1

1

Proverbios de Salomón, hijo de David y rey de Israel.


2
Han sido reunidos para conocer sabiduría y educación,
para entender expresiones inteligentes,

3
para adquirir la educación adecuada:
justicia, derecho y honradez;

4
para enseñar agudeza a los ignorantes,
conocimiento y discreción a los jóvenes;

5
—el sabio atiende y aprende más,
el inteligente adquiere maestría—;

6
para entender proverbios y refranes,
los dichos y enigmas de los sabios.

7
Respetar al Señor es el principio del saber,
pero los necios desprecian la sabiduría y la educación.

8
Hijo mío, atiende a la educación paterna
y no olvides la enseñanza materna,

9
pues serán corona preciosa en tu cabeza,
collar alrededor de tu cuello.

10
Hijo mío, no consientas
cuando los malvados intenten seducirte.

11
Tal vez te digan: “Acompáñanos
a poner trampas mortales
asaltando a inocentes por diversión.

12
Nos los tragaremos vivos como el abismo,
enteros como los que caen al hoyo.

13
Conseguiremos un montón de riquezas
y llenaremos nuestras casas de despojos.

14
Comparte tu suerte con nosotros
y haremos un fondo común”.

15
Hijo mío, no sigas sus caminos
y aleja tus pasos de sus sendas,

16
porque corren disparados hacia el mal
y van decididos a derramar sangre.

17
¿No ves que es inútil poner trampas
a la vista de los pájaros?

18
Se ponen emboscadas a sí mismos,
atentan contra su propia vida.

19
Ese es el destino de la avaricia:
quienes la practican no viven.

20
La sabiduría pregona por las calles,
alza su voz en las plazas;

21
grita por encima del tumulto,
ante las puertas de la ciudad anuncia su pregón:

22
“¿Hasta cuándo los ingenuos amaréis la ingenuidad,
los insolentes disfrutaréis con la insolencia,
los necios odiaréis el saber?

23
Atended a mis advertencias:
os transmitiré mi espíritu
y os explicaré mis dichos.

24
Os llamé y no hicisteis caso,
os tendí la mano y nadie atendió;

25
despreciasteis todos mis consejos
y rechazasteis mis advertencias.

26
También yo me reiré de vuestra desgracia,
me burlaré cuando os invada el pavor;

27
cuando os llegue como huracán el terror,
cuando os sobrevenga la desgracia como vendaval,
cuando os lleguen los problemas y la angustia.

28
Entonces me llamarán y no responderé,
me buscarán y no me encontrarán.

29
Porque odiaron el saber
y no quisieron respetar al Señor;

30
porque no aceptaron mis consejos
y despreciaron mis advertencias,

31
se comerán los frutos de su conducta
y quedarán hartos de sus planes.

32
Su propia rebeldía matará a los ingenuos
y la autosatisfacción perderá a los insensatos.

33
Pero el que me preste atención vivirá seguro”.

2

1

Hijo mío, si aceptas mis palabras
y guardas cual tesoro mis mandatos,

2
prestando atención a la sabiduría
y abriendo tu mente a la prudencia;

3
si invocas a la inteligencia
y llamas a la prudencia;

4
si la persigues como al dinero
y la rastreas como a un tesoro,

5
entonces comprenderás lo que es respetar al Señor
y encontrarás el conocimiento de Dios.

6
Porque el Señor concede la sabiduría
y de su boca salen el saber y la prudencia;

7
otorga el éxito a los honrados
y es escudo de conductas íntegras;

8
protege al que se comporta rectamente
y custodia el camino de sus fieles.

9
Entonces comprenderás la justicia,
el derecho y la honradez:
todos los caminos del bien.

10
Pues la sabiduría entrará en tu mente
y el saber se te hará atractivo;

11
la sensatez cuidará de ti
y la prudencia te protegerá;

12
te apartará del mal camino
y de quienes hablan con maldad;

13
de los que abandonan los senderos rectos
y andan por caminos sombríos;

14
de los que disfrutan haciendo el mal
y gozan con la perversión;

15
de los que siguen senderos tortuosos
y caminos extraviados.

16
Te librará de la mujer ajena,
de la extraña de palabras seductoras,

17
la que abandona al compañero de su juventud
y olvida la alianza de su Dios;

18
su casa se precipita en la muerte
y sus sendas en el reino de las sombras.

19
Los que allí entran no regresan,
ni reencuentran los senderos de la vida.

20
Tú, en cambio, sigue el camino de los buenos
y mantén el sendero de los justos.

21
Porque los honrados habitarán la tierra
y los rectos permanecerán en ella;

22
pero los malvados serán arrancados de la tierra,
los perversos serán extirpados de ella.

3

1

Hijo mío, no olvides mi enseñanza
y guarda en tu memoria mis mandatos,

2
pues te prolongarán los días
y tendrás años de vida y bienestar.

3
Que el amor y la verdad
no se separen de ti:
átalos a tu cuello,
grábalos en tu corazón;

4
así obtendrás estima y favor
ante Dios y ante los hombres.

5
Confía plenamente en el Señor
y no te fíes de tu inteligencia.

6
Cuenta con él en todos tus caminos
y él dirigirá tus senderos.

7
No presumas de sabio,
respeta al Señor y evita el mal;

8
ello dará salud a tu cuerpo
y fortaleza a tus huesos.

9
Honra al Señor con tus riquezas,
con las primicias de todas tus cosechas:

10
tus graneros se llenarán de trigo
y tus bodegas rebosarán de vino.

11
Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor
ni te disguste su reprensión,

12
porque el Señor reprende a quien ama,
como un padre al hijo preferido.

13
Feliz quien encuentra sabiduría,
la persona que adquiere inteligencia:

14
es de más valor que la plata,
y más rentable que el oro;

15
es más valiosa que las joyas,
ningún placer se le puede comparar.

16
Con su derecha ofrece larga vida,
con su izquierda, fama y riqueza.

17
Sus caminos son una delicia,
apacibles todas sus sendas.

18
Es árbol de vida para quienes la consiguen,
los que la mantienen son felices.

19
El Señor fundó la tierra con sabiduría,
fijó los cielos con inteligencia;

20
por su saber las aguas abismales se separan
y las nubes gotean rocío.

21
Hijo mío, mantén la discreción y el buen juicio
y jamás los pierdas de vista,

22
pues serán fuente de vida para ti
y te adornarán como un collar.

23
Así caminarás tranquilo
y tus pies no tropezarán.

24
Cuando te acuestes no tendrás miedo
y, acostado, tendrás dulces sueños.

25
No temerás el terror imprevisto
ni la ruina que sobreviene a los malvados,

26
porque el Señor estará a tu lado
y pondrá tus pies a salvo de las trampas.

27
No niegues un favor a quien lo necesita,
si está en tu mano el concederlo.

28
Si ahora tienes, no digas a tu prójimo:
“Vete y vuelve, mañana te daré”.

29
No planees daños contra tu prójimo
mientras vive confiado junto a ti.

30
No pleitees contra cualquiera sin motivo,
si no te ha hecho ningún daño.

31
No envidies a la persona violenta,
ni trates de imitar su proceder;

32
porque el Señor aborrece al desalmado
y brinda su confianza a los honrados.

33
El Señor maldice la casa del malvado
y bendice el hogar de los justos;

34
se burla de los burlones
y concede su favor a los humildes.

35
Los sabios heredan honores,
los necios cargan con la deshonra.

4

1

Escuchad, hijos, las advertencias paternas,
atended para adquirir inteligencia;

2
puesto que os doy buena enseñanza,
no abandonéis mis instrucciones.

3
También yo fui hijo de mi padre,
amado con ternura por mi madre.

4
Él me instruía diciéndome:
“Guarda mis palabras en tu mente,
cumple mis mandatos y vivirás.

5
Adquiere sabiduría e inteligencia,
no te olvides ni te apartes de mis palabras.

6
No la abandones y ella cuidará de ti,
ámala y ella te protegerá.

7
Antes que nada adquiere sabiduría,
con toda tu fortuna adquiere inteligencia.

8
Apréciala y ella te engrandecerá;
abrázala y ella te dará prestigio;

9
adornará tu cabeza con una diadema preciosa,
te obsequiará con una corona de gloria”.

10
Escucha, hijo mío, acoge mis palabras
y vivirás muchos años.

11
Te he enseñado el camino de la sabiduría,
te he orientado por sendas de honradez.

12
Cuando camines, no se trabarán tus pasos;
cuando corras, no tropezarás.

13
Agárrate a la instrucción y no la sueltes;
consérvala, pues te va la vida en ello.

14
No te adentres en senda de malvados,
ni pises en camino de perversos;

15
evítalo, no lo transites;
apártate y sigue adelante.

16
Sólo cuando hacen daño,
duermen tranquilos los malvados;
sólo haciendo caer a alguien,
logran conciliar el sueño;

17
comen el pan del delito
y beben el vino de la violencia.

18
La senda de los justos es como amanecer
que va clareando hasta pleno día;

19
el camino de los malvados es noche oscura,
van a tropezar y no saben dónde.

20
Presta, hijo mío, oído a mi discurso,
pon atención a mis palabras.

21
No las pierdas de vista,
consérvalas en tu corazón,

22
pues son vida para quien las descubre
y salud para todo su cuerpo.

23
Vigila atentamente tu interior,
pues de él brotan fuentes de vida.

24
Aparta de tu boca el engaño
y aleja la falsedad de tus labios.

25
Que tus ojos miren de frente,
que sea franca tu mirada.

26
Observa el sendero que pisas
y todos tus caminos serán firmes.

27
No te desvíes a ningún lado
y aleja tus pasos del mal.

5

1

Hijo mío, atiende a mi sabiduría,
presta oído a mi inteligencia;

2
así conservarás el buen juicio
y tus labios guardarán el saber.

