1

1 Vocación del profeta. Guerra contra Judá. La palabra de Dios que fue hecha sobre Jeremías, el de Helcías, de los sacerdotes; que habitaba en Anatot, en tierra de Benjamín;

2 la cual fue hecha palabra de Dios a él, en los días de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, el año trece de su reinado.

3 Y fue hecha en los días de Sedecías, hijo de Josías, rey de Judá, hasta el undécimo año de Sedecías, hijo de Josías, rey de Judá, hasta el cautiverio de Jerusalén, en el quinto mes.

4 Y fue hecha palabra del Señor a él:

5 «Antes de plasmarte yo en el vientre, te conozco, y antes de salir tú de la matriz, te he santificado; profeta para gentes puéstote».

6 Y dije: «El que eres, Dominador, Señor, he aquí no sé hablar, pues jovencillo yo soy».

7 Y díjome Señor: «No digas que «Jovencillo yo soy», porque a todos los que te enviare, irás; y, según todo cuanto te mandare, hablarás.

8 No temas a faz de ellos; que contigo yo soy, para librarte, dice el Señor.

9 Y extendió el Señor su mano a mí y tocó mi boca y díjome el Señor: «He aquí he dado mis palabras en tu boca.

10 He aquí te he constituido hoy sobre gentes y reinos, para desarraigar, y socavar, y perder, y reedificar y plantar».

11 Y fue hecha palabra del Señor a mí, diciendo: «¿Qué tú ves?» Y dije: «Báculo nogaleño»(a).

12 Y díjome el Señor: «Bellamente has visto, por cuanto velo yo sobre mis palabras para hacerlas».

13 Y fue hecha palabra del Señor a mí, segunda vez; diciendo: «¿Qué tú ves?». Y dije: «Olla encendida, y su faz de faz del aquilón».

14 Y díjome el Señor: «De faz del aquilón será quemado lo malo sobre todos los que habitan la tierra.

15 Por cuanto he aquí yo convoco todos los reinos desde el septentrión de la tierra, dice el Señor; y llegarán y pondrán cada uno su trono sobre los atrios de las puertas de Jerusalén, y sobre todos los muros, en contorno de ella, y sobre todas las ciudades de Judá.

16 Y hablaré a ellos, con juicio, acerca de toda la maldad de ellos: como me abandonaron y sacrificaron a dioses extraños, y adoraron las obras de sus manos.

17 Y tú ciñe tu lomo, y levántate, y di todo cuanto te mandare; no temas a faz de ellos, ni te aterres delante de ellos; que contigo soy, para librarte, dice el Señor.

18 He aquí te he puesto, en el día de hoy, como ciudad fortificada y como muro broncíneo, fortificado, a todos los reyes de Judá y a los príncipes de él y al pueblo de la tierra;

19 y guerrearán contra ti, y no podrán, no, contra ti; por cuanto contigo yo soy, para librarte, dijo el Señor.

2

1 Ingratitud de Israel (a)

2 Y dijo: Esto dice el Señor: «He recordado la misericordia de tu adolescencia y el amor de tu perfeccionamiento, al seguir tú al santo de Israel, dice el Señor.

3 Santo, Israel al Señor, principio de los frutos de él(b); todos los que comen, prevaricarán; males vendrán sobre ellos, dice el Señor.

4 Oíd palabra del Señor, casa de Jacob y toda familia de casa de Israel.

5 Esto dice el Señor: «¿Cuál hallaron vuestros padres en mí prevaricación, que se apartaron lejos de mí y anduvieron tras los vanos(c) y se envanecieron?

6 Y no dijeron: «¿Dónde está el Señor, el que nos sacó de tierra de Egipto, el que nos condujo en el desierto, en tierra desconocida e intransitable; en tierra inacuosa e infructuosa; en tierra en que no caminó —en ella, nada y no habitó hombre allí?».

7 Y os llevé al Carmelo para que comieseis los frutos de él y los bienes de él; y entrasteis y mancillasteis la tierra mía; y la heredad mía pusisteis en abominación.

8 Los sacerdotes no dijeron: «¿Dónde está el Señor?» Y los que tenían la ley, no me creían; y los pastores despiadábanse contra mí; y los profetas profetizaban a la Baal(d) y en pos de inútiles(e) anduvieron.

9 Por esto aún juzgaré contra vosotros; y contra los hijos de vuestros hijos juzgaré.

10 Por esto id a islas de Cetim(f) y ved; y a Cedar(g) enviad y considerad muy mucho, y ved si ha acontecido cosa semejante:

11 si han cambiado gentes los dioses de ellas; y ésos no son dioses; pero mi pueblo ha cambiado la gloria(h) de él; con lo cual no aprovecharán.

12 Asombróse el cielo de esto y se horrorizó muy mucho, sobremanera, dice el Señor;

13 porque dos cosas y malas ha hecho mi pueblo: a mí han abandonado, fuente de agua viva, y cavádose cisternas rotas, que no podrán agua contener.

14 ¿Acaso siervo es Israel o vernáculo es? ¿Por qué en presa ha sido hecho?

15 Sobre él rugieron leones y dieron su voz, los que pusieron su tierra en yermo; y sus ciudades socavadas fueron; a más de no habitarse.

16 E hijo de Menfis y Tafnes te conocieron y escarneciéronte; ¿acaso no te ha hecho esto, el haber abandonado tú a mí?

17 dice el Señor, tu Dios.

18 Y ahora ¿qué a ti y al camino de Egipto, para beber agua de Gedeón(i)? y ¿qué a ti y al camino de Asiria para beber agua de ríos?

19 Te castigará tu apostasía; y tu maldad te increpará; y sábete y ve que, amargo para ti, el haber abandonado tú a mí, dice el Señor, tu Dios; y no me he complacido en ti, dice el Señor, tu Dios.

20 Porque, desde el siglo, quebrantaste tu yugo; rompiste tus ataduras y dijiste: «No te serviré; mas iré a toda colina excelsa, y, bajo todo leño sombroso, allí me disolveré en mi prostitución».

21 Yo, empero, te planté vid fructífera toda verdadera: ¿cómo te has convertido en amargura, la vid la ajena?

22 Si te lavares en lejía y te multiplicares hierba, manchada estás en tus injusticias delante de mí, dice el Señor.

23 ¿Cómo dirás: «No me he mancillado y tras la Baal no he andado? Ve tus sendas en la común tumba(j) y sábete lo que has hecho. A la tarde, la voz de ella ululó,

24 sus caminos dilató sobre aguas de desierto(k); en las ansias de su alma, fue de viento arrebatada, entregada: ¿quién la volverá? Todos los que la buscan, no trabajarán: en su bajeza la hallarán(l).

25 Aparta tu pie, de camino áspero, y tu garganta de sed. Ella, empero, dijo: «Heme de envalentonar»; porque está amando extraños; y en pos de ellos andaba.

26 Así como vergüenza del ladrón, cuando fuere cogido; así se avergonzarán los hijos de Israel; ellos y sus reyes, y sus príncipes, y sus sacerdotes y sus profetas.

27 Al leño dijeron que: «Padre mío eres tú»; y a la piedra: «Tú me has engendrado»; y me volvieron las espaldas, y no sus rostros; y en el tiempo de sus males dirán: «Levántate y sálvanos».

28 ¿Y dónde están tus dioses que te has hecho? ¡Si se levantarán y salvarán en tiempo de tu malandanza! Porque, según número de tus ciudades, eran tus dioses, Judá; y, según número de las vías de Jerusalén, incensaban a la Baal.

29 ¿A qué me habláis? Todos vosotros habéis despiadado, y todos vosotros prevaricado contra mí, dice el Señor.

30 En vano he percutido a vuestros hijos: disciplina no recibisteis; cuchilla devoró a vuestros profetas, como león exterminador, y no temisteis.

31 Oíd palabra del Señor: «Esto dice el Señor»: ¿Acaso desierto he sido hecho para Israel o tierra devastada? ¿Por qué dijo mi pueblo: «No nos someteremos, y no vendremos a ti, ya?».

32 ¿Acaso olvidará esposa, su ornato, y virgen su pectoral? Pero mi pueblo me ha olvidado días de que no hay número.

33 ¿Qué ya bello procurarás en tus caminos de buscar amor?(m) No así; sino que también tú has prevaricado, manchando(n) tus caminos;

34 y en tus manos halláronse sangres de almas inocentes; no en fosos(o) los he hallado, sino en toda encina.

35 Y dijiste: «Inocente soy; empero apártese su furor de mí». He aquí yo juzgaré contra ti, por decir tú: «No he pecado»;

36 pues has menospreciado muy mucho segundando tus vías. Y por Egipto serás confundida, así como fuiste confundida por Asur;

37 Pues también de allí saldrás, y tus manos, sobre tu cabeza; que desechó el Señor tu esperanza; y no medrarás en ella.

3

1 Arrepiéntase Israel. Reuniráse con Judá. Gloria de Jerusalén. «Si repudiare un varón a su mujer; y se apartare ella de él y fuere de otro varón, ¿acaso, volviendo, volverá a él ya? ¿No manchada, se manchará aquella mujer? Y tú te has constuprado en pastores muchos, ¿y volvías a mí? dice el Señor.

2 Levanta a rectitud tus ojos, y ve donde no te revolviste. Sobre los caminos te les sentabas, tal como cuervo solitario, y contaminaste la tierra en tus prostituciones y en tus maldades;

3 y tuviste pastores muchos en tropiezo a ti(a): cara de prostituta fue hecha la tuya; te desvergonzaste para con todos.

4 ¿No cual casa me llamaste y padre y guía de tu doncellez?

5 ¿Acaso permanecerá(b) por el siglo, o reservada será al triunfo(c). He aquí hablaste e hiciste esto malo y pudiste».

6 Y dijo el Señor a mí en los días de Josías, el rey: «¿Has visto lo que me ha hecho la casa de Israel? Han ido a todo monte alto y bajo todo leño frondoso; y fornicado allí.

7 Y dije, después de fornicar ella todo esto: «A mí vuélvete»; y no se volvió; y vio la deslealtad de ella la desleal Judá.

8 Y vi que, por todo lo que también vi; por todo lo que fue sorprendida, en lo que fornicó la casa de Israel y la repudié y di libelo de repudio en sus manos; y no temió la desleal Judá, y fue y fornicó también ella.

9 y se convirtió en nada su fornicación, y fornicó con el leño y la piedra.

10 Y en todo esto no se volvió a mí la desleal Judá de todo su corazón, sino en mentira».

11 Y díjome el Señor: «Ha justificado su alma Israel, más que la desleal Judá.

12 Ve y lee estas palabras al septentrión, y dirás: «Vuélvete a mí, la casa de Israel, dice el Señor; y no afianzaré mi rostro sobre vosotros; que misericordioso yo soy, dice el Señor, y no me airaré contra vosotros por el siglo.

13 Empero conoce tu injusticia, que contra el Señor, tu Dios, te has desapiadado y dispersado tus caminos a extraños debajo de todo leño frondoso, y mi voz no has escuchado, dice el Señor.

14 Volveos, hijos separados, dice el Señor, por cuanto yo me enseñorearé de vos, y os tomaré uno de ciudad y dos de familia, y os introduciré en Sión;

15 y os daré pastores, según mi corazón y os pastorearán, pastoreando con saber.

16 Y será: si(d) os multiplicareis y acrecentareis sobre la tierra, en aquellos días, dice el Señor, no dirán ya: «¡Arca de alianza del Santo de Israel!», ni ascenderá(e) a corazón; no será nombrada ni visitada; y no será hecha ya.

17 En aquellos días y en aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono del Señor; y serán congregadas todas las gentes en ella, y no irán ya en pos de los deseos de su corazón, el malo.

18 En aquellos días se juntarán la casa de Judá a la casa de Israel, y llegarán a una, de tierra de septentrión y de todas las regiones a la tierra que legué a sus padres».

19 Y yo dije: «Hágase Señor». Porque(f) te pondré en hijos, y te daré tierra escogida, heredad del Dios todopoderoso de gentes; y dije: «Padre me llamaréis; y de mí no os apartaréis.

20 Empero, como desprecia una mujer al que está con ella, así me despreció la casa de Israel, dice el Señor.

21 Voz de labios escuchóse de llanto y súplica de hijos de Israel, porque agraviaron en sus caminos; olvidáronse de Dios, el Santo de ellos.

22 Volveos, hijos, volviendo, y sanaré vuestros quebrantos». —«He aquí siervos nosotros te seremos; pues tú, Señor, Dios nuestro eres.

23 Verdaderamente en mentira eran los collados y la virtud de los montes; empero por el Señor, nuestro Dios, la salvación de Israel.

24 Pero la confusión consumió los trabajos de nuestros padres, desde nuestra juventud, sus ovejas, y sus becerros; y sus hijos y sus hijas.

25 Hemos dormido en nuestra confusión y nos ha cubierto nuestra deshonra, por cuanto, delante de nuestro Dios, hemos pecado nosotros y nuestros padres, de nuestra juventud hasta este día, y no hemos obedecido la voz del Señor, nuestro Dios.

4

1 (Continuación) Ruina y treno Si se convirtiere Israel, dice el Señor, a mí, será convertido(a); y, si quitare sus abominaciones, de su boca, y temiere a mi rostro;

2 y jurare: «¡Vive el Señor(b)!», con verdad, en juicio y en justicia; bendecirán en él las gentes; y en él loarán a Dios en Jerusalén.

3 Que esto dice el Señor a los varones de Judá y a los habitantes de Jerusalén: «Innovaos novales, y no sembréis entre espinas.

4 Circuncidaos para vuestro Dios, y circuncidaos vuestra dureza de corazón, varones de Judá y los habitantes de Jerusalén para que no salga, como fuego, su furor; y se inflamará, y no habrá quien apague, a faz de maldad de vuestros cuidados.

5 Anunciad en Judá, y óigase en Jerusalén; decid, señalad sobre la tierra con trompeta, vociferad grandemente, decid: «Congregaos, y entremos en las ciudades, las muradas;

6 alzando, huid a Sión; apresuraos, no os detengáis, porque males yo traigo, del septentrión y quebranto grande.

7 Subió león(c) de su madriguera; exterminando gentes, se levantó, y salió de su lugar a poner la tierra en soledad; y ciudades serán arrasadas, por no habitárselas.

8 Por esto ceñíos sacos, y plañid y ululad, por cuanto no se ha apartado el furor del Señor, de vosotros.

9 Y será en aquel día, dice el Señor: perecerá el corazón del rey y el corazón de los príncipes; y los sacerdotes se pasmarán, y los profetas maravilláranse.

10 y, dije: «Oh dominador Señor, ¿conque, engañando has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: «Paz habrá»(d); y he aquí ha penetrado la cuchilla hasta el alma de ellos?

11 En aquel tiempo dirán a este pueblo, y a Jerusalén: «Ráfaga(e) de extravío, en el desierto, camino de la hija de mi pueblo, no a lo puro, ni a lo santo.

12 Ráfaga de llanura me llegará: y ahora yo hablo juicios a ellos.

13 He aquí, como nube, ascenderá; y, como torbellino, sus carros; más ligeros que águilas, sus bridones: ¡ay de nosotros porque infortunamos!

14 Lava de maldad tu corazón, Jerusalén, porque salves. ¿Hasta cuándo subsisten en ti pensamientos de tus trabajos(f)?

15 Porque voz de anunciante, de Dan, llegará; y será oído trabajo, desde el monte de Efraín.

16 Avisad a las gentes: he aquí han llegado; anunciad en Jerusalén: «Turbas vienen de tierra lejana, y han dado sobre las ciudades de Judá su voz;

17 como guardando campo, han sido hechos sobre ella en contorno; porque me desatendiste, dice el Señor.

18 Tus vías y tus cuidados te han hecho esto; ésta, tu maldad, porque amarga, porque ha penetrado hasta tu corazón.

19 Mi vientre, mi vientre me duele y los sentires de mi corazón; agítase mi alma; se dilacera mi corazón: no callaré; porque voz de trompeta ha oído mi alma, grita de guerra.

20 Y miseria quebrantada, él llama; pues se ha enmiseriado toda la tierra; de súbito se ha enmiseriado el pabellón, desgarrádose mis pieles.

21 ¿Hasta cuándo veré fugitivos, oyendo yo voz de trompetas?

22 Porque los príncipes de mi pueblo no me han conocido; hijos insensatos son, y no cuerdos; sabios son para mal hacer; y bien hacer no han conocido.

23 Miré sobre la tierra; y he aquí nada; y al cielo, y no eran las luces de él.

24 Vi los montes, y estaban temblando, y todas las colinas perturbadas.

25 Miré en torno, y he aquí no había hombre; y todos los volátiles del cielo se habían espantado.

26 Vi, y he aquí el Carmelo, desierto, y todas las ciudades abrasadas ante la faz del Señor; y ante la faz de ira de su furor, habían desaparecido.

27 Esto dice el Señor: «Desierto será toda la tierra; pero consumación no haré, no.

28 Por estas cosas plaña la tierra; y entenebrézcase al par el cielo de arriba; porque he hablado y no me pesará; me he lanzado y no me volveré de ella».

29 Ante voz de cabalgador y tendido arco retrocedió toda región; metiéronse en las cavernas, y en las selvas se ocultaron; y a las peñas ascendieron; toda ciudad fue abandonada; no habitaba en ellas hombre.

30 Y tú, ¿qué harás, si te has envuelto en escarlata, y ornádote en ornato áureo; si ungido con antimonio los ojos? En vano, tu hermosura; te han arrojado tus amadores; tu alma buscan.

31 Porque voz como de parturienta oí de tu gemido, como de primeriza; voz de hija de Sión: desmayará y tenderá sus manos: «¡Ay de mí, que desfallece mi alma por los occisos!».

5

1 Corrupción de Jerusalén. Amenaza del castigo. Recorred las calles de Jerusalén, y ved, y conoced y buscad en las plazas de ella: si hallareis, si hay quien haga juicio y busque fe, y propicio os seré, dice el Señor.

2 «¡Vive el Señor!» dicen; por esto ¿no en mentiras juran?

3 Señor, tus ojos, en fe; les has flagelado, y no se dolieron; consumádoles, y no han querido recibir corrección, afirmaron sus rostros sobre piedra, y no se quisieron volver.

4 Y yo dije: «Acaso indigentes son, porque no han podido; que no han conocido camino del Señor y juicio de Dios;

5 iré a los poderosos y les hablaré; porque ellos conocen el camino del Señor y el juicio de Dios»; y he aquí unánimemente quebrantaron yugo, destrozaron ataduras.

6 Por esto los ha herido león, de la sierra; y lobo, hasta las casas, los exterminó; y pantera ha velado sobre sus ciudades: todos los que salen de ellas, serán cogidos; pues llenaron sus impiedades; prevalecieron en sus apostasías.

7 ¿Por cuál de ellas propicio me haré a ti? Tus hijos me han abandonado, y juraban en los que no son dioses; y los harté, y fornicaban, y en casas de rameras paraban.

8 Potros hipómanos se hicieron; cada cual sobre la mujer de su prójimo relinchaba.

9 ¿Acaso sobre esto no visitaré? dice el Señor; ¿o en gente tal no vindicará mi alma?

10 Subid sobre las almenas de ella, y socavad; pero consumación no hagáis; dejad los sostenes de ella, porque del Señor son.

11 Porque despreciando, me despreció, dice el Señor, la casa de Israel; y la casa de Judá

12 mintió a su Señor, y dijeron: «No hay tal; no vendrán sobre nosotros males; y cuchilla y hambre no veremos;

13 nuestros profetas fueron a viento; y palabra del Señor no había en ellos; así les irá;

14 por esto, esto dice el Señor omnipotente: «Por cuanto habéis hablado esta palabra, he aquí yo he dado mis palabras en boca tuya fuego, y este pueblo, leña, y los devorará.

15 He aquí yo traigo sobre vos una gente de lejos, casa de Israel, dice el Señor; gente de que no oirás la voz de la lengua de ellos;

16 todos fuertes, y devorarán vuestra mies.

17 y vuestros panes; y, devorarán vuestros hijos y vuestras hijas; y devorarán vuestras ovejas y vuestros becerros; y devorarán vuestras viñas y vuestros higuerales y vuestros olivares; y triturarán las ciudades, las ciudades, las fortificadas vuestras, en las que vos confiabais, en ellas, espada.

18 Y será en aquellos días, dice el Señor, tu Dios: no os haré, no, en consumación.

19 Y será cuando digáis: «¿Por causa de qué nos ha hecho el Señor, nuestro Dios, todo esto?». Y les dirás: «Por lo que servisteis a dioses extraños en vuestra tierra; así serviréis a extraños en tierra no vuestra».

20 Anunciad esto a la casa de Jacob, y óigase en Judá.

21 Oíd ahora esto, pueblo fatuo y desacordado; ojos tienen, y no ven; orejas tienen, y no oyen.

22 ¿Acaso a mí no temeréis? dice el Señor; o a faz mía no respetaréis? al que dispuso arena confín al mar, precepto sempiterno; y no lo traspasará; y se turbará, y no podrá, y retronarán sus olas, y no lo traspasarán.

23 Pero a este pueblo se le volvió el corazón inoyente e inobediente, y declinaron y apartáronse:

24 Y no dijeron en su corazón: «Temamos ya al Señor, nuestro Dios, al que nos da lluvia temprana y tardía, según tiempo de cumplimiento de precepto de mies, y ha guardado para nosotros.

25 Vuestras iniquidades han apartado esto; y vuestros pecados separado los bienes de vos.

26 Porque se hallaron en mi pueblo impíos; y lazos tendieron para perder varones; y cogieron.

27 Como lazo sobrentendido, lleno de volátiles; así las casas de ellos llenas de dolo; por esto se engrandecieron y enriquecieron;

28 y transgredieron juicio; no juzgaron juicio de huérfano; y juicio de viuda no juzgaron.

29 ¿Acaso sobre esto no visitaré? dice el Señor; ¿o en gente tal no vindicará mi alma?

30 Espanto y cosas horrendas se han hecho sobre la tierra.

31 Los profetas profetizan cosas injustas; y los sacerdotes palmotean con sus manos; y mi pueblo amó así; y ¿qué haréis después de esto?

6

1 Devastación por los caldeos Esforzaos, hijos de Benjamín, de en medio de Jerusalén; y en Tecua señalad con trompeta; y sobre Betacarem alzad enseña;

2 pues males se han asomado, de septentrión; y quebranto grande se hace; y quitada será tu celsitud, hija de Sión.

3 A ella vendrán pastores(a) y los rebaños de ellos, y clavarán sobre ella tiendas en contorno; y pastorearán cada uno con su mano.

4 «Preparaos sobre ella en guerra, alzaos y subamos a ella a mediodía; ¡ay de nosotros que ha declinado el día, que desfallecen las sombras del día!

5 Alzaos, y subamos a ella de noche, y deshagamos los cimientos de ella».

6 Porque esto dice el Señor: «Corta, tú, los leños de ella; derrama sobre Jerusalén poderío; ¡oh ciudad mendaz, toda opresión en ella!

7 Como enfría cisterna agua; así enfría maldad de ella; impiedad y miseria se oirá en ella sobre su faz de continuo.

8 Con trabajo y flagelo corregida serás, Jerusalén; para que no se aparte mi alma de ti, para no hacerte intransitable tierra que no se ha habitado».

9 Porque esto dice el Señor: Rastrojead, rastrojead, como vid, las reliquias de Israel; volved, como el vendimiador, a su cesta(b).

10 ¿A quién hablaré y conjuraré; y escuchará? He aquí, incircuncisas las orejas de ellos, y no podrán oír; he aquí la palabra del Señor se les ha hecho en oprobio: no la querrán, no.

11 Y mi furor he llenado, y he sufrido y no los he acabado; derramaré(c) sobre pequeñuelos, desde fuera, sobre congregación de jovencillos a la vez; porque varón y mujer al par serán cogidos, anciano con el lleno de días;

12 y pasarán sus casas a otros; sus campos y mujeres juntamente; porque extenderé mi mano sobre los habitantes de esta tierra, dice el Señor.

13 Porque, de pequeño de ellos y hasta grande, todos han consumado lo inicuo; de sacerdote a pseudoprofeta, todos han hecho mentiras.

14 Y curaban el quebranto de mi pueblo, menospreciando y diciendo: «Paz, paz»; y ¿dónde está la paz?

15 Confundidos fueron, por haber desfallecido; y, no como los que son confundidos, confundidos fueron, y su deshonra no conocieron; por esto caerán en la caída de ellos, y, en tiempo de visitación, perecerán, dijo el Señor.

16 Esto dice el Señor: «Poneos sobre los caminos, y ved y preguntad las sendas del Señor eternas; y ved cuál es el camino, el bueno, y andad en él, y hallaréis purificación para vuestras almas»; y dijeron: «No iremos».

17 He puesto sobre vosotros atalayas; oíd la voz de la trompeta». Y dijeron: «No oiremos».

18 Por esto oyeron las gentes, y los pastoreadores de las greyes de ellas.

19 Oye, tierra: he aquí yo traigo sobre este pueblo males, el fruto del apartamiento de ellos; pues a mis palabras no atendieron, y mi ley desecharon.

20 ¿A qué a mí incienso de Sabá traéis y cinamomo de tierra lejana? Vuestros holocaustos no son aceptos; y vuestras hostias no me han agradado.

21 Por esto dice el Señor: «He aquí yo doy sobre este pueblo enfermedad, y enfermarán padres e hijos a la vez, vecino y su prójimo perecerán».

22 Esto dice el Señor: «He aquí un pueblo viene del septentrión; y gentes se levantarán de confín de la tierra;

23 arco y dardo tendrán; osado es, y no se apiadará; su voz como mar undoso; en caballos y carros se ordena, como fuego, en guerra contra ti, hija de Sión.

24 Hemos oído la oída de ellos, desfallecieron nuestras manos; tribulación nos cogió, congojas como de parturienta.

25 No salgáis a campo, y en los caminos no andéis; que espada de los enemigos habita en contorno.

26 Hija de mi pueblo, cíñete saco; espolvoréate en ceniza; luto de amado hazte, plañido lastimero; pues súbitamente vendrá miseria sobre vosotros.

27 Probador te he dado en pueblos probados, y me conocerás en probar yo el camino de ellos;

28 todos inobedientes, caminando torcidamente; bronce y fierro, todos corrompidos están.

29 Desfalleció el fuelle de ante el fuego; desfalleció el plomo; en vano el plateador platea; la maldad de ellos no se derritió.

