1 Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas,
2 en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo.
3 El es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,
4 siendo mucho mejor que los ángeles, por cuanto ha heredado un nombre más excelente que ellos.
5 Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: HIJO MIO ERES TU, YO TE HE ENGENDRADO HOY; y otra vez: YO SERE PADRE PARA EL, Y EL SERA HIJO PARA MI?
6 Y de nuevo, cuando trae al Primogénito al mundo, dice: Y ADORENLE TODOS LOS ANGELES DE DIOS.
7 Y de los ángeles dice: EL QUE HACE A SUS ANGELES, ESPIRITUS, Y A SUS MINISTROS, LLAMA DE FUEGO.
8 Pero del Hijo dice: TU TRONO, OH DIOS, ES POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS, Y CETRO DE EQUIDAD ES EL CETRO DE TU REINO.
9 HAS AMADO LA JUSTICIA Y ABORRECIDO LA INIQUIDAD; POR LO CUAL DIOS, TU DIOS, TE HA UNGIDO CON OLEO DE ALEGRIA MAS QUE A TUS COMPAÑEROS.
10 Y: TU, SEÑOR, EN EL PRINCIPIO PUSISTE LOS CIMIENTOS DE LA TIERRA, Y LOS CIELOS SON OBRA DE TUS MANOS;
11 ELLOS PERECERAN, PERO TU PERMANECES; Y TODOS ELLOS COMO UNA VESTIDURA SE ENVEJECERAN,
12 Y COMO UN MANTO LOS ENROLLARAS; COMO UNA VESTIDURA SERAN MUDADOS. PERO TU ERES EL MISMO, Y TUS AÑOS NO TENDRAN FIN.
13 Pero, ¿a cuál de los ángeles ha dicho jamás: SIENTATE A MI DIESTRA HASTA QUE PONGA A TUS ENEMIGOS POR ESTRADO DE TUS PIES?
14 ¿No son todos ellos espíritus ministradores, enviados para servir por causa de los que heredarán la salvación?
1 Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos.
2 Porque si la palabra hablada por medio de ángeles resultó ser inmutable, y toda transgresión y desobediencia recibió una justa retribución,
3 ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? La cual, después que fue anunciada primeramente por medio del Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,
4 testificando Dios juntamente con ellos, tanto por señales como por prodigios, y por diversos milagros y por dones del Espíritu Santo según su propia voluntad.
5 Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando.
6 Pero uno ha testificado en cierto lugar diciendo: ¿QUE ES EL HOMBRE PARA QUE DE EL TE ACUERDES, O EL HIJO DEL HOMBRE PARA QUE TE INTERESES EN EL?
7 LE HAS HECHO UN POCO INFERIOR A LOS ANGELES; LE HAS CORONADO DE GLORIA Y HONOR, Y LE HAS PUESTO SOBRE LAS OBRAS DE TUS MANOS;
8 TODO LO HAS SUJETADO BAJO SUS PIES. Porque al sujetarlo todo a él, no dejó nada que no le sea sujeto. Pero ahora no vemos aún todas las cosas sujetas a él.
9 Pero vemos a aquel que fue hecho un poco inferior a los ángeles, es decir, a Jesús, coronado de gloria y honor a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios probara la muerte por todos.
10 Porque convenía que aquel para quien son todas las cosas y por quien son todas las cosas, llevando muchos hijos a la gloria, hiciera perfecto por medio de los padecimientos al autor de la salvación de ellos.
11 Porque tanto el que santifica como los que son santificados, son todos de un Padre ; por lo cual El no se avergüenza de llamarlos hermanos,
12 diciendo: ANUNCIARE TU NOMBRE A MIS HERMANOS, EN MEDIO DE LA CONGREGACION TE CANTARE HIMNOS.
13 Y otra vez: YO EN EL CONFIARE. Y otra vez: HE AQUI, YO Y LOS HIJOS QUE DIOS ME HA DADO.
14 Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, El igualmente participó también de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo,
15 y librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida.
16 Porque ciertamente no ayuda a los ángeles, sino que ayuda a la descendencia de Abraham.
17 Por tanto, tenía que ser hecho semejante a sus hermanos en todo, a fin de que llegara a ser un misericordioso y fiel sumo sacerdote en las cosas que a Dios atañen, para hacer propiciación por los pecados del pueblo.
