1

1 Éste es el mensaje que el Señor dirigió a Oseas, hijo de Beerí, en tiempos de Ozías, Jotam, Ahaz y Ezequías, reyes de Judá, y de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel.

2 El Señor comenzó así el mensaje que quería comunicar por medio de Oseas: «La tierra de Israel se ha prostituido apartándose de mí. De la misma manera, ve tú y toma por mujer a una prostituta, y ten hijos con ella; así ellos serán hijos de una prostituta.»

3 Oseas tomó entonces por mujer a Gómer, hija de Diblaim, la cual quedó embarazada y le dio un hijo.

4 Entonces el Señor le dijo a Oseas: «Llama Jezreel al niño, porque dentro de poco voy a castigar a los descendientes del rey Jehú por los crímenes que él cometió en Jezreel, y voy a poner fin al reino de Israel.

5 Ese día destruiré en el valle de Jezreel el poderío militar de Israel.»

6 Gómer volvió a quedar embarazada y tuvo una hija. El Señor le dijo a Oseas: «Llama Lo-ruhama a la niña, porque ya no volveré a tener compasión del reino de Israel. No los perdonaré.

7 En cambio, tendré compasión del reino de Judá: yo mismo, el Señor su Dios, los salvaré. Pero no los salvaré por medio de la guerra, sino que lo haré sin arco ni espada ni caballos ni jinetes.»

8 Después de haber destetado a Lo-ruhama, Gómer volvió a quedar embarazada y tuvo un hijo.

9 Entonces el Señor le dijo a Oseas: «Llama Lo-amí al niño, porque ustedes ya no son mi pueblo ni yo soy ya su Dios.»

10

Un día los israelitas

serán como la arena del mar,

que nadie la puede medir ni contar.

Y en vez de decirles:

«Ustedes ya no son mi pueblo»,

Dios les dirá:

«Ustedes son hijos del Dios viviente.»

11

Entonces se juntará

la gente de Judá y de Israel,

y nombrarán un jefe único,

y de todas partes volverán a Jerusalén.

¡Grande será el día de Jezreel!

2

1

Entonces dirán ustedes a sus hermanos:

«Pueblo de Dios»,

y a sus hermanas:

«Compadecidas».

2

El Señor dice:

«¡Acusen ustedes a su madre, acúsenla,

porque ella no es ya mi esposa

ni yo soy su marido!

¡Que deje de mostrarse como prostituta!

¡Que aparte de sus pechos a sus amantes!

3

Si no lo hace, la dejaré desnuda por completo:

la pondré como el día en que nació,

la convertiré en un desierto,

en pura tierra seca,

y la haré morir de sed.

4

No me compadeceré de sus hijos,

pues son fruto de su prostitución.

5

Su madre se prostituyó;

perdió el honor, cuando dijo:

“Iré en busca de mis amantes,

los que me dan mi pan y mi agua,

mi lana y mi lino,

mi aceite y mis bebidas.”

6

»Por eso cerraré con espinos su camino

y pondré una cerca a su alrededor,

para que no encuentre sus senderos.

7

Seguirá a sus amantes,

pero no los alcanzará;

los buscará, pero no los encontrará.

Dirá entonces:

“Volveré a mi primer marido,

pues con él me iba mejor que ahora.”

8

»Pero ella no reconoció

que yo era quien le daba

el trigo, el vino y el aceite;

que yo era quien le aumentaba

la plata y el oro con que fabricó sus ídolos.

9

Por lo tanto, volveré

y tomaré mi trigo y mi vino

en el tiempo de su cosecha,

y recogeré mi lana y mi lino,

que le había dado para cubrirse.

10

A la vista de sus amantes

pondré su desnudez al descubierto.

¡Nadie la librará de mi mano!

11

Pondré fin a su alegría,

a sus fiestas y lunas nuevas,

a sus sábados

y a todas sus festividades.

12

Destruiré sus viñas y sus higueras,

de las que ella decía:

“Ésta es la paga

que me dieron mis amantes.”