30 Plata reprobada llamadles; que les reprobó el Señor.

7

1 Sacrificios, sin virtud, no aplacan a Dios. (a)

2 Oíd palabra del Señor, toda la Judea.

3 Esto dice el Señor, el Dios de Israel: Enderezad vuestros caminos y vuestros cuidados; y os estableceré en este lugar.

4 No confiéis en vos, en palabras mentidas, pues en ninguna manera os aprovecharán, diciendo: «Templo del Señor, templo del Señor es».

5 Porque, si, enderezando, enderezareis vuestros caminos y vuestros cuidados, y, haciendo, hiciereis juicio en medio de varón y en medio de su prójimo;

6 y prosélito y huérfano y viuda no señoreareis; y sangre inocente no derramareis en este lugar; y en pos de dioses extraños no anduviereis para mal a vosotros;

7 os estableceré en este lugar en tierra que di a vuestros padres por siglo y hasta siglo.

8 Pero si vos confiareis en palabras mentidas por donde no aprovecharéis;

9 y matareis y adulterareis y hurtareis y jurareis en injusto; e incensareis a la Baal y anduviereis en pos de dioses extraños que no habéis conocido,

10 para que mal os esté; y vinisteis y estuvisteis delante de mí en la casa en que está invocado mi nombre, en ella, y dijisteis: «Nos abstuvimos de hacer todas estas abominaciones».

11 ¿Acaso cueva de ladrones, mi casa, donde está invocado mi nombre en ella, allí, a faz de vosotros? Y yo he aquí he visto, dice el Señor.

12 Porque fuisteis a mi lugar, el de Silo; donde empabelloné mi nombre, allí, antes; y ved lo que le he hecho a faz de maldad de mi pueblo de Israel.

13 Y ahora, por cuanto habéis hecho todas estas obras, y os he hablado, y no me habéis escuchado; y os he llamado, y no habéis respondido;

14 haré a la casa en que está invocado mi nombre, en ella, en que vos confiabais, en ella; y al lugar que di a vos y a vuestros padres; según hice a Silo.

15 Y os arrojaré de mi rostro; según arrojé a vuestros hermanos, toda la simiente de Efraín.

16 Y tú no ores por este pueblo, y no pidas que me apiade de ellos; y no ores y no te acerques a mí por ellos, pues no escucharé.

17 ¿O no ves qué ellos hacen en las ciudades de Judá y en los caminos de Jerusalén?

18 Los hijos de ellos recogen leña; y los padres de ellos encienden fuego, y las mujeres de ellos soban masa para hacer tortas a la milicia del cielo; y liban libaciones a dioses ajenos, para airarme.

19 ¿Acaso ellos no me aíran? dice el Señor: ¿Acaso no a sí mismos para que sean confundidos sus rostros?

20 Por esto, esto dice el Señor: «He aquí que mi ira y furor se derrama sobre este lugar, y sobre los hombres, y sobre los ganados, y sobre todo leño del campo de ellos, y sobre los gérmenes de la tierra; y se encenderá y no se extinguirá».

21 Esto dice el Señor: «Vuestros holocaustos juntad con vuestras hostias, y comed carnes.

22 Porque no he hablado a vuestros padres y no les he mandado en día que les saqué de tierra de Egipto, acerca de los holocaustos y hostias;

23 sino que esta palabra les mandé, diciendo: «Oíd mi voz y seréos en Dios y vosotros me seréis en pueblo, y andaréis en todos mis caminos que os mandare, para que bien os vaya.

24 Y no me oyeron, y no atendió su oreja, sino anduvieron con los deseos de su corazón, el malo, y volviéronse hacia atrás, y no hacia adelante,

25 desde el día que salieron sus padres de tierra de Egipto y hasta este día. Y os envié todos mis siervos, los profetas, de día y alba; y envié,

26 y no me escucharon y no prestaron su oreja y endurecieron su cerviz sobre sus padres.

27 --(b)

28 Y les dirás esta palabra: «Esta, la gente que no escuchó la voz del Señor, ni admitió corrección; desfalleció la fe, de boca de ellos».

29 Rae tu cabeza(c), y lanza lejos, y toma en labios lamentación; pues probó el Señor y desechó la generación, la que hace esto.

30 Porque hicieron los hijos de Judá lo malo delante de mí, dice el Señor; pusieron las abominaciones de ellos en la casa donde invocado está mi nombre, sobre ella, para mancillarla;

31 y edificaron el ara de Tofet; que está en valle de hijo de Ennom, para quemar sus hijos y sus hijas en fuego; lo que no les mandé, ni pensé en mi corazón.

32 Por esto he aquí días vienen, dice el Señor, y no dirán ya: «Ara de Tofet y valle de hijo de Ennom»; sino «El valle de los occisos»; y sepultarán en Tofet, por no haber lugar;

33 y serán los muertos de este pueblo en presa a los volátiles del cielo y a las fieras de la tierra; y no habrá quien espante.

34 Y disiparé, de ciudad de Judá y de vías de Jerusalén, voz de alegres y voz de gozosos, voz de esposo y voz de esposa, que en desolación será toda la tierra.

8

1 Profanación de las tumbas. Impenitencia. Los caldeos y la destrucción de Jerusalén. En aquel tiempo, dice el Señor, sacarán los huesos de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes, y los huesos de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, los huesos de los habitantes de Jerusalén, de sus sepulcros;

2 y los refrigerarán al sol y la luna, y a todos los astros, y a toda la milicia del cielo; los que amaron, y a los que sirvieron y de los cuales anduvieron en pos, de ellos, y a los que adhirieron y a los que adoraron, a ellos, no serán plañidos, y no serán sepultados; y serán en ejemplo sobre haz de la tierra;

3 pues eligieron(a) la muerte que(b) la vida y también a todos los restantes los que restaren de aquella generación, en todo lugar a donde los hubiere yo expulsado, allí.

4 Porque esto dice el Señor: «¿Acaso el que cae, no se levanta? o el que se segrega, ¿no se congregará?

5 ¿Por qué se separó, este mi pueblo, con separación desvergonzada; y se obstinaron en su determinación y no quisieron volver?

6 Escuchad ahora y oíd ¿no así hablarán: «No hay hombre que se arrepienta de su maldad, diciendo: «¿Qué he hecho? Desmayó el corredor de su carrera, como bridón sudoroso en su relincho.

7 Y la cigüeña en el cielo ha conocido su tiempo; tórtola y golondrina de campo, gorriones han guardado tiempos de sus entradas; pero mi pueblo no ha conocido los juicios del Señor.

8 ¿Cómo diréis que: «Sabios somos nosotros, y la ley del Señor está con nosotros?» En vano se ha hecho junco mendaz a los escribas(c).

9 Avergonzáronse sabios, y ocultáronse y prendidos fueron; porque la ley del Señor reprobaron; ¿sabiduría cuál hay en ellos?

10 Por esto daré las mujeres de ellos a otros, y los campos de ellos a los herederos [porque, de pequeño a grande todos en pos de avaricia corren; y de profeta a sacerdote hacen embuste.

11 Y sanaban quebranto de hija de mi pueblo, para ignominia, diciendo: «Paz, paz», y no había paz.

12 Avergonzados han sido; porque abominación hicieron, y, con vergüenza, no se avergonzaron, y avergonzarse no supieron; por esto caerán, cayendo; en tiempo de su visitación caerán, dice el Señor](d).

13 Y recogerán sus frutos, dice el Señor; no hay uva en las vides; y no hay higos en las higueras; y las hojas cayeron.

14 «¿A qué nosotros estamos sentados? Congregaos y entremos en las ciudades las fortificadas; y arrójesenos allá; porque Dios nos ha arrojado y nos ha abrevado con agua de hiel; pues hemos pecado delante de él.

15 Congregádonos hemos a paz; y no había bienes; a tiempo de cura, y he aquí agitación.

16 Desde Dan oiremos la voz de agudeza de los caballos de él(e), de voz de relincho de caballería de caballos de él se estremeció toda la tierra; y llegará y devorará(f) la tierra y su plenitud, ciudad y sus habitantes».

17 Por esto he aquí yo envío a vos sierpes matadoras; que no hay cómo encantar; y os morderán

18 insanablemente, con dolor de vuestro corazón desfalleciente.

19 He aquí voz de grita de hija de mi pueblo, desde tierra lejana: «¿Acaso el Señor no está en Sión? ¿O rey no hay allí?» ¿Por qué me han airado en sus esculturas y en vanidades ajenas?

20 Ha pasado estío, transcurrido siega, y nosotros no hemos salvado.

21 Sobre quebranto de hija de mi pueblo heme entenebrecido; con aflicción apoderáronse de mí angustias, como de parturienta.

22 ¿Acaso resina no hay en Galaad? ¿o médico no hay allí? ¿Por qué no ha surgido cura de hija de mi pueblo?

9

1 Maldad de Judá y su castigo ¿Quién dará a mi cabeza agua, y a mis ojos manantial de lágrimas; y lloraré a este mi pueblo día y noche: a los heridos de hija de mi pueblo?

2 ¿Quién me diera en el desierto la cabaña última, y abandonaré a mi pueblo y me retiraré de ellos? Porque todos adulteran, asamblea de prevaricadores;

3 y tendieron su lengua, como arco; mentira, y no fe, ha prevalecido sobre la tierra; que, de males en males han salido, y a mí no han conocido.

4 Cada cual de su prójimo guardaos, y de sus hermanos no os fiéis(a); pues todo hermano, con suplantación suplantará; y todo amigo engañosamente andará.

5 Cada cual contra su amigo se mofará; verdad no hablarán, no: ha aprendido su lengua a hablar embustes; han agraviado y no dejado de tornar(b)

6 Usura sobre usura, y engaño sobre engaño; no han querido saber de mí.

7 Por esto dice el Señor: «He aquí los quemaré y probaré; porque haré(c) a faz de maldad de hija de mi pueblo.

8 Dardo hiriente, la lengua de ellos; engañosas, las palabras de su boca; a su prójimo habla pacífico, y dentro de sí tiene enemistad.

9 ¿Acaso sobre estas cosas no visitaré? dice el Señor; ¿o en este pueblo no vindicará mi alma?

10 Sobre los montes coged llanto; y sobre las sendas del desierto, lamentación; pues desfallecieron, que no hay hombres; no oyeron voz de haber(d); desde volátiles del cielo y hasta bestias, espantáronse, fuéronse.

11 Y daré a Jerusalén en transmigración y en morada de dragones; y las ciudades de Judá en desaparecimiento pondré, que no se habiten.

12 ¿Quién el hombre, el entendido, y entienda esto? y ¿a quién, palabra de boca del Señor(e), a él, anúncieos porqué ha perecido la tierra; quemada fue como desierto, que nadie anda por ella?

13 Y me dijo el Señor a mí; por haber ellos abandonado mi ley que di a faz de ellos; y no haber escuchado mi voz,

14 sino haber andado en pos de los placeres de su corazón, el malo; y en pos de los ídolos que les enseñaron sus padres.

15 Por esto dice el Señor, el Dios de Israel: «He aquí yo los sustentaré con angustias y los abrevaré con agua de hiel;

16 y los dispersaré en las gentes, las que no conocían ellos y sus padres; y traeré sobre ellos la cuchilla, hasta que sean consumidos en ella.

17 Esto dice el Señor: Llamad las lamentadoras, y vengan, y cerca de las sabias enviad; y entonen,

18 y cojan sobre vos treno; y derramen vuestros ojos lágrimas, y vuestros párpados viertan agua;

19 que voz de lamento se ha oído en Sión: «¡Cómo se nos ha infortunado, avergonzado sobremanera, pues hemos abandonado la tierra y lanzado nuestras tiendas!

20 Oíd ahora, mujeres(f), palabra de Dios, y reciban vuestras orejas palabras de su boca; y enseñad a vuestras hijas lamento, y una mujer a su prójima treno.

21 Porque ha ascendido muerte por vuestras ventanas, entrado en vuestra tierra, a perder vuestros párvulos afuera, y vuestros jovencillos, de las calles;

22 y serán los muertos de los hombres en ejemplo sobre haz de la llanura de vuestra tierra, como hierba tras el segador; y no habrá quien recoja.

23 Esto dice el Señor: «No se gloríe el sabio en su sabiduría; y no se gloríe el fuerte en su fuerza; y no se gloríe el rico en su riqueza;

24 sino en esto gloríese el que se gloría: entender y conocer que yo soy el Señor, que hago misericordia, y juicio y justicia sobre la tierra; porque en esto está mi voluntad, dice el Señor.

25 He aquí días vienen, dice el Señor, y visitaré sobre todos los que han circuncidado sus prepucios:

26 sobre Egipto, y sobre Idumea(g), y sobre Edom y sobre hijos de Amón y sobre hijos de Moab y sobre todo raído(h) de lo de su rostro, los habitantes del desierto; porque todas las gentes, incircuncisas de carne; y toda casa de Israel, incircuncisos de su corazón».

10

1 Vanidad de la idolatría. Castigo. Lamentación. Oíd la palabra del Señor que habló a vosotros, casa de Israel.

2 Esto dice el Señor: «Según los caminos de las gentes no aprendáis; y de los signos del cielo no temáis; porque los temen(a) con sus rostros;

3 porque las usanzas de las gentes, vanas: leño es de la sierra cortado, obra de artífice,

4 y fundición, de plata y oro exornados; en martillos y clavos aseguráronlos;

5 colocáronlos, y no se moverán;

6 [No hay semejante a ti, Señor; grande eres tú, y grande tu nombre en la fortaleza.

7 ¿Quién no te temerá, rey de gentes? porque a ti cuadra; pues en todos los sabios de las gentes, y en todos los reinos de ellas no hay semejante a ti.

8 Igualmente fatuos e insensatos son: enseñanza de vanidades el leño de ellos es(b)

9 plata tornátil es; no andarán; plata traída de Tarsis vendrá, oro de Ofir, y mano de orífices; obras de artífices todas; jacinto y púrpura les vestirán;] (5b) alzándoseles serán alzados; pues no subirán. No les temáis; que no harán mal, no; y bueno no hay en ellos.

10 [Pero el Señor, verdadero Dios es, Dios de vivientes, y rey eterno, a su irritación temblará la tierra; y no sufrirán gentes su conminación](c).

11 Así les diréis: «Dioses que el cielo y la tierra no han hecho, perezcan de la tierra y de debajo de este cielo.

12 Señor, el que ha hecho la tierra en la fuerza de él; el que erigió el orbe en su sabiduría; y su entendimiento extendió el cielo

13 y muchedumbre de agua en el cielo; y trajo nubes de extremidad de la tierra; relámpagos en lluvia hizo y sacó luz de sus tesoros.

14 Infatuóse todo hombre por ciencia; avergonzado fue todo aurífice con sus esculturas; porque embustes fundió; no hay espíritu en ellas.

15 Vanas son; obras escarnecidas; en tiempo de su visitación perecerán.

16 No tiene tal parte Jacob; pues, quien lo plasmó todo, el mismo es su herencia; Señor es su nombre.

17 Ha congregado de fuera tu haber, que habita en lo escogido(d).

18 Porque esto dice el Señor: He aquí yo seco a los habitantes de esta tierra en tribulación, para que se halle tu plaga.

19 ¡Ay de tu quebrantamiento, dolorosa, la plaga tuya; y yo dije: «Verdaderamente, ésta la herida tuya; y te ha cogido.

20 Tu tienda se ha enmiseriado, perecido, y todas tus pieles desgarrádose; los hijos míos y las ovejas mías no son; no hay ya lugar de mi tienda, lugar de mis pieles.

21 Porque los pastores han insensateado, y al Señor no buscado; por esto no ha entendido toda la dehesa, y han sido dispersados.

22 Voz de oída he aquí viene y sacudimiento grande de tierra de septentrión para poner las ciudades de Judá en desaparición, y dormidero de gorriones.

23 Sé, Señor, que no del hombre su camino, ni varón irá y dirigirá su andanza.

24 Corrígenos, Señor, empero en juicio, y no en furor; para que pocos no nos hagas.

25 Derrama tu furor sobre gentes las que no te han conocido, y sobre generaciones las que tu nombre no han invocado; porque han devorado a Jacob y consumídolo y su dehesa yermado.

11

1 Alianza divina. Infidelidad y castigo de Israel. Es perseguido el profeta. La palabra fue hecha por el Señor a Jeremías, diciendo:

2 «Oíd las palabras de este testamento; y hablarás a varones de Judá y a los habitantes de Jerusalén;

3 y les dirás: «Esto dice el Señor, el Dios de Israel: «Maldito, el hombre que no escuchare las palabras de este testamento;

4 que mandé a vuestros padres en día que les saqué de tierra de Egipto, de horno, el férreo, diciendo: «Oíd mi voz, y haced todo cuanto os mandare, y me seréis en pueblo, y yo os seré en Dios.

5 para estatuir yo mi juramento que juré a vuestros padres: de darles tierra manando miel y leche; así como(a) este día. «Y respondí y dije: «Hágase, Señor».

6 Y díjome el Señor: «Lee estas palabras en ciudades de Judá y fuera de Jerusalén, diciendo: Oíd las palabras de este testamento y hacedlas.

7 [Porque, conjurando, conjuré a vuestros padres, en el día que los saqué de la tierra de Egipto, hasta este día; madrugando conjuré, diciendo: «Oíd mi voz».

8 Y no oyeron ni inclinaron su oreja; y anduvieron cada uno en perversión de su corazón, el malo; y traje sobre ellos todas las palabras de este testamento, que mandé hacer; y no hicieron]. 8.(b) Y no hicieron.

9 Y díjome el Señor: «Halládose ha ligadura(c) en varones de Judá y en los habitantes de Jerusalén:

10 volviéronse a las injusticias de sus padres, los de antes; que no quisieron escuchar mis palabras; y he aquí ellos andan tras dioses ajenos para servirles; y han disipado la casa de Israel y la casa de Judá el pacto que pacté con sus padres.

11 Por esto, esto dice el Señor: «He aquí yo traigo sobre este pueblo males de que no podrán salir de ellos, y clamarán a mí, y no les escucharé.

12 E irán ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalén, y clamarán a los dioses a que ellos inciensan, a ellos, y no los salvarán en el tiempo de sus males.

13 Porque, según número de tus ciudades, Judá; y, según número de las salidas de Jerusalén; pusisteis aras, para incensar a la Baal.

14 Y tú no ores por este pueblo, y no pidas en súplica y oración; porque no escucharé en el tiempo en que me invocan, en tiempo de sus males.

15 ¿Qué la amada en la casa mía ha hecho abominación? Acaso votos y carnes sacras quitarán de ti, tus maldades o, por éstos(d), te evadirás?

16 Oliva bella, sombrosa de aspecto llamó el Señor tu nombre; a la voz de poda de ella, enardecióse fuego sobre ella; grande, la tribulación sobre ti; inutilizáronse las ramas de ella(e);

17 y el Señor, el que te plantó, habló sobre ti males por la maldad de la casa de Israel y la casa de Judá, lo que hicieron, para sí, a fin de irritarme por incensar ellos a la Baal.

18 «Señor, hazme conocer, y conoceré; entonces vi los designios de ellos;

19 mas yo, como corderillo inocente que es llevado a inmolar, no conocí. Sobre mí pensaron pensar malo, diciendo: «Venid, y echemos leños(f) en el pan de él, y extirpémosle de la tierra de los vivientes; y su nombre no se recuerde; no, ya más.

20 Señor que juzgas lo justo, pruebas riñones y corazones, vea yo la de ti, vindicta en ellos; pues ante ti he revelado mi justificación».

21 Por esto, esto dice el Señor sobre los varones de Anatot, los que buscan mi alma, los que dicen: «No profetizarás, no, en el nombre del Señor; y, si no, morirás en nuestras manos».

22 He aquí yo visitaré sobre ellos: sus jovencillos a cuchilla morirán; y sus hijos y sus hijas fenecerán en hambre;

23 y reliquias no habrá de ellos; pues traeré males sobre los habitantes de Anatot en año de visitación de ellos.

12

1 Prosperidad y castigo de los malos Justo eres, Señor, en lo que disputare yo contigo; empero juicios(a) hablaré a ti: ¿Qué por qué el camino de los impíos prospera? ¿medran todos los que prevarican prevaricaciones?

2 Plantástelos, y arraigaron; hijos hicieron e hicieron fruto; cerca tú estás de la boca de ellos, y lejos de los riñones de ellos;

3 y tú, Señor, me conoces, probado tienes mi corazón delante de ti; santifícalos para el día de su degüello.

4 ¿Hasta cuándo plañirá la tierra; y toda la hierba del campo se secará por maldad de los habitantes de ella? Desaparecieron bestias y volátiles, porque dijeron(b): «No verá Dios nuestros caminos».

5 «Tus pies corren, y te desploman; ¿cómo afrontarás caballos; y en tierra de paz no(c) has confiado? ¿cómo harás en bramido del Jordán?

6 Porque también tus hermanos y la casa de tu padre, también éstos te menospreciaron, ellos mismos vocearon; pues a tus espaldas se han juntado; no te fíes de ellos; porque te hablan cosas bellas(d)».

7 He abandonado la casa de mi padre; dejado mi heredad; he dado mi querida(e) alma en manos de los enemigos de ella.

8 Háseme hecho mi heredad como león en sierra; ha dado sobre mí la voz de ella; por esto la he aborrecido.

9 ¿Acaso no espelunca de hiena, mi heredad para mí, o espelunca en torno de ella? Id, juntad todas las bestias del campo, vengan a comerla.

10 Pastores muchos corrompieron mi viña; inquinaron mi parte; dieron la parte, la deseable mía, en desierto intransitable;

11 se ha puesto en desaparecimiento de perdición; por mí con desaparecimiento ha desaparecido toda la tierra; pues no hay varón que ponga(f) en corazón.

12 A toda pasada en el desierto vinieron devastadores; porque cuchilla del Señor devorará, desde extremidad de la tierra hasta extremidad de la tierra; no hay paz a toda carne.

13 Sembrad trigos y espinas segad; sus heredades no les aprovecharán; avergonzaos de vuestra jactancia, del oprobio ante el Señor.

14 Que esto dice el Señor acerca de todos los vecinos, los malos, los que cogen mi heredad, que distribuí a mi pueblo de Israel: He aquí yo los arranco de la tierra de ellos; y a Judá lanzo de en medio de ellos.

15 Y será: después de yo lanzarlos, volveré y me apiadaré de ellos, y los estableceré a cada uno en la heredad de él; y a cada uno en la tierra de él.

16 Y será: si, aprendiendo, aprendieren el camino de mi pueblo, para jurar en mi nombre: «¡Vive el Señor!» así como enseñaron a mi pueblo a jurar por la Baal; se(g) edificará en medio de mi pueblo.

17 Pero, si no volvieren, arrancaré a aquella gente con arrancamiento y perdición.

13

1 Profecía del cautiverio. Exhortación a la penitencia. Esto dice el Señor: «Ve y adquiérete un cinturón líneo y pon en torno de tu lomo; y por agua no pasará».

2 Y adquirí el cinturón, según la palabra del Señor y puse en torno de mi lomo.

3 Y fue hecha palabra del Señor a mí, diciendo:

4 «Toma el cinturón, el en torno de tu lomo, y levántate y ve al Eufrates, y ocúltalo allí en el agujero de la peña».

5 Y fui y ocultélo en el Eufrates(a), según me mandara el Señor.

6 Y sucedió después de días muchos y me dijo el Señor: «Levántate, ve al Eufrates y coge de allí el cinturón que te mandé ocultar allí».

7 Y fui al Eufrates río, y cavé y tomé el cinturón del sitio donde lo escondí cavando, allí; y he aquí podrido estaba, que no servía, no, de nada.

8 Y fue hecha voz del Señor a mí diciendo: «Esto dice el Señor:

9 «Así pudriré la altanería de Judá y la altanería de Jerusalén;

10 esta mucha altanería, a los que no quieren escuchar mis palabras y van tras dioses extraños a servirles y a adorarlos; y serán tal como este cinturón, que no ha de servir de nada.

11 Pues, así como el cinturón se adhiere en torno del lomo del hombre, así he adherido a mí mismo la casa de Israel y toda casa de Judá, para que se me convirtiese en pueblo nombrado, y en gloriación y en gloria; y no me escucharon.

12 Y dirás a este pueblo: «Todo odre llenaráse de vino; y será: si te dijeren: «¿Acaso conociendo, no conoceremos que todo odre se llenará de vino?»;

13 les dirás: «Esto dice el Señor: He aquí yo lleno a los habitantes de esta tierra y a los reyes de ellos, los sentados hijos de David sobre el trono de ellos, y a los sacerdotes, y a los profetas, y a Judá y a todos los habitantes de Jerusalén, con ebriedad;

14 y los dispersaré: varón y su hermano, y los padres de ellos y los hijos de ellos igualmente; no desearé(b), dice el Señor, y no perdonaré y no me conmiseraré de su perdición.

15 Oíd y escuchad, y no os engriáis, que el Señor ha hablado:

16 dad al Señor, vuestro Dios gloria, antes de que se entenebrezca, y antes que tropiecen vuestros pies en montes tenebrosos; y aguardaréis a luz; y allí sombra de muerte; y serán puestos en tinieblas.

17 Que, si no oyereis, ocultamente llorará vuestra alma a faz de altanería; y verterán vuestros ojos lágrimas; pues quebrantada está la grey del Señor.

18 Decid al rey y a los potentados: «Humillaos y sentaos; que arrancada está de vuestra cabeza la corona de vuestra gloria».

19 Ciudades, las del austro, cerráronse, y no había quien abriera; transmigrado fue Judá, consumaron transmigración perfecta.

20 Levanta tus ojos, Jerusalén, y ve los que vienen del septentrión: ¿dónde está la grey que se te dio, ovejas de tu gloria?

21 ¿Qué dirás, cuando te visitaren? Y tú enseñásteles, contra ti, conocimientos para principado(c); no te cogerán angustias, así como a mujer parturienta?

22 Y si dijeres en tu corazón: «¿Por qué me ha sucedido esto? Por la muchedumbre de tu injusticia fueron desnudadas tus postremidades, para que escarmentaran tus canillas(d).

23 ¿Si mudara un etíope su piel, y un leopardo sus manchas? también(e) vosotros podréis bien hacer, habiendo aprendido lo malo.

24 Y los he diseminado como fajina llevada de viento a desierto.

25 Esta la suerte tuya y parte del desobedecer vosotros a mí, dice el Señor. Como te has olvidado de mí y esperado en embustes;

26 también yo descubriré tus postremidades ante tu faz; y se verá tu deshonra,

27 y tu adulterio, y tu hipar, y el enajenamiento de tu fornicación; sobre las colinas y en los campos he visto tus abominaciones. Ay de ti, Jerusalén, porque no te has purificado en pos de mí ¿hasta cuándo ya?