18 Pues por cuanto El mismo fue tentado en el sufrimiento, es poderoso para socorrer a los que son tentados.
1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad a Jesús, el Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra fe.
2 El cual fue fiel al que le designó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.
3 Porque El ha sido considerado digno de más gloria que Moisés, así como el constructor de la casa tiene más honra que la casa.
4 Porque toda casa es hecha por alguno, pero el que hace todas las cosas es Dios.
5 Y Moisés fue fiel en toda la casa de Dios como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir más tarde;
6 pero Cristo fue fiel como Hijo sobre la casa de Dios, cuya casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin nuestra confianza y la gloria de nuestra esperanza.
7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: SI OIS HOY SU VOZ,
8 NO ENDUREZCAIS VUESTROS CORAZONES, COMO EN LA PROVOCACION, COMO EN EL DIA DE LA PRUEBA EN EL DESIERTO,
9 DONDE VUESTROS PADRES me TENTARON AL PONERme A PRUEBA, Y VIERON MIS OBRAS POR CUARENTA AÑOS.
10 POR LO CUAL ME DISGUSTE CON AQUELLA GENERACION, Y DIJE: "SIEMPRE SE DESVIAN EN SU CORAZON, Y NO HAN CONOCIDO MIS CAMINOS";
11 COMO JURE EN MI IRA: "NO ENTRARAN EN MI REPOSO."
12 Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo.
13 Antes exhortaos los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: Hoy; no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado.
14 Porque somos hechos partícipes de Cristo, si es que retenemos firme hasta el fin el principio de nuestra seguridad,
15 en cuanto se dice: SI OIS HOY SU VOZ, NO ENDUREZCAIS VUESTROS CORAZONES, COMO EN LA PROVOCACION.
16 Porque ¿quiénes, habiendo oído, le provocaron? ¿Acaso no fueron todos los que salieron de Egipto guiados por Moisés?
17 ¿Y con quiénes se disgustó por cuarenta años? ¿No fue con aquellos que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?
18 ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a los que fueron desobedientes?
19 Vemos, pues, que no pudieron entrar a causa de su incredulidad.
1 Por tanto, temamos, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado.
2 Porque en verdad, a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva, como también a ellos; pero la palabra que ellos oyeron no les aprovechó por no ir acompañada por la fe en los que la oyeron.
3 Porque los que hemos creído entramos en ese reposo, tal como El ha dicho: COMO JURE EN MI IRA: "NO ENTRARAN EN MI REPOSO", aunque las obras de El estaban acabadas desde la fundación del mundo.
4 Porque así ha dicho en cierto lugar acerca del séptimo día: Y DIOS REPOSO EN EL SEPTIMO DIA DE TODAS SUS OBRAS;
5 y otra vez en este pasaje: NO ENTRARAN EN MI REPOSO.
6 Por tanto, puesto que todavía falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes antes se les anunció la buena nueva no entraron por causa de su desobediencia,
7 Dios otra vez fija un día: Hoy. Diciendo por medio de David después de mucho tiempo, como se ha dicho antes: SI OIS HOY SU VOZ, NO ENDUREZCAIS VUESTROS CORAZONES.
8 Porque si Josué les hubiera dado reposo, Dios no habría hablado de otro día después de ése.
9 Queda, por tanto, un reposo sagrado para el pueblo de Dios.
10 Pues el que ha entrado a su reposo, él mismo ha reposado de sus obras, como Dios reposó de las suyas.
11 Por tanto, esforcémonos por entrar en ese reposo, no sea que alguno caiga siguiendo el mismo ejemplo de desobediencia.
12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón.
13 Y no hay cosa creada oculta a su vista, sino que todas las cosas están al descubierto y desnudas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
14 Teniendo, pues, un gran sumo sacerdote que trascendió los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe.
15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros , pero sin pecado.
16 Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna.
1 Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en las cosas que a Dios se refieren, para presentar ofrendas y sacrificios por los pecados;
2 y puede obrar con benignidad para con los ignorantes y extraviados, puesto que él mismo está sujeto a flaquezas;
3 y por esa causa está obligado a ofrecer sacrificios por los pecados, tanto por sí mismo como por el pueblo.