Las convertiré en un matorral,

y se las comerán los animales salvajes.

13

Voy a castigarla por el tiempo que pasó

ofreciendo incienso a los ídolos,

cuando se adornaba con anillos y collares

para seguir a sus amantes

olvidándose de mí.

Yo, el Señor, lo afirmo.

14

»Yo la voy a enamorar:

la llevaré al desierto

y le hablaré al corazón.

15

Luego le devolveré sus viñas,

y convertiré el valle de Acor

en puerta de esperanza para ella.

Allí me responderá como en su juventud,

como en el día en que salió de Egipto.

16

Entonces me llamará “Marido mío”,

en vez de llamarme “Baal mío”.

Yo, el Señor, lo afirmo.

17

Y quitaré de sus labios

los nombres de los baales,

y jamás volverán a mencionarse.

18

»En aquel tiempo haré en favor de Israel

una alianza con los animales salvajes,

y con las aves y las serpientes;

romperé y quitaré de este país

el arco, la espada y la guerra,

para que mi pueblo descanse tranquilo.

19

Israel, yo te haré mi esposa para siempre,

mi esposa legítima, conforme a la ley,

porque te amo entrañablemente.

20

Yo te haré mi esposa y te seré fiel,

y tú entonces me conocerás como el Señor.

21

Yo, el Señor, lo afirmo:

En aquel tiempo yo responderé al cielo,

y el cielo responderá a la tierra;

22

la tierra responderá al trigo,

al vino y al aceite,

y ellos responderán a Jezreel.

23

Plantaré a mi pueblo en la tierra

exclusivamente para mí;

tendré compasión de Lo-ruhama,

y a Lo-amí le diré: “Tú eres mi pueblo”,

y él me dirá: “¡Tú eres mi Dios!”»

3

1

El Señor volvió a decirme:

«Ve y ama a una mujer

amada de su amigo y adúltera.

Así ama el Señor a los israelitas,

aunque ellos se vuelven a dioses extraños

y comen de las tortas de pasas que les ofrecen.»

2

Entonces adquirí una mujer para mí

por quince monedas de plata

y trescientos treinta litros de cebada.

3

Le dije: «Por mucho tiempo serás mía;

no te prostituyas ni te entregues a otro hombre,

y yo también te seré fiel.»

4

Pues por mucho tiempo los israelitas

estarán sin rey ni jefe,

sin sacrificio ni piedras sagradas,

sin ropas sacerdotales ni ídolos familiares.

5

Después de esto se volverán los israelitas

y buscarán al Señor su Dios

y a David su rey.

En los últimos tiempos

acudirán con reverencia al Señor

y a los bienes que él concede.

4

1

Israelitas, escuchen

lo que dice el Señor.

Él ha entablado un pleito

contra los que viven en este país,

porque aquí ya no hay lealtad entre la gente,

ni fidelidad ni conocimiento de Dios.

2

Abundan en cambio el juramento falso y la mentira,

el asesinato y el robo,

el adulterio y la violencia,

y se comete homicidio tras homicidio.

3

Por eso, el país está de luto;

se quedan sin fuerzas los que viven en él;

y con los animales salvajes y las aves

mueren también los peces del mar.

4

Dice el Señor:

«¡Que nadie acuse ni reprenda a otro!

Mi pleito es sólo contra ti, sacerdote.

5

Tú caerás en pleno día,

y por la noche

caerá también contigo el profeta,

y a tu madre la destruiré.

6

Mi pueblo no tiene conocimiento,

por eso ha sido destruido.

Y a ti, sacerdote, que rechazaste el conocimiento,

yo te rechazo de mi sacerdocio.

Puesto que tú olvidas las enseñanzas de tu Dios,

yo me olvidaré de tus descendientes.

7

»Cuantos más eran los sacerdotes, más pecaban contra mí;

por lo tanto, cambiaré su honra en afrenta.

8

Viven del pecado de mi pueblo;

por eso anhelan que mi gente peque.

9

Lo mismo al pueblo que a los sacerdotes,

los castigaré por su conducta.