14

1 Plegaria de Jeremías, pidiendo lluvia. Y fue hecha palabra de Dios a Jeremías, acerca de la sequía.

2 Lloró la Judea, y sus puertas vaciáronse, y se entenebrecieron(a) sobre la tierra; y la vociferación de Jerusalén subió;

3 y los magnates de ella enviaron a los más jóvenes de ellos por agua; vinieron a los pozos, y no hallaron agua; y tornaron sus cubos vacíos; [avergonzáronse, y ruborizáronse y cubrieron sus cabezas];

4 y las labores de la tierra desfallecieron; que no había lluvia; avergonzáronse los agrícolas; cubrieron sus cabezas.

5 Y ciervas en el campo perecieron, y abandonaron; que no había hierba.

6 Asnos salvajes paráronse en hondonadas, y aspiraron viento; desfallecieron sus ojos; que no había grama.

7 Nuestros pecados se han alzado contra nosotros; Señor, haz a nosotros por ti; que, muchos de nuestros pecados delante de ti están; que a ti hemos pecado.

8 Expectación de Israel, Señor, y salvas en tiempo de males; ¿por qué te has hecho como un peregrino sobre la tierra; y, como indígena pasando a hospedaje?

9 ¿Acaso serás como un hombre durmiendo, o, como un varón que no puede salvar? Y tú, entre nosotros estás, Señor, y tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no te olvides de nosotros.

10 Así dice el Señor a este pueblo: «Han amado mover sus pies, y no han perdonado(b); y Dios no ha encaminado bien en ellos; ahora se acordará de la injusticia de ellos».

11 Y díjome el Señor: «No ores por este pueblo en bien;

12 porque, si ayunaren, no escucharé su deprecación; y, si ofrecieren holocaustos y hostias, no me complaceré en ellos; porque, en cuchilla, y en hambre, y en muerte yo los acabaré».

13 Y dije: «¡El que eres(c) Señor; he aquí los profetas de ellos profetizan y dicen: «No veréis cuchilla; ni hambre habrá en vosotros; pues verdad y paz daré sobre la tierra, y en este lugar».

14 Y díjome el Señor: «Embustes estos profetas profetizan en mi nombre; no los he enviado, y no les he mandado, y no les he hablado; pues visiones mentidas, y adivinaciones y augurios y propósitos del corazón de ellos, éstos os profetizan.

15 Por esto dice el Señor acerca de los profetas los que profetizan en mi nombre mentiras; y yo no los he enviado; los que dicen: «Cuchilla y hambre no habrá en esta tierra». «En muerte morbosa(d) morirán; y en hambre consumidos serán los profetas,

16 y el pueblo a quien ellos profetizan, a ellos; y serán lanzados en las vías de Jerusalén a faz de cuchilla y del hambre; y no habrá quien les sepulte, y sus mujeres, y sus hijos y sus hijas; y derramaré sobre ellos sus males.

17 Y les dirás esta palabra: «Verted, de vuestros ojos lágrimas día y noche, y no cesen; porque con quebranto ha sido quebrantada la hija de mi pueblo; y con plaga dolorosa sobremanera.

18 Si saliere yo a la llanura, y he aquí occisos a cuchilla; y si entrare en la ciudad, he aquí trabajo de hambre; pues sacerdote y profeta fuéronse a tierra que ignoraban.

19 ¿Acaso reprobando, has reprobado a Judá; y de Sión se ha apartado tu alma? ¿Por qué nos has herido, y no hay para nosotros sanación? Hemos aguardado la paz, y no ha habido bien; a tiempo de sanación; y he aquí turbación.

20 Hemos conocido, Señor, nuestros pecados, las injusticias de nuestros padres; pues hemos pecado delante de ti.

21 Cesa, por tu nombre; no destruyas el trono de tu gloria; acuérdate; no disipes tu testamento con nosotros.

22 ¿Acaso hay, en ídolos de las gentes, quien llueva? Y, si el cielo diere su hartura ¿no eres tú mismo(e)? Y te aguardaremos, Señor; que tú has hecho todo esto.

15

1 Niégase Dios a oírle; se queja el profeta. Y díjome el Señor: «Si se pusieran Moisés y Samuel ante mi faz, no está mi alma para con ellos; despide a este pueblo, y salgan.

2 Y será: si dijeren a ti: «¿A dónde saldremos?» les dirás: «Esto dice el Señor: «Cuantos a muerte, a muerte; y cuantos a cuchilla, a cuchilla; y cuantos a hambre, a hambre; y cuantos a cautiverio, a cautiverio; y vindicaré sobre ellos cuatro especies(a): dice el Señor:

3 la cuchilla a degüello; y los perros a destrozo; y las fieras de la tierra y los volátiles del cielo, a pasto y perdición.

4 Y entregarélos a violencias a todos los reinos de la tierra, por Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá, a causa de todo lo que hizo en Jerusalén.

5 ¿Quién perdonará en ti, Jerusalén? ¿Y quién se amedrentará ante ti? ¿O quién se doblegará a paz para ti?

6 Tú te separaste de mí, dice el Señor: atrás irás; y extenderé mi mano, y te perderé; y ya no les perdonaré.

7 Y los dispersaré en dispersión; en puertas de mi pueblo deshijados fueron; destruyeron mi pueblo por sus maldades;

8 multiplicáronse sus viudas sobre(b) la arena del mar; traje(c) sobre la madre jovencillos, calamidad a mediodía(d): arrojé sobre ella súbitamente temblor y agitación.

9 Despojada fue, la que pare siete, maltratada el alma de ella; hundiósele el sol aún promediado el día; avergonzada fue y oprobiada; los restantes de ellos a cuchilla daré, delante de los enemigos de ellos.

10 ¡Ay de mí, madre! ¿a qué me engendraste varón que soy juzgado y condenado en toda la tierra? No he aprovechado, ni me ha aprovechado nadie(e); mi fuerza ha desfallecido en los que me maldicen.

11 Hágase, dominador, castigando ellos, si no he asistido ante ti en tiempo de los males de ellos y en tiempo de la tribulación de ellos, en bien, contra el enemigo.(f)

12 ¿Si se conocerá el hierro? Y manto broncíneo, tu fuerza(g).

13 Y tus tesoros en botín daré, en cambio de todos tus pecados, y en todos tus confines.

14 Y te esclavizaré, en contorno, a tus enemigos, en tierra que no conocías; que fuego está encendido de mi furor: sobre vos arderá.

15 Señor, acuérdate de mí y visítame y ampárame de los que me persiguen; y no(h) longanimidad: sabe que he recibido, por ti, oprobio

16 de los que reprueban tus palabras: consúmalos, y seráme tu palabra en alegría y gozo de mi corazón; pues tu nombre ha sido invocado sobre mí, Señor, Omnipotente.

17 No me he sentado en el sinedrio de ellos burlando; sino que temía a vista de tu mano; a solas estaba sentado; porque de amargura me llené.

18 ¿A qué los que me contristan, prevalecen contra mí? Mi llaga, rígida(i): ¿por dónde sanaré? Haciéndose, fueme hecha cual agua mentida, no teniendo fe(j).

19 Por esto dice el Señor: «Si te convirtieres(k), te restituiré, y ante mi rostro estarás; y si sacares lo precioso de lo vil(l) como boca mía serás(m); y se volverán ellos a ti, y tú no te volverás a ellos.

20 Y te daré a este pueblo como muro fortificado, broncíneo; y guerrearán contra ti, y no podrán, no, contra ti; puesto que contigo soy yo salvándote;

21 y sacándoles de mano de malos, y te redimiré de mano de pestes.

16

1 Cautiverio-libertad Y tú no tomes mujer, dice el Señor, el Dios de Israel,

2 y no se te genere hijo ni hija en este lugar(a).

3 Porque esto dice el Señor acerca de los hijos y acerca de las hijas los que nacen en este lugar; y acerca de sus madres las que los han parido y acerca de sus padres los que los han engendrado en esta tierra:

4 «En muerte morbosa morirán; no serán llorados, y no serán sepultados; para escarmiento sobre la faz de la tierra serán; y para las bestias de la tierra serán; y para los volátiles del cielo, en cuchilla caerán y en hambre acabados serán.

5 Esto dice el Señor: «No entres en las bacanales de ellos; y no vayas a plañir y no los llores; pues he apartado mi paz de este pueblo(b).

6 No los plañirán, no; ni recortes(c) no se harán, no; y no se raerán;

7 y no se partirá pan, no, en su luto, en solaz sobre el muerto; no le brindarán cáliz, en solaz sobre su padre y madre.

8 En casa de bebida no entrarás, a sentarte con ellos a comer y beber.

9 Por donde esto dice el Señor, el Dios de Israel: «He aquí yo me retiro de este lugar delante de vuestros ojos; y en vuestros días, voz de gozo y voz de alegría; voz de esposo y voz de esposa.

10 Y será: cuando anunciares a este pueblo todas estas palabras, y te dijeren: «¿Por qué ha hablado el Señor sobre nosotros todos estos males? ¿cuál, nuestra injusticia, y cuál nuestro pecado que hemos pecado», ante el Señor, nuestro Dios»?

11 Les dirás: «Por cuanto me abandonaron vuestros padres, dice el Señor, y fueron tras dioses ajenos y les sirvieron y les adoraron y a mí me abandonaron, y mi ley no guardaron;

12 y vosotros os habéis maleado sobre vuestros padres; y he aquí vosotros vais cada cual en pos de los apetitos de vuestro corazón, el malo, para no obedecerme.

13 Y os arrojaré de esta tierra a la tierra que no habéis conocido vosotros y vuestros padres; y serviréis allí a dioses otros que no os dispensarán misericordia».

14 Por esto he aquí días vienen, dice el Señor, y no dirán ya: «Vive el Señor, quien sacó a los hijos de Israel de tierra de Egipto»;

15 sino: «Vive el Señor, el que sacó la casa de Israel de tierra de septentrión y de todas las regiones adonde fueron expulsados allí; y los restituiré a la tierra de ellos que di a sus padres.

16 He aquí yo envío los pescadores, los muchos, dice el Señor, y los pescarán; y después de esto enviaré los muchos cazadores, y cazaránlos de sobre todo monte y de sobre todo collado y de los agujeros de las peñas.

17 Porque mis ojos, sobre todos los caminos de ellos; y no se ocultan sus injusticias delante de mis ojos.

18 Y retribuiré el doble(d) las maldades de ellos y los pecados de ellos, en que han contaminado mi tierra, en los cadáveres(e) de sus abominaciones y en sus iniquidades, en que infestaron mi heredad.

19 Señor, tú, mi fuerza, y mi amparo y mi refugio en días de males; a ti gentes vendrán de extremidades de la tierra, y dirán: «¡Qué mentidos han tenido nuestros padres ídolos; y no hay en ellos provecho,

20 si se hiciere el hombre dioses, y esos no son dioses!»

21 Por esto he aquí yo les manifestaré en este tiempo mi mano, y les noticiaré mi poder; y conocerán que mi nombre es el «Señor».

17

1 Castigo de la idolatría. Plegaria del profeta. El pecado de Judá está escrito en estilo férreo, en uña diamantina; esculpido en tabla del corazón de ellos, y en cuernos de los altares de ellos;

2 ya que sus hijos rememoran sus altares y sus selvas, con leño frondoso, sobre collados excelsos.

3 De montes en la llanura, tu fuerza y todos tus tesoros al botín daré, tus alturas en pecado, en todos tus confines.

4 Y serás abandonada y humillada de tu heredad, que te di y servir te haré a tus enemigos, en la tierra que no conoces; porque fuego encendisteis en mi furor; hasta el siglo arderá(a).

5 Maldito el hombre que la esperanza tiene en el hombre; y afirmare carne de su brazo en él, y del Señor se apartará su corazón;

6 y será, como tamarindo silvestre en el desierto; no verá cuándo haya de venir el bien; y habitará en saladares, y en desierto, en tierra salobre que no se habita.

7 Y bendito el hombre que confía en el Señor; y será el Señor su esperanza;

8 y será como leño lozano a par de aguas, y sobre humedad echará su raíz; no temerá, cuando viniere ardor; y habrá en él troncos selvosos; en año de sequía no temerá, y no dejará de hacer fruto.

9 Profundo, el corazón, sobre todas las cosas, y hombre es: ¿y quién le conocerá?(b)

10 Yo, el Señor, el que escudriña corazones y prueba riñones, para dar a cada uno según sus caminos y según los frutos de sus apetitos.

11 Gritó la perdiz y congregó lo que no parió(c); haciendo su riqueza no con juicio, en mitad de sus días le abandonarán; y en sus novísimos será insensato.

12 Trono de gloria alto, el santuario nuestro;

13 expectación de Israel, Señor, todos los que te dejaren; confundidos sean; los que se apartaren, en la tierra sean escritos, pues abandonaron fontana de vida: al Señor.

14 Sáname, Señor, y sanaré; sálvame y salvaré; que gloriación mía tú eres.

15 He aquí ellos dícenme: «¿Dónde está la palabra del Señor? ¡Venga!».

16 Pero yo no he trabajado siguiendo en pos de ti(d) y día de hombre(e) no he anhelado; tú sabes: lo salido de mis labios ante tu faz está.

17 No te me conviertas en mudanza, faltándome en día malo.

18 Confundidos sean, los que me persiguen y no sea confundido yo; atérrense ellos, y no me aterre yo; trae sobre ellos día malo, con doble quebranto, quebrántalos.

19 Esto dice el Señor: «Ve y ponte en las puertas de los hijos de tu pueblo, en las que entran, en ellas, reyes de Judá y en las que salen, en ellas, y en todas las puertas de Jerusalén;

20 y les dirás la palabra del Señor: «Reyes de Judá y toda Judea y toda Jerusalén, los que entráis en estas puertas; esto dice el Señor:

21 «Guardad vuestras almas y no llevéis cargas en el día de los sábados; y no salgáis de las puertas de Jerusalén;

22 y no saquéis cargas de vuestras casas en el día de los sábados, y toda obra no haréis: santificad el día de los sábados tal como mandé a vuestros padres. Y no oyeron, y no inclinaron su oreja;

23 y endurecieron su cerviz, sobre sus padres, para no oírme y no recibir enseñanza.

24 Y será si me oyereis, dice el Señor, para no entrar con cargas, por las puertas de esta ciudad en el día de los sábados, y santificar el día de los sábados, para no hacer toda obra;

25 entrarán, por las puertas de esta ciudad, reyes y príncipes, sentados sobre trono de David y subidos en carros y bridones de ellos, ellos y los príncipes de ellos, varones de Judá y los habitantes de Jerusalén; y habitada será esta ciudad, por el siglo;

26 y llegarán de las ciudades de Judá; y en torno de Jerusalén y de tierra de Benjamín y de tierra llana, y del monte y de la del septentrión, trayendo holocaustos, y hostias, y timiamas, y maná(f) y olíbano, trayendo loor a casa del Señor.

27 Y será: si no me oyereis para santificar el día de los sábados, para no llevar cargas y no entrar por las puertas de Jerusalén en el día de los sábados; encenderé fuego en sus puertas, y devorará los barrios de Jerusalén; y no se apagará».

18

1 Obstinados los judíos, persiguen al profeta; ora porque Dios los castigue. La palabra, la hecha por el Señor a Jeremías, diciendo:

2 «Levántate y desciende a casa del alfarero, y allí oirás mis palabras».

3 Y descendí a casa del alfarero, y he ahí él hacía labor sobre las piedras;

4 y cayó el vaso que él hacía, en sus manos; y de nuevo él hizo otro vaso, según plugo a faz de él hacerlo.

5 Y fueme hecha palabra del Señor, diciendo:

6 «¡Si tal como este alfarero, ¿no podré haceros, casa de Israel?» He aquí, como el barro del alfarero, vosotros estáis en mis manos.

7 Por fin hablaré sobre gente y sobre reino para quitarlos y para perder;

8 y se(a) convertirá aquella gente de todos sus males; y me arrepentiré de los males que pensé hacerles.

9 Y por fin hablaré sobre gente y reino, para reedificar y para plantar;

10 y harán lo malo delante de mí, no oyendo mi voz; y me arrepentiré de los bienes que hablé hacerles.

11 Y ahora di a los varones de Judá y a los habitantes de Jerusalén: «He aquí yo plasmo sobre vos males; y pienso sobre vos pensamiento: apártese ya cada uno de su vía, la mala; y más hermosos haced vuestros afanes».

12 Y dijeron: «Nos esforzaremos, que, tras nuestros apartamientos iremos, y cada uno lo grato a su corazón, el malo, haremos».

13 Por esto dice el Señor: «Preguntad ya en gentes: «¿Quién ha oído tales cosas horrendas que ha hecho en gran manera la virgen(b) de Israel?

14 ¿Acaso desfallecerán, de peña, ubres, o nieve del Líbano? ¿Acaso declinará agua violentamente de viento llevada(c)?

15 Porque me han olvidado, mi pueblo; en vano han incensado; y debilitarán(d), en sus caminos, cuerdas sempiternas(e), para marchar por sendas que no tienen camino de ida;

16 para poner su tierra en desaparecimiento y silba sempiterna: todos los que transitaren por ella espantaránse y moverán su cabeza.

17 Cual a viento quemante los dispersaré a faz de sus enemigos; mostraréles día de su perdición.

18 Y dijeron: «Venid y pensemos sobre Jeremías un pensamiento; porque no perecerá la ley del sacerdote; ni el consejo del sabio; ni la palabra del profeta(f); venid y percutámosle en la lengua; ¡y oiremos todas sus razones!»(g).

19 Escúchame, Señor, y escucha la voz de mi justificación.

20 ¿Si se devuelven, por bienes, males? porque se han confabulado(h) contra mi alma, y el castigo de ellos ocultádome; acuérdate de que me he puesto ante tu faz para hablar por ellos bienes; para apartar tu furor, de ellos.

21 Por esto da sus hijos al hambre, y congrégalos en manos de cuchilla; sean hechas sus mujeres deshijadas y viudas; y los maridos de ellas paren en ser arrebatados de muerte y los jovencillos de ellos caídos a cuchilla en guerra.

22 Hágase grita en sus casas; traerás sobre ellos ladrones de repente; porque armaron palabra en captura mía; y lazos escondieron sobre mí.

23 Y tú, Señor, conoces todo el consejo de ellos sobre mí, en muerte; no dejes impunes sus injusticias; y sus pecados a faz tuya no borres; hágase la flaqueza de ellos ante ti; en tiempo de tu furor haz en ellos.

19

1 Será destruida Jerusalén, cual vaso de arcilla. Entonces díjome el Señor: «Anda y proporciónate vaso hechizo, barrizo; y llevarás de los ancianos del pueblo y de los sacerdotes;

2 y saldrás al cementerio de los hijos de la prole de ellos(a), que está sobre los vestíbulos de la puerta de Tarsés; y lee allí todas estas palabras que yo te hablaré;

3 y les dirás: «Oíd la palabra del Señor, reyes de Judá y varones de Judá, y los habitantes de Jerusalén y los que entráis en estas puertas: «Esto dice el Señor, el Dios de Israel: «He aquí yo traigo sobre este lugar males, que de todo el que los oyere, resonarán las orejas de él;

4 por cuanto me han abandonado y ajenado este lugar e incensado en él a dioses extraños que no conocieron ellos y sus padres; y los reyes de Judá llenaron este lugar de sangres inocentes;

5 y edificaron alturas a la Baal, para quemar a sus hijos en el fuego; lo que no mandé ni pensé en mi corazón.

6 Por esto he aquí días vienen, dice el Señor, y no será llamado este lugar Ruina y Cementerio de hijo de Ennom, sino Cementerio del degüello.

7 Y degollaré el consejo de Judá y el consejo de Jerusalén en este lugar; y los derribaré en cuchilla delante de sus enemigos y en manos de los que buscan las almas de ellos; y daré sus muertos en pasto a los volátiles del cielo y a las bestias de la tierra;

8 y postraré esta ciudad en desaparecimiento y en silba; todo el que pasa por ella, se entristecerá y silbará sobre toda la plaga de ella.

9 Y comerán las carnes de sus hijos y las carnes de sus hijas; y cada uno las carnes de su prójimo comerán en la angustia y el sitio con que los sitiarán sus enemigos».

10 Y quebrarás el vaso a ojos de los varones los salidos contigo;

11 y dirás: «Esto dice el Señor: «Así quebraré este pueblo y esta ciudad, así como se quiebra un vaso barrizo, y no podrá sanar.

12 Que así haré, dice el Señor, a este lugar y a los habitantes de él; para que sea dada esta ciudad como la que se derriba.

13 Y casas de Jerusalén y casas de reyes de Judá serán así como el lugar, el que se derriba, por las impurezas de ellos en todas las casas que incensaron sobre las terrazas de ellas a toda la milicia del cielo, y vertieron libaciones a dioses extraños.

14 Y vino Jeremías de la ruina a donde le había enviado el Señor, allí, a profetizar; y paróse en el atrio de la casa del Señor y dijo a todo el pueblo:

15 «Esto dice el Señor: «He aquí yo traigo sobre esta ciudad, y sobre todas las ciudades de ella y sobre las aldeas de ella, todos los males que he hablado sobre ella; pues han endurecido su cerviz, para no escuchar mis mandatos».

20

1 Jeremías, preso, vaticina contra su perseguidor, y se lamenta de las persecuciones. Y oyó Fasur, hijo de Emmer, el sacerdote y éste estaba constituido príncipe de la casa del Señor, que Jeremías profetizaba estas palabras.

2 Y percutióle y le arrojó en el cepo que hay en la puerta de casa asignada de los altos que hay en la casa del Señor.

3 Y sacó Fasur a Jeremías del cepo; y díjole Jeremías: «No ha llamado «Fasur»(a) el Señor, tu nombre, sino «Transmigrante»(b).

4 Porque esto dice el Señor: «He aquí yo te doy en transmigración con todos tus amigos; y caerán en cuchilla de sus enemigos; y tus ojos verán; y a ti y todo Judá daré en manos del rey de Babilón; y los transmigrarán, y destrozarán en cuchillas.

5 Y daré toda la fuerza de esta ciudad, y todos sus trabajos y todos los tesoros del rey de Judá, en manos de sus enemigos; y llevaránlos a Babilón.

6 Y tú y todos los habitantes de tu casa iréis en cautiverio; y en Babilón morirás, y allí serás sepultado tú y todos tus amigos; a los cuales has profetizado, a ellos, embustes».

7 Engañásteme, Señor; y me engañé(c); obligaste, y pudiste; he sido hecho en mofa; todo el día he pasado escarnecido;

8 pues, con mi amarga palabra seré reído; prevaricación y miseria invocaré; pues se ha convertido la palabra del Señor en oprobio para mí y en sarcasmo todo el día mío.

9 Y dije: «No nombraré, no, el nombre del Señor; y no hablaré; no, ya en su nombre. Y se ha hecho(d) como fuego encendido, inflamado, en mis huesos; y languidezco doquier, y no puedo soportar;

10 pues he oído increpación de muchos congregados en torno»: «Apiñaos, y apiñémonos contra él todos varones amigos suyos; observad su intento: si se habrá de engañar, y podremos contra él, y tomaremos nuestra venganza de él».

11 Pero el Señor, conmigo así como batallador fuerte; por esto han perseguido y entender no han podido; avergonzados han sido sobremanera; pues no entendieron las ignominias de ellos, las que por siglo no serán olvidadas.

12 Señor que pruebas lo justo, comprendes riñones y corazones, vea ya la de ti venganza contra ellos; pues a ti he revelado mis defensas.

13 Cantad al Señor; loadle; pues ha librado alma de pobre, de mano de maleantes.

14 Maldito el día en que nací, en él; el día en que me parió mi madre no sea bendito.

15 Maldito el hombre el que bien anunció a mi padre, diciendo: «Te ha nacido varón», alegrándose.

16 Sea aquel hombre, como las ciudades que ha destruido el Señor, en furor, y no se ha arrepentido; óigase vociferación al alba y alarido a mediodía;

17 ¡porque no me mató en la matriz, y fue mi madre mi tumba, y la matriz, de concepción eterna!

18 ¿A qué esto salí de matriz a mirar trabajos y afanes; y han transcurrido en confusión mis días?

21

1 Cautivo irá Sedecías, y tomada será la ciudad. La palabra hecha por el Señor, a Jeremías, cuando envió cerca de él el rey Sedecías a Fasur, hijo de Melquías, y a Sofonías, hijo de Manasés, el sacerdote diciendo:

2 «Interroga por nosotros, al Señor, porque el rey de Babilón está alzado sobre nosotros: si hará el Señor según todas sus maravillas, y se retirará de nosotros».

3 Y díjoles Jeremías: «Así diréis a Sedecías, rey de Judá:

4 «Esto dice el Señor: «He aquí yo convertiré las armas, las guerreras, en que vosotros guerreáis, en ellas, contra los caldeos, los que han encerrado, de fuera del muro al medio de esta ciudad;

5 y guerrearé yo contra vosotros en mano extendida y en brazo fuerte, con furor e ira grande;

6 y percutiré a todos los habitantes de esta ciudad, a los hombres y las bestias, en muerte grande; y morirán.

7 Y después de esto, así dice el Señor, daré a Sedecías, rey de Judá y sus niños y el pueblo, el quedado en esta ciudad, de la muerte, y del hambre y de la cuchilla, en manos de sus enemigos, los que buscan sus almas; y los destrozarán en boca de cuchilla; no les perdonaré, y no me conmiseraré, no, de ellos».

8 Y a este pueblo dirás: «Esto dice el Señor: «He aquí yo he dado ante vuestra faz el camino de la vida y el camino de la muerte:

9 el sentado en esta ciudad, morirá en cuchilla y en hambre; y el salido a pasarse a los caldeos, los que os tienen encerrados; vivirá, y será su alma en despojos(a), y vivirá.

10 Por esto: porque he afirmado mi rostro sobre esta ciudad en males, y no en bienes; en manos de rey de Babilón será entregada, y la quemará en fuego.

11 La casa del rey de Judá, oíd palabra del Señor;

12 casa de David, esto dice el Señor: «Juzgad, al alba(b), juicio, y enderezad, y librad a despojado, de mano del que le agravia; para que no se encienda, como fuego, mi ira; y arderá y no habrá quien apague.

13 He aquí yo a ti(c) el que habitas la hondonada de la Piedra(d), la campestre; a los que decís: «¿Quién nos aterrará? ¿o quién entrará en nuestra vivienda?»

14 (21:13) —y encenderé fuego en la sierra de ella, y devorará todo lo en contorno de ella».