3
Los labios de la mujer ajena rezuman miel
y su boca es más suave que el aceite;

4
pero acaba siendo amarga como ajenjo
y cortante como arma de dos filos.

5
Sus pies se precipitan en la muerte,
sus pasos van derechos al abismo.

6
No le preocupa la senda de la vida,
camina a la perdición y no lo sabe.

7
Por tanto, hijo mío, escúchame
y no rechaces mis palabras:

8
aleja de ella tu camino
y no te acerques a la puerta de su casa;

9
no vayas a entregar tu honor a otros
y tu dignidad a un hombre despiadado;

10
no vayas a saciar a extraños con tu esfuerzo
y acabe tu fatiga en casa ajena.

11
Al final habrás de lamentarlo
cuando tus carnes se consuman,

12
y tengas que decir:
“¿Cómo pude rechazar la corrección
y mi mente despreció las advertencias?

13
¿Por qué no escuché a mis maestros
ni presté atención a mis educadores?

14
Casi me hundo en la desgracia
ante la asamblea reunida”.

15
Bebe el agua de tu aljibe,
las corrientes de tu pozo.

16
No viertas tus arroyos por la calle
ni tus fuentes por las plazas.

17
Utilízalos tú solo,
no los compartas con extraños.

18
Que tu fuente sea bendita,
disfruta con la esposa de tu juventud,

19
cierva querida, gacela encantadora;
que sus pechos te embriaguen cada día
y su amor te cautive sin cesar.

20
¿Por qué has de enamorarte, hijo mío, de una ajena
y caer en brazos de una desconocida?

21
El Señor ve los caminos del ser humano,
examina todos sus senderos.

22
Al malvado lo atrapan sus propios delitos,
las redes de su pecado lo aprisionan;

23
morirá por falta de corrección,
por su gran insensatez se perderá.

6

1

Hijo mío, si has salido fiador de tu prójimo,
si has cerrado un trato con un extraño,

2
si has empeñado tu palabra
y has quedado obligado por lo dicho,

3
haz lo siguiente, hijo mío, para salir bien librado,
pues has caído en manos de tu prójimo:
Trágate el orgullo e importuna a tu prójimo;

4
no te entregues al sueño
ni te des un instante de reposo;

5
escapa cual gacela de la trampa,
como ave de la red del cazador.

6
Mira a la hormiga, perezoso,
observa su conducta y aprende:

7
aunque no tiene jefe,
ni inspector, ni gobernante,

8
prepara en el verano su alimento,
en tiempo de siega almacena su comida.

9
¿Cuánto tiempo dormirás, perezoso?
¿Cuándo te levantarás del sueño?

10
Un rato de sueño, otro de siesta,
cruzas los brazos y a descansar;

11
y te asalta como un bandido la pobreza
y la penuria como un hombre armado.

12
El perverso y malhechor
camina con gesto torcido,

13
mirando con mala intención,
arrastrando los pies,
señalando con los dedos,

14
urdiendo maldades en su mente perversa
y provocando riñas continuamente.

15
Por eso llegará su ruina repentina,
será destruido de inmediato y sin remedio.

16
Hay seis cosas que detesta el Señor
y una séptima que aborrece del todo:

17
ojos altaneros, lengua mentirosa,
manos manchadas de sangre inocente,

18
mente que trama planes perversos,
pies ligeros para correr hacia el mal,

19
testigo falso que difunde mentiras
y el que atiza discordias entre hermanos.

20
Cumple, hijo mío, los mandatos de tu padre
y no desprecies las enseñanzas de tu madre.

21
Llévalos siempre grabados en tu mente
y átalos alrededor de tu cuello.

22
Cuando camines, te guiarán;
cuando te acuestes, te protegerán;
cuando despiertes, conversarán contigo.

23
Porque el mandato es lámpara, la enseñanza es luz
y la reprensión que corrige es camino de vida.

24
Te protegerán de la mujer mala,
de la lengua melosa de la extraña.

25
No te dejes seducir por su belleza,
ni te dejes cautivar por sus miradas.

26
Pues a la prostituta basta una hogaza de pan,
mas la casada persigue a personas valiosas.

27
Nadie puede llevar fuego en su pecho
sin que se le queme la ropa;

28
nadie puede caminar sobre ascuas
sin abrasarse los pies;

29
así sucede a quien va tras la mujer del prójimo:
quien la toque no quedará impune.

30
Al ladrón se le desprecia aunque robe
para saciar el estómago hambriento;

31
si lo sorprenden, pagará siete veces
y entregará todos los bienes de su casa.

32
El adúltero es un insensato,
actuando así arruina su vida;

33
tendrá que soportar palos e insultos
y no podrá borrar su infamia.

34
Porque los celos enfurecen al marido
y su venganza será implacable;

35
no admitirá compensaciones,
no se calmará aunque multipliques los regalos.

7

1

Hijo mío, conserva mis palabras
y guarda en tu interior mis mandatos.

2
Conserva mis mandatos y vivirás,
cuida mi enseñanza como a la niña de tus ojos.

3
Átatelos en tus dedos,
escríbelos en tu mente.

4
Hermánate con la sabiduría
y emparenta con la inteligencia,

5
para que te protejan de la mujer ajena,
de la extraña de palabras seductoras.

6
Un día estaba yo en la ventana de mi casa,
observando entre las rejas;

7
miraba a una pandilla de incautos
y distinguí entre ellos a un joven insensato:

8
cruzó la calle, junto a la esquina,
y se encaminó a la casa de la mujer.

9
Era la hora del ocaso, al caer la tarde,
cuando llega la noche y oscurece.

10
Entonces una mujer le salió al paso
con ropas y ademanes de prostituta.

11
Bullanguera y descarada,
sus pies nunca paran en casa.

12
Un rato en la calle, otro en la plaza,
en cualquier esquina hace la espera.

13
Ella le echó mano, lo besó
y descaradamente le dijo:

14
“Tenía prometidos unos sacrificios
y hoy he cumplido mis promesas;

15
por eso he salido a buscarte;
tenía ganas de verte y te he encontrado.

16
He cubierto mi lecho de colchas
y sábanas de lino egipcio;

17
he perfumado mi alcoba con mirra,
con áloe y con canela.

18
Saciémonos de caricias hasta el amanecer
y disfrutemos de los placeres del amor;

19
mi marido no está en casa:
ha emprendido un largo viaje,

20
se ha llevado la bolsa del dinero
y no volverá a casa hasta la luna llena”.

21
Con todas estas artes lo sedujo,
lo rindió con sus labios lisonjeros

22
e inmediatamente él la siguió,
como buey llevado al matadero,
como ciervo atrapado en la red;

23
una flecha le atraviesa las entrañas
y como pájaro cae en la trampa,
sin saber que le va a costar la vida.

24
Y ahora, hijo mío, escúchame
y presta atención a mis palabras:

25
no te dejes arrastrar por ella,
no te extravíes tras sus huellas,

26
porque ha dejado a muchos malheridos
y sus víctimas son muy numerosas.

27
Su casa es el camino del abismo
que baja a la morada de la muerte.

8

1

La Sabiduría está pregonando,
la inteligencia levanta su voz.

2
Sobre los promontorios
al borde del camino,
de pie en las encrucijadas,

3
junto a las puertas de la ciudad,
a la entrada de los patios está gritando:

4
“A vosotros, seres humanos, os llamo,
a vosotros dirijo mi pregón.

5
Inexpertos, adquirid prudencia;
y vosotros, necios, sed sensatos.

6
Escuchad, que mis labios
proclaman cosas rectas,
cosas excelentes comunican.

7
Mi boca paladea la verdad,
pues la maldad repugna a mis labios.

8
Todos mis discursos son sinceros,
ninguno es hipócrita ni retorcido;

9
todos son claros para el inteligente,
irreprochables para los que adquieren saber.

10
Preferid mi instrucción a la plata
y el conocimiento al oro puro;

11
pues la sabiduría es más valiosa que las perlas,
ninguna joya se le puede comparar.

12
Yo, la Sabiduría, convivo con la prudencia
y he encontrado el arte de la discreción.

13
(Respetar al Señor es odiar el mal).
Aborrezco la soberbia y la arrogancia,
el mal proceder y la mentira.

14
Tengo buen juicio y competencia,
me pertenecen la inteligencia y el poder.

15
Gracias a mí reinan los reyes
y los soberanos administran la justicia.

16
Gracias a mí gobiernan los príncipes
y los magistrados juzgan con justicia.

17
Yo amo a los que me aman
y los que me buscan me encuentran.

18
Me acompañan riquezas y honores,
fortuna duradera y justicia.

19
Mi fruto es mejor que oro de ley,
mi cosecha es mejor que plata fina.

20
Camino por sendas justas
y voy por senderos rectos;

21
así legaré mis bienes a los que me aman
y los colmaré de riqueza.

22
El Señor me creó al principio de mi actividad,
antes de sus obras primeras;

23
desde el comienzo del tiempo fui fundada,
antes de los orígenes de la tierra.

24
Aún no había océanos cuando fui engendrada,
aún no existían manantiales ricos en agua;

25
antes de que estuvieran formados los montes,
antes que existieran las colinas fui engendrada.