10

Puesto que han dejado de servir al Señor,

comerán, pero no quedarán satisfechos;

se prostituirán, pero no tendrán hijos.

11

»La prostitución y el vino

hacen perder el juicio.

12

Mi pueblo consulta a sus ídolos de madera;

por medio de varas practica la adivinación.

Dominado por la prostitución,

mi pueblo sigue caminos equivocados:

se prostituye apartándose de su Dios.

13

En lo alto de los montes y sobre las colinas

queman incienso y ofrecen sacrificios,

y también bajo la buena sombra

de los robles, los álamos y las encinas.

Por eso se han prostituido las hijas de ustedes,

y sus nueras cometen adulterio.

14

Pero yo no castigaré a sus hijas por su prostitución

ni a sus nueras por sus adulterios,

porque ustedes mismos se van con prostitutas;

para ofrecer sacrificios, se juntan

con mujeres que practican la prostitución como un culto.

¡Y así se hunde un pueblo falto de inteligencia!

15

»Si tú, Israel, te prostituyes,

que al menos Judá no peque.

¡No vayan ustedes a Guilgal

ni suban a Bet-avén

ni juren por la vida del Señor!

16

Israel es rebelde

como una novilla arisca;

y así, ¿los cuidará el Señor en hermosos pastizales,

igual que si fueran corderitos?

17

17-18 Efraín se ha entregado a la idolatría.

¡Todos han caído como pandilla de borrachos!

Una y otra vez se prostituyen,

y prefieren la vergüenza a la honra.

18

19

¡Un viento se los llevará en sus alas,

y se avergonzarán de su idolatría!

5

1

»Sacerdotes, oigan esto;

presta atención, pueblo de Israel;

escuchen ustedes, los de la casa real:

Contra ustedes va a ser el juicio,

porque han sido una trampa puesta en Mispá,

una red tendida sobre el monte Tabor,

2

un pozo ahondado en el valle de Sitim.

Por eso voy a castigarlos.

3

Yo conozco a Efraín;

Israel no me es desconocido.

Efraín se ha prostituido;

Israel se ha manchado.»

4

Las malas acciones del pueblo

no lo dejan volverse a su Dios.

Dominado por la prostitución,

no reconoce al Señor.

5

El orgullo de Israel clama en contra suya;

Efraín tropieza en su propia maldad,

¡y, junto con ellos, hasta Judá tropezará!

6

Con sus ovejas y sus vacas

irán en busca del Señor,

pero no lo encontrarán

porque se apartó de ellos.

7

Han sido infieles al Señor,

pues tienen hijos de otro padre.

Por su infidelidad, en un solo mes

sus tierras serán devoradas.

8

¡Toquen el cuerno de guerra en Guibeá

y la trompeta en Ramá!

¡Den la alarma en Bet-avén!

¡Siembren el desconcierto en Benjamín!

9

Yo anuncio entre las tribus de Israel

lo que ha de suceder con toda seguridad:

Efraín será asolado en el día del castigo.

10

Dice el Señor:

«Los jefes de Judá son como esa gente

que altera los límites de los campos.

¡Pero los voy a inundar con mi furor!

11

Efraín está oprimido,

quebrantados sus derechos,

porque se ha empeñado en seguir

a los falsos dioses.

12

Pues yo seré como la polilla para Efraín,

como la carcoma para el pueblo de Judá.

13

»Cuando Efraín vea lo enfermo que está,

y Judá se vea sus heridas,

Efraín irá a Asiria

a pedirle ayuda al gran rey,

pero él no podrá sanarlos

ni curarles las heridas.

14

Como un león cuando ataca,

así atacaré yo a Efraín y a Judá;

yo mismo los despedazaré, y luego me iré;

los arrebataré, y nadie podrá librarlos.

15

»Volveré luego a mi lugar,

hasta que ellos reconozcan su pecado

y vengan a buscarme.

¡En medio de su angustia, me buscarán!»

6

1

Vengan todos y volvámonos al Señor.

Él nos destrozó, pero también nos sanará;

nos hirió, pero también nos curará.