22

1 Contra Selum, Joaquín y Jeconías. Esto dice el Señor: «Ve y desciende a la casa del rey de Judá, y hablarás allí esta palabra,

2 y dirás: «Oye la palabra del Señor: rey de Judá, el sentado sobre el trono de David, tú, y tu casa y tu pueblo y los que entráis por estas puertas.

3 Esto dice el Señor: «Haced juicio y justicia, y librad al despojado, de mano del que le agravia; y a prosélito, y a huérfano, y a viuda no oprimáis, y no os despiadéis, y sangre inocente no derraméis en este lugar.

4 Puesto que, si, haciendo, hicieres esta palabra, entrarán en las puertas de esta casa reyes sentados sobre el trono de David, y subidos en carros y bridones; ellos y sus niños y su pueblo.

5 Pero, si no hiciereis estas palabras, por mí mismo he jurado, dice el Señor, que en soledad será esta casa.

6 Porque esto dice el Señor contra la casa del rey de Judá: «¡Un Galaad, tú para mí, un principado del Líbano—; si no te pusiere en desierto; ciudades que no se habitarán!

7 Y traeré sobre ti un varón exterminador y la segur de él; y cortarán tus selectos cedros y lanzarán al fuego.

8 Y pasarán gentes por esta ciudad; y dirá cada cual a su prójimo: «¿Por qué ha hecho el Señor así a esta ciudad, la grande»?

9 Y dirán: «Por cuanto han abandonado el testamento del Señor, su Dios, y adorado a dioses extraños y servídoles».

10 No lloréis al muerto ni le lamentéis: llorad con llanto al que sale, porque no volverá más, ni verá la tierra de su patria.

11 Porque esto dice el Señor sobre Selum, hijo de Josías, el que reina en lugar de Josías, su padre; el que ha salido de este lugar: «No volverá aquí ya;

12 sino que en el lugar a donde le transmigré, allí morirá; y esta tierra no verá más.

13 Quien(a) edifica su casa no con justicia, y sus altos no en juicio —de parte(b) de su prójimo trabaja de balde; y su salario no le pagará, no.

14 Te has edificado casa simétrica; altos airosos, entrecortados de ventanas y engastados en cedro y pintados de bermellón.

15 ¿Acaso reinarás, que tú irritaste en Acaz, tu padre? No comerán y no beberán; mejor fuera que hicieses juicio y justicia.

16 No(c) conocieron; no juzgaron juicio al pobre, ni juicio del indigente; ¿no es esto no conocerme tú a mí? dice el Señor(d).

17 He aquí no son tus ojos, ni tu corazón, hermoso; sino(e) a tu codicia y a la sangre, la inocente, para derramarla; y a injusticia y a homicidio para hacer.

18 Por esto, esto dice el Señor sobre Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá: «También sobre este varón(f): no le plañirán, no: «¡Oh hermano!» y no llorarán sobre él, no: «¡Ay de mí, Señor!»

19 con sepultura de asno será sepultado; arrastrado, lanzado será fuera de la puerta de Jerusalén.

20 Sube al Líbano y clama; y a Basán da tu voz, y vocifera a lo de allende la mar; pues quebrantados fueron todos tus amadores.

21 Hete hablado en tu ruina y has dicho: «No oiré»; éste tu camino desde tu adolescencia: no has oído mi voz».

22 A todos tus pastores pastoreará el viento; y tus amadores en cautividad saldrán; porque entonces avergonzada y deshonrada serás de todos los amantes tuyos.

23 Habitadora del Líbano, anidada en los cedros, prorrumpirás en gemidos, cuando te vinieren dolores, cual de parturienta.

24 ¡Vivo yo! dice el Señor, si haciéndose, se hubiere hecho Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá, sello sobre mi mano, la diestra, de allí te arrancaré,

25 y te entregaré en manos de los que buscan tu alma, de las cuales tú temes, el rostro de ellos; en manos de los caldeos.

26 Y te lanzaré y a tu madre, la que te parió, a tierra donde no has nacido, allí; y allí moriréis;

27 y a la tierra que ellos desean con sus almas, no retornarán, no.

28 Deshonrado fue Jeconías, como vaso del cual no hay uso de él; pues ha sido desechado y arrojado a la tierra que no conocía(g).

29 Tierra, tierra, oye palabra del Señor:

30 «Escribe a este varón, pregonado(h) hombre, que no será acrecentado, no, de su simiente sentado sobre el trono de David, príncipe ya en Judá.

23

1 Los malos pastores. Los pseudoprofetas. ¡Oh pastores, los que destruyen y dispersan las ovejas de su dehesa!

2 Por esto dice el Señor sobre los que pastoreáis a mi pueblo: «Vos habéis dispersado mis ovejas, y arrojádolas y no visitádolas; he aquí yo me vengo de vos, según los malos designios vuestros.

3 Y yo acogeré a los residuos de mi pueblo sobre toda la tierra, a donde los desterré, allí, y los constituiré en la dehesa de ellos, y crecerán y se multiplicarán.

4 Y les suscitaré pastores que los pastorearán; y no temerán ya ni se aterrarán, dice el Señor.

5 He aquí días vienen, dice el Señor, en que suscitaré a David un oriente justo, y reinará rey, y entenderá y hará juicio y justicia sobre la tierra.

6 En los días de él, y será salvo Judá e Israel habitará confiado, y éste su nombre que le llamará el Señor: «Señor es justicia».

7 Por esto, he aquí días vienen, dice el Señor, y no dirán ya: «¡Vive el Señor, que sacó los hijos de Israel de la tierra de Egipto!»

8 sino: «¡Vive el Señor que sacó y trajo la simiente de la casa de Israel de tierra del septentrión y de todas las tierras a donde los había yo lanzado, allí; y habitación en su tierra».

9 Para los profetas(a): Quebrantóse mi corazón en mí; conmoviéronse todos mis huesos; he sido hecho cual varón quebrantado y cual hombre oprimido de vino, a faz del Señor y a faz de majestad de su gloria.

10 Porque a faz de éstos, lloró la tierra; marchitáronse las dehesas del páramo; y se tornó la carrera de ellos mala y la fuerza de ellos igualmente.

11 Pues sacerdote y profeta mancilláronse; y en mi casa he visto sus maldades.

12 Por esto hágaseles su vía en resbalamiento de tinieblas; y suplantados serán, y caerán en ella; por esto: porque traeré sobre ellos males en año de visitación de ellos.

13 Y en los profetas de Samaria he visto iniquidades: han profetizado por la Baal, y seducido a mi pueblo de Israel.

14 Y en los profetas de Jerusalén he visto cosas horrendas, adulterantes y andantes en embustes y antecogiendo manos de muchos para que no volviera cada uno de su camino, el malo: hiciéronseme todos, como Sodoma; y los habitantes de ella, como Gomorra.

15 Por esto dice el Señor: He aquí yo los sustentaré con dolor, y los abrevaré con agua amarga; pues de los profetas de Jerusalén ha salido mancillamiento a toda la tierra.

16 Así dice el Señor omnipotente: «No oigáis las palabras de los profetas; pues envanecen para sí visión: de su corazón hablan, y no de boca del Señor».

17 Dicen a los que desechan la palabra del Señor: «Paz habrá para vosotros»; y a todos los que andan con sus voluntades, a todo el que anda con extravío de su corazón, han dicho: «No vendrán sobre ti males.

18 Pues ¿quién ha estado en estada(b) del Señor y visto su palabra? quién fue escuchado y oído».

19 He aquí, temblor de parte del Señor; e ira sale en retemblor; henchida, sobre los impíos vendrá;

20 y ya no se apartará el furor del Señor, hasta que lo hiciere, y hasta que lo estatuyere según intento de su corazón; en el novísimo de los días lo entenderán.

21 No enviaba yo los profetas, y ellos corrían; no les hablé, y ellos profetizaban.

22 Y si hubieran estado en mi estada y si hubieran oído mis palabras, a mi pueblo apartáranlos de sus malos propósitos.

23 Dios que se acerca, yo soy; que no Dios en lontananza.

24 Si se esconderá alguno en escondites, y ¿yo no le veré? ¿Acaso no el cielo y la tierra yo lleno, dice el Señor?

25 He oído lo que hablan los profetas; profetizan en mi nombre mentiras, diciendo: «He soñado un ensueño(c).

26 ¿Hasta cuándo habrá, en el corazón de los profetas los profetizantes, mentiras; profetizando ellos las voluntades del corazón de ellos;

27 los que piensan que se olvide mi ley, en los ensueños de ellos; los que cuentan cada cual a su prójimo; así como olvidaron sus padres mi nombre, en la Baal?

28 El profeta en quien el ensueño está, cuente su ensueño; y en quien, mi palabra a él, cuente mi palabra, en verdad. ¿Qué la paja al trigo?

29 Así mis palabras, dice el Señor; ¿no he aquí mis palabras tal como fuego y como segur cortando piedra?

30 [He aquí yo a los profetas, dice el Señor Dios, a los que hurtan mis palabras, cada uno a su prójimo;

31 he aquí a los profetas que emiten profecías de boca y dormitan su dormitación;(d)]

32 por esto he aquí yo a los profetas, los que profetizan ensueños mentidos y no los cuentan, y extravían a mi pueblo en los embustes de ellos y en los extravíos de ellos; y yo no los he enviado y no les he mandado y con provecho no aprovecharán a este pueblo.

33 Y si te interrogaren este pueblo, o sacerdote o profeta: «¿Cuál la cogedura(e) del Señor?» les dirás: «Vosotros sois la cogedura; y destrozaréos», dice el Señor.

34 El profeta y los sacerdotes y el pueblo que dijeren: «Cogedura del Señor»; me vengaré de aquel hombre y su casa.

35 Así diréis cada uno a su prójimo, y cada uno a su hermano: «¿Qué ha respondido el Señor, y qué, hablado el Señor?».

36 Y «cogedura del Señor» no nombréis ya, pues la «cogedura»(f) para el hombre será su palabra [y pervertisteis las palabras del Dios viviente, Señor de los ejércitos.

37 Así diréis al profeta: «¿Qué te ha respondido el Señor?(g)] Y ¿por qué(h) ha hablado el Señor, Dios nuestro?

38 Por esto dice el Señor, nuestro Dios: «Por cuanto habéis hablado esta palabra: «Cogedura del Señor» y envié cerca de vosotros diciendo: «No diréis: «Cogedura del Señor»;

39 por esto he aquí yo os cojo y destrozo y la ciudad que os he dado y a vuestros padres;

40 y daré sobre vosotros oprobio sempiterno y deshonra sempiterna; la que no se olvidará.

24

1 Bajo el símbolo de los higos se vaticina el porvenir de Israel Mostróme el Señor dos cestas de higos, colocadas a faz del templo del Señor; después de trasladar Nabucodonosor, rey de Babilón, a Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá y a los príncipes y los artífices y los cerrajeros y los ricos, de Jerusalén; y llevólos a Babilón.

2 La cesta la una, de higos buenos sobremanera, como los higos los tempranos; y la cesta la otra, de higos malos sobremanera, que no se comerán, de maldad de ellos».

3 Y díjome el Señor: «¿Qué tú ves, Jeremías?» Y dije: «Higos: los buenos, buenos sobremanera, y los malos, malos sobremanera, que no se comerán, de maldad de ellos.

4 Y fue hecha palabra del Señor, a mí, diciendo:

5 Esto dice el Señor, el Dios de Israel: «Como estos higos los buenos, así conoceré a los transmigrados judíos, que he despedido de este lugar a tierra de caldeos, a bienes.

6 Y afianzaré mis ojos sobre ellos a bienes; y restituiréles a esta tierra —a bienes. Y reedificaréles y no los destruiré, no, y trasplantáreles, y no los desarraigaré, no.

7 Y les daré corazón de conocerme que yo soy el Señor; y seránme en pueblo y yo seréles en Dios; pues se convertirán a mí de todo su corazón.

8 Y, como los higos los malos que no se comerán por la maldad de ellos, esto dice el Señor, así entregaré a Sedecías, rey de Judá y sus magnates y lo demás de Jerusalén, los que han quedado en esta tierra y los que habitan en Egipto;

9 y los daré en dispersión, a todos los reinos de la tierra, y en oprobio y en parábola y en odio y en maldición, en todo lugar, adonde los arrojé, allí.

10 Y enviaré a ellos el hambre, y la muerte y la cuchilla; hasta que desfallezcan de la tierra que les di.

25

1 Los setenta años de cautividad. Castigo de Babilonia y otros pueblos. La palabra, la hecha a Jeremías sobre todo el pueblo de Judá, en el año el cuarto de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá;

2 la que habló a todo el pueblo de Judá y a los habitantes de Jerusalén, diciendo:

3 «En décimotercer año de Josías, hijo de Amós, rey de Judá, y hasta este día veintitrés años; hablé a vosotros madrugando y diciendo.

4 Y envié cerca de vos mis siervos, los profetas, al alba enviando; y no escuchasteis y no prestasteis vuestras orejas;

5 diciendo: «Conviértase cada cual de su camino, el malo, y de vuestros malos propósitos; y habitaréis sobre la tierra que di a vosotros y vuestros padres, de siglo y hasta siglo.

6 No andéis tras dioses extraños sirviéndoles y adorándolos; a fin de que no me airéis en las obras de vuestras manos para maltrataros;

7 y no me oísteis.

8 Por esto dice el Señor: «Puesto que no habéis creído a mis palabras,

9 he aquí yo envío, y tomaré tribu de septentrión(a) y traerélos sobre esta tierra y sobre los habitantes de ella; y sobre todas las gentes las en contorno de ella; y los yermaré y darélos en desaparecimiento, y en silba y en oprobio sempiterno.

10 Y perderé, de ellos, voz de gozo y voz de alegría, voz de esposo y voz de esposa, olor de ungüento(b) y luz de lámpara.

11 Y será toda la tierra en desaparecimiento; y servirán, en las gentes, setenta años;

12 y, cuando se cumplieren los setenta años, vengaréme de aquella gente, y los pondré en desaparecimiento sempiterno;

13 y traeré sobre aquella tierra todas mis palabras que hablé contra ella, todo lo escrito en este libro, [cuanto profetizó Jeremías contra todas las gentes;

14 porque sirvieron en ellas; pues los esclavizarán gentes muchas y reyes grandes; y les retribuiré según las obras de ellos y según la maldad de los propósitos de ellos](c).

15 Así dice el Señor, el Dios de Israel: «Toma el cáliz de este vino no mixto de mi mano,

16 y abrevarás todas las gentes a las cuales yo te enviaré, a ellas; y vomitarán, y se enfurecerán a faz de la cuchilla que yo envío en medio de ellos».

17 Y tomé el cáliz de mano del Señor, y abrevé las gentes a que me envió el Señor a ellas;

18 a Jerusalén, y las ciudades de Judá, y reyes de Judá y príncipes de él; para ponerlas en yermo, y en intransitable y en silba;

19 y a Faraón, rey de Egipto, y sus niños y sus magnates y todo su pueblo,

20 y todos los mestizos y todos los reyes de alienígenas; y Ascalón, y Gaza, y Acarón y el resto de Azoto;

21 y la Idumea, y la Moabítide y los hijos de Amón;

22 y reyes de Tiro, y reyes de Sidón y reyes, los de allende del mar;

23 y Dedán y Temán y Ros y a todo lo circuntonso por su rostro;

24 y a todos los mestizos habitantes del desierto;

25 y a todos los reyes de Elam y todos los reyes de persas;

26 y a todos los reyes del oriente, los de lejos y los de cerca, cada uno a su hermano; y a todos los reinos los sobre la haz de la tierra.

27 Y les dirás: «Así dice el Señor omnipotente: «Bebed, embriagaos, y vomitad y caed, y no os levantéis, no, de la faz de la cuchilla que yo enviaré en medio de vosotros.

28 Y será: cuando no quisieren recibir el cáliz, de tu mano, para beber, dirás: «Así dice el Señor: «Bebiendo, beberéis;

29 pues en ciudad en que se ha nombrado mi nombre, sobre ella, yo empiezo a maltratar; y vos con purificación no seréis purificados, no; que cuchilla yo llamo sobre los sentados sobre la tierra.

30 Y tú profetizarás a ellos estas palabras y dirás: Señor desde lo excelso decretará, desde su santo dará su voz; palabra decretará sobre su lugar; y aquellos, como vendimiadores responderán; y sobre los sentados de la tierra viene perdición;

31 sobre parte de la tierra; porque juicio, para el Señor; en las gentes; juzgará él a toda carne; y los impíos serán dados a cuchilla», dice el Señor.

32 Así dice el Señor: «He aquí males vienen de gente a gente; y tormenta grande sale del extremo de la tierra;

33 y habrá heridos por el Señor, en día del Señor, de parte de la tierra y hasta parte de la tierra: no serán enterrados, no; en estiércol sobre la faz de la tierra estarán.

34 Ululad, pastores; y vociferad y plañid, los carneros de las ovejas; pues se han cumplido vuestros días para degüello; y caeréis, tal como los carneros, los selectos;

35 y perecerá fuga, de los pastores, y salvación, de los carneros de las ovejas.

36 Voz de grita de los pastores, y alarido, de las ovejas y los carneros; que ha destruido el Señor sus dehesas;

37 y cesarán los restos de la paz, a rostro de ira de mi furor,

38 Dejó, tal como león, su manida; pues ha sido trocada la tierra de ellos en un intransitable, a faz de la cuchilla(d), la grande».

26

1 Jeremías es condenado a muerte, pero absuelto. Al principio del reinado del rey Joaquín, hijo de Josías, fue hecha esta palabra de parte del Señor:

2 «Así dice el Señor: «Ponte en el atrio de la casa del Señor, y responderás a todos los judíos y a todos los que vienen a adorar en casa del Señor, todas las palabras que te he ordenado responderles; no quites palabra.

3 Tal vez oirán y se apartarán cada uno de su camino, el malo; y cesaré en los males que yo pienso hacerles por causa de sus malos propósitos».

4 Y dirás: «Así dice el Señor: «Si no me oyereis para andar en mis leyes que os he dado a faz de vosotros;

5 para escuchar las palabras de mis niños, los profetas, que os envío, al alba; y he enviado y no me habéis oído;

6 daré esta casa como Silo, y la ciudad daré en maldición a todas las gentes de toda la tierra».

7 Y oyeron los sacerdotes, y los pseudoprofetas y todo el pueblo a Jeremías hablando estas palabras en la casa del Señor.

8 Y aconteció, habiendo Jeremías hablado todo lo que le ordenó el Señor hablar a todo el pueblo; que le cogieron juntamente los sacerdotes, y los pseudoprofetas, y todo el pueblo, diciendo:

9 «De muerte mueras; pues ha profetizado en el nombre del Señor, diciendo: «Como Silo estará esta casa; y esta ciudad yermada será de habitantes». Y congregóse todo el pueblo sobre Jeremías en la casa del Señor.

10 Y oyeron los príncipes de Judá esta palabra, y subieron de la casa del rey a la casa del Señor, y sentáronse en vestíbulos de puerta la nueva.

11 Y dijeron los sacerdotes y los pseudoprofetas a los príncipes y todo el pueblo: «Juicio de muerte a este hombre; pues ha profetizado contra esta ciudad, según habéis oído en vuestras orejas».

12 Y dijo Jeremías a los príncipes y todo el pueblo, diciendo: «El Señor me ha enviado a profetizar sobre esta casa y sobre esta ciudad todas estas palabras que habéis oído.

13 Y ahora mejores haced vuestros caminos y vuestras obras; y oíd la voz del Señor; y cesará el Señor en los males que ha hablado sobre vosotros.

14 Y he aquí yo, en vuestras manos: hacedme, como conviene, y como mejor para vosotros.

15 Empero, conociendo, conoceréis que, si me matareis, sangre inocente dais sobre vos y sobre esta ciudad y sobre los habitantes de ella; pues en verdad me ha enviado el Señor a vosotros a hablar en las orejas vuestras todas estas palabras».

16 Y dijeron los príncipes y todo el pueblo a los sacerdotes y a los pseudoprofetas: «No hay para este hombre juicio de muerte; pues en el nombre del Señor, nuestro Dios, nos ha hablado».

17 Y levantáronse varones de los ancianos de la tierra y dijeron a toda la congregación del pueblo:

18 «Miqueas, el morastita, era en los días de Ezequías, rey de Judá, y dijo a todo el pueblo de Judá: «Así dice el Señor: «Sión, como campo, arada será; y Jerusalén en intransitable será, y el monte de la casa, en selva de sierra».

19 ¿Acaso, matando, matóle Ezequías y todo Judá? Acaso, ya que temieron al Señor y ya que deprecaron la faz del Señor ¿no cesó el Señor en los males que había hablado sobre ellos? y nosotros hemos hecho males grandes sobre nuestras almas».

20 Y un hombre hubo profetizado con el nombre del Señor: Urías, hijo de Samaías, de Cariatiarim, y profetizó de esta tierra, según todas las palabras de Jeremías;

21 Y oyó el rey Joaquín y todos los príncipes las palabras de él; y buscaban matarle; y oyó Urías y entró en Egipto.

22 Y envió el rey varones a Egipto(a);

23 y sacáronle de allí y percutióle en cuchilla; y le arrojó en el monumento de hijos de su pueblo».

24 Empero la mano de Ahicam, hijo de Safán, era con Jeremías, para no entregarle en manos del pueblo, para que no le matasen.

27

1 Cautiverio de Judá. Los pseudoprofetas. [Al principio del reinado de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá, fue hecha esta palabra a Jeremías, del Señor, diciendo:(a)].

2 Así dice el Señor: «Haz ataduras y cadenas y pon en torno de tu cuello(b);

3 y las enviarás al rey de Idumea, y al rey de Moab, y al rey de hijos de Amón, y al rey de Tiro y al rey de Sidón, en manos de los mensajeros de ellos, los que vienen a su reunión, a Jerusalén, a Sedecías, rey de Judá.

4 Y les ordenarás a sus señores decir: «Así dice el Señor, el Dios de Israel: «Así diréis a vuestros señores

5 que «Yo he hecho la tierra en mi fuerza, la grande, y en mi brazo, el excelso, y la daré a quien pareciere en mis ojos.

6 He dado la tierra a Nabucodonosor, rey de Babilón(c) para que le sirva y las bestias del campo para que trabajen para él.

7 [Y le servirán todas las gentes, y al hijo de su hijo, hasta que viniere el tiempo de la tierra de él; y le servirán gentes muchas y reyes grandes(d)].

8 Y la gente y el reino cuantos no sometieren la cerviz bajo el yugo del rey de Babilón, en cuchilla y en hambre los visitaré, dice el Señor; hasta que desfallezcan en mano de él.

9 Y vos no oigáis a vuestros pseudoprofetas, y a los que os adivinan, y a los que os sueñan; y los augurios vuestros, y a los maleficios vuestros, los que dicen: «No trabajéis, no, para el rey de Babilón;

10 porque embustes os profetizan ellos, para alejaros de vuestra tierra.

11 Y la gente que metiere su cerviz bajo el yugo del rey de Babilón y trabajare para él; dejaréle en su tierra y trabajará para él, y habitará en ella».

12 Y a Sedecías, rey de Judá, hablé, según todas estas palabras, diciendo: «Meted vuestra cerviz, y trabajad para el rey de Babilón [y para el fuego de él, y viviréis.

13 ¿Por qué habéis de morir tú y tu pueblo en cuchilla, y en hambre y en peste, como ha hablado el Señor contra la gente que no ha servido al rey de Babilón?

14 No oigáis las palabras de los profetas que os dicen: «No sirváis al rey de Babilón](e) porque cosas injustas ellos os profetizan;

15 porque no los he enviado, dice el Señor; y profetizan por mi nombre, sobre lo injusto, para perderos; y os perderéis vos y vuestros profetas, los que os profetizan, sobre lo injusto, embustes».

16 A vos y a todo este pueblo y a los sacerdotes he hablado, diciendo: «Así dijo el Señor: «No oigáis las palabras de los profetas, los que os profetizan, diciendo: «He aquí vasos de casa del Señor volverán de Babilón»; porque cosas injustas ellos os profetizan;

17 no los he enviado. [No los oigáis, sino servid al rey de Babilón, para que viváis: ¿por qué será esta ciudad en yermo?(f)]

18 Si profetas son, y si hay palabra del Señor en ellos, preséntenseme [para que(g) no sean llevados los vasos, los dejados en casa del Señor y en casa del rey de Judá y Jerusalén, a Babilón](h).

19 Porque así dijo el Señor: [acerca de las columnas y acerca de la mar, y acerca de las vasas]. «También los demás vasos, los dejados en esta ciudad;

20 que no tomó rey de Babilón, cuando trasladó a Jeconías, [hijo de Joaquín, rey de Judá] de Jerusalén [a Babilón, y todos los príncipes de Judá y Jerusalén.

21 Porque esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, acerca de los vasos, los dejados en casa del Señor y en casa del rey de Judá y Jerusalén:]

22 en Babilón entrarán, dice el Señor» [y allí estarán hasta el día de la visitación de ellos, y los volveré a su lugar].

28

1 Castigo de un pseudoprofeta Y sucedió en el(a) cuarto año de Sedecías, rey de Judá, en mes, el quinto, díjome Ananías, hijo de Azor el pseudoprofeta, de Gabaón en casa del Señor, en ojos de los sacerdotes y todo el pueblo, diciendo:

2 «Así dijo el Señor: «He quebrantado el yugo del rey de Babilón.

3 Todavía dos años de días, y yo volveré a este lugar los vasos de la casa del Señor;

4 y a Jeconías y la transmigración de Judá; porque quebrantaré el yugo del rey de Babilón».

5 Y dijo Jeremías a Ananías, en ojos de los sacerdotes los puestos en casa del Señor;

6 y dijo Jeremías: «Verdaderamente, así haga el Señor: afiance la palabra que tú profetizas: que vuelvan los vasos de casa del Señor y toda la transmigración la de Babilón, a este lugar.

7 Empero oíd la palabra del Señor que yo hablo en vuestras orejas y en las orejas de todo el pueblo:

8 «Los profetas que han sido primero que yo y primero que vosotros desde el siglo, y profetizan sobre tierra mucha y sobre reinos grandes, de guerra;

9 el profeta que ha profetizado de paz, viniendo(b) la palabra, conocerán al profeta que les ha enviado el Señor en fe»(c).

10 Y cogió Ananías, en ojos de todo el pueblo, las cadenas del cuello de Jeremías y las destrozó.

11 Y dijo Ananías ante los ojos de todo el pueblo, diciendo: «Así dijo el Señor: «Así destrozaré el yugo del rey de Babilón, del cuello de todas las gentes». Y fue Jeremías por su camino.

