de ella que pariere; pues los devorará por la carencia de todo, silenciosa, en tu angustia y en la tribulación con que atribulará tu enemigo, en tus ciudades;
58 si no escuchares haciendo todas las palabras de esta ley, las escritas en este libro, temiendo este nombre, el glorioso y el admirable: al Señor, tu Dios.
59 Y glorificará el Señor tus plagas y las plagas de tu simiente, plagas grandes y admirables, y enfermedades malas y persistentes;
60 y volverá sobre ti toda la aflicción de Egipto, la mala, de la cual te amedrentaba a faz de ellas, y se adherirán a ti;
61 y toda flaqueza y toda plaga la no escrita y toda la escrita en el libro de esta ley, traerá el Señor sobre ti hasta exterminarte.
62 Y quedaréis, en número breve, en lugar de haber sido como los astros del cielo en muchedumbre; porque no escuchaste la voz del Señor, tu Dios.
63 Y será: así como se gozó el Señor en vosotros, bien haciéndoos y multiplicándoos, así se gozará el Señor en vosotros exterminándoos y borrándoos; y arrebatados seréis en breve de la tierra, a que vas para poseerla.
64 Y te dispersará el Señor, tu Dios, por todas las gentes, de confín de la tierra a confín de la tierra; y servirás allí a otros dioses, palos y piedras, que no conocías tú y tus padres.
65 Empero tampoco en aquellas gentes te reposará; y no hay firmeza para la planta de tu pie; y te dará el Señor allí otro corazón desconfiado y desfallecientes ojos y deshecha alma;
66 y estará tu vida suspensa delante de tus ojos: te amedrentarás día y noche, y no confiarás en tu vida.
67 Por la mañana dirás: «Ojalá fuera tarde»; y por la tarde, dirás: «Ojalá fuera mañana», del temor de tu corazón con que temerás y de las visiones de tus ojos que verás.
68 Y te volverá el Señor a Egipto en naves; en el camino que te dije: «No le volverás a ver»; y seréis vendidos allí a vuestros enemigos por siervos y siervas y no habrá quien compre.»
1 Renovación de la alianza. Amenazas a los rebeldes. Estas las palabras de la alianza que mandó el Señor a Moisés ajustar con los hijos de Israel, en tierra de Moab; a más de la alianza que hizo con ellos en Horeb.
2 Y llamó Moisés a todos los hijos de Israel y díjoles: «Vosotros habéis visto todo cuanto hizo el Señor en tierra de Egipto, a faz de vosotros, a Faraón y a toda su tierra:
3 las tentaciones las grandes que han visto vuestros ojos: las señales de aquellos grandes prodigios;
4 y no os dio el Señor Dios corazón para entender, y ojos para ver y oídos para oír, hasta este día.
5 Y trájoos cuarenta años por el desierto: no envejecieron vuestros vestidos y vuestras sandalias no se gastaron en vuestros pies.
6 Pan no comisteis, vino y sidra no bebisteis, para que supieseis que el Señor, el Dios vuestro soy yo.
7 Y vinisteis a este lugar; y salió Sehón, rey de Hesebón, y Og rey de Hasán a vuestro encuentro, en guerra; y los percutimos
8 y tomamos su tierra, y la di en heredad a Rubén y a Gad y a la mitad de la tribu de Manasés.
9 Y cuidaréis de hacer todas las palabras de esta alianza, para que entendáis todo cuanto hiciereis.
10 Vosotros estáis todos hoy delante del Señor, vuestro Dios: los príncipes de tribus vuestros, y vuestros ancianos y vuestros jueces, los escribas príncipes vuestros; todo varón de Israel;
11 vuestras mujeres y los nacidos de vosotros, y el advenedizo en medio de tu real, del leñador vuestro a vuestro aguador,
12 porque pases en el pacto del Señor, vuestro Dios, y en los juramentos de él, cuanto el Señor, tu Dios, pacta contigo hoy;
13 para ponerte hoy para sí por pueblo; y él será tu Dios, del modo que te ha dicho y del modo que juró a tus padres: a Abrahán, e Isaac y Jacob.
14 Y no con vosotros solos yo pacto este pacto y este juramento;
15 sino también con los que aquí están con vosotros hoy ante el Señor, vuestro Dios, y con los que no están aquí hoy con vosotros.