2

En un momento nos devolverá la salud,

nos levantará para vivir delante de él.

3

¡Esforcémonos por conocer al Señor!

El Señor vendrá a nosotros,

tan cierto como que sale el sol,

tan cierto como que la lluvia riega la tierra

en otoño y primavera.

4

Dice el Señor:

«¿Qué haré contigo, Efraín?

¿Qué haré contigo, Judá?

El amor que ustedes me tienen

es como la niebla de la mañana,

como el rocío de madrugada, que temprano desaparece.

5

Por eso los he despedazado mediante los profetas;

por medio de mi mensaje los he matado.

Mi justicia brota como la luz.

6

Lo que quiero de ustedes es que me amen,

y no que me hagan sacrificios;

que me reconozcan como Dios,

y no que me ofrezcan holocaustos.

7

»Pero mi pueblo, lo mismo que Adán,

ha faltado a mi alianza y me ha sido infiel.

8

Galaad es una ciudad de malhechores,

toda llena de huellas de sangre.

9

Los sacerdotes son una pandilla de ladrones

puestos al acecho de la gente;

asesinan y cometen infamias

en el camino de Siquem.

10

En Israel he visto cosas horribles:

Efraín se ha prostituido,

Israel se ha contaminado.

11

Y aun para ti, Judá,

ya he señalado el día de tu castigo.

»Cuando quiero cambiar la suerte de mi pueblo Israel,

7

1

cuando quiero curar a mi pueblo, a Efraín y a Samaria,

salta a la vista su pecado y su maldad.

Porque todos practican la mentira;

como ladrones, entran en las casas

y asaltan a la gente en plena calle.

2

No toman en cuenta

que yo recuerdo todas sus maldades.

Ahora los acorralan sus propias acciones,

que están siempre delante de mis ojos.

3

»Con su maldad y sus mentiras

mi pueblo divierte al rey y a los jefes.

4

Todos ellos son adúlteros;

son como el horno, que una vez encendido

deja el hornero de atizarlo

mientras fermenta la masa.

5

En el día de la coronación de nuestro rey,

los jefes le hicieron enfermar con el calor del vino.

¡Y él tendió la mano a los que se burlaban!

6

Disponen su corazón para la intriga,

como si dispusieran un horno;

duerme el hornero toda la noche,

pero a la mañana el horno sigue bien encendido.

7

Sí, todos ellos arden como un horno

que devoró a sus gobernantes.

Todos sus reyes han caído,

y no hay ni uno solo que me invoque.

8

»Efraín se ha mezclado con otros pueblos.

Efraín es como una torta

cocida solamente por un lado.

9

Gente extraña ha acabado con sus fuerzas

sin que él se diera cuenta.

¡Hasta el pelo se le puso blanco

sin que él se diera cuenta!

10

El orgullo de Israel es testigo en contra suya.

Con todo, ellos no se volvieron

ni buscaron al Señor su Dios.

11

Efraín es como una paloma

atolondrada, sin inteligencia:

pide ayuda a Egipto,

acude luego a Asiria...

12

Pero cuando vayan allá,

lanzaré mi red sobre ellos;

los haré caer como aves del cielo,

los atraparé a causa de su maldad.

13

»¡Ay de ellos por haberse apartado de mí!

La destrucción los alcanzará

porque contra mí se han rebelado.

Yo quiero salvarlos,

pero ellos mienten en contra mía.

14

Aunque gritan cuando están en la cama,

no me invocan de corazón.

Para pedir trigo y vino se hacen heridas;

¡se han rebelado contra mí!

15

Yo los había enseñado

y había dado fuerzas a sus brazos,

pero ellos planearon maldades contra mí.

16

Se volvieron a los ídolos;

son como un arco torcido,

cuya flecha no da en el blanco.

Por hablar con insolencia

caerán sus jefes a filo de espada,

y en Egipto se burlarán de ellos.

8

1

»Toca tu trompeta,

como centinela que vigila

sobre el pueblo del Señor.