12 Y fue hecha palabra del Señor a Jeremías, después de destrozar Ananías las cadenas, de su cuello, diciendo:

13 «Ve y di a Ananías, diciendo: «Así dijo el Señor: «Cadenas madéricas destrozaste, y haré, en vez de ellas, cadenas férreas.

14 Porque así dijo el Señor(d): «Yugo férreo he puesto sobre el cuello de todas las gentes a trabajar para el rey de Babilón(e).

15 Y dijo Jeremías a Ananías: «No te ha enviado el Señor, y confiar has hecho a este pueblo en lo injusto.

16 Por esto así dice el Señor: «He aquí yo te despido de sobre la faz de la tierra: este año morirás».

17 Y murió en el mes el séptimo.

29

1 Escribe Jeremías a los cautivos de Babilonia y es perseguido por ello Y éstas, las palabras del libro que envió Jeremías, de Jerusalén, a los ancianos de la transmigración, y a los sacerdotes y a los pseudoprofetas, epístola a Babilón, a la transmigración, y a todo el pueblo;

2 después de salir Jeconías, el rey, y la reina y los eunucos y todos libres y cautivo y artífice, de Jerusalén;

3 en mano de Elasa, hijo de Safán, y Gamarías, hijo de Helcías; a quien envió Sedecías, rey de Judá, al rey de Babilón a Babilón, diciendo:

4 «Así dijo el Señor, el Dios de Israel a la transmigración que he transmigrado, de Jerusalén:

5 Edificad casas, y habitaréis; y plantad arbolados, y comed sus frutos;

6 y tomad mujeres, y engendrad hijos e hijas; y tomad, para vuestros hijos mujeres, y vuestras hijas a varones dad; y multiplicaos, y, no minoréis;

7 y buscad en paz de la tierra a que os he transmigrado, allí; y orad por ellos al Señor; pues en paz de ellos es la paz vuestra.

8 Porque así dijo el Señor: «No os engañen los pseudoprofetas, los que hay en vosotros, y no os engañen vuestros adivinos; y no oigáis a vuestros sueños que vos soñáis;

9 porque lo injusto ellos os profetizan en el nombre mío, y no los he enviado.

10 Porque así dijo el Señor: «Cuando hubieren de cumplirse a Babilón setenta años, os visitaré, y suscitaré mis palabras sobre vos, para volver vuestro pueblo a este lugar;

11 y pensaré sobre vos pensar de paz, y no males, para daros éstos.

12 Y orad a mí y os escucharé;

13 y buscadme, y me hallaréis; porque me buscaréis en todo vuestro corazón;

14 y me apareceré a vosotros [dice el Señor, y convertiré vuestra cautividad y os congregaré de todas las gentes, y de todos los lugares adonde os he dispersado allí, dice el Señor; y os convertiré al lugar de donde os he transmigrado, allí(a).

15 Porque dijisteis: Hanos suscitado el Señor profetas en Babilón.

16 [Porque así dice el Señor al rey, el sentado sobre el trono de David, y a todo el pueblo habitante de esta ciudad, y a vuestros hermanos que no salieron con vosotros al cautiverio;

17 así dice el Señor de los ejércitos: He aquí yo enviaré a vos cuchilla, y hambre, y peste; y pondrélos como higos malos, los que no se pueden comer de malos.

18 Y los perseguiré en cuchilla, y hambre y peste; y los daré a vejación en todos los reinos de la tierra; y a maldición, y a penuria, y a silba y a oprobio a todas las gentes; a las cuales yo los lanzo.

19 Por esto: porque no oyeron mis palabras, dice el Señor, las que les envié por mis siervos, los profetas, madrugando y enviando; y no oísteis, dice el Señor.

20 Vosotros, pues, oíd las palabras del Señor, toda la transmigración que he enviado, de Jerusalén, a Babel(b)].

21 Así dijo el Señor [de los ejércitos, el Dios de Israel] sobre Acab, hijo de Golías] y sobre Sedecías [hijo de Maasías, que os profetizan, en mi nombre, mentiras:] «he aquí que yo los doy en manos del rey de Babilón, y los percutirá ante vuestros ojos.

22 Y tomarán, de ellos, maldición en toda la transmigración de Judá, en Babilón, diciendo: «Hágate el Señor, como a Sedecías hizo, y como a Acab; los que tostó rey de Babilón en fuego;

23 por la que hicieron iniquidad en Israel; y adulteraban a las mujeres de sus ciudadanos, y palabra respondieron en mi nombre, la que yo no les ordené, y yo soy testigo», dice el Señor.

24 Y a Semeías, el nehelamita, dirás:

25 «No te he enviado con mi nombre». Y a Sofonías, hijo de Maasías, el sacerdote di:(c)

26 «El Señor te ha dado por sacerdote en lugar de Yoyadá, el sacerdote, para ser prefecto en la casa del Señor a todo hombre profetizante, y a todo hombre frenético; y le darás en prisión y en calabozo.

27 Y ahora ¿por qué habéis oprobiado juntamente a Jeremías, el de Ananot, al que os profetizaba?(d)

28 ¿No por esto envió cerca de vosotros a Babilón, diciendo: «Lejos está:(e) edificad casas y habitad, y plantad huertos y comed sus frutos?»

29 Y leyó Sofonías el libro en las orejas de Jeremías.

30 Y fue hecha palabra del Señor a Jeremías, diciendo:

31 «Envía cerca de la transmigración, diciendo: Así dijo el Señor sobre Semeías, el elamita: «Puesto que os ha profetizado Semeías, y yo no le envié y os ha hecho confiar en cosas injustas,

32 por esto, así dijo el Señor: «He aquí yo visitaré sobre Semeías y sobre su linaje; y no habrá de ellos hombre en medio de vosotros para ver lo bueno que yo os haré; no verán»(f).

30

1 Restaurado será Israel La palabra, la que fue hecha a Jeremías por el Señor, para hablar:

2 «Así dijo el Señor, el Dios de Israel, diciendo: «Escribe todas las palabras que te he respondido, en un libro.

3 Pues he aquí que días vienen, dice el Señor; y volveré la transmigración de mi pueblo de Israel y Judá, dijo el Señor; y los volveré a la tierra que di a sus padres, y la dominarán».

4 Y estas las palabras que habló el Señor sobre Israel y Judá:

5 Así dijo el Señor: «Voz de temor oiréis: temor y no hay paz.

6 Preguntad y ved si ha parido lo masculino;(a) y sobre el temor en que apretarán lomo y(b) salvación; por lo cual he visto a todo hombre, y las manos de él sobre el lomo; demudáronse sus rostros: en ictericia se convirtieron.

7 Porque grande, aquel día, y no hay semejante, y tiempo estrecho hay para Jacob;

8 y de éste será salvo. En aquel día, dijo el Señor, quebrantaré el yugo del cuello de ellos, y sus ataduras destrozaré; y no trabajarán ellos a otros;

9 y trabajarán para el Señor, su Dios; y a David, su rey, les suscitaré».

10 [Y tú no temas, siervo mío, Jacob, dice el Señor; y no te aterres, Israel; que he aquí yo te salvaré de tierra lejana; y tu simiente, de tierra de su cautividad; y regresará Jacob, y reposará y redundará en todos los bienes, y no habrá quien atemorice.

11 Porque contigo yo soy, dice el Señor, para salvarte; pues haré consumación en todas las gentes, en que te he dispersado; y a ti no haré, no, en consumación, sino te castigaré en juicio, y, limpiando, no te limpiaré»(c)].

12 Así dijo el Señor: «He suscitado quebrantamiento; dolorosa es tu plaga;

13 no hay quien juzgue tu juicio; para dolorida has sido curada; provecho para ti no hay.

14 Todos tus amigos te han olvidado; no interrogarán, no; pues con plaga de enemigo te he percutido, corrección fuerte; sobre toda tu injusticia se han multiplicado tus pecados].

15 ¿Qué clamas sobre tu quebrantamiento? Insanable es tu trabajo; por la muchedumbre de tu injusticia, y por tus pecados, los duros, te he hecho esto(d)].

16 Por esto todos los que te comen, devorados serán; de todos tus enemigos su carne toda comerán; por la muchedumbre de tus injusticias, se han multiplicado tus pecados, te han hecho esto; y serán tus depredadores en depredación, y a todos los que te despojan daré en despojo;

17 pues traeré tu curación; de plaga dolorosa te curaré, dice el Señor; pues «Dispersa» has sido llamada; caza vuestra es, que quien la busque no hay.

18 Así dijo el Señor: He aquí, yo volveré la transmigración de Jacob, y de su cautiverio me apiadaré; y edificada será la ciudad sobre su altura; y el pueblo(e), según su juicio(f), se asentará.

19 Y saldrán de ellos cantantes: voz de jubilosos; y los multiplicaré, y no serán, no, minorados.

20 Y entrarán los hijos de ellos, como antes; y sus testimonios, a mi faz, se enderezarán; y visitaré a los que los atribulan;

21 y serán los más fuertes de él(g) sobre ellos; y el príncipe de él, de él saldrá; y les congregaré y se volverán a mí; pues ¿quién es éste que ha dado su corazón para volverse a mí? dice el Señor.

22 [Y me seréis en pueblo, y yo os seré en Señor(h)].

23 Pues la ira del Señor ha salido furiosa; ha salido ira girante: sobre los impíos vendrá.

24 No se apartará, no, la ira del furor del Señor; hasta que haga, y hasta que constituya el intento de su corazón; en los postreros de los días lo conoceréis».

31

1 Redención de Israel. El Mesías. «En aquel tiempo, dijo el Señor, seré en Dios para el linaje de Israel; y ellos me serán en pueblo».

2 Así dijo el Señor: «He hallado lo cálido(a) en el desierto, con perecidos a cuchilla: idos y no perdáis a Israel.

3 Señor en lontananza apareciósele: Con amor eterno te he amado; por esto te he atraído en conmiseración.

4 Pues te edificaré; y edificada serás, virgen de Israel: cogerás tu tímpano y saldrás con congregación de tañedores.

5 Pues habéis plantado viñas en montes de Samaria, plantad y load;

6 pues es día de llamada de los que responden(b) en los montes de Efraín: «Levantaos y subid a Sión, al Señor, nuestro Dios.

7 Pues así dijo el Señor a Jacob: «Alegraos y vociferad sobre cabeza de gentes; oíble hacedlo, y load; decid: «Ha salvado Dios a su pueblo: las reliquias de Israel.

8 He aquí yo los traigo de septentrión; y los juntaré de confín de la tierra,(c) en la fiesta de Pascua; y engendrará(d) turba mucha; y retornarán acá.

9 En lloro salieron; y en consolación los traeré, hospedando sobre fosos de aguas en vía recta; y no errarán, no, en ella; porque me he hecho a Israel en padre; y Efraín(e) primogénito mío es».

10 Oíd palabras del Señor, gentes, y anunciad a las islas lejanas; decid. «El que aventó a Israel, le congregará y le guardará, como el pastoreante, a su grey.

11 Que ha redimido el Señor a Jacob; librádole de mano de más recios que él».

12 Y vendrán y alegraránse en el monte de Sión; y vendrán a bienes del Señor, a tierra de trigo, y vino, y frutos, y ganados y ovejas; y será su alma cual leño fructífero, y no hambrearán más.

13 Entonces alegráranse las doncellas en congregación de jóvenes; y los ancianos se alegrarán; y mudaré su llanto en alegría; y haréles gozosos.

14 Engrandeceré y embriagaré el alma de los sacerdotes, hijos de Leví; y mi pueblo de mis bienes se llenará».

15 Así dijo el Señor: «Voz de Ramá se oyó de treno, y lloro y lamentación: Raquel, llorando, no quiso cesar sobre sus hijos; porque no son».

16 Así dijo el Señor: «Deje tu voz el lloro, y tus ojos, tus lágrimas; que hay galardón para tus obras; y volverán de tierra de enemigos;

17 cosa estable para tus hijos.

18 De oída he oído a Efraín lamentándose: «Castigásteme, y castigado he sido; yo tal como becerro, no aprendí; conviérteme, y me convertiré; porque tú, Señor, eres mi Dios.

19 Porque después de mi cautiverio, arrepentíme; y después que conocí, gemí sobre día de vergüenza; y te manifesté que recibí oprobio, desde mi juventud».

20 «Hijo amado, Efraín, para mí; niñito regalado; pues, por cuanto mis palabras, en él, con memoria le rememoraré; por esto me he solicitado por él; apiadándome, apiadaréme de él» dice el Señor.

21 Ponte, Sión; haz pena(f); da tu corazón a las espaldas(g): por el camino que anduviste, vuélvete, virgen de Israel; vuélvete a tus ciudades llorando.

22 ¿Hasta cuándo te volverás, hija deshonrada? pues ha creado el Señor salud para una plantación nueva; en salud doquier andarán los hombres(h).

23 Porque así dijo el Señor: «Aún dirán esta palabra en tierra de Judá y en sus ciudades; cuando yo volviere su cautividad: «Bendito, Señor sobre justo monte, el santo de él»;

24 y habitantes de las ciudades de Judá y de toda su tierra, juntos con agrícola; y elevado será en grey.

25 Pues he embriagado a toda alma sedienta; y a toda alma hambrienta saciado.

26 Por esto he despertado y visto, y mi sueño dulce hízoseme.

27 Por esto, he aquí días vienen, dice el Señor, y sembraré a Israel y a Judá; simiente de hombre y simiente de bestia.

28 Y será: así como he velado sobre ellos; para destruir y maltratar; así velaré sobre ellos para edificar y plantar, dice el Señor.

29 En aquellos días no dirán, no: «Los padres comieron agraz; y los dientes de los hijos destempláronse»;

30 sino que cada uno en su pecado morirá, y del que comiere el agraz, destemplaránse sus dientes.

31 He aquí días vienen, dice el Señor, y pactaré con la casa de Israel y la casa de Judá pacto nuevo;

32 no según el pacto que pacté con sus padres, en el día que cogí la mano de ellos, para sacarlos de la tierra de Egipto; pues ellos no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.

33 Pues éste, mi pacto, que pactaré con la casa de Israel: «Después de aquellos días, dice el Señor, dando daré mis leyes en la mente de ellos; y en su corazón las escribiré, y seréles su Dios, y ellos seránme mi pueblo.

34 Y no enseñarán cada uno a su ciudadano, y cada uno a su hermano, diciendo: «Conoce al Señor»; pues todos me entenderán, de pequeño de ellos a grande de ellos; pues propicio seré con sus injusticias; y de sus pecados no me acordaré, no, ya.

35 Si se levantare el cielo a lo sublime, dice el Señor, y se humillare el suelo de la tierra abajo, yo no reprobaré el linaje de Israel, dice el Señor; por todo lo que hicieron.

36 Así dijo el Señor, el que da el sol para luz del día; luna y estrellas para luz de la noche,y clamor en el mar, y rebombaron sus olas, Señor, Omnipotente, su nombre:

37 «Si cesaren estas leyes ante mi faz, dice el Señor, también el linaje de Israel cesará de ser gente ante mi faz, todos los días».

38 «He aquí días vienen, dice el Señor, y edificada será la ciudad al Señor, de torre de Hanameel a puerta del ángulo;

39 y saldrá la medida de ella en frente de ellos hasta las colinas de Gareb; y será circuida en torno por selectas piedras;

40 y todas las regiones de muerte, hasta el torrente de Cedrón; hasta el ángulo de puerta de bridones del oriente, santuario al Señor; y ya no desfallecerá, no, y no será arrasada, no, hasta el siglo».

32

1 En señal de la vuelta del cautiverio, compra Jeremías un campo. Castigos. Redención. La palabra la hecha por el Señor a Jeremías, en el año décimo para el rey Sedecías, y dieciocho para el rey Nabucodonosor, rey de Babilón.

2 Y el ejército del rey de Babilón valló sobre Jerusalén, y Jeremías era custodiado en atrio de la custodia que hay en casa del rey;

3 en que le encerró el rey Sedecías, diciendo: «¿Por qué tú profetizas, diciendo: «Así dijo el Señor: He aquí yo doy esta ciudad en manos del rey de Babilón, y la tomará;

4 y Sedecías no salvará, no, de mano de los caldeos; pues con entrega, entregado será en manos del rey de Babilón, y hablará su boca a boca de él; y sus ojos los ojos de él verán;

5 y entrará Sedecías en Babilón, y allí se asentará [hasta que yo le visitare, dice el Señor; y si guerreareis contra los caldeos, no prosperaréis.

6 Y dijo Jeremías(a)]. Y palabra del Señor fue hecha a Jeremías, diciendo:

7 «He aquí Hanameel, hijo de Selum, hermano de tu padre, viene a ti, diciendo: «Cómprate mi campo, el de Anatot; pues a ti, juicio(b) de tomar en compra».

8 Y vino a mí Hanameel, hijo de Selum, hermano de mi padre, al atrio de la custodia, y dijo: «Cómprate mi campo, el en tierra de Benjamín, el de Ananot; pues, a ti juicio, de comprarlo, y tú, el más anciano». Y conocí que era palabra del Señor

9 y compré el campo de Hanameel, hijo de hermano de mi padre, y le pesé siete siclos y diez de plata;

10 y escribí en libro y sellé, y testimoneé testigos, y puse la plata en balanza.

11 Y tomé el libro de la compra, el sellado(c),

12 y dilo a Baruc, hijo de Neri, hijo de Maasías, a ojos de Hanameel, hijo de hermano de mi padre, y a ojos de los varones los presentes y firmantes del libro de la compra, y a ojos de los judíos, los del atrio de la custodia.

13 Y mandé a Baruc, a ojos de ellos, diciendo:

14 Así dice el Señor, Omnipotente: «Toma este libro de la compra y el libro, el leído, y lo pondrás en vaso barrizo, para que dure días muchos.

15 Porque así dijo el Señor: «Todavía se comprarán agros, y casas y viñas en esta tierra».

16 Y oré al Señor, después de dar el libro de la compra a Baruc, hijo de Neri, diciendo:

17 «¡El que eres, Señor! tú has hecho el cielo y la tierra con tu fuerza, la grande, y tu brazo, el excelso y el sublime; no se ocultará, no, de ti nada;

18 el que haces misericordia a millares y vuelves pecados de padres a senos de hijos, con ellos; el Dios, el grande, el fuerte;

19 Señor de gran consejo y poderoso por las obras; el Dios, el grande, el Omnipotente y de gran nombre, Señor: tus ojos, en los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno según su camino;

20 el que hiciste señales y portentos en tierra de Egipto, hasta este día, y en Israel y en los terrígenas, y te has hecho nombre, como(d) este día;

21 y sacaste tu pueblo Israel, de tierra de Egipto en señales y portentos, en mano fuerte y en brazo sublime,

22 y en visiones grandes; y dísteles esta tierra que juraste a sus padres, tierra manando leche y miel.

23 Y entraron y tomáronla; y no oyeron tu voz; y en tus preceptos no anduvieron: todo cuando les mandabas, no hicieron; para que les sobreviniesen todos estos males.

24 He aquí turba viene a la ciudad a tomarla; y la ciudad ha sido dada en manos de caldeos; que guerrean contra ella, a faz de cuchilla y del hambre; como has hablado, así ha acontecido.

25 Y tú me dices: «Cómprate el agro en plata»; y he escrito libro, y sellado, y testimoniado testigos, y la ciudad ha sido dada en manos de caldeos».

26 Y fue hecha palabra del Señor a mí, diciendo:

27 «Yo, Señor, el Dios de toda carne, ¿acaso se me ocultará algo?

28 Por esto, así dijo el Señor, el Dios de Israel: «Dada, entregada será esta ciudad en mano del rey de Babilón; y la tomará;

29 y llegarán los caldeos, guerreando contra esta ciudad, y quemarán esta ciudad en fuego; y quemarán las casas en que incensaban, sobre los terrados de ellas, a la Baal, y libaban libaciones a dioses otros, para irritarme.

30 Pues han sido los hijos de Israel y los hijos de Judá los solos que han hecho lo malo en mis ojos, desde su juventud;

31 pues sobre mi ira y sobre mi furor ha estado esta ciudad; desde el día que la edificaron, y hasta ese día, para apartarla de mi semblante;

32 por todas las maldades de los hijos de Israel y Judá, que hicieron para exacerbarme, ellos, y sus reyes, y sus príncipes, y sus sacerdotes y sus profetas, varones de Judá y los habitantes de Jerusalén;

33 y volviéronme la espalda, y no el rostro. Y les enseñé al alba; y les enseñé, y no oyeron para ya recibir enseñanza,

34 Y pusieron sus inmundicias en la casa donde se invocó mi nombre, sobre ella, en impurezas de ellos.

35 Y edificaron las aras a la Baal, las en hondonada de hijo de Ennom, para ofrendar sus hijos y sus hijas al Moloc rey; lo que no les mandé, ni subió a mi corazón; para hacer esta abominación, para hacer pecar a Judá.

36 Y ahora así dijo el Señor, el Dios de Israel, sobre esta ciudad que tú dices: «Entregada será en manos del rey de Babilón, en cuchilla, y en hambre y en deportación.

37 He aquí yo los congrego de toda la tierra donde los dispersé, allí, en mi ira, y en mi furor y en paroxismo grande; y los vuelvo a este lugar y los asentaré confiados;

38 y me serán mi pueblo, y yo les seré su Dios.

39 Y les daré camino otro y corazón otro, para que me teman todos los días, y para bien a ellos y sus hijos después de ellos.

40 Y pactaré con ellos pacto sempiterno; el que no apartaré, no, de en pos de ellos; y mi temor daréles en su corazón, para que no se separen de mí.

41 Y visitaré para bien hacerles; y los plantaré en esta tierra, en(e) fe, y en todo corazón y en toda alma.

42 Porque así dijo el Señor: «Así como he traído sobre este pueblo todos los males, los grandes; así yo traeré sobre ellos todos los bienes que he hablado sobre ellos.

43 Y serán comprados todavía agros en la tierra que tú dices: «Intransitada será de hombres y bestias; y entregados han sido en manos de caldeos»;

44 y comprarán agros en plata. Y escribirás libro y sellarás y testimoniarás testigos, en tierra de Benjamín y en contorno de Jerusalén, y en ciudades de Judá, y en ciudades del monte, y en ciudades del llano, y en ciudades del mediodía; porque volveré las transmigraciones de ellos».

33

1 Prométense tiempos venturosos y alianza eterna Y fue hecha palabra del Señor a Jeremías, segunda vez (y él estaba aún atado en el atrio de la custodia), diciendo:

2 Así dijo el Señor, el que hace la tierra, y la plasma para levantarla; Señor es su nombre:

3 «Clama a mí, y te responderé, y te anunciaré cosas grandes y fuertes que tú no las conociste.

4 Porque así dijo el Señor acerca de casas de esta ciudad y acerca de casas del rey de Judá, las destruidas en valladares y antemurales,

5 para combatir contra los caldeos y llenarla(a) de los cadáveres de los hombres que he percutido en mi ira y en mi furor; y apartado mi rostro de ellos, por todas sus maldades:

6 He aquí yo la traigo cicatriz y sanidad, y les revelaré, y la curaré; y haré también paz y fe;

7 y volveré la transmigración de Judá y la transmigración de Israel, y los edificaré tal como también antes;

8 y los purificaré de todas sus injusticias que pecaron contra mí; y no me acordaré, no, de sus pecados que pecaban contra mí, y apartáronse de mí.

9 Y será en alegría, y loor y en magnificencia a todo el pueblo de la tierra; los que oirán todos los bienes que yo haré; y temerán, y se exasperarán por todos los bienes y por toda la paz que yo les haré.

10 Así dijo el Señor: «Aún se oirá en este lugar que vos decís: «Desierto está de hombres y bestias», en ciudades de Judá y fuera de Jerusalén, las yermadas, por no haber hombre y bestia:

11 voz de alegría y voz de gozo, voz de novio y voz de novia, voz de los que dicen: «Confesad al Señor, al Todopoderoso, porque bueno es el Señor, porque por el siglo dura su misericordia»; y traerán dones a la casa del Señor; porque volveré toda la transmigración de aquella tierra, según lo primero, dijo el Señor.

12 Así dijo el Señor de los ejércitos que: «Habrá en este lugar, el desierto, por no haber hombre y bestia, en todas sus ciudades, majadas de pastores velando ovejas;

13 en ciudades de montaña y en ciudades del llano, y en ciudades del mediodía, y en tierra de Benjamín; y en las en contorno de Jerusalén y en ciudades de Judá, todavía pasarán ovejas, a mano del enumerante, dijo el Señor».

14 [«He aquí, dice el Señor, y suscitaré la palabra, la buena, que hablé sobre la casa de Jacob, y sobre la casa de Judá.

15 En aquellos días y en aquel tiempo, germinar haré a David germen de justicia, y reinará como rey, y entenderá y hará juicio y justicia en la tierra.

16 En aquellos días salvará Judá; y Jerusalén será habitada confiadamente; y éste es el nombre que le llamarán: «Señor, justo nuestro».

17 Pues así dice el Señor: «No faltará a David varón sentado sobre el trono de Israel.

18 Y de los sacerdotes y levitas no faltará varón, a faz mía ofreciendo holocausto, e incensando don, y haciendo sacrificio todos los días.

19 Y fue hecha palabra del Señor a Jeremías, diciendo:

20 «Así dice el Señor: «Si nula hiciereis mi alianza, la con el día, y mi alianza, la con la noche, de modo que no hubiera día y noche en tiempo de ellos;

21 también mi alianza nula será con David, mi siervo, de modo que no haya, de él hijo reinando sobre su trono, y con los levitas y los sacerdotes, ministros míos.

22 Así como no se contará la milicia del cielo, y no se medirá la arena del mar, así multiplicaré la simiente de David, mi siervo, y a los levitas, mis ministros.

23 Y fue hecha palabra del Señor a Jeremías diciendo:

24 «¿No ves qué este pueblo ha hablado, diciendo: «Dos parentelas, que eligió el Señor, desechólas, y a mi pueblo irritaron, para que no haya gente, delante de ellos».

25 Así dice el Señor: «Si no hubiera mi alianza con el día y la noche, y leyes del cielo y de la tierra no hubiese yo puesto;

26 Así la simiente de Jacob y David, mi siervo, hubiera yo desechado, para no recibir, de la simiente de él príncipes, en la simiente de Abrahán, e Isaac y Jacob; pues volveré la cautividad de ellos y me apiadaré de ellos»(b)].