26
Aún no había creado la tierra y los campos,
ni las primeras partículas del mundo.

27
Yo estaba allí cuando colocaba los cielos,
cuando extendía el firmamento sobre el océano;

28
cuando sujetaba las nubes en lo alto,
cuando fijaba las fuentes subterráneas;

29
cuando imponía al mar sus límites
para que las aguas no se desbordasen.
Cuando echaba los cimientos de la tierra,

30
yo estaba junto a él, como aprendiz;
yo era su alegría cotidiana
y jugaba en su presencia a todas horas;

31
jugaba en su mundo habitado,
compartiendo con los humanos mi alegría.

32
Y ahora, hijos, escuchadme:
felices quienes siguen mis caminos.

33
Aceptad la corrección,
no la rechacéis y seréis sabios.

34
Felices aquellos que me escuchan
velando a mis puertas cada día,
vigilando los dinteles de mi entrada.

35
Quien me encuentra, encuentra la vida
y obtiene el favor del Señor.

36
Mas quien me ofende, se daña a sí mismo;
los que me odian, aman la muerte”.

9

1

La Sabiduría edificó su casa,
talló sus siete columnas,

2
sacrificó las víctimas, mezcló su vino
y hasta preparó su mesa.

3
Después mandó a sus criadas a pregonar
por los lugares dominantes de la ciudad:

4
“Que los inexpertos vengan aquí”.
A los insensatos, por su parte, les decía:

5
“Venid a compartir mi comida
y a beber el vino que he preparado.

6
Dejad de ser insensatos y viviréis,
seguid rectos el camino de la inteligencia”.

7
Quien corrige al cínico recibe insultos,
quien reprende al malvado, desprecio.

8
No reprendas al cínico, que te odiará;
corrige al sabio y te amará.

9
Dale al sabio y será más sabio;
enseña al justo y aprenderá más.

10
El comienzo de la sabiduría
es el respeto del Señor,
conocer al Santo es inteligencia.

11
Gracias a mí vivirás muchos días,
prolongarás los años de tu vida.

12
Si eres sabio, te aprovechará el serlo;
si eres cínico, sufrirás las consecuencias.

13
Doña Necedad es chismosa,
simplona e ignorante.

14
Se sienta a la puerta de su casa
en una silla desde donde domina la ciudad;

15
desde allí grita a los transeúntes,
a los que van derechos por su camino:

16
“Que los inexpertos vengan aquí”;
y a los insensatos les dice:

17
“El agua robada es dulce,
el alimento prohibido es exquisito”.

18
Pero ignora que allí habitan los fantasmas
y que sus huéspedes están en el fondo del abismo.

10

1

Proverbios de Salomón.

Hijo sabio, alegría del padre;
hijo necio, disgusto de su madre.

2
La riqueza deshonesta no aprovecha,
pero la justicia libra de la muerte.

3
El Señor no deja pasar hambre al justo,
reprueba la avaricia del malvado.

4
Mano indolente empobrece,
manos decididas enriquecen.

5
El prudente cosecha en verano,
quien se duerme al cosechar merece el desprecio.

6
Hay bendiciones para la cabeza del justo,
la boca del malvado esconde violencia.

7
El recuerdo del justo es bendición,
la fama del malvado se apolilla.

8
La persona sensata acepta órdenes,
labios alocados llevan a la ruina.

9
Quien actúa con rectitud camina seguro,
quien anda con rodeos queda al descubierto.

10
Quien guiña los ojos causa disgustos,
quien reprende a la cara favorece la paz.

11
Es fuente de vida la boca del justo,
la del malvado esconde violencia.

12
El odio provoca pendencias,
el amor oculta las faltas.

13
En labios inteligentes hay sabiduría,
una vara para la espalda del insensato.

14
Los sabios atesoran saberes,
la boca del necio es ruina inminente.

15
El alcázar del rico es su hacienda;
la amenaza del pobre, su pobreza.

16
La recompensa del justo es la vida;
la cosecha del malvado, el delito.

17
Quien acepta la corrección camina a la vida,
quien desprecia la reprensión se extravía.

18
Labios embusteros esconden odio,
quien difunde calumnias es necio.

19
El que mucho habla, mucho yerra;
el prudente refrena sus labios.

20
Es plata de ley la lengua del justo,
la mente malvada simple ganga.

21
Los labios del justo instruyen a muchos,
los necios perecen por falta de seso.

22
La bendición del Señor enriquece
sin que nada le añada el esfuerzo.

23
Al necio le divierte urdir intrigas;
al inteligente, la sabiduría.

24
Al malvado le sucede lo que teme,
al justo se le cumplen sus deseos.

25
Tras la tormenta desaparece el malvado,
el justo permanece para siempre.

26
Vinagre a los dientes y humo a los ojos
es el perezoso para quien lo envía.

27
El respeto al Señor prolonga la vida,
los años del malvado se acortan.

28
El porvenir del justo es alegre,
la esperanza del malvado perece.

29
El camino del Señor es refugio para el recto,
ruina para los malhechores.

30
El justo siempre se mantendrá firme,
los malvados no habitarán la tierra.

31
La boca del justo destila sabiduría,
la lengua embustera será extirpada.

32
Los labios del justo procuran placer;
la boca del malvado, perversión.

11

1

El Señor detesta las balanzas trucadas
y aprueba el peso exacto.

2
La arrogancia acarrea deshonra,
la humildad trae sabiduría.

3
La rectitud guía a los honrados,
la perversión arruina a los desleales.

4
La riqueza no sirve en el día del juicio;
en cambio, la justicia libra de la muerte.

5
El justo encuentra llano el camino,
el malvado cae por su propia maldad.

6
La justicia salva a los honrados,
los desleales quedan presos de su ambición.

7
Cuando muere el malvado perece su esperanza,
se acaba la confianza que ha puesto en las riquezas.

8
El justo se libra del apuro
y el malvado ocupa su lugar.

9
Las palabras del impío arruinan a su prójimo,
los justos se libran por su saber.

10
Si los justos prosperan, se alegra la ciudad;
si los malvados fracasan, se llena de júbilo.

11
La bendición de los rectos engrandece a una ciudad,
la palabras de los malvados la arruinan.

12
El insensato desprecia a su prójimo,
el inteligente guarda silencio.

13
El chismoso desvela secretos,
quien es de fiar se guarda las cosas.

14
Cuando hay desgobierno, el pueblo se hunde;
muchos consejeros traen la salvación.

15
Quien avala a un extraño se perjudica,
quien evita hacer tratos vive tranquilo.

16
La mujer agraciada alcanza honores,
los audaces consiguen riquezas;

17
El bondadoso se hace bien a sí mismo,
el despiadado perjudica su salud.

18
El malvado obtiene ganancia engañosa;
a quien siembra justicia, recompensa segura.

19
Quien practica la justicia vivirá,
quien va detrás del mal morirá.

20
El Señor detesta las mentes perversas
y le complace la conducta intachable.

21
No quedará impune el malvado,
la estirpe de los justos se salvará.

22
Anillo de oro en morro de cerdo
es la mujer hermosa, pero sin seso.

23
Los justos desean sólo el bien,
al malvado le aguarda la ira.

24
Hay desprendidos que se enriquecen
y tacaños que se empobrecen.

25
Quien es generoso prosperará,
a quien ofrece de beber no le faltará agua.

26
La gente maldice al que acapara trigo,
bendice al que lo ofrece en venta.

27
Quien madruga hacia el bien, obtiene ayuda;
quien busca el mal, se topa con él.

28
Quien confía en sus riquezas se hundirá,
los justos florecerán como rosales.

29
Quien descuida su casa heredará viento;
el necio será esclavo del sabio.

30
El fruto del justo es árbol de vida,
quien gana adeptos es sabio.

31
Si el justo recibe su paga en la tierra,
¡cuánto más el malvado y el pecador!

12

1

Quien ama la educación ama el saber,
quien odia la corrección es un estúpido.

2
El Señor favorece al que es bueno
y condena al malintencionado.

3
Nadie está seguro en la maldad,
la raíz de los justos es inconmovible.

4
Mujer de valía es corona del marido;
la desvergonzada, cáncer de sus huesos.

5
Los justos tienen intenciones rectas;
los malvados, planes traicioneros.

6
Las palabras de los malvados son trampas mortales;
las de los honrados, fuente de salvación.

7
El malvado se derrumba y desaparece
mientras la casa del justo sigue en pie.

8
Por su buen juicio es alabada una persona,
la mente retorcida es despreciada.

9
Más vale un don nadie bien servido
que un presuntuoso hambriento.

10
El justo se preocupa de su ganado,
las entrañas del malvado son crueles.

11
Quien cultiva su tierra se harta de pan,
quien persigue quimeras es un insensato.

12
La codicia es la red del malvado,
la raíz de los justos da fruto.

13
El malvado se enreda en sus propias mentiras,
el justo sale airoso del apuro.

14
Cada uno se alimenta de sus palabras
y recoge el producto de sus manos.

15
El necio cree que lleva buen camino,
el sabio se deja aconsejar.

16
El enfado del necio se percibe al instante,
el prudente disimula la afrenta.

17
Quien dice verdad hace brillar la justicia,
el testigo falso difunde mentira.

18
Habla el charlatán y da puñaladas,
habla el sabio y todo lo sana.

19
Labios veraces se mantienen siempre;
lengua mentirosa, sólo un instante.

20
Hay mentira en la mente de los que traman el mal,
alegría en la de quienes promueven la paz.

21
Al justo no le alcanza ningún daño,
los malvados están llenos de males.

22
El Señor detesta los labios mentirosos
y concede su favor a los sinceros.

23
La persona prudente oculta su saber,
la insensata pregona su necedad.

24
La persona laboriosa alcanzará el mando,
a la perezosa le tocará servir.

25
La angustia deprime al ser humano,
una palabra buena lo hace feliz.

26
El justo se aparta del mal,
al malvado lo extravía su camino.

27
El perezoso nunca logra asar su caza,
no hay mayor riqueza que una persona diligente.

28
La senda de la justicia conduce a la vida;
el camino del rencor lleva a la muerte.

13

1

El hijo sabio acepta la corrección paterna,
el insolente no hace caso a reprimendas.

