1 Cristo excede a los ángeles Habiendo múltiple y multímodamente, en lo antiguo, Dios hablado a los padres en los profetas;
2 en el último de estos días, nos ha hablado en el Hijo; a quien puso heredero de todo, por(a) quien también hizo los siglos;
3 El cual, siendo destello de la gloria e imagen de la substancia de él, y sustentándolo todo con la palabra de su poder, habiendo purificación de los pecados hecho, sentóse a la diestra de la majestad en lo excelso;
4 tanto mejor hecho(b) que los ángeles, cuanto más excelente que ellos ha heredado nombre.
5 Porque ¿a quién dijo alguna vez de los ángeles: (Sl. 2,7.) Hijo mío eres tú yo hoy te he engendrado? Y de nuevo: (2 S. 7,14.) ¿Yo seréle en padre y él seráme en hijo?
6 Y, cuando de nuevo, introdujo al Primogénito en el orbe, dice: (Sal. 103,4.) Y adórenle todos los ángeles de Dios.
7 Y cuanto a los ángeles, dice: (Sl. 44,7.) «El que hace a sus ángeles ráfagas y a sus ministros de fuego llama».
8 Y cuanto al Hijo: (Sal. 44,7-8.) El trono tuyo, el(c) Dios, por el siglo del siglo; vara de rectitud, la vara de tu reino.
9 Amaste justicia, y odiaste iniquidad; por esto te ungió Dios, tu Dios, con óleo de alborozo, sobre tus copartícipes. (Sl. 101,26-28.)
10 Y: Tú, en los principios, Señor, la tierra cimentaste, y obras de tus manos son los cielos;
11 ellos perecerán, pero tú permaneces; y todos, como vestidura se envejecerán;
12 y, cual si manto les mudarás y se mudarán; pero tú el mismo eres, y tus años no desfallecerán.
13 Y ¿a quién de los ángeles ha dicho alguna vez: (Sl. 109,1) Siéntate a mi diestra hasta que yo ponga tus enemigos escabel de tus pies?
14 ¿Acaso no todos son ministeriales espíritus, que, en ministerio son enviados por los que han de heredar la salud?
1 Obediencia al Hijo de Dios. Su humillación para salvar a los creyentes Por esto debemos más abundantemente atenernos a lo oído; no sea que difluyamos(a).
2 Pues, si la por ángeles hablada palabra(b) se hizo firme, y todo descamino y desobediencia recibió condigna retribución;
3 ¿cómo nosotros escaparemos, tamaña descuidando salud?(c) la que, principio tomando de ser hablada del Señor, por los que oyeron, fue a nosotros confirmada,
4 atestiguándola a la vez Dios, y con señales y prodigios, y diversas virtudes y del Espíritu santo repartimientos, según su voluntad.
5 Pues no a ángeles sometió el mundo el futuro; del cual hablamos.
6 Y testificó en alguna parte alguien, diciendo, (Sl.8-5.) ¿Qué es el hombre que te acuerdas de él; o el hijo de hombre, que le visitas?
7 Minorástele un tanto(d) de los ángeles, de gloria y honor coronástele, y constituístele sobre las obras de tus manos.
8 Todo sometiste por debajo de sus pies. Porque, al sometérselo todo, nada dejó insumiso a él. Pero ahora todavía no se lo vemos todo sometido.
9 Y al un tanto de ángeles minorado vemos: a Jesús, por el padecimiento de la muerte, de gloria y honor coronado; para que, por gracia de Dios, por cada uno gustara la muerte.
10 Pues cumplía a él(e), por causa de quien las cosas todas y por quien las cosas todas(f), que, a muchos hijos a gloria llevando, al autor de la salud de ellos(g), por padecimientos, consumase.
11 Pues el que santifica y los que son santificados, de uno(h), todos; por la cual causa no se avergüenza de hermanos llamarles,
12 diciendo: (Sl. 21,23.) Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la iglesia te himnaré.
13 Y de nuevo: (Is. 8,17.) Yo seré confiado en él. Y de nuevo: He aquí yo y los párvulos que me ha dado Dios(i).
14 Ya que los párvulos, pues, han comunicado con sangre y carne, también él mismo igualmente participó de ellas(j), para que, por la muerte, anonadase al que el imperio tenía de la muerte; esto es: al diablo;
15 y soltase a éstos; cuantos, por temor de la muerte, durante todo el vivir, sujetos estaban a servidumbre(k).
16 Pues no por cierto de ángeles asume,(l) sino de simiente de Abrahán asume.
17 Por donde debió en todo a los hermanos asemejarse, para misericordioso hacerse y fiel sumo sacerdote en lo para con Dios, para expiar los pecados del pueblo.
18 Pues en(m) lo que ha padecido él, tentado, puede a los tentados socorrer.
1 Cristo mayor que Moisés Por donde, hermanos santos del llamamiento celestial partícipes, considerad al apóstol y sumo pontífice de nuestra confesión Jesús;
2 que fiel es a quien le hizo; como también Moisés, en toda la casa(a) de él.