16 porque vosotros sabéis cómo hemos habitado en tierra de Egipto; qué ha pasado en medio de las gentes que pasasteis;
17 y visteis sus abominaciones y sus ídolos: palo y piedra, plata y oro, los que hay entre ellos.
18 ¡Que no haya entre vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón se haya apartado hoy del Señor, vuestro Dios, yendo a servir a los dioses de aquellas gentes; que no haya en vosotros, raíz brotando en hiel y amargura!
19 Y será, cuando oyere las palabras de este juramento, será gloriado en su corazón, diciendo: «Lícito hágaseme pues en el descarrío de mi corazón andaré; para que el pecador no pierda al inocente.»(a).
20 No querrá Dios perdonarle; sino que entonces inflamárase la cara del Señor y su celo en aquel hombre; y se le adherirán todas las maldiciones de esta alianza; las escritas en este libro, y borrará el Señor el nombre de él de la(b) de debajo del cielo;
21 y le separará el Señor para males de entre todos los hijos de Israel, según todas las maldiciones de la alianza, las escritas en el libro de esta ley.
22 Y dirán, la generación, la otra, vuestros hijos que se levantarán, después de vosotros, el extranjero que viniere de tierra lejos; y verán las plagas de aquella tierra y las enfermedades de ella, que ha enviado el Señor sobre ella;
23 azufre y sal ardientes; todo el suelo de ella no será sembrado ni germinará ni brotará de ella toda verdura, así como trastornada fue Sodoma y Gomorra, Adamá y Seboím; las que trastornó el Señor en su furor e ira;
24 y dirán todas las gentes: «¿Por qué ha hecho el Señor así a esta tierra? ¿Cuál el furor de la ira, este grande?»
25 Y dirán: «Porque abandonaron el pacto del Señor, el Dios de sus padres, lo que se pactó con sus padres, cuando les sacó de tierra de Egipto;
26 y yendo sirvieron a otros dioses y adoráronles, los que no conocían ni les atribuyera(c);
27 y airóse con furor el Señor contra aquella tierra, trayendo sobre ella según todas las maldiciones las escritas en el libro de esta ley;
28 y arrebatóles el Señor de la tierra de ellos en furor e ira, e indignación grande sobremanera, y les lanzó a otra tierra, tal cual hoy.»(d)
29 Lo oculto, para el Señor, vuestro Dios, pero lo manifiesto para nosotros y nuestros hijos(e) por siempre, para que hagamos todas las palabras de esta ley.
1 Reconciliárase Dios un día con su pueblo. Y será: cuando vinieren sobre ti todas estas palabras: la bendición y la maldición que he puesto ante tu faz y recibieres en tu corazón, en todas las gentes, donde te hubiere dispersado el Señor, tu Dios;
2 y escuchares su voz, según todo cuanto yo te mando hoy, tú y tus hijos, de todo tu corazón y de toda tu alma;
3 sanará el Señor, tu Dios, tus pecados y se apiadará de ti y de nuevo te congregará de todas las gentes entre las cuales te hubiere dispersado el Señor allí.
4 Si fuere tu dispersión de lo alto del cielo a lo alto del cielo, de allí te congregará el Señor, tu Dios, y allí te tomará el Señor, tu Dios;
5 y te congregará tu Dios de allí a la tierra que heredaron tus padres; y la heredarás, y bien te hará, y más lleno te hará sobre tus padres.
6 Y circumpurificará el Señor tu corazón y el corazón de tu simiente, para amar al Señor, tu Dios, de todo tu corazón y toda tu alma, para que vivas tú.
7 Y pondrá el Señor, tu Dios, todas estas maldiciones sobre tus enemigos y sobre los que te odian, los que te han perseguido.
8 Y tú retornarás y escucharás la voz del Señor, tu Dios, y harás todos sus mandamientos, cuantos yo te mando hoy.
9 Y te bendecirá el Señor, tu Dios, en toda obra de tus manos, en los nacidos de tu vientre y en los nacidos de tu ganado y en los frutos de tu tierra para bien; porque volverá el Señor, tu Dios, a gozarse en ti, para bien, según que se gozó en tus padres.