Porque han faltado a mi alianza

y se han rebelado contra mi enseñanza.

2

Mientras tanto, vienen a mí gritando:

“¡Te reconocemos como el Dios de Israel!”

3

Pero Israel ha rechazado lo bueno,

y por eso lo perseguirán sus enemigos.

4

»Sin contar conmigo han establecido reyes,

y han nombrado jefes sin saberlo yo.

Han tomado su plata y su oro

para fabricarse ídolos

y destruirse a sí mismos.

5

¡Me repugna el becerro que tú, Samaria, adoras!

Mi enojo se ha encendido en contra de él.

¿Cuánto tardarán en quedar limpios

6

los israelitas?

¡Ese becerro de Samaria no es Dios!

Salió de manos de un artesano,

y será hecho pedazos.

7

Ellos sembraron vientos

y cosecharán tempestades;

no tendrán campos que segar,

ni sacarán harina de sus espigas;

y si acaso llegan a sacarla,

los extranjeros se la comerán.

8

¡Israel ha sido tragado!

Las otras naciones lo miran

como a un objeto sin valor,

9

por haber acudido a Asiria

como un terco asno salvaje.

¡Efraín dio regalos para comprarse amantes!

10

Pero aunque dé regalos entre las naciones,

yo voy ahora a dispersarlos,

y durante un tiempo dejarán de surgir

reyes y jefes.

11

»Porque Efraín construye multitud de altares,

que sólo le sirven para pecar.

12

Aunque yo escribí para él mis muchas enseñanzas,

él las tuvo por cosa extraña.

13

A ellos les gustan los sacrificios, y sacrifican,

y comen la carne de los sacrificios;

pero yo, el Señor, no estoy contento con ellos:

recordaré las maldades que cometieron,

y los castigaré por su pecado

haciéndolos regresar a Egipto.

14

Israel construye palacios,

pero se olvida de su creador.

Judá levanta muchas ciudades fortificadas,

pero yo las haré arder en un fuego

que consumirá sus palacios.»

9

1

No te alegres, Israel;

no saltes de contento como otros pueblos,

pues te has prostituido

al abandonar a tu Dios.

En las eras donde se trilla el grano,

te gusta recibir el pago de tus prostituciones.

2

El pueblo de Israel no tendrá trigo ni vino;

su vino nuevo no será suficiente.

3

Efraín regresará a Egipto,

y en Asiria comerá alimentos impuros.

No vivirán más en el país del Señor:

4

no beberán vino en honor del Señor,

ni le ofrecerán allí sus sacrificios.

El pan que coman será como pan de duelo,

y quienes lo coman quedarán impuros.

Ellos se comerán ese pan,

pero no podrán llevarlo al templo del Señor.

5

¿Qué harán ustedes en el día de la fiesta,

de la solemne fiesta del Señor?

6

Ellos han huido de la destrucción;

Egipto los recogerá,

y en Menfis serán enterrados.

Sus tesoros de plata se llenarán de ortigas,

y en su campamento crecerán los espinos.

7

¡Ya han llegado los días del castigo!

¡Ya han llegado los días del pago merecido!

¡Israel va a saber que ya han llegado!

Ustedes dicen: «El profeta es un necio.

El hombre inspirado es un loco.»

Pero lo dicen porque están llenos de maldad,

porque su odio es grande.

8

Dios ha puesto a su profeta por centinela de Efraín,

pero ustedes tienden trampas a su paso;

¡hasta en el templo de Dios le odian!

9

Se corrompieron completamente,

como en los tiempos de Guibeá.

Pero el Señor se acordará de su maldad

y castigará sus pecados.

10

Dice el Señor:

«Cuando encontré a Israel, me alegré

como el que encuentra uvas en el desierto.

Los antepasados de ustedes fueron a mis ojos

como los higos tempranos.

Pero cuando llegaron a Baal-peor

se consagraron a los dioses falsos,

y se hicieron tan despreciables

como los ídolos que ellos amaban.

11

La grandeza de Efraín volará como un ave.