2
Cada cual se alimenta con sus palabras,
los traidores tienen hambre de violencia.

3
Quien controla su boca protege su vida,
quien habla en demasía va a la ruina.

4
El perezoso desea y no se sacia,
los diligentes satisfacen sus deseos.

5
El justo aborrece la mentira,
el malvado apesta y deshonra.

6
La justicia protege al intachable,
la maldad pervierte al pecador.

7
Hay quien presume de rico y nada tiene,
quien pasa por pobre y tiene gran fortuna.

8
La riqueza defiende la vida del rico,
pero al pobre ni siquiera lo amenazan.

9
Luz de justos brilla alegremente,
lámpara de malvados se extingue.

10
La insolencia sólo produce discordia,
la sabiduría acompaña a los discretos.

11
Riqueza efímera mengua;
quien reúne poco a poco prospera.

12
Esperanza aplazada oprime el corazón,
deseo realizado es árbol de vida.

13
Quien desprecia un precepto se pierde,
el que respeta un mandato queda a salvo.

14
La enseñanza del sabio es fuente de vida,
sirve para huir de los lazos de la muerte.

15
El buen juicio se granjea estima,
el camino del traidor es su ruina.

16
El prudente obra con conocimiento,
el estúpido esparce necedad.

17
El mal mensajero acarrea desgracias,
el enviado fiel pone remedio.

18
Miseria y deshonra a quien rechaza advertencias,
quien acepta corrección recibirá honor.

19
Deseo realizado es deleite del alma,
los necios detestan evitar el mal.

20
Quien anda con sabios acaba sabio,
el que se junta con necios acaba mal.

21
La desgracia persigue a los pecadores,
el bien recompensa a los justos.

22
Una persona de bien deja herencia a sus nietos,
la riqueza del pecador será para el justo.

23
El barbecho del pobre da comida abundante;
donde falta justicia, todo se pierde.

24
Quien no usa la vara no quiere a su hijo;
quien lo ama, lo corrige a tiempo.

25
El justo come y sacia su apetito,
el vientre del malvado pasa hambre.

14

1

La mujer sabia edifica su casa,
la necia la arruina con sus manos.

2
Quien procede honradamente respeta al Señor,
el de conducta torcida lo desprecia.

3
Las palabras del necio son brote de soberbia,
las del sabio le sirven de protección.

4
Donde no hay bueyes, granero vacío;
la fuerza del toro trae cosecha abundante.

5
Testigo fiel no miente,
testigo falso esparce mentiras.

6
El insolente busca sabiduría sin éxito,
para el inteligente es fácil el saber.

7
Aléjate de la persona insensata,
pues no recibirás saber de sus labios.

8
La sabiduría del prudente le hace conocer su camino,
la necedad de los estúpidos es un fraude.

9
Los necios se mofan de sus culpas,
los honrados gozan del favor.

10
El corazón conoce su propia amargura
y no comparte su alegría con extraños.

11
Mansión de malvados se arruina,
cabaña de honrados prospera.

12
Hay caminos que parecen rectos
y al final son caminos de muerte.

13
Aun entre risas sufre el corazón,
al final la alegría acaba en llanto.

14
Al infiel lo nutren sus extravíos;
a la persona de bien, sus obras.

15
El incauto se lo cree todo,
el prudente medita sus pasos.

16
El sabio teme un mal y lo evita,
el necio se mete en él confiado.

17
El impulsivo comete locuras,
el juicioso mantiene la calma.

18
Los incautos heredan necedad,
los prudentes abrazan el saber.

19
Los malos se someterán a los buenos,
los malvados se inclinarán ante el justo.

20
Aun al amigo le es odioso el pobre,
los amigos del rico son muchos.

21
Quien desprecia a su prójimo peca,
quien se apiada de los pobres es dichoso.

22
Se extravían quienes traman el mal,
amor y verdad para los que buscan el bien.

23
Todo trabajo rinde beneficios;
la palabrería, sólo penuria.

24
El ingenio es corona de sabios;
la insensatez, distintivo de necios.

25
El testigo veraz salva vidas,
el falso propaga mentiras.

26
El respeto del Señor da plena confianza,
será para sus hijos un refugio.

27
El respeto del Señor es fuente de vida,
libra de los lazos de la muerte.

28
Pueblo numeroso, gloria del rey;
escasez de gente, ruina del príncipe.

29
El paciente demuestra gran inteligencia,
el impulsivo delata necedad.

30
La mente sana vivifica al cuerpo,
la envidia corroe los huesos.

31
Quien oprime al pobre insulta a su Creador,
quien se apiada del indigente lo honra.

32
El malvado tropieza en su maldad,
el justo halla refugio en su honradez.

33
La sabiduría habita en mente inteligente,
pero es desconocida entre los necios.

34
La justicia engrandece a una nación,
el pecado cubre a los pueblos de vergüenza.

35
El rey favorece al siervo eficiente
y descarga su cólera sobre el inepto.

15

1

Respuesta amable aplaca la ira,
palabra hiriente enciende la cólera.

2
Lengua de sabios perfecciona el saber,
boca de necios esparce necedad.

3
En todas partes los ojos del Señor
observan a malos y buenos.

4
Lengua sana es árbol de vida,
lengua perversa rompe el corazón.

5
El necio desprecia la corrección paterna,
el que observa la advertencia se hace sagaz.

6
La casa del justo abunda en riqueza,
la renta del malvado es insegura.

7
Los labios del sabio esparcen saber,
la mente del necio todo lo contrario.

8
El Señor aborrece el sacrificio del malvado,
la oración del honrado le agrada.

9
El Señor aborrece la conducta del malvado
y ama al que va tras la justicia.

10
Quien abandona su senda sufrirá escarmiento,
el que odia la corrección morirá.

11
Conoce el Señor Abismo y Perdición,
¡cuánto más la mente humana!

12
El insolente odia a quien lo reprende
y evita la compañía de los sabios.

13
Corazón contento mejora el semblante,
corazón triste deprime el ánimo.

14
Mente inteligente busca el saber,
boca de necios pace necedad.

15
Para el desdichado todos los días son malos,
el corazón feliz siempre está de fiesta.

16
Más vale poco con respeto al Señor
que gran tesoro con preocupación.

17
Más vale ración de verduras con amor,
que buey suculento con odio.

18
El violento provoca peleas,
el paciente aplaca contiendas.

19
El camino del perezoso es un zarzal,
la senda de los honrados amplia calzada.

20
Hijo sabio alegra al padre,
hijo necio deshonra a su madre.

21
La necedad divierte al insensato,
el inteligente camina con rectitud.

22
Cuando falta consejo fracasan los planes;
cuando abundan los consejeros, se cumplen.

23
Respuesta a tiempo causa alegría,
¡qué buena es la palabra oportuna!

24
El sensato asciende por sendas de vida,
así se libra de bajar al abismo.

25
El Señor derriba la casa del soberbio
y reafirma los linderos de la viuda.

26
El Señor aborrece los planes perversos
y le agradan las palabras sinceras.

27
Quien codicia en exceso arruina su casa,
quien rechaza el soborno vivirá.

28
La mente del justo medita sus respuestas,
la boca del malvado esparce maldades.

29
El Señor está lejos de los malvados
y escucha la oración de los justos.

30
Mirada radiante alegra el corazón,
buena noticia fortalece los huesos.

31
El que presta oído a reprensión saludable
habitará entre los sabios.

32
Quien rechaza la educación se desprecia a sí mismo,
quien atiende a la reprensión adquiere cordura.

33
El respeto al Señor es escuela de sabiduría,
la humildad es antesala de gloria.

16

1

El ser humano propone,
pero es Dios el que dispone.

2
A uno le puede parecer intachable su conducta,
pero el Señor juzga las intenciones.

3
Encomienda al Señor tus obras
y se realizarán tus planes.

4
El Señor hace todo con un fin:
al malvado, para el día del castigo.

5
El Señor aborrece toda arrogancia,
seguro que no la dejará impune.

6
Amor y verdad reparan delitos,
el respeto al Señor aparta del mal.

7
Cuando el Señor aprueba a alguien,
hasta con sus enemigos lo reconcilia.

8
Más vale poco con justicia
que muchas ganancias ilícitas.

9
El ser humano proyecta su camino,
pero es el Señor quien dirige sus pasos.

10
El rey habla de parte de Dios,
su boca no yerra en el juicio.

11
Balanza y platillos exactos son del Señor,
todas las pesas son obra suya.

12
Es detestable que los reyes hagan el mal,
pues la justicia sustenta su trono.

13
El rey se complace en los labios sinceros
y ama al que habla rectamente.

14
La ira del rey es presagio de muerte,
pero el sabio consigue aplacarla.

15
El rostro radiante del rey es promesa de vida,
su favor es nube preñada de lluvia.

16
Mejor es comprar sabiduría que oro,
más vale comprar inteligencia que plata.

17
La senda del honrado se aparta del mal,
quien vigila su conducta protege su vida.

18
La soberbia precede a la ruina
y el orgullo al fracaso.

19
Más vale rebajarse entre pobres
que compartir botín de soberbios.

20
Al que atiende la palabra le irá bien,
dichoso quien confía en el Señor.

21
Mente sabia es garantía de prudencia,
palabras amables consiguen persuadir.

22
La sensatez es vida para su dueño,
la necedad es el castigo del necio.

23
A mente sabia palabras prudentes
y labios persuasivos.

24
Panal de miel son las palabras amables:
endulzan el alma y sanan el cuerpo.

25
Hay caminos que parecen rectos
y al final son caminos de muerte.

26
La penuria del obrero lo impulsa a trabajar,
pues su hambre lo apremia.

27
Persona desalmada excava maldad
y echa por sus labios fuego abrasador.

28
Persona perversa provoca peleas;
si es chismosa, separa a los amigos.

29
Persona violenta seduce a su prójimo
y lo arrastra a cometer el mal.

30
El que guiña los ojos medita engaños,
quien se muerde los labios ya ha hecho el mal.

31
Las canas son aureola de gloria
que se consigue practicando la justicia.

32
Más vale paciente que valiente,
dueño de sí que conquistador de ciudades.

33
Los dados se tiran sobre el tablero,
pero la decisión depende del Señor.

17

1

Más vale mendrugo seco en paz,
que comilonas en medio de riñas.