10 Si escuchares la voz del Señor, tu Dios, guardando sus mandamientos, y sus preceptos y sus juicios; los escritos en el libro de esta ley; si te volvieres al Señor, tu Dios, de todo tu corazón y de toda tu alma.
11 Porque este mandamiento que yo te mando hoy, no es demasiado grande ni lejos de ti está.
12 No en el cielo arriba está, diciendo: «¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá, y, oyendo lo haremos?»
13 Ni allende el mar está, diciendo: «¿Quién atravesará por nosotros allende el mar y nos lo tomará y oíble nos lo hará, y haremos?»
14 Cerca de ti está la palabra sobremanera en tu boca, y en tu corazón y en tus manos el hacerla.
15 He aquí he puesto ante tu faz hoy la vida y la muerte, lo bueno y lo malo.
16 Si escuchares los mandamientos del Señor, tu Dios, que yo te mando hoy, de amar al Señor, tu Dios, andar en todos sus caminos y guardar sus mandamientos, y sus preceptos y sus juicios; viviréis y mucho seréis, y te bendecirá el Señor, tu Dios, en toda la tierra a que vas allí para poseerla.
17 Y, si se apartare tu corazón y no escuchares y errando adorares dioses ajenos y les sirvieres;
18 te anuncio hoy, que con perdición pereceréis, y no de muchos días seréis sobre la tierra a que vosotros pasáis el Jordán, a entrar allí a poseerla.
19 Conjúroos hoy por el cielo y la tierra: la vida y la muerte he puesto ante vuestra faz, la bendición y la maldición; elige la vida tú, para que vivas tú y tu simiente;
20 para que ames al Señor, tu Dios, escuches su voz y adhieras a él, que esto es tu vida y la largura de tus días; porque habites sobre la tierra, que juró el Señor a tus padres: Abrahán, e Isaac y Jacob, darles.
1 Constituye caudillo Moisés a Josué. Lectura de la ley. Cántico de Moisés. Y terminó Moisés de hablar todas estas palabras a todos los hijos de Israel;
2 y díjoles: «De ciento veinte años soy hoy: no podré ya entrar y salir; y el Señor me dijo: «No pasarás este Jordán.
3 El Señor, tu Dios, el que va delante de tu faz; éste exterminará estas gentes de delante de tu faz, y las heredarás, y Josué, el que va delante de tu faz, según ha hablado el Señor.
4 Y haráles el Señor, tu Dios, tal como hizo a Sehón y Og, dos reyes de los amorreos, que estaban allende el Jordán y a la tierra de ellos, según los exterminó.
5 Y entrególos el Señor a vosotros, y les haréis, según os he mandado.
6 Envalentónate y esfuérzate; no temas, ni acobardes; ni te aterres ante su faz, que el Señor, tu Dios, éste el que va delante con vosotros, entre vosotros, no te dejará ni te abandonará.»
7 Y llamó Moisés a Josué, y díjole delante de todo Israel: «Envalentónate y esfuérzate; pues tú entrarás ante la faz de este pueblo a la tierra que juró el Señor a vuestros padres darles; y tú se la repartirás en heredad.
8 Y el Señor el que va contigo él mismo será contigo; no te dejará ni abandonará: no temas, ni acobardes.»
9 Y escribió Moisés las palabras de esta ley en libro y diole a los sacerdotes los hijos de Leví, a los que llevan el arca de la alianza del Señor, y a todos los ancianos de los hijos de Israel.
10 Y mandóles Moisés en aquel día, diciendo: «Después de siete años, en tiempo del año de la remisión, en la fiesta de los tabernáculos;
11 cuando se junta todo Israel a comparecer ante la faz del Señor, vuestro Dios, en el lugar que eligiere el Señor; leeréis esta ley delante de todo Israel a las orejas de ellos;
12 congregando al pueblo, a los hombres y las mujeres y los hijos, y el advenedizo, el en vuestras ciudades, para que oigan y para que aprendan al Señor, vuestro Dios; y oirán, para hacer todas las palabras de esta ley:
13 Y sus hijos, los que no saben, oirán y aprenderán a temer al Señor tu Dios todos los días cuantos ellos vivieren sobre la tierra, a la que pasáis el Jordán, para allí heredarla.»