34

1 Castigo de Sedecías y de los infieles judíos La palabra hecha a Jeremías, del Señor (y Nabucodonosor, rey de Babilón, y todo su ejército y toda la tierra de su imperio que guerreaban sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá), diciendo:

2 Así dijo el Señor: «Ve a Sedecías, rey de Judá; y le dirás: «Así dijo el Señor: «Con entrega, entregada será esta ciudad en manos del rey de Babilón; y la tomará y la quemará en fuego;

3 y tú no salvarás, no, de mano de él, y con cogida serás cogido y en manos de él entregado; y tus ojos sus ojos verán; y en Babilón entrarás».

4 Pero oye la palabra del Señor, Sedecías, rey de Judá: «Así dice el Señor:

5 «En paz morirás; y, como lloraron a tus padres a los reinantes antes de ti, llorarán también a ti y hasta el infierno(a) te plañirán; pues palabra yo he hablado, dijo el Señor».

6 Y habló Jeremías al rey Sedecías todas estas palabras en Jerusalén.

7 Y el ejército del rey de Babilón guerreaba sobre Jerusalén, y sobre las ciudades de Judá, y sobre Laquis y sobre Azeca; pues éstas quedaban, entre las ciudades de Judá, ciudades fortificadas.

8 La palabra la hecha a Jeremías, del Señor, después de consumar el rey Sedecías pacto con el pueblo, proclamando liberación:

9 de enviar cada uno a su niño y cada uno a su niña: al hebreo y a la hebrea, libres, para que no sirviera varón de Judá.

10 Y mudáronse los magnates y todo el pueblo, los entrados en el pacto, para despedir cada uno a su niño y a su niña; y los dejaron

11 para niños y niñas(b).

12 Y fue hecha palabra del Señor a Jeremías, diciendo:

13 «Así dijo el Señor: «Yo he pactado pacto con vuestros padres en el día que les saqué de tierra de Egipto, de casa de servidumbre, diciendo:

14 «Cuando se cumplieren seis años, despedirás a tu hermano, el hebreo, que fuere comprado por ti y te hubiere trabajado seis años, y le despedirás libre»; y no me oyeron y no inclinaron su oreja.

15 Y se apartaron hoy de hacer lo recto ante mis ojos, de proclamar remisión cada cual de su prójimo, y consumaron pacto a mi faz en la casa donde ha sido invocado mi nombre sobre ella.

16 Y os habéis vuelto, y mancillado mi nombre, para volver a cada uno su niño y cada cual su niña; que habían despedido libres de almas de ellos(c), a vosotros para niños y niñas.

17 Por esto, así dijo el Señor: «Vosotros no me habéis oído para proclamar la remisión de cada cual a su prójimo; he aquí yo os proclamaré remisión a cuchilla, y a la muerte y al hambre; y os daré en dispersión a todos los reinos de la tierra.

18 Y daré los varones, los que han transgredido mi pacto, los que no han guardado mi pacto que hicieron, a mi faz, el(d) becerro que hicieron para trabajarle(e);

19 a los príncipes de Judá y los poderosos y los sacerdotes y el pueblo;

20 y los daré a sus enemigos y serán sus cadáveres presa a los volátiles del cielo y a las bestias de la tierra.

21 Y a Sedecías, rey de la Judea, y a los príncipes de ellos daré en manos de sus enemigos; y ejército del rey de Babilón a los que huyen de ellos.

22 He aquí yo ordeno, dice el Señor, y los volveré a esta tierra; y guerrearán sobre ella, y la tomarán y la quemarán en fuego; y las ciudades de Judá, y las daré desiertas de habitantes».

35

1 Obediencia de los recabitas; ejemplo para los inobedientes judíos La palabra, fue hecha a Jeremías, del Señor, en días de Joaquín, rey de Judá, diciendo:

2 «Ve a casa de los recabitas, y los traerás a casa del Señor, a uno de los atrios, y les brindarás vino».

3 Y saqué a Jeconías, hijo de Jeremías, hijo de Habsanías y a sus hermanos, y sus hijos y toda la casa de recabitas;

4 e introdújeles en la casa del Señor, en el pastoforio de hijos de Hanán, hijo de Ananías, hijo de Yegedelías, hombre de Dios; el cual está cerca de la casa de los príncipes, los sobre la casa de Maasías, hijo de Selum, el que custodia el atrio.

5 Y di, ante el rostro de ellos, un cántaro de vino y copas, y dije: «Bebed vino».

6 Y dijeron: «No beberemos vino, no; pues Jonadab, hijo de Recab, nuestro padre, nos ha mandado: «No beberéis vino, no, vos y vuestros hijos por el siglo;

7 y casas no edifiquéis, no; y semilla no sembréis, no; y viña no tendréis; pues en tiendas habitaréis todos vuestros días; para que viváis días muchos sobre la tierra, sobre la cual moráis vosotros sobre ella.

8 Y hemos oído la voz de Jonadab, nuestro padre, de no beber vino todos nuestros días, nosotros, y nuestras mujeres, y nuestros hijos y nuestras hijas;

9 y de no edificar casas para habitar ahí; viña y agro y semilla no hemos tenido;

10 y hemos habitado en tiendas y oído y hecho según todo lo que nos mandó Jonadab, nuestro padre.

11 Y sucedió cuando subió Nabucodonosor sobre la tierra, que resolvimos entrar y entramos en Jerusalén, a faz del ejército de los caldeos, y a faz del ejército de los asirios, y habitamos allí».

12 Y fue hecha palabra del Señor a mí, diciendo:

13 «Así dice el Señor: «Así dice el Señor: «Ve y di a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén: ¿No tomarás no, corrección para oír mis palabras?

14 Afianzaron palabra los hijos de Jonadab, hijo de Recab, lo que mandó a sus hijos de no beber vino; y no bebieron. Y yo os hablé al alba y no visteis.

15 Y envié a vosotros a mis niños, los profetas, diciendo: «Apartaos cada cual de su camino el malo; y mejores haced vuestros propósitos, y no vayáis tras dioses extraños a servirles, y habitad sobre la tierra que di a vos y vuestros padres; y no inclinasteis vuestras orejas, y no oísteis.

16 Y establecieron hijos de Jonadab, hijo de Recab, el mandato de su padre; y este pueblo no me ha oído a mí.

17 Por esto, así dijo el Señor: «He aquí yo traigo sobre Judá y sobre los habitantes de Jerusalén todos los males que he hablado sobre ellos.

18 Por esto, así dijo el Señor: «Pues han oído hijos de Jonadab, hijo de Recab, el mandato de su padre, de hacer según les mandó su padre;

19 no faltará, no, varón de los hijos de Jonadab, hijo de Recab, que asista a mi faz todos los días de la tierra».

36

1 Jeremías dicta a Baruc su profecía. Quémala el rey. Redíctala el profeta y anuncia el castigo. En el año cuarto de Joaquín, hijo de Josías rey de Judá fue hecha palabra del Señor a mí, diciendo:

2 «Tómate papiro de libro y escribe en él todas las palabras que te he hablado sobre Jerusalén, y sobre Judá y sobre todas las gentes, desde el día de hablar yo a ti; desde días de Josías, rey de Judá y hasta este día.

3 Tal vez oirá la casa de Judá todos los males que yo pienso hacerles; para que se vuelvan de su camino, el malo; y propicio seré con sus injusticias y sus pecados»;

4 Y llamó Jeremías a Baruc, hijo de Nerías, y escribió, de boca de Jeremías, todas las palabras del Señor, que habló a él, en papiro de libro.

5 Y mandó Jeremías a Baruc, diciendo: «Yo soy custodiado; no podré, no, entrar en casa del Señor.

6 Y leerás en este papiro a las orejas del pueblo en casa del Señor, en día de ayuno; y en orejas de todo Judá de los que vienen de su ciudad, les leerás.

7 Tal vez caerá misericordia de ellos ante rostro del Señor, y se volverán de su camino, el malo; pues grande, el furor y la ira del Señor, la que ha hablado sobre este pueblo».

8 E hizo Baruc según todo lo que le mandó Jeremías, de leer en el libro palabras del Señor, en casa del Señor.

9 Y aconteció en el año, el octavo para el rey Joaquín, en el mes el noveno, convocaron ayuno ante el rostro del Señor todo el pueblo de Jerusalén y casa de Judá.

10 Y leyó Baruc en el libro las palabras de Jeremías, en casa del Señor, en casa de Gamarías, hijo de Safán, del escriba, en el atrio, el de arriba, en vestíbulos de casa del Señor, el nuevo, y en orejas de todo el pueblo.

11 Y oyó Miqueas, hijo de Gamarías, hijo de Safán, todas estas palabras del Señor, del libro;

12 y bajó a casa del rey, a la casa del escriba; y he aquí que allí todos los príncipes sentados estaban: Elisamá, el escriba; Dalaías, hijo de Semeías; y Elnatán, hijo de Acobor; y Gamarías, hijo de Safán; y Sedecías, hijo de Ananías, y todos los príncipes;

13 y anuncióles Miqueas todas las palabras que oyó leer a Baruc en orejas del pueblo.

14 Y enviaron todos los príncipes cerca de Baruc, hijo de Nerías, a Judí, hijo de Natanías, hijo de Selemías, hijo de Cusí, diciendo: «El papiro en que tú lees, en él, en orejas del pueblo, toma en tu mano y ven». Y tomó Baruc el papiro y bajó a ellos.

15 Y dijéronle: «De nuevo lee en nuestras orejas»; y leyó Baruc.

16 Y sucedió, cuando oyeron todas las palabras, aconsejáronse(a), cada cual con su prójimo, y dijeron: «Anunciando, anunciemos al rey todas estas palabras».

17 Y a Baruc interrogaron, diciendo: «¿Dónde(b) has escrito todas estas palabras?».

18 Y dijo Baruc: «De su boca me anunció Jeremías todas estas palabras, y escribía yo en libro».

19 Y dijeron a Baruc: «Ve, y ocúltate, tú y Jeremías; hombre no sepa dónde vosotros».

20 Y entraron cerca del rey, al atrio; y el papiro dieron a guardar en casa de Elisamá; y anunciaron al rey todas las palabras.

21 Y envió el rey a Judí a tomar el papiro. Y tomólo de casa de Elisamá; y leyó Judí en las orejas del rey y en las orejas de todos los príncipes, los asistentes del rey.

22 Y el rey sentado en casa inverniza, y hogar de fuego, a faz de él.

23 Y sucedió que, leyendo Judí tres páginas y cuatro, cortólas con el cuchillo del escriba; y arrojábalas en el fuego el sobre el hogar; hasta que se acabó todo el papiro en el fuego, el sobre el hogar.

24 Y no inquirieron(c), y no rasgaron sus vestiduras el rey y sus niños los que oían todas estas palabras.

25 Y Elnatán y Dalaías [y Gamarías](d) amonestaron al rey contra el quemar el papiro.

26 Y mandó el rey a Jeremiel, hijo del rey, y a Saraías, hijo de Ezriel, coger a Baruc y a Jeremías; y se ocultaron(e).

27 Y fue hecha palabra del Señor a Jeremías, después de quemar el rey el papiro: todas las palabras que escribió Baruc, de boca de Jeremías, diciendo:

28 «De nuevo toma, tú, un papiro otro y escribe todas las palabras, las que había en el papiro, las que quemó el rey Joaquín;

29 y dirás: «Así dijo el Señor: «Tú has quemado este papiro diciendo: «¿Por qué has escrito en él diciendo: «Entrando, entrará el rey de Babilón, y exterminará esta tierra, y desfallecerá, de ella, hombre y bestia?».

30 Por esto, así dijo el Señor sobre Joaquín, rey de Judá: «No tendrá quien se siente sobre el trono de David; y su cadáver estará lanzado en el ardor del día y en la escarcha de la noche.

31 Y visitaré sobre él, y sobre su linaje, y sobre los niños de él; y traeré sobre él, y sobre los habitantes de Jerusalén, y sobre tierra de Judá, todos los males que he hablado a ellos, y no han oído».

32 Y tomó Baruc papiro otro, y escribió en él, de boca de Jeremías todas las palabras del libro las que quemó Joaquín; y aún se le añadieron palabras más; como éstas.

37

1 Profetiza Jeremías que volverá Nabucodonosor, de Egipto, contra Jerusalén; es preso y libertado por Sedecías. Y reinó Sedecías, hijo de Josías, en lugar de Joaquín; a quien enreyeció Nabucodonosor para reinar sobre Judá.

2 Y no oyeron él, y los niños de él y el pueblo de la tierra, las palabras del Señor que habló en mano de Jeremías.

3 Y envió el rey Sedecías a Yucal, hijo de Selemías, y a Sofonías, hijo de Maasías, el sacerdote, cerca de Jeremías, diciendo: «Ora ahora por nosotros al Señor».

4 Y Jeremías vino, y pasó por medio de la ciudad; y no le dieron en la casa de la custodia.

5 Y el ejército del Faraón salió de Egipto, y oyeron los caldeos la oída de ellos y subieron a Jerusalén.

6 Y fue hecha la palabra del Señor a Jeremías, diciendo:

7 «Así dijo el Señor: «Así dirás al rey de Judá, el que ha enviado cerca de ti a preguntarme; «He aquí las fuerzas del Faraón, las salidas a vos en auxilio, volverán a tierra de Egipto;

8 y retornarán los caldeos mismos y guerrearán contra esta ciudad, y la tomarán y la quemarán con fuego.

9 Porque así dijo el Señor: «No penséis con vuestras almas, diciendo: «Corriendo, se irán de nosotros los caldeos»; pues no se irán, no.

10 Y si percutiereis todas las fuerzas de los caldeos los que guerrean contra vosotros; y restaren algunos traspasados, cada uno en su lugar, éstos se levantarán, y quemarán esta ciudad en fuego».

11 Y aconteció, cuando subieron las fuerzas de los caldeos, de Jerusalén, de faz de las fuerzas de Faraón;

12 que salió Jeremías de Jerusalén para ir a tierra de Benjamín, para comprar allí en medio del pueblo.

13 Y estaba él en la puerta de Benjamín, y allí, un hombre con quien se hospedaba(a): Jerias, hijo de Selemías, hijo de Ananías, cogió a Jeremías, diciendo: «¿A los caldeos tú huyes?».

14 Y dijo: «Mentira: no a los caldeos yo huyo». Y no le escucharon; y cogió Jerias a Jeremías, y le introdujo a los príncipes.

15 Y se exacerbaron los príncipes sobre Jeremías y percutiéronle; y enviáronle a la casa de Jonatán, el escriba; pues ésta hicieron en casa de custodia.

16 Y vino Jeremías a casa de la cisterna y al calabozo; y estuvo sentado allí días muchos.

17 Y envió Sedecías y le llamó; y le preguntó el rey ocultamente: «¿Si hay la palabra del Señor?». Y dijo: «Hay: en manos del rey de Babilón serás entregado».

18 Y dijo Jeremías al rey: «¿Qué he agraviado a ti y a tus niños y a este pueblo, que tú me das en casa de custodia?

19 ¿Y dónde están vuestros profetas los que os profetizaban, diciendo: «No vendrá, no, rey de Babilón a esta tierra?».

20 Y ahora, señor rey, caiga tu misericordia sobre tu faz; y ¿qué me volverás a casa de Jonatán, el escriba? Y no moriré, no, allí».

21 Y ordenó el rey y metiéronle en casa de la custodia; y dábanle pan, uno al día, desde afuera, donde cocían; hasta que faltaron los panes, de la ciudad; y sentóse Jeremías en el atrio de la custodia.

38

1 Jeremías es salvado de la cisterna; y exhorta al rey. Y oyó Safatías, hijo de Matán; y Gedelías, hijo de Fasur; y Yucal, hijo de Selemías; [y Fasur, hijo de Melquías(a)] las palabras que Jeremías hablaba al pueblo, diciendo:

2 «Así dijo el Señor: «El habitante de esta ciudad morirá en espada y en hambre; y el que saliere a los caldeos vivirá; y será su alma en hallazgo y vivirá.

3 Pues así dijo el Señor»: «Entregándosela, entregada será esta ciudad en manos del ejército del rey de Babilón, y la tomará».

4 Y dijeron al rey: «Mátese ya ese hombre; pues él disuelve las manos de los hombres que guerrean, que han sido dejados en la ciudad, y las manos de todo el pueblo, hablándoles según estas palabras; porque este hombre no vaticina paz a este pueblo, sino mal».

5 Y dijo el rey: «Hele en vuestras manos»; pues no podía el rey contra ellos.

6 Y arrojáronle en la cisterna de Melquías, hijo del rey, la que había en el atrio de la custodia; y bajáronle a la cisterna; y en la cisterna no había agua, sino lodo, y estuvo en el lodo.

7 Y oyó Abdemelec, el etíope (y él, en casa del rey) que dieron a Jeremías en la cisterna; y el rey estaba en la puerta de Benjamín;

8 y salió a él y habló al rey y dijo:

9 «Mal has hecho lo que has hecho, matando a este hombre a faz del hambre que no hay ya panes en la ciudad».

10 Y mandó el rey a Abdemelec, diciendo: «Coge en tus manos, de aquí, treinta hombres, y sácale de la cisterna; que no muera».

11 Y cogió Abdemelec los hombres, y entró en la casa del rey, la subterránea; y tomó, de allí, viejos trapos y viejas cuerdas, y arrojólas a Jeremías, a la cisterna;

12 y dijo: «Estos pon debajo de las cuerdas». E hizo Jeremías así.

13 Y tiráronle con las cuerdas; y le sacaron de la cisterna; y asentóse Jeremías en el atrio de la custodia.

14 Y envió el rey y le llamó a sí a casa tercera, la en casa del Señor. Y díjole el rey: «Te preguntaré una palabra; y no ahora me ocultes palabra».

15 Y dijo Jeremías al rey: «Si te anunciare ¿no con muerte me matarás? Y si te aconsejare, no me oirás, no».

16 Y le juró el rey, diciendo: «¡Vive el Señor, que nos ha hecho esta alma, que ni te mataré, ni te daré en manos de estos hombres!

17 Y díjole Jeremías: «Así dijo el Señor: Si saliendo salieres a los caudillos del rey de Babilón, vivirá tu alma; y esta ciudad no será quemada a fuego, no; y vivirás tú y tu casa.

18 Y si no salieres, dada será esta ciudad en manos de los caldeos, y la quemarán a fuego, y tú no salvarás, no».

19 Y dijo el rey a Jeremías: «Yo cuenta tengo de los judíos, los huidos a los caldeos, no me entreguen en manos de ellos; y me escarnecerán».

20 Y dijo Jeremías: «No te entregarán, no; oye la palabra de Dios que yo te digo, y mejor será para ti, y vivirá tu alma.

21 Y, si no quieres tú salir, ésta es la palabra que me ha manifestado el Señor:

22 «Y he aquí todas las mujeres, las dejadas en casa del rey de Judá, han sido conducidas a príncipes de rey de Babilón, y éstas decían: «Hante engañado y podrán contra ti varones pacíficos(b) tuyos, y meterán en resbalones tu pie; se han apartado de ti;

23 y tus mujeres y tus hijos sacarán a los caldeos; y tú no salvarás, no; que en mano del rey de Babilón serás cogido y esta ciudad, quemada».

24 Y díjole el rey: «Hombre no sepa de estas palabras, y tú no morirás, no.

25 Y si oyeren los príncipes que te he hablado, y vinieren a ti y te dijeren: «Anúncianos qué te habló el rey; no ocultes de nosotros; y no te mataremos, no; y qué habló a ti el rey»;

26 y les dirás: «Arrojo yo mi misericordia ante los ojos del rey, para que no me vuelva a casa de Jonatán para morir allí».

27 Y vinieron todos los príncipes a Jeremías e interrogáronle; y anuncióles según todas estas palabras que le mandó el rey; y callaron; pues no se había oído palabra del Señor.

28 Y estuvo sentado Jeremías en el atrio de la custodia, hasta el tiempo que fue capturada Jerusalén. [Y aconteció ser capturada Jerusalén(c)].

39

1 Captura de Jerusalén. Libre, Jeremías. Salva Abdemelec. Y aconteció en el mes nono de Sedecías, rey de Judá, que llegó Nabucodonosor, rey de Babilón y todo su ejército sobre Jerusalén; y la sitiaba(a).

2 Y en el undécimo año de Sedecías, en el mes, el cuarto, el nono del mes, fue hendida la ciudad;

3 y entraron todos los príncipes del rey de Babilón, y sentáronse en una puerta, la media: Marganasar, y Samagot, y Nabusacar y Nabusarés, Nagargás Naserrabamat y los demás caudillos del rey de Babilón(b).

4 [Y sucedió, cuando los vio Sedecías, el rey de Judá, que todos los varones de la guerra huyeron y salieron de noche, de la ciudad, camino del huerto del rey, por la puerta, la en medio de los dos muros; y salieron por vía del desierto.

5 Y persiguió el ejército de caldeos tras ellos, y aprehendieron a Sedecías en las llanuras de Jericó; y le prendieron y condujeron a Nabucodonosor, rey de Babilón, en Reblatá, en tierra de Emat, y habló con él juicios.

6 Y degolló el rey de Babilón a los hijos de Sedecías, en Reblatá, a ojos de él; y a todos los libres de Judá degolló el rey de Babilón.

7 Y los ojos de Sedecías cegó, y atóle en grillos broncíneos y llevóle a Babilón.

8 Y la casa del rey y las casas del pueblo quemaron los caldeos en fuego, y el muro de Jerusalén arrasaron.

9 Y el resto del pueblo, los dejados en la ciudad, y los tránsfugas que huyeron a él, y el resto del pueblo, los dejados, trasladó Nabuzardán, el archicocinero, a Babilón.

10 Del pueblo de los pobres, que nada tenían, dejó Nabuzardán en tierra de Judá, y dioles viñas y pozos, en aquel día.

11 Y mandó Nabucodonosor, el rey de Babilón, acerca de Jeremías, a Nabuzardán, el archicocinero, diciendo:

12 «Tómale, y tus ojos pon en él, y no le hagas ningún mal, sino que, según él te hablare, haz con él».

13 Y envió Nabuzardán, el príncipe de ejército, y Babsarés, y Neregel, y Sereser, y Rebmag, y todos los magnates del rey de Babilón;(c)]

14 y enviaron y tomaron a Jeremías del atrio de la custodia, y diéronle a Godolías, hijo de Ahicam, hijo de Safán; y sacáronle y se sentó en medio del pueblo.

15 Y fue hecha a Jeremías palabra del Señor en el atrio de la custodia, diciendo:

16 «Ve y di a Abdemelec, el etíope: «Así dijo el Señor, el Dios de Israel: «He aquí yo traigo mis palabras sobre esta ciudad, para mal, y no para bien;

17 y te salvaré en aquel día y no te daré, no, en manos de los hombres de quien temías tú, de la faz de ellos.

18 Porque, salvando, te salvaré, y en espada no caerás, no; y será tu alma en hallazgo; pues has confiado en mí, dice el Señor».

40

1 Jeremías libre. El y varios júntanse en torno de Godolías. Quien es perseguido. La palabra hecha por el Señor a Jeremías, después de enviarle Nabuzardán, el archicocinero, el de Ramá, cuando le tomó en grillos, de en medio de la transmigración de Judá de los que eran llevados a Babilón.

2 Y le tomó el archicocinero y le dijo: «Señor, tu Dios, ha hablado estos males sobre este lugar;

3 e hizo(a) el Señor, porque pecasteis contra él y no oísteis su voz.

4 He aquí te he soltado de estas esposas, las sobre tus manos; si bello ante ti venir conmigo a Babilonia, pondré mis ojos en ti;

5 y, si no, márchate, vuélvete a Godolías, hijo de Ahicam, hijo de Safán; a quien ha constituido rey de Babilón, en(b) tierra de Judá; y habita, con él, en medio del pueblo, en tierra de Judá; a todos los bienes en tus ojos para ir, ve». Y le dio el archicocinero dones y le envió.

6 Y vino a Godolías, hijo de Ahicam, a Masfat; y asentóse en medio del pueblo, el dejado en la tierra.

7 Y oyeron todos los caudillos del ejército, el del campo, ellos y los varones de ellos, que constituyó rey de Babilón a Godolías en la tierra, y le fueron encomendados varones, y mujeres de ellos(c) los que no trasladó a Babilón.

8 Y vino a Godolías, a Masfat, Ismael hijo de Natanías; y Joanán y Joatán, hijos de Caree; y Sareas, hijo de Tanuhumet, e hijos de Ofí, el netofatita; y Jezonías, hijo de Maacatí; ellos y sus varones.

9 Y les juró Godolías y a los varones de ellos, diciendo: «No temáis a faz de niños de los caldeos; habitad en la tierra, y trabajad para el rey de Babilón, y mejor será para vosotros.

10 Y he aquí yo sentado estoy ante vosotros en Masfat, para estar a faz de los caldeos que vinieren sobre vos; y vos recoged vino, y frutos y aceite; y echad en vuestros vasos, y habitad en las ciudades que habéis ocupado.

11 Y todos los judíos, los en Moab y entre hijos de Amón y los en la tierra de Idumea, y los en toda la tierra oyeron que dio rey de Babilón reliquias a Judá, y que constituyó sobre ellos a Godolías, hijo de Ahicam.

12 Y vinieron a Godolías, a tierra de Judá, a Masfat; y recogieron vino y frutos muchos sobremanera y aceite.

13 Y Joanán, hijo de Caree y todos los capitanes del ejército, los en los campos, vinieron a Godolías, a Masfat;

14 y le dijeron: «¿Si con conocimiento conoces que Baalís, rey de hijos de Amón, ha enviado a ti a Ismael, a percutir tu alma?» Y no les creyó Godolías.

15 Y Joanán dijo a Godolías, secretamente, en Masfat: «Iré ahora y percutiré a Ismael; y nadie sepa, para que no percuta tu alma y sea dispersado todo Judá, los congregados cerca de ti, y perezcan los residuos de Judá».

16 Y dijo Godolías a Joanán: «No hagas cosa tal; pues mentiras tú dices de Ismael».

41

1 Crueldad de Ismael. Resuelven los judíos emigrar a Egipto. Y aconteció el mes séptimo que vino Ismael, hijo de Natanías, hijo de Elisamá, del linaje del rey, y diez varones con él, a Godolías, a Masfat; y comieron allí pan juntamente.

2 Y se levantó Ismael y los diez varones que estaban con él, y percutieron a Godolías, a quien había constituido rey de Babilón sobre la tierra;

3 y a todos los judíos que estaban con él en Masfat, y a todos los caldeos, los hallados allí.

4 Y aconteció el día, el segundo, de haber percutido él a Godolías (y hombre no lo conoció);

5 vinieron varones de Siquem, y de Silo y de Samaria, ochenta varones, rapados de barbas, y rasgadas las vestiduras y plañendo y dones e incienso en sus manos para ofrendar en casa del Señor.