2
Siervo eficiente suplantará al hijo indigno
y compartirá la herencia con los hermanos.

3
La plata en el crisol y el oro en el horno,
a los corazones los prueba el Señor.

4
El malhechor presta oído a labios dañinos,
el mentiroso hace caso a malas lenguas.

5
Quien se burla del pobre insulta a su Creador,
quien se alegra de una desgracia no quedará impune.

6
La aureola de los viejos son los nietos,
la gloria de los hijos son sus padres.

7
Ni al tonto le pega el discurso elevado,
ni al noble el discurso mentiroso.

8
A quien lo practica,
el soborno le parece un amuleto:
en cualquier circunstancia obtiene éxito.

9
Quien disculpa una ofensa consigue amistad,
quien la recuerda pierde al amigo.

10
Más hondo le cala un reproche al sensato
que cien palos al necio.

11
El malvado provoca revueltas,
recibirá crueldad como respuesta.

12
Mejor toparse con osa privada de sus oseznos
que con tonto de remate.

13
Quien devuelve mal por bien
no echará el mal de su casa.

14
Iniciar un conflicto es abrir una compuerta;
antes de enzarzarte en pleitos, retírate.

15
Absolver al malvado y condenar al justo
son dos cosas que detesta el Señor.

16
¿De qué le sirve al necio tener dinero?
Si no tiene seso, ¿podrá comprar sabiduría?

17
El amigo ama en todo momento,
el hermano nace para ayudar en la desgracia.

18
Insensato el que hace un trato
saliendo fiador de su prójimo.

19
El que ama las riñas, ama el delito;
el que agranda su puerta, se busca la ruina.

20
Mente retorcida no hallará dicha,
el deslenguado caerá en desgracia.

21
Un hijo insensato produce dolor,
ser padre de un necio no causa alegría.

22
Corazón contento es buena medicina,
ánimo abatido debilita los huesos.

23
El corrupto acepta soborno secreto
y así tuerce el curso del derecho.

24
En la cara del inteligente brilla la sabiduría,
la mirada del necio se pierde en el horizonte.

25
Hijo necio, pena del padre
y amargura de la madre.

26
No está bien castigar al justo,
azotar a gente honorable va contra el derecho.

27
El parco en palabras es rico en saber,
mantener la calma es de inteligentes.

28
Hasta el necio que calla es tenido por sabio,
quien mide sus palabras, por inteligente.

18

1

El solitario persigue su interés,
cualquier consejo lo enfada.

2
Al necio no le gusta comprender,
sino expresar su opinión.

3
La deshonra acompaña al malvado
y el desprecio a la ofensa.

4
Aguas profundas, las palabras humanas;
río caudaloso, el manantial de la sabiduría.

5
No está bien favorecer al culpable
condenando al inocente en el juicio.

6
Los labios del necio se meten en líos,
sus palabras le ocasionan golpes.

7
La boca del necio es su ruina;
sus palabras, una trampa mortal.

8
Las palabras del calumniador son golosinas
que penetran hasta lo más profundo.

9
El descuidado en su trabajo
es hermano del destructor.

10
El nombre del Señor es fortaleza,
a ella acude el justo para protegerse.

11
El alcázar del rico es su hacienda,
cual muralla protectora la imagina.

12
A la soberbia sigue la ruina,
a la humildad la fama.

13
Quien responde sin escuchar
se abochorna en su necedad.

14
El animoso soporta la enfermedad;
al abatido, ¿quién lo levantará?

15
Mente inteligente adquiere saber,
oído sabio busca conocimiento.

16
El regalo abre todas las puertas,
introduce a cualquiera ante los grandes.

17
Quien primero habla en un pleito
cree estar en posesión de la razón,
pero llega su adversario y lo desmiente.

18
La suerte zanja disputas
y decide entre poderosos.

19
Hermano ofendido es fortín irreductible,
las disputas son los cerrojos de su encastillamiento.

20
Una persona se alimenta de sus palabras
y se sacia con el producto de sus labios.

21
Muerte y vida dependen de la lengua,
según se utilice así será el resultado.

22
Quien encuentra esposa encuentra un bien
y obtiene el favor del Señor.

23
El pobre habla suplicando,
el rico responde con dureza.

24
Hay camaradas que se destrozan,
pero también amigos más íntimos que hermanos.

19

1

Más vale pobre de conducta recta
que necio de labios perversos.

2
Cuando no hay saber, no vale afán;
pies apresurados se pierden.

3
El necio arruina su destino
y en su interior echa las culpas al Señor.

4
La riqueza hace muchas amistades,
pero al pobre hasta su amigo lo abandona.

5
Testigo falso no quedará impune,
el mentiroso sufrirá las consecuencias.

6
Muchos buscan el favor del poderoso
y todos se hacen amigos del espléndido.

7
Si al pobre lo desprecian sus hermanos,
con más razón lo abandonan sus amigos.

8
El que adquiere cordura aprecia su vida,
quien cuida la inteligencia halla la dicha.

9
Testigo falso no quedará impune,
el mentiroso perecerá.

10
No es propio de necios vivir entre lujos,
tampoco es de siervos gobernar a príncipes.

11
Persona sensata domina su ira
y tiene a gala disculpar una ofensa.

12
La cólera del rey es rugido de león,
su favor es rocío sobre la hierba.

13
Hijo necio, desgracia del padre;
mujer pendenciera, gotera incesante.

14
Casa y hacienda, herencia de los padres;
mujer prudente, regalo del Señor.

15
La pereza hunde en la modorra,
el indolente pasará hambre.

16
Quien respeta el precepto respeta su vida,
quien deshonra su conducta morirá.

17
Quien favorece al pobre presta al Señor
y recibirá su recompensa.

18
Castiga a tu hijo mientras hay esperanza,
pero no te obceques hasta matarlo.

19
El violento cargará con su multa;
si lo disculpas, empeorarás las cosas.

20
Escucha el consejo, acepta la corrección
y al final llegarás a sabio.

21
El ser humano concibe proyectos,
lo que prevalece es la decisión del Señor.

22
Lo que uno busca es ser leal,
más vale pobre que mentiroso.

23
El respeto al Señor lleva a la vida:
hace dormir a gusto y sin pesadillas.

24
El perezoso mete la mano en el plato,
pero no es capaz de llevarla a la boca.

25
Castiga al insolente y el ingenuo se hará cauto,
corrige al inteligente y aprenderá la lección.

26
Quien maltrata al padre y expulsa a la madre
es hijo infame y falto de vergüenza.

27
Si dejas, hijo mío, de escuchar la enseñanza,
te alejarás de los dichos sensatos.

28
Testigo desalmado se burla de la justicia,
la boca del malvado no se harta de maldad.

29
Listos están los látigos para los arrogantes
y los azotes para la espalda del necio.

20

1

Pendenciero es el vino y agresivo el alcohol,
quien se pierde en ellos no llegará a sabio.

2
El furor del rey es rugido de león,
quien lo provoca pierde la vida.

3
Es honorable evitar contiendas,
pero todo insensato se mete en peleas.

4
Tras la cosecha el perezoso no ara,
luego busca en tiempo de siega y no hay nada.

5
Agua profunda es el consejo en el corazón,
la persona inteligente la saca.

6
Son muchos los que proclaman su lealtad,
pero, ¿quién hallará una persona fiel?

7
El justo procede con rectitud,
¡dichosos los hijos que deja!

8
Rey sentado en tribunal
descubre con sus ojos todo mal.

9
¿Quién puede decir: “Mi conciencia es pura,
estoy limpio de pecado”?

10
Pesos y medidas dobles:
el Señor aborrece ambas cosas.

11
Ya en sus obras anticipa el muchacho
si será pura y recta su conducta.

12
Oído que escucha y ojo que ve,
los dos son obra del Señor.

13
No ames el sueño y no empobrecerás;
mantente vigilante y no te faltará pan.

14
“¡Qué mala mercancía!”, dice el comprador;
pero una vez comprada, se felicita.