3 Porque de mayor gloria éste sobre Moisés ha sido dignado, cuanto mayor honor tiene que la casa el que la fabricó.
4 Pues toda casa fabricada es por alguno; pues, quien todo fabricó(b): Dios.
5 Y Moisés ciertamente, fiel(c) en toda su casa, como servidor, en testimonio de lo que se había de hablar(d);
6 pero Cristo, como Hijo(e), sobre su casa; cuya casa somos nosotros, si la libre habla y la gloriación de la esperanza, hasta el fin, firme retuviéremos.
7 Por lo cual, según dice el Espíritu Santo: (Sl. 94,8-11.) Hoy, si la voz de él oyereis,
8 no endurezcáis vuestros corazones, como en la exacerbación, según el día de la tentación en el desierto;
9 donde me tentaron vuestros padres; probáronme, y vieron mis obras,
10 cuarenta años; por lo cual, indignéme contra esta generación y dije: «Siempre yerran de corazón. Y ellos no han conocido mis caminos;
11 como juré en mi ira: «¡No entrarán en el reposo mío...!»
12 Mirad, hermanos, no sea que haya en alguno de vosotros corazón malo de infidelidad para(f) apartarse del Dios viviente;
13 sino exhortaos cada día, mientras que el Hoy(g) se nombra: para que no se endurezca alguno de entre vosotros con engaño del pecado.
14 Pues partícipes del Cristo hemos sido hechos, con tal que el principio de su fundamento(h), hasta el fin, firme retuviéremos;
15 mientras se dice: «Hoy, si la voz de él oyereis, no endurezcais vuestros corazones, como en la exacerbación».
16 Pues algunos, oyendo, exacerbaron, empero no todos los que salieron de Egipto por Moisés.
17 Pero, ¿contra quiénes se indignó cuarenta años? ¿Acaso no contra los que pecaron; cuyos cadáveres cayeron en el desierto?
18 Pero ¿a quiénes juró que no entrarían en el reposo de él, sino a los increyentes?
19 Y vemos que no pudieron entrar por incredulidad.
1 El reposo a los judíos, se da por Cristo Fuerza de la palabra divina Temamos, pues, no sea que, abandonando la promesa de entrar en el reposo(a) de él, parezca alguno de entre vosotros haberse rezagado.
2 Pues también hemos sido evangelizados, así como aquéllos; empero no aprovechó la palabra de la oída a aquéllos no mezclada con la fe, en lo que oyeron.
3 Pues entramos en el reposo, los que hemos creído; según ha dicho: «Como juré en mi ira: «¡Si entrarán en mi reposo!...»; y eso, estando las obras, desde fundación de mundo, hechas(b).
4 Pues ha dicho en alguna parte acerca del séptimo así: (Gn. 2,2.) Y reposó Dios en el día el séptimo de todas sus obras.
5 Y en ésta de nuevo: «¡Si entrarán en el reposo mío!...»
6 Ya que resta, pues, que algunos entren en él, y los primeros evangelizados no entraron por desobediencia,
7 de nuevo determina día: «Hoy», en David, diciendo, después de tanto tiempo, como antes ha dicho: «Hoy, si la voz de él oyereis, no endurezcáis vuestros corazones».
8 Pues, si a ellos Jesús(c) reposara, no de otro hablara luego día.
9 Por tanto queda el sabatismo(d) para el pueblo de Dios.
10 Pues, el que entró en el reposo de él, también él reposó de sus obras, tal como de las propias Dios.
11 Apresurémonos, pues, a entrar en aquel reposo, para que nadie en el mismo ejemplo caiga de la desobediencia.
12 Pues viviente, el verbo de Dios y eficaz, y cortante sobre toda cuchilla bifauce(e); y, pasando hasta la división del alma y espíritu, así de articulaciones como de médulas, y discernidor de intentos y pensamientos de corazón;
13 y no hay criatura invisible a faz de él, y todo desnudo y cuelli-descubierto(f) a sus ojos; para con quien a nosotros la cuenta(g).
14 Teniendo, pues, sumo sacerdote grande que ha atravesado los cielos: a Jesús, el Hijo de Dios, asgámonos a la confesión(h).
15 Que no tenemos sumo pontífice que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino tentado, por todo, según semejanza, sin pecado.
16 Lleguémonos, pues, con libre habla(i) al trono de la gracia, para alcanzar misericordia; y gracia hallar, para oportuno socorro.
1 Cristo pontífice eterno Porque todo sumo pontífice, que de entre hombres se toma, en pro de hombres constituido es en lo para con Dios, a fin de ofrecer dones y hostias por pecados;
2 que condolerse pueda de los ignorantes y errantes; ya que también él cercado está de flaqueza;
3 y, por ella, debe, así como por el pueblo, así también por sí mismo ofrendar por pecados.
4 Y no se toma alguno el honor, sino el que es llamado por Dios; así como Aarón.
5 Así también el Cristo no a sí mismo se glorificó, haciéndose sumo pontífice, sino el que le habló: (Sl. 2,7.) Hijo mío eres tú: yo hoy te he engendrado;
6 así como también en otro lugar dice: (Sl. 109,4) Tú, sacerdote por el siglo, según el orden de Melquisedec.