4 Y nadie toma este honor para sí mismo, sino que lo recibe cuando es llamado por Dios, así como lo fue Aarón.
5 De la misma manera, Cristo no se glorificó a sí mismo para hacerse sumo sacerdote, sino que lo glorificó el que le dijo: HIJO MIO ERES TU, YO TE HE ENGENDRADO HOY;
6 como también dice en otro pasaje: TU ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE SEGUN EL ORDEN DE MELQUISEDEC.
7 Cristo, en los días de su carne, habiendo ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que podía librarle de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente;
8 y aunque era Hijo, aprendió obediencia por lo que padeció;
9 y habiendo sido hecho perfecto, vino a ser fuente de eterna salvación para todos los que le obedecen,
10 siendo constituido por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.
11 Acerca de esto tenemos mucho que decir, y es difícil de explicar, puesto que os habéis hecho tardos para oír.
12 Pues aunque ya debierais ser maestros, otra vez tenéis necesidad de que alguien os enseñe los principios elementales de los oráculos de Dios, y habéis llegado a tener necesidad de leche y no de alimento sólido.
13 Porque todo el que toma sólo leche, no está acostumbrado a la palabra de justicia, porque es niño.
14 Pero el alimento sólido es para los adultos, los cuales por la práctica tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal.
1 Por tanto, dejando las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas y de la fe hacia Dios,
2 de la enseñanza sobre lavamientos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.
3 Y esto haremos, si Dios lo permite.
4 Porque en el caso de los que fueron una vez iluminados, que probaron del don celestial y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo,
5 que gustaron la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero,
6 pero después cayeron, es imposible renovarlos otra vez para arrepentimiento, puesto que de nuevo crucifican para sí mismos al Hijo de Dios y le exponen a la ignominia pública.
7 Porque la tierra que bebe la lluvia que con frecuencia cae sobre ella y produce vegetación útil a aquellos por los cuales es cultivada, recibe bendición de Dios;
8 pero si produce espinos y abrojos no vale nada, está próxima a ser maldecida, y termina por ser quemada.
9 Pero en cuanto a vosotros, amados, aunque hablemos de esta manera, estamos persuadidos de las cosas que son mejores y que pertenecen a la salvación.
10 Porque Dios no es injusto como para olvidarse de vuestra obra y del amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido, y sirviendo aún, a los santos.
11 Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para alcanzar la plena seguridad de la esperanza,
12 a fin de que no seáis perezosos, sino imitadores de los que mediante la fe y la paciencia heredan las promesas.
13 Pues cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por uno mayor, juró por sí mismo,
14 diciendo: CIERTAMENTE TE BENDECIRE Y CIERTAMENTE TE MULTIPLICARE.
15 Y así, habiendo esperado con paciencia, obtuvo la promesa.
16 Porque los hombres juran por uno mayor que ellos mismos , y para ellos un juramento dado como confirmación es el fin de toda discusión.
17 Por lo cual Dios, deseando mostrar más plenamente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su propósito, interpuso un juramento,
18 a fin de que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, los que hemos buscado refugio seamos grandemente animados para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros,
19 la cual tenemos como ancla del alma, una esperanza segura y firme, y que penetra hasta detrás del velo,
20 donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho, según el orden de Melquisedec, sumo sacerdote para siempre.
1 Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, salió al encuentro de Abraham cuando éste regresaba de la matanza de los reyes, y lo bendijo.
2 Abraham le entregó el diezmo de todos los despojos, cuyo nombre significa primeramente rey de justicia, y luego también rey de Salem, esto es, rey de paz,
3 sin padre, sin madre, sin genealogía, no teniendo principio de días ni fin de vida, siendo hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote a perpetuidad.
4 Considerad, pues, la grandeza de este hombre a quien Abraham, el patriarca, dio el diezmo de lo mejor del botín.
5 Y en verdad los de los hijos de Leví que reciben el oficio de sacerdote, tienen mandamiento en la ley de recoger el diezmo del pueblo, es decir, de sus hermanos, aunque éstos son descendientes de Abraham.
6 Pero aquel cuya genealogía no viene de ellos, recibió el diezmo de Abraham y bendijo al que tenía las promesas.
7 Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor.
8 Aquí, ciertamente hombres mortales reciben el diezmo, pero allí, los recibe uno de quien se da testimonio de que vive.
9 Y, por decirlo así, por medio de Abraham aun Leví, que recibía diezmos, pagaba diezmos,
10 porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.