15
Abundan el oro y las piedras preciosas;
la joya más preciosa, unos labios instruidos.

16
Quítale el vestido por ser fiador de extraños,
tómale prenda, pues avaló a un desconocido.

17
Resulta sabroso el pan fraudulento,
mas luego es como arena en la boca.

18
Confirma los proyectos con consejos
y emprende la guerra después de calcular bien.

19
El chismoso divulga secretos,
no te juntes con gente parlanchina.

20
A quien maldice a su padre y a su madre
se le apagará la lámpara en plena oscuridad.

21
Riqueza apresurada en sus comienzos,
a la postre no será bendecida.

22
No digas: “Me vengaré del mal”;
confía en el Señor y él te salvará.

23
El Señor aborrece el doble peso,
las balanzas trucadas son ilícitas.

24
El Señor dirige los pasos humanos;
¿cómo conocerá una persona su camino?

25
Es peligroso decir a la ligera: “Esto prometo”
y después reconsiderar lo prometido.

26
Rey sabio avienta a los malvados
y hace que el trillo los triture.

27
El Señor ha dado al ser humano un espíritu
como luz que sondea lo más profundo de su ser.

28
Amor y verdad protegen al rey;
su trono se sostiene en la bondad.

29
La fuerza es el orgullo de los jóvenes;
las canas, el honor de los ancianos.

30
Heridas y llagas purifican del mal,
los golpes sanan lo más profundo del ser.

21

1

La mente del rey es una acequia
que el Señor dirige a donde quiere.

2
Una persona puede considerar intachable su conducta,
pero el Señor juzga las intenciones.

3
Practicar la justicia y el derecho
es para el Señor preferible al sacrificio.

4
Ojos altivos, mente arrogante
y malvados que triunfan, todo ello es detestable.

5
Proyectos diligentes, ganancia cierta;
los apresurados, pobreza segura.

6
Amasar fortuna con lengua engañosa
es ilusión fugaz y riesgo de muerte.

7
La violencia arrastra a los malvados
pues se niegan a observar el derecho.

8
Retorcido es el camino del canalla,
claro es el honrado en su actuación.

9
Mejor es vivir en rincón de buhardilla
que en amplia mansión con mujer pendenciera.

10
El malvado respira maldad,
no siente compasión de su prójimo.

11
El castigo del cínico hace sabio al incauto;
con la instrucción del sabio, adquiere saber.

12
El justo observa la casa del malvado
y mira cómo se precipita en la desgracia.

13
Quien cierra su oído a los gritos del pobre
no obtendrá respuesta cuando clame.

14
Regalo en secreto amansa la cólera,
obsequio discreto aplaca el furor.

15
Cuando se cumple el derecho, el justo se alegra
y los malhechores se echan a temblar.

16
Quien se desvía del camino de la sensatez
irá a parar al reino de las sombras.

17
El que ama el placer se empobrece,
quien ama vino y perfumes no se hará rico.

18
El malvado pagará por el justo,
el desleal por los honrados.

19
Mejor es vivir en el desierto
que con mujer pendenciera y quisquillosa.

20
Valiosos tesoros y perfumes en la casa del sabio,
pero el necio los dilapida.

21
El que busca justicia y bondad
encontrará vida y fama.

22
El sabio asaltará una ciudad fortificada,
derribará el alcázar que la protege.

23
Quien mide sus palabras
guarda su vida de aprietos.

24
El insolente es arrogante y fanfarrón,
actúa con orgullo desmedido.

25
De deseos se consume el perezoso,
pues sus manos no quieren trabajar.

26
Todo el día está el malvado codiciando,
el justo da y no escatima.

27
Sacrificio de malvados es abominable,
y más si se ofrece con doblez.

28
Testigo falso perecerá,
quien sabe escuchar siempre podrá hablar.

29
El malvado se porta con descaro,
el honrado actúa con seguridad.

30
No hay sabiduría, ni inteligencia,
ni consejo que pueda enfrentarse al Señor.

31
Preparamos el caballo para la batalla,
pero el Señor da la victoria.

22

1

Más vale fama que grandes riquezas;
mejor que oro y plata, la buena estima.

2
En una cosa coinciden el rico y el pobre:
a ambos los hizo el Señor.

3
El prudente ve el peligro y se esconde,
los incautos se arriesgan y lo pagan.

4
Humildad y respeto al Señor
traen riqueza, vida y honor.

5
Espinos y trampas en la senda del perverso,
quien cuida su vida se aleja de ellos.

6
Enseña al muchacho al comienzo de su camino
y ni de viejo se apartará de él.

7
El rico domina a los pobres,
el deudor es esclavo de su acreedor.

8
Quien siembra injusticia cosecha desgracias,
la vara de su arrogancia se quebrará.

9
El generoso será bendecido
por compartir su pan con el pobre.

10
Aleja al insolente y se irá la discordia,
cesarán disputas e insultos.

11
Corazón sincero y labios afables
se granjearán la amistad del rey.

12
El Señor vela por el sabio
y confunde las palabras del pérfido.

13
El perezoso dice: “Afuera hay un león,
me matará en medio de la calle”.

14
Fosa profunda es la boca de la extraña,
el que ofende al Señor caerá en ella.

15
Necedad y juventud caminan unidas,
un castigo a tiempo logrará separarlas.

16
Quien explota a un pobre lo enriquece,
el que da a un rico lo empobrece.

17
Escucha atentamente los dichos de los sabios
y abre tu mente a mi experiencia:

18
te gustará guardarlos en tu interior
y tenerlos siempre a flor de labios.

19
Hoy también te instruyo a ti
para que confíes en el Señor.

20
Te he escrito treinta sentencias
que contienen sabios consejos;

21
así conocerás con certeza la verdad
y se la podrás comunicar a quien te envía.

22
No estafes al pobre por ser pobre,
ni atropelles al humilde en el tribunal,

23
pues el Señor defenderá su causa
y hará morir a quienes lo explotan.

24
No te asocies con el iracundo
ni acompañes al violento,

25
no sea que aprendas sus mañas
y pongas tu vida en peligro.

26
No te apresures a cerrar tratos
ni a salir fiador de deudas,

27
pues si no puedes pagar,
te quitarán hasta la cama.

28
No desplaces viejas lindes
que fijaron tus ancestros.

29
Si hay alguien experto en su oficio,
servirá a reyes y no a desconocidos.

23

1

Si te sientas a comer con un notable,
mira bien a quién tienes delante

2
Si eres voraz en demasía,
pon un cuchillo en tu garganta

3
y no codicies manjares exquisitos,
pues son comida engañosa.

4
No te afanes buscando riqueza,
desecha ese pensamiento.

5
Te vuelves para mirarla y ya no hay nada,
pues le salen alas de águila
y desaparece en las alturas.

6
No compartas la comida del tacaño,
ni apetezcas sus exquisitos manjares

7
que son como pelo en la garganta.
“¡Come y bebe!”, te dice,
pero no te es sincero.

8
Vomitarás lo que has comido
y habrás malgastado tus amables palabras.

9
No hables a oídos del necio,
pues desoirá tus sensatas razones.

10
No desplaces viejas lindes,
ni invadas el campo del huérfano,

11
porque su defensor es poderoso
y defenderá su causa contra ti.

12
Aplica tu mente a la instrucción
y tu oído a la voz de la experiencia.

13
No ahorres corrección al niño:
no morirá por azotarlo con la vara.

14
Azótalo, pues, con la vara
y salvarás su vida del abismo.

15
Hijo mío, si llegas a ser sabio,
también yo me alegraré de corazón;

16
todo mi ser celebrará
que tus labios hablen rectamente.

17
No envidies a los pecadores
y respeta siempre al Señor,

18
porque así tendrás futuro
y tu esperanza no se quebrará.

19
Escucha, hijo mío, hazte sabio
y sigue el camino recto.

20
No te juntes con los que beben vino
ni con los que se atiborran de carne,

21
pues borrachos y glotones se arruinan
y la modorra los viste de harapos.

22
Escucha a tu padre que él te engendró,
y no desprecies a tu madre, aunque envejezca.

23
Compra verdad y no la vendas;
y lo mismo sabiduría, instrucción e inteligencia.

24
Rebosa de gozo el padre del justo,
quien tiene un hijo sabio se alegra.

25
Que tu padre se alegre por ti
y goce la que te dio a luz.

26
Hijo mío, confía en mí
y mira con buenos ojos mis indicaciones.

27
Zanja profunda es la ramera
y pozo angosto la mujer ajena.

28
Está al acecho como un ladrón
y fomenta la discordia entre los hombres.

29
¿Quién se lamenta? ¿Quién se queja?
¿Quién riñe? ¿Quién llora?
¿Quién golpea sin motivo?
¿Quién tiene ojos turbios?

30
Los que se pasan con el vino
y no cesan de catar bebidas.

31
No mires el vino cuando rojea:
¡Cómo brilla en la copa!
¡Qué suavemente entra!

32
Pero al final muerde como serpiente,
clava los dientes como víbora.

33
Tus ojos alucinarán,
tu mente te hará decir tonterías;

34
te sentirás como alguien flotando en alta mar,
como quien se bambolea en la punta de un mástil;

35
y te dirás: “Me han pegado y no me duele;
me han golpeado y no lo siento;
en cuanto despierte pediré más vino”.

24

1

No envidies a los malvados,
ni desees estar con ellos,

2
pues su mente trama violencias
y sus labios hablan de desgracias.

3
Con sabiduría se edifica una casa,
con inteligencia se consolida

4
y con arte se llenan sus piezas
de muebles confortables y valiosos.

5
Más vale sabio que fuerte
y persona docta que robusta;

6
pues la estrategia gana las guerras
y los buenos consejos dan victorias.

7
La sabiduría es inaccesible al necio,
incapaz de abrir su boca en público.

8
Al que trama maldades
lo llaman malintencionado.

9
La intriga del insensato es pecado,
y la gente detesta al insolente.

10
Si en día aciago flaqueas,
eres flaco de fuerzas.

11
Salva a los condenados a muerte,
libra a los conducidos al suplicio.

12
Pues, aunque digas que no lo sabías,
el que juzga los corazones lo conoce,
el que vigila tu vida lo sabe;
y él paga a cada cual según sus obras.