No nacerán más niños,

no habrá más mujeres embarazadas,

no se concebirán más hijos.

12

Y aun si lograran criar a sus hijos,

yo se los quitaría sin dejarles ninguno.

¡Ay de esta gente cuando me aparte de ella!

13

Veo que Efraín trata a sus hijos

como si fueran presa de cazadores:

los saca para entregarlos a la matanza.»

14

¡Dales, Señor, lo que hayas de darles!

¡Dales vientres estériles y pechos sin leche!

15

Dice el Señor:

«En Guilgal hicieron todo lo malo,

y allí comencé a odiarlos.

Por la maldad de sus acciones

los voy a echar de mi casa;

no voy a seguir amándolos,

pues todos sus jefes son rebeldes.

16

Efraín está herido;

es como un árbol de raíces secas

que ha dejado de dar fruto.

Aunque tenga hijos,

yo los haré morir.»

17

Este pueblo no ha querido

hacerle caso a mi Dios;

por eso mi Dios va a rechazarlo,

y andarán errantes entre las naciones.

10

1

Israel es como una vid llena de uvas;

pero cuanto más abundante era su fruto,

más altares se construía;

cuanto más hermosa era su tierra,

más hermosas eran sus piedras sagradas.

2

Israel tiene el corazón dividido,

y ahora va a pagar por su pecado.

El Señor destruirá sus altares

y derribará sus piedras sagradas.

3

Ahora este pueblo dirá:

«No tenemos rey

porque no tenemos reverencia al Señor.

Pero ¿qué podría hacer un rey por nosotros?

4

Tan sólo hablar y hablar,

prometer en falso y firmar pactos;

su justicia sería como una planta venenosa

que crece entre los surcos del campo.»

5

La gente de Samaria tiembla;

llora la pérdida del becerro de Bet-avén.

Por él se están lamentando

el pueblo y los sacerdotes,

porque su gloria ha desaparecido.

6

Aun el propio becerro será llevado a Asiria

para ofrecérselo al gran rey.

Así Efraín quedará avergonzado:

Israel se avergonzará de su ídolo.

7

Desaparecerá el rey de Samaria

como una astilla que flota sobre el agua.

8

Serán destruidos los santuarios paganos

donde el pueblo de Israel pecaba.

Sobre sus altares crecerán cardos y espinos,

y la gente les dirá a los montes: «¡Cúbrannos!»,

y a los cerros: «¡Caigan sobre nosotros!»

9

Dice el Señor:

«Israel no ha dejado de pecar

desde que comenzó a hacerlo en Guibeá.

¡En su pecado persisten!

Por eso, la guerra

alcanzará a estos malvados en Guibeá.

10

Castigaré a este pueblo cuando yo quiera.

Contra él se juntarán naciones

cuando yo lo castigue por su gran maldad.

11

»Efraín era como una novilla domada

que gustaba de trillar el grano.

Yo he puesto yugo ahora

sobre su hermoso cuello,

para que tire del carro;

y Judá tirará del arado,

y Jacob tirará del rastrillo.

12

Les dije: Siembren ustedes justicia

y recojan cosecha de amor.

Preparen la tierra para un nuevo cultivo,

porque es tiempo de buscar al Señor,

hasta que él venga y traiga

lluvia de salvación sobre ustedes.

13

Pero ustedes han cultivado la maldad,

han cosechado la injusticia

y han comido los frutos de la mentira.

»Por haber confiado en tus carros de guerra

y en tus muchos guerreros,

14

habrá alboroto entre tu gente

y todas tus fortalezas serán asoladas,

como asoló a Bet-arbel el rey Salmán

el día de la batalla,

cuando aplastaron a la madre con los hijos.

15

Esto mismo les pasará a ustedes,

habitantes de Betel,

por causa de su gran maldad.

¡El rey de Israel

morirá al nacer el día!

11

1

»Cuando el pueblo de Israel era niño, yo lo amaba;

a él, que era mi hijo, lo llamé de Egipto.

2

Pero cuanto más lo llamaba,

más se apartaba de mí.