11 Ahora bien, si la perfección era por medio del sacerdocio levítico (pues sobre esa base recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad había de que se levantara otro sacerdote según el orden de Melquisedec, y no designado según el orden de Aarón?
12 Porque cuando se cambia el sacerdocio, necesariamente ocurre también un cambio de la ley.
13 Pues aquel de quien se dicen estas cosas, pertenece a otra tribu, de la cual nadie ha servido en el altar.
14 Porque es evidente que nuestro Señor descendió de Judá, una tribu de la cual Moisés no dijo nada tocante a sacerdotes.
15 Y esto es aún más evidente, si a semejanza de Melquisedec se levanta otro sacerdote,
16 que ha llegado a serlo, no sobre la base de una ley de requisitos físicos, sino según el poder de una vida indestructible.
17 Pues de El se da testimonio: TU ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE SEGUN EL ORDEN DE MELQUISEDEC.
18 Porque ciertamente, queda anulado el mandamiento anterior por ser débil e inútil
19 (pues la ley nada hizo perfecto), y se introduce una mejor esperanza, mediante la cual nos acercamos a Dios.
20 Y por cuanto no fue sin juramento,
21 pues en verdad ellos llegaron a ser sacerdotes sin juramento, pero El por un juramento del que le dijo: EL SEÑOR HA JURADO Y NO CAMBIARA: "TU ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE",
22 por eso, Jesús ha venido a ser fiador de un mejor pacto.
23 Los sacerdotes anteriores eran más numerosos porque la muerte les impedía continuar,
24 pero El conserva su sacerdocio inmutable puesto que permanece para siempre.
25 Por lo cual El también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de El se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos.
26 Porque convenía que tuviéramos tal sumo sacerdote: santo, inocente, inmaculado, apartado de los pecadores y exaltado más allá de los cielos,
27 que no necesita, como aquellos sumos sacerdotes, ofrecer sacrificios diariamente, primero por sus propios pecados y después por los pecados del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, cuando se ofreció a sí mismo.
28 Porque la ley designa como sumos sacerdotes a hombres débiles, pero la palabra del juramento, que vino después de la ley, designa al Hijo, hecho perfecto para siempre.
1 Ahora bien, el punto principal de lo que se ha dicho es éste: tenemos tal sumo sacerdote, el cual se ha sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,
2 como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero, que el Señor erigió, no el hombre.
3 Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios, por lo cual es necesario que éste también tenga algo que ofrecer.
4 Así que si El estuviera sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley;
5 los cuales sirven a lo que es copia y sombra de las cosas celestiales, tal como Moisés fue advertido por Dios cuando estaba a punto de erigir el tabernáculo; pues, dice El: Mira, haz todas las cosas CONFORME AL MODELO QUE TE FUE MOSTRADO EN EL MONTE.
6 Pero ahora El ha obtenido un ministerio tanto mejor, por cuanto es también el mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.
7 Pues si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, no se hubiera buscado lugar para el segundo.
8 Porque reprochándolos, El dice: MIRAD QUE VIENEN DIAS, DICE EL SEÑOR, EN QUE ESTABLECERE UN NUEVO PACTO CON LA CASA DE ISRAEL Y CON LA CASA DE JUDA;
9 NO COMO EL PACTO QUE HICE CON SUS PADRES EL DIA QUE LOS TOME DE LA MANO PARA SACARLOS DE LA TIERRA DE EGIPTO; PORQUE NO PERMANECIERON EN MI PACTO, Y YO ME DESENTENDI DE ELLOS, DICE EL SEÑOR.
10 PORQUE ESTE ES EL PACTO QUE YO HARE CON LA CASA DE ISRAEL DESPUES DE AQUELLOS DIAS, DICE EL SEÑOR: PONDRE MIS LEYES EN LA MENTE DE ELLOS, Y LAS ESCRIBIRE SOBRE SUS CORAZONES. Y YO SERE SU DIOS, Y ELLOS SERAN MI PUEBLO.
11 Y NINGUNO DE ELLOS ENSEÑARA A SU CONCIUDADANO NI NINGUNO A SU HERMANO, DICIENDO: "CONOCE AL SEÑOR", PORQUE TODOS ME CONOCERAN, DESDE EL MENOR HASTA EL MAYOR DE ELLOS.