14 Y dijo el Señor a Moisés: «He aquí cercanos están los días de tu muerte; llama a Josué, y poneos a las puertas del tabernáculo del testimonio, y mandaréle.» Y fue Moisés y Josué al tabernáculo y pusiéronse a las puertas del tabernáculo del testimonio.
15 Y descendió el Señor en nube y detúvose a las puertas del tabernáculo del testimonio, y detúvose la columna de la nube a las puertas del tabernáculo del testimonio.
16 Y dijo el Señor a Moisés: «He aquí tú dormirás con tus padres; y, alzándose este pueblo, rameará tras dioses ajenos de la tierra a la que éste va; y me abandonarán y disiparán mi pacto que pacté con ellos.
17 Y airaréme con furor contra ellos en aquel día y los abandonaré y apartaré de ellos mi rostro; y será devoración, y le hallarán males muchos y tribulaciones; y dirá en aquel día: «Por esto, porque no está el Señor, mi Dios, en mí, me han hallado estos males.»
18 Y yo con apartamiento apartaré mi rostro de ellos en aquel día por todas las maldades que han hecho, por haberse vuelto a dioses ajenos.
19 Y, ahora escribid las palabras de este cantar y enseñadlo a los hijos de Israel, y ponedlo en la boca de ellos, para que me sea este cantar contra faz testimoniando en hijos de Israel.
20 Pues los llevaré a la tierra la buena, que juré a sus padres darles, tierra manando leche y miel, y comerán y llenándose, hartaránse, y se volverán a dioses ajenos, y serviránles, y me irritarán, y disiparán mi alianza.
21 Y será: cuando os hallaren males muchos y tribulaciones, afrontará este cantar contra faz testimoniando; pues no se olvidará de boca de la simiente de ellos; pues yo sé la maldad de ellos, cuanto hacen aquí hoy, antes de introducirles yo en la tierra, la buena, que juré a sus padres.»
22 Y escribió Moisés este cantar en aquel día y enseñólos a los hijos de Israel.
23 Y mandó a Josué, hijo de Nun y dijo: «Envalentónate y esfuérzate; que tú introducirás los hijos de Israel en la tierra que les juró el Señor, y él será contigo.
24 Y, cuando terminó Moisés de escribir todas las palabras de esta ley en libro hasta el fin;
25 y mandó a los levitas los que llevan el arca de la alianza del Señor, diciendo;
26 «Tomad el libro de esta ley y ponedlo al lado del arca de la alianza del Señor, vuestro Dios, y estará allí, en ti, para testimonio;
27 porque sé tu contumacia y tu cerviz la dura; pues, aun vivo yo con vosotros hoy, habéis estado exacerbando lo para con Dios, ¿cómo no también después de mi muerte?
28 Congregad a mí vuestros príncipes de tribu y vuestros ancianos y vuestros jueces, y vuestros príncipes escribas, para hablar yo a las orejas de ellos todas estas palabras, y conjúroles, y el cielo y la tierra.
29 Porque sé que, después de mi fin, con prevaricación prevaricaréis y os desviaréis del camino que os he mandado; y os encontrarán los males a la postre de los días, pues haréis lo malo delante del Señor, irritándole en las obras de vuestras manos.»
30 Y habló Moisés a las orejas de toda la congregación de Israel las palabras de este cantar hasta el fin.
1 Cántico de Moisés Advierte, cielo, hablaré; escuche la tierra palabras de mi boca.
2 Aguárdese, como lluvia, mi sentencia, y desciendan como rocío, mis palabras; así como nubada sobre grama, y así como nieve sobre prado.
3 Porque el nombre del Señor he llamado: «¡Dad magnificencia a nuestro Dios!»
4 Dios, —verdaderas sus obras, y todos sus caminos, juicios(a); Dios fiel, y no hay injusticia, justo y recto Señor.
5 ¡Han pecado! —¡No a él!(b)— hijos vituperables, generación torcida y perversa.
6 ¿Esto al Señor retribuís? ¿Así pueblo necio, y no sabio? ¿No él mismo, tu padre, te adquirió, y te hizo y te formó?