Mi pueblo ofrecía sacrificios a los dioses falsos

y quemaba incienso a los ídolos.

3

Con todo, yo guié al pueblo de Efraín

y lo enseñé a caminar;

pero ellos no comprendieron que era yo quien los cuidaba.

4

Con lazos de ternura, con cuerdas de amor,

los atraje hacia mí;

los acerqué a mis mejillas

como si fueran niños de pecho;

me incliné a ellos para darles de comer,

5

pero ellos no quisieron volverse a mí.

Por eso tendrán que regresar a Egipto,

y Asiria reinará sobre ellos.

6

La espada caerá sobre sus ciudades

y acabará con sus fortalezas,

destruyéndolos a causa de los planes que hacen.

7

Mi pueblo persiste en estar alejado de mí;

gritan hacia lo alto, pero nadie los ayuda.

8

»¿Cómo podré dejarte, Efraín?

¿Cómo podré abandonarte, Israel?

¿Podré destruirte como destruí la ciudad de Admá,

o hacer contigo lo mismo que hice con Seboím?

¡Mi corazón está conmovido,

lleno de compasión por ti!

9

No actuaré según el ardor de mi ira:

no volveré a destruir a Efraín,

porque yo soy Dios, no hombre.

Yo soy el Santo, que estoy en medio de ti,

y no he venido a destruirte.»

10

Ellos seguirán al Señor,

y él rugirá como un león.

Rugirá, y los suyos

vendrán temblando de occidente.

11

«Como aves, vendrán temblando de Egipto;

vendrán de Asiria, como palomas;

y haré que habiten de nuevo en sus casas.

Yo, el Señor, lo afirmo.

12

»Efraín me ha rodeado de mentiras;

me ha rodeado de engaños el pueblo de Israel.

Judá se ha separado de Dios,

y ahora es fiel a los ídolos.

12

1

Efraín se alimenta de aire:

todo el día va tras el viento del este.

Aumenta sus mentiras y violencias,

hace pactos con Asiria

y manda regalos de aceite a Egipto.»

2

El Señor le ha puesto pleito a Israel.

Va a castigar al pueblo de Jacob por su conducta;

le va a pagar como merecen sus acciones.

3

Aun antes de nacer, Jacob suplantó a su hermano,

y cuando ya fue hombre luchó con Dios.

4

Luchó con un ángel, y lo venció;

lloró y pidió que le tuviera compasión.

Dios lo encontró en Betel

y habló con él allí.

5

El Señor, el Dios todopoderoso:

¡el Señor es su nombre!

6

Así pues, Israel, vuélvete a tu Dios;

actúa con lealtad y rectitud,

y confía siempre en tu Dios.

7

Dice el Señor:

«Canaán tiene en su mano pesas falsas,

porque le gusta estafar.

8

Efraín dice: “¡Sí, me he hecho rico,

me he encontrado una fortuna;

pero nadie podrá acusarme

de haber obtenido mis ganancias

por medios deshonestos!”

9

Yo, el Señor, que soy tu Dios

desde que estabas en Egipto,

haré que vivas de nuevo en tiendas de campaña,

como en los días de nuestro encuentro en el desierto.

10

»Yo hablé a los profetas

y aumenté el número de sus visiones,

y por medio de ellos hablé en parábolas.

11

En Galaad hay dioses paganos,

pero sólo son falsos dioses.

En Guilgal se ofrecen sacrificios de toros;

sus altares son como montones de piedras

entre los surcos del campo.»

12 Jacob huyó a los campos de Aram, y allí, para conseguir esposa, trabajó cuidando ovejas.

13 Por medio de un profeta, el Señor sacó de Egipto al pueblo de Israel; ¡por medio de un profeta, cuidó de él!

14

La gente de Efraín ha irritado al Señor,

le ha causado un amargo disgusto.

Por eso el Señor les hará pagar los crímenes cometidos,

y hará caer sobre ellos sus propias maldades.