12 PUES TENDRE MISERICORDIA DE SUS INIQUIDADES, Y NUNCA MAS ME ACORDARE DE SUS PECADOS.
13 Cuando El dijo: Un nuevo pacto , hizo anticuado al primero; y lo que se hace anticuado y envejece, está próximo a desaparecer.
1 Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y el santuario terrenal.
2 Porque había un tabernáculo preparado en la parte anterior, en el cual estaban el candelabro, la mesa y los panes consagrados; éste se llama el Lugar Santo.
3 Y detrás del segundo velo había un tabernáculo llamado el Lugar Santísimo,
4 el cual tenía el altar de oro del incienso y el arca del pacto cubierta toda de oro, en la cual había una urna de oro que contenía el maná y la vara de Aarón que retoñó y las tablas del pacto;
5 y sobre ella estaban los querubines de gloria que daban sombra al propiciatorio; pero de estas cosas no se puede hablar ahora en detalle.
6 Así preparadas estas cosas, los sacerdotes entran continuamente al primer tabernáculo para oficiar en el culto;
7 pero en el segundo, sólo entra el sumo sacerdote una vez al año, no sin llevar sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados del pueblo cometidos en ignorancia.
8 Queriendo el Espíritu Santo dar a entender esto: que el camino al Lugar Santísimo aún no había sido revelado en tanto que el primer tabernáculo permaneciera en pie;
9 lo cual es un símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto en su conciencia al que practica ese culto,
10 puesto que tienen que ver sólo con comidas y bebidas, y diversas abluciones y ordenanzas para el cuerpo, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas .
11 Pero cuando Cristo apareció como sumo sacerdote de los bienes futuros, a través de un mayor y más perfecto tabernáculo, no hecho con manos, es decir, no de esta creación,
12 y no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de su propia sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo obtenido redención eterna.
13 Porque si la sangre de los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la becerra rociada sobre los que se han contaminado, santifican para la purificación de la carne,
14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, purificará vuestra conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo?
15 Y por eso El es el mediador de un nuevo pacto, a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
16 Porque donde hay un testamento, necesario es que ocurra la muerte del testador.
17 Pues un testamento es válido sólo en caso de muerte, puesto que no se pone en vigor mientras vive el testador.
18 Por tanto, ni aun el primer pacto se inauguró sin sangre.
19 Porque cuando Moisés terminó de promulgar todos los mandamientos a todo el pueblo, conforme a la ley, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el libro mismo y a todo el pueblo,
20 diciendo: ESTA ES LA SANGRE DEL PACTO QUE DIOS OS ORDENO.
21 Y de la misma manera roció con sangre tanto el tabernáculo como todos los utensilios del ministerio.
22 Y según la ley, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón.
23 Por tanto, fue necesario que las representaciones de las cosas en los cielos fueran purificadas de esta manera, pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que éstos.
24 Porque Cristo no entró en un lugar santo hecho por manos, una representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora en la presencia de Dios por nosotros,
25 y no para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote entra al Lugar Santísimo cada año con sangre ajena.
26 De otra manera le hubiera sido necesario sufrir muchas veces desde la fundación del mundo; pero ahora, una sola vez en la consumación de los siglos, se ha manifestado para destruir el pecado por el sacrificio de sí mismo.
27 Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio,
28 así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan.
1 Pues ya que la ley sólo tiene la sombra de los bienes futuros y no la forma misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que ellos ofrecen continuamente año tras año, hacer perfectos a los que se acercan.
2 De otra manera, ¿no habrían cesado de ofrecerse, ya que los adoradores, una vez purificados, no tendrían ya más conciencia de pecado?
3 Pero en esos sacrificios hay un recordatorio de pecados año tras año.
4 Porque es imposible que la sangre de toros y de machos cabríos quite los pecados.
5 Por lo cual, al entrar El en el mundo, dice: SACRIFICIO Y OFRENDA NO HAS QUERIDO, PERO UN CUERPO HAS PREPARADO PARA MI;
6 EN HOLOCAUSTOS Y sacrificios POR EL PECADO NO TE HAS COMPLACIDO.
7 ENTONCES DIJE: "HE AQUI, YO HE VENIDO (EN EL ROLLO DEL LIBRO ESTA ESCRITO DE MI) PARA HACER, OH DIOS, TU VOLUNTAD."
8 Habiendo dicho arriba: SACRIFICIOS Y OFRENDAS Y HOLOCAUSTOS, Y sacrificios POR EL PECADO NO HAS QUERIDO, NI en ellos TE HAS COMPLACIDO (los cuales se ofrecen según la ley),
9 entonces dijo: HE AQUI, YO HE VENIDO PARA HACER TU VOLUNTAD. El quita lo primero para establecer lo segundo.