7 Acordaos de días de siglo; ponderad año de generaciones con generaciones; pregunta a tu padre y te anunciará; a tus ancianos, y te dirán.
8 Cuando repartía el Altísimo gentes, como diseminaba hijos de Adán; fijó lindes de gentes según número de ángeles de Dios(c)
9 Y fue hecho parte del Señor, pueblo suyo, Jacob; lienza de su heredad, Israel.
10 Bastóle en el desierto, en sed de ardor, en tierra sin agua; rodeóle y enseñóle y guardóle como pupila de ojo.
11 Cual un águila ha cubierto su nido, y sobre sus hijuelos anhelado; desplegando sus alas acogióles, y tomóles sobre sus hombros.
12 Señor, sólo condújolos, y no había con ellos dios ajeno.
13 Alzóles sobre la fuerza de la tierra: nutrióles con frutos de los campos; amamantáronse con miel de peña y con aceite de árida peña.
14 Crema de vaca y leche de ovejas con grosura de corderos y de carneros, de hijos de toros y cabrones, con grosura de riñones de trigo, sangre de uva bebía vino(d).
15 Y comió Jacob y hartóse, y recalcitró el amado; engrasóse, arrecióse, dilatóse, y abandonó a Dios al que le hizo, y apartóse de Dios su salvador.
16 Irritáronme en ajenos(e); en sus abominaciones exacerbáronme,
17 Inmolaron a demonios, y no a Dios; a dioses que no conocieron; nuevos y recientes vinieron, que no conocieron sus padres.
18 A Dios que te engendró, has abandonado, y olvidádote del Señor, que te nutrió.
19 Y vio el Señor, y encelóse; y se irritó por la ira(f) de sus hijos e hijas;
20 Y dijo: «Apartaré mi rostro de ellos, y mostraré qué será de ellos en los postreros días; porque generación perversa es, hijos en quien no hay fe en ellos.
21 Ellos me han encelado con un no-Dios; irritádome en los ídolos de ellos; y yo los encelaré con un no-gente, con gente insensata los enfureceré.
22 Porque fuego se ha enardecido de mi furor: arderá hasta el infierno abajo; devorará tierra y frutos de ella; inflamará fundamentos de montes.
23 Juntaré sobre ellos males, y con mis dardos guerrearé contra ellos.
24 Deshechos de hambre y de presa de aves; y retracción(g) insanable; dientes de fiera enviaré contra ellos; con furor de los que se arrastran por la tierra;
25 De fuera los dejará sin hijos la cuchilla; y dentro de los hogares el temor; el joven con la doncella, mamante al par con anciano(h).
26 Dije: «Dispersaréles; borraré de entre los hombres la memoria de ellos.
27 Si no(i) por la ira de enemigos, porque no duraran mucho, porque no presumieran los adversarios; que no dijeran: «Nuestra mano la excelsa, y no el Señor ha hecho todo esto.»
28 Gente perdida de consejo es; y no hay en ellos juicio.
29 No han pensado en entender; esto ponderen para el venidero tiempo:
30 ¿Cómo perseguirá uno a millares, y dos batirán a miríadas, si Dios no los ha vendido, y el Señor entregádolos?
31 Que no son como nuestro Dios, sus dioses y nuestros enemigos, insensatos.
32 De la vid de Sodoma(j) su vid, y su guía de Gomorra; su uva, uva de hiel; racimo de amargura para ellos.
33 Furor de dragones su vino y furor de áspides insanable.
34 ¿No tengo, he aquí, esto yo guardado y sellado en mis tesoros?
35 En día de venganza retribuiré, cuando vacilare el pie de ellos; porque cerca el día de perdición para ellos; y sobreviene ya lo preparado para vosotros.
36 Pues juzgará el Señor a su pueblo, y en sus siervos se consolará; porque los ha visto disueltos, y desfallecidos en acometida, y postrados.
37 Y dijo el Señor: «¿Dónde están sus dioses en quienes confiaban, en ellos?
38 cuya grosura de las hostias de ellos comíais, y bebíais el vino de sus libaciones. Levántense y socórrannos y háganseos amparadores.
39 Ved, ved que yo soy, y no hay Dios, fuera de mí: yo mataré y vivir haré; heriré y yo sanaré, y no hay quien haya arrebatado de mis manos.