13

1

Cuando la gente de Efraín hablaba,

las otras tribus de Israel mostraban respeto;

pero Efraín murió cuando se hizo culpable

por haber adorado a Baal.

2

¡Y todavía siguen pecando!

Funden su plata y se hacen ídolos

según se les ocurre y a gusto de los artesanos.

Luego dicen: «¡Ofrézcanles sacrificios!»,

y la gente besa ídolos que tienen forma de becerro.

3

Por eso serán como la niebla de la mañana,

como el rocío de madrugada, que temprano desaparece,

como la paja que se lleva el viento,

como el humo que sale por la chimenea.

4

Dice el Señor:

«Yo, el Señor, soy tu Dios

desde que estabas en Egipto:

No reconozcas como Dios a nadie sino a mí,

pues sólo yo soy tu salvador.

5

Yo te cuidé en las tierras ardientes del desierto.

6

»Pero cuando ustedes tuvieron comida de sobra,

su corazón se llenó de orgullo

y se olvidaron de mí.

7

Por lo tanto, voy a ser para ellos como un león,

como un leopardo que los aceche en el camino.

8

Voy a salir a su encuentro como una osa

que ha perdido sus cachorros,

y les despedazaré el corazón.

Como un león, los devoraré allí mismo;

como una fiera, los destrozaré.

9

Voy a destruirte, Israel,

y nadie podrá evitarlo.

10

Pues ¿dónde está ahora tu rey,

que te salve en todas tus ciudades?

¿Dónde están tus caudillos,

a quienes pediste rey y jefes?

11

Enojado contigo, te di reyes,

y enojado contigo, te los quité.

12

»La maldad de Efraín está anotada;

su pecado ha quedado registrado.

13

A Israel le ha llegado el momento de nacer,

pero es un hijo tan torpe

que ni siquiera es capaz de colocarse

en la debida posición para el parto.

14

¿Y habré de librarlos del poder del sepulcro?

¿Habré de rescatarlos de la muerte?...

¿Dónde está, muerte, tu poder destructor?

¿Dónde están, sepulcro, tus males?

¡Ya no tendré compasión de esta gente!»

15

Aunque Israel florezca como la hierba,

vendrá el viento del este,

el fuerte viento que sopla del desierto,

y secará y agotará sus fuentes y manantiales.

El enemigo le arrebatará el tesoro de sus ricas joyas.

16

El pueblo de Samaria llevará su castigo

por haberse rebelado contra su Dios.

Morirán a filo de espada,

sus niños serán estrellados contra el suelo

y las mujeres embarazadas serán abiertas en canal.

14

1

¡Vuélvete, Israel, al Señor tu Dios,

tú que caíste a causa de tu pecado!

2

Vuélvanse al Señor

llevando con ustedes esta oración:

«Perdona toda nuestra maldad

y recibe con benevolencia

las alabanzas que te ofrecemos.

3

Asiria no puede salvarnos,

ni tampoco escaparemos a caballo.

Ya no llamaremos “Dios nuestro”

a nada fabricado por nosotros mismos,

porque solamente en ti, Señor,

el huérfano encuentra compasión.»

4

Dice el Señor:

«Voy a curarlos de su rebeldía;

voy a amarlos aunque no lo merezcan,

pues ya se ha apartado de ellos mi ira.

5

Voy a ser para Israel como el rocío,

y él dará flores, como los lirios.

Sus raíces serán tan firmes

como el monte Líbano;

6

sus ramas se extenderán

hermosas como las ramas del olivo,

y será su aroma como el de los cedros del Líbano.

7

Israel vivirá de nuevo bajo mi protección;

entonces crecerán como el trigo,

florecerán como la vid

y serán famosos como el vino del Líbano.

8

Efraín dirá: “¿Qué me importan ya los ídolos?”

¡Yo soy quien atiendo y cuido a mi pueblo!

Yo soy como un pino siempre verde,

y en mí encontrará mi pueblo su fruto.»

9

Que los sabios y prudentes

entiendan este mensaje:

Los caminos del Señor son rectos,

y los justos los siguen;

pero los malvados tropiezan en ellos.