10 Por esta voluntad hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo ofrecida de una vez para siempre.
11 Y ciertamente todo sacerdote está de pie, día tras día, ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;
12 pero El, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados para siempre, SE SENTO A LA DIESTRA DE DIOS,
13 esperando de ahí en adelante HASTA QUE SUS ENEMIGOS SEAN PUESTOS POR ESTRADO DE SUS PIES.
14 Porque por una ofrenda El ha hecho perfectos para siempre a los que son santificados.
15 Y también el Espíritu Santo nos da testimonio; porque después de haber dicho:
16 ESTE ES EL PACTO QUE HARE CON ELLOS DESPUES DE AQUELLOS DIAS —DICE EL SEÑOR: PONDRE MIS LEYES EN SU CORAZON, Y EN SU MENTE LAS ESCRIBIRE, añade:
17 Y NUNCA MAS ME ACORDARE DE SUS PECADOS E INIQUIDADES.
18 Ahora bien, donde hay perdón de estas cosas, ya no hay ofrenda por el pecado.
19 Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús,
20 por un camino nuevo y vivo que El inauguró para nosotros por medio del velo, es decir, su carne,
21 y puesto que tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios,
22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura.
23 Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que prometió;
24 y consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras,
25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros , y mucho más al ver que el día se acerca.
26 Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados,
27 sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de UN FUEGO QUE HA DE CONSUMIR A LOS ADVERSARIOS.
28 Cualquiera que viola la ley de Moisés muere sin misericordia por el testimonio de dos o tres testigos.
29 ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia?
30 Pues conocemos al que dijo: MIA ES LA VENGANZA, YO PAGARE. Y otra vez: EL SEÑOR JUZGARA A SU PUEBLO.
31 ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!
32 Pero recordad los días pasados, cuando después de haber sido iluminados, soportasteis una gran lucha de padecimientos;
33 por una parte, siendo hechos un espectáculo público en oprobios y aflicciones, y por otra, siendo compañeros de los que eran tratados así.
34 Porque tuvisteis compasión de los prisioneros y aceptasteis con gozo el despojo de vuestros bienes, sabiendo que tenéis para vosotros mismos una mejor y más duradera posesión.
35 Por tanto, no desechéis vuestra confianza, la cual tiene gran recompensa.
36 Porque tenéis necesidad de paciencia, para que cuando hayáis hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.
37 PORQUE DENTRO DE MUY POCO TIEMPO, EL QUE HA DE VENIR VENDRA Y NO TARDARA.
38 MAS MI JUSTO VIVIRA POR LA FE; Y SI RETROCEDE, MI ALMA NO SE COMPLACERA EN EL.
39 Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para la preservación del alma.
1 Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
2 Porque por ella recibieron aprobación los antiguos.
3 Por la fe entendemos que el universo fue preparado por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve no fue hecho de cosas visibles.
4 Por la fe Abel ofreció a Dios un mejor sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó el testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y por la fe, estando muerto, todavía habla.
5 Por la fe Enoc fue trasladado al cielo para que no viera muerte; Y NO FUE HALLADO PORQUE DIOS LO TRASLADO; porque antes de ser trasladado recibió testimonio de haber agradado a Dios.
6 Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que es remunerador de los que le buscan.
7 Por la fe Noé, siendo advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó un arca para la salvación de su casa, por la cual condenó al mundo, y llegó a ser heredero de la justicia que es según la fe.
8 Por la fe Abraham, al ser llamado, obedeció, saliendo para un lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber adónde iba.
9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra de la promesa como en tierra extraña, viviendo en tiendas como Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa,
10 porque esperaba la ciudad que tiene cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
11 También por la fe Sara misma recibió fuerza para concebir, aun pasada ya la edad propicia, pues consideró fiel al que lo había prometido.
12 Por lo cual también nació de uno (y éste casi muerto con respecto a esto) una descendencia COMO LAS ESTRELLAS DEL CIELO EN NUMERO, E INNUMERABLE COMO LA ARENA QUE ESTA A LA ORILLA DEL MAR.