7 Quien, en los días de su carne, y plegarias y súplicas al que podía salvarle de muerte, con clamor intenso y lágrimas, ofreciendo; y escuchado por la reverencia(a),
8 con ser Hijo, aprendió, de lo que padeció, la obediencia;
9 y, consumado, hízose para todos los obedientes a él, causante de salud eterna;
10 designado por Dios pontífice sumo, según el orden de Melquisedec.
11 De quien tenemos mucha palabra, y mal declarable, que decir, ya que tardos os habéis hecho de los oídos.
12 Puesto que, debiendo ser maestros, por el tiempo, de nuevo necesidad tenéis de que se os enseñe cuáles(b) los rudimentos del principio de los dichos de Dios(c), y habéis venido a tener necesidad de leche, no de sólido manjar.
13 Pues, todo el que participa de leche, inexperto(d), de palabra de justicia(e); que párvulo es;
14 pero, de perfectos es el sólido manjar, de los que, por el hábito, los sentidos ejercitados tienen para discernimiento y de bello y de malo.
1 Exhortación a permanecer en la fe y confianza, a ejemplo de Abrahán Por lo cual, preteriendo la del principio del Cristo palabra(a), a la perfección dirijámonos, no de nuevo fundamento echando de penitencia de muertas obras y fe en Dios,
2 de bautismos(b) doctrina y de imposición de manos, de resurrección de muertos y juicio eterno.
3 Y esto haremos, si lo permitiere Dios.
4 Pues imposible(c) que, los que una vez han sido iluminados, y han gustado el don el celestial y partícipes han sido hechos del Espíritu santo,
5 y la hermosa han gustado de Dios palabra y las virtudes del venidero siglo(d),
6 y han recaído; otra vez se renueven a penitencia; crucificando otra vez, para sí, al Hijo de Dios y exhibiendo(e).
7 Pues tierra que se ha embebido, la sobre ella a menudo caída lluvia, y genera hierba útil a aquéllos por quienes también se cultiva; ha participado de bendición de Dios;
8 pero, produciendo espinas y abrojos, réproba(f) y de maldición cerca; cuyo fin en quema.
9 Pero persuadidos estamos, cuanto a vosotros, amados, de lo mejor y próximo a salud; aunque así hablamos.
10 Que no injusto Dios, para olvidarse de vuestra obra y del amor que habéis demostrado para con su nombre, habiendo servido a los santos y sirviendo.
11 Pero anhelamos que cada uno de vosotros demuestre empeño en el pleno aseguramiento de la esperanza, hasta el fin,
12 para no tardos haceros, sino imitadores de los que, por fe y longanimidad, heredan las promesas.
13 Pues a Abrahán prometiendo Dios, ya que a nadie tenía mayor por quien jurar, juró por sí mismo,
14 diciendo: (Gen. 22,16.) «En verdad, bendiciendo te he de bendecir, y multiplicando, multiplicarte.
15 Y así, longanimándose, alcanzó la promesa.
16 Pues hombres por el mayor juran y de toda, para ellos, controversia fin en firmeza(g), el juramento;
17 en lo que, más abundantemente queriendo Dios demostrar a los herederos de la promesa lo inmutable de su determinación, interpuso el juramento;
18 a fin de que, por dos cosas inmutables,(h) en las cuales imposible(i) que mienta Dios, poderosa consolación tengamos los que nos hemos refugiado a asirnos a la propuesta esperanza.
19 La que como áncora tenemos del alma y segura y firme, y que entra en lo interior del velo;
20 adonde precursor por nosotros entró Jesús, según el orden de Melquisedec, sumo pontífice hecho por el siglo.
1 Melquisedec y Cristo Pues este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios, del Altísimo, el que encontró a Abrahán volviendo de la matanza de los reyes, y le bendijo;
2 al que también diezmo de todo dividió Abrahán; el que en primer lugar es interpretado; «rey de justicia»; y después también: «rey de Salem; lo que es: rey de paz»;
3 sin padre, sin madre, sin genealogía; ni principio de días, ni de vida fin teniendo, y asemejado al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.
4 Y mirad ¡cuánto éste! al que también Abrahán dio de lo principal, el patriarca.
5 Y aquéllos, de entre los hijos de Leví, el sacerdocio recibiendo, mandamiento tienen de diezmar al pueblo, según la ley; esto es: a sus hermanos, aunque salidos del lomo de Abrahán;
6 pero éste, que no es genealogado de entre ellos, ha diezmado a Abrahán; y, al que tiene las promesas, ha bendecido.
7 Pero fuera de toda contradicción, lo menos por lo más es bendecido.
8 Y aquí por cierto diezmos murientes hombres reciben; pero allí, quien es atestiguado que vive.
9 Y, por decir la palabra: por Abrahán, también Leví, el que diezmos recibe, diezmado ha sido(a);
10 pues ya en el lomo del padre estaba, cuando le encontró Melquisedec.