40 Porque alzaré al cielo mi mano. y juraré por mi diestra, y diré: «Vivo yo por los siglos.»
41 Porque afilaré como relámpago mi cuchilla, y empuñará juicio mi mano, y volveré venganza a mis enemigos y a los que me aborrecen, retribuiré.
42 Embriagaré mis dardos de sangre; (y mi cuchilla comerá carne), de sangre de occisos y cautiverio, de cabezas de príncipes enemigos.»
43 Regocijaos, cielos, a par de él y adórenle todos los ángeles de Dios; regocijaos gentes, con su pueblo, y confórtense en él, todos los hijos de Dios; porque la sangre de sus hijos ha vengado; y vengaráse y retribuirá venganza a sus enemigos; y a los que aborrecen, retribuirá, y purificará el Señor la tierra de su pueblo.»
44 Y escribió Moisés este cantar en aquel día, y enseñólo a los hijos de Israel. Y vino Moisés y habló todas las palabras de esta ley a las orejas del pueblo, él y Josué el hijo de Nun.
45 Y acabó Moisés todas estas palabras hablando a todo Israel.
46 Y díjoles: «Atended de corazón a todas estas palabras que yo os conjuro hoy; lo que mandaréis a vuestros hijos, guardar y hacer todas las palabras de esta ley.
47 Pues no es palabra vacía ésta para vosotros; porque ésta es vuestra vida, y por esta palabra viviréis largos días sobre la tierra, a la que vosotros pasáis el Jordán allí, para poseerla.»
48 Y habló el Señor a Moisés en aquel día diciendo:
49 «Asciende al monte, al Abarim: este monte Nebo, que está en tierra de Moab, contra la faz de Jericó; y mira la tierra de Canaán que yo doy a los hijos de Israel en posesión;
50 y muere en el monte a que subes, allí y júntate con tu pueblo, del modo que murió Aarón, tu hermano, en Hor, el monte, y se juntó con su pueblo;
51 porque desconfiasteis de mi palabra, en los hijos de Israel, en el «agua de la contradicción», Cadés, en el desierto de Sin; por esto, porque no me santificasteis en los hijos de Israel;
52 frente a frente verás la tierra, y allí no entrarás, en la tierra que yo doy a los hijos de Israel.»
1 Bendiciones proféticas de Moisés. Y ésta, la bendición con que bendijo Moisés, hombre de Dios, a los hijos de Israel, antes de su muerte;
2 y dijo: «Señor de Sinaí ha venido; y despuntádonos de Seir, y precipitádose del monte Farán, con miríadas de Cadés, a su diestra, ángeles con él(a)».
3 Y apiadóse de su pueblo; y todos los santificados, bajo las manos de él (y éstos bajo ti están); y tomó de sus palabras
4 ley que nos mandó Moisés, herencia para congregaciones de Jacob.
5 Y será(b), entre el amado(c) príncipe, congregados los príncipes de pueblos junto con tribus de Israel.
6 «Viva Rubén, y no muera y sea mucho en número.»
7 Y ésta(d) de Judá: «Escucha Señor la voz de Judá, y a su pueblo ven: sus manos vindicaránle, y amparador contra sus enemigos serás.»
8 Y a Leví dijo: «Dad a Leví las claridades(e) de él y la verdad de él al varón, al santo, a quien tentaron en tentación, riñéronle en el agua de contradicción;
9 el que dice a su padre y a su madre: «No te he visto»; y sus hermanos no conoció; y sus hijos desconoció; guardó tus dichos, y tu alianza observó(f).
10 Manifestarás tus preceptos a Jacob, y tu ley a Israel; pondrán timiama, en tu ira de continuo sobre tu altar.
11 Bendice, Señor, su poder y las obras de sus manos acoge; quebranta el lomo de enemigos alzados contra él y los que le aborrecieren, no se levanten.»
12 Y a Benjamín dijo: «Amado por el Señor, habitará confiadamente, y Dios le sombreará todos los días, y en medio de sus hombros reposó.»