13
Come miel, hijo mío, porque es buena,
el panal endulzará tu paladar.

14
Pues así es la sabiduría para tu vida:
si la encuentras, tendrás futuro
y tu esperanza no se quebrará.

15
No aceches la casa del justo,
ni asaltes su morada;

16
pues siete veces cae el justo y se levanta,
pero los malvados se hunden en la desgracia.

17
Cuando caiga tu enemigo, no te alegres;
si tropieza, no saltes de gozo;

18
no sea que el Señor, al verlo, se moleste
y deje de estar enojado con él.

19
No te irrites por los malhechores,
ni envidies a los malvados.

20
Porque el malo no tendrá futuro,
la lámpara de los malvados se apagará.

21
Respeta, hijo mío, al Señor y al rey,
no provoques a ninguno de los dos;

22
porque de repente llega su castigo
y nadie conoce el furor de los dos.

23
También lo que sigue es de los sabios:
Discriminar personas en el juicio no está bien.

24
A quien declara inocente al culpable,
lo maldicen los pueblos, lo desprecia la gente;

25
a quienes condenan al culpable,
les va bien y son felicitados.

26
Como beso en los labios
es la respuesta acertada.

27
Arregla tus asuntos urbanos,
soluciona los del campo,
y luego construirás tu casa.

28
No declares sin razón contra tu prójimo
ni utilices palabras engañosas.

29
No digas: “Le pagaré con la misma moneda,
me vengaré de lo que me ha hecho”.

30
Pasé por el campo del perezoso
y visité la viña del necio:

31
todo estaba lleno de espinos,
los cardos cubrían la tierra
y la cerca de piedras estaba derruida.

32
Al contemplarlo reflexioné,
al verlo aprendí la lección:

33
un rato de sueño, otro de siesta,
cruzas los brazos y a descansar;

34
y te asalta como un bandido la pobreza
y la penuria como un hombre armado.

25

1

Nuevos proverbios de Salomón, recopilados por los hombres de Ezequías, rey de Judá.


2
Es gloria de Dios ocultar cosas,
es gloria de reyes investigarlas.

3
La altura de los cielos, la profundidad de la tierra
y la mente de los reyes son indescifrables.

4
Separa la escoria de la plata
y el platero sacará una copa;

5
separa al malvado del rey
y la justicia presidirá su reinado.

6
No presumas delante del rey,
ni te coloques entre los grandes;

7
es mejor que te inviten a subir,
que ser humillado ante los nobles.
Lo que han visto tus ojos

8
no tengas prisa en denunciarlo,
pues ¿qué harás al final
cuando tu prójimo te desmienta?

9
Arregla tu pleito con tu prójimo
y no descubras secreto ajeno,

10
no sea que algún oyente te avergüence
y tu deshonra no tenga remedio.

11
Manzana de oro engastada en plata,
una palabra dicha a tiempo.

12
Anillo y collar de oro puro,
reprensión sabia en oído atento.

13
Frescura de nieve en día de siega,
el mensajero fiel para quien lo envía,
pues reanima a su señor.

14
Nubes y viento que no dejan lluvia,
quien presume de regalos que no ha hecho.

15
Con paciencia se convence al gobernante,
palabra amable quiebra la resistencia.

16
Si encuentras miel, come lo necesario;
no sea que te hartes y la vomites.

17
Visita con mesura la casa del vecino,
no sea que se harte y te aborrezca.

18
Maza, espada y flecha aguda,
quien da falso testimonio contra el prójimo.

19
Diente picado y pie vacilante
es confiar en traidor en el apuro.

20
Cantar coplas a un corazón malherido
es como echar vinagre en la llaga
o tiritar de frío sin tener con qué abrigarse.

21
Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer;
si tiene sed, dale de beber;

22
así harás que la cara le arda de vergüenza
y el Señor te recompensará.

23
El viento del norte provoca lluvia;
la lengua embustera, rostros airados.

24
Mejor es vivir en rincón de buhardilla
que en amplia mansión con mujer pendenciera.

25
Agua fresca en garganta sedienta,
una buena noticia de tierras lejanas.

26
Fuente turbia y manantial contaminado
es el justo que tiembla ante el malvado.

27
No es bueno comer mucha miel,
ni empacharse de honores.

28
Ciudad desarmada y sin muralla,
la persona que no tiene autocontrol.

26

1

Ni nieve al verano ni lluvia a la siega
ni honores al necio sientan bien.

2
Como gorrión o golondrina sin rumbo,
la maldición sin motivo no prospera.

3
Látigo para el caballo, ramal para el asno
y vara para la espalda de los necios.

4
No respondas al necio con su insensatez
no sea que también tú te vuelvas como él.

5
Responde al necio por su insensatez
no vaya a presumir de sabio.

6
Se amputa los pies y se busca problemas
quien envía mensajes por medio de necios.

7
Como fallan las piernas al cojo,
así el proverbio en boca de necios.

8
Como atar una piedra a la honda,
así es rendir honores a un necio.

9
Cardo en manos de borracho,
el proverbio en boca de necios.

10
Arquero que hiere a cualquier transeúnte,
quien contrata a necio o vagabundo.

11
Como el perro que lame su vómito,
el necio que repite sus sandeces.

12
Más se puede esperar de un necio
que de alguien que presume de sabio.

13
Dice el perezoso: “¡Hay un león en el camino!
¡Una fiera en medio de la calle!”.

14
La puerta gira en sus bisagras,
el perezoso da vueltas en su cama.

15
El perezoso mete la mano en el plato,
pero le cansa llevarla a su boca.

16
El perezoso se cree más sabio
que siete que saben responder.

17
Tira de las orejas a un perro
quien va de paso y se mete en riña ajena.

18
Como un loco que dispara
flechas y saetas mortales,

19
así es el que engaña a su prójimo
y luego dice que todo era broma.

20
Cuando falta la leña, se apaga el fuego;
donde no hay chismosos, se acaban las riñas.

21
Con carbón se hacen brasas y con leña fuego,
las peleas las atiza el camorrista.

22
Las palabras del calumniador son golosinas,
penetran hasta lo más profundo.

23
Baño de plata en vasija de barro
son los labios melosos con mala intención.

24
Disimula al hablar el que odia,
pero en su interior alberga engaño;

25
aunque te hable con dulzura, no te fíes;
su mente esconde siete maldiciones;

26
aunque oculte su odio con astucia,
su maldad quedará probada en público.

27
En la fosa que cavas caerás,
la piedra que ruedas te aplastará.

28
Lengua mentirosa tortura a sus víctimas,
boca aduladora lleva a la ruina.

27

1

No presumas del mañana,
pues no sabes lo que el hoy dará de sí.

2
Que sea otro quien te alabe y no tú;
un extraño y no tú mismo.

3
Es pesada la piedra y es pesada la arena;
más que ambas, la ira del tonto.

4
Cruel es la furia e impetuosa la cólera;
mas ¿quién puede resistir a la envidia?

5
Más vale reprensión manifiesta
que amistad encubridora.

6
Leales son los golpes de amigo,
falaces los besos de enemigo.

7
Estómago harto pisotea la miel,
estómago hambriento endulza lo amargo.

8
Como pájaro que vuela del nido
es la persona que vuela de su hogar.

9
Perfume e incienso alegran el corazón,
consejo de amigo endulza la vida.

10
No abandones al amigo, ni al tuyo ni al de tu padre;
no vayas con tus problemas a casa de tu hermano.
Más vale vecino cerca que hermano lejos.

11
Hazte sabio, hijo mío, y me harás feliz;
podré así replicar a mi ofensor.

12
El prudente ve el peligro y se esconde;
los incautos se arriesgan y lo pagan.

13
Quítale el vestido por ser fiador de extraños,
tómale prenda pues avaló a un desconocido.

14
Quien de madrugada saluda a gritos al vecino
es igual que si lo estuviera insultando.

15
Da lo mismo mujer pendenciera
que gotera incesante en día de lluvia;

16
contenerla es contener al viento
y recoger aceite con la mano.

17
El hierro se aguza con hierro;
la persona, en contacto con su prójimo.

18
Quien cuida una higuera come su fruto,
quien vela por su amo recibe honores.

19
Como el agua es espejo del rostro,
la conciencia lo es del ser humano.

20
Abismo y Perdición son insaciables,
e insaciables son los ojos del ser humano.

21
La plata se refina en el crisol, el oro en el horno;
a una persona la pone a prueba quien la alaba.

22
Aunque machaques al necio en un mortero,
no le quitarás su necedad.

23
Conoce bien el estado de tu ganado
y presta atención a tus rebaños,

24
pues no es eterna la riqueza,
ni dura para siempre la fortuna.

25
Cuando brote la hierba, crezca el pasto
y se siegue el heno de los prados,

26
los corderos te proporcionarán vestido
los cabritos dinero para un campo;

27
las cabras te darán leche suficiente
para alimentarte a ti y a tu familia,
y para mantener a tus criadas.

28

1

El malvado huye sin que lo persigan,
el justo se siente seguro como un león.