6 Y salióles al encuentro Ismael; ellos iban y lloraban y díjoles: «Entrad cerca de Godolías».

7 Y aconteció, entrando ellos al medio de la ciudad, los degolló en el pozo.

8 Y diez varones se hallaron allí, y dijeron a Ismael: «No nos mates; pues tenemos tesoros en campo: trigo y cebada, miel y aceite». Y no les mató en medio de sus hermanos.

9 Y el pozo en que arrojó allí Ismael a todos los que percutió, pozo grande éste el que hizo el rey Asa, a faz de Baasa, rey de Israel: éste llenó Ismael de occisos.

10 Y se llevó Ismael todo el pueblo, el dejado en Masfat, y las hijas del rey, que había encomendado el archicocinero a Godolías; hijo de Ahicam; y fue más allá de los hijos de Amón.

11 Y oyó Joanán, hijo de Caree y todos los jefes del ejército, los con él, todo lo malo que hizo Ismael;

12 y llevaron toda la milicia de ellos y fueron a guerrear contra él, y halláronle sobre agua mucha en Gabaón;

13 y aconteció, cuando vio todo el pueblo, el con Ismael, a Joanán y los jefes del ejército, el con él;

14 volviéronse a Joanán.

15 E Ismael salvó con ocho hombres, y fuese a los hijos de Amón.

16 Y tomó Joanán y todos los jefes del ejército, los con él, a todos los residuos del pueblo que quitaron de Ismael, potentes varones en la guerra, y a las mujeres y lo demás y los eunucos que se llevó de Gabaón;

17 y fueron y asentáronse en Camaán, la cerca de Belén; para irse a Egipto,

18 de faz de los caldeos; porque temieron a faz de ellos; por haber percutido Ismael a Godolías; a quien había constituido el rey de Babilón en la tierra.

42

1 Manda Dios que no emigren a Egipto Y acercáronse todos los jefes del ejército, y Joanán, y Jezonías, hijo de Azaías, y todo el pueblo, de pequeño, y hasta grande, a Jeremías, el profeta, y dijéronle:

2 «Caiga ahora nuestra misericordia ante tu faz, y ora al Señor, tu Dios, por estos restantes; que restamos pocos de muchos, según tus ojos ven.

3 Y anúncienos el Señor, tu Dios, el camino que hemos de ir, en él, y palabra que hemos de hacer».

4 Y díjoles Jeremías: «He oído; he aquí oraré al Señor, nuestro Dios, según vuestras palabras; y será la palabra que respondiere el Señor, la que os anunciaré; no ocultaré, no, de vosotros palabra».

5 Y ellos dijeron a Jeremías: «Sea el Señor, entre nosotros, en testigo justo y fiel si no, según toda la palabra que nos enviare el Señor; así hiciéremos.

6 Y si bueno y si malo, la voz del Señor, nuestro Dios, a quien te enviamos, a él, oiremos; para que mejor nos esté; que oiremos la voz del Señor, nuestro Dios».

7 Y aconteció, después de diez días, fue hecha palabra del Señor a Jeremías.

8 Y llamó a Joanán y los jefes del ejército y a todo el pueblo; de pequeño y hasta grande,

9 y díjoles: «Así dijo el Señor:

10 «Si sentando os sentareis en esta tierra, os edificaré, y no arrasaré, no; y os plantaré, y no desarraigaré, no; pues he reposado de los males que os he hecho.

11 No temáis de faz del rey de Babilón, de quien vosotros teméis, de su faz; no temáis, dice el Señor; pues con vos yo, para libraros y salvaros de mano de ellos.

12 Y daréos piedad, y me apiadaré de vos y os volveré a vuestra tierra.

13 Y si decís vos: «No nos sentaremos en esta tierra, no; por no oír la voz del Señor;

14 pues a tierra de Egipto entraremos, y no hemos de ver, no, guerra; y voz de trompeta, no oír, no; y en panes no hambrear, no; y allí habitaremos»;

15 por esto oíd la palabra del Señor: «Así dijo el Señor: «Si vosotros dais vuestro semblante a Egipto y entráis allí a habitar;

16 será: la espada que vosotros teméis, a faz de ella, os hallará en tierra de Egipto; y el hambre con que vos cuenta tenéis, a faz de ella os cogerá, tras vos, en Egipto; y allí moriréis.

17 Y serán todos los hombres y todos los alienígenas, los que dieren su semblante a la tierra de Egipto, a habitar allí; desfallecerán en la espada y en el hambre; y no habrá de ellos ninguno que salve de los males que yo traigo sobre ellos.

18 Porque así dijo el Señor: «Así como destiló mi furor sobre los habitantes de Jerusalén; así destilará mi furor sobre vos, entrando vos en Egipto; y seréis en intransitable(a) y manumitidos y en maldición y oprobio; y no veréis, no, ya este lugar».

19 Lo que ha hablado el Señor sobre vos, los residuos de Judá: «No entréis en Egipto». Y ahora, conociendo, conoceréis;

20 que prevaricasteis en vuestros corazones enviándome, diciendo: «Ora por nos al Señor;» y «según todo lo que te hablare el Señor, haremos».

21 Y no habéis escuchado la voz del Señor, con la cual me envió a vosotros.

22 Y ahora en espada y en hambre desfalleceréis en el lugar que vos queréis entrar, para habitar allí».

43

1 Acusan de mendaz los judíos a Jeremías y le llevan, con Baruc, a Egipto. Y sucedió, al acabar Jeremías de decir estas palabras al pueblo, todas las palabras del Señor con las que le envió el Señor a ellos, todas estas palabras;

2 dijo Azarías, hijo de Osaías, y Joanán, hijo de Caree, y todos los varones los que dijeron a Jeremías; diciendo: «¡Mentiras! no te ha enviado el Señor a nosotros, diciendo: «No entréis en Egipto a habitar allí»,

3 sino que Baruc, hijo de Nerías, te incita contra nosotros, para que nos des en manos de caldeos, a matarnos y transmigrarnos a Babilón».

4 Y no oyó Joanán y todos los jefes del ejército y todo el pueblo la voz del Señor de que habitaran en tierra de Judá.

5 Y tomó Joanán y todos los jefes del ejército a todos los residuos de Judá, que se habían vuelto a habitar en la tierra:

6 a los potentes varones y las mujeres y lo demás, y las hijas del rey y las almas que dejó Nabuzardán con Godolías, hijo de Ahicam, y a Jeremías, el profeta y a Baruc, hijo de Nerías;

7 y entraron en Egipto; pues no oyeron la voz del Señor, y entraron en Tafnis.

8 Y fue hecha voz del Señor a Jeremías en Tafnis diciendo:

9 «Tómate piedras grandes y ocúltalas en vestíbulos, en puerta de la casa de Faraón, en Tafnis, a ojos de varones de Judá;

10 y dirás: «Así dijo el Señor: «He aquí yo envío, y traeré a Nabucodonosor, rey de Babilón, y pondrá su trono encima de estas piedras que has ocultado, y levantará las armas sobre ellas;

11 y entrará y percutirá la tierra de Egipto: a los para muerte, de muerte; y a los para transmigración, de transmigración; y a los para espada, de espada;

12 y encenderá fuego en casas de los dioses de ellos; y las quemará, y los trasladará; y despiojará(a) tierra de Egipto, cual despioja un pastor su vestido. Y saldrá en paz.

13 Y quebrantará las columnas de Heliópolis, las en On; y las casas de ellos quemará en fuego.

44

1 Continúan los judíos idolatrando. Amenázales el profeta con castigos. La palabra, la hecha a Jeremías para todos los judíos, los residuos en tierra de Egipto, y para los asentados en Mágdalo, y en Tafnis y en tierra de Fatures, diciendo:

2 «Así dijo el Señor, el Dios de Israel: «Voz habéis visto todos los males que he traído sobre Jerusalén y sobre las ciudades de Judá; y he aquí están yermas de habitantes,

3 a faz de maldad de ellos que hicieron para irritarme, yendo a incensar a dioses otros que no conocíais.

4 Y envié a vos mis niños, los profetas, al alba, y envié, diciendo: «No hagáis la cosa de esta contaminación que he aborrecido».

5 Y no oyeron y no inclinaron su oreja para apartarse de sus males, para no incensar a dioses otros.

6 Y destiló mi ira y mi furor, y se enardeció en puertas de Judá y fuera(a) de Jerusalén; y fueron hechos en desolación y en intransitable; como(b) este día.

7 Y ahora así dijo el Señor Todopoderoso: «¿A qué vos hacéis males grandes contra vuestras almas, para cortar(c) de vos, hombre y mujer, infante y mamante, de en medio de Judá; para que no quede de vos nadie;

8 exacerbándome en las obras de vuestras manos; incensando a dioses otros, en tierra de Egipto; a la que habéis ido a habitar, allí; para que seáis cortados y para que seáis convertidos en maldición y en oprobio, en todas las gentes de la tierra?

9 ¿Acaso os habéis olvidado de los males de vuestros padres, y de los males de los reyes de Judá, y de los males de vuestros príncipes y de los males de vuestras mujeres, que hicieron en tierra de Judá, y fuera de Jerusalén?

10 Y no han cesado hasta este día, y no adhirieron a mis preceptos que di a faz de sus padres.

11 Por esto, así dijo el Señor: «He aquí yo pongo mi rostro [sobre vos, en mal, para perder a todo Judá](d)

12 para perder a todos los residuos, los en Egipto; y caerán en espada y en hambre; y desfallecerán, de pequeño a grande, y serán en oprobio, y en perdición y en maldición.

13 Y visitaré sobre los asentados en tierra de Egipto; como he visitado sobre Jerusalén en espada y en hambre;

14 y no será salvo nadie de los residuos de Judá, los que peregrinan en tierra de Egipto, para volver a tierra de Judá; a la que ellos esperan, con sus almas, volver allí; no volverán, no, sino los evadidos».

15 Y respondieron a Jeremías todos los varones, (los que sabían que incensaban sus mujeres) y todas las mujeres, congregación grande, y todo el pueblo, los asentados en tierra de Egipto, en Fatures, diciendo:

16 «La palabra que nos has hablado, con nombre del Señor, no te oiremos;

17 pues, haciendo haremos toda la palabra, que saldrá de nuestra boca: de incensar a la reina del cielo(e) y libarle libaciones; según que hemos hecho nos y nuestros padres y nuestros reyes y nuestros príncipes en ciudades de Judá y fuera de Jerusalén; y nos llenamos de panes y fuimos buenos y males no vimos.

18 Y, como dejamos de incensar a la reina del cielo, hemos desmedrado todos, y en espada y en hambre desfallecido.

19 Y porque nosotras incensábamos a la reina del cielo y le libábamos libaciones, ¿acaso, sin nuestros maridos, le hacíamos tortas y le libábamos libaciones?».

20 Y dijo Jeremías a todo el pueblo, a los potentes y a las mujeres, y a todo el pueblo, a los que le habían contestado palabras, diciendo:

21 «¿Acaso del incienso que incensabais en las ciudades de Judá y fuera de Jerusalén, nos y vuestros padres, y vuestros reyes, y vuestros príncipes y el pueblo de la tierra, no se acordó el Señor; y subió(f) sobre el corazón de él?

22 Y no pudo el Señor ya sufrir a faz de maldad de vuestras obras, y ante las abominaciones que hicisteis; y fue hecha vuestra tierra en desolación, y en intransitable y en maldición; como en este día,

23 a faz de lo que incensabais y lo que pecabais al Señor; y no oísteis la voz del Señor; y en sus preceptos, y en su ley, y en sus testimonios no habéis andado; os han cogido estos males».

24 Y dijo Jeremías al pueblo y a las mujeres: «Oíd la palabra del Señor:

25 «Así dijo el Señor, el Dios de Israel: «Vosotras, mujeres, con vuestra boca habéis hablado, y con vuestras manos llenado(g), diciendo: «Haciendo haremos nuestras confesiones que hemos confesado, incensando a la reina del cielo y libándole libaciones»; perseverando habéis perseverado en vuestras confesiones; y haciendo, habéis hecho.

26 Por esto oíd palabra del Señor, todo Judá: los asentados en tierra de Egipto: «He aquí he jurado por mi nombre, el grande, dijo el Señor, como si estuviere ya mi nombre en boca de Judá, para decir: «¡Vive el Señor!» en toda la tierra de Egipto.

27 Pues yo velo sobre ellos para mal hacerles y no bien; y desfallecerán todo Judá; los habitantes en tierra de Egipto en espada y en hambre, cuando desfallecieren.

28 Y los evadidos a la espada volverán a tierra de Judá, pocos en número; y conocerán los residuos de Judá, los puestos en tierra de Egipto, para habitar allí, palabra de quién ha de permanecer.

29 Y ésta, para vos la señal de que visitaré yo sobre vos en mal:

30 así dijo el Señor: «He aquí yo doy a Efree, rey de Egipto en manos de su enemigo y en manos de los que buscan su alma; según que he dado a Sedecías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilón, su enemigo, y que buscaba su alma».

45

1 Consuela Jeremías a Baruc y asegúrale que librará de la perdición La palabra que habló Jeremías, el profeta, a Baruc, hijo de Nerías, cuando escribía estas palabras en el libro, de boca de Jeremías, en el año el cuarto de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá:

2 «Así dijo el Señor sobre ti, Baruc;

3 porque has dicho: «¡ay de mí! ¡ay de mí! que ha añadido el Señor fatiga a mi trabajo; he dormido en gemidos; reposo no he hallado»; dile: «Así dijo el Señor:

4 «He aquí yo edifiqué; yo arrasaré; y los que yo he plantado, yo desarraigo.

5 Y ¿tú buscarás para ti cosas grandes? No busques; pues yo traigo males sobre toda carne, dice el Señor; y daré tu alma en hallazgo en todo lugar donde anduvieres allí».

46

1 Profetiza contra Egipto; y sobre los judíos En principio de reinar Sedecías, rey, fue hecha esta palabra acerca de Elam(a)

2 a Egipto, sobre el ejército de Faraón Necao, rey de Egipto; que estaba sobre el río Eufrates, en Carcamis; a quien percutió Nabucodonosor, rey de Babilón, en el año el cuarto de Joaquín, rey de Judá:

3 «Coged armas y broqueles, y avanzad a guerra;

4 uncid los bridones; subid, los jinetes, y estaos en vuestros morriones; enristrad las lanzas y vestíos vuestras corazas.

5 ¿Qué? ¿que ellos se aterran, y retroceden hacia atrás? Por esto; porque los fuertes de ellos destrozados serán; con fuga fugáronse, y no se volvieron, rodeados en contorno, dice el Señor.

6 No huya el ligero; y no se evada el fuerte al septentrión; lo que al Eufrates desmayó, y ha caído.

7 ¿Quién es éste que como río ascenderá, y como ríos ondeará agua?

8 Aguas de Egipto, tal como río, ascenderán; y dijo:(b) «Ascenderé y cubriré la tierra y perderé a los habitantes de ella».

9 Subid en los bridones; prevenid las armas; salid, los batalladores de etíopes y libios armados de armaduras, y lidios, ascended, tended arco;

10 y aquel día para el Señor, nuestro Dios, día de venganza de vengarse de sus enemigos; y devorará la cuchilla del Señor y se llenará y embriagará de la sangre de ellos; pues sacrificio para el Señor, desde tierra de septentrión sobre río Eufrates.

11 Asciende, Galaad, y toma resina para la virgen hija(c) de Egipto; en vano has multiplicado tus medicamentos; provecho no hay para ti.

12 Han oído gentes tu voz, y de tu clamor se ha llenado la tierra; pues batallador contra batallador flaquearon, y a una cayeron ambos.

13 Lo que habló el Señor en mano de Jeremías, al venir el rey de Babilón a percutir la tierra de Egipto.

14 «Anunciad a Magdalón, y anunciad a Menfis; decid: «Ponte y prepárate; que ha devorado la cuchilla tu cerca.

15 ¿Por qué ha huido de ti el apis, el becerro, el elegido tuyo? No permaneció; que el Señor lo deshizo;

16 y tu muchedumbre ha flaqueado y caído; y cada uno a su prójimo hablaba: «Levantémonos y volvamos a nuestro pueblo, a nuestra patria a la faz de cuchilla helénica(d).

17 Llamad el nombre del faraón, Necao, rey de Egipto: «Perdición; dejó pasar un tiempo favorable»,

18 ¡Vivo yo! dice el Señor Dios, que así como el Tabor en los montes, y el Carmelo, el en la mar viene.

19 Vasos de transmigración hazte, habitadora hija de Egipto; pues Menfis en desaparecimiento se convertirá y será llamada «Ay» por no haber habitantes en ella.

20 Becerra ataviada Egipto: arreamiento de septentrión ha venido sobre ella;

21 y sus mercenarios en ella, como terneros cebados, nutridos en ella; por esto también ellos se volvieron y huyeron a una; no se detuvieron; pues día de perdición vino sobre ellos, y tiempo de venganza de ellos.

22 Voz, cual de sierpe(e) silbante; pues en arena andan(f); en segures vendrán sobre ella(g);

23 cual los que cortan leña, cortarán el bosque de ella, dice el Señor; pues no se ha comparado(h), no; que se multiplica sobre langosta, y no tienen número.

24 Avergonzada ha sido la hija de Egipto, entregada en manos de pueblo de septentrión.

25 He aquí yo me vengaré de Amón, el hijo de ella, de Faraón y de los confiados en él(i);

26 [y los daré en manos de los que buscan su alma; y en mano de Nabucodonosor, rey de Babilón, y en manos de sus siervos; y después de esto será habitada, como en los días los antiguos, dice el Señor(j)]

27 y tú no temas, siervo mío Jacob; ni te espantes, Israel; por esto: porque yo soy el que te salva de lejos, y a la simiente tuya del cautiverio de ellos. Y volverá Jacob; y descansará y dormirá; y no habrá quien le turbe.

28 No temas, niño mío, Jacob, dice el Señor; que contigo yo soy: la intrépida y voluptuosa entregada ha sido; pues haré consumación en toda gente a donde te he lanzado, allí; pero a ti no haré desfallecer, no; y te castigaré en juicio, y cual a impune, impune no te dejaré».

47

1 Profecía del triunfo de los caldeos sobre los filisteos [Palabra del Señor, la hecha a Jeremías el profeta(a)] contra los filisteos [antes de percutir el Faraón a Gaza(b)].

2 Esto dice el Señor: «He aquí aguas ascienden del septentrión; y se convertirán en torrente inundador, e inundarán la tierra y la plenitud de ella: la ciudad y sus habitantes; y vociferarán los hombres y ulularán todos los habitantes de la tierra,

3 de la voz de su ímpetu; de las armaduras de sus pies, y del estremecimiento de sus carros: del estruendo de sus ruedas. No se volvieron los padres a sus hijos, de desfallecimiento de sus manos;

4 en el día el que sobreviene a perder a todos los filisteos. Y desvaneceré a Tiro y a Sidón y todos los restantes del auxilio de ellos; pues exterminará el Señor a los restantes de las islas(c).

5 Viene calvicie sobre Gaza; lanzada ha sido Ascalón y los restos de los gigantes(d).

6 ¿Hasta cuándo herirás, la cuchilla del Señor? ¿Hasta cuándo no reposarás? Restitúyete a tu vaina; descansa y quítate

7 ¿Cómo reposará? Y el Señor le mandó sobre Ascalón y sobre las marítimas y sobre las demás, levantarse».

48

1 Devastación de Moab Para Moab: Así dice el Señor: [de los ejércitos, el Dios de Israel(a)] «Ay de Nabó(b) pues ha perecido; tomada ha sido Cariataím, avergonzada Amat y Agat(c).

2 No hay ya medicina para Moab; alborozo en Hesebón: se pensó contra ella mal: «La hemos cortado de las gentes, y con reposo reposará». Tras de ti andará cuchilla;

3 porque voz de los que han vociferado de Oronaim; perdición y quebranto grande,

4 quebrantada ha sido Moab; anunciad a Sogora(d)

5 pues ha sido llenada Luit en lloro(e). Subirá llorando, vía de Oronaím; clamor de quebranto habéis oído:

6 huid y salvad vuestras almas; y poneos como ónagro en desierto;

7 puesto que has confiado en tus fortificaciones; también tú capturada serás; y saldrá Camós(f) en transmigración, y sus sacerdotes y sus príncipes a la vez.

8 Y vendrá perdición sobre toda ciudad; no se salvará, no; y perecerá la hondonada, y exterminado será el llano; según ha dicho el Señor.

9 Dad avisos(g) a Moab; pues con cogimiento cogida será; y todas sus ciudades en intransitable convertidas; ¿de dónde habitador para ella?

10 Maldito el que hace las obras del Señor negligentemente, desviando su cuchilla de sangre.

11 Reposaba Moab desde muy niño; y confiado estaba en su gloria: no trasvasaba, y a transmigración no iba; por esto quedó su gusto en él, y su olor no desfalleció(h).

12 Por esto he aquí días de él vienen, dice el Señor, y le enviaré postradores y le postrarán, y sus vasos destrozarán y sus cuernos destrozarán;

13 y avergonzado será Moab por causa de Camós; así como avergonzada fue la casa de Israel, por causa de Betel, su esperanza; confiados en ellos.

14 ¿Cómo diréis: Fuertes somos, y hombre esforzado para lo bélico?

15 Pereció Moab, la ciudad de él; y selectos jovencillos de él bajaron a degüello;(i)

16 cerca está el día de Moab en venir; y su maldad, rauda sobremanera.

17 Moveos(j) a él, todos en contorno; todos proferid su nombre; decid: ¿Cómo ha sido quebrantado báculo glorioso, vara de magnificencia?

18 Desciende de gloria, y siéntate, en húmedo(k) sentada. Dibón es borrada; que ha perecido Moab; ha subido a ti, quien destruye tu fortificación.

19 En el camino detente y mira, sentada en Aroer, y pregunta a fugitivo y salvo, y di: «¿Qué ha sucedido?»

20 Confundida ha sido Moab; pues ha sido quebrantada; ulula tú y vocifera, anuncia en Arnón que pereció Moab;

21 y juicio viene, a tierra del Llano, sobre Helón, y sobre Yasa, y sobre Mefaat,

22 y sobre Dibón, y sobre Nabó, y sobre Betgamul,

23 y sobre Betmaón,

24 y sobre Cariot, y sobre Bosrá y sobre todas las ciudades de Moab, las de lejos y las de cerca.

25 Quebrado fue el cuerno de Moab, y su puño quebrantado.

26 Embriagable, que contra el Señor se engrandeció; y golpeará a Moab en su mano(l); y será en risa también él;

27 y ¿acaso en mofa no era para ti Israel, y en tus hurtos hallado fue, cuando guerreabas contra él?

28 Abandonaron las ciudades; y habitaron en peñas los habitantes de Moab; fueron hechos como palomas anidando en peñas, boca de hoyo.

29 Y oí altanería de Moab (altanereó sobremodo) su altanería y su soberbia; y se exaltó su corazón;

30 pero yo conocí sus obras; ¿acaso no lo bastante a él(m) no así hizo?

31 Por esto sobre Moab ululad de doquiera; vocead sobre varones de Queír Hadas, de escualor(n);

32 como llanto de Jazer, te lloraré, vid de Sabamá: tus sarmientos pasaron la mar, ciudades de Jazer tocaron con tu fruto; sobre tus vendimias perdición cayó.

33 Arrebatado fue regocijo y alegría de la Moabítide; y vino había en sus lagares; al alba no hollaron, y a la tarde no hicieron, no, ¡Ay de!(o)

34 Del clamor de Hesebón hasta Eleale y Jasa, las ciudades de ellos dieron su voz; desde Segor hasta Oronáim, y anuncio a Salasiá; pues hasta el agua de Nemrim en combustión será».(p)

35 Y destruiré a Moab, dice el Señor, al que sube al ara e inciensa a sus dioses.

36 Por esto el corazón de Moab, así como flautas(q) rebombarán el corazón mío sobre hombres rapados,(r) así como flauta rebombará; por esto lo que adquirió, pereció por hombre.

37 Toda cabeza en todo lugar raparán; y toda barba rapada será, y todas las manos se golpearán; y sobre todo lomo, saco;

38 y sobre todo terrado de Moab y por sus calles; pues he quebrantado, dice el Señor, como vaso de que no hay necesidad, de él.

39 ¿Cómo ha cambiado? ¿Cómo ha vuelto espalda Moab? Confundida fue y hecha Moab en risa y odio a los en contorno de ella.

40 Que así dijo el Señor: [he aquí como águila volará, y extenderá sus alas sobre Moab»(s)]

41 Capturada fue Cariot, y las fortificaciones capturadas fueron;

42 y perecerá Moab por la turba; pues sobre el Señor se ha magnificado.

43 Lazo, y miedo y hoyo sobre ti, sentado Moab.

44 El fugitivo a faz del miedo, caerá en el hoyo; y el que sube del hoyo, cogido será en el lazo; pues traeré esto sobre Moab en año de visitación de ellos:

45 [En sombra de Hesebón detuviéronse, los que del ejército huían; que fuego salió de Hesebón y llama de en medio de Seón, y devoró el costado de Moab y la cumbre de hijos de perdición.

46 ¡Ay de ti, Moab! pereció el pueblo de Camós; pues cogieron a tus hijos y a tus hijas en cautividad.

47 Y convertiré cautividad de Moab en los últimos días, dice el Señor». Hasta aquí el juicio de Moab(t)].

49

1 Profecía sobre Amón, Edom, Damasco, árabes y elamitas A los hijos de Amón. Así dijo el Señor: «¿Acaso hijos no hay en Israel o quien herede, no tienen? ¿por qué ha heredado Melcom a Gad, y el pueblo de ellos en sus ciudades habitará?

2 Por esto, he aquí días vienen, dice el Señor y resonaré sobre Rablat tumulto de guerras; y serán en intransitable y en perdición; y sus aras en el fuego serán quemadas; y heredará Israel el principado de él.

3 Ulula, Hesebón, porque ha perecido [Hai]; vocead, hijas de Rablat, vestíos sacos y heríos; pues Melcom, en transmigración irá, y sus sacerdotes y sus príncipes juntamente.

4 ¿Qué os alborozáis en las campiñas de «los gigantes»? hija de impudencia, la confiada en sus tesoros; la que decías: «¿Quién vendrá sobre mí?»

5 He aquí yo traigo temor sobre ti, dijo el Señor, de toda tu circunvecindad y os dispersaréis cada uno a su faz; no hay quien congregue.