11 Si a la verdad, pues, perfección(b) por el levítico sacerdocio había (porque el pueblo por él ha sido legislado) ¿qué ya necesidad(c) de que, «según el orden de Melquisedec» otro se levantara sacerdote, y que no «según el orden de Aarón» se diga?
12 Pues trasladado el sacerdote, por fuerza también de ley traslación se hace.
13 Pues el en(d) que se dice esto, de tribu otra ha descendido, de la que nadie ha atendido al altar;
14 que claro es que de Judá ha nacido nuestro Señor; a la cual tribu, sobre sacerdotes, nada Moisés habló.
15 Y más aún claro es, si, a la semejanza de Melquisedec, se levanta sacerdote otro,
16 que no, según la ley de mandamiento carnal ha sido hecho, sino según virtud de vida indisoluble.
17 Porque testimoniado es: que «Tú, sacerdote por el siglo, según el orden de Melquisedec».
18 Pues derogación por cierto se hace de precedente ordenación por su flaqueza e inutilidad;
19 pues nada perfeccionó la ley; introducción, empero, de mejor esperanza(e), por la que nos acercamos a Dios.
20 Y en cuanto no(f) sin juramento (pues aquéllos, sin juramento, han sido hechos sacerdotes;
21 pero éste, con juramento, por el que le dice: Juró Señor, y no se arrepentirá: Tú, sacerdote por el siglo);
22 en tanto de mayor testamento ha sido hecho fiador Jesús.
23 Y aquéllos, muchos han sido hechos sacerdotes, por serles, por muerte, impedido permanecer;
24 pero éste, por permanecer él por el siglo, intransitorio tiene el sacerdocio.
25 Por donde también salvar del todo puede a los que se allegan, por él, a Dios, siempre viviente para interceder por ellos.
26 Pues tal a nosotros convenía sumo pontífice, santo, inocente, incontaminado, segregado de los pecadores, y más excelso que los cielos hecho;
27 que no tiene cada día necesidad, así como los sumos pontífices, de primeramente por los propios pecados hostias ofrecer, después, por los del pueblo; pues esto hizo de una vez, a sí mismo ofreciendo.
28 Pues la ley hombres constituye sumos pontífices que tienen flaqueza; pero la palabra del juramento, del después de la ley, a Hijo, por el siglo, consumado(g).
1 Cristo pontífice de la nueva y mejor alianza Y suma de lo que se dice: Tal tenemos sumo pontífice que se sentó a diestra del trono de la majestad en los cielos;
2 del santuario ministro y del tabernáculo el verdadero, que plantó Dios, y no hombre.
3 Pues todo sumo pontífice para ofrecer y dádivas y hostias ese constituido; por donde necesario(a) que tenga algo también éste que ofrecer.
4 Sí, por lo tanto, estuviese sobre la tierra, ni sería sacerdote, habiendo quienes ofrecen, según la ley, las dádivas;
5 los cuales a figura y sombra sirven de las cosas celestes; según fue revelado a Moisés, cuando había de fabricar el tabernáculo: Porque Mira, dice, (Ex. 25,40) harás todo según el dechado que se te mostró en el monte.
6 Pero ahora más excelente ha recibido ministerio, cuanto también de una mejor es alianza medianero; la cual sobre mejores promesas ha sido instituida.
7 Pues, si aquella primera hubiese sido intachable, no de segunda se buscara lugar.
8 Pues, tachándoles, dice: (Jer. 31,31-34.) He aquí días vienen, dice Señor y consumaré sobre la casa de Israel y sobre la casa de Judá alianza nueva;
9 no según la alianza que hice a los padres de ellos un día que tomé yo la mano de ellos para sacarles de tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi alianza, y yo les desprecié, dice Señor.
10 Porque éste(b) el pacto que pactaré con la casa de Israel, después de aquellos días, dice Señor: dando mis leyes en su mente también en su corazón inscribirélas,(c) y seréles en Dios, y ellos seránme en pueblo.
11 Y no enseñará, no, cada cual a su conciudadano y cada cual a su hermano, diciendo: «Conoce tú al Señor»; porque todos sabránme, de pequeño a grande de ellos;
12 porque propicio seré a sus iniquidades; y de sus pecados no me acordaré, no, ya.
13 Al decir: nueva, ha anticuado a la primera; y lo que se anticúa y envejece, cerca(d) de desaparición.
1 Cristo medianero por su sangre Tenía, por cierto, también la primera prescripciones de culto y el santuario mundano(a).
2 pues tabernáculo fue dispuesto, el primero, en el cual(b), y el candelabro, y la mesa y la proposición de los panes; el cual se dice el santo.
3 Y detrás del segundo velo(c); tabernáculo, el que se llama el santo de los Santos(d),
4 áurea teniendo ara, y el arca del testamento, revestido doquier de oro; en la que una urna áurea, teniendo el maná y la vara de Aarón la brotada y las tablas del testamento;
5 y encima de ella querubines de gloria que sombreaban el propiciatorio; de lo cual no hay ahora que hablar parte por parte.