13 Todos éstos murieron en fe, sin haber recibido las promesas, pero habiéndolas visto y aceptado con gusto desde lejos, confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra.
14 Porque los que dicen tales cosas, claramente dan a entender que buscan una patria propia.
15 Y si en verdad hubieran estado pensando en aquella patria de donde salieron, habrían tenido oportunidad de volver.
16 Pero en realidad, anhelan una patria mejor, es decir, celestial. Por lo cual, Dios no se avergüenza de ser llamado Dios de ellos, pues les ha preparado una ciudad.
17 Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía a su único hijo;
18 fue a él a quien se le dijo: EN ISAAC TE SERA LLAMADA DESCENDENCIA.
19 El consideró que Dios era poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde también, en sentido figurado, lo volvió a recibir.
20 Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú, aun respecto a cosas futuras.
21 Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró, apoyándose sobre el extremo de su bastón.
22 Por la fe José, al morir, mencionó el éxodo de los hijos de Israel, y dio instrucciones acerca de sus huesos.
23 Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño hermoso y no temieron el edicto del rey.
24 Por la fe Moisés, cuando era ya grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón,
25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres temporales del pecado,
26 considerando como mayores riquezas el oprobio de Cristo que los tesoros de Egipto; porque tenía la mirada puesta en la recompensa.
27 Por la fe salió de Egipto sin temer la ira del rey, porque se mantuvo firme como viendo al Invisible.
28 Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no los tocara.
29 Por la fe pasaron el mar Rojo como por tierra seca, y cuando los egipcios lo intentaron hacer, se ahogaron.
30 Por la fe cayeron los muros de Jericó, después de ser rodeados por siete días.
31 Por la fe la ramera Rahab no pereció con los desobedientes, por haber recibido a los espías en paz.
32 ¿Y qué más diré? Pues el tiempo me faltaría para contar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas;
33 quienes por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia, obtuvieron promesas, cerraron bocas de leones,
34 apagaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada; siendo débiles, fueron hechos fuertes, se hicieron poderosos en la guerra, pusieron en fuga a ejércitos extranjeros.
35 Las mujeres recibieron a sus muertos mediante la resurrección; y otros fueron torturados, no aceptando su liberación, a fin de obtener una mejor resurrección.
36 Otros experimentaron vituperios y azotes, y hasta cadenas y prisiones.
37 Fueron apedreados, aserrados, tentados, muertos a espada; anduvieron de aquí para allá cubiertos con pieles de ovejas y de cabras; destituidos, afligidos, maltratados
38 (de los cuales el mundo no era digno), errantes por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas de la tierra.
39 Y todos éstos, habiendo obtenido aprobación por su fe, no recibieron la promesa,
40 porque Dios había provisto algo mejor para nosotros, a fin de que ellos no fueran hechos perfectos sin nosotros.
1 Por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,
2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de El soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios.
3 Considerad, pues, a aquel que soportó tal hostilidad de los pecadores contra sí mismo, para que no os canséis ni os desaniméis en vuestro corazón.
4 Porque todavía, en vuestra lucha contra el pecado, no habéis resistido hasta el punto de derramar sangre;
5 además, habéis olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige: HIJO MIO, NO TENGAS EN POCO LA DISCIPLINA DEL SEÑOR, NI TE DESANIMES AL SER REPRENDIDO POR EL;
6 PORQUE EL SEÑOR AL QUE AMA, DISCIPLINA, Y AZOTA A TODO EL QUE RECIBE POR HIJO.
7 Es para vuestra corrección que sufrís; Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline?
8 Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos .
9 Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos?
10 Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero El nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su santidad.
11 Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza; sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, les da después fruto apacible de justicia.
12 Por tanto, fortaleced las manos débiles y las rodillas que flaquean,
13 y haced sendas derechas para vuestros pies, para que la pierna coja no se descoyunte, sino que se sane.
14 Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
15 Mirad bien de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amargura, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados;
16 de que no haya ninguna persona inmoral ni profana como Esaú, que vendió su primogenitura por una comida.
17 Porque sabéis que aun después, cuando quiso heredar la bendición, fue rechazado, pues no halló ocasión para el arrepentimiento, aunque la buscó con lágrimas.