6 [Y después de esto volveré los cautivos de los hijos de Amón, dice el Señor].

7 A la Idumea: Esto dice el Señor: «No hay ya sabiduría en Temán;(a) pereció consejo de entre prudentes; se fue sabiduría de ellos;

8 conculcado ha sido el lugar de ellos(b); ahondad para asiento(c) los que habitáis en Dedán; que pesadas cosas ha hecho(d); he traído sobre él(e) en tiempo que he visitado sobre él;

9 pues vendimiadores han venido, que no te dejarán rastrojo; como ladrones de noche pondrán encima su mano.

10 Que yo he derribado a Esaú, descubierto lo oculto de ellos; ocultarse no podrán, no; han perecido por mano del hermano de él, vecino mío;

11 y no hay como quede huérfano que viva; y yo haré vivir, y viudas en mí confían.

12 Porque esto dijo el Señor: «Los que no tenían ley de beber el cáliz, bebieron, y tú absuelta(f) no serás absuelta;

13 que por mí mismo he jurado, dice el Señor; pues en intransitable y en oprobio y en maldición serás en medio de ella, y todas las ciudades de ella estarán desiertas por siglo.

14 Oída he oído del Señor, y ángeles a las gentes envió: «Congregaos y llegad a ella; levantaos en guerra».

15 Pequeño te he dado entre gentes, despreciable entre hombres.

16 Tu arrogancia hase apoderado de ti; impudencia de tu corazón habitó cavernas de peñas; tomó fuerza de colina excelsa —pues exaltó así como águila su nido—; de allí te derribaré.

17 Y será la Idumea en intransitable; todo transeúnte sobre ella silbará.

18 Así como fue trastornada Sodoma y Gomorra y sus vecinas, dijo el Señor Omnipotente, no se asentará, no, allí hombre; y no habitará, no, allí hijo de hombre.

19 He aquí como león ascenderá(g) de en medio del Jordán hasta el lugar de las Peñas; pues rápidamente los perseguiré de él; y a los jovencillos sobre él constituid(h). Pues ¿quién como yo? ¿y quién me resistirá? Y ¿quién es ese pastor que se pondrá ante mi faz?

20 Por esto oíd la determinación que determinó sobre la Idumea, y su pensamiento que pensó sobre los habitantes de Temán: «¡Si no fueren arreadas las(i) más pequeñas de las ovejas!... ¡Si no fuere hecha intransitable sobre ella la morada de ellos!...;

21 pues a la voz de su caída se amedrentó la tierra; y estruendo de mar no se oyó.(j)

22 He aquí, tal como águila, mirará y extenderá las alas sobre las fortificaciones de ella(k); y estará el corazón de los fuertes de la Idumea en aquel día como corazón de mujer parturiente».

23 A Damasco: «Avergonzada está Emat y Arfad; pues han oído oída mala: pasmáronse, enfureciéronse(l); reposar no podrán, no.

24 Desmayóse Damasco; se volvió a la fuga; temblor la cogió(m).

25 ¿Cómo no dejó mi ciudad, aldea amaron?(n)

26 Por esto caerán jovencillos en tus calles, y todos los varones, los guerreros tuyos, caerán, dice el Señor;

27 y encenderé fuego en los muros de Damasco, y devorará encrucijadas(o) de Benadad».

28 A Cedar la reina del Aula(p), que percutió Nabucodonosor, rey de Babilón. Así dijo el Señor: «Levantaos y subid a Cedar, e invadid a los hijos de oriente.

29 Sus tiendas y sus ovejas, serán llevadas; sus vestiduras y todos sus vasos y sus camellos les serán llevados; y llamad sobre ellos perdición de en contorno.

30 Huid; sobremanera ahondad para asiento, sentados en el Aula; pues ha deliberado sobre vosotros rey de Babel deliberación y pensado pensar.

31 Levántate y sube sobre gente tranquila sentada en refrigerio; que no tienen puertas, no cerraduras, no cerrojos: solos moran.

32 Y serán sus camellos en botín, y muchedumbre de sus ganados en perdición; y los aventaré con todo viento, rapados(q) ante la faz de ellos; de todo confín de ellos traeré su derribamiento, dijo el Señor.

33 Y será el Aula morada de avestruces, e intransitable por siglo; no se asentará allí hombre, no; y no habitará allí hijo de hombre, no.

34 Lo que profetizó Jeremías sobre las gentes, las de Elam(r):

35 Esto dice el Señor: «Quebrado ha sido el arco de Elam, principado del poderío de ellos.

36 Y traeré sobre Elam cuatro vientos desde las cuatro sumidas del cielo y les dispersaré por todos estos vientos; y no habrá gente que no llegue allí: los lanzados de Elam.

37 Y les aterraré delante de los enemigos de ellos, los que buscan su alma, y traeré(s) sobre ellos, según la ira de mi furor, y enviaré tras ellos mi cuchilla hasta aniquilarlos.

38 Y pondré mi trono en Elam, y enviaré desde allí rey y magnates.

39 Y será en el postrero de los días: volveré la cautividad de Elam, dice el Señor.

50

1 Caída de Babel. Retorno de los israelitas. Palabra del Señor la que habló sobre Babel:

2 «Anunciad en las gentes y oíble hacedlo y no ocultéis; decid: «Capturada está Babel; confundida, Bel; la impertérrita, la voluptuosa entregada ha sido a Merodac(a).

3 Pues ha venido sobre ella una gente del septentrión. Este pondrá la tierra de ella en desaparecimiento; y no habrá quien habite en ella, desde hombre y hasta bestia.

4 En aquellos días y en aquella sazón llegarán los hijos de Israel, ellos y los hijos de Judá a una; andando y llorando irán, al Señor, su Dios, buscando.

5 Hasta Sión preguntarán el camino, pues hacia allá su faz darán; y llegarán y se refugiarán cerca del Señor Dios. Pues testamento eterno no se olvidará.

6 Ovejas perdidas ha sido hecho mi pueblo; sus pastores los lanzaron; sobre los montes, los extraviaron; de monte a collado fueron; olvidáronse de su aprisco.

7 Todos los que los hallaban, consumíanlos; sus enemigos dijeron: «No los dejemos; por cuanto han pecado al Señor: dehesa de justicia(b) para el que congregó a sus padres».

8 Extrañaos en medio de Babel, y en tierra de caldeos; y salid y haceos así como dragones a faz de ovejas(c).

9 Pues he aquí yo suscito sobre Babel congregaciones de gentes desde tierra de septentrión, y se le armarán, de ahí será cogida, cual dardo de combatiente hábil no volverá vacío.

10 Y será la Caldea en presa; todos los apresadores de ella se llenarán.

11 Porque os alegrabais y gloriabais, arrebatando mi heredad; por esto: porque saltabais, como becerros en hierba; y corneabais, como toros.

12 Avergonzada ha sido vuestra madre sobremanera, [confundida la que os parió] madre para bien; última de gentes, desierta;

13 por ira del Señor, no será habitada; y será en desaparecimiento toda; y todo el que pasare por Babel, se contristará; y silbarán sobre toda la plaga de ella.

14 Armaos sobre Babel en torno, todos los que tendéis arco; tirad sobre ella, no perdonéis a vuestros dardos;

15 y apoderaos de ella: desmayadas están sus manos; han caído sus baluartes, y socavado ha sido su muro; que venganza de Dios es; vengaos de ella; según que ha hecho, hacedle.

16 Exterminad simiente de Babel; al que empuña hoz en tiempo de siega; a faz de cuchilla helena(d), cada uno a su pueblo volverán; y cada uno a su tierra huirá.

17 Oveja errante, Israel; leones, arrojáronla; el primero comióla rey de Asur; y éste últimamente sus huesos, rey de Babel.

18 Por esto, esto dice el Señor: «He aquí yo me vengaré de Babel y de su tierra, según me he vengado del rey de Asur.

19 Y restituiré a Israel a su dehesa, y pacerá en el Carmelo y en monte de Efraín y en el Galaad; y se llenará su alma.

20 En aquellos días y en aquella sazón buscarán la injusticia de Israel, y no la habrá; y los pecados de Judá, y no se hallarán, no; pues propicio seré a los residuos sobre la tierra, dice el Señor.

21 Amargamente asciende sobre ella y sobre sus habitantes; véngate cuchilla y desvanece, dice el Señor, y haz según todo cuanto te mando.

22 Voz de guerra y quebranto grande en tierra de caldeos.

23 ¿Cómo ha sido roto y quebrantado el martillo de toda la tierra? ¿Cómo ha sido hecha en desaparecimiento Babel, entre gentes?

24 Ascenderán sobre ti y no conocerás cómo Babel también ha sido cogida; hallada has sido y cogida; que al Señor te opusiste.

25 Abrió el Señor su tesoro y sacó los vasos de su ira; pues trabajo,(e) para el Señor Dios en tierra de caldeos,

26 pues han venido los tiempos de ella. Abrid las reservas de ella; no quede de ella resto;

27 secad todos sus frutos; y desciendan a degüello. ¡Ay de ellos, que ha llegado su día y tiempo de su venganza!

28 Voz de los que huyen y se evaden de tierra de Babel, a anunciar en Sión la venganza del Señor, nuestro Dios.

29 Anunciad sobre Babel a muchos, a todo el que tiende arco; acampad sobre ella en contorno; no haya quien de ella se evada; retribuidles según sus obras; según todo cuanto hizo, hacedle; que contra el Señor se alzó, Dios santo de Israel.

30 Por esto caerán los jovencillos de ella en sus calles; y todos sus varones, sus guerreros serán derribados, dijo el Señor.

31 He aquí yo, sobre ti, la ultrajadora, dice el Señor; que ha llegado tu día y el tiempo de tu venganza;

32 y flaqueará tu ultrajar y caerá; y no habrá quien la levante; y encenderé fuego en su sierra(f), y devorará todo en contorno de ella.

33 Esto dice el Señor: «Señoreados han sido los hijos de Israel y los hijos de Judá; juntamente todos los que los habían cautivado y señoreádolos; pues no quisieron despedirlos.

34 Y el que los redime fuerte: «Señor, Todopoderoso», su nombre; juicio juzgará contra los adversarios de él, para librar la tierra y exacerbar con los habitantes de Babel.

35 ¡Cuchilla sobre los caldeos y sobre los habitantes de Babel y sobre sus magnates y sobre sus prudentes!

36 ¡Cuchilla sobre sus combatientes, y desfallecerán! ¡Cuchilla sobre los bridones de ellos y sus carros!

37 ¡Cuchilla sobre los combatientes de ellos, y sobre el mezclado el en medio de ella; y serán cual mujeres! Cuchilla los tesoros de ella; y dispersados serán.

38 Sobre el agua de ella, y confundidos serán (que tierra de esculturas(g) es) también en las islas(h) de que se gloriaban.

39 Por esto habitarán fantasmas en las islas; y habitarán en ella hijas de sirenas(i); no será habitada, no, ya por el siglo.

40 Así como trastornó Dios a Sodoma y Gomorra y las vecinas de ellas, dijo el Señor, no habitará, no, allí hombre; y no morará, no, allí hijo de hombre.

41 He aquí pueblo viene de septentrión; y gente grande y reyes muchos serán excitados del extremo de la tierra.

42 Arco y daga empuñando; osado es, y no se apiadará, no; la voz de ellos, como mar resonará; sobre caballos cabalgarán, aderezados, cual fuego, a guerra, contra ti, hija de Babel.

43 Oyó el rey de Babel la oída de ellos, y desmayaron sus manos; tribulación apoderóse de él, angustias, cual de parturienta.

44 He aquí, como león subirá del Jordán(j) a Morada de peñas; pues, rápidamente los arrojaré de ella; y a todo jovencillo sobre ella constituiré; porque ¿quién como yo? ¿Y quién me resistirá? ¿Y quién ese pastor que se pondrá contra mi faz?

45 Por esto oíd la determinación del Señor, que ha determinado sobre Babel; y sus pensamientos que ha pensado sobre los habitantes caldeos: ¡si no perecieren los corderos de sus ovejas; si no desapareciere dehesa de ellos!...

46 Porque a voz de captura de Babel temblará la tierra, y vociferación en gentes se oirá».

51

1 (Continuación) «Esto dice el Señor: «He aquí yo suscito sobre Babel y sobre los habitantes caldeos un viento abrasado, matador.

2 Y enviaré a Babel ultrajadores y acabaránla de ultrajar, y mancillarán su tierra; ¡ay de Babel en contorno en día de su maltratamiento!

3 Tienda, quien tiende, su arco, y póngase en torno; quien tiene, sus armas; y no perdonéis a sus jovencillos; y desvaneced todo el poder de ella.

4 Y caerán heridos en tierra de caldeos, y traspasados fuera de ella.

5 Por esto: porque no ha enviudado(a) Israel y Judá del Dios de ellos, del Señor Omnipotente; pues la tierra de ellos se ha llenado de injusticia ante el Santo de Israel.

6 Huid de en medio de Babel, y salve cada cual su alma, y no seáis arrojados en la injusticia de ella; pues tiempo de su venganza es del Señor; retribución él retribúyele.

7 Cáliz áureo, Babel en mano del Señor, embriagando toda la tierra; del vino de ella bebieron gentes; por esto conmovidas fueron;

8 y de súbito cayó Babel y quebrantada fue. Lamentadla, tomad resina para su corrupción, por si sana.

9 «Hemos curado a Babel, y no ha sanado: abandonémosla, y retirémonos cada cual a su tierra; que se ha llegado al cielo su juicio; alzádose hasta los astros».

10 Sacó fuera el Señor su juicio. Venid y anunciemos en Sión las obras del Señor, nuestro Dios.

11 Preparad los arcos; llenad las aljabas; ha despertado el Señor el espíritu del rey de los medos; pues contra Babel, su ira para exterminarla; que venganza del Señor es; venganza de su pueblo es.

12 Sobre muros de Babel alzad enseña; colocad aljabas; despertad guardas; preparad armas; pues ha empezado, y hará el Señor lo que habló sobre los habitantes de Babel;

13 que moran sobre aguas muchas y en muchedumbre de sus tesoros; ha llegado tu fin verdaderamente a tus entrañas.

14 Que juró el Señor por su brazo, por esto: porque «llenaréte de hombres, cual de langostas; y sonarán, sobre ti, bajando.

15 El que hace la tierra en su fuerza; el que dispone el orbe en su sabiduría; en su entendimiento extiende el cielo;

16 en voz puso estruendo de agua en el cielo y subió nubes del extremo de la tierra; relámpagos lluvia hizo, y sacó luz(b) de sus tesoros.

17 Desconcertóse todo hombre en conocimiento; fue confundido todo orífice en sus esculturas; pues engaños fundieron: no hay espíritu en ellos.

18 Cosas vanas son, obras risibles; en tiempo de su visitación perecerán.

19 No tal parte; para Jacob; pues quien todo lo plasmó, él es su heredad; «Señor», su nombre.

20(c) me dispersaste vasos de guerra; y dispersaré en ti gentes, y quitaré de ti reyes.

21 Y dispersaré en ti bridón y cabalgante de él;

22 y dispersaré en ti carros y aurigas de ellos; y dispersaré en ti jovencillo y doncella; y dispersaré en ti varón y mujer.

23 Y dispersaré en ti pastor y su grey, y dispersaré en ti agrícola y su agro; y dispersaré en ti tus príncipes y estrategos.

24 Y retribuiré a Babel y a todos los habitantes caldeos todas las maldades de ellos que hicieron sobre Sión, ante vuestros ojos, dice el Señor.

25 He aquí yo, contra ti, el monte, el corrompido, el que corrompes toda la tierra; y extenderé mi mano sobre ti, y te rodaré sobre las piedras, y te daré como monte quemado;

26 y no tomarán, no, de ti piedra para ángulo y piedra para cimiento; pues en desaparecimiento por el siglo serás, dice el Señor.

27 Alzad enseña sobre la tierra; trompetead en gentes con trompetas; santificad sobre ella gentes, pregonad sobre ella: «Reyes, alzad a par de mí»; también a los ascanazeos(d), poned sobre ella ballestas; subid sobre ella bridón, cual de langostas muchedumbre(e).

28 Subid sobre ella gentes, al rey de los medos y de toda la tierra; a los príncipes de él y todos sus estrategos.

29 Tembló la tierra y trabajó por esto: porque se levantó contra Babel el pensamiento del Señor: de poner la tierra de Babel en desaparecimiento y para que no sea habitada.

30 Desfalleció el luchador de Babel del guerrear; se sentarán allí en fortificación; herida ha sido su potencia; hechos han sido cual mujeres; quemadas han sido las tiendas de ella; quebrantados sus cerrojos.

31 Corredor a encuentro de corredor correrá, y nuncio a encuentro de nuncio, para anunciar al rey de Babel que ha sido prendida su ciudad;

32 desde el extremo de las pasadas de él(f) han sido tomados; y las fortificaciones de ellos quemadas en fuego; y los varones de él, los guerreros salen.

33 Por cuanto, esto dice el Señor: «Casas de rey de Babel, cual era estival serán trituradas; todavía un poco, y vendrá la siega de ella.

34 «Me devoró, me partió; cogiéronme tinieblas menudas; Nabucodonosor, rey de Babel me devoró; como dragón llenó su vientre de las delicias mías;

35 arrojáronme mis trabajos y mis miserias a Babel», dirá la habitadora de Sión; «y mi sangre sobre los habitantes caldeos»; dirá Jerusalén.

36 Por esto, esto dice el Señor: «He aquí yo juzgaré a tu adversario, y vindicaré tu vindicta; y yermaré la mar de ella, y secaré la fuente de ella;

37 y será Babel en desaparecimiento; y no será habitada(g).

38 Que juntamente, como leones, fueron despertados y como cachorros de leones.

39 En el calor de ellos daréles bebida, y les embriagaré, para que se aletarguen y duerman sueño eterno, y no despierten, no, dice el Señor.

40 Y los bajaré como corderos, a degüello, y como carneros con cabrones.

41 ¡Cómo ha sido capturada y presa la gloria de toda la tierra! ¡Cómo ha sido hecha Babel en desaparecimiento en las gentes!

42 Ascendió sobre Babel la mar en resonancia de sus olas; y ha sido cubierta!

43 Han sido hechas sus ciudades como tierra inacuosa e intransitable; no habitará en ella ni uno, ni pernoctará en ella hijo de hombre.

44 Y me vengaré de Babel, y sacaré lo que devoró, de su boca; y no se congregarán, no, en ella las gentes. [Hasta el muro de Babel caerá.

45 Salid de en medio de ella, pueblo mío, y salvad cada uno su alma, ante la ira del furor del Señor.

46 No sea que se ablande vuestro corazón, y temáis por la oída que se oirá en la tierra; y llegue en año la oída, y, después del año la oída, miseria e injusticia sobre la tierra, y dominador sobre dominador.

47 Por esto he aquí días vienen, y me vengaré de las esculturas de Babel; y toda la tierra de ellos avergonzada será; todos sus heridos caerán en medio de ella.

48 Y se alegrarán de Babel los cielos y la tierra y todo lo en ellos; pues del septentrión vienen a él exterminadores, dice el Señor;

49 también Babel caerá, heridos de Israel(h)] y en Babel caerán heridos de toda la tierra.

50 Los que os evadís de la tierra(i), id, y no os paréis; los de lejos, acordaos del Señor, y Jerusalén ascienda sobre vuestro corazón.

51 Avergonzados hemos sido, por oír nuestro oprobio; ha cubierto deshonra nuestro semblante; han entrado alienígenas en el santo nuestro, en casa del Señor.

52 Por esto he aquí días vienen, dice el Señor, y me vengaré de las esculturas de ella; y en toda la tierra de ella caerán heridos.

53 pues, si ascendiere Babel, como el cielo, y cuando si fortificare los muros con fuerza de ella, de mí vendrán, los que la exterminen, dice el Señor.

54 Voz de grita en Babel, y quebranto grande en tierra de caldeos;

55 porque exterminó el Señor a Babel; y perdió, de ella, voz grande(j) estruendosa, cual aguas muchas; dio a perdición la voz de ella.

56 Pues ha venido sobre Babel miseria: cautivos están sus batalladores; aterrado, el arco de ellos; que Dios les retribuye.

57 Señor retribuye, y embriagará con ebriedad a sus caudillos, y a sus sabios y a sus estrategos, dice el rey «Señor, Omnipotente», su nombre.

58 Esto dice el Señor: «El muro de Babel ha sido allanado; excavándosele, excavado será, y sus puertas, las excelsas, quemadas; y no trabajarán(k) pueblos en vano; y gentes en imperio desfallecerán».

59 La palabra que mandó el Señor a Jeremías, decir a Sarías, hijo de Nerías, hijo de Maasías; cuando iba de Sedecías, rey de Judá, a Babel, en el año, el cuarto, del reinado de él; y Saraías, príncipe de dones.

60 Y escribió Jeremías todos los males que vendrán sobre Babel, en un libro, todas estas palabras las escritas sobre Babel.

61 Y dijo Jeremías a Saraías: «Cuando vinieres a Babel, y vieres y leyeres todas estas palabras,

62 dirás: «Señor, Señor, tú has hablado sobre este lugar: de exterminarlo, y que no haya en él habitantes, de hombre a bestia; pues desaparición por el siglo será».

63 Y será cuando acabares de leer este libro, atarás sobre él una piedra y lo lanzarás al medio del Eufrates,

64 y dirás: «Así será hundida Babel; y no se levantará, no, a faz de los males que yo traigo sobre ella».

52

1 Sitio y toma de Jerusalén por Nabucodonosor Siendo de veintiún años Sedecías, al enreyecerse, once años reinó en Jerusalén; y nombre de su madre, Amital, hija de Jeremías de Lobná.

2 [E hizo lo malo delante del Señor, según todo cuanto hizo Joaquín.

3 Pues la ira del Señor era en Jerusalén y en Judá; hasta que los arrojó de su faz; y se rebeló Sedecías contra el rey de Babel(a)].

4 Y aconteció el año nono del reinado de él, en mes el nono, el décimo del mes, vino Nabucodonosor, rey de Babel y todo su ejército sobre Jerusalén; y circunvaláronla y circunedificáronla con cuadrupedales(b) en contorno.

5 Y vino la ciudad en sitio hasta el undécimo año para el rey Sedecías,

6 en el mes, el cuarto, en el noveno del mes; y se afianzó el hambre en la ciudad; y no tenía panes el pueblo de la tierra.

7 Y fue rota la ciudad, y todos los varones los guerreros salieron, de noche, camino de la puerta en medio del muro y el antemural, que estaba por el huerto del rey; y los caldeos, sobre la ciudad en contorno; y fueron camino del desierto;

8 y persiguió el ejército de los caldeos en pos del rey; y cogióle allende de Jericó; y todos los niños de él, dispersáronse de él.

9 Y cogieron al rey y le trajeron al rey de Babel a Reblatá; y hablóle en juicio.

10 Y degolló rey de Babel a los ojos de Sedecías, a ojos de él; y a todos los príncipes de Judá degolló en Reblatá.

11 Y los ojos de Sedecías cegó, y le ató en grillos; y llevóle rey de Babel a Babel, y diole en casa del molino, hasta el día que murió.

12 Y en el mes quinto, el décimo de mes, vino Nabuzardán, el archicocinero, puesto a faz del rey de Babel, a Jerusalén.

13 y quemó la casa del Señor, y la casa del rey; y todas las casas de la ciudad y toda casa grande quemó en fuego.

14 Y todo muro de Jerusalén en contorno arrasó el ejército de los caldeos, el con el archicocinero.

15 [Y de los pobres del pueblo y el resto del pueblo y los dejados en la ciudad y los prófugos que se habían fugado cerca del rey de Babel y lo restante de la turba, trasladó el archicocinero].

16 Y los restos del pueblo dejó el archicocinero para viñadores y agrícolas.

17 Y las columnas las broncíneas, las en casa del Señor, y las basas, y la mar la broncínea, la en casa del Señor, destrozaron los caldeos y tomaron el bronce de ellos y llevaron a Babel.

18 Y la corona, y las tazas, y todos los vasos, los broncíneos, en que ministraban, en ellos;

19 y las ánforas, y los incensarios, y las fuentes, y las lámparas, y los morteros, y las copas, los que eran áureos, áureos y los que eran argénteos, argénteos, tomó el archicocinero.

20 Y las columnas dos y el mar uno y los becerros doce broncíneos debajo del mar, lo que hizo el rey Salomón para la casa del Señor; no había peso del bronce de ellos.

21 Y las columnas treinta y cinco, de codos altura de la columna la una; y cuerda de doce codos rodeábala, y el grueso de ella, de dedos cuatro en contorno;

22 y capitel sobre ellos broncíneo; y de cinco codos la altura, salida del capitel el uno; y red y granadas sobre el capitel en contorno; todo ello broncíneo; y según esto, la columna la segunda; ocho granadas, el codo, los doce codos.

23 Y eran las granadas, noventa y seis, una parte; y eran todas las granadas ciento sobre la red en circuito.

24 Y tomó el archicocinero al sacerdote, el primero, y al sacerdote, el segundo, y a los tres que guardaban el camino(c);

25 y a eunuco uno que era el prefecto de varones los guerreros, y a siete varones nombrados, los a faz del rey, los hallados en la ciudad, y al escriba de las milicias, el que escribía para el pueblo de la tierra; y a sesenta hombres del pueblo de la tierra; los hallados en medio de la ciudad.

26 Y los tomó Nabuzardán, el archicocinero y los llevó al rey de Babel, a Reblatá;

27 y los percutió el rey de Babel, en Reblatá, en tierra de Emat; [y fue trasladado Judá, de su tierra.

28 Y éste el pueblo que trasladó Nabucodonosor: en el año el séptimo, judíos tres mil y veintitrés.

29 En el año el décimo octavo de Nabucodonosor, de Jerusalén, almas ochocientas treinta y dos.

30 En el año el vigésimo tercio de Nabucodonosor, trasladó Nabuzardán, el príncipe del séquito, de judíos almas setecientas cuarenta y cinco: todas las almas, cuatro mil seiscientas](d)

31 Y aconteció en el año treinta y siete de haber sido trasladado Joaquín, rey de Judá en el duodécimo mes, en el vigésimo tercero del mes, tomó Evilmerodac, rey de Babel, en el año que fue entronizado, la cabeza de Joaquín, rey de Judá, y le trasquiló, y sacóle de casa en que era custodiado;

32 y hablóle bien y le dio el trono suyo sobre los reyes los con él en Babel;

33 y mudó la estola de su custodia; y comió pan siempre a faz de él todos los días que vivió.

34 Y el sustento dábasele siempre por el rey de Babel, de día en día, hasta el día que murió.