6 Y, estas cosas así dispuestas, en el primer tabernáculo siempre entran los sacerdotes que los cultos consuman;
7 en el segundo, empero, una vez en el año, sólo el sumo sacerdote, no sin sangre; que ofrece por sí mismo y las del pueblo ignorancias(e);
8 esto mostrando el Espíritu el santo: no haberse aún manifestado la del santuario vía, mientras el primer tabernáculo tiene consistencia;
9 lo que(f) parábola para el tiempo el presente(g), según la cual, y dádivas y hostias se ofrecen que no pueden, cuanto a conciencia, perfeccionar el cultor,
10 que sólo en viandas, y bebidas y diversas lociones y prescripciones de carne, hasta tiempo de rectificación(h), consisten.
11 Cristo, empero, viniendo sumo pontífice de los venideros bienes, por el mayor y más perfecto tabernáculo no hechizo; esto es: no de esta creación,
12 ni por sangre de cabrones y becerros, sino por la propia sangre entró una vez por todas en el santuario, eterna redención hallando.
13 Pues, si la sangre de cabrones y toros, y cenizas de becerra espolvoreadas a los contaminados santifica para la de la carne pureza;
14 ¿cuánto más la sangre del Cristo, quien, por Espíritu eterno, se ofreció inmaculado a Dios, purificará nuestra conciencia de muertas obras para servir a un Dios viviente?
15 Y por esto de alianza nueva medianero es; para que, muerte viniendo en redención de las bajo el primer testamento transgresiones, la promesa recibiesen los llamados, de la eterna herencia.
16 Pues, donde(i) testamento, muerte menester(j) que sobrevenga del testador;
17 porque testamento en muertos es firme; puesto que nunca vale, mientras vive el testador.
18 Por donde, ni el primero sin sangre ha sido consagrado.
19 Pues, recitada toda la ordenación según ley, por Moisés a todo el pueblo, tomando la sangre de los becerros y de los cabrones, con agua y lana carmesí e hisopo, así el mismo libro, como todo el pueblo roció,
20 diciendo: «Esta(k), la sangre del testamento que ha dispuesto para con vosotros Dios».
21 Y también el tabernáculo y todos los vasos del ministerio con sangre igualmente roció.
22 Y casi, en sangre, todo se purifica, según la ley, y sin efusión de sangre, no hay remisión.
23 Menester(l), pues, que las figuras de lo de los cielos, con esto, se purificasen; las celestiales mismas, empero, con mejores hostias que éstas.
24 Pues no en hechizo santuario entró Cristo, antitípico(m) del verdadero, sino en el mismo cielo, para ahora aparecer al rostro de Dios por nosotros;
25 ni para a menudo ofrecerse a sí mismo; como el sumo pontífice entra en el santuario cada año en sangre ajena;
26 si no, hubiera sido menester que muchas veces padeciese, desde la fundación del mundo; empero, ahora ya una vez por todas, en consumación de los siglos, para anonadamiento del pecado, por su inmolación se ha manifestado.
27 Y, tal como está decretado a los hombres una vez morir; y, después de esto, el juicio;
28 así también el Cristo, una vez ofrecido para de muchos quitar pecados; por segunda vez, sin pecado, apareceráse a los que le esperan, para salud.
1 Cristo expió en la cruz todos los pecados Pues, sombra teniendo la ley, de los venideros bienes, no la imagen misma de las cosas, cada año(a) con las mismas hostias que ofrecen perennemente, jamás pueden a los que se allegan, perfeccionar;
2 de otro modo ¿no hubieran cesado de ofrecerse, por ninguna(b) tener ya conciencia de pecados los cultores una vez purificados?
3 Empero en ellas(c), memoria(d) de pecados cada año;
4 pues imposible que sangre de toros y cabrones quite pecados.
5 Por lo cual, entrando en el mundo, dice: (Sl. 39,7-9.) Hostia y oblación no quisiste; pero cuerpo adaptásteme;
6 holocaustos aun por pecado no te pluguieron.
7 Entonces dije: «He aquí vengo (a la cabeza del libro(e) escrito está de mí) a hacer, el(f) Dios, tu voluntad».
8 Diciendo más arriba: «Porque hostias, y oblaciones y holocaustos, aún por pecado, no quisiste, ni pluguieron»; las cuales(g), según ley, se ofrecen,
9 entonces ha dicho: «He aquí vengo para hacer tu voluntad»; quita lo primero, para lo segundo establecer.
10 En la cual voluntad santificados estamos por la oblación del cuerpo de Jesucristo una vez por todas.
11 Y todo sacerdote asiste cada cada día ministrando, y las mismas a menudo ofreciendo hostias; las cuales jamás pueden quitar pecados;
12 éste, empero, habiendo una por pecados ofrecido hostia, para siempre sentóse a la diestra de Dios;
13 en adelante aguardando a que sean puestos sus enemigos escabel de sus pies.
14 Porque, con una oblación, ha consumado para siempre a los que se santifican.
15 Y testifícanos también el Espíritu, el Santo. Porque, después de haber dicho:
16 (Jer. 31,33.) Este, el testamento que testaré con ellos, después de aquellos días, dice Señor: «Dando leyes mías en su corazón; y en su mente las escribiré.