2
En país revuelto todos quieren mandar,
el inteligente y experto mantienen el orden.

3
El pobre que explota a otro pobre
es como aguacero que deja sin pan.

4
Los que violan la ley aplauden al malvado,
quienes la observan se enfrentan con él.

5
Los malvados no entienden el derecho,
los que buscan al Señor lo entienden todo.

6
Más vale ser pobre y honrado
que millonario pervertido.

7
Quien observa la ley es hijo inteligente,
quien anda de juerga deshonra a su padre.

8
Bienes acumulados con usura e interés
serán para quien se apiada de los pobres.

9
Quien cierra su oído para no oír la ley
verá su oración aborrecida.

10
Quien extravía a los rectos por mal camino,
acabará cayendo en su propia fosa.

11
El rico presume de sabio,
el pobre inteligente lo desenmascara.

12
Cuando triunfan los justos, hay gran celebración;
cuando prevalecen los malvados, todos se esconden.

13
El que oculta sus delitos no prosperará;
quien los reconoce y se enmienda, obtendrá compasión.

14
Dichoso quien vive siempre vigilante,
el contumaz caerá en desgracia.

15
León rugiente y oso hambriento,
el malvado que explota a un pueblo desvalido.

16
Gobernante insensato aumenta la opresión,
el que odia la rapiña alargará su vida.

17
El abrumado por un asesinato
huye hasta la tumba sin que se lo impidan.

18
Quien procede sin tacha se salvará,
el pervertido caerá en la fosa.

19
Quien cultiva su tierra se hartará de pan,
quien persigue quimeras se hartará de miseria.

20
La persona fiel será colmada de bendiciones,
quien se enriquece rápido no quedará impune.

21
No está bien discriminar personas;
por un trozo de pan se comete un delito.

22
El avaro se apresura a enriquecerse
y no sabe que le aguarda la miseria.

23
Quien reprende será al final más apreciado
que el de lengua aduladora.

24
El que roba a sus padres, diciendo: “No es delito”,
es cómplice de delincuentes.

25
El ambicioso provoca peleas,
quien confía en el Señor prosperará.

26
Quien confía en sí mismo es un necio,
quien actúa con sabiduría se salvará.

27
Quien da al pobre no pasará necesidad,
a quien lo ignora le lloverán maldiciones.

28
Cuando triunfan los malvados, todos se esconden;
cuando perecen, aumentan los justos.

29

1

El reprendido que no cambia
será aniquilado pronto y sin remedio.

2
Cuando gobiernan los justos, el pueblo disfruta;
cuando manda el malvado, el pueblo sufre.

3
El que ama la sabiduría alegra a su padre,
quien frecuenta prostitutas derrocha su fortuna.

4
Un rey justo sostiene a un país,
el partidario de sobornos lo arruina.

5
Persona que halaga a su prójimo
tiende una trampa ante sus pies.

6
El delito es la trampa del malhechor,
el justo da gritos de alegría.

7
El justo respeta los derechos del pobre,
el malvado ni siquiera los conoce.

8
Los provocadores agitan la ciudad,
los sensatos calman los ánimos.

9
Si un sabio pleitea con un necio,
se enfade o se ría, nada logrará.

10
Los sanguinarios odian al honrado,
los rectos se preocupan por él.

11
El necio da rienda suelta a sus pasiones,
el sabio acaba dominándolas.

12
Al gobernante que hace caso de calumnias,
todos sus servidores le parecen malvados.

13
En una cosa coinciden pobre y explotador:
ambos reciben del Señor la vista.

14
Rey que juzga con justicia a los pobres
afirma su trono para siempre.

15
Vara y corrección dan sabiduría,
muchacho consentido avergüenza a su madre.

16
A muchos malvados, muchos delitos;
mas los justos verán su caída.

17
Corrige a tu hijo y vivirás tranquilo,
te colmará de satisfacciones.

18
Cuando no hay profecía,
el pueblo se desmanda;
dichoso el que cumple la ley.

19
Con palabras no se corrige al siervo,
pues entiende pero no hace caso.

20
Más se puede esperar de un necio
que de un charlatán apresurado.

21
Esclavo mimado desde niño
acabará siendo desagradecido.

22
El furioso provoca peleas
y el violento acumula delitos.

23
El orgulloso termina humillado,
el humilde conseguirá honores.

24
El cómplice del ladrón se hace daño a sí mismo:
oye la maldición, pero no lo delata.

25
El temor humano es una trampa,
quien confía en el Señor está a salvo.

26
Muchos buscan el favor del gobernante,
pero sólo el Señor imparte justicia.

27
Los justos detestan al criminal,
el malvado al que se porta rectamente.

30

1

Palabras de Agur, hijo de Jaqué, de Masá. Oráculo de este hombre.

Me he fatigado, oh Dios, y estoy agotado.

2
Nadie hay más estúpido que yo,
no tengo inteligencia humana.

3
No he aprendido sabiduría,
no conozco la ciencia santa.

4
¿Quién subió hasta el cielo y luego bajó?
¿Quién encerró el viento en su puño?
¿Quién recogió el mar en su vestido?
¿Quién estableció los confines de la tierra?
¿Sabes cuál es su nombre y el de su hijo?

5
Toda palabra de Dios es digna de crédito,
es un escudo para cuantos confían en él.

6
No añadas nada a sus palabras,
no sea que te corrija y demuestre tu mentira.

7
Dos cosas te he pedido,
concédemelas antes de morir:

8
aleja de mí la falsedad y la mentira;
y no me des pobreza ni riqueza,
sino sólo el alimento necesario;

9
no sea que, si estoy saciado, reniegue de ti
y diga: “¿Quién es el Señor?”;
y si estoy necesitado, me dedique a robar
y a ofender así el nombre de mi Dios.

10
No acuses a un criado ante su amo,
pues te maldecirá y lo pagarás.

11
Hay gente que maldice a su padre
y no bendice a su madre;

12
hay gente que se cree pura
y no ha lavado sus manchas;

13
hay gente de ojos altivos,
gente cuya mirada es altanera.

14
Y hay gente con espadas por dientes
y cuchillos en lugar de muelas
para devorar a los humildes del país
y a los pobres de la tierra.

15
La sanguijuela tiene dos hijas
y las dos se llaman “dame”.
Hay tres cosas insaciables
y una cuarta que nunca se harta:

16
abismo, vientre estéril,
tierra sedienta de agua
y fuego que nunca se harta.

17
Quien mira a su padre en son de burla
y desprecia a su anciana madre,
los cuervos le sacarán [los ojos]
y será devorado por los buitres.

18
Hay tres cosas que me desbordan
y una cuarta que no comprendo:

19
el rastro del águila por el cielo,
el rastro de la serpiente sobre la roca,
el rastro del barco en alta mar
y el rastro del hombre en la mujer.

20
Este es el proceder de la adúltera:
come, se limpia la boca y dice:
“¡No he hecho nada malo!”.

21
Tres cosas hay que hacen temblar la tierra
y una cuarta que no puede soportar:

22
esclavo que llega a rey,
necio sobrado de alimento,

23
arpía que caza marido
y criada que hereda de su ama.

24
Hay cuatro pequeños seres en la tierra
que son más sabios que los sabios:

25
las hormigas, pueblo débil
que en verano asegura su alimento;

26
los tejones, pueblo sin fuerza
que hace madrigueras en la roca;

27
las langostas, que no tienen rey
y avanzan todas bien organizadas;

28
la lagartija, que la atrapas con las manos
y habita en palacios reales.

29
Hay tres seres de paso garboso
y un cuarto de airoso caminar:

30
el león, el animal más fuerte
que ante nada retrocede,

31
el gallo orgulloso, el macho cabrío,
y el rey al frente de su pueblo.

32
Si hiciste el tonto presumiendo
y has reflexionado, cierra la boca;

33
apretar la leche produce manteca,
apretar la nariz produce sangre,
apretar la ira produce riñas.

31

1

Palabras de Lemuel, rey de Masá, que le enseñó su madre.


2
¿Qué decirte, hijo mío,
hijo de mis entrañas,
hijo de mis promesas?

3
Que no entregues tu energía a las mujeres,
ni tu vigor a las que pierden a reyes.

4
No es digno de reyes, Lemuel,
no es digno de reyes beber vino,
ni de gobernantes consumir licores;

5
pues, si beben, olvidan la ley
y traicionan a los más humildes.

6
Dad alcohol al desesperado
y vino al que está amargado:

7
que beba y olvide su miseria,
que no se acuerde más de sus penas.

8
Habla por el que no puede hablar,
sal en defensa de los desvalidos;

9
habla para juzgar con justicia
y para defender a humildes y pobres.

10
¿Quién encontrará a una mujer ideal?
Vale mucho más que las piedras preciosas.

11
Su marido confía plenamente en ella
y no le faltan ganancias.

12
Le da beneficios sin mengua
todos los días de su vida.

13
Adquiere lana y lino
y los trabaja con finas manos.

14
Es como un barco mercante
que de lejos trae provisiones.

15
Se levanta cuando aún es de noche
para dar de comer a su familia
y organizar a sus criadas.

16
Examina y compra tierras,
con sus ganancias planta viñas.

17
Se arremanga con decisión
y trabaja con energía.

18
Comprueba si sus negocios van bien
y de noche no apaga su lámpara.

19
Sus manos se aplican al telar
y sus dedos manejan la aguja.

20
Tiende sus manos al necesitado
y ofrece su ayuda al indigente.

21
No teme por su familia cuando nieva,
pues todos los suyos van bien abrigados.

22
Fabrica sus propias mantas
y se viste con las telas más finas.

23
Su marido es conocido en la ciudad
y se sienta con los ancianos del lugar.

24
Teje y vende prendas de lino
y provee de cinturones al comerciante.

25
Va vestida de fuerza y dignidad
y mira con optimismo el porvenir.

26
Abre su boca con sabiduría
y su lengua instruye con cariño.

27
Vigila la marcha de su casa
y no come el pan de balde.

28
Sus hijos se apresuran a felicitarla
y su marido entona su alabanza:

29
“Muchas mujeres han hecho proezas,
¡pero tú las superas a todas!”.

30
Engañoso es el encanto y fugaz la belleza;
la mujer que respeta al Señor es digna de alabanza.

31
Recompensadle el fruto de su trabajo
y que sus obras publiquen su alabanza.