18 Porque no os habéis acercado a un monte que se puede tocar, ni a fuego ardiente, ni a tinieblas, ni a oscuridad, ni a torbellino,
19 ni a sonido de trompeta, ni a ruido de palabras tal, que los que oyeron rogaron que no se les hablara más;
20 porque no podían soportar el mandato: SI AUN UNA BESTIA TOCA EL MONTE, SERA APEDREADA.
21 Tan terrible era el espectáculo, que Moisés dijo: ESTOY ATERRADO Y TEMBLANDO.
22 Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sion y a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles,
23 a la asamblea general e iglesia de los primogénitos que están inscritos en los cielos, y a Dios, el Juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos ya perfectos,
24 y a Jesús, el mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la sangre de Abel.
25 Mirad que no rechacéis al que habla. Porque si aquéllos no escaparon cuando rechazaron al que les amonestó sobre la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si nos apartamos de aquel que nos amonesta desde el cielo.
26 Su voz hizo temblar entonces la tierra, pero ahora El ha prometido, diciendo: AUN UNA VEZ MAS, YO HARE TEMBLAR NO SOLO LA TIERRA, SINO TAMBIEN EL CIELO.
27 Y esta expresión: Aún, una vez más, indica la remoción de las cosas movibles, como las cosas creadas, a fin de que permanezcan las cosas que son inconmovibles.
28 Por lo cual, puesto que recibimos un reino que es inconmovible, demostremos gratitud, mediante la cual ofrezcamos a Dios un servicio aceptable con temor y reverencia;
29 porque nuestro Dios es fuego consumidor.
1 Permanezca el amor fraternal.
2 No os olvidéis de mostrar hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.
3 Acordaos de los presos, como si estuvierais presos con ellos, y de los maltratados, puesto que también vosotros estáis en el cuerpo.
4 Sea el matrimonio honroso en todos, y el lecho matrimonial sin mancilla, porque a los inmorales y a los adúlteros los juzgará Dios.
5 Sea vuestro carácter sin avaricia, contentos con lo que tenéis, porque El mismo ha dicho: NUNCA TE DEJARE NI TE DESAMPARARE,
6 de manera que decimos confiadamente: EL SEÑOR ES EL QUE ME AYUDA; NO TEMERE. ¿QUE PODRA HACERME EL HOMBRE?
7 Acordaos de vuestros guías que os hablaron la palabra de Dios, y considerando el resultado de su conducta, imitad su fe.
8 Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos.
9 No os dejéis llevar por doctrinas diversas y extrañas, porque buena cosa es para el corazón el ser fortalecido con la gracia, no con alimentos, de los que no recibieron beneficio los que de ellos se ocupaban.
10 Nosotros tenemos un altar del cual no tienen derecho a comer los que sirven al tabernáculo.
11 Porque los cuerpos de aquellos animales, cuya sangre es llevada al santuario por el sumo sacerdote como ofrenda por el pecado, son quemados fuera del campamento.
12 Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.
13 Así pues, salgamos a El fuera del campamento, llevando su oprobio.
14 Porque no tenemos aquí una ciudad permanente, sino que buscamos la que está por venir.
15 Por tanto, ofrezcamos continuamente mediante El, sacrificio de alabanza a Dios, es decir, el fruto de labios que confiesan su nombre.
16 Y no os olvidéis de hacer el bien y de la ayuda mutua, porque de tales sacrificios se agrada Dios.
17 Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta. Permitidles que lo hagan con alegría y no quejándose, porque eso no sería provechoso para vosotros.
18 Orad por nosotros, pues confiamos en que tenemos una buena conciencia, deseando conducirnos honradamente en todo.
19 Y aún más, os exhorto a hacer esto, a fin de que yo os sea restituido muy pronto.
20 Y el Dios de paz, que resucitó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor, el gran Pastor de las ovejas mediante la sangre del pacto eterno,
21 os haga aptos en toda obra buena para hacer su voluntad, obrando El en nosotros lo que es agradable delante de El mediante Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
22 Os ruego, hermanos, que soportéis la palabra de exhortación, pues os he escrito brevemente.
23 Sabed que nuestro hermano Timoteo ha sido puesto en libertad, con el cual, si viene pronto, os he de ver.
24 Saludad a todos vuestros pastores y a todos los santos. Los de Italia os saludan.
25 La gracia sea con todos vosotros. Amén.