17 y de sus pecados y de sus iniquidades no me acordaré, no, ya».
18 Pero, donde(h), remisión de éstos; ya no(i) oblación por pecado.
19 Teniendo, pues, hermanos, libertad para la entrada del santuario, en la sangre de Jesús,
20 por el camino que nos consagró nuevo y viviente, por el velo; esto es: la sangre suya;
21 y(j) sumo pontífice grande sobre la casa de Dios;
22 lleguémonos con verdadero(k) corazón, en plenitud de fe, rociados(l) los corazones de conciencia mala, y lavados el cuerpo(m) con agua pura;
23 mantengamos la confesión de la esperanza indeclinable(n) (pues fiel, el que ha prometido);
24 y mirémonos(o) unos a otros, en estímulo de caridad y hermosas obras;
25 no abandonando nuestra congregación, según costumbre de algunos, sino exhortando, y tanto más, cuanto veis acercarse el día(p).
26 Que voluntariamente pecando nosotros, después de recibir el conocimiento de la verdad, ya no por pecados queda hostia;
27 pero una medrosa expectación de juicio; y de fuego celo, que devorar debe a los contrarios.
28 Desechando alguno la ley de Moisés, sin lástimas, mediante dos o tres testigos, muere;
29 ¿cuánto más, pensáis, peor merecerá castigo, el que al Hijo de Dios conculcó y la sangre del testamento, común(q) reputó; en la cual ha sido santificado; y al Espíritu de la gracia ultrajó?
30 Pues sabemos al que dijo: (Deut. 32,35.) A mí, venganza: yo retribuiré; y de nuevo: (Sl. 135,14.) Juzgará Señor a su pueblo.
31 Medroso, el caer en manos de un Dios viviente.
32 Pero rememorad los anteriores días, en que, iluminados(r) mucha lid sostuvisteis de padecimientos:
33 ahora, así con oprobios como con tribulaciones hechos espectáculo; ahora en partícipes de los así vivientes(s), convertidos.
34 Pues también con los aprisionados padecisteis y la rapiña de vuestros bienes con gozo aceptasteis, conociendo que tenéis mejores haberes, y permanentes.
35 No abandonéis, pues, vuestra confianza; la cual tiene grande remuneración.
36 Que de paciencia tenéis necesidad, para que, la voluntad de Dios haciendo, reportéis la promisión.
37 (Is. 26,20.) Pues todavía un poco, tantito, tantito —el que viene, llegará, y no tardará;
38 (Hb. 2,3-4.) y el justo mío de fe vivirá, y si se retrajere(t), no se complace mi alma en él.
39 Pero nosotros no somos de retraimiento, para perdición, sino de fe, para ganancia de alma.
1 Ejemplos de fe Y es la fe de las cosas que se esperan, fundamento; de cosas demostración que no se ven.
2 Pues en ésta testimoniados(a) fueron los antiguos,
3 Por fe, entendemos haber sido dispuestos los siglos(b) por palabra de Dios, para que, de lo que no parece, se hiciera lo que se ve.
4 Por fe, mayor hostia Abel que Caín ofreció a Dios; por la que fue testimoniado ser justo; testimoniando a sus ofrendas Dios; y por ella, muerto, aún habla(c).
5 Por fe, Enoc trasladado fue, para no ver muerte; y no fue hallado, por esto: porque le había trasladado Dios; pues, antes de la traslación, testimoniado está de haber placido a Dios.
6 Y, sin fe, imposible placerle; pues creer debe, el que se llega a Dios, que(d) es, y, para los que le buscan, remunerador se hace.
7 Por fe, habiéndose revelado a Noé lo que aún no se veía, temeroso dispuso el arca, para salvación de su casa, por la cual(e) condenó al mundo, y de la, según fe, justicia hízose heredero.
8 Por fe, el renombrado(f) Abrahán, obedeció en salir a lugar que había de recibir en herencia; y salió, no sabiendo a dónde va.
9 Por fe, avecindóse en tierra de la promesa, como ajena; en tiendas habitando con Isaac y Jacob, los coherederos de la promesa la misma;
10 porque esperaba la que los fundamentos tiene ciudad, cuyo artífice y autor(g), Dios.
11 Por fe, también la misma Sara virtud, para fundación de simiente, recibió, aún fuera de sazón de edad, por cuanto fiel reputó al que prometía.
12 Por lo cual también, de uno engendrados fueron (y eso amortecido) tal como los astros del cielo, por la muchedumbre, y, como la arena la en la ribera del mar, la innumerable.
13 Conforme a fe(h) murieron éstos todos, no habiendo recibido las promesas, sino en lontananza viéndolas y saludando, y confesando que huéspedes y peregrinos son sobre la tierra.
14 Pues los que tal dicen, demuestran que patria buscando van.
15 Y, si por ventura aquélla hubieran recordado de que salieron, hubiesen tenido tiempo de retornar;
16 pero ahora una mejor pretenden; esto es: celestial. Por lo que no se avergüenza de ellos Dios, Dios llamándose de ellos; porque preparádoles ha ciudad.