13 Y a José dijo: «De bendición del Señor, su tierra, de la flor del cielo y, del rocío, y del abismo de las fontanas desde abajo;
14 y según flor de frutos de solsticios, y de lunaciones:
15 y de la cumbre de montes de principados(g), y de la cumbre de colina eternas(h);
16 y según flor de tierra de plenitud, y el beneplácito del que en la zarza, venga sobre la cabeza de José —y sobre el vértice— glorificado(i) entre sus hermanos.
17 Primogénito de toro —su hermosura; cuernos de unicornio, sus cuernos; en ellos gentes corneará a la vez, hasta el confín de la tierra; éstas, las miríadas de Efraín, y estos los millares de Manasés.»
18 Y a Zabulón dijo: «Regocíjate, Zabulón, en tu salida(j); e Isacar(k) en sus tiendas;
19 gentes exterminarán; e invocaréis allí(l) y victimaréis allí víctima de justicia, porque riquezas de mar te amamantaron, y los emporios de los que ribereños habitan»(m).
20 Y a Gad dijo: «Bendito, el que dilata a Gad; como león reposó, después de quebrantar brazo y príncipe(n).
21 Y vio primicias suyas, pues allí repartióse tierra de príncipes reunidos juntos con caudillos de pueblos: justicia el Señor hizo y juicio suyo con Israel.»
22 Y a Dan dijo: «Dan, cachorro de león, y saltará de Basán»(o).
23 Y a Neftalí dijo: «Neftalí, plenitud de beneplácito, y llénese de bendición del Señor: piélago y mediodía(p) poseerá.»
24 Y a Aser dijo: «Bendito por los hijos de Aser; y será acepto a sus hermanos: bañará en aceite su pie;
25 hierro y bronce su sandalia será; como(q) tus días de pujanza.
26 No hay cual el Dios del amado(r); el que asciende sobre el cielo, protector tuyo, y el magnífico del firmamento.
27 Y te cubrirá de Dios el principado, y(s) bajo el poder de brazos eternos; y lanzará de delante de tu faz al enemigo, diciendo: «¡Perece!»
28 Y habitará Israel confiadamente, sólo, sobre la tierra, fontana(t) de Jacob, sobre trigo y vino; y el cielo para ti nublado de rocío.
29 ¡Bienaventurado tú, Israel! ¿Quién semejante a ti, pueblo salvado por el Señor? Escudará tu amparador, y la cuchilla, tu gloria; y te mentirán tus enemigos, y tú sobre su cerviz ascenderás.»
1 Muerte de Moisés. Su elogio. Y subió Moisés de las llanuras de Moab al monte de Nebo, a la cumbre del Fasgá, que está a faz de Jericó; y mostróle el Señor toda la tierra, de Galaad, hasta Dan;
2 y toda la tierra de Neftalí, y toda la tierra de Efraín, y Manasés y toda la tierra de Judá hasta la mar la postrera;
3 y el desierto y la circunvecindad de Jericó, ciudad de palmeras, hasta Segor.
4 Y dijo el Señor a Moisés; «Esta la tierra que he jurado a Abrahán, e Isaac y Jacob, diciendo: «A vuestra simiente daréla»; y he mostrado a tus ojos, y allá no entrarás.»
5 Y murió allí Moisés, el siervo del Señor en tierra de Moab, por palabra de Dios el Señor.
6 Y sepultósele(a) en el «valle», en tierra de Moab, cerca de la casa de Fogor; y no supo nadie su sepulcro hasta el día de hoy.
7 Y Moisés era de ciento veinte años, al morir; y no habían cegado sus ojos, ni hundídose sus mejillas.
8 Y lloraron los hijos de Israel a Moisés en las llanuras de Moab, sobre el Jordán, frente a Jericó, treinta días.
9 Y Josué, hijo de Nun, fue lleno de espíritu de inteligencia, porque había puesto Moisés, sus manos sobre él; y escucháronle los hijos de Israel, e hicieron, según mandara el Señor a Moisés.
10 Y no se levantó ya profeta en Israel como Moisés; a quien conocía el Señor faz a faz,
11 en todas las señales y prodigios; a quien envió el Señor a hacerlos en tierra de Egipto, a Faraón y sus servidores y toda su tierra,
12 y las maravillas las grandes y toda la mano la fuerte, las que hizo Moisés delante de todo Israel.