17 Por fe, ha ofrecido Abrahán a Isaac, siendo tentado; y al unigénito ofrecía, el que las promesas recibiera;
18 a quien se habló: (Gn. 21,18.) Que en Isaac llamada te será simiente;
19 pensando que también de entre muertos a resucitar poderoso(i) Dios; por donde también en parábola,(j) le recibió.
20 Por fe, asimismo acerca de lo venidero bendijo Isaac a Jacob y a Esaú.
21 Por fe, Jacob, muriendo, a cada uno de los hijos de José bendijo, y adoró hacia la punta de la vara de él(k).
22 Por fe, José, feneciendo, de la salida de los hijos de Israel acordóse, y acerca de los huesos de él mandó.
23 Por fe, Moisés; nacido, ocultado fue un trimestre por sus padres, por esto: porque vieron gracioso al niñito, y no temieron la orden del rey.
24 Por fe, Moisés, grande hecho, rehusó decirse hijo de hija de Faraón;
25 más bien eligiendo ser maltratado, con el pueblo de Dios, que temporales tener de pecado fruiciones;
26 mayor riqueza estimando, que los de Egipto tesoros, el oprobio del Cristo(l); pues miraba a la remuneración.
27 Por fe, abandonó a Egipto, no temiendo la ira del rey; pues al invisible, como(m) viendo, se atuvo.
28 Por fe, ha hecho la pascua y la aspersión de la sangre, para que, el que exterminaba lo primogénito, no tocase a ellos.
29 Por fe, pasaron por la roja mar, como por seca tierra; de la cual experiencia tomando los egipcios, devorados fueron.
30 Por fe, los muros de Jericó cayeron cercados por siete días.
31 Por fe, Rahab, la ramera, no pereció al par de los increyentes, acogiendo a los exploradores con paz.
32 ¿Y qué aún digo? Pues faltaríame; refiriendo, el tiempo, acerca de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté y David y Samuel, y de los profetas;
33 quienes por medio de fe debelaron reinos; obraron justicia; alcanzaron promesas, cerraron bocas de leones,
34 extinguieron poder de fuego, huyeron bocas(n) de cuchilla; confortados fueron de flaqueza; hiciéronse fuertes en guerra, campamentos derribaron de extraños(o);
35 recibieron mujeres por resurrección, a los muertos de ellas; y otros atimbalados(p) fueron, no admitiendo el rescate(q) para mejor resurrección tocar.
36 Y otros de ludibrios y azotes experiencia tomaron, y, a más, de prisiones y custodia:
37 lapidados fueron, aserrados fueron, probados fueron, en matanza de cuchilla murieron, anduvieron en zaleas, en caprinas pieles, necesitados, atribulados, maltratados;
38 de quienes no era digno el mundo; en soledades errabundos, y montes, y cavernas y las grietas de la tierra.
39 Y estos todos, testificados(r) por la fe, no se llevaron la promesa;
40 Dios acerca de nosotros algo mejor proveyendo, para que no sin nosotros, consumados fuesen(s).
1 De la paciencia, a ejemplo de Cristo Excelencia de la nueva alianza Por lo tanto; también nosotros, tanta teniendo, que nos cerca, nube de testigos, carga deponiendo toda y el cautivador pecado, por paciencia corramos la que se nos propone, lid,
2 mirando al de la fe autor y consumador, Jesús; quien en vez del que se le proponía gozo, soportó cruz, vergüenza menospreciando; y a la diestra del trono de Dios está sentado.
3 Porque recapacitad al que tamaña(a) ha soportado, de los pecadores, contra sí, contradicción; para que no os rindáis, en las almas vuestras desmayados.
4 Aún no hasta sangre habéis resistido, contra el pecado reluchando:
5 y os(b) habéis olvidado de la consolación; la que con vosotros, cual con hijos conversa: (Prov. 3,11.) Hijo mío, no apoques(c) la corrección del Señor, ni desmayes, por él reprendido.
6 Pues al que ama Señor, corrige; y vapula a todo hijo que recibe(d).
7 Hasta la corrección perseverad; cual a hijos, se os ofrece Dios; pues, ¿qué hijo(e) a quien no corrige el padre?
8 Y, si fuera estáis de corrección, de que partícipes han sido hechos todos; luego bastardos, y no hijos sois.
9 Además; a los de nuestra carne padres teníamos de correctores; y les reverenciábamos; ¿no mucho más nos subordinaremos al padre de nuestros espíritus, y viviremos?
10 Pues aquéllos para pocos días, según lo que les parecía, educaban; éste, empero, en lo conveniente a participar de su santidad.
11 Pero toda educación, en cuanto a lo presente, no parece de gozo ser, sino de pesar; al fin, empero, fruto pacífico, a los por ella ejercitados, da de justicia.
12 Por lo cual, las remisas manos y las disueltas rodillas erguid,
13 y pasos rectos haced con vuestros pies para que lo claudicante no extravíe; sane, empero, más bien.
14 La paz seguid con todos, y la santificación; sin la cual nadie verá al Señor;
15 mirando que nadie falte a la gracia de Dios; que ninguna raíz de amargura, subiendo, empezca y por ella se manchen los muchos;
16 que ninguno(f), ramero, o profano, como Esaú; quien, por manjar uno, vendió su primogenitura;
17 porque sabéis que también más adelante, queriendo heredar la bendición, reprobado fue; pues de penitencia lugar no halló; con lágrimas, buscándola.
18 Porque no os habéis allegado a palpable monte, y encendido fuego, nieblas y tinieblas, y tormenta,
19 y a de trompeta son y voz de palabras; la cual oyendo, pidieron que no se les dirigiera palabra;
20 (pues no sufrían lo que se ordenaba: Aun cuando bestia tocare el monte, lapidada será;
21 y tan temeroso era lo que aparecía que Moisés dijo: Espantado estoy y tembloroso);
22 sino que os habéis allegado a Sión monte y ciudad de Dios viviente, a Jerusalén celeste y a miríadas(g) de ángeles,
23 a asamblea y congregación de primogénitos(h) inscritos en los cielos, y al juez Dios de todos, y a espíritus de justos consumados(i).
24 y a de alianza nueva medianero, Jesús, y a sangre de aspersión, mejor hablando que Abel.
25 Mirad que no desechéis al que habla; pues, si aquéllos no escaparon los que sobre la tierra desecharon al vaticinante(j); mucho menos nosotros los que al de los cielos desechamos;
26 cuya voz la tierra estremeció entonces; ahora, empero, ha prometido diciendo: (Ag. 2,6.) Todavía una vez yo estremeceré, no sólo la tierra, sino también el cielo.
27 Y lo de: «Todavía una vez», declara la de las cosas estremecidas traslación, como(k) de hechas; para que queden las no estremecidas.
28 Por lo cual reino inestremecible recibiendo, retengamos la gracia; por la que sirvamos gratamente a Dios, con reverencia y temor,
29 que nuestro Dios, fuego consumidor.
1 Exhortaciones La fraternidad persevere.
2 De la hospitalidad no os olvidéis; que, por ésta, ocultóseles a algunos(a), que hospedaban a ángeles.
3 Acordaos de los cautivos, como de concautivos; de los afligidos, como que también vosotros estáis en cuerpo.
4 Honorable, el matrimonio en todo, y el tálamo, inmaculado; que a rameros y adúlteros juzga Dios.
5 Desinteresada la vida; contentos con lo presente; pues él dijo: (Deut. 31,6.) No te dejaré, no; ni te abandonaré, no;
6 así que confiadamente digamos: Señor, para mí, ayudador: no temeré: ¿que me hará el hombre?
7 Recordad a los prepósitos vuestros; los cuales os hablaron la palabra de Dios, de los que, contemplando la salida de la conversación(b), imitad la fe.
8 Jesucristo: ayer y hoy el mismo, y por los siglos.
9 De doctrinas varias y peregrinas no seáis llevados; porque hermoso, con gracia afianzarse el corazón; no con viandas, que no aprovecharon a los observantes.
10 Tenemos altar, de que comer no tienen potestad los que al tabernáculo sirven.
11 Pues de los animales, cuya sangre es introducida, por pecado en el santuario, por el sumo sacerdote; de éstos los cuerpos se queman fuera del campamento.
12 Por lo cual también Jesús, para santificar por la propia sangre al pueblo, fuera de la puerta(c) padeció.
13 Por tanto salgamos a él, fuera del campamento, su oprobio llevando;
14 que no tenemos aquí permanente ciudad, sino que la venidera buscamos.
15 Por él, pues, ofrezcamos hostias de loor siempre a Dios; esto es: fruto de labios que confiesan su nombre.
16 Y de la beneficencia y comunión(d) no os olvidéis, pues en tales hostias se complace a Dios.
17 Obedeced a vuestros prepósitos, y someteos; pues ellos velan por vuestras almas, como que cuenta han de dar, para que, con gozo esto hagan, y no gimiendo; pues inconveniente a vosotros esto.
18 Orad por nosotros; pues confiamos en que bella conciencia tenemos, en todo bellamente queriendo conversar.
19 Y más exhorto a esto hacer, para que más pronto sea yo restituido a vosotros.
20 Y el Dios de la paz, el que sacó de muertos al pastor de las ovejas, el grande, en sangre de testamento eterno, a nuestro señor Jesús;
21 os perfeccione en todo bien, para hacer su voluntad, haciendo(e) en vosotros lo grato a faz de él, por Jesucristo; a quien la gloria por los siglos de los siglos, Amén.
22 Y exhórtoos, hermanos, a sufrir la palabra de la exhortación; por haberos brevemente escrito.
23 Sabed que nuestro hermano Timoteo está libre, con quién, si más pronto él viniere, os veré.
24 Saludad a todos vuestros prepósitos y a todos los santos. Os saludan los de la Italia.
25 La gracia con todos vosotros.